Outlaw - Amelia Gates & Cassie Love

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OUTLAW

AMELIA GATES
CASSIE LOVE
Í ND I C E

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Epílogo
BEAST
Postfacio
PR ÓLOGO

B RYNN
Los números están empezando a desdibujarse frente a
mis ojos. A pesar de que los he estado mirando durante un
buen rato, todavía no les encuentro ningún sentido...
¿Qué estoy pasando por alto?
Frunzo el ceño ante la colección de papeles que tengo en
el escritorio, como si mi mirada de desaprobación ayudara a
que todo se pusiera en su lugar, pero el montón de
documentos siguen mirándome fijamente, solo que ahora
están borrosos.
"¡Mierda!" Lanzo las hojas por el aire mientras busco mi
móvil por la mesa y lo cojo sin ni siquiera ver quién me está
llamando. "¿Sí?"
"¿Dónde estás?" Su voz al otro lado de la línea suena más
a resignación que a decepción, debería tenerlo en cuenta.
"¿Cómo que dónde estoy? En el trabajo". Me pongo el
móvil entre el hombro y la oreja y empiezo a recoger los
papeles del suelo.
"Te has vuelto a olvidar, ¿no?" Parece hasta aburrido del
tema, la verdad es que no le culpo, con esta ya van tres veces
que lo dejo plantado.
Me estremezco cuando dirijo la mirada al reloj de la pared
y me doy cuenta de lo tarde que llego.
"Lo siento mucho Todd. He estado liadísima trabajando
y...
"Sí, ya veo."
Se ríe sin que le haga una pizca de gracia y me lo imagino
dándole golpecitos al suelo con el pie. Es un hábito que se ha
repetido bastante en los seis meses que llevamos saliendo, he
llegado tarde todas las veces. No sé cómo pero el trabajo
siempre parecía interponerse. Eso también debería haberlo
tenido en cuenta, pero nunca se me ha dado bien analizar mi
propio comportamiento. Los números sí, eso es fácil, pero las
personas… bueno, digamos que son un poco más
complicadas.
"Lo siento, Todd. De verdad te lo digo." No es broma, lo
digo en serio, lo siento de verdad. Todd es un buen tío y se
merece algo mejor que esto, algo mejor que alguien que ni
siquiera se acuerda de cuándo se supone que tiene que estar
en una cita con él.
"Vale". Él suspira y yo me golpeo la frente, sintiéndome
como una mierda. "Mira, ¿quieres que lo pasemos a otro día?
¿Mañana por la noche?" Incluso después de todo, sigue
sonando esperanzado y eso hace que lo que tengo que decir
sea aún más difícil.
"No creo que sea una buena idea, Todd". Odio esta parte,
es la peor de todas. Pensarás que lo normal es que después de
todas las veces que lo he hecho será pan comido, pero no lo
es. "Están siendo unos días muy locos en el trabajo y no te
mereces esto. No es justo para ti..."
Se lo digo y me quedo en silencio, esperando que no me
obligue a decir esa frase.
"¿Estás... estás rompiendo conmigo?"
Sí, pero no debería sorprenderte porque tengo el peor
historial amoroso del mundo y no me imagino casada con
nada que no sea mi trabajo. Eso es lo que se me pasa por la
cabeza, pero no lo que sale de mi boca, porque además de ser
horrible en el amor, también soy una cobarde.
"Creo que deberíamos darnos un tiempo, necesito un poco
de espacio." Pongo los ojos en blanco. Solo me falta decir el
mítico "no eres tú, soy yo".
"O sea que... ¿me estás pidiendo un tiempo o me estás
dejando? Ya sabes lo que siento por ti".
Sí, lo sé, había dejado sus sentimientos muy claros desde
el principio, usando esas dos palabras que se usan antes de
que llegáramos a la tercera cita. No parecía importarle que yo
no le hubiera respondido aquella vez ni ninguna de las otras
veces que había dicho esas dos palabritas que la mayoría de
mis amigas están desesperadas por oír.
"Todd…"
"Solo necesitas un tiempo para gestionar todo lo que
tienes en el trabajo, nada más." Me lo imagino asintiendo
con la cabeza mientras se auto convence, pero creo que no le
está sirviendo de mucho ni a él ni a mí. "Así que, te daré ese
tiempo, Brynn. Pero estaré aquí esperando cuando estés
lista".
"Todd, eso es muy bonito, pero..."
Una vez más no me da la oportunidad de terminar la
frase.
"Sé que estás ocupada, así que te dejo trabajar. Hablamos
pronto, Brynn."
Abro la boca para decirle que no quiero darle falsas
esperanzas, pero ya me ha colgado, probablemente supusiera
que lo que tenía que decirle no iba a ser lo que quería oír.
"Perfecto".
En vez de ocuparme del problema lo que he hecho ha sido
dejarlo de lado, eso no encaja con el tipo de persona que soy.
Soy de esas personas que hacen listas, soy metódica, precisa.
Eso era precisamente lo que me gustaba de las matemáticas
cuando era pequeña, la simplicidad, la lógica y la precisión.
Todas mis amigas pasaron por la típica etapa de querer ser
bailarina, granjera, veterinaria, doctora… pero ninguna se
unió a mi fascinación por los números. Quiero decir,
¿cuántos niños habrá que quieran ser contables de mayores?
Eso es exactamente lo que estará haciendo ahora si las
cosas hubieran sido diferentes, si hubiera podido ir a la
universidad, si no hubiera tenido que cuidar de Kayden, de
mamá. Todo si… Sacudo la cabeza para centrarme en otra
cosa. No tiene sentido quedarse estancada en el pasado, no
me llevará a ninguna parte, nunca lo hace.
Así que hago lo que siempre hago cuando mis emociones
amenazan con superarme, vuelvo a la seguridad de los
números. Me vuelvo a centrar en el último grupo de cuentas
y trato de averiguar qué es lo que he pasado por alto, dónde
me he equivocado. Mientras vuelvo a calcularlo todo,
llegando hasta el último puto decimal, me doy cuenta de que
no soy yo la que se ha equivocado, sino las cifras.
No quería creer que mis sospechas eran ciertas, que la
empresa en la que he estado los últimos 3 años no es más
que una farsa y ahora tengo la prueba de ello frente a mí, en
blanco y negro, en números binarios. Importaciones Chandler
no es lo que pensé que era, es una empresa fantasma, pero…
¿por qué?
No te metas en líos, Brynnie.
La voz de mi padre resuena en mi cabeza como si
estuviera sentado a mi lado. Es irónico que no haya seguido
su propio consejo. Tal vez si lo hubiera hecho, no habría
acabado en una caja de madera de 2x1.
Arrugo el papel que no me había dado cuenta que estaba
apretando y lo aliso rápidamente. Esto me reconcome la
cabeza, lo que he encontrado implica a la compañía en tratos
muy turbios. Pero, ¿qué voy a hacer, ir a la policía? Como si
alguna vez hubieran hecho algo por mí y o por los míos.
Debería darle a mi superior la oportunidad de explicarse,
eso es lo que debería hacer. Me han dado tanto… un trabajo
cuando lo necesitaba más nunca, seguridad, aumentos y
bonos anuales. Lo menos que puedo hacer es darles la
oportunidad de responsabilizarse por los errores que han
cometido.
"Debe haber una explicación". Ni siquiera yo me lo creo,
meto los papeles en el maletín del portátil y estoy lista para
presentar el caso a mi jefe por la mañana, o lo que es lo
mismo, en unas horas. He estado trabajando media noche
pero no me doy cuenta de lo cansada que estoy hasta ahora.
Estiro los hombros y cojo el maletín, apago las luces y
cierro, pensando en mi cama cómoda, cuando de repente un
ruido me deja paralizada.
"¿Qué...?" Mi mente lucha por buscarle un sentido a lo
que estoy escuchando, la oscuridad y mi propio cansancio
hacen que reaccione tarde.
Suena como si alguien arrastrara algo pesado por el suelo.
No es raro escuchar un ruido así en una oficina que está al
lado del muelle, lo extraño es oírlo casi a la una de la
mañana.
Voy hacia el lugar de donde viene el sonido, abriéndome
camino a través de los gigantescos contenedores metálicos
que hay en la explanada, hasta que me encuentro a un grupo
de hombres con antorchas, parados frente a un contenedor
abierto, uno de nuestros contenedores.
Doy un paso adelante y cuando estoy a punto de decirles
que están invadiendo una propiedad privada veo que uno de
ellos se levanta y consigo distinguir lo que está sosteniendo
aún con la poca luz que hay. Mis reflejos se activan y me
escondo, agachándome detrás de lo primero que encuentro,
un montón de cajas que apenas esconden mi 1,80 m de
altura, otra de las muchas desventajas de ser alta.
¡Hay un tío con un arma a tres metros de ti y tú quejándote de
tu estatura! Concéntrate, Brynn.
Trato de esconderme lo mejor posible y me quedo quieta,
en silencio. Tengo que salir de aquí tan pronto como me sea
humanamente posible, pero no sé cuántos tíos más habrá ni
lo que pasará si me escuchan.
Me empiezan a sudar las manos mientras espero, seguro
que uno de ellos va a venir a por mí. Hago un inventario
mental de lo que tengo a mano para defenderme, sé luchar,
pero no hay mucho que pueda hacer contra un arma y un
maletín de portátil no me servirá de mucho.
Los segundos que parecen horas pasan y no hay novedad,
parece que nadie va a venir a mi escondite, probablemente
no me hayan visto.
Ni siquiera puedo permitirme el lujo de suspirar, casi no
estoy ni respirando tratando de escuchar lo que dicen.
"Esto no le va a gustar, ¿lo sabes, no?".
"No es culpa mía, los federales se estaban acercando
demasiado. Tuve que cambiar el sitio de entrega.”
"Pero, hombre, mira que traerlo aquí… a la puta puerta de
su empresa… Se va a enfadar".
“¿Y a mí que coño me cuentas?".
"Oh, ¿en serio?"
Me pongo la mano en la boca y consigo sofocar un suspiro
de sorpresa que se me escapa. Reconozco esa voz.
"Señor". El tono en el que lo dice indica que no esperaban
al recién llegado. "No me vengas ahora con el puto señor." Su
voz es fría como el hielo, lo que me hace abrigarme más con
mi chaqueta de traje fina "¿Qué cojones estáis haciendo
aquí?"
"Ju… justo eso le decía a Jimbo, señor." El otro hombre
tartamudea, sonando tan aterrorizado como yo. "Los
federales me estaban siguiendo, no podía dejarlo en la nave
más tiempo. Iban a encontrarlo".
"Así que pensaste en poner en práctica tu espíritu
emprendedor y traerlo a mi lugar de trabajo, ¿no?"
"Señor, los federales..."
"Los federales no saben una puta mierda". No ha
levantado la voz, pero tampoco le hace falta, su gélida ira lo
deja todo muy claro. "Ellos me dan igual, mi problema eres
tú, que te asustes y no seas capaz ni de esperar como te dije".
"Pero, señor...”
Me estremezco cuando escucho que un crujido interrumpe
su frase, el inconfundible sonido de un hueso rompiéndose.
No puedo evitarlo, miro por encima de la pila de cajas, mi
maldita curiosidad saca lo mejor de mí.
Uno de los hombres está tirado en el suelo, gimiendo,
cubriéndose la cara con las manos mientras la sangre le
chorrea por los dedos. No hay duda de que le han roto la
nariz y por la forma en que el hombre alto con el traje de diez
mil dólares se sacude la mano, diría que ha sido él quien le
dio el puñetazo. Aunque me da la espalda y no puedo verle
cara, juraría que sé exactamente quién es, aunque
probablemente él no me reconocería. Estoy tan abajo en la
cadena trófica que ni siquiera sabe que existo.
"¡Si quisiera oírte hablar, te habría hecho una puta
pregunta!"
Los otros han comenzado a alejarse del conflicto, como si
supieran que hay una bomba a punto de estallar y quisieran
asegurarse de que están fuera de su alcance.
"Señor, lo siento, lo siento mucho. La he jodido". Ahora el
tipo que está en el suelo lloriquea mientras la sangre y los
mocos le recorren la cara y se me hace un nudo en el
estómago por la tensión que se respira en el ambiente.
"Pues sí, la cagaste de verdad y yo no trabajo con gente
que la caga". Da un paso al frente, se pone a la altura de la
cara del tío y yo me estremezco, esperando que lo golpee de
nuevo. En vez de eso, mete la mano en el bolsillo del traje y,
antes de que haya tenido la oportunidad de procesar lo que
estoy viendo, suenan dos disparos.
Me muerdo el labio para no gritar, para no tener que
volver a esconderme, pero no puedo olvidar lo que acaba de
pasar y sé que nunca lo haré, no mientras siga viva. Es lo
malo de tener una memoria como la mía, recuerdas lo bueno
y lo malo con todo lujo de detalle y esto me perseguiría para
siempre.
Siento una presión en el pecho mientras mi mente trata
de procesar la sangre, los sesos, las astillas de hueso, los
restos de un disparo a quemarropa en la cabeza.
Tranquila, tranquila.
No puedo venirme abajo ahora, no cuando están tan cerca.
"¡Me cago en la puta!" Ahora si que parece muy enfadado.
Trago saliva, esperando que no me hayan escuchado. "¡Me
ha arruinado el puto traje!"
Sería divertido si no fuera tan aterrador. El tío está más
preocupado por haberse ensuciado el traje que por el hecho
de que acaba de matar a alguien.
"Limpia esta mierda y saca las cosas de aquí. ¡Lo quiero
de vuelta en ese maldito barco antes de que salga el sol!"
"¡Sí, señor!" Dicen los demás a la vez mientras el tío del
traje se aleja. Me esfuerzo por asegurarme de que los pasos
que oigo son los suyos, alejándose de mí.
No empiezo a respirar de nuevo hasta que uno de ellos
confirma que está todo despejado.
"¿Qué coño estáis mirando todos? Ya lo habéis oído, a
trabajar".
Los hombres empiezan a hablar de nuevo, se escuchan las
pisadas de sus botas y las cajas arrastrándose mientras
siguen sus órdenes. Están haciendo ruido, están distraídos.
Esta es mi oportunidad y si no la aprovecho, tarde o
temprano, uno de ellos me encontrará.
Trato de calmar los latidos de mi corazón mientras me
alejo lentamente del foco de luz de las antorchas,
moviéndome con tanto sigilo como puedo. Ya era hora de que
saliera de ahí. ¿Y ahora qué? ¿Qué hago yo ahora con lo que
acabo de ver?
CAPÍ T ULO 1

Ryker

"E NTONCES , ¿ QUÉ ?" D REW PONE SU MOTO JUNTO A LA MÍA Y SIN NI
siquiera apagar el motor empieza su monólogo. "El campo de
visión no es tan bueno. Hay demasiados puntos de entrada.
Necesitaríamos más hombres de los que podemos prescindir
ahora mismo. De cualquier forma seríamos blancos fáciles y
no nos pagan tan bien. Tienes razón, es una mierda".
Levanto una ceja mirando a mi segundo al mando,
preguntándole si ha terminado ya sin palabras.
"Me alegro de que hayamos tenido esta charlita, Drew."
Le doy una patada a la pata de cabra y me bajo de la moto con
un movimiento que tengo más que interiorizado.
"Muy gracioso". Mi amigo pelirrojo me sigue mientras
me dirijo al club. "¿Qué vas a decirles?"
"Diles exactamente lo que me acabas de decir, que es un
punto de entrega de mierda, pero que si eso es lo que
quieren, entonces les cobraremos el doble."
Le hago un gesto con la cabeza mirando al novato que está
detrás de la barra pero ya está cogiendo la botella de
Macallan 25. Bien, parece que el chico aprende rápido.
Tendrá que hacerlo para sobrevivir.
"Querrán oírlo de ti, Ryke, no de mí".
"Sí, pero tu serás el que saque el tema. Entonces, cuando
digan que no, lo oirán de mí y para entonces estaré pidiendo
el triple". Lo miro a los ojos. "Y tú eres mi segundo, nuestros
clientes deben empezar a entender que hablas por mí y que si
no te respetan, habrá consecuencias".
Drew está flipando, su expresión me dice que está
impresionado. "Bueno, no te culpo por no pensar en
grande".
Le doy una palmada a Drew en el hombro, al camarero le
tiemblan las manos una barbaridad así que le digo que pare
con la cabeza.
No voy a dejar que este crío derrame una gota de mi
whisky de dos mil dólares. Le pido que deje la botella y me
sirva un vaso del líquido ámbar.
Mi amigo da golpecitos en la barra, con más insistencia
esta vez. "Joder, Bennie, ¿qué tengo que hacer para que me
atiendas?"
Le doy un buen trago al whisky, suspirando con
satisfacción porque sé que le molestará.
"¿Cómo es que siempre te sirven antes que a mí?" Drew
sacude la cabeza y yo ni siquiera trato de ocultar mi sonrisa.
"Porque soy el jefe y todos saben cómo funciona la
jerarquía aquí." Levanto la barbilla hacia un grupo de
hombres que están jugando en la mesa de billar. Asienten
con la cabeza en señal de respeto.
"¿Qué pasó con lo de ser tu segundo y que la gente me
respete y toda esa mierda?" Drew prácticamente le quita el
tequila de las manos al camarero, se lo bebe de un trago
golpeando el vaso contra la mesa después y haciendo señales
para que le pongan otro antes de darme la oportunidad de
responder.
"Cuando se trata de alcohol, bueno, alcohol y putas,
nunca se sabe."
Me encojo de hombros cuando de repente mi mente
regresa a esa buenorra en la que no he podido dejar de
pensar durante la última semana, no tengo ni de quién coño
es. Esa es la única razón por la que todavía está en mi mente.
Sí, sigue intentando auto convencerte, hombre.
CAPÍ T ULO 2

Una semana antes

"Q UÉ SITIO TAN BONITO ". D REW MIRA A SU ALREDEDOR CON UN


desagrado evidente. "Tienes un verdadero don para encontrar los
peores antros que existen."
"Tío, vete a la mierda, vete a hacer tu puto trabajo." Le corto el
rollo con mi mirada de "conmigo no te metas" y Drew levanta las
manos con un gesto de rendición, dirigiéndose al cuarto trasero
del bar donde nuestro contacto espera para entregar un montón
de dinero por un trabajo bien hecho.
Me acabo lo que me queda de cerveza y pido otra, mirando a
mi alrededor.
Este no es un lugar donde alguien en su sano juicio elegiría
pasar el rato, lo que significa que no es un lugar donde me puedan
reconocer. Sin embargo, tengo la costumbre de escanear los sitios
en los que estoy para asegurarme de que estoy seguro.
Ahí es cuando la veo a ella y todo lo demás se desvanece. Decir
que verla es como si te hicieran un knock-out no se acercaría ni de
lejos a la realidad. Su apariencia no es lo único que la hace
sobresalir sino también que no esperarías encontrar a alguien así
en este lugar. Parece... sofisticada y este bar es lo más contrario a
sofisticado que puedo imaginar. Ese era el objetivo de todo esto.
La observo, tratando de analizarla, mirando su impoluto traje
y la forma en que juega con la bebida que tiene enfrente como si
no la quisiera, como si solo la estuviera utilizando para tener algo
entre las manos. Leer a la gente es algo que hago a menudo, es lo
que hace que sea bueno en mi trabajo. Qué digo, el mejor en mi
trabajo.
"Eh nena, déjame invitarte a un trago. Vamos a conocernos un
poco mejor". Un tío tan musculoso que parece haber perdido su
cuello en alguna maquina del gimnasio toma la iniciativa. Era
sólo cuestión de tiempo, llevaba mirándola por lo menos tanto
rato como yo.
Se acerca a la barra, forzándola a apartar su cuerpo lejos de él,
su lenguaje corporal y la expresión de su cara dejan claro que no
quiere que se le acerque.
"Estoy bien, gracias." Tiene la voz ronca y el sonido de la
misma hace que mi polla se despierte.
"En eso te doy la razón, nena. Estás muy bien y estarías aún
mejor en mi cama". El sin cuello se ríe de su propio chiste,
asegurándose de que sus amigos de atrás escuchen su ingenioso
juego de palabras. Efectivamente, el tío es un puto casanova.
La buenorra le lanza una mirada que haría que las pelotas de
la mayoría de los hombres se convirtieran en malditos cacahuetes
y me sonrío a mí mismo, sabiendo que se viene una buena.
"Guau, eso es ir al grano y lo demás son tonterías. Pasamos de
un trago al tema en unos 60 segundos. Si es un indicador de
cuánto tiempo durarías en la cama creo que paso... gracias". Gira
su taburete para darle la espalda e ignorar cómo su expresión
pasa de la sorpresa a la furia en apenas unos segundos.
"¿Qué coño acabas de decir?" El sin cuello le agarra el brazo y
la pone mirando hacia él otra vez. "¿Te crees que puedes decirme
esa mierda y pasar de mí sin más?"
"Creo que va a ser mejor que me sueltes." Su voz es firme, pero
sus ojos se dirigen hacia la salida como si tratara de averiguar
cuánto tiempo tardaría en salir de aquí. Chica lista.
El sin cuello se ríe. "¿Y eso por qué, muñeca? Te tengo justo
donde quiero." La acerca más a él y se dispone a tocarle el culo,
cuando de repente me salta la luz roja.
"Quítale las putas manos de encima". Me he movido tan
rápido que ni el sin cuello ni sus amigos me han visto venir. Culpa
suya, si no me ves venir no tienes ni la más mínima oportunidad
de detenerme.
"Esto no es asunto tuyo, amigo". El sin cuello me mira,
analizando mi 1,90 m y la chaqueta de motorista que todavía no
me he quitado.
"Pues ahora si que lo es y creo que no te tengo en mi lista de
amigos". Me cruzo de brazos mirando al tío al que le saco unos
cuantos centímetros, seguramente en más cosas que la altura.
"¿Esta perra es tu novia?" La agarra con más fuerza y el gesto
de dolor en su cara me hace querer partirle la cara a este gilipollas
una y otra vez.
"Lo importante no es quién es ella, sino quién soy yo." Le lanzo
una mirada con la que debería entender que no tendría ni que
estar diciéndole esto. Esto no me va a ayudar a pasar
desapercibido. "Si no lo sabes, entonces pregúntale a tus
amiguitos, seguro que ellos sí." El silencio rotundo en la mesa que
tengo detrás y el hecho de que no se hayan levantado a defender
al sin cuello me dicen que tengo razón.
El sin cuello me mira otra vez, menos confiado que antes y sin
estar muy seguro de donde se acaba de meter. La verdad es que no
tengo el tiempo ni el interés de esperar a que sus dos neuronas
conecten y resuelvan la duda.
"Si mal no recuerdo te he dicho que le quites las manos de
encima a la señorita". Empiezo a calentar los hombros,
preparándome para hacer lo que hay que hacer.
"Espera un segundito." El sin cuello se acerca a mí, se pone de
pie y suelta a la buenorra. No la estoy mirando, aunque es muy
difícil no hacerlo, estoy concentrado en el tío que tengo enfrente y
que estoy a punto de tirar al suelo .
"¡Harry, siéntate gilipollas!" Uno de los compinches del sin
cuello, un poco menos estúpido, ha puesto en práctica su
inteligencia y se ha colocado entre nosotros. Se inclina hacia su
amigo, bajando la voz. "Créeme que no quieres tener movidas con
los Sin Ley". Se vuelve hacia mí, levantando el cuello para
mirarme. "Disculpa a mi amigo, no iba en serio".
Sopeso mis opciones. ¿Quiero darle una paliza a Harry Sin
Cuello? Por supuesto. ¿Quiero liarla y hacer que la policía acabe en
el bar en el que estoy intentando cerrar un trato? Va a ser que no.
"Llévatelo, no quiero que vuelva a pisar este bar en su vida."
Les hago un gesto con la cabeza a los dos, ya terminé con ellos,
ahora mi atención se centra en la mujer que está de pie junto a la
barra frotándose el brazo.
Me pongo a su lado, observando con satisfacción que es alta, lo
suficientemente alta en tacones como para mirarme a los ojos, lo
cual evita hacer. "¿Estás bien?"
"No hacia falta que hicieras eso". Sacude la cabeza, su pelo
oscuro y ondulado le acaricia los hombros, enviándome el aroma
de su champú. Dios, qué bien huele. "Podía encargarme de ese
imbécil yo sola". Por su tono parece que lo dice en serio, pero la
forma en que sus manos tiemblan cuando le da un buen trago a la
bebida que claramente no quiere me dice lo contrario.
"Sí, ya vi que tenías la situación completamente bajo control."
No me molesto en esconder mi tono de sarcasmo, no estoy aquí
para complacer su puto ego.
"He lidiado con cosas peores". Hay una historia detrás de esas
palabras y ahora quiero saber más.
"Eso no significa que debas hacerlo".
Se encoge de hombros, sigue jugando con la bebida y por
alguna razón me molesta que no me mire.
Me inclino hacia atrás contra la barra, estudiándola. Joder, es
preciosa, con su pelo oscuro y su piel de aceituna podría pasar por
mediterránea, no es algo fuera de lo común en Boston, me he
acostado con muchas chicas que encajan con esa descripción. Hay
muchísimas chicas guapas en esta ciudad, pero no muchas captan
tu atención por completo, eso es difícil de encontrar y ahora tengo
a una de ellas justo al lado.
"Por cierto, ¿qué haces tú en un sitio como este sola?" Rompo
el silencio, no porque sea incómodo, sino porque quiero volver a
oír su voz ronca.
Finalmente, me mira, tiene unas pestañas increíbles que
definen sus ojos almendrados, tan oscuros que son casi negros. Me
mira levantando una ceja, parece que le ha hecho gracia.
"¿En serio? No pensaba que fueras de los de "¿qué hace una
chica buena como tú en un sitio como este?".
Ahí está, esa voz ahumada y sexy que hace que me pregunte
cómo sonaría debajo de mí, en mi cama.
Sonrío, disfrutando por ver cómo se resiste y me acerco para
hablarle al oído. "Es gracioso porque no creo que seas una chica
buena."
Su largo suspiro y el rubor que se extiende por sus mejillas
envía un pulso de calor directo a mi polla. Mueve las manos,
jugando con su copa de vino y respira profundamente como si
tratara de controlarse. Sus ojos recorren la habitación y de repente
su mirada se convierte más en la de un ciervo frente a los faros de
un coche que en la de una femme fatale.
Le frunzo el ceño. "Estás molesta". Es una afirmación más que
una pregunta.
"¿A qué le tienes miedo?" Por alguna razón, la idea de que le
tenga miedo a alguien, a cualquier cosa, me hace querer gruñir
como un perro y luego arrancarle la cabeza a alguien.
Ella se muerde el labio y pongo mi pulgar sobre su boca, mis
dedos agarran su mandíbula mientras le quito el labio de entre
esas pequeñas perlas blancas. Es un acto reflejo, no puedo
evitarlo.
Nuestros ojos se encuentran y el tiempo se para. Sus mejillas se
calientan contra mi mano y se aleja suavemente, pero me doy
cuenta del destello de deseo en sus ojos. Bueno, sepa usted que el
sentimiento es mutuo, señorita. Siento la presión de mi polla
contra mis vaqueros y lo único que he hecho es tocarle cara. ¿Qué
cojones? ¡Ni que fuera un puto adolescente!
"No tengo miedo". Su aplomo ha vuelto a su sitio y de repente
entiendo el concepto de secretaria sexy. "Tengo muchas cosas en
la cabeza, cosas del trabajo". Se encoge de hombros otra vez como
haciéndome saber que no es nada serio, pero sé que está
mintiendo. Lo que sea que la asustó es muy serio, al menos para
ella.
"Bueno, ya sabes lo que dicen, los problemas se solucionan
hablando”.
¿Qué estoy diciendo? Me importan una mierda los problemas
de los demás, especialmente cuando se trata de mujeres.
Mi ética con el sexo débil siempre ha girado en torno a pasar
un buen rato, no mucho más, lo de aferrarme a alguien no me va.
Entonces, ¿por qué coño me importan los problemas que tenga en
el trabajo esta chica? Porque está increíblemente buena, por eso,
me digo a mí mismo.
Me mira analizándome. "No pareces el tipo de tío al que le
gusta que las chicas lloren en su hombro."
"Y tú no pareces el tipo de chica que llora en el hombro de un
tío." No lo digo por decir, su confianza es lo primero que noté de
ella, bueno, tal vez lo segundo. Me la puedo imaginar
perfectamente como una de esas mujeres de negocios que tiene
las cosas claras y no se deja manipular, pensar en eso me excita
mucho más de lo que debería.
"No me conoces". Me mira levantando sus pestañas, como si
no tuviera idea de lo sexy que es.
"Bueno, pues eso tiene fácil solución." Le extiendo una mano.
"Soy Ryker".
Duda un momento antes de darme la suya. "“B”
Le frunzo el ceño. "“¿B? ¿Como la letra? ¿Nada más? Ni
siquiera me vas a decir tu nombre. ¿Qué eres, una espía?"
B se encoge de hombros. "Es como me llaman mis amigos.
Además, estás tan interesado en mi nombre como yo en nuestro
amigo Harry". Mueve la cabeza hacia la puerta por la que salió su
musculoso admirador.
Ya está resistiéndose otra vez.
Me acerco a ella invadiendo su espacio personal, pero no se
aparta. No lo hace, se mantiene firme y eso hace que se gane mi
respeto.
"Vale, como parece creer que me conoce, ¿qué es lo que me
interesa si no es su nombre?"
"Lo mismo que me interesa a mí". Su respiración se acelera
cada vez más, sus pupilas se dilatan y siento una sensación de
satisfacción al ver que le causo el mismo efecto que ella a mí.
"Quieres olvidar, aunque solo sea durante un rato."
No me habría sorprendido más si se hubiera levantado la falda
y hubiese empezado a bailar encima de la barra. Sin embargo,
sigo con la misma expresión, no puedo dejar que vea que me ha
dejado pasmado con su análisis.
"¿Y qué sugieres?" Aunque me intriga saber de qué trata de
escapar, me intriga aún más lo que hay debajo del traje que lleva
puesto.
"Creo que ya lo sabes". Sus ojos se encuentran con los míos, sé
perfectamente lo que quiere decir, me gustaría subirla a la barra y
follármela aquí mismo.
Sin embargo, no me gusta el exhibicionismo. Tengo el
suficiente autocontrol como para cogerla de la mano y asentir con
la cabeza al camarero que me lanza una llave como si hubiera
estado esperando toda la noche. Mientras estoy subiendo las
escaleras ella me tira de la mano, haciendo que me detenga.
"¿Alquilas la habitación por noche o por hora?" Levanta una
ceja mientras dirige su mirada a la llave que estoy sosteniendo.
"No alquilo nada. Si algo es mío, es mío, soy el dueño del
edificio. Murphy me hace de vigilante". No tengo ni idea de por
qué le he contado todo eso. De alguna manera me ha sacado más
información que todas mis aventuras de una noche juntas.
Por un momento parece desconcertada, pero lo oculta
rápidamente con una impresionante cara de póquer, como si
estuviera acostumbrada a ponerla cuando lo necesita.
Esta chica es mucho más de lo que se ve a simple vista y
mentiría si dijera que no tengo curiosidad, pero si no tengo ese
momento a solas con ella pronto, siento que podría explotar.
Paso mi pulgar por sus nudillos, inclinando la cabeza,
preguntando sin decir nada, dejando escapar un suspiro de alivio
cuando ella asiente con la cabeza.
Apenas estamos al otro lado de la puerta y ya estoy encima de
ella, mis manos en su pelo, mi boca en la suya, mi cuerpo la
aprisiona contra la pared.
Debe sentir la misma urgencia, la misma puta necesidad
desesperada porque ella también me toca, sus manos recorren mi
espalda, sus caderas empujan contra las mías y me besa con
pasión. Le meto la lengua en la boca y suelta un pequeño gemido
que hace que me duela la polla. Joder, sabe bien, incluso mejor de
lo que esperaba.
Me empieza a quitar la chaqueta de cuero y mis manos se
dirigen a su camisa, luchando por desabrochar los botones hasta
que pierdo la paciencia y se la destrozo. Ni siquiera me siento mal
por hacerlo mientras agarro sus suaves y redondos pechos que casi
sobresalen de su sujetador negro.
Puedo sentir su sonrisa en mi boca y me echo hacia atrás para
ver su risueña mirada. "Me gustaba esa camisa".
"Te compraré una nueva." Agacho la cabeza, besando la parte
superior de sus pechos, antes de tirar con impaciencia de las copas
de su sujetador hacia abajo, arrastro mis pulgares sobre sus
pezones, jugando con ellos.
Su cabeza cae hacia atrás, dándome pista libre y no me hace
falta más. Cubro uno de sus pezones duros con mi boca, le toco el
otro con el pulgar y el índice. Ella gime contra mí y el sonido viaja
directo a mi polla.
"Qué sexy, joder". Gruño esas palabras contra su piel,
moviéndome de un pezón a otro, besándolos y chupándolos,
acariciando sus pechos que encajan a la perfección con mis
manos.
Pero no soy el único que está ansioso. Ella extiende la mano
empujando mi camiseta hacia arriba y rompo el contacto durante
el tiempo suficiente para tirarla al suelo y luego la toco de nuevo.
Abre sus ojos de par en par, mostrando un increíble aprecio
femenino mientras acaricia con sus dedos mi pecho y mis
abdominales, hasta llegar a la parte superior de mis vaqueros. Su
tacto me vuelve loco. No puedo esperar más, necesito estar dentro
de ella ahora mismo. La agarro de las caderas y la levanto
mientras emite un grito muy agudo.
"Agárrate".
Lo hace y con los ojos como platos, me envuelve las piernas
alrededor de la cintura y me pone los brazos alrededor del cuello.
La beso de nuevo, necesito probarla otra vez, la beso con más
fuerza mientras la llevo al sofá, está más cerca que la cama y yo
estoy más desesperado que una puta virgen.
No ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuve con
una mujer, pero esto… esto es diferente. Sacudo la cabeza para
deshacerme de ese pensamiento, volviendo al asunto en cuestión,
el asunto que tengo en el sofá esperándome como si fuera un
regalo. Ella me mira, su pelo oscuro despeinado cae sobre sus
hombros, tiene los labios hinchados y rojos por mis putos besos
codiciosos.
"Dios, eres preciosa".
Se ruboriza y mira hacia otro lado, como si nunca lo hubiera
escuchado antes, pero estando tan buena como está sé que es
imposible. Estoy a punto de seguir diciéndoselo cuando de repente
sus manos vuelven a mis vaqueros y mi cerebro sufre un
cortocircuito mientras los desabrocha y se mete dentro, sus ojos se
abren de par en par mientras me acaricia a través de la tela de los
calzoncillos.
"Sí, B, eso es lo que me haces."
Le aparto las manos y me río mientras hace un sonido de
frustración, si sigue tocándome así, esto se acabará antes de que
empiece.
Le subo la falda, exponiendo sus largas y firmes piernas, lo que
me lleva a descubrir un trozo de tela de encaje negra entre sus
nalgas que hace que quiera arrodillarme y agradecer a Dios
todopoderoso por inventar la tanga.
Aparto la tela hacia un lado y acaricio sus pliegues, húmedos,
calientes y preparados. Empuja sus caderas hacia arriba
pidiéndome más, lo cual me alegra y, en segundos, suelta un
gemido mientras mi pulgar dibuja círculos alrededor de su clítoris.
Me inclino para besarla, gimiendo mientras me quita los
vaqueros y luego los calzoncillos, apretando mi polla y moviendo
la mano lo suficiente como para volverme loco.
Tengo que hacérselo ahora mismo.
Me alejo lo suficiente como para sacar un condón de mis
vaqueros y ponérmelo, me coloco sobre ella y pongo mi pene
palpitante justo en la coyuntura de sus muslos.
Debería hacérselo despacio, debería adorar su hermoso cuerpo,
pero mientras levanta sus caderas, mirándome con una necesidad
que coincide con la mía, me doy cuenta de que no podría ir
despacio aunque quisiera. Con un solo empujón, estoy dentro de
ella, haciéndola jadear. Mierda, le he hecho daño.
Antes de que pueda disculparme, sus manos me agarran el culo
y me empujan, me empujan aún más adentro. Joder, está
increíble, caliente y húmeda, es perfecta.
"Ryker". Es la primera vez que dice mi nombre, suena tan
jodidamente sexy dicho con esa voz ronca que casi me corro en ese
mismo instante. "Más".
Me muevo hacia atrás y vuelvo a entrar en ella, está vez más
profundamente y sus piernas se enroscan a mi alrededor,
acercando nuestros cuerpos aún más. Marco el ritmo y ella me
sigue, contrayéndose mientras me meto dentro de ella una y otra
vez. No voy a durar mucho, no así, no cuando se siente tan bien.
Toma aire con respiraciones cortas y puedo sentir la tensión
aumentando dentro de ella también.
"Vamos, B" Me meto dentro de ella otra vez y veo como llega al
clímax, gritando. Entonces, yo también me dejo llevar y me corro
dentro de ella.
El tiempo se detiene mientras siento que se me va a salir el
corazón por la garganta y cuando siento que cambia de actitud
debajo de mi me doy cuenta de que debo estar ahogándola.
Me apoyo en mis codos, quitándole mi peso de encima y
observo su cara sonrojada y satisfecha. Parece que ninguno de los
dos sabemos qué decir, estremecidos por la intensidad de lo que
acaba de pasar.
"Bueno, ha sido..." Se aleja, se moja los labios y, por primera
vez, parece nerviosa. "Nunca había hecho esto".
Ni de coña. Agacho la cabeza para mirarla a los ojos, de
ninguna manera voy a dejar que se sienta mal por esto. "Ya lo sé.
Me halaga que hayas hecho una excepción conmigo”.
Me sonríe y se le ilumina la cara, pasando de ser preciosa a la
mujer más increíble que he visto nunca.
"¿Qué?" Frunce el ceño al ver la expresión de mi cara.
Me aparto de ella a pesar de que ya me estoy poniendo duro de
nuevo solo con verla. Esta chica me va a traer problemas, necesito
distanciarme de ella antes de decir o hacer algo estúpido.
"Nada, estaba pensando que debería ducharme. He estado
andando con la moto toda la noche y apesto."
"Ah, claro claro". Se sienta y se baja la falda, pero no antes de
que yo vea la decepción en su cara. Cree que la estoy echando.
"Puedes unirte". Observo su casi desnudez, tenía tanta prisa
que ni siquiera la había visto desnuda todavía y mi polla está
prácticamente bailando ante la idea de verla mojada y
resbaladiza en mi ducha.
"Ahora voy."
Asiento y la espero en el baño. No me doy cuenta de que no me
miró mientras lo decía hasta que el agua caliente empieza a
despejarme la cabeza.
"“¿B?”
No hay respuesta, solo el sonido de mi propia voz haciendo eco
en mi interior. Me empiezan a saltar todas las alarmas. Cierro el
agua y salgo del baño, deteniéndome solo para envolverme una
toalla alrededor de la cintura.
No la vuelvo a llamar por su “nombre”, ya no tiene sentido. Se
ha ido. Abro la puerta principal como si fuera a salir corriendo tras
ella, pero eso no es típico de mí. Lo haría si esto fuera una de esas
películas para tías en las que salen príncipes apuestos, pero yo no
soy nada de eso.
"¡Mierda!" Cierro la puerta de golpe otra vez, ignorando la
forma en que todavía puedo oler su puto champú de limón.
Normalmente soy el que hace bomba de humo al final de la
noche. Por eso estoy enfadado, porque me ha ganado en mi propio
juego y odio perder. Sí, eso es. Esa es la razón. No tiene nada que
ver con el hecho de que se metió en mi cabeza y ahora no tengo ni
puta idea de cómo encontrarla, ni nombre ni apellido, ni idea de
dónde vive o trabaja, ni idea de quién es. Debería estar aliviado,
normalmente esta situación sería todo ventajas. Incluso me
ahorró el típico momento incómodo de "te llamaré".
Así que céntrate, Ryker. Mañana ya te habrás olvidado de ella.
¿"Ryker"? ¡Ryker! ¿Me estás escuchando?" La voz de
Drew me hace abandonar aquella noche de hace una semana
en la que no puedo dejar de pensar.
Me centro. "Que sí, que estáis acabando con la Harley del
77 y que no la vas a pintar de rojo."
"¿Cómo cojones lo haces?" Drew sacude la cabeza.
"Estabas en puto Marte."
"A ti te gustan los motores y a mi la gente, tío. No
necesitaba escucharte para saber que estabas hablando de esa
puta moto. Es la única cosa de la que has estado hablando
desde que compraste ese pedazo de mierda sobrevaluada". Le
doy otro trago al whisky, contento de estar pensando en otra
cosa que no sea la escurridiza B
"¡Estás enfadado porque ofrecí más que tú y ahora es
mía!" Le señala al camarero que le ponga otra y dejamos de
meternos el uno con el otro. Se nos da bastante bien,
básicamente porque lo hemos estado practicando desde que
éramos niños.
"Jefe". Brick, uno de mis ejecutores, está ahora a mi lado,
para ser un tío que parece que está hecho de ladrillos, debo
decir que es bastante sigiloso. "Chandler está al teléfono".
Brick también resulta ser un hombre de pocas palabras.
Drew me lanza una mirada que no deja lugar a
interpretaciones. Odia a ese tío y la verdad es que no le culpo.
Chandler es un imbécil engreído que se cree el puto mesías.
También tiene mucho dinero y lleva siendo cliente del club
desde hace más tiempo que yo, así que no me queda otra que
aguantarlo.
"¿Qué quiere?" Le doy vueltas al líquido ámbar de mi
vaso. Que Chandler llame a estas horas de la noche no augura
nada bueno.
Brick se encoge de hombros. "No me dijo nada, pero está
enfadado".
CAPÍ T ULO 3

