Hospers, J. (1976) - Introduccion Al Analisis Filosofico. Tomo 1. Madrid, Alianza PDF
Hospers, J. (1976) - Introduccion Al Analisis Filosofico. Tomo 1. Madrid, Alianza PDF
Hospers, J. (1976) - Introduccion Al Analisis Filosofico. Tomo 1. Madrid, Alianza PDF
Introducción
al análisis
filosófico, 1
Versión española de
Julio César Armero San José
Revisión de
Néstor Míguez
Alianza
Editorial
Título original:
An Introduction to Philosophical Analysis
(Publicado en inglés por Prentice-Hall, Inc., Englewood Clíffs, N. J.
Original English language edition published by Prentice-Hall, Inc.
Englewood Cliffs, New Jersey, U.S. A.)
2. El conocim iento......................
3. Verdad n ecesaria......................
Jo hn H o spe r s
Capítulo 1
SIGNIFICADO Y DEFINICION
2 Ver, por ejemplo, los muchos sentidos de las palabras «tap» (palmada,
tapón, etc.) y «pick» (pico, escogido, etc.) en Chartlon Laird, The Miradc of
Language (El milagro del lenguaje). (Greenwich, Conn.: Fawcett Publications,
Inc.), págs. 54-59.
Ejercicios
1. «¿Acaso no es la palabra «gato» la correcta para referirse a este anima-
lito mío que ronronea y maúlla? ¡Seguro que llamarle búfalo sería aplicarle un
nombre incorrecto!» «Bien, no hay nombres correctos ni incorrectos para las
cosas, así que sería igualmente correcto que le llamases búfalo.» Resuelva la
discusión,
2. Cuando un niño aprende los significados de las palabras, no inventa
palabras para hablar de las cosas. ¿Cuál es entonces el sentido de decir que
los seres humanos dan nombres en lugar de descubrirlos?
3. Responda a esta objeción: «Nada se puede determinar apelando al uso
común del lenguaje. Usted no puede decidir sobre un tema mostrando cómo
usa la gente las palabras. El uso común puede ser incorrecto. Suponga que
tratamos de decidir la cuestión de si la Tierra es redonda por ese método.
En la Edad Media se podría haber utilizado la regla dol uso común para
probar qu; la Tierra es plana. Ahora bien, ccmo sabemos, eso no probaría ni
por un memento que la Tierra sea realmente plana.»
4. Penga comillas donde corresponda en las siguientes oraciones:
a) Ch:¿n es la palabra francesa que significa lo mismo que la palabra
española perro.
b ) Chien es la palabra francesa que se refiere a ios perros.
c) El orden de las palabras es importante para determinar el significado
de una oración: por ejemplo, Bruto mató a César no significa lo mismo que
César mató a Bruto.
d ) La palabra orden tiene cinco letras.
e) Hay un coche circulando por la Calle Principal es un enunciado
verdadero.
f) La palabra gato nombra a los gatos; y el nombre de la palabra gato
es gato.
5. «Valor es coraje.» «"Valor"» significa lo mismo que "coraje".» ¿Por
qué son incorrectas las siguientes frases?:
a) «Valor» significa «coraje»
b) «Valor» significa lo mismo que coraje.
6. ¿Cuáles de las últimas palabras de las siguientes oraciones deberían
llevar comillas? Explique por qué.
a) ¿Cuál es el significado de tu conducta?
b) ¿Cuál es el significado de esta noticia?
c) ¿Cuál es el significado de agarofilia?
d) Tú no sabes el significado del amor,
e) Nadie conoce el verdadero significado de la vida.
f) Este es el verdadero significado de democracia.
7. Critique el ejercido anterior por la frase «verdadero significado». ¿En
qué sentido puede haber un verdadero significado de las cosas? ¿Puede haber
un verdadero significado de las palabras? Explique. ¿Cómo interpretaría la
frase «el verdadero significado de la palabra "democracia"»?
8. Analice las siguientes afirmaciones y preguntas d i la forma «qué es».
a) Nadie sabe qué es la electricidad (sólo sabemos lo que hace).
b) Nadie sabe qué es un resfriado (sólo conocemos sus síntomas).
c) ¿Qué es la telecinestesia?
d) ¿Qué es realmente la democracia?
c) Ninguno de este grupo sabe qué animal es ése.
f) ¿Qué es la verdad?
9. Intente traducir las siguientes oraciones que contienen expresiones figu
radas por oraciones que no contengan expresiones tales. (Trate de no sustituir
Company, 1889), pág. 304.
a) Ella ardía de celos.
b) Esa es una nota alta (en el piano).
c) Ella tiene normas morales más elevadas que él.
d ) Estoy por encima de todo eso,
e) Quiero tener ese asunto firmemente fijado en mi mente.
f) Eso no ocurrió en la realidad; sólo está en tu mente.
g) Su cabeza está abarrotada de todo tipo de detalles idiotas.
b ) Se 2ambulló en un mar de problemas.
i) Ella era una sombra de sí misma.
/) La vida no es más que una sombra errante, un pobre jugador..
k ) «El mundo es un escenario.»
i) La vida es sueño.
m) «La arquitectura es música solidificada».
n) «La vida, como una cúpula de cristal multicolor,
■mancíia el blanco esplendor de la eternidad.»
0) Su (personalidad irradiaba calor; estaba realmente encendida.
p ) Un río toma elcamino más fácil, cuesta abajo.Así hacen los más ae
los hombres.
q) Un rey debe tener nervios de hierro y una voluntad de acero; debe
ser a la vez un león y un zorro.
10. ¿Podría usted construir una definición satisfactoria de los siguientes
términos: «palabra», «frase», «oración».
11. ¿Es ambigua la palabra «color» porque puede denotar el rojo, el ver*
de, «te.? ¿Es ambigua la palabra «agradable» porque lo que es agradable para
usted puede no serlo para mí? ¿Es ambigua la palabra «rápido» porque lo que
es lento 'para un avión es rápido para un automóvil, y lo que es lento para un
automóvil es rápkío para una bicicleta?
12. Muestre cómo la palabra «es» (junto con todas las formas del verbo
«ser») es ambigua utilizando los siguientes ejemplos: «Una vara es tres pies»-
«La silla es amarilla»; «El agua es HiO».
13. ¿Son éstas diferentes classs de X o diferentes sentidos de la pp
labra «X»?
a) Tabla de lavar, tabla de estadística.
b) Perro pastor, perro de juguete.
c) Comerse el desayuno, comerse las palabras.
d) Fondo de la sala, fondo de la mente.
e) Detrás de la mesa, detrás de sus acciones.
f) Cúpula más alta, tonos más altos.
g) Silla dura, examen duro.
h) Silla cómoda, silla apostólica.
1) Perro tapón, poner el tapón.
■ 14. ¿Están relacionados los significados de estas palabras ambiguas, o e
un «accidente lingüístico» el uso de la misma palabra con ambos significados?
a) Cumbre de la montaña, cumbre de la gloria.
b) Boca de un organismo, boca de un río.
c) Colinas distantes, actitud distante.
d) Adición de números, adición de ingredientes en un recipiente
e) Un punto (en geometría), les puntos de una explicación.
f) A resto abierto, el resto es fácil.
g) Barra de chocolate, sentarse a la barra, pasar la barra, de barra a barra.
b) Estado de la nación, estado de California.
i) Pendiente pronunciada, asunto pendiente.
j) Cortarle el resfriado, cortarse el dedo *.
2. Definición
D e fin ic ió n po r m e d io d e p a la b r a s e q u iv a le n te s
5 No podemos usar este método para todas las palabras, dado que algunas
palabras no representan (stand for) cosas en ningún sentido. N o hay caracterís
ticas definitorias de «oh», puesto que esta palabra no denomina ninguna cosa;
lo mismo vale para palabras conectivas como «y».
característica definitoria de una cosa (no sólo un objeto físico, sino
también una cualidad, una relación, etc.) es una característica en
ausencia de la cual la palabra no sería aplicable a la cosa. Ser trilá
tero es una característica definitoria de los triángulos, puesto que
. nada sería (esto es, sería llamado por nuestra comunidad lingüística)
un triángulo a menos que tenga tres lados, ytener todcs los puntos
del perímetro equidistantes del centro es una característica defini
toria de los círculos, puesto que nada que no poseyese esta carac
terística sería un círculo. Pero tener como mínimo dos centímetros
de altura o de perímetro no es una característica definitoria de un
triángulo o de un círculo, dado que algo puede ser un triángulo oun
círculo y tener menos de esas dimensiones.
La prueba de si una característica dada es definitoria es ésta,
para todos los casos: ¿se aplicaba la misma palabra aun si la cosa
careciese de esa característica? Si la respuesta es no, la característica
es definitoria; si la respuesta es sí, se trata meramente de una carac
terística accesoria. ¿Puede un triángulo tener lados desiguales? Sí.
Por tanto tener lados iguales no es una característica definitoria de
los triángulos. ¿Puede un triángulo tener lados desiguales y ser un
triángulo equilátero? No. Por tanto tener lados iguales es definitorío
del triángulo equilátero. Una característica definitoria es una carac-
¡ terística sine qua non (literalmente, <-sin la cual no»), ¿Seria tal cosa}
un X si no tuviese la característica A? Si no lo sería, tener A es una
condición sine qua non para ser X, es definitoria.
Esta no es la misma cuestión que «¿tendría A si no fuese un X?».
La respuesta a esta última pregunta podría ser sí, incluso si la res
puesta a la primera fuese no. ¿Sería esto un triángulo si no fuese
una figura plana? No. ¿Sería esto una figura plana si no fuese un
triángulo? Muy bien podría serlo: podría ser un cuadrado, un para-
lelogramo, un pentágono, etc. Tener A es esencial para ser X, pero
ser X no es esencial para tener A. Y y Z pueden también tener A.
En otras palabras, hay muchas clases de cosas en el mundo que tienen
algunas características definitorias en común. La característica de ser
sólido es definitoria de muchas cosas: sillas, árboles, hielo, etc.
Evidentemente, esto no significa (implica) que todas estas pala
bras tengan la misma definición. Dos palabras no tendrán la misma
definición a menos que todas las características definitorias sean las
mismas. Las palabras «asteroide» y «planetoide» tienen la misma
definición y por tanto designan el mismo conjunto total de caracte
rísticas. Pero no hay muchas palabras como éstas; obviamente, esto
sería una duplicación sin objeto del lenguaje. Una palabra puede
ser definida por las características A, B y C, y otra palabra por las
características A, B y D; pero lo más frecuente es que dos palabras
no tengan el mismo conjunto total de características definitorias, ni
por tanto la misma definición.
Se dice que una palabra designa Ja suma de las características que |
una cosa ha de tener para que se le aplique. La palabra «triángulo» \
designa las características de ser ttilátero, cerrado y bidimensional. ¡
Pero ninguna de estas características definitorias es suficiente por |*
sí sola, dado que hay muchas figuras que no son triángulos y son f
cerradas, y figuras planas y figuras triláteras (tales como las abiertas'l |
que tampoco son triángulos. f
Am plitud de las definiciones. Cuando tratamos de formular la ’
definición de una palabra de uso común, o de valorar una definición
propuesta por otra persona, hay tres cosas importantes que es me
nester tener en cuenta: V
1. La definición no ha de ser demasiado amplia. Si definiéra- ¡
mos «teléfono» simplemente como «instrumento para la comunica- ¡
ción», nuestra definición sería tan amplia que incluiría muchas cosas
que nadie llamaría teléfonos. Hemos de estrechar o restringir la defi-
nición añadiendo una o más características definitorias: debemos
decir qué clase de instrumento de comunicación es elteléfono y en ;
qué se diferencia de otros instrumentos.
2. La definición de la palabra no ha de ser demasiado estrecha. [
Si definiéramos «árbol» como «planta de hojas verdes, de no menos f
de 15 metros de altura que crece del suelo vertical mente», nuestra
definición sería tan estrecha que excluiría muchas cosas que llama- l;
mos árboles. Muchos árboles, esto es, muchas cosas que llamamos í
árboles, no son tan altos, algunos no tienen hojas verdes o ni si-
quiera hojas, etc. Hemos de ensanchar nuestra definición sustra- 4-
yendo estas características, de modo que todas las cosas que llamamos |
árboles puedan ser denotadas por la palabra «árbol» según la hemos
definido. |
A veces, una definición propuesta es a la vez demasiado amplia |
y demasiado estrecha. Definir «teléfono» como «instrumento de I
comunicación de larga distancia» es demasiado estrecho, pues las \
cosas que llamamos teléfonos son usadas frecuentemente para la i
comunicación a corta distancia; al mismo tiempo, es demasiado am- \
plio, pues, aparte de esta condición insatisfactoriamente restrictiva, I
abarca muchas cosas que no son llamadas teléfonos. El problema es |
incluir todas las características definitorias en la definición, pero no |
incluir ninguna que no sea definitoria. |
3. Incluso si la definición de una palabra no es demasiado |
estrecha ni demasiado amplia puede ser insatisfactoria. Dos términos |
pueden tener el mismo alcance (denotación) y tener diferentes signi- |
ficados. Supongamos que cuatro características, A, B, C y D, siempre E
se dan juntas, de modo que no haya nada en el universo que tenga A
sin tener también las otras tres, y viceversa. Supongamos, ademáis >
que una persona usa la palabra «X» para las características A, B y C,
y otra persona usa la palabra «Y» para las características A, B y D.
Las denotaciones de las dos palabras serán las mismas exactamente!
todo lo que tenga A, B y C tendrá también D, y todo lo que tenga
A, B y D tendrá también C. Empero sus definiciones son diferente!».
Supongamos que se propone una definición de «elefante»: «anl«
mal que aspira agua por la trompa y la jeringa dentio de la boca».
Supongamos por un momento, en pro de la simplicidad, que todoi
los elefantes hacen esto, y que todo lo que hace esto es un elefante
(esto es, nada sino los elefantes lo hacen). La definición no es ni
demasiado amplia ni demasiado estrecha en lo que concierne a SU
denotación. Pero preguntémonos: «¿No podría ser que hiciese esto
una criatura que no fuese un elefante? ¿Una criatura quizá de otro
planeta, o una nueva criatura aún por aparecer, o una cebra a la
que se le haya injertado una trompa que pueda usar de esa forma?
¿No podría algo dejar de hacer eso y seguir siendo un elefante?
¿Quizá uno que tenga averiada la trompa, o que se abstenga de
usar el agua?» Si hemos de usar la palabra «elefan e» en sentido
ordinario, la respuesta con toda seguridad es que si. Tales criaturas
no existen de hecho; peto eso nc importa: una cebra que llene los
requisitos de la definición no es un elefante, y podemos saber esto
sin saber si existe en realidad alguna de estas criaturas. Es sufi
ciente saber que si la primera existiese, no sería un elefante, y si
existiese la segunda, lo sería, lo mismo que puedo saber que si me
hubiese comido medio kilo de arsénico no estaría en este momento
escribiendo, aunque de hecho no me haya comido medio kilo de
arsénico6.
En otras palabras, una definición debe ser adecuada a los casos
posibles tanto como a los casos reales. Pretendemos saber cuáles son
las características cuya presencia daría a algo derecho a que se le
llame elefante.y cuya ausencia le privaría de ser llamado así. Para
saber esto, debemos traspasar el ámbito de las cosas reales a que se
aplica la palabra. «De hecho, la prueba práctica, cuando deseamos
saber si una definición propuesta es verdadera o no, es ver si por
un cambio concebible en las circunstancias podemos invalidarla, ya
sea porque excluye lo que estamos dispuestos a incluir o porque in-
¿Cuándo puede usted decir que está en el mismo tren en que estuvo la
semana pasada? «Este tren es el Twentieth Century Limited.» « ¡O h !, éste es el
mismo tren que tomé en Nueva York la semana pasada.» ¿Es necesariamente
el mismo conjunto de vagones? Aparentemente no; pues usted pudo tomar el
Twentieth Century Limited en Chicago ayer y yo puedo haberlo tomado boy
en Chicago, aunque ciertam ente no estamos en el mismo conjunto de vagones,
pues i, conjunto de vagones que usted tomó ayer hoy está en Nueva York.
