Lectura 5 - Importancia Del Valor de PH

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

Lectura 5

Importancia del valor de pH en la salud y en los procesos industriales


El valor de pH en los alimentos y su impacto en la salud
Para que nuestras células funcionen de forma correcta y apropiada, su pH debe ser ligeramente alcalino. Para
garantizar el adecuado funcionamiento de los procesos metabólicos y el envío de oxígeno a todos los órganos,
el pH de la sangre debe estar entre 7.35 y 7.45. En todo momento, la sangre se está autorregulando para
mantener el pH dentro de los limites señalados y que nuestro cuerpo no sufra acidez o alcalinidad metabólica.
Con ello se garantiza el buen funcionamiento de nuestro organismo.

Como ya vimos, el pH es un índice o valor numérico que indica la concentración de iones de calcio en los fluidos
del cuerpo. Sirve de ayuda para saber si nuestro organismo está más o menos acidificado, y por tanto si está
enfermo o predispuesto a la enfermedad. Los malos hábitos alimenticios, el tabaco, alcohol, la falta de sueño,
el estrés, la contaminación, etc., acidifican progresivamente el organismo. Un organismo acidificado es un
organismo sobrecargado: tiene más toxinas de las que puede eliminar.

Si este índice está por encima de 7.8 (excesivamente alcalino) o por debajo de 7.0 (ácido) existe riesgo para la
salud. El sistema auto-regulador del organismo intenta mantener el pH en 7.4 (ligeramente alcalino) que es el
valor ideal. Cuando el pH baja, el cuerpo compensa el desequilibrio con calcio para alcalinizar los fluidos del
cuerpo. Por tanto una persona acidificada o excesivamente alcalina tendrá un consumo de calcio muy superior
al habitual. Si estas personas con necesidades aumentadas no incluyen un suplemento de calcio en su dieta,
con los años, las reservas de su organismo (masa ósea) irán disminuyendo progresivamente y la constante
acidez metabólica facilitará la aparición de la enfermedad.

Los alimentos que contribuyen con los macro y micronutrientes necesarios para el mantenimiento diario de
nuestros órganos también son en gran parte los responsables de la acidez y alcalinidad de nuestro organismo,
los cuales son imprescindibles para tener un organismo sano. Uno de los principales minerales para neutralizar
la acidez en la sangre es el calcio por lo cual si nuestra alimentación, que tiende a ser ácida, usará sabiamente
éste mineral de los huesos, dientes y tejidos para neutralizar esta acidez, pudiendo ocasionar una
desmineralización de nuestro organismo lo que genera problemas y facilita la aparición de enfermedades como
osteoporosis, caries, uñas frágiles y quebradizas, anemia, debilidad, problemas digestivos, Candidiasis, etcétera.

La importancia del valor de pH en la asimilación de medicamentos y nutrientes en el organismo


Si tienes un problema de salud, tu cuerpo es, probablemente, demasiado ácido. La investigación ha demostrado
que si el cuerpo es ligeramente alcalino, no puede curarse. Así que cualquier método que decidas utilizar para
tratar tu problema de salud, no será eficaz hasta que tu nivel de pH vuelva a ser normal. Si el pH del cuerpo no
es correcto, no se pueden asimilar con eficacia las vitaminas, minerales y suplementos dietéticos que utilices.
El pH de tu cuerpo afecta el metabolismo general. Como la mayoría de los seres vivos, el cuerpo humano debe
tener un pH equilibrado de lo contrario no funcionará correctamente. El nivel de alcalinidad es muy importante
porque la investigación ha demostrado que las bacterias y las enfermedades no pueden sobrevivir en un estado
alcalino, mientras que se desarrollan en un ambiente ácido.

