¿Qué Fenomenología?: OR UNA Fenomenología DE LAS Obligaciones Morales Y EL Derecho Natural Humano MÁS Fundamental EL
¿Qué Fenomenología?: OR UNA Fenomenología DE LAS Obligaciones Morales Y EL Derecho Natural Humano MÁS Fundamental EL
¿Qué Fenomenología?: OR UNA Fenomenología DE LAS Obligaciones Morales Y EL Derecho Natural Humano MÁS Fundamental EL
¿Qué fenomenología?
LAS SIGUIENTES REFLEXIONES SON FENOMENOLÓGICAS en el sentido de la
fenomenología realista investigada y explicada en otras obras.1 Aquí
noto únicamente unos pocos rasgos de este método que va a ser
entendido mejor a través su aplicación en el análisis siguiente:
*
Doctor en filosofía, profesor y miembro de la Academia Internacional de Filosofía.
1
Aparte de las clásicas, especialmente Adolf Reinach, «Über Phänomenologie», en:
Adolf Reinach, Sämtliche Werke, Vol. I, ibid., pp. 531-550. (Introducción a la
fenomenología. Traducción de Rogelio Rovira, Ediciones Encuentro, Madrid 1986.) y
Dietrich von Hildebrand, What is Philosophy?, 3rd ed., with a New Introductory
Essay por Josef Seifert (London: Routledge, 1991); (¿Qué es filosofía? Trad. de
Araceli Herrera, Ediciones Encuentro, Madrid 2000); Josef Seifert, Back to Things in
Themselves. A Phenomenological Foundation for Classical Realism -, in: «Studies in Phe-
nomenological and Classical Realism». (Boston and London: Routledge and Keegan
Paul, 1987), 364 pp., re-published as e-book, August 2013); Vissza a magánvaló dolgokhoz,
(Budapest: Kairosz Kiadó, 2013). This Hungarian edition, translated and intro-
duced by Mátyás Szalay, represents the most definitive and considerably enlarged
edition of the work.
2
Rodrigo Guerra López, Volver a la persona. El método filosófico de Karol Wojtyla,
Caparrós, Madrid 2002; Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento
de los derechos de la persona, CNDH, México 2003; Josef Seifert, Essere e Persona. Verso
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una fondazione fenomenologica di una metafisica classica e personalistica. (Being and Per-
son, Towards a Phenomenological Foundation of a Classical and Personalistic
Metaphysics), (Milan: Vita e Pensiero, 1989), 621 pp.
3
Por una investigación de 3 tipos de métodos (tipos de conocimiento, elementos y
medios para obtenerlos) véanse Josef Seifert, Discurso de los métodos de la filosofía y la
fenomenología realista, (Madrid: Encuentro, 2008).
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Véanse Edmund Husserl, Philosophie als strenge Wissenschaft, y Josef Seifert,
«Philosophie als strenge Wissenschaft. Zur Grundlegung einer realistischen
phänomenologischen Methode – in kritischem Dialog mit Edmund Husserls Ideen
über die Philosophie als strenge Wissenschaft», in: Filosofie, Pravda, Nesmrtlenost. Tòi
praúskå pòednáóky/Philosophie, Wahrheit, Unsterblichkeit. Drei Prager Vorlesungen
(tschechisch-deutsch), pòeklad, úvod a bibliografi Martin Cajthaml, (Prague: Vydala
Kòestanská akademie Òim, svacek, edice Studium, 1998), pp. 14-50.
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5
Véanse Josef Seifert, Erkenntnis des Vollkommenen. Wege der Vernunft zu Gott,
(Bonn: Lepanto Verlag, 2010); 2013 en español; y Gott als Gottesbeweis. Eine
phänomenologische Neubegründung des ontologischen Arguments/ God as Proof of His
Own Existence. A New Phenomenological Foundation of the Ontological Argu-
ment (Heidelberg: Universitätsverlag C. Winter, 1996, end ed. 2000).