Brynn

"S RA . R USSO , SIÉNTESE , ME ESTÁ USTED MAREANDO ". N I SIQUIERA SE


molesta en suavizar la orden con una sonrisa.
El tío no tiene ni modales y todavía se pregunta por qué
tardó tanto en convencerme para que testificara. Estoy
demasiado nerviosa como para responderle o estarme quieta.
"Perder el control no va a ser de gran ayuda y si actúa con
este nerviosismo en el estrado la jueza pensará que tiene
algo que ocultar. ¡No querrá terminar en el lado equivocado
de este caso solo porque no es capaz de calmarse! ¿No?"
Lo miro fijamente, con la boca abierta, tratando de
averiguar si esa será la amenaza menos disimulada que he
escuchado en mi vida. Sí, es oficial, el fiscal Jamie Dunne es
un imbécil total. Si esperaba que diciéndome eso me fuera a
relajar, entonces es más idiota de lo que pensaba porque lo
único que ha conseguido es ponerme aún más nerviosa.
"Tiene mucha energía nerviosa que quemar". El tono de
Alex le dice al fiscal que se puede meter sus amenazas por
donde le quepan. Menos mal que está aquí.
"Me estás pidiendo que vaya, te coja de la mano y te
ayude a no cagarte encima", eso es lo que me dijo, sin
tonterías.
Un buen resumen. Sabía que necesitaría a mi mejor amiga
a mi lado en el momento más aterrador de mi vida hasta la
fecha y, aunque al fiscal no le hacía mucha gracia involucrar
a otra persona, le dejé claro que no tenía elección. Sin mí él
no tendría ni un caso por el que empezar y sin Alex yo no
podría subir al estrado y hacer lo que necesitaba que hiciera.
"¿Fuiste a correr esta mañana?" La pregunta de Alex me
lleva de nuevo a la habitación y me impide pensar en la diana
que me he pintado en la espalda al aceptar subir al estrado.
Sabe que necesito correr para mantenerme centrada, es
como una adicción.
Asiento con la cabeza: "Trece kilómetros”, como casi
todos los días. Lo de que los corrí a las 3 de la mañana porque
estaba tan activada que no podía dormir me lo guardo, pero
la mirada de Alex me dice que sabe que estoy ocultando algo.
"No debería andar por ahí sola. Si le pasa algo, este caso
se terminaría antes ni siquiera de empezar". El fiscal Dunne
ni siquiera me mira mientras repasa sus notas.
"Perfecto". Alex sacude la cabeza con asco por su falta de
tacto. ¿Este hombre piensa antes de hablar? Debe ser un buen
abogado, porque no creo que haya llegado a donde está
gracias a su maravillosa personalidad.
"Aprecio su preocupación por mi bienestar." Pongo los
ojos en blanco al hombre que ha dejado muy claro que no le
importo una mierda, solo quiere asegurarse de que
testificaré.
"Joder, Brynn, esto es serio, deberías llevar protección".
Dunne nos mira. "Ambas deberíais, ahora mismo tú también
estás involucrada, Alexandra."
Se nota que Dunne está enfadado porque usa nuestros
nombres de pila para dirigirse a nosotras. Alex y yo
intercambiamos una mirada de satisfacción, llevamos mucho
tiempo intentando romper ese estricto comportamiento
profesional que tiene y este momento representa una
pequeña victoria.
"Ya hemos hablado de esto, Jamie." Alex no puede
resistirse a provocarlo. "Nos aseguraste que las dos únicas
personas que saben que Brynn es el testigo estrella de este
caso están en esta habitación, así que no hay necesidad de
que la protejan unos seguratas. Además, después de la vista
de hoy se quedará conmigo y confío mucho más en mis
hombres que en los tuyos". Alex se cruza de brazos y le lanza
a Dunne una mirada cortante. Es esa misma mirada que pone
en la sala de juntas, la que hace que la gente se siente y se
den cuenta de que se han equivocado al juzgarla como la
simple hija rubia tonta del director ejecutivo.
No voy a mencionar que después de lo que los policías le
hicieron a mi padre ni de coña voy a confiarles mi seguridad.
Si están dispuestos a arrestar y golpear a un hombre
inocente hasta casi matarlo, entonces no son el tipo de
personas que quiero que me cubran las espaldas.
"¿Tendrá seguridad las 24 horas del día?" Dunne se dirige
a Alex, me saca de la conversación, creyendo claramente que
no me preocupa mi seguridad personal.
Alex asiente con la cabeza. "A todas horas, la mejor que
pueda comprarle con el dinero que tengo." Cabe decir que el
dinero que tiene puede comprar muchísima seguridad, tener
un padre cuyos ingresos tienen más ceros de los que puedo
imaginar ayudará bastante.
La idea de que me vigilen a todas horas del día y de la
noche no es lo ideal, pero la alternativa tampoco lo es, que el
hombre contra el que iba a testificar me silencie, nada más ni
nada menos que mi antiguo jefe.
Pensarlo me hace sudar frío y me pregunto una vez más
por qué decidí presentar las pruebas contra Chandler. Está
claro que hice lo correcto después de ver cómo había
manipulado las cuentas, después de darme cuenta de que su
empresa era solo una forma de blanquear dinero y después
de ver...
Todavía no puedo ni siquiera pensar en lo que vi. Sé que
tendré que hablar de ello cuando suba al estrado, pero he
intentado esconderlo en el fondo de mi cabeza e ignorarlo en
la medida de lo posible, aunque con una memoria como la
mía, eso es casi imposible. Empiezo a recordar la sangre, la
escena grotesca que se desvela frente a mí como una
fotografía y el pánico comienza a invadirme de nuevo.
No. Piensa en otra cosa, cualquier otra cosa.
Mi cerebro hiperactivo no tarda mucho en pasar de una de
las peores experiencias de mi vida a una de las mejores. Es
irónico que hayan pasado la misma noche.
Me había alejado de ese hombre como si tuviera un cohete
en el culo, pero alejarme no me había impedido pensar en él
ni obsesionarme con lo que me había pasado esa noche. No
suelo ligar con cualquiera en un bar y definitivamente no me
lo monto con ellos de una forma tan increíble que me cambia
la vida para luego escabullirme. Sin embargo, esa noche si
que lo hice. Me gustaría poder culpar al único vaso de vino de
mierda que ni me acabé, pero mentirme a mí misma no me
llevará a ninguna parte.
Estabas traumatizada por lo que habías visto. Por eso lo
hiciste.
Además el tío era guapísimo, no solo eso, sino que había
sido la receta perfecta para olvidar el horror de esa noche:
guapo, seguro, divertido y sexy a más no poder. No era el
tipo de hombre en el que me suelo fijar, para nada. Está claro
que llamaba la atención con su rollito americano, el pelo
castaño y los ojos más azules que he visto nunca, pero fue su
comportamiento de chico malo lo que me enganchó, la
sensación de peligro que envolvía su cuerpo como una
segunda piel, tan unida a él como su chaqueta de motorista
de cuero.
Los hombres con los que solía salir eran exitosos,
trabajadores, serios y tal vez un poco aburridos. Nunca me
duraron mucho tiempo, básicamente porque no despertaban
en mí esas ganas de querer que funcionara, cosa que odio.
Odio no ser una de esas chicas que pueden enamorarse
fácilmente, que no haya encontrado un hombre lo
suficientemente intrigante como para hacer que pierda la
cabeza que no sea él.
Ryker era todo lo contrario de aburrido. Ryker. Dios, ¡es
que hasta su nombre es sexy! Recordar la forma en que me
tocó envía una ola instantánea de calor a través de mi cuerpo
y no necesito mirarme al espejo para saber que tengo las
mejillas sonrojadas, solo por pensar en él.
Pues sí, chica. Es el mejor sexo que has tenido y que tendrás
nunca. ¿Por qué? Porque no le dijiste tu nombre, no le pediste su
número y no tienes forma de contactar con él.
Estaba tan avergonzada después de haberlo hecho que no
podía ni mirarlo. Dios, ¿qué habrá pensado de mí? La voz de
mi madre resuena en mis oídos: "Los hombres no respetan a
las mujeres que entregan su cuerpo en la primera cita", ¡y ni
siquiera había sido una cita! Mejor que no nos volvamos a
encontrar, no sabría ni que decirle.
"Siento haberme ido sin despedirme después de haber
echado un polvo alucinante."
No, creo que decirle eso no sería muy buena idea.
Además, seguramente que le habré hecho un favor. No
parecía el típico que quiere que la chica se quede después de
conseguir su objetivo, e imagino que siempre lo conseguirá.
Probablemente tenga que quitárselas de encima. Me trago
estos celos horribles que siento al imaginármelo con otra.
¡No seas ridícula! Puede hacer lo que le de la gana.
Probablemente no haya ni pensado en ti desde que te fuiste.
Me gustaría que las verdades como puños como esa no me
hicieran sentir como una mierda. A pesar de que tengo
problemas más importantes que preocuparme por un tío, sí
que lo hacen. Una voz insistente en mi cabeza me dice que es
más que “un tío”, pero prefiero ignorarla. Me he vuelto muy
buena en eso de ignorar la realidad, no solo con respecto a
Ryker, sino también en lo relativo al caso en el que me he
involucrado.
Ignoro el sonido de frustración que hace el fiscal Dunne
mientras sigo a lo mío. Ni siquiera puedo culparlo por la
situación en la que me encuentro ahora. Fui yo la que se
ofreció, la que fue a enseñarle los documentos que había
encontrado, la que le dio la descripción del hombre que había
visto cómo mataban.
Bueno, primero fui a ver a Alex, la llamé en cuanto me
escapé de Ryker. Da igual que fueran las tres de la mañana,
Alex siempre me coge las llamadas y yo hago lo mismo por
ella.
"Más vale que estés en peligro de muerte o en la cárcel y esta
sea la única llamada que te dejan hacer." La voz dormida de Alex
suena igual de descarada que su voz despierta.
"Más lo primero que lo segundo, aunque tampoco lo
descartaría." Sujeto el móvil entre la oreja y el hombro mientras
abro el coche, apurándome para alejarme lo más posible del bar y
del hombre que he dejado plantado.
"Vale, por mucho que disfrute de estas conversaciones
crípticas, es un poco tarde, o temprano, o la hora que sea, para
seguirte el ritmo. Así que dame la versión para dummies, B." Alex
bosteza y me la imagino sentándose contra los cojines de su cama
enorme.
"La versión para dummies, vale". Respiro profundamente para
ordenar mis pensamientos e ir al grano. "Pues resulta que tenía
razón, mi empresa es tan legal como un billete del Monopoly.
Encontré pruebas en el libro de cuentas esta noche y después vi
cómo mi jefe, bueno, el jefe del jefe de mi jefe, se terminaba a un
tío”.
Alex, como la profesional que es, me sigue el ritmo. "Supongo
que quiere usted decir que presenció un asesinato y no que ese tío
tuvo un final feliz".
"¡Eso sería muy gracioso, Lex, si no estuviera completamente
aterrorizada ahora mismo!" Mis manos empiezan a temblar de
nuevo, no es una buena señal. Ryker me había ayudado a olvidar
todo esto, pero ahora que estoy sola otra vez, siento como vuelve a
apoderarse de mí.
"Vale, tranquila, Brynn. Respira conmigo". Respira
profundamente y yo la sigo, sintiendo que empiezo a calmarme,
solo un poco. No es suficiente.
"¿Qué hago, Lex?" Me muerdo el labio inferior,
preguntándome cómo se supone que voy a volver al trabajo
sabiendo lo que sé, habiendo visto lo que he visto.
"Vas a venir aquí ahora mismo, lo resolveremos juntas." Su
tono no admite discusión alguna, después lo suaviza. "Estoy
aquí".
Sus palabras me llenan de alivio. Es lo que necesito escuchar,
que esta no es una más de esas cosas con las que tengo que lidiar
yo sola, como cuidar a mi madre, ver cómo la demencia se
apodera de ella, o asegurarme de que Kayden acabe la
universidad. No estoy resentida por eso, eran cosas que tenían que
hacerse y las hice, así de simple.
"Gracias Alex. En poco más de media hora estoy allí". Si me
paso el límite de velocidad por el forro.
"¿Media hora?" Puedo oírla fruncir el ceño a través del
teléfono. "Si tu apartamento esta a 20 minutos, como mucho.
¿Dónde estás?"
Es una buena pregunta y la respuesta es que no estoy muy
segura, lo único que sé es que me metí en el primer bar que vi
cuando salí del puerto. Necesitaba tomarme algo para que mis
piernas no se convirtieran en gelatina y no quería volver a casa,
no con la imagen de lo que acababa de ver rondándome la cabeza,
como una película puesta en repetición. Quería ir a algún sitio con
gente, para ocultar el ruido blanco que escuchaba dentro. No se
me ocurría otra forma de olvidar lo que había visto. Ryker.
"Mmh, esa es otra larga historia." Una en la que no me voy a
meter cuando todavía puedo ver las luces de la habitación de
Ryker por el espejo retrovisor.
"Me parece bien, pero no creas que no voy a hacer que cantes."
Alex tiene un don para sacarle información a la gente, una de las
razones por las que su padre la está preparando para hacerse
cargo de su multimillonario negocio.
"Primero tenemos que hablar del homicidio que acabo de
presenciar, luego ya te dejo sonsacarme dónde he estado".
Enciendo el motor, sintiéndome un poco más estable ahora
que tengo un plan, un plan a corto plazo, sí, pero un plan al fin y
al cabo. Mi cerebro responde a eso y me permite pensar con
claridad, una claridad que hace que me de cuenta del follón en el
que me he metido. Lo que sé y lo que he visto, no puedo
guardármelo para mí. No puedo quedarme de brazos cruzados y
dejar que se salgan con la suya. No es típico de mí.
Tener un padre en la cárcel por un crimen que no cometió
parece ser que te da un sentido de la justicia demasiado intenso.
Sin embargo, sé lo suficiente sobre el mundo para saber que la
justicia tiene un precio, es solo cuestión de saber cuán alto sería.
Resulta que es exactamente la justicia la que me ha
llevado a la puerta del fiscal Jamie Dunne. Lo acababan de
ascender y estaba intentando ganarse su reputación,
haciendo entrevistas sobre limpiar Boston, diciendo que los
criminales eran criminales ya sea que vivieran en mansiones
o en la calles, que no iba solo detrás de los autores de los
crímenes sino también de los que están por encima y lo
financian todo, los que mueven los hilos. Resulta que Dunne
ya había señalado a Chandler como el principal titiritero de la
escena del crimen organizado de Boston.
Está claro que yo ya sabía que mi jefe no era exactamente
la Madre Teresa, había escuchado cosas, como todos los
demás, pero no creía que fuera un verdadero criminal o
quizás no quise creerlo, no cuando me pagaba un sueldo fijo
todos los meses. Fue su empresa la que me dio trabajo
cuando lo necesitaba desesperadamente y fue allí donde
ascendí de recepcionista a asistente de contabilidad. Cuando
algo es necesario para tu supervivencia, no te puedes
permitir el lujo de jugártela.
Hasta que mi jefe se puso enfermo y tuve en mis manos
los libros de cuentas, no era consciente de que las cosas no
cuadraban. Si no hubiera sabido cómo era ese hombre en
realidad, lo habría dejado pasar. Podría haber encontrado
otro trabajo, haber renunciado tranquilamente y nadie
habría sabido que estaba al tanto de lo que pasaba. Fue el
asesinato lo que lo cambió todo para mí. El dinero era una
cosa, pero la vida de un hombre valía más que cualquier
acumulación de ceros en un puto cheque.
"No tiene ni idea de lo valioso que va a ser su testimonio".
Dunne casi se había corrido, se emocionó muchísimo cuando le
dije lo que sabía, lo que había visto. "¿Tiene pruebas del
blanqueamiento?"
"Sí". Junto las manos y luego me suelto, tratando de
recordarme a mí misma que estaba haciendo lo correcto.
"¿Puedo verlas?" El fiscal Dunne me frunció el ceño como si
fuera una niña caprichosa.
"Están guardadas en un lugar seguro. Una vez que hayamos
hablado de cómo va a funcionar todo esto y esté convencida de
que seas tan buen tirador como dices, te las entregaré". Como ya
dije, las fuerzas del orden no tenían el mejor historial del mundo
con mi familia.
"'No confía en mí." Lo dijo como si fuera una experiencia
novedosa para él.
"No te conozco", le señalé. "Y que hables de que testifique no
ayuda a fomentar la confianza. No me vas a obligar a subir al
estrado".
"Firmar una declaración jurada es una cosa, pero escuchar la
historia directamente de su boca sería oro puro. Al jurado le
encantaría." Por un momento llegué a pensar que sí que se iba a
correr.
"Ya, ¿y yo qué? ¿Qué les impide vengarse de mí por testificar?"
"Estarán encerrados en la cárcel, no podrán hacerle daño." Sus
palabras eran reconfortantes, pero probablemente me las hubiera
creído más si Dunne no me las hubiera dicho mientras leía sus
papeles.
"Pero, ¿y si no es suficiente con encerrarlos?"
Eso era lo que me preocupaba, que subiera al estrado, señalara
a un hombre que aparentemente era el maestro del crimen de
Boston y luego el jurado lo declarara inocente. Si eso ocurriera, no
tengo ninguna duda de que Chandler querría vengarse. Había
pasado suficiente tiempo con mi padre y sus amigos (no muy
legales) como para saber que así es cómo funciona su mundo. Por
el lado positivo, no viviría lo suficiente para preocuparme de cómo
iba a encontrar un nuevo trabajo sin tener referencias.
"Eso no va a pasar. Créame, con su testimonio Chandler estará
encerrado mucho tiempo".
"Fiscal Dunne". Su secretaria de aspecto maternal se
asoma por la puerta, asintiendo con la cabeza a Alex y a mí,
que nos hemos convertido en clientas habituales en su
oficina esta la última semana. "Están listos".
Cuando no responde, pongo los ojos en blanco y me callo.
"Gracias Nancy". Sé lo que es ser una secretaria poco
apreciada y da asco.
La mujer me lanza una sonrisa de agradecimiento que me
hace preguntarme cuándo fue la última vez que Dunne le
mostró algún tipo de gratitud. En serio, este hombre necesita
más de una clase sobre cómo tratar a la gente.
"Entonces, ¿vamos a ponernos en marcha?" Por mí
cuanto antes mejor, estar encerrada en la oficina de Dunne
me da claustrofobia.
"No vamos a hacer nada. Saldré yo a hacer mi declaración
de apertura y ustedes dos se quedarán aquí, donde no las
pueda ver nadie." Mira fijamente a Alex como si esperara que
se opusiera. "Nadie puede saber que está aquí. Usted es
nuestro as bajo la manga, Srta. Russo". Parece ser que hemos
vuelto a las formalidades. "No nos interesa revelar su
identidad demasiado pronto. La llamaré cuando sea su
momento". Agarra su maletín y camina hacia la puerta.
"Mientras tanto, quédense aquí sentadas.”
Abro la boca para decirle que no me gusta que me hablen
como a un perro, por mucho que me gusten, pero ya se ha
ido.
"Es una pena que sea tan tonto", suspira Alex, apenas
dando tiempo a la puerta para que se cierre. "Tiene mucho a
su favor en cuanto a belleza con esos ojos verdes irlandeses,
y se ve que el tío hace ejercicio." Se abanica a sí misma y se
tira en la silla imitando lo mejor que puede a la típica
señorita de época. "Además debe tener más de dos neuronas
si se ha convertido en el fiscal más joven de la historia de
Boston".
"Oye, oye, nada de acostarse con el abogado, Lex". Muevo
el dedo diciendo que no.
"Yo no prometo nada, B. No se pueden reprimir los deseos
del corazón". Alex me guiña el ojo y me río agradecida de que
esté intentando alejar mi mente de lo que está a punto de
pasar en el juicio.
"Lamento decepcionarte, pero creo que Dunne no se ha
dado ni cuenta de que eres una chica, Lex". Aunque tendría
que estar ciego para no ver a una rubia buenorra como ella.
"Puede ser que sea inmune a la persuasión femenina..."
"Nah nah". Alex sacude la cabeza tan fuerte que me
sorprende que no se maree. "Mi gay-dar tiene una precisión
del 100% y no he recibido ninguna señal. ¡No es gay, lo que
pasa es que es un estirado!"
"Bueno, ¿puedes mantener tus manos alejadas hasta
después del juicio? ¡Lo último que quiero es que esté
distraído!" Y Alex puede ser una gran distracción cuando se
lo propone.
"No te preocupes, no estoy tan interesada, es solo que me
gustan los desafíos." Alex se encoge de hombros y luego su
expresión cambia, como si se le hubiera encendido la
bombilla. "¿Y a ti te gusta? Creía que seguías soñando con tu
motorista sexy". Me mira fijamente, sonriendo y me
arrepiento instantáneamente de haberle contado lo de Ryker
y nuestra noche juntos, aunque no hubiera sido posible
ocultárselo. Alex coge las mentiras al vuelo, mejor que un
polígrafo.
"No sueño con nadie." Yo no sueño con ningún hombre.
Joder, normalmente estoy demasiado centrada en el trabajo
para tener tiempo de hacerlo, incluso ni con esos con los que
se supone que salgo.
"Ah vale, así que supongo que no estabas pensando en el
motorista antes y que no te pusiste roja por el polvazo que
echasteis." Alex apoya los codos en la mesa de conferencias,
concentrándose en mi reacción.
"A veces odio que me conozcas tan bien." Me rindo y me
tiro a la silla que tiene al lado.
"En realidad me amas". Alex me da una palmadita en la
mano para tranquilizarme. "Sabes, podría encontrarlo, no
me costaría mucho... una pregunta por aquí, un investigador
privado por allá..."
"No". Ya habíamos hablado de esto antes, no hay mucho
que se escape al alcance de los recursos de Alex, incluyendo
la búsqueda de personas.
"¿Por qué no? ¡Si estás coladita!"
"Porque seguro que no quiere volver a verme. Es uno de
esos chicos de una sola noche y yo no lo soy". Levanto la
mano cuando Alex está a punto de decir que los recientes
acontecimientos demostrarían lo contrario. "Esto fue cosa de
una vez, Lex. Una vez. Además, probablemente ya se haya
olvidado de mí". Me trago mi decepción.
Alex resopla y me mira como si fuera tonta. "¿Tú te has
visto? No eres una chica fácil de olvidar, B, me da igual lo que
digas."
"Da igual, lo único que importa ahora es el juicio". Me
dispongo a pasarme los dedos por el pelo, una manía que
tengo cuando estoy nerviosa, antes de recordar que lo llevo
recogido en un moño que Dunne me había dicho que me
hacía parecer más "digna de confianza". No era consciente
de que parecía poco de fiar, pero ya ves. Le he hecho caso
porque este es el mundo en el que se mueve él y sabrá más de
jurados que yo.
"Tienes razón, necesitamos concentrarnos". Alex hace un
gesto con las manos poniéndolas en paralelo para
representar esa concentración. "No volveré a sacar el tema
de la sensualidad del motorista ni hablaré del hecho de que te
pones como una loca cuando hablas de él".
"Gracias, Lex. Agradezco que no menciones ninguna de
esas cosas". Pongo los ojos en blanco, esta mujer es de lo que
no hay.
Se encoge de hombros magnánimamente. "Para eso
estamos. Venga, ¿quieres repasar lo que vas a decir otra
vez?"
Asiento con la cabeza, agradecida. No es que no recuerde
la secuencia de escenas que vi o lo que Dunne me dijo que
enfatizara o suavizara, pero así hago otra cosa que no sea
pensar en enfrentarme a Chandler y un motorista cuya
identidad permanecerá anónima.
"Entonces, Sra. Russo," Alex empieza a pasearse delante
de mí, haciendo una muy buena imitación del fiscal del
distrito, "¿qué tiene que decir de los eventos que sucedieron
durante la noche del pasado 25 de febrero?"
Respiro hondo, ordeno mis pensamientos y comienzo,
pero no ha pasado ni un segundo cuando la asistenta de
Dunne aparece de nuevo en la puerta y me hace un gesto para
que la siga.
"¡Supongo que es la hora del espectáculo!" Intento
respirar profundamente para calmarme.
"Lo vas a hacer genial". Alex me da un abrazo rápido
antes de empujarme hacia la puerta. "Estaré aquí cuando
vuelvas".
Le lanzo una sonrisa de agradecimiento, me pongo recta y
sigo a Nancy al pasillo. Me da un apretón de manos en señal
de apoyo que aprecio mucho, antes de dejarme con el agente
del juzgado.
"Solo serán un par de minutos, señora", me asegura.
Asiento en reconocimiento, demasiado nerviosa como para
decir nada.
Ambos nos quitamos del camino cuando la puerta se abre
y alguien sale de la habitación, permitiéndome escuchar una
voz familiar desde el interior de la sala y me congelo, todo lo
que pasó vuelve a mí. Solo he escuchado esa voz unas
cuantas veces, pero he soñado con ella una y otra vez.
No puede ser.
No es posible.
Sacudo la cabeza para ordenar mis pensamientos. No
puede ser él, debo estar equivocada. Me digo a mi misma que
hay muchas voces que suenan igual, pero mi corazón late
demasiado fuerte como para pensar con claridad.
Antes de que alguien pueda detenerme, abro la puerta, me
asomo y mi atención se centra en el hombre que camina
delante de la jueza. Parece diferente desde la última vez que
lo vi, la chaqueta de motorista y los vaqueros ajustados se
había intercambiado ahora por un traje azul marino que
probablemente cueste más de lo que yo gano en 6 meses.
Pero, aún así, ese golpe de realidad me sacude hasta
paralizarme. Los rápidos latidos que siento en el pecho se
convierten en golpes, se me va a salir el corazón por la
garganta. La habitación que tengo delante empieza a girarse
hacia mí y cierro los ojos con fuerza, contando mis
respiraciones mientras intento calmarme. Mientras trato de
ignorar lo que acabo de ver, como convenciéndome de que no
es real, porque sinceramente, estas cosas no pasan en la vida
real.
No puede ser real.
No puede ser real.
"¡Señora, por favor!" El agente me sorprende espiando y
empuja la puerta para cerrarla, casi pillándome la nariz.
Apenas puedo procesar lo que me dice. Me zumban
demasiado los oídos como para oír algo. Me quedo ahí de pie
y aunque la puerta ha creado una barrera visual entre Ryker y
yo, todavía puedo verlo. Todavía puedo oír su voz. Todavía
puedo sentir el miedo invadiendo cada centímetro de mi
cuerpo. Sacar conclusiones sobre qué está haciendo al otro
lado de esta puerta no es muy inteligente. Por desgracia, a
veces nuestra cabeza toma decisiones tontas sin
consultarnos primero.
Mis labios se separan, queriendo decir algo, queriendo
soltar un suspiro, pero no pasa nada.
No hay palabras.
No hay suspiros.
Nada.
CAPÍ T ULO 4

