Sentido y Hecho en El Derecho - Wroblewski, Jerzy
Sentido y Hecho en El Derecho - Wroblewski, Jerzy
Sentido y Hecho en El Derecho - Wroblewski, Jerzy
Edición al cuidado de
Carlos Antonio Agurto Gonzáles
Sonia Lidia Quequejana Mamani
Benigno Choque Cuenca
Título: Sentido y hecho en el derecho
© Jerzy Wróblewski
Traducción a cargo de
Francisco Javier Ezquiaga Ganuzas
Juan Igartua Salaverría
Edición: 2018
ISBN: 978-956-392-260-8
Índice
Capítulo I
Enunciados valorativos en el derecho: una aproximación analítica a la
axiología jurídica
I. Introducción........................................................................................................ 19
II. Enunciados valorativos.................................................................................... 20
III. El concepto mínimo de derecho..................................................................... 22
IV. Enunciados valorativos en el derecho........................................................... 24
V. Conclusiones generales..................................................................................... 37
Capítulo II
Capítulo III
Ideología de la aplicación judicial del derecho
I. Introducción......................................................................................................... 55
II. El papel de las valoraciones en la aplicación del derecho............................ 56
III. Ideología de la aplicación judicial del derecho............................................ 59
IV. Ideología de la decisión vinculada................................................................ 60
V. Ideología de la libre decisión judicial............................................................. 62
VI. Ideología de la decisión legal y racional....................................................... 65
VII. Conclusión....................................................................................................... 67
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Jerzy Wróblewski
Capítulo IV
El problema del sentido de la norma jurídica
I ................................................................................................................................ 69
II ............................................................................................................................... 78
III ............................................................................................................................. 80
Capítulo V
Base semántica de la teoría de la interpretación jurídica
I................................................................................................................................. 84
II................................................................................................................................ 85
III.............................................................................................................................. 93
Capítulo VI
Lenguaje jurídico e interpretación jurídica
Capítulo VII
La interpretación en el derecho: teoría e ideología
I. Introducción...................................................................................................... 113
II. El concepto de interpretación jurídica.......................................................... 114
III. Teoría descriptiva de la interpretación jurídica......................................... 116
IV. La ideología de la interpretación jurídica................................................... 123
V. Conclusión........................................................................................................ 128
Capítulo VIII
El razonamiento en la interpretación jurídica
Capítulo IX
El papel de los principios del derecho en la teoría e ideología de la
interpretación jurídica
I. Introducción...................................................................................................... 153
8
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo X
La prueba jurídica: axiología, lógica y argumentación
I. Introducción....................................................................................................... 173
II. El esquema analítico de la prueba jurídica................................................... 174
III. La regulación normativa de la prueba jurídica.......................................... 178
IV. Conclusión: la decisión probatoria y su justificación................................ 191
Capítulo XI
Los hechos en el derecho
I. Introducción....................................................................................................... 193
II. Hechos determinados descriptivamente y hechos determinados
valorativamente.................................................................................................... 195
III. Hechos determinados positivamente y hechos determinados
negativamente....................................................................................................... 199
IV. La determinación de los hechos determinados de modo simple y de
modo relacional.................................................................................................. 201
V. Los hechos en el derecho. Observaciones finales........................................ 203
Capítulo XII
El problema de la así llamada verdad judicial
I. Introducción....................................................................................................... 207
II. Los hechos en el derecho................................................................................ 208
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Jerzy Wróblewski
Capítulo XIII
Concepto y función del precedente en sistemas de statutory law
I............................................................................................................................... 219
II.............................................................................................................................. 222
III............................................................................................................................ 225
Capítulo XIV
Problemas teóricos e ideológicos en el control de la decisión judicial
I. Introducción....................................................................................................... 233
II. Márgenes en la decisión.................................................................................. 234
III. El control de la decisión judicial y la responsabilidad judicial................ 240
10
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Jerzy Wróblewski
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2. A fin de que las cosas queden puestas en su punto, no están de más unas
líneas que apuntan a propósitos varios pero necesarios.
Este libro es una colección de artículos publicados en inglés (la mayoría) o
en francés. La traducción de estos últimos ha sido asumida íntegramente por
mi colega Francisco Javier EZQUIAGA GANUZAS.
En la versión de la literatura en inglés han intervenido varias manos; la
más protagonista y la menos experta, sin duda, la mía. Reconozco que el texto
castellano resultante es de una obvia monotonía lexical como para que pase
desapercibida y, en ocasiones, de una dudosa sintaxis. Sin embargo, en nuestro
descargo (en el mío, sobre todo) habrá de advertirse que, por encima de todo,
se ha primado la fidelidad al texto wróblewskiano sobre un hipotético brillo
literario, por entender que así procede comportarse con unos estudios, como
los presentes, de una evidente y cuidada factura analítica.
En cualquier caso, cúmpleme notar que la mecanografía en lengua castellana
fue revisada por el propio WRÓBLEWSKI. De las correcciones sugeridas por
él y de dejar el producto listo para la imprenta, nos hemos ocupado el ya
mentado EZQUIAGA y yo.
Aunque la natural reserva del profesor Iñaki MAIZA ADURIZ no suele
simpatizar con los agradecimientos públicos, quede constancia de que él
nos procuró condiciones indispensables para llevar a efecto esta traducción.
Gracias le sean dadas.
Mi compañero de Facultad y activo director del Laboratorio de
Sociología Jurídica, Francisco Javier CABALLERO HARRIET, ha corrido
desinteresadamente con la edición de este libro. Él sabe que cuenta con mi
reconocimiento. No sólo por esto, evidentemente.
Introducción
Jerzy WRÓBLEWSKI
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Sentido y hecho en el derecho
Abreviaturas
17
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo I
I. Introducción
1. Generalmente se acepta la tesis de que el derecho está estrictamente
relacionado con valoraciones. Esto es así a pesar de la existencia de
diferencias teóricas fundamentales referentes a la definición del derecho y a la
identificación y características de las valoraciones en cuestión. Es evidente que
el legislador tiene que valorar al formular los textos del derecho positivo; que
cualquier autoridad que aplique el derecho, por lo general, tiene que valorar
pese a cualquier intento de excluir márgenes de maniobra decisionales.
La universalidad de las valoraciones en el derecho está unida, con todo,
al hecho patente de la variedad de contenidos de los enunciados valorativos.
Las diferencias entre estos enunciados da origen a controversias en las que
utilizando varias clases de argumentos se intentan justificar los valores
seleccionados y rechazar los otros. La variedad de fines y medios por los que
el legislador opta y la oposición entre ideologías inherentes a las actividades
de aplicación del derecho pueden expresarse en o adscribirse a divergentes
filosofías y axiologías.
En este estudio, intentaremos presentar una estructura analítica de una
topología básica de enunciados valorativos en el derecho e indicar sus
fundamentos filosóficos. Se utiliza la aproximación analítica en un nivel
metateórico de la reflexión más general sobre el derecho. En este nivel,
todo el panorama del discurso jurídico se tiene en cuenta sin demostrar las
preferencias teóricas y filosóficas del autor. La aproximación metateórica
determina un más bien alto nivel de abstracción del presente análisis; éste
es el precio que se paga por comparar diversas teorías jurídicas en lugar de
diseñar una sola.
2. Para analizar problemas de enunciados valorativos en el derecho, hay que
identificar estos enunciados y adelantar un “concepto mínimo de derecho”.
Después se puede proceder a un análisis de los enunciados valorativos y
presentar su tipología. Nuestra tesis afirma que la fundación axiológica de estos
enunciados depende de su justificación y, por consiguiente, concentraremos
el análisis en la selección de cuatro tipos de enunciados valorativos en el
derecho y su fundamento filosófico.
19
Jerzy Wróblewski
2 Cf., el clásico texto de C. K. Ogden y L. A. Richards, The Meaning of Meaning, Nueva York,
1959, cap. X; R. Jacobson, Essais de linguistique genérale, Paris, 1963, pp. 87-102. En la teoría
de los actos del lenguaje, la terminología de las funciones ha sido reemplazada por las
taxonomías diferentes de los actos del lenguaje, p. ej.: veridictivo, expositivo, ejercitivo,
performativo, etc.; J. L. Austin o los otros; J. Searle. Cf. M. van de Kerchove, “La théorie
des actes de langage et la théorie de l’interprétation juridique”, en P. Amselek (ed.).
Théorie des actes de langage, éthique et droit, París, 1986, pp. 233-238.
20
Sentido y hecho en el derecho
21
Jerzy Wróblewski
5 Se puede preguntar también si es posible dar una definición del derecho sin tener que
responder a todos los problemas de la teoría jurídica, cf. S. Jörgensen, Recht und Gesellschaft,
Gotinga, 1971, p. 38.
6 Para los conceptos de derecho sistémico y derecho operativo cf. J. Wróblewski, “Modelli
di sistemi giuridici e potenzialità deliinformatica giuridica” / en / Informatica e diritto,
2, 1978, Logica, informatica e diritto, 1.1, pp. 56-65; idem, “Operative Models and Legai
System” / en / Artificial Intelligence and Legal Information Systems, vol. I, C. Ciampi (ed.),
Amsterdam-Nueva York-Oxford, 1982.
22
Sentido y hecho en el derecho
23
Jerzy Wróblewski
para resolver un problema ético o deontológico / cf. U. Scarpelli, “Gli orizzonti della
giustificazione” en L. Gianformaggio y E. Lecaldano ed.. Etica e diritto, Roma-Bari, 1986,
p. 26 y passim / bien en el sentido lógico de dar razones para una enunciación I cf. i.
Wróblewski, “Livelli di giustificazione delle decisioni giuridiche”, ibidem, pp. 204-206 y
passim; L. Gianformaggio, “Sul senso della giustificazione morale e giuridica”, ibidem /.
9 Nuestra concepción, sin embargo, se apoya en la observación del credente papel del
“diritto giurisprudenziale” y de la merma del impacto de normas generales promulgadas
en los sistemas de stalutory law; cf. U. Scalpelli, “Introduzione...”, pp. 411 -415; cf. también
el capítulo 13 de este libro.
10 Cf. el capítulo 4 de este libro. A. Ross omite, sin embargo, el adjetivo “debido” al definir el
significado de norma, cf. A. Ross, Directives and Norms, Londres, 1968, § 9.
24
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25
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13 Para los conceptos de validez utilizados en este capítulo cf. J. Wróblewski, “Tre concetti
di validità”, RTDP 2, 1982; Id. “Three Concepts of Validity”, TD 5-6, 1982 y lit cit.; Id.
“Paradigms of Justifying Legal Decisions”, en A. Peczenik y otros (ed.), Theory of Legai
Science, Dordrecht- Boston-Londres, 1984, pp. 259-260; Id. “Fuzzines of legai System”, en
Essays in Legai Theory In Honor of Kaarle Malckonen, XVI Oikeustiede Jurisprudentia, 1983,
pp. 319-322, 326-329; Id. “Concepts of Legai Systems and Conceptions of Validity”, AUL
24, 1986; A. Aarnio, Philosophical Perspectivas in Jurisprudence, Helsinki, 1983 cap. 7; A.
Zippelius, Rechtsphilosophie, Munich, 1982, §6; E. Pattaro, Filosofia del diritto. Diritto. Scienza
giuridica, Bolonia, 1978, cap. II. 7-10; A. Peczenik, “The Concept of Valid Law”, Scandinavian
Studies in Law, 1972; S. L. Paulson. “Neue Grundlagen für einen Begriff der Rechtsgeltung”,
ARSP1, 1979; para la concepción normativista cf. O. Weinberger, Nonnentheorie als Grundlage
der Jurisprudenz und Ethik, Berlin, 1981, parte IV; E. Pattaro, Lineamenti per una teoria del
diritto, Bolonia, 1985, cap. IV; para una concepción analítica p. ej. J. Raz, The Authority of
Law, Oxford, 1983, cap. II. 8; para una concepción realista, E. Pattaro, Lineamenti... cap. VII.
4, 5, VIII. 4-7; M. D. Farrel, Hacia un criterio empírico de validez, Buenos Aires, 1972; A. S.
Summers, Instrumentalism and American Legal Theory, Ithaca-Londres, 1982, cap. 5,5.
14 Cf. J. Wróblewski, “Modelli...”, pp. 60-63. El tema discutido es el de la derogación, cf. en
general A. Giuliani, L'applicazione della legge, Rimini, 1983, parte II, cap. 3; C. E. Alchourrón
y E. Bulygin, Sobre la existencia de las normas jurídicas, Valencia, 1979, cap. 10, 14-17; A.
Martino, “Derogations of Norms and Decidability in Legal Orders”, en Deontic Logic,
Computational Linguistics and Legal Information Systems, vol. II, ed. A. Martino, Amsterdam-
Nueva York-Oxford, 1982; C. E. Alchourrón,”Normative Order and Derogation”, ibidem.
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Sentido y hecho en el derecho
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Jerzy Wróblewski
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Sentido y hecho en el derecho
más relevantes en que aparecen las valoraciones, pero sin cuestionarnos sobre
su base en un sentido filosófico.
La base en cuestión no depende del tipo de expresiones jurídicas, p. ej. de
una norma jurídica general o de una clase particular de decisión justificada.
Esta base se relaciona con un nivel de análisis más fundamental e igualmente
más abstracto, es decir, con el tipo de valoración mismo que depende de su
justificación, si la hay. Hay cuatro tipos de enunciados valorativos que se
identifican según sus tipos de justificación.
Se dan cuatro formas principales en las que un objeto X puede ser valor
y, por tanto, cuatro tipos de enunciados valorativos18: X puede ser valorado
independientemente de cualquier justificación (enunciado valorativo
primario) o puede justificarse por relativización a algún sistema axiológico
(enunciado valorativo sistémicamente relativizado) o a alguna relación
empírica con otro objeto y, tanto una relación condicional (enunciados
valorativos condicionalmente relativizados) como una relación instrumental
(enunciados valorativos instrumentalmente relativizados). Los dos
enunciados mencionados en último lugar pueden justificar X en relación a Y
que es axiológicamente neutral o valorable en sí mismo.
Esta tipología puede aplicarse a cualquier grupo de enunciados valorativos
del derecho señalados anteriormente. En lo sucesivo, demostraré esta
aplicación teniendo presente la base filosófica de los tipos de estos enunciados
y su referencia al derecho.
19. Los enunciados valorativos primarios tienen la fórmula estándar: “X
es a-valorable” donde en lugar de X se pone un nombre o una descripción
del objeto de valoración. El predicado “a-valorable” significa una adscripción
de un valor a X sin ninguna justificación en un discurso dado. La fórmula ex
definitione no está justificada en ninguno de los significados de “justificación”,
ya que una significación quiere decir aportar algunos argumentos. No hay
argumentos que soporten un enunciado valorativo primario.
Filosóficamente, los enunciados valorativos primarios presentan diferentes
características según los enfoquemos con el esquema del cognitivismo o del
no-cognitivismo. Para el primero, el enunciado en cuestión es una proposición
que se basa en alguna verdad intuitiva, esencial o existencial comprobada
por los criterios formulados en una filosofía determinada. Para el segundo, el
enunciado en cuestión expresa fenómenos de valoración básica o de opciones
valorativas básicas; son “básicas” para un individuo o para una cultura dada
en el sentido de que son aceptadas o rechazadas sin ningún argumento. Es
una quaestio facti saber si estos enunciados pertenecen a esta categoría.
Si los enunciados valorativos están ordenados en un sistema axiomático
o cuasiaxiomático, los enunciados valorativos primarios aparecen como
sus axiomas. La posibilidad de ordenarlos de esa manera es, con todo,
controvertida pero, por lo general, la posición adoptada en este asunto no
está necesariamente determinada por la aceptación del cognitivismo o del
no-cognitivismo. En este contexto, el término “a-valorable” puede entenderse
como “axiomáticamente valorable”.
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19 W. Friedmann, Legal Theory, Londres, I960, p. 43, escribía: La historia del derecho natural
es un relato de la búsqueda de la justicia absoluta por parte del género humano y de su
fracaso”.
20 Cf. O. Weinberger, “Uber schwache Naturrechtslehren”, en Ius Humanitatis, Berlín, 1980.
21 S. Cotta, Itinerari esistenziali del diritto, Nápoles, 1972; Id. “Le droit at-il une fonction
propre?” ARSP, Beiheft 8, NF; Id. Il diritto nell’esistenza. Linee di ontofenomenologia giuridica,
Milán, 1985; Id. “Uomo e natura”, lustitia 1, 1972; E. g. C. Cossio, La teoría egológica del
derecho y el concepto jurídico de libertad, Buenos Aires, 1964, cap. II (5); Id. El derecho en el
derecho judicial, Buenos Aires, 1973, Apéndice del capítulo V, pp. 253 ss.
22 Ver capítulo 7 de este libro.
30
Sentido y hecho en el derecho
23 E. g. N. Bobbio, Studi..., p. 44 s.
24 Así parece estar tratada la relación teleologica en O. Weinberger, Rechtslogik, Viena-Nueva
York, 1970, pp. 295, 300; Ch. y O. Weinberger, Logik, Semantik, Hermeneutik, Munich, 1979,
cap. 8.1-8.3.; R. S. Summers, Instrumentalism... cap. 2.
25 Cf. en general E. Leniewicz, Directywy praktyczne, Konstrukcia i uzasadnienie (Directivas
Prácticas, Construcción y Justificación), Varsovia, 1971, cap. II; von Wright afirma que la
relación de la norma técnica con la verdad y la falsedad”... no es clara para mí” (G. H. von
Wright, Norm and Action, Londres, 1963, p. 103).
26 E. Leniewicz, op. cit., p. 46 ss.; cf. también J. Lande, Studia zfdozofu prawa (Estudios de
filosofía jurídica), Varsovia, 1959, pp. 391, 741 ; G. H. von Wright, The Varieties of Goodness,
Londres, 19642, cap. II (5,6); A. Aarnio, Denkweisen der Rechtswissenschaft, Viena-Nueva
York, 1979, p. 89 ss.; G. Fassò, Società, legge, ragione, Milán, 1974, cap. VI, esp. p. 266 ss.;
A. Schreiber, “Logica deontica e teoria di validità”, en Logica deontica e semantica, ed. G. di
Bernardo, Bolonia, 1977, p. 326 ss.
27 E. g. R. M. Hare, The Language of Morals, Oxford, 1964, p. 98 ss., 103; la tesis está vinculada a
la relación entre “lo bueno instrumental “y” lo bueno intrínseco”, ibid., p. 139; parece que este
punto de vista les puede ser adscrito también a aquellos que sitúan las “normas instrumentales”
dentro del campo del discurso normativo, e. g. K. Opalek, Z teorii... pp. 194-201.
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Jerzy Wróblewski
32
Sentido y hecho en el derecho
e instrumentales de decisión y otros valores adscritos a los fines para los que
debe utilizarse la decisión30.
Podemos concluir, así, que en el derecho son altamente relevantes los
enunciados valorativos complejos e instrumentalmente relativizados, y que
las características de estos enunciados dependen de actitudes filosóficas
básicas.
21. Existen también enunciados valorativos que se basan en la relación de
condición necesaria (enunciado débil) y de condición necesaria y suficiente
(enunciado fuerte).
El enunciado simple y débil condicionalmente relativizado tiene la fórmula
estándar: “X es wc-valorable como una condición necesaria de Y”. La relación
empírica en cuestión tiene lugar cuando: (a) si X existe, entonces Y existe o no
existe; (b) si no hay X, entonces no hay Y.
El complejo corolario del enunciado simple en cuestión tiene la fórmula
estándar: “X es wc-valorable como una condición necesaria de Y que es
x-valorable”. La diferencia, al igual que en el caso análogo de los enunciados
instrumentalmente relativizados, consiste en una valoración de Y, que puede
interferir con la wc-valoración de X.
El enunciado valorativo simple y fuerte condicionalmente relativizado
tiene la fórmula estándar: “X es sc-valorable como una condición necesaria
y suficiente de Y”. La relación empírica entre X e Y de este tipo tiene lugar
cuando: (a) si X existe, entonces Y existe; (b) si no hay X, entonces no hay Y.
El enunciado valorativo complejo y fuerte condicionalmente relativizado
tiene la fórmula estándar: “X es sc-valorable como una condición necesaria y
suficiente de Y que es x-valorable”.
La aproximación filosófica a los enunciados valorativos condicionalmente
relativizados puede presentarse análogamente al análisis utilizado para los
enunciados instrumentalmente relativizados31. Así pues, podemos señalar
las construcciones proposicionales y no-proposicionales usando los mismos
argumentos. Parece, sin embargo, que hablar sobre los enunciados simples en
cuestión iría contra intuiciones de nuestra cultura: no se usan tales enunciados
valorativos condicionalmente relativizados, entonces son enunciados complejos.
En el derecho, los enunciados valorativos condicionalmente relativizados
no parecen jugar ningún papel importante, ya que la relación condicional
se adapta menos a las cuestiones jurídicas que la relación medios-fines. Por
otra parte, la relación medios-fines se usa para describir el comportamiento
humano más intuitivamente que el condicional, a pesar de que en algunas
presuposiciones el primero puede transformarse en el segundo. Hay, con
todo, dos excepciones a esta observación general.
Primeramente, la relación condicional es importante en el área de la
33
Jerzy Wróblewski
32 E. g. A. Peczenik Causes and Damages, Lund, 1979, cap. 1.2; 1.4; 10.2 y pp. 133, 204, 377 ss.
33 Cf. S. Cotta, “Le probléme de la justification des normes”, RIFD 1, 1979; Id. Giustificazione e
obbligatorietà delle norme, Milán, 1981, analizado por J. Wróblewski, “Problems of Objetive
Validity of Norms” R 1, 1983, y U. Scarpelli, “Gli orizzonti...” pp. 30-37; J. Wróblewski,
“Basic Axiological Problems...”, pp. 674-683; Id. “Law as an Instrument of Social
Homeostasis”, ARSP 1, 1981.
34 Para un análisis más detallado cf. J. Wróblewski, “Systematically Relativized Statements”,
L. A. 81, 1978.
34
Sentido y hecho en el derecho
35 Cf. discusión en G. Carcaterra, Il problema della fallada naturalistica, Milán, 1969, cap. V: Id.,
“La grande divisione si e no”, Rivista di filosofia 4,1976; E. Lecaldano, “Grande divisione legge
di Hume e ragionamiento in morale”, Ibidem; la teoria de los actos del lenguaje pretende
justificar esta inferencia, cf. J. Searle, “How to derive Ought from Is”, Philosophical Review 73,
1964, y R. Guastinl, “Cognitivismo Iúdico...”; Id. Lezioni sul linguaggio giuridico, Turín, 1985,
parte 1, cap. 3; cf. bibliografía en K. Grzegorczyk, “L'lmpact de la théorie des actes de langage
dans le monde juridique: essai de bilan”, en P. Amselek (ed.) Théorie... p.177.
36 Cf. A. Iwin, “Logika ocen obsolutnych” (Lógica de enunciados totalmente valorativos), en
Metaetyka, ed. I. Lazari-Pawlowska, Varsovia, 1975.
37 E. g. la negación de la existencia de cualquier AS tras el derecho H. Tapani Klami, op. cit.,
35
Jerzy Wróblewski
pp. 36, 55. El corolario de tal idea aparece en la así llamada “ética de situación”, cf., en
general, J. Messner, Das Naturrecht, Insbruk, Viena, Munich, 1960, p. 98 ss.
38 Cf. nota 21.
39 Cf. V. Frosini, Il diritto nella società tecnologica, Milán, 1981, parte I, cap. 3; J. Wróblewski,
“L'équité dans le système juridique polonais”, Rapports polonais présentés au VIII congrès
international de droit comparé, Varsovia, 1970, p. 294 ss., passim.
36
Sentido y hecho en el derecho
V. Conclusiones generales
23. En la cultura jurídica dominante hoy en los sistemas de statutory law,
se cuenta con una justificación de las normas generales creadas (derecho
sistémico) y de las decisiones jurídicas (derecho operativo). Debido a las
valoraciones inherentes a las actividades legislativa y de toma de decisión,
estas justificaciones, por lo general, implican enunciados valorativos. Estos
enunciados son enunciados valorativos primarios que ex definitione no están
justificados en un discurso jurídico determinado o están justificados por
relativización a algunos enunciados valorativos y/o normas.
La identificación de los tipos básicos de enunciados valorativos según
los tipos de justificación, han sido presentados en este trabajo usando una
aproximación analítica y metateórica. La tipología semiótica no es, sin
embargo, neutral respecto de la aproximación filosófica básica relacionada con
los fundamentos de las proposiciones valorativas. El dilema filosófico básico
está entre el cognitivismo y el no-cognitivismo y concierne a la naturaleza de
enunciados valorativos primarios no-relativizados. Esto influye también sobre
algunos asuntos concernientes a los enunciados valorativos relativizados.
Los temas básicos para el cognitivismo son el relativismo histórico de las
valoraciones, el formalismo de algunos conceptos de valores y los argumentos
persuasivos relacionados con conflictos axiológicos del pasado y del presente.
Para el no-cognitivismo las cuestiones vitales son las que tienen que ver con
los valores comúnmente aceptados en la cultura humana y los valores básicos
de la existencia humana desafiados por la hipótesis de la crisis ecológica o de
la destrucción de la guerra.
En el nivel del análisis semiótico, los enunciados valorativos se identifican
según su justificación, es decir, justificación instrumental, condicional y
sistémica. Cada tipo de justificación presenta problemas especiales y pueden
conectarse con los temas axiológicos básicos a los que nos hemos referido
antes.
Los asuntos analizados en el presente artículo son sólo una parte de la
axiología jurídica y han sido analizados según el esquema de la aproximación
analítica. Parece que esta aproximación es útil para señalar los tipos de
problemas que conciernen a la axiología jurídica operativa en el nivel de la
teoría jurídica. Esta aproximación, sin embargo, no puede solucionar estos
problemas en el nivel de abstracción que es apropiado para este tipo de
análisis.
37
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo II
39
Jerzy Wróblewski
4 E. g. A. Aarnio, On Legal Reasoning, Turku, 1977, partes II, III; A. Aarnio, R. Alexy, A.
Peczenik, “Grundlagen der juristischer Argumentation”, en W. Krawietz y R. Alexy
(ed .), Metatheorie juristischer Argumentation, Berlin, 1983; J. Wróblewski, “Towards
Foundations of Judicial Reasoning”, ibidem, Id. “Livelli...” op. cit.; A. Peczenik, The Basis
of Legal Justification, Lund, 1983; R. Alexy, Theorie juristischer Argumentation, Frankfurt
am Main, 1978, parte C; cf. la nota 7 del capítulo 1 de este libro. La óptica greimasiana
considera que el derecho está constituido por varios “sistemas semióticos” en interacción.
B. S. Jackson, Semiotics and Legal Theory, Londres-Boston, Melburne-Henley, 1985, pp. 276,
297, y entonces el razonamiento justificatorio deberá encontrar su propio lugar en esta
concepción, teniendo en cuenta los diferentes auditorios (pp. 284-287 ibidem).
