El Español Neutro y La Traducción de Los Lenguajes de Especialidad - Izquierdo

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EL ESPAÑOL NEUTRO Y LA TRADUCCIÓN DE

LOS LENGUAJES DE ESPECIALIDAD1

Isabel García Izquierdo


Universitat Jaume I

Resumen

El artículo reflexiona sobre la necesidad de defender la existencia de una


variedad neutralizada del español (el denominado español neutro, español interna­
cional, español general o español estándar, similar al llamado Global English y
denostada por muchos), no sólo para el nivel estándar de la lengua, sino también
en los ámbitos de la comunicación especializada, con el fin de conseguir que dicha
comunicación sea más fluida y homogénea, luchar contra la interferencia constante
de la lingua franca, el inglés (especialmente en los territorios hispanohablantes de
los EE.UU.), y contribuir a sistematizar determinados usos lingüísticos que puedan
ayudar de manera significativa a los profesionales de la mediación lingüística, entre
ellos, a los traductores.
Palabras clave: Español neutro, lenguajes de especialidad, traducción.

Ab stract

This paper argues for the need of a neutralized variety of Spanish (so-called
Neutral Spanish, International Spanish, General Spanish or Standard Spanish, similar
to Global English and deplored by many) not only in the standard usage, but also
in specialized communication domains. Neutral Spanish is envisaged as a means to
achieve a more fluent and homogeneous communication, to resist the constant inter­
ference from English, the lingua franca (particular!y in the Spanish-speaking regions
of USA), and to contribute to the systematization of certain linguistics uses that can
significantly help professionals of linguistic mediation, translators among them.
Keywords: Spanish, Specialized languages, Translation.

l. Introducción

En los últimos tiempos hemos asistido a la irrupción del fenómeno de la


globalización, como parte fundamental de la sociedad del conocimiento. Dejando a un
lado el debate sobre las ventajas o desventajas de la globalización, el hecho es que
el acceso a la información es cada vez mayor y ello conlleva la internacionalización

l. Para una revisión exhaustiva del concepto mismo de lengua de especialidad por oposición a
la lengua general, véase Cabré ( 1 993) o la versión revisada y ampliada en inglés, publicada en el año
1999.

SENDEBAR, 1 7, 2006; 149 - 1 67


150 ISABEL GARCÍA IZQUIERDO

de la comunicación, con la consiguiente necesidad de unificación/homogeneización de


algunos referentes culturales, entre los que se encuentran en ocasiones las lenguas .
El multilingüismo provoca la necesidad de una lingua franca para la comunicación
internacional (el inglés lleva cierta distancia en este terreno) y los desvelos de otras
lenguas habladas por millones de personas por defender su patrimonio frente al
agresor, como es el caso del español.
Ahora bien, el español se enfrenta, por razones de distribución geográfica, a
un dilema previo : la defensa de la unidad del idioma en los diversos territorios en
que se habla y, con ello, el establecimiento de una variedad neutralizada que sea útil
en las comunicaciones públicas (en los medios de comunicación, en Internet o en la
traducción, ámbito este último en el que centraré mi reflexión).
Antes, no obstante, de abordar la cuestión de la utilización del llamado español
neutro en la traducción, considero necesario referirme brevemente a la caracterización de
las lenguas de especialidad, como ámbito específico en el que situaré el análisis.

2. Las lenguas de especialidad

A grandes rasgos, podemos afirmar que las lenguas de especialidad1se caracte­


rizan por ser denotativas y tener tendencia a la universalidad, porque no materializan
las funciones poética y emotiva, sino sólo la referencial, pretenden la monorreferen­
cialidad y tienen una voluntad clara de ser precisas y concisas. Se trata, en definitiva,
de variedades diatópicas -funcionales- de las lenguas que se utilizan para transmitir
información en determinados campos del conocimiento.
Además, una de las características que definen de manera más evidente los
textos de especialidad es su alto grado de densidad terminológica (lo que provoca
una dificultad añadida en la traducción). De hecho, según algunos estudios, el tra­
ductor de textos especializados dedica casi la mitad de su tiempo a documentarse,
incluyendo en este proceso de documentación el de búsqueda terminológica. En ese
sentido, por tanto, podría afirmarse que el nivel léxico es el que de manera más
significativa condiciona la caracterización de los textos que vehiculan los llamados
lenguajes de especialidad.
Son muchos los autores que han destacado el papel del componente léxico
en el discurso de especialidad. Así, por ejemplo, Casalmiglia y Tusón (1999: 94)
afirman que:

En el caso de los escritos científicos y técnicos los diccionarios especializados


recogen la terminología propia de cada campo y en ellos se encuentran los términos
de uso habitual de cada disciplina, profesión u oficio [. } Los textos de tipo científi­
. .

co y técnico se caracterizan por la densidad léxica y por la abundancia de términos


especializados.
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Y añaden que: "El nivel léxico es el más sensible al entorno cultural. Por ello
hay palabras que caen en desuso o bien hay otras que sufren cambios semánticos . . . ".
Aspecto éste fundamental para comprender los problemas a los que se enfrenta el
traductor de determinados textos especializados, como los médicos, marcados por la
variación terminológica de manera más evidente que otros ámbitos de especialidad.
Más recientemente, M. T. Cabré y R. Estopa (2005) proponen la existencia en
los textos especializados de Unidades de Conocimiento Especializadas, unidades de
distinto nivel descriptivo que constituyen los nudos de conocimiento de un texto o
forman parte de ellos, y que están vinculadas a cuestiones formales (entre ellas, el
género textuaP al que pertenece el discurso) y cognitivas. En su opinión (2005: 75
ss.) el discurso especializado se diferencia del no especializado fundamentalmente en
los niveles léxico y textual. Efectivamente, en este tipo de discurso, afirman:

En el nivel léxico { . .] se observa una selección del léxico dependiente de


dominio, ya sea formal y semánticamente o sólo semánticamente. Formal y semántica­
mente, porque existen vocablos que solo aparecen en el discurso de una determinada
especialidad. Solo semánticamente porque, aunque se trate de vocablos utilizados
también en otras materias o en la comunicación general, estos adquieren un sentido
específico...

