Trabajo Etica

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Educación Universitaria,


Programa de Formación de Grado en Gestión Ambiental
Trayecto I Tramo 3
Aldea Universitaria Simón Bolívar Libertador
Anaco - Estado Anzoátegui

VALORES Y
PRINCIPIOS

Docente:
Triunfador:
Abg. Oswaldo Pino Luis E. Peña
Fuentes
C.I.V-11123683

Unidad Curricular:
Etica
ii

Anaco, diciembre 2023.


3

Índice.

Pagina
Portada ……………………………………………………………………...... 1
Índice…………………………………………………………………………… 2
Introducción……………………………………………………………………. 3
Valores y principios…………………..………………………………………. 4
Principios……….……………………………………………………………… 5
Los principios y la moral…….……………………………………………….. 8
valores y moral…………….……..………………………………………….. 10
Valores y 12
hechos……………………………………………………………….
Igualdad y libertad……………….……………………………………………. 14
Derechos humanos…………………………………………………………… 15
Conclusiones………………………………………………………………….. 16
. 17
Referencias bibliográficas…………………………………………………….
4

Introducción.

La ética, es uno de los preceptos que rige el actuar del ser humano,
especialmente en el ámbito profesional, de allí la importancia de conocer a
profundidad que es la ética, sus características, tipos y cómo influye en la vida
diaria de la humanidad.

Así mismo, a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, el hombre puede


inventar y elegir en parte su forma de vida. Se puede elegir optar por lo que
parece bueno, es decir, conveniente para dar frente a lo que parece malo e
inconveniente. Y como se puede inventar y elegir, se puede equivocar que es algo
que, a los castores, las abejas y las termitas no suele pasarles. De modo que
parece prudente fijarse bien en lo que se hace y procurar adquirir un cierto saber
vivir que permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir, es a lo que llaman ética.

Por lo tanto, a continuación, se realizará un informe donde se detallarán los


conceptos referentes los principios y valores, derechos humanos y como se
reflejan los valores éticos en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
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VALORES Y PRINCIPIOS

Los valores éticos son aquellas formas de ser o de comportarse, que por
configurar lo que el hombre aspira para su propia plenificación y/o la del género
humano, se vuelven objetos de su deseo más irrenunciable; a los que el hombre
busca en toda circunstancia porque considera que, sin ellos, se frustraría como tal.
Los valores, en cuanto éticos, son anhelados y buscados en su praxis, y el hombre
tiende racionalmente hacia ellos, sin que nadie se los imponga. Los valores éticos
son muy diversos. No todos tienen la misma jerarquía y con frecuencia entran en
conflicto entre sí, de ahí que haya que buscar formas eficaces de resolver esos
dilemas.

Así, por ejemplo, no tiene la misma importancia el valor ʺconservar la vidaʺ que
el valor ʺtener placerʺ. Para poder resolver esos conflictos es imprescindible saber
cuál es el Valor ético ʺúltimoʺ o ʺmáximoʺ, aquel valor innegociable y siempre
merecedor de ser buscado en cualquier ocasión. Toda teoría ética tiene un valor
ético supremo o último, que hace de referencia ineludible y sirve para juzgar y
relativizar a todos los demás valores, como si fuese un patrón de medida.

Los principios morales. Son imperativo categórico justificables como válido por
la razón humana para todo tiempo y espacio (universalmente válidos). Son
orientaciones o guías para que la razón humana pueda saber cómo se puede
concretar el valor ético último. Afirmar que ʺtoda persona es digna de respetoʺ es
formular un Principio que instrumenta el valor supremo que es la ʺPersona
humanaʺ; y a su vez hace de fundamento para la norma categorial de ʺno matar al
inocenteʺ o de ʺno mentirʺ. Cuando se asienta el principio de que ʺtoda persona es
digna de respeto en su autonomíaʺ se está diciendo que ese es un imperativo
ético para todo hombre en cualquier circunstancia, no porque lo imponga la
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autoridad, sino porque la razón humana lo percibe como evidentemente válido en


sí mismo. Pensar que una persona pueda no ser considerada digna de respeto
parecería que es contradictorio con el valor libertad que parece tan esencial a la
naturaleza humana.
Las normas morales básicas. Son aquellas prescripciones que establecen qué
acciones de una cierta clase deben o no deben hacerse para concretar en la
realidad, a los principios. Las normas pueden ser de carácter fundamental o de
carácter particular. Pueden considerarse normas fundamentales aquellas que son
condición ineludible en cualquier interrelación interpersonal. En este sentido
estaría la norma fundamental de veracidad, de fidelidad a los acuerdos o
promesas, y de confidencialidad a las que más abajo analizaremos
pormenorizadamente. Por el contrario, normas particulares son aquellas que sólo
tienen aplicación en ciertas circunstancias.