5 Ver capítulo 3 de este libro.
40
Sentido y hecho en el derecho
darse las razones de una decisión6. En este momento, sólo me interesan los
problemas de justificación y los presentaré sobre la base de un análisis de
modelos teóricos de cada tipo de toma de decisión, concebida como una
actividad racional.
Los modelos teóricos en cuestión no son descripciones generalizadas, sino
más bien construcciones científicas que señalan los problemas esenciales que
quien toma la decisión ha de resolver si tiene que justificar sus decisiones en
un contexto decisional suficientemente complejo que implica controvertidos
asuntos de hecho y de derecho, los cuales no son tan fácilmente separables
como se creía de acuerdo con las teorías tradicionales y las instituciones
jurídicas correspondientes7.
4. Existen, hablando toscamente, cuatro clases de instrumentos lógico-
semióticos que usa o puede usar la teoría jurídica al enfrentarse a problemas
jurídicos: “análisis lógico”, lógica formal, lógica no formal y lingüística (general)8.
En este contexto, el “análisis lógico” se refiere a la manera de filosofar acerca
de fenómenos lingüísticos, representada en primer lugar por el neopositivismo
y después por las consecutivas fases de la filosofía de Wittgenstein y por la
filosofía oxoniense del lenguaje natural. Es discutible la inclusión o no inclusión
de esta filosofía en el inventario de instrumentos lógico-semióticos en torno
a los cuales estamos escribiendo. Parece que se requeriría una terminología
apropiada para solucionar este problema. Sin embargo, la influencia que esta
filosofía ha tenido y tiene en la teoría jurídica está lejos de toda duda9.
6 Cf. J. Wróblewski, Sadowe stosowanie prawa (Aplicación Judicial del derecho), Varsovia,
1972, caps. II, III; Idem, “Motivation de la décision judiciaire”, en Ch. Perelman y P. Foriers
(eds.), La motivation des décisions de justice, Bruselas, 1978.
7 Cf. Ch. Perelman, “La distinction du fait et du droit. Le point de vue du logicen”, en Le fait el
le droit, Bruselas, 1961 ; cf. también los otros estudios de ese volumen; Igualmente ver cap.
XI de este libro.
8 Cf. en general J. Wróblewski, “Metody logiczno-jezykowe wprawoznawstwie” (Métodos
lógico-semióticos en las ciencias jurídicas), en A. Lopatka ed., Metody badania prawa,
Breslavia-Varsovia-Cracovia-Gdansk, 1973, caps. II, III. El razonamiento jurídico es
considerado como justificatorio, p. ej. Μ. P. Golding, Legal Reasoning, Nueva York 1984,
cap. I; hay varios géneros de justificación, p. ej. por consecuencias N. MacCormick,
Legal Reasoning and Legal Theory, Oxford 1978, cap. VI; Id. “On Legal Decisions and their
Consequences: from Dewey to Dworkin”, New York University Law Review 2, 1983; o
por principios, p. ej. R. S. Summers, “Two Types of Substantive Reasons: The Core of
a Theory of Common Law Justification”, Cornell Law Review 5. 1978, o simplemente
por normas H. T. Klami, “Legal Justification and Control: Sociological Aspect of Legal
Philosophy” LP 4,1985. Para una discusión general, J. Wróblewski, “Justification through
Principies and Justification through Consequences”, en Reason in Law, congreso IVR,
Bolonia, 1984. Sobre el papel de la coherencia en la justificación. N. MacCormick, Legal
Reasoning... op. cit., caps. VII, VIII; Id., “Coherence in Legal Justification”, en W. Krawietz
y otros eds. Theorie der Normen, Berlín, 1984, que implica una justificación deductiva, N.
MacCormick, Legal Reasoning... op. cit., caps. II, III; y véase la nota 3 de este capítulo. No
debe confundirse la justificación ni con la heurística, p. ej. H.T. Klami, Legal Heuristics. A
Theoretical Skeleton, Vammala, 1982, parte I, ni con una sociología del discurso jurídico; A.
J. Arnaud, Critique de la raison juridique. Oú va la sociologie du droit?, París, 1982, cap. 3.3.
9 La postura más influyente en la Teoría jurídica analítica está representada por H. L.
41
Jerzy Wróblewski
La “lógica formal”, en este contexto, significa o bien una lógica formal alética,
o una lógica formal deóntica y normativa, o ambas cosas. El aspecto común
de cualquier lógica formal es que se presenta como un cálculo formalizado
que se “interpreta” (en el sentido lógico de esta palabra) de manera relevante
para un análisis del discurso jurídico. La diferencia entre la lógica alética,
por un lado, y la otra lógica formal, por el otro, estriba en que la primera
se relaciona con proposiciones y sus partes, así como con diversos tipos de
relaciones y clases conectados con el “mundo de los hechos”, mientras que la
segunda trata de normas y proposiciones sobre normas. La cuestión filosófica
consiste en saber si las normas son proposiciones y, en caso afirmativo, si la
lógica alética puede utilizarse en un discurso jurídico que implica normas
y valoraciones. En esta controversia están involucradas varias temáticas:
ontológicas, epistemológicas, axiológicas y metodológicas; pero están fuera
de la finalidad de este trabajo. Basta establecer que, más allá de una duda
razonable, al menos son relevantes para un discurso jurídico algunos tipos de
lógica formal10.
En este contexto, la “lógica no-formal” se refiere a la teoría de la
argumentación que hoy se manifiesta como la nouvelle rhétorique de la Escuela
de Bruselas o como una Tópica por parte de Th. Viehweg. El rasgo común de
la lógica no-formal consiste en que no puede ser formalizada y que describe
varias clases de argumentos en toda disputa en general, o en el discurso
jurídico en particular. Los argumentos de la lógica formal sólo son una parte
de los que se usan y se limitan a un campo más bien limitado en el que tengan
acogencia y verifiquen la validez formal del razonamiento. Pero esto no es
todo lo que se necesita para el análisis lógico-semiótico del discurso jurídico.
Hay algunas diferencias entre los dos tipos de lógica no-formal a la que
nos referimos, pero dada la limitación de nuestro objetivo, las ignoraremos
ahora11.
42
Sentido y hecho en el derecho
caps. XI, XIV, XVI; Idem, Logique juridique, op. cit.; Idem, L’empire... op. cit.; Th. Viehweg,
Topik und Jurisprudenz, Munich, 1965; A. Giuliani, Nouvelle rhétorique et logique du
langage normatif, LA 49-50,1970. Para la discusión cf. J. Stone, Legal Systems and Lawyers
Reasoning, Stanford, 1974, cap. VIII; Weinberger, op. cit., cap. XIV, puntos 4, 5; Id. “Topik
und die Plausibilitats-argumentation” ARSP 59, 1973;G. Struck, Topische Jurisprudenz.
Argument und Gemeinplatz in juristischer Arbeit; Frankfurt, 1971; M. Taruffo, La motivazione
della sentenza civile, Padua, 1975, cap. IV, puntos 2, 3, y lit. cit.; W. A. Stoeckli, “Topic and
Argumentation. The Contribution of Viehweg and Perelman in the Field of Methodology
Applied to Law” ARSP, vol. 54, 1968; Gianformaggio Bastida, Gli argomenti di Perelman:
dalla neutralità dello scienziato all ‘imparzialità del giudice, Milán, 1973; Id. “Modelli di
ragionamento giuridico. Modello deduttivo, modello induttivo, modello retorico”, en U.
Scarpelli (ed.), Teoria generale... op. cit., J. Wróblewski, “Logique juridique et théorie de
l’argumentation de Ch. Perelman”, en G. Haarscher y L. Ingber, Justice et Argumentation,
Bruselas, 1986; H. Battiffol, “Lajustification en droit dans la pensée de Chaim Perelman”,
ibidem; O. Ballweg, “Phronetik, Semiotik und Rhetorik”, en O. Ballweg y T. M. Seibert
(ed.), Rhetorische Rechstheorie, Friburgo-Munich, 1982; H. Rodingen, “Von der Rationalitàt
der Topik”, ibidem; J. M. Broekman, “Rechtsfindung als discursive Strategie”, ibidem; T.
M. Seibert, “Fall, Regel und Topos”, ibidem; G. Struck, “Rhetorik und Prozeestheorie”,
ibidem; sobre el retomo a la dialéctica clásica M. Villey, Philosophie du droit II. Les moyens du
droit, París, 1984, título 1; sobre la concepción pragmática véase H. Rodingen, Pragmatik
der juristischer Argumentation, Munich, 1977. Sobre las descripciones de los razonamientos
jurídicos, p. ej. R. Guastini, “Produzione di norme a mezzo di norme”. Un contributo
all’analisi del ragionamento giuridico”, en L. Gianformaggio y E. Lecaldano, Etica... op.
cit.; J.L. Bergel, Théorie genérale du droit, París, 1985, parte 2, título II, cap. II; S. Jorgensen,
Values in Law, Kobenhavn, 1978, cap. 7.
12 Contra la reducción de la “lógica”a la “lógica formal”, cf. p. ej. Ch. Perelman, Le champ de
L‘argumentation, Bruselas, 1970, cap. IX; Idem, Logique juridique, op. cit., pp. 3-5 y bibliografía cit.
Sin embargo, la noción de racionalidad se aplica al discurso justifícatorio; A. Aarnio,
“Sobre la racionalidad de la racionalidad. Algunas observaciones sobre la justificación
jurídica”, Anales de la Cátedra F. Suárez 23-24, 1983-84; Ch. Perelman, The New Rhetoric and
the Humanities, Dordrecht-Boston-Londres 1979, cap. 10, 11; Id. Justice, Law and Argument,
Dordrecht-Boston-Londres, 1980, cap. 14-16; O. Weinberger, “Objectivity and Rationality
in Lawyer’s Reasoning”, en A. Peczenik y otros (ed.), Theory... op. cit.; M. Zirk-Sadowski,
“Rationality of Legal Axiology”, R. Beiherft 8, 1985.
Sin embargo, esta racionalidad tiene límites: N. MacCormick, “The Limits of Rationality of
Legal Reasoning”, R. Beiheft 8, 1985; A. Dreier, “Irrationalismus in der Rechtswissenschaft”,
ibidem, conectada con su creatividad, p. ej. A. Peczenik, “Creativity and Transformation in
Legal Reasoning, en W. Krawietz y otros (ed.), Theorie der Normen, op. cit.
13 W. Wróblewski, Jezykprawny i jezikprawniczy (La lengua del derecho y la lengua jurídica),
Cracovia, 1948, parte II, III; K. Opalek y J. Wróblewski, Zagadnienia teoriiprawa (Problemas
de Teoría del derecho), Varsovia, 1969, cap. II. 1.1.; Z. Ziembinski, “Le langage du droit et
le langage juridique”, APD XIX, 1974; T. Gizbert-Studnicki, Jezyk prawny i jezyk prawniczy
(La lengua del derecho y la lengua jurídica), Zeszyty Naukowe UJ prace prawnicze 55,
43
Jerzy Wróblewski
1972; Id. “Czy istnieje jezyk prawny” (¿Existe la lengua del derecho?), Pohstwo i Prawo,
1979; W. Lang, J. Wróblewski, S. Zawadziki, Teoría panstwa i prawa (Teoría del Estado
y del derecho), Varsovia, 1980, cap. 16.1-16.3; U. Scarpelli, Contributo alia Semántica del
linguaggio normativo, Milán, 1985, cap. 3-6; cf. los artículos en los volúmenes: U. Scarpelli
(ed.), Diritto e analisi del linguaggio, Milán, 1976, parte, 2, 3; P. Aniselek (ed.) Theorie...
op. cit., parte 3; D. Carzo y B. S. Jackson (ed.) Semiotics, Law and Social Science, Reggio-
Roma, 1985; E. P. Haba, “Etudes en allemand sur les rapports entre le droit et la langue”,
APD XIX, 1974; APD XX, 1975 y bibliografía citada. Sobre la lengua del derecho desde
el punto de vista de la semiótica greimasiana cf. B. S. Jackson, Semiotics... op. cit., parte
li; A. J. Greimas, Sémiotique et Sciences sociales, París, 1976 y con E. Landowski, “Analyse
sémiotique d'un discours juridique”, ibid., pp. 79-128; R. Carrion Wam, “Panorama de
la semiótica jurídica”, Investigaciones semióticas 2/3,1982/83, con la descripción de las
corrientes (pp. 116-147) y un programa (pp. 148-178). Sobre la descripción semiótica de la
relación entre la lengua del derecho y la lengua natural cf. B. S. Jackson, Semiotics... cap.
2.6, y de la “gramática jurídica” (ibid. cap. 2.2.5). Cf. también E. Landowski, “El lenguaje
administrativo”, Investigaciones semióticas 4, 1984; A. J. Arnaud,” Un ejemplo de estudio
semiológico de la jurisprudencia”, ibid.; i. L. Bergel, Théorie... op. cit., parte 2, título I, cap.
III; M. Villey, Critique de la pensée juridique (douze autres essais), París, 1976, cap. III.
14 Las ideas concernientes al concepto de justificación expuestas aquí en detalle fueron
esquemáticamente presentadas en mi artículo “Legal Decisión and its Justification”, LA
53-54, 1971.
44
Sentido y hecho en el derecho
estipulando que exista una lógica formal adecuada para tal tarea verificadora.
“Adecuación” significa aquí que hay un cálculo lógico formal, cuyos teoremas
pueden ser “interpretados” (en el significado lógico de este término) por las
expresiones lingüísticas usadas por el que toma la decisión.
La justificación no-formal (en adelante NF-justificación) es una justificación
que no cumple las condiciones expresadas antes a propósito de la F-justificación.
El área de la NF-justifícación está, por tanto, negativamente determinada por
la finalidad de los cálculos lógico-formales adecuados para relacionarse con
decisiones jurídicas. Si se niega toda aplicabilidad de cálculos lógico-formales
a las decisiones jurídicas, entonces estas decisiones sólo podrían estar NF-
justificadas. Si la aplicabilidad en cuestión se restringe a algunas decisiones
jurídicas, entonces algunas de ellas podrían estar F-justificadas y otras sólo
NF-justificadas.
Combinando las justificaciones IN y EX con las justificaciones F y NF
obtenemos cuatro tipos de decisiones jurídicas justificadas15. Volveremos a
la tipología de la justificación después de haber presentado la producción del
derecho, la interpretación jurídica y la aplicación del derecho en la forma de
modelos teóricos, así como después de identificar los elementos relevantes de
los tres tipos de decisión, que son los resultados de estas actividades.
5. Una de las tres áreas del discurso jurídico que hemos señalado es la
de la producción del derecho con su resultado en forma de una decisión
productora de derecho. Esta decisión ha de ser una decisión justificada, ya
que la producción del derecho se concibe en nuestra cultura jurídica como
una actividad racional orientada hacia objetivos.
Presentar los problemas de justificación de las decisiones en cuestión de
la manera más simple es presentar un modelo de una actividad racional
productora de derecho16. Este modelo muestra los problemas esenciales que
deben ser resueltos por el legislador si su actividad ha de ser racional. El
modelo destaca cinco elementos:
a) Determinación de una finalidad del legislador de manera suficientemente
precisa para la elección de medios en vista al logro de aquélla. Estas finalidades
se conciben como valoraciones conformes al sistema axiológico aceptado por
el legislador. Dependiendo de las características de este sistema axiológico,
el legislador dispone de algún grado de maniobra decisional, pero en ningún
caso ha de elegir entre sistemas axiológicos. Las elecciones valorativas se
justifican en última instancia obteniendo consensos en torno a algunos
valores. Sólo la lógica no-formal puede tener que ver con estas cuestiones
si las opciones axiológicas básicas y no-relativizadas resultan controvertidas.
Esto no dificulta las explicaciones empíricas y factuales acerca del por qué se
han hecho esas opciones.
45
Jerzy Wróblewski
17 Cf. G. H. von Wright, Norm and Action, Londres, 1963, cap. I, punto 7.
18 Los textos de base: J. L. Austin, How to Do Things with Words, Oxford, 1962; Id.
Philosophical papers, Oxford, 1970; J. R. Searle, Speech Acts. An Essay in the Philosophy of
Language, Cambridge, 1969; Id. Expression and Meaning. Studies in the Theory of Speech Acts,
Cambridge, 1979. Para la discusión, véase: A. Ross, “The Rise and Fall of the Doctrine
of performatives”, en R. E. Olson y A. M. Paul, Contemporary Philosophy in Scandinavia,
Baltimore-Londres, 1972; A. G. Conte, “Aspetti della semántica del linguaggio deontico”,
en G. di Bernardo (ed.), Lógica deóntica... op. cit., P. Amselek, “Philosophie du droit et
théorie des actes de langage”, en P. Amselek (ed.), Théorie... op. cit; F. Recanti, “La pensée
d’Austin et son originalité par rapport á la philosophie analytique antérieure”, ibid.; A.
Grzegorczyk, “L’impact...”, op. cit., K. Opalek, “Doing Things with Words and the Law”,
Anuario de Filosofia del Derecho XVII, 1974; J. M. Broekman, “Sprechakt, Norm und
Institution”, en W. Krawietz y otros (ed.), Theorie der Normen, op. cit.
46
Sentido y hecho en el derecho
47
Jerzy Wróblewski
sociales21. Es patente que, para decidir qué valoraciones son apropiadas para
la interpretación jurídica, se debe usar la lógica no-formal.
Si mediante la aplicación de las directivas interpretativas de primer grado
queda determinado el sentido de la norma en cuestión, se pasa entonces
al cuarto elemento del modelo (letra d). Si, en cambio, el resultado no es
satisfactorio, porque son diferentes los sentidos lingüístico, sistémico y
funcional, se hace necesario suprimir esas diferencias (letra c).
c) Si la norma interpretada tiene diferentes sentidos según las diferentes
clases de directivas interpretativas, ha de elegirse el sentido “verdadero”
o “propio”. Las directivas interpretativas de segundo grado determinan
las preferencias que se otorgan a los sentidos divergentes. Los problemas
sobre el uso y selección de las directivas interpretativas de segundo grado
son estrictamente análogos a los de las directivas de primer grado que antes
hemos mencionado.
d) El resultado final de la interpretación es una decisión interpretativa.
La fórmula comúnmente utilizada “la norma N tiene el sentido M” omite su
justificación.
La fórmula que señala los elementos justificatorios, pero simplificada
porque omite el grado de las directivas interpretativas, es la siguiente: la norma
N tiene el sentido M en el lenguaje L, según las directivas interpretativas DI1
...DIn y valoraciones Vi1 ...Vin necesarias para la elección y uso de las DI1 ...DIn.
La decisión interpretativa se justifica internamente a través de sus premisas.
La justificabilidad de la decisión es la condición de su racionalidad interna.
Es notorio que las decisiones interpretativas resultan controvertidas,
especialmente en los casos difíciles. Por ello, si se atacan las premisas, se
puede cuestionar incluso la decisión interpretativa internamente racional.
La fórmula simplificada de una decisión interpretativa justificada destaca
sencillamente los puntos en los que se puede demostrar que la decisión en
cuestión no es externamente racional porque sus premisas no están EX-
justificadas. No se cuestiona el texto de la norma, pero puede cuestionarse la
existencia o inexistencia de dudas, la selección de directivas interpretativas
y los valores relevantes para su uso, si se da un desacuerdo referido a la
valoración inherente a la actividad interpretativa. Sólo pueden utilizarse
técnicas argumentativas para lograr un acuerdo o para describir los modos
en los que éste se logra o no. No hay que extrañarse de que la actividad
interpretativa ocupe un lugar prominente en la “lógica jurídica” elaborada
desde el punto de vista retórico, que es característico de la lógica no-formal
de la Escuela de Bruselas22.
7. La tercera área típica del discurso jurídico es la de la aplicación del
derecho. Análogamente a lo que acontece en las dos áreas precedentes, los
problemas se presentan mediante un análisis de un modelo de aplicación
21 Véase el capítulo 7 de este mismo libro. Parece que los valores de la interpretación jurídica aceptados
pueden ser considerados también como sus objetivos; cf. O. Weinberger, “Interpretation uns
Zielsetzung”, Grazer Philosphische Studien, vol. 2, 1976, parte VII, VIII.
22 Cf. p. ej. Ch. Perelman, Logique... op. cit., pp. 36 ss., 140-151 ss.; Id. “L’Interprétation
juridique”, APD vol. XVIII, 1972.
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Sentido y hecho en el derecho
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Jerzy Wróblewski
50
Sentido y hecho en el derecho
51
Jerzy Wróblewski
31 Cf. p. ej. N. Bobbio, Giusnaturalismo e giuspositivismo giuridico, Milán, 1965; Ch. Perelman,
Justice... op. cit, cap. XIV; G. Kalinowski, “Logique formelle et droit”, Annales de la Faculté
de Droit et Science economique de Toulouse, vol. XV, 1, 1967; J. Horowitz, “La logique et le
droit” en Ch. Perelman (ed.), Etudes de logique juridique, Bruselas, 1967, vol. II; I. Tammelo,
“Legai Formalismi and Formalist Devices of Juristic Thinking” en S. Flook (ed.), Law
and Philosophy, Nueva York, 1964, pp. 316 ss.; véase también la nota 9 de este mismo
capítulo. Parece que prima facie Weinberger acierta al afirmar que no hay una lógica
formal adecuada para los objetivos del razonamiento jurídico (O. Weinberger, “Aufgaben
und Schwierigkeiten der analytischen Rechtstheorie”, SFt. allgemeine Wissenschaftstheorie,
vol. IV, n. 2, 1973, pp. 362 ss.). Más optimista es la visión relativa a la madurez de la
lógica deóntica (G. Kalinowski, La logique des normes, París, 1972, p. 204), aunque éste
se encontrará en un periodo más bien inicial sólo pocos años antes (cf. G. Kalinowski.
Introduction á la logique juridique, París, 1965, p. 137).
32 Tal construcción supondría la creación de un sistema axiológico basado en algunos
principios que determinarían la solución de los casos concretos, lo cual sería la encarnación
de ingenuas ideas sobre el derecho y su aplicación que tenía el pensamiento positivista
jurídico tradicional. Cf. i. Wróblewski, Sadowe... op. cit., cap. XII, puntos 2.3, 2.4. Cf. también
Ch. Perelman, “La justification des normes”, en K. Kuypens (ed.), Human Sciences and the
Problem or Values, The Flauge 1972, pp. 53 ss.
33 Ch. Perelman escribe que “... il y a toujours moyen de transformer une argumentation
quelconque en un syllogisme, en ajoutant une ou plusieurs prémisses supplémentaires”
pero, añade él, esto proporciona una “satisfaction assez puérile” (Ch. Perelman, Logique...
op. cit., pp. 2, 3). En cuanto a la construcción de tal silogismo cf. p. ej. J. Wróblewski,
“Legal Syllogism and Rationality of Judicial Decision”, R. 1974, vol. V, 1. G. Kalinowski
es partidario de una especial silogística práctica para el área del discurso juridico [cf. G.
Kalinowski, Etudes de la logique juridique l (1953-1969), París, 1972, cap. I 3, cap. IX] y se
opone con firmeza a cualquier solución que use alguna “lógica paralela” para explicar la
cogencia intuitiva de ese pensamiento sin aceptar alguna lógica de las normas (cf. ibidem,
p. 104, 130; Idem, “Il signifícate della deontica per la filosofía morale e giuridica”, en G.
di Bernardo (ed.), Lógica deontica... op. cit., pp. 278 ss). Uno de los mejores ejemplos de
las concepciones rechazadas por Kalinowski es en mi opinión M. Moritz, “Kann das
(richterliche) Urteil deduziert werden?”, en Festskrift till Per Olof Ekelöff, Estocolmo, 1972.
52
Sentido y hecho en el derecho
34 Cf. J. Wróblewski, Constitución... op. cit., cap. 7.3 y bibliografía citada; A. Peczenik, The
Basis... cap. 5.2.6; Id. “Is There Always a Right Answer to a Legal Question”, en Essays in
Legal Theory... op. cit.
35 Según Perelman, el ideal cartesiano de ciencia concede espacio a la retórica y a la dialéctica,
pero se basa en alguna evidencia universal, cf. Ch. Perelman, L’empire... op. cit., p. 175.
36 A. Aarnio, On Legal... pp.114-121; Id. Philosophical Perspectives... op. cit., cap. 8.
37 Cf. Ch. Perelman, L’empire... op. cit., cap. III.
53
objeto de persuasión mediante una argumentación apropiada. Ésta sería ex
hypothesi una NF-justificación, que pertenece a L’empire rhétorique38.
38 Ut supra p. 177.
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo III
I. Introducción
1. La importancia social de la aplicación judicial del derecho es evidente.
El tribunal es la institución que da las garantías más altas de imparcialidad y
de objetividad en la solución de los conflictos, cuando esos conflictos pueden
ser resueltos por procedimientos regulados jurídicamente. En los sistemas
jurídicos basados en la ley considerada como “fuente” suprema del derecho,
la actividad de los tribunales se concibe en principio como aplicación del
derecho. No obstante, en ocasiones se señala que las decisiones judiciales no
están completamente determinadas por las normas jurídicas y que los jueces
gozan siempre de cierta libertad de elección. Las valoraciones juegan un papel
importante en las decisiones judiciales; dirigen al juez en sus elecciones y
justifican sus decisiones. Los textos jurídicos implican a menudo valoraciones,
sobre todo cuando utilizan términos valorativos y cláusulas generales. Pero,
incluso, cuando no figuran esa clase de términos el juez frecuentemente no
puede abstenerse de realizar valoraciones ni en la interpretación de las leyes,
ni en las pruebas jurídicas, ni al determinar las consecuencias jurídicas de
los hechos del caso (cuando las normas aplicadas le marcan límites entre
los cuales debe elegir la solución más justa o la más adecuada para el caso
concreto).
Por lo tanto, la pregunta que se plantea es la de cómo debe valorar el juez
cuando aplica el derecho. La respuesta depende de varios factores. En cierta
medida, el derecho determina el papel del juez y dirige sus valoraciones. La
doctrina jurídica precisa a menudo la posición del juez en el derecho, postula los
fines que debe perseguir. Los mismos tribunales en sus opiniones determinan
su propia concepción de los deberes, expresan su actitud valorativa y a menudo
formulan implícitamente ideas acerca de cómo el juez debe valorar.
Me parece justificado denominar “ideología de la aplicación judicial del
derecho” al conjunto de postulados y valoraciones que responden a la pregunta
formulada más arriba. Esta ideología puede estar más o menos definida, más
o menos elaborada, más o menos concretada, pero es posible reconstruirla por
medio de varias “fuentes” con el fin de obtener una noción suficientemente
neta como para utilizarla en el análisis de la aplicación judicial del derecho.
En el presente estudio trato de justificar la introducción del concepto de
ideología de la aplicación judicial del derecho, subrayando el papel de las
55
Jerzy Wróblewski
56
Sentido y hecho en el derecho
Según ese modelo, hay cuatro problemas que deben resolverse al aplicar la
ley: (a) determinación de las normas en vigor con un sentido lo suficientemente
preciso para decidir el caso; (b) determinación de los hechos que influencian la
decisión; (c) subsunción de los hechos bajo las normas aplicadas; (d) elección
de las consecuencias de los hechos demostrados, si esa elección depende del
juez según la norma aplicada. Para nuestro análisis se pueden distinguir tres
decisiones judiciales que están implicadas en ese modelo, a saber, la decisión
interpretativa, la decisión de la prueba y la decisión final.