Ryker

"M ENUDA PUTA MIERDA ." C HANDLER NO SE MOLESTA EN BAJAR LA VOZ


y yo me reprimo para no suspirar mientras el taquígrafo le
lanza una mirada cortante.
"Puede ser, pero ¿puedes al menos fingir que te
importa?" Le digo con una sonrisa fingida.
Lo último que necesito es que la gente piense que hay
algún tipo de tensión entre mi cliente y yo. La tensión se
traduce en conflicto y el conflicto puede acabar en acusación.
"Esto es solo una formalidad, algo preliminar. Si haces que la
jueza se enfade podría tacharte ya de primeras. Así que,
hazlo bien".
Chandler gira la cabeza hacia mí, por fin he captado su
atención. Menudo gilipollas engreído.
"Vamos a dejar una cosa clara, Ryker. Te pago para que te
asegures de que este tipo de situación no ocurra. Ni siquiera
debería estar entre las cuatro paredes de un puto juzgado".
Chandler mira alrededor de la habitación con asco.
Cuento hasta diez para evitar reventarle la cabeza contra
la mesa y me recuerdo a mí mismo todas las razones por las
que sería muy mala idea hacerlo.
"Solo podré defenderte hasta cierto punto si sigues yendo
en contra de mis consejos. Si te digo que des un paso atrás,
que dejes que las cosas se enfríen, tu vas y haces
exactamente lo contrario aumentando tus importaciones. Si
te digo que pases desapercibido ahí estás tú metido en todos
los putos bares de la ciudad. Soy un abogado de puta madre,
pero no hago magia".
Mantengo la voz lo suficientemente baja como para que
solo él pueda oírme y la mirada que me lanza me dice que no
le gusta lo que está escuchando. Mala suerte, las verdades
duelen.
Suelta un sonido que puede significar muchas cosas y yo
elijo interpretarlo como que me está dando la razón. Ya sé
que es ser muy optimista, pero tengo cosas más importantes
de las que preocuparme que lo que Steven Chandler piense de
mí.
Por suerte, nos quedamos en silencio y repaso
mentalmente los cargos que el fiscal ha presentado. Es una
lista tan larga como mi brazo, ni que me quisiera enterrar
entre papeles.
Desde que le ascendieron no ha sido más que un grano en
el culo, siempre intentando llegar a Chandler de una forma u
otra. ¿Qué quizás sea importante que Chandler sea culpable
de todo lo que se le acusa? Sí, pero no para mí. Soy abogado
defensor, es lo que hacemos y no podemos permitirnos el
lujo de defender solo a los inocentes.
De hecho, la mayoría de las personas que entran por mi
puerta vienen a mí porque saben que no tengo ningún
problema en defender a los culpables, siempre que puedan
pagarme y que no hayan sido acusados de ninguno de los
delitos que tengo en mi lista negra: violación, delitos por
venganza o cualquier cosa que implique a niños. Incluso yo
tengo normas.
Mi madre estaría muy orgullosa. No es que me importe una
mierda lo que piense de mí. No necesito su aprobación para
nada, una mujer que vendería a su propio hijo por un poco de
crack no es exactamente alguien a quien se pueda acudir para
pedir consejo ético.
"Odio este puto sitio". Parece que a Chandler no le gustan
mucho los silencios y ya se está otra vez en modo quejica.
"Dios, ¿a qué coño huele? ¿Se murió algo aquí o qué?"
"Solo tu libertad, Chandler". El fiscal Dunne pasa por al
lado, se coloca en la mesa del fiscal y abre su maletín con una
floritura. Ni siquiera me esfuerzo para que no me vea poner
los ojos en blanco.
"¿Has oído eso, Ryker?" Chandler mira alrededor de la
habitación de forma teatral y luego debajo de la mesa. "Estoy
seguro de que acabo de oír algo". Se encoge de hombros.
"Sonaba como el zumbido de una mosca muy cojonera."
Mira al fiscal del distrito. "Si hace otro ruido, la aplastaré."
"Debería ponerle un bozal a su cliente antes de que diga
algo que lo lleve más rápido aún a la cárcel". Dunne tiene la
mirada fija en Chandler, como si no hubiera nada que le
gustara más que arrancarle la cabeza.
Miro hacia el techo y cuento hasta diez otra vez. Si tuviera
que pasar un rato con estos dos, es muy probable que los
matara a los dos.
"Hijo de la gran..." Chandler está de pie, listo para
lanzarse a su cuello.
La mano que tengo puesta en el hombro de Chandler le
impide terminar esa frase. Le presiono un poco, indicándole
que vuelva a sentarse. El tío es un idiota, pero no tiene un
pelo de tonto. Sabe que meterse en una pelea a puñetazos
con la parte contraria no va a ser de gran ayuda en su caso.
"Eso es, Chandler, haz lo que te dicen como un buen
perrito". La voz burlona de Dunne hace que la tensión vuelva
a subir.
¿Qué coño le pasa a esta gente? ¿No pueden callarse ni un puto
minuto?
Le lanzo a Chandler una mirada para decirle que no se
meta antes de volver a mirar al fiscal y recordarme que estoy
en los juzgados, no en la carretera, así que romperle la cara
no es una opción.
"Si yo fuera tú, no me metería con esta bestia, Dunne.
Nunca se sabe cuándo puede devolverte el golpe. De ahora en
adelante, no le dirigirás la palabra a mi cliente nunca más. Lo
que tengas que decir, a mí. ¿Está claro?" Se lo digo mientras
le lanzo una mirada advirtiéndole de que no se meta
conmigo.
"Lo que tu digas…"
Dunne intenta que parezca que no le importa una mierda
lo que le digo, pero me he dado cuenta de la forma en que ha
dado un paso atrás para alejarse de mí.
El alguacil entra e impide que intercambiemos más
palabras.
"Todos en pie, comienza la sesión, presidida por la jueza
Armstrong".
Agarro a Chandler por el brazo y lo levanto al ver que no
se pone de pie. Sonríe, ajustándose el traje, como si acabara
de dejar claro que está demasiado ocupado y que es
demasiado importante como para estar aquí. Una vez más,
me recuerdo a mí mismo todas las razones por las que no
puedo estamparle un puñetazo en la cara.
"No seas gilipollas, Chandler. Aquí o sigues mis reglas o
terminas en la cárcel, ¿estamos?" Le susurro las palabras
mientras la jueza toma asiento.
Chandler no responde y se vuelve a sentar en la silla
mientras yo resisto mis impulsos de quitársela de debajo
para que se caiga.
La jueza mira a Chandler de una forma que dice mucho.
Empezamos bien.
"Tomen asiento, caballeros. Esta es una audiencia
preliminar, así que podemos dejar de lado lo ceremonioso. Y
bien, ¿qué asunto hay que tratar esta hermosa mañana?" Nos
sonríe cálidamente en plan abuelita, pero no lo trago ni por
un segundo. Armstrong es famosa por su astucia y su
agilidad mental, no hay nada dulce en esta mujer.
En cuanto Dunne se sienta, se levanta de nuevo como un
puto resorte. "Su señoría, si le complace al tribunal, el
alguacil tiene la lista de los cargos presentados contra el
acusado."
"Sí, podríamos empezar por ahí, ¿no?" La jueza
Armstrong asiente con la cabeza. "Alguacil, proceda".
"El Pueblo acusa al acusado, el Sr. Steven Chandler, de los
siguientes cargos: blanqueo de dinero, crimen organizado,
fraude, conspiración, tráfico de drogas y distribución y
asesinato". El alguacil se sienta de nuevo, parece que acaba
de leer una lista de la compra.
"Oh, ¿nada más?" Chandler se ríe de su propio chiste y yo
le miro sacudiendo la cabeza. ¿Tan difícil es estar callado un
minuto? ¡Puto niñato!
"Bueno, son bastantes cargos, Sr. Dunne". La jueza mira
por encima de sus gafas al fiscal, quien le devuelve la mirada.
"¿Tiene la defensa alguna refutación que le gustaría hacer,
señor…?" Me mira fijamente.
"Banks, su señoría, Ryker Banks". Me pongo de pie,
abotonándome la chaqueta del traje, suponiendo que
Armstrong es una fanática de la vieja escuela y así lo
demuestra con su mirada de satisfacción. "Y sí, me gustaría
que el registro muestre que esta no es la primera vez que el
fiscal de distrito va tras el Sr. Chandler. El Sr. Dunne ha
estado presentando cargos contra mi cliente desde que
heredó el título de fiscal de distrito y ninguno de esos cargos
ha servido para nada".
Dunne se pone de pie como espero que lo haga. "Su
señoría, debo..."
"Siéntese, Sr. Dunne". La jueza le lanza una mirada. "Ya le
tocará el turno". No le quita los ojos de encima hasta que
hace lo que le dicen. Me asiente con la cabeza. "La defensa
puede proceder".
"Gracias, su señoría". Le enseño mi sonrisa de "estamos
juntos en esto", trabajando para ganármela. Ser abogado va
sobre saberse la ley, obviamente, pero también de saber
cómo trabajar en la sala, cómo tratar con los presentes, el
juez, el jurado, los testigos. Al fin y al cabo son personas y no
hay nada que se me de mejor que eso. Dunne por otro lado,
bueno, digamos que confía demasiado en el lado de saberse
la "ley".
"Como decía, el fiscal ha estado persiguiendo al Sr.
Chandler sin descanso durante los últimos 6 meses. Ninguno
de los cargos que ha presentado contra mi cliente ha llegado
a juicio porque ninguno de ellos tiene fundamento en los
hechos. Dicho esto, considero que el Sr. Dunne se limita a
utilizar a mi cliente, un conocido hombre de negocios y
miembro de la sociedad de Boston, para cimentar una agenda
política".
Dunne se ha puesto de pie otra vez, con la cara roja y muy
enfadado. Sabía que no podría resistirse al escuchar mi
acusación. "¡Su señoría, ahí tiene la justificación! La razón
por la que ninguno de mis anteriores juicios contra el
acusado ha llegado a nada es porque tiene a media ciudad en
el bolsillo, ¡incluyendo al anterior fiscal del distrito!"
"Sr. Dunne, no se lo volveré a repetir." Armstrong lo mira
fijamente, pareciendo menos abuela y más un ángel
vengador esta vez.
Dunne se sienta lentamente, murmurando algo poco
halagador sobre mi madre. Probablemente me dolería si no
me hubiera pasado toda la vida odiando a esa mujer. En lugar
de reaccionar, como Dunne espera que haga, lo miro como
diciéndole: "¿No tienes nada mejor que ofrecerme?
"¿Hay algo más que quiera añadir, Sr. Banks?" La jueza
Armstrong parece tan cansada de esta mierda como yo y solo
llevamos cinco minutos.
"Solo una advertencia, su señoría, si la fiscalía persiste
con estos cargos entonces seremos nosotros los que
tomaremos acción", señalo al amigable fiscal del vecindario,
"denunciaremos el acoso contra el Sr. Chandler". Hablo por
encima de Dunne mientras intenta interrumpirme de nuevo.
"Su señoría, la defensa solicita que se levanten los cargos. Mi
cliente es un hombre de negocios con trabajo que hacer y no
debería gastar su tiempo tratando con este tipo de
difamaciones solo porque al fiscal le apetece salir de caza".
Me siento, tratando de controlarle mientras Chandler me
da una palmada en el hombro en reconocimiento. "Tal vez
no seas tan inútil como pensaba."
De verdad que no soporto a este hijo de puta. Pero mi
atención no se centra en él, sino en la oposición. Esperaba
que al fiscal le diera una pataleta pero parece que el tío lo
tiene todo bajo control. Casi parece tranquilo y eso me da
escalofríos. Estoy pasando algo por alto.
"Sr. Dunne, ¿tiene la fiscalía alguna otra prueba aparte de
las que puedo ver aquí?" Armstrong baraja los papeles que
tiene delante. Dunne ha conseguido sacar a la luz cierta
información que podría dar a la jueza motivos suficientes
para ir a juicio por el cargo de blanqueo de dinero, aunque
serían años de burocracia. No hay pruebas reales de ninguno
de los otros cargos que Dunne ha presentado. "Porque en
base a esto, me inclino a fallar a favor de la defensa."
"¡Vamos, joder!" Chandler me da una palmada en el
hombro y yo le lanzo una mirada que le dice que se calle.
"Sr. Chandler, cualquier otro arrebato como ese y lo
acusaré de desacato." Armstrong le apunta con su mazo
como si quisiera tirárselo a la puta cabeza. Conozco esa
sensación.
Me adelanto antes de que diga algo estúpido. "Disculpe,
su señoría, el Sr. Chandler es un poco… impulsivo."
"Pues procure que se calme. No permitiré que use ese tipo
de lenguaje en mi tribunal".
"Sí, su señoría". Empujo a Chandler para que se siente y
le hablo al oído. "Siéntate de una puta vez y cierra la puta
boca. No hablarás hasta que yo te lo diga".
Ignoro su mirada asesina. Si quiere que nos liemos a
puñetazos, me apunto cuando sea, pero no hasta después del
juicio.
Dunne se aclara la garganta como si le hubieran hecho
caso omiso, algo que no es que sea muy difícil, es tan soso
que apuesto a que le pasa todo el tiempo.
"Señoría, hay una prueba más que me gustaría presentar
en este momento. La fiscalía llama a Brynn Russo al
estrado". Dunne me mira, sonriendo como si ya hubiera
ganado el juicio.
"¿Quién coño es Brynn Russo?" Le susurro a Chandler,
pero la forma en que su cara palidece me dice que reconoce el
nombre. Quienquiera que sea, es una mala noticia.
Me la han jugado y no me gusta una mierda.
"Protesto, Señoría. Este testigo no estaba incluido en el
informe". Lo he repasado mil y una veces, sé perfectamente
que ese nombre no figura en él.
"No se permiten objeciones en una audiencia preliminar,
Sr. Banks. Pero me pongo de parte de la defensa, Sr. Dunne,
sabe muy bien que no puede sacarse a un testigo de la manga
sin informar primero al abogado de la oposición". Puede que
la jueza Armstrong parezca una abuelita, pero su
determinación le hace justicia al color metálico de su pelo
blanco.
"Su señoría, la única razón por la que la identidad de la
testigo se mantuvo en secreto fue porque nos preocupaba
que saliera perjudicada si el acusado se enteraba de su
participación". El fiscal extiende las manos como señalando
que no le quedaba otra opción.
Me pongo en pie antes de que esa rata inmunda termine
de hablar. "Su señoría, eso son solo rumores. La fiscalía está
tratando de pintar a mi cliente como una especie de matón
porque encaja con su fantasía de envuelta de falsas
acusaciones...”
"¡Falsas acusaciones! ¡Es culpable, Banks, y lo sabes!"
Dunne me señala con el puto dedo otra vez.
"Lo que sé, es que llevas años detrás de mi cliente y no has
sido capaz de conseguir nada. Cómprate una vida". Le doy la
espalda.
Chandler se ríe a mi lado y trato de ignorar el sarpullido
que me provoca saber que estoy ayudando a este imbécil.
"Ya está bien los dos". La jueza Armstrong levanta las
manos. "Dios, igual que dos niños pequeños. Siéntense ya,
no quiero oír a ninguno de los dos decir otra palabra hasta
que haya tomado una decisión." Nos mira como si nos
estuviera retando a hablar. Sabiamente, ambos mantenemos
la boca cerrada. "Sr. Dunne, esto es muy irregular y aunque
no apruebo este tipo de 'pruebas sorpresa', hay precedentes
de no revelar un testigo clave si hay una preocupación válida
por el bienestar físico o mental de dicho testigo".
Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.
"Haz algo, ya". Chandler me susurra nervioso.
"Su señoría..." Aún no estoy del todo erguido cuando
Armstrong levanta la mano para detenerme.
"Todavía no he terminado, Sr. Banks, así que le
agradecería que se sentara hasta que lo haga".
Vuelvo a sentarme más rápido que una bala. Necesito que
la jueza esté de mi parte.
"En esta ocasión fallo a favor de la fiscalía. Sr. Dunne, si
quiere traer a su testigo, escucharé su testimonio antes de
decidir si este caso va a juicio". Armstrong le dice a Dunne
que continúe y llama al agente para que vaya a buscar a la
testigo.
"¡Haz algo!" Chandler está casi rebotando en la silla.
"No hay nada que pueda hacer ahora mismo, así que deja
de entrar en pánico, solo va a hacer que parezcas culpable".
Lo miro, haciéndole una pregunta cuya respuesta sé que no
me va a gustar. "¿Quién es? ¿Te la tiraste?"
Chandler sacude la cabeza. "Trabaja para mí en la
empresa".
Me cago en la puta.
"¿Cuánto sabe?" Dependiendo de cuál sea su reacción le
respuesta podría ser demasiado.
Chandler se encoge de hombros. "Por lo que sé, es solo
una secretaria, de bajo nivel". Su mirada recorre la
habitación y no necesito usar mi habilidad para leer a la
gente para saber que está escondiendo algo.
"Si es solo una secretaria, ¿cómo coño sabes quién es?"
Chandler es el tipo de hombre que no presta atención a
detalles como esos, es demasiado arrogante.
"Realmente a ella no la conozco." Se frota las sienes. "Al
que conocía era a su padre".
Antes de que pueda pensar qué querrá decir con eso, la
puerta se abre y el oficial de la corte vuelve a entrar, llevando
a una mujer hacia el estrado. Cuando el agente se aparta
consigo ver quién es y entro en cortocircuito.
Delgada, tonificada, unas piernas de miedo, un pelo
oscuro por el que he pasado los dedos recogido en un moño,
piel aceitunada, ojos oscuros, labios que sé por experiencia
que son tan besables como parecen y una cara de portada de
revista.
Solo habíamos pasado una noche juntos, pero la
reconocería en cualquier sitio. Pasa junto a mí con la mirada
clavada en el suelo, probablemente tratando de evitar a
Chandler, por lo que no me ha visto todavía, se ve que está
nerviosa, le tiemblan las manos mientras se dirige hacia el
estrado. Tengo que contenerme para no acercarme a ella y
decirle que todo va a estar bien.
La jueza Armstrong se apiada de ella, sonriendo
amablemente, todo rastro de hostilidad ha desaparecido.
"Por favor, cariño, siéntate y di tu nombre completo para el
registro."
"Gracias". Ahí está esa voz ronca de nuevo, todos los
pensamientos que he estado luchando por enterrar durante
la última semana vuelven a mí. "Me llamo Brynn Allegra
Russo". A pesar de sus nervios, se sienta derecha, con los
hombros hacia atrás. Si no hubiera visto sus piernas temblar,
habría pensado que es una profesional en esto lo cual hace
que me sienta orgulloso.
¿Qué cojones, Ryker? ¡Deja de pensar con la polla y céntrate en
lo importante! Que esté sentada donde está, diciendo las palabras
que está a punto de decir... la convierte en el enemigo.
"Sra. Russo, gracias por acompañarnos hoy". Dunne
camina delante de ella, bloqueándome la vista. "Como ya
sabe, esto es solo una audiencia preliminar, así que solo le
haré tres preguntas y luego podrá irse."
Asiente con la cabeza mientras Dunne sigue hablando.
"¿Es cierto que hasta esta misma semana usted trabajaba
en Importaciones Chandler, propiedad del Sr. Stephen
Chandler?"
"Sí, es correcto." No le tiembla la voz.
"¿Y es cierto que la noche del 25 de febrero fue testigo de
un asesinato perpetrado por el propio Sr. Stephen Chandler?"
Dunne se gira para ver la reacción de Chandler y en ese
momento Brynn Russo levanta la cabeza y su mirada se
conecta con la mía.
Puedo sentir su confusión expandiéndose a lo largo de esa
conexión. Parpadea con la mirada fija entre Chandler y yo,
como si no pudiera creer lo que está viendo. Sí, sé lo que se
siente, guapa.
Su confusión es suficiente para despistarla, eso retrasa su
respuesta a mi favor y me pongo en pie, sin dejar de mirarla.
"Su señoría, solicitamos un receso para preparar la
refutación a la luz de este nuevo testigo que se presenta."
"Su señoría, este es un flagrante intento de la defensa
de…" La jueza interrumpe a Dunne golpeando su mazo
repetidamente como su estuviera jugando al whack-a-mole.
"Sr. Dunne, sé muy bien lo que está haciendo la defensa y,
teniendo en cuenta que le permití la cortesía de presentar un
testigo que no era parte de su informe, creo que es justo que
la defensa tenga tiempo para preparar una refutación".
Armstrong me sonríe, pero sé que no todo son buenas
noticias. "El tribunal levanta la sesión durante una semana,
tras la cual se seleccionará el jurado".
¡Mierda!
"Señoría, ¿jurado?" Hago la pregunta, aunque sé que no
me gustará la respuesta.
"Sí, Sr. Banks, este caso irá a juicio". La jueza golpea su
mazo de nuevo. "Se levanta la sesión".
Sale de la habitación y Chandler empieza a gritar a
cualquiera que le esté escuchando sobre lo “puta mierda”
que es está situación. Dunne apunta con el dedo a Chandler,
diciéndole que se controle o hará que lo detengan. Pero todo
eso sucede de fondo para mí, como si estuviera pasando en
otro sitio. Mi atención se centra en esa mujer que está
sentada en el estrado, la mujer que no he podido quitarme de
la cabeza desde que salió corriendo de mi apartamento.
“B”
Su nombre, o al menos el nombre por el que la conozco,
se me escapa como un aliento en mis labios, pero por la
forma en que le pesa el pecho como si no pudiera respirar el
suficiente aire parece que me ha oído. Sus ojos oscuros no
han dejado los míos. Creo que ninguno de los dos hemos
parpadeado.
"No te recomiendo hacer esto Russo, créeme." Chandler
ha dirigido su atención hacia Brynn y yo me caliento. Me
coloco entre ellos y lo miro fijamente.
"No hables con mi testigo, Chandler. Brynn, ven
conmigo". Dunne está detrás de mí, controlando que no pase
nada, aunque ya es un poco tarde. No la está protegiendo
como debería. Si hubiera sido mi testigo, la habría sacado de
aquí antes de que la puerta se cerrara detrás de la jueza.
Dunne la saca rápidamente de la habitación,
protegiéndola de la mirada salvaje de Chandler, pero ella
mira hacia atrás y sus ojos conectan con los míos otra vez,
como si necesitara asegurarse de que estaba viendo lo que
creía que estaba viendo.
Sí, soy yo. Me enfado un poco al pensar que de todos los
momentos o los lugares en los que pudo haber hecho una
aparición sorpresa, tenía que ser aquí…
Las puertas se cierran cuando salen y doy un paso para ir
tras ella. Ya ha desaparecido una vez, no volverá a suceder.
Una mano en mi hombro me detiene.
"No vuelvas a hacer eso nunca más".
"¿El qué? ¿Impedirte que hagas la mayor gilipollez del
mundo?" Sacudo la cabeza, el tío estaba a punto de amenazar
al testigo clave de la fiscalía a plena vista y oído de toda una
serie de funcionarios del tribunal. Ya que estamos podría
haberles dicho el número exacto de personas que ha matado
y la ubicación de los cuerpos enterrados.
Lo miro por encima del hombro. "Apártate, Chandler, a
menos que quieras perder esa mano".
La retira lentamente, haciendo notar que lo hace porque
quiere y no porque yo se lo he dicho. Eso, intenta auto
convencerte, gilipollas.
"Dijiste que era un caso abierto y cerrado, Ryker." Como
Chandler me vuelva a apuntar con ese puto dedo se lo rompo.
"Arregla esta mierda. No voy a ir a la puta cárcel porque una
perra no sepa estarse calladita".
Me da un escalofrío cuando proceso lo que quiere decirme.
"¿Qué me estás pidiendo que haga?"
"Creo que lo sabes, Ryker. Y creo que sabes que te
conviene hacerlo lo más pronto posible". Chandler me lanza
una sonrisa engreída de mierda. "O tu pequeña vida secreta
podría dejar de ser tan secreta. Ocúpate de ella".
Ocúpate de ella. Las palabras resuenan en mi cabeza, un
eco envuelto y grabado en tormento. Ocúpate de ella. Tres
palabras, dos significados diferentes. Se me pone la piel de
gallina al pensar en lo que Chandler me pide, en lo que me
exige.
Lo veo salir por la puerta antes de sentarme de nuevo en
la silla con el olor de su pelo y la sensación de su piel muy
presente en mi mente. Tan presente como la noche en que la
tuve toda para mí.
CAPÍ T ULO 5

Brynn

D UNNE ME ARRASTRA POR EL PASILLO , ALEJÁNDOME LO MÁS POSIBLE DE


Chandler. Aprecio la galantería, aunque sé que solo se
preocupa porque no quiere que le pase nada a su testigo. Pero
no puedo pensar mientras me arrastra y entonces me quedo
plantada, obligándolo a detenerse.
"¿Quién era ese?" Ya lo sé, pero necesito escucharlo. A
veces la mente nos juega malas pasadas y aunque nunca me
he considerado una loca, ahora mismo me encantaría que
todo fueran imaginaciones mías, que él fuera una
imaginación. "Dunne... ¿quién es?" Mi voz está oxidada,
como si acabara de despertar, me doy cuenta de que no he
hablado desde que mis ojos se encontraron con los suyos,
con los del hombre que ha estado ocupando demasiado
espacio en mi mente. La sorpresa de verlo allí, trabajando
hombro con hombro con Chandler, me había dejado
completamente muda.
"¿Quién?" Dunne clava su mirada detrás de nosotros
como si pensara que nos están siguiendo.
"El hombre que estaba al lado de Chandler, ¿quién es?"
Necesito encontrarle un sentido a esto.
"Ah, él". Dunne me mira decepcionado como si acabara de
confirmar su mala opinión sobre mí al preguntarle por el
hombre más guapo de la habitación. Sé que es lo que está
pensando porque no parece muy contento. No me mira como
si pensara que estoy a dos segundos de perder los estribos.
Sigo mirándolo, sin mover los pies ni un centímetro y
escupe la respuesta a mi pregunta. "Banks. Ryker Banks, la
escoria de abogado defensor de Chandler. Ese hombre
vendería a su puta abuela por una absolución".
Sus palabras resuenan en mis oídos como un eco. Su
nombre resuena en mis oídos como un eco.
Ryker, el hombre con el que pasé una noche inolvidable, el
hombre que creí que no volvería a ver y, sin embargo, allí
estaba, en alta resolución, de pie junto a Chandler.
Levantando la voz y ayudando a un asesino. Se me revuelve
el estómago mientras los flashes de esa noche pasan por mi
mente como diapositivas. Sus labios en los míos. Las
pequeñas gotas de sudor que se le acumulaban en la frente
mientras me embestía. El sonido de su voz mientras decía mi
nombre. Lo analizo todo, intentando con todas mis fuerzas
encontrar una razón. Sí, a veces las coincidencias pasan,
claro. Pero hay una diferencia entre la casualidad de que dos
personas se encuentren porque comparten una misma rutina
y la casualidad de que un testigo clave en un caso se lo monte
con el enemigo sin saberlo.
De repente me cuesta respirar, la habitación empieza a
girar y me pregunto si esto es lo que se siente cuando te da
un ataque de pánico.
Me vuelvo a centrar en las preguntas sin respuesta porque
las respuestas que se me ocurren no pueden ser posibles. No
es posible que él supiera que iba a testificar, en ese momento
ni siquiera yo lo sabía. A lo mejor todo había empezado antes
del juicio. Quizá Chandler me vio esa noche y envió a Ryker
a... Me acuerdo del miedo que le tenían los otros, ese aire de
peligro que lo envolvía… y en vez de tener miedo, lo
encontraba muy atractivo. Para una chica que se sentía sola,
que estaba asustada, vulnerable y con una necesidad
imperiosa de escapar, Ryker parecía la opción más segura.
"¿Estás bien?" Dunne me mira como si fuera algo que se
le ha pegado al zapato. "Estás un poco pálida."
"Estoy bien". Me paso una mano temblorosa por los ojos,
recuperando la compostura.
"Mejor, porque todavía hay mucho trabajo por hacer."
Dunne me agarra del brazo y me guía por los laberínticos
pasillos hasta que volvemos a su oficina.
Encontramos a Alex en la silla de Dunne, con los pies en el
escritorio, como si estuviera en su casa. Pero me mira y se
pone de pie como un resorte.
"¿Qué ha pasado?"
Sacudo la cabeza para decirle que no quiero hablar del
tema con Dunne allí. Si se entera de que me acosté con el
abogado defensor de la parte contraria, probablemente le dé
un ataque. Además, no estoy para aguantar esa mirada crítica
que tan bien se le da poner, no cuando ya estoy haciendo un
maravilloso trabajo de auto crítica.
Alex le lanza al fiscal del distrito una mirada asesina.
"¿Qué has hecho?"
"¿Qué he hecho?" Parece bastante ofendido y confundido e
incluso un poco nervioso, una reacción bastante inteligente
cuando tienes a Alex mirándote así.
"Convencí a la jueza de que el caso que llevo tiene
suficiente mérito para ir a juicio. Le disparé al abogado
defensor de Chandler. Le gané, demostrándole que ni todos
los trajes llamativos del mundo ni las sonrisas falsas pueden
salvarte cuando tu cliente es culpable. Eso es lo que he
hecho". El fiscal endereza la espalda y se hincha como un
pavo.
"Bueno, eso son buenas noticias... ¿no?" Alex intercambia
miradas conmigo y con Dunne, tratando de averiguar qué
está pasando.
"Serían buenas noticias si la jueza no se hubiera dejado
embelesar por los trucos baratos de Banks." Dunne golpea su
maletín contra el escritorio lo suficientemente fuerte como
para hacer que Alex y yo saltemos. "Serían buenas noticias si
Armstrong no le hubiera concedido a la defensa una semana
más para preparar la defensa. Tiempo suficiente para que
encuentren un montón de testigos de mierda para refutar
nuestra historia. Tiempo suficiente para...", se calla de
repente, mirándome.
"¿Para qué, Jamie? Dilo." Sé lo que está pensando porque
yo estoy pensando lo mismo. "Tiempo suficiente para que
vengan a por mí".
"Eso no va a pasar, Brynn." Alex sacude la cabeza,
haciendo que sus caracoles rubios se muevan.
"48 horas, es lo máximo que se les debería haber
concedido". El fiscal parece avergonzado de verdad y casi
siento lástima por él. "Habría sido fácil protegerte durante
ese tiempo". Cierra la boca como si se hubiera dado cuenta
de que se ha pasado.
"Pero no durante una semana." Lo miro sorprendida. "Así
que lo de ofrecerme protección policial, ¿era una puta coña?"
No sé por qué me sorprendo, viniendo de la policía.
"Tenemos un presupuesto limitado, Brynn." Vaya excusa
más patética, sobre todo cuando es mi puta vida la que está
en juego, pero estoy demasiado cansada como para discutir.
"Da igual, Brynn. Te quedarás conmigo hasta que todo
esto termine. Tendrás toda la seguridad que necesites". Alex
está a mi lado ahora, apretándome la mano para darme
fuerzas, sería reconfortante si no fuera por la preocupación
que todavía me carcome la cabeza.
"¿Y qué pasa con mi madre, Jamie?" Doy un paso hacia él,
la expresión de mi cara debe ser intimidante porque se pone
detrás escritorio. "Era parte del trato que hicimos. Si iba a
testificar entonces ella tendría protección. Es lo único que he
pedido, ¿y ahora me dices que no tienes puto presupuesto?
¿Cuánto decidiste que vale la vida de mi madre?"
"Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo".
Dunne me mira como si fuera alguien a quien no reconoce y
no me sorprende, nunca me había visto enfadada antes. Pero
tan pronto como el bienestar de mi madre entró en juego, fue
como si hubiera saltado un interruptor dentro de mí.
"Cuídala, Brynnie. Eres más fuerte que ella. No podrá hacerlo
sin ti".
Las palabras de mi padre me persiguen y me pregunto si
cuando me lo dijo tenía en mente lo de meterla en una
residencia. Tampoco es que tuviera elección, una vez que el
doctor le diagnostico Alzheimer, todo se convirtió en una
bola de nieve. Fue como si ponerle nombre a su enfermedad
de repente hiciera que todo fuera real, incluso para ella. Vi
cómo se deterioraba día a día, hasta que tuve que aceptar que
no podía cuidarla más, al menos no si quería seguir teniendo
trabajo y un techo sobre nuestras cabezas. Me siento
culpable por ello todos los putos días.
¿"Llegar a un acuerdo"? Tienes toda la razón, podemos
llegar a un acuerdo. No voy a testificar, ¿qué te parece?
Puedes ir olvidándote de tu puto testigo clave. Si no puedes
protegerme a mí o a mi familia, ¿entonces para qué sirves?"
Siento una sensación de repulsión al recordar las razones
por las que no confiaba en los abogados ni en los policías.
Fueron ellos los que se llevaron a mi padre esa noche, los que
lo golpearon con una pistola en la mesa delante de mí y de
Kayden, dos niños pequeños. Entonces apareció nuestro
abogado de oficio, la única representación que nuestra
familia podía permitirse, al que parecía que le habían
regalado el título.
Nunca entendí por qué mi padre no se resistió más, por
qué aceptó su destino sin más, cadena perpetua, como si
fuera algo inevitable. Pero eso no me impidió culparlos por lo
que le hicieron, por no poder salvarlo.
"B, tranquila". Alex se ha colocado entre el fiscal y yo,
como si pensara que estoy a punto de darle un golpe. No va
muy mal encaminada, se me ha pasado por la cabeza.
"Cuidaremos de tu madre. Haré una llamada ahora mismo y
contrataré más guardias. Estará bien. La residencia también
tiene equipo de seguridad, así que está en buenas manos".
Asiento, sintiéndome entumecida de repente, como si
toda mi energía se hubiera agotado.
Sé que Alex tiene razón. La seguridad de la residencia de
mi madre fue una de las razones por las que la elegí, una de
las razones por las que pago un ojo de la cara para
mantenerla allí cada mes.
"Tu amiga tiene razón". Dunne parece haber encontrado
su voz de nuevo. "Tu madre estará bien, además, no
testificar no la ayudaría mucho, ¿no?" Se sienta detrás de su
escritorio, poniendo algo de distancia entre nosotros.
"Chandler y sus hombres ya saben quién eres. Aunque dejes
de ser testigo de la acusación, ¿crees que se olvidarán de ti?
Así que no me lances amenazas vacías, eres más lista que
eso". Sonríe, pero no hay calidez en su expresión y todo el
beneficio de la duda que estaba dispuesta a darle por su falta
de tacto desaparece de golpe.
"Eres un cabrón". Me ha puesto contra la espada y la
pared, me ha utilizado.
"B, venga. Vámonos a casa." Alex me coge de la mano y
empieza a llevarme hacia la puerta, sabiendo que en
cualquier momento mi temperamento puede sacar lo mejor
de mí.
"Sí, pueden retirarse, mi secretaria les mostrará la salida
trasera, no querrán toparse con Chandler y sus esbirros en
las escaleras del juzgado. Me pondré en contacto con usted
dos veces al día, Srta. Russo, nos vemos pronto. Tenemos que
prepararnos para un juicio". Mira los papeles de su escritorio
y coge el teléfono para hacer una llamada, como si ya nos
hubiera empujado al fondo de su mente. Cuando se da cuenta
de que las dos seguimos ahí, mirándolo desubicadas, se
despide de nosotras con la mano. “Pueden irse". Entonces
centra su atención en la persona que está al otro lado del
teléfono.
"¿Quién se cree que es?" Casi no soy capaz de encadenar
dos frases coherentes, estoy tan enfadada, que dejo que Alex
me saque de allí.
"Es un imbécil con los humos muy subiditos, pero eso ya
lo sabíamos". Alex se encoge de hombros como si su falta de
emociones humanas decentes no fuera una sorpresa para
ella. "Ahora vámonos de aquí para que puedas decirme lo que
pasó en la sala que hizo que parezca que has visto un
fantasma".
No decimos ni una palabra mientras la secretaria de
Dunne, Nancy, nos lleva por las habitaciones traseras y las
cocinas del juzgado. Hay una presencia que nos sigue a todas
partes, dos hombres como armarios que estoy segura de que
he visto antes.
"Son nuestros guardias", me dice Alex en respuesta a mi
pregunta no formulada mientras caminamos hacia el Lexus
negro, de alguna manera su chofer ha sabido que saldríamos
por la parte de atrás. Alex tenía razón, estos tíos son
profesionales de verdad.
"Los he visto antes..." Aunque no recuerdo dónde.
Alex tiene la decencia de parecer un poco avergonzada y
centra su atención en la ventana mientras el coche se aleja.
"Te han estado vigilando desde que me dijiste lo que habías
visto esa noche".
La miro pestañeando, procesando lo que acaba de decir.
"¿Los contrataste para que me siguieran? ¿Y no se te ocurrió
decírmelo?" Sé que lo hizo por mi propio bien, pero no deja
de ser una mentira.
"Sabía que dirías que no". Alex se toca las manos y me
mira suplicando. "Estaba preocupada por ti y no me la iba a
jugar cuando se trataba de tu vida, B. Eres mi mejor amiga y
no voy a dejar que te pase nada".
Visto así, ¿cómo voy a enfadarme ella?
"No pasa nada, Lex". Le agarro las manos, dándoles una
pequeña sacudida. "Entiendo por qué lo hiciste, pero la
próxima vez avísame, ¿vale?"
“¿La próxima vez que tu vida esté en peligro por haber
presenciado un asesinato? Trato hecho." Se encoge de
hombros, haciéndome reír. "Bueno, ahora que estamos lejos
del payaso del fiscal, ¿vas a decirme por qué estabas tan
asustada?" Me mira con los ojos entrecerrados.
“Como si encontrarme cara a cara con Chandler no fuera
suficiente para asustarme" Ahora me toca a mí mirar por la
ventana para evitar su mirada.
"Tal vez, pero te conozco lo suficiente como para saber
cuándo estás mintiendo, B, aunque seas preocupantemente
buena haciéndolo. Venga, cuéntamelo, ¿qué ha pasado?" Me
golpea con el codo, hasta que me vuelvo hacia ella.
"Lo vi. Estaba allí." El asombro que sentí en aquel
momento me golpea de nuevo.
"¿Quién? ¿Quién estaba allí?" Alex me frunce el ceño
confusa.
"Ryker”. Digo su nombre en un susurro, pero trae consigo
toda una ola de sentimientos encontrados con los que no
estoy preparada para lidiar todavía.
Las cejas de Alex suben tanto que casi llegan a la línea de
su pelo. ¿"El motorista"? Asiento en respuesta. "¿Qué coño
estaba haciendo allí?"
Respiro profundamente. "Es el abogado defensor de
Chandler".
Alex parece tan sorprendida como yo.
"Pero, pero... dijiste que era motorista".
"Era... es... bueno, creo." Nada de esto tiene sentido.
"Supongo que sé incluso menos de él de lo que pensaba." Eso
es lo que pasa con los rollos de una noche. Cuando te vas,
tienes suerte si le puedes poner nombre a la cara de la
persona a la que le entregaste tu cuerpo.
Así que supongo que debo considerarme una afortunada. Me
fui con su nombre metido en la cabeza. Es todo lo demás lo que no
sé, cada detalle importante.
Elijo no responder a esa pregunta, es una trampa en la
que no quiero caer.
Eres una chica mala, Brynn. Haces que los hombres hagan
cosas malas.
La educación católica de mi madre había pasado a primer
plano cuando el Alzheimer empezó a invadir su cabeza, me
dijo cosas que todavía no he podido olvidar, por mucho que
el lado lógico de mi cerebro sepa que era la enfermedad la
que hablaba, no ella. Jayden siempre me dice que le gustaría
tener una memoria como la mía para no tener que estudiar,
pero no entiende que a veces más que una bendición es una
maldición.
“¿B?” Alex está agitando su mano enfrente de mi cara,
mirándome en plan "Tierra llamando a Brynn". "¿Dónde
estabas?"
"En un sitio en el que no quiero estar". No le digo nada
más y, por una vez, Alex lo deja estar.
"El abogado defensor de Chandler". Alex repite las
palabras, procesándolas.
"Sí".
"Eso lo convierte en uno de los malos", dice dudosa, pero
a esa conclusión ya había llegado yo sola.
"Sí". Me froto las sienes, maldiciéndome por ser tan
estúpida, maldiciéndome por bajar la guardia con él esa
noche, por entrar en ese maldito bar. Si no lo hubiera hecho,
nada de esto habría pasado. No me sentiría así y él no sería
más que un tío cualquiera en una sala de juicios.
Pero si no lo hubieras hecho, no lo habrías conocido...
Intento decirle a mi cerebro que se calle, pero no sirve de
nada, el daño ya está hecho y ahora solo puedo pensar en
cómo me hizo sentir esa noche y en cómo nadie más se ha
acercado lo más mínimo a él.
"Es demasiada coincidencia que justo os conocierais esa
noche, que justo él trabaje para Chandler". Alex expresa con
palabras los pensamientos que han estado mareándome la
cabeza desde que lo vi.
"No creo en las coincidencias, no tienen una base
empírica". Es un comentario de mierda, pero mi cerebro ya
ha hecho los cálculos y Ryker no sale muy bien parado.
Siento cómo Alex pone los ojos en blanco. "No empieces
con conceptos matemáticos, Brynn, te lo pido por favor.
Ahora mismo no tengo la cabeza para escuchar una
conferencia sobre estadística". Junta las manos
suplicándomelo y se me escapa una risa.
"Y... ¿cómo lo viste?" El tono de Alex me dice que lleva un
rato queriendo preguntarme eso.
"Pues bien. Muy bien", resoplo, hundiendo mi cabeza
entre mis manos.
Alex me da palmaditas en la espalda para reconfortarme.
"Ya, me lo imaginaba". De repente para y sé que está a punto
de decir algo importante. "No puedes fiarte de él, B. No
importa cómo creas que te sientes, tienes que alejarte de él.
Lo sabes, ¿no?"
"Sí, ya lo sé". Asiento, con las manos todavía
cubriéndome la cara, mientras me trago lo amargo de la
situación y finjo que no me importa.
CAPÍ T ULO 6

Ryker

"O CÚPATE DE ELLA ".


