Meditaciones Sobre La Gestación Espiritual en El Vientre de María

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Meditaciones sobre la Gestación Espiritual en el

Vientre de María
En las siguientes secciones, meditaremos y reflexionaremos a la luz de los aspectos
más relevantes que se recogen en las 23 meditaciones del Material.

El Pecado Original y la Inmaculada Concepción de la Virgen María 


El Pecado Original 

El Pecado Original, comenzó con la desobediencia de Adán y Eva, una desobediencia


a la Ley de la Vida y que tras el engaño de la serpiente trajo consigo la
concupiscencia en la forma de tener hijos. Este pecado fue el inicio de una cadena
que se extiende hasta nuestros días, en la que el pecado nos afecta a tres niveles: 

 Perdemos la Comunión con Dios 


« Mi querido hijo, cuando Adán y Eva fueron tentados y cayeron en la tentación
movidos por el no-amor a Dios y a sus órdenes, cayeron en la desgracia de perder la
comunión con Dios. Cuando un alma peca y cede a la tentación, pierde su comunión
con Mi Padre. » 

 Perdemos la Comunión con el Hermano: el pecado, que en última instancia es


falta de amor a Dios y a los hermanos, produce el odio, el rencor, la envidia, el
egoísmo… 
 Perdemos nuestra unidad interior:  el pecado nos rompe por dentro a nosotros
mismos al perder la vida de la Gracia.
« Bien sabéis que desde cuando el pecado entro en el mundo, desde cuando el
pecado entro en el corazón del hombre, hay muerte, tristeza y aflicción » 

La Inmaculada Concepción 

Los días 26 y 27 Febrero de 2014 la Virgen María explica cómo era necesario que
fuera preservada del Pecado Original para ser el Primer Sagrario: 
« El seno de mi Madre Ana, al formarme según la carne, fue colmado
del Divino Espíritu Santo, actuó desde que yo estaba en el Vientre de mi Madre Ana y
así poder liberarme de la esclavitud del pecado original, para que mi Alma no fuera
manchada y así poder librar al Hijo de Dios de los pecados porque ¿Cómo iba a ser
posible que Dios Nuestro Señor se manchara y contaminara? » 

Toda la humanidad descendiente de nuestros primeros padres, nace con el Pecado


Original, que se propaga evolutivamente a través de la herencia genética (las cadenas
de ADN). La Virgen María no iba a ser menos, pero por la Gracia de Dios, el Espíritu
Santo actuó en el momento de su Concepción para eliminar toda impureza de sus
cadenas genéticas provenientes de sus ancestros, hasta el origen, es decir el
momento en que comenzó a propagarse el Pecado Original. 

« Por eso yo fui preservada de toda mancha desde mi Primer Instante natural, desde
mi ser primero, el Espíritu Santo actuó allí para limpiar mis cadenas genéticas y mis
líneas ancestrales para que yo no quedara manchada. Por eso el Espíritu Santo actuó
en el Misterio de mi Concepción, de mi Inmaculada Concepción, el Espíritu Santo me
colmó, me llenó, me santificó. "Ave Llena de Gracia fue el Saludo de la Santísima
Trinidad", Ave Llena de Gracia, no por mí, sino por la Misericordia de mi Padre, no por
mis méritos, sino por la Misericordia de mi Padre; así que yo soy la Llena de Gracia
porque me abrí a la Acción del Espíritu Santo. »

La Propagación del Pecado 

Para entender el porqué en la época actual, cada día el pecado se hace más y más
grande, hay que tener en cuenta dos factores: 

1. Todos estamos interconectados a través de las fuerzas de la naturaleza y de la


física y nuestras acciones, si no están sujetas a la Divina Voluntad, siguen la ley de la
inercia, de modo que el pecado arrastra al pecado, en un efecto dominó. 

Tal y como nos indicaba el Sagrado Corazón de Jesús el 8 de Marzo de 2018: 

« El pecado es un movimiento, es un acto que arrastra a otros pecados de tal forma
que ¡toda la humanidad está contaminada! porque un pecado da origen a otro
pecado. » 

« Cada pecado es un movimiento. El pecado no se estanca, crece, crece mucho, y


contamina, y mata por donde pasa. 
El mundo está contaminado y por el pecado está muerto en el espíritu. Porque los
pecados se multiplican, es una cadena continua, y el pecado mismo atrae la
desgracia, porque la paga del pecado es la muerte, el dolor y la desgracia. » 

2. La segunda causa de la degradación moral de nuestras sociedades y de que el


pecado se extienda cada vez más, es el olvido de la Santificación del Matrimonio y la
familia como núcleo de toda raza y nación, así como la desacralización de los
Sacramentos. Fuera del matrimonio bendecido por Dios, los hijos nacen en No-Gracia
y a través de la herencia genética, el pecado se propaga de forma mucho más
acusada, sin la ayuda y el auxilio de la Gracia de Dios, extendiéndose de generación
en generación. Dios Padre en el Llamado de Amor y Conversión del 20 de Julio
de 2016 nos indica la importancia vital de la familia en la protección contra el pecado: 

« Nuestro Amor Trinitario así como fue a buscar a Abraham, así busca ahora al
hombre, y acercándose al hombre busca a la familia, núcleo de toda raza y nación; y
si esta base que es la familia está bendecida y consagrada a Mi, toda raza y pueblo
será santo y vivirá en Mi Presencia; pero, si esta base está en adulterio, fornicación, y
pecado, todo vuestro pueblo vivirá esclavizado en pecado y contaminará muchas
generaciones, ocasionando que las nuevas generaciones cometan pecados más
graves. Por eso, pequeño Elías, llamo a este pueblo para que con decisión y firmeza
corten toda cadena de pecado con la Sagrada Sangre de Mi Hijo Sacrificado. De una
familia santa nacerá un pueblo santo; pero de una familia en pecado nacerá un
pueblo en pecado y ésta es la desgracia de esta generación. Familia es hombre,
mujer, e hijos bendecidos por la Iglesia y los Sacramentos; todo lo demás fuera de
ése Orden es una alteración a la Creación y una rebelión a Mis Preceptos. Satanás
lucha hoy, en tu tiempo, fuertemente, en contra de la familia y de la Iglesia; reconoce,
pueblo Mío, las señales de este Fin de vuestro Tiempo. » 

El Sagrado Corazón de Jesús, explicaba este Sacramento del Matrimonio bendecido


por Dios y como Satanás busca eliminarlo. 

« Pequeño, en este Sacramento del matrimonio, que seguidamente


se transforma en familia, se crea una unidad de amor, y esta unidad es un reflejo del
Amor Trinitario. Por eso Satanás se afana buscando, por todo medio, acabar con el
matrimonio y la familia. El divorcio, el adulterio, la fornicación, la infidelidad, son
ataques del enemigo a la familia, proponiéndoles a los hombres una vida fácil sin
amor, sin cruz. 

Es egolatría total, y de esta egolatría nace el aborto, las aberraciones contra la


naturaleza y toda clase de concepto (con el) que quieren nada más que invertir la
imagen de la familia a una imagen de bestialismo total (la acción de la bestia en los
hombres). El Sacramento del Matrimonio es varón y mujer. El (mal llamado)
matrimonio de Satanás y el anticristo es todo lo contrario. 
El fruto del Sacramento del Matrimonio entre varón y mujer es vida, amor y
bendición. » 

Como aseguraba el Casto y Amante Corazón de San José el 17 de Enero del


2018: « La Iglesia necesita de familias santas, para que se salve el mundo. » porque
una familia santa, santifica a las generaciones siguientes, que son bendecidas por la
Gracia y la protección del Cielo.

Debemos Nacer del Vientre de la Virgen María 


Así como la Virgen Santísima fue el Primer Sagrario, el Vientre Inmaculado que
albergó al redentor, también nosotros sus hijos, debemos introducirnos en el Vientre
de Nuestra Madre para ser formados a imagen de Cristo. 

« Yo soy el Primer Sagrario, sólo en mi Vientre y formándose en él, entrando hijitos
míos en mi Vientre Materno, Puro e Inmaculado ustedes pueden asemejarse a Jesús.
En mi Vientre, mi pequeño, está la Moldura para hacer nuevos Cristos. » 

« Ustedes hijos míos tienen que dejarse formar por mí, en mi Vientre ingresen en Fe,
en mi Corazón, en mis cuidados Maternos, que desde la Cruz los llevaré hasta mi Hijo
Jesús, mi Inmaculado Vientre les espera. Yo los llevaré hasta Jesús que está en el
Calvario. » 

Al pie de la Cruz, y por las palabras de Jesús "Mujer he ahí a tu hijo", el Vientre de
María se abrió a partir de entonces para todos sus hijos, la humanidad entera. 