Muchos autores (Sager, Cabré, Beaugrande, etc.) han coincidido en afirmar


que las lenguas de especialidad poseen reglas establecidas voluntariamente por los
usuarios y aceptadas a nivel internacional, lo que facilita la intercomprensión entre
los usuarios de las mismas.
Sin embargo, en opinión de Schifko (2001: 25), hay que intentar una defi­
nición de las lenguas de especialidad flexible, cuyos parámetros sean prototípicos
pero variables en función del grado de especialización. Así, afirma, son tres los
aspectos más relevantes para definir la comunicación especializada: el segmento del
mundo que es el objeto de la especialidad, así como el enfoque particular desde el
que se aborda el fenómeno; los interlocutores, que son expertos de la especialidad y
necesitan conocimientos especiales de su campo; y la finalidad de la comunicación
especializada, que consiste en la voluntad o necesidad de expresarse con precisión
y economicidad. En su opinión, todos estos aspectos que constituirían la definición
de una lengua de especialidad son matizables y graduables. Porque, para este autor,
las lenguas de especialidad son variantes específicas de la lengua común.
Por tanto ¿difieren tanto las lenguas de especialidad de la lengua común? Y,
sobre todo, ¿son absolutamente generalízables a todas las lenguas de especialidad las
características citadas al inicio: ser denotativas y tener tendencia 'a la universalidad,

2. Para una revisión del concepto de género textual y su relación con los ámbitos de especialidad,
véase García Izquierdo (ed.) (2005).
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predominio de la función referencial y voluntad de precisión y concisión? En opinión


de Cabré (1 993: 1 68): "Intentar establecer una frontera nítida entre las lenguas de
especialidad y la lengua común es una tarea imposible".
En primer lugar, estos lenguajes de especialidad comparten con la lengua gene­
ral la utilización de la variación lingüística y, por tanto, podemos encontrar en ellos
manifestaciones dialectales y registros diversos, como veremos. De hecho, algunos
autores hablan de la existencia de un continuum entre la lengua general y la lengua
de especialidad, en función del grado de especialización manifestado en el texto
(determinada a veces por la función del mismo -más informativo, más divulgativo,
más persuasivo, etc.-) Porque, ¿son textos de especialidad un publirreportaje sobre
el último modelo de un coche, dirigido al consumidor y una ficha técnica con las
especificaciones del mismo para el profesional? En principio, sí. Pero ¿utiliza la em­
presa responsable la misma redacción en ambos casos? La respuesta parece evidente
que es no (véase a este respecto J. García Palacios, 200 1 y 2004). Además, como
afirman M. T. Cabré y R. Estopa (2005), junto con las unidades léxicas específicas
del ámbito de especialidad, hay que recalcar la existencia de vocabulario general de
la lengua de que se trate, necesario para trabar el discurso.
Será precisamente en este nivel léxico general, en relación directa con las
variaciones dialectales, los registros y la determinación del grado de especialidad de
que se trate (en función primordialmente de la situación comunicativa), donde, junto
con algunas cuestiones gramaticales, entrará en juego, a priori, el llamado español
neutro. Y digo a priori porque, como veremos al hablar de la traducción de los tex­
tos de especialidad, existen otros condicionantes relacionados con la utilización de
determinadas prácticas de traducción que nos llevarán a considerar la pertinencia de
una variedad neutra del español también en la traducción especializada.
Antes de pasar, no obstante, a abordar la problemática concreta a la que se enfrenta
el traductor de textos de especialidad, intentaremos caracterizar el español neutro.

3. El español neutro

El problema del llamado español neutro es, como apuntaba al inicio, en parte
un problema relacionado con el mantenimiento de la identidad l ingüística de los
pueblos de habla hispana frente a las reglas de la globalízación.
Son muchas las denominaciones que ha recibido esta pretendida variedad
del español. Así, junto con español neutro -la más extendida en el ámbito de la
traducción-, también encontramos en la escasa bibliografía que aborda la cuestión
otras denominaciones como: castellano general (más utilizada en América Latina),
español común (José A. Millán, 1998), español internacional (Gómez Font, 2003) o
español estándar ("variedad a caballo entre el español hispanoamericano y el espa­
ñol peninsular", en opinión de la empresa de traducción técnica, SLS Internacional,
citada por Gómez Font).
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En realidad, el español neutro es una creación de varias productoras cinema­