10 No acaba aquí el tema de las preguntas por la esencia. A veces una per
sona que pregunta por «la esencia» desea alguna definición preferida, o algo
que, por diversas razones posibles, desea que signifique la palabra. Ver el trata
miento de las definiciones persuasivas, págs. 77-78.
11 Sobre las diversas cosas que puede estar buscando una persona al pedir
uns. «definición» real o «la definición de una cosa», ver Richard Robinson,
Deftnition (La definición), capítulo 6.
D e f in ic ió n po r d e n o t a c ió n
Co n n o t a c ió n
14 T.,a palabra connotación ha sido usada a veces (.por John Stuart Mili, por ;í ■
ejemplo) para significar lo mismo que lo que hemos llamado «designación». í
Pero, el significado habitual de «connotación» entre los usuarios del castellano f'
es el que estamos describiendo aquí, y si se usase esta palabra para significar .t
también designación, tendríamos dos significados muy diferentes para la misma
palabra, y además operando en contextos muy similares. f
* En el original el par de sinónimos son «egghead» e «intellectual». !■
(a la vez valiente y hábil), y la graciosa definición de subdiácono,
«ratón que se entrena para llegar a rata».
Las connotaciones de una palabra varían de persona a persona y
de grupo a grupo; pero hay muchas connotaciones que son suficiente»,
mente comunes dentro de un grupo lingüístico para que el que com
prenda las palabras también conozca lo que connotan. Incluso un
hombre al que le gusten las serpientes sabe que no está siendo elo
giado cuando su mujer le dice «eres una serpiente».
Una razón por la que es tan difícil encontrar sinónimos exactos
en español o en cualquier otra lengua es que incluso cuando las
palabras tienen igual denotación e igual designación usualmente no
tienen igual connotación. La gama de pensamientos, imágenes, acti
tudes y sentimientos sugeridos por la palabra es diferente de las que
sugieren sus más cercanos sinónimos. Casi las únicas palabras que
son exactos sinónimos son los términos técnicos que tienen poca
connotación o carecen de ella, tales como «planetoide» y «asteroi
de», pero la mayor parte de las palabras que usamos en la vida
ordinaria son ricas en connotaciones: consideremos la diferencia
entre «sudar» y «transpirar», «tierra/» y «mundo», «padre» y «papá».
La poesía, cuyo efecto depende de la riqueza de connotaciones, debe
en consecuencia emplear el lenguaje de la vida diaria, y sería estéril si
emplease en gran medida un vocabulario científico o técnico.
Connotación y significado. Supongamos ahora que incluimos sólo
aquellas connotaciones que son bastante universales en un grupo
lingüístico, ¿han de ser consideradas las connotaciones da una palabra
parte de su significado? La palabra «serpiente» designa ciertas carac
terísticas y denota una amplia variedad de organismos; ¿pero «
parte del significado de esta palabra su connotación desfavorable?
Estamos tentados de contestar negativamente. El significado de
una palabra, diríamos, es una cosa, y sus efectos sobre los oyentes o
lectores, otra distinta. El hecho de que la utilización de la palabra
«serpiente» afecte, a la mayoría de la gente de forma desagradable
nada tiene que ver con la semántica de la palabra. La semántica de
una palabra concierne a la relación de la palabra con ¡u significado,
y la pragmática de una palabra tiene que ver con su eft.cio sobre sus
usuarios, ya sean hablantes u oyentes. ¿No deberían las dos mante
nerse claramente distinguidas? La palabra «comunista» denota a
alguien adherido a un sistema económico que implica la posesión por
parte del Estado de toda propiedad, aprobemos o no este sistema.
La palabra «mar» significa cierto tipo de masa de agua, sin tener
en cuenta_qüé asociaciones pueda tener la gente de esta palabra o qué
pensamientos o imágenes puedan ser evocados en la mente de uno
cuando es usada.
Significado y efecto, claramente, no son la misma cosa. No obs
tante, muchas personas, incluidos algunos filósofos, han propuesto
varias clases de connotación llamándoles «significado», Una palabra
puede tener ta ito s tipos de connotación que sería ocioso intentar
hacer una lista exhaustiva, pero puede valer la pena considerar algu
nos de los tipos principales de connotación que una palabra puede
tener e inquirir si alguno de ellos tiene derecho a ser llamado
«significado».
1 «Significado pictórico». E l «significado pictórico» de una
palabra, ya se 'ia dicho, consta de las representaciones que evoca en
la mente del h c to r u oyente. Muchas palabras tienen este tipo de
efecto: cuandc alguien usa la palabra «elefante», podemos repre
sentarnos un elefante; y cuando alguien dice «chartreuse» podemos
formarnos una imagen mental de ese color. Pero, nos parecerá segura
mente, esto es-un efecto que tiene sobre nosotros el empleo de la
palabra, y no una parte de su significado. Sabemos qué significa
«rojo» cuando podemos identificar cosas rojas y distinguirlas de
todas las demás. Y sabemos qué significa «elefante» cuando podemos
hacer lo mismo con los elefantes. Muchas personas tienen muy pocas
representaciones mentales: no se hacen una imagen m ental de un
elefante cuando se emplea la palabra «elefante»; ellas usan la palabra
correctamente, son capaces de identificar todas las denotaciones de
la palabra y pueden ser incluso capaces de ofrecer una definición de
ella con otras palabras. Pero no se forman una representación mental.
Pueden pensar en los elefantes cuando emplean la palabra, pero
pensar en un elefante no es lo mismo que representarse un elefante.
Podemos pensar en la justicia o en la irritabilidad, pero ¿qué nos
representamos cuando pensamos en estas cosas?
Y si tuviésemos representaciones mentales, ¿serían parte del sig
nificado de la palabra? La representación mental es parte del
efecto de la palabra en nosotros, pero no es lo que la palabra signi
fica. Usted y yo entendemos el significado de la palabra «serpiente»,
aunque usted se pueda representar una serpiente de una especie u
otra cuando oiga pronunciar la palabra, y yo no me represente nada
en absoluto. Incluso en poesía muchos lectores sensibles no parecen
formarse ninguna representación mental, y aquellos que lo hacen
tienen representaciones muy diferentes.
Hiela, hiela, amargo cielo.
Tú no hieres tan hondo
Como los favores olvidados *.
D e f in ic ió n o s t e n s iv a
. Ejercicios
3. Vaguedad
A C B
.D
.E
.F
Por mucho que lo intentemos, ningún concepto está limitado de tal forma
que no quepa lugar a dudas. Introducimos un concepto y lo limitamos en
dgunas direcciones; por ejemplo, definimos el oro en contraste con otros me
tales, como las aleaciones. Esto es suficiente para nuestras necesidades actuales,
y no indagamos más. Tendemos a soslayar el hecho de que siempre hay otras
direcciones en las que el concepto no ha sido definido. Y si lo hiciésemos,
fácilmente 'podríamos imaginar condiciones que necesitarían nuevas limitaciones.
En resumen, no es posible definir un concepto como el de oro con precisión
absoluta, esto es, de tal forma que cada rincón y cada grieta estén bloqueados
contra la entrada de la duda 22.
¿Son todas las palabras imprecisas de ese modo? No, pero pro
bablemente la mayor parte lo es. Muchas palabras de las matemá
ticas (incluida la geometría) están definidas con precisión absoluta,
como «triángulo», «más» y «coseno». Sabemos exactamente cuándo
aplicar estos términos y cuándo no, sin que surja la menor sombra
de duda sobre situaciones inesperadas o impensadas, Algo es un
triángulo si satisface las tres condiciones, y si no, no lo es, Pero
prácticamente todas las palabras que usamos en la vida diaria, por lo
menos las que usamos para hablar de cosas, procesos y actividades,
están faltas de esa precisión.
3. Vaguedad en las palabras por medio de las cuales definimos.
Un aspecto final del tema de la vaguedad ha de ocupar aún nuestra
atención. Examinaremos una palabra que es vaga de una o más de
las maneras ya tratadas, y mostraremos luego cómo es vaga de otra
forma más. Consideremos el término «habitante».
1. ¿Considera que son vagas las siguientes palabras? Sí es así, ¿en qué
aspecto(s)? Feliz; encima; 3; este; salario; comer; impaciente; y; sólido;
vociferar; más; trago,
2. Trate de analizar la vaguedad de la palabra «sombrero» en lineas si
milares a como analizamos «perro» {pág. 97). ¿Se le ocurren algunas de las
características que han de estar presentes para que algo sea un sombrero? ¿Es
todo objeto que se usa en la cabeza (o diseñado para usarse en la cabeza) un
sombrero? Si no* ¿qué distingue a los sombreros de otras cosas tales como
gorras y turbantes? ¿Hay un conjunto de características de «sombreridad»?
¿Puede definir «sombrero» de tal forma que incluya las cosas que llamamos
sombreros y excluya las demás cosas para ponerse en la cabeza a las que no
aplicamos la palabra «sombrero».
3. ¿Hay muchos criterios para el uso de las palabras siguientes? ¿Cuáles
de les cinco rasgos descritos en .las páginas 97-99 valen para ellas? Gato; silla;
organismo viviente; habitante; pata; nervioso; caja; bote; cortina; poema.
4. Tedas las características siguientes están asociadas a la palabra «reli
gión». ¿Cuáles de ellas, si alguna, considera usted esenciales (definitorias)?
¿Cuáles pueden ser prescindibles, siempre y cuando las demás estén presentes?
¿Cuáles tienen mayor peso que las demás para que algo sea considerado una
religión? ¿Qué combinación(es) de ellas, a su modo de ver, constituirían
quórum suficiente para permitirnos usar la palabra? (La lista está tomada de
William P. Alston, Pbilosophy of Language, pág. 88).
a ) Creencia en seres sobrenaturales (dioses).
b ) Distinción entre objetos sagrados y profanos.
c) Actos rituales centrados en torno a objetos sagrados.
d ) Un código moral que se cree sancionado por los dioses,
e ) Sentimientos religiosos característicos (temor, sentido de misterio, sen
tido de culpa, adoración, c:c.\ que tienden a despertarse en presencia de los
objetos sagrados y durante la práctica del ritual, y que son asociados a los
dioses.
f) Oración y otras formas de comunicación con los dioses.
g) Una cosmovisión, esto es, una representación del mundo como un todo
y del lugar del individuo en él, incluyendo una especificación de su significado
general.
h) Una organización más o menos total de la propia vida basada en la
cosmovisión.
i) Una organización social unida por las características precedentes.
5. «Cuando tratamos de describir el significado de una expresión tal y
como es realmente, y no de refínarlo, lo que necesitamos es otra expresión
que case lo más exactamente posible con 3a vaguedad de la primera. Así, al
definir "adolescencia" como el periodo de vida comprendido entre la niñez y
madurez, tenemos con toda seguridad un baten acoplamiento. Pues la indeter
minación de los límites de la adolescencia es la misma que poseen el límite
superior de la niñez y el límite inferior de la madurez».
¿Se le ocurren otros ejemplos de definiciones de palabras vagas que sean
satisfactorias por el uso en la definición de palabras igualmente vagas? (Ver
Alston, Ph'ÚGsophy of Language, pág. 95.)
4. E l significado de las oraciones
25 No todos los autores que tratan el tema trazan las distinciones de Ifl
misma manera. Por ejemplo, de acuerdo con el profesor C. I. Lcwis, unit prO'
posición es un estado de ccsas real o supuesto, tal como quc-Mary-cuczrt-pUB-
teles; además, hay varias cosas que podemos hacer con esta proposición: pc.'ltj-
mes afirmarla («Mary cuece pasteles»), negarla («Mary no cuece pasteles»), pt':-
f:untav!a {«¿Cuece pasteles Mary?»), sugerirla («Por favor, Mary, cuece paíte
les»), ordenarla («Mary, ¡cucce pasteles!»), y así sucesivamente. Todo» élto»
son significativos en tanto la proposición nuclear lo sea: quc-Marv-cuttta-píilíte
les es significativo; que-sábado-esté-en-la-cama no lo es. Ver C. I, Lew!»,
Analysis o} Knowledge and Evaluaiion (Análisis del conocimiento y ln valo
ración), págs. 48-55.
por supuesto, es verdadero o falso. Alguien podría replicar: «¿P or
qué?, no es verdad, hoy no hace nada de sol», mostrando así que
interpreta que nuestra oración afirma algo. En todo caso la prueba
a aplicar es: «¿Es apropiada la respuesta "es verdad” o "no es
verdad” ?» Una misma oración que exprese una exclamación podría
tener por objeto hacer una afirmación, usada por un hablante, o mera
mente exclamar sin afirmar nada, usada por otro hablante. « ¡Vaya
caballo! » puede tener meramente por objeto desahogarse uno, pero
más probablemente tiene por objeto no sólo esto sino también afir
mar que ese animal, en opinión del hablante, es un buen caballo.
Fundamentalmente, nos ocuparemos del significado de las oracio
nes asertivas, tales como «hay un ratón en la despensa». Pero nues
tra investigación sobre las condiciones en las cuales poseen signifi
cado las oraciones podrían ser extendidas fácilmente para incluir a
las oraciones no asertivas. Así, si la oración asertiva «hay un ratón
en la despensa» es significativa (tal como está), la pregunta corres
pondiente «¿hay un ratón en la despensa?» también será significa
tiva; y si la aserción no es significativa, tal como «el sábado está
en la cama», la pregunta correspondiente «¿está el sábado en la
cama?» tampoco es significativa.
El significado de las palabras y el significado de las oraciones.
Muchos de los puntos que ya hemos tratado sobre el significado de
las palabras son también aplicables al significado de las oraciones.
Lo mismo que las palabras pueden ser ambiguas, también pueden
serlo las oraciones. Una oración puede ser ambigua porque contenga
una palabra ambigua (pues esa simple palabra, tal como «alquilar»,
hace a la oración susceptible de ser tomada en más de un sentido);
pero puede ser también ambigua sin que lo sean las palabras que
contiene: no sólo las palabras individuales, sino también el orden
en que aparecen en la oración, pueden hacer a la oración susceptible
de tener más de un significado. «Mary oía cantar a la famosa so
prano mal» podría significar que oía mal cantar a la famosa soprano,
o que oía cantar mal a la famosa soprano. «Dos minutos después de
bautizar el barco la señora Smith, flotaba en el río» no aclara si es la
señora Smith o el barco lo que flotaba. La clase de ambigüedad que
depende del orden de las palabras y puede corregirse cambiando
tal orden se llama ambigüedad sintáctica, en contraposición a la
ambigüedad semántica (que ya hemos examinado) en la cual una sola
palabra o frase tiene más de un significado.
Las oraciones, como las palabras, también pueden ser vagas. De
nuevo, una sola palabra vaga es suficiente para volver vaga toda la
oración en que aparece («calvo» es vaga, pues no tiene un claro
punto límite su aplicación, y en consecuencia «Jones está calvo» es
vago). Pero las oraciones también tienen una vaguedad propia que no
es meramente función de la vaguedad de la palabra.
¿Qué hay en éstas que nos inclina a decir que tales oraciones
no son significativas? Si dijésemos solamente «es falso que las
ideas verdes duerman furiosamente», estaríamos haciendo demasiado
honor a la oración — si es falsa, al menos ha de ser significativa,
¿y qué significaría una oración como ésta? Si dijésemos que es falsa
invitaríamos a replicar: «¿Quiere usted decir que duermen tran
quilas? ¿O quizá que son las ideas rojas las que duermen furiosa
mente?» No sabemos qué es que las ideas rojas duerman furiosa
mente en mayor medida que el que lo hagan las ideas verdes, o que
una u otra duerman furiosamente en vez de hacerlo de otra manera,
ciertamente, ni siquiera que duerman; ¿qué significaría cualquiera
de estas oraciones? «Ninguna de ellas posee sentido», estaríamos
inclinados a decir.
