Legalidad de Las Requisas y Retenes Policiales

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Exp: 12-000342-0829-PE

Res: 2017-00084

SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las

nueve horas y treinta y ocho minutos del diez de febrero del dos mil diecisiete.

Recurso de casación interpuesto en la presente causa seguida contra Yeison Mc

Cloud Mc Cloud, costarricense, casado, mayor de edad, cédula de identidad 7-

125-823, nacido el 13 de diciembre de 1977, por el delito de portación ilícita de

arma permitida, cometido en perjuicio de L a S eguridad C omún. Intervienen

en la decisión del recurso los Magistrados y Magistradas, Jesús Ramírez Quirós,

Doris Arias Madrigal, Celso Gamboa Sánchez, María Elena Gómez Cortés y

Ronald Cortés Coto, estos dos últimos como Magistrado y Magistrada suplente.

También interviene en esta instancia, el Licenciado Julián Martínez Madriz, en

condición de fiscal de impugnaciones del Ministerio Público.

Resultando:

1. Mediante sentencia N° 2016-473, dictada a las quince horas veintinueve

minutos del veintinueve de julio de dos mil dieciséis, el Tribunal de Apelación de

sentencia Penal de Cartago, resolvió: “POR TANTO: Se acoge el recurso de

Apelación interpuesto por la defensa pública del encartado Yeison Mc Cloud Mc

Cloud declarándose la ineficacia de la sentencia y del debate que le procedió,

ordenándose el correspondiente juicio de reenvío. Igualmente se declara la

nulidad del acta de decomiso N° 492923 de fecha 18 de agosto del 2012

elaborado por los oficiales de la Delegación Regional del O.I.J de Bribrí visible
dentro del expediente electrónico así como todos los actos procesales que de él

dependan. Notifíquese. Marco Mairena Navarro, Gustavo Chang Mora y

Jorge Arturo Rojas Fonseca, Jueces . (sic)

2. Contra el anterior pronunciamiento el licenciado Julián Martínez Madriz, quien

figura como representante del Ministerio Público, interpuso recurso de casación.

3. Verificada la deliberación respectiva, la Sala entró a conocer del recurso.

4. En los procedimientos se han observado las prescripciones legales pertinentes .

Informa la Magistrada Arias M adrigal; y

Considerando:

I. Mediante escrito visible en folios 7 a 14 del legajo de actuaciones, Julián

Martínez Madriz, en su condición de Fiscal de Impugnaciones del Ministerio

Público, interpone recurso de casación contra la resolución Nº 473-2016 del

Tribunal de Apelación de Sentencia Penal de Cartago, de las 15:29 horas del 29

de julio del 2016, la cual declaró con lugar el recurso de apelación de sentencia

interpuesto por la defensa y, no obstante ordenarse el reenvío, el ad quem anuló

un acta de decomiso, así como todos los actos procesales que dependen de esta,

elementos que el representante del Ministerio Público estima como prueba

esencial para la condenatoria del imputado, por el delito de portación ilegal de

arma permitida.

II. Mediante resolución Nº 2016-01217, de las nueve horas y cincuenta minutos

del dos de diciembre del dos mil dieciséis, la Sala admitió para su estudio, los tres
motivos del recurso interpuesto por el representante del Ministerio Público.

III. En el primer motivo, el recurrente alega inobservancia de un precepto legal

procesal: la violación a la garantía legal, constitucional y convencional de la doble

instancia. Considera importante el recurrente, que esta Sala valore el agravio

ocasionado por el tribunal de alzada al Ministerio Público, al ir más allá de su

competencia y resolver en definitiva sobre la legalidad de la prueba, sin dar

oportunidad de discutir el punto. Tal escenario en su opinión, quebranta la

posibilidad de impugnar una decisión que causa agravio ante un juez superior,

violentando el debido proceso y con ello, la garantía a la doble instancia. Garantía

cuyo objetivo -aduce el impugnante- es dar a las partes la posibilidad de discutir e

impugnar, la decisión planteada ante un Tribunal Superior. Aduce que en el caso

concreto, el tribunal fue más allá de la normativa procesal penal, al resolver en

