Recurso de Amparo
Recurso de Amparo
Recurso de Amparo
El recurso de amparo judicial se utiliza para garantizar la protección de derechos fundamentales como la vida,
la libertad, la igualdad, la propiedad y la dignidad humana. En muchos países, como España, el recurso de
amparo judicial se puede presentar ante un tribunal constitucional o un tribunal superior, y su objetivo es
proteger los derechos constitucionales y legales de las personas.
La presentación de un recurso de amparo judicial puede ser una herramienta importante para garantizar la
protección de los derechos de una persona y para hacer frente a cualquier abuso o injusticia cometida por las
autoridades o terceros.
El recurso de amparo constitucional es un procedimiento jurídico que permite a los ciudadanos solicitar la
protección de sus derechos fundamentales y libertades públicas, cuando estos han sido vulnerados o
amenazados por una autoridad pública o por una acción de particulares que tenga carácter público.
El amparo constitucional se presenta ante un tribunal constitucional o una corte suprema, y tiene como
objetivo principal proteger los derechos humanos que han sido vulnerados o amenazados, garantizando la
restitución o protección de estos.
En algunos países, como España o México, el recurso de amparo constitucional está consagrado en la
Constitución como un derecho fundamental que protege a los ciudadanos frente a los actos de los poderes
públicos y de particulares que vulneren sus derechos. En otros países, como Estados Unidos, existe un
mecanismo similar conocido como "habeas corpus", que también busca proteger los derechos fundamentales
de las personas.
En un proceso legal, el demandante presenta una demanda o reclamo ante un tribunal o autoridad
competente en busca de una resolución que satisfaga sus intereses o derechos. En algunos casos, la ley o el
sistema judicial pueden imponer obligaciones a la parte demandada para proteger los derechos del
demandante.
Por ejemplo, en un caso de discriminación laboral, la ley puede imponer la obligación al empleador de no
discriminar al empleado y tomar medidas para prevenir y abordar cualquier conducta discriminatoria en el
lugar de trabajo. De esta manera, el empleador estaría obligado a amparar al demandante en el proceso
judicial.
En otros casos, la obligación de amparar al demandante puede recaer en el sistema judicial en sí. Por ejemplo,
en un juicio penal, el sistema judicial está obligado a proteger los derechos del acusado y asegurarse de que se
sigan los procedimientos legales adecuados antes de tomar una decisión. Sin embargo, el sistema judicial
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también tiene la responsabilidad de proteger los derechos de la víctima y asegurarse de que se haga justicia en
el caso.
En resumen, la obligación de amparar al demandante puede variar según el contexto y la jurisdicción, y puede
recaer en la parte demandada o en el sistema judicial en sí. Es importante buscar asesoramiento legal
específico en casos individuales.
Un ejemplo de ejercicio del amparo judicial podría ser el siguiente: una persona ha sido detenida por una
autoridad sin que exista una orden judicial que lo permita y sin que se le hayan explicado los motivos de su
detención. En este caso, la persona puede ejercer el amparo judicial para proteger su derecho a la libertad
personal y a ser informado de las causas de su detención.
Para ello, la persona debe presentar una demanda de amparo ante un juez, en la que exponga los hechos de
su detención y la posible violación de sus derechos fundamentales. El juez, tras estudiar el caso, puede dictar
una resolución que ordene la liberación de la persona y declare la ilegalidad de su detención.
Es importante mencionar que el amparo judicial es un recurso de última instancia, es decir, que sólo puede ser
ejercido una vez que se han agotado todas las vías legales ordinarias. Además, el amparo judicial no es un
recurso que se pueda utilizar para revisar las decisiones de los tribunales en procesos ordinarios, sino que
tiene como finalidad proteger los derechos fundamentales de las personas frente a actuaciones arbitrarias o
ilegales.
Para garantizar la protección de estos derechos, los Estados deben implementar medidas tanto preventivas
como reactivas. En términos preventivos, los Estados deben establecer políticas y programas que fomenten el
respeto y la protección de los derechos fundamentales, así como también promover la educación y la
conciencia sobre la importancia de estos derechos.
En términos reactivos, los Estados deben establecer mecanismos para garantizar la protección efectiva de los
derechos fundamentales cuando éstos son vulnerados. Estos mecanismos incluyen, por ejemplo, el acceso a la
justicia, la investigación de violaciones de derechos, la reparación y la indemnización a las víctimas de
violaciones de derechos, entre otros.
Además, es importante destacar que la protección de los derechos fundamentales no solo es responsabilidad
del Estado, sino que también debe ser promovida por la sociedad en su conjunto. Esto significa que cada
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individuo debe respetar los derechos de los demás y trabajar para promover un entorno en el que los
derechos fundamentales sean respetados y protegidos.
