Jesucristo y La Iglesia Romana
Jesucristo y La Iglesia Romana
Jesucristo y La Iglesia Romana
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JESUCRISTO
LA IGLESIA ---
o MAN
ESTUDIOS CRITICOBÍBLICOS SOBRE JESURISTO
COMO FUNDADOR DE LA IGLESIA
Y SOBRE ESTA EN CALIDAD DE INSTITUCIÓN DE JESURT
POR EL
P, LINO MURILLO
DE LA COMPAÑA DE JESÚS
PARE PRIMERA
TEEUCRIEO
omno
MADRD
CAT0LICA DE D REORIO DE AM
- Calle de la Paz, núm. 6
13.
Bibliotheca S.J.
JESUCRISTo
Y LA IGLESIA ROMANA
JESUCRIST0
Y LA IGLESIA ROMANA
Estudios crítico-bíblicos sobre Jesucristo
como fundador de la Iglesia
y sobre ésta en calidad de institución de Jesucristo
POR EL
P. LINO) MURILLO
DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
MADRID
ESTABLECIMIENTO TIPOGRAFICO DE FORTANET
IMPRESOR DE LA REAL ACADEM1A DE LA HISTORIA
41893
--- =
NOS EL DOCTOR D, J0SÉ MARIA DE COS,
PoR LA GRACIA DE DIos Y DE LA sANTA seDE APosTóLICA
ARZOBISPO-OBISPO DE MADRID-ALCALÁ, CABALLERO GRAN
CRUZ DE LA REAL ORDEN DE ISABEL LA CATóLICA, SENADOR
DEL REINO, ETC., ETC.
José 3TUc«víc,
ARZ0BISP0-0BISP0 DE MADRID-ALCALÁ.
Hsiàorus amega $. J.
Praepositus Provinciae Castellanae.
Locus -- sigilli.
FE DE ERRATAS,
Pág. 120, línea 24, dice, sería el día; léase, sería también para San
Lucas el día.
Pág. 121, línea 7, dice, el primer día de los ázimos hubiera sido; léase,
el primer día de los ázimos (1) hubiera sido.
Pág. 187, línea 2, dice, en el Pentateuco; léase, en el Deuteronomio.
Pág. 190, línea 32, dice, 29, 58.61; léase, 28, 58.61.
Pág. 435 nota, dice, y protesta que no lo empleará; léase, y protesta
que no empleará el criterio de los indicios internos.
Pág. 517, línea 25, dice, pues en los otros; léase, En los otros.
(l) El primer día de los ázimos aquí y en los números siguientes no es, como
arriba, el día de la inmolación del Cordero, sino el siguiente.
“-=-----____
INTRODUCCIÓN
escribir una obra de esa clase. Entre los muchos puntos de que
se ocupa la Apologética general, hay no pocos que no pueden
recibir en ella aquel desarrollo que su importancia exige, y es
menester remitirlos á escritos particulares consagrados á tales
aSuntoS.
temporáneos. -
--------------
ADVERTENCIA
UTESTUTCIER, TST CD
SECCIÓN PRIMERA.
Autoridad histórica de los cuatro Evangelios.
CAPÍTULo I.
$ I. Preliminares.
-----------------
--------- --- --- re –“-----
—25 —
CAPÍTULO II.
(1) San Jerónimo (De vir. ill. 36) dice expresamente que Panteno
trajo consigo, de vuelta á Alejandría, el volumen hallado, de lo cual
nada dice Eusebio. Muchos opinan que esta adición de San Jerónimo
es arbitraria, porque suponen que la única fuente de información del
santo doctor es Eusebio. Pero ¿cómo se demuestra esta última aserción?
(2) Apol. 1.a, núm. 46.
(3) O yá2 cróato).o: éy o evogévo; ór"xótöy copyruoveópzay &
zzxetx: eóxyyéx: porque los Apóstoles en las memorias redactadas por
ellos, que son llamadas Evangelios... Apol. 1.a, núm. 66. Ya este modo
– 33 -
__-—-===----—----- “ - - -- - _
– 39 –
(1) «Dixit enim (Dominus): Vae homini illi! Bonum erat ei si natus
non fuisset (S. Mat., 26, 24). De esta epístola de San Clem. que es cier
tamente genuina podrían alegarse otras citas, pero no son enteramente
ciertas (Cfr. Schanz Comm. über das Evang. des heil. Matth. p. 7).
El P. Cornely añade otras tomadas de las dos Epístolas de Virginit. y
de la 2° ad Cor. «porque, dice, si bien no consta que tengan por autor
á San Clemente, es cierto que fueron escritas en la primera mitad del
siglo II, y así pertenecen al periodo de los Padres apostólicos.» (Introd.
spec. in N.T. p. 28)
(2) qgówpo; ywoo ó; ópt;... zo cepcío; coce repartepa, alusión mani
fiesta á San Mateo 10, 16—En la Epístola ad Smyrnaeos 6: o y opov
ycopeto=capiens capiat; alusión evidente á San Mateo, 19, 12:óðuváuevo;
y topetv, y copetto.
(3) Dijo el Señor enseñando: p zovste yz pz20ite, á la letra en
San Mateo 7, 1. Cap.7: Como dijo el Señor: tö py veipz gó0ugov, ð
aág; caleví;á la letra en San Mateo 26,41. En los otros dos sinópticos
se expresan las mismas sentencias con diferentes palabras.
(4) Varios pasajes cita; entre otros 20, 16 (en el cap. 5).
(5) La doctrina de los Apóstoles, entre otras citas y alusiones al
Evangelio de San Mateo, contiene una cita muy clara en el cap. 8, lí
nea 3y siguientes. «No oréis como los hipócritas sino como mandó el
Señor en su Evangelio, así orad: Padre nuestro...» y sigue toda la ora
ción dominical como se encuentra en San Mateo con sólo esta dife
rencia que en lugar de to; ougavo, tā opekuxtz lee: to oupavo, tv
ops)y. En San Lucas es mucho más breve la fórmula y aun peticiones
idénticas están expresadas con diferentes palabras. No puede decirse
que tö Eoxyye)ío xóto sea la doctrina evangélica en general conser
vada en la tradición oral, porque en el cap. 15, líneas 4º y 6.º, las re
misiones al Evangelio se expresan con la fórmula có; y ete y t
EucyeXío «como lo tenéis en el Evangelio»: esta expresión tenéis in
dica que los fieles tenían á mano un monumento concreto que podían
consultar como distinto y contrapuesto á la predicación misma oral,
ó Doctrina de los Apóstoles. Este monumento no podía ser la tradi
ción oral pues debía contener lo demás como contenía el Pater noster,
– 42 –
chos de la vida del Señory los vaticinios; y para este fin era
muy secundario descender á pormenores muy minuciosos.
Tampoco tiene fuerza el segundo argumento; porque ade
más de que no todos los escritores poseen en el mismo grado
ciertas dotes literarias, los adversarios hacen consistir la vi
veza en la acumulación de circunstancias menudas, que como
hemos dicho, no conducía al fin de San Mateo. Es verdad que
San Marcos es más minucioso; pero esta circunstancia se ex
plica en él ya porque puede compararse á un testigo presen
cial, atendida su larga permanencia con San Pedro, ya por
que podía poseer esta cualidad en mayor grado que San Mateo,
ya finalmente, porque pretendía de este modo conciliar auto
ridad y crédito á su Evangelio, demostrando con aquellos por
menores la autopsia de su maestro San Pedro; San Mateo no
necesitaba poner empeño especial en este punto, pues los ju
díos, para quienes escribía, conocían por menudo la historia
de Jesús.
- --- - ---
------ --
– 45 –
CAPÍTULO III.
Marcos. Con tal que escribiera después de los otros dos, ó des
pués de alguno de ellos, pueden verificarse simultáneamente
en el segundo Evangelio ambas condiciones. Sin embargo,
como la tradición patrística, donde se han de buscar los argu
mentos sobre el origen de nuestro Evangelio, no sólo nos dice
que fué escrito por San Marcos, sino que lo fué tomando por
base, ó mejor por argumento total, las catequesis de San Pe
dro, es difícil conciliar la tradición patrística aun en el punto
capital que ahora nos ocupa, esto es, sobre el autor de nues
tro Evangelio, con la hipótesis de la dependencia. Sin em
bargo, descartando la cuestión secundaria, por más que está
enlazada con la principal, y ciñéndonos únicamente á ésta, los
que impugnan directamente la autenticidad son: 1.°, los racio
malistas radicales, ya de la escuela mítica con Strauss, ya de
la crítica con Baur, Zeller,Schwegler, etc. 2.º, los racionalis
tas moderados ytodos aquellos protestantes que, negando el
origen apostólico del Evangelio de San Mateo, hacen depen
der de él, según toda su extensión (1), el Evangelio de San
Marcos.