Un nivel de pH ácido disminuye la capacidad del cuerpo para absorber los minerales y otros nutrientes, la
producción de energía en las células, la capacidad del cuerpo para reparar células dañadas, su capacidad para
desintoxicar los metales pesados, hace que las células tumorales crezcan, y que el cuerpo sea más susceptible
a la fatiga y la enfermedad.
En una persona que esté en perfecto estado de salud, el pH de la sangre debe estar alrededor de 7.4. En todo
momento la sangre se está autorregulando para no sobrepasar el valor de pH mencionado y no entrar en acidez
metabólica, garantizando así el buen funcionamiento de las células de nuestro cuerpo para una óptima salud.

El pH ácido es el resultado de dieta ácida, el estrés emocional, sobrecarga tóxica, y/o reacciones inmunes o
cualquier otro proceso que priva a las células de oxígeno y otros nutrientes. Al estar en una situación así, el
cuerpo tratará de compensar a un pH ácido mediante el uso de minerales alcalinos como el calcio.

Efectos en el medio ambiente


Los efectos más nocivos de la lluvia ácida afectan principalmente al
medio ambiente. Por ejemplo:
Los lagos deben contar con aproximadamente un pH de 6.5 para que
haya vida. La presencia de lluvia ácida cambia este factor, haciendo que
el pH caiga y genere un ambiente ácido. Esto provoca la muerte de todos
los seres vivos que se encuentran en ese medio. La lluvia ácida causa la
acidificación del suelo, haciéndolo improductivo y más susceptible a la
erosión. La acidez del suelo es la mayor causa de la desertificación de la
cobertura vegetal en diversos países.

Efectos en los seres humanos

Para el hombre, la acumulación de dióxido de azufre en el


organismo puede llevar a la formación de ácidos en el cuerpo y
causar daños irreversibles a los pulmones.

Lo peor es que no siempre la lluvia ácida cae sobre el lugar


donde se hizo la emisión de los contaminantes. Debido a que
esas sustancias están en forma de gas, pueden ser
transportadas por el viento por kilómetros de distancia antes
de caer en forma de lluvia, aumentando el nivel de alcance.
En Inglaterra, en 1952, en la ciudad de Londres, unas 12 000 personas murieron a causa de la emisión de dióxido
de azufre por la quema de carbón en las industrias y en las casas.
El efecto del valor de pH en los suelos de uso agrícola
La importancia del pH del suelo ha sido tema de numerosas discusiones, planteándose en algunas ocasiones
que la acidez y la alcalinidad, expresadas como valores de pH, carecen de importancia, cuando el nivel de los
elementos nutritivos y la estructura del suelo sean adecuados para el para el crecimiento del cultivo.

Lo cierto es que las pruebas químicas de laboratorio y de campo han demostrado, muchas veces, que la reacción
del suelo o pH de éste afecta de modo significativo la disponibilidad y la asimilación de nutrientes y ejerce una
fuerte influencia sobre la estructura del propio suelo. Además, la acidez o alcalinidad influyen directamente en
la proliferación de muchos microorganismos del suelo.

Las especies y variedades vegetales muestran diferente susceptibilidad frente a distintos


niveles de pH. Así, por ejemplo, las leguminosas que reciben nitrógeno desde la fijación
simbiótica, son más sensibles que las que reciben nitrógeno inorgánico por fertilización.

Por otra parte, en el caso de las especies gramíneas se ha estudiado que la reducción de
la división celular de la raíz, y por consiguiente su crecimiento, es el proceso fisiológico
que primero se afecta con bajos valores de pH. La acidez está asociada a suelos lixiviados
y altas precipitaciones, sin embargo, la condición de acidez en los suelos debe entenderse
como un proceso natural de los mismos. Por otro lado, la alcalinidad ocurre principalmente en regiones más
secas y es dependiente de los materiales parentales locales, vegetación e hidrología. El manejo del suelo altera
el balance de estos factores y puede acelerar o frenar los procesos naturales de acidificación o alcalinización de
los suelos.