6
Concentrarse aquí sobre la cuestión de qué derecho humano básico es el más
básico, prescinde de la pregunta crítica respecto a si todos los seres humanos o si
cada ser dotado de «vida humana», (por ejemplo un feto, un «pre-embrión», un
niño anencefálico o un niño con otras malformaciones cerebrales principales, o un
feto con grandes anomalías cromosómicas generalmente incompatibles con la vida
fetal persistente, o algunos «monstruos», que poseen la vida humana) son seres
humanos. Trato esta importante cuestión ampliamente en el tercer capítulo de mi
libro, Ethically Healthy Medicine. Philosophy and Ethics of Medicine. Vol. 2: Appli-
cations. Philosophy and Medicine, vol. 92 (New York: Springer, 2014).
7
He tratado ampliamente de las cuatro dimensiones y fuentes de la dignidad humana,
y de la primera y más fundamental de éstas, la dignidad ontológica de cada persona
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humana en Josef Seifert, The Philosophical Diseases of Medicine and Their Cure. Philoso-
phy and Ethics of Medicine. Vol. 1, ch. 2.
8
Incluyendo el feto, puesto que es también persona humana, como hemos sostenido
contra muchas objeciones. Trato este importante tema en Josef Seifert, Ethically
Healthy Medicine. Philosophy and Ethics of Medicine. Vol. 2: Applications. Philosophy
and Medicine, vol. 92 (New York: Springer, 2010), cit., ch. 3, y brevemente en Josef
Seifert, «The Alleged Fundamental Human Right to Abortion», en: R. Rösler (Ed.),
Biologie im Horizont der Philosophie. Der Entwurf einer europäischen «Bioethik»-Konvention
(Frankfurt a.M./Berlin/Bern/New York/Paris/Wien: P. Lang, 1997), pp. 81-95, y
en: «Abortion and Euthanasia as Legal and as Moral Issues: Some Reflections on
the Relationship between Morality, Church and State» in Bioethics Update. Proceedings
of 1987 Annual Conference on Bioethics, ed. N. Tonti-Filippini (Melbourne: St Vincent’s
Bioethics Center, 1988), pero no se puede discutir en detalle en este breve paper.
Refiero al lector al excelente estudio de Stephen Schwarz, The Moral Question of
Abortion (Chicago: Loyola University Press, 1990).
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Al menos tan pronto como ellos son admitidos por la ley. Por supuesto éste es el
caso en relación a todas las leyes positivas y los derechos declarados en ellas, pero en
una buena constitución y orden jurídico, como en el derecho romano, las acusaciones
legales o las defensas y demandas legales, así como las sentencias de los tribunales
pueden también basarse en la ley natural. Ver Wolfgang Waldstein, «Vorpositive
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Diferentes de la ley moral natural.
15
Para una presentación y crítica parcial de esto, ver Josef Seifert, «Is .A. Reinach’s»
Apriorische Rechtslehre, «more Important for Positive Law than Reinach Himself
Thinks?», en Aletheia 3 (1983), pp. 197-230.
16
Véase sobre esto Adolf Reinach, «The A priori Foundations of the Civil Law»,
trad. por J.F. Crosby, Aletheia III (1983), pp. xxxiii-xxxv; 1-142, especialmente cap. 3.
17
He intentado mostrar que no existe la libertad casi completa para modificar o para
suprimir las consecuencias naturales de reclamos y obligaciones postuladas por
Reinach, aunque no se encuentren en el mismo nivel «normativo» de, digamos, el
derecho a la vida. Ver Josef Seifert, «Is .A. Reinach’s» Apriorische Rechtslehre «more
Important for Positive Law than Reinach Himself Thinks?», cit.
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El enorme error de Hans Kelsen, Allgemeine Rechtslehre, fue su convicción de que
todos los derechos y las reclamaciones tienen su única razón y causa en la voluntad,
o en los actos especiales de promulgación de leyes positivas, cuyo carácter Adolf
Reinach bellamente ha analizado en su obra principal, «Die apriorischen Grundlagen
des bürgerlichen Rechtes», in: Reinach, Adolf, Sämtliche Werke. Texkritische Ausgabe
in zwei Bänden, Bd. I: Die Werke, Teil I: Kritische Neuausgabe (1905-1914), Teil II:
Nachgelassene Texte (1906-1917); hrsg.v. Karl Schuhmann Barry Smith (München
und Wien: Philosophia Verlag, 1989), 141-278; The Apriori Foundations of the
Civil Law, transl. by J. F. Crosby, Aletheia III (1983), pp. xxxiii-xxxv; 1-142.