Sostiénenla, por el contrario, en primer lugar, todos los ca
tólicosy algunos protestantes, aun de aquellos que niegan el
origen apostólico del primero. Los argumentos para probarla
son externos é internos. Argumentos externos: I. Empe
zando por los más antiguos, citaremos en primer lugar el tes
timonio de San Papías, ó mejor el de Juan el Presbítero, cuya
tradición sobre el origen del segundo Evangelio refiere así
San Papías: «Decía, pues, el Presbítero Juan que San Marcos,
discípulo é intérprete de San Pedro, escribió las catequesis
A. Argumentos externos.
(1) San Ireneo, Contr. heres. lib. III, cap. 1.° petà toutöy 3308ov =
después de la muerte de éstos, es decir, de San Pedro y San Pablo, de
quienes inmediatamente antes se habla.
(2) San Marcos, segun Papías y el presbítero Juan, escribió o rage
= no con órden.
(3) Estas objeciones están tomadas de Baur: Kritische Untersuch.
über die kanon. Evang. pág. 535, seqq.
(4) por pertzò; pire zoo)üax pie 7: por péx0x.
– 67 –
(1) Hé aquí el pasaje completo de San Ireneo. Cont. Haer, lib. III,
cap. 1, núm. 1.
Non enim per alios dispositionem salutis nostrae cognovimus quam
per eos per quos Evangelium pervenit ad nos. Quod quidem (Evange
lium) tumc praeconaverunt, postea vero per Dei voluntatem in Scripturis
nobis tradiderunt, fundamentum et columnam fidei nostrae futurum.
Nec enim fas est dicere quoniam antea praedicaverunt quam perfectam
haberentagnitionem, sicut quidam audent dicere gloriantes emendatores
Se esse apostolorum. Postea enim quam surrexit Dominus a mortuis et
induti sunt supervenientis Spiritus sancti virtutem ex alto, de omnibus
adimpleti sunt et habuerunt perfectam agnitionem, exierunt in fines
terrae, ea quae a Deo nobis bona sunt evangelizantes et coelestem
pacem hominibus annuntiantes: qui quidem et omnes pariter et singuli
eorum habentes Evangelium Dei. Núm. 2º “O péy 3 Mario; y tor
E6paío; tij z &ic)ézo cötöv zx Iggy veyze Evoyelo», to IIérpoo
zo totö IIxXoo y Pop. eocye)), opevóv zz 0spe).owtoy tv "Exz)ectav,
Metà 8 tiv torov goðoy,Mzzo;ó parti; zo saprvet; IIsrgo, zz obtö;
tà rö IIérpoo zampuggópeva empapó; p7y zagaööoze. Sigue luego propo
niendo el origen de los otros dos Evangelios. (Del núm. 1° no se con
serva el texto original.) -
Dos explicaciones pueden darse completamente satisfacto
rias. La primera, que se trata de la partida de San Pedro ySan
Pablo de la ciudad de Roma después de su predicación en
ella. Si se objeta que esta solución no es satisfactoria porque
admite la ausencia del Apóstol San Pedro de Roma mientras
San Marcos escribía su Evangelio, lo que parece ser contrario
al testimonio de Clemente; responderemos que por el contra
rio, el testimonio expresa más bien que San Pedro se había
ya ausentado cuando el Evangelista redactaba su escrito;por– -
que rmpayto; y erroyo, suponen terminada la predicación
de San Pedro en Roma; y lo que añade Clemente de la noticia
que San Pedro tuvo de la resolución de San Marcos confirma
la misma idea; pues se da claramente á entender que no lo
supo luego al principio, sino cuando cl escrito estaba ya ter
minado, lo cual no se explica si San Pedro estaba en Roma en
ese tiempo. -
* ---
zón que se alega para demostrar que el escrito atribuído áSan
Marcos no es nuestro Evangelio, no tiene valor alguno; porque
San Papías no dice en absoluto que San Marcos no guardara
orden alguno, sino solamente que eviz, algunos pasajes, los
escribió sin guardar ese orden, restringiendo la expresión á
solas algunas partes de su escrito. Es verdad que Juan el
presbítero da por razón de la falta de orden, el que San Pedro
no le guardaba al hacer las catequesis, de donde parece dedu
cirse que, pues esta falta de orden en las catequesis del Após
tol no se limita á algunas, sino que se extiende á la generali
dad, esa misma extensión debe tener la falta de orden en el
escrito de San Marcos. No hay derecho, sin embargo, á admi
tir esa extensión en el libro de San Marcos: 1.º, porque Papías
y Juan el presbítero la restringen á sólo algunos pasajes, e»a;
2º, porque aunque es verdad que San Pedro no guardaba or
den en sus catequesis, San Marcos en muchaspudo restable
cerle, parte por las materias mismas, parte porque no le fal
taban otros medios para conseguirlo, y sólo respecto de algu
nas no lo pudo alcanzar. A nosotros nos toca tomar el testimo
nio tal cual nos le ofrece la historia, y en él no hallanos sino
que San Marcos en algunas cosas no guardó orden.
La segunda razón que alega Baur, tomada del argumento
del escrito de San Marcos, es indigma de un hombre de inge
nio. Es verdad que según San Ireneo el argumento del escrito
de San Marcos fueron las predicaciones de San Pedro; pero
San Ireneo explica cómo entiende esta expresión al decir que
los Apóstoles nos transmitieron por escrito el Evangelio que
primero predicaron de viva voz. Luego bajo el nombre de pre
dicaciones de San Pedro entiende San Ireneo el objeto ó ma
teria de las mismas. San Papías determina también con toda
precisión que por predicación de San Pedro entiende el argu
mento objetivo de la misma; Xpato, Xe/0eyrae zx 22/0va y no
historias referentes al mismo San Pedro como lo interpreta
Baur.
– 72 -
--------- --- -
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- -----
------
- 73 –
(1) Weiss. Comm. über das Markus Evang. Götting, 1892, pág.265.
(2) Hace el mismo dilema que Eusebio y refuerza el miembro que
niega la autenticidad con la misma razón que da Eusebio. En la remi
sión á los códices griegos repite la misma frase de Eusebio.
– 75 –
---
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– 76 –
CAPÍTULO IV.
$ I. Preliminares.
---- - -- ---
– 77 –
A. Argumentos extrínsecos.
1.º En el último tercio del siglo II era universalmente re
conocido en toda la Iglesia cristiana el tercer Evangelio y
atribuído á la pluma deSan Lucas bajo el influjo de San Pablo.
La persuasión de la Iglesia de Roma y de las de Italia está
consignada en el fragmento de Muratori (2); la de las iglesias
africanas en Tertuliano (3); la de la alejandrina en Clemente
(1) Véase la primera Apología núm. 15-18, donde con muchos pasa
jes de San Mateo se citan de San Lucas los sig: Luc. 6,28-29-30-34
36; 12, 48; 13, 26. En el núm.66 cita á San Luc. 22, 19 (Hoc facite...)—
En el Diálogo núm. 17: Luc. 11, 52; núm. 76: Luc. 9, 22; 10, 19; núme
ro 81: Luc. 20, 35-36; núm. 100: la historia de la Anunciación y el v.38;
núm. 105: Luc. 23, 46.
– 81 –
B. Argumentos intrínsecos.
(1) Ibid.
– 83 —
(1) Grimm. Einheit der vier Evang., págs. 110 y 111. El Padre Cor
nely añade otro argumento que es la aparición ó apariciones de Jesu
cristo á San Pablo; sin embargo, concede el Padre Cornely que San
Lucas tuvo además otras fuentes.
(2) Seit Paulus nicht mehr blos kraft einer geheimnissvollen Be
rufung und Ausstattung, sondern auch in sichtbar bekräftigter Einheit
und Ebenbürtigkeit mit dem Gesammt-Apostolate sein Evangelium
verkündet, schliesst dieses all die àusseren Bedingungen zusammen...
– 88 –
(1) Schanz, Comm. úb. das Evang. des heil. Lukas: p. 10. No nie
ga, sin embargo, este sabio escritor que San Lucas tuviera por base las
catequesis de San Fablo.
