Lectura 5 - Importancia Del Valor de PH
Lectura 5 - Importancia Del Valor de PH
Lectura 5 - Importancia Del Valor de PH
Como ya vimos, el pH es un índice o valor numérico que indica la concentración de iones de calcio en los fluidos
del cuerpo. Sirve de ayuda para saber si nuestro organismo está más o menos acidificado, y por tanto si está
enfermo o predispuesto a la enfermedad. Los malos hábitos alimenticios, el tabaco, alcohol, la falta de sueño,
el estrés, la contaminación, etc., acidifican progresivamente el organismo. Un organismo acidificado es un
organismo sobrecargado: tiene más toxinas de las que puede eliminar.
Si este índice está por encima de 7.8 (excesivamente alcalino) o por debajo de 7.0 (ácido) existe riesgo para la
salud. El sistema auto-regulador del organismo intenta mantener el pH en 7.4 (ligeramente alcalino) que es el
valor ideal. Cuando el pH baja, el cuerpo compensa el desequilibrio con calcio para alcalinizar los fluidos del
cuerpo. Por tanto una persona acidificada o excesivamente alcalina tendrá un consumo de calcio muy superior
al habitual. Si estas personas con necesidades aumentadas no incluyen un suplemento de calcio en su dieta,
con los años, las reservas de su organismo (masa ósea) irán disminuyendo progresivamente y la constante
acidez metabólica facilitará la aparición de la enfermedad.
Los alimentos que contribuyen con los macro y micronutrientes necesarios para el mantenimiento diario de
nuestros órganos también son en gran parte los responsables de la acidez y alcalinidad de nuestro organismo,
los cuales son imprescindibles para tener un organismo sano. Uno de los principales minerales para neutralizar
la acidez en la sangre es el calcio por lo cual si nuestra alimentación, que tiende a ser ácida, usará sabiamente
éste mineral de los huesos, dientes y tejidos para neutralizar esta acidez, pudiendo ocasionar una
desmineralización de nuestro organismo lo que genera problemas y facilita la aparición de enfermedades como
osteoporosis, caries, uñas frágiles y quebradizas, anemia, debilidad, problemas digestivos, Candidiasis, etcétera.
Un nivel de pH ácido disminuye la capacidad del cuerpo para absorber los minerales y otros nutrientes, la
producción de energía en las células, la capacidad del cuerpo para reparar células dañadas, su capacidad para
desintoxicar los metales pesados, hace que las células tumorales crezcan, y que el cuerpo sea más susceptible
a la fatiga y la enfermedad.
En una persona que esté en perfecto estado de salud, el pH de la sangre debe estar alrededor de 7.4. En todo
momento la sangre se está autorregulando para no sobrepasar el valor de pH mencionado y no entrar en acidez
metabólica, garantizando así el buen funcionamiento de las células de nuestro cuerpo para una óptima salud.
El pH ácido es el resultado de dieta ácida, el estrés emocional, sobrecarga tóxica, y/o reacciones inmunes o
cualquier otro proceso que priva a las células de oxígeno y otros nutrientes. Al estar en una situación así, el
cuerpo tratará de compensar a un pH ácido mediante el uso de minerales alcalinos como el calcio.
Lo cierto es que las pruebas químicas de laboratorio y de campo han demostrado, muchas veces, que la reacción
del suelo o pH de éste afecta de modo significativo la disponibilidad y la asimilación de nutrientes y ejerce una
fuerte influencia sobre la estructura del propio suelo. Además, la acidez o alcalinidad influyen directamente en
la proliferación de muchos microorganismos del suelo.
Por otra parte, en el caso de las especies gramíneas se ha estudiado que la reducción de
la división celular de la raíz, y por consiguiente su crecimiento, es el proceso fisiológico
que primero se afecta con bajos valores de pH. La acidez está asociada a suelos lixiviados
y altas precipitaciones, sin embargo, la condición de acidez en los suelos debe entenderse
como un proceso natural de los mismos. Por otro lado, la alcalinidad ocurre principalmente en regiones más
secas y es dependiente de los materiales parentales locales, vegetación e hidrología. El manejo del suelo altera
el balance de estos factores y puede acelerar o frenar los procesos naturales de acidificación o alcalinización de
los suelos.
la deficiencia de nutrientes esenciales, especialmente calcio, magnesio, fósforo y molibdeno. De esta forma, el
pH del suelo es considerado un indicador útil de la presencia de Al +3 e H+ intercambiable.
Aunque el pH del suelo puede no tener un valor preciso ni un significado libre de ambigüedades, es útil
conocerlo. Es la primera medida a realizar en los análisis de suelos. El valor del pH es necesario al considerar la
nutrición de las plantas y para comprender las propiedades químicas de los suelos.
Pueden ser muchos los factores que afecten al pH del suelo. A continuación, mencionamos los más
importantes:
La lluvia ácida no suele ser estrictamente ácido, sino diversas diluciones en agua de ácido carbónico, ácido
nítrico, ácido sulfúrico o ácido sulfuroso, dependiendo de los contaminantes que abunden en una región, dado
que los vientos pueden movilizar estos gases a lo largo de kilómetros de distancia. Dicha reacción química suele
producirse de la siguiente manera, por ejemplo:
SO2 (dióxido de azufre gaseoso) + OH (hidroxilo presente en la atmósfera) = HOSO2, que a su vez reacciona con
el oxígeno ambiental: HOSO2 + O2 = H2O (agua) + SO3 (trióxido de azufre), y este último compuesto, altamente
contaminante, reacciona con el agua para producir H2SO4 (ácido sulfúrico).
El resultado de dicha mezcla suele rondar niveles de pH de 3 (semejante al vinagre), lo cual es mucho más ácido
que el normal de la lluvia de 5,65 (debido a la presencia regular de CO2 atmosférico que da origen a cantidades
mínimas de ácido carbónico). Además, este tipo de precipitaciones suelen verse afectadas por
las temperaturas y el clima, pudiendo darse bajo forma de rocío, neblina, granizo, lloviznas o incluso nieve. Del
modo que sea, su presencia en los diversos ecosistemas suele ser perniciosa, ya que alteran el balance químico
de la tierra, el agua y deterioran la vida.
• Combustión de combustibles fósiles. Típica de automóviles y vehículos que consumen hidrocarburos como el
carbón, o derivados del petróleo.
• Calderas industriales. Como las presentes en plantas de generación de energía (sobre todo de carbón),
fábricas, centrales metalúrgicas y otras plantas industriales.
• Calefacciones. Muchos aparatos de calefacción liberan este tipo de gases a la atmósfera durante su
funcionamiento.
Además, la lluvia ácida es corrosiva, por lo que deteriora edificaciones y deteriora los materiales, disolviendo el
mármol o la caliza de estatuas, iglesias y edificaciones de época.
• Reducir el azufre que hay en los combustibles fósiles y obligar a los conductores a emplear convertidores
catalíticos en sus vehículos (públicos y privados).
• Migrar hacia tecnologías verdes, o al menos más seguras para el medio ambiente, sobre todo en materia de
obtención de energía eléctrica.
• Agregar compuestos alcalinos a los lagos y ríos para neutralizar el pH cuando se detecta la presencia de lluvia
ácida.
• Velar por un modelo industrial que controle la emisión de gases de óxido de azufre o de nitrógeno, o en todo
caso ofrecer alternativas de neutralización de dichos gases antes de su vertido a la atmósfera.
• Fomentar el transporte público y las alternativas ecosaludables al uso del vehículo automotor.