Pero, ¿por qué no lo tienen? Esta no es una cuestión fácil de
responder, una discusión completa solamente de esta cuestión ocupa
ría cientos de páginas. Muchos filósofos están en radical desacuerdo
sobre le que hace significativa a una oración. No sólo disienten sobre
la designación de «no significativo» (las características que una ora
ción ha de tener para ser no significativa), sino que también lo
hacen sobre la denotación (hay ejemplos que algunos filósofos
llamarán no significativos y que otros llamarán significativos pero
falsos). Por ejemplo, respecto a los enunciados teológicos como
«Dios existe», «Dios ha creado el mundo», «Dios influye en el curso
de nuestras vidas» y «Dios es tres en uno», hay algunos que dirán
que no son significativos, otros que son significativos pero falsos,
y aún otros que son significativos y verdaderos, y a menudo por muy
diferentes razones. En lo que resta del capítulo sólo podemos ofrecer
unas pocas observaciones preliminares, y trataremos el tema de nuevo
cuando surja en diferentes contextos.
1. Imaginabilidad. ¿Cuándo decimos de una oración que es sig
nificativa? Una respuesta posible es que debemos ser capaces de
imaginar cuál es la situación para describir la cual se está usando
la oración: «Yo sé que la nieve no es rosa, pero puede imaginar
fácilmente nieve rosa, de modo que hablar de nieve rosa e; significa
tivo aunque no sea cierto que haya tal cosa». «No hay i nicorn.ios,
pero fácilmente podemos imaginar caballos con cuernos en medio
de la frente; por tanto, ciertamente es significativo hablar de ellos.
Pero, ¿qué pasa si somos incapaces de imaginarlo? ¿Es er tonces no
significativo? Parece que entendemos muy bien lo que significa la
frase «polígono de un millón de lados», pero es dudoso que haya
ser humano capaz de formarse una imagen de un polígcno de un
millón de lados. Si usted dice que puede, ¿en qué se diferencia su
imagen de un polígono de un millón de lados de su imagen de un
polígono de un millón de lados? O tro ejemplo: entendemos qué
significa «la deuda nacional de los Estados Unidos es de casi 400.000
millones de dólares» (en todo caso los economistas pretenden enten-
derlo), pero, ¿podemos imaginar, una deuda de tal magnitud? Im a
ginar un gran número de billetes de un millón de dólares no sería
suficiente, pues no daría la idea de deuda. Hay muchas oraciones de
cuyo significado no podemos formar imagen en absoluto, porque de
lo que se habla no es de aspectos sensoriales como imágenes visua
les, olores y sonidos, sino de abstracciones. Si alguien dice «la ho
nestidad es una cualidad deseable», ¿qué nos imaginamos? Y sea
lo que sea lo que nos imaginemos (por ejemplo, una persona honesta
que conozcamos), ¿es éste el significado de la oración? Cada uno de
nosotros puede imaginar muchas cosas, y algunos nada en en abso
luto; ¿supone esto diferencia en cuanto al conocimiento del signifi
cado? Ya hemos observado (págs. 71-73) que lo que imaginamos
tiene relación con los efectos de una expresión sobre sus oyentes,
no con lo que significa esa expresión. Además, este criterio, de ser
aceptado, sería extremadamente subjetivo, pues unas personas tienen
mayores poderes de imaginación que otras.
2. Bescriptibilidad. «Una oración es significativa si se puede
describir la situación (o situaciones) que la ejemplifican, esto es,
que cuentan como ejemplo de ella.» Por ejemplo, si digo «los ecto-
morfos son mendaces», puedo explicarle a usted con otras palabras,
usando sinónimos y definiciones de los términos principales, qué
significo con esa oración. La descripción con otras palabras es útil
cuando no se conocen los significados de las palabras de mi expli
cación o traducción.
Pero nó siempre es esto posible. Suponga que digo «estoy en
un estado de excitación intelectual», y mi oyente no me entiende
porque nunca ha experimentado un estado de excitación intelectual.
¿Que más puedo hacer para describir la situación de que estoy
hablando? Cuando yo llegue a ciertos términos fundamentales que
sólo sean definibles ostensivamente, si mi oyente nunca ha tenido la
experiencia a la que se refieren los términos, no hay nada que yo
pueda hacer, a menos que pueda inducirle tal experiencia (como
puedo hacer normalmente en el caso de simples nombres de colo
res, cómo «verde»). A veces no puedo describir la situación con
otras palabras, dado que no hay otras palabras, ni siquiera sinónimos
vagos, por medio de las cuales hacerlo, e incluso si hubiese, mi
oyente tampoco sabría los significados de estos términos sinónimos.
Todavía más grave: es difícil ver cómo puede evitarse que el
criterio sea tan permisivo que incluya todas las oraciones, incluso
las no significativas. SÍ usted me dice «descríbame la situación que
tiene en mente cuando dice "el agua corre cuesta arriba” », podría
simplemente replicar: «Esa situación sería el agua corriendo cuesta
arriba.» En este caso la oración es bastante significativa; ocurre
precisamente que lo que la proposición expresa es falso, dado que el
agua no corre cuesta arriba. Pero ahora, ¿qué pasa si me dice usted
«el sábado está en la cama», y yo digo «eso no es significativo.
Por favor, descríbame la situación de la que está hablando cuando
dice eso», usted puede replicar: «Bueno, es la mejor descripción
que se me ocurre: que el sábado está en la cama.»
... la oración literal no es más que una versión algo tonta de una cosa que
es un hecho cbvio y familiar .para el lector del siglo veinte, a saber, que las
leyes de la física y de la química se aplican a los hombres lo mismo que a
seres no humanes. El enunciado del peema de Thomas elude el tipo de
lectura rutinaria e inactiva que damos a lo ordinario, y suscita en nosotros
complicados procesos de n^rcciación y pensamiento hábilmente delineados, y
controlados por el resto del poema 31.
E jercicios
37 M arhenkc dice que lo es (op. cit., páf. 142), pero, añade, la traducí-
biiidad al discurso ordinario es una condición necesaria de signifícativídad, no
una condición suficiente. Nunca ha sido proporcionada, dice, una condición
suficiente satisfactoria (o conjunto de condiciones que juntas constituyan una
condición suficiente).
g) Me sorprendió lo que vi.
Me chocó lo que vi.
b) O vas tú o voy yo.
O voy yo o vas tú.
i) El hombre que vieron en el bazar llevaba un traje a rayas menudas.
El hombre, que vieron en el bazar, llevaba un traje a rayas menudas.
j) Le hice retractarse de su afirmación.
Le hice comerse sus palabras,
2. ¿Considera autocontradictorias las siguientes afirmación':s? Justifique
su respuesta.
a) Las ecuaciones cuadráticas van a las carreras de caballos,
b) El rey era esclavo de sus esclavos.
c) Comió y bebió persistencia.
d) Este polígono tiene un número infinito de lados.
e) Ella llevaba un vestida rojo que era verde.
f) Ella llevada un vestido rojo hecho de mármol.
3. ¿Considera significativas las siguientes oraciones? ¿Por qué?
a) «¿Cómo sabe usted que no hay un gran agujero en el eipacio?» «¿En
el espacio? ¿No querrá usted decir en ciertos cuerpos que hay en el espacio?
Los planetas podrían tener agujeros.» «No, no me refiero a un agujero en un
cucipo material, sino en el espacio mismo.»
b) «Yo podría saltar en un segundo desde ía Tierra a una estrella a un
millón de años-luz, viajando a través de la cuarta dimensión.»
c) «Quizá la silla en que está u stei sentado y el suelo donde se apoyan
sus pies tienen pensamientos o sentimientos y dolores, lo mismo que usted.»
d) «Quizá no hubo nada durante veinte mil millones de años, y luego de
repente apareció algo, la materia.»
4. Trate de dar una paráfrasis satisfactoria de los breves pasajes poéticos
siguientes:
a) Estar encarcelado dentro de los vientos ciegos...
Yacer en la fría obstrucción y pudrirse... {Shakespeare, Medida por
medida.)
b) (La vida) es un cuento contado por un idiota, ruidoso y frenético,
que nada significa. (Shakespeare, Macbeth.)
c) La vida, como una cúpula de cristal multicolor,
Mancha el blanco esplendor de la eternidad. (Shcllcy.)
d) Prepara un rostro para enfrentarse a los rostros con que te encuentres.
(T. S. Elliot.)
e) Somos los párpados de cuevas derruidas. {Alien Tate.)
5. ¿Puede atribuir algún significado a las siguientes expresiones? Si es
así, ¿cuál? Defienda su respuesta.
a) Cuartos de baño matemáticos.
b) Laxitud cuadrangular.
c) Bípedo participio.
d) Números enteros fatuos.
c) Mesas lascivas.
f ) Cuadriláteros antropófagos.
g) Templos durmientes.
h) Idiomas supinos.
i) Vasos agresivos.
j) Refracción estipulada.
6. ¿Considera oraciones significativas a las siguientes? ¿Puede traducirlas
o parafrasearlas? Si no son significativas, ¿qué requisitos violan?
a) Chicago está entre Detroit.
b) El trazó una línea de — 2 centímetros de largo.
c) Los pirotes carulizan ciáticamente.
d) El cree que los pirotes carulizan ciáticamente.
El color sabe amargo.
f) El número 3 murió ayer.
s) Este problema es rojo, _
h) Sus pensamientos son pesados (literalmente).
i) Los libros son probablemente.
f) El duerme más despacio que las demás personas.
k) Los antílopes introducen la salivación.
A n t o l o g ía s b e a r t íc u l o s :
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Robinson, Richard, Definition. (La definición.) Nueva York: Oxford Universitv
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5. C onceptos
2 Las ideas de forma son diferentes de las de color en que la forma nos
es accesible tanto a través de la vista como del tacto, en tanto los colores sola»
mente pueden ser experimentados por medio de la vista. Así, se podría decir,
un ciego de nacimiento puede tener una idea de forma — obtenida por medio
del sentido del tacto— pero no idea de color.
Pero debamos tener cuidado con esto. Las ideas de forma visuales no son
•lo mismo que las ideas de forma táctiles. (Usamos la palabra «forma» para
abarcar ambas, olvidando que aquí se hallan involucrados dos tipos muy dife
rentes de ideas.) IJn ciego de nacimiento puede tener, a través del sentido
de! tacto, ideas de forma táctil, pero no puede tener ideas de forma visual en
mayor medida que podría tenerlas de color.
3 Probablemente aprendimos los significados de todas estas palabras osten
sivamente, enfrentándonos a ejemplos de su aplicación; pero no tuvimos por
qué hacerlo Un conjunto de instrucciones cuidadosas sobre cuál es la apariencia
de un caballo pod-ía capacitarnos para imaginar un caballo antes de ver uno,
así con o para recor. ocerlo después de 'haberlo visto.
tanto de un concepto como de una imagen. La mayor parte de las
veces, parece que están hablando de imágenes, pero, a veces, el estu
dio de las «ideas» cambia de forma que sería más apropiada a una
discusión sobre conceptos. Sin haber visto el rojo no podemos for
mar en nuestras mentes imágenes de rojo; pero de esto no se
concluye que no podamos tener un concepto de rojo. Para aclarar
este punto, tomemos el ejemplo del ultravioleta. Ningún ser humano
puede tener imágenes del ultravioleta, dado que el ojo humano no
es sensible a esa parte del espectro; las abejas y otras criaturas
pueden verlo, pero nosotros no. Dado que no tenemos impresiones
del ultravioleta, no podemos tener imágenes del ultravioleta. Pero
parece ser que tenemos un concepto del ultravioleta. Los físicos ha
blan de luz ultravioleta, y pueden identificarla y relacionarla con
otras partes del espectro; efectivamente, pueden hablar del ultra
violeta con la misma facilidad con que hablan del rojo. Análoga
mente, los seres humanos no tienen ningún sentido que les permita
percibir la presencia de radiactividad lo mismo que poseen sentidos
como la vista, el oído y el tacto que les permiten percibir las
propiedades sensibles de los objetos físicos. («Sensible» significa en
filosofía «susceptible de ser sentido».) No podemos ver, oír, oler o
tocar la radiactividad; hemos de apoyarnos en instrumentos como
los contadores Geiger para detectar su presencia. Si alguna criatura
poseyese un sentido que le permitiera percibir directamente la pre
sencia de radiactividad, no tendríamos ni la más leve idea de cómo
es eso; simplemente, no tenemos ninguna «imagen» de la radiacti
vidad. (Recordemos que las imágenes no tienen por qué ser visuales:
hay imágenes acústicas, imágenes táctiles, imágenes olfativas, y así
sucesivamente. Cuando imaginamos el olor del amoníaco o el sabor
de las patatas rebozadas, tenemos imágenes olfativas y gustativas,
respectivamente.) Parece, no obstante, que poseemos el concepto
— al menos los físicos— y los físicos trabajan con tanta facilidad y
familiaridad con este concepto como con aquellos de los que tienen
impresiones sensoriales (y, en consecuencia, imágenes). El lem a'de
Hume «Si no hay impresiones, no hay ideas» se aplica a las imá
genes; pero no parece aplicarse a los conceptos.
En verdad, podemos ir más lejos: un ciego de nacimiento podría
ser físico y especializarse en la física de los colores; sería" una elec
ción un tanto peculiar, sin duda, pero posible. Eáe hombre nunca
habría visto ningún color, y por tanto no podría tener imágenes de
color. Pero bien podría saber más hechos sobre los colores que usted
o que yo; podría decirnos más cosas sobre las ondas lumínicas y
otras propiedades físicas de los objetos de color y sobre las condi
ciones en las cuales se ven los colores, que la mayoría de las per
sonas. De hecho, sería capaz de decirnos de qué color es cada objeto;
no mirándolo como nosotros, sino leyendo en Braille las lecturas de
los instrumentos que registran las longitudes de onda de la luz que
emana de los objetos. Sería capaz de impartirnos gran cantidad de
conocimientos acerca del color y los objetos de color; ¿y cómo
podría hacerlo, si no poseyese un concepto del color? Si no lo pose
yese, ¿cómo podría saber de qué estaba hablando? Por supuesto,
sólo podría identificar correctamente los colores en tanto se mantu
viese la correlación entre el color visto y las longitudes de onda
luminosa; si esta correlación dejara de mantenerse, comenzaría a
equivocarse en la identificación de colores porque no podría verlos,
si;. . que sólo tendría la prueba indirecta de los instrumentos que
registran ondas luminosas. No obstante, ¿no debemos admitir que
riene el concepto de color, aunque sea incapaz de experimentar imá
genes de color? ¿Cómo podría usar la palabra, e incluso impartirnos
nuevos conocimientos, que presuponen saber qué significa la palabra
a menos que posea el concepto?
¿Qué es un concepto? Así nos vemos conducidos a la importan
tísima cuestión: ¿qué es un concepto? Está suficientemente claro
que hay una cosa diferente de las imágenes, una cosa a la que lla
mamos concepto. Pero ¿qué es un concepto? ¿Cuándo diremos
que tenemos uno?
Intentemos una posible respuesta a estas cuestiones: 1) Tene
mos un concepto de X cuando sabemos la definición de la pala
bra «X». Pero esta respuesta es demasiado estrecha: conocemos los
significados de innumerables palabras — «gato», «correr», «enci
ma»— y las usamos todos los días sin ser capaces de dar una defi
nición de ellas. Observamos en las páginas 93-103 por qué esto es
así. Cualquier cosa que sea Jo que presuponga tener un concepto,
no requiere que seamos capaces de dar una definición, algo que aun
a los compiladores de diccionarios con frecuencia cuesta mucho tra
bajo conseguir. Y en el caso de las palabras como «rojo», que no
son en absoluto definibles verbalmente, nunca podremos dar una
definición; de lo que habríamos de concluir, de acuerdo con este
punto de vista, que nunca podemos tener un concepto de ro jo 4.