(2) Debe distinguirse entre argumento ó materia yfuentes de infor
mación ulterior sobre el mismo argumento. Cuando los Padres dicen
que San Lucas escribió su Evangelio sobre las catequesis de San Pa
blo, pretenden indicar más bien el argumento que enumerar las fuen
tes todas de información. Por el contrario, cuando San Lucas en el
Prólogo dice «assecuto omnia ab initio diligenter», más que al argumen
to, se refiere á las fuentes de información sobre el orden cronológico de
las partes del mismo argumento. Este ya lo poseía previamente San
Lucas. Por consiguiente, ni San Lucas excluye á San Pablo como prin
cipal base, ni los Padres la investigación sobre el orden en las partes
del argumento.
------------------------- ------------ —
– 89 –
CAPÍTULO V.
(1) Es tan cierto que antes de Marción existían ya estos dos capítu
los en el Evangelio de San Lucas, que Tertuliano arguye así al hereje:
«borraste de tu Evangelio esos capítulos, pero ¿con qué autoridad? Si
eres profeta, predice algo; si apóstol, predica en público; si apostólico,
siente con los Apóstoles; si al menos cristiano, cree la tradición: si na
da de esto eres, bien puedo decir, muere». (De carne Christi: cap. 2)
Si Tertuliano no estaba completamente cierto de lo que decía, ¿podría
hablar con ese tono de seguridad y de indignación?
– 9l
C)
—
(1) Véase á San Ireneo en sus cinco libros contra las heregías. Este
«omnium doctrinarum curiosissimus explorator» como le llama Ter
tuliano (Contra Valent., cap. 50) después de examinary exponer en
el libro 1 las doctrinas gnósticas con suma diligencia, expone en el III
para refutarlas, la tradición apostólica, haciendo ver cuál es la ver
– 96 -
(1) Léase á San Ireneo, sobre todo en los primeros capítulos del li
bro III.
(2) "Av p vayw0ite, oó y eliaéAfire el; y 3x3)exy töy oógzww.
(3) Ko cvaôóvto; cöto crò tobi ôxto;, ); sparegáv tö yoy IIvetc.
èrrtiva èr'cótöv, épocy o cócto).o.
(4) "Oö Ytó; xewoo (del Padre)ó pówo; Xeyópeyo; zoglo; Ytó, ö Aóyo;
rgö töy rompárov, xa auvy za yevópeyo, óre tiv y y ötz 2óto ráwtz
éxtas zo èzóapae. . " -
7
– 98 –
que todas las cosas criadas (1): en el núm. 105; El era el Uni
génito del Padre universal, engendrado propia y exclusiva
mente de El como Verbo y virtud suya, y después hombre
nacido de la Virgen, como hemos aprendido de los comen
tarios (2).
Tanto cuanto alega el hecho histórico de haber enseñado
Jesús la necesidad de la regeneración por el Bautismo, como
cuando expone la doctrina del Verbo, que coexiste con el Pa
dre, procede de él antes de la creación y es con el Padre autor
y causa de toda la creación, y después se hace hombre reci
biendo la denominación de Cristo, se remite á los comentarios
de los Apóstoles, es decir, á los Evangelios que, como arriba
demostramos, son solamente los cuatro canónicos. Y pues el
único Evangelio donde se lee aquel hecho de la vida de Je
sucristo y se expone la doctrina del Verbo con la de su geme
ración eterna es el cuarto, es evidente que San Justino poseía
el cuarto Evangelio y lo reconocía como obra de los Apóstoles.
Verdad es que en el pasaje de la segunda Apología, núm. 6,
donde con más amplitud expone la doctrina de las dos existen
cias y generaciones de Cristo, la anterior á la creación en
cuantoVerbo de solo el Padre y la temporal de la Virgen en
cuanto hombre, no cita los Evangelios; y que en el segundo
pasaje la remisión á los comentarios, parece á primera vista
no extenderse más que al primero de los miembros, es decir,
á la apelación general de hijo de Dios, de modo que los dos
miembros siguientes que exponen su generación anterior en
cuanto Verbo, y temporal en cuarto hombre,pudieran parecer
explicaciones de aquella filiación, debidas no á la enseñanza
inmediata apostólica,sino al desarrollo paulatino de la idea de
(1) Véase á Migne P. G., t. 5, Introd. general del Vol. y part. á las
Epíst. de San Ignacio.
(2) La redacción de esta carta la colocan los críticos en tiempo de
Trajano, es decir, poco después de la del Evangelio: su autor es desco
nocido: hállase en Migne G. P., t. 2, col. 1.168. El pasaje citado, colec
ción 1.176–1.177. -
– 101 —
(1) San Iren. contr. haer. 1, cap. viII, núm. 5. El pasaje empieza;
"Iown;ó parti; tob Kopou, 3oo)öpeyo; eretv y töy óxov yèveay, x20" y
tà ráwta goë32)\ey ó IIxto, ág/ y tivoz úotetx... y después de exponer
á su modo los vv. 1-14, concluye: "Azp6ö; ov zo y góty épyuge
Tetgöx, IIxtépa eròy zo y ágy zo töy Movoyev zx ”AX0ezy. Oto; ó ,
"Ioáww; repl ti; gót;za purpö; töy óXov Aiówtov yôoáöo; spp.e.
(2) Hi autem qui a Valentino sunt, eo quod est secundum Joannem
plenissime utentes. (Falta el original griego de este fragmento.)
– 102 -
(1) Contr. her. libr. 1. Introd. n. 2. Según este testimonio, San Ire
neo estudió los escritos de los discípulos de Valentín, sobre todo de
Ptolemeo y Heracleon, tuvo conferencias con ellos y comprendió sus
sistemas.
(2) Tertul. contr. Marc. 44 y De carne Christi, 2. En el primer pa
saje dice Tertuliano que Marción expresaba en dicha carta la fe en el
Evangelio de San Lucas; pero en el segundo la extiende á todo lo que
comprende la tradición cristiana.
– 104 -
Dificultades crítico-excegéticas.
Dificultades críticas.
no pueden ser más ni menos que cuatro: esa razón es que así
como son cuatro las partes del mundo, y cuatro también los
vientos principales, así el Espíritu de vida que anima á la
Iglesia, que es el Evangelio, debe dividirse en cuatro colum
mas que despiden ese espíritu. e) Finalmente, es cierto que
desde los últimos años del siglo II se atribuye casi sin contra
dicción á San Juan el cuarto Evangelio; pero ese reconoci
miento no se apoya en nada que merezca el nombre de testi
monio histórico: decir que tal reconocimiento está fundado en
la conciencia tradicional histórica de la Iglesia antigua, es un
proceder ilegítimo.
Veamos lo que valen estos argumentos. Dice Baur que la
prueba tomada de los Padres del siglo II no tiene valor por la
falta de crítica con que procedían aquellos Doctores. Pero se
mejante objeción es una pura calumnia. Ya hemos dicho en
las pruebas el fundamento que los Padres tenían: no admitían
como genuino libro alguno sagrado, si no les constaba por
testimonios idóneos de su origen apostólico; protestan repe
tidas veces que ésta es la piedra de toque para la admisión de
tales libros. En sus disputas con los herejes sobre la admisión
de los libros que éstos pretendían introducir como apostólicos,
colocan la cuestión bajo un aspecto puramente crítico é histó
rico. Oigase á Tertuliano disputar con Marción sobre la ge
muinidad del Evangelio de Marción y del de San Lucas: «Fu
nis ergo ducendus est contentionis pari hinc inde nisu flu
ctuante. Ego meum dico verum (esto es, auténtico, de origen
apostólico), Marcion suum. Quis inter nos determinabit, nisi
temporis ratio ei praescribens auctoritatem quod antiquius
reperietur, eteipraejudicansvitiationem, quod posterius revin
cetur.»–¿Cómo establece Tertuliano la cuestión? Se pone al
igual con Marción: pari hinc inde nisu fluctuante; ego dico
meum verum, Marcion suum. ¿Qué juez invoca para el fallo
de la sentencia? la antigüedad: tenporis ratio. ¿A qué medio
apela para reconocerla? Al examen crítico-histórico: «ei praes
cribens auctoritatem quod antiquius reperíetur»; nótese bien
que no dice reperitur, sino reperietur, sujetandosu Evangelio
– 111 -
— ---
– 123 –
Dificultades históricas.
(1) IIápoðó; ate töy el; 0voy vxpoupévow: IIzú).oo quppúatz, tob
Yaapévoo, o piezgruguéwoo, zopizzapato», o yevotó yo bró y
sóp0ivox.
