Guia 06 Ht. - Revolución Francesa e Imperio Napoleónico
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El Imperio Napoleónico
Contenidos
1. Causas de la revolución.
2. Fases del proceso revolucionario.
3. El imperio napoleónico.
1. CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN
Las causas que ocasionaron el estallido revolucionario fueron muchas y muy variadas. Entre ellas
tenemos que distinguir dos tipos, por un lado, las llamadas causas estructurales, es decir, aquellas que se
remontan a mucho tiempo atrás y que se basan en lo desfasado del Antiguo Régimen; y por otro lado las
causas coyunturales o aquéllas que se dan en una coyuntura o momento concreto, es decir, justo antes
del estallido revolucionario.
a) Causas estructurales
Económicas. La burguesía tiene el poder económico, pero no goza de libertad para el desarrollo de
sus actividades productivas ya que el rey le impone un rígido control en el marco del mercantilismo y un
número elevado de impuestos; aspira a un régimen político que le dé total libertad para comerciar.
Sociales. La forma de concebir la sociedad no ha cambiado desde la Edad Media, es una sociedad
injusta en la que dos estamentos que representan a una minoría de la población controlan gran parte de
la tierra y gozan de privilegios. La burguesía, un grupo social que ha crecido mucho en los dos últimos
siglos, aspira a una sociedad más igualitaria y sin privilegios, y organizada según sus intereses.
Ideológicas. La burguesía ha asumido los principios de los ilustrados. Recordemos que las ideas de
los ilustrados sometían todo a la crítica de la razón. Los reyes ilustrados tomaron algunas ideas de estos
pensadores pero no otras que iban contra su poder. Es en este grupo de ideas (división de poderes,
monarquía parlamentaria, derechos del hombre, igualdad ante la ley...) donde va a encontrar la
justificación de sus pretensiones.
Políticas. El rey seguía teniendo un control total y absoluto de todos los poderes del Estado y los
ministros que nombraba pertenecían mayoritariamente a la nobleza y al clero, estamentos en decadencia
y casi siempre arruinados. Esto contrastaba con la pujanza de la burguesía, un grupo en expansión que
controlaba el comercio y la industria y que aportaba al Estado gran parte de sus ingresos. La burguesía,
haciéndose eco de las ideas ilustradas, se va a ir alejando de la monarquía y se planteará como objetivo
conquistar el poder y transformar la monarquía absoluta en parlamentaria.
b) Causas coyunturales
Se dan inmediatamente antes del estallido revolucionario de 1789. Toda Europa, y Francia en
particular, padecieron en 1787 una terrible crisis de subsistencia (malas cosechas y subidas espectaculares
de los precios con las consiguientes hambrunas y muertes) que produjo un hondo descontento popular
tanto en el campo como en las ciudades.
Debido a las malas cosechas el Estado no recauda casi impuestos y se da una crisis financiera que,
básicamente, consistía en que el Estado gastaba mucho más de lo que ingresaba. Esta crisis se agrava a
causa de los gastos de ayuda a la Guerra de Independencia Americana y al Tratado de comercio con
Inglaterra (1786), que permitía la entrada de productos ingleses más baratos y mejores que los franceses.
El déficit de la Hacienda no se podía saldar con el mismo sistema de impuestos, solo aplicado al
Tercer Estado, ahora que los campesinos pasan hambre y los obreros están en paro. La solución que
encontraron varios ministros de economía como Brienne o Calonne era que la nobleza y el clero pagaran
impuestos como hacía el tercer Estado.
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El rey, la nobleza y el clero, ante el cariz que toman los acontecimientos no tienen más remedio que
admitir la situación y reconocer a la Asamblea Constituyente como gobernante legítimo y aprobar las
leyes que esta decida. Entre la obra de esta Asamblea está:
- La abolición jurídica del feudalismo (que equivalía a la abolición del feudalismo, del diezmo y
de los privilegios señoriales.
- La aprobación de la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, donde se
reconoce el derecho a la libertad, a la igualdad y a la propiedad;
- Reformas administrativas y económicas.