tográficas que, en México (según algunos; en Puerto Rico, según otras versiones), a
mediados de los 60, y por una cuestión de rentabilidad económica de sus produc­
tos en el mercado hispanohablante, se pusieron de acuerdo en impulsar una nueva
variedad del español, al que llamaron español o castellano neutro. El objetivo era
fijar unas reglas comunes que pudiesen funcionar por encima de fronteras políticas y
geográficas, con carácter descriptivo, no prescriptivo. S ería, en palabras de R. Ávila
( 1 997), una norma hispánica, general, sin predominio de ningún español, pero con
variantes, en la que "[ . . . ], en vez de pensar en una norma unitaria, habría que pro­
mover la unidad esencial dentro de la variedad". Sin embargo, desde entonces, las
críticas a la propuesta han arreciado, argumentando fundamentalmente que se trata
en realidad de un español que quiere ser de todos pero que no es de nadie y que
hay que intentar mantener la unidad en la diversidad; aunque también existen los
defensores de la misma.
Así, entre los detractores, encontramos opiniones como la del periodista J. Luis
Cebrián (2004), para quien sencillamente el español neutro no existe: "lo inventaron
las grandes compañías norteamericanas en Puerto Rico para los doblaje s de las pe­
lículas y es un fracaso". En su opinión, el español es un idioma lo suficientemente
cohesionado mediante su sintaxis, gramática y ortografía, a pesar de su diversidad
interna, y el fenómeno de la globalización ha ayudado a superar Jos mitos relaciona­
dos con los acentos. Por eso, el español debería utilizar su patrimonio cultural para
hacerse fuerte frente a los Estados Unidos.
Por su parte, Narbona (200 1) opina que la intercomunicación constante entre
todos los pueblos de habla hispana ha hecho:

que las distintas modalidades del español dejen de ser ajenas a los hispano­
hablantes en su conjunto, los cuales terminan por incorporarlas -aunque sólo sea
pasivamente- como parte de su patrimonio idiomático, de tal modo que se ha ido
fortaleciendo la configuración de una lengua ejemplar cada vez más panhispánica.

Sin embargo, en este mismo trabajo reconoce la existencia de un modelo de


español general que no p ertenece a ningún territorio en concreto.
En el periódico La Gaceta (noviembre de 2005), S. Douglas de Sirgo, docente
de la cátedra de Lengua y Comunicación de la Facultad de Filosofia y Letras de la
UNT, afirmaba:

Muchas veces las editoriales -para lograr réditos económicos- presionan para
que se imponga este español neutro, que resulta artificial porque es "sin-tópico", "sin­
fásico ", "sin-estrato", es decir que no reconoce variedades geográficas, estilísticas,
ni socioculturales. Es un español que pierde la riqueza y diluye la identidad de los
hablantes latinoamericanos, que no reconoce diferencias entre chilenos, mexicanos o
argentinos.
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En general, esa fue la opinión más escuchada en el !JI Congreso de la Lengua


Española celebrado en 2004 en Argentina, en el que, según recogen en el periódico
Hoja por Hoja, n° 1 5, las periodistas G. Cutuli y M. Enríquez:

Y ya que estamos. quedó claro que a nadie le gusta el remanido "español


neutro" de las series de televisión que circulan por todo el mundo hispano. No gusta,
claro, porque es artificial y le quita a la lengua lo mejor que tiene, su sabor y gracia,
el modismo surgido al calor de la vida local [. ..} No gusta, entonces, ese español
neutro, y gusta aún menos llamarlo así: se prefiere decirle español internacional, ya
que de neutro tiene poco, y de internacional bastante (p. 2).

En definitiva, quienes están en contra de la iniciativa argumentan que no es


posible pretender mantener las diferencias lingüísticas -que otorgan identidad-, y
construir a la vez una variedad neutra del españoP.
Existen, no obstante, algunos defensores de la existencia de esta variedad
neutra, concebida no como un artificio sin identidad, sino como una manera de
acercar a los 400 millones de hablantes de español, sin hacerles por ello perder su
identidad. Es por ejemplo la opinión de A. Gómez Font (2002) o A. López González
(2003), para quien, aun reconociendo la riqueza y variedad del español "existe una
necesidad comunicativa, de índole económica en esta era de la globalización y de
"las convergencias" de sintetizar esta diversidad" (p. 524). Y pone el ej emplo de
algunas redacciones de países latinoamericanos donde trabajan periodistas de hasta
6 procedencias de habla hispana distintas y donde es imperiosa la necesidad de en­
contrar ese español neutral, que se entiende en prácticamente toda América latina y
entre los hispanos de EE.UU. En su opinión "una norma general hispánica basada
en los usos convergentes de la totalidad de los hispanohablantes es una norma que
nos aúna en la variedad de los diferentes modelos del español" (p. 529).
Sin embargo, como afirma Ávila ( 1 998) la existencia de esta norma general
no significa el establecimiento de un estándar neutro geográficamente uniforme y, por
tanto, no niega que nos podamos enriquecer todos con las palabras de todos.
Una postura similar es la representada por el académico E. Romano, de la
Universidad de Buenos Aires, quien en el citado 111 Congreso de la Lengua Española
afirmaba: "Hay que defender lo propio para poder recibir mejor lo aj eno" y añadía