Intentem os de nuevo: 2) Poseemos un concepto de X cuando
sabemos aplicar la palabra «X» correctamente; tenemos un con
cepto de rojez y naranja cuando sabemos aplicar correctamente en
todos los casos las palabras «rojo» y «naranja». Este criterio no
4 Estrictamente hablando, deberíamos decir un concepto de rojez. La rojez
es una propiedad —'la .propiedad que todas las cosas rojas tienen en común—
y la propiedad no es roja sino la rojez. Por contraste, tenemos imágenes rojas;
una imagen roja es un ejemplo particular de la propiedad de la rojez.
nos exige una definición, sino sólo usar la palabra con corrección
uniforme. También está mucho más de acuerdo con nuestro uso
real de Ja palabra «concepto»: por ejemplo, decimos «él debe tener
algún concepto de qué es un gato, pues siempre usa la palabra "gato”
en las situaciones correctas, y nunca aplica la palabra "gato” a los
perros ni a ninguna otra cosa».
Hay, sin embargo, un sentido en que aún es demasiado restric
tivo este criterio: supone que para poseer un concepto primero
hemos de estar familiarizados con una palabra. Sin duda éste es el
caso usual, pero no se da siempre. Una persona puede tener en
mente algo para lo cual aún no existe una palabra, y puede inventar
luego una palabra para ello; o puede usar una palabra antigua en
un sentido nuevo, dándole un significado que antes no poseía. En
ambos casos, parece plausible decir que tenía un concepto previo
a la existencia (o nuevo uso) de la palabra. Cuando los primeros
físicos adoptaron el uso de la palabra común «energía» para sus
propósitos especiales, tenían en mente un concepto altamente abs
tracto, y. seguramente tenían en mente este concepto antes de tener
una palabra para él. •Sin duda hay muchos conceptos que no se
pueden tener antes de poseer una gran familiaridad previa con el
lenguaje, pero éste no puede ser el caso para todos los conceptos,
¿de otro modo cómo habría empezado el lenguaje? Usar una palabra
correctamente parece ser consecuencia de tener el concepto, pero no
una condición previa de tenerlo: esto es, si usamos un concepto
y conocemos la palabra para él, seremos capaces de usar la palabra
correctamente, pero tener el concepto no es lo mismo que ser capaz
de usar la palabra.
Busquemos una respuesta, pues, una vez más, pero de modo que
no se presuponga ja familiaridad con una palabra en la posesión del
concepto. 3) Poseemos un concepto de X (de X-idad) cuando somos
capaces de distinguir los X de los Y y los Z, y de cualquier otra
cosa que no sea X. Bien podríamos hacer esto, tengamos o no una
palabra para X, aunque por supuesto sería más conveniente que
la tuviésemos y normalmente la tengamos. Así, si un niño sabe
distinguir los gatos de los perros, de los cerdos y de todas las
demás cosas, tiene un concepto de qué es un gato, aunque no
pueda dar una definición y aunque nunca haya oído la palabra «gato»
ni conectado la palabra con la cosa por medio de u:ia definición
ostensiva.
Ahora hemos especificado qué es un concepto de n odo que sea
posible tener un concepto sin conocer ninguna pal ibra. De un
perro que pueda distinguir los gatos de los pájaros se puede decir
que tiene estos conceptos, aunque no sepa ninguna palabra. Sin
embargo, incluso esta definición podría ser objetada, sobre la base
de que ser capaz de distinguir los X de los Y^es, de nuevo, una
consecuencia de poseer el concepto de X, pero no aquello en lo que
consiste la posesión del concepto. Se tiene la tentación de decir
que, si poseemos un concepto de X, podemos, como resultado,
distinguir los X de las otras cosas; pero hemos de tener primero
el concepto. Pero, ¿en qué consistiría, entonces, tener el concepto?
Más aún, podemos inventar máquinas que diferencien efectivamente
unas cosas de otras; ¿queremos decir que estas máquinas poseen
conceptos?
En respuesta a estas objeciones, podríamos decir 4) que tener
un concepto de X es simplemente tener en la mente un criterio.
Consistiría en un tipo de «contenido mental» independiente por
completo de las palabras y de distinguir los X de los Y y los Z. Pero
no es fácil decir cómo sería ese criterio mental, o cómo se podría
saber, por medio de la simple introspección, si se posee tal criterio.
Seguramente, la forma en que se sabría si se tiene un criterio para X
sería viendo si podemos ser capaces de distinguir los X de los Y
y de los Z. Un criterio para identificar los X sería (ñl parecer) auto
máticamente un criterio para distinguir los X de los no X, Y así,
después de todo, volveríamos al tercer criterio.
Yo puedo, desde luego, tener un concepto de X incluso aunque
no haya X en el mundo. Puedo tener el concepto de una cosa que
sea reptil, mayor que un elefante y que vuele por los aires. Podría
identificar tal criatura fácilmente si existiera, y el hecho de que no
exista no impide tener el concepto de tal criatura. Y por tanto,
tengo ese concepto, aunque no exista tal criatura ni haya palabra
para designar esta peculiar combinación de características. (Cuidemos
de observar que puedo tener el concepto aunque no pueda enunciar
ninguna característica. No puedo enunciar mediante palabras lo que
distingue el rojo del naranja, aunque sé en la práctica cómo hacer la
distinción, y, por tanto, poseo el concepto de estos dos colores.)
Por lo tanto, está claro que podemos poseer un concepto sin tener
una imagen. Si los científicos pueden tener un concepto del ultra
violeta sin ser capaces de visualizar el ultravioleta, es seguro que un
ciego puede poseer el concepto de rojo sin ser capaz de visualizar el
rojo. Es cierto tanto del científico como del ciego que poseen un
criterio para distinguir X (ultravioleta, rojo) de no X. Pero/ podría
mos decir ahora, el ciego, aunque posea un criterio para distinguir
X de no X, no tiene el mismo concepto que el que v e .E l ciego ha
de usar las longitudes de onda como criterio, en tanto que nosotros
usamos (como han hecho los hombres desde tiempo inmemorial) la
fácilmente discernible (pero no verbalmente descriptible) diferencia
que hay en la apariencia que tiene el rojo. Todos tenemos un con
cepto, y entre ellos hay un alto grado de correlación, pero no son
el mismo concepto, pues no es el mismo medio de distinguir lo rojo
de lo no rojo. (Desde luego, podemos usar ambas formas de distin
guir lo rojo de lo no rojo, mientras que el ciego sólo puede usar
una.) De igual modo, una persona que pudiese ver el ultravioleta
tendría de él un concepto más del que tenemos nosotros, pues sería
capaz de distinguir ese color de los otros por inspección directa,
sin tener que recurrir (como hacemos nosotros) a instrumentos para
distinguirlo.
¿Están basados en la experiencia todos los conceptos? Volve
mos, finalmente, a nuestra cuestión principal: ¿qué habremos de
decir de la doctrina según la cual todos los conceptos están basados
en la experiencia? ¿Qué significa que, en el caso de las «ideas»
simples, es imposible un concepto de X sin una experiencia previa
de X, y, en el caso de las «ideas complejas», que el concepto de X
es imposible sin una experiencia previa de las ideas simples de las
que están constituidas? Es un punto de vista que no sólo parece
plausible sino inevitable, ¿pues cuál sería la alternativa? No hemos
nacido con conceptos, ni (como pensaba Platón) los recordamos de
una etapa de existencia anterior a nuestro nacimiento; de modo
que ¿de qué otra forma podríamos adquirirlos si no es mediante la
experiencia?
La dificultad reside en mostrar en cada caso cómo, de hecho,
deriva el concepto de la experiencia. Con los conceptos sensoriales
como la rojez, el caso es relativamente fácil: cuando éramos niños
se nos señalaron ciertas cosas rojas que había ante nosotros, y me
diante actos de abstracción sucesiva (como los que describimos en
las págs. 81-82) llegamos a reconocer la característica, la rojez, que
tenían en común las cosas. Pero, ¿cómo derivamos de la experiencia^
el concepto de libertad, de honestidad, de utilidad marginal, d e j
cuatro, de implicación lógica? Poseemos estos conceptos, y, observe-^
mos de pasada, los poseemos sin las imágenes correspondientes.
Cuando pensamos en la libertad, podemos imaginar la Estatua de la
Libertad, y cuando pensamos en la esclavitud podemos imaginar
esclavos negros que están siendo azotados; pero ninguna de estas
imágenes constituye el significado de las palabras «libertad» y «es
clavitud»; otros pueden imaginar cosas muy diferentes cuando pien
san en la libertad o en la esclavitud, y otros aún pueden no imaginar
nada en absoluto. No hay ninguna imagen de la libertad o la escla
vitud, de la misma forma que hay una imagen de rojo o de dulce.
Esos son conceptos abstractos, para los que no hay imagen corres
pondiente. Si poseemos imágenes, no son de la libertad, sino de
'MU»*»
situaciones o cosas particulares que pueden o no ejemplificar la
libertad. Podemos tener todos el mismo concepto, libertad, aunque
tengamos diferentes imágenes (o ninguna) cuando pensamos en la
libertad. Lo que pensamos cuando pensamos en la libertad es muy
diferente de lo que imaginamos cuando pensamos en ella; lo que
imaginamos, si es algo, sólo es un añadido incidental.
Esto no equivale a decir que podemos tener el concepto de
libertad si nunca hemos tenido la menor experiencia sensorial
que. tengamos, el .concepto es de. un modo u otro dependiente de la
experiencia;^ pero está lejos de ser fácil decir cómo. Quizá si siempre
hubiésemos vivido bajo una tiranía y nunca hubiésemos visto u oído
de otras personas que pudiesen expresar sus opiniones sin temor
al castigo, no seríamos capaces de formar el concepto de libertad,
aunque incluso esto es dudoso, pues en tanto que seamos conscientes
de las restricciones que afectan a nuestra conducta, podremos con
cebir un estado de cosas en que estas restricciones estén ausentes.
Es, ciertamente, muy difícil saber de qué experiencias es dependiente
nuestro concepto de libertad, En todo caso, la relación entre el con
cepto y la experiencia sensorial es muy indirecta: no hay ninguna
experiencia sensorial particular, ni siquiera un solo conjunto de expe
riencias sensoriales que debamos tener antes de llegar a poseer este
concepto. Sea cual fuere la conexión entre el concepto y la experien
cia, es suficientemente indirecta como para que nadie pueda dar una
explicación clara de cuál es exactamente la conexión en cada caso.
.Consideremos otro tipo de conceptos, los de la aritmética. Dado
que podemos distinguir entre dos cosas, tres cosas, .¿de. dónde obte?
nemos nuestros conceptos de dos y tres? «De la experiencia», diría
Humé. ¿Pero cómo, exactamente? Podríamos decir qué la aritmética
estudia los aspectos cuantitativos de las cosas; cuand(\consideramos la
suma de dos y tres, no nos fijamos en si son tres manzanas, tres
bolas o tres balas de heno. El concepto tres (tresidad) está formado
mediante la abstracción a partir de m uchos. casos. Lo' que poseen
en común tres manzanas, tres bolas y tres balas de heno es su can
tidad numérica; lo relevante para las matemáticas es que haya tres
de ellas, y no de qué cosas son tres. Los conceptos de la aritmética
son todos cuantitativos, eso es lo que los define como aritméticos; y
son abstraídos a partir de la experiencia, a partir de nuestra expe
riencia de las cosas del mundo. Sin ninguna experiencia de cantidades
de cosas, no poseeríamos conceptos aritméticos. Hasta aquí va bien,
i El problema surge cuando nos damos cuenta de que poseemos un
concepto de 12.038.468 lo mismo que lo tenemos de tres. No obs
tante, probablemente nunca hemos observado exactamente ese nú
mero de cosas, e incluso no lo sabríamos si lo hubiésemos hecho.
Q&iúa %cv¿a'o Oxjmra
2. £1 conocimiento 147
Ejercicios
1. ¿Podría imaginar cómo es «1 sabor dulce, si sólo hubiese experimentado
sabores amargos y agrios? ¿Podría imaginar el sabor de una mandarina, si sólo
hubiera probado limones y naranjas? ¿O el sabor del pérsico, si sólo hubiese
probado el melocotón y la ciruela? ¿Podría decir por adelantado cómo sería
la experiencia de tristeza a la muerte de una persona amada, si sólo ha expe-
6. Verdad
1. p es verdadera.
2. Yo creo (o pienso) que p es verdadera.
E jercicios
* El ejemplo original es: «He is truc to his wife («es fiel a su mujer»),
donde «truc» tiene el sentido de «fiel», no de «verdadero». Hemos cambiado
el ejemplo porque la palabra castellana «verdadero» no tiene en general el sen
tido de «fiel». [N. del revisor.)
h Las fuentes del conocim iento
Un libro es un libro.
Una cosa no puede estar en -dos lugares al mismo tierr.po.
Una cosa no puede ser teda negra y toda blanca al mismo tiempo.
Un objeto nc puede ser a la vez un libro y no ser un libro.
No se puede oler un sabor y saborear un olor.
Ejercicios
8. ¿Qué es el conocimiento?
* En inglés se usa el mismo verbo «to know» tanto para ios casos en que
diríamos en castellana «conocer» como para aquellos en qus usaríamos más
bien «saber». Se tratf de una diferencia de uso lingüístico que no tiene impor
tancia desde el punto de vista filosófico. Por ello, en lo que sigue usaremos
indistintamente los verbos «conocer» y «saber», es decir, los consideraremos
sinónimos. [No/<z del revisor.]
de. montar a caballo, y la prueba de si tenemos esa habilidad es si,
# en la situación apropiada, podemos realizar la actividad en cuestión.
Si usted me coloca en un caballo, pronto descubrirá los méritos de
mi pretensión de saber montar a caballo.
{ ~ 3. Pero, con mucho, el uso más frecuente de las palabras «co-
| nocer» y «saber» — y del que nos ocuparemos primariamente— es el
sentido proposicional; «sé qu e...» , donde la palabra «que» va se
guida por una proposición: «sé que ahora estoy leyendo un libro»,
«sé que soy ciudadano americano», y así sucesivamente. Hay cierta
relación entre este último sentido de «conocer» («saber») y los ante
riores. No podemos haber tenido trato con Smith sin saber algunas
cosas sobre él (sin saber que ciertas proposiciones que versan sobre
él son verdaderas), y es difícil ver de qué modo se puede saber cómo
nadar sin conocer algunas proposiciones verdaderas sobre la natación,
referentes a lo que se ha de hacer en el agua con los brazos y las
piernas. (Pero los perros saben nadar, aunque se supone que no co
nocen ninguna proposición sobre la natación.) Sin embargo, una
persona puede estar considerablemente familiarizada con una zona
rural sin conocer tantos hechos sobre ese sitio como una persona que
nunca haya estado pero haya obtenido su información de otras
fuentes; una persona que sepa nadar puede no ser capaz de escribir
un manual de natación; ni un buen jinete necesita conocer tantas
cosas sobre caballos como el zoopsicólogo que escribe libros sobre
caballos sin ser capaz de montarlos.
Ahora bien, ¿qué es lo que exigimos para conocer en este tercer
y muy importante sentido? Tomando la letra «p» para representar
cualquier proposición, ¿qué requisitos han de satisfacerse para que
se pueda decir de alguien que conoce p? Hay, después de todo, mu
chas personas que pretenden que conocen algo que no conocen; así
que, ¿cómo se pueden separar las pretensiones de conocer correctas
de las incorrectas?
zC)_L¡j)_hs! de ser verdadera. En el momento en que tengamos ra
zón para creer que una proposición no es verdadera, queda inmediata
mente descalificada la pretensión de saberla de cualquier persona:
no podemos saber p, si p no es verdadera. Si digo «sé p, pero p no
es verdadera», mi enunciado es autocontradictorio, pues parte de lo
que implica saber p es que p sea verdadero. Análogamente, si digo
«él sabe p, pero p no es verdadera», también esto es autocontra-
dictorio. Puede que yo pensase que sabía p; pero si p es falsa, en
realidad no lo sabía. Sólo pensé que sí. Sin embargo, si pretendo
saber p, aun admitiendo que p es falsa, mis oyentes pueden concluir
acertadamente que todavía no aprendí a usar la palabra «saber».