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Como Aristóteles y Tomás de Aquino enseñan: Vivere est viventibus esse; véase
Aristóteles, de Anima , II c.4, 415b. Véase también Tomás de Aquino, Summa contra
gentiles I, c.98. En una discusión de estos textos ver Robert Spaemann y Rudolf
Löw, Die Frage Wozu?Geschichte und Wiederentdeckung des teleologischen Denkens
(München, 1981); además, Robert Spaemann, Personen. Versuche über den Unterschied
zwischen ‘etwas’ y ‘jemand’ (Stuttgart: Klett-Cotta, 1996); y Josef Seifert, What is Life?
On the Originality, Irreducibility and Value of Life. Value Inquiry Book Series (VIBS),
ed. by Robert Ginsberg, vol 51/Central European Value Studies (CEVS), ed. by
H.G. Callaway (Amsterdam: Rodopi, 1997).
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Por tanto, no estoy hablando aquí sobre la mera existencia de células, o una masa
de células, sino de un organismo humano integrado vivente (aunque, inmaduro,
no desarrollado). Tampoco hablo aquí de «vida vegetal» o «vida animal», sino de
«vida humana», la cual, cuando aún no es o aunque ya no sea más consciente, posee
siempre en principio la capacidad o el potencial para una vida consciente, racional y
libre.
23
Como también Martin Kriele señala en un artículo posterior a sus posiciones
iniciales. Dicho autor pone en sus primeros escritos un énfasis especial en el «habeas
corpus-Grundrecht», y declara el habeas corpus como fuente y origen real de los derechos
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humanos (tal como Kant hace con el derecho a la libertad o Jellinek, con el derecho
a la libertad religiosa, los cuales, sin embargo, son primarios en otro sentido, como
veremos. Son importantes, sin embargo, en sí mismos y en la historia de los derechos
humanos. Ver Immanuel Kant, Metaphysik der Sitten , Kants Werke, Aka-de-mieText-
ausgabe (Berlín: Walter de Gruyter & Co., 1968), Bd. VI, AA 06 229 ff.; 231 ff.; 237
f.). Respecto a la posición inicial de Kriele, ver Martin Kriele, Recht Vernunft Wirklichkeit
(Berlin: Duncker & Humblot, 1990), Habeas Corpus als Urgrundrecht», pp. 79 ff.;
ver también ibid., pp. 71-235. He hablado sobre esto en Josef Seifert, „Die vierfache
Quelle der Menschenwürde als Fundament der Menschenrechte», in: Burkhardt
Ziemske (Hrsg.), Staatsphilosophie und Rechtspolitik. Festschrift für Martin Kriele zum
65. Geburtstag (München: Verlag C.H. Beck, 1997), pp.165-185.
24
Aunque no es que no exista el «derecho a la libre circulación» de los niños pequeños y
a «no ser llevados arbitrariamente», éste está claramente menos desarrollado y más
restringido que el de los niños mayores, sin mencionar a los adultos. Por ejemplo, en
contraste con los bebés, incluso los niños pequeños tienen un derecho básico a expresarse
ellos mismos (especialmente en cuanto a sus necesidades, pero también en cierta medida
con respecto a lo que piensan y sienten) y también tienen ciertos derechos – dentro de
límites – a actuar (incluida la alimentación, el moverse, el jugar). Por otra parte, aunque
los niños pequeños pueden tener un ejercicio más limitado de la razón y de la voluntad,
uno no puede considerar todas sus acciones como simplemente instintivas o irracionales
y reclamar que no poseen vida racional consciente y los derechos fundados en ella.
25
Otra distinción se aplica también a otros derechos y no solamente al derecho a la vida:
Derechos como el habeas corpus pueden suspenderse temporalmente bajo circunstancias
de emergencia o peligro nacional a diferencia del derecho a la vida que poseen todos los seres
humanos sin excepción y que nunca puede suspenderse. Reclamar que los bebés pequeños
o personas inconscientes no poseen del todo estos derechos sería, sin duda, ir demasiado
lejos. Uno puede imaginar una situación donde un pequeño bebé o una persona
comatosa fueran llevados injustamente a prisión y podría ser nombrado un tutor ad
litem a través de un tribunal (o a través de un apropiado representante personal), para
defender distintos derechos correspondientes al habeas corpus, aunque el sujeto de derechos
no fuera competente para reclamar estos derechos por sí mismo.