3. Además, existen autores como Castro (2004) para quienes la variedad de español denominada
neutra lo es, "pero no tanto". Así, pone ejemplos de editoriales que siguen en Hispanoamérica la política
de realizar versiones distintas para Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay; y otra para el resto de países,
con lo que el criterio parece ser más geográfico que lingüístico. En definitiva, en su opinión estamos
frente a una creación puramente artificial y "algunos ni siquiera saben demasiado bien de qué se trata".
La consecuencia sólo puede ser el empobrecimiento de la variedad lingüística y cultural con un código
artificial: "Y [el lector] se aburrirá tanto que finalmente tal vez opte por dejar de leer". Véase también a
este respecto la opinión de Colodrón (2004).
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que "los hispanohablantes tienen un idioma básicamente común con el que pueden
entenderse y comunicarse perfectamente. No importa entonces que en cada país
haya términos específicos, ya que las palabras propias no representan en absoluto
la mayoría dentro del universo del idioma" (citado en El País digital, domingo 4 de
diciembre de 2005, no 3 0287, Montevideo, Uruguay). Esta afirmación viene también
avalada por los estudios realizados por R. Á vila (2001 ), de El Colegio de México, en
el ámbito de los medios de comunicación, en los que se constata que ya actualmente
el vocabulario de los programas de noticias internacionales, e incluso el léxico de
muchos programas de carácter nacional, utiliza un porcentaje bajo de regionalismos o
localismos y, por tanto, está "dentro de la norma hispánica general". (Véase también
H. López Morales, 2006)
A. Grij elmo (1999) defiende la existencia de una variedad denominada neutra,
que ayude a mej orar la comprensión entre los diferentes países hispanohablantes, pero
no confundida con una variedad elemental o pobre. Porque, en su opinión (1999:
1 87) las novelas de García Márquez o los diálogos de Mafalda, pese a su léxico
específico y sus giros y expresiones particulares, son español neutro.
Como colofón, podríamos aportar la opinión expresada por las Academias de
la lengua en el Diccionario Panhispánico de dudas de 2005. Si bien es conocida la
crítica que se le ha realizado al Diccionario de la RAE por su poca fiabilidad por lo
que respecta al tratamiento de los americanismos4 y, como consecuencia, la escasa
aportación que en épocas anteriores había realizado a la configuración de una varie­
dad estándar panhispánica, este hecho cambia sensiblemente con la publicación del
Diccionario Panhispánico. Así, en el capítulo introductorio dedicado a explicar qué
es el diccionario, abordan el tema de la norma culta, y afirman que:

Por su carácter de lengua supranacional, hablada en más de veinte países, el


español constituye, en realidad, un conjunto de normas diversas, que comparten, no
obstante, una amplia base común: la que se manifiesta en la expresión culta de nivel
formal, extraordinariamente homogénea en todo el ámbito hispánico, con variaciones
mínimas entre las diferentes zonas, casi siempre de tipo fónico y léxico. Es por ello
la expresión culta formal la que constituye el español estándar: la lengua que todos
empleamos o aspiramos a emplear, cuando sentimos la necesidad de expresarnos con
corrección; la lengua que se enseña en las escuelas; la que, con mayor o menor
acierto, utilizamos al hablar en público o emplean los medios de comunicación; la
lengua de los ensayos y de los libros cientificos y técnicos. Es, en definitiva, la que
configura la norma, el código compartido que hace posible que hispanohablantes de
muy distintas procedencias se entiendan sin dificultad y se reconozcan miembro de
una misma comunidad lingüística. (p. XIV)

4. Véase a este respecto la opinión de López Morales (2000: 170).


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He reproducido esta extensa cita del diccionario porque, en mi opinión, de


algún modo representa la conciliación de las distintas opiniones que hemos ido
desgranando en las líneas previas: la existencia de una variedad neutra/estándar del
español que convive con la diversidad y riqueza lingüística de los diferentes territorios
hispanohablantes. No obstante, el problema continúa existiendo para aquellos textos
que, a pesar de considerarse de especialidad, no responden al patrón de expresión
culta formal de la que hablan los académicos.

4. La traducción especializada y el español neutro

Pero, ¿cómo se plasma toda esta polémica del español neutro en la traduc­
ción de los ámbitos de especialidad? En realidad, como acabamos de ver, el debate
generado por la necesidad o no de una variedad neutra del español se ha centrado
especialmente en los medios de comunicación y, por tanto, en principio podría en­
tenderse que afecta más bien a la lengua estándar, general, y no a los lenguajes de
especialidad. Sin embargo, por un lado hemos visto que la frontera entre la lengua
común y la de especialidad no es nítida, existen algunos géneros de especialidad que
poseen propósitos divulgativos y, además de presentar un nivel de conceptualización
más bien bajo, utilizan de manera sistemática vocabulario y estructuras de la lengua
común; por último, existen ámbitos de especialidad, como veremos, en los que la
terminología no es tan homogénea como podría parecer en el contexto internacio­
nal, Jo que puede generar problemas de comunicación y, con ello, de traducción del
sistema conceptual. A todo ello podríamos añadir, por último, aunque en otro nivel
de discusión, la utilización inadecuada en determinados géneros de especialidad de
las convenciones ortotipográficas, estructurales y sintácticas, en parte favorecida por
el influjo de otras lenguas (especialmente el inglés).
Son bastantes los autores y especialistas del ámbito de las ciencias que han
destacado el problema con el que se enfrentan los traductores de algunos ámbitos
de especialidad. De hecho, en inglés existe una discusión paralela a la del español
neutro con el llamado Controlled English o Global English, pero centrada más es­
pecíficamente en el lenguaje científico-técnico (P. Rubens, 200 1). Pero lo cierto es
que pocos han abordado el tema específico del español neutro en la traducción.
B. Gutiérrez ( 1 998: 265) analiza los principales problemas a los que se
puede enfrentar el traductor de lenguas de especialidad, centrándose fundamen­
talmente en el par de lenguas inglés-español. En su opinión, las consecuencias de
una mala traducción inciden de manera significativa en el lenguaje de la ciencia y,
en concreto, son múltiples y variopintas las huellas que podemos encontrar en el
lenguaje científico que se utiliza en España "no siempre coincidentes con las del
español americano", lo que no facilita en nada su tipificación. Así, analiza proble­
mas relacionados con el plano léxico-semántico, como l a introducción de términos
procedentes del inglés sin traducir (bypass por puente o desvío) o adaptados gráfica
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y fonéticamente al español (estrés); la traducción de términos ingleses mediante l a