(2) Hé aquí el texto de Papías: «No vacilaré en proponerte por
orden en las interpretaciones, para ulterior confirmación de su verdad,
todo aquello que en algún tiempo aprendí perfectamente de los ancia
nos y que recuerdo con puntualidad. Porque no me he deleitado, como
lo hace la mayor parte, en los que dicen muchas cosas, sino en los que
enseñan lo verdadero: ni en los que mencionan documentos ajenos,
sino en los que enseñan los documentos dados por el Señor y deriva
dos de la verdad misma. Y si en alguna ocasión venía alguno que hu.
biese seguido de cerca á los ancianos,preguntábale las palabras de los
ancianos: qué decía Andrés, qué Pedro, qué Felipe ó Tomás ó Jacobo
ó Juan ó Mateo ú otro cualquiera de los discípulos del Señor, sobre
lo que ahora dicen Aristión y el presbítero Juan, discípulo del Señor.
Porque pensaba que no me aprovecharía de los libros cuanto de la viva
voz, y que todavía dura.»
– 126 –
(1) Act. 20, 23: nótese quelas cadenas que sobrevinieron al Apóstol
en Jerusalén, duraron varios años como lo declara el curso de la His.
toria de los Hechos hasta el fin.
– 127
Dificultades dogmáticas.
— 131 –
ginas 232-234; Schanz, Comm. iüb das Ev. d. heil Joannes, al cap. 8;
Weiss Meyer, Comm. ib das Joannes Evang, al fin del cap. 7.
(1) Véase Eusebio, H. E., 3,39.
– 134 –
SECCIÓN SEGUNDA.
CAPÍTULO I.
DE LA EP ÍSTOLA Á LOS HE BRE Os.
$ I. Autenticidad de la Epístola.
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– 137 –
10
– 146 —
CAPÍTULO II.
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– 151 —
am---=•-----====---------__
– 152 –
sECCION PRIMERA.
Del Pentateuco, ó de los cinco libros de Moisés.
CAPÍTULO I.
"--------––-—-—- - —---------------
— 156 –
2° Demostraremos su genuinidad.
3.° Expondremos los fundamentos de la crítica para negar
esagenuinidad satisfaciendo á todos ellos.
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— 157 —
-----.
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– 159 -
-
--------
– 163 –
I.
(1) Véase á Walton. Poligl., tom. 1., proleg. 9. Cornely. Intr. gen.,
página 337 y sig.
(2) Josef. Antig. 11,8.
– 165 –
----------------- “-------
- 166 –
------------------------------------______
- 1 67 -
****---------------------------------------
– 168 –
"ea. ------------------------------
– 170 -
II.
hambre son castigos por los pecados, según las amenazas del
Levit. (26, 17) y Deut. (28,23) (1), é igualmente que la peni
tencia es medio indefectible para conseguir misericordia y
prosperidad, conforme á la promesa del Deut. (26, 5). Todavía
hay referencias más precisas al argumento del Pentateuco en
la segunda parte de la oración del Rey, del v. 46 en adelante;
donde se supone como cosa cierta que á la infidelidad se ha de
seguir la deportación á tierras enemigas,y que á la penitencia
hecha en el cautiverio, se seguirá la liberación y vuelta á la
patria, como se dice en el Deut. (29, 18-30, 5). Salomón no
podía tener certidumbre de lo que decía, sino presupuesta la
revelación previa de tales castigos y perdón: es, pues, necesa
rio admitir la existencia previa de estas amenazas y promesas
como reveladas por Dios; es decir, es necesario admitir que
en tiempo de Salomón eran reconocidas como divinas las ame
nazas del Deuteronomio. -
---
—--------------------—
– 182 –
tinuación del nombre del segundo se añade el del primero con el signo
de pertenencia ó posesión. Esta invocación tenía y tiene todavía lugar
entre dos personas una de las cuales ejerce sobre la otra autoridad do
minativa, como sucede entre padre é hijo, marido y mujer, dueño y
siervo. Este enlace quieren significar los Profetas entre Israel y Jehová,
cuando dicen que el nombre de Jehová era invocado sobre Israel.
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-
– 183 –
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– 184 –
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— 185 –
III.
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- 189 –
IV.
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– 193 –
... - -
– 197 –
(1) Es ist ihm (al Código Sacerdotal) wirklich gelungen, mit dem
– 202 -
CAPÍTULO II.
(1) Es sorprendente la seguridad con que del origen reciente del Pen
tateuco hablan los escritores incrédulos, sobre todo después de los tra
bajos de Wellhausen. «Wir wissen jetzt, dice Pfleiderer, dass die Bücher
Mose und Josua erstin der nachexilischen Zeit inihre jetzige Form redi
giert worden sind... Auf Grund dieser kritischen Analyse der alttes
tamentlichen Geschichtsquellen, die zu den glänzendsten und verdiens
tlichsten Leistungen der modernen Wissenschaft gehört, hat sich erge
ben, dass die Anfänge der israelitischen Religion wescntlich analog
denen anderer; besonders semitischen Völker zu denken sind.» «Sabe
mos que los libros de Moisés y Josué han sido redactados en la for
ma que hoy tienen sólo despues del cautiverio... Sobre el fundamento
de este análisis crítico de las fuentes históricas del Nuevo Testamento
que se cuenta entre los servicios más brillantes y útiles de la ciencia mo
derna, ha resultado que los principios de la Religión de Israel deben
considerarse análogos á los de otros pueblos, sobre todo semíticos.»
Religions philosophie (3 Aug. 1896, Berlín), p. 46.
S I. Argumentos contra la antigüedad del Pentateuco.
(1) Reg. 27, 7, (hebr.) La Vulg. dice cuatro meses; pero debe leerse
como en el texto hebreo un año y cuatro meses; de lo contrario no pue
de entenderse el v. 3, del cap. 29.
– 208 –
(1) Esta significación tiene 7N en Job 38, 21; aunque s debe colo
carse delante de lo. Véase Nold, p. 7. Este autor, sin embargo, no da
este significado á la partícula en el pasaje del Génesis que examina
mos; pero no por eso deja de tenerle.
------ -----------. ---- -
– 213 –
CAPÍTULO III.
(1) Si se replica que, según esto, con mayor razón debía existir esta
dispensa en tiempos anteriores, responderemos que es fácil la hubiera,
pero que no se señalaran puntos en sustitución de Silo por no creerse
necesario, ó por lo momentáneo de las ínvasiones extrañas, ó porque
– 23l –
(1) Es mag scheinen, als sei bisher murbehauptet worden, dass die
Stifshütte auf einer historischen Fiktion beruhe... In Wahrheit ist es
zwar bëwiesen, indessen mag noch einiges hinzugefügtwerden. p.39.
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– 239 –
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— 246 –
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- 251 –
(1) En esta Pascua celebrada por Josías tomaron parte no sólo los
habitantes de Judá, sino también los que poblaban la región que ha
bían ocupado las 10 tribus: esta es la razón de haber superado á las
celebradas durante la separación de los reinos. También excedió en
concurrencia á las festividades celebradas en tiempo de David y Salo
món, porque como arriba explicamos, en ese tiempo existía la dis
pensa ó el abuso de no observarse con rigor la ley de la unidad de
lugar.
– 255 –
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— 259 –
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- 261 –
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– 263 –
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– 265 —
CAPÍTULO IV.
DIFICULTADES CONTRA LA UNIDAD DEL PENTATEUCO).
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— 267 –
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– 268 –
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– 275 –
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– 280 —
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– 282 —
(1) Pregunta Moisés á Dios (Éx. 3,13) cómo responderá á los hijos
de Israel si le preguntan cuál es el nombre de Dios: en esta pregunta
es evidente que Moisés quiere saber cuál es el nombre propio de Dios.
Es también evidente que, respondiendo Dios á esta pregunta, intenta
declarar ese nombre propio. La respuesta de Dios contiene tres partes:
2) mis nus mons—6) muy nins—) nu mm: es tam
bién claro que la segunda y tercera expresan el nombre de Dios en el
sujeto de la oración: según esto en la primera parte no toda la expre
sión forma el nombre de Dios: el primer seré es copulativo: el nombre
está expresado en lo restante Trs nus, Comparemos ahora las tres
– -
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-
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– 284 –
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– 285 –
SECCIÓN SEGUNDA.
CAPÍTULO I.
$ I. Preliminares.
(1) Del mismo libro (27, 24) consta también que se consignaron por
escrito los fastos de David. Si este escrito es distinto de los de los tres
Profetas, ó si es idéntico, no se puede resolver con plena certidumbre.