El 40% de los suelos agrícolas del mundo presentan condiciones de


acidez. Entre las consecuencias más importantes de la acidificación de
los suelos, se encuentran la pérdida de cationes básicos (magnesio,
potasio y sodio) y la acumulación de cationes ácidos (hidrogeno,
aluminio y manganeso, entre otros). La acidez de los suelos limita el
crecimiento de las plantas debido a una combinación de factores que
incluyen la toxicidad del aluminio, hierro, hidrógeno y manganeso,

la deficiencia de nutrientes esenciales, especialmente calcio, magnesio, fósforo y molibdeno. De esta forma, el
pH del suelo es considerado un indicador útil de la presencia de Al +3 e H+ intercambiable.

El H+ intercambiable está presente mayoritariamente en el suelo a pH < 4, mientras que el Al +3 intercambiable


aparece predominantemente entre pH 4.0 a 5.5.

El principal efecto de la disminución del pH edáfico sobre los cultivos es la


restricción del desarrollo radicular, por lo cual las raíces reducen el
volumen de suelo que pueden explorar y se tornan ineficientes para
absorber nutrientes y agua, generando así deficiencias nutricionales en los
cultivos. En algunos casos, la acidificación también inhibe los procesos microbianos que suministran nutrientes
a las plantas.

Aunque el pH del suelo puede no tener un valor preciso ni un significado libre de ambigüedades, es útil
conocerlo. Es la primera medida a realizar en los análisis de suelos. El valor del pH es necesario al considerar la
nutrición de las plantas y para comprender las propiedades químicas de los suelos.
Pueden ser muchos los factores que afecten al pH del suelo. A continuación, mencionamos los más
importantes:

La absorción de nutrientes cargados negativamente provoca el descenso del pH.


• La absorción de nutrientes cargados positivamente provoca el incremento del pH.
• El nitrógeno es un nutriente que se requiere en grandes cantidades, pero en ocasiones el sistema radicular de
las plantas, que puede cambiar el medio a su alrededor, puede provocar que disminuya o se incremente el pH.
• Los tapones de ácido etanosulfónico son soluciones que resisten o ayudan a amortiguar los cambios del pH y
que se pueden añadir como solución nutritiva para mantener estable el pH.

Causas y efectos de la luvia ácida

¿Qué es la lluvia ácida?


Se conoce como lluvia ácida a un fenómeno ambiental de carácter nocivo, que ocurre cuando, en lugar de agua,
se precipitan de la atmósfera diversas formas de ácidos orgánicos, producto de la reacción química entre
algunos tipos de óxidos gaseosos presentes en ella y el vapor de agua condensada en las nubes. Estos óxidos
orgánicos representan una fuente importante de contaminación atmosférica.

La lluvia ácida no suele ser estrictamente ácido, sino diversas diluciones en agua de ácido carbónico, ácido
nítrico, ácido sulfúrico o ácido sulfuroso, dependiendo de los contaminantes que abunden en una región, dado
que los vientos pueden movilizar estos gases a lo largo de kilómetros de distancia. Dicha reacción química suele
producirse de la siguiente manera, por ejemplo:

SO2 (dióxido de azufre gaseoso) + OH (hidroxilo presente en la atmósfera) = HOSO2, que a su vez reacciona con
el oxígeno ambiental: HOSO2 + O2 = H2O (agua) + SO3 (trióxido de azufre), y este último compuesto, altamente
contaminante, reacciona con el agua para producir H2SO4 (ácido sulfúrico).

El resultado de dicha mezcla suele rondar niveles de pH de 3 (semejante al vinagre), lo cual es mucho más ácido
que el normal de la lluvia de 5,65 (debido a la presencia regular de CO2 atmosférico que da origen a cantidades
mínimas de ácido carbónico). Además, este tipo de precipitaciones suelen verse afectadas por
las temperaturas y el clima, pudiendo darse bajo forma de rocío, neblina, granizo, lloviznas o incluso nieve. Del
modo que sea, su presencia en los diversos ecosistemas suele ser perniciosa, ya que alteran el balance químico
de la tierra, el agua y deterioran la vida.

La lluvia ácida se produce como consecuencia de la contaminación del aire.