Las palabras de Chandler han estado dando vueltas en mi
cabeza como una puta noria y no me resultan más fáciles de
aceptar ahora que cuando me las dijo en el tribunal ayer.
No me hizo falta un título universitario para saber a lo
que se refería Chandler y no es la primera vez que me pide
que le resuelva un problema como este. Lo he hecho antes,
sin ni siquiera pensármelo dos veces
Pero esta vez es diferente, el objetivo es una mujer. Yo no
mato mujeres. No tengo muchas reglas, pero las que tengo
las cumplo como si fueran leyes porque eso es exactamente
lo que son, mi ley.
Sí, claro, entonces solo es porque te dijo que rompieras una de
tus putas reglas, por eso estás sentado aquí como si tu perro
acabara de palmarla.
Me aparto del escritorio, enfadado porque esta vez la voz
que escucho en mi cabeza tiene razón. No es solo por eso que
me pregunto qué cojones debo hacer, qué cojones puedo
hacer. No es cualquier mujer la que me pide que mate. Es ella.
Sí, sin comerlo ni beberlo, estoy pensando en ella otra
vez. La imagen de su cara perfecta vuelve a mí, una cara que
no he podido sacarme de la cabeza desde que la vi por
primera vez. Apenas conozco a esa mujer y aún así podría
describir cada uno de sus rasgos perfectamente.
"Jefe". La voz de Drew acompaña el sonido de alguien
llamando a la puerta de la oficina que tengo detrás de mí y le
pido que entre.
"Dime, ¿qué más tenemos?" Pero cuando me doy la vuelta
para mirarle me doy cuenta de que la respuesta va a ser una
mierda.
"Todavía estamos trabajando en ello, Ryke." Drew me
mira como esperando a que pierda el control y a mí no me
gusta decepcionar a la gente.
"¿Trabajando en ello?" Le salto a la yugular porque estoy
enfadado y necesito alguien con quien desahogarme. "¡Han
pasado más de 24 horas y lo único que has conseguido hasta
ahora es un puto árbol genealógico!"
"Estamos más cerca de encontrarla que ayer, jefe." Drew
hace un gesto con las manos para calmarme, lo que todo el
mundo sabe que es puto desesperante cuando lo último que
quieres hacer es calmarte. "Tenemos la residencia de su
madre controlada y los Ravens están vigilando a su hermano
en la Universidad de Nueva York. Tenemos influencia y los
ojos puestos en la gente que le importa. Aparecerá tarde o
temprano."
"Más vale que sea temprano, Drew, porque se nos está
acabando el puto tiempo." Le doy un puñetazo al escritorio,
en parte para enfatizar lo que quiero decir y en parte porque
simplemente quiero golpear algo. Respiro profundamente,
sabiendo que la ira puede ser muy reconfortante pero que no
ayuda mucho a la hora de solucionar problemas. "Nadie
desaparece así como así. ¿Dónde está? ”
B, o Brynn como ahora sé que se llama, había
desaparecido después de la vista. Nadie la había visto. No
había ido a su apartamento y obviamente no se iba a
presentar en su trabajo en Importaciones Chandler.
"La encontraremos, Ryke. Siempre lo hacemos." Drew se
encoge de hombros como si fuera así de simple. "¿Me puedes
decir que te pasa?"
Este es el problema de trabajar con amigos, que te
conocen demasiado bien como para poder ocultarles algo.
"La conozco". Le lanzo una mirada a Drew y veo como sus
cejas pelirrojas comienzan a levantarse.
"¿En plan, conocerla, conocerla? ¿En el sentido bíblico?"
Drew se pone de pie. "¿Te la has follado?"
Asiento, pero me muerdo la lengua cuando estoy apunto
de decirle que fue más que eso.
¿Qué te pasa, acaso eres una tía ahora? ¡Joder, macho!
"¿Cuándo?" Drew, siendo Drew, va directo al grano.
"La noche en que Chandler se cargó a ese tío, la noche en
la que se basa todo este puto juicio". La ironía de la situación
sería divertida si no fuera tan jodidamente trágico.
"Hostiaaa..." Drew se frota la barba a la altura de la
mandíbula mientras procesa mis palabras.
"Sí, es un buen resumen." Excepto por el hecho de que no
puedo dejar de pensar en ella, excepto por ese pequeño
detalle.
"¿Qué vamos a hacer cuando la encontremos?" Drew me
observa atentamente. Sabe lo en serio que me tomo mis
reglas, las reglas que establecí cuando me convertí en
presidente de los Sin Ley.
"Ojalá lo supiera". Y eso me molesta, yo hago planes, los
llevo a cabo y sigo adelante, joder. "No lo sé" no es una
situación a la que esté acostumbrado.
"¿Qué puede usar Chandler contra ti?" Drew se inclina
hacia atrás contra la puerta, con los brazos cruzados,
esperando.
Me había guardado la amenaza de Chandler para mí,
tratando de encontrar una manera de evitarla, pero como se
me ocurrió una mierda, pensé que era hora de compartirla.
"Hará público lo que soy, lo de los Sin Ley, todo."
La doble vida que había cultivado, por la que había
trabajado tan duramente, desaparecería y, teniendo en
cuenta mi estrecha relación personal con el fiscal, me
acusarían de suficientes cargos como para encerrarme
durante mucho tiempo. Todas las cosas con las que he podido
vivir, pero que si Chandler filtra no me afectarían solo a mi,
sino a todo mi equipo, a mis hermanos, que pagarían el
precio y con eso si que no podría vivir.
"Eso si no te mata primero", señala Drew, tan elocuente
como siempre.
"Creo que quieres decir ‘intente matarte’. Pero gracias,
aprecio el voto de confianza". Chandler es un imbécil, pero
es un imbécil con poder. Si quiere deshacerse de mí, no tengo
ninguna duda de que usará todos sus recursos para
asegurarse de que eso pase.
"Jefe". La voz infeliz de Brick al otro lado de la puerta es
tan bienvenida como un puñetazo en la cara. Brick, como
todos los demás, sabe que una puerta cerrada significa que
no quiero hablar con nadie.
"¿Qué?" Es más un gruñido que una pregunta.
"Chandler ha venido a verte". Brick suena como si me
estuviera pidiendo perdón y puedo oír cómo arrastra los pies
al otro lado de la puerta.
"¿Qué coño está haciendo aquí?" Drew se endereza, como
si se estuviera preparando para pegarle una paliza a alguien.
"Hablando del puto rey de Roma." Ambos sabemos que el
hecho de que Chandler aparezca en el Clubhouse es una muy
mala noticia. Nunca nos encontramos aquí, es demasiado
conspicuo, son demasiadas las variables que pueden
conectarnos si le siguen hasta aquí.
¡Joder!
"Quítate del medio". La voz irritada de Chandler
interrumpe mis pensamientos sobre las muchas formas en
que me gustaría matarlo.
Suena a discusión al otro lado de la puerta y sé que que
Brick deje pasar a Chandler es tan probable como que yo
haga un juramento de celibato y ahora mismo no estoy para
broncas.
"¡Brick, déjale pasar!" Mi voz se eleva sobre los insultos
que suenan al otro lado de la puerta antes de que se abra y
Chandler entre a zancadas como si fuera el puto amo y señor
de este sitio.
"¿Dónde coño está?" Mira alrededor como si esperara que
saliera de debajo de la mesa.
"Hola Stephen, pasa." Levanto una ceja al otro hombre,
dejando claro lo contento que estoy de verle.
"Déjate de saluditos, Banks. ¿Dónde coño está? Ya ha
pasado un día, ¿por qué no tengo su cabeza en una puta
bandeja?" Está tan enfadado que hasta se le escapa la saliva,
me mira con una mirada asesina.
"Me has pedido que me encargue de esto y lo estoy
haciendo, así que tranquilízate, joder". No levanto la voz, no
me hace falta. Chandler sabe con quién está tratando y sabe
hasta dónde puede presionarme antes de que salte.
"Tranquilízate dice". Chandler está apunto de sentarse en
mi silla y le digo que no con la cabeza. Cliente o no, si se
sienta en mi silla, lo echaré del Clubhouse tan rápido que no
le dará tiempo ni de pestañear. Sabiamente, elige tirarse en
el sillón que hay al otro lado del escritorio.
"¿Cómo coño se supone que me voy a tranquilizar
sabiendo que está ahí fuera, corriendo por ahí con suficiente
información como para meterme en la trena?” Se pasa las
manos por el pelo y Drew y yo intercambiamos una mirada.
Ninguno de los dos lo había visto así antes, el tío pierde los
estribos muy fácilmente pero nunca lo había visto entrar en
pánico.
"¿Qué es lo que me estás ocultando?" Conociendo a
Chandler hay un montón de información que se está
guardando para sí mismo. "Si quieres mi ayuda, necesito
saberlo todo."
Chandler se sienta en silencio durante un rato,
pensándolo bien, sus hombros se desploman un poco cuando
toma una decisión. Le hace un gesto con la mano a Drew, sin
mirarle.
"Tiene que irse". Es una orden, no una petición y no me
gusta que la gente piense que puede dar órdenes en mi casa.
"Se queda". No es negociable, no solo porque Drew es mi
mano derecha, sino también porque no tengo intención de
complacer al mierdas de Chandler.
Chandler me mira fijamente, como si tratara de
intimidarme. Me apoyo contra la pared, con los brazos
cruzados y espero. Finalmente levanta las manos y se vuelve
a sentar en el sillón.
"Está bien, vamos a acabar con esto ya, tengo mejores
cosas que hacer que estar aquí." Escanea mi oficina como si
no estuviera a su altura. Gilipollas.
"Me dijiste que conocías a su padre", le digo después de
que pase un rato en silencio, puto niño malcriado.
"¡Ya sé lo que te dije, joder!" Chandler se pasa los dedos
por el pelo, desordenando su perfectamente estilizado
repeinado. "Está en la cárcel, yo lo metí ahí". Se detiene y se
hace un silencio sepulcral. De las muchas cosas que podría
haber dicho, esa no me la esperaba.
"Continúa". Dios, se lo tengo que sacar todo con
sacacorchos.
"Era un soldado de bajo rango, hizo algunos trabajos para
mí alguna que otra vez, nada importante. Pero demostró ser
eficaz, alguien en quien podías confiar para que hiciera
cosas.”
Chandler mira fijamente la pared que tiene frente a él, sin
hacer contacto visual. Si no lo conociera mejor, pensaría que
se avergüenza de lo que me va a decir, pero sé por
experiencia que la vergüenza no está entre su lista de
emociones. Para ello, tendría que creer que está equivocado
de alguna manera y eso nunca lo admitiría, ni siquiera a sí
mismo.
"Y ¿cómo acabo ahí?" No me voy a andar con rodeos, no
tengo todo el puto día para escuchar su cuento de buenas
noches.
Chandler sube la cabeza y me mira. Si cree que eso me va
a intimidar, entonces es más imbécil de lo que pensaba.
"Hubo un robo, murió gente, algo que estaba planeado."
"Vamos, que querías matar a alguien y quisiste que
pareciera un robo que salió mal." Relleno los espacios en
blanco.
Chandler asiente con la cabeza, sin lamentarlo lo más
mínimo y no puedo evitar preguntarme a cuánta gente habrá
matado, cuántos asesinatos habrá ordenado.
"El problema fue que un policía fuera de servicio decidió
entrar en escena y hacerse el héroe. Uno de mis chicos se
motivó con el gatillo y el policía no vivió para contarlo.”
"Joder". Drew sacude la cabeza con asco, matar a un
policía, incluso a un puto policía fuera de servicio es de
aficionados. Sabe tan bien como yo que tan pronto como un
policía muere, el resto de los agentes cierran filas y no se
detienen ante nada hasta meter al que lo hizo entre rejas.
"¿Tienes algo que decir?" Chandler ya se ha levantado y
está de cara a Drew.
"Siéntate, Chandler. Si lo tocas, te vas a tener que
enfrentar a mí después". No me he movido ni un centímetro
de donde estoy, pero ya he pensado en la mejor manera de
derribarlo si llegáramos a las manos.
Un tío que necesita demostrar continuamente lo duro que
es normalmente es porque no tiene las habilidades de lucha
necesarias. Por supuesto, sabe apretar un gatillo pero,
¿puede lanzar un puñetazo decente?
Ignoro la mirada de fastidio que me lanza Drew por haber
intervenido. Sé que puede arreglárselas solo, pero esa no es
la cuestión. No puedo dejar que Chandler piense que puede
venir aquí y liarla. Ni de puta coña.
"Ponle el bozal a tu perro, Banks". Chandler se sienta en
el sillón y le da la espalda a Drew, ignorándolo.
Sacudo la cabeza al instante cuando veo sus puños
apretados con los nudillos blancos. Sé que lo único que
quiere es meterle un par de puñetazos a Chandler, pero no
puedo permitirlo, a menos que sea él el que dé el primer
puñetazo.
Chandler tiene demasiados amigos en demasiados sitios,
joder, tiene todo un maldito imperio, atacarlo significaría
entrar en guerra y no tendríamos la fuerza suficiente para
ganarla, al menos no todavía.
"¿Por qué no terminas tu puta historia para que todos
podamos seguir con nuestras cosas?" Y puedas irte de una
puta vez. "¿Así que fue el padre de Brynn el que mató al
policía?"
Chandler sacude la cabeza. "Fue otra persona, alguien que
estaba muy arriba en mi organización, no podía dejar que
fuera a la cárcel. Así que le pagué a Russo, le ofrecí una buena
suma para su familia, si asumía la culpa. Él aceptó y el resto
es historia".
“¿Cómo que "el resto es historia"? Me parece que hay un
pequeño detallito de mierda que te has dejado atrás. ¿Cómo
llegó la hija de Russo a trabajar en tu empresa?" Sería
demasiada coincidencia.
"Me dio pena". Parece que Chandler odia admitirlo, por
mi parte estoy tan sorprendido de oír que tiene sentimiento
como lo estaría cualquiera. "Fundieron el dinero, su madre
se puso enferma o algo así y lo siguiente que recuerdo es que
Russo me estaba llamando desde la cárcel pidiéndome que le
diera trabajo a su hija, me dijo que era una especie de genio o
algo así y que andaban cortos de dinero".
"¿Qué sabía de ti? Porque no me creo ni por un puto
segundo que le hubieras dado trabajo por caridad. No me
importa lo cerebrito que fuera". Hay algo que no me está
diciendo y estoy esperando a que lo suelte.
"Suficiente. Sabía lo suficiente para hacerme las cosas...
difíciles". Chandler se retuerce un poco en su silla.
“¿Sabía?” Me concentro en el uso del tiempo pasado.
"Está muerto, ¿verdad?"
"Puede que haya tenido un desafortunado accidente poco
después de que contratara a su hija. Cosas que pasan en la
cárcel." Extiende las manos como diciendo "¿qué le vamos a
hacer?”.
"¿Por qué no la echaste después de hacer que mataran a
su padre? No había razón para que cumplieras tu parte del
trato". Obviamente no lo hizo por pensar que era lo correcto.
Este tío no sabría la diferencia entre lo que es correcto y lo
que no aunque lo tuviera delante.
“Si te digo la verdad… me olvidé de su existencia."
Chandler parece un poco cohibido al admitirlo.
Le miro perplejo, tratando de procesar lo que acaba de
decir. "A ver si lo entiendo, ¿haces que maten al padre de esa
mujer y luego te olvidas de que existe durante tres putos
años?"
"¡No me mires así, Banks, tu tampoco eres mucho mejor!
No llevo la cuenta de todos los cabrones de los que me he
ocupado." Me observa mientras piensa en sus palabras,
haciendo un comentario. "Son demasiados." Nota al pie, no
se lo va a pensar dos veces si tiene que añadirme a la lista.
Va a ser que no, amigo mío.
"Joder". Drew sacude la cabeza al ver el desastre de
situación a la que nos enfrentamos y casi estoy de acuerdo
con él.
"¿Ella sabe algo de esto? ¿Por eso va a testificar?" Disparo
las preguntas cuando parece que Chandler está a punto de
interpretar su actuación de tipo duro con Drew otra vez.
Chandler se encoge de hombros. "Tendría sentido. Podría
hacerlo por venganza, aunque no le va a salir bien".
"O podría ser simplemente el karma." Es casi poético si lo
piensas.
"¿Qué eres, un puto budista ahora?" Chandler se ríe como
un cerdo.
"Vengarse no le pega mucho”. Es una de esas personas
que parecen decentes de verdad, aunque tampoco es que
conozca a muchas. "Parece demasiado... inocente."
Chandler me levanta una ceja y yo me muerdo la lengua,
deseando haberme guardado esa última parte para mí.
"¿Qué coño importa cómo sea? ¿Qué coño importa por qué
la ha tomado conmigo? ¡No te pago para que pienses con la
polla! Para lo que te pago, es para que hagas lo que te digo".
Me señala con el puto dedo índice y me prometo a mí mismo
que algún día se lo voy a cortar y que voy a sonreír mientras
lo hago.
El zumbido del teléfono en mi escritorio interrumpe mis
pensamientos, una pena la verdad, lo estaba disfrutando.
Reconozco el número de uno de los hombres que tengo en
la residencia de la madre de Brynn.
"Está aquí".
"Voy de camino". Cuelgo y cojo mi chaqueta.
"¿Era sobre la chica?" Chandler se pone de pie. "Banks,
no estoy de coña, necesito que esa perra se muera ya o las
cosas se pondrán muy difíciles para ti y tu pequeña banda de
críos".
Me enfrento a él cara a cara, apenas controlando mi
temperamento. "Ya te escuché la primera vez que me
amenazaste a mí y a los míos. No te hice caso entonces y
tampoco lo haré ahora." Cierro mis palabras con una de mis
miradas y noto un parpadeo de incertidumbre en sus ojos.
"Ah, y Chandler, no vuelvas a pasarte por aquí. Tenemos
un trato y si vuelves a poner un pie en el Clubhouse, se acabó.
Me lo tomaré como una declaración de guerra". Paso a su
lado, quitándolo de mi camino y Drew se pone a mi lado.
"¿A dónde vas?" La voz de Chandler detrás de mí suena
como la de un niño pequeño.
No me doy la vuelta cuando salgo de la oficina y la hago
un gesto a Brick que espera para acompañar a nuestro ilustre
invitado a salir.
"A hacer lo que me pagas por hacer.”
"Bien, porque no me gustaría que aparecieras al final del
día sin nada. Podría obligarme a tener que ensuciarme las
manos.”
CAPÍ T ULO 7

Brynn

C AMINAR POR AHÍ SINTIENDO QUE TE SIGUEN ES DESCONCERTANTE EN


el mejor de los casos. Pero cuando se le paga a alguien para
que te siga, es muy raro.
Me paro delante de Sunset Living, la residencia de mi
madre y siento cómo el segurata se detiene unos pasos más
atrás. Cuando me vuelvo para mirarlo, me mira expectante
como si esperara órdenes.
"Si vamos a pasar tanto tiempo juntos, creo que
deberíamos conocernos un poco mejor." Le sonrío y le doy la
mano para presentarme. "Soy Brynn".
Mira mi mano con desconcierto como si fuera un objeto
extraño. "Sé quién es, Srta. Russo".
Me controla para no poner los ojos en blanco. Es como
hablar con un robot.
"Entonces me sacas ventaja, ¿cómo te llamas?" Le sonrío,
alegremente, esperando que algo de mi amabilidad se le
pegue.
"Jameson". Es más un gruñido que una palabra.
"Jameson, genial". Casi puedo ver la bola de paja rodando
entre nosotros. "¿Es un nombre o un apellido?"
Jameson se encoge de hombros y me lo tomo como que no
le importa cómo le llame en vez de que no sepa cómo se
llama.
Alex se había referido a los guardias de seguridad como
gorilas. Pensé que estaba siendo mala persona, pero ahora,
estando cara a cara con uno de ellos, empezaba a ver la
exactitud de esa denominación: grande, de aspecto
aterrador, más músculo que cerebro y muy probablemente
mortal.
"Vale, una conversación muy estimulante." Se me acaba
la paciencia así que le doy la espalda y cruzo la puerta.
"¡Brynn! ¡Qué alegría verte!" Mi recepcionista favorita
está en la recepción, necesitaba ver su cálida sonrisa.
"¡María!" Le devuelvo el abrazo, es reconfortante sentir
su sólida y familiar presencia a mi alrededor.
"Ya hacía que no venías, estaba empezando a
preocuparme." María inclina su cabeza hacia mí. "¿Estás
bien, cariño?"
Asiento con la cabeza, sin querer contarle la sucesión de
eventos de esta última semana. He compartido tanto con
María a lo largo de los años que me siento mal por
ocultárselo, pero sé que es mejor que no lo sepa.
"¿Y quién es este que has traído contigo? ¿Un nuevo
novio?" Sus ojos brillan de emoción mientras me rodea para
ver mejor a Jameson, pero le digo que no con la cabeza.
"No, siento decepcionarte. Es solo un amigo". Le sonrío
ampliamente, esperando distraerla de la falta de tranquilidad
en nuestro lenguaje corporal.
"Ajá". María nos mira.
"Bueno y, ¿cómo sigue?" Paso por encima de todas las
preguntas que sé que está desesperada por hacerme.
Los rasgos de María se suavizan inmediatamente y me
aprieta el brazo en un gesto reconfortante. "Igual, cariño.
Sigue igual."
Supongo que no debería decepcionarme cada vez que
María me dice eso, porque es la misma respuesta todo el
tiempo. Puede que esté mejor o peor, agresiva, confundida,
eufórica o cualquier cosa entre medias, pero nunca será la
mujer que yo conocí.
Que mi madre no va a mejorar es un hecho. En mi cabeza,
lo sé, es solo que mi corazón parece tener problemas para
asimilar ciertas realidades.
Asiento con la cabeza. "Supongo que iré a visitarla un
rato."
"En un rato voy para ver cómo vais." María mira a
Jameson con otra de sus miradas dudosas antes de volver al
trabajo.
Mi gorila se queda unos pasos detrás de mí mientras
serpenteo por los pasillos hacia la habitación de mi madre,
sonriendo al personal que reconozco. Llevo viniendo aquí
casi todos los días estos últimos tres años, así que conozco a
casi todo el mundo.
Cuando me acerco a la habitación de mi madre, respiro
profundamente, preparándome para el inevitable aluvión de
emociones que experimento cada vez que me encuentro cara
a cara con ella, con la persona que es ahora, con la persona
que ya no es.
Soy consciente de la presencia de Jameson a mis espaldas
y al mirarle me doy cuenta de que no puedo dejar que entre
en la habitación conmigo.
"Me gustaría entrar sola." Veo que su cara no muestra
ninguna expresión.
"Se supone que no debo dejarla sola". El tío es
completamente cortante y seco. Ni una señal de emociones
humanas.
"No me va a pasar nada. Es mediodía y estamos rodeados
de gente". Señalo el interminable flujo de pacientes,
doctores, enfermeras y familiares que fluyen a nuestro
alrededor. Sin embargo, Jameson todavía no parece
convencido. "Mira, no te lo tomes a mal, pero creo que mi
madre podría encontrarte un poco... intimidante".
Básicamente es un eufemismo. Habría encontrado al guardia
intimidante cuando estaba bien y completamente lúcida,
ahora que se había deteriorado, lo encontraría aterrador.
"No quiero molestarla". Jameson mueve sus pies,
mirando al suelo y es la primera vez que veo que algo que
digo le afecta. "Mi abuela tenía demencia".
Así que lo entiende.
"Lo siento". Extiendo la mano impulsivamente y aprieto
la suya en señal de apoyo, él me recompensa con una sonrisa
que desaparece en un abrir y cerrar de ojos para ponerse de
nuevo su máscara profesional. Le dejo caer la mano,
sintiendo de repente que me he pasado de la raya.
"Acabo de ver por ahí el cartel de la cafetería". Asiente
con la cabeza en la dirección de la que acabamos de venir.
"Iré a tomar un café, le daré algo de tiempo con su madre."
Se mete la mano en el bolsillo y me da una pequeña caja
negra que me cabe en la palma de la mano. Cuando lo miro
con extrañeza, señala un botón en la parte inferior.
"¿Un botón del pánico?" Parece un poco exagerado, pero
si sirve para que me deje un tiempo a solas con mi madre
entonces no se lo discutiré.
"La alarma es silenciosa, va directamente a mí." Me
señala el auricular en plan servicio secreto que ni siquiera me
había dado cuenta de que llevaba puesto. En serio, ¿cuánto
les pagaba Alex a estos tíos? "Si en algún momento siente
que algo no va bien, si ve a alguien que no reconoce, si algo le
parece extraño, lo presiona y vengo corriendo. ¿Entendido?"
Asiento con la cabeza. "Entendido".
"Puedo darle media hora, eso es todo." Vuelve a mover los
pies y de repente parece mucho más joven. "Y le agradecería
que no le mencionara esto a la Srta. Parker".
Así que el guardia-gorila amenazador le tiene miedo a la
rubita que muy probablemente podría levantar con una sola
mano. Si no hubiera visto a Alex en acción cuando está
enfadada, probablemente me habría reído, pero,
conociéndola como la conozco, puedo entender por qué le
tendría respeto, aparte del hecho de que podría hacer que lo
despidieran con un chasquido.
"No te preocupes, no le diré nada. No te voy a traicionar si
haces algo por mí.”
Como todavía no se mueve, le hago señas con el botón del
pánico. "Y no dudaré en usar esto si lo necesito. Prometido".
Asiente con un gruñido y me pide que entre en la
habitación. "30 minutos Sra. Russo, no más".
"Vale, y llámame Brynn." Le lanzo una sonrisa antes de
cerrar la puerta detrás de mí. Ahora que se ha mostrado un
poco más blando, estoy decidida a ganarme a Jameson. Por lo
menos me dará otra cosa en la que pensar que no sea el juicio
o cierto hombre que permanecerá sin nombre.
"¿Hola?" La voz débil de mi madre a mis espaldas me
devuelve al presente y me armo de valor antes de darme la
vuelta para mirarla. La habitación es muy luminosa, el sol de
mediodía entra a raudales. Siempre le había gustado sentir el
sol en la cara así que le pedí al personal que se asegurara de
que su cama estuviera cerca de la ventana en días soleados
como hoy.
"Hola". Mantengo la voz calmada y me dibujo una sonrisa
no amenazante en la cara. A lo largo de los años he ido
descubriendo la mejor manera de acercarme a ella, para
evitar que se ponga nerviosa, para evitar que entre en pánico.
Cuando entra en pánico, cuando se siente fuera de control, es
cuando se enfada, cuando me dice cosas que no puedo
olvidar, cosas que nunca se olvidan.
La mujer que está sentada en la cama está a un mundo de
distancia de la persona que solía conocer. Su largo y oscuro
cabello es ahora casi completamente gris y su hermoso
rostro tiene muchas más arrugas de las que debería tener a
su edad.
El proceso de envejecimiento prematuro no solo ha
afectado a su mente, sino también a su cuerpo. Ahora se
parece más a mi abuela que a mi madre y tengo que tragarme
el nudo en la garganta que se me hace cada vez que la veo.
"¿Quién eres? Ya no veo muy bien". La incertidumbre en
su voz es una señal de advertencia y sé que podría
convertirse fácilmente en pánico total si se siente
confundida.
"Soy yo, mamá". Doy un paso hacia ella, con cuidado de
no acercarme demasiado rápido, con cuidado de no asustarla.
"Soy Brynn".
La expresión de aturdimiento en su cara me dice que no
tiene ni idea de quién soy y, aunque ya debería estar
acostumbrada, me duele el corazón como si fuera la primera
vez.
"Brynn". Le da vueltas al nombre, su cerebro dañado no
establece las conexiones necesarias para reconocerme.
"Tienes buen aspecto, mamá". Es mentira, pero una
conversación agradable es la mejor manera de tranquilizarla.
Sé por experiencia que no tiene sentido forzar que me
identifique, intentando decirle quién soy o intentando hacer
que recupere recuerdos a los que ya no tiene acceso. La
palabra "mamá" también podría hacer que se alterara. No lo
hace, al menos no todavía y estoy agradecida por ello.
"Siento que haya pasado tanto tiempo desde la última vez
que vine, han pasado muchas cosas."
Hace años, habría venido a ella y a mi padre para que me
consolaran. La madre italiana que había en ella, sin duda,
habría tratado de resolver el problema con la comida y nos
habríamos sentado en el apartamento que ella y papá solían
compartir y habría sentido que la justicia aún existía. Pero
esos tiempos ya pasaron. Se fueron hace mucho tiempo y,
aunque estoy sentada a su lado, mi madre tampoco está.
"Eres muy guapa, es muy agradable que vengas a
visitarme". Mi madre me sonríe cálidamente y acaricia la
cama a su lado. Lo tomo como una invitación a sentarme y
ella me mira expectante mientras lo hago.
"¿Te gustaría hacer un rompecabezas?" Cojo el libro que
está a su lado y paso la página a una nueva hoja de sudoku.
Mi padre siempre dijo que heredé de ella mi amor por los
números.
Ella frunce el ceño al ver la página. "¿Me gustan los
rompecabezas?"
Mi corazón se rompe un poco al escuchar la pregunta y no
puedo evitar preguntarme cuánto tiempo más podrá seguir
adelante.
María me dijo que mi madre seguía igual, pero la
expresión de desconcierto en su cara y el brillo permanente
en sus ojos me dicen lo contrario.
"Sí mamá, te gustan los rompecabezas." Le doy el lápiz y
el rompecabezas, pero ella mira la página en blanco y veo
cómo sus ojos se llenan de lágrimas. "No... no lo entiendo".
La tristeza en su voz me sacude por dentro y me apresuro
a quitarle el libro de rompecabezas, lo único que quedaba de
la persona que conocía.
"No importa, lo haremos en otro momento." Es una
mentira despiadada, no iba a haber otro momento, no iba a
mejorar. "Podría leerte algo, ¿te apetece?"
Mi madre me mira, mueve la boca pero no sale ningún
sonido, las lágrimas inundan sus ojos. No son buenas
noticias, reconozco todos los signos de un episodio
inminente. Si no la calmo rápido, se pondrá histérica y
tendré que llamar a una enfermera para sedarla, algo que
quiero evitar a toda costa.
"Vale, haremos lo que te apetezca. Hace un día precioso,
¿qué tal si vamos a dar un paseo?" Me doy cuenta de mi error
tan pronto como las palabras salen de mi boca. Le he hecho
una pregunta, una pregunta de la que no sabe la respuesta,
porque ya no sabe lo que quiere hacer. No sabe lo que le
gusta, lo que no le gusta, ya no sabe cuál es la respuesta
correcta y eso solo sirve para que se sienta más ansiosa.
"¡Dos mujeres preciosas esperándome! ¿Se puede tener
más suerte?" Una voz grave detrás de mí hace sonar todas
las alarmas de mi cuerpo.
Mi corazón truena mientras me doy la vuelta para mirar
al intruso, para estar cara a cara con la última persona que
espero ver. Tal vez no debería sorprenderme tanto, parece
tener un don para aparecer en los lugares más improbables.
"¿Qué coño estás haciendo aquí?" Le susurro las palabras,
no quiero que mi madre se enfade más de lo que ya está.
El miedo es una emoción fácil de reconocer y, aunque no
sepa quién soy ni se relacione conmigo como una madre
debería relacionarse con su hija, me asusta mucho que se le
pegue mi miedo. También me asusta mucho que Ryker esté
aquí, en esta habitación, con mi madre. Que, al parecer,
pueda entrar en esta habitación en cualquier momento y
hacer con ella lo que le plazca.
Lo miro, lo miro de arriba a abajo. Mis ojos no solo están
llenos de ira, sino que le están suplicando. Suplicando por
algo que espero que tenga... empatía, decencia. Suplicando
que haya al menos una pequeña parte de él que se parezca al
hombre con el que he pasado días soñando.
"Estaba pensando que ya era hora de que tú y yo
tuviéramos una pequeña charla". Ryker me mira como si
esperara que hiciera un amago de escaparme en cualquier
momento.
"No puedes estar aquí". Doy un paso adelante para evitar
que se acerque a mi madre, intentando tragarme mi propio
miedo. No voy a dejar que se le acerque.
Aprieta la mandíbula, le brillan los ojos y me pregunto si
es prudente liarme en una pelea con este hombre.
"¡Qué chico tan guapo!" La encantadora voz de mi madre
rompe el pesado silencio y se me hunde aún más el corazón
en el pecho.
"Muchas gracias Sra. Russo." Ryker le sonríe
ampliamente, le brillan los ojos, está claro que tiene facilidad
para ganarse a las personas con su puto carisma.
"Se supone que no puedes estar aquí. Tienes que irte." Me
enderezo, como si eso fuera a cambiar algo. Todavía soy casi
una cabeza más baja que él y no vale la pena molestarse en
fingir que podría enfrentarme a él.
Debe estar pensando lo mismo, porque me mira y parece
que se entretiene, como si fuera una niña pequeña tratando
de asustar a un oso. Estoy a punto de decirle que se puede
meter sus expresiones condescendientes en un sitio no muy
agradable, cuando la voz de mi madre me interrumpe.
"¡No me dijiste que tu marido venía hoy!" Aplaude como
una niña pequeña y puedo sentir la alegría que sale de ella.
Me avergüenzo, no quiero decepcionarla, y más aún
cuando es tan raro verla así. "No, mamá, no es...
"Así es, Sra. Russo. B no sabía que iba a venir". Ryker
entra suavemente y me pone el brazo alrededor de lo
hombros como si fuera la cosa más natural del mundo.
"Quería que fuera una sorpresa". Todo mi cuerpo se tensa.
Excepto mis ojos. Mis ojos miran en dirección al botón del
pánico que he dejado inútilmente en la mesita de noche junto
a la cama de mi madre.
"¡Oh, me encantan las sorpresas!" Mi madre le habla a
Ryker como si fuera lo mejor que ha visto en mucho tiempo.
"Ya lo sabía yo", sonríe, tirando de mí más fuerte contra
su costado, acercándome demasiado a él mientras intento
alejarlo de mí.
Lo miro fijamente y aplasto el tacón de mi bota contra su
pie. Aparte de un ceño fruncido que desaparece tan rápido
como se forma, no reacciona, lo único que hace es apretarme
más fuerte.
"Suél-ta-me." Digo entre dientes mientras esbozo una
sonrisa, sin querer dar a mi madre la impresión de que está
pasando algo muy malo.
Me sonríe y puedo ver en sus ojos una advertencia. "¿Qué
forma es esa de hablarle a tu marido, cariño?"
Nuestras cabezas están tan juntas que solo harían falta
unos pocos centímetros para que nuestros labios se
encontrasen. De repente me doy cuenta de todos los lugares
en los que nuestros cuerpos se están tocando, cadera,
cintura, el lado de mi pecho derecho roza su torso, su mano
en mi hombro, su pulgar dibuja sutilmente pequeños círculos
que siento como marcas a través de mi delgado jersey y me
revuelvo para soltarme.
"¿Por qué haces esto? ”
Ryker se encoge de hombros, liberándome. "Podría estar
haciendo cosas peores ahora mismo."
"A mí madre ni tocarla". Empiezo a caminar hacia ella y
me doy cuenta de que está a menos de un paso detrás de mí.
Pero tengo que llegar al botón del pánico.
"A tu madre no le va a pasar nada mientras yo esté
vigilando." Su voz es más suave ahora y no sé qué pensar.
Aún así, no dejo de trotar hacia adelante, caminando con
cuidado, haciendo que parezca que mi única intención es
acercarme a mi madre.
La mano de Ryker me agarra suavemente el codo y me
gira para obligarme a mirarlo. Sinceridad, determinación...
esas son las cosas que veo en sus ojos. Ojos azules como el
Pacífico. Pero sé, tan bien como sé mi propio nombre, que
Ryker está aquí por todas las razones equivocadas.
"¿Por qué estás aquí, Ryker?"
"Te lo dije, necesito hablar contigo y eres una mujer muy
difícil de encontrar." Me habla susurrándome al oído y su
aliento contra mi piel me hace temblar.
"De eso se trata", murmuro en voz baja.
"Muchacho, ven a sentarte aquí y cuéntamelo todo sobre
ti." Mi madre señala el lujoso sillón que hay junto a su cama,
sonriéndole a Ryker como una niña y luego de repente me
doy cuenta, ¡está coqueteando con él!
Me aprieta la cintura, riéndose íntimamente de forma
oscura. "No te pongas celosa, solo tengo ojos para una de las
Russo." Entonces va y me guiña el ojo con todo el morro del
mundo, como si esto fuera un juego.
Me quedo ahí de pie, mirándolo como una tonta mientras
toma asiento y comienza una conversación con mi madre
como si fuera algo que hace todos los días.
Por mucho que odie la proximidad que hay entre ellos,
también estoy agradecida por ello. El botón del pánico sigue
en la mesa, a solo unos centímetros de la silla en la que él
está sentado.
Cuando me acerco lo suficiente, lo alcanzo, cogiéndolo en
la palma de mi mano. Pero no lo uso, todavía no. Cuando
llegue mañana, sé que me daré una bofetada por esto.
Porque, sinceramente, no hay ni una puta razón por la que
no deba pulsar el botón del pánico ahora que lo tengo en las
manos.
Me alejo de Ryker. Su mirada está clavada en mis manos,
pero no dice nada.
Es mi madre la que rompe el silencio. "Ven a sentarte con
tu marido, cara mia." Me hace señas mientras Ryker me
observa como un halcón.
No me muevo, atrapada entre la voluntad de no querer
molestarla y mi propio sentido de supervivencia. Me
recuerdo a mí misma que solo porque Ryker esté siendo un
chico bueno ahora, no significa que no sea uno de los malos.
"Siéntate, B." Ryker se da palmaditas en la rodilla
invitándome a hacerlo y se echa más atrás en la silla como
retándome, sin apartar los ojos de mí.
Le enseño la alarma como advertencia cuando cruzo la
habitación y él levanta la puta ceja, completamente
indiferente ante mi amenaza.
Cuando vacilo junto a su silla, le oigo suspirar
profundamente y murmurar una maldición, luego levanta las
manos hasta mis caderas y me desequilibran hasta que
prácticamente caigo en su regazo, haciendo que mi madre se
ría como una adolescente.
"¿Qué cojones?" Lo miro fijamente, tratando de liberarme
de sus brazos.
"Si sigues haciendo eso vamos a tener un verdadero
problema aquí." Su voz es áspera y puedo sentir cómo casi se
me salen los ojos de las órbitas cuando me doy cuenta de lo
que está hablando, un bulto duro en sus vaqueros me disipa
todas las dudas. Se encoge de hombros: "Creo que te he
echado de menos más de lo que pensaba y eso es serio
viniendo de alguien como yo".
De repente la habitación parece demasiado pequeña, está
demasiado cerca, todo está mal. Agarro con más fuerza la
alarma y sus dedos rodean mi muñeca, como advirtiéndome
de que puede detenerme cuando él quiera.
Desde la perspectiva de mi madre debe parecer juguetón,
pero la seriedad de sus ojos cuando se encuentran con los
míos me dice que no está jugando.
"Si planeas usar eso, yo no me molestaría. Tu amiguito no
va a venir corriendo". Su voz sedosa oculta el trasfondo de lo
que dice.
Cierro los ojos. Tenía razón, Ryker está muy lejos de ser el
tío amable que aparenta ser a ojos de mi madre senil.
"¿Qué le hiciste?" Si le ha hecho daño a Jameson no podré
perdonármelo.
"No te preocupes, nada es permanente. Joder, ¡incluso
debería agradecérmelo!" Ryker inclina la cabeza,
estudiándome. "Parecíais muy unidos antes, no pensaba que
fuera tu tipo." Noto un poco de celos en su voz, como si
estuviera sopesando si podría o no gustarme Jameson.
Le miro parpadeando. "Quién o qué es mi tipo, no es de tu
incumbencia." Le escupo las palabras que me salen de
dentro. Solo cuando los ojos de mi madre se encuentran con
los míos me doy cuenta de lo fuerte que ha sonado mi voz.
Me mata. En realidad, pensar en la posición en la que
estoy hace que me sienta muy culpable. La posición en la que
me puso Ryker. Es estúpido pero también me cabrea, porque
antes de que apareciera en ese tribunal él era justo la
definición de mi tipo y eso que nunca había tenido un tipo.
"Lo siento, mamá", murmuro, esbozando una sonrisa
temblorosa, solo para ella.
Ella me devuelve la sonrisa, una sonrisa leve e inquisitiva.
Siento cómo la tranquilidad tiñe su cara cuando mira a
Ryker. Vaya mundo más jodido este en el que vivimos.
"Tu gorila está bien", susurra Ryker, rozando la punta de
su nariz contra mi mejilla. Dejo que lo haga mientras me
trago la bilis que me ha subido hasta la garganta y permito
que su piel haga contacto con la mía. Solo porque hizo que mi
madre sonriera. Solo porque vernos a los dos parece hacerla
más feliz de lo que la he visto en mucho tiempo.
Me agarra más fuerte alrededor de la cintura y me siento
aliviada mientras proceso sus palabras. Estoy sola con él y no
me iré hasta que me lo permita. Ese sentimiento de
impotencia no me sienta bien.
"Hacéis muy buena pareja". El rostro de mi madre
resplandece y confirma el hecho de que no la había visto tan
feliz desde antes de que mi padre muriera y pensar en él me
trae un aluvión de recuerdos. Siempre he sido una niña de
papá, me llevaba muy bien con mi madre, pero mi padre era
mi héroe y no hay día que no le eche de menos.
"“B?” La voz áspera de Ryker en mi oído me saca de mis
pensamientos sensibleros. "¿Sigues conmigo?"
La pregunta me hace hasta gracia. "¡Bueno, no es que
tenga muchas opciones! Lo has dejado bien claro."
Por un momento siento que su mirada se suaviza, pero
luego su expresión se vuelve a endurecer y me mira de una
manera que me hace sentir más como una curiosidad que
como una persona.
"Si tuvieras la opción, ¿qué querrías?" Su pregunta me
sorprende bastante, pero tengo muy clara la respuesta.
"Me gustaría que te fueras. Ahora mismo." Mi voz suena
muy baja incluso para mis propios oídos.
"¿Estás segura?" Sus ojos azules parecen como acero que
se mete en mi alma.
Asiento, no muy segura de que mi voz vaya a temblar.
"Muy bien, entonces me iré." Me suelta y me pongo de
pie, parpadeando desconcertada, luego miro el reloj y me doy
cuenta de cuánto tiempo ha pasado. Ha pasado media hora,
así que Jameson tendría que llamar a la puerta en cualquier
momento.
"¿Os vais tan pronto?" Mi madre parece una niña pequeña
a la que le han dicho que los amigos con los que está jugando
tienen que irse a casa.
"No se preocupe, Srta. Russo, volveremos a visitarla
pronto."
Ryker toma la mano de mi madre en la suya y le besa
galantemente los nudillos, haciendo que se ría y se ruborice.
El motorista interpreta el papel de príncipe azul. ¿Quizás fue
una advertencia de que volvería a por mi madre si no hacía lo
que él y Chandler querían?
No me acerco a mi madre hasta que él se ha acercado a la
puerta y luego le planto un beso en la frente, cerrando los
ojos e inhalando su familiar olor. "Adiós mamá, volveré
mañana." Necesito hablar con Ryker y como no será
exactamente de cosas bonitas, no puedo decirlas mientras
estoy aquí.
Me mira, con una sonrisa en su cara que estoy segura de
que es más para Ryker que para mí. Si supiera que le está
sonriendo a una alimaña.
Estoy a punto de cerrar la puerta cuando de repente habla.
"Adiós Brynnie".
Levanto la cabeza para encontrarme con sus ojos y por un
momento veo claridad en su rostro, me reconoce, sabe
exactamente quién soy y puedo sentir cómo se me llena el
corazón de felicidad.
Las lágrimas empiezan a nublar mi visión, pero veo cómo
la niebla desciende de nuevo sobre su mente y la misma
expresión vacía de antes vuelve a tomar su lugar. No
importa, porque se acordó de mí. Por primera vez en lo que
han parecido siglos, volvió conmigo, aunque solo fuera por
unos segundos.
"Se acordó de mí". Me acerco a la pared en busca de
apoyo, no estoy preparada para la ola de emociones que me
sacude. Unas manos fuertes me sostienen y me encuentro
mirando a Ryker, su cara a centímetros de la mía. "Se acordó
de mí", repito con asombro. Le repito esas palabras, porque
si soy la única que lo sabe, puede que no sea cierto. Le repito
esas palabras porque él es el único que está aquí. Es mi única
opción.
"No eres una mujer fácil de olvidar, Brynnie." Su aliento
se desliza por mis labios y cuando se inclina para besarme,
mi cerebro se desconecta de mi cuerpo. Cuando sus labios
tocan los míos no puedo apartarlos. No quiero hacerlo en
este momento. Las vibraciones del beso me llegan hasta los
dedos de los pies, calentando cada centímetro de mí cuerpo.
Nuestras lenguas se enredan, hundiéndose más
profundamente, como si no tuviéramos suficiente el uno del
otro. Tiene las manos en mi pelo y yo le agarro de la
chaqueta, sujetándome mientras me entrego completamente
a su beso.
El sonido de una campana se infiltra en mis oídos y mi
cerebro procesa la alarma de la residencia que indica que el
tiempo para las visitas ha terminado. La gente va a empezar
a llenar los pasillos y me encontrarán liándome con un
hombre del que debería alejarme.
Ryker se aleja bruscamente, como si sintiera que he vuelto
a la realidad, respirando tan fuerte como yo.
"Deberías irte". Repito, mi voz es tan ronca que apenas la
reconozco. "Esto no es una buena idea". A eso le llamo yo
eufemismo.
Me alejo de él, necesito poner algo de distancia física
entre nosotros. La química que tenemos es innegable, pero
es demasiado peligroso para mí y no solo por el caso.
"Tienes razón, aunque eso no significa que no vaya a
pasar." Se encoge de hombros, lleno de confianza. Imbécil
arrogante. "Pero todavía necesitamos hablar". Extiende la
mano a punto de tocarme, pero la echa para atrás,
apretándola en un puño. "Por cierto B, te equivocas. Sé lo que
piensas y estás muy equivocada. No tengo intenciones de
hacerte daño."
Me quedo mirándolo mientras se aleja por el pasillo, hasta
que no lo veo. Hasta que lo único que queda de él es su sabor
en mis labios y el recuerdo de sus palabras. Dios sabe que
quiero creer que no tiene intenciones de hacerme daño. De
verdad que sí.
"¿Estás lista para irte?" La voz de Jameson detrás de mí
me hace saltar del susto.
"¡Jesucristo!" Pongo la mano sobre el corazón como una
señora mayor. "¿Podrías hacerme el favor de no acercarte
sigilosamente cuando mi vida está en peligro? Estaría
genial". Le doy mi aprobación y me recompensa con una
fisura en esa coraza que lleva puesta, una sonrisa de verdad.
"¿Estás bien?" Lo miro, preguntándome qué le habrá hecho
Ryker.
"Bien, igual un poco subidito de cafeína, pero bien". Me
lanza una mirada de curiosidad. "¿Por qué?"
"Nada, nada". Le quito la preocupación y empiezo a
caminar hacia la salida, preguntándome si Ryker solo me la
había jugado.
Jameson da un claro rodeo para ir de vuelta a casa de Alex,
la Mansión Parker. Me pregunto si es un procedimiento
estándar o si tiene la sensación de que pasó algo en la
residencia, algo que no debería haber sucedido. Me toco los
labios, sintiendo el fantasma de la presión de la boca de
Ryker contra ellos.
¿Qué coño estoy haciendo?
Sacudo la cabeza. Jugar con fuego, eso es lo que estoy
haciendo y ya se sabe lo que les pasa a las chicas que juegan
con fuego… que se queman.
CAPÍ T ULO 8