« Así desde la Cruz mi Divino Hijo me dijo: "He ahí a tu hijo"


que son todos ustedes, así ustedes como todo hijo deben estar en el Vientre de sus
madres; así deben estar en mi Vientre para llenarse de mí, a la vez del Espíritu Santo
que habita en mí; así serán formados y transformados en Cristo. » 

« Soy humilde porque le di mi Vientre para dar a luz a su Hijo. Soy humilde para
acogerlos a todos ustedes en mi Vientre desde la Cruz. Cuando mi Hijo dijo en la
Cruz: "Mujer he ahí a tu hijo", desde ese momento mi Vientre se abrió y
continuamente se abre, para ustedes (El Vientre de la Santísima Virgen se abrió para
los hombres solamente con permiso y orden de Jesús). » 

La Nueva Eva y el Nuevo Adán 


Así como por la desobediencia de nuestros primeros padres, entró el
pecado en el mundo, por la obediencia de la Virgen María en la Anunciación
« Hágase en mí según tu Palabra » y de Jesucristo en Getsemaní « Padre, aparta de
mí esta copa, pero que no sea Mi voluntad sino la tuya » entró la salvación al mundo.
Jesús y María son la Nueva Eva y el Nuevo Adán, los precursores del nacimiento de
la nueva humanidad. 

« Mi madre y Yo, hemos sido el Auxilio de la humanidad pecadora. Mi Madre por
dignificar nuevamente al hombre con su aventura al Proyecto del Padre, y Yo por
redimir al mundo entero en Mi Sacrificio de la Cruz. Por eso, hijo, la Nueva Eva y
Nuevo Adán, Nuestros Dos Corazones Unidos iniciaron el Proyecto de la Salvación.
La Madre y el Hijo aplastando el mal. La Madre y el Hijo que reinarán y triunfarán. » 

La carne y la sangre del Nuevo Adán y la Nueva Eva, Padres de la nueva humanidad
que surgirá tras la Gran Tribulación y el Triunfo del Corazón Doloroso e Inmaculado
de María, será el germen que nos libere de nuestra carne impura contaminada con el
pecado.

« Déjense formar por mí, acérquense a la luz dejen que la carne Inmaculada del Hijo
que es mi carne, dejen que la Preciosísima Sangre de Cristo que es mi Sangre se
funda en ustedes, los llene y los libere de esta carne impura que han dejado
contaminar con el pecado. Dejad que yo os forme, que yo os lleve, que yo os dé a luz
para el cielo, para Cristo, para el Padre, fórmense, edúquense y crezcan con esta
Madre, Madre de dolor, Madre de amor, pero más Madre de todos vosotros
pecadores, yo os guiare, yo gestare en ustedes una nueva humanidad, para la Gloria
de Cristo. » 

La Entrada al Vientre Inmaculado pasa por una limpieza y


purificación previa 
Al igual que la Virgen María fue limpiada en sus cadenas genéticas desde su primer
instante en la concepción, la entrada al Vientre de María, pasa por una etapa previa,
en la que también nosotros debemos purificarnos y limpiarnos hasta el momento de
nuestra concepción y desde ahí, pedir entrar en su Vientre Inmaculado: 

« Hijo mío, debes comprender y aceptar que vuestra limpieza y purifi-


cación debe empezar desde vuestros ancestros y cadenas genéticas para ir
purificando vuestra vida hasta llegar a vuestra concepción y desde allí pedid entrar a
mi Vientre Inmaculado de esta manera: 

Querida Madre, déjame entrar en vuestro Purísimo y Materno Vientre,


concededme ser formado por el Divino Espíritu Santo para ser otro Cristo y
asemejarme más a Él Divino Purísimo Vientre de la Virgen María:
guárdame. Divino Purísimo Vientre de la Virgen María: fórmame. Amén.  » 

Escondernos en el Vientre de María 


Una vez dentro del Vientre de María, nos escondemos en Él. Este esconderse en su
Vientre es una protección, así como el hijo es protegido por su madre en el vientre
materno y el líquido Amniótico, le preserva de toda influencia externa, la Virgen al
escondernos en su Vientre nos protege de las influencias del mundo, del pecado, del
demonio, para que nada nos interrumpa nuestra gestación para ser transformados en
otros Cristos. 

« Orad así queridos hijos, porque ya estando espiritualmente en mi Santo Vientre,


serán formados y sus heridas serán sanadas, serán desatadas, serán transformados
y liberados por la Misericordia del Padre. » 

« Solo mi Vientre fue colmado para dar vida en abundancia que es Cristo y Mi Hijo se
las quiere dar a todos ustedes, desde su Trono que soy yo, solo así ustedes mis
pequeños deben asemejarse a Él. 

Escóndanse en mi Vientre diciendo: 

Madre abrígame y apártame del mundo para tu Hijo Jesús en


tu Purísimo Vientre, Séllame con la Sangre que llenaste a tu Hijo, cúbreme con
esa Purísima Sangre y Carne y llévame a la Verdadera Vida en DIOS, en su Luz,
en su Amor. Amén. 

Solo en mi Vientre encontrarán un Verdadero Camino para asemejarse a mi Hijo. Yo


desde pequeña fui del Señor, y cuando fui Consagrada, el Señor me dotó de Dones y
Carismas para esta Gran Misión. » 

La vida en el Vientre de María 


Oración, Sacrificio y Penitencia 
¿Cómo deben vivir los que se dejan formar por María en su
Inmaculado Vientre? Los tres pilares básicos sobre los que debe sostenerse un hijo
de María son la oración, el sacrificio y la penitencia, que es en definitiva abrirse a la
Voluntad de Dios, apartarse del mundo y buscar la cruz, amar la cruz y cargar con
nuestras propias cruces. 

« Hijos pequeños, yo sufro, porque, no se abren a la voluntad de Dios, déjense,


ábranse, abandónense a la voluntad del Padre, que es su mismo Amor y Misericordia.
Hijos, no se dejen llevar por la corriente del mundo, busquen fortaleza en la oración
constante en Jesús vivo en cada Sacramento, busquen la Cruz, amen la Cruz,
carguen su Cruz; es decir los sacrificios, las penitencias e incluso sus vidas,
entréguenla, como se ofrece el santo humo del incienso en los Altares Eucarísticos,
sean brasas ardiendo en el mundo, para que llenen de esa llama a mis demás
hijos. » 

 El sacrificio es aceptar un dolor voluntario, una privación que hacemos y que


ofrecemos por ejemplo el ayuno los miércoles y viernes. 
 Penitencia son los dolores de la vida que no podemos evitar, una enfermedad,
una ofensa que nos han hecho, que son propios o bien de nuestra debilidad humana o
de las circunstancias de nuestra vida. Vivir estas situaciones con paciencia y en
silencio, ofreciéndolas en todo momento, es penitencia. 
Nuestra Madre nos pide que hagamos sacrificio y vivamos la vida de forma penitente.
Ella nos da las claves, las pautas y las reglas en estos mensajes. Y al igual que el
Padre la educó y la formó en su infancia y adolescencia, en su Vientre nosotros
también vamos a ser educados y moldeados, teniendo como pilares las virtudes de la
humildad y la obediencia. 

« Yo la humilde como creatura reconocí al Creador. Yo como hija obediente, fui fiel a
la Cruz. Yo como vosotros fui humana, ignorante, pero Dios mi Padre me apartó, me
guío, me formó, me moldeó y yo quiero sacarlos de esa ignorancia que viven. 

Hijo por excelencia y en mi Vientre, busquen un lugar espiritual, un refugio que


hallaréis. En mi Vientre les hablaré, los educaré, los llevaré al Padre, los daré a luz a
la vida, la Vida en Dios. Quiero llenarles del Espíritu Santo para asemejarlos al
Maestro de Maestros, Rey y Señor, Cristo Jesús, el Redentor, el Salvador, el Amante
de todos los corazones, Él que desea salvar sus almas, para la mayor gloria de Dios.
Yo fui quien habló a la primera Iglesia de mi Hijo; yo los guié; los acompañé en
oración y por eso fueron fieles porque fueron humildes y obedientes. Dejad pequeños
que mi Pie Virginal doblegue ese vuestro orgullo, soberbia, destruya vuestra
ignorancia. »

Una Gestación en Manos del Divino Alfarero 


Como todo proceso de transformación espiritual, esta gestación en el Vientre de María
es dolorosa, ya que exige la renuncia paulatina de la voluntad humana, para seguir la
Voluntad Divina, y conlleva dejar atrás nuestro ego, nuestro orgullo y soberbia, para
asemejarnos más al Redentor. Los que quieren ingresar en esta etapa espiritual de
nacer de María, deben asumir el dolor, el sufrimiento, la humillación, la negación, el
quebrantar su espíritu, para que nada más exista, solamente Jesús. En el vientre de la
Santa Madre es donde todo es moldeado y formado según la voluntad y la decisión
del Padre. Sólo en el Vientre de María, seremos gratos al Señor. 