(2) Hay autores que sostienen que precisamente nuestro libro es la
compilación de los escritos de los tres Profetas. Si así fuera, quedaría.
mejor demostrada todavía la autoridad histórica del libro. Pero la uni
dad que reina en él hace inadmisible dicha opinión.
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– 29I – •
– 293 –
oportuno, una vez que haya visto las tres señales, en la segu
ridad de que Dios está con él; y solamente después de cumplido
este último encargo ha de tener lugar el otro de bajar á Gál
gala. Ese encargo medio debe referirse á alguna resolución ó
empresa de importancia, pues en ella ha de obrar Saúl como
rey, con conciencia cierta de su elección divina y de la protec
ción del cielo que le asiste. Examinando ahora la serie de
acontecimientos que se siguen, después del cumplimiento de
las tres condiciones por donde Saúl conocerá su elección divi
na, no se ofrece á Saúl otra ocasión de obrar por síy como
rey, sino la de la guerra con los amonitas; porque la reunión
del pueblo en Masfa y la elección pública de Saúl no depen
dían de éste.
Según esto la guerra con los amonitas es el aconteci
miento á que se refiere el v. 7 del cap. 10; y por consi
guiente el otro encargo de bajar á Gálgala ha de cumplirse
más adelante. Como en la expedición contra los amonitas no
fué sólo Saúl sino fué con él Samuel (11,7.13) ni se separaron
hasta después de la reunión primera en Gálgala (11, 14.15),
es imposible que la cita se refiera á la primera entrevista en
Gálgala. Sólo queda por resolver una instancia: las palabras
10,8 deben referirse á la primera entrevista de Saúl y Samuel
en Gálgala, y no á otra posterior; porque la cita se da bajo la
suposición de que no han de volver á verse á lo menos en
aquel punto antes de ese tiempo. Esta réplica queda desvane
cida observando que no es necesario suponer que no hubieran
de volver á verse antes en Gálgala, Saúl y el Profeta: basta
que Samuel creyera que podían no verse,y no hay razón para
negar esta hipótesis, pues no consta que Samuel previera la
guerra contra los amonitas, al menos con la circunstancia de
que él hubiera de acompañar en ella á Saúl.
Si se dice finalmente que 10, 7 no puede referirse á la guerra
con los amonitas sino á hechos anteriores á la proclamación en
Masfa, porque después de ésta no necesitaba Saúl de la exhor
tación del Profeta para obrar como rey, y con conciencia
plena de su dignidad, y confianza de obtener la obediencia del
– 294 –
(1) Nold (p. 332) traduce: cujusdam. Pero en la nota (p) se corrige
explicándole por la fórmula hujus, de quo paulo ante sermo fuerat.
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– 295 –
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– 297 -
CAPÍTULO II
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– 299 –
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-- 301 —
(1) Es esto tanta verdad, que Wellhausen (Proleg., pág. 28) toma
este hecho como base para demostrar la completa diversidad entre el
pueblo israelita anterior al cautiverio y el judío posterior al mismo en
punto á tradiciones religiosas. -
(2) A este argumento responde Gesenius (pág. 30) diciendo que las
pretendidas imitaciones de Isaías en el libro de Jeremías asignadas
por Jahn (pueden verse en Reinke, páginas 488 y 489, y en Cornely
tomadas de Nagelsbach, pág. 351), son únicamente semejanzas ó analo
gías fundadas en que el tesoro de figuras, imágenesylocuciones poéticas
eran patrimonio común de los poetas hebreos. Pero si esto es así, ¿de
dónde nace que si comparamos á Isaías con los Salmos y el libro de
Job, aunque en todos admiremos gran poesía, haya, sin embargo, entre
ellos tan grande diferencia y sabor totalmente nativo en cada uno y
enteramente distinto del de los otros? ¿Por qué no percibimos el sabor
á imitación que, según Gesenius, se percibe en Jeremías por la razón
alegada? Otros conceden la imitación en el vaticinio sobre la ruina de
Babilonia; y por eso dicen que este pasaje de Jeremías es una inter
polación debida al pseudo Isaías que escribía al fin del cautiverio. Ya
se ve que esto no es responder á la dificultad.
(3) Schrader sienta el siguiente principio: «Las predicciones del
porvenir estaban determinadas por el círculo histórico que entoncesse
ofrecía á la vista del Profeta.» Die Vorhersagungen der Zukunftwaren
bedingt durch den jedesmaligen geschichitlichen Gesichtskreis.» Antes
que él habían dicho lo mismo Gesenius y Knobel.
– 303 —
á los dioses falsos á que hagan otro tanto (1); ¿podría hablar de
esta suerte si no tuviera pruebas manifiestas de la antigüedad
que atribuye á sus predicciones?
Objetará alguno: el argumento propuesto parece á primera
vista muy eficaz, pero es de ningún valor; porque el autor, ó
en la argumentación, ó en las exhortaciones que siguen, da
á entender claramente que sus oyentes ó lectores han de ser
testigos presenciales de los acontecimientos predichos; y así
debe ser, en efecto, pues de lo contrario podíanle replicar que
siendo la realización del vaticinio la única garantía de su di
vinidad y verdad, si los vaticinios se refieren á época remota,
tales vaticinios eran ineficaces para los contemporáneos del
Profeta.
A esta dificultad se responde que la mente del Profeta no es
tomar como testigos de la realización de sus predicciones á la
generación presente. Dirígese sí al pueblo como á quien ha de
alcanzar el cumplimiento de las predicciones, pero no median
te la generación entonces existente. Si se vuelve á replicar que
esta respuesta contradice á lo dicho más arriba, á saber, que
la generación de los judíos contemporáneos de Ciro no era
idólatra como lo es aquella á quien se dirige el Profeta, res
ponderemos que dirigiéndose al pueblo como pueblo, es decir,
como corporación que conserva su identidad en la sucesión de
los tiempos, bien podía el Profeta suponerla idólatra, pues
bastaba que lo hubiera sido en alguno de sus períodos de la
serie que abraza el Profeta en su intuición; este modo de ha
blar sobre un pueblo según las diversas épocas de su historia,
es ordinario. Y que en este sentido hable Isaías, es evidente
por lo que dice de las predicciones amtiguas ya cumplidas: el
mismo pueblo oye la predicación y es testigo del cumplimien
te, pero en diversasgeneraciones. (42, 9; 48, 3, etc.).
5." Otro argumento suele proponerse tomado de los carac
teres literarios de 40-66. Aparecen en esta segunda parte a) las
------== – -----------
– 308 –
--
------------__
– 3l 1 –
por razón de los diversos aspectos bajo que puede ser consi
derada la colectividad de la nación; hay que distinguir, pues,
entre el pueblo que permanece y las generaciones que pasan.
Por razón de la identidad del pueblo que permanece el mismo,
el Profeta puede considerarle como testigo invariable de lo
presente y de lo futuro, de la predicción y del cumplimiento.
El Profeta por razón de su intuición profética puede también
trasladarse á tiempo venidero como si fuera presente, y de
este modo coexistir con el pueblo de la cautividad, hablarle,
exhortarle, etc.
Si fuera tan claro que en los pasajes objetados se trata de
presencia ó coexistencia real entre el Profeta y las genera
ciones del tiempo del cautiverio, ¿cómo no lo echaron de ver
los colectores que reunieron la segunda parte de los vaticinios
con la primera? Esos vaticinios no pudieron menos de hacer
gran impresión desde el momento en que empezó á cumplirse
una parte de ellos, por ejemplo las victorias de Ciro antes de
terminarse el cautiverio. ¿Cómo es posible que no se investi
gara con suma diligencia, quién era el autor,y en qué tiem
po se habían hecho?Y si efectivamente el autor era reciente,
¿cómo pudieron sus escritos mezclarse al poco tiempo con
los de Isaías? (1).
El cuarto argumento, que pretende negar la revelación di
vina del autor, tampoco es de valor alguno. Ni es verdad que
los demás Profetas se limiten ápredecir acontecimientospró
ximos como ya vimos, ni aunque lo fuera se seguiría nada
contra la revelación de Isaías, porque Dios es dueño de reve
lar lo que le parece y del modo que le parece. La principal
razón de la diferencia entre Isaías y otros Profetas con res
pecto al centro ó punto de referencia de los acontecimientos
(1) Es casi ridículo lo que dice Ewald, que estos vaticinios apare
cieron como hojas volantes y anónimas y así se perdió muy pronto la
memoria de su autor. Aunque no se hubiera publicado el nombre,
bastaba que constara la época, y ésta es imposible se echara en olvido
tan pronto.