Brynn

D ESPUÉS DE UNA NOCHE DE INSOMNIO , DANDO VUELTAS Y PENSANDO EN


alguien en quien no tengo que pensar, lo último que quiero
es ver al fiscal Dunne, o fiscal Dummie como Alex lo llama
ahora, para preparar el juicio.
Sonrío educadamente a Jameson mientras me abre la
puerta del coche y él asiente con la cabeza, con una
expresión seria, como respuesta. Cualquier progreso que
pensé que habíamos hecho el día anterior se ha borrado por
completo de la noche a la mañana y la idea de tener que
empezar de nuevo es un poco deprimente.
Además, la conversación sin sentido que tuve con Kayden
anoche no ayuda a mi mal humor. Es un buen chico, pero la
mayor parte de las veces me siento más como su madre que
como su hermana mayor. Solo nos llevamos cinco años, pero
parecen cincuenta. Nunca ha tenido que cuidar de sí mismo,
siempre he estado ahí para sacarle las castañas del fuego. Era
tan joven cuando se llevaron a papá, que quise protegerlo.
Tal vez lo protegí un poco demasiado.
Al principio no quería verlo, pero Alex tenía razón, mi
hermano pequeño se estaba convirtiendo en un hombre
egocéntrico y engreído. Cuando le llamé para ponerle al día
sobre el estado de mamá, lo único que me preguntó fue
cuándo le enviaría más dinero.
Sacudo la cabeza al recordar sus palabras. Me había
equivocado. Quería darle todas las oportunidades que yo no
había tenido por estar demasiado ocupada tratando de llegar
a fin de mes después de que se llevaran a papá. Quizás si
hubiera dejado que se esforzara un poco más por conseguir
las cosas, no sería tan... "derrochador" como lo llamó Alex
una vez.
Es un buen chico, no tiene maldad, solo que en realidad
no tiene ni idea de cómo funciona el mundo. De todas
formas, reeducar a mi hermano pequeño no es algo con lo
que pueda lidiar ahora mismo, tengo otras cosas en mente.
Gran actitud, B. Mi monólogo interno está muy sarcástico
esta mañana, me digo a mí misma, deseando que baje un
poco el volumen. Estoy cansada y el tonito de los sueños,
tanto despierta como dormida, que he tenido con Ryker me
han dejado frustrada y... ¿¡Cachonda!?
Dios, ¿pero cuánto tiempo había pasado antes de él?
Empiezo a hacer cuentas y veo que es bastante
deprimente. Había pasado un tiempo antes de la noche en
que me acosté con Ryker, la noche que está grabada en mi
cerebro y mi cuerpo. Joder, estuve con Todd 6 meses, ni
siquiera nos acostábamos y tampoco es que me importase,
un claro indicador de que la relación no iba a ninguna parte.
De repente y como si tuviera telepatía, aparece un
mensaje en mi móvil y se me escapa un pequeño gruñido.
Cuando Todd dijo que me iba a dar algo de tiempo esperaba
que fuera para siempre, pero se ve que no.
Hola, te echo de menos. ¿Podemos vernos?
Miro fijamente el mensaje, deseando sentir algo,
cualquier cosa, aunque sea ligeramente recíproca. Pero no
siento nada, solo el temor de tener que decepcionarlo, otra
vez.
Estoy sentada en la parte de atrás del coche, tan
concentrada en el móvil intentando encontrar una respuesta
al mensaje que no me doy cuenta del sonido de los motores
que nos rodea hasta que es demasiado tarde. Levanto la vista
a tiempo para oír a Jameson soltar una maldición, más larga
y colorida de lo que me esperaba. El coche pasa por encima
de algo y las ruedas silban moviéndose hacia ninguna parte.
¿Un pinchazo? ¿En las cuatro ruedas?
"Srta. Russo, manténgase agachada". Jameson me está
gritando, pero solo me hace falta un segundo para entender
por qué cuando el parabrisas se rompe.
Grito, tirándome al suelo, protegiéndome la cabeza
instintivamente del cristal que se hace añicos. Suena un
disparo y miro hacia arriba para ver a Jameson apuntando su
pistola hacia el lado del coche.
¿Cuántos son? ¿Estamos rodeados?
Desde esa noche, siempre me pregunté qué haría
Chandler si me encontrara. Después del juicio, estaba
bastante segura de saber qué iba a hacer. Que fuera yo la que
estuviera en el estrado, confesando… solo tenía una opción.
Me daba miedo pensarlo. Pero aquí, en este momento, me
doy cuenta de lo paralizante que es el miedo a la realidad.
Todas las clases de autodefensa a las que he ido se me
olvidan de repente. Mis manos se paralizan. Mis piernas se
paralizan. Y por mucho que intente cerrar los ojos, parece
que ellos también han dejado de funcionar.
Se escucha un golpe cuando la ventana junto a Jameson se
rompe y observo, indefensa, como una mano con un guante
le golpea en un lado de la cara. Se resiste y deja caer el arma
a sus pies, la mano con el guante se convierte en un brazo
que agarra a mi guardia de seguridad por el cuello,
ahogándolo.
Grito mientras le exprimen el oxígeno que le queda y la
otra persona se aleja de él. Es entonces cuando la primera
chispa de ira se abre paso a través de mi miedo.
No tengo ni idea de si Jameson está vivo o muerto, pero sé
que estos hijos de puta le han hecho daño y que es por mi
culpa. La única razón por la que están aquí es para llegar
hasta mí.
Mi mente empieza a funcionar más rápido, buscando
opciones más rápido de lo que tarda mi corazón en dar un
latido. Si pudiera llegar al arma, si pudiera alcanzarla,
entonces podría defenderme.
Sin pensarlo dos veces, sabiendo que solo tengo unos
segundos hasta que vengan a por mí, me sumerjo en el
asiento del copiloto y empiezo a buscar el arma de Jameson.
Mi mano toca muchas cosas, plástico, la alfombrilla y algo
frío. No es de metal. Todavía no consigo encontrar el arma,
pero está ahí. Sé que está ahí. Empiezo a moverme más
rápido, a buscar más.
La puerta del coche se abre detrás de mí y el pánico se
apodera de mi cuerpo. Cierro los ojos, como si eso me hiciera
invisible para los hombres de fuera.
"Sal".
No, no, no. Todavía no.
Mi mano barre el suelo por última vez y mis dedos rozan
algo frío, más frío que la última vez... Frío y metálico. Casi
lloro de alivio mientras agarro el arma.
"Sal o entraremos a buscarte".
La advertencia es clara, si tienen que entrar a buscarme,
no me va a gustar.
Me deslizo lentamente fuera del coche, manteniendo el
arma detrás de mí, escondida entre mi cuerpo y el vehículo.
Solo puedo ver dos hombres, ambos vestidos con vaqueros,
una chaqueta oscura y la cabeza cubierta con un
pasamontañas, pero debe haber una tercera persona, la que
agarró a Jameson por el cuello. ¿Chandler?
Me pregunto a cuántos de ellos podré derribar antes de
que me atrapen, antes de que me maten. Sé cómo disparar un
arma, pero no estoy en operaciones especiales, no me han
entrenado para escapar de un montón de hombres que
intentan matarme.
"Tenemos que irnos ya." La voz del tío que tengo detrás,
el tío que hirió a Jameson, parece intranquila.
"Llévatela". El hombre que tengo delante asiente con la
cabeza al otro mastodonte y se acerca a mí.
Estoy completamente fuera de control por dentro. Pero de
alguna manera, me las arreglo para mantener la calma. Me
las arreglo para agarrar mejor el arma, para mantener mis
intenciones ocultas mientras lo hago.
No sé adónde va mi mente mientras saco el arma de
detrás de mí, pero no pienso en las consecuencias. No pienso
en el daño que causan las balas ni en cómo me sentiré
mañana si consigo matar al hombre que tengo delante. Solo
la agarro fuerte, apunto, presiono mi dedo contra el gatillo y
me preparo para el momento en que la bala salga del cañón.
Todo sucede lentamente en los segundos que siguen. El
sonido ensordecedor cuando disparo, la forma en que mi
cuerpo entero tiembla. La forma en que su cuerpo entero
tiembla mientras la bala se mete dentro de él, del tío que
parece de piedra.
"¡Joder!" Gruñe y lo veo agarrarse del hombro izquierdo
mientras una mancha roja se extiende por él. "Me ha
disparado, joder".
Levanto el arma de nuevo, preparada. Puedo hacerlo.
Puedo hacerlo de nuevo. Justo cuando estoy a punto de
apretar el gatillo por segunda vez, me derriban y el arma cae
al suelo.
Es entonces cuando la adrenalina disminuye y el miedo se
dispara. Estoy luchando por liberarme. Peleando duro para
conseguir salir de debajo del tío que tiene todo su peso sobre
mí. Le araño, grito y le clavo los dedos en el cuello y en los
ojos. Él presiona más fuerte, usando una mano para poner
las mías sobre mi cabeza. "Estate quieta, coño", gruñe, pero
no lo hago.
No es un destino que esté dispuesta a aceptar y por eso
pateo más fuerte que antes, luchando por respirar mientras
él me aplasta las costillas.
"Debí saber que no nos lo pondrías fácil", refunfuña,
hablando más para sí mismo que para mí y de repente se me
ocurre algo.
Muevo la cabeza, tratando de evitar que me cubra la boca
con la mano, pero es mucho más fuerte que yo.
"Jefe, tenemos que irnos". Dice una voz.
El hombre que está encima de mí me pone de pie como si
no pesara nada en respuesta. Le doy otra patada y me lanza
un gruñido mientras mi bota alcanza su espinilla. Sin
embargo, mi victoria es efímera, ya que alguien viene detrás
de mí y me cubre la cara con una tela. El olor de algo dulce
invade mis sentidos y mi cabeza empieza a dar vueltas.
Me fallan las piernas y el mundo comienza a oscurecerse,
mi visión se vuelve borrosa.
CAPÍ T ULO 9

Ryker

24 horas antes

"A SÍ QUE AQUÍ ES DONDE TE HAS ESTADO ESCONDIENDO ." O BSERVO


como el coche que lleva a Brynn pasa por los inmensos
portones de la Mansión Parker.
Seguirla desde la residencia había sido bastante sencillo,
está claro que su conductor había aprendido a hacer
maniobras evasivas en el mismo sitio donde había estudiado
para ser guardaespaldas.
Sacudo la cabeza. Si fuera yo, tendría a esos gorilas
agarrados por las pelotas. ¿En qué cojones estaba pensando
al dejar a Brynn sola? Y no solo eso, sino que también dejaba
que la distrajera la enfermera que le planté delante. No me
costó mucho, solo tuve que darle uno de los verdes y decirle
que mantuviera ocupado al gorila con traje. Funcionó a la
perfección, el tío había caído de lleno en la trampa.
Aficionado. Necesita un equipo de seguridad mejor. No solo
alguien cuyo trabajo sea protegerla, no solo alguien que
quiera protegerla, sino alguien que necesite protegerla.
¿Pero qué coño? Conoces a esa chica de una noche. No hay
nada en ti que necesite protegerla. Mi voz interior no va a
cerrar la puta boca nunca, hijo de puta pesimista... Joder, a lo
mejor esa voz estaba en lo cierto. No tiene sentido que sienta
que necesito ser su escudo. Aún así no ensombrece el hecho
de que sienta lo que siento. Simple y llanamente.
Y así es cómo me irrito excesivamente por el hecho de
Brynn le confíe su seguridad a ese gorila con traje. Un tío que
no distingue entre un codo y un culo no debería ser segurata.
Efectivamente, necesita que tú seas quien la proteja.
Alejo ese puto pensamiento de mi cabeza, pero sigue
volviendo a mí. Soy la persona a la que debería temer, a la
que le han encargado hacerla desaparecer. ¿Y cómo coño se
supone que voy a hacer eso? Me froto la frente, como si eso
fuera a despejar mi cerebro, pero funciona.
He aparcado lo suficientemente lejos de la casa, si se le
puede llamar así a la fortaleza que es la Mansión Parker, para
que no me vean y este es un muy buen lugar para planear
cuál va a ser mi próximo movimiento.
Estar vagando fuera de la mansión no tiene nada que ver
con que Brynn esté dentro y que haya una posibilidad de que
la vea si me quedo donde estoy. No, no tiene nada que ver
con eso.
Mierda, todavía puedo oler el champú de limón que usa.
Me coloco bien los vaqueros cuando la recuerdo sentada en
mi regazo, su pelo haciéndome cosquillas en la nariz, me
pone duro al instante. Puede que aparecer en la residencia de
su madre de la manera en que lo hice fuera un poco
retorcido. Pero también era necesario. ¿Para qué? No estoy
exactamente seguro. Unas cuantas, si soy sincero. Era
necesario que me temiera, confiara en mí y me deseara. Era
necesario verla, olerla y tocarla. Ya estamos con la necesidad
otra vez. A la mierda con todo eso, cada segundo de
incomodidad valió la pena.
Era la primera vez que la veía con algo más que un traje
de negocios abrochado y su culo parecía aun más increíble
con los vaqueros que con una de esas minifaldas
diplomáticas. Parece que la sacaron del sueño húmedo de un
adolescente y ni siquiera es consciente, lo que la hace diez
veces más sexy. Y no me tiene miedo, o tal vez no lo
suficiente. Está dispuesta a enfrentarse a mí, poniéndose
toda protectora con su madre, aunque yo pese 30 kg más que
ella.
Es delgada y esbelta, su cuerpo presionado contra el mío
me dejó marcado, todavía puedo sentir su calor. Cierro los
ojos, recordando su aliento ardiente, el movimiento de su
lengua y el inigualable deseo que se disparó a través de mí
cuando sus labios, suaves, carnosos y maduros, se
encontraron con los míos. Joder, todavía puedo saborearla y
eso hace que se me ponga dura. Besarla había sido el
movimiento equivocado, el maldito movimiento equivocado,
pero era como si no pudiera evitarlo.
Apoyo la cabeza en el manillar. Esto es malo, esto es muy
malo.
Sé cuál es mi misión, sé exactamente qué es lo que
Chandler quiere que haga y qué es lo que me hará a mí y a
mis hermanos si no cumplo. Pero también sé que no quiero
hacerle daño y que no tiene nada que ver con mi código ético
en lo referido a no hacerle daño a las mujeres. Es por ella.
Es.
Por.
Ella.
Entonces, ¿dónde coño me deja eso? En ninguna parte,
resumiendo. Lo que es seguro es que no puedo pensar cuando
estoy tan cerca de ella. Cada vez que una maldita sombra
pasa por las ventanas pienso que podría ser ella y mi cerebro
entra en cortocircuito. Sacudo la cabeza con asco de mí
mismo.
Tío, ¿desde cuándo tienes vagina?
Acelero la moto, echo un último vistazo a la casa y me voy
de allí antes de que me vean. Ahora que sabemos dónde se
esconde, podemos trazar un plan y con el poco tiempo que
tenemos hasta que el juicio comience, necesitamos ponerlo
en marcha ya mismo, tan pronto como sea posible.
Acelero entre dos coches, dejando que mi cuerpo se
encargue de conducir mientras mi cerebro da vueltas. La
moto es el único sitio en el que puedo pensar. No hay nadie
más que interfiera, no hay problemas, ni peleas, nada
excepto yo, la moto y la carretera: la puta santa trinidad. Lo
único útil que mi madre me había inculcado, el amor por las
motos, por la libertad que te dan. Tal y como yo lo veo,
conducir una moto es lo más parecido a volar que hay. No
hay nada que se le acerque.

P ARA CUANDO LLEGO AL C LUBHOUSE , mis pensamientos ya


empiezan a aclararse, aunque la cara de B, su cuerpo, su puta
voz sexy… siguen molestando, tampoco me quejo de tener
esa distracción.
El bar, el centro de interés del club, está tranquilo a
primera hora de la tarde, solo hay unos cuantos de los míos
por aquí y no veo a la persona que necesito ver.
"Eh, Bennie". Señalo al novato que está limpiado la barra.
Sus ojos se abren tanto que parece que se le van a salir de
las órbitas. "¿Yo, jefe?"
No disimulo mi suspiro de frustración y le lanzo una
mirada que le dice que no estoy de humor para juegos de
mierda.
"No, el puto Bennie que está parado detrás de ti! ¡Sí, tú!"
Los hombres que están en las mesas se ríen y el chico deja
caer sus ojos sobre la barra, avergonzado.
Me recuerdo a mí mismo lo que era ser un novato y
cagarme en los pantalones al ver al jefe del club. Fue hace
mucho tiempo, pero todavía recuerdo la sensación de ver al
jefe entrar y pensar "un día, ese seré yo". Hice que pasara y
ahora este chico me mira de la misma manera. Dicho esto, si
quiere ocupar mi lugar algún día tendrá que ser más hombre
de lo que es.
"Encuentra a Gears, dile que necesito los planos de la
Mansión Parker ahora mismo." Uso el apodo de Drew porque
le gusta joder a los novatos y no dejar que lo llamen por su
nombre real, solo por su "nombre de motorista". Tampoco
les permite hacer contacto visual con él, se cree que es muy
divertido imponerles todas estas reglas y parece ser que
nunca pasa de moda.
"Vale". Bennie repite y me manda un pequeño saludo
antes de terminar de limpiar el bar. Cuando no me muevo y
en vez de eso lo miro fijamente como si tratara de hacerle un
agujero en la cabeza, me mira de nuevo, parpadeando.
"¡Menea el culo, novato!" Le gruño en voz alta y todo el
bar se queda en silencio.
Rara vez levanto la voz, no veo la necesidad. Si tienes
poder eso significa que puedes imponer respeto sin gritar
como una puta cabra. Pero mi paciencia se está agotando y
después de la confusión de las últimas horas estoy
demasiado frustrado.
"S-sí, jefe". Bennie casi se cae al salir de detrás de la
barra y correr hacia la puerta.
"Jesús". Soy consciente de las miradas perplejas de los
hombres que me rodean. "¿Qué? ¿Tengo monos en la puta
cara?"
No espero a que empiecen a hablar otra vez y entro en mi
oficina con un portazo. Me apoyo en el escritorio,
controlando mi temperamento.
Jesús, Ryker, contrólate.
Hay demasiado en juego. Un paso en falso y todo por lo
que he trabajado, mi club, mis hombres, mi trabajo como
abogado, toda mi puta vida, me lo podría quitar un gilipollas
que no merece ni que le den la hora.
Puto Chandler, voy a disfrutar destrozándolo cuando
llegue el momento y no tengo ninguna duda de que llegará el
momento, cuando lo haga, estaré listo. Pero lo primero es lo
primero, ahora mismo necesito poner mi plan en marcha, el
plan de sacar a Brynn de la red y del radar de Chandler.
"Me han dicho que querías verme". Drew entra sin
molestarse en llamar, es la única persona a la que dejaría
hacerlo.
"¿Los tienes?"
Drew parece ligeramente ofendido por que lo cuestione.
"¿El Papa se limpia su propia mierda?"
Abre su portátil en el escritorio y presiona algunos
botones, enseñándome lo que parecen ser unos planos.
Además de ser un experto en motos y en casi todo lo que
tenga un motor, Drew también es bueno con los
ordenadores, muy bueno.
"¿Son recientes? No quiero que se repita lo que pasó en
Las Vegas". Escaneo los planos, ignorando la indignación de
Drew.
"Solo pasó una vez, Ryke. ¿Cómo coño iba a saber que las
malditas salidas de emergencia no se abrían desde fuera".
Casi nos atrapan esa noche y, aunque fue hace años, todavía
disfruto echándoselo en cara a Drew.
"Muy bien, deja de lloriquear como una niña y ayúdame a
encontrar un punto débil en la casa. Trazo las líneas de las
paredes, las puertas y las ventanas, tratando de imaginarme
allí, tratando de encontrar una manera de entrar y, lo que es
más importante, de salir.
"Claro, pero ¿serías tan amable de decirme por qué
intentamos entrar en la puta fortaleza Parker?" Drew
retrocede, lanzándome una mirada que me esfuerzo por
ignorar.
"Brynn está allí".
"¿Brynn?" Drew me levanta una ceja. "Te refieres al
objetivo, ¿no?"
"Me refiero a Brynn Russo, la mujer de la que Chandler
quiere que nos ocupemos". Puedo sentir mi ira hirviendo a
fuego lento dentro de mí, no hará falta mucho para que
explote.
"¿Te refieres a la chica que te follaste y que ahora
tenemos que matar?" El tono suave y comedido de Drew me
saca de mis casillas y sin pensar en lo que hago, lo agarro por
la camisa y le doy la vuelta, poniéndolo contra la pared.
"¿Qué coño te pasa? No vamos a matarla. Nadie va a
tocarla, hostia", le gruño.
"Así que tenía razón." Drew me mira completamente
desconcertado y me doy cuenta de que me ha tendido una
trampa en la que he caído de lleno. "La chica te importa".
"¡No digas gilipolleces!" Lo suelto, alejándome e
intentando calmarme. "Tenemos reglas, Drew".
"No me jodas, ambos sabemos que no se trata de eso. Si
quieres fingir que sí, pues vale, pero te estoy diciendo las
cosas como son". Drew se cruza de brazos, estudiándome.
Vuelvo a sentarme y de repente el cansancio se apodera de
mí.
"Chandler me tiene entre la puta espada y la pared".
Se encoge de hombros, sin parecer molesto. "Bueno,
Ryke, menos mal que salir de situaciones imposibles como
esta es tu especialidad."
Levanto la cabeza y me encuentro con la mirada de mi
amigo, sé que tiene razón. Soy conocido por hacer que lo
imposible se haga realidad, como abogado y como jefe del
club. Cuando hay un trabajo que nadie más puede hacer, la
gente viene a mí, porque saben que puedo cumplir, que
puedo abordar un problema desde una perspectiva diferente,
que puedo encontrar una manera de entrar.
Mi atención vuelve al portátil y a medida que escaneo
cada piso, de repente tengo clara una cosa.
"Sacarla de la casa no es una opción. Está demasiado
protegida cuando está dentro".
Debí habérmela llevado de la habitación de su madre
cuando tuve la oportunidad, me hubiera ahorrado un mucho
tiempo y este puto dolor de cabeza. Créeme, estaba entre mis
opciones, pero no pude hacerlo. Supongo que por uno de esos
límites que no sabía que tenía. No es que haya un lugar
apropiado o inapropiado para secuestrar a alguien, pero si lo
hubiera, podría haber sido allí.
Sí, sí, debería, podría.... Tal vez si no hubieras estado tan
ocupado pensando con la puta polla, lo habrías hecho.
Abro Google Earth, estudiando la vista de satélite
alrededor de la mansión, recordando el solitario camino por
el que había conducido mi moto.
"Ahí". Señalo un punto en el mapa. "Ahí es donde es más
vulnerable. Es un camino tranquilo, sin casas alrededor, lo
suficientemente lejos de la mansión como para que los
refuerzos no lleguen a tiempo, lo suficientemente cerca de la
autopista como para que salgamos de allí antes de que nos
vean venir".
Drew asiente con la cabeza y casi puedo oír los engranajes
de su cerebro girando. "Necesitaremos 3 o 4 hombres".
"Más llamarían demasiado la atención." Doy golpecitos
en el escritorio y me activo a medida que el plan se va
concretando. Me empiezan a picar las palmas de las manos,
pensando en Chandler. Ese hombre es una víbora. Se abre
paso a través de toda la mierda. Lo más probable es que no
sea el único hombre que tiene buscando a Brynn. Mi única
esperanza es que no le ponga las manos encima antes que yo.
Drew y yo trabajamos en los detalles, repasando la
estrategia hasta que atamos todos los cabos. Hasta que no
haya nada que pueda sorprendernos. Eso es lo que diferencia
a los Sin Ley de otros clubes, no solo nos lanzamos de
cabeza, sino que usamos la cabeza tanto como usamos la
fuerza. Es lo que nos hace ser tan buenos en lo que hacemos,
los mejores.
Miro fijamente el lugar en Google Earth, el lugar donde va
pasar todo en menos de 24 horas.
"Funcionará". Estoy seguro de ello. A menos que Chandler
llegue a ella primero.
Drew me mira por el rabillo del ojo. "Sí, funcionará. Pero
llegar a ella nunca ha sido la parte más difícil."
"¿Qué quieres decir?" Hago la pregunta aunque sé
exactamente lo que quiere decir y aún no he llegado a esa
parte del plan.
"Después de que nos la llevemos, ¿qué vamos a hacer con
ella?"
Y esa, amigos míos, es la pregunta del millón. Ahora
mismo, solo sé lo que no vamos a hacer con ella.
"Dile a Bennie que prepare el granero". Está lo
suficientemente lejos del club como para que los hombres no
la molesten y es seguro. No va a entrar o salir de allí sin que
uno de nosotros lo sepa.
"¿El granero?" Drew me frunce el ceño. "¿Donde se
quedan los jefes de los otros clubes?" Parpadea.
"Sí, ¿tienes algún puto problema?" Mi expresión le dice
que, si lo tiene, entonces van a volar más que palabras.
"¿Yo? No." Se señala al pecho con los ojos abiertos y con
inocencia. "Solo que es un poco bonito para ser una celda,
¿no crees?"
"Cuando quiera tu opinión, Drew, te la pediré. Mientras
tanto, haz lo que te diga y dile a los candidatos que lo
preparen todo". Le doy la espalda, indicándole que la
conversación ha terminado.
"Lo que diga el jefe". Drew levanta las manos para
rendirse. "Pero pronto los hombres van a empezar a hacer
preguntas, como por qué hay una chica en la puta suite
presidencial y, cuando lo hagan, necesitamos tener una
buena respuesta para ellos."
No respondo porque sé que tiene razón. Aún así, antes de
que pueda dar una respuesta a mis chicos, necesito averiguar
por qué coño hago esto, por qué arriesgo todo por una chica
que apenas conozco.
Pero ahora no es el momento de pensar en eso. Es hora de
concentrarse en el plan, en lo que tiene que pasar mañana.
Vuelvo a mirar el punto del mapa que hemos designado como
zona cero. En menos de 24 horas estará en mi propiedad,
secuestrada de forma segura. Aún así, esas 24 horas parecen
una eternidad. Una llamada de Chandler en las próximas
horas podría arruinar todo esto. Una llamada de Chandler
antes de que pasen esas 24 horas, podría significar que le
pondría sus sucias garras encima y Dios sabe lo que le haría.
Dios sabe lo que le haría yo si le tocara un solo pelo de la
cabeza. Solo espero que no tenga que llegar a eso.
CAPÍ T ULO 10

Brynn

H E TENIDO SUEÑOS MUY EXTRAÑOS EN MI VIDA , PERO NINGUNO DE


ellos parecía tan real como ese. Estiro los brazos sobre mi
cabeza, sintiendo una punzada en las costillas mientras lo
hago. Ay. Qué raro, debo haber dormido en una mala postura.
Pestañeo hasta abrir los ojos, adaptándome a la luz de la
habitación y me encuentro cara a cara con un espacio que no
reconozco.
"¿Pero qué...?"
"Estás despierta. Bien."
Casi me da un infarto al escuchar la voz que está a mi
lado. Todavía estoy intentando despertarme por completo,
¿cómo podía haber estado tan fuera de mí que no me había
dado cuenta de que había alguien a apenas un metro?
Mis ojos tardan más de lo debido en enfocar su cara. Es
solo un niño, unos años más joven que yo, probablemente de
la misma edad que Kayden. Pelo oscuro, un poco demasiado
largo, pelusilla en la zona de la mandíbula como si intentara
sin éxito dejarse crecer la barba y una expresión alerta. Me
estrujo el cerebro, repaso sus rasgos, pero nada, no tengo ni
idea de quién es esta persona. Si hubiera conocido a este
chico, lo recordaría. Lo recuerdo todo. Entonces, ¿quién coño
es y por qué está sentado al lado de mi cama como una
niñera inquieta?
"¿Qué... dónde?" Tartamudeo como si no hubiera usado
mi voz en un tiempo y siento la lengua hinchada. ¿Qué
cojones me ha pasado?
"No te preocupes. Traeré al jefe, él podrá explicarlo todo."
El chico se dispone a darme una palmada tranquilizadora en
el hombro, pero parece pensárselo mejor y, en vez de
hacerlo, deja caer su mano.
Antes de que tenga tiempo de decir algo, ya ha cruzado la
habitación y ha salido por la puerta. Mis ojos estudian el
espacio a mi alrededor. Parece una habitación de hotel,
bueno en realidad más bien una suite, decorada con madera
oscura y tonos neutros.
La cama es enorme, más grande que cualquiera en la que
haya dormido antes y es muy cómoda. Pero, aún así, no
puedo relajarme porque no tengo ni idea de dónde estoy. Los
flashes vuelven a mí: Jameson diciéndome que me agache, el
cristal haciéndose añicos, el sonido de un disparo. Es
entonces cuando comprendo plenamente cómo la comodidad
y la seguridad pueden ser dos cosas totalmente diferentes. Lo
que sea que haya pasado anoche, quienquiera que me haya
secuestrado, esta habitación, ese chico, todo está relacionado
con lo mismo.
Chandler.
Mi mente empieza a acelerarse, mi corazón late a mil por
hora en mi pecho. Mi visión aún está nublada y, aunque mis
músculos no se mueven, sé que tengo que salir de aquí, ya.
Me destapo y agradezco que aún esté vestida con los
pantalones y la camisa que llevaba para mi reunión con el
fiscal. ¡Dunne! Seguramente me esté buscando. Me estaba
esperando y yo no había aparecido. Contactaría con Alex y
enviarían un maldito grupo de investigación, me
encontrarían.
Ese pensamiento me estimula y pongo los pies en el suelo,
me tambaleo cuando intento dar un paso y luego otro. Voy
despacio, como si estuviera aprendiendo a caminar de nuevo,
pero sigo moviéndome y al agarrar el pomo de la puerta para
apoyarme, necesito toda la fuerza que tengo para abrirla.
Pero en lugar de salir al pasillo de un hotel, me quedo
mirando a lo que parece campo abierto. Hay unos pocos
edificios salpicados alrededor y un montón de motos
estacionadas a unos metros de distancia.
¿Dónde coño estoy?
"Curioso, ¿no?" Una voz que reconozco me hace girar la
cabeza. "Aunque no deberías estar aquí."
Estoy tan sorprendida que ni siquiera puedo hablar
mientras Ryker me vuelve a meter en la habitación. No
Chandler, sino Ryker.
Ryker, el hombre en el que no podía dejar de pensar.
Ryker, el hombre que apareció en la habitación de mi
madre.
Ryker, el hombre que prometió que no me haría daño. "Por
cierto B, te equivocas. Sé lo que estás pensando y estás muy
equivocada. No tengo intenciones de hacerte daño." El recuerdo
de esas palabras parece como si me clavaran una lanza en el
estómago.
Cierra la puerta detrás de él, poniéndose entre ella y yo.
Lo miro fijamente, incapaz de creer lo que veo. Mis
manos, débiles pero decididas, se encogen formando puños y
golpeo en su dirección. Los golpes que doy no son sólidos. No
tienen fuerza… por más que le lanzo puño tras puño, él no se
acobarda.
"Fuiste tú". Respiro, apenas puedo articular dos palabras
antes de que me de un ataque de tos, siento mi garganta
como en llamas. Y eso es lo que me detiene. Eso es lo que me
impide golpearlo, golpearlo con mis puñetazos débiles.
"Mierda". Maldice en voz baja, arrastrándose al otro lado
de la habitación. Veo la puerta, la puerta cerrada pero sin
llave, pero no puedo ponerme de pie. Estoy demasiado débil
para estar de pie. Tosiendo demasiado fuerte como para
intentar escapar. Pero no me doy por vencida. Presiono las
palmas de mis manos contra la cama, luchando tan fuerte
como puedo por levantarme. Cuando por fin estoy de pie de
nuevo, él está delante de mí con un vaso de agua. "Has
estado inconsciente un tiempo. Tienes que tomártelo con
calma". Cuando ve que no me bebo el agua, resopla con
frustración. "No tiene droga, solo es agua".
Espero un poco antes de que la sed se apodere de mí y cojo
el vaso, engullendo el agua como si hubiera estado corriendo
todo el día.
"Eh, eh, más despacio." Me quita el vaso de la mano y lo
aparta a un lado. Mi cerebro está zumbando, girando como
un tornado mientras busca un arma, algo que pueda acabar
con él. "Tienes que tomártelo con calma, has estado
inconsciente un tiempo."
"Eso ya lo has dicho", le digo bruscamente, mirando el
vaso que ha puesto sobre la mesa. No va a conseguir dejarle
sin sentido. Mierda. "¿Cuánto tiempo me has tenido aquí?"
Ryker me lanza una mirada de consideración como si
estuviera decidiendo exactamente cuánto tiempo decirme.
"Poco más de un día".
¿Es cosa mía o suena arrepentido? Bueno, es un poco
tarde para eso ahora, amigo mío.
“¿Un día? ¿Cómo...?" No puedo creer que haya estado
dormida tanto tiempo y, si lo he hecho, ¿cómo es que la
policía o Alex y su banda de guardias de la élite no me han
encontrado todavía?
"Drew se pasó un poco con el cloroformo". Ryker se
encoge de hombros en señal de disculpa. "No tuvimos en
cuenta el hecho de que pesas mucho menos que la gente a la
que estamos acostumbrados a derribar."
Mi mente se tambalea al oírlo, tengo demasiadas
preguntas como para hacerlas todas a la vez. Así que le
pregunto la que más me asusta.
"¿Vas a matarme?" No sé por qué me molesto en hacer la
pregunta cuando sé que no puedo creer sus respuestas.
"¡No!" Se retrae como si le hubiera dado una bofetada y la
expresión de horror en su cara bastaría para convencerme de
que no está fingiendo si no fuera por el hecho de que me
secuestró y me trajo aquí, dondequiera que sea aquí, contra
mi voluntad.
"¿Dónde estoy?" Pensaba que estaba en un hotel de
primera por el aspecto de la habitación, el lujo de la misma,
pero lo que vi al abrir la puerta me ha dejado totalmente
perpleja. Es como estar dentro de la cueva de Aladino.
"En un lugar seguro". Ryker se cruza de brazos y me
observa. Me resisto a la necesidad de encogerme bajo su
mirada.
"¿Seguro?" ¿Va en serio? "¿Atacas a mi conductor, me
drogas, me secuestras y me llevas a un lugar desconocido y
esperas que crea que debo sentirme segura aquí?" Sacudo la
cabeza, incrédula. "Segura estaba con mi amiga, con Alex, y
con todos los guardias que teníamos para protegernos".
"¿Te refieres a los mismos guardias que dejaron que te
atraparan?" Me levanta una ceja, sin parecer muy
arrepentido.
"¿Por qué coño estoy aquí, Ryker?" Se lo pregunto con los
dientes apretados, sintiendo ira y miedo a partes iguales
mientras pienso en las posibles respuestas. "¿Está Chandler
aquí?"
Ryker sacude la cabeza, da un paso hacia mí y me
extiende una mano, automáticamente, doy un paso atrás.
Una expresión de arrepentimiento cubre su cara pero se va
tan pronto como aparece y se vuelve a cruzar de brazos, con
los puños apretados. Irradia poder y me sorprende lo ida que
estoy.
"Debes estar hambrienta".
Me pilla con la guardia baja.
"No". Sacudo la cabeza pero mi estómago retumba al
mencionar la comida, delatándome.
Ryker mira hacia el techo y suspira como si tratara de
controlar su frustración antes de encontrarse con mi mirada
y caer de nuevo en esos ojos.
"¿Me vas a llevar la contraria en todo?" Me mira
levantando la ceja, de forma inquisitiva.
"Depende, ¿vas a dejar que me vaya?" Le devuelvo la
mirada.
"Enviaré a uno de los chicos para que te tome nota.
Puedes pedir lo que quieras. Tienes el baño ahí", señala una
puerta, "Hay ropa colgada en el armario, adiviné tu talla de
memoria". Me sonríe y siento que mi estómago se agita. Qué
mono, recuerda mi cuerpo. Sí, muy mono el cabrón. Si
hubiera sido cualquier otro hombre, en cualquier otra
situación, le habría sonreído. Pero el hombre que está
delante de mí no es mi amante ni mi amigo. Es el enemigo.
"Quiero que estés cómoda aquí. Así que, si hay algo que
necesites, solo dilo." Se queda quieto como si esperara que le
diera una lista.
"Muy bien, entonces, lo que necesito es irme. ¿Puedes
hacerte cargo de eso?" Mi voz es dulce como la sacarina.
"No puedo hacerlo, B. Ojalá pudiera, pero no puedo. Te
dejo para que te instales." Me da la espalda y se dirige hacia
la puerta.
"No me llames así". Mi voz suena demasiado fuerte en
esta habitación silenciosa. Se gira lentamente, mirándome
con recelo como un ciervo que puede salir disparado en
cualquier momento. "Te dije que B es como me llaman mis
amigos y te aseguro que no eres uno de ellos". La verdad es
que nunca había sido un amigo para mí. La verdad es que,
después de solo esa noche, quería que fuera mucho más que
eso. Sé que parece que estaba soñando con un chico que no
conocía de nada, como Julieta soñó con Romeo.
Enamorándome de alguien como lo hacen las chicas en los
cuentos de hadas. Hace unos días, podría haber sido el caso,
pero existe una diferencia, una gran diferencia. Este hombre
no volvió a mí montado en un caballo blanco, no me salvó.
En vez de eso, entró en mi vida acompañado del diablo
ofreciéndome más destrucción de la que jamás había
conocido. Así que no, este latido que siento en el corazón
cuando lo tengo tan cerca, cuando sus ojos se encuentran con
los míos, estudiándome, no está bien. Es engañoso.
"B", lo intenta de nuevo, levanta la mano y se acerca a mí.
Pero no lo acepto.
Le quito la mano de una bofetada con toda la fuerza que
puedo reunir. "Ni se te ocurra”, grito. "Ni se te ocurra fingir
que eres algo más que un monstruo."
Su cara se apaga por completo ante mi arrebato, como si
la cubrieran con un velo. No hay emoción detrás esos ojos
azules que suelen mostrar diversión o que arden en deseos.
Ahora se muestran inexpresivos, fríos y me pregunto si este
es el verdadero Ryker, el que debería haber visto todo el
tiempo.
"Me parece justo". Las palabras salen como un suspiro de
su boca y luego sale por la puerta, dejándome con el pesado
silencio que solo se rompe por el inconfundible sonido de
una llave que gira en la cerradura
Me derrumbo en el suelo y encojo las rodillas hacia mi
pecho, abrazándolas fuertemente contra mí, con la mirada
fija en el espacio que ocupaba Ryker. Mi mente repasa una y
otra vez todo lo que ha dicho, todo lo que ha hecho, todo lo
que me ha hecho sentir. Nunca antes había odiado a nadie,
pero creo que ahora sí.
CAPÍ T ULO 11