Esto ya estaba implícito en nuestra discusión previa, pues, ¿qué es
lo que sabemos sobre p cuando sabemos p? Sabemos que p es
verdad, naturalmente; la misma formulación resuelve la cosa: saber
p es saber que p es verdadera.
A este respecto, «sabsr» y «conocer» son diferentes de otros
verbos como «creer», «preguntarse», «esperar», etc. Puedo pregun
tarme sí p es verdadera, y no obstante p puede ser falsa; puedo
desear que p, sea verdadera, aunque p sea falsa; puedo creer que p
es verdadera, aunque de hecho p puede ser falsa; y así sucesiva
mente. Creer, desear, preguntarse, esperar y otros son estados psico
lógicos (existentes y disposicionales); si usted me dice que cree algo,
sé que usted está en cierto estado psicológico — de creencia— , pero
no tengo derecho a concluir nada sobre si lo que usted cree es ver
dad. En cambio, no tengo derecho a decir que usted sabe p a mmos
que p sea verdadera. A diferencia de preguntarse, creer y dudar,
saber no es meramente un estado mental: se requiere que la propo
sición que usted asegura saber sea verdadera. Así, cuando leemos
en una novela «ella estaba convencida de que se encontraba incu
rablemente enferma», no tenemos derecho a concluir que ella estaba
incurablemente enferma, pero si leemos «ella sabía que estaba incura
blemente enferma», estamos capacitados para sacar esta conclusión, y
para acusar al autor de incoherencia si posteriormente resulta que su
enfermedad, después de todo, no era incurable.
Pero el requisito de verdad, aunque necesario, no es suficiente.
Hay cantidad de proposiciones verdaderas, por ejemplo en la física
nuclear, que ni usted ni yo sabemos que son verdaderas a menos
que seamos especialistas en ese campo. Pero el hecho de que sean
verdaderas no implica que sepamos que son verdaderas. Y hay can
tidad de enunciados verdaderos que podríamos hacer sobre la flora y
la fauna del fondo del océano, si estuviésemos en condiciones de ir
allí y observar por nosotros mismos; pero, por ahora, aunque bien
podrían ser verdaderos muchos enunciados que podríamos hacer, no
estamos en situación de saber que son verdaderos. ¿Qué más se re
quiere entonces?
b) No sólo ha de ser verdad p; hemos de creer que p es verdad.
Este puede ser llamado el «requisito subjetivo»; hemos de tenei:
cierta actitud hacia p, no sólo Ía de preguntarnos o especular sobre p,
sino creer positivamente que p es verdad. «Yo sé que p es verdad,
pero no creo que lo sea» no sólo sería una cosa muy curiosa de
decir; daría derecho a nuestros oyentes a concluir que no hemos
aprendido en qué circunstancias usar la palabra «creer». Puede haber
muchos enunciados que creamos pero no sepamos si son verdaderos,
pero no p u e d e haber ninguno que sepamos verdadero y sin embar
go no creamos, puesto que creer es parte (una característica defini-
toria) de saber. «Sé p» implica «creo p», y «él sabe p» implica «él
cree p», pues creer es una característica definitoria de saber. Pero
creer p no es una característica definitoria de que p sea verdadera:
p puede ser verdadera aunque ni yo ni nadie la crea. (La Tierra era
redonda antes de que nadie creyese que lo era.) No hay contradic
ción ninguna en decir «él creía que p (esto es, creía que p es verda
dera), pero p no era verdadera». Ciertamente, a cada momento de
cimos cosas de este tipo: «El cree que la gente le persigue, pero,
desde luego, no es verdad.» En este punto hemos de tener sumo
cuidado, pues mientras que no hay contradicción en «él lo cree, pero
no es verdad», o en «es verdad, pero no lo cree», hay, si no contra
dicción, al menos gra'i extravagancia en decir «es verdad, pero yo no
lo creo». Desde luego se puede decir esto en broma, o como una
mentira deliberada. Pero, ¿y si se dice sinceramente? No solo sería
extravagante, sino autocontradictorio; pues entonces mí enunciado
pararía en esto: que yo 3o digo y lo creo, a pesar de lo cual no lo
creo, y esta parte final, «lo creo pero no lo creo»,me pondría en
contradicción.
1. Es verdad, pero no lo creo.
2. Digo que es verdad, pero no lo creo.
3. Digo sinceramente que es verdad, pero no lo creo.
4. Lo digo y lo creo, pero no lo creo.
Ejercicios
1. ¿En cuántos de estos casos es proposicíonal el conocimiento en cues
tión? ExpUquelo en cada caso enunciando las proposiciones cuando estén
presupuestas.
a) ¿Conoce usted la solución de este problema?
b) ¿La conoce íntimamente?
c) ¿Puede conocer realmente la mente humana?
d) ¿Sabe usted cómo realizar una apendictomía?
e) ¿Sabe por qué abandonó así a su familia?
f) ¿Sabe a cuál de sus pretendientes aceptó?
g) Una persona no conoce la guerra hasta que no la -ha visto.
b ) ¿Sabe usted cí.no es la sensación de déjá vu?
i ) No sabría qué hacer en tal situación.
j) ¿Conoce el significado de esta palabra?
2. ¿Puede usted conocer (en oposición a tener una buena razón para
creer) una proposición que verse sobre el futuro. D¿ sus razones.
3. En cada uno de los siguientes ejemplos, ¿sabe (no meramente cree, o
tiene una buena razón para creer) que ía proposición es verdadera? Defienda
su respuesta.
a) La carretera continúa al otro lado de la colina.
b) Si suelto este trozo de tiza caerá,
c) El primer piso de este edificio no está ahora sumergido en agua.
d ) La mesa tiene un dorso y una parte interior, aunque no pueda ahora
.percibirlos.
e) Este cuervo que hay ante mí es negro.
f) Todos los cuervos son negros.
g) Usted tiene nervio óptico.
h) Usted ahora no es multimillonario.
i) En cierto tiempo existió Julio César.
;) Usted desayunó esta mañana.
k) El sol saldrá mañana.
/) Usted no es la reencarnación de Bach.
m) Tengo sangre, huesos y órganos vitales, y no estoy hecho de paja.
n) Esta mesa no se convertirá en ascensor para bajarnos por las escaleras.
o) Una perra nunca dará a luz garitos.
p) Usted nunca será padre (o madre) de una naranja.
q) Usted no está ahora dormido (o muerto).
r) Usted no comió ayer para la cena bolitas de naftalina.
s) Esta mesa es la misma que estaba ayer en esta 'habitación.
t) Ahora existen en el mundo salas cinematográficas.
u) Usted nació (no salió de un huevo ni fue generado espontáneamente).
v) Todos los seres humanos son mortales.
io) La Tierra es (aproximadamente) esférica.
x) Usted no tiene ahora una alucinación por la que cree ver una mesa.
; y ) La Tierra no vino a la existencia hace cinco minutos.
z) 2 más 2 es igual a 4.
aa) Usted no está soñando en este momento.
bb) Usted está viendo ahora varios colores.
cc) Usted es más joven que sus padres.
dd) Usted no es un ruiseñor.
ee) La instalación eléctrica de una casa es algo que se debe hacer bien
o no hacerlo.
4. ¿Cuáles de las anteriores proposiciones pretendería usted saber en sen
tido fuerte, y por qué?
5. ¿Estaría usted de acuerdo con los siguientes enunciados? ¿Por qué o
por qué no?
a) Una persona sólo puede conocer lo que ha percibido con sus sentidos.
m
b) Ver es creer.
c) No creas nada de lo que oyes y sólo la mitad de lo que ves.
d) Todo veredicto basado en indicios circunstanciales está falto de certeza.
e) Usted no puede conocer nada que no haya probado.
f) Por la fe se puede conocer do que nunca se podría conocer por la
experiencia sensorial o la razón.
g) Creer algo implica estar dispuesto a actuar sobre Ja suposición de que
es verdad.
b) La gran extensión de nuestros conocimientos actuales sería imposible
si no se aceptase Ja autoridad como medio de conocimiento.
i) Si algo me fue revelado, debe ser verdad; si no es verdad, sólo me
pareció revelado.
6. Para conocer aitro usted ha de poseer elementos de juicio a su favor.
¿Debe saber también qué son elementos de juicio o es suficiente con tenerlos?
7. Valore la siguiente definición de «conocer»: Conocer es'la capacidad de
estar en lo cierto regularmente. Si yo siempre puedo decirle a usted cuáles
son sus 'pensamientos, conozco cuáles son, aunque no sepa cómo lo sé (no
pueda aducir ningún elemento de juicio) y pueda incluso no creer lo que digo
(puedo decir simplemente: io que se me pasa por la cabeza, sin darle ningún
crédito en especial). Así que la creencia y los elementos de juicio deberían
excluirse en cualquier definición del conocimiento: todo lo que exige el conocer
es capacidad de estar regularmente en lo cierto.
8. Valore esta afirmación: «Algunas proposiciones han de ser ciertas, pues
si ninguna lo fuese, ninguna podría ser probable. La probabilidad es un con
cepto derivado del de certeza. Si no supiésemos qué es que algo sea cierto, no
tendríamos un patrón de referencia para estimar la probabilidad. Ni siquiera
seríamos capaces de saber qué significa la palabra "probable"».
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Capítulo 3
VERDAD NECESARIA
v í-
Lis t a 1:
Todos los leones < son fieros.
Algunos hombres < son cobardes.
La gente < es divertida.
L os -gatos < tien en gatitos.
Ningún gato < es perro.
La mayoría de los gatos < son sordos.
' L i s t a 2:
Si usted es una persona, entonces usted es una persona.
Si usted es un caballo, entonces usted es un caballo.
Si él espera mucho más tiempo, tendrá hambre.
O esta criatura es macho o esta criatura es hembra.
O esta criatura es macho o esta criatura no es macho.
O el agua está caliente o no está caliente.
O el agua está caliente o está fría.
El agua no está a la vez caliente y no caliente.
Esto no es a lavez una mesa y no una mesa.
Esto no es a lavez una mesa y una silla.
Esto no es a lavez una mesa y un mueble.
O usted está en esta habitación o no está en esta habitación.
O usted está en esta habitación o está en esa habitación.
Si esta criatura es un perro, entonces es un carnívoro.
Si todos los gatos son mamíferos y todos los mamíferos son animales,
entonces todos los gatos son animales.
Si ningún perro es gato y esto es un perro, entonces no es un gato.
Esto es un gato y esto es un mamífero.
Esto es un gato y esto no es un gato.
L is t a 3:
Si p, entonces p (esto es, p implica p). P "
Si p, entonces. P '
Si p , entonces q. 'f ~ ’
Si p, entonces no-p. p - ■* ‘ ^
S i p , y p implica q, entonces q. r A Ll
O p o no-p, p v “> ■{-
opo? . y v x
No a la vez p y no-p. \ f ^ "l V' ,
No a la vez p y q. f ¿ t. <
P y P- f <\ o
P y í-
P y a >p- <>• - V'
Ejercicios
Analítico Sintético
A r it m é t ic a
1. 0 es un número.
2. El sucesor de todo número es un número.
3. No hay dos números que tengan el mismo sucesor.
4. 0 no es sucesor de ningún número.
5^ Si P es una propiedad tal que a) 0 tiene la propiedad P , y b) si un
número n tiene la propiedad P, entonces el sucesor de « tiene la propiedad P,
entonces todo número tiene la propiedad P.
G e o m e t r ía
O t r a s pr o po s ic io n e s «a pr io r i»
«No tengo una noción clara de qu¿ sea justificar mediante !a reflexión
sola la verdad de p cuando no-p es consistente [no autocontradictoria]... Pero
esto puede ser un hecho sólo sobre mi. No puedo ver cómo, de dos preposi
ciones alternativas igualmente consistentes (p y no-/?), la scla reflexión deter
minará cuál describe los hechos. Pero decir esto no prueba que no pueda haber
proposiciones sintéticas a p rio rii.
Ejercidos
¿Es la proposición de cada -uno de los siguientes ejemplos una verdad nece
saria? ¿Es una verdad? Justifique su respuesta.
a) «Todo lo que tiene color tiene forma.» Pero, -¿quépasaconel cielo?
b) «Todo ío que tiene forma tiene color.» Pero, ¿quépasa con un cubito
de hielo?
c) «Todo lo que tiene forma tiene tamaño.» ¿Qué pasa con el arco iris
o las manchas redondas que se nos aparecen en los ojos?
d) «Todo 1c que tiene forma tiene volumen.* ¿Qué pasa con un triángulo?
(¿Es verdadero el enunciado si se entiende forma tridimensional?)
e) «Todo lo que tiene volumen tiene forma.» ¿Qué pasa con el agua
de unvaso o los gases encerrados en una cámara?
{) «Toda materia es sólida, líquida o 'gaseosa.» ¿Qué pasa con una mo
lécula aislada?
2. Clasifique cada una de las siguientes proposiciones como
1) necesaria pero no sintética,
2) sintética pero no necesaria, o
3) a la vez sintética y necesaria.
D é sus razones en cada caso.
a) Todo lo que tiene forma tiene tamaño.
b) Todo lo que tiene volumen tiene forma.
c) Todo lo que tiene forma tiene color. (Nota: ¿incluye «coloreado» ser
transparente?)
d ) Tcdo sonido tiene altura, volumen y timbre.
e) Todo color tiene matiz, brillo y saturación.
f) Todo lo que tiene forma tiene extensión.
g) Todo lo que tiene extensión tiene forma.
h) 40.694 + 27.593 = 68.287.
i) Ningún mamífero tiene plumas.
j) Toda partícula de materia del Universo atrae a toda otra partícula con
una ¡fuerza que varía inversamente al cuadrado de la distancia y directamente
al producto de las masas. (Ley de Newton de la Gravitación Universal.)
k) Una línea recta es la distancia más corta entre dos puntos.
I)Dada una línea L y un punto P que no esté en esa línea, sólo se
puede trazar por P una paralela a L.
m) Si p es verdadero, p no es también falso.
n) p es verdadero o p es falso.
o) Es correcto cumplir con el deber.
p) Si A está al norte de B y B al norte de C, entonces A está al
norte de C.
q ) Si A está al este de B y B al este de C, entonces A está al este de C.
r) Si San Francisco está al este de Tokio y Tokio al este de Londres,
entonces San Francisco está al este de Londres.
s) Una persona no puede nacer tres mesesdespués de lamuerte de su
madre,
t) Una persona no puede nacer tres meses después de la muerte de
su padre.
u) Todos ios cubos tienen doce aristas. (Véase C. H . Langford, «A Proof
that Synthetic A Priori Propositions Exist» [«Una prueba de que existen pro
posiciones sintéticas a priori»], Journal of Pbilosophy, 1949.)
v) Si A se come a B, y B se ha comido a C, entonces A se ha comido a C.
w ) Si A ocurre antes que B, y B ocurre antes que C, entonces A ocurre
antes que C.
x) Si A contrata a B y B contrata a C, entonces A contrata a C.
y ) No puede haber, en el mismo tiempo y lugar, dos determinados dife
rentes (tales como rojo y verde) bajo un mismo determinable (como color).
z ) Todo número es la suma de dos números primos. (Teorema de
Goldbach.)
aa) Si A es indiscernible de B y B de C, A es indiscernible de C.