VALORES Y HECHOS

Valoramos y somos valorados. Valoramos las acciones de los otros, valoramos


las personas de nuestro entorno y valoramos los objetos que nos rodean;
simultáneamente, los otros valoran nuestras acciones y valoran nuestra persona.
Los humanos no sabemos vivir sin valorar; no tenemos una actitud indiferente y
pasiva frente a la realidad, sino que la sentimos bella o fea, buena o mala,
agradable o penosa, como noble o vil. Atribuimos un valor a una acción cuando
afirmamos que es buena, atribuimos un valor a una persona cuando decimos que
es bella, atribuimos un valor a un objeto cuando afirmamos que es útil. Pero las
cualidades buena, bella y útil aplicadas a una acción (por ejemplo, ayudar a un
amigo), a una persona (por ejemplo, a la María) o a un objeto (mis deportivas) no
son visibles como lo son las acciones o las personas, ni se pueden tocar como se
pueden tocar los objetos. Un valor es, pues, una cualidad, una propiedad o una
característica que, atribuida a acciones, personas u objetos, justifica una actitud
positiva y preferencial hacia ellos. Una acción, una persona o un objeto forman
parte del mundo de lo que es; son hechos. Cuando hablo de ellos, estoy haciendo
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una descripción de una realidad física. Es descripción de un hecho o un enunciado


fáctico la expresión: ʺpor internet circulan miles de textosʺ. Los enunciados fácticos
son verdaderos o falsos en función de su correspondencia o no con los hechos.

VALORES MORALES.

Los valores sirven para orientar la acción humana. Dado que existen tipos de
acciones, existen diferentes tipos de valores. A continuación, tienes una de las
posibles clasificaciones de las dimensiones de la acción humana que nos permitirá
diferenciar tipos de valores:

a) Acciones de carácter técnico-práctico: son las que se refieren a los problemas


de subsistencia y mejoramiento de la vida material. Por ejemplo, la fabricación de
productos para nuestro bienestar.

b) Acciones de carácter estético: son las referidas al ámbito de la belleza, de lo


que es agradable. Por ejemplo, escuchar música o pintar un cuadro.

c) Acciones de carácter moral: referentes al “deber ser” en nuestra relación con los
otros. Por ejemplo, no engañar a alguien aunque hacerlo me beneficiara.

Lo que tienen más propio los valores éticos (o, si queremos, los valores
morales) es el imperativo de acción que conllevan, es decir, son unos valores que
se nos imponen como pautas de nuestra acción. Los valores éticos, pueden no
coincidir con nuestros deseos, pero sentimos que debemos intentar realizarlos si
no queremos perder categoría como personas que somos. Nadie está obligado a
ser una persona bella, ágil o simpática, pero toda persona está moralmente
obligada a ser justa. Los valores éticos, a diferencia de los que no lo son,
dependen de la libertad humana: una persona puede no ser justa, negando la
exigencia universal de justicia. Y porque dependen de la libertad, los valores éticos
sólo pueden atribuirse a las personas, no a las cosas: un paisaje puede ser bello
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pero no justo, unos zapatos deportivos pueden ser cómodos pero no buenas en
sentido moral.

VALORES Y ELECCION.

Los valores son proyectos ideales de comportarse y de existir que el ser


humano aprecia, desea y busca. Son opciones personales que se adquieren
desde las posibilidades activas de la voluntad. Los valores son características de
la acción humana que mueven la conducta, orientan la vida y marcan la
personalidad. A diferencia de los animales, cuya conducta viene determinada por
los instintos, los seres humanos pueden y tienen que elegir entre distintas
posibilidades. No obstante, la elección no se hace nunca en el vacío; se hace de
acuerdo con valores que representan las preferencias humanas y sirven así para
orientar la acción.

Todos los valores comportan un deber ser: es deseable ser alegre, ser
enérgico, ser útil. Pero los valores éticos, además de éste deber ser implican un
deber hacer, son una prescripción o norma que tenemos que cumplir.