La decisión interpretativa5determina el sentido de la norma que se aplica en
el caso concreto. Si esta norma no es suficientemente clara o precisa, según las
valoraciones del tribunal, debe ser sometida a una “interpretación operativa”.
La norma se interpreta con las directivas interpretativas que deciden cómo
debe determinarse el sentido de un texto jurídico. Las directivas de la
interpretación jurídica son múltiples y a menudo conflictuales. Su empleo
exige valoraciones, al menos por dos razones: (a) si el derecho en vigor no
impone la utilización de directivas determinadas, entonces es el juez quien
debe elegirlas y decidir cómo servirse de ellas; (b) las directivas interpretativas
pueden regular la interpretación de una forma valorativa. Por lo tanto,
la justificación de la decisión interpretativa debe referirse a las directivas
interpretativas y a las valoraciones de las que hemos hablado arriba.
La fórmula que representa la justificación de la decisión interpretativa es:
“la norma N tiene el sentido M según las directivas interpretativas DI1 DI2
...DIn y las valoraciones E1, E2 ...En necesarias para la elección y la utilización
de las DI1 DI2 ...DIn”.
La decisión de la prueba6 es la constatación judicial de que el hecho F existe
en el tiempo t y en el lugar p. En la aplicación del derecho se deben hacer
constataciones de ese tipo fundadas en las pruebas. La doctrina de la prueba
en el derecho es bien conocida y las discusiones acerca de la especificidad de
la prueba jurídica están siempre en boga. Por tanto, baste aquí con señalar
que la complejidad de la prueba jurídica depende de varios factores. Los
más importantes para nosotros son: (q) si hay directivas legales de la prueba,
es decir, normas jurídicas que las regulan de una forma particular, o si el
derecho se refiere a las reglas empíricas extrajurídicas; (b) si los hechos de
los que se realiza la prueba están determinados de una forma descriptiva,
simple y positiva (ej. nacimiento) o de una forma valorativa, relacional
y negativa (ej. omisión de una acción equitativa exigida por la ley). Para
“constatar” la existencia de hechos determinados de una forma valorativa, es
necesario valorar los hechos empíricos. Ahora bien, en el derecho se emplean
stosowanie prawa, Varsovia, 1972, cap. III. Para otras concepciones cf. p. ej. Cs. Varga,
“Law- Application and its Theoretical Conception”, ARSP 4, 1981, donde el autor se basa
en la ontología de G. Lukács; para el common law cf. J. Raz The Authority of Law, Oxford,
1983, cap. 10; cf. también M. R Golding, Philosophy of Law, Englewood Cliffs, 1975, cap. 6.
5 Véanse capítulos 5-8 de este libro. Cf. J. Wróblewski, Constitución... op. cit., cap. 5.
6 Cf. K. Engisch, Logische Studien zur Gesetzesanwendung, Heildelberg, 1969, pp. 32-82;
Ch. Perelman, Justice et raison, Bruselas, 1963, cap. XIII; G. Gottlieb, The Logic of Choice,
Londres, 1968, cap. IV; J. Wróblewski, Sadowe stosowanie prawa, op. cit, cap. VIII; véase el
capítulo 10 de este libro.
57
Jerzy Wróblewski
tanto las directivas empíricas de la prueba como las directivas legales (ej. las
presunciones) y las normas jurídicas determinan los hechos tanto de una forma
descriptiva como valorativa. Por lo tanto, la decisión de la prueba puede ser
justificada por referencia a las pruebas, a las directivas de las pruebas y a las
valoraciones.
La fórmula de la decisión de la prueba es: “el hecho F existe en el tiempo t y
en el lugar p según las pruebas P1, P2 ...Pn fundadas en las directivas empíricas
ERE1, ERE2 ...EREn y (o) las directivas legales LRE1, LRE2 ...LREn y (o) en las
valoraciones Ve1, Ve2 ...Ven”.
La decisión final de la aplicación del derecho7 determina las consecuencias
de los hechos demostrados según la norma jurídica aplicada. Esta norma puede
determinar estrictamente las consecuencias, pero también puede solamente
formular los límites entre los que el juez debe elegir las consecuencias (ej.
entre el mínimo y el máximo de una sanción penal). La elección en cuestión
puede ser libre o estar determinada por las directivas de la elección. Esas
directivas definen las características de los hechos que el juez debe tomar
en consideración o los objetivos que debe alcanzar por la individualización
de las consecuencias. Por regla general, esas directivas de elección exigen
valoraciones.
La fórmula justificada de la decisión final es: “Según la norma N en el
sentido M el hecho F que existe en el tiempo t y en el lugar p tiene como
consecuencias C1, C2... Cn conforme a las directivas de elección DC1, DC2 ...DCn
y a las valoraciones Vc1, Vc2 ...Vcn”.
Por lo tanto, las justificaciones de las decisiones que se aprecian en el
modelo decisorio de la aplicación del derecho engloban valoraciones. La
decisión judicial está justificada por las directivas y por las valoraciones que
el juez admite, si ella puede ser inferida de esas valoraciones y directivas
según las reglas de inferencia aceptadas8.
4. A modo de conclusión, es posible formular la tesis de que las valoraciones
juegan un papel muy importante en la aplicación del derecho. Solamente en
una situación más bien artificial y rara, la decisión es tomada sin intervención
de las valoraciones: si la norma aplicada es “isomorfa”9 a los hechos del caso
y no hay necesidad de una interpretación operativa; si los hechos del caso
están determinados de una forma descriptiva, simple y positiva; si la norma
aplicada determina sólo una consecuencia o, al menos, si las directivas de
elección no exigen valoraciones y determinan completamente la decisión final.
Pero es la valoración quien decide que la norma aplicada es clara y adecuada
para el caso. Por lo tanto, con base en los análisis de la aplicación del derecho
se debe aceptar la tesis de que esta aplicación es un proceso valorativo.
58
Sentido y hecho en el derecho
59
Jerzy Wróblewski
11 Cf. en general J. Wróblewski, Sadowe stosowanie prawa, op. cit, cap. XII, sec. 2; K. Makkonen,
op. cit., § 10.
12 N. Bobbio, Giusnaturalismo e positivismo giuridico, Milán, 1965, cap. V, sec. 5, 7; U. Scarpelli,
Cos ‘é il positivismo giuridico, Milán, 1965, cap.VI-IX. Cf. en generai Tavola rotonda sul
positivismo giuridico, Milán, 1967; S. I. Sliuman, Legal Positivism, Detroit, 1963; K. Opalek-J.
Wróblewski,. “Axiology-Dilemma between Legal Positivism and Natural Law”, OZR
18,1968.
13 Montesquieu, De l'esprit des lois, Paris, 1969, lib. XI, cap. 6; cf. lib. VI, cap. 3,4; J. Wróblewski,
“Teoria prawa Monteskiusza” (La Teoría del derecho de Montesquieu), en Monteskiusz i
jego dzielo, Breslavia, 1956, cap. III.
60
Sentido y hecho en el derecho
parlamento, los tribunales están para decidir cuándo las leyes han sido violadas
y pronunciar las consecuencias que de ello se derivan según las propias leyes.
El poder de los tribunales es “de alguna manera nulo”14, pues sólo pueden
aplicar las leyes, pero no crear normas jurídicas. La separación estricta y neta
entre la creación y la aplicación del derecho es necesaria para salvaguardar
esta libertad de los ciudadanos, que es el fundamento constitucional del
Estado. El juez que cree las normas que aplica puede convertirse en tirano.
El único creador de normas es el parlamento como representante del pueblo.
8. Pero la concepción constitucional sobre el lugar que ocupan los tribunales
y que consiste en preservar la libertad a través de la aplicación del derecho,
exige una concepción especial de la actividad judicial. En efecto, si el juez
debe ser “la boca que pronuncia las palabras de la ley”15, la decisión judicial
debe estar determinada por esas leyes, debe ser el resultado de inferencias
lógicas, mecánicas o automáticas. Actualizando esta concepción se podría
comparar al juez con un ordenador, que transforma la regla abstracta de las
leyes en una decisión concreta sin intervención de sus propias valoraciones.
Las leyes, que determinan de una forma tan completa la decisión judicial,
forman un sistema jurídico que es completo, cerrado y no-contradictorio. Ese
sistema como codificación es excelente, codificación que llegaba a ser el ideal
del legislador. Se trata la interpretación jurídica como gobernada por la lógica
(formal). Los problemas complicados deben ser resueltos por medio de la
voluntad del legislador que es concebida -al menos teóricamente- como un
hecho psicológico e histórico. Si se dan contradicciones son contradicciones
aparentes. Si se dan lagunas, son sólo lagunas axiológicas o faltas técnicas del
legislador llenadas fácilmente por medio de la analogía la cual no exige más
que procedimientos lógicos y una reconstrucción de la voluntad legislativa.
9. El fin de la actividad judicial es por tanto claro, consiste en la aplicación
correcta de las leyes para garantizar la libertad como valor político. Los
valores jurídicos que guían la decisión judicial son certeza jurídica, seguridad
jurídica, estabilidad de las decisiones, etc.16. En efecto, si la decisión judicial
está completa y estrictamente determinada por la ley, las decisiones son
ciertamente tan seguras y estables como las mismas leyes. Se puede decir
también, que son las leyes las que deciden los casos concretos, las leyes
creadas por el parlamento. El parlamento decide lo que debe ser, lo que es
justo... La tarea del juez es de alguna manera nula.
10. Esta ideología ha sido criticada en el plano de la axiología política y
en el plano de la doctrina jurídica. Políticamente se puede discutir, si esta
libertad “liberal” es la única que valga, si esta libertad coexiste con la igualdad
61
Jerzy Wróblewski
17 Cf, en general L. Lombardi, Saggio sul diritto giurisprudenziale, Milán, 1967, cap. III; J.
Wróblewski, Sadowe stosowanie prawa, op. cit., cap. XII, see. 3.
18 G. Fassó, “Intervento”, en Tavola rotonda... op. cit., p. 560; Id. “Tra positivismo e nazismo
giuridico” Il Mulino núm. 217, 1971.
62
Sentido y hecho en el derecho
63
Jerzy Wróblewski
puede ser adecuada a todos los rasgos particulares de una situación concreta.
El juez valora el caso concreto y no -como hace el legislador- las situaciones
abstractas.
En la creación judicial del derecho, como en toda creación de normas, las
valoraciones juegan el papel decisivo. Las valoraciones que fundan el derecho
judicial no están concebidas -en principio- como arbitrarias. El juez debe
encontrarlas en varias “fuentes del derecho” Los textos jurídicos en vigor son
solamente una de esas “fuentes” y no es incluso la más importante. Existen
otras como la práctica jurídica, normas sociales extrajurídicas, regularidades
y hechos sociales ligados con el derecho, y valoraciones. No vale la pena aquí
clasificar y analizar esas “fuentes”19. Basta subrayar que la idea maestra de la
enumeración de las “fuentes” es que éstas no se reducen a las leyes, y que el
juez no inventa de una forma arbitraria, conforme a sus gustos personales,
las valoraciones necesarias para formular sus decisiones. Las “fuentes” le
proporcionan una especie de objetividad.
Las valoraciones que el juez saca de esas “fuentes” son muy variadas. Pero
dominan los valores de la justicia, del bien moral, de la equidad, que postulan
la solución de un caso dado según las exigencias de la situación concreta.
14. Como ya había dicho antes, la ideología de la libre decisión tiene muchas
variedades. Para nuestro modelo de esta ideología basta diferenciar dos tipos,
a saber, el tipo radical y el tipo moderado, según su actitud hacia las normas
jurídicas.
El tipo radical de la ideología de la libre decisión desprecia el papel de las
leyes, sobre todo en lo que concierne a los procesos psíquicos de la decisión.
Las leyes todo lo más juegan un papel disimulador en la justificación de la
decisión, pero es preciso romper con esta tradición20. La decisión es tomada de
una manera absolutamente emotiva, por intuición (hunch) de las circunstancias
del caso concreto, el cual debe ser decidido de una forma justa y equitativa a
partir de las valoraciones del juez21. El conflicto entre la ley y las valoraciones
del juez debe ser resuelto a favor de las valoraciones. Pues el juez no es libre
sólo de decidir praeter legem, sino también contra legem. Las valoraciones se
dirigen sobre todo al caso concreto, no a las generalizaciones posibles para el
futuro. El derecho judicial es concebido como el único derecho realmente en
vigor o, al menos, como derecho que debe ser preferido en comparación con
la legislación. El juez es así el creador soberano del derecho y el régimen del
gobierno de los jueces reemplaza de hecho (o debe reemplazar) al gobierno
de las leyes22.
La ideología de la libre decisión en su tipo moderado no niega ni la
importancia de las leyes, ni la necesidad de un orden jurídico en alguna
medida estable y previsible. Pero al rechazar las concepciones positivistas
del sistema jurídico y de la aplicación del derecho, esta ideología subraya
la necesidad de la creación judicial praeter legem y muestra las direcciones
64
Sentido y hecho en el derecho
23 F. Geny, Methode d ‘interprétation et sources en droit privé posilif, Paris, 1932, 2. vol; Id.,
Science ettechnique en droit privé positif, Paris, 1921-1922, 4 vol.
24 Cf. J. Wróblewski, Sadowe stosowanie prawa, op. cit., cap. XII, sec. 4.
65
Jerzy Wróblewski
66
Sentido y hecho en el derecho
vinculada, pero son más estrictas y otorgan menos libertad que las de la
ideología de la decisión libre.
19. La decisión legal debe ser a la vez una decisión racional. En ese contexto,
por “racionalidad” se entiende la justificación de la decisión a través de
la norma aplicada, de los hechos probados, de los razonamientos y de las
valoraciones.
La norma a la que nos referimos a menudo no es aplicada de una forma
inmediata, sino que es transformada por los procesos de interpretación,
completada por las valoraciones y reglas extrajurídicas a las que ella se refiere,
etc. Así, el juez construye una regla de la decisión, de la que se puede inferir
la decisión final26. Los razonamientos son regulados por las directivas de las
que hemos hablado y por las reglas de la lógica aplicada a las normas y a las
proposiciones.
Si la decisión está justificada a través de todos esos elementos, entonces es
una decisión racional. La legalidad exige la racionalidad.
VII. Conclusión
20. La aplicación judicial del derecho es una actividad en la que las
valoraciones formuladas por las ideologías juegan el papel esencial. Hemos
demostrado ese papel y hemos comparado los tres modelos de la ideología
de la aplicación judicial del derecho. Nuestra simpatía está por la ideología
de la decisión legal y racional, pero no quería exponer aquí los argumentos
a su favor. En todo caso, si la ideología de la aplicación del derecho es un
elemento constitutivo de la actividad judicial, ella influirá también sobre el
contenido de las decisiones. Y entonces eso prueba que el juez está “presente”
en sus decisiones, pues sus valoraciones están contenidas en ellas. De ahí que
la doctrina de “la inmanencia del juez en el derecho”27 merezca una discusión
profunda en ese sentido.
67
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo IV
I
Las construcciones más corrientes sobre el sentido de una norma se han
desarrollado principalmente por diversas teorías éticas, en relación con la
1 Publicado primero en OZR 3-4, 1964, pp. 253-266; traducido al castellano con el título “El
problema del significado de la norma jurídica”, en La Ley 120, 1965, pp. 1-5; reproducido
en J. Wróblewski, Meaning an Truth... Helsinki, 1979, pp. 1-26; Helsinki, 1983, pp. 1-21.
69
Jerzy Wróblewski
70
Sentido y hecho en el derecho
4 Cf. H. Osborne, Foundations of the Philosophy of Value, Cambridge, 1931, pp. 24 ss.; H.
Finscher, “Das Problem der Existenz objektiver Werte”, Kant Studien, 1925; H. Spiegelberg
Antirelativismus, Zürich, 1935; M. Ossowska, ut supra, pp. 67 ss.
5 I. Kant, Kritik der Praktischen Vernunft, ed. K. Vorländer, Leipzig, 1951, pp. 22, 38, 50.
6 P. ej. las reglas jurídicas son concebidas como reglas teleológicas por A. V. Lundstedt,
71
Jerzy Wróblewski
Law and Justice. A Criticismi of the Method of Justice in Interpretations of Modern Legal
Philosophies, Nueva York, 1947, pp. 452 ss.; F. Kaufmann, “Juristischer und soziologischer
Rechtsbegriff”, en A. Verdross (ed.), Staat und Recht. Untersuchungen zur Reinen Rechtslehre,
Viena, 1931, p. 26; Η. T. Klami, Anti-Legalism, Turku, 1980, cap. 1.
7 La famosa construcción imperativista fue ofrecida por J. Austin, The Province of Jurisprudence,
Determined, Londres, 1861, vol. I, pp. 5 ss. Para la crítica a la teoría imperativista cf. A.
Hägerström, Inquines into the Nature of Law and Morals, Estocolmo, 1953, caps. II, III; K.
Olivecrona, Law as fact, Londres, 1971, cap. 5. Para la crítica que proviene de la corriente
analítica cf. N. MacCormick, “Legal Obligation and Imperative Fallacy”, en A. W. V.
Simpson (ed.), Oxford Essays in Jurisprudence (Second Series), Oxford, 1973.
8 L. Petrazycki, Law and Morality, Cambridge, 1955; Id. Teoría prawa i panstwa (Teoría del
derecho y del Estado), vol. 1, Varsovia, 1959, vol. 2, Varsovia, 1960. Para una descripción
de esta teoría cf. J. Wróblewski, “Philosophical Positivismi and Legal Antipositivism of
Leo Petrazycki”, R (en prensa) y bibl. cit.
9 P. ej. J. C. Flügel, Man, Morals and Society, Londres, 1945; R. West, Conscience and Society,
72
Sentido y hecho en el derecho
73
Jerzy Wróblewski
11 Comparar p. ej. C. K. Ogden y I. A. Richards, The Meaning of Mearing, Nueva York, 1959,
pp. 151 ss.; S. Stebbing, The Modem Introduction of Logic, Londres, 1949, pp. 16 ss.; A.
Ross, “On the Logical Status of the Propositions of Value”, Theoria, 1945, p. 205; A. Ross,
“Empiricism”, en H. Feigl y W. Sellars (eds.), Readings in Philosophical Analysis, Nueva
York, 1949, pp. 7 ss.; Ch. Morris, Signs, Language and Behaviour, Nueva York, 1946, pp.
76 ss. Contra la diferenciación de significados están p. ej. E. Toulmin y K. Baier, “On
Describing”, Mind, 1951, pp. 13 ss.; K. Baier, “Decisions and Descriptions”, Mind, 1951,
pp. 181 ss.; S. Cavell y A. Sesonske, “Moral Theory, Ethical Judgements and Empiricism”,
Mind, 1952; pp. 542 ss. La teoría emotiva de las valoraciones parece encontrarse detrás de
la normativista exclusión de las valoraciones en la teoría pura del derecho; cf. H. Kelsen,
General Theory of Law and State, Cambridge, 1949, pp. 6 ss.; Id. What is Justice, Berkeley-
Los Angeles, 1957, pp. 3 ss., 211, 228; V. Giorgiani, Neopositivismo e scienza del diritto,
Roma, 1956, pp. 120 ss., 197 ss. El problema a discutir es si esta concepción aplicada al
sentido de las normas corresponde a la “concepción expresiva”de la norma opuesta a la
“concepción hilética”, cfr. C. E. Alchourrón y E. Bulygin, Sobre la existencia de las normas
jurídicas, Valencia, 1979, cap. 7; Id. “Tire expressive Conception of Norms”, en R. Hilpinen
(ed.), New Studies in Deontic Logic, Dordrecht-Boston-Londres, 1981. Para la crítica, cf. O.
Weinberger, “The Expressive Conception of Norms-an Impasse for the Logic of Norms”,
LP 4, 1985. La diferencia entre la descripción del estado psíquico y el imperativo o norma
como contenido de ese estado puede ser analizado en el marco de la teoría de los actos del
lenguaje, cf. nota 17 del capítulo 2 de este libro. A propósito del “sentido emotivo”, cf. K,
Opalek, “The Problem of Directive Meaning”, en Festskrift till A. Ross, Copenhague, 1969;
Id. Z teorii dyrektyw i norm (De la Teoría de las directivas y de las normas), Varsovia, 1974,
cap. II. La semiótica distingue dos grandes corrientes en las que se discute el problema
del sentido y de la referencia, a saber la orientación hacia la pragmática (Pierce) y hacia
la estructura (Saussure), B. S. Jackson, Semiotics... op. cit., cap. 1.2. Unidas a una tradición
americana y europea (ibidem, pp. 13, 302). B. S. Jackson analiza las correlaciones entre las
corrientes semióticas y las teorías positivistas, naturalistas y realistas del derecho (ibid.
cap. 1.2, cap. 6).
74
Sentido y hecho en el derecho
12 Cf. C. L. Stevenson, Ethics and Language, New Haven, 1948, pp. 38 ss.;T. Segerstedt,
“Imperative Propositions and Judgements of Value”, Theoria, 1945; A. J. Ayer, Language
Truth and Logic, Londres, 1931, pp. 158 ss.; I. Hedenius, “Values and Duties”, Theoria, 1949,
pp. 112 ss.
13 C. L. Stevenson, Ethics and Language, ut supra, pp. 207 ss.; A. Pap, “Verifiability of Value-
Judgements”, Ethics 3, 1946, pp. 181 ss.
75
Jerzy Wróblewski
14 P. ej. Th. Lessing, Studien zur Wertaxiomatik. Untersuchungen über Reine Ethik und Reines
Recht, Leipzig, 1914; M. Schlesinger, “Axiomatik des Rechts”, Revue Internationale de la
Theorie du Droit, 1936.
15 Para la primera etapa en esa dirección cf. F. E. Oppenheim, “Outline of a Logical Analysis
of Law”, Philosophy of Science 3, 1944. Esta formalización debe separarse del problema
de la axiomatización de la teoría del derecho, cf. L. Ferrajoli, Teoria assiomatizzata del
diritto, Milán, 1970; J. Wróblewski, “Axiomatization of Legal Theory”, RIFD 3, 1972; R.
Hernández Marín, El derecho como dogma, Madrid, 1984, caps. 4-6, y de la lógica p. ej. G. di
Bernardo, Introduzione alla logica dei sistemi normativi, Bolonia, 1972; y la nota 9 del capítulo
2 de este libro.
76
Sentido y hecho en el derecho
16 Véanse las obras de C. Cossio: Teoría de la verdad jurídica, Buenos Aires, 1954, pp. 44 ss.;
“Norm, Recht und Philosophie”, OZR1, 1948, pp. 370 ss., 483; “Egologische Theorie und
Reine Rechtslehre”, OZR 5, 1952, pp. 32 ss., 41; “Die Anti-Egologische Polemik”, OZR 8,
1957, p. 211; El derecho en el derecho judicial, Buenos Aires, pp. 211 ss.; “Intuition, Thought
and Knowledge in the Domain of Law”, Philosophy and Phenomenological Research 4, 1954,
p. 476. También cf. J. Wróblewski, “Law and Liberty in the Egological Theory of Law”,
OZR 1 -2, 1966.
17 Cf. las siguientes obras de C. Cossio. Teoría de la verdad jurídica, ut supra, cap. II, 2; El derecho
en el derecho judicial, ut supra, pp. 25 ss., 37 ss.; “Phenomenology of the Decision”, en Latin
American Legal Philosophy, Cambridge, 1948, pp. 350 ss.
18 Cf. las siguientes obras de C. Cossio: Teoría de la verdad jurídica, ut supra, pp. 63 ss., 79-83;
“Egologische Theorie...”, ut supra, pp. 35 ss.; “Phenomenology of Decision”, ut supra, pp.
350 ss.; El derecho en el derecho judicial, ut supra, pp. 161 ss. Véase igualmente J. Wróblewski,
“Cognizione delle norme e cognizione attraverso le norme”, en U. Scarpelli (ed.), La Teoría
generale... op. cit., pp. 442-444.
19 C. Cossio, El derecho en el derecho judicial, ut supra, pp. 114 ss.; Id. Teoría de la verdad jurídica,
ut supra, pp. 192 ss.
77
Jerzy Wróblewski
II
Las construcciones del sentido de las normas jurídicas analizadas
anteriormente no son satisfactorias. ¿Cuál es la fuente principal de esta
insuficiencia y qué solución se le puede dar? Parece que esto está unido a la
manera incorrecta de abordar el problema. Dejando de lado la construcción
filosófica idealista del dualismo (punto I, 1), hemos considerado el carácter
teleologico de los motivos que conducen a la promulgación de la norma jurídica
(punto 1, 1,4), la distinción entre actividades cognitivas y no-cognitivas,
emocionales (punto I, 2, 3), la construcción de los sistemas deductivos (punto
I, 5) y la identificación específicamente fenomenológica de las normas con
sentidos de “objetos culturales” (punto 1,6) o algunas soluciones eclécticas
(punto I, 4).
La composición de una construcción del sentido de la norma jurídica que
satisfaga las necesidades de la teoría jurídica, y especialmente de la teoría
de la interpretación jurídica, debe cumplir ciertas condiciones. Primero,
tiene que fundamentarse en una base filosófica algo amplia para que pueda
adaptarse a cualquier teoría jurídica que acepte la misma orientación
filosófica esencial -la orientación materialista en nuestro caso-. En segundo
lugar, no tiene que suponer ningún tipo específico de psicología (p. ej.
introspectiva, behaviorista, psicoanalítica, etc.) y especialmente ningún tipo
de teoría de los motivos que conducen hacia la creación de la norma jurídica.
En tercer lugar, no ha de postular ninguna clase de teoría normativa de la
interpretación jurídica, entendida ésta, como una teoría que determine la
dirección del comportamiento interpretativo mediante la formulación de
directivas interpretativas. En cuarto lugar, ha de proporcionar alguna base
para cualquier teoría descriptiva de la interpretación jurídica, es decir, la
teoría que describe el comportamiento interpretativo y sus problemas.
La única aproximación que puede satisfacer estos requisitos es la semántica.
Explicaremos la construcción del sentido de la norma jurídica desde este
punto de vista.
El sentido de cualquier expresión en un lenguaje dado está determinado
por las directivas de sentido de ese lenguaje. Hay directivas de sentido en
cualquier lenguaje que establece bajo qué condiciones la persona que usa una
expresión lingüística dada la usa de una manera significativa. En semántica,
la elaboración de estas directivas de sentido está, sin embargo, restringida a
las proposiciones y sus partes a causa de la tradicional preocupación de los
lógicos por esos problemas. Ya que hemos excluido todas las construcciones
del sentido de la norma jurídica que afirman la equivalencia entre norma
y algún tipo de proposición, y como no podemos estar de acuerdo con las
teorías del sentido emotivo de la norma que conciben las normas como si
fueran meras exclamaciones, tenemos que engrosar el aparato conceptual de
la semántica contemporánea con directivas de sentido idóneas para nuestras
necesidades en el área de las normas, especialmente de las normas jurídicas.