« Hoy hablaremos sobre los que se dejan formar por mí en mi Santísimo


Vientre. Tienen que tener claro mi niño que esta transformación o mejor esta
Gestación es dolorosa; porque ustedes son el barro y yo soy el molde del alfarero que
es el Padre que utiliza al Divino Espíritu Santo para formar esa vasija de Amor Divino,
que poco a poco el Padre va moldeando hasta obtener el producto final. Luego lo
hornea en el fuego de la Caridad donde es cimentado el barro, y es limpiado pero
cuando ya ha salido, aún el Santo Alfarero ve alguna imperfección, Él los vuelve a
crear y así, poco a poco, va a ir moldeando un vaso perfecto. Así mi niño, tú y tus
hermanos serán moldeados en estas Divinas Manos. En este sencillo molde tan grato
al Padre, que es mi Purísimo Vientre » 

El Padre Pio en su Llamado de Amor y Conversión del 4 de Abril del 2014, explica
las fases por las que tiene que pasar un Apóstol en esta etapa de Gestación en el
Vientre de María y como estamos llamados a entregarnos como almas víctimas: 

« La Santa Madre nunca quiso ser servida, aún más la Santa Madre fue la siempre
Esclava del Señor que con su amor y su dolor agradó al Padre. Así ustedes mis
hermanos y hermanas deben agradar al Padre, con su vida de oblación, con su
entrega como alma víctima. 

Los que quieren ingresar a esta etapa espiritual deben asumir hijo mío el dolor y el
sufrimiento, la humillación, la negación, el quebrantar su espíritu para existir nada
más que en Jesús, que nos ama. Así hijo mío podrán acercarse a esta escuela de
enseñanza el vientre de la Santa Madre, donde todo corazón es moldeado y formado
a la Voluntad y Decisión del Padre; solo así seremos gratos al Padre. » 

Y por su parte en otro Llamado de Amor y Conversión del mismo día, Josefina Bakita
explica lo doloroso del proceso: 

« En este Vientre nos formamos con dolor y amor para renacer a la nueva vida en
Cristo. Hermanos, el proceso es doloroso y difícil, yo también pase por él porque es
nuestra imperfección lo que el Señor en este Purísimo Vientre destruye, solo así se
alcanzará la santidad, por el camino del dolor y del amor porque María es el camino,
ejemplo, imagen viva del dolor y del amor. Acojan al Purísimo Vientre y pidan, deseen
ser moldeados por Él. »

La Purificación en el Vientre de María 


Dice Jesús: 

« El Vientre Inmaculado de mi Madre, es ese lugar donde se alberga el Agua


Misericordiosa de mi Amor. El corazón Inmaculado y Doloroso de María es la Fuente
mayor de ese mar. 

La Sangre de mi Amada Madre es mi Sangre, su Carne Inmaculada es mi Carne y


cuando me toman en la Sagrada Comunión comen mi Carne y mi Sangre, Carne de
mi Amada Madre y Sangre de mi Amada Madre, mi pequeño, purifícate en este
Manantial de Gracia, en esta fuente misericordiosa. » 

Por tanto es en este Vientre de María, en este Vaso de la Gracia, donde se encuentra
la Sangre y el Agua de Jesucristo donde debemos purificarnos y después de la
purificación el alma será capaz de servir, de amar y de orar.

La Divina Voluntad 
Dice la Virgen María: « Mis hijos formados en mi Santísimo Vientre cumplen la Divina
Voluntad de la Santísima Trinidad. » 

Y ¿cuál es la voluntad de Dios para mí? Amar a Dios sobre todas las cosas y al
hermano como a uno mismo. 

« La voluntad del Padre sobre sus Hijos es el Amor, amor sacrificado,
amor entregado, amor anonadado, amor en oblación. Mis hijos, mis verdaderos hijos,
los que realmente nacen del Santísimo Vientre, son aquellos que se complacen en
cumplir la Voluntad del Padre, aquellos que sin entender se sumergen en su
Misericordia. » 

« El alma de cada hijo mío se sumerge en mi Vientre cuando se anonada en la buena
práctica de la Santísima Voluntad, los Diez Mandamientos, las Bienaventuranzas, el
Mandamiento Mayor, amor a Dios y al prójimo, así el alma se va limpiando y sanando.
Conforme vaya creciendo y profundizando en la experiencia del amor de Dios,
manifestado en mi Hijo Jesús, mi Vientre os llama a todos a una profunda oración,
sincera conversión y llama a las almas a cumplir la Santísima Voluntad manifestada
en las Sagradas Escrituras y la enseñanza apostólica. »

La Oración en el Vientre de María 


Dice Nuestra Madre:

« Cuando el alma ora no se dan cuenta que están en Mi Vientre.


Cuando ustedes oran, su oración se convierte en luz que abarca el mundo entero.
Cuando ustedes oran, oran por todo el mundo, cuando ustedes oran entran en el
Corazón del Padre y abrazan con el Padre a toda la creación. Porque cuando una
alma ora, ama y abraza a toda la creación con su oración. Depende de cada alma
orante la salvación de sus semejantes, la oración además de una relación íntima con
el Padre, es una oración que debe cooperar con la redención de cada alma. » 

« Cuando un hijo mío ingresa en mi Vientre Santo y Purísimo, ora, ora, ora
incesantemente y todo ofrece en la oración ya sea suplicante, de alabanza o
contemplativa, la oración mi muy amado, debe transformarte de tal manera que no
seas tú quien vivas, sino Cristo en ti (Gálatas 2, 20). Así Cristo, el Rey y Señor del
universo, Esposo de la Iglesia, Cordero degollado y sentado en el Trono (Apocalipsis
5, 1-14) vivirá en ti, se dirigirá al Padre en ti, se compadecerá por el mundo en ti, y así
serás instrumento de paz y amor, que transforme de tal manera tu ser carnal, en la
vida interior, vida de comunión entre el alma y su Creador, que tendrá el objetivo nada
mas de alabar, bendecir y servir a su Señor.»

El Santo Rosario es el Cordón umbilical que nos une al Vientre de


María 

Cuando entramos en el Vientre de Nuestra Madre, el cordón umbilical


que nos une al Vientre de María es el Rosario, la cadena del Rosario. Por eso, del
Rosario vamos a recibir todas las Gracias de María para nosotros. Por el rosario
sabemos todos, que estamos conectados a María, unidos a María. 

Dice Nuestra Señora:

« Hijo tienes en Mi mano el cordón de la vida. Este es el cordón umbilical que te une a
Mi Vientre y a través de éste cordón te alimento, te formo, te ayudo. Querido hijo,
vengo a decirte que aquellos que yo forme en Mi Vientre son hijos míos que con amor
se abren a Mis Gracias. » 

En Fátima, Francisco no podía ver a Nuestra Señora. Y Nuestra Señora le dijo a


Lucía: Dile que rece el rosario y me podrá ver. El Rosario es nuestro cordón umbilical
a Nuestra Madre y por tanto nos purifica, nos transmite toda la persona de María. 
La Santidad de los Hijos nacidos del Vientre de María 
Dios creó al hombre y a la mujer, para que fuesen santos e irreprochables a sus Ojos
y todos nosotros, sus hijos, estamos llamados a la Santidad. La Virgen María nos dice
en relación a la Santidad: 

« Hijos, la santidad no es una prenda que se encuentra en cualquier lugar,


es una gracia que el Padre le concede a las almas en su Infinita Misericordia. Santo,
por eso, hijos míos, no es el que no peca, sino es el que reconoce humildemente sus
miserias y me las entrega y acoge en su alma el Perdón y la Misericordia de mi
Padre. Santo es el que abre sus heridas para que mi Hijo las sane. Santo, hijos míos,
es el que cierra su corazón al mundo y solo lo abre para el cielo. 