única instancia, pues pese a que se ordenó el reenvío, la decisión –de anular el

acta policial y sus efectos- consolidó la situación jurídica respecto a prueba

esencial, lo que convierte el reenvío en un acto estéril para los intereses del

Ministerio Público, ya que implica una absolutoria para el imputado. Agrega que

el vicio detectado por el ad quem es de carácter procesal y no sustantivo, por lo

que, según lo ha dispuesto esta Sala –voto 1289-2015-, no podrá ser revisado

íntegramente en etapa de casación, por implicar una revaloración de la totalidad

de la prueba. Reprocha que la decisión del tribunal impide al ente fiscal respaldar

la legalidad del decomiso y de la detención y además, la eventual impugnación

respecto al análisis jurídico del tema -la existencia del agravio-, con lo que

considera se violenta la garantía de la doble instancia, porque el ad quem va más

allá, revalorando prueba y sentando criterio sobre su legalidad, sin que se diera la
dinámica conforme al contradictorio, inmediación y oralidad. Expone, como

agravio, la existencia de defectos procesales, al impedírsele al ente fiscal, poder

valorar prueba esencial como lo fue el decomiso del arma. Como tercer motivo

se reclama “Inobservancia de un precepto legal procesal. Para el impugnante,

existe una desnaturalización de la competencia del Tribunal de Apelación, que

falla como si fuera una segunda instancia.” Manifiesta el casacionista, que el

Tribunal de Apelación, al revalorar prueba -atinente a la competencia de la policía

judicial para realizar labores preventivas- excedió sus facultades. Hace ver el

fiscal, que el ad quem soslayó los principios del juicio oral y público,

especulando, valorando y derivando conclusiones respecto a la prueba, para

determinar que hubo una actuación improcedente de parte de los oficiales, y con

base en ello se anula el acta de decomiso realizado y se declara ilegal la requisa.

El recurrente señala como gravamen irreparable para el Ministerio Público, el

hecho de que no se pueda discutir la suficiencia o no de la prueba indicada y,

mucho menos impugnar la decisión reprochada, conforme a la garantía

constitucional de la doble instancia. Argumenta que se causó un gravamen

irreparable, al anularse prueba esencial y considerar ilegal la requisa y la

detención del imputado. Por existir conexidad en los motivos, en cuanto a los

temas que se indican, la Sala opta por conocerlos y resolverlos en forma conjunta.

El recurso de casación se declara con lugar por lo que se dirá. En cuanto al

tema de las facultades de los Tribunales de Apelación, en lo relativo a la

apreciación de la prueba, debe tomarse en cuenta las siguientes consideraciones.

En el marco de sus competencias, el Tribunal de Apelación sí está facultado a

examinar la valoración probatoria realizada en el fallo del a quo, con la finalidad

de confirmarlo o, en su defecto, señalar los vicios del mismo, ello en acuerdo con
los supuestos del artículo 465 del Código Procesal Penal, el cual establece: “El

tribunal de apelación de sentencia apreciará la procedencia de los reclamos

invocados en el recurso y sus fundamentos, de modo que pueda valorar la forma

en la que los jueces de juicio apreciaron la prueba y fundamentaron su decisión.

Hará uso de los registros que tenga disponibles, reproducirá la prueba oral del

juicio cuanto lo estime necesario, pertinente y útil para la procedencia del

reclamo, y hará la valoración integral que corresponde con el resto de las

actuaciones y la prueba introducida por escrito.” Incluso, de forma más

contundente, el numeral 464 del Código Procesal de Rito refiere la potestad del

Tribunal de alzada para examinar la prueba, al consignar: “…tendrá la facultad de

examinar los registros de la prueba producidas en el juicio, siempre y cuando sea

necesario, pertinente y útil para los fines de la apelación, el objeto de la causa o

para la constatación de un agravio. De igual forma se procederá con las

manifestaciones del imputado. En caso de pruebas testimoniales se examinaran

los registros del debate o la prueba y, si hay alguna duda sobre el alcance de la

manifestaciones de la algún testigo o perito, por excepción, podrá recibir

directamente su deposición o informe en audiencia oral, pública y contradictoria,

en la que aplicarán, en cuanto sean compatibles, las disposiciones que regulan el

debate en la fase de juicio.” Esta Sala de Casación, de manera reiterada, ha

reconocido la facultad del Tribunal de Apelación para examinar la valoración de

la prueba del fallo de instancia; en virtud de que, solo de esta manera es posible