- La Constitución Civil del Clero por la que los religiosos se convertían en funcionarios del Estado
y al que debían fidelidad.
- Casi todos estos principios se plasmaron en la Constitución de 1791 que además establecía: La
soberanía nacional, es decir, que la nación es la dueña de sus destinos y no el rey, la separación
de poderes, el sufragio censitario (solo podían votar los ciudadanos que tuvieran más ingresos).
A pesar de todo el rey conservaba mucho poder en esta Constitución, ya que tiene el poder
ejecutivo o facultad para elegir a los ministros del gobierno, y el derecho de veto.
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En el campo una nueva crisis de subsistencia y el reclutamiento masivo de campesinos para la
guerra producen un gran descontento que se extiende a las ciudades. En este ambiente los
jacobinos aliados a los sans-culottes se hacen con el poder.
• Convención montañesa: Este período abarca desde el 2 de junio de 1793 al 27 de julio de 1794.
Gobiernan los jacobinos, la revolución se radicaliza y es la etapa más sangrienta, etapa que
recibe el nombre de “El Terror”.
Los opositores políticos son guillotinados y la represión de Robespierre no respeta ni a los
miembros de su propio partido (Ley de Sospechosos del 17 septiembre 1793). En París reina el
terror y la anarquía, en total se calcula entre 35.000 y 40.000 ejecuciones (entre ellas la reina
María Antonieta).
En el plano político se aprueba la Constitución de 1793 que presenta la novedad de elegir a los
representantes por primera vez a través del sufragio universal.
• Convención termidoriana: Desde julio de 1794 a octubre de 1795. La caída de Robespierre, que
había perdido el apoyo de los sans-culottes, supuso el triunfo de la burguesía y de sus principios
liberales.
La revolución da un giro a la derecha, que queda expresado en la Constitución de 1795: el
objetivo fundamental es desmantelar la dictadura jacobina, acabar con el terror, eliminar de la
escena política a los sans-culottes, regresar a una economía liberal y continuar la guerra con los
países europeos de la Primera Coalición hasta una paz victoriosa.
D. Directorio (1795-1799)
La Convención Termidoriana se disuelve en octubre de 1795, y empieza a funcionar el nuevo
régimen, la República, con el Directorio. Es el último intento de la burguesía por consolidar las conquistas
político-sociales.
La Constitución establecía que el poder ejecutivo se entregase a cinco directores (de ahí el nombre
del período). A nivel interno, el Directorio va a contar con la oposición política de los jacobinos, que
querían instaurar la soberanía popular por la violencia.
En el exterior, Francia ha ido derrotando a todos los ejércitos europeos y ha ensanchado sus
fronteras. En estas guerras destaca un joven general, Napoleón Bonaparte, que cada vez adquirirá más
importancia y poder.
Las disensiones internas del Directorio y el temor a nuevos brotes de los jacobinos, hacen posible
que Napoleón de un golpe de Estado el 9 de noviembre de 1799 (18 de brumario) y acabe con el
Directorio. Con este acto se terminaba con la revolución.
3. EL IMPERIO NAPOLEÓNICO
3.1. El Consulado (1799-1804)
Tras el golpe de Estado, el poder ejecutivo sería ejercido por tres cónsules, uno de ellos, el primero,
Napoleón. El programa de Napoleón era básicamente la igualdad civil, la defensa de la propiedad privada,
el orden en el interior y la paz en el exterior. Esta posición le aportaría un apoyo mayoritario, sobre todo
muy marcado entre los propietarios, y la reputación de ser el continuador y garante de la revolución.
En ese mismo año se impulsa la Constitución de 1799 que consagra el fin de la Revolución y una
cierta reconciliación con el Antiguo Régimen. En ella no hay separación de poderes ni Declaración de los
Derechos del Hombre.
La aproximación a los partidarios del Antiguo Régimen se ve claramente en la firma de un acuerdo
con la Iglesia, que deja de ser perseguida y se convierte en fiel aliada de Napoleón.
Paralelamente continúa sus campañas victoriosas contra Austria, Prusia y Rusia. Con Inglaterra se
firma la Paz de Amiens (1802).