Brynn

P ASA UN DÍA ENTERO ANTES DE QUE VUELVA A VER A R YKER . D E


hecho, a la única persona que he visto es el mismo niño que
estaba al lado de mi cama cuando me desperté.
Me trae mis comidas, las devuelve intactas, no confío en
que no me droguen de nuevo, e intenta entablar una
conversación. Tengo la impresión de que le han dicho que me
entretenga y eso me molesta.
Ryker actúa como si estuviera aquí de visita, como si
estuviera aquí por voluntad propia en vez de como una
prisionera. Y si el chico, Bennie, me dice una vez más lo
afortunada que soy de estar en la suite presidencial, creo que
le acabaré gritando.
"Debería comer algo, señora." Bennie sigue llamándome
así a pesar de que le he dicho que no lo haga, ese “señora” es
señal de respeto y debería dejar de intentar restarle
importancia al hecho de que soy una prisionera. "Se está
quedando en nada. Necesita mantener las fuerzas".
Le lanzo una mirada de desdén. "No veo por qué, no es
que me vaya a ir a ningún sitio pronto, a menos que pienses
dejar tu llave en la mesa como te he pedido antes." Hago un
movimiento hacia la mesa de comedor con 8 asientos que
hay en el medio de la habitación.
Bennie se ruboriza y parece tan incómodo que casi me
siento mal por él y luego recuerdo que es parte de la razón
por la que estoy aquí, es parte del problema.
"Sabes, eres un chico listo. Podrías hacer mucho más con
tu vida que esto". Miro hacia la puerta de fuera y lo que
ahora sé que son las oficinas centrales de Ryker.
Al principio Bennie me parpadea como si estuviera
hablando en un idioma extranjero y luego comienza a sacudir
la cabeza. "No señora, se equivoca. Este es el mejor lugar en
el que puedo estar". Sus ojos brillan con sinceridad y está
mucho más serio de lo que lo he visto hasta ahora. "No tuve
los mejores padres, no salí con la mejor gente, no trabajé
duro en la escuela. Joder, ni siquiera acabé el instituto".
Sacude la cabeza como si quisiera retroceder en el tiempo y
hacer entrar en razón a su antiguo yo. "Me metí en un grupo
aún peor, tíos malos, señora, hombres que hicieron cosas
realmente malas." Se estremece un poco y me trago mi
pregunta, claramente no es algo que le guste recordar. "Una
noche me enviaron a un trabajo y por poco me matan." Se
levanta la camisa y jadeo horrorizada ante la profunda
cicatriz que le atraviesa el pecho. "Ryker y Gears, me
encontraron, me dieron a elegir, quedarme con ellos y
aprender, trabajar y ser parte de algo o volver al lugar de
donde vengo, a la vida de siempre." Bennie se encuentra con
mis ojos. "Nunca miré hacia atrás".
"Suficiente, novato". La voz ronca de Ryker hace que
ambos nos pongamos de pie. "Estoy seguro de que nuestra
invitada no necesita saber la historia de tu vida."
"Sí, jefe, solo estaba..." Bennie se aleja mientras observa
la expresión de Ryker.
Me pongo entre los dos, mis instintos protectores se
activan con Bennie, probablemente porque me recuerda
mucho a mi hermano.
"Le pregunté y sí estoy interesada en escuchar su
historia." Entrecierro mis ojos mirándolo y él me sostiene la
mirada.
"Te necesitan en el bar. Ve." Ryker no aparta la vista de
mí mientras da la orden a su subordinado y Bennie sale
corriendo tan rápido como sus piernas son capaces de ir.
Sacudo mi cabeza hacia él. "¿Es así como tratas a todos
tus hombres? ¿Como si fueran perros?"
Ryker me mira con extrañeza, como si nunca hubiera
pensado en ello de esa manera antes, o tal vez nadie le ha
desafiado antes. Bueno, no tengo ninguna razón para andar
bailándole las aguas, ¿qué va a hacer, quitarme mis
privilegios de televisión?
"Los principios de los Sin ley son la lealtad, el respeto y la
obediencia, pero somos una pandilla de motoristas, no un
puto club de campo". Observa mi reacción, mirándome con
una intensidad que hace que me sonroje.
"¿Los Sin ley?" Pregunto, porque es una manera de evitar
la forma en que me mira.
"Somos los Sin Ley, es el nombre del Club". Ryker se rasca
la barbilla.
"Vale, ya entiendo... eres abogado y tu club se llama 'Sin
ley', qué mono". Observo como procesa mi golpe bajo y su
expresión se oscurece. Dudo que mucha gente se haya
referido a algo de su banda como "mono". "¿Entonces eres
abogado de verdad o eso también era mentira?"
"Nunca te he mentido". Ryker mete las manos en los
bolsillos de sus vaqueros como si no supiera qué hacer con
ellas.
"No, ¡solo omitiste convenientemente el hecho de que
eras la mano derecha de Chandler mientras me follabas!" Le
lanzo las palabras como un golpe. Cuando me desperté,
estaba asustada, asustada y desorientada, pero ahora estoy
muy enfadada.
"¿Crees que sabía algo sobre el puto caso o algo sobre ti
esa noche?" Ryker da un paso hacia mí. "¡Pensé que no te iba
a ver nunca más! Y si mal no recuerdo, tú tampoco fuiste
exactamente sincera sobre quién eras, B."
"Y luego vas de chico dulce y amable con mi madre, ¿para
qué? ¿Cuál era el objetivo de esa pequeña farsa? ¿Por qué no
me secuestraste allí, ya que ese era el plan desde el
principio?" Doy otro paso hacia él, queriendo acercarme lo
suficiente para mostrarle cuánto me dolió esa traición en
particular.
"No te he apuñalado por la espalda, te estoy ayudando, ¿o
es que no lo ves? Joder" Su voz es más bien un gruñido
cuando se acerca más a mí.
"Lo que veo es que me tienes bajo llave como una puta
prisionera, no me dejas hablar con nadie, ni siquiera para
decirle a mis amigos que estoy bien". Alex debe estar
enloqueciendo de preocupación y no tengo idea de cómo está
mi madre. Intento ir a visitarla todos los días y ya han
pasado más de 48 horas, no es que tenga tiempo que perder
precisamente. Si le pasa algo mientras estoy atrapada en este
lugar...
¿"Una prisionera"? ¿Es así como te ves a ti misma?"
Suelta una risa áspera y señala la lujosa habitación.
"¿Cuántas prisiones has visto así?"
"¿La puerta sigue cerrada con llave?" Le hago una seña
con la cabeza a la puerta en cuestión, a la única cosa que se
interpone entre mi libertad y yo.
"Sabes que sí". Ni siquiera intenta ocultar su frustración.
"Entonces es una prisión igualmente". Me encojo de
hombros, cuando lo que realmente quiero hacer es golpear
algo y muy fuerte. "Y como eres tan buen amigo de Chandler,
no hace falta mucho para darse cuenta de que, sea lo que sea
que esté pasando aquí, estás bajo sus órdenes. Eres su perrito
faldero. Eso es lo que dijo el fiscal, que eres uno de los
secuaces de Chandler". Respiro con dificultad, dejando salir
la ira que se ha estado acumulando desde que me desperté,
desde que empezó este infierno cuando vi lo que vi en
Importaciones Chandler.
"Vamos a dejar algo claro, Chandler y yo no somos
'amigos' y ese imbécil no me ordena hacer una puta
mierda!" Ryker parece ofendido por la idea y casi me da la
risa. Sería gracioso si no estuviera tan enfadada.
"¡Así que estás haciendo esto por ti, por cualquiera que
sea la razón enfermiza que te esté rondando por la cabeza!"
Levanto las manos en señal de frustración.
"No tienes ni puta idea de lo que está pasando, ¿verdad?
Te estoy salvando, joder. No tienes ni idea de lo que estoy
arriesgando por ti y lo único que haces es tratarme como una
mierda". Camina de un lado a otro delante de mí, sus
movimientos son elegantes y mortales como los de una
pantera.
"¡Jesucristo, si que eres difícil!" Los ojos de Ryker brillan
con emoción, pero ni siquiera lo proceso. Mi mente se ha
quedado en su descripción sobre mí. ¿En serio acaba de
llamarme "difícil"? Después de todo lo que ha pasado, ¿así es
cómo me describe? ¡Hay que tener huevos!
Me saltan las alarmas. Es como si esa palabra hubiera
inclinado la balanza y toda la mesura a la que me he estado
aferrando desapareciera, reemplazada por pura emoción.
Antes de poder siquiera procesarlo, me he lanzado sobre
él, le doy patadas y lo golpeo, descargando toda mi rabia al
golpearle tan fuerte como puedo, tantas veces como puedo.
Es la ira la que me impulsa, cada golpe impulsado por una
rabia ardiente que no puedo controlar, que ya ni siquiera
intento controlar.
Voy hacia él como un animal, que es exactamente como
me ha tratado, como algo que puede mantener con una
correa, en lugar de una persona real. Me las arreglo para
darle un par de golpes, una patada en la rodilla derecha que
definitivamente le va a doler mañana (ni siquiera me siento
un poco mal por ello) y un codazo en el plexo solar. Eso
último debería haberlo dejado más que sin aliento, pero el tío
tiene más músculos que los de Jersey Shore y el hecho de que
apenas responda a mi ataque me enfurece aún más.
No le cuesta mucho trabajo dominarme, me gira para que
mi espalda esté de cara a él y me pone los brazos a los lados.
"¿Ya has terminado?" Respira pesadamente contra mi
mejilla, su barba roza mi oreja. Sigo luchando contra su
control y él suelta una maldición, dándome la vuelta y
empotrándome contra la pared que tengo detrás de mí.
Sostiene mis brazos sobre mi cabeza con una sola mano
como para demostrarme que es más fuerte que yo.
"¿Qué coño te pasa?" Su voz es pura oscuridad mientras
me grita a la cara. "¿No lo entiendes? No quiero pelear
contigo, ¡estoy peleando por ti!"
Lo miro, sin saber qué decir, la ferocidad de su tono me
deja atónita.
La cara de Ryker está a pocos centímetros de la mía, tan
cerca que puedo sentir su aliento contra mis labios, su pecho
tocando el mío. Por un momento, creo que va a soltarme y de
repente le cambia la expresión.
"A la mierda". Se inclina hacia abajo, reduciendo la
distancia entre nosotros y su boca se encuentra con la mía.
No es un beso tierno, es apasionado y posesivo. Enreda su
lengua con la mía, sin pedir permiso, sin pedir nada,
simplemente tomando lo que quiere.
Empiezo a luchar contra él, diciéndole con mis
movimientos que no puede hacer esto, que no puede
tratarme así. Pero cuando me encuentro con sus ojos, es
cuando todo sale mal. Sus ojos azules arden y siento la
respuesta en forma de ola de calor expandiéndose por todo
mi cuerpo. Siento su erección contra mi cadera y suspiro.
Así como así, las compuertas se abren, toda la necesidad
reprimida que he estado sintiendo por él, los sentimientos
que he estado tratando de mantener a raya, me invaden. Me
envuelvo en sus brazos, mis manos acarician su poderoso
pecho mientras me presiona más contra él y sus dedos se
enredan en mi pelo.
Me besa con más pasión, me acorrala y me come la boca,
tomando todo lo que tengo para darle. Mi pierna rodea sus
caderas y él me levanta, con las manos en mi culo, me gira,
atrapándome entre su cuerpo y la puerta por la que no puedo
salir. Pero ese pensamiento apenas me pasa por la cabeza,
estoy demasiado concentrada en el hombre que me quita la
respiración.
Sus dedos se abren paso por la camisa que llevo puesta,
desabrochando cada botón muy despacio, demasiado
despacio. Me duelen los pezones, están durísimos y más que
preparados para que los toque.
"Estoy luchando por ti, Brynn." La reverencia en su voz
hace que mis rodillas se debiliten, volviéndome aún más loca
por él. Aprieto mis caderas contra las suyas, sintiendo lo
duro que está.
Me besa más abajo, encontrando ese punto sensible en la
base de mi cuello que me hace sentir un cosquilleo, tengo las
manos en sus vaqueros y me dispongo a desabrocharlos.
"Ryker". Su nombre es un gemido en mis labios, un
gemido que le indica lo mucho que quiero que me haga suya
mientras sus manos van a la cintura de mis vaqueros.
"B.” Dice, y en cuanto sale de su boca, se queda quieto. Es
como si alguien hubiera presionado el botón de pausa sin
avisar.
"¿Qué?" Lo miro, sin entender nada, todavía atrapada en
la agonía de una lujuria que lo consume todo como nunca
antes había sentido.
"No puedo hacer esto, joder". Me gustaría señalar que el
bulto en sus pantalones parece decir lo contrario, pero,
sorprendentemente, lo dice en serio. Me deja en el suelo
suavemente antes de apartarse de mí con un gruñido que no
le quedaría raro a un oso furioso.
Sin perder el ritmo, se da la vuelta y agarra lo primero que
puede coger, el vaso de agua que me había ofrecido antes y lo
lanza contra la pared, rompiéndolo en mil pedacitos que caen
al suelo.
Apenas me estremezco ante el sonido. En cambio, me
quedo ahí con la boca abierta, incapaz de entender lo que
acaba de pasar. No pasa mucho tiempo hasta que mis
sentimientos pasan de la incomprensión a la completa y
absoluta vergüenza. Me acabo de lanzar a un hombre que me
retiene contra mi voluntad en una especie de ataque de
Síndrome de Estocolmo y, no solo eso, ¡sino que me ha
rechazado!
"Lo siento. No debería haber... ¡Joder!" Se pasa los dedos
por el pelo, posando su mirada en los cristales rotos, en el
techo, en cualquier sitio menos en mí.
Me junto la camisa, cubriéndome, sintiéndome de repente
expuesta y más humillada de lo que me gustaría.
"Tienes razón, no deberías haberlo hecho". Es más fácil
echarle la culpa de todo a él que admitir mi propio papel en
esta sórdida escena. Me doy la vuelta, porque me duele
demasiado mirarlo.
"Brynn..." Sea lo que sea que vaya a decir, no quiero oírlo.
No creo que pueda soportarlo. No importa si es cruel o
amable. Cualquiera de las dos cosas será demasiado para mí.
"¡No! ¡Calla!" Me doy la vuelta para enfrentarlo,
temblando con una mezcla de ira y dolor. "¡Mi vida se ha
puesto patas arriba! ¿Tienes idea de cómo me siento? ¿Tienes
idea de lo que he perdido?" Me ahogo en la emoción que
amenaza con matarme mientras hago mi espectáculo de
pena. "Y luego vas..." Sacudo mi cabeza, conteniendo las
lágrimas que me niego a permitir que caigan delante de él.
"Una puta noche vas y te metes en mi vida como una puta
avalancha, que ha hecho que no sea capaz de pensar en otra
cosa".
Ryker se acerca a mí y aunque mi cuerpo traicionero
todavía quiere estar en contacto con él, mi cerebro vuelve a
tomar el control.
"¡Ni te atrevas!" Le grito. "El infierno tendrá que
congelarse antes de que te deje tocarme de nuevo. Lo que sea
que haya sido esto," hago un gesto entre nosotros, "se ha
acabado."
Ryker me mira, como si tratara de ver más allá de las
palabras que le digo, de las mentiras que le digo.
"Vete". Quiero que se vaya. Lo quiero tan lejos de mí como
sea posible. No quiero volver a verlo.
"Brynn". Hay un mundo de palabras no dichas en la
forma en que dice mi nombre, pero no quiero escucharlas. No
puedo, no si quiero mantener la compostura.
"¡Que te vayas, joder! ”
No me doy la vuelta hasta que oigo que la puerta se cierra
detrás de él y que la llave gira en la cerradura. Solo entonces
me rindo a mi temblor de piernas y me desplomo en la cama,
más cansada que nunca en mi vida. Solo entonces dejo que
me inunden las lágrimas, lágrimas calientes y furiosas que
hacen que mi pecho se levante y me duela la garganta.
Lo odio. Lo odio. Lo odio.
Con cada pensamiento, le doy un puñetazo al colchón que
tengo debajo, haciéndole tanto daño como cuando intenté
luchar contra Ryker.
¿Por qué tuvo que besarme y en qué cojones estaba
pensando para devolverle el beso?
Estabas confundida.
No sabías lo que estabas haciendo.
Se aprovechó de ti.
Lo quieres. Estás loca y hecha un lío, de alguna manera sigues
creyendo que hay más bien que mal en esa bestia.
Intento callar ese último pensamiento, deseando poder
apagar mi cerebro, pero las explicaciones y las excusas
siguen dando vueltas en mi cabeza hasta que finalmente el
agotamiento se apodera de mí y caigo de sueño.
CAPÍ T ULO 12

Ryker

N O HEMOS HABLADO DESDE AYER Y PARECE UNA PUTA ETERNIDAD . H E


estado respetando sus deseos, su espacio, su deseo de que me
aleje lo más posible de ella.
Bennie ha estado de niñera y parece disfrutarlo, no me
sorprende, Brynn es preciosa, divertida y muy lista. Tengo la
sensación de que el chico está medio enamorado de ella y eso
tampoco me sienta muy bien. Créeme, lo cambiaría si
pudiera. Encontraría a alguien que no fuera Bennie para
atender todas sus necesidades pero cualquier otro del club la
asustaría.
Presiono los dedos contra mis sienes. La verdad es que
casi no tengo ni puta idea de lo que estoy haciendo. No es así
como las cosas suelen funcionar conmigo. Control total, eso
es lo que necesito, lo que respiro. Entiendo que tener a una
chica encerrada en la suite no parece exactamente que no la
tenga bajo control, pero ahí está la cuestión. Está en mi
cabeza. Todo el día. Todo el maldito día.
Anoche incluso tuve el valor de sentarme en la ventana y
verla dormir. Todos los motoristas miraban con desprecio a
los Riders Demoníacos. Su jefe, Blade, le puso un anillo en el
dedo a una mojigata, sin pensarlo dos veces. Esa mierda nos
tuvo a mí y a mis hombres en ascuas durante semanas. Hasta
habíamos apodado a su pandilla los Amantes de los Ángeles.
Y aquí estoy, suspirando por una mujer, igual que él.
No lo llamaría lujuria, deseo o celos, un hombre como yo
no entiende de lujuria, deseo o celos. Obviamente tampoco
diría que es amor. No se puede sentir algo tan profundo en
tan poco tiempo.
No es que el amor sea algo con lo que tenga mucha
experiencia. La mayoría de la gente lo aprende de sus padres,
pero no es que me tocara mucho la lotería en ese campo.
Cuando tu madre es adicta y tu padre es un tal John sin
nombre y sin cara, no son exactamente las personas más
adecuadas para educarte en el amor. Nunca he tenido
problemas a la hora de conocer mujeres, para acostarme con
ellas. Joder, incluso se sabe que salgo con alguna de vez en
cuando. Pero nunca hubo nadie serio, nadie a quien le
hubiera confiado mi secreto, la doble vida que llevo. O era el
jefe de una pandilla de moteros o era abogado defensor de
alto nivel; una cosa o la otra, siempre tenía que elegir. Brynn
era la única mujer que conocía mis dos facetas.
Sí, y mira lo bien que te ha salido.
Me gustaría decirle a la voz de mi cabeza que se calle de
una vez. No ayuda que tenga razón.
Me odia, joder. Estaba escrito en su cara anoche. Estaba
tan enfadada conmigo…. no puedo culparla por ello. La
asustamos mucho cuando la asaltamos y la drogamos. Sí,
tampoco hay que olvidar el beso. Otro de esos momentos
robados que estoy seguro que ninguno de los dos podemos
entender. Pero puedes odiar a alguien y desearlo también.
Haberla secuestrado… eso merece mucho odio. Sobre todo,
cuando no sabe que no había otra opción, o está conmigo o
está con Chandler. Por razones desconocidas, uno de los dos
estaría dispuesto a hacer muchas cosas por protegerla.
Sé lo que estás pensando. Podría decírselo. Podría abrir la
puerta, poner los detalles sobre la mesa y mostrarle que no
soy un completo monstruo. Aunque hay una parte de mí que
no lo permitiría, una parte que quiere demostrar que se
puede saber si un hombre es honesto o de fiar con solo mirar
el brillo de sus ojos. Que no siempre necesitas que la verdad
quede al descubierto.
Sin embargo, aquí estoy y ahí está ella, encerrada en mi
puta suite como una Rapunzel contemporánea. Me odia
muchísimo por ello y nadie puede culparla. En mi caso, por
otro lado, cada vez que la veo siento una presión en el pecho.
Es similar a la sensación que tuve cuando se escapó de mi
habitación más rápido que una bala. Un sentimiento muy
extraño para mí porque nunca he querido a alguien más de lo
que me han querido a mí. Joder, nunca me ha latido el
corazón tan rápido ni tan fuerte como cuando pienso en ella,
en una chica que no conozco de nada.
Tampoco sé qué cojones esperaba. Nada. No esperaba
nada, joder. Solo pensaba en mantenerla a salvo, alejarla de
Chandler y fuera de su maldito radar. No me esperaba que
tuviera el temperamento que claramente tiene, uno que
podría hacerme perder dinero. Pero, dios, estaba preciosa
cuando se enfadó, demasiado tentadora como para
resistirme, mirándome con las mejillas sonrojadas y los ojos
brillantes, su delicado cuerpo contra el mío.
Me miró como si la noche que pasamos juntos no hubiera
dejado de repetirse en su mente y quería ver si era tan buena
como la recordaba. Yo tenía ventaja porque ya sabía que sería
así.
Tan pronto como la besé, toda mi cordura y mi
pensamiento racional se esfumaron y fuimos las únicas dos
personas que existían en el mundo. Todo lo que importaba
era cuánto la deseaba, lo duro que me había puesto, el placer
que quería darle.
Durante esos pocos segundos, esos minutos, todo lo
demás se había desvanecido y solo estábamos los dos, pero
cuando dije su nombre, su apodo, recordé lo que me había
dicho.
"B es como me llaman mis amigos y te aseguro que no eres
uno de ellos."
Tenía razón, no éramos amigos. Nunca lo fuimos y nunca
lo seremos. Me aproveché de la situación, de ella, algo que
nunca he hecho, algo que juré que nunca haría.
Estaba bajo mi protección, nada más. No éramos nada
más el uno para el otro y, sabiendo eso, sabiendo lo enfadada
que estaba conmigo, lo puto enfadada que estaba, no podía
seguir. No podía acostarme con ella. No así, no cuando sabía
que por la mañana solo me odiaría a mí y probablemente
también a ella misma.
Claro que sí, un verdadero príncipe azul.
Salí de la habitación con las pelotas tan azules como mis
putos ojos y con muchas ganas de beberme una botella de
whisky. Ahora, el olor del whisky ha desaparecido y ni
siquiera está la resaca para impedirme pensar con claridad.
Así que lo que me tiene paseando por la habitación se
escapa a mi entendimiento. Pero aquí estoy, mirándola a ella
y a Bennie, levantando la ceja cada vez más con cada
segundo que pasa. No me atrevería a decir que estaba
cómoda, pero seguro que estaba lo suficientemente cómoda
como para no oírme entrar, igual que él. Ese pensamiento me
molesta más de lo que me gustaría admitir.
"Ya puedes irte." Bennie se levanta antes de que acabe de
hablar.
"Sí, jefe…” Mira a Brynn como disculpándose, luego se va,
antes de articular el resto de palabras.
Cuando solo quedamos los dos, me siento delante de ella,
cojo una de las piezas de ajedrez y la giro con los dedos. "No
sabía que sabías jugar".
Ella resopla. Suspira y se tapa con el jersey.
"Vale, lo entiendo. Ya sé que no estamos muy bien ahora
mismo, pero solo quería disculparme por lo de esta noche".
Imagínate. El malvado Ryker viene a disculparse. Aún no sé
cómo no me ahogué con las palabras.
Parece que no soy el único que se sorprende por ello.
"¡Disculparte!" Tose con una risa seca y sacude la cabeza.
Está a punto de dejar la mesa cuando la alcanzo,
agarrándole el brazo para detenerla. "Escúchame. Es todo lo
que pido."
"Lo que sea que tengas que decir, díselo a Bennie y pídele
que me transmita el mensaje".
¿Qué clase de puto libertinaje es este? Mis fosas nasales
empiezan a arder y necesito todo lo que hay en mí para
controlar mi temperamento. ¿"Díselo a Bennie"? ¿Hablas en
serio?"
"Es lo suficientemente bueno como para cuidarme. Lo
suficientemente bueno para entretenerme. Sea lo que sea que
tengas que decir, estoy segura de que también es lo
suficientemente bueno para decirlo por ti."
Una vez más, mi temperamento encuentra la manera de
calmarse. "No debí haberte besado anoche".
"Eso está claro". Es curioso cómo una mujer puede pasar
de estar completamente bien a estar completamente irritada
en un milisegundo solo por culpa de un hombre. No es tan
gracioso cuando el hombre que causa esa irritación soy yo.
Especialmente cuando eso es justo lo último que quiero. "¿Ya
está? ¿Era lo que venías a decirme?"
"Creo que deberíamos jugar una partida", digo.
"Y yo creo que no." Se levanta una y otra vez y yo la
convenzo de que vuelva a sentarse.
"Tengo algo que puede que quieras, mejor dicho, algo que
estoy bastante seguro de que quieres".
Sus ojos se abren mucho y aunque no habla, estoy seguro
de que se le ha secado la boca. Me cree. Me cree lo suficiente
como para sentarse sin decir una palabra y colocar las piezas
de ajedrez en su lugar, una por una, con una precisión
milimétrica.
"Además", digo, "tengo cosas que decirte, y me vas a
escuchar."
Se vuelve a quedar callada.
CAPÍ T ULO 13

Brynn

R YKER JUNTA LAS MANOS SOBRE LA MESA , COLOCÁNDOLAS A UNOS


centímetros del tablero de ajedrez. Tiene heridas en los
nudillos y todavía se pueden ver puntos de sangre en los
pliegues. No sé si preguntar si los arrastró por la gravilla. No
sé si hay alguna razón inocente para que los tenga así.
Hay una pequeña sonrisa en su cara cuando me mira,
esperando mientras muevo pieza. La combinación de los dos
no suele acabar bien, o al menos eso pensaba.
Los hombres enfadados son los que viven el tipo de vida
que lleva Ryker. Pero luego están esos destellos de algo puro
y natural, que son completamente opuestos. Mientras muevo
mi pieza, me pregunto cómo se puede confiar en un hombre
como él. Bennie dice que es posible. Pasó gran parte de la
noche anterior tratando de convencerme de que Ryker no es
tan malvado como creo que es. Que yo esté aquí, en esta
suite, significa que Ryker se preocupa por mí.
"Dime qué piensas hacer conmigo y tal vez entonces te
escuche."
"Mi chef trabajó en uno de los mejores restaurantes de la
ciudad. Uno de esos en los que esperas meses solo para
entrar en la lista de espera y luego, si tienes suerte, puedes
sentarte en una de sus mesas".
"¿A él también lo secuestraste?", le lanzo las palabras.
Las ignora por completo. "Los platos que cocina son lo
siguiente a buenos. Son excelentes. Deberías probarlos".
"No tengo hambre".
"La ropa que hay en el armario es de tu talla. Está limpia,
es cómoda y no es barata que se diga. Deberías usarla. La
televisión tiene algunos canales bastante buenos. Muchas
películas y programas, o lo que sea que te guste. No tiene
contraseña, no hay restricciones. Deberías verla".
"¿Para eso has venido? ¿Para enumerar las cosas que
debería y no debería hacer?"
Una vez más, ignora mis palabras. "No estás aquí para
morirte de aburrimiento, B."
Muevo mi pieza, sin saber cómo mi mano se mantiene tan
firme como lo hace. "¿Y entonces de qué me voy a morir?
"Pues de algo que te deje sexualmente frustrada”. Me
mira levantando una ceja, sonriendo. "Bueno, visto lo visto,
disculparme por haberme acercado a ti me convierte en un
imbécil, así que lo menos que puedo hacer es asegurarme de
que conozco los límites que existen entre nosotros. Te toca
mover."
Hago mi jugada sin pensar. No importa si gano o pierdo.
No importa si empleo cualquier tipo de habilidad o
pensamiento para lo que estoy haciendo. Cuando el sol se
ponga y el mundo se cubra en la oscuridad más profunda,
seguiré aquí.
Acabamos la partida con un frustrante y ensordecedor
silencio, a ninguno de los dos nos importa demasiado
combatir el éxito del otro. Gano, pero en cierto modo, siento
que ambos perdemos.
"¿Por qué has venido, Ryker?" Hago la pregunta, sin
esperar realmente una respuesta. Nos hemos retirado de la
mesa. Estoy sentada en el borde de la cama y él de pie frente
a ella, con los brazos cruzados.
"Estás equivocada conmigo, B. En muchos sentidos".
Miro hacia otro lado, sin poder soportar la fiereza de sus
ojos. "Eso no responde a mi pregunta."
"Estaba tratando de alargar esto", dice y casi parece
avergonzado. Si no fuera por la media sonrisa que tiene en
los labios, habría pensado que me iba a decir algo malo. La
gente tiende a hacer eso con las malas noticias. Esperar,
esperar y esperar, rezando para que se de el momento
perfecto para detonar la bomba. Solo que cuando se trata de
malas noticias no hay un momento perfecto.
Me acerco un poco más al borde de la cama, cruzando las
piernas. "¿Por qué querrías alargarlo?
"Porque..." sacude la cabeza, se le escapa una risa seca de
la garganta. Todo su lenguaje corporal está fuera de lugar.
Duro y rudo con su chaqueta de motorista negro azabache, su
camiseta de cuello pico tiene un corte tan bajo que se puede
ver un poco el tatuaje que tiene. Y aquí está, sonrojándose
como un adolescente. No sé por qué, pero mis mejillas
también se enrojecen.
Ryker no es tan malo. También tiene muchas cosas buenas y...
el hecho de que estés aquí... sacudo el recuerdo de las palabras
de Bennie de mi mente. Puede que Ryker no sea tan malo,
pero es malo para mí. No importa que me sonría. No importa
que se haya "esforzado" para que me sienta cómoda aquí
porque él es la razón por la que estoy aquí en primer lugar.
"¿Por qué alargarlo, Ryker?" Repito la pregunta. Mi voz es
más aguda esta vez, más controlada.
"Porque cuanto más tiempo te tenga queriendo saber por
qué vine aquí, más tiempo te parecerá bien que esté aquí."
Cuando lo miro, tiene esa mirada en sus ojos que conozco
muy bien. Quiere algo más que hablar. Quiere que yo también
quiera más. "No hagas eso", le digo, "no pretendas
conseguir sacarme algo profundo. Estoy aquí, porque me
trajiste en contra de mi voluntad. No puedes fantasear con la
chica que has secuestrado". Se lo digo sin mirarle a la cara.
Es verdad. Él lo sabe y yo lo sé. Igual que sé que no me puedo
enamorar de mi secuestrador solo porque me mire con unos
ojos que parecen más puros de lo que realmente son.
Asiente con la cabeza y se aclara la garganta. Cuando
vuelve a hablar, lo hace en un tono más de negocios que otra
cosa. "Saqué a tu madre de la residencia".
"¡¿Qué, qué?!" Ahora estoy de pie. Toda la calma que pude
haber sentido hace unos instantes se ha desvanecido.
"No estaba segura donde estaba, así que la..."
"Hijo de... No. Joder, no." Tengo las manos en la cabeza
tapándome los oídos, como una niña. Miro a la puerta,
sabiendo que no hay escapatoria y luego me siento de nuevo.
Completamente derrotada.
"Está a salvo Brynn", me promete.
"No está a salvo. Ha perdido la maldita cabeza, Ryker. Ha
perdido la memoria, el cerebro y todo lo demás. ¿Sabes lo que
le hará el cambio de ubicación? ¿Te haces una puta idea?"
Sacudo la cabeza mirándolo. No, no estoy llorando. Todavía
no. No hasta que se vaya.
"He hecho todo lo posible para que esté lo más cómoda
posible, ya sé que moverla de sitio no es lo mejor para su
cabeza. Lo entiendo. Pero es mejor que esté un poco fuera de
sí que que esté muerta, ¿no?"
No respondo. No encuentro las palabras, la fuerza, ni la
energía. Lo que sí encuentro es una almohada. No está tan
dura ni es tan peligrosa como me gustaría, pero cuando se la
lanzo a la cabeza, capta el mensaje.
Ryker gira sobre su talón y se dirige hacia la puerta. Creo
que se va a ir sin decir una palabra más. Quiero que se vaya
sin decir una palabra más. Pero justo cuando la puerta se
abre, se gira para mirarme.
"Puede que no sea perfecto. Puede que no sea el típico tío
que te lleve a casa de tu madre. Pero podría ser bueno para ti,
Brynn. Podría ser muy bueno".
Y entonces la puerta se cierra de un portazo.
CAPÍ T ULO 14

Ryker

N O TENDRÁ QUE ESPERAR MUCHO MÁS PARA DESHACERSE DE MÍ , EN


unas horas el juicio habrá terminado y ya no será una
amenaza para Chandler, se desencadenará un doble juicio
para que el fiscal no pueda volver a presentar los cargos
contra él. Será libre de irse, Chandler no cumplirá su
amenaza contra mí, contra los Sin Ley y todos podremos
seguir con nuestras vidas como antes. Casi como antes.
Incluso ahora sé que nada será lo mismo para mí, desde que
conocí a Brynn algo cambió, no importa cuánto lo intente, no
puedo volver atrás y es una mierda.
Chandler se sienta en la silla a mi lado sudando, con los
ojos abiertos de par en par. No importa que lleve un traje de
mil quinientos dólares, sigue pareciendo sospechoso.
"¿Qué te pasa?" Pregunto, aunque me hago una idea, el
tío parece alterado.
Jesús, ¿pero este imbécil ni siquiera puede dejar la heroína una
mañana cuando va a su propio juicio?
"Son los putos colombianos". Chandler afloja el nudo de
su ya floja corbata. "Los tengo a todos encima de mi culo,
tratando de tomar el control del puerto." Se pasa los dedos
por su pelo despeinado.
"Bueno, tienes que mantener la compostura." Le susurro
un grito. "Pareces un puto adicto. ¡Cálmate y déjame hacer
mi trabajo! Todo está bajo control. ”
"Más vale que tengas razón, Banks. Si esa perra aparece,
no solo me derribará a mí. Te arrastraré conmigo". Chandler
tamborilea sus dedos sobre la mesa, mirando alrededor de la
sala como si esperara que Brynn apareciera de repente de la
nada.
"Ya te lo dije, me he encargado de ella." Me muerdo la
lengua cuando estoy a punto de decir que si la llama "perra"
una vez más, haré que se trague los dientes y estará una
semana cagando esmalte. Pase lo que pase, no puedo dejar
que Chandler sepa lo que siento por ella, que me importa. No
es buena idea ofrecerle a tu enemigo armas que pueda usar
contra ti y Chandler no dudaría en usarlas si se presentara la
ocasión.
"Lo que tu digas, pero no está muerta, ¿verdad?" Por una
vez, Chandler es lo suficientemente sensato para hablar
susurrando.
Me tomo su pregunta como pregunta retórica y me ahorro
contestarle cuando el alguacil se pone de pie.
"Todos en pie, este tribunal entra en sesión, presidido por
la jueza Armstrong".
Tengo una clara sensación de déjà vu mientras tiro de
Chandler para que se ponga de pie. Gilipollas pomposo.
"Pueden sentarse". La mujer de pelo gris se acomoda en
su silla antes de notar que falta alguien.
"¿Y dónde está la fiscalía, si se puede saber?" Dirige la
mirada hacia la mesa vacía por encima de sus gafas.
Me pongo de pie, abotonando la chaqueta de mi traje de
tres piezas favorito. "Si el tribunal lo considera oportuno, la
defensa solicita que se desestime el caso, ya que la fiscalía no
está preparada para proceder con el juicio".
La jueza lanza una mirada de decepción a la mesa vacía,
antes de levantar los hombros. Aguanto la respiración
mientras se dispone a hablar. Esto va a ser más fácil de lo
que pensaba.
"Bueno, Sr. Banks, supongo que dadas las circunstancias
y sin nadie que impugne su moción..."
"¡Su Señoría, mis disculpas!" La puerta de la sala se abre
y el fiscal Dunne entra a trompicones, prácticamente
corriendo.
"Sr. fiscal de distrito, esa no es forma de entrar en mi
sala, especialmente cuando llega tan tarde." Armstrong se
levanta de su asiento, pareciendo un gran búho enfadado.
"Mis disculpas, su Señoría". Dunne respira
profundamente mientras toma asiento detrás de la mesa de
la fiscalía. "Nos hemos encontrado con un... un problema con
nuestro caso." El fiscal lanza una mirada en nuestra
dirección que podría convertir la leche en zumo de limón y
oigo a Chandler reírse a mi lado.
"Una situación desafortunada, Sr. Dunne." La jueza
utiliza un adjetivo para todos los públicos. "Pero por favor,
explíquenos qué clase de problema tienen para entrar en mi
sala tarde y sin preparar"
Dunne se ruboriza, su pálida piel irlandesa hace que su
vergüenza sea aún más evidente. Si no fuera tan imbécil,
podría sentir lástima por él. Tal vez.
"Nuestro testigo, la Srta. Russo, ha desaparecido,
Señoría". Las palabras salen entre sus dientes apretados,
como si las dijera coaccionado.
"¿Desaparecido?" Le levanta una ceja.
Me pongo de pie otra vez antes de que esto vaya más lejos.
"Su Señoría, si la fiscalía no puede proporcionar sus testigos
materiales para este caso, la defensa solicita que se
desestime el juicio. Sin la Srta. Russo, el fiscal no tiene
pruebas materiales contra mi cliente". Hago un gesto hacia
Chandler que está sentado ahí con su pinta de hijo de puta
engreído, ignorando todo lo que le he dicho sobre controlar
sus humos.
"¡Eso si que es tener valor, Banks!" El fiscal deja de fingir
que habla con el tribunal en general y da un paso hacia mí.
"¿Cree que no sé que su cliente es la razón por la que la Srta.
Russo ha desaparecido misteriosamente?"
"¿Qué insinúas, Dunne?" Chandler está de pie, la
agresividad le sale por todos los poros. "¡Solo porque no
puedas ponerle las manos encima a una mujer, no puedes
culparme a mí!"
"¡Orden! ¡Orden en la sala!" La jueza Armstrong golpea su
mazo repetidamente, con una expresión furiosa. "Sr. Banks
controle a su cliente o me veré forzada a acusar a la defensa
por desacato".
Cuando me dispongo a hablar se lleva el dedo a los labios
como si estuviera mandando callar a un niño pequeño.
"Sr. Dunne, no le está permitido hablar con el abogado de
la oposición, hable conmigo". Estrecha sus ojos hacia él.
"Espero que no haga falta instruir al fiscal del distrito sobre
el protocolo básico de un juicio". Dunne se ruboriza de nuevo
bajo su escrutinio. "No me haga hacerlo de nuevo.
¿Estamos?"
"Sí, su Señoría". Murmura las palabras, como si quisiera
que la tierra se lo tragara, pero eso no le impide lanzarnos
una mirada de reojo a Chandler y a mí.
"Bien, ahora que está todo aclarado, volvamos al asunto
que nos ocupa. Sr. Dunne, ha acusado a la defensa de tener
algo que ver con la imposibilidad de localizar a su testigo.
¿Tiene alguna prueba que aportar para fundamentar esta
acusación?"
Dunne mira detrás de él a una rubia explosiva que debe
haberle seguido hasta la sala. ¿Cómo no la había visto? Era
exactamente el tipo de mujer en la que me habría fijado
antes, antes de Brynn. Ignoro ese patético pensamiento y me
concentro en el intercambio de gestos entre los dos. La rubia
sacude la cabeza con tristeza ante el fiscal y cuando su
mirada se fija en nosotros, me siento aliviado de que las
miradas no puedan matar porque Chandler y yo estaríamos
más que muertos.
Alexandra Parker. La reconozco por las fotos del
periódico. Parece que la amiga de Brynn ha estado tratando
de encontrarla y sospecha de nosotros tanto como el fiscal.
Una mujer inteligente. Pero no importa lo inteligente que
sea, no encontrarán a Brynn hasta que yo sea bueno y quiera
que la encuentren.
"No, su Señoría, me temo que no tengo ninguna prueba."
La humillación de Dunne continúa. Si Brynn no estuviera
metida en todo esto, probablemente estaría disfrutándolo.
"Pero la defensa es la única que se beneficiaría de que
nuestra testigo se ausentara sin permiso".
Armstrong parece considerar lo que ha dicho, frunciendo
los labios mientras lo medita.
"Sr. Banks, ¿tiene algo que decir en respuesta a la
acusación de la fiscalía?"
"No, su Señoría, aparte de repetir que solo porque el fiscal
quiera creer que algo es verdad, no funciona así. Sin pruebas,
este juicio no tiene sentido". Me encojo de hombros, porque
es así de simple.
"De acuerdo". La jueza asiente con la cabeza. "Pero
conozco al fiscal Dunne desde hace mucho tiempo y estoy
dispuesta a darle el beneficio de la duda. Sr. Dunne, tiene 48
horas para traer a su testigo o no tendré más remedio que
desestimar su caso. Se levanta la sesión." Golpea su mazo y
sale de la sala antes de que pueda objetar de nuevo, tampoco
es que fuera a servir de mucho. No iba a revocar su decisión.
Dos días, solo otros dos días hasta que todo esto termine.
Dos días no son nada. Puedo mantener a Brynn a salvo
durante dos días más.
"¿Dos días?" Chandler está escupiendo de lo enfadado que
está. "¿Esa vieja bruja le ha dado dos putos días más para
venir a por mí?" No se molesta en bajar la voz esta vez.
"¿Qué mierda de justicia es esta?"
"Chandler, cálmate de una puta vez". Lo miro con recelo,
esperando a ver qué hace. Eso es parte del problema que
tengo con él, está fuera de control y tiene el rango emocional
de un niño de tres años, lo que le hace actuar, le hace hacer
cosas estúpidas, pero sobre todo, le hace peligroso.
"No me digas que me calme cuando todavía existe la
posibilidad de que ese imbécil me encierre para el resto de mi
puta vida". Señala con el dedo hacia el fiscal que ahora está
hablando con Parker en voz baja.
"No tienes nada de que preocuparte. No la van a encontrar
a tiempo. Confía en mí, sé lo que estoy haciendo". Meto mis
papeles en el maletín y me alejo de él.
"¿Confiar en ti?" Se ríe sin gracia. "Confié en ti para que
te deshicieras de ella como te dije. Pero en lugar de eso, la
tienes escondida en algún sitio. No es lo que te pedí, Banks."
Me habla en voz baja y de forma agitada, dejando claro que
esto no es un maldito simulacro. "Me estoy jugando el culo y
si esa perra aparece, entonces serás tú el que se esté jugando
el culo, me encargaré personalmente de destrozarte a ti y a
toda tu puta pandilla ".
"Para ya con las putas amenazas Chandler, no hace falta.
Sé lo que está en juego”. Lo sé demasiado bien.
"Entonces sabes que no estoy jugando. Cuando te digo que
quiero que mates a esa perra, eso es lo que quiero. No me
refiero a que esté escondida o desaparecida, sino muerta.
MU-ER-TA.” Cada sílaba me hierve la sangre y esta vez, no
me corto, le agarro el dedo índice y se lo retuerzo, solo lo
suficiente para llamar su atención.
"Si esto fuera un concurso de ortografía, sacarías un diez,
Chandler. Pero un consejito, es mejor no ordenar un golpe
contra alguien cuando estás en los putos juzgados". La suelto
el dedo, empujando su mano hacia él con asco. En serio, este
tío es tontísimo.
"Hazlo, Banks. Y quiero pruebas. Tu palabra ya no me
sirve". Chandler vuelve a hablar, sus palabras son tan sólidas
como la gelatina. "Si no tengo pruebas de que está muerta en
las próximas 48 horas, haré público lo que sé de ti, todo lo
que sé". Sonríe de forma siniestra.
Sus palabras sacuden mi cuerpo. "No puedes cambiar las
condiciones de un trato a medio camino, Chandler".
"¿Ah sí?" Se encoge de hombros exageradamente. "Parece
ser que sí".
Pasa junto a mí y se dirige hacia el fiscal y Alexandra
Parker, que le miran como si fuera mierda de perro pegada
en la suela de sus zapatos. En el mundo en el que vivimos hay
consecuencias. En ese momento, tengo que recordarme a mí
mismo que habría consecuencias si siguiera a Chandler fuera
de esta sala y le aplastara la cabeza contra el hormigón hasta
que básicamente se fusionaran.
"Siempre es un placer verte, Dunne". Chandler le lanza
una media sonrisa al otro hombre. "Y mejor si es tan bien
acompañado." Mira fijamente a Parker que se aleja de él.
"Eres un hijo de puta, lo sabes, ¿no?" Dunne da un paso
hacia Chandler y yo me preparo para interponerme entre
ellos si es necesario.
Dunne no es un tío pequeño que se diga pero Chandler
tiene más experiencia golpeando a la gente y aunque no soy
fan del fiscal, no me voy a quedar parado viendo cómo le
parte la cara.
"Me han llamado cosas peores. ¿Eso es todo lo que sabes
hacer?" Chandler provoca al fiscal.
"¿Qué has hecho con ella? ¿Dónde está Brynn?" La rubia
se levanta, con la ira escrita en la cara, una ira que
rápidamente se convierte en miedo. "¿Está bien? Cómo le
hayas hecho algo..."
La amenaza está implícita y por alguna razón desconocida
me hace sentir bien saber que Brynn inspira ese tipo de
lealtad en sus amigos. Se lo merece.
"Qué." Chandler se acerca a Parker, presionándola contra
su cuerpo hasta que ella retrocede. "Ah, pensaba". Les lanza
una última mirada de satisfacción antes de salir por la
puerta.
"Menudo imbécil de mierda". Parker se pasa una mano
temblorosa por la cara.
No podría estar más de acuerdo.
"¿Crees que Brynn está bien?" Mira al fiscal, está claro lo
que necesita decirle.
"Estoy seguro de que está bien". Suena poco convincente
incluso para mis oídos.
"Estoy muy preocupada por ella". Se frota los ojos. "Ojalá
supiera que está a salvo".
Me quedo callado, odio ser la única persona que puede
darle esa seguridad y saber que no puedo hacerlo, no si
quiero mantener a Brynn a salvo. Y a ti, me recuerdo,
también se trata de protegerte a ti mismo. Pero, por primera
vez, no me importa lo que me pase, mientras Brynn esté viva
y esté bien, mientras esté a salvo. El darme cuenta de que me
importa más de lo que debería, me hace sentir como si me
hubiera pasado un camión por encima y salgo corriendo de
esa sala tan rápido como puedo. Tengo que hacer una cosa.
CAPÍ T ULO 15