Las directivas de sentido para las proposiciones y sus partes se han
construido mediante la noción del reconocimiento de expresiones lingüísticas
en ciertas situaciones20 y esta noción se usa en estrecha analogía con el
78
Sentido y hecho en el derecho
79
Jerzy Wróblewski
teorías del sentido de la norma jurídica como una proposición acerca de algún
“deber ser” objetivo, ente no material. No aceptamos nada sobre la existencia
de los otros mundos de los que hablan las ontologías idealistas. En segundo
lugar, para nuestra construcción son irrelevantes todos los controvertidos
problemas psicológicos. En tercer lugar, nuestra aproximación no es normativa
y puesto que no podemos inferir ninguna prescripción de una descripción, de
nuestra aproximación no es posible inferir ninguna regla de interpretación
“verdadera”. En cuarto lugar, ya que con nuestra aproximación la norma es
más bien una expresión lingüística, en la descripción de los problemas de la
interpretación jurídica, debemos partir de las características semánticas de las
normas jurídicas para cualquier trabajo sobre esos mismos problemas.
III
Indiquemos ahora algunas consecuencias de nuestra construcción del
sentido de la norma jurídica, como un modelo de comportamiento debido,
para la teoría de la interpretación jurídica.
Los problemas que se conocen en la semántica del lenguaje ordinario y, en
parte, en los lenguajes artificiales construidos para satisfacer las necesidades
de formas especializadas de la transmisión de información, son comunes a
las proposiciones y a las normas. Eso es especialmente verdadero en lo que
atañe a los problemas de vaguedad y ambigüedad. La interpretación jurídica
comienza cuando la norma que se ha de aplicar no es lo bastante clara para
decidir el caso en cuestión. Mediante la interpretación jurídica se intenta
remover estas diferencias del sentido de la norma en cuestión, y así el modelo
de comportamiento debido puede ofrecer suficiente fundamento para decidir
el caso.
Todos los aspectos de ambigüedad y vaguedad de las expresiones
consideradas en la semántica del lenguaje ordinario son pertinentes para
las normas, en tanto que son expresiones del lenguaje jurídico. Pero se da
una diferencia esencial que nos ayuda a la comprensión de los problemas
específicos de la interpretación jurídica. A saber, cualquier expresión en forma
de proposición, construida en el lenguaje ordinario, que incluya términos
vagos y/o ambiguos puede permanecer vaga y/o ambigua a pesar del uso de
todos los instrumentos lingüísticos para intentar remediarlo. Estos casos son
“indecidibles” en el lenguaje ordinario.
En el lenguaje jurídico, la situación es muy diferente porque, a pesar de
todas las deficiencias de formulación de aquellas normas jurídicas que
permanecen ambiguas y/o vagas después de usar instrumentos lingüísticos,
no hay posibilidad de no decidir el caso en cuestión alegando que al modelo
de comportamiento debido le falta claridad suficiente para ser aplicado,
sin dudas, al caso susodicho. Por tanto, la interpretación jurídica no tiene
que limitarse a una investigación puramente lingüística. Por “directivas de
interpretación jurídica” habitualmente se entiende no aquellas reglas de
sentido y las elementales reglas sintácticas que caracterizan a todo lenguaje,
sino reglas específicas del lenguaje jurídico y del razonamiento jurídico junto
con directivas aceptadas que son consecuencia del hecho de que la norma en
cuestión pertenece a una unidad más amplia del sistema de derecho y que
80
Sentido y hecho en el derecho
22 Cf. J. Wróblewski, “The Relativity of Juridical Concepts” OZR vol. X n. 2m, 1960, pp. 278 ss.
81
Jerzy Wróblewski
82
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo V
83
Jerzy Wróblewski
I
1. Es necesario distinguir los puntos de vista descriptivo y normativo
cuando se afronta algún asunto y de manera especial en el campo de la
interpretación jurídica3.
Los problemas de la interpretación jurídica, considerados desde el primer
punto de vista, versan sobre la descripción de las modalidades interpretativas
de las normas en un sistema jurídico, dentro de un limitado periodo de
tiempo. Puesto que el Tribunal es el intérprete por excelencia, me limitaré
al análisis del comportamiento interpretativo de los tribunales. ¿Qué podría
incluir una descripción de este género? Por supuesto diferentes aspectos del
comportamiento interpretativo, y especialmente el contenido y la forma de
los enunciados interpretativos en el contexto de decisiones particulares, los
factores que influyen en el comportamiento y, eventualmente, las previsiones
concernientes a este comportamiento en el futuro. Es posible construir
teorías descriptivas de la interpretación jurídica que traten de los asuntos
mencionados. No es posible, sin embargo, formular opiniones valorativas
concernientes al sentido “verdadero” de las normas interpretadas. Tenemos
que vérnoslas siempre con la actividad interpretativa de un intérprete o de
un grupo de intérpretes y nuestras conclusiones son sólo una descripción o
una previsión del comportamiento interpretativo correspondiente, no una
valoración de él.
Desde el punto de vista normativo, el centro de los problemas relativos a
la interpretación jurídica consiste en conocer cómo es la interpretación de la
norma referida a otra interpretación de la misma. Desde esta perspectiva, es
especialmente importante la formulación de las directivas de la interpretación
jurídica y la valoración del proceso de la interpretación jurídica en los términos
tradicionales de secundum, praeter o contra legem4.
2. Las opiniones corrientes en materia de interpretación jurídica son, por
lo general, un conglomerado de enunciados bien desde el punto de vista
descriptivo bien desde el normativo, o para ser más precisos, hay al respecto
una gran cantidad de enunciados, que son normativos en cuanto a los fines de
quien los formula pero descriptivos en cuanto al modo en que son tratados.
El enunciado descriptivo de que no existe una comprensión uniforme de las
normas interpretadas entre distintos intérpretes, sirve como una razón para
84
Sentido y hecho en el derecho
II
3. Puede considerarse al lenguaje como un sistema de signos usados
conforme a ciertas reglas operativas y que transporta alguna especie de
información. Existe, obviamente, una gran variedad de concepciones del
lenguaje, determinadas por el punto de vista desde el que se estudia el
fenómeno lingüístico. Confróntese, por ejemplo, la aproximación de un
etnólogo o de un lingüista con la de un lógico, o véase la diferencia existente
entre los objetos llamados “lenguaje ordinario”, “lenguaje jurídico” y
“lenguaje de un sistema deductivo dado”. Para nuestros limitados fines es
suficiente considerar al lenguaje en los términos antes descritos y dedicar
nuestra atención al lenguaje jurídico solamente, en la medida en que esto es
relevante para los problemas de la interpretación jurídica.
85
Jerzy Wróblewski
Cada lenguaje consiste en un conjunto dado de signos simples con los que se
construyen signos complejos con base en determinadas reglas sintácticas. Las
más comunes son las reglas sintácticas del lenguaje ordinario, que formulan
las modalidades de construcción de enunciaciones lingüísticas complejas,
como hacer afirmaciones a partir de distintas partes del discurso. Estas reglas
son bien conocidas y no es difícil darse cuenta del hecho que su función es
necesaria y que conviene saberlas manejar con relativa familiaridad para
dominar cualquier lenguaje.
El sentido de las normas jurídicas es, sin embargo, un problema que
requiere por nuestra parte la consideración de otro tipo de reglas que no entra
en el saber común, ni siquiera es objeto posible de intuición. Y aquí tenemos
que recurrir a la semántica moderna.
En todo lenguaje tenemos directivas de sentido, de manera que quien use
una expresión dada que pertenezca a ese lenguaje, está en disposición de
reconocer la verdad o la falsedad de la expresión misma6. Por ejemplo, quien
use el término “duro” en castellano debe admitir la falsedad de la afirmación
“esto es un duro” cuando alguien le muestra una moneda de 25 pesetas.
Hay tres tipos de directivas semánticas que especifican las condiciones
con base en las cuales quien use las expresiones de un lenguaje de manera
significativa debe reconocer la verdad o la falsedad de las mismas. Tales
directivas son empíricas, deductivas y axiomáticas.
Las directivas empíricas establecen que quien usa correctamente una
expresión dada en un lenguaje dado, debe admitir la verdad o la falsedad de
la misma sobre la base del contexto empírico en el que se usa la expresión.
A título de ejemplo, podemos tomar la ilustración de antes a propósito de la
significatividad de la palabra “duro”.
Según las directivas deductivas, una persona que use de manera significativa
una expresión dada de un lenguaje ciado debe reconocer que esa expresión
es verciadera o falsa considerando el reconocimiento de la verdad o falsedad
de otras expresiones. Por ejemplo, quien quiera que use correctamente en
castellano el término “domingo”, debe reconocer la verdad de la expresión
“hoy es domingo”, si admite que la aserción “ayer era sábado” es verdadera.
Las directivas axiomáticas establecen que quien use significativamente
ciertas expresiones que pertenecen a un lenguaje dado, debe reconocer que
éstas son verdaderas o falsas independientemente de cualquier condición.
Por ejemplo, quien maneje el término “triángulo” en castellano, debe admitir
sin ninguna condición que la expresión “el triángulo tiene tres ángulos” es
verdadera.
En el lenguaje ordinario se pueden observar las tres especies de directivas
de sentido que se han mencionado; pero hay que tener presente que, desde
el punto de vista del análisis semántico, este lenguaje puede ser descrito
como un conjunto de tipos de lenguaje distintos. En cambio, el lenguaje de
un sistema formalizado particular sería un lenguaje que se basa sólo en las
directivas de significado axiomáticas y deductivas.
86
Sentido y hecho en el derecho
Sin embargo, creo que estas tres clases de directivas no agotan la totalidad de
las directivas del lenguaje ordinario, desde el momento que regulan solamente
el uso de expresiones que pueden calificarse a su vez como verdaderas o
falsas. Y se admite habitualmente que no todas las expresiones del lenguaje
común son susceptibles de tal calificación. Por ejemplo, se discute si las
normas, y en particular las normas jurídicas, pueden ser consideradas como
expresiones verdaderas o falsas, o si las normas mismas son “enunciados” en
el significado lógico del término.
4. No podemos discutir aquí el interesante y controvertido tema del status
semántico de las normas jurídicas7. Supongamos que las normas jurídicas
pertenezcan a la clase de las expresiones que no son ni verdaderas ni falsas.
Pero nadie puede afirmar que, desde el punto de vista de la función que
desempeñan en la sociedad, sean carentes de sentido.
Las normas jurídicas ejercen una influencia efectiva sobre el comportamiento
humano según modalidades específicas y, por tanto, están dotadas de sentido
para las personas afectadas por aquéllas. Las normas jurídicas no sólo influyen
de manera general en el comportamiento. El carácter altamente específico de
este tipo de influencia se expresa mejor diciendo que las normas jurídicas
pueden regular hasta en los detalles el comportamiento humano, pueden
“construir” ciertas instituciones jurídicas y para tal fin “crear” fenómenos
sociales como profesiones jurídicas para tratar con técnicas jurídicas materias
jurídicas específicas, por utilizar la terminología de Llewellyn8.
Lo que antecede nos obliga a no retener como exhaustiva la formulación
de las directivas de sentido para un lenguaje, en los términos en que se han
expuesto antes brevemente. Todas las teorías del llamado sentido emotivo
de las normas (y de los juicios de valor)9 y que ven en las normas sólo meras
expresiones de ciertos estados de la conciencia, no son adecuadas para
afrontar el problema semántico del sentido de las normas jurídicas. Hemos
de liberamos de esta situación acrecentando el número de las directivas de
sentido. Por ello, debemos explicar el sentido de las normas jurídicas tomando
en cuenta las directivas de sentido especiales.
Formulemos de manera experimental una directiva de sentido para
normas jurídicas (o sus partes) dando por supuesto que las normas son
expresiones que no pueden ser calificadas ni como verdaderas ni como
falsas. Por exigencias de claridad, usemos la siguiente fórmula simplificada
para representar una norma jurídica: “En las condiciones C una persona que
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11 Para esta teoría del significado comp. los trabajos de H. L. A. Hart, “Positivism and the
Separation of Law and Morals” Harvard Law Review 71, 1958, pp. 607-615; “Analytical
Jurisprudence in Mid-Twentieth Century: A Reply to Professor Bodenheimer”. University
of Pensylvania Law Review 105, 1957, pp. 953-971; The Concept of Law, Oxford, 1961, pp. 15,
119, 12 y ss., 150, 210; cf. Igualmente J. Wróblewski, “Fuzzines...” op. cit., pp. 315-316;
véase también el capítulo 6 de este libro.
Sobre la importancia de la textura abierta para el concepto positivista del sistema de
derecho, cf. J. M. Broekman, The minimum content of positivism (en prensa); ver nota 7 del
capítulo 6 de este libro.
92
Sentido y hecho en el derecho
III
7. Dos son los conjuntos de reglas semánticas que tienen una función en la
comprensión de las normas jurídicas: a) reglas concernientes a la comprensión
inmediata de una norma jurídica, y b) reglas de interpretación jurídica.
Las reglas que conciernen a la comprensión inmediata de normas
jurídicas no son más explícitas que las del mismo tipo del lenguaje común.
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Jerzy Wróblewski
Al análisis del lenguaje ordinario le falta todavía mucho para lograr explicar
sus contenidos y operaciones. Es más fácil construir distintos lenguajes
artificiales, como los del cálculo formalizado de diversos sistemas deductivos,
que no hacer manifiestas las reglas que subyacen en el uso del lenguaje común
con todas sus incertidumbres y su falta de precisión. Sin embargo, a pesar de
este inconveniente, usamos el lenguaje cotidiano libremente y éste funciona
bastante bien para el intercambio normal de informaciones en el universo
de discurso de los asuntos diarios. Lo mismo se puede decir respecto de las
reglas de comprensión inmediata del lenguaje jurídico, que está a medio
camino entre el lenguaje natural y el artificial, quizá más cerca del primero
que del segundo. No es fácil formular estas reglas, pero el hecho de que se
comprendan las normas jurídicas sin que surjan dudas constituye la prueba
empírica de la existencia de tales tipos de reglas semánticas en el lenguaje
jurídico; ésas son “inherentes” al modo de pensar de los juristas, en virtud de
la educación y tradición jurídicas.
Una norma jurídica recibe de tal tipo de reglas del lenguaje jurídico un
cierto sentido que, sin embargo, puede revelarse insuficiente para la decisión
de un caso particular. Las razones por las que el sentido de la norma no es
bastante claro respecto del caso considerado pueden ser múltiples y van
desde la indeterminación de la norma hasta la idea de que ésta pueda llevar
a una solución injusta o sin fin determinado, si se la toma en su sentido más
evidente. Las razones avanzadas como base para dudar de la racionalidad de
una comprensión inmediata se deben a muchos factores, entre los que la parte
más importante atañe, por un lado, al tipo diferente de las normas aplicadas,
y por el otro al carácter anómalo de la situación actual en cuestión, a los que
se añade la divergencia entre las valoraciones incorporadas en la norma y las
propias del intérprete.
La comprensión inmediata de una norma jurídica es, por lo general,
suficiente en la mayor parte de los casos. Pero si subsiste una duda en cuanto
al sentido de la norma aplicada a un caso dado, surge entonces la necesidad,
o de racionalizar el sentido intuitivamente captado, o de buscar aquel sentido
con la ayuda de otras reglas. A éstas se las llama directivas de la interpretación
jurídica, y forman, como se afirmó antes, el núcleo de las teorías normativas
de la interpretación jurídica.
Las directivas de la interpretación jurídica son conocidas desde tiempos
antiguos. En la jurisprudencia europea el ejemplo más popular y más
típico lo constituyen las máximas latinas; las teorías contemporáneas de la
interpretación jurídica han añadido a este grupo tradicional muchas otras
directivas de distinto género. No podemos hacer un inventario de cuanto se
ha dicho sobre tales directivas o de ellas mismas, aunque esto podría presentar
un interés desde el punto de vista histórico y comparativo. Describamos sólo
brevemente nuestra aproximación a las directivas de interpretación.
8. El sentido de toda expresión en cualquier lenguaje depende de las reglas
de sentido válidas en ese lenguaje. En todo lenguaje no artificial, la mayor
parte de las expresiones es ambigua y con un cierto grado de indeterminación,
pero, aun presentándose estas características, el uso de tales expresiones no
está obstaculizado por la falta de un único sentido preciso. El sentido ha
de ser explicado por la aproximación contextual que realizan los hombres
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14 Comp. J. Wróblewski, “The Relativity of Juridical Concepts”, OZR X, 1960, pp. 178 ss.; Id.
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Zagadnienia... op. cit., pp. 151 -193; ver capítulo 7 de este libro.
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Capítulo VI
I. El lenguaje jurídico
1. El lenguaje jurídico es el lenguaje en el que están formuladas las
prescripciones jurídicas o normas jurídicas (ver sección 3)2. Aquí nos
interesamos por los sistemas jurídicos de statutory law en los que el derecho
se concibe como dado en o derivado de leyes (Statutes) y de otros actos
normativos. El paradigma teórico del sistema de derecho es el sistema
que consiste en reglas promulgadas más las consecuencias de éstas que se
reconozcan como válidas3.
Las prescripciones son formulaciones lingüísticas (prescripciones-
formulaciones) y sus significados (prescripciones-significados).
2. El lenguaje jurídico es considerado como un subtipo del lenguaje natural.
Comparte con el lenguaje natural varios y relevantes rasgos tanto semánticos
como pragmáticos, tales como la vaguedad, la contextualidad del significado y
la viabilidad en tanto que instrumento de comunicación. Las características de
un lenguaje jurídico son más bien problemáticas y controvertidas, e incluso es
discutida su verdadera existencia4. Dejando de lado ahora tales controversias,
utilizaré el término “lenguaje jurídico” como un término técnico y su finalidad
está determinada por la definición que he dado antes.
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5 W. Lang, J. Wróblewski, y S. Zawadzki, Teoria pantswa i prawa (Teoría del Estado y del
derecho), Varsovia, 1980, cap. 17.
6 Ver capítulo 4 de este libro.
7 Véase la nota 10 del capítulo 4 de este libro.
8 Cf J. Wróblewski, “Fuzzines of Legal System”, en Essays in Legal Theorie in Honor of Kaarle
Makkonen, Vammala, 1983, pp. 315-319 y bibl. dt. Para la discusión sobre el “núcleo” y la
“penumbra” cf. H. L. A. Hart, The Concept of Law, Oxford, 1961, pp. 12, 124; B. S. Jackson,
Semiotics... op. cit., cap. 7.2, 7.3. B. S. Jackson separa las “questions of meaning”que apuntan
al problema del sentido y las “questions of Interpretation” que apuntan a la referencia
(ibidem, p. 276 y cap. 7.2). Esta separación está bien fundada según la óptica de la semiótica
greimasiana, pero no parece necesaria en la semiótica más bien pragmática que yo utilizo.
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Sentido y hecho en el derecho
La tesis (4) quiere decir que hay partes de la realidad de las que no se
puede decidir, con base en las reglas semánticas del lenguaje, si pertenecen
o no a una clase lingüística dada. Esta indecidibilidad es el rasgo definitorio
del lenguaje vago junto con la tesis (3), la cual establece que existen algunas
partes de la realidad que encajan en las clases lingüísticas de la manera que es
característica en un hard language.
La indecidibilidad semántica en cuestión es la fuente última de la duda
concerniente al significado de una norma-formulación.
La vaguedad definida por medio de la indecidibilidad de “x A” de acuerdo
con las reglas semánticas de un lenguaje jurídico es el primer y más intuitivo
tipo de vaguedad, y puede aparecer también fuera del discurso interpretativo
jurídico. En adelante, la catalogaremos como “vaguedad”.
En el discurso interpretativo jurídico, la duda concerniente a la expresión
“x A” está, sin embargo, también ligada a ciertos rasgos del sistema jurídico
y al contenido de las valoraciones del intérprete. De esta manera salimos
del campo puramente semántico y tenemos que destacar dos nuevas clases
de vaguedad: vaguedad2 y vaguedad3 (ver sección 11). Por tanto, el término
“lenguaje vago” tiene varios significados, constituyendo un aire de familia
basado en la decidibilidad de expresiones de la forma “x A”.
5. En el discurso jurídico existen igualmente ciertos tipos de vaguedad de
las que no nos ocuparemos en el presente trabajo. Por ejemplo, se da una
posibilidad de vaguedad sintáctica debida a los aspectos sintácticos de una
norma-formulación. En este caso, la sintaxis de la formulación genera dudas
concernientes al significado y a la referencia de la norma en cuestión.
Además, se da una vaguedad de validez cuando, de acuerdo, con los
criterios de validez aceptados dentro de un sistema jurídico, no se puede
decidir si una norma pertenece o no al sistema en cuestión9. Esta vaguedad
concierne no sólo a los rasgos del lenguaje jurídico tales como la vaguedad de
referencia y vaguedad sintáctica, sino a la estructura conceptual del lenguaje
que usamos para hablar del sistema jurídico en vigor y de sus elementos.
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14 J. Wróblewski, Zadagnienia... cap. VIII § 2; Id. Constitución... op. cit., cap. 7.3; A. Aarnio,
Philosophical Perspectives in Jurisprudence, Helsinki, 1983, cap. 8.
15 Cf. A. Peczenik, The Basis of Legal Justification, Lund, 1983, cap. 2.3.2, 2.3.6.
16 Cf. A. Aarnio, On Legal Reasoning, Turku, 1977, p. 17; A. Aarnio, R. Alexy y A. Peczenik,
“The Foundations of Legal Reasoning” R 12, 1981, pp. 425 ss.
17 Cf. p. ej. A. Aarnio, On Legal... cap. 4.2.23; Id. Philosophical Perspectives... cap. 8.
18 Este punto de vista está expresado en su forma más radical por C. Cossio, cf. p. ej. La Teoría
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se debería enfatizar que pese a las semejanzas debidas a los problemas que
cualquier razonamiento interpretativo ha de solucionar, se dan esenciales
diferencias entre la interpretación operativa y la doctrinal. La primera no
sólo está ligada a la tesis del significado verdadero, sino que además es una
parte de la decisión judicial y aparece como un pronunciamiento que tiene
una función performativa en el proceso total, jerárquico y autoritativo, de la
toma de decisión. Una interpretación doctrinal carece de tales características.
Con todo, las semejanzas entre estos dos tipos de interpretación son
profundamente importantes: la tarea de la interpretación jurídica en sentido
estricto consiste en eliminar la duda concerniente al significado de una norma-
formulación. El proceso de adscripción de un significado a esta formulación
se justifica de la misma manera, si bien existen diferencias entre las fuentes de
duda que afectan a cada tipo de interpretación.
La idea de un lenguaje vago puede utilizarse para explicar los problemas
relacionados con ambos tipos de interpretación. Pero la interpretación
operativa ejemplifica mejor las relaciones entre la vaguedad del lenguaje
jurídico y los problemas de la interpretación jurídica. Por tanto, utilizaré la
interpretación operativa como objeto de mi análisis.
egológica... Introducción, sección 3 y pp. 113 ss., 127 ss., 164 ss., 522. Cf. una descripción en
J. Wróblewski, Sadowe... cap. XIII (2) y bibl. cit.
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24 Cf. nota 9.
25 J. Wróblewski, “Presupositions of Legal Reasoning” en E. Bulygin y otros (eds.), Man. Law
and Modern Forms of Life, Dordrecht-Boston-Londres, 1985, pp. 286-293.
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Capítulo VII
I. Introducción
1. En el campo de la práctica jurídica es posible destacar la actividad de los
tribunales, denominada aplicación del derecho. Poco importa por el momento
cómo definir esta actividad, o cómo es posible marcar la delimitación entre
ella y la “creación del derecho”. Esta es otra cuestión muy controvertida de la
que no queremos ocupamos aquí2.
Tomemos como ejemplo-tipo de la aplicación del derecho el proceso en el
que el tribunal resuelve un caso cuyo efecto final es una decisión de aplicación
del derecho. En ese supuesto, el tribunal debe determinar la norma en vigor
que va a aplicar teniendo un sentido preciso, los hechos relevantes para la
decisión y, por medio de razonamientos en los que se interfieren elementos
lógicos y valorativos, decidir las consecuencias jurídicas que “implica” el caso
dado3.
En los sistemas en los que el tribunal debe decidir de acuerdo con las
normas legales, la decisión debe ser justificable por medio de esas normas y
de los hechos demostrados según el procedimiento probatorio admitido, así
como por las pruebas presentadas durante el proceso.
Es evidente para todo jurista que por regla general la decisión es el
resultado de una actividad compleja, en la que el juez debe someterse a las
normas de derecho material y a las de procedimiento, pero que goza de una
cierta libertad de elección. Hoy nadie sigue creyendo en una aplicación del
derecho puramente mecánica al estilo de los positivistas del siglo XIX, de la
Begriffsjurisprudenz. Ese rechazo de una idea falsa no implica, sin embargo,
que se denuncie también la ideología de la legalidad; pero, el que la mantenga
estará obligado a justificarla de otra forma.
2. Una norma legal que funcione como fundamento de la decisión jurídica es
siempre una norma que tiene un significado determinado. Es posible suponer
1 Publicado primero en APD XVII, 1972, pp. 51-69; versión italiana con el título “Teoría e
ideología de L'interpretazione giuridica”, en R. Guastini (ed.), Problemi di teoría del diritto,
Bolonia, 1980, pp. 247-259.
2 Comp. J. Wróblewski, “Decision judiciaire: l’application ou la création du droit”, Scientia
vol. CUI, 1968.
3 Comp. para el modelo teórico J. Wróblewski, “Il modello teórico de L’applicazione della
legge”, RIFD 1,1967.
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que -por regla general- el cambio de este significado será relevante para la
decisión cuando el resultado de dicho cambio tenga como consecuencia una
alteración del contenido de esta decisión. La jurisprudencia demuestra que
esta suposición está justificada y es la fuente de la importancia práctica de
la interpretación jurídica en cuanto ésta se concibe como una actividad de
determinación del significado de la norma jurídica.
La interpretación jurídica tiene también una importancia teórica. Para una
ciencia jurídica que esté orientada hacia las necesidades de la práctica, el papel
práctico de la interpretación jurídica es una razón suficiente para situarla en
el centro de los problemas científicos. Para una ciencia jurídica que se interese
por los problemas teóricos del funcionamiento del derecho, la interpretación
de la ley constituye una parte indispensable de la reflexión científica.
Este valor práctico y teórico de la interpretación se manifiesta en el gran
número de publicaciones que se le dedican. Al mismo tiempo la presión de
la ideología sobre los análisis de la interpretación es una prueba de los lazos
estrechos que existen entre lo jurídico y lo axiológico, la moral y la política.
Esta es la razón por la que ciertas distinciones fundamentales son a menudo
descuidadas y por la que se confunden las proposiciones respecto de lo que
es, y las valoraciones y postulados respecto de lo que debe ser.
3. En mi exposición quería analizar dos de las maneras principales de
abordar los problemas de la interpretación jurídica: la manera descriptiva y
la manera ideológica. La oposición puede parecer artificial a la vista de los
lazos profundos existentes entre la teoría y la ideología en el terreno de los
problemas jurídicos, pero me parece que para ver claramente esas relaciones
es necesario precisar sus diferencias.