La santidad no se consigue con vuestros esfuerzos, sino con la Gracia que proviene
del Padre, que os ama sin medida. 

La santidad es una lucha ardua, pero feliz. El alma que emprende ese caminar de
rosas con espinas, que os han de purificar en el dolor de rosas, que los guiarán al
camino hacia la Gracia más grande del Padre, es decir, a mi Hijo Jesús. Así el alma
venciendo su Voluntad para aceptar la Divina Voluntad del Padre, renunciando a su
ego, luchando por amor a Dios y a sus hermanos irá consiguiendo y trabajando en su
santificación y luchará y se esforzará para alcanzarla en el Santo Temor a Dios y con
mi Divina Protección. » 

Vivir las Virtudes de María 


Aceptemos los llamados de amor de nuestra Madre e ingresemos en su vientre y
dejémonos formar por el Divino Espíritu Santo. Ella nos dará grandes virtudes. Ella
nos dará valentía, nos dará pureza, nos dará amor, nos ayudará a conocer, aceptar y
comprender la cruz. Si nos escondemos en el vientre de nuestra Madre María,
viviremos en el Corazón del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

« Hijos míos, vivan mis virtudes, sosteniéndose con la oración


constante, la virtud de la oración permanente significa estar conscientes de la
presencia de Dios en sus vidas y meditar siempre su Palabra. 

Hijos míos una virtud tan amada por mí es la Humildad, la Humildad les hace
reconocer su pequeñez y así obedecerán, serán mis hijos obedientes queridos.
Busquen la pureza, pureza no solo de cuerpo, sino de alma, de espíritu. Quiero
pureza interior para que así no os convirtáis en sepulcros blanqueados. Mis niños
sean puros, ser puros consiste en ver en todo Dios y hacerlo todo con amor a Dios,
pues el amor a Dios, no le va a engañar, sino que mi Padre les dará el Santo Don del
temor a Dios. 

Hijos otra gran virtud es el Amor. Amor es entregarse sin reserva alguna, sin egoísmo
aparente, sin condición soberbia e hipócrita. 

Yo sé que todos son pecadores, y sé que todos están bajo la Ley que se estableció
desde la desobediencia de sus primeros padres. Y es por eso, que el Padre del Cielo
me mandó a Mí, su único Hijo, a entregarme como Cordero Pascual para la remisión
de todos los pecados de los hombres; pasados, presentes y futuros. 

A través de ti llamo a mis hijos a la modestia y la templanza, a la pureza que agrada a


Dios, al amor que los llevará a una vida de penitencia y sobria de oración y sacrificio,
de humildad y obediencia. » 

Los Sacerdotes. Hijos predilectos de María 


Los sacerdotes son las almas preferidas de la Virgen y a través de sus manos
consagradas traen al mundo de nuevo a Cristo en cada Santa Misa. 

« Cada hijo mío nacido de mi Purísimo Vientre ama y venera a los


Sacerdotes. Sacerdotes cuyas manos están consagradas para dar el Culto Divino,
Culto Santo, Culto Sagrado, Culto Inviolable. 

Cada hijo mío Sacerdote, cada una de sus almas son preciosas al Padre. Cada
Sacerdote es señal verídica de que mi Hijo Vive. Hijo mío, místico de mi corazón,
sabes que yo no puedo hacer lo que ellos hacen. Yo anduve a mi Hijo nueve meses
en mi regazo. Lo di a luz para el mundo en Belén y se los entregué en la Cruz. Hijo
ahora hoy cada Sacerdote lo trae diariamente al mundo a vuestros corazones. Si
supieran que mi Corazón no solo es Inmaculado sino también es Sacerdotal. Yo soy
María Madre Sacerdotal, que hoy te llama para que oremos por los Sacerdotes,
sacrifíquense por ellos y alégrense con ellos, sufran con ellos, luchen por ellos. » 

La Virgen pide a los sacerdotes que regresen a la Madre y estén llenos de piedad, fe y
devoción: 
« Cada Sacerdote debe abrirse a mis Gracias, Gracias que brotan de mi Corazón
Doloroso e Inmaculado y Sacerdotal, especialmente para ellos, cuanto deseo
Sacerdotes Santos, llenos de piedad, fe y devoción cargando diariamente la Cruz. 

Oh sacerdotes de mi Corazón, regresen a vuestra Madre que les llama. » 

Dios Padre, nos habla de cómo tienen que ser los sacerdotes nacidos del Vientre
Purísimo de la Virgen María. 

« Como me duele mi Enamorado Corazón ver Sacerdotes tan tibios, sin tomar
consciencia de que su misión no es explicar el mundo, es salvar almas y cuantas
almas están condenándose con sus vidas y enseñanzas. 

Sacerdotes, volved a Mí que yo os amo y perdonaré todos vuestros pecados,


fracasos. Mi enemigo se goza en los Sacerdotes fríos, serios en su deber, no de
salvar almas, sino en hallar la ciencia mundana y pagana donde no hallarán mi
verdad. Por eso, hijos míos, muchos se frustran y se arrepienten del camino que han
tomado. Mi Sacerdocio no es para saber mucho, sino para amar mucho, para
entregarse a mis pobres hijos pecadores. Hoy llamo a los Ministros de mi Hijo,
Sacerdotes de mi Corazón, que se formen por mí en el Vientre Purísimo de mi Santa
Hija. 

Del Vientre Purísimo de mi Hija están formados Sacerdotes santos, espirituales más
no carnales, sino inocentes, más no sabios en las cosas del mundo sino en mi
Ciencia Divina. Su única enseñanza es hacer conocer a las almas que yo os amo.
Necesito Sacerdotes Piadosos, Marianos y Eucarísticos. Salvad con vuestras
oraciones a las almas sacerdotales. » 

El Triunfo de María en los hijos que se forman en su Vientre 


La Virgen María desea triunfar en los corazones de sus hijos que se forman en su
Santísimo Vientre. 

« Hijos míos, si oran mi Corazón Triunfa; Triunfa en la oración; Triunfa con la oración,
mis hijos, yo deseo Triunfar en sus vidas y ¿cómo hacen esto, cómo cooperan con mi
triunfo? Siendo obedientes al amor que les doy en cada mensaje. Quiero soldados de
mi Reino que pregonen el Señorío y Reinado de Jesucristo, soldados de mi Santo
Rosario. Hijo, yo Triunfo en ti cuando renuncias a ti por otros, por Dios. Yo triunfo en ti
cuando vives en la pureza, creces en virtud. 

Solo viviendo en comunión con mi santa Iglesia, que sin duda alguna, conmigo
Vuestra Madre que os ama, triunfará. » 

La Mujer Vestida del Sol 


La Mujer del Apocalipsis 

El Capítulo 12 del Libro de Apocalipsis nos habla de una mujer que va a dar a luz y
grita con dolores de parto: 
« Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la
luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está encinta, y
grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz. » Ap 12 

Nuestra Madre María es esa Mujer vestida de sol con la luna bajo sus pies. Así lo
asegura Dios Padre en el Llamado de Amor y Conversión del 3 de Noviembre de
2016 

« Es el momento de que todos los ejércitos del Cordero de Dios formados por la Mujer
vestida del Sol, la Inmaculada, la Dolorosa, Mi Hija y Madre Vuestra, se alcen y
proclamen el Triunfo de Su Corazón Inmaculado, y venga el Reinado Eucarístico del
Cordero del Sacrificio de la Nueva y Eterna Alianza. » 

Ella la Inmaculada dio a luz a nuestro Señor Jesucristo sin dolor, porque era el Hijo de
Dios, porque era Dios, pero al pie de la cruz, Ella tuvo otro parto. Al abrirse el costado
de nuestro Señor Jesucristo en la cruz donde brotó agua y sangre, es donde nació del
costado del Señor, la Iglesia, pero la iglesia fue acogida en María. María tuvo dolores
de parto al pie de la cruz al darnos a luz en la Iglesia. 

Dice Nuestra Señora: « A Jesús lo di a Luz sin dolor en Belén. A ustedes los di a luz
con dolor en la Cruz. »

Los Hijos de la Mujer Vestida del Sol 

¿Quiénes son los que Ella, la Madre da a luz? También en el mismo capítulo se nos
dice: 

« Y se llenó de ira el dragón contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su
descendencia, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio
de Jesús » 

Los que guardan los mandamientos de Dios, los hijos de la Mujer, son
aquellos que lavadas sus vestiduras con la Sangre del Cordero, vienen de la Gran
Tribulación y cantan triunfales la Gloria de Dios y el Triunfo del Cordero. Son los
Apóstoles de los Últimos Tiempos, tal y como indicó San José el 27 de Diciembre
del 2017: 
« Dios Padre dijo: Pondré enemistad entre ti y la Mujer, entre Su Linaje y tu linaje,
pero Ella con Su Talón aplastará tu cabeza. Fueron las Palabras del Padre a la
serpiente antigua. 