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Un derecho a la libertad o como Kant lo llama: Freiheit (Unabhängigkeit von
nöthigender Willkür), sofern sie mit der Freiheit jedes Anderen nach einem allgemeinen Gesetz
zusammen bestehen kann. Véanse Immanuel Kant, zur Grundlegung Metaphysik der
Sitten , Kants Werke, Aka-demieTextausgabe (Berlín: Walter de Gruyter & Co.,
1968), BD.IV VI237.
Aunque este derecho en principio presupone la conciencia racional despierta en
algún grado, sin duda, hay límites de qué tipo de «necesidades», puede otra persona
imponer justificada- y legalmente, incluso a los bebés inconscientes, a individuos en
estado comatoso o a individuos mentalmente «incompetentes». Sin duda, ellos
tienen derecho a estar «libres» de todo tipo de pena de prisión, libres de ser
confinados en lugares lejanos y desconocidos o de ser movidos por personas que
no tienen la autoridad para hacerlo, como cuando un bebé es secuestrado o
mantenido cautivo.
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ist dieses einzige, ursprüngliche, jedem Menschen kraft seiner Menschheit zustehende Recht.
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Incluso este derecho puede retirarse por una justa pena. A la luz de la historia,
puede preguntarse si cada ser humano persona en cada clase y en cada sector de la
sociedad, e independientemente de todos los compromisos y obligaciones
introducidos por sus padres, posee este derecho a libertad y a la plena autonomía
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que Kant le atribuye. También si estamos de acuerdo con Kant sobre este punto,
rechazando toda esclavitud y clasificación social o casta, sin duda alguna el deber de
ser obediente del niño a sus padres, a la autoridad militar u a otra autoridad legítima
les restringe este derecho a los hombres.
El niño, sin duda, no tiene que ser plenamente maduro para poseer este derecho;
además, algunos adultos a veces actúan menos «maduramente» que algunos, o tal
vez muchos, niños.
29
Ninguna libertad podría ser propiamente considerada como «no-limitada», ni en
una familia ni en una sociedad, aunque el principio ético posmoderno de «autonomía»
ciertamente parece estar errando en esa dirección.
30
Lo mismo puede decirse del derecho a ser tratado como un fin en sí mismo y no
sólo como un medio, que Kant propio tan claramente formula en una de sus
formulaciones personalistas del primero imperativo categórico moral, y el derecho a
no ser sujeto a abusos sexuales, mutilado, intencionalmente infectado con
enfermedades, etc., y el derecho más universal a no ser tratado de una manera
indigna de una persona humana.
31
Ver un explicación de la persona y la dignidad personal en Josef Seifert, The
Philosophical Diseases of Medicine and Their Cure, ch. 2.
Por supuesto, hay un sentido en el cual aquellos derechos que se basan en la existencia
personal vivida actualizada, cumple con la idea de los derechos más plenamente, puesto
que, en tanto se exige una demanda legal por algo, esto es, un derecho, ello parece tener
más sentido sólo cuando nos enfrentamos a una persona conscientemente despierta y
no cuando tratamos con sujetos inconscientes de naturaleza racional como el no-nacido,
quien aún no está completa y conscientemente despertado a su personalidad. Pero esto
naturalmente no excluye a los niños o adultos discapacitados mentales de ser sujetos de
ciertos derechos. Es más, los pacientes que aparecen inconscientes para el observador
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«vida humana» y «persona viva» son el tema de muchas disputas acerca de si ambos
conceptos pueden ser identificados y quién o qué precisamente constituye el sujeto de
este derecho a la vida, esto es, cuáles son los criterios morales (no la mención legal) que
determinan quién o qué tiene este derecho. Muchos autores no consideran equivalentes
a la «vida humana» o el «ser humano vivo» o intercambiables con «persona viviente».
Por lo tanto, lógicamente hablando y abarcando todos los niveles de la dignidad humana
y los derechos humanos fundados en ellos, la formulación más universal del Urgrundrecht,
en el cual tienen su raíz todos los derechos concretos tal como el derecho a la vida, el
derecho a la libertad, el habeas corpus, es el derecho a ser respetados en todos los asuntos
relacionados con la dignidad humana.