controlar la actividad intelectiva realizada por el Tribunal sentenciador. Sin

embargo, de manera paralela, también ha indicado la necesidad de que tal facultad

se desarrolle de tal forma que no se desconozcan otros derechos procesales

fundamentales de las partes. Sobre este particular, este Órgano de Casación ha


señalado: “…En el marco de sus competencias, es claro que los Tribunales de

Apelación están facultados para, entre otras cosas, realizar un examen de la

valoración probatoria efectuada por el Tribunal, única forma de controlar la

corrección lógica y legalidad del fallo. Sin embargo, ello no implica que su

análisis deba transcender a la decisión de fondo del asunto, pues aunque en

principio la norma no establece límites claros, ni define los supuestos en que debe

anularse la decisión y aquellos en que directamente puede subsanarse el vicio y

aplicar la ley respectiva, existen otros elementos a considerar que luz sobre este

punto. En este caso, es claro que tratándose de vicios de forma relacionados con

la apreciación de la prueba, la decisión del Tribunal de juicio de solventar los

yerros del fallo de instancia, conlleva a una limitación en el tanto impide a las

partes el acceso a un examen amplio e integral de fallo…” (Resolución N. 487-

2016, de las 9:58 horas, del 20 de mayo del 2016) . En igual sentido, el Voto N.

458-2015 de esta Sala, insiste que las enmiendas o modificaciones realizadas a la

resolución de instancia, por parte de los Tribunales de Apelación, no pueden

impedirle a las partes un examen -a posteriori- amplio e íntegro de las mismas. Al

respecto, se indica: “Respecto a la disyuntiva normativa entre ordenar el reenvío

o acometer directamente la solución del vicio, en etapa de apelación, el criterio

fundamental que debe considerarse es si dicha enmienda luego podrá ser

revisada integralmente por una instancia superior, es decir casación. Sobre este

tema esta Cámara ha señalado que, respecto a la corrección de vicios sustantivos

-es decir en la aplicación del derecho de fondo-, no existe impedimento para que

los Tribunales de Apelación apliquen de manera directa lo que estimen correcto,

pues ello podrá ser revisado integralmente por la Sala de Casación mediante la

causal de inobservancia o errónea aplicación del derecho penal sustantivo.


(Sentencia No. 2014-0781, de las 11:34 horas, del 21 de mayo de 2014). Esto

significa, a contrario sensu, que los Tribunales de Apelación no podrán corregir

directamente el vicio, cuando ello implique una revaloración de la prueba, pues

dicho aspecto no puede ser revisado integralmente en etapa de casación.”

(Resolución de la Sala Tercera, No. 458, de las 09:27 horas, del 27 de marzo de

2015). En atención a lo expuesto, debe considerarse caso por caso, a fin de

verificar si existió una aplicación válida y legítima de dicha facultad o por el

contrario, una limitación a los derechos y garantías fundamentales de las partes.

En este caso particular se tiene que, la sentencia de Apelación determinó que la

actuación policial era ilegítima por dos razones. La primera de ellas, se

fundamenta en la falta de competencia de la policía judicial para realizar labores

preventivas y como segunda razón, se consideró arbitraria por haberse llevado de

forma generalizada, dirigida a toda la población. Al respecto el Tribunal de

Apelación señaló: “ Veáse que en el informe policila C.I. 140-ORB-2012 de fecha

18 de agosto del 2012, emitido por la Oficina Regional de Bribrí del Organismo

de Investigación Judicial se anotó lo siguiente: El día 18 de agosto del año 2012,

Investigadores Judicial del O.I.J de Bribri y Limón, nos encontramos realizando

un operativo institucional en el sector de Cahuita, donde se estaba consultando

personas y vehículos, con el fin de verificar algún asunto pendiente con la

justicia…” Igualmente el testigo Oscar Vallejos Pizarro, oficial de la policía

judicial que participó en el operativo narró en debate los siguientes aspectos

relevantes para establecer la legalidad o no del mismo: a) que los hechos se

produjeron en horas de la tarde-noche del 18 de agosto del 2012 en Cahuita

centro, frente a restaurante Cocos; b) la oficina Regional del OIJ de Bribrí en

asocio de los oficiales la Delegación de Limón y miembros de la Fuerza Pública


llevaron a cabo una serie de operativos en el cantón de Talamanca para

contrarrestar la incidencia delictiva relacionada con asaltos a turistas y hoteles