El Linaje de esa Mujer, son los hijos que consagrándose a Ella, a María, sirven a
Jesús. Los Apóstoles, los discípulos, los primeros cristianos, siempre la vieron, la
reconocieron como Madre. 

Pero hubo una Gran Batalla y la Mujer vestida del Sol dio a Luz, pero Dios protegió a
la Mujer y a Su Hijo. Y en la tierra quedaron los hijos de la Mujer, los Apóstoles de los
Últimos Tiempos, los Apóstoles de los Tres Corazones. »

El Gran Dragón Rojo y la Huida al Desierto 

En el Apocalipsis, además de la Mujer, aparece en escena otra señal, un gran Dragón


Rojo. 

« Y apareció otro signo en el cielo: un gran dragón rojo que tiene siete
cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas, y su cola arrastra la
tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso
en pie ante la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando lo diera a luz. Y
dio a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro,
y fue arrebatado su hijo junto a Dios y junto a su trono; y la mujer huyó al desierto,
donde tiene un lugar preparado por Dios para ser alimentada mil doscientos sesenta
días. » 

La Mujer Vestida del Sol huye al desierto durante mil doscientos sesenta días. Ese
desierto como nos explica San José es el despojamiento, el abandono del mundo
para refugiarse del dragón y los poderes del maligno, a donde los Apóstoles de los
Últimos Tiempos, tienen que refugiarse también durante 1260 días, junto a la Mujer. 

« Hijos de Mi Castísimo Corazón, muestro a los apóstoles de los Sagrados Corazones


de Jesús y de María el camino que recorrí para llegar al Hogar de Nazaret, este
mismo camino deben recorrer los apóstoles, en estos últimos tiempos, y deben cruzar
el mismo desierto para librarse de la persecución y del odio, del mundo, de Satanás, y
esconderse en el desierto, en el desierto en el que también está la Mujer Vestida del
Sol. Este desierto espiritual que es como un retirarse del mundo, de los placeres, de
la comodidad, del pecado, y vivir en abstinencia, en la penitencia, en la meditación, y
en la oración del Corazón Inmaculado de la Madre y Reina Celestial » 

« Queridos hijos de Mi Castísimo Corazón, recorran junto a la Sagrada Familia el


camino al desierto. El desierto representa el despojamiento, el abandono total en
Dios, caminar solamente en la fe. Caminar al desierto es caminar a donde está la
Mujer Vestida del Sol. Y entrar en este desierto es refugiarse de los Herodes, del
pecado, de la riqueza material, para que estando con Nosotros, en este desierto
espiritual, los corazones se transformen en corazones orantes, corazones
contemplativos, corazones adoradores en espíritu y en verdad. » 

¿Por qué refugiarse junto a la Mujer? El Corazón Doloroso e Inmaculado de María


el 25 de Mayo del 2014 nos da la respuesta. Ella es el refugio y la protección de la
Iglesia con su manto y acoge a todos los hijos que se consagran a Ella. 

« He aquí una gran señal, una Mujer vestida de sol, con un manto azul profundo y una
corona de doce estrellas, la mujer abrigaba a la Iglesia con su Santísimo Manto. » 

En esta batalla espiritual que está teniendo ya lugar, solo habrá dos bandos, aquellos
que se refugien en el desierto con la Mujer, es decir en la vida escondida, en la
oración, lejos de las vanaglorias del mundo y el resto, todos los que se han quedado
al margen de Dios. Los tibios serán vomitados de su boca tal y como habla el
Apocalipsis al referirse a la Iglesia de Laodicea.

« Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero
porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. » Ap 3, 15-
16 

La Mujer, dirige el Ejército del Cielo: Los Ángeles, los Santos, las almas del Purgatorio
y la Iglesia militante. 

El Demonio (el Gran Dragón del Apocalipsis), « arrastra con su cola a un tercio de las
estrellas del cielo » a todos los que han quedado al margen de Dios, por voluntad
propia. Todos los que no se fueron "con la Mujer al Desierto": los que viven al margen
de Dios o manifiestamente en contra, los cristianos tibios o neutrales que viven su fe
mezclada con los pensamientos del mundo y que cogen del Evangelio solo lo que les
interesa, los cristianos que basan su fe únicamente en una costumbre, en una
tradición exterior que aparenta “ortodoxia” pero vacía de contenido y de amor y los
cristianos que confiaron en sus propias fuerzas, en sus propios juicios y criterios y
subestimaron el poder creciente del Diablo en nuestros días y que alcanzará su cenit
en el periodo de la Gran Tribulación. 

En el Llamado de Amor del Corazón Doloroso e Inmaculado de María del 6 de


Octubre de 2018, nuestra Madre indica que ya estamos en la hora del cumplimiento
de la Señal del Apocalipsis. Sus venidas al Jardín de Gracia, son el cumplimiento de
la Señal y este Apostolado es el Remanente Fiel del que habla San Juan en el
Apocalipsis. 

« El Padre me envía con el Título del Corazón Doloroso e Inmaculado de María para
ser el Arca que salve a sus hijos en esta tempestad que el dragón ha causado:
pecado, libertinaje, ateísmo y el odio. 

Hijos comprendan soy la Mujer Vestida del sol. Con mis Venidas a este Lugar Santo
se realiza el cumplimiento de la Gran Señal. 
He venido a reunir a mi ejército de Apóstoles y he venido a ayudarles a discernir
porque también el adversario se ha vestido de Ángel de luz para dividir mi Rebaño de
los Últimos Tiempos. 

Hijos míos, este Apostolado es el ejército Remanente que anunció el Apóstol Juan. » 

Estamos en la época del cumplimiento de las profecías de La Salette


de 1846. Vivimos en una etapa de confusión en la Iglesia y en el mundo, donde
efectivamente « el adversario vestido de Ángel de luz divide a la Iglesia, a las familias
y a la Sociedad » en sintonía con lo afirmado por el Papa Francisco recientemente por
lo que ha pedido el rezo constante del Rosario y finalizarlo con las oraciones del "Sub
Tuum Praesidium" y la oración con poder exhorcizante de San Miguel Arcangel de
Leon XIII para que la Virgen María y el Arcángel San Miguel, defiendan a la Iglesia de
la división que en ella quiere causar el Diablo.

« Los jefes, los guías del pueblo de Dios han desdeñado la oración y la penitencia, y
el demonio les ha ofuscado la inteligencia; se han transformado en estrellas errantes
que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la
vieja serpiente sembrar la división entre los reinantes, en todas las sociedades y en
todas las familias, donde se padecerán males físicos y morales. » La Salette, 1946

Comienza a vislumbrarse este ofuscamiento de las inteligencias y la pérdida de


discernimiento de muchos cristianos (consagrados y laicos) que sin oración ni
penitencia, se suben a los púlpitos, a los medios de comunicación social, a las redes
sociales y también en el boca a boca entre los fieles, juzgando a la Iglesia, juzgando
al Papa, situándose en Cisma abierto contra Pedro y por tanto contra la Iglesia. 

Se está haciendo cada vez más palpable el último mensaje de Garabandal:

« Existen muchos Cardenales contra Cardenales, Obispos, contra Obispos, muchos


Sacerdotes y Obispos van por el camino del mal llevándose con ellos miles de almas,
con sus ejemplos hacen que muchos pierdan la fe y odien a la Santa Madre Iglesia. » 

Ahora la elección es: o María, o sin-María. O los dirigidos por María, o los condenados
por Satanás. O los hijos de la Mujer vestida del sol, o los hijos de las tinieblas. En esta
elección consistirá la Salvación en estos Últimos Tiempos.