En la primera parte de mi exposición, pretendo precisar los significados
del término “interpretación” con el fin de fijar el concepto de interpretación
operativa, pues es la interpretación operativa la que constituye la actividad
judicial genérica, objeto de mis análisis.
La segunda parte tendrá como tema la teoría descriptiva de la interpretación,
es decir, la descripción y construcción de modelos de interpretación jurídica.
La tercera está consagrada a la ideología de la interpretación jurídica, es
decir, a la determinación de los valores principales que deben ser puestos en
práctica por la interpretación y a la formulación de directivas interpretativas.
En la conclusión intentaré poner de manifiesto algunas consecuencias que
se desprenden de la distinción entre teoría descriptiva de la interpretación
jurídica e ideología de la misma.
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10 Comp. p. ej. A. G. Conte, Saggio sulla completezza degli ordinamenti giuridici, Turin, 1962,
pp. 76 ss., 95 ss., P. Foriere, “Les lacunes du droit”, en Etudes de logique juridique, Bruselas,
1967, vol, 2, pp. 59 ss.; J. Wróblewski, Zagadnienia... pp. 194 ss. Sobre la completitud cf. L.
Vilanova, As estructuras lógicas e o sistema do direito positivo, Sao Paulo, 1977, caps. X, XIII; la
clausura del sistema es criticada como “logicismo giuridico” L. Lombardi Vallauri, Corso
di filosofía del diritto, Padua, 1981, cap. 1.2. Cf. también J. M. Broekman, “Beyond Legal
Gasp”, LP 4, 1985. El problema de la clausura no existe, sin embargo, en la semiótica
greimasiana cuando se elimina la noción “of the unity of law, and view it as a set of
interacting semiotic Systems”, B. S. Jackson, Semiotics... pp. 276 ss., y cf. cap. 12. 1.
11 R. David, Les grands systèmes de droit contemporains, París, 1969, § 16.
12 Comp. R. Cross, Precedent in English Law, Oxford, 1961, cap. II; ver capítulo 13 de este
libro.
13 J. Wróblewski, Zagadnienia... pp. 119-124; Id. Sadowe... cap. VII. 2.
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14 J. Frank, Courts on Trial, Princeton 1949, pp. 73-77, 159, 316, 321, 324.
15 J. Wróblewski, “Wlasciwosci rola i zadania dyrektyw interpretacyinch” (Características,
papel y tareas de las directivas de interpretación), Ruch Prawniczy, Ekonomiczny i
Socjologiczny 4, 1961, pp. 106 ss.; G. Gotlieb, The Logic of Choice, pp. 71 ss., 87, 153, 159.
Para una descripción del proceso de la interpretación cf. J. C. Cueto Rua, Judicial Methods
of Interpretation of the Law, Louisiana, 1981.
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classe ouvrière en Anglaterre”, ibidem, vol. II; W. I. Lenin, “Nowa ustawa fabryczna” (La
nueva ley sobre fábricas) en Lenin, Dziela, Varsovia, 1950, vol. 2; comp. P. E. Nedbajlo,
Primienienjo sowietskich prawowych norm, Moscú, 1960, pp. 330 ss.
20 J. Wróblewski, Zagadnienia... cap. VI § 4 y bibl. cit.
21 Comp. G. Schubert, The Judicial Mind, Evansten 1965; Id. (ed.), Judicial Behaviour: A Reader in
Theory and Research, Chicago 1964; Id. y D. J. Danelski (ed.), Comparative Judicial Behaviour,
Nueva York-Londres-Toronto, 1969.
22 Comp. F. C. Hicks, Materials and Methods of Legal Research, Rechester, 1942, p. 42.
23 Comp. G. Gotlieb, The Logic of Choice, pp. 25 ss.,154 ss., 166 ss.; RA. Freund, On Law and
Justice, Cambridge, 1968, cap. 5; H. Simón, Models of Man, Nueva York-Londres, 1957,
cap. 15; L. Nowak, Interpretacja prawnicza (La interpretación jurídica), Varsovia, 1973,
caps. III-IX; ver el capítulo 2 de este libro. Para el panorama general cf. Th. F. Geraets
(ed.) Rationality Today. La rationalité aujourdhui, Ottawa, 1979; M. Zirk Sadowski, “Legai
rationality among different types of rationality” en A. Peczenik y otros (eds.), Theory...
op. cit. Para la crítica de la racionalidad técnica. J. Habermas, Teoría i praktyka (Teoría y
práctica), trad. pol., Varsovia, 1983, pp. 383-392.
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V. Conclusión
17. Para concluir queríamos mostrar las consecuencias de nuestro análisis
para el problema de la crítica de la decisión interpretativa. Esta decisión
es el resultado de la interpretación operativa y puede ser concebida como
la conclusión de un proceso que contiene razonamientos y valoraciones. La
fórmula de la decisión interpretativa dada más arriba muestra que el sentido
de la norma es relativo a las directivas interpretativas y a las valoraciones.
Supongamos que no haya fallos “lógicos” en la interpretación. Entonces, el
sentido de la norma interpretada es justificado por medio de las directivas y las
valoraciones. Pero “justificado” no es más que una calificación “formal” o una
“valoración interior”: una vez dadas las directivas y las valoraciones, el sentido
de la norma es determinado según las reglas de inferencia lógica aceptadas.
¿Cuándo, pues, la interpretación es juzgada “correcta”, “verdadera”,
“buena” o secundum legem o su opuesto contra legem?38. Para responder se
debe determinar qué es lex. Hemos visto que la norma interpretada tiene un
sentido dudoso y, por tanto, que no puede funcionar como lex. La lex es por
consiguiente el sentido de la norma después de la interpretación. Calificar una
interpretación de secundum legem significa que es conforme a otra, aceptada
por la persona que califica. Y al contrario, calificar una interpretación de
contra legem significa que es contraria a otra, considerada por la persona
que califica como lex. Nos encontramos aquí con una “valoración exterior”
de la interpretación que tiene por criterio otra interpretación, es decir, otras
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Capítulo VIII
1 Publicado inicialmente en LA 45, 1969, en Ch. Perelman (ed.) Etudes de logique juridique,
Bruselas, 1969, pp. 3-31; reproducido en J. Wróblewski, Meaning and Truth... Helsinki,
1979, pp. 74-112; Helsinki, 1983, pp. 71-103.
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todos los tipos de interpretación que hemos ejemplificado, y medirse con los
grados tasados de estas diferencias.
3. La interpretación jurídica en el sentido que acabamos de determinar,
puede ser analizada utilizando tres clases principales de “material”: “material
psicológico”, “material decisional” y “material teórico”.
“Material psicológico” significa aquí el proceso psíquico mediante el
cual se alcanza la decisión interpretativa. Este mecanismo psicológico o
sociopsicológico es tan interesante y vital para la investigación interpretativa
como difícil de dar con él. El “material decisional” se compone de las
decisiones y justificaciones interpretativas, si las hay, de estas decisiones.
El área de esta clase de material depende de las maneras, normativamente
prescritas y/o tradicionalmente aceptadas, de justificar las decisiones
interpretativas, las cuales constituyen una parte importante del denominado
“estilo” de decisión6. Este material es accesible, fácil, intersubjetivamente. En
último término, existe el “modelo teórico” en tanto que construcción teórica
de la interpretación jurídica basada en ciertos postulados heurísticamente
valorados. El modelo se construye con el fin de enumerar las etapas particulares
de la actividad interpretativa relevantes para su análisis teórico. Se basa en
ciertas presuposiciones sobre el sentido de las expresiones lingüísticas que se
usan en el derecho, determinadas por directivas lingüísticas conectadas con
los contextos particulares de una norma jurídica interpretada.
Por tanto, la interpretación podría analizarse como un proceso psicológico,
como un resultado de este proceso en la forma de una decisión interpretativa
justificada, o en la forma de un modelo teórico. Nuestro punto de arranque
será el modelo teórico mencionado en último lugar, pero tendremos que
utilizar también datos derivados del “material psicológico” y del “material
decisional”.
4. El sentido (o sentidos) de cualquier expresión de un lenguaje dado, está
determinado por las directivas de significado propias de ese lenguaje. Hay
varias clases de tales reglas, pero éste no es el lugar para discutirlas7.
Podemos llamar “lenguaje jurídico” al lenguaje en el que están formulados
los textos jurídicos; tiene algunas características que lo diferencian del
lenguaje cotidiano en los niveles semántico y pragmático, pero no en el
sintáctico8. Para nuestros fines, será suficiente centrar la atención en las
directivas de significado que determinan los sentidos de las expresiones en
lenguaje jurídico.
Se pueden especificar dos clases de tales directivas. Primero, directivas que
vinculan tanto en el lenguaje jurídico como en el correspondiente lenguaje
ordinario. Cuando la norma jurídica es “clara”9, es decir, cuando no hay
dudas concernientes a su sentido en una concreta situación actual decidida
6 Ver nota 2 del capítulo 3 de este libro.
7 Comp. K. Adjukiewicz, “Sprache und Sinn”... pp. 101 -106.
8 Ver nota 12 del capítulo 2 de este libro.
9 El objeto de la interpretación jurídica ha recibido los nombres de “texto legal”, “disposición
legal”, “norma jurídica”, “regla jurídica” como una regla expresada en (o construida de)
un texto legal formulado en un lenguaje jurídico.
133
Jerzy Wróblewski
10 Comp. J. Wróblewski, Zagadnienia teorii wykladni... pp. 104-106; A. Conte, Saggio sulla
completezza degli ordinamenti giuridici, Turin, 1962, pp. 76 ss., 95 ss.; P. Foriers, “Les lacunes
du droit”, en Etudes de logigue juridigue, Bruselas, 1967, vol. 2, pp. 59 ss.
11 El problema de la justificación de la decisión jurídica por medio de normas jurídicas está
discutido en J. Wróblewski, “La règle de la décision dans l'application judiciaire du droit”,
en Ch. Perelman y P. Foriers (eds.), La règle de droit, Bruselas, 1071 ; A. Aarnio, “On the
Justification of Legal Interprétation”, Revue de synthèse 118-119, 1985; R. J. Vernengo, La
interpretación jurídica, México, 1977, cap. 1.
12 Comp. p. ej. N. Bobbio, Scienza e technica del diritto, Turín, 1934, p. 40; Ch. B. Nutting, “The
Ambiguity of Unambiguous Statutes”, Minnesota L.R. voi. XXIV, 1940, p. 516.
134
Sentido y hecho en el derecho
maneras. Nos será suficiente señalar dos grupos básicos -directivas de primer
y de segundo grados- y efectuar algunas subdivisiones en cada uno de ellos.
En el lenguaje jurídico, al igual que en muchos otros lenguajes, hemos de
aplicar una aproximación contextual, impuesta por el hecho de que el sentido
de una expresión lingüística está determinado por el contexto de su uso13.
Las directivas interpretativas de primer grado son reglas que indican cómo
se determina el sentido de una norma jurídica por el uso de elementos de
contextos fundamentales de esa norma. Hay tres clases de contextos relevantes
para el significado de una norma jurídica: el lenguaje en la que está formulada;
el sistema jurídico al que pertenece; y el contexto funcional en el que opera, y
que incluye varios elementos económicos, políticos, culturales y otros factores
sociales de la génesis y operación de la norma en cuestión. A los tres grupos
de directivas, que se corresponden con estos contextos fundamentales, las
llamaremos directivas de interpretación jurídica lingüísticas, sistémicas y
funcionales14.
Las directivas interpretativas de segundo grado determinan la utilización
de las de primer grado y se dividen en dos grupos. Hay directivas que
regulan el uso de las directivas interpretativas de primer grado, estableciendo
la secuencia en la que han de aplicarse y las condiciones de su aplicación
(directivas de procedimiento). También hay directivas que determinan una
selección preferente entre distintos sentidos atribuidos a la norma jurídica
como consecuencia del uso de varias series de directivas interpretativas de
primer grado (directivas de preferencia)15.
5. Ahora podemos construir el modelo teórico de interpretación jurídica
que se basa en las presuposiciones establecidas en la primera parte de este
capítulo. Lo construiremos de una manera muy simple, pero suficiente para
el tema que nos interesa16. Se dan cuatro fases en la interpretación jurídica
operativa.
5.1. La primera fase del modelo teórico concierne al punto de partida de
la interpretación jurídica operativa. Como se ha dicho anteriormente, la
necesidad de tal interpretación surge cuando hay una duda acerca del sentido
“verdadero” o “propio” de la norma que ha de aplicarse al caso en cuestión.
13 Comp. p. ej. T. Segerstedt, Die Macht des Wortes, Zürich, 1947, pp. 37,49, 53 y ss.; C. K.
Ogdeny I. A. Richards, The Meaning of Meaning, Londres, 1948, p. 23; Ch. Morris, Signs
Language and Behaviour, Nueva York, 1946, pp. 8 ss.; J. Wróblewski, Zagadnienia teorii
wykladni... cap. II, § 3.
La contextualidad del sentido es característico de la lengua natural cf. p. ej. E. Goffman,
“Neglected Situations”, en W. Giglioli (ed.), Language and Social Context, Penguin Books
1972; G. Mounin, La machine à traduire, Londres-La Haya-París, 1964, cap. 13 y bibl. cit.
Según B. S. Jackson los tres contextos que yo había identificado, a saber lingüístico,
sistémico y funcional, no son todos los que influyen de acuerdo con la semiótica
greimasiana (B. S. Jackson, Semiotics... pp. 279-281).
14 J. Wróblewski, Zagadnienia teorii wykladni... pp. 143-147, 191 en cap. V, § 3, cap. VI, § 1,
punto 2, 3; punto 1, B. § 3, punto 2; cap. VII; Id. Constitución... cap. 4.2.
15 J. Wróblewski, Constitución... cap. 4.7, 4.8; Id. Sadowe... cap. VII, 2.3.
16 J. Wróblewski, Constitución... cap. 4.
135
Jerzy Wróblewski
17 V. G. Fosterus, Interpres sive de interpretatione iuris libri duo, Wittenberg, 1613, pp. 385, 387,
418. Ver nota 21 del capítulo 6 de este libro.
18 Comp., los puntos de vista que se adhieren a la regla citada antes en el texto p. ej. W. F.
Craies, A Treatise on Statute Law, Londres, 1936, p. 67; C. E. Odgers, The Construction of
Deeds and Statutes, Londres, 1952, p. 180; para un punto de vista opuesto comp. P. Vander-
Eycken, Methode positive de L’interprétation juridique, Bruselas-París, 1907, pp. 18, 344 y
ss. Sobre la vaguedad del concepto “sentido claro” comp. Ch. B. Nutting, op. cit, pp. 513
y ss.; M. Radin, “Statutory Interpretation”, Harvard L. R 43, 1929-1930, p. 881; E. Betti,
interpretazione delle legge... pp. 183 ss.
136
Sentido y hecho en el derecho
19 Comp. Wróblewski, Zagadnienia teorii wykladni... cap. IV, § 1/ 4A/. Ver capítulo 7 de este libro.
20 Ut supra, cap. III § 1 / 3 /.
137
Jerzy Wróblewski
138
Sentido y hecho en el derecho
Justice el Raison... caps. XI, XIV, XVI; Th. Viehweg, Topik und Jurisprudenz... 3 Aufl.; J. Stone,
Legal System and Lawyer’s Reasonings, Stanford, 1964, cap. VIII, § 7-9.
26 Sin embargo, se objeta que esta clase de lógica carece de criterio para calificar la
racionalidad del razonamiento. Comp. J. Horowitz, “La logique et le droit”, en Etudes
de logique juridique, op. cit., pp. 51-52. Esto está unido a la oposición entre justificación y
argumentación según U. Scarpelli, “Gli orizzonti...”, pp. 19-26. Ahora bien, cabe distinguir
varios sentidos del término “justificación”, véase el capítulo 2 de este libro.
27 Para determinar el significado del término”racionalidad”en este contexto, ver G. Gotlieb,
The Logic of Choice... pp. 29-31, 154-155, 164-173. Ver nota 23 del cap. 7 y nota 11 del cap. 2.
28 Se trata de la racionalidad expresada en la justificación de la decisión interpretativa, ver
cap. 2 de este libro.
29 Cf. nota 15 del capítulo 7.
139
Jerzy Wróblewski
30 Para la discusión sobre los problemas de consistencia del sistema jurídico comp. Ch.
Perelman (ed.) Les antinomies en droit, Bruselas, 1965; G. Gavazzi, Delle antinomie, Turin,
1959; J. Wróblewski, Zagadnienia teorii wykladni... cap. VI, § 2, punto 1. Comp, nota 32.
31 Comp. H. L. A. Hart, “Positivism and the Separation of Law and Morals”, Harvard Law Review
71, 1958, pp. 607 ss.; G. Gotlieb, The Logic of Choice... pp. 101, 108 y ss. Para el estudio empírico
del problema de la penumbra en la comprensión de un texto jurídico, comp. J. Wróblewski,
“Zagadnienia jednolitosci i pewnosci rozmienia tekstów prasnych” (El problema de la
uniformidad y de la certeza en la comprensión de los textos jurídicos), Panstwo i Prawo 3.
1966. pp. 550 y ss.; Id. “Fuzziness...”, pp. 315-319 y capítulo 6 de este libro.
32 H. L. A. Hart. The Concept of Law... pp. 124 ss., 132, 140, 143; comp. F. Waismann,
“Verifiability” /en / A. Flew (ed.). Logic and Language, Firts Series, Oxford, 1951, pp. 119
y ss. Ver capítulo 6 de este libro.
140
Sentido y hecho en el derecho
33 Comp. p. ej. J. Wróblewski, Zagadnienia teorii wykladni... pp. 248 y ss. Id. Constitución... p.
48; la directiva D1-5; cf. E. P. Haba, “Lenguaje jurídico e interpretación literal”, Archivos
latinoamericanos de metodología y filosofía del derecho 1, 1980; Maxwell, On the Interpretation of
Statutes, Londres, 1962, p. 3; W. F. Craies, op. cit., p. 149.
34 Comp. p. ej. E. Beal, Cardinal Rules of Legal Interpretation, Londres, 1896, p. 149; Ch. Odgers,
op. cit., p. 191. Comp. el “canon de singularidad”C. K. Ogden y I. A. Richards, op. cit., p. 88
y las observaciones de H. L. A. Hart sobre los “conceptos revocables”, H. L. A. Hart, “The
Adscription of Responsability”, en E. Flew (ed.), Essays in Logic and Language, pp. 148, 156;
también cf. J. Wróblewski, Constitución... p. 47, las directivas DI-2, D1-3.
35 Maxwell, op. cit., p. 3. Pero hay una directiva más general cf. J. Wróblewski, Constitución...
p. 47 directiva D1-1.
36 Comp. las reglas discutidas por Maxwell, op. cit., cap. VII. La directiva Interpretativa de
segundo grado más significativa en lo que atañe a la consistencia es la así llamada “the golden
rule”, comp. J. Willis, “Statute Interpretation” Nutschell Canadian Bar Rev., 1, 1938, p. 12; E. R.
Hopkins, “The Literarl Rule and the Golden Rule”, The Canadian Bar Rev. 1937, p. 695.
37 Comp., regla citada en la nota 34.
38 Maxwell, op. cit., p. 12.
141
Jerzy Wróblewski
un grupo realmente muy heterogéneo. Nos basta con señalar que hay muchas
directivas que necesitan una valoración, por ej., el intérprete ha de considerar
todas las normas relacionadas con la norma interpretada39, ha de evitar la
injusticia40, etc. Ahí están implicadas valoraciones de muchas clases.
Entonces, podemos establecer, generalmente, que las directivas
interpretativas, salvo ciertas excepciones, dependen de valoraciones. Un
intérprete recurre a valoraciones cuando las usa. Este hecho es ampliamente
conocido y sirve como argumento en las discusiones sobre el papel y funciones
de esas directivas en el proceso de interpretación y aplicación del derecho.
9.3. Las directivas de interpretación jurídica pueden agruparse en conjuntos
denominados ideologías y teorías normativas de interpretación jurídica.
Existen varias maneras de clasificar las ideologías y teorías normativas de
interpretación jurídica. La más importante para nosotros es, sin embargo, una
clasificación que tenga como criterio los valores básicos de la interpretación41.
Entonces, tenemos, por un lado, ideologías (teorías) estáticas y, por el otro,
ideologías (teorías) dinámicas. Las primeras asumen los valores básicos de
la seguridad jurídica, certeza jurídica y estabilidad jurídica; las segundas, el
máximo de adecuación del derecho a las exigencias de la “vida”, entendida
ésta como el conjunto de relaciones socioeconómicas, ideológicas y culturales
existentes en el momento de la interpretación. Los diferentes valores básicos
de ambos tipos de ideologías (teorías) de interpretación se relacionan con
diferentes conceptos acerca del sentido de las normas jurídicas interpretadas.
Según las ideologías (teorías) estáticas, el sentido de una norma jurídica es
constante. No cambia en el tiempo y está fijado por el propio legislador.
Este sentido se describe con frecuencia como la “voluntad del legislador”.
Tal “voluntad” se concibe como un acto psíquico. Consiste en un sentido
psicológico de la norma que es la construcción semántica del significado,
lo cual se ajusta más a las formas típicas de ideologías (teorías) estáticas de
la interpretación. Según las ideologías (teorías) dinámicas, el sentido de la
norma jurídica se modifica en relación con los cambios que se producen en
el contexto complejo en el que se la interpreta, es decir, en el contexto de la
“vida” al que antes se ha aludido. El sentido de la norma jurídica no es ningún
hecho psíquico, sino más bien una clase de respuesta que la norma suscita en
142
Sentido y hecho en el derecho
42 J. Wróblewski, Zagadnienia teorii wykladni... cap. VIII, § 2; Id. Constitución... cap. 6.5, 6.6.
43 Comp. A. Peczenik, Wartosc naukowa dogmatyki prawa... § 25; ver nota 37 del capítulo 7.
44 Ver nota 36 del capítulo 7.
45 Comp. J. Wróblewski, Zagadnienia teorii wykladni... pp. 416 y ss.
143
Jerzy Wróblewski
144
Sentido y hecho en el derecho
47 Comp. G. Gotlieb, The Logic of Choice... p. 17, comp. 70; J. Wróblewski, “Il modello teorico
dell’applicazione...”, p. 19; Id. Sadowe... cap. X. 8; Id. “Legal Syllogism and Rationality of
Judicial Decision-Making”, R 1, 1974 (trad. cast. “Silogismo legal y racionalidad de la
decisión jurídica”), Cuadernos de trabajo CEFD 19, 1977, Maracaibo, 1977.
48 Para el problema más general de las opciones valorativas que intervienen en la aplicación
del derecho comp. J. Wróblewski, “Il modello teórico...”, pp. 26 y ss.; G. Gotlieb, The Logic
of Choice... cap. X; J. Nowacki, Analogia legis, Varsovia, 1966. caps. VIII, IX.
49 Los problemas axiológicos de la cuantificación son muy importantes para las posibilidades
de la informática jurídica cf. J. Wróblewski, “Modelli di sistemi giuridici e potenzialità
dell'informatica giuridica”, Informatica e diritto IV. 1, 1978; M “Axiological Problems of
Legai Informatics”, en F. Kaulbach y W. Krawietz (eds.), Recht und Gesellschaft, Berlín,
1978; Id. “Operative Models...”; Id. “Representational Models of Legal Systems and the
Problems of their Computerization”, en V. Frosini, Il diritto nella società tecnologica, Milán,
1981, parte II, cap. 1, 2, 6.
145
Jerzy Wróblewski
y no sólo las relaciones “formales” entre valores. Por tanto, parece que no
es posible ir más allá de escalas parciales entre las que se ha de elegir y que
no engloban todos los valores por los que el intérprete está interesado. En
consecuencia, una lógica de la argumentación no puede precisar estándares
de validez para razonamientos interpretativos análogos a los que requiere la
primera de las posturas establecida antes.
Concluimos, pues, que tanto la primera como la segunda posición acerca
de la validez de los razonamientos interpretativos sólo pueden comprobarse
parcialmente. Respecto de la primera posición, se puede -una vez hechas
ciertas suposiciones- comprobar la validez “formal” de los razonamientos,
la cual frecuentemente está relacionada con el uso consistente de directivas
interpretativas. En relación con la segunda posición, al mostrar una preferencia
por la lógica de la argumentación, se ha de aceptar la validez de la primera
posición para una parte de los razonamientos interpretativos y construir una
escala de valores parcial que determine las preferencias requeridas.
11. La interpretación jurídica aparece como uno de los puntos centrales en
muchas controversias jurídicas y también en el análisis teórico y lógico de las
peculiaridades del razonamiento jurídico. Por tanto, creemos que el análisis
de las características de la interpretación jurídica podría ser relevante para la
controversia entre formalistas-antiformalistas que polariza la opinión lógica
actual50.
Es evidente, sin embargo, que estas dos actitudes están determinadas sólo
de manera general y que debemos definirlas con la suficiente precisión para
nuestra tarea. Por eso, hemos de formular algunas definiciones por medio de
postulados, esperando que éstos cubran las más o menos vagas intuiciones de
las actitudes formalista y antiformalista en materia de interpretación jurídica51.
Cada actitud tiene tres versiones que, a veces, pueden aparecer combinadas.
La actitud formalista se define como aquella actitud que cumple al menos
uno de estos tres grupos de condiciones: (A) afirma que la interpretación
jurídica es un proceso lógico, (A1) es decir, que puede exponerse de una “forma
lógica”; y/o (A2) que las directivas interpretativas tienen una “naturaleza
lógica”; (B) afirma que la interpretación jurídica (B1) puede canalizarse
mediante el uso de directivas interpretativas como reglas de comportamiento
“racional”; y/o (B2) que estas directivas pueden hacerse vinculantes por
una promulgación jurídica y, al menos en esta situación, juegan ese papel
canalizador; (C) postula que la interpretación jurídica debiera ser un proceso
“racional”, “lógico”, etc., que confiera a las decisiones interpretativas un alto
grado de certeza.
La actitud antiformalista se define por los postulados contrarios a los que
definen la actitud formalista. Por tanto, la actitud antiformalista se define
como aquella que cumple al menos uno de los tres grupos de condiciones
50 Comp. p. ej. Ch. Perelman, Justice et raison... cap. XIV; J. Horowitz, op. cit., pp. 43 y ss.
passim; G. Kalinowski, “Logique formelle et droit”, Annales de la faculté de droit et des
Sciences économiques de Toulouse, tomo XV, fase. 1, 1967, pp. 198-210; G. Gotlieb, The Logic
of Choice... cap. II y pp. 11, 73, 168.
51 Comp. p. ej. N. Bobbio, Giusnaturalismo e positivismo giuridico, Milán, 1965, pp. 93 y ss.; Μ.
Jori, Il formalismo giuridico, Milán, 1980; L. Lourival Vilanova, As estructuras... cap. I.
146
Sentido y hecho en el derecho
52 P. E. Nedbajlo, Primieninje sowietskich prawowych norm, Moscú, 1960, p. 419, comp. 389.
Contra esta posición cf. p. ej. L. Lombardi Vallauri, Corso... parte 1 cap. 4.2.