3- Comente las siguientes afirmaciones:
a) Una ameba se divide en dos y tenemos dos amebas. Por tanto 1 = 2.
b ) Intente dividir un saco de harina de 5 kilos en c;nco talegos de un
kilo, y no podrá: cada talego contendrá algo menos de un kilo. Por tanto
1 + 1 -j- 1 + 1 + 1 no es necesariamente igual a 5.
c) Dos manzanas y dos manzanas hacen necesariamente cuatro manzanas.
d ) La verdad es irrelevante para la ciencia de la geo;netría.
e) Las proposiciones de la aritmética están vacías de contenido fcctico.
f) Para inferir una proposición de otra, sólo necesitamos inventar la
convención verbal apropiada.
g) Una geometría no es más verdadera que otra, como lo prueba la exis
tencia de geometrías alternativas.
4. D e ¡pequeños aprendimos que 2 + 2 = 4; por tantc ello no puede ser
a priori.
Ejercicios
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Black, Max, «Necesary Statements and Rules» («Enunciados necesarios y re
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Wittgensteín, Ludwig, Remarks on tbe Foundations of Mathematics (Observa
ciones sobre los fundamentos de las matemáticas). Oxford: B. H . Blackwell.
Ltd., 1958.
Capítulo 4
CONOCIMIENTO EMPIRICO
r—i-wnim -i ii
Así discurrió el razonamiento de Demócrito (nacido hacia el 460
a. C.) y de Lucrecio (aprox. 96-55 a. C.). Sus teorías atómicas eran
primitivas, pero el principio presupuesto no era diferente de las
teorías modernas: se admitía lo inobservado para explicar lo obser
vado. Hoy, teorías atómicas más refinadas han explicado innumera
bles fenómenos ni siquiera soñados por los antiguos: por qué el
elemento A se combina con los elementos B y C pero no con D y 2
(y algunos con ninguno en absoluto), por qué ciertos elementos y
compuestos tienen las propiedades que tienen, por qué se evaporan
o arden a las temperaturas que lo hacen, se hielan a otras tempera
turas, y así sucesivamente. Prácticamente todos los hechos de la
química moderna han sido explicados en términos de la teoría ató
mica. Pero es teoría, no hecho observado, (Ahora se han visto ciertas
moléculas complejas por medio de microscopios electrónicos, por lo'
que ya no pertenecen a la teoría. Pero los átomos y electrones, junto
con las otras y más menudas «partículas» de que se ocupa la física
ahora, siguen siendo inobservables.)
¿Existen estas minúsculas «partículas»? ¿Son partículas, como
bolitas diminutas, o se les debería llamar de otra forma? Apenas hay
un físico que niegue que existan estas entidades, y que es sólo la
hipótesis de que existen lo que explica por qué ciertos hechos obser
vados son como son. A veces se ha sugerido que no existen real
mente, sino que son simplemente «ficciones convenientes» por medio
de las cuales explicamos un conjunto de fenómenos más o menos
amplio. Pero si sólo fueran ficciones convenientes, ¿cómo es que la
tremenda variedad de acontecimientos que explican regularmente
ocurren como lo hacen? ¿No sería una gran coincidencia, si no
hubiese realmente átomos y electrones, que éstos tengan las propie
dades explicativas que les atribuimos? ¿Por qué habrían de compor
tarse las cosas exactamente como si estuviesen compuestas de partícu
las diminutas si no existiesen realmente esas partículas?
Sin embargo, algunas teorías científicas contienen conceptos que
son meramente ficciones convenientes. La psicología freudiana tiene
como primera premisa que hay una vasta reserva de acontecimientos
mentales inconscientes que consta de tres departamentos: id, su-
perego y ego. Son teoría, puesto que no pueden ser observados tales
habitantes de la psique humana. No obstante, al postular estas enti
dades, la psicología freudiana intenta explicar un gran número de
fenómenos psicológicos (conflictos mentales, neurosis y psicosis, sue
ños, lapsus l'tnguae, estados de ánimo, depresión) sobre la base de
una vasta teoría que incluye estos conceptos. El id es la vasta re
serva de los deseos humanos", la mayoría de ellos prohibidos; el
superego es el que prohíbe o denega, el que rehúsa conceder mucho*
de los deseos; el ego es el adjudicador de las pretensiones conflic
tivas de ambos bandos, proporcionando defensa a uno u otro bando
en respuesta a sus pretensiones. Cuando uno se familiariza con la
literatura psicoanalítica, se ve sorprendido por la enorme variedad
de explicaciones de la conducta humana que proporciona este marco
conceptual. No obstante, nadie cree que haya realmente tres per
sonas dentro de la cabeza, sólo es como si las hubiese, pero desde
luego no las hay. Aquí la teoría es un elaborado «como si», no
obstante la teoría tiene un gran valor explicativo (aunque no es la
única teoría que pretende explicar la conducta humana, como lo
índica la existencia de numerosas y opuestas escuelas de psiquiatría).
De modo similar, cuando se habla de valencia en química, sólo es
«como si» los átomos tuviesen pequeños garfios, uno el de hidrógeno
(por ejemplo) y dos el de oxígeno; de modo que los dos ganchos de
cada átomo de oxígeno se agarrasen al gancho de cada uno de los
dos átomos de hidrógeno para formar H 2O o agua. No obstante nadie
cree que realmente los átomos tengan pequeños ganchos (pero, ¿tie
nen quizá algo parecido?).
Sin embargo, en ambos casos es importante recordar que la teoría
abarca más (tiene más contenido) que los hechos observados que
se explican por su mediación. Una teoría no es solamente un sumario
de hechos ya observados; no es meramente un modo abreviado de
referirse a una diversa colección de hechos: envuelve conceptos de
los cuales pueden inferirse hechos nuevos y hasta el nomento des
conocidos. Esto es tan cierto de la teoría del «como si» del psico
análisis como de la teoría del «existe realmente» de la estructura
atómica. Una teoría que sea meramente un sumario de los hechos
observados ya conocidos no tendría el menor poder explicativo.
Algunos de los enunciados que hacemos son meros «enunciados-
sumario»._Cuando decimos que en el alambre hay corriente es plau
sible analizar este enunciado (aunque algunos se opondrían) como un
enunciado sobre un grupo diverso de fenómenos observables: el
alambre afecta a los voltímetros, nos da un sacudón cuando lo toca
mos, desprende chispas, carga baterías, etcétera. Decir que hay ima
corriente en el alambre es decir solamente que el alambre hace estas
diversas cosas. Pero las teorías de la ciencia no son de este tipo:
una teoría siempre ha de explicar más hechos de los que se le pedía
explicar, la potencia científica de una teoría está en proporción di
recta a la cantidad y (más importante) la gama de hechos que explica,
particularmente aquellos que no eran conocidos cuando la teoría fue
j
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.
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Unas y otras, leyes-teorías e hipótesis, tienen un papel que repre
sentar en la función más importante de la empresa ceintífica, la
explicación.
Ex pl ic a c ió n
Ejercicios
4. Conocimiento empírico i
/ "
Ejercicios
Ejercicios
1. Comente ío que sigue: «Yo sé lo que quiere decir que la estrella Betel-
geuse tiene un diámetro de 330.000 kilómetros y está a 650 años-luz de dis
tancia, aunque no tengo ni la mis remota idea de cómo verificarlo. Sé que los
astrónomos tienen formas de verificar estos enunciados, o al menos de confir
marlos, aunque no tengo ni idea de cómo lo hacen; pero no ofisíante sé lo
que significa tal enunciado.»
«No, usted no sabe Jo que significa hasta que no sepa cómo se'podrí*
verificar. Pero no tiene por qué verificarlo del mismo modo como lo verifican
lo:; astrónomos* de hecho. Por ejímplo, al decir que el diámetro es de 330.000
kilómetros, estaría diciendo que si usase una regla de un metro tendría que
usarla Í.000 (número de metros del kilómetro) X 330.000 veces para ir de una
superficie a la otra pasando por el centro. Eso es lo que usted entiende, y está
especificado en términos de una verificación posible lógicamente, aunque, desde
luego, no es así como en realidad lo verifican los astrónomos.»
2. ¿Es claro el concepto de «verificación err-pírica»? ¿Cómo verificaría
usted «George. se parece más a su hermano menor que a su hermano mayor»?
Suponga que enumeramos contrastes y padecidos, y podemos registrar más paro
cído3 con el hermano mayor que con el meijor, pero alguien no está de acuerdo
con nosotros y dice «estoy de acuerdo con los puntos de la lista, pero aun así
digo oue George se parece más a su hermano menor». O considere el ejemplo
de John Wisdom de la dama que se estaba probando un sombrero nuevo,
estaba satisfecha de él y preguntó a una amiga qué le parecía. «Querida, ¡á
Taj MahalU La primera dama ya nunca podría animarse a ponerse el som
brero. Ahora lo veía bajo una nueva luz: tenía algo en forma de cúpula,
¿Había verificado el enunciado «Mi nuevo sombrero se parece al Taj Manal»?
3. «Todos‘ los cuervos son negros# no es verificable, pero es refutable.
Ver un solo cuervo no negro podría refutar el enunciado. ¿Ser/a, por tanto,
más satisfactorio sustituir en el criterio la verificabilidad por la refutabilídid?
Considere enunciados tales como «todos los cisnes son blancos», «en algún
sitio del mundo hay un pato azul», «hay una solución a este problema, fió
podemos dejar de encontrarla». ¿Qué se requeriría para verificarlos? ¿Qué se
requeriría para refutarlos?
4. ¿Cuáles de los siguientes enunciados soportarían el criterio de contras
tabilidad y cuáles no? En uno u otro caso, ¿los consideraría significativos?
¿Por qué?
a) A 500 metros debajo de donde está usted hay un depósito de carbón.
b) La tem peratura en el centro del Sol es de 40.000.000 “ C.
c) La Tierra tiene 3.000.000.000 de años.
d) Kn el medio de un bosque, a 500 kilómetros del más próximo ser
humano que no sea él, ha estornudado un eremita.
e) H1 átomo de hidrógeno tiene un electrón.
f ) l^os fantasmas existen.
g) Hay rayos cósmicos incluso en los normales espacios interestelares
que no contienen materia.
b) El Universo tuvo un principio en el tiempo.
i) Algún día ya no habrá guerra.
j) í íingún hombre es inmortal.
k ) :21 mundo vino a la existencia (incluidos los hombres y susrecuerdos)
hace cinc o minutos.
I) Dios creó el mundo en el 4.004 a. C., con todos los fósiles, estratos
de roca, etc., que le harían iparecer como si fuese mucho más antiguo,
5. En cada uno de los siguientes pares de enunciados, ¿hay alguna dife
rencia en su significado? ¿Hay diferencia en lo que los-verificaría? (¿Se consi
deraría algo como elemento de juicio a favor del primero pero no del segundo,
y viceversa?)
a) A es mayor que B, y B mayor que C.
A es mayor que C.
b) Esto es un mamífero.
Este es un animal.
c) Me gusta el flan.
No me disgusta el flan.
d ) En el bosque viven pequeños duendes verdes.
En el bosque viven pequeños duendes azules.
e) En el bosque viven duendes invisibles.
En el bosque viven trasgos invisibles.
f ) En esta habitación hay sillas perceptibles.
En esta habitación hay sillas imperceptibles.
g) Los fantasmas existen.
Los fantasmas no existen.
h ) El alambre desprende chispas, da sacudidas eléctricas si se le toca y
afecta el voltímetro.
E n el alambre hay corriente eléctrica.
i) El agua entra por un extremo de la tubería y sale por otro.
El agua fluye por la tubería.
j) El oxígeno tiene la valencia 1.
El oxígeno tiene la valencia 2.
k ) Ella tiene fuertes sentimientos de culpa, inconscientes, que exigen
castigo.
EUa actúa (sin pretenderlo conscientemente) de tcl forma que regular
mente se provoca a sí misma accidentes infortunados, desaprobación por parte
de sus amigos, errores en sus tareas y otras desgracias.
6. ¿En cuáles de los ejemplos del ejercicio 5 es autocontradictorio afirmar
el primer enunciado y negar el segundo?
' 7. Discuta en relación al criterio de contrastabilidad:
a) ¿Es significativo hablar de otras personas, quizá seres conscientes, de
Marte, que tengan sentidos que les capaciten para percibir de maneras de ¿as
cuales los seres humanos no tenemos idea?
b) «Imagine una comunidad de hombres que viven en una célula de la
corriente sanguínea de uno de nosotros, pero tan pequeña que no tenemos
elementos de juicio, directos o indirectos, de su existencia. Imagine, además,
que están provistos de instrumentos científicos del tipo que usamos nosotros,
y posean un método científico y un cuerpo de conocimiento científico compa
rables a los nuestros. Uno de los más audaces pensadores propone que el Uni
verso que habitan es un G ran Hombre. ¿Es ésta una hipótesis admisible sobre
bases científicas o es para tomarla a pitorreo... sobre la base de que es "meta
físicas"...? ¿Por qué, en nuestro propio nivel, no se puede formular una hipó
tesis similar: a saber, que somas parte de un G ran Hombre, no siendo quizá
d total de nuestro Universo conocido sino una porción de la G ran Corriente
Sanguínea?» {Charles W. Morris, «Empiricism, Religión, and Democracy»
£' [«Empirismo, religión y democracia»], en Conference o» Science, Pbilosophy,
and Religión [Conferencia sobre ciencia, filosofía y religión], pág. 219).
8. ¿Qué diría del siguiente criterio de significado? «Un enunciado es signi
ficativo para mí si origina {o puede originar) alguna diferencia para mi expe
riencia posterior.»
9. «Si esto es una base, vuelve azul el papel de tornasol rojo.» ¿Es «esto
es una base» un enunciado que tenga significado independientemente del otro
enunciado? ¿O se introduce el otro enunciado, «vuelve azul el papel de tor
nasol rojo», para dar significado al primero?
10. Lea el histórico ensayo de M oritz Schick, «Meaning and V erificació n »
[«Sign‘f:cado y verificación»] en Philosopbical Revieto, 1936 (reimpreso en
H. Feigl y W. Sellars, Readings in Philosopbical Analysis), y el capítulo I de
A, J. Ayer, Language, Truíh, and Logic para las primeras defensas del criterio
de verificabilidad. Luego lea una presentación posterior, por ejemplo de Cari
Hempcl, «Problems and Changes in the Empirical Criterion of Meaning» [«P ro
blemas y cambios en el criterio empírico de significado»], en Revue Inter
nationale de Philosophie, 1950 (reimpreso en E. Nagel y R. Brandt, Meaning
f; and Knowledge [Significado y conocimiento]). Continúe con un ataque al
1 criterio de contrastabilidad en todas sus formas, capítulo V de Brand Blanshard,
\ Reason and Analysis.
11. E l profesor W. T. Stace ha corregido el criterio de verificabilidad
para convertirlo en el «principio de los tipos observables»: la existencia de
t. algunas cosas, como las puestas de sol futuras y los dolores de otras personas,
no necesitan ser verificables, pero deben pertenecer al tipo de cosas que
| puede ser verificado (puestas de sol, dolores). Resuma y comente este punto de
vista tal como se expone en dos artículos, «Metaphysics and Meaning» [«M eta
física y significado»], en M ind, 1935 (reimpreso en P. Edwards y A. Pap,
A Modern íntroduction to Pbilosophy, 2 / ed.), y «Positivism» [«Positivismo»],
g en Mind, 1944.
i. 12. Ahora considere el siguiente criterio: «Una oración es significativa si
tiene un uso; conocemos su significado sí conocemos su uso.» (G . J. Warnock,
«Verification and the Use of Language» [«Verificación y uso del lenguaje»],
Revue Internationale de Philosophie, 1951.) Considere los varios posibles signi
ficados de la palabra «uso». Lea luego, en conexión con esto, los ensayos de
Gilbert Ryle, «Ordinary Language» [«E l lenguaje común»] (en castellano se
halla en V. C. Chappell, comp., E l lenguaje común, Madrid, 1971, Tecnos)
y «The Theory of Meaning» [«La teoría del significado»], y de P. F. Straw-
son, «On Refening» [«Sobre la referencia»], todos ellos reimpresos en
C. E. Catón (ed.), P hihsophy and Ordinary Language [Filosofía y lenguaje
ordinario] (Urbana: University of Illinois Press, 1963), rústica; también
W. P. Alston, «Meaning and Use» [«Significado y .u so » ]. Philosophical Ouar-
terly, 1963.