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– 312 -
----
– 313 –
CAPÍTULO III.
D EL L I B RO DE D AN I EL .
$ I. Preliminares.
(1) De Wette Schrader: «El intento del autor no fué otro que con
solar y animar durante la opresión sira á sus compatriotas que per
manecían fieles á su religión, y proponer al tirano y á los suyos un
retrato que afease su conducta, y al propio tiempo sirviese de amones
tación. Según este propósito, coloca á Daniel considerado ya quizá
como Representante del -pueblo fiel entre los Reyes babilónicos y
medo-persas, en circunstancias y situaciones análogas á aquellas en
que se encontraba el pueblo en tiempo de Antíoco Epifanes, hacién
dole por fin salir triunfante de su martirio. Al mismo fin se ordenan
las predicciones apocalípticas del triunfo ya próximo y seguro de la
Teocracia.»
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– 316 –
CAPÍTULO IV.
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– 326 –
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– 327 –
SECCIÓN PRIMERA
CAPÍTULO I.
(1) «Der Speisemeister bezeugt, das Dasein des Weins als "Thatsa
che: die Diener das Dasein des Wassers; und doch ist der Wein in
denselben Gefàssen in welchen zuvorWasser war.» Baur, Die kanonis
chen Evang. p. 115. «El arquitriclino atestigua la presencia del vino
como un hecho: los sirvientes la del agua, y sin embargo, el vino se
halla en los mismos vasos donde antes había agua.» Es decir: los sir
vientes y el arquitriclino dan testimonio de la presencia de los dos
líquidos agua primero y vino después en la misma vasija presentada
al arquitriclino, no en las hidrias.
– 333 –
tigos manifiestos del milagro: por eso se sirve, como dice San
Marcos, del ministerio de los Apóstoles alargándoles el pan
que se iba multiplicando entre sus manos para que los Após
toles lo repartieran inmediatamente á las turbas. Después de
comer, hizo á sus discípulos recoger los fragmentoe sobrantes
para que la vista de unos restos que excedían con mucho la
cantidad con que habían comenzado la comida, acabase de gra
bar en su espíritu la grandeza del prodigio. Bien hubiera po
dido Jesucristo, si quisiera, crear de la nada pan y peces; sin
embargo, aquí como en Caná, prefirió obrar sobre materia
preexistente para alejar de los circunstantes la idea de algun
influjo mágico.
Efectos del milagro.—«Como vieron aquellos hombres que
Jesús había hecho un milagro, decían: éste es en verdad el
Profeta, aquél que ha de venir al mundo.» otó; esty ö Egogít,
ö p/ ópeyo; e; tov zóapoy. Habiendo, pues, conocido Jesús que
vendrían á cogerle y hacerle Rey, huyó de nuevo al monte él
solo».—O Egogít; o 2/ópeyo; el doble artículo demuestra el sen
tido enfático de las palabras. No se trata de un Profeta cual
quiera, sino de un Profeta determinado, conocido por el pue
blo con la denominación antonomástica de el Profeta que ha
de venir, y prometido por Dios bajo el mismo concepto.
Así, en efecto, estaba predicho el Mesías en el Deuterono
mio 15, 18. Según eso, aclamar la muchedumbre áJesús como
el Profeta que había de venir, equivale á aclamarle Mesías.
Por eso también pretende proclamarle Rey. No contento Sam
Juan con la simple narración del milagro, consigna además el
testimonio de toda la muchedumbre, la cual reconoce el carác
ter sobrenatural del hecho, y como consecuencia yseñal prác
tica, el propósito que concibió de levantar por Rey áJesucristo.
El Señor, sin embargo, que estaba muy distante de pretender
el reino temporal, huyópara evitar un tumulto.
22
– 338 –
CAPÍTULO II.
(1) Verkundigt Jesus dem Gelähmten dass ihm (durh ihn von
Gott) die Sünden vergeben werden: anuncia Jesús al paralítico que
por su mediación Dios le perdona los pecados. Comm über d. Mark.
Evangelium, in h. l.
– 343 –
$ III.—Curaciones á distancia.
=
– 347 –
CAPÍTULO III.
(1) Jahn Archeologia. Mign. Curs. S. S., t. II, col. 949. Glaire, Intro
ducción,t. II.
(2) Renan (Vie de Jés., p. 273) supone que era costumbre dejar que
anduvieran vagabundos los locosfuriosos. Cesfous qu’on laissaiterrer...
No se hizo cargo de todas las circunstancias de la narración.
*—===
----- ------ ---
– 351 —
CAPÍTULO IV.
... -- -----
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– 360 –
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- 361 –
– 370 –
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– 372 –
– 374 –
la Magdalena, por una parte, fué antes de Mat., 28, 9, es decir, antes
que las mujeres entrasen de vuelta de la ciudad;por otra, fué posterior
á la visita de San Pedro y San Juan, pues marchándose ellos, quedóse
Magdalena (San Juan, 20,11.) Luego que los dos santos oyeron la nue
va de Magdalena, corrieron al sepulcro, llegando allí cuando las muje
res acababan de salir.
– 375 —
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– 376 –
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--- -- ------
– 377 –
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– 378 –
int- ===-=-l
– 379 –
(1) Tí; toro (las cicatrices de pies y manos) eös; ITowí rápolargo, ó;
pate (a) zo el t; XXo; töy ex tñ; cóti; yortez, too zxtá vx ðc6eav
övegó32;, xxtá tv cóto 8ou)\may öó retXavév pavozatole; óreo ö
popov; a op. 3é3%sy. Lo mismo ha repetido de un modo ridículo Renán.
a/ Alusión á San Marcos 16,9.
– 380 –
Primera aparición.
--II- —""------".
– 384 –
Segunda aparición.
-------
— ——------------------ - - --- - ----- -"7
– 388 –
Tercera aparición.
(1) Todavía es mejor solución decir que los que dudaron no fueron
los Apóstoles, sino algunos de los discípulos que todavía no habían
visto al Señor resucitado; porque, como luego diremos, no consta que
estuvieran solos los Apóstoles.
- T_ L".
— 390 –
(1) Schanz,in h. l.
--- ----
* ---. -___ =
-
– 391 –
- -* - -
-- - * -- "· " - - "-. * - . . ..
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-- 392 –
* -- -- -- - – - -
--- ----
– 393 –
SECClÓN SEGUNDA.
CAPÍTULO I.
---------------------> s====-------
– 394 –
---
- ---------. -
-----_-_ -----
-- *... ==
======
– 395 –
(1) Id., 2, 51.54. Cuando Celso dice que según Jesucristo aun los
impostores pueden hacer milagros, alude á las palabras de Jesucristo
en San Mateo, 7, 22.
(2) Vigouroux Les Livres saints et la critique rationaliste,tomo I,
pág. 160.
– 398 –
— -
-
----- —
– 403 —
S I. Preliminares.
--------“----------------
– 406 -–
---------------------- - ------------
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=----__
– 407 –
(1) Straus. Vida de Jesús. Intr., párr. 15. París, 1864. (Traducción
Littré.)
acca---------------------- ---
-- 408 –
- - - - . . .
-
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— 409 –
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--------------------
– 4l 2 –
(1) San Juan, 1, 29: «Hé aquí el cordero de Dios que quita el peca
do del mundo.»—San Mateo, 3.14: «Yo debo ser bautizado por ti, y tú
pides serlo por mí!»
– 4 16 —
CAPÍTULO III.
$ I. Preliminares.
– 421 –
-----------=------------------------------
==
– 424 –
CAPÍTULO IV.
------.... . .
– 429 —
CAPÍTULO V.
LA ESCUELA CRÍTICA.
(1) Renan. Vie de Jésus, chap. XVI y append., pág. 511 y siguien
tes. (Edición de 1895.)
---- -- *---------L"-----.
– 438 –
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– 440 —
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– 442 –
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– 443 –
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– 444 –
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"
– 445 –
buena fe. Más todavía. Si San Lucas creía necesario este pro
cedimiento, también los Apóstoles en su primera predicación
lo habían empleado, pues el Evangelio de San Lucas repre
senta precisamente esa predicación primitiva de los Apóstoles.
