CAPITULO III - LOUIS PASTEUR - (¡Los Microbios Son Una Amenaza!)
CAPITULO III - LOUIS PASTEUR - (¡Los Microbios Son Una Amenaza!)
CAPITULO III - LOUIS PASTEUR - (¡Los Microbios Son Una Amenaza!)
TEMA:
Capitulo III- Louis Pasteur
¡Los Microbios son una amenaza!
Equipo 3
Integrantes:
Zurisaday Cámara Vidal
Estefanía De La Cruz Pérez
Lucy Sánchez Córdova
Docente:
Eduardo Martínez Abundis
“Fue a la destilería y olfateo las cubas y recogió pruebas. Volvió al laboratorio y examinó la sustancia
procedente de las cubas sanas; y vio que estaba llena de glóbulos diminutos de color amarillento, y en cuyo
interior había enjambres de curiosos puntos en continua agitación. Al observar al microscopio se dio cuenta de
que esas esferas estaban agrupadas unas en racimos y otros en cadenas, y después, miró como salían
yemas de sus paredes. Tomó el frasco que contenía la sustancia procedente de la cuba enferma, lo olió, lo
examinó y descubrió unas motitas grises pegadas a las paredes del frasco y otras cuantas flotando en la
superficie del líquido. Separó esas motitas y la examinó al microscopio y observó grandes masas móviles y
enredadas de cadenas de botecillos, agitados por una vibración incesante y extraña.”
Pasteur creía que estos bastoncillos eran fermentos del ácido láctico. También se le ocurrió un medio para
probar que los bastoncillos estaban vivos y transformaban el azúcar en ácido láctico: tenía que idear alguna
especie de caldo transparente para observar la posible reproducción de ellos. E ideó un método para
observarlo.
Pasteur realizó raros experimentos con una duración de tres años: “Llenó hasta la mitad varios matraces,
unos con leche y otros con orina, los calentó en agua hirviendo fundiendo al soplete los cuellos para dejarlos
bien cerrados, y en esta forma los conservó años enteros. Llegó el día fijado, los abrió para demostrar que la
leche y la orina se hallaban en perfecto estado de conservación y que el aire contenido en los matraces
conservaba casi todo su oxígeno; no habiendo microbios, no se echaba a perder la leche, Por otra parte dejo
que otros gérmenes se multiplicaran en matraces con orina que no habían sido hervidos y cuando busco en
ellos el oxígeno, no encontró nada: lo habían gastado los microbios en quemar destruir las sustancias que les
habían servido de alimento.”
El buen vino francés era muy apreciado en toda Europa. Pero los productores estaban perdiendo dinero
cuando las botellas se dañaban en tránsito. Pasteur se dio cuenta de que eso se debía a la contaminación,
descubrieron por último que si una vez terminada la fermentación, se calienta suavemente el vino, por bajo del
punto de ebullición, morían todos los microbios que no desempeñaban papel alguno en el vino y se
conservaba éste sano. Todo el mundo conoce ahora este pequeño truco con el nombre de pasteurización,
esto salvó a la industria vinícola y consolidó la fama de Pasteur.
Tiempo después, la industria de la seda estaba en una crisis causada por una misteriosa enfermedad que
atacaba al gusano de la seda. Así que sus representantes recurrieron al eminente científico, quien protestó
diciendo que nunca había tocado a un gusano de la seda en su vida. No obstante, tomó la oportunidad de
investigar el papel que jugaban los organismos microscópicos en la enfermedad.
Le dedicó seis años al estudio. Entendió que la infección era transmitida por parásitos y demostró que los
gusanos infectados debían ser aislados y destruidos.
Gracias a sus consejos, la industria de la seda sobrevivió, lo que implicó otro impulso para la economía
francesa.