1.4 Democracia - Administración Pública
1.4 Democracia - Administración Pública
1.4 Democracia - Administración Pública
En un gobierno democrático:
• Las personas eligen a los gobernantes a través del voto y por un
tiempo determinado.
• El límite de la autoridad lo determinan las leyes.
• La actuación de los gobernantes puede ser controlada.
• Todas las personas pueden opinar y expresar ideas aunque sean
diferentes.
• Los gobernantes están al servicio de las personas, reconocen y
respetan sus derechos.
LA DEMOCRACIA
Valores democráticos
Igualdad: Que implica que todas las Solidaridad: nos obliga a asumir los
Libertad: capacidad de todas las personas seamos tratadas de la misma
problemas de las personas, comunidades o
personas para actuar y decidir de acuerdo manera, pero reconociendo que tenemos
pueblos como propios. Dejar de pensar
a lo que piensan y sienten, siempre que no diferencias. Se complementa con la
solo en nosotros mismos, sentirnos como
se perjudique a los demás y se acepte que equidad, que plantea que las personas
parte de la comunidad, responsables con
otras personas tengan esa misma libertad. somos diferentes y se reconozcan nuestras
ella, comprometidos a aportar.
necesidades particulares
LA DEMOCRACIA
Evalúese, no se mienta
Debemos ejercer valores democráticos y tomar decisiones, responsabilizarnos frente a nuestra
comunidad.
Incentive el diálogo, diga lo que piensa, escuche, respete la opinión ajena; comparta las tareas de
manera equitativa; evite la agresión; dando y recibiendo afecto pese a las diferencias.
Cuide la naturaleza, ahorre agua, recicle la basura, evite utilizar sustancias contaminantes,
proteste cuando las personas, empresas o gobiernos no cuidan el ambiente.
Rousseau, crítico de la democracia representativa, decía que en el instante en que un pueblo actúa a través de sus
representantes, ya no es libre. Para él, la democracia directa, donde las personas actúan por sí mismas y deciden a
través del voto, es la mejor forma de democracia, porque así la soberanía del pueblo es ejercida y no representada .
Sin embargo, si se quiere que el pueblo actúe a través del voto y, por ejemplo, apruebe cada una de las leyes, nos
encontraremos con una tarea muy difícil. De ahí la necesidad que sean sus representantes quienes en su nombre
aprueben las leyes, en la Asamblea.
“El riesgo de la democracia representativa radica en que una vez en el poder, las autoridades
pueden priorizar sus intereses individuales frente a los intereses colectivos, se pierde el amor a
la patria, y el cumplimiento de las ofertas de campaña se puede extraviar en la inmensidad del
Estado”.
LA DEMOCRACIA
Los representantes del pueblo electos mediante voto popular, al ocupar espacios de poder en el Estado,
pueden perder la perspectiva del cumplimiento de los intereses del pueblo al que representan. Esto ocurre
cuando priman sus intereses personales, hay debilidad en los principios ideológicos o son tentados por
privilegios.
Esta situación ha sido común en Latinoamérica y se ha expresado en múltiples hechos de corrupción y traición
al pueblo, provocando graves crisis económicas, sociales y políticas que han conducido al desgobierno y a
derrocamientos (Nieto, 2008).
LA DEMOCRACIA
Para evitar estas situaciones a nivel nacional, la Constitución de la República del Ecuador de 2008 dispone las garantías
del Estado para reconocer que la soberanía radica en el pueblo en su condición de mandante para elegir gobernantes,
y le asigna la denominación de fiscalizador del poder público, lo que significa que este puede examinar las acciones y
gastos públicos para determinar si se cumple con la norma.
Este es un derecho y un deber de participación ciudadana para prevenir y combatir actos de corrupción y garantizar el
cumplimiento de los derechos del pueblo. En caso de incumplimiento con estos propósitos, se plantea la posibilidad de
revocatoria del mandato.
LA DEMOCRACIA
Efectos de la corrupción
Debido a los actos de corrupción, los procesos electorales se convierten en un negocio; grandes sectores
invierten dinero para las campañas políticas o para comprar votos, con la seguridad de que una vez en el poder,
recuperarán la inversión económica realizada y más. Los procesos electorales se denigran.
Las prácticas de corrupción impiden que el dinero del Estado se destine a atender las necesidades de la
población, debilitando su rol para atender las demandas de la población; encarecen los servicios del Estado,
aseguran la exclusión política de los sectores sociales pobres, mantienen la desigualdad social, abren más la
distancia entre pobres y ricos, favorecen redes de complicidad entre grupos minoritarios, producen impunidad y
evasión de sistemas de control, crean nuevos grupos de poder (Prats, 2008).