de la zona; c) se efectuó una labor preventiva y represiva consistente en parar a

las personas y se consultaban en el Archivo para determinar si tenían asuntos

pendientes, órdenes de captura o de presentación; d) se localizó una persona

frente al restaurante Cocos a un costado del parque, por lo que decidieron

consultarlo; e) a todas las personas se les efectuaba un cacheo superficial y se

localizó una arma en la pretina del pantalón; f) se revisaban a todas las personas

sin discriminar, incluso turistas, a la población en general. (marcador horario

9:45:38 del archivo digital c0000150907100000vgz)” Con tales consideraciones,

el T ribunal de Alzada decretó la ilegitimidad de la requisa del imputado y la

consecuente prueba que derivó de esta, argumentando que “la anterior prueba

que fue reproducida en el debate permite establecer, tal y como ya se indicó, una

labor ilegítima de parte de los oficiales de la Policía Judicial, consistente en

practicar, no solamente una labor preventiva, para la cual no está autorizada por

ley, sino más grave aún, que la misma se hizo de manera generalizada, dirigida a

toda población que en ese momento se encontraba en el centro de Cahuita,

incluso a los turistas que se encontraban en el lugar. Se trató de (SIC) operativo

de carácter preventivo efectuado para descubrir posibles actividades delictivas.

No existía indicio alguno sobre algún delito en concreto que avalara esa

actuación de la policía judicial.” (Cfr. f. 3 frente y vuelto) . Por su parte, el

Tribunal de Juicio –en su momento- consideró que los oficiales cumplían una

labor preventiva con fines de seguridad en una zona particularmente conflictiva,

en la cual se venían dando robos y asaltos de forma frecuente, según denuncias de

los empresarios y la cámara de turismo de la zona. Continúa exponiendo el juez


de instancia, que no se le practicó al imputado una requisa, sino una revisión

superficial con fines de seguridad ciudadana sin que para ello se requiriera una

noticia criminis, entendida esta como una orden o un documento, pues bastaba la

sola posibilidad de comisión de un delito. Asimismo, apuntó dicha autoridad

jurisdiccional, que a los señores oficiales les llamó la atención, la actitud del

encartado, quien se encontraba en el parque, específicamente, a un costado de

unos arbustos, evitando ser visto, y a la espera de que ellos se retiraran. Ello

motivó a que los oficiales se acercaran a dicho sujeto, y le solicitaran ir a un lugar

con mayor luz. A continuación, l e pidieron que se identificara y posteriormente,

le practicaron una revisión superficial. Es en dicho momento que le observan en la

pretina del pantalón, algo similar a la cacha de un arma, procediendo a constatar

que, en efecto, se trataba de un arma completa. Por tal motivo, el juez de juicio

concluyó que es la propia actitud del imputado lo que causó que este fuera

abordado por los policías. (Cfr. archivo c0000150907133124vgz). De lo anterior

se denota que, en el fallo del Tribunal de Apelación , no se analizan las razones

brindadas por el a quo para decretar la legalidad de la prueba; tampoco señaló

cuáles fueron los defectos incurridos por este, y mucho menos aportó los motivos

por los cuáles concluyó, que a consecuencia de ese defectuoso análisis probatorio,

la requisa se tornaba ilegal. Por el contrario, se observa que el Tribunal de

Apelación procedió a realizar una valoración directa de la prueba recibida durante

el debate y con base en sus nuevas apreciaciones, determinó su ilegalidad. Tal

situación genera que la nueva valoración de la prueba, efectuada por el Tribunal

de Apelación de Sentencia, no pueda ser cuestionada por el Ministerio Público, a

través de un examen amplio e integral, habida cuenta de que la discusión en torno

a aspectos probatorios es un tema que no podría ser discutido en la sede


extraordinaria de casación. Así, existe una evidente violación a los derechos y

garantías establecidas para las partes. Por lo expuesto, corresponde declarar con

lugar los motivos primero y tercero interpuestos por el licenciado Martínez

Madriz .