Además, pues Sam Lucas "cree necesario ese proceder, él
también debió exigir las mismas pruebas á sus maestros los
Apóstoles cuando se convirtió al Cristianismo. Tenemos,pues,
que ya en la primera predicación apostólica se supone que las
muchedumbres no pueden sertraídas á la fe de Cristo sino á
cambio de pruebas de suyo manifiestas y evidentes de los
milagros de Jesús. Preguntamos ahora: ¿dónde sorprendere
mos aquella generación crédula y ávida de creer, y á quien
para persuadirse de los milagros de Jesús no es menester
prueba ninguna positiva, antes por el contrario, está ávida de
abultar desmesuradamente los hechos de la vida de su héroe
dando áfenómenos sencillísimos las proporciones de milagros?
No restan sino los Apostóles. Pero si, según acabamos de
demostrar, los Apóstoles mismos creían indispensables prue
bas concluyentes y positivas, ¿cómo sin ellas pudieron per
suadirse de la verdad de los milagros que predicaban? Y, efec
tivamente, los únicos documentos donde se habla del modo
con que los Apóstoles se persuadieron de la verdad de la Re
surrección nos enseñan que, lejos de abrigar aquella disposi
ción benévola ó aquella loca ilusión que les hiciera dar cuerpo
real y externo á imaginaciones puramente subjetivas, se
muestran, por el contrario, incrédulos hasta la obstinación y
descortesía, por no decir hasta la grosería, cuando se trata de
la averiguación de la Resurrección de su maestro. O alegue,
pues, Renán otros documentos históricos donde se pruebe lo
contrario, haciendo ver que todos los monumentos eclesiásti
cos están desmentidos por otros de origen máspuro, ó cese de
blasfemar sin propósito y sin apariencia siquiera de funda
mento (1).
-==
- 455 --
SECCIÓN TERCERA.
CAPÍTULO I.
no saben odiar á nadie ni fingir ni obrar por pasión, sino bajo la más
estricta imparcialidad. Aunque no es el único, Renán es un buen ejem
plar del tipo repulsivo y odioso que al escándalo reune la hipocresía
más repugnante. Por lo demás, la vida de Jesús es un escrito de escaso
mérito. La de Strauss, aunque dista mucho de ser un modelo de pro
fundidad y de ciencia, es bajo muchos conceptos superior á la del
escritor francés. Hé aquí el juicio comparativo de Mgr. Freppel sobre
ambos escritores: «Quand le Dr. Strauss, cet Erostrate du criticisme
moderne, voulut porter la torche de l'incendie dans le temple chrétien,
il ne se crút pas dispensé d'étre sérieux. On eút dit qu”il cherchait à
se faire pardonner son paradoxe à force d'erudition. Ce hardi demo
lisseur avait compris qu’on ne renverse pas un edifice comme le
christianisme par quelques pages de rêverie sentimentale: il consentit
bien à passer pour téméraire;il ne voulut pas s"exposer à devenir ridi
cule. C'est pourquoi il fit un gros livre, dans lequel il ramassa toutes
les objections soulevées depuis Celse contre l'histoire evangélique. De
plus, il appela la métaphysique à son secours, en rattachant son exé
gèse au système de Hegel. Bref, c'était une oeuvre scientifique, qui
méritait la peine d'étre refutée... Renan ne s'est pas cru obligé à tant
– 456 –
CAPÍTULO II.
Refutación.
(1) Göel primus (Moses) ascendere fecit puteum: sic quoque Göel
postremus (Messias) ascendere faciet aquas. (Midrasch Kohelet, tom. 1,
$ 14, p. 102.)
(2) Strauss, Vida de Jesús, sec. 2º, cap. 9, $ 101.
– 464 –
Refutación.
– 470 —
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– 472 –
CAPÍTULO III.
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"*"---_-------------
– 473 —
Refutación.
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– 475 –
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— 476 —
II.—Curaciones dí distancia.
$ III. Refutación.
31
– 482 –
II.-Curaciones d distancia.
CAPÍTULO IV.
$ II. Refutación.
r
- -
– 487 –
CAPÍTULO V.
- -- _
– 495 –
(1) También Baururge este argumento con mucho vigor y como com
pletamente decisivo. «¿Qué idea, dice, debiéramos formarnos de los
sinópticos como escritores, de su conocimiento de la historia evangé
lica, de su capacidad para juzgar, y en general, de su aptitud para dar
un relato históricamente fiel y adecuado al argumento, si se puede
pensar que pudo sustrarse por completo á su advertencia un aconte
cimiento igualmente público que fecundo en consecuencias?». Sólo
pudieron omitir la resurrección de Lázaro por ignorarla. Pero, ¿cómo
pudieron ignorarla si efectivamente sucedió cual la refiere el Evan
gelio? Renán, sin embargo, da poca importancia á la omisión de este
milagro por parte de los sinópticos, aunque fundándose en una razón
falsa. (Wie de Jésus. App. p. 507)
– 498 –
$ II. Refutación.
– 503 –
CAPÍTULO VI.
RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO .
$ I—Argumentos generales.
– 509 –
– 510 –
– 5l 1 –
(1) Strauss, Vie de Jésus, tercera secc., cap. 4, S 135, y tercera secc.,
cap. 1, $ 112.
33
– 514 –
Refutación.
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— 516 –
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– 518 –
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– 519 –
**------------__.
– 523 –
Refutación.
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– 527 –
– 529 –
gelio habla de tal modo en las dos partes del cap. 16, 1-8 y
9-16, que se ve que no supo conciliar la orden de ir á Galilea
que encontró en el primer Evangelio con las apariciones sub
siguientes verificadas en Jerusalén, que halló en el relato de
San Lucas, y así insertó las dos partes informes é incoheren
tes como las halló en sus fuentes. Tenemos, por tanto, dos
versiones enteramente contrarias de un mismo acontecimien
to; por un lado la del primer Evangelio, por otro la del tercero
y cuarto, y en parte la del segundo: estas dos versiones no
pueden simultáneamente ser históricas; sino á lo más una de
ellas, y resta examinar cuál presenta los caracteres de tal con
preferencia á la otra.
Para determinarlo, observemos que los tres sinópticos
tienen un elemento común, que es la mención que de Gali
lea hacen los ángeles aunque de diverso modo en su colo
quio con las mujeres. San Mateo y San Marcos la mencio
man como lugar donde han de ver á Jesús, San Lucas como
lugar donde fué hecha la predicción de la resurrección. Esta
discordancia da fundamento para sospechar que en la narra-
ción primitiva se mencionaba á Galilea de una de las dos ma
meras solamente, y que más tarde la tradición confundió las
nociones é hizo ó del lugar de la predicción el de la aparición
ó al contrario: cuál de los dos extremos debe de elegirse, ha
de resolverse por la mayor ó menor conexión que cada uno de
dichos extremos guarda con el contexto. Es evidente, que así
mirada la cuestión, es mucho más conforme al contexto de la
narración la versión que hace de Galilea el lugar de la apa
rición futura; porque lo que en dicho contexto es de capital
importancia es saber dónde se dejará ver Jesús, no dónde hizo
la predicción. Luego, la narración primitiva está representada
en San MateoySan Marcos, la de San Lucas representa aquel
estadio de la tradición en el que han prevalecido los relatos
de apariciones de Jesús en Judea sobre los de Galilea, y esta
preponderancia hizo que en la narración primitiva se sustitu
yese la moción de Galilea, lugar de la predicción, á la de Ga
lilea,teatro de las primeras apariciones.
— 532 –
(1) Explicación tan loca es hoy repetida por los grandes jefes de la
escuela crítica. Véase Pfleiderer Religionsphilos, p. 258.
– 537 –
Refutación.
(1) Strauss, Vie de Jésus, t. 11, p. 612 y 636, en el primer pasaje lla
ma á la primera epístola á los Corintios incontestablemente auténtica,
y dice haber sido escrita hacia el año 59, menos de treinta años des
pués de la muerte de Jesús. En el segundo se sirve precisamente de
ese testimonio del Apóstol para su raciocinio sobre la índole subjetiva
de las apariciones.
(2) San Pablo menciona estas apariciones, á Pedro, á los 11, á más
de 500, á Jacobo, á todos los Apóstoles. Como se ve, sigue el or
den de los Evangelios: San Lucas, 24, 12 y 34-36 sig. San Juan, 20,
19-31; San Marcos, 16, 14-20. De la aparición á Jacobo hace mención
el Evangelio de los Nazareos. Véase San Jerón. Var. Ilustr. núm. 2.
Cuando decimos que San Pablo sigue la narración del Evangelio
de San Juan, no queremos decir que San Pablo tenía á la vista el
Evangelio, sino el argumento del Evangelio, lo cual es una confirma
ción de la autenticidad de este documento.