L e y , h ip ó t e s is , e x p l ic a c ió n :
El p ro b le m a de la in d u c c ió n :
C o n t r a s t a b il id a d y s ig n if ic a d o :
Alston, William P., Pbilosophy of Language. Englewood Gliffs, N. J.: Prentice-
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Ayer, AJfred Language, Trutb, and Logic. Londres: Víctor Gollancz, Ltd.,
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Carnap, Rudolf, Pbilosophy and Logical Syntax (Filosofía y sintaxis lógica).
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Lazerowitz, Morris, The Structure of Metaphysics (La estructura de la meta
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Stace, V^alter T,, «Positivism», M ind, 1944, y «Metaphysics and Meaning»,
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W atkins J. W . N., «Confirmable and Influential Metaphysics» («Metafísica
influ ^ente y confirmable»), Mind, 1958.
Capítulo 5
CAUSA, DETERMINISMO Y LIBERTAD
b - : ' La cuestión que hemos de plantear a aquellos que hablan como si hubiese
l ; necesidad en la naturaleza es si realmente quieren implicar que las leyes de la
naturaleza son reglas normativas impuestas 'por una voluntad divina. Si no
quieren dar a entender esto, su referencia a la necesidad es en el mejor de los
casos una metáfora poco afortunada4.
Si no C, entonces no E,
o, lo que es lo mismo,
Si E , entonces C.
Si C, entonces E.
Si no E, entonces no C.
Si C , entonces E,
o lo que es lo mismo,
Si no E, entonces no C.
Pero no podemos decir ninguna de estas dos cosas:
Si no C, entonces no E.
Si E , entonces C.
E jercicios
1. ¿Cómo, está usada la palabra «debe» en los siguientes ejemplos?
a) Debes actuar como se te dice o serás castigado.
b ) Mañana debe hacer buen tiempo o se va a estropear la excursión.
c) Si yo tenía ayer 10 dólares y no he perdido ni gastado ni recibido
ninguno desde entonces, debo tener aún 10 dólares.
d) Para coger una morsa, debe haber primero una morsa.
e) Si queremos entender el Tema B, debemos estudiar primero el Tema A.
/) Si quieres que salga bien este pastel, debes poner tres tortas grandes
bien ^untadas.
g) ¿Por qué debes decir esas cosas?
b ) Debe haber estado bastante borracho o nunca lo habría hecho.
i) Debes adivinar el pensamiento.
f) P er estas fechas debes tener el patio bonito.
k ) Todo está desordenado, debe haber habido alguien en casa mientras
estábamos fuera.
2. En cada uno de estos ejemplos, la relación de A con B es de condición
necesaria. Díga si es una condición causdmcnte necesaria, como las que hemos
examinado en este capítulo, o una condición lógicamente necesaria, como las
que tratamos en el capítulo 3.
A B
a) Presencia de oxígeno. Tener lugar la combustión.
b) Tener ires ángulos. Ser un triángulo.
c) T ener extensión. Tener forma.
d) La existencia del sodio. La existencia de sal.
e) La presencia de humedad. Crecer la cosecha.
f) La presencia de un objeto no Verse a través de ese objeto.
opaco.
g) Presencia de calor. Producirse la llama.
3. En los siguientes ejemplos, ¿es la relación de A con B de condición
necesaria, de condición suficiente, ambas o ninguna?
A B
a) Comer demasiado. Enfermedad.
b) Decidir levantar tu mano. Levantar tu mano.
c) Escribir un ensayo. Leer ese ensayo.
d) Correr. Sentir fatiga.
e) Q uitar e! enchufe. No funcionar la radio.
}) Meter el enchufe. Funcionar la radio.
g) Golpear una piedra la ventana. Romperse la ventana.
h) Existir fricción. Existir calor.
i) Caer lluvia en la calle. Mojarse la calle.
4. ¿En qué sentido se incluye demasiado en la enunciación de la causa
en estos ejemplos? ¿En qué sentido demasiado poco? (Suponga que es correcta
la teoría de Mili.)
a) Raspar la cerilla causó que se encendiese.
b) Tomar veneno causó su muerte.
c) Arrojar la cerilla encendida en la pila de papel causó que ésta ardiese.
d) La causa de que la flecha diese en el blanco fue que la empuñaba un
hombre vestido de azul.
e) La riada fue causada p o r una fuerte lluvia río arriba.
5. ¿Piensa que hay pluralidad auténtica de causas en los casos siguientes?
a) Los dolores de cabeza pueden ser causados por muchas cosas: forzar la
vista, tensión emocional, etc.
b) El mismo mensaje puede ser comunicado por teléfono, telegrama, carta,
etcétera.
c) La .piedra puede ser movida porque la levante usted, la levante yo,
una polea, etc.
d) Una mujer puede concebir un hijo por contacto sexual o por insemi
nación artificial.
e) Hay muchas causas de muerte: enfermedad del corazón, cáncer, neumo
nía, accidente de automóvil, ahoga miento, estrangulamiento, puñalada...
j) Muchos productos químicos diferentes quitan una mancha de un
vestido.
g) H ay varias causas posibles de erosión: viento, drenaje rápido del agua,
no hacer regueros alrededor...
6. Analice críticamente las siguientes expresiones; si las encuentra erró
neas, indique cómo podrían ser corregidas.
a) La primera bola de billar compelió a la segunda a moverse.
b) Cuando la primera bola golpea la segunda, la segunda no puede evitar
moverse.
c) El movimiento de la segunda es inevitable cuando Ja golpea la primera.
d) La primera bola, golpeando a la segunda, hizo que se moviera.
e) La prim era bola, golpeando a la segunda, produjo el movimiento de
la segunda.
7. De acuerdo con la visión de 'la causalidad como regularidad («con
junción constante», por ejemplo, la de Hume, Reichenbach y Schlick) no habría
más conexión especial entre raspar la cerilla y la llama que sigue que la que
hay entre raspar la cerilla y un terremoto que podría haber a continuación.
Sólo que raspar la cerilla va seguido habitualmentc por la llama, y no habi-
•tualmente por un terremoto. No podríamos decir que raspar la cerilla haga
que siga la llam a... Desde este punto de vista, dar una causa... no ayuda en
lo más mínimo a explicar por qué ocurrió el efecto; sólo nos dice que precedió
al efecto.» (Alfred C. Ewíng, The Fundamental Questions of Philosopby
[Las cuestiones fundamentales de la filosofía], pág. 160.) Valóre este pasaje
oración por oración. Por ejemplo: ¿Hace imposible explicar por qué C causó E
la interpretación de «C causó E» como regularidad?)
8. ¿Cuáles de los siguientes enunciados causales parecen confirmar la
visión de la causalidad de Gasking? ¿Cuál, si alguno, parece estar en conflicto
con ella?
a)¡ El fuego fue causado por una explosión en la sala de máquinas.
b) Su muerte ocurrió por causas naturales.
c) La piedra sigue estando derecha porque nada la empujó.
d ) La causa de su herida en el pie fue que pisó un clavo.
e) Los charcos fueron causados por la lluvia.
9. D e acuerdo con el análisis de H a rt y H onore, ¿cuál diría que es la
cabsa de estas cosas?
a) El fuego no se habría propagado a la casa vecina sin una brisa normal;
no obstante, decimos que fue el tayo y no la brisa 'la causa del desastre. ¿Sería
diferente, si alguien deliberadamente animase los rescoldos, o si justo cuando
estaba apagándose cayese un escape d e gasolina de la trasen. de un coche?
b) Decimos que las flores murieron porque el jardinero no las regaba.
Pero ¿no podríamos decir igual que murieron porque usted o yo o el presi
dente de los Estados Unidos no las regaba?
c) A tira a B desde un rascacielos; durante la caída, C le pega un tiro
desde una ventana a mitad de camino. ¿Cuál es la causa de la muerte de B?
d ) U n Jbarco dedicado a transporte en tiempo de guerra es asegurado
contra Tos peligros marinos que no sean la guerra. Cumpliendo órdenes, el
barco sigue uñ curso en zíg-zag y apaga las luces, encuentra inesperadamente
olas altas, pierde el rumbo y en la niebla choca contra las rocas. ¿Debe cobrarse
el seguro?
10. «Supongamos que alguien pretendiese haber descubierto la causa del
cáncer, pero añadiese que su descubrimiento, aunque auténtico, no sería en la
práctica de ninguna utilidad pues la causa que había descubierto no era cosa
que -pudiese ser producida o impedida a voluntad... 4Nadie admitiría que había
hecho lo que pretendía. Se señalaría que no conocía cuál es el significado de
la palabra "causa” (en el contexto dé la medicina). Pues en tal contexto una
proposición de la forma "x causa y " implica la proposición "x es algo que
puede ser producido o evitado a voluntad" como parte de la definición de
"causa".» (CoUingwood.) ¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo? Dé sus
razones.
11. «En la causalidad de persona a persona, no necesito examinar más
que un caso para saber que C causó E. Si alguien me soborna para que haga
algo, sé por este solo caso que el soborno causó mi acción; no necesito más
ejemplos, ni hay implicada ninguna predicción de que yo vaya a responder de
nuevo al soborno. Si usted me persuade para que vaya a un concierto, sé que
su acción ha causado que yo vaya al concierto; 'puedo no volver a responder
jamás a su persuasión, pero en este único caso sé que su persuasión causó que
yo fuese al concierto esa vez. Sé que la llegada sin anunciar de mi hermana
(a quien no he visto en treinta años) desde la India me causaría sorpresa,
aunque si ella viniese otra vez no me sorprendería.» Vaíore este punto de
vísta. (Sugerencia: atienda a las palabras causales introducidas en Ja s premisas
de los argumentos cuyas conclusiones afirman una relación causal.)
12. ¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con el razonamiento siguiente:
«La causa y el efecto deben ser simultáneos, pues el efecto ocurre en el pre
ciso momento en que la últim a condición (de una condición suficiente) ha sido
satisfecha. Si hay siquiera el más pequéño período entre ella y el efecto, debe
■haber algo más que ha de ocurrir aún antes de que pueda suceder el efecto;
de otro modo, ¿por qué no tendría lugar inmediatamente el efecto»?
13. Evalúe este enunciado: «Que C va seguido regularmente por E, es
nuestro medio de conocer que C causa E. Pero no es esto en lo que consiste
la relación causal; es la señal pero no la esencia de la relación causal.»
14. «Lo dije porque es verdad.» ¿Puede ser la verdad de un enunciado la
causa (o un factor causal) de que usted lo pronuncie? (Recuerde que la verdad
de un enunciado es un hecho no temporal, mientras que la causa es siempre
una condición o acontecimiento temporal.) ¿Qué cambio en la formulación
haría más exacto el enunciado?
¿Tiene una causa todo lo que sucede?
Continuaremos tomando «causa» como significando condición
suficiente. Nuestra pregunta entonces se convierte en: ¿Hay, para
todo suceso del universo, un conjunto de condiciones tales que si
las condiciones, C, son satisfechas, el suceso, E, ocurre invariable
mente? Los conjuntos de condiciones pueden ser muy complejos y
muy difíciles de descubrir, y quizá nunca lleguemos a descubrirlos,
pero la cuestión sigue en pie: ¿hay para todo suceso ese conjunto
de condiciones? Responder sí a esta pregunta es afirmar el Prin
cipio de Causación Universal, o, más simplemente, el Principio
Causal.
Cuando intentamos responder esta pregunta, hay una dificultad
desde el comienzo. «Cada vez que todas las condiciones son satis
fechas, ocurre E.» Pejo E es un suceso individual, particular, y los
sucesos particulares nunca se repiten. Pueden ocurrir sucesos como
él, pero el suceso particular E, una vez ocurrido, se ha ido para
siempre. ¿Cómo hemos de interpretar, entonces, la especificación
de que E se repite?
Si E no ocurre una segunda vez, puede hacerlo un suceso igual
que E. Lo mismo, por supuesto, se aplica a los C. El principio es
formulado habitualmente más o menos como sigue (las formulaciones
varían algún tanto): «Para toda clase de sucesos E del universo, hay
una clase de condiciones C, tales que siempre que se da un caso
de cada uno de los miembros de C, se da un caso E.» Por ejemplo:
siempre que se da un caso de la primera clase de condiciones (ma
terial combustible), más un caso de la segunda clase (temperatura),
más un caso de la tercera clase (oxígeno), todas ellas constituyendo
C, entonces se da un caso de la clase E (combustión).
Reformulemos nuestra pregunta: ¿Es verdad de todo suceso que
ocurre en el universo (pasado, presente y futuro) que es un miembro
de una clase de sucesos relacionada con una clase (o clases) de con
diciones de tal forma que, cada vez que un miembro de esta clase
(o clases) de condiciones es satisfecho, se produce un miembro de
la clase de sucesos? (La pregunta es ahora mucho más compleja,
pero la complejidad es a menudo el precio que hemos de pagar por
la precisión.) Si la respuesta es sí, el Principio Causal es verdadero;
si la respuesta es no, es falso.
1. La interpretación empírica. Podemos observar sólo una frac
ción infinitamente pequeña de los sucesos que ahora tienen lugar
en el universo, e incluso si pudiéramos observarlos todos, hay un
ámbito infinito de sucesos pasados más allá de toda posible recupe
ración, y de sucesos futuros que aún no han tenido lugar. Parecería,
en efecto, que podemos estar mucho menos seguros de este principio
de lo que podemos estar de cualquier ley empírica, como las de la
física y la química, pues es más inclusivo que cualquiera de ellas.
Tanto las personas que lo afirman como las que lo niegan van. más
allá de lo que es observable empíricamente,
Parece, desde luego, que todo lo que podemos decir es que,
cuando examinamos la naturaleza, hallamos algunas uniformidades,
algunas clases de sucesos relacionados uniformemente con ciertas cla
ses de condiciones, y que cuanto más cuidadosamente nos fijamos,
más uniformidades de éstas encontramos. Iíay muchas investigacio
nes, por supuesto, de las que no resulta ningún descubrimiento de
uniformidades, y en las que han fracasado los intentos más exhaus
tivos de encontrarlas. A veces hacemos formulaciones provisionales
de tales condiciones — como las condiciones en las cuales se des
arrolla un cáncer en un organismo— y a veces nuestras esperanzas
de hallar las condiciones causales se ven confirmadas por la expe
riencia y a veces no. Cuando no, simplemente volvemos a inten
tarlo, y vemos si, introduciendo otros factores en la situación o acla
rando nuestros enunciados sobre los anteriores, de modo que los
hagamos más precisos, podemos llegar a enunciados que afirmen
una relación invariante que se de realmente entre los sucesos y sus
condiciones. En esto, a veces tenemos éxito y a veces no.
En todo caso, la búsqueda de relaciones auténticamente inva
riables entre sucesos y condiciones es de las más difíciles. Conside
remos una clase de sucesos que sea perfectamente familiar: el derrí-
bamiento de los árboles por el viento. ¿Es cierto que siempre que
un miembro de la clase de condiciones C (que sople el viento contra
el árbol) es satisfecho, se da invariablemente un miembro de la clase
de sucesos E (que caiga un árbol)? No; tenemos que añadir inter
minables especificaciones: el viento debe soplar con la suficiente
fuerza (y, ¿cuánta fuerza es ésa?); el árbol ha de ser frágil (al menos
más frágil que tanto, y, ¿cómo se ha de definir la fragilidad?); y
así sucesivamente. Que ocurra o no el suceso, depende de una mul
titud de factores, tales como la velocidad y dirección del viento, la
forma del árbol, su posición entre los demás árboles y edificios y su
relación con el terreno que lo rodea. Sería ciertamente difícil sentar
un conjunto de condiciones, no.im porta cuán numerosas, tales que,
por su satisfacción, siempre ocurra un miembro de la clase de su
cesos caídas de árboles.