IV. En el segundo motivo, el señor fiscal alega errores graves en la construcción

lógica de los fundamentos. Reprocha un error grave de logicidad, en la pretensión

del Tribunal de Apelación de justificar la nulidad del acta de decomiso, la

aprehensión del imputado y su requisa. El recurrente objeta el razonamiento del

Tribunal de Apelación, en relación con las funciones preventivas de la policía

judicial, indicando que la policía judicial sí puede cumplir con funciones

preventivas e impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias

ulteriores. Igualmente acusa un error grave de fundamentación por parte del T

ribunal de A lzada, al determinar la ilegalidad de la prueba sin valorar que para el

caso concreto, en la detención del imputado, además de los oficiales judiciales,

participaron también oficiales de la F uerza P ública, con lo que, bajo la línea del

ad quem se prohibiría también que tales actos sean realizados por oficiales de la

policía administrativa, con lo que el fundamento del tribunal, resulta

contradictorio con su propia tesis. Aclara el fiscal que no se trata de que esta Sala

revalore prueba, sino de entender que el T ribunal de A lzada incurrió en

derivaciones e interpretaciones ilógicas, contradictorias y sesgadas para

fundamentar la nulidad del acta de decomiso -prueba principal-, y que este es el

único momento que tiene el Ministerio Público para discutir el tema. Señala como

grave el error en que en su criterio incurrió el ad quem al dejar de valorar que el

oficial que compareció a juicio, explicó que el operativo se debió a la incidencia


delictiva relacionada con asaltos a turistas y hoteles de la zona. Por vicios graves

de fundamentación, solicita anular la sentencia del Tribunal de Apelación y

mantener la sentencia condenatoria No. 554-2015 dictada por el Tribunal de

Juicio, o bien se ordene el reenvío, para que de conformidad con los principios del

juicio oral y público, se defina sobre la legalidad de la prueba. Al inobservar

preceptos procesales en relación a la valoración de la prueba, causa un perjuicio

ilegítimo a las pretensiones punitivas del Ministerio Público. Se acoge el motivo.

De una detallada lectura a la resolución de segunda instancia, se observan varios

vicios lógicos en la argumentación del Tribunal de Apelación, la cual se

manifiesta en la valoración que se hace a partir de lo expuesto por el testigo Oscar

Vallejos Pizarro, oficial que intervino en la detención del encartado. Como se

indicó en el considerando anterior, el Tribunal de Apelación estimó que la

detención de la persona imputada y posterior requisa eran ilegítimas por dos

razones. 1) La primera de ellas, consiste en la falta de competencia de la policía

judicial, para realizar labores preventivas. Como sustento de su decisión,

transcribe los numerales 66 del Código Procesal Penal, así como los artículos 1 y

3 de la Ley Orgánica del Organismo de Investigación Judicial. Concluye de

dichas disposiciones legales, que la labor preventiva general, no se encuentra

dentro de las facultades de la policía judicial y ante tal exceso del cuerpo policial,

en este caso particular, se determina ilegítima la detención de Mc Cloud Mc

Cloud y el posterior decomiso del arma que este portaba consigo. (Cfr. f. 3 vuelto)

. No obstante, tal apreciación no es correcta por los motivos que se expondrán. En

primer orden, el considerar que la policía judicial solo posee competencia para

realizar labores represivas en la investigación de un delito, y conforme a ese

criterio, exigirle que su actuación se sustente en la existencia previa de una noticia


criminis interpuesta por un tercero, sin duda, es contrario a la ley. El numeral 285

del Código Procesal Penal le otorga a la policía judicial la potestad de investigar

de forma oficiosa, pudiendo entre otras funciones: hacer constar el estado de las

cosas, personas y lugares mediante inspecciones, planos, fotografías, exámenes

técnicos y demás operaciones que aconseje una adecuada investigación; así como

la identificación y aprehensión, preventiva, de los presuntos culpables, y el

aseguramiento de la prueba que se encuentre en poder de estos. Lo anterior, con la

finalidad de evitar que los hechos sean llevados a consecuencias ulteriores. De la

descripción anterior, sí logra entonces derivarse una labor preventiva. De modo tal

que, las actuaciones de identificación y detención de personas con fines

preventivos, son potestades otorgadas por ley a la policía judicial. Al respecto esta