53 P. ej. E. Waskowski, op. cit, cap. III.
54 Ver nota 9 del capítulo 2.
147
Jerzy Wróblewski
los del uso de las reglas lógico-formales, al menos esto no es verdad de todas
las directivas con un componente valorativo (punto 9.2. anterior).
Si, en último lugar, por “naturaleza lógica” de las directivas interpretativas
se quiere decir que se puede formalizarlas análogamente a la formalización
conocida en la lógica contemporánea, nos encontramos con un problema
resuelto análogamente al discutido por referencia a las aserciones A1, A’2
(punto 12.1).
12.3. (ad B1, B’1). La controversia acerca del papel canalizador de las
directivas interpretativas debe discutirse según sea la clase de papel en
cuestión y según sean las clases de directivas que se consideran.
Han de diferenciarse dos papeles principales de las directivas interpretativas:
uno de racionalización y otro heurístico55.
El papel de racionalización consiste en justificar las decisiones interpretativas
sin ninguna referencia a la manera en que se llega a ellas.
Este papel es esencial para las directivas interpretativas utilizadas en el
material decisional. Estas directivas, manejadas según reglas de inferencia
aceptadas, justifican la decisión. Se puede debatir, sin embargo, si se han elegido
correctamente las directivas en cuestión, lo cual supone una aproximación
valorativa (punto 9.3. anterior). Las directivas interpretativas en su papel de
racionalización canalizan la justificación de decisiones interpretativas.
El papel heurístico de las directivas interpretativas se refiere al proceso
psíquico de interpretación. La cuestión estriba en contestar, sobre la base de
una investigación empírica, si, y hasta qué punto, estas directivas ayudan
en la búsqueda del sentido de una norma jurídica interpretada. No parece
que haya fundamento para aventurar ningún enunciado general sobre este
papel. En ciertas situaciones podría ser así, cuando se busca metódicamente
el sentido propio de la norma interpretada y sólo con esta etapa se decide el
caso. En otras situaciones, se capta intuitivamente cómo se debe decidir el
caso y sólo entonces se buscan las normas o la interpretación de normas que
podrían justificar esa decisión.
Sin embargo, se puede asegurar que la difuminación de diferencias entre el
papel de racionalización y el papel heurístico de las directivas interpretativas
conduce a serios equívocos. Especialmente, del escepticismo sobre el papel
heurístico de las directivas interpretativas canalizadoras (incluso si este
escepticismo fuera acreditado por una investigación empírica adecuada) no se
debería “inferir” que esas directivas no tienen ningún papel, o que su papel de
racionalización es sólo una pura mistificación56. Y del papel de racionalización
no se debería “inferir” que las directivas interpretativas juegan siempre un
55 Comp. J. Wróblewski, “Wlasciwosci rola...”, pp. 106-111; G. Gotlieb, utiliza los términos
“guía” y “justificación” The Logic of Choice, pp. 71 y ss., 87, 153,159.
56 Comp. p. ej., la literatura jurídica americana. J. Dewey, “Logical Method and Law” Cornell
Law Quartely, voi. X, 1924-25, p. 22; M. Radin, “Statutory Interpretation”, Harvard Law
Review vol. XXXIV, 1930, p. 863; Id. “Realism In Statutory Interpretation”, California Law
Review vol. XXIII, 1935, p. 156; Id. “A Short Way with Statutes”, Harvard Law Review vol.
LVI, 1942, p. 388; R. Pound, “The Politicai and Social Factor in Legal Interpretation”,
Michigan Law Review vol. XLV, 1947, p. 599; H. W. Jones, “Statutory Doubts and Legislative
Intention”, Columbia Law Review vol. XL, 1940, p. 957; Id. “Extrinsic Aids in the Federal
148
Sentido y hecho en el derecho
Courts”, Iowa Law Review vol. XX, 1940, p. 601; Id. “The Amblguity of Unambiguous
Statutes”, Minnesota Law Review vol. XXIV, 1950, p. 509. Para una discusión general,
ver J. Whiterspoon, “Administrative Discretion to Determine Statutory Meaning: ‘The
High Road’“, Texas Law Review vol. XXXV, 1956-57, pp. 73- 83; Ph. Gerard, “Le recours
aux travaux préparatoires et la volonté du législateur”, en M. van de Kerchove (dir.,
L’interprétation... op. cit.).
57 De la literatura jurídica americana comp. p. ej. H. Silving, “A Plea for a Law of
Interpretation”, University of Pensylvania Law Review vol. XCVIII, 1950, pp. 499 y ss; Q.
Johnstone, “Evaluation of the Rules of Statutory Interpretation”, Kansas Law Review vol.
III, 1954, pp. 1 y ss.; R. Η. Jackson, “The Meaning of Statutes -What Congress Says or What
the Court Says”, American Bar Association Journal vol. XXIV, 1948, pp. 535 y ss. Para una
discusión generai, ver J. Whiterspoon, “Administrative Discretion to Determine Statutory
Meaning: ‘The Low Road’“, Texas Law Review vol. XXXVIII, 1960, pp. 392-438.
58 P. ej. H. Silving, “A Plea for a Law...” pp. 511, 526-528.
149
Jerzy Wróblewski
59 Comp. p. ej. Interpretation Act, 1889, cf. Maxwell, op. cit, pp. 399 y ss. Código Penal
Polaco, 1969, cap. XVII. Sobre la naturaleza de las definiciones jurídicas, cf. U. Scarpelli,
“La definizione nel diritto”, en U. Scarpelli (ed.), Diritto..., A. Ross, “La definizione nel
linguaggio giuridico”, ibidem, C. E. Alchourrón y E. Bulygin, “Definiciones y normas”,
en E. Bulygin y otros (eds.), El lenguaje del derecho, Buenos Aires, 1983; A. Pérez Carrillo,
Introducción al estudio del derecho, México, 1978, cap. V. Según la semiótica, el control
institucionalizado de los cambios semánticos es específico en el derecho cf. D. Carzo, L
segni del potere, Milán, 1981, p. 188 según B. S. Jackson, Semiotics... p. 307.
60 P. ej. Código Civil Polaco, art. 4: “Las prescripciones del derecho civil deben interpretarse
y aplicarse de acuerdo con los principios de la constitución y los objetivos de la República
Popular de Polonia”. Ver también A. Giuliani, L'applicazione... parte II, cap. 1.
61 Comp. O. Brusiin, Ueber das juristischen Denken, Copenhague-Helsinki, 1951, p. 110.
62 Comp. p. ej., la posición dinámica adoptada por la actitud antiformalista P. Foriers, “L‘état
des recherches de logique juridique en Belgique”, en Etudes de logique juridique..., vol. 2,
p. 41. La postura moderadamente estática adoptada dentro de la actitud formalista P. E.
Nedbajlo. op. cit., 331-335, 415-421.
150
Sentido y hecho en el derecho
63 Comp. notas 24 y 49. La oposición entre las dos actitudes en una perspectiva histórico-
doctrinal, M. Villey, “Questions de Logique juridique dans l’histoire de la Philosophie du
droit”, en Etudes de logique juridique... vol. 2, pp. 3 y ss., passim.
151
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo IX
I. Introducción
1. En las discusiones acerca del concepto de principio del derecho se aprecia
gran cantidad de controversias teóricas y prácticas. No hay acuerdo sobre la
esencia de los principios, y las opiniones sobre su papel confunden a menudo
la descripción de los datos empíricos con los postulados normativos. Esta
situación determina el análisis del papel de los principios en la interpretación
del derecho2.
Nuestro ensayo pretende identificar los problemas acerca del papel de los
principios del derecho en la interpretación jurídica y la descripción de las
formas de su solución desde el punto de vista de la teoría y de la ideología. El
método seguido es el análisis semántico de la palabra “principio del derecho”
en la interpretación jurídica, es decir, en la lengua de la práctica judicial (la
lengua jurídica) y en la interpretación doctrinal, es decir, en la lengua de la
ciencia del derecho. La descripción de la interpretación jurídica hecha por la
práctica o por la ciencia, tiene como resultado la teoría de la interpretación,
mientras que la ideología de la interpretación se ocupa de los valores y
postulados que establecen el “verdadero sentido” de los textos interpretados.
2. Es evidente que el discurso jurídico, que se refiere a los problemas de los
principios y de la interpretación, tiene en cuenta el tipo concreto de derecho,
el tipo de práctica jurídica y el tipo de ciencias jurídicas. Esos tres campos
forman el fondo de nuestro análisis.
El derecho al que nos vamos a referir en este análisis pertenece a los sistemas
de statutary law o a la familia de los derechos romano-germánica y socialista3.
La práctica de interpretación jurídica es la de los tribunales que funcionan
153
Jerzy Wróblewski
4 Cf. A. Aarnio, On Legai Reasoning, op. cit.. pp. 227-229; Id. Denkweisen der Rechtswissenschaft,
Viena-Nueva York 1949, cap. 4.1, 4.3; W. Krawietz, Juristische Entscheidung... §§ 19-25; J.
Wróblewski, “Towards a Metatheory of Law”, R 2, 1981.
5 Ver nota 12 del capítulo 2 de este libro.
154
Sentido y hecho en el derecho
155
Jerzy Wróblewski
156
Sentido y hecho en el derecho
157
Jerzy Wróblewski
10 Cf. J. Wróblewski, “Legal Norm as the Object of Legal Sciences”, A1 C11, 1969; W. Lang,
J. Wróblewski, S. Zawadzki, op. cit., cap. I; Z. Ziembinski, Problemy... cap. 1.1, 1.3.
11 Cf. J. Wróblewski, “Podstawowe problemy metodologiczne dogmatyki prawa” (Problemas
metodológicos fundamentales de la dogmática jurídica), Studia Metodologiczne no. 20,
1981 ; A. Aarnio, On Legal... part. III; Id. Denkweisen... cap. 2.3, 4.1, 4.2; Id. Philosophical
Perspectives, op. cit., cap. 10; W. Krawietz, op. cit., §§-16; C.S. Nino, Introducción al análisis
del derecho, Buenos Aires, 1980, cap. VI. 2 y nota 9; E. Zuleta Puceiro, Paradigma dogmático
y ciencia del derecho, Madrid, 1981, cap. 1.
12 Cf. J. Wróblewski, “Law and Philosophy”, OZR 28, 1977; A. Aarnio, Denkweisen..., cap.
4,7.5; W. Krawietz, op. cit., §§ 19-25; W. Lang, J. Wróblewski, S. Zawadzki, op. cit., cap.
1.2.4; Z. Ziembinski, Problemy... cap. 1.4 y nota 9.
13 Para la dogmática jurídica polaca cf. S. Wronkowska, M. Zielinski, Z. Ziembnski, Zasady
prawa. Zagadnienia podstawowe (Los principios del derecho. Problemas fundamentales),
Varsovia, 1974, donde los autores subrayan la diferencia entre los principios tratados de
manera directiva y descriptiva (cap. 11, § 2).
14 Para un análisis más detallado cf. J. Wróblewski, “Legal Norm...”, passim.
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...DI1n y de segundo grado DI21, DI21 ... DI2n, así como según las valoraciones
inherentes a la utilización de esas directivas, a saber Vi(DI11), Vi (DI12) ... Vi
(DI1n) y Vi (DI21), Vi (DI22)... Vi (DI2n)20. Esta fórmula se puede aplicar tanto a la
interpretación operativa como a la interpretación doctrinal. Los problemas de
la validez de la interpretación como institución jurídica no nos interesan aquí.
Es sabido que dentro del campo de la interpretación operativa se encuentran
las interpretaciones que tienen validez jurídica21, y que sólo en raros periodos
históricos esta validez ha sido atribuida a las decisiones de la interpretación
doctrinal.
Entre los dos géneros de interpretación hay relaciones mutuas. La
interpretación operativa estimula los problemas de la interpretación doctrinal
evocando un análisis teórico y a veces críticas ideológicas. La interpretación
operativa es una fuente importante de información acerca del funcionamiento
del derecho, y en ciertas concepciones teóricas es un factor decisivo para
identificar el derecho en vigor (ver n°. 19). Por otra parte, la interpretación
doctrinal influencia la interpretación operativa a través de la educación de las
personas que aplican el derecho y de la autoridad de la ciencia. En nuestro
trabajo, esa interdependencia mutua no será, sin embargo, analizada, con
excepción de la comparación entre la determinación de los principios en esos
dos géneros de interpretación (ver n°. 27).
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24 J. Wróblewski, Zagadnienia... cap. VIII, § 2. Id. Sadowe... cap. VI. 3; ver capítulo 7 de este libro.
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25 Cf. C. E. Alchourrón y E. Bulygin, Normative Systems, op. cit., L. M. Friedmann, The Legal
System, Nueva York, 1975; J. Raz, The Concept of a Legal System, Oxford, 1970; A. Conte,
Saggio sulla completezza...; H. L. A. Hart, The Concept of Law, op. cit., cap. V-Vll.
26 Cf. J. Wróblewski, “Modelli di sistemi giuridici...” pp. 56-63; Id. “Operative Models...” pp.
218- 224; Id. “Fuzzines...” pp. 319-322. Los símbolos utilizados en el texto están conectados
con la terminología inglesa: a saber LS está en lugar de “legal System” y las dos letras
siguientes determinan su estructura: LE (“enacted law”), FC (“formal consequences”), IC
(“Interpretative consequences”), PP (“policies, principies”), OL (“operative law”); cf. nota 26.
27 Es la situación de los principios, políticas y otros estándares en la teoría de Dworkin, la
164
Sentido y hecho en el derecho
A esas reglas se les da el mismo trato que a las demás normas y, en ese sistema,
son fuente de PJD.
Según los conceptos de sistema LSLE, LSFC, LSIC y LSPP, los principios
extrasistémicos del derecho, a saber los principios PJE y PSE, no son normas
del derecho en vigor y no forman parte del derecho.
Queda todavía un concepto operativo del derecho (OL). Según ese
concepto en su versión radical, las normas en vigor son las normas aplicadas
en la jurisprudencia. Cuando una decisión judicial se refiere a una regla, esta
regla está en vigor y forma parte del sistema. La terminología utilizada en este
trabajo y la tipología de los principios no están adaptadas a ese concepto de
sistema y eso provoca algunas paradojas. Según ese concepto de sistema, los
principios PJD, PJI y PJE forman parte del sistema, y bajo ciertas condiciones
podría discutirse si también los PJC en el caso de que estén formulados como
reglas. Los principios formulados en la ciencia del derecho son normas cuando
son aplicados en las decisiones.
20. Teóricamente se debe distinguir entre la interpretación de los principios
y el papel de los principios en la interpretación.
Cuando el principio es vago, no satisface las necesidades de la práctica o
de la ciencia del derecho, entonces debe ser interpretado. A los principios-
reglas se les deben aplicar todas las observaciones hechas ya a propósitos
de la interpretación jurídica. Nos referimos a los principios PJD, PJI, PJE
y PSD, PSI, PSE. Esos principios son utilizados en la interpretación como
reglas que tienen el sentido suficientemente preciso para las necesidades
de su función.
Los principios que no son reglas, a saber los PJN, PSN, PJC y PSC, en
ciertas situaciones tampoco se adaptan a las necesidades de la interpretación
jurídica y entonces es necesario precisar su sentido. Cuando se habla de su
“interpretación”, se emplea este término en un sentido más amplio que el
utilizado en nuestro trabajo (ver n°. 13).
Nuestro tema no es, sin embargo, la interpretación de los principios del
derecho, sino su papel en la interpretación jurídica y, por eso, dejamos la
primera cuestión sin discutir. El papel de los principios del derecho, desde el
punto de vista teórico, depende del tipo de principios y también, aunque de
una forma menos acentuada, del tipo de interpretación.
21. Los principios del derecho positivo PJD y PSD son las normas en vigor,
calificadas como más importantes que las demás. Su papel se manifiesta sobre
todo en los casos de conflicto de leyes y en la interpretación sistémica. La
solución de conflictos rebasa el campo de nuestro análisis28, pero podemos
mencionarla, pues está vinculada a los problemas interpretativos.
cual es muy discutida ahora cf. R. Dworkin, “The Model of Rules”, en J. Feinberg y H.
Gross (eds.), Philosophy of Law, Encino-Belmont, 1975, pp. 82-92; T. B. Benditt, Law as Rule
and Principle, Stanford, 1978, cap. 4; G. Hughes, “Rules, Policy and Decision-Making”,
en G. Hughes (ed.), Law, Reason and Justice, Nueva York-Londres, 1969, cap. 4; R. Alexy,
“Zum Begriff des Rechtsprincips”, R 1,1979.
28 Cf. K. Opalek y J. Wróblewski, Zagadnienia... cap. III (3.2); N. Bobbio, Des critères pour
résoudre les antinomies”, en Ch. Perelman (ed.), Les antinomies en droit, Bruselas, 1965.
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Sentido y hecho en el derecho
analizamos este tema dentro del marco del concepto LSLE o LSFC (ver n°. 19).
El análisis teórico prueba que la actividad interpretativa está determinada
por factores que no pertenecen al derecho. Entre esos factores se encuentran
las reglas extrasistémicas, de las que algunas son consideradas como
“principios”. Son “principios del derecho” si se les considera “principios del
derecho que debe ser”. Son “principios de la interpretación” si se les considera
como regla para determinar el “sentido verdadero” de las normas del derecho.
La diferencia depende de la teoría o de la ideología de la interpretación: se
decide si hay una frontera entre el derecho que es y el derecho que debe ser
y se determina la naturaleza reconstructiva o creadora de la interpretación.
El papel de los PJE y PSE es analizado teóricamente bien en los procesos
psíquicos de la interpretación, bien en las justificaciones de las decisiones
interpretativas30. En el primer caso, se constata cuándo los principios
extrasistémicos influencian la decisión, es decir, cuál es su papel en la
delimitación del campo de la decisión en lo que concierne a la elección de las
alternativas de esta decisión. El análisis de las justificaciones (motivaciones)
de la decisión puede identificar los principios como argumentos del
razonamiento.
Los principios PJE y PSE juegan un papel importante en la interpretación
funcional del derecho. Esos principios son los medios para adaptar la letra de
la ley a las necesidades de la vida.
23. Los principios PJN, PSN, PJC y PSC por definición no son reglas, sino
que son o nombres o construcciones, y por lo general, son todos resultado del
análisis científico del derecho en vigor; por lo que, en este caso, la jurisprudencia
sigue a la ciencia. Los principios-nombre PJN y PSN son sobre todo producto
de la sistematización del derecho y tienen importancia interpretativa. Cuando
el principio-nombre pone de relieve los rasgos esenciales de una institución,
proporciona una dirección para interpretar las normas de esta institución. El
principio-nombre contempla la institución desde un punto de vista sistémico
o funcional. En el primer caso, es por razón de la estructura de la institución,
y en el segundo, por razón de su teleología, por lo que son tratados como
esenciales. El papel de los principios-nombre está bien marcado tanto en la
interpretación sistémica como en la interpretación funcional.
Teóricamente sería interesante analizar los mecanismos de la formulación
de los principios-nombre y explicar el carácter de los razonamientos por
medio de los que se pasa de esos principios a las directivas interpretativas.
Pero no podemos ocuparnos aquí de ese problema.
Los problemas referentes a los principios-construcción PJC y PSC son
análogos a los de PJN y PSN. Los principios-construcción son premisas
aceptadas en la práctica jurídica y en la ciencia del derecho. Su paradigma
célebre es el legislador racional o perfecto, o la voluntad que le es atribuida.
Esta construcción tiene un carácter más bien complejo. Hoy en día no hay casi
juristas que crean en la realidad de ese legislador o en la historicidad de su
voluntad. El ingenuo realismo de los positivistas ha desaparecido.
Ese legislador está caracterizado por diversos atributos: no dicta normas
30 J. Wróblewski, “Motivation de la décision judiciaire”, en Ch. Perelman y P. Foriers (eds.),
La motivation des décisions de justice, Bruselas, 1978, pp. 119-122, 130-132.
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interpretación funcional.
La ideología dinámica considera a los principios PJI y PSI como una
formulación de razones y fines de la regulación jurídica, y como tales, son
importantes en la realización de los valores dinámicos. Pero esos principios
a veces están relacionados con normas en vigor de una forma más libre de lo
que permiten las reglas del razonamiento. Por eso, este grupo de principios es
más amplio que en la ideología estática.
Los principios PJE y PDE son muy importantes en la interpretación
funcional. En la ideología dinámica, esta interpretación es un factor decisivo
para la realización de los valores dinámicos. Esos principios, ya sea como
principios del derecho o como principios de la interpretación, dan la libertad
de elección necesaria para hacer al derecho más adecuado a la vida.
Los principios PJN, PSN, PJC y PSC juegan el papel determinado por su
contenido. Cuando su contenido los caracterice según la ideología estática,
servirán a los valores estáticos. Pero también pueden servir a los valores
dinámicos, sobre todo cuando están ideológicamente orientados o cuando
están vinculados a valores y reglas importantes para la interpretación
dinámica.
Para los principios PJN, PSN, es la construcción teleologica de la institución
la que cambia en el tiempo y la que es importante para los valores dinámicos.
En relación con los principios PJC y PSC, las características de las valoraciones
de la construcción del “legislador actual” son las que determinan de forma
efectiva, funcional y justa el contenido de la interpretación. Por eso, estos
principios pueden servir para una interpretación funcional tanto como los
principios extrasistémicos.
27. Las relaciones entre las ideologías divergentes de la interpretación
jurídica serán presentadas como relaciones entre interpretación operativa y
doctrinal desde el punto de vista de la ideología (ver n°. 24).
Cuando los PJD y PSD son los mismos, es síntoma de que los criterios de
calificación de las normas como “principios” son iguales y que su aplicación
conduce a los mismos resultados. Una diferencia entre PJD y PSD prueba que
la práctica y la ciencia del derecho no están de acuerdo sobre la importancia
de las normas en vigor.
En caso extremo, esta diferencia expresa una diferencia ideológica: lo que
es esencial desde un punto de vista estático, cuando el contexto del derecho
cambia, puede convertirse en menos importante, y las normas que eran
anteriormente “ordinarias”, ganan una importancia mayor.
Cuando los PJI y PSI son los mismos, las reglas de razonamiento y su
aplicación en la práctica judicial y en la ciencia son idénticas. Esta sería una
situación de lo más común si esas reglas fueran las “interpretaciones” (en
el sentido lógico de esa palabra) de las tesis de una lógica formal. Pero la
situación es más complicada y las discusiones acerca del papel de la lógica
formal en los razonamientos jurídicos prueban que no existe una communis
opinio doctorum. Entonces aparecen las diferencias entre los PJI y PSI. Desde
el punto de vista de la ciencia, entonces se califica a los PJI que no encuentran
sus análogos en los PSI como “falsos principios”, es decir, como reglas que no
son normas en vigor; esto lo son para la ciencia del derecho únicamente los
170
Sentido y hecho en el derecho
5. Conclusiones
28. El papel de los principios del derecho en la interpretación jurídica
depende tanto del concepto de principio, de la utilización de los principios en
la interpretación operativa y doctrinal, como del punto de vista desde el que
se analice ese papel. La interferencia de todos esos factores hace el análisis
más complicado de lo que parecía a primera vista. El análisis contenido en
nuestro trabajo ha tratado de evitar siempre que ha sido posible los problemas
secundarios, pero de cualquier forma el panorama de los problemas esenciales
continúa siendo bastante complejo. Es un panorama descriptivo que no
puede resolver los problemas teóricos ni ideológicos, pero debe ayudar a
comprenderlos mejor.
171
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo X
I. Introducción
1. El paradigma de la decisión jurídica es la decisión judicial. Su finalidad
es la de decidir el caso presentado ante el tribunal competente, según
las disposiciones en vigor aplicándolas a los hechos. La decisión es la
determinación de las consecuencias jurídicas de los hechos o de la situación
jurídica.
El fundamento de hecho es necesario para decidir el caso. Ahora bien, es
necesario proporcionar las pruebas según las cuales el tribunal afirma que el
hecho está probado. La fórmula típica de esta constatación es una aserción o
una valoración: “el hecho F existe en las dimensiones espacio-temporales ST”.
El derecho regula la práctica de las pruebas y establece así su marco
normativo. La regulación normativa está basada en la axiología de la decisión
jurídica en general, y en la axiología de la aplicación judicial del derecho en
particular. Determina así el lugar que ocupan la lógica y la argumentación en
la actividad judicial y su papel en la justificación de las decisiones probatorias.
Por “lógica” entendemos, en nuestro trabajo, las inferencias basadas en reglas
de razonamiento que no impliquen valoraciones, por “argumentación” la
aplicación de otras reglas.
Esta convención está pensada, sobre todo, de cara a la justificación de las
decisiones probatorias. En nuestra cultura jurídica, toda decisión debe estar
justificada en el sentido amplio del término2. Ahora bien, el problema que se
plantea es el de saber si las decisiones probatorias son justificables por medio
de la lógica o de la argumentación, o de ambas, según el caso.
Nuestra tesis es que las justificaciones de las decisiones probatorias tienen
características mixtas.
2. El problema del papel de la axiología, de la lógica y de la argumentación en
la prueba jurídica puede ser analizado en el nivel general de la lógica jurídica,
en el sentido amplio de ese término, unido a la teoría general del derecho,
en el nivel de los tipos de derecho elaborados por la macrocomparatística
jurídica, o, por último, en el nivel de un sistema jurídico particular.
Nuestro trabajo toma como objeto los sistemas de statutory law, pero su
campo de referencia es el derecho polaco contemporáneo, como ejemplo de
1 Publicado en Ch. Perelman y P. Foriers (eds.), La preuve en droit, Bruselas, 1981, pp. 331-355.
2 Ver capítulo 2 de este libro.
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3 Comp. R. David, Les grands systèmes... II parte. Para los datos comparativistas comp. G.
A. Micheli y M. Taruffo, “L’administration de la preuve en droit judiciaire”, en Towards a
Justice with Human Face. The Firts International Congress on the Law of Civil Procedure,
Gante, 1977; H. Nagel, Grundzüge des Beweisrechts im europäischen Ziviiprozess, Baden-
Baden, 1976; W. Broniewlcz, “Osservazioni sui mezzi di prova nel processo civile dei
paesi socialisti”, en Studi in onore di E. T. Liebman, Milán, 1979; J. Gwiazdomorski y M.
Cieslak,”La preuve judiciaire dans les pays socialistes à l’époque contemporaine”, en La
preuve, Recueil de la Société Jean Bodin, tomo XIX, Bruselas, 1963.
4 Las abreviaturas: cc (código civil polaco, 1964); c. p. c. (código procesal civil polaco,
1964); c. p, (código penal polaco, 1969); c. p. p. (código procesal penal polaco, 1969);
Crim. (Sentencia de la Sala de lo Criminal del Tribunal Supremo de Polonia); OSPiKA
(Orzecnictwo Sadów Polskich i Komisji Arbitrazowych / Jurisprudencia de ios Tribunales
Polacos y de las Comisiones de Arbitraje).