“La vida humana es constitutivamente moral, no sólo (....) porque nuestra vida
está por hacer, no se nos da determinada, sino también porqué el proyecto de
vida individual y colectivo, se configura necesariamente en torno a unos ideales, a
unos valores, que finalmente, o son éticos o están contra la ética. Podemos
equivocarnos en nuestros juicios, actuar de buena o mala fe, pero lo que hagamos
o nos propongamos, lo que decidamos, cuando realmente es importante y no
trivial, será justo o injusto, leal o desleal, humano o inhumano. Los criterios que la
historia ha ido forjando como principios del juicio ético son aún bastante inciertos y
se prestan a más de una interpretación o aplicación, pero sería falso decir que
carecemos en absoluto de unos puntos de referencia para valorar lo que hacemos
o queremos.
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1. Los valores de la modernidad

Durante la Revolución Francesa se proclamaron unos ideales o valores


universales. La igualdad, la libertad y la fraternidad ya no eran derechos
restringidos a un sector poblacional o a una parte de la humanidad, sino derechos
universales. Esta proclamación fue uno de los frutos del prometedor movimiento,
encabezado por los filósofos modernos e ilustrados, que se conoce con el nombre
de modernidad. La modernidad daba fundamento a los ideales revolucionarios de
igualdad, libertad y fraternidad; afirmaba la primacía del individuo, de la
democracia, del progreso; enaltecía la razón humana como capaz de resolver
todos los problemas y todos los obstáculos. Los hombres modernos consideraban
que sus ideales eran universalmente realizables.

2. Siglo XX: un mundo de civilizaciones.

Tras la Primera Guerra Mundial, Europa y EE.UU. gobernaban, en forma de


territorios coloniales o con control indirecto, casi la mitad del planeta: la civilización
occidental se imponía. Terminada la Segunda Guerra Mundial, el mapa se
transformó notablemente. En las primeras décadas se implantó la política de
bloques, el bloque occidental encabezado por EE.UU. y el bloque comunista
encabezado por la URSS. En las décadas posteriores, las de la guerra fría, el
planeta incorporó un tercer bloque, el de los estados no alineados. Esta
panorámica se descompuso en los lustros finales del siglo XX.
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En pleno siglo XX, los pueblos no occidentales anhelaban el bienestar, la


tecnología y la cohesión política de las sociedades occidentales; diseñaban su
crecimiento imitando los valores y las instituciones. En las dos décadas finales del
siglo XX se ha invertido la situación: los pueblos no occidentales retornan a sus
orígenes, ya no pueden esperar que Occidente los otorgue poder y riqueza. Se
rechaza una cultura occidental que, en teoría, tiene como punto de referencia una
ética universal e incondicional, mientras que, en la práctica, se comporta siguiendo
una ética ajustada a los propios intereses. Muchos pueblos están encontrando y
defendiendo su identidad.

3. Actitud posmoderna.

El reconocimiento de que nuestro planeta es un mundo pluri-civilizacional, los


estudios de diferentes antropólogos sobre los valores propios de otros culturas, los
abusos de los occidentales en el dominio de otros pueblos, el hundimiento del
optimismo respeto al progreso humano, etc. han llevado a cuestionarse los ideales
de la modernidad, especialmente, la confianza en las posibilidades de la razón
como herramienta capaz de resolver los conflictos entre los humanos y de
establecer aquello que es éticamente válido para todos.

Así, en las últimas décadas del siglo XX, ha surgido una nueva sensibilidad o
una nueva actitud, la posmoderna, que tiene como característica clave asumir el
debilitamiento de la razón frente a las grandes cuestiones: la razón no puede
fundamentar unos valores universales. Los pensadores llamados “postmodernos”
argumentan que los ideales de la modernidad, en un mundo más y más plural, no
pueden llegar a ser universales; una valoración ética de ninguna manera se puede
imponer por encima de otra. Se resume la actitud posmoderna defendiendo, en
dirección opuesta a la de los pensadores modernos, que el ideal occidental de
humanidad se ha mostrado como uno ideal más entre otros, no necesariamente
peores, y que se no puede pretender establecer la verdadera esencia del hombre.
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Desde una cultura determinada, por ejemplo, para la Occidental, no hay manera
racional de fundamentar unos valores o unos ideales más que no paso otros.