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En el orden interno se convierte en un gran reformador al impulsar una mayor centralización
administrativa, impulsar un nuevo sistema educativo con la creación de los primeros institutos de
enseñanza secundaria, y elaborar un código civil que tendría un gran impacto en toda Europa.
En agosto de 1802, la nueva Constitución, lo nombre Cónsul Vitalicio, es decir, para toda la vida. Su
idea de perpetuarse en el poder es evidente. Cuando, a partir de 1803, se reanuda la guerra con Inglaterra
y en el interior de Francia renace la reacción realista, se planteó la necesidad de reforzar el poder
ejecutivo. Todos piden un poder más fuerte señalando a Napoleón.
La Constitución de 1804 lo proclama emperador. La Revolución que se inició contra el poder
absoluto de un hombre, Luis XVI, desembocaba en un poder todavía más fuerte en la figura de Napoleón
Bonaparte.
3.2. El Imperio (1804-1814)
Napoleón se proclama emperador, fue refrendado por un plebiscito y consagrado con la presencia
del Papa. En los diez años que dura el imperio, va a experimentar una evolución hacia formas monárquicas
y despóticas. La policía está presente en todo, la prensa y la correspondencia son censuradas, la
enseñanza se monopoliza. Napoleón ejerce un pleno control central.
En el exterior los ejércitos franceses no solo han rechazado los ataques de todas las coaliciones
contra ellos, sino que dominan un gran número de territorios europeos, sobre todo en Alemania e Italia.
Solamente Gran Bretaña resiste el empuje de Napoleón y organizará coaliciones de varios países contra
Francia, que acaban en fracaso.
Pero también fracasa el intento de Napoleón de hundir a Inglaterra cerrando todas las fronteras
continentales al comercio inglés mediante el llamado bloqueo continental. El tratado de Tilsit de 1807
supone un duro golpe para los ingleses ya que sus tradicionales aliados contra Napoleón, Prusia y Rusia,
firman la paz con el emperador.
En 1811 el imperio francés es enorme:
a) Territorios incorporados directamente a Francia: Holanda, Bélgica, Piamonte, el centro de Italia,
la costa croata; funcionan como departamentos o provincias francesas.
b) Territorios dependientes vasallos o familiares: conservan un cierto grado de autonomía, pero
sus gobiernos son designados por Napoleón: gran parte de Alemania (Confederación del Rin),
Suiza y Polonia, España, Nápoles y el Reino de Italia.
c) Estados aliados (Austria, Prusia, Dinamarca y Noruega), seguirían siendo independientes pero
obligados a colaborar en las guerras y a someterse a la política económica.
Todo este enorme imperio no tiene precedentes. Napoleón ha conquistado militarmente todos
estos territorios, pero transformarlos y acabar con el Antiguo Régimen se presentó como algo casi
imposible, además en tan corto espacio de tiempo era difícil.
El principio del fin se inició en la campaña de Rusia. Napoleón decide invadir este territorio y ese
fue su gran error. Los rusos se retiran conforme avanzan los franceses y estos solo encuentran el territorio
quemado, lo que hace imposible el abastecimiento. Además, un invierno prematuro se les echa encima y
los muertos se cuentan a millares. Es la primera gran derrota (después del paso del río Beresina quedaban
30.000 de los 700.000 soldados que componían la Grande Armée). Casi a la misma vez la lucha de los
españoles y su capacidad de resistencia debilita al ejército francés en otro punto vital.
En esta situación Gran Bretaña intenta una nueva coalición (Inglaterra, Rusia y Prusia, a la que más
tarde se unirán Austria y Suecia) y Napoleón es derrotado en Leipzig (Alemania), en octubre de 1813, y
desterrado a la isla de Elba. En el trono francés se reinstaura a Luis XVIII. Pero Napoleón vuelve y
reconstruye provisionalmente su Imperio (el Imperio de los Cien Días), hasta que es derrotado
definitivamente en la batalla de Waterloo (Bélgica) en abril de 1815. Napoleón sería desterrado ahora a
la lejana isla de Santa Elena en el Océano Atlántico, donde morirá un 5 de abril de 1821.