Es difícil enunciar las condiciones en el caso de un árbol, ¡cuán
to más difícil es en casos más complejos! ¿Cuáles, por ejemplo, son
las condiciones en las cuales oír la Sinfonía Heroica de Beetboven
va siempre seguido por cierto tipo de estado anímico? Incluso sí
tenemos éxito en recoger con palabras a qué clase de sentimiento
nos referimos, nuestros problemas no han hecho más que empezar;
pues, ¿qué posible explicación podríamos dar de las condiciones en
las cua’ icascc siempre dicho suceso? Ordinariamente, puede gus
tarnos la sintonía, pero puede no ser ahora de nuestro agrado, quizá
porque estemos concentrados en otras cosas, o porque ya la hayamos
oído varias veces el mismo <i¿a; y aquellos que nunca antes la oyeron
responderán de forma diferente a los que sí la han oído. Lo que
sentimos al oírla depende de tan asombrosa cantidad de factores que
parecería que nunca seremos capaces de relacionar esta clase de
sucesos con ningún conjunto finito de condiciones, (Puede que algún
día seamos capaces de relacionar este tipo de sentimiento con un
tipo definido de estado neurológico del cerebro, pero la misma pre
gunta se podría hacer respecto a la relación de este tipo de estado
neurológico con las condiciones en las cuales él se da siempre.)
¿No parecería, entonces, que es más verosímil que el Principio
Causal sea falso que verdadero? Si desesperamos de hallar jamás
tal conjunto de condiciones para cada clase de sucesos, ¿no podría
mos sospechar que no lo hay?
Sin embargo, a esta sugerencia objetarían muchas personas in
mediatamente: «El hecho de que estas condiciones sean muy difí
ciles de hallar no significa que no las baya. Algunas de ellas intenta
mos hallarlas durante generaciones, y al fin tuvimos éxito; algunas
las hallaremos a su debido tiempo; algunas nunca las encontraremos.
Pero incluso si nunca hallamos tales condiciones para cada clase de
sucesos, ellas existen. La naturaleza en su totalidad uniforme, aun
que su uniformidad sea extremadamente compleja. Todo aconteci
miento del universo está relacionado con un conjunto de condiciones
;n la forma que especifica el principio. El hecho de que nunca po
jamos encontrarlo sólo atestigua nuestra ignorancia.»
¿Que habremos de decir de tal afirmación? Podríamos sentirnos
nelinados a estar de acuerdo; y no obstante, estaremos en un apuro
>ara defenderla con fundamento empírico. Después de todo, ¿cómo
>odcmos saber que es verdad? ¿Qué justifica nuestra certeza, al
nenos la certeza de muchas personas, de que siempre vale?
Hay otra circunstancia curiosa en torno al tema. Con toda gene-
alización empírica, hay una posibilidad de refutarla mediante hechos
mpíricos. Miles de generalizaciones han sido inventadas y luego
abandonadas porque fracasaron en pasar esta prueba. El descubri
miento de un cuervo blanco haría naufragar la generalización de
que todos los cuervos son negros. (Como vimos en la pág. 295, no
la llamaríamos ley.) Pero, ¿qué haría, o podría hacer, naufragar la
generalización de que todo acontecimiento está relacionado con una
serie de condiciones de la manera que dice el Principio Causal? Cuan
tas más causas hallemos, más decimos que hemos confirmado el Prin
cipio Causal; pero si en algunos casos no encontramos ninguna,
¿decimos «no hay causas para estos acontecimientos»? No; decimos
«no hemos encontrado ninguna» o «hay una causa, y algún día po
dremos encontrarla; pero incluso si no la encontramos, no hemos
mostrado que no exista causa, sino sólo que nuestros poderes de
detección son limitados». En otras palabras, el Principio Causal
nunca puede ser refutado. El descubrimiento de más causas se toma
como confirmante, pero el fracaso en encontrar causas no nos preocu
pa ni un ápice, ¿Qué tipo de principio es ese que puede ser confir
mado por las observaciones empíricas pero no refutado por ellas?
«Pero puede ser refutado por la experiencia — se podría obje
tar— . Si encontrar causas tiende a confirmar el principio, el fracaso
en encontrarlas tiende a refutarlo. Llevaría una considerable investiga
ción cuidadosa mostrarnos que el principio era probablemente falso,
pues podríamos siempre decir que las condiciones causales eran tan
complejas que nuestro fracaso en encontrarlas fue resultado de su
extrema complejidad, más bien que de su no existencia. No obstante,
llegaría un momento en que el fracaso en encontrar causas contaría
contra la verdad del principio. Por ejemplo: Ahora creemos que
hay unas condiciones definidas en las cuales se encenderá la bombilla
eléctrica. Apretamos el interruptor en un sentido y se enciende; lo
apretamos en el otro y se apaga. Esto, desde luego, no ocurre sin
excepciones. A veces apretamos el interruptor en el primer sentido
y la luz no se enciende, pero luego encontramos que la bombilla es
taba fundida; la sustituimos por otra y se enciende. O damos al
interruptor y la bombilla está bien, pero no obstante no da luz;
entonces, hay algún defecto en la instalación. Hay un conjunto finito
de condiciones de las cuales depende el encendido de la bombilla,
y podemos descubrir cuáles son esas condiciones; conseguimos que
la luz venga de nuevo incluso después de haberse ico. Pero ahora
supongamos que la luz viniese y se fuese caprichosantente, sin rela
ción aparente con ninguna condición que podamos especificar. A '¿ces
la bombilla alumbra y a veces se apaga, y no podemos hallar ninguna
condición de la cual dependa ninguno de los dos acontecimientos.
No importa en qué sentido demos al interruptor: eso nada tiene
que ver con el encendido o el apagado de la bombilla. No importa
que el circuito esté o no entero: a veces, cuando lo está, se en
ciende la luz, y a veces no, y cuando el circuito está cortado ocurre
lo mismo, a veces se enciende la luz y a veces no. Probamos con
miles de cosas, como el momento del día, la cantidad de luz, la
temperatura de la habitación, la cantidad de humedad del aire. Pero
ninguna de ellas origina la menor diferencia: la luz se enciende y se
apaga con tranquila independencia de cualquiera de estas condicio
nes. Desde luego, su encendido y apagado puede depender de alguna
condición o combinación de condiciones que nunca se nos ha ocurri
do. Pero si esto continuase sucediendo, no sólo con la bombilla sino
con otras muchas cosas, empezaríamos a cuestionar el Principio Cau
sal. Cuestionaríamos si es verdad que todo suceso del universo de
pende, para su acaecer, de un conjunto definido de condiciones.»
Una persona que así argumentase estaría aceptando la interpre
tación empírica del Principio Causal: ciertos hechos empíricos con
tarían a su favor y otros en su contra. Pero, al revés que en el caso
de los cuervos blancos, que refutarían la generalización de que todos
los cuervos son negros, no tendríamos que creer que nuestro fra
caso en encontrar causas es un elemento de juicio en contra del
principio. Podríamos adoptar una interpretación a priori de él.
2. La interpretación a priori. Muchas personas han mantenid
que el Principio Causal no está abierto en absoluto a la refutación
empírica, sino que es una verdad necesaria. A lo primero, cuando
se enuncia el principio, suena como una ley ordinaria de la natura
leza; pero tan pronto uno comienza a considerarlo, empieza a ver
que funciona de manera por completo diferente a la de las leyes
empíricas, ya que no está abierto a la impugnación empírica. Veamos
cómo se podría desarrollar este punto de vista.
Hasta ahora hemos hablado de clases de condiciones y clases de
sucesos; y dentro de estas clases, las condiciones y sucesos indivi
duales no tenían que ser exactamente iguales, sólo suficientemente
similares para ser colocados en las mismas clases. Seamos ahora, sin
embargo, más precisos y hablemos de condiciones idénticas y sucesos
idénticos.
Dos cosas, condiciones, procesos o sucesos son idénticos cuando
son exactamente'iguales, en otras palabras, cuando tienen todas sus
propiedades en común; esto es, todas las propiedades que sean com
patibles con que sean dos sucesos y no uno, Dos ^ucesos que se
produjesen en el mismo momento y en el mismo sitio espacial serían
un suceso, no dos; seguirían siendo dos sucesos si ocurrieran en el
mismo momento, siempre y cuando ocurrieran en dos lugares dife
rentes, o en el mismo lugar, en tanto sucedieran en dos momentos
diferentes. Así, tendremos que decir que dos sucesos son idénticos
sí tienen todas sus propiedades en común, aparte de las propiedades
espacio-temporales. Ahora supongamos que dos sucesos son idénticos
en este sentido. ¿Pueden dos sucesos idénticos tener condiciones
causales no idénticas? No, diría el apriorista del Principio Causal;
no es posible que esto ocurra. Si hay alguna diferencia en los
sucesos (si no son idénticos), debe haber alguna diferencia en las
condiciones que las sitúe en posición de dar cuenta de la diferencia
que hay en los sucesos. Supongamos que nos referimos a dos condi
ciones idénticas como Cj y Ci, a dos sucesos idénticos como E¡ y
Ei, a dos condiciones no idénticas como C¡ y C 2, y a dos sucesos
no idénticos como Ei y E 2. Hay entonces cuatro posibilidades.
1. c, Ei 2. Ct Ex
Ct Ej C2 e2
3. G Et 4. C, H,
C2 Ei c, e 2
Ejercicios
O vas a ser muerto por una bomba o no. Si vas a serlo, entonces cualquier
precaución que íoines será inefectiva. Si no vas a serlo, todas las precauciones
que tomes serán superfluas. Por lo tanto no tiene objeto tomar precauciones I3.
Pero este punto de vista, por atractivo que pueda parecer a las
personas que andan a la busca de una excusa para no hacer nada,
choca directamente de frente con hechos empíricos obvios. Las per
sonas to??ian a veces precauciones y salvan con ello sus vidas. Las
gc;ites que iban a los refugios subterráneos con frecuencia se libraban
de bombas que les hubiesen quitado la vida si hubiesen permanecido
en sus hogares. La gente tiene más posibilidades de salir con vida
de la carretera si conduce con cuidado. Y así sucesivamente. La fa
lacia del argumento del fatalista no es difícil de establecer. Arguye,
correctamente, «vas a ser muerto en este ataque o no lo vas a ser».
(A o no-A). Pero luego arguye, incorrectamente: «Si vas a ser
muerto, vas a ser m uerto cualesquiera que sean las precauciones que
tomes» y «si no vas a ser muerto, no serás muerto cualesquiera
que sean las precauciones que dejes de tomar». Y estas dos propo
siciones hipotéticas son duramente tan falsas como lo puede ser cual
quier proposición empírica. Es un hecho empírico llano, que
cualquier estadística confirmará, que aquellos que rehúsan tomar
precauciones tienen mayor probabilidad de ser muertos y aquellos
que toman precauciones tienen' mayor posibilidad de seguir vivos.
Las acciones de las personas tienen parte en los nexos causales de
los acontecimientos. Hay cosas que ocurren a causa de lo que las
personas hacen y que no habrían sucedido si éstas no las hubiesen
hecho. Las bombas no habrían caído sobre Londres si ciertas perso
nas no las hubiesen manufacturado y otras no las hubiesen arro
jado desde el aire. «Todo lo que será, será», pero los seres humanos
desempeñan un papel en la determinación de qué cosas serán. Incluso
Sólo podemos mantener las ideas de obligación y culpa como ideas propia
mente éticas, si también podemos creer en acciones que podrían haber sido
distintas de lo que fueron aunque todo el resto del Universo hubiese seguido
siendo el mismo 21.
La responsabilidad moral requiere que un hombre sea capa2 de elegir
acciones alternativas, siendo idéntico iodo lo que haya en el Universo antes
del acto, incluido él mismo. No veo cómo se podría decir más claramente lo
que entendemos por «él podría haber actuado de otra manera». Si el análisis
deja de hacer justicia a esto, tanto peor para el análisis 22.
\
b) Pero podemos ser más específicos. Deliberamos, y la deli
beración es más que un sentimiento. Deliberamos sobre nuestra pro
pia conducta, no la de los demás; podemos deliberar sólo sobre el
futuro, no sobre el pasado: no podemos deliberar sobre lo que ha
remos si ya sabemos lo que haremos — no habría nada que delibe
rar— , y aunque no sepamos lo que vamos a hacer, no podríamos
deliberar sobre ello a menos que creamos que lo que vamos a hacer
sale de nosotros; si estamos a merced de otros o de circunstancias
sobre las que no tenemos ningún control, no podemos deliberar
sobre ellas 23. Ahora bien, se podría sostener que es un hecho que
deliberamos. Y si este hecho es incompatible con la teoría del deter
minismo, que (en su última forma) dice que el futuro no sale de
nosotros sino que está ya en las cartas lo que decidiremos, entonces
la teoría ha de ser abandonada.
En todo esto, ¿qué es claramente un «hecho de la experiencia»?
Que tomamos decisiones, y que estas decisiones suponen una dife
rencia para lo que pasa luego. Este es un hecho, sea verdadero o no
el determinismo. Lo que es incompatible con el determinismo es la
creencia de que estas elecciones no están causadas por condiciones
previas; pero que lo estén o no, no es parte de ningún indubitable
«hecho de la experiencia». La introspección no puede decirnos si nues
tras decisiones están causadas por condiciones previas o no. Si lo
pretende puede ser el veredicto de la introspección y no el determi
nismo el que esté equivocado.
c) Se puede sostener que es simplemente un hecho que a me
nudo yo podría haber actuado de modo distinto a como lo hice. La
introspección no puede garantizarlo, pues la introspección sólo nos
dice qué experiencias tenemos, no qué habría ocurrido si algo hu
biese sido diferente. Pero, aunque no sea posible de introspección,
es plausible sostener que a menudo podríamos haber actuado de
forma diferente a como lo hicimos.
Suponiendo entonces que esto es un hecho, choca con el deter
minismo, que dice que nunca podríamos haber (habríamos) actuado
de manera diferente a como lo hicimos, dado el conjunto exacto de
condiciones que precedió a nuestra acción. Pero esta aserción es
incompatible con el hecho. No puede haber dos hechos incompa
tibles: si uno es verdadero el otro tiene que ser falso. Es verdad
que a menudo podríamos haber actuado de otro modo; luego, la
negación de ello por el determinista ha de ser falsa. Así discurre el
argumento.
Pero, <¡qué pasa con el argumento de que las acciones humanas se con
forman a reglas, de que a menudo estamos más interesados en juzgar de si,
y cuánto, están .próximas al patrón, que en descubrir cómo se produjeron?
No veo que sea relevante. Del hecho de que podamos estimar una azción en
términos de su adecuación a una regla, no se sigue que la realización de la
acción no sea explicable causalmente en mayor medida que se sigue que Ja
aparición de un arco iris no es causalmente explicable del hecho de que pueda
En el caso de una acción libre, ésta 'ha de ser tal que sea causada por el
agente que la realiza, pero tal que ninguna condición precedente sea suficiente
para que realice precisamente esa acción. En el caso de una acción a la vez
libre y racional, debe ser tal que el agente que la realiza lo haga por alguna
razón, pero esta razón no puede haber sido la causa de ella.
Ahora bien, esta concepción encaja con lo que los hombres entienden ser;
a saber, seres que actúan, o que son agentes, en lugar de cosas sobre las que
se actúa, y cuya conducta es simplemente la consecuencia causal de condi
ciones que no han elaborado ellos. Cuando creo que he hecho algo, creo que
fui yo quien causó que fuese hecho, yo quien hizo que sucediese algo, y no
meramente algo que hubiese en mí, tal como uno de mis estados subjetivos,
que no es idéntico a mí m ism o34.
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