Podemos, todavía, distinguir dos sentidos de este derecho: (1) que es más general, como
ya se ha formulado, e incluye el derecho a la vida, (2), otro que es más específico y se refiere
a un cierta manera de ser adecuadamente tratado como un ser humano: un sentido más
restringido de ser «tratado con dignidad.» Este último sentido no incluye el respeto del
derecho a la vida per se, sino que comprende un espectro que va desde reglas de pura
cortesía a innumerables formas de trato respetuoso a seres humanos.
Ver también Josef Seifert, Ethically Healthy Medicine. Philosophy and Ethics of Medicine.
Vol. 2: Applications. Philosophy and Medicine, vol. 92 (New York: Springer, 2010), ch. 3.
Y Josef Seifert, Sein und Wesen (Heidelberg: Universitätsverlag C. Winter, 1996); del
mismo autor una versión menos desarrollada de este trabajo, «Essence and Existence.
A New Foundation of Classical Metaphysics on the Basis of ‘Phenomenological Real-
ism,’ and a Critical Investigation of ‘Existentialist Thomism’,» Aletheia I (1977), pp. 17-
157; I,2 (1977), pp. 371-459.
34
El Art. 1 GG (Grundgesetz) de la Ley Fundamental Alemana afirma que el respeto de
la dignidad humana es la más alta obligación de toda la actividad del Estado. Esto
implica que la demanda de ser tratado de manera que corresponda a la dignidad humana
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vida, pero violase todas los demás derechos de una persona viva, es
claro que uno, no obstante, violaría los derechos humanos
fundamentales del ser humano de la manera más horrible, por ejemplo,
al torturar a una persona, abusar sexualmente de ella, negarle su derecho
a la educación, a la libertad de consciencia y religión, etc.
Desde este punto de vista, el derecho a la vida NO es en absoluto el
Urgrundrecht; sino más bien otros derechos tales como «el derecho de
ser respetado en su dignidad humana», son más fundamentales, o incluso
«el derecho de no ser damnificado». Estos derechos son mucho más
universales porque incluyen muchos otros derechos, además del derecho
a la vida, tales como el derecho a no ser calumniado, ser víctima de
abusos sexuales, o privado de la libertad de conciencia o de religión,
etc. También el «derecho de cada hombre a nunca ser tratado sólo
como un medio, sino siempre como un fin en sí mismo», es un mucho
mejor candidato para la pretensión de ser el derecho humano más básico.
Otro candidato potencial para ser el derecho humano más univer-
sal y básico sería «el derecho a no tener ningún mal objetivo infligido a
sí mismo,» que es otra formulación del derecho a no ser perjudicado.
Considerando este derecho como el derecho humano más básico, podría
concordar muy bien con él la primera obligación moral del médico
según el Juramento hipocrático: primum non nocere! (en primer lugar: ¡no
haga daño [a ninguno]!). Además, este derecho incluye también el
derecho a la vida, así como todos los demás derechos humanos
fundamentales.39
sentidos más fundacionales o fundamentales en la determinación de lo que es el
derecho humano más básico.
39
Sin embargo, hay dos problemas al decir que el «derecho a no ser dañado» es el
derecho humano más básico:
a) en primer lugar, no todos los males objetivos infligidos a nosotros (por ejemplo,
si uno está dando mal ejemplo a sus amigos) constituyen violaciones de derechos;
b) en segundo lugar, este derecho es muy abstracto y carece del carácter concreto y
«tangible» del derecho a la vida.
El primer problema podría superarse al añadir «el derecho a no tener ningún mal
objetivo infligido a sí mismo» o «a no ser dañado con palabras o acciones externas.»
La segunda objeción podría aplicarse a todos los derechos de este grupo y, por
contradecir la idea misma del carácter «más universal» propio de un Urgrundrecht, no
es pertinente considerarlo aquí.
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Agrego la cláusula «en acciones de otras personas» porque, como hemos visto, no
tienen derecho a un respeto puramente interno de nuestra dignidad.
41
A causa de la legalización de los «actos naturalmente criminales» como el aborto y
eutanasia este derecho a la objeción de conciencia es un derecho crucial para los miembros
de la profesión médica hoy.
42
Ver Georg Jellinek, Die Erklärung der Menschen-und Bürgerrechte (Leipzig: Duncker
and Humblot, 1895/1904), (Heidelberg, 1996), pp. 18 y sigs.; 90.