Sala ha referido: “Así, el artículo 44 del citado Código señala: "La Policía

Judicial será una dependencia del Poder Judicial encargada de auxiliar a los

tribunales penales y al Ministerio Público en el descubrimiento y verificación

científica de los delitos y de sus presuntos responsables. Funcionará con el

nombre de "Organismo de Investigación Judicial". En sus actuaciones se aplicará

lo dispuesto por este Código y, supletoriamente, lo que disponga su Ley

Orgánica" (negrilla suplida).(Mismas disposiciones que contempla el artículo 1

de la Ley Orgánica del Organismo de Investigación Judicial). El numeral 161

ibídem (igual al 67 actual), como función de la Policía Judicial, estatuye

"identificar y aprehender preventivamente a los presuntos culpables". (La

negrilla no es del original) . (En igual sentido véase artículo 3° de la Ley

Orgánica citada). Agrega el ordinal 8 de la Ley últimamente mencionada, que "El

Organismo practicará todas las investigaciones y diligencias que juzgue

oportunas para la comprobación del delito e identificación del delincuente,


observando las normas de la instrucción". (El subrayado es del original) .

(Resolución N. 1153, de las 15:42 horas del 22 de septiembre del 2011). Como

segunda razón, la sentencia de Apelación deja entrever que las labores preventivas

son, entonces, competencia única de la policía administrativa, y cualquier

intromisión en estas por parte de la policía judicial, es estimada un exceso. Sin

embargo, esta posición desconoce que el artículo 284 del mismo Código de Rito,

establece que los oficiales de la policía administrativa podrán realizar las

funciones creadas para la policía judicial, en ausencia de esta. En esos casos, estos

oficiales se convierten en auxiliares de la policía judicial, a partir del momento en

que esta última intervenga. Es decir, por ley las atribuciones de la policía judicial,

superan las funciones encomendadas a la policía administrativa. Finalmente, se

evidencia otro vicio en la construcción lógica de la sentencia de segunda

instancia; en virtud de que el ad quem estima ilegal la participación de la policía

judicial para ejecutar actos que debieron llevarse a cabo por la policía

administrativa. Con ello, se pierde de vista que el operativo policial citado fue

realizado en forma conjunta con la policía administrativa. De forma que es

absolutamente contradictoria la decisión adoptada por los jueces de Apelación. 2)

Como segunda razón para la declaratoria de ilegalidad de la requisa y detención

del encartado Mc Cloud Mc Cloud, el Tribunal de Apelación reprochó la falta de

un indicio comprobado. En este punto, consideró que “el propio oficial del

Organismo de Investigación Judicial señaló claramente que a este se le abordó

como parte de ese operativo preventivo, únicamente porque se encontraba en las

cercanías del sitio, a un costado del parque ubicado frente al lugar al cual la

policía estaba ubicada. No existió indicio o sospecha en ese momento que el

encartado estuviera cometiendo un acto delictivo.” (Cfr. f. 4 vto). Este criterio no


es compartido por esta Sala, la cual estima que no solo se trató de una labor para

la cual los oficiales de la policía judicial resultan competentes; sino que, además,

tanto la detención y posterior requisa del imputado sí se sustentó en razones

legales y válidas, mismas que no fueron analizas por el Tribunal de Alzada. Entre

estas se destacan: i- el operativo se llevó a cabo con fines de seguridad, en una

zona conflictiva, donde se estaban produciendo frecuentes robos, según denuncias

de los vecinos; ii- fue la actitud sospechosa mostrada por el encartado lo que

justificó su abordaje, por parte de la policía, pues, este se encontraba en un lugar

oscuro, pretendiendo ocultarse de la policía y estando a la expectativa de que esta

se retirara del lugar; iii- los oficiales, primeramente, le dan al encartado la orden

de identificarse, lo cual es una obligación que tiene todo ciudadano y iv) los

oficiales le explicaron las razones del operativo y sus advertencias de ley,

observándole algo similar a una cacha de un arma entre la pretina del pantalón. Se

constató, a través de la revisión superficial, que se trataba de un arma completa, y

el implicado no contaba con los permisos pertinentes para su uso. Se descarta, de

este modo que, el motivo de la actuación policial obedeciera a la simple presencia

