Tarea Arras
Tarea Arras
Tarea Arras
Este concepto constituye una figura jurídica que es habitual en el proceso de venta
de una vivienda, aunque también se puede utilizar en caso de arrendamiento.
Debido a este acuerdo tanto el vendedor como el comprador aseguran que existe
un interés real en adquirir el inmueble. Las arras entregadas pese a que su
finalidad es garantizar el cumplimiento del contrato, existen criterios que
obstaculizan y que no permite cumplir con el objetivo, y en muchos casos se
desiste del contrato.
Según una doctrina chilena dentro de las arras confirmatorias podemos distinguir
aquellas que funcionan simplemente como «señal», de aquellas que funcionan
como «parte del precio». Evidentemente, las arras confirmatorias «parte del
precio» se imputan a éste, de forma que no se restituyen pues representan el
cumplimiento parcial de la obligación de la parte que las dio. En cambio, las arras
«señal», por su carácter de mera prueba, y no de cumplimiento parcial, siempre
terminarán por ser restituidas.
Por tanto, podemos definir a las arras confirmatorias como aquellos bienes físicos
o dinero que da una de las partes de la relación contractual para la conclusión del
mismo (constituyendo a su vez un medio de prueba de la celebración del
contrato). En caso de cumplimiento del contrato quien las recibió podrá o bien
devolverlas o imputarlas a su crédito. No obstante, cuando las arras tengan una
naturaleza distinta al crédito de quien las recibió este deberá devolverlas.
Por otro lado, hay quien ha considerado que no existen, o que en realidad no son
verdaderas arras. Téngase en cuenta que la función probatoria no es exclusiva de
este tipo de arras, ni de la propia existencia de arras en sí. La relación contractual
se prueba con cualquier tipo de medio admitido en derecho. Por lo que respecta a
su entrega a cuenta del precio total pactado, los otros dos tipos de arras también
lo son, ya que al final se imputarán al mismo en caso de cumplimiento de la
obligación. Se ha referido que el objeto de las arras es el dinero, es por ello que se
convierte en parte del precio en la compraventa. Además, se afirma que no
permiten el desistimiento del contrato, puesto que la norma general en todo
contrato es precisamente esa, que no quepa el arrepentimiento. Por lo tanto, las
denominadas arras confirmatorias, en caso de cumplimiento de la obligación,
pasan a ser parte del precio total, y en caso de incumplimiento, cabría pedir el
cumplimiento del contrato o bien la resolución, en ambos casos con la
indemnización de daños y perjuicios si procede. Ahora bien, la cuantía entregada
en concepto de arras no prejuzga la citada indemnización y tampoco cabe la
retención de la misma .
“Si la parte que hubiese entregado las arras no cumple la obligación por causa
imputable a ella, la otra parte puede dejar sin efecto el contrato conservando las
arras. Si quien no cumplió es la parte que las ha recibido, la otra puede dejar sin
efecto el contrato y exigir el doble de las arras”.
Las arras confirmatorias devienen en penales por incumplimiento del contrato. Si
se incumple el contrato, el efecto de las arras confirmatorias es perderlas o
devolverlas dobladas, según que el incumplimiento se deba a causa imputable al
que las entregó o al que las recibió. Es decir, las arras que en un principio fueron
confirmatorias devienen en penales. La pérdida o la devolución doblada de las
arras es una sanción civil para el contratante que ha incumplido el contrato y evita
a la parte perjudicada con el incumplimiento el tener que recurrir necesariamente a
jueces o árbitros demandado el cumplimiento o la resolución del contrato, más la
indemnización de daños, con los consiguientes gastos y pérdida de tiempo.
La otra situación prevista por el artículo 1478 es cuando quien recibió las arras no
cumple el contrato por causa que le es imputable. “A” entregó a “B” una suma de
dinero en calidad de arras confirmatorias, en la prueba de la conclusión de un
contrato por el cual el segundo se comprometió a fabricar una maquinaria en un
plazo determinado. Si vencido el plazo y sin causa justificada “B” no ha satisfecho
la obligación, le queda a “A” la alternativa de dejar sin efecto el contrato y exigir la
devolución de las arras, pero dobladas, o hacer uso del artículo 1479 y demandar
la ejecución o la resolución del contrato, más la indemnización de los daños y
perjuicios resultantes.
Por tanto, las arras (bien físico o dinero) penales hacen alusión al incumplimiento
efectuado por una de las partes del contrato concluido. Si el contrato es
incumplido por quien dio las arras la otra puede conservarlas y resolver el contrato;
en cambio, si el contrato es incumplido por quien las recibió, este las devolverá
dobladas teniendo la otra parte la opción de resolver el contrato también.
Cabe señalar que no obstante reconocerse a las arras simples una función
“penitencial” y que según lo consideran algunos autores, esto las “aproxima” a una
cláusula penal, la diferencia entre estas y las confirmatorias penales radica en que
mientras en las primeras el retracto es lícito y por ende ninguno de los dos podrá
después de ejercidas, preservar en el contrato, las segundas sí constituyen
una estipulación anticipada de perjuicios por el incumplimiento contractual,
situación que permite a la parte agraviada con tal incumplimiento ejercer los
derechos principales de ejecución forzosa o resolución.
Las arras penitenciales tienen, por su parte, una finalidad y alcance distintos. Ya no
estamos, en efecto, en presencia de una manifestación o señal de voluntad de
cumplir un contrato sino por el contrario, ante la eventualidad válida de que las
partes se arrepientan de ejecutarlo. El sentido de estas arras no está, de
consiguiente, en reafirmar el valor del contrato, sino de autorizar a resolverlo.
Confiere, pues, el derecho de retractarse de una relación convencional existente
por cumplirse. Quien ejercita este pacto, se aparta así de su obligación, sin que por
ello incurra en una causal de incumplimiento no justificado. Sostiene Rotondi que
“…es claro que en este caso no se puede hablar en realidad de incumplimiento
porque el que desiste hace uso de una facultad expresa”.
Como se puede inferir, no estamos en realidad ante un castigo, razón por la cual el
nuevo Código ha dejado atrás la expresión que empleaba el derogado y las conoce
como arras de retractación. Veamos el siguiente ejemplo. “A” celebra con “B” un
contrato de promesa de arrendamiento (contrato preparatorio) de una casa, por el
plazo forzoso de un año. En una cláusula se establece que el primero podrá
liberarse válidamente de este compromiso preparatorio, para lo cual entrega a “B”
la suma de 500 soles como arras de retractación. Si “A” ejecuta dicha cláusula y se
desliga de la promesa de contratar, “B” a su vez hará suyos los 500 soles.
Para una doctrina nacional, las arras de retractación no se entregan como seña de
la celebración del contrato, sino como retribución para que las partes adquieran el
derecho de desistirse del contrato preparatorio que han celebrado; constituyen el
precio que se paga para tener el derecho de retractarse, es decir, de separase
unilateralmente del contrato sin tener que dar explicaciones. Con la entrega de las
arras de retractación las partes contratantes están acordando que, cualquiera de
ellas, puede decidirse alternativamente por cumplir o por no cumplir el contrato;
tanto el cumplimiento como el incumplimiento del contrato constituyen el ejercicio
legítimo de un derecho.