La Gestación en el Vientre de María a la Luz del Apocalipsis 


El periodo de preparación a la Gestación Espiritual en el
Inmaculado Vientre de María debe comenzar un 2 de Marzo. La Consagración hay
que realizarla el día de la Anunciación, el 25 de Marzo (23 días después). Si
presuponemos un periodo de Gestación Espiritual estándar de 9 meses, la Mujer
Vestida del Sol, dará a Luz a su Hijo y a sus hijos (los Apóstoles de los Últimos
Tiempos), el día 25 de diciembre, día de Navidad, día del nacimiento del Salvador y a
partir de ese momento y durante 1260 días (tres años y medio), los hijos de la Mujer
Vestida del Sol, se refugiarán en el desierto, para protegerse del Gran Dragón Rojo y
los poderes de las tinieblas. Es el Reinado del Anticristo, la media semana predicha
por el profeta Daniel donde tendrá lugar la Abominación de la Desolación y la época
en la que los dos testigos, los dos profetas del Apocalipsis (el Sagrado Corazón de
Jesús y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María, representados por Elías y Enoc
o Moisés) vestidos de sayal, profetizarán a todas las naciones.

La Consagración 

La consagración es un acto substancial del hombre,


consagrarse es realizar un acto consciente y libre que a uno le pone en directa
relación con la divinidad. Es la entrega libre, personal y consciente a Dios, a lo Divino. 

Para explicar lo que es una consagración podemos empezar por un caso más banal
que dé a entender lo que acontece en una consagración. Imaginaros que se va a
construir un altar que va a servir de lugar inmediato para la celebración de la
Eucaristía. La Eucaristía es una cosa Divina, es el Verbo Encarnado
Transubstanciado y necesita un altar para que se celebre la Misa. Entonces para
labrar un altar se escoge una piedra, se extrae de una cantera, se labra la piedra, pero
esa piedra es profana, esa piedra es apta para todos los usos. Cuando se le ha dado
la adecuada forma interviene el sacerdote o el obispo y por medio del aceite
consagrado, realiza un acto que vincula eso que ha sido hasta ahora un trozo de roca
aunque está modelado y desde entonces esa materia que era completamente
profana, acta para todos los usos, es algo dedicado únicamente a la Divinidad. Es un
caso extremo, un caso de mineral que es elevado al servicio de la Divinidad pero de la
divinidad en una forma muy concreta, la Divinidad en la Eucaristía. 

La Consagración exige que la persona que va a hacer una consagración o la persona


que va a consagrarse, tenga conciencia, tenga inteligencia, sea una persona. Esa
persona podrá consagrar cualquier objeto, pero no puede consagrar nadie que no
tenga conciencia, no sea capaz de dar sentido a una realidad, por eso en toda
consagración interviene una persona. 

Una planta no puede consagrarse, un mineral no puede consagrarse, un animal no


puede consagrarse (es decir, consagrarse a sí mismo o realizar un acto de
consagración).

El Bautismo 

La consagración fundamental es aquella en la cual la persona


como tal y su conciencia en su libertad cae en la cuenta de que ha sido creada por
Dios, todo lo que una persona es, proviene de Dios. Primeramente estaba en la mente
de Dios, era el objeto de una predestinación, luego en el curso de la historia ha habido
una concepción, ha comenzado a existir, pero tardará mucho tiempo en llegar a la
conciencia. La consagración podrá darse en esa persona cuando llegado al
conocimiento de ser un ser creado por Dios, cuando el alma concientiza que es una
realidad creada, que en su primer origen está Dios, entonces responde al acto de la
creación diciendo:

"Aquí estoy yo, Tú me has creado, yo soy para Ti, ahora me entregó."

Ese es el acto de consagración fundamental, una persona que vincula con la


Divinidad cualquier realidad, el más fundamental es el ser creado. Cuando uno
concientiza esa realidad, que no es fácil, porque concientizar no es haber oído hablar
de eso, es saber realmente por sí mismo. 

¿Cuándo acontece está consagración fundamental en el hombre? En el Bautismo. En


el Bautismo todo el ser del hombre es ungido por la Trinidad y es entregado al servicio
Divino, detesta al diablo, al mundo, a sus pompas, a sus obras y dice:  Yo solo para
Dios. - Y no solamente en el orden natural sino con todas sus potencias, las más
elevadas. - Yo, me entrego a Dios y soy ungido por el aceite de los catecúmenos y el
Santo Crisma. 

Esta es la Consagración definitiva. El bautismo no es superado por nada, es


perfeccionado y completado. 
Pero, ¿Qué pasa con esta Consagración substancial que el ser creado realiza en el
Bautismo? La casi totalidad de los bautismos católicos, acontecen en una edad en
que no hay conciencia, es bautizado el niño a los pocos días o semanas de nacer y
tiene que realizarse la Consagración mediante un acto de conciencia y de libertad de
otra persona, los padrinos, los cuales terminado el bautismo, ya no saben que más
tienen que hacer con el niño. 

En el caso más perfecto de una familia cristiana, progresivamente el bautizado es


llevado a la concientización, es decir, tiene que haber un crecimiento de sus
facultades superiores para que se dé cuenta de que es un hombre creado para Dios y
ratificar de una forma consciente esa Consagración que se dio en el Bautismo 

En todos los demás casos, en el bautizado ya consagrado al cual no se le habla


nunca, ni por los padres, ni por los padrinos, ni en la escuela. ¿Qué pasa con ese
consagrado? Es una realidad muy común en el Catolicismo, que nadie a la edad de
uso de razón, en la adolescencia, sepa que está consagrado. Debido a ello, ha habido
en la historia grandes hombres que han tomado como objeto propio de su apostolado,
concientizar a los hombres su Consagración Bautismal. San Luis María Grinion de
Montfort construyó su Mariología y su piedad Mariana con la finalidad de hacer que
las personas lleguen a ratificar el Bautismo. Su Consagración era "Renuevo y
actualizo mis votos del Bautismo". San Luis María se dio cuenta de que lo más
grande, lo más sustancial del hombre se ha realizado en el Bautismo y lo más
necesario que resulta para ese hombre de parte de sus educadores, sus padres y los
que se encargan de hacerle tomar conciencia de Cristiano, es llevarle nuevamente a
la pila bautismal y consagrarse. La Consagración de Montfort es primeramente
renovación de la Consagración Bautismal. 

La Consagración más grande es la del Bautismo. Todo el ser, alma, cuerpo, potencias
inferiores, todo cuanto es, todo queda consagrado. Desde esa Consagración
Bautismal nace todo. La Confirmación no le ayudará a ninguna consagración esencial,
el Orden Sagrado, que es también un Sacramento, que imprime carácter, no le
añadirá nada esencial, le adaptarán para que pueda celebrar los misterios Sagrados
en utilidad de la comunidad. Los otros Sacramentos, nada substancial añaden a la
Consagración Bautismal. Esto hay que tenerlo muy en cuenta cuando se habla de las
Consagraciones, ya estamos consagrados y antes de hacer ninguna otra
Consagración, que será una Consagración accidental hay que tomar conciencia de lo
que es la primera Consagración.

¿Quién Consagra? 

Para las Consagraciones Sacramentales, hace falta un Sacerdote,


menos el Bautismo, que puede ser procurado por cualquier cristiano. Es el acto de
consagración en el que el personaje consagrante puede ser cualquier hombre que le
quiera bautizar, pero una vez realizado el Bautismo, las demás consagraciones, son
por parte de un hombre consagrado: la confirmación, la confesión, la unción de
enfermos, el matrimonio, todo será conferido por una persona consagrada, pero no es
necesaria la presencia de un consagrado para renovar la consagración. Uno mismo y
solo uno mismo, renueva su Consagración, puede hacerlo delante de un sacerdote
pero el que se re-consagra es él mismo. Esto vale para todas las demás
consagraciones no sacramentales. Si uno quiere consagrarse al Divino Corazón, a la
Virgen Santísima, a quien sea, no es necesario que intervenga ningún sacerdote,
puede hacerlo él mismo, tiene la Consagración substancial y son elementos
accidentales los que se le añaden y puede realizar por si mismo su consagración, bien
está que haya un testigo que le anime, pero el hombre se consagra
fundamentalmente por sí mismo, ha concientizado las realidades Divinas y se entrega
a esas realidades divinas.

La Consagración solo a Dios 


El ser creado, solamente a Dios se puede consagrar. El hombre consciente y libre
puede consagrar todo el cosmos, porque el hombre tiene los tres reinos: mineral,
vegetal, animal y también comparte el reino racional. Todo hombre puede realizar un
acto colectivo de la especie humana (como la que realizó en 1899 Leon XIII al
consagrar el mundo al Sagrado Corazón de Jesús) pero la consagración siempre es a
Dios, a la Trinidad. Esa consagración total del ser humano, esa consagración total a
Dios admite diferenciaciones. Dios es el Padre, por tanto uno puede consagrarse al
Padre, Dios es Cristo puede uno consagrarse a Cristo, Dios es Espíritu Santo, por
tanto en realidad puede uno consagrarse a las tres Personas Divinas. 