Ryker

L EVANTO LA MANO PARA LLAMAR A LA PUERTA ANTES DE DARME


cuenta de lo estúpido que sería hacerlo. Solo resaltaría el
hecho de que no puede abrir la puerta como una persona
normal porque está encerrada como una puta prisionera. Así
que, en vez de eso, entro y me encuentro con una cálida
sonrisa antes de que Brynn se dé cuenta de que soy yo y no
Bennie quien la interrumpe y la sonrisa se desvanece.
Nos miramos a los ojos y la contemplo durante un
segundo. Está sentada en el suelo, con las piernas cruzadas,
haciendo una especie de juego con un papel. Tiene el pelo
echado a un lado sobre un hombro con su largo cuello al
descubierto, lo único en lo que puedo pensar es cómo me
gustaría besarlo. Tiene los ojos cansados, como si no hubiera
dormido nada, me pregunto si ha sido nuestra última
conversación lo que la mantiene despierta por las noches.
Por lo menos yo no he dormido una mierda.
Dios, es preciosa. Incluso vestida solo con unos vaqueros y
una camiseta negra es una alegría para la vista y no me canso
de ella. No ha pasado tanto tiempo desde que la vi, pero aún
así, parece demasiado. Las horas parecen demasiado largas y
ahora estoy a punto de hacer algo que podría significar que
nunca la volvería a ver. Pero no tengo elección, ya no. Pensé
que lo tenía todo bajo control, pero hay una variable
importante que no he tenido en cuenta: yo.
"¿Puedo entrar?"
Me levanta una ceja. "Estoy bastante segura de que ya
estás dentro. Y, además, no podría mantenerte fuera aunque
quisiera." Se encoge de hombros, apoyándose en el sofá y
mirándome con unos ojos que se dan cuenta de demasiadas
cosas.
"¿Interrumpo?" Asiento con la cabeza hacia el periódico
extendido delante de ella y la pluma en su mano. "Podría
volver en otro momento". Esta puta conversación
protocolaria me está matando, lo único que quiero hacer es
agarrarla y besar esa boca perfecta que tiene.
"No pasa nada". Se encoge de hombros otra vez.
"Sudoku", dice para explicarlo, "suelo jugar con mi madre,
pero hace tiempo que no la veo". Me mira fijamente,
subrayando el hecho de que es culpa mía. Está tranquila,
pero claramente sigue enfadada. Es bueno saberlo.
Respiro profundamente, no me lo va a poner fácil, sería
estúpido esperar que lo hiciera.
"Tu madre está bien. Debí haber sido más claro al
respecto. Sé que te solté muy a la ligera lo de que la había
cambiado de sitio ayer, debí haber tenido más... tacto".
Ella asiente con la cabeza. Hay una pequeña sonrisa en su
cara, que ni siquiera estoy seguro de que sepa que está ahí.
"Uno de mis chicos la está vigilando, pero puedes verlo
con tus propios ojos". Le ofrezco un teléfono de prepago y
ella lo mira con recelo. "Hay un vídeo de ella. Pensé que
querrías verlo".
"Gracias". Se estira para coger el teléfono, mordiéndose el
labio y frunciendo el ceño confundida. "Creí que la habías
cambiado de sitio".
"Y lo hice. Pero, como dijiste, un cambio de ambiente
podría ser perjudicial para su bienestar, así que hice que mis
chicos prepararan su nueva habitación igual que la anterior".
Eso me hace ganar otra sonrisa. No se puede negar el
sentimiento de orgullo que siento, no solo por ser capaz de
aportarle una pizca de felicidad, sino también por mis
hombres. Hicieron un muy buen trabajo de copia y pega,
desde las paredes hasta el suelo... todo estaba en su sitio.
Tampoco es que fuera pan comido. Reubicar a las
enfermeras, encontrar unas nuevas para cubrir los puestos
que quedaron vacíos, es una tarea complicada.
"Me salí un poco de mis casillas ayer", dice Brynn, tan
bajo que apenas la oigo. Luego me mira, con el teléfono en la
mano. "¿No te preocupa que intente llamar a alguien, como
la policía o mis amigos, y decirles dónde estoy?"
"Una vez que te haya dicho lo que estoy a punto de
decirte, eso no marcará ninguna diferencia." La observo
cuidadosamente mientras capta el significado de mis
palabras.
"¿Me... me vas a soltar?" Sus ojos bailan entre la puerta y
yo.
"Te estoy dando la opción", aclaro. "Si una vez que te
cuente toda la historia aún quieres irte, puedes irte, puedes
salir por esa puerta y nadie intentará detenerte. Serás libre y
no volverás a verme ni a mí ni a nadie de mi pandilla".
Ignoro la forma en que mi garganta se contrae al articular
esas palabras.
Brynn estrecha sus exóticos ojos hacia mí, como si
estuviera esperando el “pero”. "¿Dónde está el truco?"
Escondo una sonrisa, me gusta la forma en que funciona
su cerebro. "Nada de trucos. Solo tienes que escucharme. Te
quedas hasta que termine lo que tengo que decir, hasta que
escuches toda la historia, eso es todo."
Se da golpecitos en el muslo con los dedos, llamando mi
atención sobre sus largas y delgadas piernas.
"Hoy fue el primer día del juicio". Observa mi reacción
mientras asiento con la cabeza. "¿Qué ha pasado?
¿Declararon inocente a Chandler?" Trata de ocultarlo pero
veo el miedo en sus ojos mientras dice su nombre y si no
fuera porque ya he tenido ganas de matarlo, lo habría hecho
solo por esto.
"No exactamente. Todavía no." No ofrezco más
explicaciones. Si quiere saber más, entonces tendrá que
aceptar el trato. "Tu amiga, Alexandra, está preocupada por
ti."
Brynn baja la mirada. "¿Está bien?"
Me sonrío a mí mismo, a pesar de todo, a pesar de que es
ella la que está en peligro, la que está encerrada como una
prisionera, sigue preocupada por su amiga.
"Está bien", la tranquilizo. "Parece que sabe cuidarse
sola."
Brynn se ríe suavemente y me encanta oír ese sonido. No
la había oído reír en mucho tiempo y me gustaría cambiar
eso si me da la oportunidad, pero me estoy adelantando.
"Eso seguro. Nadie se mete con Lex", sonríe
cariñosamente al pensar en su amiga y luego, abruptamente,
su expresión se vuelve más sobria. "Vale, trato hecho. Me
cuentas lo que quiera que sea que quieres contarme y
después me voy." Se cruza de brazos, me mira fijamente y,
por primera vez, sé lo que se siente al estar en el estrado
pero hago lo posible por mantener la compostura bajo su
escrutinio. Sería una abogada muy intimidante.
"Vale". Ordeno los pensamientos en mi cabeza, pensando
que debería haber practicado esto antes de venir a verla. No
se puede fingir la verdad y eso es todo lo que me interesa
decirle ahora mismo.
"Quiero que sepas que no tenía ni idea de quién eras esa
noche en el bar. Nunca te había visto antes. No sabía que
trabajabas para Chandler, no sabía que te convertirías en un
puto testigo en el juicio. ¡Joder, ni siquiera sabía tu verdadero
nombre!" Sacudo la cabeza al pensar lo mucho que ha
cambiado todo desde esa noche. "Todo lo que sabía era que
eras la mujer más hermosa que había visto y, después de esa
noche, no podía dejar de pensar en ti."
Brynn se ruboriza, su piel de oliva se calienta al agachar la
cabeza, escondiéndose detrás de una cortina de pelo oscuro.
Empiezo a pasear por la habitación porque si sigo
mirándola voy a hacer algo muy estúpido como intentar
besarla y luego todo esto se va a ir a la mierda, otra vez.
"Cuando te vi en el tribunal ese día, al principio no me lo
creía. Parecía como una especie de broma cósmica de mierda,
que tú estuvieras allí, de todas las personas que se suben al
estrado, tenías que ser tú". Me paso los dedos por el pelo,
recordando cómo ese día había ido de mal en peor.
"Conozco esa sensación". Me lo dice en voz baja mientras
me mira. "Pensé que no te volvería a ver."
"¿Querías hacerlo?" No puedo evitarlo, tengo que saberlo.
Asiente lentamente mientras nuestros ojos se encuentran
y siento que mi pecho se relaja. Pase lo que pase, al menos
tendré eso a lo que aferrarme.
"Cuando te llamaron al estrado, Chandler te reconoció".
Hace un gesto brusco, está en shock. "Más bien reconoció tu
nombre", aclaro. "Conocía a tu padre".
"¿Qué?" Exhala la palabra y me pregunto si debí haberla
advertido antes de lanzarle esa bomba. Muy bien, Ryker, muy
considerado.
"Tu padre había hecho un trabajo para él hacía mucho
tiempo. Chandler hizo un trato con él, que le daría a tu
familia una buena cantidad de dinero si confesaba haber
matado a un policía". Observo su reacción. "¿Quieres que
pare?"
Ella sacude la cabeza, respirando profundamente,
volviendo a recuperar la compostura. "No. No. Necesito
escucharlo." Se retuerce las manos y lo único que quiero es
abrazarla, pero no la volveré a tocar, no a menos que me lo
pida. "Tiene sentido, siempre me pregunté cómo mi padre
pudo pagar el seguro médico de mamá cuando se puso
enferma. Ahora tiene sentido, no fueron las aseguradoras, el
dinero vino de Chandler". Se da cuenta y no la interrumpo
mientras ata cabos. "¿Por eso me dio trabajo?" Me mira
parpadeando y estoy tan cerca de decirle una mentira que
parece que puede verla en mi cara. "Sea lo que sea, puedo
soportarlo". Se endereza y me siento completamente
orgulloso de lo valiente que es.
"Chandler te contrató porque tu padre lo chantajeó, tenía
información que podría haber sido problemática para
Chandler, así que el trato fue que si te daba trabajo tu padre
no diría nada". Espero, sin querer decirle el resto, sin querer
abrir viejas heridas.
"Ahí fue cuando murió." Se le cae una lágrima por la
mejilla y estoy a medio camino de acercarme y secársela
cuando me recuerdo a mí mismo que debo detenerme. Sus
ojos llenos de lágrimas se encuentran con los míos y puedo
ver el momento en que entiende lo que no le digo. "Fue
Chandler, ¿no? Es el que hizo que mataran a mi padre.
Dijeron que había sido una pelea en la cárcel, que esas cosas
pasaban... pero todo cuadra..." Su voz se agita un poco,
traicionando la ira que intenta controlar.
Asiento, sin confiar en mi propia voz al verla así.
Respira profundamente, asimilando lo que acaba de
descubrir y luego me hace señas para que siga. "Estoy bien.
No te preocupes, no me voy a romper en mil añicos", sonríe,
se limpia los ojos y ese momento me recuerda lo poco que
me la merezco. Está pasando por una de las experiencias más
traumáticas de su vida e intenta tranquilizarme a mí
contando chistes y lo único que puedo hacer es quedarme
aquí plantado, desesperado por abrazarla, desesperado por
consolarla de alguna manera.
"Chandler pensó que habías ido a testificar contra él como
acto de venganza por lo que le hizo a tu padre", explico.
"Pero eso es ridículo". Ella mueve la cabeza, haciendo que
el pelo le caiga por la espalda. "No sabía ni que mi padre
había trabajado para él". Sus ojos brillan con ira e
indignación. "Lo hice porque era lo correcto. Vi cómo mataba
a un hombre como si nada". Parpadea como si quisiera
deshacerse de una imagen que no tenía por qué haber
presenciado. "Tiene que pagar por eso, por eso y por todo lo
demás que ha hecho", incluyendo haber matado a su padre.
La observo mientras añade mentalmente eso a la lista de
pecados de Chandler.
Chandler es un asesino, sí, pero yo también he matado
hombres. ¿Qué coño pensaría de mí si lo supiera?
"Entonces, ¿por qué me secuestraste?" Va al grano, la
mujer que va detrás de mi propio corazón. "Dijiste que no
seguías las órdenes de Chandler, así que ¿por qué me
secuestraste?"
Allá vamos, pienso para mí mismo y lo digo tan rápido y
claro como puedo, como si me estuviera quitando una tirita.
"Chandler te quería muerta y quería que yo fuera el que lo
hiciera". Las palabras salen apresuradamente.
Brynn me mira con los ojos abiertos como platos.
"Entonces, ¿por qué no estoy muerta?" Lo dice con una
voz débil, pero su pregunta me corta de raíz porque detrás de
esos ojos se esconde el miedo a que pueda cambiar de
opinión, a que decida matarla.
"¿De verdad crees que haría eso? ¿Que te haría eso? ¿Que
podría hacerlo?" Sacudo la cabeza, sin mirarla, así que no me
doy cuenta de que extiende su mano para cubrir la mía hasta
que siento su tacto.
Miro hacia arriba y me encuentro con sus ojos, ojos que
brillan con certeza. "No. No creo que lo hicieras."
Cubro su pequeña mano con la mía, agradeciéndole que
crea en mí cuando no tiene motivos para hacerlo.
"Así que Chandler me quiere…", respira profundamente,
"muerta y le dijiste que no lo harías".
Sacudo la cabeza, ojalá fuera tan sencillo.
"Aquella noche", Brynn se ruboriza y mira hacia otro lado
mientras recuerda la forma en que la alejé de mí, "me dijiste
que no tenía ni idea de lo que estabas arriesgando por mí,
que me estabas salvando". Me da el empujón verbal que
necesito para seguir contándole el resto de la historia.
"Chandler me amenazó con hacer público lo que sabe
sobre mí, sobre los Sin ley, sobre el trabajo poco legal que
hacemos, si no le entregaba tu cabeza en bandeja". Había
pensado en dejarme esta parte atrás, en no cargarla con ese
peso, pero si quiere la historia completa entonces también
necesita ver toda la situación.
Brynn se balancea sobre sus talones, procesando la
información. "Así que me has estado escondiendo, no solo
del fiscal, sino también de Chandler. Me has estado
protegiendo y te has puesto en la línea de fuego para eso".
Me encojo de hombros. "Bueno, no exactamente, pero sí,
a Chandler no le va a gustar mucho cuando hayan pasado mis
48 horas y tú no estés, ya sabes, muerta".
"Podrías habérmelo dicho. No tenías por qué haberme
arrastrado hasta aquí de la manera en que lo hiciste."
"Lo sé", asiento.
Aprieto su mano, tranquilizándola, y ella mira nuestras
palmas unidas como si se acabara de dar cuenta de que
seguimos conectados, después aleja su mano de la mía. Dejar
de sentir su tacto es como un puñetazo en el estómago y me
dice lo que necesito saber, lo que sea que haya habido entre
nosotros, lo que haya sentido por mí, ya no está. Dijo que el
infierno tendría que congelarse antes de que me dejara
tocarla de nuevo y parece que lo decía en serio.
"Así que, ahí lo tienes, eso es todo." Extiendo mis manos
delante de mí, mostrándole que no le oculto nada, ya no. Se
queda en silencio, sin decir nada y me moriría por saber en
qué coño está pensando.
El silencio se extiende entre nosotros y casi puedo oír su
mente funcionando. "¿Y nuestro trato?" Su voz es suave y
tranquila, pero me desgarra por dentro.
"Sigue en pie. Me has dejado contártelo todo, el resto
depende de ti. Puedes irte, salir de aquí, habrá alguien
esperando afuera para llevarte a donde quieras ir." Le
extiendo la llave de la habitación.
"Puedo irme". Me mira con una pregunta en los ojos.
"Si es lo que quieres". Asiento con la cabeza para evitar
aferrarme a la llave mientras la coge. Nuestros dedos se
rozan y una ráfaga de conciencia invade sus ojos, al igual que
los míos.
Química, solo es por la química. Sí, ya seguiré intentando
creerme eso.
"Pero si me voy, no tendrás nada para Chandler. Cumplirá
su amenaza. Irá a por ti y a por los Sin Ley". Se muerde el
labio como si la idea le causara dolor, o puede que solo sean
imaginaciones mías.
"Ya soy mayorcito, lo resolveré… y los chicos pueden
arreglárselas solos. No te preocupes por nosotros, estaremos
bien." No tengo ni puta idea de cómo, pero no es algo que
vaya a admitir. Si se va a quedar, no quiero que sea por
lástima, no quiero que sea porque le ataque el puto sentido
de la responsabilidad. Ella no es la que nos metió en este lío.
Fui yo solito.
Recorre mi cara con la mirada, como si buscara algo, algo
que no le he dicho, algo que estoy escondiendo. Pero, sea lo
que sea, no lo encuentra.
"Sí, claro". Asiente con la cabeza, coincidiendo conmigo.
"Estarás bien. No me necesitas".
Me abstengo de decirle lo equivocada que está.
Observo cómo echa los hombros hacia atrás, como si
hubiera tomado una decisión y se dirigiera hacia la puerta.
Gira la llave y suspira mientras la cerradura hace clic como si
aún no creyera que le estoy dando el poder de irse.
Tengo que apretar los dientes para no decir su nombre,
para no pedirle que se quede. Cada músculo de mi cuerpo me
empuja a ir tras ella, a aferrarme a ella y a no dejarla ir
nunca.
Se detiene con la mano en el pomo de la puerta como si
hubiera escuchado mi súplica silenciosa y me mira, con los
ojos llenos de algo que no sé cómo identificar.
"Gracias".
No digo nada, estoy demasiado sorprendido para
responder.
"Gracias por lo que has hecho, por lo que has arriesgado,
para mantenerme a salvo." Abre la boca como si fuera a decir
algo más y luego se detiene, sonriéndome con tristeza antes
de volver a girarse hacia a la puerta.
Joder, pensé que podía hacer esto. Pensé que podía hacer
lo correcto pero resulta que no puedo, me duele demasiado y
hay algo que todavía no le he dicho.
"B, espera."
CAPÍ T ULO 16

Brynn

T ODO MI CUERPO SE QUEDA QUIETO ANTE EL SONIDO DE SU VOZ .


"Emm… cuando dije antes que eso era todo... hay una cosa
más."
Espero, casi sin respirar, tratando de evitar que mi
estúpido corazón se haga ilusiones.
"No quiero que te vayas".
Por un momento no proceso lo que he oído, dijo las
palabras que estaba desesperada por escuchar.
Me doy la vuelta lentamente para ponerme frente a él y lo
contemplo. En cuanto entró, casi tuve que atarme los pies
para no lanzarme sobre él. Es demasiado guapo y, después de
no haberlo visto en un día, fue como ver salir el sol después
de un largo y oscuro invierno.
Apenas dormía, al principio estaba enfadada, estaba tan
enfadada con él que apenas podía pensar con claridad.
Entonces la ira se convirtió en dolor, un dolor sordo que se
instaló en mi corazón y que no podía cambiar. No dejaba de
pensar en él, preguntándome si estaba completamente loca
pensando en la posibilidad de un "nosotros" después de todo
lo que ha pasado. A pesar de la forma en que me mira y a
pesar de la honestidad, el anhelo y la necesidad en su voz
cuando dijo que podía ser bueno para mí, no debería
desearle. No debería olvidar todo lo que ha pasado tan rápido.
Sin embargo, aquí está, diciendo exactamente lo que
necesitaba que dijera.
"¿Qué has dicho?" Necesito escucharlo de nuevo.
Respira hondo, como si le costara sacar las palabras.
"He dicho que no quiero que te vayas. Quiero que te
quedes aquí, conmigo". Sus ojos azules brillan de emoción,
atrayéndome, y mi cuerpo responde instantáneamente,
caminando hacia él, como si hubiera una cuerda invisible que
nos conectara. Me paro justo delante de él, a una distancia en
la que nos podemos tocar, mi cuerpo siente la necesidad
cuando estoy cerca de él.
"¿Por qué?" Susurro la pregunta, casi como si no quisiera
correr el riesgo de romper el hechizo del momento.
Ryker me mira durante un buen rato, estudiándome,
como si estuviera catalogando mis rasgos. Después de lo que
parecen minutos, pero probablemente no sean más que unos
segundos, asiente con la cabeza, como si hubiera llegado a
algún tipo de decisión. Estoy congelada como una piedra,
pero mi corazón late tan fuerte que me pregunto si puede
oírlo.
"Porque..." Se para y mira al techo, me dan ganas de
cogerlo y sacudirlo porque el suspense de lo que está a punto
de decir me está matando.
"Ryker". Me pongo en guardia, aún dolida por la forma en
que me rechazó hace unos días y pongo mi mano en su
pecho, sobre su corazón. "¿Qué intentas decir?"
Deja caer la cabeza, procesando que lo estoy tocando y
lentamente, deliberadamente, pone su mano sobre la mía y
se encuentra con mi mirada.
"Intento decir que me preocupo por ti. Me importa lo que
te pase”. Su mano calienta la mía mientras sus palabras
envían una ráfaga de fuego a través de mi cerebro. "Y si te
vas..."
"¿Y si me voy?" Le susurro las palabras.
"Si te vas, nunca podré recuperar el derecho a besarte. Si
te vas, no podré protegerte". Levanta una mano,
deteniéndome antes de que pueda hablar, "Sé lo que vas a
decir. Me recordarás que estarás en buenas manos, que tu
amiga se asegurará de que tengas seguridad las 24 horas del
día. El único problema, B, es que no pueden protegerte como
yo. Nadie puede."
Sin pensarlo, me pongo de puntillas y lo beso, mi mano
libre serpentea alrededor de su cabeza para impulsarme un
poco más arriba y besarlo un poco más profundamente.
"Tal vez nunca recuperes el derecho a besarme", digo,
"porque tal vez no es bueno que hagamos esto. Pero a veces,
lo malo es lo único que vale la pena". Siento su sorpresa
cuando tarda en responder y por un momento aterrador
pienso que quizás me he equivocado. Pero entonces lo siento
conmigo, su lengua lamiendo mis labios, exigiendo que le
deje pasar. Gimoteo contra su boca, su sabor me vuelve loca.
Pensé que nunca más estaríamos aquí, así, y ahora sus labios
están en los míos. Apenas puedo pensar con claridad.
"“B?” Ryker se aleja, rompiendo el contacto entre
nosotros y yo hago un ruido de frustración que provoca una
profunda risa.
Lo miro, preguntándome por qué frena, y creo que es la
única vez que lo he visto nervioso. No creo que sea algo que
le pase tan a menudo a hombres como Ryker. Por otra parte,
no creo que haya otros hombres como él.
"Brynn, acabo de abrirte mi corazón y no has dicho
nada". Me pone la mano en un lado de la cara y me inclino
hacia él automáticamente. "Esta es la primera vez que hago
esto pero estoy bastante seguro de que ahora es cuando te
toca decir algo a ti".
Lo miro parpadeando y me doy cuenta de que no he
respondido a lo que me dijo. Lo besé con todo el sentimiento
que tenía dentro, pero no llegué a decir nada.
"¿No es obvio?" Le sonrío, sintiéndome
desmesuradamente feliz a pesar de la situación loca en la que
estamos. Pongo mis brazos alrededor de su cuello y le miro a
los ojos, asegurándome de que realmente oiga lo que voy a
decir. "Ryker Banks, he estado loca por ti desde la noche que
nos conocimos."
Tarda un momento en procesar mis palabras, pero veo el
momento exacto en que lo hace. Sus ojos brillan con alivio y
pura satisfacción masculina y una pizca de algo más, algo
que hace que mi sonrisa sea un poco más amplia.
"Espera". Vuelve a decir lo que me dijo la primera noche
que estuvimos juntos, que lo ha pensado tanto como yo.
Obedezco sin dudarlo, mis piernas envueltas en sus caderas
mientras sus manos me agarran el culo, levantándome.
"¿Adónde vamos?" Le beso la mandíbula rasposa, me
encanta su olor y sentirlo contra mi piel.
"La última vez que hicimos esto, no llegamos a la cama.
"Me mira levantando las cejas, haciéndome reír”.
"Sí, me suena algo de eso." Asiento con la cabeza. "La
última vez, todo fue un poco... rápido."
Me lanza una mirada dolida. "Guau, sí que sabes cómo
dañar el ego de un hombre".
"Bueno, supongo que esta vez tendremos que
compensarlo." Le miro de forma conspirativa.
"¿Así que así es como quieres jugar?" Sin avisar, me
suelta y me deja caer en la cama.
Por un momento no se mueve, se queda ahí a los pies de
la cama, mirándome, hasta que siento que me ruborizo bajo
su mirada.
"¿Qué?"
"Nada, es que eres preciosa". No hay artificio detrás de
sus palabras y sus ojos arden con puro aprecio masculino.
Nunca me he sentido sexy, nunca pensé que los hombres
me vieran de esa manera, a pesar de los despotriques
extremos de mi madre de inspiración católica. Pero ahora,
con la atención de Ryker sobre mí y solo sobre mí, me siento
sexy.
"Tú tampoco estás nada mal". Sonrío, haciéndole señas
para que se acerque.
Me hace caso, inclinándose para besarme y ¡qué beso! Es
largo y sensual y lo siento hasta los dedos de los pies.
Levanto la mano, tratando de tirar de él hacia mí, quiero
sentir su cuerpo contra el mío, pero él se resiste y hago un
sonido de frustración.
Puedo sentir cómo sonríe en mis labios, pero antes de
preguntarle qué es tan gracioso, me besa la mandíbula,
llegando al cuello para encontrar el punto sensible que hace
temblar todo mi cuerpo. Sus dedos tropiezan ligeramente
sobre mi camisa, apenas me toca los pechos pero mis
pezones ya están duros, desesperados por su atención. No se
queda ahí, sino que sus manos ocupadas se mueven hasta la
base de mi camisa, donde encuentra unos centímetros de piel
desnuda y mientras me roza la barriga con la áspera palma
de su mano, casi me corro ahí mismo.
Se retira lo suficiente para agarrar mi camisa y
quitármela, tirándola al suelo. Cuando me puse el sujetador
de encaje púrpura que forma parte del vestuario que me
había comprado, estaba enfadada, me molestaba. Me recordó
que era una prisionera aquí, sin nada mío, joder, ni siquiera
tenía mi propia ropa interior excepto el conjunto con el que
había llegado. No solo eso, me había hecho preguntarme si
los conjuntos serían de las ex de Ryker y ese pensamiento me
enfadaba aún más. Pero ahora, mientras sus ojos brillan de
deseo al verme, lo veo de otra manera. Lo veo como parte de
los esfuerzos que ha hecho para mantenerme a salvo, para
hacer que me sienta lo más cómoda posible en su mundo.
Cuando su cabeza se inclina y comienza a besar y morder
suavemente mis pezones a través de la tela de encaje, es
cuando dejo de pensar en cualquier otra cosa que no sea la
sensación de su boca contra mi piel. Mi cabeza cae hacia
atrás, sorprendida por la forma en que parece saber tocar
todas las teclas correctas. El calor se acumula entre mis
muslos y me retuerzo, deseando que centre su atención en
ese punto en concreto.
Siento cómo sonríe al aceptar mi invitación, se abre
camino besándome despacio, dolorosamente despacio, todo
el cuerpo y mi vientre hasta que llega a la cintura de mis
vaqueros. Deliberadamente, los desabrocha y yo levanto mis
caderas para que me los quite. Una vez que lo hace, lo
alcanzo, todo mi cuerpo quiere el suyo. Pero él mueve la
cabeza y me sonríe malvadamente.
"Estás tan buena que te devoraría.” Mi corazón se acelera
un poco más cuando sus ojos se nublan de deseo.
Me agarra de las piernas y me tira hacia el borde de la
cama, arrodillándose en el suelo delante de mí. Su boca
aprisiona la mía, me da un beso caliente, áspero, posesivo y
lleno de necesidad. Mis manos están en su pelo, tirando de él
hacia mí con más fuerza, exigiendo más, reclamándolo como
él me reclama a mí. Sus dedos bajan por mi vientre hasta el
borde de las bragas de encaje y no se detienen. Los desliza
dentro, acariciando mi doloroso sexo, sus dedos se resbalan
en mi deseo por él.
Respiro con fuerza, prácticamente jadeando cuando me
toca, su pulgar dibuja pequeños círculos mientras sus dedos
se hunden dentro de mí haciéndome gemir de placer.
"Tengo que probarte, B." Me gratifica oír su voz áspera
muriendo de necesidad mientras me quita las bragas mete su
cabeza entre mis muslos y me come.
Gimo su nombre mientras empujo mis caderas contra él,
queriendo más mientras lame mi sexo con su lengua y se
mete dentro de mí con sus dedos. Me levanto, agarrándome a
sus hombros porque necesito algo a lo que aferrarme y ni
siquiera reconozco el sonido de mi propia voz cuando le
suplico.
"Ryker, por favor. Es demasiado..." Siento tal necesidad
que apenas puedo encadenar una frase. Pero no se detiene,
solo sigue lamiéndome con su boca malvada y me mete los
dedos por última vez, llevándome al límite. Mi orgasmo me
rompe en mil pedazos, atormentando mi cuerpo con
temblores de placer.
Mientras el mundo deja de girar, miro a Ryker y veo una
sonrisa petulante.
"¿Sabes lo sexy que eres cuando te corres por mí?"
Me muerdo el labio, mi sexo se contrae de nuevo cuando
oigo sus palabras y me doy cuenta de que todavía está
completamente vestido, mientras que lo único que yo llevo
encima es mi sujetador.
"Ryker, te deseo. Te quiero dentro de mí".
Sus ojos se oscurecen ante mis palabras, se quita la
camisa y los pantalones rápidamente hasta que está de pie
ante mí en toda su gloria. Es la primera vez que lo veo
completamente desnudo y me regalo un momento para
apreciar las vistas; pecho ancho, abdominales marcados y
una polla gruesa y oscura. Me lamo los labios, mirándolo
mientras me agarra de las caderas y me pone más hacia el
centro de la cama.
"Quítatelo". Sus ojos se centran en mi sostén, la única
barrera entre nosotros. Es una orden, no una petición y estoy
más que feliz de complacerla.
Poco a poco, dejándole disfrutar del espectáculo, me
desabrocho el sujetador y dejo que las tiras caigan por mis
brazos, temblando cuando el frío golpea mis sensibles
pezones.
Sus pupilas se dilatan y alcanza mis pechos, haciendo
rodar mis duros pezones entre su pulgar e índice,
pellizcándolos lo suficiente, enviando una ola de placer a
través de mí. No puedo esperar más, necesito más. Lo
necesito.
Abro mis piernas, queriéndolo ahí, queriendo que sepa
cuánto lo necesito. Me abre más las piernas y se coloca entre
ellas, posicionándose de manera que la punta de su polla
descansa contra mi sexo. Muevo mis caderas, queriéndolo
dentro de mí.
"¿Qué pasó con lo de ir más despacio esta vez?" Me
levanta una ceja y noto que su aliento también está agitado.
Está tratando de mantener el control, pero el movimiento de
su pecho me dice que está luchando una batalla perdida.
Sacudo la cabeza. "No quiero ir despacio. Quiero que me
des duro y rápido". Me agacho y le acaricio la polla desde la
base hasta la punta, sin dejar nunca de mirarla mientras le
doy un pequeño tirón.
Su expresión se oscurece y su mandíbula se aprieta
cuando me agarra. "A la mierda".
Me agarra de las caderas, acercándome a él mientras se
mete dentro, hundiéndose en mí. Grito al sentirlo y él gruñe
mientras sale de mí casi por completo, solo para sumergirse
más profundamente.
"Ryker". Su nombre en mis labios es una súplica, una
demanda, un deseo.
Baja la cabeza y su boca chupa mis pezones mientras se
mete en mí, más fuerte, más rápido, más profundo. Mis uñas
le rastrillan la espalda, instándole a seguir adelante mientras
me la mete una y otra vez.
Nuestros ojos se encuentran y me levanto para besarle la
mandíbula, el cuello, pellizcándole lo suficiente para
provocar un sonido animal que le hace sumergirse en mí aún
más profundamente.
Me lo hace duro y es exactamente lo que necesito, siento
que mi orgasmo aumenta y aumenta. Cada vez más, me
agarro de sus brazos porque siento mucho, demasiado.
"B, córrete." Su voz está en mi oído y mientras me la
mete hago lo que dice. El calor me impregna el cuerpo
mientras veo las estrellas y grito su nombre, atormentada
por el placer.
Su cuerpo se tensa mientras yo llego al clímax de mi
orgasmo y él me sigue. Empuja una, dos veces y en la tercera
suelta un rugido primitivo y se vacía dentro de mí, sus ojos
se encuentran con los míos y reflejan la intensidad de mi
clímax. Estamos acostados temblando, con las piernas
enredadas, nuestros cuerpos presionados el uno contra el
otro sin un centímetro entre nosotros.
Tiernamente, Ryker me aparta el pelo de la cara y me besa
profundamente, haciéndome retorcerme, ya deseándolo. Me
sonríe, es guapísimo.
"Ahora, podemos intentar ir despacio." Se mueve dentro
de mí y puedo sentir que se pone duro, estoy tan lista para él
como él lo está para mí.
Le devuelvo la sonrisa, sacudiendo la cabeza. "La lentitud
está sobrevalorada".
Me sonríe, con las pupilas dilatadas y luego comienza a
moverse.

