Protocolo 10

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Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia

Escuela de Filosofía
Seminario de Autor Siglo XX-I
Prof. Dr. Alfredo Rocha de la Torre
Protocolo No. 10. Julián Ramiro Numpaque García
Tema: Heidegger, M. Ser y Tiempo §1-4
Fecha: 10.11.2022

En la sesión del 03.11.2022 se abordaron los parágrafos 1 a 4 de Ser y Tiempo, en los cuales
Heidegger indica 1) la necesidad de la pregunta por el sentido del ser, 2) la estructura formal
de la pregunta y 3) la preeminencia óntica y ontológica de la pregunta por el ser.

1. Necesidad de la repetición de la pregunta por el sentido del ser

De manera previa, se señaló que, a lo largo de la historia de la filosofía, la pregunta por el ser
no se ha dirigido realmente al ser, sino que se ha enfocado en el ente. Además, esta pregunta
se ha formulado de manera errónea, pues al preguntar ¿qué es el ser? la respuesta se busca en
un ente y no en el ser mismo. De allí que la formulación más adecuada sea ¿cuál es el sentido
del ser?

Ahora bien, el punto de partida de Heidegger es señalar que la pregunta por el ser ha caído en
el olvido. A su vez, este olvido está vinculado a tres prejuicios, que contribuyen a la
convicción de que la pregunta por el ser es innecesaria: a) el ser es el concepto más universal,
b) el ser es indefinible y c) el ser es autoevidente.

Según el primer prejuicio, en los entes que se aprehenden ya hay una comprensión del ser. El
ser es, entonces, preconcebido y, de allí, es posible señalar su carácter universal. Sin
embargo, respecto a esto, Heidegger aclara que el ser no puede tener un carácter genérico, es
decir, el ser no es un género universal al cual le corresponden diferentes especies. Debido a lo
anterior, no es completamente acertado afirmar que el ser es universal y, además, se puede
evidenciar, por un lado, que el sentido del ser no es del todo claro y, por otro, que es
necesario matizar una discusión en torno a este. En consecuencia, es preciso plantear la
pregunta por el sentido del ser.

El segundo prejuicio afirma que el ser es indefinible. En efecto, el ser no se puede concebir
como un ente, es decir, su sentido no se puede determinar atribuyéndole una entidad. De este
modo, el ser no se puede definir desde conceptos, pues, justamente, no es un ente. Esto
significa que el ser no está sujeto a una definición, ya que esta es una determinación de los
entes. Sin embargo, la dificultad acarreada por el carácter indefinible del ser no conduce a

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dejar de lado la pregunta por su sentido, sino que, al contrario, esto incita a plantear de nuevo
la pregunta.

Por último, el tercer prejuicio sostiene que el ser es evidente por sí mismo. Se afirma, según
este prejuicio, que siempre está presente el uso del ser y, además, que este último es
fácilmente comprensible; por ejemplo, en la cotidianidad se emplea la expresión ‘ser’ y
cualquiera puede entender frases como ‘el cielo es azul’. Sin embargo, aunque parece haber
una comprensión del ser, su sentido no es del todo claro. Es más, esta comprensión tan
amplia e imprecisa señala, justamente, que lo que en verdad hay es una incomprensión del
ser. Por ende, es necesario plantear una vez más la pregunta por el sentido del ser.

Ahora bien, luego del análisis de estos prejuicios, que muestran la falta de claridad de la
pregunta por el ser, Heidegger concluye que el planteamiento de esta pregunta debe ser
formulado ahora de manera suficiente y definitiva.

2. Estructura de la pregunta por el ser.

Para analizar la estructura formal de la pregunta por el sentido del ser, Heidegger indica la
estructura auténtica del preguntar en general. En primer lugar, caracteriza la pregunta como
una búsqueda, pero una búsqueda que es guiada por aquello que se busca. De este modo, la
pregunta es incitada por aquello por lo que se pregunta. En el caso de la pregunta por el ser,
este es el que nos interpela para que preguntemos por él, pero para hacerlo ya debe estar de
alguna manera a nuestra disposición.

Posteriormente, Heidegger establece tres momentos de la estructura del preguntar: lo puesto


en cuestión (das Gefragte), lo preguntado (das Erfragte) y lo interrogado (das Befragte). En el
marco de la pregunta por el ser estos elementos se configuran de la siguiente manera: lo
puesto en cuestión es el ser, lo preguntado es el sentido del ser, y lo interrogado es el Dasein.

Asimismo, con el término Dasein se designa al ente que somos nosotros mismos y que, a su
vez, es el único ente que se pregunta por el ser, es el único que precomprende el ser. En
consecuencia, sólo es posible acceder al sentido del ser interrogando al ente donde el ser se
comprende, es decir, el Dasein.

En síntesis, el ser nos interpela (para que preguntemos por él) y esta interpelación es posible
gracias a que nosotros ya somos el lugar del ser (Da-sein) y a que este ente se interroga por sí
mismo y por su ser. En este sentido el Dasein es el único ente capaz de facilitar una apertura
al ser y una respuesta por su sentido.

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Por lo tanto, se establece, por una parte, la relación entre el ser y el Dasein y, por otra, la
necesidad de un análisis de la estructura de este último (i.e. analítica existenciaria del Dasein)
como paso preliminar para abordar el sentido del ser.

3. Primacía óntica y ontológica de la pregunta por el ser.

Posteriormente se señaló que la ontología precede a cualquier ciencia. Del mismo modo que,
por ejemplo, en el estudio específico del átomo por parte de la física, hay nociones que lo
anteceden1 (como la materia o, más en general, la naturaleza), así, en la ciencia, la ontología
antecede a toda disciplina científica.

Las disciplinas científicas no se enfocan en consideraciones sobre lo que es su campo de


estudio. Los métodos científicos se enfocan en las manifestaciones de entes, pero no pueden
investigar el ser de estos entes. Así, la pregunta originaria, dentro de este marco, es la
pregunta por el ser de la disciplina, con lo cual hay una preeminencia ontológica.

El carácter ontológico de la pregunta por el ser es más originario que el preguntar óntico de
las ciencias, en la medida en que determina las condiciones de posibilidad de estas ciencias.
De este modo se explica la primacía ontológica de la pregunta por el ser.

4. Aclaraciones ulteriores

Por último, en el transcurso de la sesión se realizaron algunas aclaraciones en torno al sentido


del ser, tales como: el ser no es un ente, sino la condición de posibilidad de todo ente; el ser
no es una construcción humana, cultural, ni lingüística y no está dotado de un carácter
sensible. Asimismo, se precisó que el ser no puede ser un fundamento, en primer lugar,
debido a que no es un ente (mucho menos un ente fundamentador), sino que es apertura a la
posibilidad. En este sentido el ser no puede generar imposiciones, sino sólo dejar un campo
abierto a la posibilidad. Además, se precisó que, debido a que no se está planteando un
fundamento, la filosofía de Heidegger no tiene un carácter metafísico.

5. Preguntas pendientes

Las preguntas de sesiones anteriores que aún no han sido abordadas son: ¿qué concepción se
le da al fenómeno? y ¿qué concepción se le da a la temporalidad?

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Las ciencias estudian campos específicos de la realidad, pero estos campos estudiados ya deben estar de algún modo
presentes para que la ciencia pueda investigarlos.

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