5 Comp. J. Wróblewski, Sadowe... pp. 187 y ss., y nota 74.
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las directivas de prueba DP2, DP2... DPn”7. Por lo que la fórmula general de la
justificación de la prueba será:
P1 P2... P - ► F ex ST
Las pruebas P1, P2 ...Pn pueden ellas mismas estar vinculadas con relaciones
del tipo DP, pero para simplificar nuestra exposición las trataremos como el
conjunto de premisas que justifican (en el sentido extendido de ese término)
la expresión “F ex ST”.
7. Los problemas de la prueba jurídica dependen de la calidad de los
hechos que se prueban y del contexto axiológico de la prueba, formado por su
posición en la toma de decisión judicial y su regulación normativa.
Hechos probados son los señalados por los nombres o descripciones
contenidos en las disposiciones jurídicas. La tipología de los hechos depende
de la forma en la que están designados en los textos legales. Esta designación
puede ser clarificada según tres dicotomías: la oposición descriptiva-
valorativa, positiva-negativa y simple-relacional8.
En este trabajo voy a analizar solamente los problemas de la prueba
de hechos designados de forma descriptiva. Para mostrar el papel de la
argumentación en la prueba jurídica, el análisis de esta clase es suficiente. Si
la argumentación es necesaria para probar esos hechos, lo sería a fortiori para
probar hechos determinados de forma valorativa.
La dicotomía entre esas dos formas de determinación de los hechos
no es neta más que en casos extremos, ya que la lengua del derecho tiene
características muy complicadas. He aquí algunos ejemplos de determinación
descriptiva: “vehículo”, “quien mate a un hombre”, “documento”, “moneda
falsa”; y valorativa: “razones justificadas”, “interés justificado”, “motivos
básicos”.
Las dicotomías entre determinación positiva y negativa, simple y relacional
no serán analizadas aquí, pues su especificidad no añade nada interesante
para nuestro estudio.
8. Los hechos son determinados de forma descriptiva cuando Fdex ST es
una proposición que puede ser verificada o falseada en la lengua L. Es una
proposición empírica existencial. Para probarla se hace uso de directivas de la
prueba que no exigen más que la descripción de la realidad y la aplicación de
la lógica alética y de las “leyes” de las ciencias empíricas. Filosóficamente, la
existencia de esos hechos es concebida de una forma materialista o empirista.
La proposición “Fdex ST” no estará probada más que cuando sea una inferencia
de las pruebas P1, P2 ...Pn que son proposiciones verdaderas en la lengua L.
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proceso y la valoración de las pruebas M. Taruffo, “Judicial Reasoning and the Evaluation
of Proofs”, AUL 24, 1986.
15 G.A. Michelli y M.Taruffo, op. dt., p. 107.
16 Ch. Perelman, Justice et Raison, op. cit.,p. 313.
17 Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, Traite de Targumentation, op. cit.
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23 Esta posibilidad aparece subrayada p. ej. en Ch. Perelman, Logique juridique. Nouvelle
rhétorique, París, 1979, p. 146.
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24 Crim. de 28. 1. 1975 IV RR 313/74 OSPiKA 1978 K 153 con glosa de W. Daskiewicz.
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falsas siguiendo las sugerencias del que interroga. Surge entonces el peligro
de actuar contra el valor de la verdad material, que debe ser la finalidad del
interrogatorio. Es la doble cara de la restricción de la libertad, puede ser
utilizada contra la ley para obtener la verdad material a cualquier precio, o
para ocultarla.
La importancia de la inadmisibilidad de las pruebas obtenidas por
declaraciones efectuadas en una situación de restricción de libertad es
evidente25. La posición de la jurisprudencia es formulada de forma autorizada
por el Tribunal Supremo de Polonia: “Las disposiciones del código procesal
penal tienen como finalidad la creación de las circunstancias óptimas para el
descubrimiento de lo que se conoce como verdad material. Con esa finalidad,
el código contiene ciertas normas que obligan a los participantes en el proceso
a observar las formas procesales de la prueba. El tribunal tiene el deber de
vigilar la observancia de esas formas. Cuando el tribunal rehúsa utilizar como
prueba un documento del proceso que haya sido preparado en contra de las
disposiciones en vigor, esta decisión está basada en el art. 1 c.p.p. y no puede
calificarla de forma contraria al art. 2 § 1 c.p.p.”26. El art. 1 c.p.p., dice que
el proceso penal ante el tribunal está regulado por ese código, y el art. 2 § 1
define los fines del proceso subrayando el principio de la verdad y del castigo
del autor del crimen.
Las condiciones en las que se puede invocar esa falta de libertad son
importantes. La jurisprudencia no es unánime al interpretar el artículo 157 § 2
c.p.p., en esta materia. Ahora bien, el Tribunal Supremo ha señalado que basta
con demostrar la probabilidad de la falta de libertad para que la restricción
sea admitida27.
Las consecuencias de esta inadmisibilidad de las pruebas se derivan de la
interpretación de los principios del proceso directo; no se pueden sustituir las
pruebas del interrogatorio del testigo o del acusado por las declaraciones de
la persona que les ha interrogado, o por las actas del interrogatorio (art. 337 §
1 c.p.p.; art. 158 c.p.p.)28.
El hecho de que sean necesarias las decisiones del Tribunal Supremo en
casos de ese tipo es un indicio de que no hay unanimidad en la interpretación
o en la aplicación de esas disposiciones.
20. La inadmisibilidad de pruebas está estrictamente regulada por la ley. Es
tratada como una excepción a la regla general según la cual el tribunal debe
determinar la verdad material por todos los medios posibles, con excepción
de los prohibidos por la ley.
La doctrina está dividida respecto a los resultados de la presentación de
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de las circunstancias, el tribunal puede repetir este test ex officio”36. Por tanto,
se ve claramente que en este segundo género de dificultades el tribunal debe
decidir acerca de la veracidad de las pruebas, y que la situación no es fácil,
puesto que lleva hasta el Tribunal Supremo.
Parece que la teoría “de la libre valoración de las pruebas”, según la
cual la convicción íntima del juez es el factor decisivo, no es perfecta. Debe
combinarse con la existencia de presunciones, que son el medio para llegar a
una decisión cuando la verdad material es inaccesible o casi inaccesible y se
quiere que la decisión sea tomada de una forma de lo más cierta, previsible
y uniforme que sea posible. Pero al mismo tiempo, la referencia a la ciencia
y a la experiencia común no excluye valoraciones ni elecciones. Por tanto,
es evidente que las decisiones probatorias recurren tanto a la lógica como
a la argumentación para justificarlas. Y la justificación es por regla general
necesaria cuando la decisión es controlada.
24. El principio de la convicción íntima del juez en “la teoría de la libre
valoración de las pruebas” presenta problemas de control. Ahora bien, en
“la teoría legal (formal) de las pruebas”, los problemas de control son de
la observancia de las disposiciones legales, puesto que las directivas de la
prueba son normas jurídicas. En la otra “teoría” es el principio de la convicción
íntima el que plantea dos preguntas fundamentales: ¿se debe controlar esta
convicción?, y ¿cómo controlarla?
La respuesta a la primera pregunta es afirmativa, ya que la valoración
de las pruebas no debe ser arbitraria, sino consecuencia de la imposibilidad
de formular a priori otras directivas de la prueba que no sean la referencia
a la ciencia y a la experiencia común. Ahora bien, a veces ni la ciencia ni la
experiencia común determinan de forma decisiva la verdad material y entonces
se debe elegir entre pruebas presentadas que se excluyen mutuamente.
En ese caso, la solución aceptada es el criterio de la convicción íntima. La
“libre valoración de las pruebas” no es, sin embargo, libre en relación con las
reglas de la lógica37. La “lógica” significa aquí el respeto del principio de no-
contradicción y de racionalidad interna de la decisión probatoria38.
La respuesta a la segunda pregunta está dada en las disposiciones legales y
en la práctica jurisprudencial. En ellas encontramos indicaciones sobre cómo
se deben controlar y se controlan las decisiones probatorias. Sin embargo, no
estamos interesados en la descripción de las disposiciones legales y de las
construcciones dogmáticas y prácticas que les corresponden, sino únicamente
en el género de argumentos que se pueden utilizar según la ley y la práctica
judicial.
25. La ley señala como base para atacar la decisión judicial, o el error en
la determinación de los hechos (el fundamento de hecho de la decisión) que
36 Civ. de 24. V 1978 III CRN 80/79 OSPiKA 1978 c 107. Sobre el papel de las reglas científicas
cf. J. D. Jackson, “Questiones of Fact and Questiones of Law”, en W. Twinning (ed.), Facts...
37 Comp. M. Cieslak, Zagadnienia dowodowe w preocesie karnym (Los problemas de la prueba
en el proceso penal), Varsovia, 1956, pp. 235 y ss.
38 Pero el problema de la contradicción es también importante para la argumentación
cuasilógica, comp. Ch. Perelman, Logique... pp. 70 y ss.
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imputabilidad del acusado sólo cuando esa duda era evidente. Pero contra
esta opinión, el Tribunal Supremo declaró que era suficiente demostrar
solamente la probabilidad de que el acusado tuviera tempore criminis una
imputabilidad atenuada41.
El argumento positivo se refiere a la descalificación de la opinión del perito,
pues “... la opinión en su conjunto era incompleta, no decisiva, basada en
suposiciones”42.
En las dos decisiones criticadas es la fuerza convincente la que es contestada,
o restringiendo en el alcance de la ley que exigía demasiado, o al contrario. En
los dos casos se controla la convicción íntima del juez de fondo, oponiéndola
a la opinión del tribunal de la revisión.
De los tres géneros de argumentos sólo el primero, el de consecuencia,
parece ser puramente lógico. Pero es evidente que la coherencia en la decisión
probatoria es una condición mínima de su aceptación. Pues se pueden atacar
las premisas de las que la decisión es inferida, y entonces se analiza su
credibilidad, pero la calificación en términos de credibilidad no es por regla
general relativa a procedimientos puramente científicos, sino que hace entrar
en juego las convicciones íntimas del juez43.
El argumento de la totalidad está basado en la noción de un conjunto de
hechos importantes para la decisión. La noción de importancia está vinculada
a la valoración y, en caso de controversia, se debe argumentar. No existe un
criterio estricto para decidir la importancia; por eso, es necesario persuadir y
convencer.
Se puede concluir, por tanto, que el control de los argumentos está basado
en la racionalidad interna de las decisiones probatorias; esta racionalidad sirve
de base al argumento de consecuencia, pero presupone la credibilidad de las
premisas. Ahí, la coherencia es una condición necesaria, pero no suficiente
de la justificación externa de la decisión probatoria. Puesto que siempre se
puede cuestionar, si las pruebas admitidas por el tribunal son convincentes
a causa del error, de la concepción de la totalidad, etc. Es el campo propio
de la argumentación: se debe persuadir al controlador de que las pruebas
admitidas están fundadas en su credibilidad o que están mejor fundadas que
las pruebas contrarias.
41 Crim. de 26. VI. 1972 z 34/77 OSPiKA 1978 K 114. Un problema importante consiste en
saber cómo se concibe esta probabilidad, p. ej. G. J. Postema, “Fact, Fictions and Law:
Bentham on the Foundation of Evidence”, en W. Twinning (ed.), Facts., A. Stening,
Bevisvarde, Upsala, 1975 y bibl. cit.
42 Crim. de 26. VIII. 1976 II KR 183/76 OSPiKA 1977 K 202.
43 Comp. Ch. Perelman, Justice... pp. 208-209; Id. Logique... p. 176.
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convicción está, sin embargo, controlada; según la ley, el juez debe indicar las
pruebas que acepta y dar las razones del rechazo de las demás, debe deducir
su decisión probatoria de las premisas que ha aceptado. Por otra parte,
esas premisas son valoradas según su credibilidad, cuyos criterios no son
explícitos. Pueden ser considerados en conjunto como valoraciones mixtas
basadas en datos de origen muy variado.
La justificación de la decisión probatoria puede ser presentada en la
fórmula tipo para los hechos determinados de forma descriptiva (cf. punto 6):
“Fd existe en las dimensiones especio temporales ST según las pruebas P1, P2
...Pn aceptadas, y contra las pruebas px1, px2... Pxn que no son aceptadas, y según
las directivas prueba DP1, DP2... DPn”.
Ahora bien los criterios para aceptar las pk y para rechazar las pruebas
pxk son mixtos; por lo general, es la valoración de la credibilidad, que es
sostenida por los argumentos más diversos. La convicción íntima del juez
sirve de nombre a esas valoraciones, pero son controladas en el marco de
una justificación. El control implica tanto argumentación como lógica. Pero en
última instancia, lo que es decisivo es la relación entre la posición cognoscitiva
y valorativa del juez de fondo y el juez-controlador.
Las directivas de la prueba son reglas de razonamiento jurídico. Son
las reglas formales de la lógica y las reglas empíricas de la ciencia y de la
experiencia común, o las disposiciones legales (las presunciones). Se las
puede considerar impuestas por la justificación de la proposición existencial
referente al hecho Fd, pero su utilización no excluye las valoraciones.
La prueba de hechos determinados de forma descriptiva posee, por tanto,
marcos lógicos y argumentativos. Esta es la especificidad de la decisión
probatoria; por regla general, no puede hacerse abstracción de las valoraciones.
Estas están presentes tanto como bases axiológicas de la regulación normativa,
como en la práctica de las pruebas y la justificación de la decisión probatoria
en el régimen de la convicción íntima del juez.
A fortiori esas observaciones se refieren a hechos determinados de forma
valorativa. En esos casos, la valoración es explícita (cf. punto 9).
La conclusión final es por tanto clara: la lógica y la argumentación se
combinan en la prueba jurídica. El estudio analítico de las decisiones
probatorias exige un análisis lógico y argumentativo. Lógica y argumentación
son necesarias para justificar las decisiones probatorias. Y la explicación de
este estado de cosas proviene de la axiología de la prueba jurídica.
192
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo XI
I. Introducción
1. La oposición entre “hecho” y “derecho” está ampliamente aceptada en
los escritos jurídicos. Según una antigua tradición jurisprudencial existe una
distinción entre las quaestiones iuris y las quaestiones facti; lo cual constituye
un presupuesto de varias instituciones jurídicas, como la delimitación de
competencias entre el jurado y el juez o las competencias procesales de los
tribunales de casación.
Sin embargo, la oposición en cuestión está lejos de ser clara. El análisis
comparativo del uso de los conceptos de “derecho” y de “hecho” demuestra
que hay una amplia esfera de penumbra en su aplicación en las jurisdicciones
particulares, que su diferencia en ciertos contextos parece ser relativa cuando
se desciende del nivel de la teoría abstracta al nivel de la práctica jurídica!2.
Aquí se quiere mostrar que, desde el punto de vista del papel del “hecho”
en la toma de decisión, hay varias clases de hechos, y que la relación de los
“hechos” con el “derecho” está determinada por la manera en que aquéllos se
encuentran referidos en el lenguaje jurídico.
2. Para el propósito de mi análisis doy por aceptados ciertos presupuestos
generales concernientes al concepto de norma jurídica y de aplicación del
derecho. Estos presupuestos pueden justificarse de muchas maneras, aunque
son altamente controvertidos en la teoría jurídica. Sin embargo, yo no
los discutiré, porque sólo los uso aquí instrumentalmente para clarificar y
simplificar la exposición de mi tesis.
La primera presuposición concierne a la norma jurídica. La norma jurídica
es una regla que determina las consecuencias que deben seguir a ciertos
hechos. La definición del derecho especifica el criterio con el que distinguimos
las normas jurídicas de las otras normas. Supongamos que tenemos esa
definición.
Las normas jurídicas están expresadas en el derecho según variadas formas
lingüísticas. Su reducción a una determinada fórmula de norma jurídica
depende frecuentemente de ciertos presupuestos teóricos3. La forma más
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10. Las normas jurídicas pueden determinar un hecho “de modo simple”.
Ello quiere decir que el término con el cual se determina el hecho, no
implica la aserción sobre si tal hecho es o no consistente respecto de cierta
norma jurídica. La relación del hecho en cuestión con una norma jurídica
es irrelevante a la hora de afirmar su existencia. Los ejemplos dados más
arriba sobre determinación descriptiva y valorativa de los hechos y sobre
determinación positiva de todos los hechos eran ejemplos de determinación
simple. Los enunciados existenciales correspondientes se han explicado, por
tanto, anteriormente.
11. Las normas jurídicas pueden determinar los hechos “de modo
relacional”. En este caso, para afirmar la existencia del hecho es necesario
Strazinger (eds.), Ethics. Ethik, Viena, 1981 ; R. Guastini, “Teoría de las regias constitutivas:
Searle, Carcaterra, Ross”, Revista de ciencias sociales 25, 1, 1984; G. Robles, Las reglas del
derecho y las reglas de los juegos, Palma de Mallorca, 1984, caps. 4-6; la crítica de estas reglas
P. Amselek, “Philosophie du droit et théorie des actes de tangage”, en P. Amselek (ed.),
Théorie... pp. 143-147.
Por otro lado, la existencia de hechos relacionales puede influir en la distinción entre
“quaestiones facti” y “quaestiones iuris”: J. Jackson, “Questions of Fact and Questiones of
Law”, en W. Twinning (ed.) Facts...; A. R. White, “Facts in Law”, ibidem; R. S. Summers,
“Comments on Alian White’s ‘Facts in Law’“, ibidem; J. L. Bergel, Théorie... parte II, tit. 11,
cap. III sec. 1 § 2.
201
Jerzy Wróblewski
determinar su relación con una norma jurídica, esto es, decidir si es consistente
respecto de esa norma jurídica. Estos “hechos relacionales” suelen designarse
por términos como, p. ej., “contrato inválido”, “acción legal”, “abuso de
competencia por un órgano del Estado”, etc.
Para afirmar que existen hechos de esta clase, es necesario aceptar que
ciertos acontecimientos ocurren realmente y determinar su relación con
las normas jurídicas. Así, p. ej., “acción legal” es una acción que evoca
determinados efectos jurídicos de acuerdo con normas jurídicas, y si un
comportamiento x no es consistente respecto de esas normas jurídicas, que
regulan las acciones jurídicas, entonces x no es en absoluto una “acción legal”
(uso el término “legal” en su significado más amplio, similar a jurídico). Por
afán de simplicidad sólo trataré sobre hechos conformes con normas jurídicas.
Los problemas de un hecho “contrario” a normas jurídicas son estrictamente
análogos.
El enunciado “F existe en t y en s”, siendo F un “hecho relacional” es
bastante complejo. Incluye tres afirmaciones: (a) “x existe en t y en s”, (b) “x
está en relación R con la norma N”, y (c) “en la norma N a x se le nombra F”.
(a) es un predicado (o enunciado) existencial, (b) es un enunciado relacional
y (c) es un enunciado semántico. Respecto de los enunciados (a) y (c) no se
plantean problemas específicos y lo característico de los hechos determinados
de manera relacional concierne al enunciado relacional (b) de la fórmula
anterior. Existe el problema acerca de si el enunciado relacional puede ser
verdadero o falso y en este caso cuáles sean las condiciones de su carácter
proposicional. Este problema, bastante discutido, no puede tratarse aquí
y me remito a los resultados de mi análisis en el estudio de presentación
detallada de las características semánticas de los enunciados relacionales29.
Las propiedades semánticas de los enunciados relacionales dependen de las
propiedades lingüísticas de las normas a que se refieran (especialmente de las
normas del primer nivel o jerárquicamente superiores) y de las propiedades
de los hechos a que se refieran (especialmente los hechos determinados
descriptivamente o por valoración; valoración primaria o secundaria30; hechos
como el comportamiento y otros hechos, etc). En el resultado de mi análisis
formulo un conjunto de condiciones, las cuales, si se dan, garantizan que los
enunciados relacionales sean proposiciones; y si no se dan, otorgan a dichos
predicados el status de juicios de valor. Así la verificación de enunciados
relacionales depende de sus propiedades semánticas. En cualquier caso, la
condición necesaria para formular un enunciado relacional es la determinación
del sentido de la norma a que se refieren. Los enunciados sobre el sentido de
la norma son relevantes para los enunciados relacionales. En otras palabras,
pueden depender de las propiedades de decisiones interpretativas31.
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tendrá un área de penumbra bastante amplia, donde su carácter relativo no
se podrá eliminar salvo mediante postulados que establecen convenciones
teóricas y terminológicas.
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo XII
I. Introducción
1. El problema que discutiré en mi estudio consiste en averiguar si la así
llamada verdad judicial es diferente de la verdad que se establece en el área
de las ciencias empíricas. El punto de partida consistirá en la comparación
de un enunciado empírico existencial de la forma “el hecho F ha ocurrido
en el tiempo t y en el espacio s” que se formula en una ciencia empírica y su
correlativo isomorfo que se formula en una decisión de evidencia judicial.
Utilicemos el término “enunciado científico” para la primera y “enunciado
judicial” para la última formulación de un enunciado existencial.
2. Para mi argumentación, doy por sentado que el significado de la
expresión “Es verdad que el hecho F ha ocurrido en t, s” tiene un significado
definido. No es relevante para mis propósitos definir la verdad en general,
o la verdad de un enunciado en un determinado lenguaje empírico. Es
suficiente establecer que el enunciado E en el lenguaje de la ciencia empírica
EE es verdadero cuando se verifica de conformidad con las directivas de
verificación aceptadas en EE.
Más todavía, doy por supuesto que se puede hablar del paradigma de
las ciencias empíricas contemporáneas y que existen directivas comunes
de verificación aceptadas en aquél. Obviamente, ésta es una suposición
simplificadora, ya que en la metodología general de las ciencias empíricas
hay diversas teorías amplias que determinan el modo en que un enunciado
científico (o una teoría constituida por tales enunciados) es (o debe ser)
verificado.
3. El problema acerca de si la “verdad judicial” es diferente de la verdad
de los “enunciados científicos” formulados en las ciencias empíricas que
cumplen las condiciones del paradigma supuesto (punto 2), será examinado
de acuerdo con los siguientes pasos.
Primero, señalaré los hechos que en el derecho son relevantes para el
análisis de este asunto, lo cual significa una delimitación del campo de mi
temática.
En segundo lugar, ofreceré un bosquejo del proceso de evidencia judicial
especificando las reglas de evidencia relevantes.
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las directivas lingüísticas del lenguaje jurídico. Tenemos que referirnos a las
presuposiciones básicas concernientes a la naturaleza de la valoración en
cuestión.
8. La norma jurídica puede determinar los hechos sin utilizar expresiones
negativas. Por “expresión negativa” entiendo ahora una expresión que
contenga entre sus partes “no” u otros functores sinónimos de negación en
un lenguaje jurídico dado. La determinación de los hechos sin ningún uso de
tales expresiones es “positiva”, de otra manera será “negativa”.
La determinación positiva se usó antes al discutir los hechos determinados
descriptivamente o valorativamente.
El enunciado sobre la existencia del hecho X determinado positivamente
por término “F” en la norma N, puede considerarse como la conjunción de
un enunciado existencial (a) “X existe en t y en s”, y el enunciado semántico
(b) “X es F”.
La norma jurídica puede determinar un hecho negativamente, bien usando
una expresión negativa compuesta por el functor de negación y el término que
determina positivamente un hecho, o usando un término que equivalga a una
expresión compleja (p. ej. “quien no auxilie...”, “quien no tenga derecho a...”,
“incompetencia”, “falta de diligencia debida”, “no observancia de reglas...”).
Para utilizar un término negativo es necesario reconocer que algo, que
debería tener lugar, no ha ocurrido. En el derecho, lo que “debería tener
lugar” está determinado por la norma jurídica. Si lo que debería suceder no
ha tenido lugar, se usan -dependiendo del vocabulario- términos negativos
que determinan negativamente los hechos a los que se refieren.
El significado del enunciado “F existe en t y en s”, si F está determinado
negativamente, es diferente del juicio existencial que se refiere al hecho
determinado positivamente. La variable G simboliza la clase de hechos
determinados positivamente, la variable Fn el término negativo que designa
a G en la. norma N y la variable X representa a un hecho concreto. Entonces,
establecer que “X en cuanto Fn existe en t y en s” significa la conjunción de
enunciados: (a) “X existe en t y en s”; (b) “X es G”; (c) “N designa con ‘Fn’ todo
lo que no es F”; (d) “G está designado por ‘Fn’ en la norma N”. Solamente (a) es
un enunciado existencial; los otros componentes son enunciados semánticos
que guardan relación con el significado de “Fn” utilizado en la norma N.
9. La norma jurídica puede determinar un hecho de un “modo simple”. Eso
significa que el término que determina el hecho no implica averiguar si este
hecho es consistente o no con una norma jurídica. La relación del hecho en
cuestión con una norma jurídica no es relevante para establecer su existencia.
Los ejemplos antes proporcionados de hechos determinados positivamente,
estaban determinados de un modo simple.
Las normas jurídicas pueden determinar los hechos de un “modo
relacional”. En este caso, para establecer la existencia del hecho es necesario
determinar su relación con una norma jurídica, es decir, si es consistente con
una norma jurídica (p. ej. “contrato inválido”, “acción legal”). Para establecer
la existencia de cualquier hecho de este grupo es necesario establecer el
acontecimiento de ciertos eventos y determinar su relación con las normas
jurídicas.
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7 Comp., en detalle J. Wróblewski, “Statements on the Relation of Conduct and Norm”, op cit.
8 Ver capítulo 2 de este libro.
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10 Comp. J. Frank, Courts on Trial, op. cit., pp. 74, 106: W. Twinning, “Rule Scepticism and
Fact- Scepticism in Bentham’s Theory of Evidence”, en W. Twinning (ed.), Facts...
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Sentido y hecho en el derecho
para hacerlo, aunque haya datos relevantes que prueban la falsedad empírica
de este enunciado.
En el caso puro de la “teoría de la libre valoración de evidencia”, cuando
reglas de evidencia no jurídicas son válidas, se puede hablar únicamente
acerca del primer significado (a) de “verdad judicial”. Esta verdad no sería
diferente de una “verdad científica”, sino por accidentales razones prácticas.
Existen, sin embargo, casos no puros de tal clase en la realidad jurídica
contemporánea y, por eso, el término “verdad judicial” se usa más bien
en uno de los significados restantes. La verdad judicial en alguno de esos
significados restantes es resultado de la existencia de reglas de evidencia
jurídica (parte IV).
La “verdad judicial” en los sentidos (b) y (c) es consecuencia de las
propiedades esenciales de la situación de toda toma de decisión judicial.
El tribunal tiene un deber general de decidir todo caso apropiadamente
presentado. El tribunal ha de tomar una decisión y uno de los elementos
de esta toma de decisión consiste en la determinación de los hechos. Si no
hay evidencia empírica entonces el derecho decide cómo ha de proceder el
juez, y éste no es en principio un científico, sino alguien que toma decisiones
determinando derechos y deberes. Por eso, para la aplicación del derecho, al
menos se requieren reglas de evidencia jurídicas paraempíricas y no-empíricas.
La posibilidad de presentar una contraevidencia tiende a minimizar la
probabilidad de conflictos entre la “verdad científica” y la “verdad judicial”.