del encartado en un costado del parque, según lo apuntó el Tribunal de

Apelaciones. Por el contrario, se tuvo por acreditado que la actitud sospechosa

de éste constituyó la razón suficiente para que los oficiales lo abordaran y le

dieran la orden de identificarse para, posteriormente, revisarlo. En esos

términos, se trata de una actuación legítima y conforme a la jurisprudencia de

esta Cámara de Casación, la que ha señalado que: “…la actitud

manifiestamente nerviosa de la persona acusada ante la presencia de agentes de

la policía constituye una razón plausible de que con probabilidad oculta algún

objeto delictivo, lo que legitima realizar una requisa.” (Resolución N. 130-16 de


la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, de las 14:50 horas, del 9 de

febrero del 2016. En igual sentido la resolución No. 2014-1602, de la Sala

Tercera, de las 11:43 horas, del 8 de octubre del 2014.) . Así, en un voto de más

reciente data se mantiene dicha posición, y añade que las requisas policiales

realizadas como consecuencia de operativos policiales con fines preventivos y de

seguridad, en zonas conflictivas, legitima la revisión de las personas en general.

Sobre este aspecto, se consideró lo siguiente: “En primer lugar, debe tenerse

presente que la intervención policial obedeció al hecho de que se recibieron

denuncias de aparente venta de drogas en el barrio donde se encontraba el

encartado, motivo por el cual, realizaron un operativo en dicho lugar -el cual

estaba dirigido en forma general y no contra alguien en particular, ver folio 89

vuelto-, zona en apariencia conflictiva por las denuncias recibidas. Se trataba

entonces de un operativo con fines preventivos y de protección a la ciudadanía,

de modo que el abordaje y preguntas que hicieron los oficiales de la Fuerza

Pública al justiciable, quien caminaba en ese momento por el sitio, no resulta

ilegítimo como lo percibe el ad quem, máxime si se considera que ante la

pregunta que le formularon los oficiales el encartado guardó silencio, y eso

motivó precisamente la segunda pregunta de los policías en el mismo sentido, lo

que conllevó que el imputado mostrara la droga que portaba en su bolso, como lo

indica el fallo de alzada (folio 90 vuelto). En esa tesitura, se aprecia que no

puede calificarse de ilegítima la intervención policial, la cual obedeció a un

operativo de rutina, en una zona con varias denuncias de ventas de drogas, con

fines preventivos y de protección ciudadana, de modo que, en cuanto a este

aspecto, no lleva razón la sentencia que se recurre.” (Resolución N. 1068 de la

Sala Tercera, de las 9:46 horas, del 14 de octubre del 2016) . Las razones
expuestas, advierten que en este caso, la decisión del Tribunal de Apelación

presenta vicios lógicos en su fundamentación y por ende, la declaratoria de

nulidad del acta N. 492923, de fecha 18 de agosto del 2012, es a todas luces

improcedente, toda vez que la detención y requisa del encartado sí fueron

legítimas y como consecuencia, la prueba obtenida de dichos actos también

resulta lícita. Por tanto, se anula, la resolución impugnada No. 2016-473, de las

15:29 horas del veintinueve de julio del 2016, del Tribunal de Apelación de

Sentencia de Cartago, Sección Segunda, manteniéndose incólume la sentencia

condenatoria del imputado, No. 554-2015, de las 13:15 horas, del 7 de

setiembre del 2015, del Primer Circuito Judicial de la Zona Atlántica, sede

Bribrí, la cual deberá descontar en los lugares respectivos, según los reglamentos

carcelarios, previo descuento de la preventiva sufrida si la hubiere.

Por tanto:

Se declara con lugar el recurso de casación planteado por el Licenciado Julián

Martínez Madriz, representante del Ministerio Público. En consecuencia, se anula

la resolución impugnada No. 2016-473, de las 15:29 horas del veintinueve de

julio del 2016, del Tribunal de Apelación de Sentencia de Cartago, Sección

Segunda, manteniéndose incólume la sentencia condenatoria del imputado,

No. 554-2015, de las 13:15 horas, del 7 de setiembre del 2015, del Primer

Circuito Judicial de la Zona Atlántica, sede Bribrí, la cual deberá descontar en

los lugares respectivos, según los reglamentos carcelarios, previo descuento de la

preventiva sufrida si la hubiere. Notifíquese.

Doris Arias M.
Jesús Ramírez Q. Celso Gamboa S.

María Elena Gómez C. Ronald Cortés Coto

(Mag. Suplente) (Mag. Suplente)

JMELENDEZ

Es copia fiel del original - Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 4/5/2017 08:55:59 a.m.

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