En conclusión, la protección del goce y ejercicio de los derechos fundamentales es fundamental para
garantizar la dignidad y la igualdad de todas las personas. Los Estados tienen la responsabilidad de garantizar
la protección de estos derechos, pero también es responsabilidad de la sociedad en su conjunto trabajar para
promover el respeto y la protección de los derechos fundamentales.
En sentido general, los tribunales constitucionales son los encargados de garantizar el respeto y la protección
de los derechos fundamentales en el marco de la Constitución. Estos tribunales tienen la competencia de
interpretar la Constitución y declarar la inconstitucionalidad de las leyes o actos administrativos que vulneren
los derechos fundamentales. También pueden recibir y resolver acciones de amparo, que son recursos legales
para proteger los derechos fundamentales de las personas en situaciones de vulneración o amenaza
inminente.
Por su parte, los tribunales de derechos humanos son órganos internacionales encargados de garantizar la
protección de los derechos humanos en el ámbito internacional. Estos tribunales pueden recibir denuncias
individuales o de grupos de personas que alegan la vulneración de sus derechos fundamentales por parte de
los Estados o de otros actores.
En resumen, el tribunal competente para la protección del goce y ejercicio de los derechos fundamentales
dependerá del ámbito de aplicación y de la jurisdicción en la que se encuentre la persona que reclama la
protección de sus derechos. En general, los tribunales constitucionales y los tribunales de derechos humanos
son los encargados de garantizar la protección y el respeto de los derechos fundamentales, dependiendo del
ámbito de aplicación y de la jurisdicción en la que se encuentren.
En relación con nuestro país, el tribunal competente para conocer de la acción de amparo será el tribunal de
primera instancia del lugar donde se haya manifestado el acto u omisión cuestionado. Si el tribunal se
encuentra dividido en cámaras o salas, la competencia recaerá sobre el juez cuya competencia de atribución
guarde mayor afinidad y relación con el derecho fundamental que se alega vulnerado.
6- PROCEDIMIENTO PARA EJERCER EL RECURSO DE AMPARO.
La acción de amparo se intentará mediante escrito dirigido por el reclamante al juez apoderado y depositado
en la Secretaría del Tribunal, acompañado de los documentos y piezas que le sirven de soporte, así como de la
indicación de las demás pruebas que pretende hacer valer, con mención de su finalidad probatoria, el cual
deberá contener:
4) La enunciación sucinta y ordenada de los actos y omisiones que alegadamente han infligido o procuran
producir una vulneración, restricción o limitación a un derecho fundamental del reclamante, con una
exposición breve de las razones que sirven de fundamento a la acción.
5) La indicación clara y precisa del derecho fundamental conculcado o amenazado y cuyo pleno goce y
ejercicio se pretende garantizar o restituir mediante la acción de amparo.
6) La fecha de la redacción de la instancia y la firma del solicitante de protección o la de su mandatario, si
la hubiere. En caso de que el reclamante no sepa o no pueda firmar, deberá suscribirlo en su nombre
una persona que no ocupe cargo en el tribunal y que a solicitud suya lo haga en presencia del
secretario, lo cual éste certificará. La persona reclamante que carezca de aptitud para la redacción del
escrito de demanda, puede utilizar los servicios del tribunal o del empleado que éste indique,
quedando sometida la formalidad de la firma a lo anteriormente prescrito.
La acción de Hábea Corpus se rige por las disposiciones del Código Procesal Penal (CPP) y no puede se
limitada o restringida cuando no exista otra vía procesal igualmente expedita para la tutela de los derechos
garantizados por esta vía procesal.
Artículo 389.- Amenaza de traslado al extranjero. Siempre que un juez o tribunal autorizado para librar
mandamiento de habeas corpus tenga conocimiento de que una persona está ilegalmente privada de su
libertad y existan motivos suficientes para suponer que pueda ser trasladada fuera de la República, expide las
órdenes y resoluciones para impedirlo, dirigiéndolas a las personas que estime oportuno, y que se conduzca
inmediatamente a la presencia del juez o tribunal, para que se proceda de conformidad con este código y las
demás leyes que corresponda.
En este caso, si la persona que tiene a otra privada de su libertad o bajo su custodia, es encontrada, se le
notifica la orden, la cual surte a su respecto los mismos efectos que el mandamiento de habeas corpus y está
obligado a satisfacerlo. Este artículo no se aplica cuando hay un procedimiento de extradición en curso.
Artículo 390.- Solidaridad. En todos los casos en que en este título se pone a cargo de funcionarios públicos el
pago de indemnizaciones por daños y perjuicios, el Estado es solidariamente responsable para el pago de esas
indemnizaciones.
Artículo 391.- Exención. La solicitud de habeas corpus está exenta del pago de cualesquier impuestos, tasas,
valores, derechos, cargas o tributos.
Artículo 392.- Supletoriedad del procedimiento ordinario. En cuanto sean compatibles y a falta de una regla
específica, se aplican a los procedimientos especiales previstos en este libro las normas del procedimiento
ordinario.
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