– 544 –
SECClÓN CUARTA.
CAPÍTULO I.
LAS OBRAS PRODIGIOSAS DE JESÚS SON VERDADEROS MILAGROS.
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– 555 –
“–“-—-—----- -_
– 556 –
(1) Así definen con Santo Tomás el milagro, diciendo que es quod
fit praeter ordinem totius naturae creatae. Respecto de la mente de
Santo Tomás parece indudable que el Santo Doctor tiene la segunda
– 558 –
opinión. Las razones son: 1.° Cuando trata de fijar con precisión la no
ción genuina del milagro, y que, por consiguiente, debe salvarse en
todo el que verdaderamente lo es, de cualquier grado ó categoría que
sea, después de decir, tanto en la Suma como en las Cuestiones dispu
tadas, que milagro es un efecto que engendra admiración plena, porque
la causa es absolutamente oculta, añade que solamente se verifica ésto
cuando la causa es Dios.2 a Al hacer las dos divisiones del milagro en
supra, praetery contra naturam y ratione substantiae, subjecti et modi,
que son divisiones adecuadas, supone y afirma que todos los miembros
convienen en ser sin concurso de instrumento natural, puesto que
ha definido arriba el milagro: quod fit praeter ordinem totius naturae
creatae. 3º Cuando trata la cuestión de si los ángeles pueden hacer mi
lagros sostiene la tesis negativa, y en los argumentos contra ella el
término medio de que usa para impugnarla es que los ángeles pueden
obrar sobre la naturaleza por imperio; y al resolver los mismos argu
mentos niega el fundamento dicho de las objeciones, y sólo concede á
los ángeles el poder de hacer obras maravillosas per modum artis, ap
plicando activa passivis. Las expresiones praeter ordinem totius natu
rae creatae y secundum ordinem totius naturae creatae las entiende el
Santo Doctor, no de la causa inteligente principal,pues en tal caso la
cuestión de si los ángeles pueden obrar milagros sería completamente
inútil, sino de la causa instrumental, de modo que según Santo Tomás
esas expresiones significan sin ó con auxilio de energías creadas como
auxiliares de que se sirve el agente inteligente. Vése claramente la
verdad de esta interpretación además de lo dicho, en que Santo Tomás
distingue entre natura nobis nota y natura nobis ignota; al decir, por
consiguiente, que el milagro es praeter ordinem totius naturae, incluye
ambos miembros.
Dios, sería sello divino, y cuando el agente es el demonio, no
lo sería. La razón de sello no estaría en la obra misma.
2º Mientras el objeto milagroso objetivamente considera
do, sea producido por causas creadas no superiores al conoci
miento y poder natural de los ángeles, siempre será verdad
que los malos espíritus podrán producir un efecto completa
mente igual y contrario, que neutralice el primero; y por
tanto, éste ya pierde el carácter de testimonio divino, cuya
propiedad es no poder ser contrahecho por nadie. El que de
hecho se impida ese efecto y no exista competencia de agentes
contrarios,serápor accidente y aun rara vez dejará de haberla.
3.º Si el efecto milagroso por su índole misma y circuns
tancias objetivas, no envuelve la exigencia de un poder pro
ductor que no envuelve el prodigio, es imposible que el mila
gro constituya un sello divino; pues en tal caso el que el
milagro sea sello divino y no lo sea el prodigio, provendría
únicamente de que el que ejecuta la acción es Dios, mas no
de la índole misma del efecto, de tal manera, que una acción
prodigiosa que el demonio ejecutara en competencia con Dios
Como en las plagas de Egipto, pasaría á ser milagro y sello
divino con sólo que la obrara Dios; y viceversa, la acción mi
lagrosa obrada por Dios perdería su carácter de milagro y
sello divino, y pasaría á ser mero prodigio con sólo que la
ejecutara el demonio. Pero esta aserción es insostenible; por
que nadie dirá que el sello real sea constituído en razón de
tal porsólo el uso transeunte y accidental, que hace de él el
Rey, del propio modo que su ministro. El sello debe en sí
mismo llevar impresos los caracteres que le declaran y que
expresan su relación al Rey.
Si se objeta que el efecto lleva impreso ese carácter por lo
mismo que de hecho es producido por Dios, y que carece de
él por lo mismo que de hecho no es producido por Dios, re
plicaremos que no es así, sino que ese pretendido carácter es
puramente consiguiente al hecho contingente del uso que Dios
hace de esa obra, no á la perfección intrínseca de la obra como
tal, que es de lo que se trata.
– 560 –
—-
--.
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– 561 —
que existe entre los seres; pero penetra muy poco sobre la na
turaleza íntima y constitutiva de las causas en sí, estando li
mitado casi exclusivamente al conocimiento que adquiere por
experiencia, y, por consiguiente, de un modo indirecto. De
aquí nace que su conocimiento de las energías esparcidas en
la naturaleza y de sus aplicaciones per modum artis es muy
limitado. El ángel, como inteligencia pura, no sólo conoce
porindicios y experiencias exteriores la naturaleza íntima de
las energías naturales, sino que las penetra en sí y en sus
coístitutivos mismos.
De aquí resulta: 3º que las aplicaciones que el espíritu an
gélico puede hacer de esas energías sean muyvariadas, y que
sin poseer dominio sobre la naturaleza, con sólo el conoci
miento y uso consiguiente muchísimo más amplio qué el del
hombre, sea capaz de producir efectos superiores á la compren
sión humana, aunque tales efectos no excedan las fuerzas, ni
sean contra ó sobre las leyes de la naturaleza. Sucede con los
hombres, si se comparan á los ángeles, lo que á los rústicos,
comparados con los sabios. Los efectos que los espíritus puros
producen en virtud de energías de la naturaleza, que caen
fuera del ámbito que el hombre alcanza, se llaman prodigios.
El prodigio se diferencia del milagro, en que mientras éste
suspende la acción de las causas todas de la naturaleza ó les
hace obrar con poder superior, el prodigio neutraliza el efecto
de una fuerza, empleando otra mayor, pero que se halla den
tro del ámbito de las energías naturales.
CAPÍTULO II.
$ I. Dificultades de Espinosa.
CAPÍTULO III.
– 580 –
(1) Este argumento emplearon, sobre todo, los PP. contra los paga
nos. Véase Orig. contr. Celso 2, 55; 56; San Ireneo contr. Haer. 2, 32;
Eus. Demostr. evang. lib. III, cap.7. Este último principalmente lo ex --
– 582 —
-–
— 583 –
---------------------=-es-es--
– 584 —
----------------- —- — –-
—
ÍNDICE DEL TOMO I,
Págs.
INTRobUCCIÓN...·················---...·········· ..-······· 5
LIBRO) PRIMERO.
Págs.
CAP. IV—Del Evangelio de San Lucas. .............. ........ 76
LIBRO) SEGUNDO.
$ lI. Argumentos contra la unidad... .... ... .... ...... ... 266
$ III. Refutación de los argumentos....... ....... .. ... .... 270
A. La diversidad de nombres divinos no da derecho á la
distinción de autores en el Génesis y primeros capítu
los del Exodo… 271
B. La designación de caracteres ulteriores es insubsistente. 275
C. La designación de caracteres ulteriores es también in
subsistente, aunque la distinción mediante los nombres
divinos se tome no como base, sino como mera hipótesis
condicional histórica... ... ..... ....··········· 276
------------"
— 588 —
Págs.
CAP. II—Del libro de Isaías. . .... .... ........ ....... ..... 297
L[BRO TERCERO.
-- ----- e-a-
– 589 –
Págs.
Págs.
$ III. Refutación... ... . . . . . . ... .... ... ... . . . ... ..... 480
Págs.
PARTE PRIMERA.
PARTE SEGUNDA.
PARTE TERCERA.
Obra muy útil para toda clase a personas, doctas é indoctas, llena de todo
nero de erudición sagrada y profana
Flos Sanctorum. Nuevo Aho Cia. Vidas de los Santos,
el P. Pedro de Rivadeneyra, de la Compañía de Jesús, va adicio
esta obra con las vidas de los Santos más no que se han ca
izado posteriormente y las lecciones de Martirologio.-Doce tom
en " mayor, 40 pesetas en rús y 50 en pasta.
irectorio ase y místico, en que enseña el modo, e
las almas por el camino ordinario de gracia á la perfección crist
na, dedicado á los directores de la almas Obra del P_Juan E.
ta Scaramelli, de la Compañía de es Nueva edición_Seis to
en 4", 16 pesetas en rús y 23 en pasta