Está conformada por componentes altamente nocivos, como óxido nitrógeno,
dióxido de azufre, gases contaminantes e invisibles, los cuales son altamente
peligrosos para el medio en el que vivimos.

A pesar de que no existen datos concretos, se estima que este fenómeno


comenzó a producirse desde la Revolución Industrial. En la actualidad, la
creciente quema de los combustibles fósiles, el humo de las fábricas, el humo proveniente de incendios o el que
generan los vehículos, son los principales responsables de la producción de lluvias ácidas. En realidad, debido a
la presencia de CO2 en la atmósfera, la lluvia natural ya es ácida. Cuando el nivel de acidez es bajo, esa lluvia no
afecta de ninguna manera a la naturaleza. Sin embargo, el aumento de la contaminación atmosférica hace que
el pH del agua de la lluvia caiga, y llegue a ser extremadamente ácida. Para mitigar las consecuencias y efectos
de la lluvia ácida, diversas empresas optan por aplicar el tratamiento de lavado de gases más adecuado.

Causas de la lluvia ácida


La combustión de los combustibles fósiles
puede ser causa de la lluvia ácida.

Como hemos visto, la principal causa directa


de la lluvia ácida es la presencia en la
atmósfera de diversas sustancias orgánicas
contaminantes, como los óxidos de azufre y de
nitrógeno, los cuales suelen ser subproductos
frecuentes de diversos procesos humanos e
industriales como:

• Combustión de combustibles fósiles. Típica de automóviles y vehículos que consumen hidrocarburos como el
carbón, o derivados del petróleo.

• Calderas industriales. Como las presentes en plantas de generación de energía (sobre todo de carbón),
fábricas, centrales metalúrgicas y otras plantas industriales.

• Calefacciones. Muchos aparatos de calefacción liberan este tipo de gases a la atmósfera durante su
funcionamiento.

Efectos de la lluvia ácida


La lluvia ácida tiene diversos efectos medioambientales, que van desde el paulatino deterioro de la vida vegetal,
cuyas hojas no soportan la acidez del rocío o de la lluvia, hasta la acidificación de los grandes cuerpos de agua
como ríos o lagos, lo cual a menudo los hace inhabitables por las formas de vida más débiles, ocasionando
desbalances químicos y tróficos que pueden llevar a extinciones o a sobrepoblaciones.
Otro efecto conocido en este sentido es el deterioro de los suelos, ya que las moléculas de ácido
aportan protones al suelo (H+), forzando a la producción de ciertos iones (cationes de hierro, calcio, aluminio,
zinc o plomo) y empobreciendo la química del suelo, que se hace menos fértil y menos apto para el cultivo.

Además, la lluvia ácida es corrosiva, por lo que deteriora edificaciones y deteriora los materiales, disolviendo el
mármol o la caliza de estatuas, iglesias y edificaciones de época.

¿Cómo detener la lluvia ácida?


Fomentar el transporte público puede ser
una alternativa para prevenir las lluvias
ácidas. Las medidas para impedir la
formación de lluvia ácida pasan siempre
por una mayor conciencia de los efectos
contaminantes del mundo industrial, y por
ende medidas efectivas de control sobre los
gases que echamos a la atmósfera.

Algunas medidas usuales son:

• Reducir el azufre que hay en los combustibles fósiles y obligar a los conductores a emplear convertidores
catalíticos en sus vehículos (públicos y privados).

• Migrar hacia tecnologías verdes, o al menos más seguras para el medio ambiente, sobre todo en materia de
obtención de energía eléctrica.

• Agregar compuestos alcalinos a los lagos y ríos para neutralizar el pH cuando se detecta la presencia de lluvia
ácida.

• Velar por un modelo industrial que controle la emisión de gases de óxido de azufre o de nitrógeno, o en todo
caso ofrecer alternativas de neutralización de dichos gases antes de su vertido a la atmósfera.

• Fomentar el transporte público y las alternativas ecosaludables al uso del vehículo automotor.

También podría gustarte