Luego vienen los objetos o realidades divinas que tienen conexión con lo Divino. En
primer lugar la humanidad de Jesús. La humanidad de Jesús por la unión hipostática
es digna de culto de latría y en la Consagración al Corazón de Jesús se consagra a
Jesús Dios y hombre, no solamente a Dios, Dios y hombre y todas las consagraciones
que tengan como objeto la persona de Jesús son posibles, por que Jesús es Dios: a
Cristo Rey, al Corazón de Jesús, las diversas formas de devoción, los misterios de
Jesús. 

En orden descendente, también puede uno consagrarse a realidades muy


estrechamente vinculadas con la Divinidad, la Madre de Dios, no es Dios pero es
Madre de Dios. Son posibles todas las consagraciones a la Virgen, porque es un ser
Divino por la unión que tiene con Jesús al ser su Madre. Estas consagraciones son
reales, verdaderas y posibles en todas las formas: Corazón de María, Virgen de
Fátima, Virgen de Lourdes, todas las vírgenes son la Madre de Dios, son algo Divino. 

En orden descendente, hay realidades bastantes próximas a la divinidad por su


Gracia Santificante, los ángeles que también tienen su posibilidad de consagración.

¿Qué es lo que se consagra? 


Se puede consagrar todo, porque todas las cosas provienen de la creación. El hombre
puede consagrar todo, puede consagrar el mineral, puede consagrar el vegetal, puede
consagrar el animal, puede consagrar también a los que son co-específicos suyos, a
los hombres. Puede decir: Yo como miembro de la especie humana me consagro.
Todo es susceptible de consagración, por eso la consagración primera de la cual he
hecho referencia, la consagración de un altar, vemos que innumerables realidades
materiales reciben esa consagración. Con el oro se hacen los cálices, los vasos
sagrados, con la plata, con el hierro. Todo ese mineral es susceptible de
Consagración y ser utilizado para servicios.

Consagraciones por Devoción 


Las Consagraciones por Devoción: a Cristo, a María, a los Ángeles, a San José,
suponen primeramente una concientización. Lo que generalmente falta en la
actualidad es, la concientización de la Consagración. Consagrarse no es recitar una
fórmula: al Corazón de Jesús, al Corazón de María, a quien sea. La Consagración es
una realidad muy grande, siempre dirigida a algo relacionado con Dios y esto supone
en los casos sacramentales (Bautismo, Confirmación y Orden) que se consagre la
substancia en el caso Sacramento del Bautismo, o la persona en la Ordenación y
también en la Confirmación. Las otras Consagraciones son de tipo espiritual o por
devoción, pero la Consagración no deja de ser una cosa sumamente importante. No
se puede consagrar a cualquiera, no se puede consagrar de cualquier forma. Si no se
concientiza, es una fórmula, es un vacío, por tanto, hay que insistir en el valor de la
concientización, solo un ser consciente puede consagrarse, solo conscientemente uno
puede consagrarse.

Consagración al Corazón Doloroso e Inmaculado


de María 
La Gestación en el Vientre de María, ya hemos visto que es una preparación previa,
una etapa en la que la Madre nos purifica, nos limpia, nos moldea para posteriormente
poder vivir en plenitud la Consagración a su Corazón, en la que acogemos su
Corazón para hacernos semejantes a ella. 

En un Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de


María del 17 de Septiembre de 2014, la Virgen nos decía: 

« Desde hace mucho, pequeño mío, ya se había revelado que al final


se suscitarán apóstoles, aquellos que llevarían la grande, nueva, única y final
evangelización de la tierra. He aquí, querido hijo, que el tiempo ha llegado, tiempo de
proclamar la Buena Nueva, tiempo de evangelizar, tiempo de consagrar cada alma,
cada familia, cada rincón del mundo. 

No es un nuevo carisma o una nueva misión. Son aquellos que toman muy a pecho
las Palabras de mi Hijo: Id y anunciad. Ellos estarán encendidos con el Fuego del
Amor Divino, el celo de la Casa de Mi Padre les consume, predican a tiempo y a
destiempo, llevan la Palabra de Mi Hijo como su regla de oro y su único tesoro,
ayudan a los sacerdotes, ayudan a los Pastores de las almas, salen en busca de la
oveja perdida, aman a Dios, aman al prójimo. Hijos conságrense a Mi Corazón, tomen
a pecho los compromisos y pedidos de la Iglesia, vivan en plenitud su Bautismo y
Confirmación. Por eso no importa del carisma espiritual que proceda el alma que
quiera consagrarse. Lo importante es ser sal y luz del mundo donde Mi Hijo los ha
puesto siendo testimonio de que por Mi Corazón se llega al Corazón de Mi Hijo. Son
ustedes que traerán Mi Triunfo final, almas humildes y generosas. 

Hijos, conságrense a Mi Corazón, llevemos el Triunfo de Mi Hijo e Iglesia.


Destruyamos a Satanás. 

Hijos, consagrarse a Mi Corazón Doloroso e Inmaculado significa: 


 Hacer vida su consagración bautismal. 
 Vivir el compromiso de su Confirmación de la fe en Mi Hijo Jesús y su Iglesia. 
 Predicar, testimoniar y evangelizar. 
 Ayudar a los apóstoles en la tarea de la salvación de las almas. 
 Vivir las virtudes de la fe, esperanza y caridad, humildad, obediencia,
abnegación, paz sobre todo, el sacrificio, oración, penitencia, teniendo como único
programa de vida la Ley de Dios y el Evangelio de Mi Hijo. » 
Desde la aparición de la Virgen María en Fátima, donde proclamó la devoción a su
Inmaculado Corazón y prometió el Triunfo de su Corazón Inmaculado, son cien años
en los que a través de diversos videntes y profetas y en numerosas partes del mundo,
la Virgen insistentemente está pidiendo que nos consagremos a su Corazón para
poder resistir los acontecimientos de los Últimos Tiempos. Todos somos hijos suyos
desde la Cruz, pero ella cuida expresamente y de forma especial de sus consagrados,
porque si alguien no se acoge a Ella voluntariamente, la Virgen no puede hacer nada
por él. Ese es el significado de « Madre, he ahí a tu hijo, hijo, he ahí a tu Madre. Y
desde aquel día, el discípulo la recibió como suya ». El discípulo ha de aceptar a la
Madre, para que Dios pueda actuar en él, si no, en esta época de confusión y
oscuridad, será muy difícil resistir. 

El 3 de octubre del 2015 el Corazón Doloroso e Inmaculado de María dijo: 

« Mi Corazón Doloroso e Inmaculado es Vuestro Refugio: 

Yo vengo en estos tiempos como el Refugio de los pecadores, como Corredentora de


sus almas. Mi Corazón Inmaculado es la Luz y Guía, pero sólo ilumina a las almas
que se refugian en Él. Es guía porque estoy guiando a Mi Resto Fiel a la Casa de
Dios pero en este caminar hay muchos peligros, obstáculos y muchas almas son
alcanzadas por las tinieblas. Hijito, aférrate de Mi Mano, refúgiate en la Nueva Arca
de la Alianza Eterna, Mi Inmaculado Corazón que viene a pediros la Consagración
total. » 

Decía San Maximiliano Kolbe: 

« Aquellos que se entregan completamente a la Inmaculada arderán con un amor tan


poderoso que les hará prender ese fuego a todo lo que está a su alrededor y causar
que muchas almas ardan con ese mismo amor, así conquistarán el mundo entero y
cada alma en particular para la Inmaculada. Esto lo harán lo más pronto posible. » 

La consagración es entregarnos, confiarnos al corazón de nuestra Madre, dejarnos


formar, moldear, guiar y enseñar por Ella, llenarnos de sus disposiciones interiores y
participar de sus Gracias. Es guardarnos dentro de Ella. Sabemos que Ella se entrega
completamente a aquel que se entrega a Ella. La consagración no es simplemente
una oración o un acto de devoción, es un compromiso, un estilo de vida, de
obediencia, de humildad, de servicio incondicional, de apertura a los demás, de
capacidad de silencio. 

