Teoría Celular

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DEPARTAMENTO DE TECNOCIENCIAS

Asignatura: Biología celular y molecular


Curso: III° y IV° Medio
Profesores: Verónica Cifuentes - Ricardo Lucas

1.1 EL DESCUBRIMIENTO DE LAS CÉLULAS


Las células, por su pequeño tamaño, sólo pueden observarse con la ayuda de un
microscopio, el instrumento que aumenta la imagen de un objeto diminuto. No se
sabe cuándo los seres humanos descubrieron la capacidad de una superficie
curva de vidrio para desviar la luz y formar imágenes. Los primeros espejuelos se
produjeron en Europa en el siglo XIII y los primeros microscopios ópticos
compuestos (de dos lentes) se construyeron a finales del siglo XVI. A mediados
del siglo xvii, muchos científicos pioneros utilizaron sus microscopios caseros para
descubrir un mundo que nunca se había revelado a simple vista.
El descubrimiento de las células
(fig.1) se acredita por lo general a
Robert Hooke, un microscopista
inglés que a la edad de 27 años
le fue concedida la posición de
curador de la Royal Society of
London, la primera academia
científica de Inglaterra. Una de las
muchas preguntas que Hooke
intentó resolver fue por qué los
tapones de corcho (parte de la
corteza de los árboles) eran tan
adecuados para contener el aire
en una botella. En 1665 escribió
lo siguiente:
“tomé un buen pedazo de corcho
limpio y con un cuchillo tan afilado
como una navaja de afeitar corté
un pedazo y… entonces lo
examiné con un microscopio y
percibí que tenía una apariencia
porosa… muy semejante a un
panal de abejas”.
Hooke llamó a los poros células porque se asemejaban a las celdas habitadas por
los monjes de un monasterio. En la actualidad se sabe que Hooke observó las
paredes celulares vacías que corresponden al tejido vegetal muerto, es decir,
paredes que en su origen elaboraron las células vivas circundantes.
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Profesores: Verónica Cifuentes - Ricardo Lucas

Mientras tanto, Anton van Leeuwenhoek,


un holandés que se ganaba la vida con la
venta de ropa y botones, dedicaba su
tiempo libre a tallar lentes y construir
microscopios de gran calidad (fig. 2).
Durante 50 años, Leeuwenhoek envió
cartas a la Royal Society of London en las
que describió sus observaciones
microscópicas, junto con una descripción incoherente de sus hábitos diarios y su
estado de salud. Leeuwenhoek
fue el primero en examinar una gota de agua estancada bajo el microscopio y para
su asombro observó gran cantidad de “animalículos” en el campo del microscopio
que iban y venían ante sus ojos. También fue el primero en describir diferentes
formas de bacterias presentes en el agua resultante de remojar pimi enta y en el
material del raspado de sus dientes. Sus cartas iniciales remitidas a la Royal
Society, en las que describe este mundo todavía no descubierto, se tomaron con
tal escepticismo que la sociedad mandó a su curador Robert Hooke para confirmar
las observaciones. Hooke hizo lo indicado y Leeuwenhoek se convirtió de
inmediato en una celebrida d mundial y recibió visitas en Holanda de Pedro el
Grande de Rusia y la reina de Inglaterra. No fue sino hasta la década de 1830 que
se difundió la importancia de las células.

En 1838, Matthias Schleiden (fig. 3), un abogado alemán que se


convirtió en botánico, concluyó que, a pesar de la diferencia en
la estructura de varios tejidos, las plantas estaban hechas de
células y que el embrión de la planta proviene de una sola
célula.

En 1839, Theodor Schwann (fig. 4), un zoólogo alemán y colega


de Schleiden, publicó un informe detallado sobre las bases
celulares del mundo animal. Schwann concluyó que las células
de plantas y animales son estructuras similares y propuso estos
dos principios de la teoría celular:

■ Todos los organismos están compuestos de una o más células.


■ La célula es la unidad estructural de la vida.
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Las ideas de Schleiden y Schwann sobre el origen de las células son menos
profundas; ambos están de acuerdo que éstas podrían originarse de materiales
acelulares. Dada la importancia que tuvieron estos dos investigadores en el
mundo científico, fue necesario que pasaran muchos años para que las
observaciones de otros biólogos, respecto de que las células no se forman por
generación espontánea, se aceptaran. Para 1855, el patólogo alemán Rudolf
Virchow había formulado un argumento convincente para el tercer postulado de la
teoría celular:
■ Las células sólo pueden originarse por división de una célula
preexistente.
1.2 PROPIEDADES BÁSICAS DE LAS CÉLULAS
Las células, así como las plantas y los animales, tienen vida. En realidad, la vida
es la propiedad básica de las células y éstas son las unidades más pequeñas que
poseen tal naturaleza. A diferencia de las partes de una célula, las cuales se
deterioran si se encuentran aisladas, las células completas pueden obtenerse de
una planta o animal y cultivarse en un laboratorio donde se multiplican y crecen
por periodos largos de tiempo. Si no se las trata de modo adecuado pueden morir.
La muerte puede considerarse una de las propiedades básicas de la vida porque
sólo una entidad viva enfrenta esta perspectiva. Resulta importante señalar que
las células dentro del organismo mueren casi siempre “por su propia mano”, es
decir, son víctimas de un programa interno por el cual las células innecesarias o
aquellas que tienen el riesgo de tornarse malignas se eliminan a sí mismas.
El primer cultivo de células
humanas lo iniciaron George y
Martha Gey (fig.5) de la Johns
Hopkins University en 1951.
Las células se obtuvieron de
un tumor maligno que
provenía de Henrietta Lacks y,
por lo tanto, se denominaron
células HeLa. Las células
HeLa, de scendientes por
división celular de esa primera
muestra de células, continúan
creciendo en la actualidad en diferentes laboratorios del mundo (fig. 1-2). Como
estas células son más fáciles de estudiar que las que se hallan dentro del
organismo, las células crecen in vitro (es decir, en un cultivo fuera del organismo),
se han convertido en una herramienta esencial para los biólogos celulares y
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moleculares. De hecho, mucha de la información que se revisa en este libro se


obtuvo de células crecidas en cultivos de laboratorio. La exploración de la célula
comienza con el análisis de algunas de sus propiedades fundamentales.
Bibliografía
Karp, G. (2011). Introducción al estudio de la biología celular y molecular. En J. de
León Fraga (Ed.), Biología celular y molecular. Conceptos y experimentos (6 ed.,
pp. 2–3). McGrawHill.

Imágenes
Greer, R. (2012). Proyecto Robert Hooke. [Figura 1]. Recuperado de
https://naukas.com/2013/06/11/el-genio-olvidado-de-robert-hooke/
Verkolje, J. (1684). Retrato. [Figura 2]. Recuperado de
https://www.bbc.com/mundo/noticias-47422115
Anónimo. (1880). Retrato. [Figura 3]. Recuperado de
https://www.lifeder.com/matthias-schleiden/
Bouwens, I (1860). Retrato [Figura 4]. Recuperado de
https://www.amazon.es/Envejecido-print-theodor-schwann-naturalist-theory-cell-
ca/dp/B071R74XHQ
Anónimo. (1951). Retrato [Figura 5]. Recuperado de
https://blogs.20minutos.es/ciencia-para-llevar-csic/tag/george-otto-grey/

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