búsqueda d e u n equivalente español (con todo los problemas que ello comporta,
1 998: 267, especialmente por lo que respecta a los falsos amigos -como el caso
de severe illness por enfermedad severa, o confinement por confinamiento, en lugar
de parto); el plano sintáctico, en el que uno de los problemas más destacados de
la traducción del inglés lo constituyen las formas verbales. Así, el uso de la pasiva
en español no es tan habitual en la lengua estándar como en inglés. Para algunos
autores, sí que podría considerarse característico de la lengua de especialidad. Sin
embargo, Gutiérrez ( 1 998: 271 ) rebate este argumento aludiendo a razones histó­
ricas y gramaticales y defiende la incorrección de estos usos debida a las malas
traducciones. Esta argumentación podría hacerse extensible al uso de formas no
personales, como el gerundio; los usos de rección preposicional incorrectos (como
*dificil a hacer) o, en general, colocaciones verbales poco idiomáticas en español,
con verbos como hacer o efectuar.
Asimismo, Gutiérrez aborda los problemas relacionados con el plano ortográ­
fico-fonético en el que, junto a la mala utilización de determinadas grafias (salmo­
nellosis o colorectal) y tildes (laser), nos encontramos con el problema de las siglas
y abreviaturas. En opinión de Gutiérrez, existe una tendencia excesiva a multiplicar
este mecanismo en los textos científicos. En los casos en que existe una única sigla
o abreviatura aceptada universalmente no existen demasiados problemas (más allá
del estilo). Sin embargo, las cosas se complican cuando cada autor utiliza las suyas
y se produce la polisemia, con la consiguiente falta de precisión y claridad. A ello
se une la utilización de diferentes procedimientos de explicitación en la traducción
(autores que las traducen, otros que no: SIDA, AIDS, ADN o DNA, por ejemplo;
autores que las adaptan y pluralizan, de manera errónea, en español, etc.) Y todo
ello, en opinión de Gutiérrez ( 1 998: 278) se agrava considerablemente cuando nos
enfrentamos a traducción de textos científicos de divulgación.
A pesar de advertir sobre el mal uso que se hace del español -especialmente
en el lenguaj e técnico- y sobre la degradación del mismo "merced a las malas traduc­
ciones que traen consigo la introducción indiscriminada de palabras extrañas, sobre
todo anglicismos", B. Gutiérrez (2002: 1) opina que no hay que alarmarse puesto
que la historia del lenguaj e científico ha demostrado que el éxito o el fracaso de las
palabras en nada se relaciona con sus orígenes ni con las críticas que puedan haber
recibido. Sencillamente, "algunas son bien aceptadas por los hablantes, y otras no
tanto, como ocurre con el léxico general".
E. Bernárdez (2000), en referencia a la traducción de las terminologías, afirma
que lo ideal sería "contar con profesionales muy especializados, pero siempre es con­
veniente disponer, además, de especialistas encargados de comprobar la adecuación
y fidelidad de la terminología usada en la traducción".
Sin embargo, como decíamos, la realidad es que en el ámbito de la traducción
han sido muy pocos los estudios dedicados a analizar la incidencia del español neutro
-y el número se reduce todavía más en el ámbito de la traducción especializada, donde
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la reflexión se ha centrado casi exclusivamente en el uso adecuado o inadecuado de


la terminología de determinados campos, como en parte acabamos de ver-.
Quizás haya sido X. Castro quien más atención le ha prestado a esta problemática
en la traducción. Si bien este autor ha centrado su investigación fundamentalmente
en el ámbito de la traducción audiovisual, en algunas publicaciones extiende las
consideraciones sobre el llamado español neutro a los ámbitos técnicos. Así, en su
opinión (1 996: 1) el concepto debería denominarse español técnico neutro, puesto que
afecta fundamentalmente "a la mecanización, las comunicaciones y la informática",
ya que los fabricantes de estos productos para el consumo del mercado hispanoha­
blante comienzan a ver conveniente el abaratamiento de costes en la producción de
instrucciones y documentación en general mediante el empleo de una sola versión
española lo que, en su opinión "va en beneficio de nuestra lengua y nuestra cultura",
a pesar de reconocerle un fundamento comercial evidente. No obstante, Castro opina
que, en general, la posición de los traductores en España respecto al español neutro
sigue siendo reticente, porque siguen pensando que "es en España donde se cuece
el idioma" ( 1996: 2).
Para este estudioso de la traducción es hora de restablecer las relaciones con el
otro lado del Atlántico y prestar mayor atención a la realidad americana, para lo que
Internet nos ofrece una herramienta muy valiosa. Sólo con el acercamiento se conse­
guirá un mercado hispanoamericano competitivo, afirma. Y, en su opinión, iniciativas
como las de la empresa Microsoft, que ha invertido sumas importantes en desarrollar
recursos de ayuda al traductor en español, van en la buena dirección (a pesar de las
críticas). Es cierto que, en algunos ámbitos, en los que los registros infonnales de la
lengua pueden estar más presentes (como, por ejemplo, en los materiales didácticos),
es más difícil defender esa variedad neutra; y también que la influencia del inglés
se dej a sentir en muchos casos, con su tendencia a lo sintético. A ello podríamos
unir el posible inconveniente de que sean las grandes empresas que desarrollan las
tecnologías, como los laboratorios farmacéuticos, quienes se conviertan en "academias
de la lengua técnica". Sin embargo, para Castro {1 996: 5), si los responsables de los
proyectos de traducción creyesen en la utilidad de establecer una variedad uniforme,
invertirían esfuerzos en crear glosarios, guías de estilo, etc. de uso generaP, lo que
fomentaría la ampliación del mercado de la traducción y evitaría, por ej emplo, la
disgregación de la terminología en español.
En definitiva, para X. Castro (1 996: 6) con estas iniciativas el traductor
obtendría muchos beneficios, ya que:

5. De hecho, en los sucesivos Congresos de la lengua española celebrados desde el año 1997 en
Zacatecas han sido varias las propuestas de creación de un libro común que recoja los usos nonnativos
del español, entre los que destaca el propuesto en ese mismo congreso por el periodista A. Grijelmo (para
una revisión de este aspecto, véase Gómez Font, 2002 o López Morales, 2006).
EL ESPAÑOL NEUTRO Y LA TRADUCCIÓN DE LOS LENGUAJES DE ESPECIALIDAD 159

[. .] la colaboración con colegas de otros países hispanohablantes es un ma­


.

yor acercamiento cultural, una mejora de su vocabulario, una mejor formación como
profesional, una apertura a un mercado en ciernes y la posibilidad de dar un servicio
más amplio y completo a sus clientes.

Ahora bien, Castro se refiere en todo momento a los ámbitos de especialidad


relacionados con nuevas necesidades tecnológicas, ámbitos efectivamente cuyos sis­
temas conceptuales están todavía poco fij ados y que, por otra parte, cambian a un
ritmo vertiginoso.
Existen, sin embargo, otros ámbitos de especialidad que poseen una tradición
de siglos y que, por tanto, sí que poseen -supuestamente- una estructura conceptual
fij ada por consenso y aceptada por l a comunidad profesional. A priori, podríamos
pensar que ámbitos como la física, las matemáticas, la química o la medicina, per­
tenecientes a las llamadas ciencias naturales o experimentales, poseen estructuras
conceptuales muy fijadas y aceptadas por la comunidad internacional. ¿Tendría sen­
tido en estos casos defender una variedad neutra de la lengua, como para los casos
técnicos que proponía C astro?
La realidad es que, entre las citadas ciencias naturales, la situación de la
terminología no es del todo homogénea. Y así, encontramos algunos casos, como el
de la medicina6, en los que la estructura conceptual y los términos que la soportan
están menos fijados de lo que sería esperable. En muchos trabajos se ha denunciado
la dispersión terminológica existente en el ámbito médico (B. Gutiérrez o F. Navarro,
por ej emplo), en parte por la inexistencia de organismos normalizadores que homo­
geneicen no sólo la terminología internacional, sino incluso la terminología en los
territorios hispanohablantes, pues existe variación denominativa entre la península y
países como Argentina, México, Colombia o Chile (en estudios recientes mexicanos
encontramos reflexiones sobre la influenza (aviar), por ej emplo); y, en parte, porque
no todos reconocen la autoridad de los organismos normalizadores -cuando los hay
(p.e. la OMS en el caso de la medicina)- en cuestiones de fijación terminológica;
y, así, países como el Reino Unido o los EE.UU, punteros en investigación, poseen
denominaciones farmacológicas propias -a la denominación internacional paracetamol,
en EE.UU. se la denomina acetaminophen, por ej emplo (véase F. Navarro, 2003)-,
con la consiguiente confusión que ello puede generar.
Pero si establecemos un paralelismo entre el español neutro y el Global
English, esta variedad no puede restringirse, como hemos visto, únicamente a los
sistemas conceptuales, y más concretamente a la terminología que los representa. En
opinión de Rubens (200 1 : 34), en referencia al Global English, son tres los aspectos
fundamentales que hay que tener en cuenta a l a hora de conseguir una variedad de la
lengua precisa, consistente, no ambigua y eminentement? legible en los documentos
técnicos y científicos: la estructura general de la oración; el comportamiento de las

6. Véase García Izquierdo (2006).


1 60 ISABEL GARCÍA IZQUIERDO

palabras-guía sintácticas (preposiciones, artículos, pronombres relativos, etc.) y la


terminología.
La importancia de las cuestiones sintácticas y gramaticales se pone especial­
mente de manifiesto en aquellos géneros técnicos y científicos que están más cercanos
a la lengua general, es decir, en los géneros divulgativos. Así, en algunas de estas
ciencias naturales se ha producido un aumento de géneros divulgativos que, por la
propia dinámica de difusión del conocimiento, que propicia la democratización del
saber científico, han ido adquiriendo mayor importancia. En este contexto, pues,
seria también posible defender la existencia de una variante neutra del español, más
allá de las cuestiones estrictamente terminológicas de las que hablábamos arriba,
ya que la inclusión de localismos, referencias culturales, juegos de palabras (plano
pragmático), colocaciones y usos gramaticales (plano gramatical) y léxicos específicos
(plano semántico) podría, en algunos casos, plantear dificultades interpretativas. Es
el caso de lo siguiente ejemplo:

La placa dental dificilmente puede ser vista, a menos que esté teñida. Ud.
puede colorear la placa al masticar unas tabletas rojas "reveladoras" que se venden
en las tiendas de víveres o en las farmacias. También se puede usar un colorante
verde para comidas.