Ser Conducidos desde su Corazón


El 4 de mayo de 2018 el Sagrado Corazón de Jesús nos decía: 

« Queridos hijos, mi Mamá celestial ha buscado darme a conocer y a


amar, escúchenla que por haber ignorado a Mi Madre, el mundo se aleja más de
Dios. No ignoren a Mi Madre, obedézcanla, Ella los quiere conducir ya no sólo de
su Mano sino desde Su Corazón hacia Mí. Escucha pueblo de Dios, Yo soy Jesús y
Mi Corazón les ama y deseo ser amado también. Correspondan al Amor de Dios. » 

Pero, podríamos preguntarnos. ¿Cuál es la diferencia entre ir de la mano la Virgen, y


ser conducidos desde su Corazón? De la mano se sube con Ella al Calvario e
introducidos en el Corazón somos introducidos al pie de la cruz como San Juan y
Santa María Magdalena. Gracias a que iban de la mano de la Virgen tuvieron la fuerza
para subir hasta arriba, para no negar a Jesús o esconderse como el resto de los
apóstoles, sino para llegar hasta el pie de la cruz. Al pie de la cruz es cuando la
Virgen los introduce en su Corazón y allí ellos son capaces de unirse con el
Crucificado al igual que la Madre y convertirse en corredentores con Cristo y
corredentores con la Corredentora, haciendo realidad las palabras de San Pablo en su
Epístola a los Colosenses, donde hablaba de que aunque el Sacrificio de Cristo es
infinito y suficiente para procurar la Redención de todo el género humano, Él ha
querido completar su Pasión, con la Pasión de su Cuerpo Místico, la Iglesia. 

« Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que


falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia. » Col
1,24 

Esta Gracia especialísima solamente la puede dar la Santísima Virgen, como hizo con
San Juan y Santa María Magdalena. Por esa razón, ellos son precursores e
intercesores del Apostolado, tal y como afirmaba el Sagrado Corazón de Jesús el 27
de Octubre de 2017: 

« Al pie de la Cruz, no sólo estaba mi Madre, estaba mi amado Juan y María
Magdalena, ellos fueron testigos de la apertura de mi Corazón, ya no sólo en Espíritu,
sino también en Verdad, porque se abrió para recibirlos a todos. Juan y María, al pie
de la cruz, por intercesión de mi Madre, se hicieron los Nuevos Apóstoles de Nuestros
Sagrados Corazones, siguiendo el ejemplo de mi padre San José. Y ellos se
entregaron para consolar, amar y reparar Nuestros Sagrados Corazones, y, por eso
mismo, San Juan y Santa María Magdalena son intercesores de esta Obra de los
Últimos Tiempos. Es un ejemplo a seguir para ustedes. Los dos cambiaron de vida,
los dos se arrepintieron, los dos se dejaron amar y también amaron. Sigan también el
ejemplo de éstos Dos Apóstoles de Nuestros Dos Corazones y dediquen su vida a
consolarnos, a obedecernos y a cambiar cada día. » 

El 1 de diciembre del 2016 el Corazón Doloroso e Inmaculado de María nos


indicaba: 

« Mi Corazón Inmaculado es el Consuelo de los afligidos, Mi Corazón Inmaculado es


el Refugio que Mi Hijo da a la humanidad en este tiempo, es la Áncora de Salvación
con la cual Mi Hijo Jesús desea rescatar muchas almas para Su Reino. Que la
humanidad afligida, que Mi Ejército Mariano de Mi Remanente Fiel, en sus
tribulaciones, angustias, persecución, aflicciones… encuentren en Mi Corazón
Inmaculado el consuelo, la paz, la unión, la salud, la alegría y la fuerza del Espíritu de
Dios. » 

El Corazón de María es refugio, es consuelo. No nos está diciendo que nos vaya a
quitar cruces, sino que en su Corazón vamos a encontrar el consuelo, la fuerza, la
alegría, la paz, la paciencia para poder sobrellevarlas. 

Toda persona del apostolado, sí verdaderamente lo es, está llamada a ser alma
reparadora y las almas reparadoras son almas víctimas. A menudo pensamos que un
alma víctima como fueron San Juan y Santa María Magdalena en su día o como el
Padre Pio o San Juan Pablo II, es alguien triste, pesaroso, lleno de atroces
sufrimientos pero ¿Acaso no son los santos las personas más felices, aun cuando son
también los más crucificados? San Francisco de Asís, cuando fue estigmatizado decía
que nunca sufrió tanto y nunca gozó tanto. Es un misterio, pero gozan de amor y de
dolor. Son los más felices. Y San Juan y María Magdalena al pie de la cruz
experimentan esto, por eso muy posiblemente también ellos, visible o invisiblemente
fueron estigmatizados, ahí, dentro del Corazón Doloroso e Inmaculado de María. 

María no nos quita la cruz, pero nos ayuda a sobrellevarla si nos acogemos a su
Corazón y nos ayuda a asociar nuestros sufrimientos, penalidades, vicisitudes, a la
Pasión del Redentor. Por eso cualquier tribulación, tropiezo, sufrimiento, todo
debemos ofrecerlo con amor, y si por nuestra condición pecadora no lo hacemos, nos
quejamos, queremos huir de la cruz, inmediatamente pedir perdón y volver al camino.
Ser Introducidos en el Corazón de María
¿Y cómo puedo ser yo introducido en el Corazón de María? La respuesta es más
sencilla de lo que parece. Lo dice Teresa de Jesús, porque esto no es cuestión de
hacer grandes cosas, es cuestión de desearlo. Dice ella: 

« Me acuerdo que cuando murió mi madre tenía yo doce años de edad o poco menos,
cuando yo comencé a entender lo que había perdido afligida. Me fui a una imagen de
Nuestra Señora y le supliqué con muchas lágrimas que fuese mi Madre. Me parece
que aunque se hizo con simpleza me ha valido, porque he hallado a esta Virgen
soberana muy claramente, en cuanto me he encomendado y al fin me ha
reconquistado. » 

La Santísima Virgen no va a introducirnos en su Corazón, hasta que no la acojamos


en nuestra casa, porque es muy respetuosa. Tenemos que hacer como Teresa de
Jesús, de pedirle a Ella: “Yo te acojo en mi corazón”. Entonces Ella, inmediatamente
nos va a introducir en su Corazón Doloroso e Inmaculado. 

Además de San Juan y Santa María Magdalena, el primero que la acogió en su casa
fue San José. Todos los tesoros están en el Corazón de la Madre y como San José
fue introducido en el Corazón de la Madre, ¿Que se le dio? El Corazón de Jesús,
Protector de los dos Corazones, Custodio de los dos Tesoros, Protector de la Iglesia,
terror de los demonios y numerosos tesoros que se van descubriendo poco a poco y
que él recibió en el Corazón Doloroso e Inmaculado de su Esposa. 

Santa Isabel también recibió en su casa a la Santísima Virgen y nada más hacerlo
recibe la alegría, la profecía (Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre) y la santidad de su hijo en el mismo seno materno. 

Pidamos a la Santísima Virgen ser introducidos en su Corazón Doloroso e


Inmaculado, con sencillez como lo hizo Teresa de Jesús. La mejor forma de hacerlo
es en la comunión, tal y como puede inferirse en el Tratado de la Verdadera Devoción
de San Luis María Grinion de Montfort: 

« Después de la Sagrada Comunión estando recogido interiormente y


cerrados los ojos introducirás a Jesucristo en el Corazón de María, se lo entregarás a
su Madre, quien lo recibirá amorosamente, lo colocará dignamente, lo amará
perfectamente, lo abrazará estrechamente y le rendirá en Espíritu y verdad muchos
obsequios que desconocemos a causa de nuestras espesas tinieblas (o sea lo
primero entregarle una vez comulguemos el Corazón Eucarístico de Jesús a su
Madre) te mantendrás mientras profundamente humillado dentro de ti mismo en
presencia de Jesús que mora en María, permanecerás como el esclavo a la puerta
del palacio del Rey que está dialogando con la Reina y mientras ellos hablan entre sí,
dado que no te necesitan subirás en espíritu al cielo e irás por toda la tierra a rogar a
las criaturas que den gracias, adoren, amen a Jesús y a María en nombre tuyo,
vengan, vengan, adoremos al señor. O pedirás tú mismo a Jesús en unión de María la
llegada de su Reino a la tierra por medio de su Santísima Madre o la Divina Sabiduría
o el Amor Divino o el perdón de los pecados. » 

En el momento de comulgar le entregamos el Corazón de Jesús al Corazón de la


Madre y en el momento que estén unidos esos dos Corazones, que están dialogando
entre sí y que nosotros somos como esclavos ahí, vamos a decirle:

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