Creo Que Llegó El Tiempo Ya
Creo Que Llegó El Tiempo Ya
Creo Que Llegó El Tiempo Ya
Comienzo este escrito con estas palabras porque sé que es algo que está
saliendo del propio corazón de Dios. Llegó el tiempo del fin de este estado
de cosas caóticas en que se encuentra envuelto este mundo.
Ahora bien este deseo y propósito del Señor es para todos los llamados a
ser parte de su ekklesia, pero en realidad no serán todos, los que lleguen
a participar, puesto que es solo para los que estén dispuestos a morir para
que El viva; a negarse a sí mismo; a renunciar completamente a la vida
carnal; a aborrecer al mundo (como sistema o forma de vida),a luchar
hasta la sangre contra el pecado; a una vida continua de arrepentimiento,
que es más que solo vergüenza, dolor o tristeza por haber pecado, es un
cambio de rumbo, de dirección; de darle la espalda definitivamente al
pecado y mirar a Dios y sus caminos; es entregar completamente las
cargas de compromisos, responsabilidades y esfuerzos humanos para
tomar el yugo del Señor y su carga; es dejar de hacer muchas cosas que
son buenas, para empezar a hacer la voluntad de Dios; es tener el valor de
abandonar la vida religiosa que durante tanto años hemos venido viviendo
(pensando que este es el deseo de Dios), para tener la vida en el Espíritu;
es dejar de buscar la magia de la palabra para recibir la palabra de su
poder; es tomar la absoluta decisión de no buscar nuestra propia vida para
buscar la vida de Cristo en nosotros; es aprender verdaderamente a
conocer y vivir en El, conforme a la revelación del Espíritu y la palabra de
vida en nosotros.
En el libro a los Hebreos nos dice la palabra que hoy nos está hablando por
el HIJO. Es decir nos está advirtiendo que no busquemos intermediarios
para escucharlo, es que lo busquemos a Él, a Cristo. No sé porque hemos
perdido la fe de creer que podemos comunicarnos con El Señor como lo
hacía Adán antes de la caída; como Abraham que recibió las promesas;
como Noé que recibió el diseño de manera perfecta para construir el arca;
como Enoc que caminó con Dios; como Moisés que hablaba cara a cara
con el Señor; como Jesús que dijo: “Que solo hacía lo que veía hacer al
padre y hablaba lo que oía hablar al padre”; de Pedro, Pablo, Juan, Lutero,
Wesley, Finney, Katherine kullman, etc. Y tantos hombres y mujeres que
alcanzaron este privilegio y deseo de Dios.
¿Por qué no podemos lograr esto hoy?, pues porque el velo de la carne,
de la religión, del pecado se ha levantado como una pared divisoria para
que Cristo no sea todo lo real que debe ser en nuestra relación con El.
Muchos lamentablemente piensan que “haber recibido A Cristo en el
corazón hace que automáticamente tengamos una relación profunda con
Él”, es un craso error, la salvación es gratuita, la comunión cuesta y hay
que pagar un precio.
Es necesario decirlo pero este tiempo del fin, comienza con el juicio como
está descrito en Apocalipsis, pero este juicio está comenzando por casa y
recordemos que la casa o templo de Dios somos nosotros, todos los que
por la gracia y misericordia del Señor hemos recibido el don de la
Salvación, gracias a la maravillosa obra redentora de Jesús, al venir
hacerse hombre, tomar forma de siervo y ser obediente hasta la muerte y
muerte de cruz. Este juicio tiene dos fines, uno para condenación y otro
para corrección y disciplina. Debemos apercibirnos tomando la actitud
correcta desde nuestro corazón para que cuando venga el juicio no
seamos avergonzados y castigados severamente. Pero el juicio viene para
destruir las obras de la carne en nosotros. Los tratos, las pruebas, las
tribulaciones son el común denominador de este juicio. Pero creo que los
que voluntariamente ahora nos entreguemos al Señor; sin resistirse, sin
razonar con nuestros conocimientos, doctrinas y teologías conocidas, para
dar paso a la voz del Señor hablando desde su corazón y por medio de su
Espíritu; teniendo el valor de desprendernos de todos aquellos beneficios
o bendiciones recibidas materialmente o espiritualmente, pero que ahora
son un estorbo para el cumplimiento del deseo de Dios; siendo capaz de
abandonar los placeres de la prosperidad, la popularidad, la fama y la
honra que los hombres han estado dándonos, para dar paso a la
clandestinidad y anonimato si es necesario; con tal que ahora solo se
hable, se vea, se piense, se alabe, se agradezca, se adore, se busque
solamente a Cristo, sin que podamos hacerle competencia en la búsqueda
de honra para nosotros. Los que podamos comprender que nuestro
tiempo mejor usado es el que pasemos en la búsqueda de su presencia,
los que se deleiten tanto con su compañía que no haya otra prioridad en
su vida. Los que hemos comprendido que solo la amistad íntima con el
Espíritu Santo, que se obtiene por usar mucho tiempo en diálogos
personales, y llenos de gozo al hacerlo, es el medio para lograrlo.
Los que son capaces de tal actitud desde el corazón, pienso no tendrán
que vivir esta experiencia de juicio atribulado porque el Señor lo protegerá
como lo hizo con su pueblo en Egipto cuando el Ángel de la muerte mató a
los primogénitos de Egipto, por la obediencia de quienes colocaron la
sangre del cordero en los dinteles de las puertas y ventanas (que
representa hoy la sangre de Cristo) impidió que fueran destruidos, pero
estoy seguro que si alguno aun siendo del pueblo de Israel no hubiese
obedecido colocando la sangre del cordero como mandó el Señor hubiese
sufrido la muerte del primogénito. “No caigamos pues como dice el Señor
en tal ejemplo de desobediencia, porque el que nos advierte y amonesta
lo hace desde el cielo”.
Es una voz de trompeta que está sonando porque también el tercer día es
el día de la fiesta de los tabernáculos, donde se está tocando esta
trompeta para llamar al pueblo del Señor a salir de Babilonia, que es el
estado de confusión a que está siendo sometido su pueblo. Por líderes
inescrupulosos que engañan y saquean al pueblo de Dios haciéndoles
confundir el temor a Dios con el temor “a los ministerios”; pero también
por el engaño, ignorancia o mala interpretación de la palabra y la voz de
Dios a que están siendo llevados.
C.S.C.
Amén.