Texto divulgativo sobre la placa dental publicado por el National Institute of


Dental and Craneofacial Research de Estados Unidos.
En el que encontramos fundamentalmente cuestiones pragmáticas (tabletas
rojas "reveladoras", tiendas de víveres o colorante verde) que podrían entorpecer la
comunicación.
O de este otro:

El objetivo es proteger a la población mexicana ante el riesgo de una pan­


demia de Influenza, con la instrumentación oportuna de un Plan de Preparación y
Respuesta, . . .
Boletín del Instituto Nacional de Salud Pública de México (2005, 2)

En el que un hablante de español peninsular, sin tener más contexto, no podría


interpretar que de lo que se habla es de la gripe aviaria.
Con todo, la consideración de la variedad neutra del español en relación con
las llamadas ciencias experimentales no puede generalizarse. Algunas de estas cien­
cias tienen características específicas (aumento significativo de géneros divulgativos,
terminología poco homogénea, etc.) que las hacen especialmente sensibles a este
intento de homogeneización lingüística.
Además, como hemos visto, también existen géneros de especialidad, dirigidos a
una audiencia internacional, en los que, a pesar de no existir dispersión terminológica,
seria útil recurrir a la variedad neutra ya que en ellos encontramos inconsistencias
EL ESPAÑOL NEUTRO Y LA TRADUCCIÓN DE LOS LENGUAJES DE ESPECIALIDAD 161

gramaticales, calcos estructurales, ortotipográficos, etc., inaceptables si convenimos,


con P. Rubens (200 1 : 5 5), en que "la consistencia y la precisión tienen que ser el
primer objetivo" de los lenguajes de especialidad.
Es el caso del siguiente fragmento, extraído de la página web del Grupo Bo­
ricua, una empresa de terrazos de Puerto Rico, en el que, j unto con variantes léxicas
determinadas geográficamente como Estimados gratis o financiamiento disponible,
encontramos enunciados como:

Nuestras facilidades con oficina central en Caguas, y sucursales a través de


toda la Isla le brinda a nuestros clientes una elevada facilidad para visitarnos a su
mejor conveniencia [. ..] El trabajo y esfuerzo de un gran equipo de profesionales y el
asesoramiento de técnicos [. .] nos ha permitido satisfacer las necesidades del mercado
.

local tanto al público general como al comercial, cubriendo sin lugar a dudas todas las
exigencias del mercado de construcción en puerto Rico, Islas Vírgenes y el Caribe.
Somos fabricantes de adoquines y terrazzo y contamos con una capacidad de
producción insuperable en Puerto Rico y el Caribe. Como algunos ejemplos de pro­
yectos suplidos por nuestra empresa podemos mencionar: [. ..]

Donde encontramos calcos e incoherencias gramaticales que no deberían apa­


recer en un lenguaje con pretensión de intemacionalización.
O de la página principal de la empresa de construcción puertorriqueña Master
Tíle, corporation, en la que encontramos multitud de errores ortotipográficos, provo­
cados en p arte, evidentemente, por el influjo del inglés:
Poseemos una vasta experiencia de 12 años en la industria, especíalizandonos en
Remodelaciones y Terminaciones Finas de:
*Baños
*Pisos
*Topes de Cocinas en Granito y Marmol
[. .. ]

PISOS

*Instalacion de Ceramica, Integral, Marmol y Madera


*Diseños de todo tipo de Senefas en Ceramica y Marmol
*Utilizamos los mas estrictos sistemas de anclaje
[. ]
. .

CRISTALIZADO DE PISOS Y PAREDES

*En Nuestras Instalaciones de Marmol, ofrecemos servicio de: Desvastado, Pulido,


Diamantizado y Cristalizado.
*El marmol es una piedra natural con una Belleza unica que realza cualquier de­
coración, pero el Exito estriba en seleccionar una empresa con vasta experiencia y
conocimiento del mismo, ya que de obetener una instalación incorrecta, se perdería
la inversion.
162 ISABEL GARCÍA IZQUIERDO

*En Master Tile ponemos a su disposición nuestro conocimiento y experiencia para


que su inversión este asegurada, incrementando el valor a su propiedad.

Con todo, en otros géneros de especialidad (divulgativos y no divulgativos),


en los que no existe la dispersión terminológica arriba citada, ni las inconsistencias
gramaticales vistas, las diferencias existentes por lo que respecta a construcción sin­
táctica, el léxico, etc. pueden considerarse tan poco representativas -fom1ando parte
por tanto de esa norma hispánica general de la que hablábamos arriba- que no sería
pertinente plantearse la necesidad de una variedad neutralizadora. S eria el caso de
los siguientes fragmentos, extraídos del editorial de la Revista Médico-Legal, revista
Colombiana para los Profesionales de la salud, vol. II, n° 2:

¿Qué tan distantes estamos en la actualidad de estos ideales?