VALORES UNIVERSALES: ETICA MINIMA.

En diferentes momentos históricos se ha argumentado en favor y en contra de


la necesidad y de la posibilidad de exigencias éticas válidas para todo el mundo.
Hoy, la reflexión sobre la necesidad de una ética mínima compartida o universal es
consecuencia de la doble tendencia dominante en nuestro mundo pluricultural, la
centrípeta hacia la afirmación de aquello que es más propio y la centrífuga hacia el
aumento de relaciones multiculturales, es decir, la tendencia a la indigenización o
al retorno a aquello que se considera cultura autóctona y la tendencia a la
globalización de las comunicaciones.

La búsqueda de aquello que es común a las diferentes sociedades va a hacer


más amigables las inevitables relaciones y los intercambios. Sin un consenso
ético, sin un mínimo de valores y actitudes básicas compartidas, será difícil que
funcione el orden económico y jurídico que todos los Estados pretenden
establecer. Pero, ¿es posible una ética mínima? En todas las culturas y en todas
las civilizaciones se dan normas éticas y valores asumidos por los sus
correspondientes miembros. Ciertamente, los contenidos de estas pautas varían,
pero si nos fijamos ya no en la norma moral concreta sino en el principio ético que
la inspira, entonces disminuyen las diferencias.

Todas las sociedades tienen unas necesidades básicas compartidas y un


sistema de valores que satisface estas necesidades. Desde una perspectiva
filosófica podemos argumentar que la razón humana es una capacidad que los
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humanos tenemos en común y que hace posible, utilizando argumentos, ir más


allá del punto de vista particular. Esta razón compartida nos permite hablar de una
humanidad compartida: entre los humanos no pueden haber diferencias tan
grandes que hagan imposible unas exigencias mínimas compartidas.

Leonardo Boff propone una Ética Mundial o Consenso mínimo entre humanos,
que incluye:
• LA RESPONSABILIDAD: Para que nuestros actos no destruyan los sistemas de
Vida.
• LA SOLIDARIDAD: En función de la ley de sinergia, no la lucha para sobrevivir,
no la ley del más fuerte, sí la tolerancia, el apoyo mutuo.
• EL CUIDADO: No siempre actuar en función del LOGOS (razón), sino del
PATHOS. La capacidad de sentir, tener simpatía. Relación amorosa con la
realidad.
• LA COMPASIÓN: No como misericordia, sino en cuanto capacidad de frenar los
deseos de posesión, de renunciar a dominar al otro, respetar su alteridad, sufrir
con
el que sufre.
• LA LIBERACIÓN: Intentando mediar para cambiar la situación de inequidades.

IGUALDAD, LIBERTAD Y SOLIDARIDAD.

Igualdad, la Libertad y la Solidaridad son valores que la humanidad ha venido


buscando y promoviendo para la organización de su convivencia. El concepto de
libertad evolucionó desde una teoría de la libertad entendida como no-
impedimento a una teoría de la libertad entendida como autonomía. Entonces se
comenzó a entender por “libertad” no ya solamente el no ser impedido por normas
externas, sino el darse normas a sí mismo, el obedecer a leyes promulgadas por
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nosotros y para nosotros mismos. Rousseau decía, en este sentido, que la libertad
es “la obediencia a la ley que está prescrita por nosotros”.

La igualdad entre los seres humanos es una vieja aspiración de los mismos. Es
evidente que entre los seres humanos existen diferencias, lo cual lejos de ser un
problema, puede considerarse como algo enriquecedor. El problema surge
cuando, a partir de estas diferencias, se intenta legitimar un trato desigual, algún
tipo de discriminación.

La justicia nunca es completamente igualitaria, nunca llega a realizarse del todo.


Necesita ser compensada con sentimientos de ayuda, de amistad, de
colaboración, de reconocimiento del otro. La igualdad natural es un mito. Pues
bien, por todas estas razones que socavan y empequeñecen el ideal de la justicia
como único fin, es preciso cuidar y atender a otro valor vecino de la justicia, el
valor que consiste en mostrarse unido a otras personas o grupos, Compartiendo
sus intereses y sus necesidades, en sentirse solidario del dolor y sufrimiento
ajenos. La solidaridad es, pues, una virtud, que debe ser entendida como
condición de la justicia, y como aquella medida que, a su vez, viene a compensar
las insuficiencias de esa virtud fundamental. (Camps, 1990).