La “verdad judicial” en el significado (d) es resultado de algunas reglas
de evidencia de exclusión y de construcciones jurídicas de res iudicata. La
ciencia empírica puede atacar cualquier verdad en cualquier tiempo y de
cualquier manera que sea conforme a su paradigma aceptado. Algunas veces,
las calificaciones y contenidos de ciertas decisiones judiciales se defienden
contra algunos modos de ataque. Aquí se encuentra el área de un posible
conflicto entre “verdad científica” y “verdad judicial”. Este conflicto se funda
en valores asumidos acerca del funcionamiento del derecho en la cultura
jurídica de hoy (comp. punto 18).
22. Concluyendo, se puede decir que se acepta la teoría de la libre valoración
de evidencia y cuando la restricción jurídica de ciertas evidencias es más bien
limitada, entonces el conflicto entre la verdad expresada en un “enunciado
científico” y la verdad expresada en un “enunciado judicial” parece no ser
algo corriente, siempre que el juez tenga oportunidades técnicas para usar
adecuadamente métodos científicos y que haya suficientes posibilidades de
presentar contraevidencias. Entonces no hay un espacio amplio de posibles
conflictos que se refieran a la demostración de hechos determinados,
descriptiva, positivamente y de un modo simple.
A fortiori tampoco habrá conflicto cuando el tribunal demuestra otros tipos
de hechos, ya que éstos no son los hechos de una ciencia empírica. En la
demostración de estos otros tipos de hechos juega un papel esencial la lógica
de la argumentación formando actitudes valorativas y usando la persuasión12.
Por eso, la demostración de esos hechos se basa, al menos parcialmente, en
otras técnicas que las utilizadas en la ciencia empírica.
217
23. El análisis de mi estudio muestra que, por lo menos en la cultura jurídica
contemporánea, existe un área de posible discrepancia entre la “verdad
judicial” y la “verdad científica”. Esta discrepancia es especialmente relevante
para los significados (c) y (d) de este término cuando los hechos en cuestión
están determinados descriptiva, positivamente y de un modo simple (punto
21). Estos conflictos surgen como consecuencia de los valores que el derecho
(y la decisión judicial es una forma de actividad aplicadora del derecho) ha de
preservar y de las propiedades de la situación de la toma de decisión judicial.
Pero cuando los hechos fijados en un “enunciado judicial” pertenecen a los
tipos particulares de hechos, la “verdad judicial” no puede medirse por las
reglas que son suficientes para justificar “enunciados científicos” (parte V).
Así aparece el valor de la objetividad de la “verdad judicial” que es
un valor común de casi todas las ideologías de la aplicación judicial del
derecho13. Incluso si esta verdad no es siempre una “verdad científica”, debe
establecerse objetivamente: la objetividad es uno de los valores de nuestra
cultura jurídica14.
13 J. Wróblewski, Wartosci a decyzja sadowa, op. cit., cap. VI; ver capítulo 3 de este libro.
14 O. Brusiin, Uber das Juristische Denken, Kobenhavn-Helsingfors, 1951, p. 111; Id. La
objetividad en la jurisdicción, Córdoba, 1966 (es la traducción de Ueber die Objektivität der
Rechtssprechung, Helsinki, 1949), p. 112.
Sentido y hecho en el derecho
Capítulo XIII
I
1. La oposición entre los sistemas de statutory law y de common law se ha
producido como una consecuencia de las diferentes condiciones bajo las cuales
se han desarrollado, en Inglaterra y en Europa continental, la producción del
derecho y la administración judicial del mismo. Esta tipología no se considera
exhaustiva actualmente, siendo usual en la investigación tener presente
los distintos factores socioeconómicos así como ideológicos y culturales
que producen un efecto diferenciador en los tipos de derecho particulares,
o sistemas de derecho2. La oposición entre statutory law y common law es,
1 Publicado primero en AIC, 1974, pp. 7-20; reproducido en J. Wróblewski, Meaning and
Truth... Helsinki, 1979, pp. 140-165; Helsinki, pp. 157-179.
2 Cf. p. ej., el fundamental libro de R. David, Les grands systèmes... par. 16 y passim, M.G.
Losano, I grandi sistemi giuridici, Turin, 1978, cap. V par. 40-47 y bibl. cit.; L. Moccia,
Glossario per uno studio della “Common Law”, Milán 1983: P. Stein, Legal Institutions, The
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Jerzy Wróblewski
220
Sentido y hecho en el derecho
cap. XVIII; R.A. Wasserstrom, The Judicial Decision. Stanford, 1961, cap. II.
8 K. N. Llewellyn, Präjudizienrecht und Rechtssprechung in Amerika, Leipzig, 1933, p. 12.
9 Cf. J. P. Dawson, The Oracles of the Law, Ann Arbor, 1968, p. 168; M. Virally, La pensée
juridique, París, 1960, p. 166.
10 Cf. p. ej., J. B. Fordham, “Judicial Policy-Making at Legislative Expense”, George Washington
Law in Review 1966, pp. 829-831.
11 R. Cross, Precedent in English Law, Oxford, 1961, pp. 252,258.
12 R. Cross, op. cit., caps. II, V, VII y literatura citada.
13 Cf. p. ej., M. Virally, op. cit., cap. XII par. 2; H. Silving, op. cit., pp. 83 ss., 86 ss.; J. C. Rua,
Fuentes del derecho, Buenos Aires, 1961, caps. I, IV.
14 Ver parte III del capítulo 3 de este libro.
15 Ver parte IV del capítulo 3 de este libro.
16 Ver parte V del capítulo 3 de este libro.
221
Jerzy Wróblewski
II
3. En general, una “decisión precedente” denota a la que, bien
normativamente o de hecho, afecta a la toma de otras decisiones. Cuando se
discute sobre el precedente en la aplicación judicial del derecho se debería,
con todo, intentar especificar qué significa la palabra “precedente”. Sirva lo
siguiente como punto de arranque para el análisis: una decisión D1 tomada
bajo condiciones c1 es un precedente de una decisión D2 bajo unas condiciones
c2; (3.1.) D2 es una repetición de D1, o (3.2.) D2 es deducible de D1 a través de
reglas de inferencia aceptadas, o (3.3.) D2 puede justificarse por las reglas R,
mediante las cuales D1 ha sido aceptada, con el uso de idénticos o similares
medios que han servido para justificar D1 bajo unas condiciones c1 o (3.4.) D2
puede justificarse a través de D1 de modo diferente a (3.2.) y (3.3.).
El punto (1) de la definición anterior hace referencia al sujeto que toma una
decisión D2. Según se admita o se rechace la realización de (1) , se tomará o
no se tomará en consideración el aspecto funcional de la decisión precedente.
En el último caso habría sólo una “objetiva” -sit venia verbo- convergencia
de decisiones que pueden establecerse observando la consistencia en la
aplicación judicial del derecho. El punto (2) establece el hecho de que se
ha tomado la decisión D2 bajo unas condiciones c2. Los puntos (3.1 .-3.4.)
caracterizan alternativamente a D2 al describir sus diferentes propiedades de
las que al menos una se ha cumplido. (3.1.) establece una situación en la que
se puede decir que D2 es “una repetición” de D1 Pero ex hypothesi no pueden
ser idénticas habida cuenta de la diferencia entre las condiciones c1 y c2. (3.2.)
acepta la existencia de algunas reglas de inferencia mediante las cuales D1
origina a D2 Por referencia a las decisiones judiciales esas serían directivas
de razonamiento jurídico. (3.3.) aquí el punto en cuestión estriba en que D2
se justifica por la misma base normativa y por una base factual análoga. (3.4.)
Aquí estamos interesados por situaciones en las que a pesar de las diferencias
en la base normativa de D1 y D2 se considera que no hay suficientes premisas
para descartar D1 esto es, para un “cambio de decisiones judiciales”.
La definición anterior es un intento de clarificar las posibles implicaciones
de la frase “decisión precedente” en el terreno del lenguaje jurídico.
Tomando en consideración los puntos respectivos de la definición, veo las
siguientes variantes al establecer el significado del término “precedente”.
En primer lugar, el “concepto objetivo de precedente” comprendería
los puntos (2) (3.1.-3.4.), mientras que el “funcional” los puntos (1) (2) (3.1
.-3.4.). La diferencia consiste en tomar en cuenta el aspecto psicológico de la
motivación.
En segundo lugar, los conceptos de precedente (sea objetivo o sea funcional)
pueden construirse diferentemente, según cuál de los elementos del punto tres
se considere. Obtendremos diferentes extensiones de nociones: el precedente
strictissimo sensu que tiene en cuenta (3.1.), el sensu stricto (3.2.), el sensu largo
(3;3.) y el sensu largissimo (3.4.).
222
Sentido y hecho en el derecho
17 Cf. E. H. Levi, An Introduction to Legal Reasoning, Chicago, 1958, pp. 1, 4-6, 19, 72; comp. J.
Nowacki, Analogia legis, Varsovia, 1966, cap. III.
223
Jerzy Wróblewski
18 Omito, por supuesto, el extenso tema de la analogía en la aplicación del derecho. Comp.
p. ej., J. Nowacki, op. cit., cap. I; K. Opalek-J. Wrólewski, Zagadnienia teorii prawa, op. cit.,
cap. VIII, par. 4.2. Establezco tranquilamente la “idoneidad” de justificar la decisión D2
mediante el reconocimiento de la “semejanza en los puntos esenciales” entre f2 y f1 de la
decisión precedente D1, en una situación en la que la aplicación de la norma jurídica a los
hechos no previstos en ella se funda en que esos hechos y los contemplados en la norma
son similares en sus puntos esenciales. Por esa razón me referiré a la reductibilidad de la
justificación de la decisión por medio de la analogía y por medio de la “ratio decidendi”.
19 En la doctrina del common law la cuestión del precedente ha sido largamente discutida en
muchas publicaciones. Comp. la obra fundamental de R. Cross, op. cit.: K. Alien, Law in the
Making, Oxford, 1958, caps. III-IV. Esta doctrina lleva inherente la cuestión del precedente
legislador, conocido como el caso conductor. En el caso del sistema de statutory law se daría
un fenómeno similar cuando una decisión funcionara prácticamente como una norma
jurídica y fuera divergente de las normas de derecho en vigor. Esto, sin embargo, es un
asunto distinto de lo que se trata en las presentes reflexiones. Comp. J. Wróblewski, “Sadowe
stosowanie prawa a prawotwórstwo” (Aplicación judicial del derecho y legislación), Panstwo
i Prawo 6, 1967, pp. 874 ss.; M. Zirk-Sadowski, “Tak zwana prawotwórcza decyzia sadowego
srosowania prawa” (La así llamada decisión creadora de la aplicación judicial del derecho),
Studia prawnicze 1-2, 1980: Id. “Precedens a tzw. decyzja prawotwórcza” (Precedente y la así
llamada decisión creadora), Panstwo i prawo 6, 1980.
20 A. Cross, op. cit., cap. II y bibl. citada.
224
Sentido y hecho en el derecho
III
6. Que una decisión dada sea un precedente o no, se puede determinar sólo
tomando en cuenta la práctica judicial posterior. Ex ante a lo sumo se puede
expresar la opinión de que una decisión dada probablemente se convierta en
precedente en algún tiempo futuro. Un pronóstico de este tipo se formula en
dos situaciones diferentes: cuando existe una regla de precedente vinculante,
y cuando no hay tal regla. En la primera situación, y suponiendo que las
reglas jurídicas son debidamente observadas, uno puede pronunciarse sobre
el carácter de precedente de la decisión con el mismo grado de certeza que
acerca de la observancia de alguna especie de norma válida por parte de
los tribunales. En esta última situación, uno puede fundarse en enunciados
empíricos, si los hubiere.
La manera más simple de detectar las decisiones precedentes es hacerlo ex
post, comparando las decisiones judiciales. Una práctica judicial consolidada
es un síntoma de que se ha establecido un cierto modo aceptado de solucionar
ciertos tipos de casos de una manera determinada22. Ello puede ser el resultado
225
Jerzy Wróblewski
del manejo de la regla del precedente, así como de tener en consideración las
decisiones previas al tomar las actuales.
7. Los países del common law, Inglaterra sobre todo, son un ejemplo de los
sistemas de actividades judiciales fundadas en el precedente. Sin entrar en
la historia de la evolución de la regla del precedente, o en la controversia
en torno a cómo debería formularse esta regla, o en la intrincada serie de
problemas acerca de cómo debería definirse la ratio decidendi, me limitaré
sólo a los enunciados más fundamentales. De conformidad con los sistemas
de precedente, todo tribunal está vinculado por las decisiones emanadas de
los tribunales de más alta instancia, en tanto que el tribunal supremo está
vinculado por sus propias decisiones. Para caracterizar los sistemas de
precedente basta una tal fórmula general, que para los respectivos sistemas
de derecho deberá ser completada teniendo en cuenta las diferencias entre
los sistemas de tribunales, la diferenciación formal de las decisiones v las
divergencias de opinión sobre “qué” es vinculante en una decisión. La regla
del precedente no es vinculante en países de statutory law, si bien algunas
clases cualificadas de decisiones judiciales poseen una fuerza vinculante para
ciertos casos o para ciertos destinatarios. En particular, la regla del precedente
no tiene fuerza vinculante en el sistema de derecho de Polonia.
8. Es interesante advertir que en la actividad judicial en los sistemas de
statutory law, es decir, donde la regla del precedente no tiene fuerza vinculante,
va en aumento la verificación del papel de la judicatura en las decisiones
tomadas por los tribunales.
No me ocupo ahora de la más o menos desarrollada institución de
decisiones judiciales vinculantes para otros tribunales23. Estas instituciones
están relacionadas con los tribunales establecidos jerárquicamente, con las
competencias otorgadas al tribunal de más alta instancia sobre las actividades
de los tribunales de más baja instancia, y con las cuestiones de procedimiento
para resolver los casos contra los que -de un modo u otro- se ha apelado.
Puesto que estas decisiones cualificadas tienen una fuerza vinculante,
entonces es evidente que su destinatario, que ante todo es cada tribunal o un
tribunal dado, está obligado a observarlas. Si la decisión vinculante contiene
normas generales y abstractas el destinatario las trata de la misma manera que
a las normas legislativas que ha de aplicar. Si la decisión vinculante contiene
algunas soluciones concretas, éstas son obligatorias del mismo modo en que
cualquier decisión es obligatoria para su destinatario.
Me interesan, ahora, las situaciones en las que las decisiones no tienen
fuerza vinculante, pero son tenidas en cuenta por los tribunales en sus propias
decisiones. Tal práctica puede llamarse “tomar en cuenta el precedente en las
decisiones de los tribunales”, o con mayor precisión, “basar en el precedente
las decisiones del tribunal”; por otro lado, no pienso que sea apropiado
hablar de la “fuerza vinculante formal del precedente”. De hecho, la última
frase lleva inherentes implicite un número de paradojas -que pueden y deben
evitarse- y puede implicar algunas construcciones teóricas defectuosas.
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30 Comp. la resol. de la Div. Jurisd. Civ. del T.S. anotación 107, 1966. La cuestión acerca de
si las decisiones judiciales mantienen su relevancia una vez que han cambiado las normas
aplicadas en ellas suscita a veces controversias; comp. p. ej.. la glosa de J. Krajewski que
polemiza con el enfoque dado por el T.S. a la cuestión de la pérdida de relevancia de
las decisiones tomadas por el T.S. de los Siete Jueces en el pasado debido al cambio del
derecho OSPiKA 1967 C 194. Comp. también el arraigo de las dudas concernientes a la
aplicabilidad de una decisión tomada en el pasado por T.S. de los Siete Jueces en conexión
con el cambio del derecho en la resol. del Pleno de la Sala de Trabajo y Seguridad Social
del T.S. de 23-29. IV. 1965 III PO 3/65 OSPiKA 1966 C 1.
31 Comp. p. ej.. el punto de vista adoptado por la doctrina angloamericana según la cual
“se supone que el juez está destrabado por la ley pero cercado por el precedente”. W.
Friedman, Legal Theory, Londres, I960 (I960), p. 486; J. Stone, Legal System and Lawyer’s
Reasoning, Stanford, 1964, pp. 348-350.
32 Comp. p. ej., el ver. del T.S. de los Siete Jueces de 13.V. 1969 V KRB 193/69 OSPiKA
1970 K67; resol. del T.S. de los Siete Jueces de 9. IV. 1968 VIKZP 1/68 OSPiKA 1970 K
68; y la elucidación de las dudas que se plantearon como resultado de divergencias entre
decisiones por la resolución del T.S. de los Siete Jueces de 21. II. 1970 VI KZP 23/69
OSPiKA 196 OK 103.
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Capítulo XIV
I. Introducción
1. El principio de la independencia judicial en los sistemas de statutory
law de nuestra cultura jurídica suele entenderse como la independencia
judicial respecto de cualquier cosa que no sea el derecho válido y como la
dependencia del juez respecto de las leyes. Teniendo esto en cuenta, se da un
arduo problema teórico e ideológico en el control de las decisiones judiciales
desde el punto de vista, por un lado, de su legalidad; y por otro, de preservar
la independencia del juez. Todo control aparece como una amenaza potencial
a la independencia, y sin embargo, algún tipo de control se hace necesario
si el juez ha de aplicar la ley, y por ende preservar los valores inherentes al
derecho.
El asunto crucial en el control de una decisión judicial es decidir si la
decisión del juez viene determinada por la ley y hasta qué punto. El control
en esta área es obvio, pues en los sistemas de statutory law el juez está sujeto
al derecho. El control en el área no determinada por el derecho plantea serios
problemas teóricos e ideológicos relacionados con las distintas formas de dicho
control y con los resultados de su funcionamiento, como son el problema de la
responsabilidad judicial o el del cambio de la decisión judicial.
En el presente estudio, el término “decisión judicial” denota todos los actos
con que el juez resuelve los problemas al decidir un caso2. Ello quiere decir
que no se trata de una “decisión” en un sentido procesal del término, en el
ámbito de un procedimiento concreto.
Hay, por lo tanto, no sólo una “decisión final” que determina las
consecuencias jurídicas de los hechos probados del caso de acuerdo con una
norma válida aplicada de derecho sustantivo, sino también una decisión
de validez que determina la validez de la norma aplicada y una decisión
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23 Cf. J. Wróblewski, Wartosci... caps. IV, V. Sin embargo, en las decisiones judiciales, hay
una tendencia a subrayar “el único aspecto del caso”, cf. V. Aubert, “Researches in the
Sociology of Law”, en M. Barkun (ed.), Law and the Social System, Nueva York, 1973, p. 51.
24 Los postulados de la cultura jurídica elemental pueden compararse con el concepto de
“Vorverständnis” formulado por J. Esser, Vorverständnis und Methodenwahl... pp. 43 ss., 53
ss. y 134 ss.
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regla general, comprende todas las actividades que son parte del proceso
de toma de decisión judicial y que están reguladas por el derecho. Toda
información acerca de dicho comportamiento llega al órgano de control, bien
a través de informes regulares de las instancias ex officio supervisores de la
toma de decisión, o bien por iniciativa de las personas calificadas que sean
parte en el caso decidido. Las soluciones institucionales son diversas aun
dentro de un mismo sistema de derecho, según el tipo y carácter del proceso
particular.
El órgano de control tiene que formular un enunciado relacional basándose
en la información referida anteriormente. Las propiedades semánticas
de los enunciados en cuestión no dependen del hecho de que se refieran a
un comportamiento judicial y, por ende, puedo referirme aquí al análisis
general25. Estas propiedades son bastante compilcadas, pero una de las
condiciones necesarias para su formulación lo es siempre el uso de la norma
jurídica con un significado lo bastante preciso, como para servir de criterio de
cualificación de un comportamiento regulado.
El tercer grupo de problemas es el de llevar a cabo las actividades de
control. El control de las decisiones judiciales tiene muchos rasgos peculiares
propios de la administración de justicia. El estudio dogmático y comparativo
de esas actividades va más allá del ámbito de mi estudio26.
13. El control en la esfera de la toma de decisión judicial determinada
por el derecho no es, en principio, controvertido. Aquí, las reglas jurídicas
determinan el comportamiento judicial y el control es relativamente fácil
supuesta la solución de los problemas que conciernen a la formulación de
enunciados relacionales por el órgano de control. La discusión atañe a esferas
en las que el juez tiene posibilidad de moverse dentro de unos márgenes.
El margen puede estar jurídicamente protegido o no. En todo caso, la
línea divisoria no es precisa y uno tiene que tomar en consideración tanto la
regulación jurídica como la práctica jurídica. No es posible discutir al detalle
los problemas de control de estos dos tipos de margen teniendo en cuenta
todas las situaciones. Por tanto, me limitaré a analizar dos ejemplos del
derecho polaco: el margen en la decisión de evidencia se considera como un
ejemplo de margen jurídicamente protegido, el margen en la interpretación
como no protegida jurídicamente27.
14. El margen en la decisión de evidencia está enraizado en la teoría de
la evidencia en la cual la convicción del juez sirve como base para aceptar o
rechazar algunas pruebas. En el sistema jurídico polaco, los fundamentos de
dicha teoría se enuncian con mucha claridad (art. 233 1 cod. enj. crim.).
La protección jurídica de esta convicción judicial, que abre el paso a los
márgenes en la decisión, supone que a) en esta esfera el juez no está vinculado
por directivas de evidencia jurídicas, y b) si su convicción está debidamente
justificada no puede ser alterada por la convicción de otros jueces que decidan
25 Cf. J. Wróblewski, “Statements on the Relation of Conduct and Norm”, op. cit.
26 Comp. nota 2 ut supra.
27 Sobre los problemas del control de la motivación de la decisión judicial en el derecho civil
italiano cf. M. Taruffo, La motivazione... cap. VII.
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30 Notas 8, 9 ut supra.
31 Cf. J. Wróblewski, “Interpretatio secundum...”
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32 Sobre el concepto de racionalidad interna y externa ver capítulo 2 de este libro. Según
R. Dworkin cada decisión está determinada por el sentido de justicia y equidad aunque
no esté controlada por estándares más definidos (“The Model of Rules”, op. cit., p. 85). La
racionalidad en cuestión se refiere a la justificación de una decisión y no a una descripción
psicológica de toma de decisión y de convicción judicial. Cf. J. Wróblewski, Sadowe... cap.
II. 2; R. Weimar, Psychologische Strukluren richterlicher Entscheidung, Basilea-Stutgart, 1969.
Una descripción sumaria de los puntos de vista sobre la psicología de la toma de decisión
judicial puede verse, p. ej., en J. Kubiak, “Zagadnienie przekonania sedziowskiego w
procesie karnym” (El problema de la convicción judicial en el proceso penal), Panstwo i
prawo 6, 1975 y bibl. cit.
33 Hay muchos ejemplos de diferencias entre las interpretaciones realizadas por tribunales
de diferentes instancias jerárquicas que deciden sobre el mismo caso y los comentarios
científicos concernientes a esos casos. Es importante mencionar, sin embargo, que esas
diferencias no se limitan sólo a los sentidos de los términos valorativos. Cí, p. ej., la
interpretación del término “actividad pública” del art. 120 § 1 cod. pen. en la resolución
de los Siete Jueces de la Sala de lo Penal del T.S. de 20. IX. 1973 VI KZP 26/73 con el
comentario de W. Kubala y las decisiones previas citadas (OSPiKA 1974 K 100).
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34 Cf. F. Geny, Méthode d’interpretation et sources en droit privé positif, París, 1932, vol. II,
epílogo, cap. II.
35 Cf. nota 2 ut supra.
36 Sobre el sistema polaco cf. W. Broniewicz, La responsabilité du juge dans le droit polonais, p.
109.
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que la actividad del juez está completamente determinada por normas que
pertenecen al sistema jurídico perfecto. Los márgenes simplemente no existen
ni deben existir y por tanto el juez está siempre sometido al derecho, y ésta
es la razón por la que sus decisiones son controladas. Pero este control no
está conectado con una responsabilidad, siempre que la decisión no sea el
resultado de un dolus38.
La ideología de la decisión judicial libre de la clásica libre recherche scientifique,
Freirechtslehre o giusliberismo afirma la libertad factual de la toma de decisión
judicial y postula como un valor esa libertad. La idea de derecho dentro de
esta ideología es que un sistema jurídico es un agregado de normas más o
menos caótico, las cuales no son consistentes, y tienen además numerosas
lagunas descriptivamente enunciadas; las normas en cuestión se formulan de
forma desordenada, utilizan conceptos valorativos y conceden un importante
lugar a la discreción. La idea de la toma de decisión judicial la contempla
como una función creativa sobre la que las normas legales dan, como mucho,
principios orientativos bastantes generales y, en ningún caso, determinan las
cuestiones planteadas. Incluso si se da una contradicción entre la forma en
que el juez debe decidir de acuerdo a derecho y la forma en que cree que debe
decidir, entonces la ideología de la libre decisión judicial en sus versiones
más radicales postula una decisión contra legem. El valor de “la legalidad,
en el caso en que se admita, está claramente subordinado a principios tales
como la decisión justa y equitativa del caso concreto. La univocidad de lo
concreto excluye la posibilidad de una aplicación más o menos mecánica de
reglas generales y abstractas, incluso si “gobiernan el caso”. La actividad
judicial está siempre dentro de la esfera de unos márgenes y un control de
esta actividad se concibe muy restrictivamente. Las decisiones basadas en la
intuición, el “hunch” y la emoción no pueden controlarse razonablemente.
Como regla general se limita la responsabilidad a las actividades penalmente
castigables.
La ideología de la decisión judicial legal y racional ocupa una posición
de compromiso. Esta posición otorga una base axiológica para la valoración
de las áreas de control y para la ponderación del grado de tolerancia del
sistema jurídico respecto del comportamiento desviado del juez, y de las
condiciones de la responsabilidad judicial. La posición de esta ideología y las
ideas correspondientes del derecho y de la toma de decisión judicial son las
bases del presente estudio. Las normas que pertenecen a un sistema jurídico
no determinan todas las decisiones judiciales y existen diversos tipos de
márgenes, más o menos restringidos por varios factores. El principio de la
independencia judicial junto con el principio de que las decisiones del juez
están sujetas al derecho no excluyen el control de la toma de decisión judicial
y de la responsabilidad del juez como uno de los posibles resultados de dicho
control. El control de las decisiones judiciales es necesario, por lo menos
cuando estas decisiones vienen determinadas por el derecho. El problema,
sin embargo, permanece; hasta qué punto la toma de decisión judicial
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viene determinada por el derecho, y cómo trazar una línea entre el área
de determinación y el área de margen, tanto jurídicamente protegida o no
protegida jurídicamente. Estos márgenes existen no sólo como resultado del
diseño del legislador; aparecen también como consecuencia de la semántica y
pragmática del lenguaje jurídico y de los rasgos del proceso mismo de toma
de decisión judicial. El problema práctico es el de ensamblar el control y la
responsabilidad con la independencia de manera tal que pueda asegurarse
el ajuste a derecho de las decisiones, para asegurar una manera de establecer
una decisión óptima, y para preservar la independencia judicial a pesar de las
consecuencias jurídicas y tácticas de las actividades de control.
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Sentido y Hecho en el Derecho
de Jerzy Wróblewski
se imprimió en la República Argentina en agosto de 2018