Los abogados nos tendrán que poner de presente la ley y sus consecuencias; ...
{ . . ] el conocer que tenemos derechos como personas y profesionales nos aterriza y
nos hace sentir miembros de la familia de la tierra
{ . . ] se nos recuerda que en esa época pensábamos que no era con nosotros porque en
la facultad solamente nos enseñaron la parte altruista y cientifica de la medicina
[ . . } no debemos llorar sobre la leche derramada...
En el desarrollo de la medicina tenemos que aceptar que, como lo trae el doctor
Haroíd Aristizábal Marín, la historia clínica . . .
¿Cómo así que l a norma dice: [ . .}?
¿Por qué el gobierno no acepta que nosotros, en nuestras sociedades de respetable
antecedente, no podemos fijar una guía de valores?

O los fragmentos extraídos de la información sobre una patente de sistemas


de construcción del Caribe denominada Sistema Concretek, género con un mayor
grado de especialización, en el que asimismo observamos colocaciones, elecciones
léxicas y usos idiomáticos, en general, que nos son ajenos a los hablantes de español
peninsular, pero que no por ello son incorrectos (como ocurría en los ejemplos vistos
arriba) ni dificultan la comprensión:

Con la nueva tecnología viene una nueva generación, una nueva construcción,
nuevos materiales sintéticos y químicos. Los nuevos materiales tienen propiedades al­
tamente deseables para la construcción como lo son el bajo peso, extraordinariamente
baja conductividad térmica, resistencia al desgaste, impermeabilidad, aislación acústica,
resistencia al fuego, entre otros.
Desde el punto de vista de construcción este sistema tiene muchas ventajas.
El peso de los paneles es tan paco que puede ser manejado y erigido a mano, sin la
necesidad de equipo especializado. [. . . } Los sistemas de plomería y electricidad se
pueden integrar fácilmente a los paneles, así como las puertas y ventanas. El tiempo
necesario para levantar y terminar una estructura es muy corto, ·reduciendo asi los
EL ESPAÑOL NEUTRO Y LA TRADUCCIÓN DE LOS LENGUAJES DE ESPECIALIDAD 1 63

gastos operacionales y otros costos. El p rocedimiento de erección es tan simple, que


puede adiestrarse a una cuadrilla de construcción en muy poco tiempo.

Fragmentos en los que destacamos en cursiva los usos que en español penin­
sular nos resultan poco idiomáticos. Y es en estos casos donde habría que defender
la unidad en la diversidad.

Conclusión

De toda la exposición anterior se puede inferir la existencia de distintos ni­


veles de discusión:

a. El nivel que afecta a la utilización de la variedad neutra en los medios de


comunicación, la literatura y el cine, y que podríamos decir que se centra
en la variedad estándar de la lengua. Se trata, con mucho, del ámbito en
el que más se ha reflexionado sobre el español neutro.
b. El nivel que afecta a la utilización de dicha variedad neutra en algunos
ámbitos de especialidad, en ocasiones determinados por el soporte elec­
trónico, como la localización en el ámbito de la traducción o, en general,
las lenguas de especialidad divulgadas a través de la Internet, como hemos
visto. Sería lo que algunos han llamado español neutro técnico (X. Castro,
1 996). En este caso, la inmediatez de la difusión de la información aconseja
el establecimiento de estándares más o menos consensuados entre todos
los miembros de la comunidad hispanohablante, independientemente de su
procedencia geográfica. Es la opinión de M. T. García Saavedra (2005), en
relación a la localización, quien defiende la necesidad de alcanzar la cohe­
rencia lingüística en el ámbito, dada la escasa convergencia terminológica
que este tipo de traducción ofrece y el escaso "respaldo lingüístico" que el
traductor posee, "sin olvidarnos de la posibilidad de implantar un español
neutro que abasteciera a los mercados de Hispanoamérica y de Europa"
(p.8). Cuestión distinta es el grado de logro que se ha conseguido en este
intento de homogeneización en el ámbito informático y en la terminología
en Internet (véase a este respecto A. Grij elmo, 1999, 174 ss .) . En este nivel
podríamos también situar los casos de utilización de esta variedad en textos
de especialidad con propósito divulgativo, en los que el grado de densidad
terminológica es menor pero el componente léxico común, la ortotipografia
y las e structuras gramaticales de la lengua e stándar son lo suficientemente
signific ativos como para que puedan manifestarse las variedades geográficas
y puedan plantearse problemas de interpretación.
c. Por último, existe un tercer nivel en el que el español neutro puede mani­
festarse y que ha recibido menor atención por parte de los estudiosos. Me
1 64 ISABEL GARCÍA IZQUIERDO

refiero a la utilización de esta variedad del español en la traducción de textos


científico-técnicos no divulgativos, en aquellos ámbitos de especialidad en
los que existe una dispersión terminológica manifiesta, en un intento de
evitar la diversificación existente -determinada geográficamente- ya que ésta
puede fomentar la disgregación lingüística; y en aquellos casos en que, aun
existiendo bastante homogeneidad en la conceptualización terminológica, la
presencia de estructuras gramaticales, ortotipográficas y léxicas ajenas al
español, bien por influencia del inglés, bien por descuido en la redacción,
harían aconsejable el recurso a una variedad neutra, similar al Global En­
glish.

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