DERECHOS HUMANOS.

Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas inherentes a la


naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el
desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente
organizada.
Los Derechos Humanos son:
• Son universales porque pertenecen a todas las personas, sin importar su sexo,
edad, posición social, partido político, creencia religiosa, origen familiar o
condición económica.
• Son incondicionales porque únicamente están supeditados a los lineamientos y
procedimientos que determinan los límites de los propios derechos, es decir, hasta
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donde comienzan los derechos de los demás o los justos intereses de la


comunidad.
• Son inalienables porque no pueden perderse ni transferirse por propia voluntad;
son inherentes a la idea de dignidad del hombre.

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el


reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables
de todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos
humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la
humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre,
el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de
la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un
régimen de Derecho, a fín de que el hombre no se vea compelido al supremo
recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas
entre las naciones;
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la
Carta, su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor
de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se
han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida
dentro de un concepto más amplio de libertad;
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en
cooperación la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y
efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre; y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de
la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso.

LOS VALORES ETICOS EN LA CONSTITUCION.


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Históricamente, la Constitución de 1999 es la primera que en Venezuela


enuncia valores superiores y fines constitucionales. El común denominador de
estos valores y fines es la defensa y desarrollo de la persona humana y el respeto
a su dignidad intrínseca, a su indemnidad y a su autonomía ética.
PREÁMBULO
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la
protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el
heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y
forjadores de una patria libre y soberana; Con el fin supremo de refundar la
República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica,
multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que
consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien
común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las
futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la
educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación
alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide
la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y
autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los
derechos
humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el
equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e
irrenunciable de la humanidad; en ejercicio de su poder originario representado
por la Asamblea Nacional Constituyente mediante el voto libre y en referendo
democrático, decreta la siguiente:

TÍTULO I
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES.

Artículo 1. La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e


independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad,
igualdad,
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justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son


derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la
inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional.
Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad,
la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los
derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la
persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular,
la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la
prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios,
derechos y deberes consagrados en esta Constitución. La educación y el trabajo
son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines.
Artículo 4. La República Bolivariana de Venezuela es un Estado federal
descentralizado en los términos consagrados en esta Constitución, y se rige por
los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y
corresponsabilidad.
Artículo 5. La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce
directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e
indirectamente,
mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos
del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.
Artículo 6. El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las
entidades
políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo,
descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.
Artículo 7. La Constitución es la norma suprema y el fundamento del
ordenamiento
jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están
sujetos a esta Constitución.
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Artículo 8. La bandera nacional con los colores amarillo, azul y rojo; el himno
nacional Gloria al bravo pueblo y el escudo de armas de la República son los
símbolos de la patria. La ley regulará sus características, significados y usos.
Artículo 9. El idioma oficial es el castellano. Los idiomas indígenas también son
de uso oficial para los pueblos indígenas y deben ser respetados en todo el
territorio de la República, por constituir patrimonio cultural de la Nación y de la
humanidad.

Conclusiones.

Para concluir es importante señalar que los seres humanos deben regirse por
normas y principios que permitan regularla conducta, es decir la sociedad esta
enmarcada dentro de una serie de regulaciones que garantizan el control de la
convivencia, además permitirá determinar que se considera bueno o malo de
acuerdo a la forma de actuar, habitos, tradiciones, entre otros.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela propone un concepto


de democracia, de la recuperación de su sentido comunitario original, en el que los
individuos participan en igualdad de condiciones y con el mismo peso específico
en la toma de decisiones, lo cual supone, a su vez, que se trata de una comunidad
cohesionada o al menos capaz de tomar una decisión consensuada en aras del
bien común. Esta cohesión presupuesta se fundamenta en dos conceptos de
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primordial importancia en la fundamentación de una democracia participativa y


protagónica, como son los de solidaridad y corresponsabilidad.
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Referencias bibliográficas.

https://rivasfmc.wix.com/ambiental.eticaymoral

APEL K. O. (1985) Acción comunicativa y responsabilidad solidaria. Salamanca:


Sígueme.
ARISTOTELES. Ética a Nicómaco
BOBBIO, Norberto (1991) El tiempo de los derechos. Madrid: Sistema.
BOFF, Leonardo (2001) Ética planetaria desde el gran sur. Barcelona: Trotta

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