E SCONDIDA en los brazos de Ryker, me siento más segura de lo


que me he sentido en mucho tiempo, más segura de lo que
tengo derecho a estar teniendo en cuenta que Chandler sigue
ahí fuera y todavía quiere su recompensa. Aparto ese
pensamiento, no estoy lista para que la realidad se
entrometa en este momento juntos.
"¿Por qué me alejaste esa noche?" Me ha estado
molestando y todavía no puedo entenderlo.
"¡Arg, porque soy un puto idiota!" Ryker baja la cabeza y
empieza a besarme el cuello, haciendo que me retuerza
contra él, pero aún así quiero una respuesta real.
Le agarro de la barbilla y llevo su atención a mi cara,
antes de que sus besos me distraigan por completo.
"Dímelo".
Me mira antes de acostarse en la cama, mirando al techo.
"Estabas tan... enfadada conmigo que no quería que hicieras
algo de lo que te arrepintieras por la mañana, no conmigo".
Su respuesta sincera hace imposible que me aferre a
cualquier ira que haya sentido por esa noche.
Me inclino sobre él, haciendo que me mire. "Aunque
aprecio el gesto, quiero que sepas que nunca me arrepentiría
de nada de lo que haga contigo."
Una sonrisa se extiende por la cara de Ryker, una de pura
satisfacción masculina y le hace aún más guapo.
"¡No te pongas chulo!" Le levanto una ceja.
"Veremos quien se pone chulo, B." Sonríe como un lobo y
me pone de espaldas, haciéndome chillar, con sus caderas
rozando las mías. El calor se acumula entre mis piernas y
estoy instantáneamente lista para él, más que eso, estoy
desesperada porque lo haga. Ryker es como una droga de la
que no me canso. Su boca encuentra la mía y me pierdo en su
beso.
CAPÍ T ULO 17

Brynn

H ORAS MÁS TARDE , CUANDO SALE EL SOL , ME INVADE UNA SENSACIÓN


de terror. El mundo real está ahí fuera, esperándonos y ya no
hay forma de evitarlo.
Como si Ryker pudiera leer mi mente, me levanta la
barbilla para mirarme.
"Oye, todo va a estar bien, B." Parece tan seguro que me
hace querer creerle, pero no sé cómo va a estar todo bien.
"¿Cómo? ¿Qué vamos a hacer?" Solo tenemos un día más
antes de que Chandler cumpla su amenaza de derribar a
Ryker y al resto de los Sin Ley.
"No vamos a hacer nada. Vas a dejar que me encargue de
esto". No es una petición, es una orden y nunca se me ha
dado bien que me digan qué hacer.
"¡Ni de coña!" Me siento en la cama, subiendo la sábana
para cubrirme. No puedo enfadarme con Ryker cuando estoy
tirada encima de él, cuando nuestros cuerpos están
completamente enredados.
Ryker me lanza una mirada inquisitiva. "Este no es tu
mundo, B. Chandler y sus hombres juegan sin reglas y no voy
a dejar que te involucres. No te arriesgaré". Su expresión es
feroz y estaría mintiendo si dijera que no hay algo sexy en
este lado alfa-protector suyo.
"Ya estoy involucrada", le recuerdo suavemente,
extendiendo la mano para posarla a un lado de su cara, su
barba contra mi palma activa las terminaciones nerviosas a
lo largo de todo mi cuerpo.
Ahora no es el momento, Brynn. ¡Concéntrate!
"Quiero ayudar". Juego la carta que sé que no puede
rechazar. "Chandler destruyó a mi familia, asesinó a mi
padre, intentó hacer que me mataran. Necesito hacer esto".
Veo el momento en que Ryker cambia de opinión, cuando
se da cuenta de lo mucho que necesito mi propia venganza.
"Nunca vas a hacer lo que te dicen, ¿verdad?" Suspira
mientras me acaricia el pelo de la cara.
"¿Vas a llamarme 'difícil' otra vez? Porque ya sabes lo
bien que salió eso la última vez." Le levanto una ceja y se ríe
antes de que sus ojos se vuelvan a oscurecer. Me pega a él
para darme un beso, un beso que me dice todo lo que siente.
Corremos el riesgo de no volver a salir de esta habitación
cuando un golpe en la puerta nos deja congelados. En
realidad, es menos un golpe y más un insistente martilleo de
un puño al otro lado.
Ryker gruñe y me mira disculpándose.
"¡Ya va, Drew, ya va!" Brama y los golpes se detienen
abruptamente.
"Joder, gracias hombre, pensé que habías muerto ahí
dentro." Una voz que no reconozco me llega desde la puerta.
Le pregunto a Ryker con la mirada.
"Es Drew, mi segundo. Se cree mucho más gracioso de lo
que realmente es". Ryker levanta la voz en esa última parte,
sin duda para asegurarse de que le oiga el hombre en
cuestión.
"Genial, ahora que ya estamos todos presentados,
¿podemos ponernos en marcha?" Drew grita desde el otro
lado de la puerta.
"Convoca una reunión. Necesito hablar con los chicos".
Ryker se levanta de la cama y por un momento me quedo sin
palabras mientras la sábana cae y su perfecto y desnudo
cuerpo queda expuesto… mi mente comienza a divagar.
"Ahora mismo, jefe". Los pasos de Drew retroceden y
Ryker extiende la mano para coger la mía.
"¿Estás lista para esto?" Me está dando otra oportunidad
para echarme atrás, para no involucrarme y me pregunto si
alguna vez dejará de intentar mantenerme a salvo.
Asiento, lentamente, procesando la importancia de lo que
va a pasar a continuación, de lo que se me viene encima. En
las próximas 24 horas o Chandler o nosotros ya no estaremos
aquí, no quedará más que un bando en pie.
"Bien, porque tenemos trabajo que hacer." La expresión
de Ryker es sombría y casi es suficiente para sentir hasta
pena por Chandler porque no tiene ni idea de lo que se le
viene encima.
CAPÍ T ULO 18

Ryker

M IENTRAS ENTRAMOS EN EL C LUBHOUSE , LE AGARRO LA MANO A


Brynn, dejando claro a mis hombres, que están todos
reunidos, que es mía.
Puedo sentir lo nerviosa que está, pero mantiene la cabeza
y la espalda rectas como una puta profesional, negándose a
ser intimidada. Tengo que aplastar mis instintos de
cavernícola que lo único que quieren hacer es cogerla y
llevarla a la cama para mostrarle lo loco que estoy por ella.
Le hago un gesto y me sonríe de forma sexy como si supiera
exactamente lo que estoy pensando. Pero habrá tiempo
suficiente para eso más tarde, una vez que nos hayamos
ocupado de lo único que puede mantenernos separados.
Un murmullo recorre la multitud de motoristas, los miro
a todos y cada uno de ellos, diciéndoles que si tienen algún
problema, van a tener que tratar conmigo.
Me enderezo, preparándome para dar el mejor discurso de
apertura de mi puta vida. Lo que pase en esta sala va a
cambiarlo todo de una forma u otra y si queremos ganar
contra Chandler, necesito a mis hombres de mi lado.
"Os he convocado aquí porque lo que estoy planeando nos
afectará a todos. Nos pone a todos en peligro. Nos pone a
todos en la mira de Chandler". La multitud se queja al
mencionar su nombre, su reputación de idiota le precede.
Espero a que el ruido se calme antes de seguir.
"Como sabéis, nos ha ordenado matar a esta mujer, Brynn
Russo". Aprieto su mano mientras siento que intenta
alejarse, para que se la trague la tierra cuando menciono su
nombre. "Lo que tal vez no sepáis es que nunca he tenido
ninguna intención de seguir adelante con eso. Brynn está
bajo mi protección y si alguien tiene algo que decir al
respecto puede hablar ahora mismo."
Miro el mar de rostros de hombres a los que conozco de
hace años, hombres a los que he confiado mi vida una y otra
vez. No quiero enfrentarme a ninguno de ellos, pero lo haré
si es necesario, sin pensarlo dos veces. Se revuelven un poco
y algunos de mis tripulantes intercambian miradas pero
permanecen en silencio, esperando lo que sea que esté por
venir.
"Bien". Ahora que eso está resuelto, pasemos al siguiente
asunto: deshacerse de Chandler". Me encuentro con un coro
de ruidos sorprendentes. "Es la única manera de asegurarnos
de que no venga a por nosotros, a por Brynn. ¡Tiene
suficiente información para acabar con los Sin Ley!"
"¡Ni de puta coña!"
"¡Menudo cabrón!"
"Qué se atreva a intentarlo".
Drew y yo intercambiamos una mirada de satisfacción, los
hombres se están uniendo a la causa.
"Tengo que dejar una cosa clara, quiero evitar una
guerra". Miro a mis hombres y me encojo de hombros. "Es
malo para el negocio". Incluso se ríen cuando asienten con la
cabeza. Todos vivimos más que cómodamente del trabajo que
hacemos en los Sin Ley y en gran parte es porque no estamos
obligados a meternos en mierdas y disputas con otros clubes,
no a menos que tengamos que hacerlo. Somos profesionales
y somos los mejores en lo que hacemos.
Continúo. "Este ataque contra Chandler, va a ser dirigido,
preciso, un equipo pequeño, unos pocos hombres. Entramos,
hacemos lo que hay que hacer y salimos sin que nadie sepa
que estuvimos allí. Sin alborotos, sin desorden". Suena
bastante simple, pero todos sabemos que nunca hay garantía
de que las cosas vayan a ir según lo planeado. "Tiene
suficientes enemigos como para que la culpa no recaiga
sobre nosotros. Los hombres de Chandler estarán tan
atrapados en la lucha por ver quién ocupa su puesto que
probablemente ni siquiera se matarán en buscar a los
responsables. No es que ese hijo de puta haya hecho mucho
para ganarse su lealtad. ¡Joder, les estaremos haciendo un
favor!" Sacudo la cabeza. Chandler nunca aprendió que la
primera regla para ser líder es entender que si tus hombres
no te quieren, si no morirían por ti, entonces tus días están
contados.
"Como dije antes, ir contra Chandler es algo que nos
afectará a todos. No puedo ordenar a nadie que se sume a
esto, por eso pido voluntarios". Miro al mar de caras
familiares, esperando conocer a mis hombres tan bien como
creo conocerlos.
Hay movimiento en la multitud y los hombres se separan
de Brick cuando da un paso adelante, con el hombro todo
vendado.
Señala a Brynn y siento que se pone tiesa a mi lado
cuando lo reconoce, aunque nunca le ha visto la cara, su
lesión y su puto tamaño le bastarían para señalarlo en una
rueda de reconocimiento.
"Joder, me disparó".
Automáticamente, me pongo entre uno de mis tenientes
de más confianza y Brynn. Si va a ir a por ella, tendrá que
pasarme por encima.
"Brick, es mejor que pienses muy cuidadosamente cuáles
serán las próximas palabras que salgan de tu boca." Se lo
digo en voz baja aunque la advertencia es clara.
"No pasa nada". Brynn me empuja y ya ha dado dos pasos
hacia Brick antes de que pueda agarrarla.
"Sí, te disparé". Habla lo suficientemente alto como para
que los otros hombres la oigan, aunque podría haber
susurrado y no se habrían perdido ni una sílaba. Todos la
miran con fascinación. "¿Vas a llorar?" Le lanza el desafío a
Brick, un hombre diez veces más grande que ella, y ni
siquiera pestañea.
"B.” Gruño su nombre. Definitivamente vamos a tener
una charla sobre esta mierda kamikaze cuando estemos
solos.
"¿Qué has dicho?" Se dibujan unos surcos en la frente de
Brick, como si tratara de averiguar si esta chica es real o no.
Conozco esa puta sensación.
Brynn le da golpes al suelo con el pie como si estuviera
impaciente y tuviera mejores cosas que hacer con su tiempo
que lidiar con un motorista monosilábico y se tira del pelo,
algo que nunca la he visto hacer. Ahí es cuando me doy
cuenta de qué va todo esto. Sabe que los hombres están
resentidos con ella, creen que es la razón por la que estamos
en este puto lío con Chandler y les está demostrando que
vale, que vale la pena arriesgarse. Qué inteligente es mi
chica.
Dejar que se enfrente cara a cara con Brick es una de las
cosas más difíciles que he tenido que hacer, pero su plan no
va a funcionar si salto para defenderla y no dejo que esto se
desarrolle como es debido.
"Te pregunté si ibas a llorar porque una chica pudo
contigo." Brynn da otro paso hacia uno de los hombres más
peligrosos que conozco. "Puede que te haya disparado, pero
tú me secuestraste." Le clava el dedo índice en el pecho para
enfatizar su argumento y es como ver a David enfrentarse a
Goliat. "Así que creo que probablemente estamos en paz."
Brynn termina extendiéndole una mano, en señal de paz.
Solo se escucha el silencio mientras Brick le da vueltas a
su argumento. Se podría haber oído un puto alfiler caer y me
arriesgo a dirigir la mirada a mis hombres. Están
completamente absortos en el drama que se desarrolla
delante de ellos.
Abruptamente, Brick agarra la mano que Brynn le ofrece,
la agita y sonríe, aunque en su cara parece más bien una
mueca.
"En paz pues". Asiente con la cabeza y su pecho empieza
a subir y bajar emitiendo una risa en bajo que reverbera por
toda la habitación. Es como escuchar la risa de un gigante.
"Muy bien, Brynn. Me gustas." Sigue dándole la mano y le da
palmadas en la espalda tan fuertes que le cuesta mantenerse
erguida.
Todos comienzan a agolparse alrededor de ellos dos,
como si Brick dándole su aprobación hubiera allanado el
camino para el resto de los hombres que intercambian
presentaciones y bromas a expensas de Brick. Brynn los tiene
comiendo de su puta mano.
"Llámame B." La oigo decir por encima del clamor de las
voces y me sonrío a mí mismo. Mis hombres la han aceptado
como uno de ellos y ella les ha devuelto el favor. No podría
estar más orgulloso de llamarla mía.
Drew me lanza una mirada de diversión y por su
expresión puedo adivinar lo impresionado que está. Le doy el
visto bueno con una inclinación de cabeza y golpea la
superficie de la barra para llamar la atención de todos.
"Bueno, si ya habéis terminado, ¿podemos volver al
asunto que nos ocupa? Adelante, jefe".
"Decía que estaba buscando voluntarios para deshacernos
de Chandler". Poso mis ojos en cada uno de mis hombres,
notando como Brynn está ahora enterrada entre ellos como
si siempre hubiera estado allí. "¿Quién está conmigo?"
Apenas he terminado de hacer la pregunta cuando de
repente mis hombres dan un paso adelante como si fueran
uno solo.
Drew asiente con la cabeza satisfecho. "Parece que tienes
donde elegir, jefe."
Me permito un momento para asumir lo mucho que este
club significa para mí y luego vuelvo al tema.
"Muy bien, manos a la obra entonces. ¿Quién de aquí sabe
poner acento colombiano?"
CAPÍ T ULO 19

Ryker

"¿E STÁS SEGURA DE ESTO ?"


Le he hecho la misma pregunta unas mil veces desde que
decidimos el plan, pero su respuesta no ha cambiado.
"Estoy segura. Ahora deja de preocuparte y concéntrate en
lo que tienes que hacer". Brynn me sonríe tranquilizándome,
se pone de puntillas para besarme suavemente y luego su
expresión se vuelve abruptamente sobria. "Que no te
maten".
“Lo intentaré lo mejor que pueda". Le hago un saludo al
estilo militar de broma antes de comprobar que Drew y los
otros hombres están en su sitio.
Nos decidimos por un equipo de cuatro, más de eso
hubiera llamado demasiado la atención y menos de eso no
bastaría para tener todas las salidas cubiertas.
"Es extraño estar de vuelta aquí, donde comenzó todo",
Brynn mira los contenedores, arropándose con los brazos y
temblando al recordar lo que vio aquí. "Me parece muy bien
que sea donde vaya a terminar."
"Para él, no para nosotros". Ese hijo de puta no va a pasar
de esta noche.
El sonido de un coche que se acerca corta el silencio de la
noche. Drew me envía una señal desde la parte superior de
un contenedor cercano. Es Chandler, ha llegado. Drew
levanta tres dedos para decirme que ha traído tres hombres
con él. Estamos igualados, hasta ahora todo bien.
"¿Estás lista?" Susurro en la mejilla de Brynn, su olor me
calma y me ayuda a concentrarme en lo que tengo que hacer.
"Terminemos con esto". Levanta las manos para que se
las ate. Le pongo la cuerda alrededor de las muñecas
suavemente, sin querer herirla y asegurándome de darle la
suficiente holgura para que se suelte cuando llegue el
momento.
Satisfecho porque estamos tan en control como lo vamos
a estar siempre a partir de ahora, salgo de detrás del
contenedor, arrastrando a Brynn conmigo y poniéndome
justo delante de Chandler.
"Empezaba a preguntarme si ibas a aparecer." Sigo
agarrando el brazo de Brynn mientras ella finge tratar de
alejarse de mí.
"¿Y perderme toda la diversión?" Chandler sonríe
asquerosamente, sus ojos vagan por el cuerpo de Brynn
mucho más íntimamente de lo que me gustaría.
Brynn patalea y por poco no le da con la rodilla a Chandler
en las bolas y tengo que esconder mi sonrisa. Esta mujer
tiene más huevos que la mayoría de tíos que conozco.
"Es de las peligrosas, ¿eh?" Chandler la mira con aprecio
pero no se acerca lo suficiente para no arriesgarse a recibir
otra patada. "Puedo ver por qué te gusta."
No digo nada, mi atención está dividida entre el hombre
que estoy decidido a matar y sus tres secuaces armados.
"Bueno, ¿cómo está?" Chandler se lame los labios y siento
que el corazón de Brynn se acelera.
Odio contestar a una pregunta tan estúpida como esa,
pero tengo que jugar mi papel, igual que Brynn.
"Demasiado para ti." Sonrío ampliamente y me aferro a
Brynn un poco más fuerte, más por su beneficio que por el
mío. Se supone que debe parecer asustada, pero parece que
quiere arrancarle la garganta a Chandler.
"¿En serio?" Chandler me levanta una ceja y me doy
cuenta del error que he cometido. Se ha tomado mis palabras
como un puto desafío. "Bueno, entonces, ¿por qué no
ponemos esa teoría a prueba?" Extiende la mano como si
esperara que se la entregara como si estuviera pidiéndome
que le pasara la puta sal.
"¿Qué?" Mi tono es tan frío como el metal de la pistola
que tengo en la espalda.
"Dámela, tú ya la has tenido durante casi una semana
completa. Me toca a mí". Le sonríe como el hijo de puta que
es y tengo que resistir el impulso de acabar con él aquí y
ahora.
"No. No." Brynn lucha contra mi agarre, huyendo de
Chandler. Pero eso parece hacer que se interese aún más por
ella.
"Dijiste que la querías muerta. Te la traje para hacer eso y
que vieras por ti mismo que no te causará más problemas.
Eso fue lo que acordamos". Ni de coña la va a tocar, no
mientras yo esté aquí.
Chandler suspira, como un niño mimado. "¿A quién le
importa lo que acordamos? He cambiado de opinión y quiero
divertirme un poco con ella antes de matarla". Estrecha los
ojos hacia mí como si se oliera algo. "Además, ¿qué coño te
importa a ti?"
"No me importa". Me encojo de hombros, esperando
parecer indiferente cuando por dentro estoy hirviendo de
rabia. "Tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo que
quedarme viendo cómo te sacas las pelotas".
"Bueno, entonces eres libre de irte, Banks." Chandler le
hace señas a Brynn. "Deja a la chica conmigo y estaremos en
paz".
Mierda. Piensa rápido, Ryke.
"Que no". Siento el suspiro de alivio de Brynn.
¿Realmente pensó que la habría dejado con este pedazo de
mierda? "No confío en ti, Chandler, y supongo que el
sentimiento es mutuo teniendo en cuenta el pequeño séquito
que trajiste contigo". Asiento hacia los tres pringados que
están detrás de él, parecen estar tan drogados que podrían
dispararle a cualquier cosa que se mueva. "Si te entrego a la
chica ahora y me voy, ¿qué te impide dispararme por la puta
espalda?"
Un destello de sorpresa invade la cara de Chandler y
entiendo lo que ha pasado… lo he pillado Eso es exactamente
lo que estaba planeando hacer, coger a Brynn y acabar
conmigo, alguien que conoce todos sus secretos, alguien que
sabe dónde están enterrados todos los cuerpos. Creyó que se
iba a llevar un chollazo esta noche, dos pájaros de un tiro.
Bueno, pues está a punto de descubrir lo equivocado que
está. La verdad es que si este imbécil pensaba que iba a venir
solo, es demasiado estúpido para seguir viviendo.
"Me parece justo, Banks". Chandler se ríe. "Eso es lo que
me gusta de ti, eres muy agudo". Mueve el puto dedo hacia
mí otra vez. "Pero eso no significa que no quiera mi turno."
Oigo el chasquido de una pistola y noto que los guardias
de Chandler empiezan a inquietarse.
"Vale". Nuevo plan. "Nos la follamos los dos y luego la
matas. Tienes razón, está demasiado buena para
desperdiciarla".
Brynn me mira como si ni siquiera supiera quién soy y
espero que esté fingiendo, que sepa que solo estoy haciendo
mi puto papel.
Chandler considera el trato y luego asiente con la cabeza,
tendiendo la mano hacia Brynn y, a regañadientes, se la
entrego, ignorando la forma en que mi estómago se tambalea
en el proceso.
"No soy un exhibicionista, así que ¿por qué no vamos a un
lugar un poco más privado?" Chandler se inclina hacia
Brynn, hablándole seductoramente y ella le pega una patada,
clavándole el tacón en la espinilla como hizo conmigo el día
que la atrapamos. Chandler suelta un gemido de dolor y
puedo entenderlo, a mí también me dolió mucho cuando me
lo hizo. "¡Puta perra!" Habla entre dientes y sube la mano
que tiene libre a la sien de Brynn.
Mi corazón casi se detiene cuando veo el arma.
Quédate muy quieta, B. No te muevas.
"A ver, ¿nos ponemos con ello o qué? Me están
esperando". Mantengo mi tono aburrido, como si no tuviera
el corazón en la puta garganta al ver a Brynn con una pistola
en la cabeza.
"Ya lo has oído, vamos". Chandler sacude la cabeza hacia
otro bloque de contenedores y Brynn deja de forcejear,
dejándole que la lleve a un lugar más apartado. Les sigo,
concentrándome en ella todo el tiempo. A donde vamos,
estaremos fuera de la vista de mis hombres, así que no
tendré su apoyo. Todo depende de mí ahora.
En cuanto doblamos la esquina, Chandler la manosea
como un puto perro en celo y estoy demasiado lejos para
detenerlo mientras acaricia su hermosa mejilla. Me pone
enfermo ver cómo le pone la mano encima. Pero Brynn sabe
cuidarse sola. Gira la cabeza hacia su mano y lo muerde, con
fuerza.
"¡Hija de puta!" Chandler ruge y le cruza la cara a Brynn,
tirándola al suelo.
"¡Oye!" Grito, cuando lo que en realidad quiero hacer es
acabar con él.
El labio superior de Brynn está partido y la comisura de su
boca ya está empezando a hincharse, pero sacude la cabeza
cuando me ve dar un paso hacia Chandler. Me está diciendo
que no puedo perder la compostura, todavía no.
Mantén la calma, Ryker, hazlo por ella. Contrólate.
Lo importante esta noche es encontrar el momento
perfecto. Echo un vistazo al reloj. Todavía no. "¡No dañes la
mercancía!"
"Oh, lo siento, Banks. ¿He ofendido tu delicada
sensibilidad?" La cara de Chandler se retuerce con el ceño
fruncido.
"No, es solo que prefiero a las mujeres sin estar
ensangrentadas". Mantengo mi voz tan calmada como
puedo.
Chandler se encoge de hombros. "Debería haberlo sabido,
con esas estúpidas reglas tuyas…". No esconde su desprecio.
"Nada de matar a mujeres ni a niños". Imita la voz de un
niño pequeño. "¿No se te ocurrió añadir cachorritos y
conejitos de mierda a esa lista?"
Está agitando el arma con demasiada libertad para mi
gusto. Nunca pensé que fuera un tío muy mentalmente
equilibrado, pero esta noche parece que pende de un hilo aún
más débil de lo normal, lo que hace que me pregunte si se ha
dado un caprichito con su propio stock de drogas
importadas. Hay que ser tonto, tonto de verdad.
"¿Adónde coño crees que vas?" Chandler apunta el arma
directamente a Brynn mientras ella trata de alejarse de él. Se
queda congelada, tiene los ojos abiertos como platos y me
maldigo a mí mismo por ponerla en esta puta situación. Para
empezar, no tendría ni que haber venido.
Tampoco es que fuera a aceptar un no por respuesta.
No importa, debí haberla dejado al margen, haberla
dejado atada en el Clubhouse si fuera necesario.
Y nunca te hubiera perdonado por ello.
Chandler mató a su padre a sangre fría, lo menos que
merece es ayudarme a acabar con él.
Vuelvo a mirar la hora, todavía es muy temprano pero que
le den, esta mierda ha ido demasiado lejos.
Chandler ya se está desabrochando el cinturón, tiene la
atención puesta en Brynn. Saco el arma de detrás de mí y le
apunto a la cabeza, quitando el seguro.
Chandler se congela al oírlo y gira la cabeza lo suficiente
para lanzarme una mirada de incredulidad.
"Baja el arma". Todavía tiene la suya apuntando a la
cabeza de Brynn y en ese rango no va a fallar.
"¿De qué coño vas? ¿Crees que puedes tenderme una puta
emboscada?"
Levanta la voz y espero que mis chicos se den cuenta de
que he adelantado el plan, de lo contrario, los tres putos
guardias de Chandler estarán a punto de llegar por cualquier
esquina, listos para disparar a cualquier cosa que no les
guste.
"Baja la puta voz o te vuelo la puta cabeza."
No me tiembla la mano. No es mi primer rodeo, pero es la
primera vez que tengo a alguien que me importa colgando de
un hilo y ver el arma de Chandler apuntando a Brynn me está
empezando a poner muy nervioso.
"Tú me disparas a mí y yo le disparo a ella". Chandler se
lame los labios mientras el sudor se acumula en su piel.
"Tendrás que ser más rápido que yo". Me concentro en el
imbécil que está delante de mí. No puedo mirar a Brynn
porque sé que si lo hago estoy en peligro de perderla y lo
único que voy a hacer es ponerla en peligro.
"¿Estás dispuesto a arriesgarte a eso?" Chandler me mira
de reojo. "¿Estás dispuesto a arriesgar la vida de tu
noviecita?"
"Si bajo el arma, le dispararás de todos modos. Sabe
demasiado sobre ti". Mi cerebro lógico está luchando contra
el hecho de que me tiene acorralado.
Deberías haberte ceñido al puto plan, Ryke.
Chandler se encoge de hombros. "Bueno, parece que
estamos en un punto muerto entonces. También podría
llamar a mis hombres y aunque me dispares, me llevaré la
satisfacción de que meterán unos cuantos balazos".
"¿Por qué crees que no han venido corriendo ya, genio?"
No es la primera vez que me pregunto cómo un hombre
como él llegó a ser el jefe de una de las mafias más grandes
que hay. "¿De verdad pensaste que vendría solo?"
Por la expresión de su cara, fue exactamente lo que pensó.
"¿Qué puedo decir, Banks? Pensé que tendrías las suficientes
pelotas para enfrentarte a mí solo.”
"Ah, claro, ¿como tú dices?" Sacudo mi cabeza hacia él.
Los dedos de Chandler se aprietan un poco más alrededor
de la culata de su arma y mis ojos se dirigen a los de Brynn.
Puedo palpar su miedo, pero hay algo más: fe. Cree que
puedo sacarla de esto, cree que la mantendré a salvo. No
tengo ninguna intención de decepcionarla.
"Bueno, ¿y ahora qué? ¿Cuánto tiempo vamos a estar aquí
antes de que uno de nosotros dispare?" Chandler mira de
reojo a B. "¿Por qué no convences a tu novio para que suelte
su arma? Ya sabes cómo es verme volarle los sesos a alguien.
Estabas allí esa noche, espiándome". Empieza a hablar
rápido, se está poniendo nervioso, sea cual sea la droga que
se haya tomado le sube la adrenalina. "No es así como
quieres morir, ¿verdad, preciosa? A esta distancia hasta
podría ver a través del agujero que te dejaría en la puta
cabeza."
"¡Qué no le hables, joder! ¡B, no lo escuches!" Está
intentando desquiciarme, intenta que cometa un error, pero
no va a funcionar y todavía tengo un as bajo la manga, que
debería entrar en juego de un momento a otro.
Pero Brynn acaba de procesar sus palabras que le
devuelven las pesadillas que ha tenido desde esa noche, las
horribles imágenes de mierda que no puede sacarse de la
cabeza.
"Ryker, te quiero".
Me lo dice como si pensara que este es el final y que nunca
tendrá la oportunidad de decirlo si no lo hace ahora. Sus
palabras me golpean como un martillo en el pecho y quiero
decirle que todo va a estar bien. Pero no lo hago porque ahora
mismo no estoy muy seguro de que vaya a ser así.
Y entonces, como por arte de magia, o tal vez solo por
buena sincronización, el viento transporta el débil sonido de
las sirenas, por una fracción de segundo la confusión se
apodera de Chandler mientras trata de averiguar si está
escuchando bien.
"¿Pero ¿qué...?", le quita los ojos de encima a Brynn por
un momento… es lo que necesitaba.
"¡Brynn, ahora!"
Se sale de la línea de fuego de Chandler, como una puta
profesional, como le enseñé, mientras agarro el brazo de
Chandler, tratando de quitarle el arma de la mano. El hijo de
puta tiene fuerza, más fuerza de la que pensaba,
seguramente la droga que se ha metido le esté dando un
extra de energía. Pero tengo algo que Chandler no tiene, algo
que me da ventaja: algo por lo que vivir.
Le meto el codo en la garganta y le doy un golpe en la
mandíbula con la culata de mi pistola, haciéndole caer al
suelo mientras su pistola sale despedida. Se pone de rodillas
y empieza a arrastrarse hacia su arma hasta que siente el
cañón de mi pistola en la parte posterior de su cabeza.
Mis ojos se dirigen a Brynn cuando se pone de pie
lentamente y estudio su cuerpo, asegurándome de que no
está herida.
"Maldito hijo de puta". Chandler escupe las palabras,
junto con la sangre y algunos dientes que se le han salido
cuando le golpeé en la mandíbula. "¿Qué vas a hacer ahora?
Si me entregas a la policía, les diré todo lo que sé sobre ti y
los tuyos y saldré de la cárcel antes de que te hayas dado
cuenta." Está bastante hablador para ser un hombre que
tiene un arma apuntándole a la cabeza.
"¿Y qué te hace pensar que te voy a entregar a la policía?"
Frunzo el ceño al imbécil que tengo delante. "¿Piensas que
después de todo lo que has hecho, te dejaría vivir?"
"Mis hombres sabrán que fuiste tú, irán a por ti." Un tono
de histeria empieza a instalarse en su voz cuando se da
cuenta de que sus días en esta tierra están contados.
"No, no sospecharán ni un poco. ¿Sabes por qué? Porque
los tres monos que tienes ahí fuera", señalo con la cabeza
hacia el sitio por el que vinimos, "pensarán que los que
acabaron con tu puta vida de mierda fueron los
colombianos".
"Hijo de puta".
"El privilegio abogado-cliente es jodido, ¿no?" Después
de todo, fue mi conocimiento íntimo de los negocios de
Chandler lo que me ayudó a idear este plan.
"¿Y qué? ¿Vas a dispararme como a un puto perro en la
calle con tu noviecita aquí?" Chandler se burla. "¿Serás tú
quien le haga tener pesadillas esta vez?" Su risa tiene un
tono de locura.
Odio admitirlo, pero el hijo de puta tiene razón. Esto tiene
que hacerse, pero no quiero que me vea. No quiero que esta
sea la imagen que tenga de mí.
"B, no tienes por qué ver esto."
Mis ojos se encuentran con los suyos y en lugar de ver
miedo, brillan con una determinación que haría que
cualquier mando militar se sintiera orgulloso.
"Ya, lo sé". Las sirenas se escuchan cada vez más alto, es
solo cuestión de minutos antes de que estén encima de
nosotros y tengamos que irnos. "Tienes que hacerlo ahora,
Ryke". Si no lo hago Chandler tiene razón, lo detendrán,
volverá a salir a la calle en cuestión de días y luego vendrá a
por nosotros.
Aprieto mi mano más firmemente alrededor del arma y,
como Chandler ya se ha hecho a la idea de que va a morir,
intenta hacer tanto daño como puede primero. Se mueve más
rápido de lo que pensé que podría, coge su arma y se vuelve
hacia Brynn, sé exactamente lo que va a hacer, puedo
imaginármelo todo pasando delante de mí. Ni de coña voy a
dejar que sea así. Ni de coña. Sin dudarlo más, le apunto al
pecho y disparo.
La fuerza de la bala hace que su cuerpo caiga hacia atrás y
al tocar al suelo suena un crujido asqueroso. No bajo el arma
hasta estar seguro de que el hijo de puta está muerto y, en
cuanto lo hago, Brynn está de nuevo en mis brazos. La sujeto
fuerte contra mí, su cuerpo tiembla mientras solloza.
"Eh, no pasa nada, estamos bien." Le acaricio el pelo,
canturreando en su oreja mientras las sirenas suenan más
alto.
Ella también las oye y se aleja de mí, con cuidado de no
mirar a Chandler. "Tienes que irte. Tú y los chicos, tenéis
que iros ya." Me empuja hacia atrás, tragándose sus
emociones.
"B.”
Sacude la cabeza con el miedo en los ojos mientras el
sonido de los coches que se detienen desgarra la noche.
"Hay que ceñirse al plan, ¿recuerdas?" Me repite mis
palabras.
Sé que tiene razón, pero lo único que quiero hacer es
tenerla cerca y no dejarla ir. No importa lo fuerte que esté
fingiendo ser ahora, sé que debe estar muriéndose por
dentro por todo lo que ha pasado.
"Ryker, por favor. Vete. Si te pasara algo..." No termina la
frase, pero no tiene que hacerlo. Sé exactamente lo que está
sintiendo.
"Ryke, tenemos que irnos". Drew aparece y tira de mí
hacia atrás. "En unos cinco segundos vamos a tener a la
policía por todos lados."
Mis ojos se encuentran con los de Brynn. "Nos vemos
pronto". Es una promesa y me jode que sea el único consuelo
que puedo darle mientras me doy la vuelta y sigo a mis
hombres, dejándola atrás.
EPÍ LOGO

B RYNN
D O S D Í AS D E SPU É S

"Cuéntame otra vez lo que pasó". El fiscal Jamie Dunne se


apoya en su escritorio, entrecerrando los ojos como si tratara
de ver a través de la mentira que le acabo de soltar.
"Te lo ha repetido una y otra vez, Dunne". Dice Ryker
desde el asiento que tengo al lado, apretando mi mano en
señal de apoyo. No podría estar más agradecida de tenerlo a
mi lado en este momento.
Dunne mira nuestras manos entrelazadas y no es difícil
adivinar cuál es su opinión sobre nuestra relación. Menos
mal que no me importa. No tiene ni idea de lo que hemos
pasado, ni de quiénes somos o qué significamos el uno para
el otro. Pero nosotros sí lo sabemos y con eso basta.
"No pasa nada, Ryke". Le doy una palmadita en la mano,
sonriendo por la forma en que sigue tratando de protegerme.
"Chandler y sus hombres me secuestraron, dejaron
inconsciente a mi guardaespaldas Jameson y me
mantuvieron encerrada para que no pudiera testificar".
Repito la mentira que se acerca lo suficiente a la realidad
para que sea creíble.
"Chandler me llevó al puerto para matarme, supongo que
planeaba tirarme al mar, probablemente pensó que así
tardarían más en encontrar mi cuerpo". Es increíble lo
tranquila que puedo estar hablando de mi propio e hipotético
asesinato, un asesinato que hace solo unos días no era tan
hipotético. Supongo que después de la decimoséptima o
decimoctava vez que cuento esta historia, se hace más fácil.
"Le sorprendió una pandilla. No entendía mucho lo que
estaban diciendo, tenían mucho acento. Como ya dije, creo
que eran colombianos, lo escuché hablando con sus hombres
sobre cómo los colombianos trataban de entrometerse en su
cartel. Les dieron una paliza a los guardias de Chandler, a él
lo mataron y después huyeron cuando apareció la policía".
Me encojo de hombros como diciéndole que eso es todo lo
que le puedo contar.
"¿Y por qué no te mataron a ti?" Parece como si Dunne
intentara hacerme un agujero en el cráneo con su mirada.
"No lo sé, supongo que se les habría acabado el tiempo".
Lo miro fijamente, sin apartar la mirada, el calor de la mano
de Ryker me llena de valentía.
"Mmm…". Hace un ruido que realmente no me dice
mucho sobre si se cree mi historia o no. No importa, tiene mi
testimonio y el de los guardias de que uno de los atacantes
era colombiano, suficiente.
Ver a Ryker irse esa noche y saber que yo aún tenía que
seguir con mi papel fue duro, pero era la única manera de
mantener a los Sin Ley fuera del caso. Si la policía pensaba
que habían sido los hombres de Chandler los que me habían
secuestrado, no tendrían nada que les condujera a Ryker y
sus hombres, su secreto estaría a salvo.
"Si eso es todo..." Ryker se dispone a ponerse de pie pero
Dunne no ha terminado todavía.
"Solo hay una cosa más que no entiendo". Espero, con
cuidado por lo que va a preguntar a continuación. "¿Por qué
Chandler no te mató? ¿Qué razón tenía para mantenerte viva
durante una semana?"
"Eso tendrías que preguntárselo a él." Me pongo de pie y
termino con el interrogatorio del fiscal.
"Supongo que lo haría, ¿no? Pero el hecho de que esté
muerto lo hace un poco difícil". Dunne se rasca la
mandíbula, pensativo. "¿No te parece muy conveniente que
no esté para dar su versión de la historia?"
"No para él", Ryker, antes de ofrecerme su mano para
ayudarme a levantarme de la silla. "Pensé que te alegrarías,
Dunne. Llevas años persiguiendo a Chandler y ahora que ya
no está, puedes ponerte con otras cosas, otros criminales,
otros tíos malos a los que perseguir".
Ryker le levanta una ceja y Dunne le echa una mirada que
me hace preguntarme cuánto sospecha de Ryker.
"Puede que Chandler no fuera exactamente mi persona
favorita en el mundo, pero creo que debería haber sido
juzgado en un tribunal de justicia. Debería haber ido a la
cárcel y haberse podrido allí durante mucho tiempo." Dunne
se centra únicamente en Ryker ahora, como si se hubiera
olvidado de que estoy allí. "Lo que le pasó, no fue justicia, fue
una venganza, de un matón callejero a otro. ¿Y tú qué? No
pareces muy disgustado por su muerte"
Ryker se encoge de hombros, su cara de póquer es
inquebrantable. "Era mi cliente, no mi amigo y la verdad es
que siempre me pareció un imbécil". Se encoge de hombros y
le da la espalda a Dunne, llevándome hacia la puerta.
"Tienes razón en una cosa, Banks." La voz de Dunne nos
detiene a los dos. "Con Chandler fuera de juego puedo
ponerme con otros criminales, otras personas que merecen
mi atención." Mide sus palabras cuidadosamente y yo
aguanto la respiración, preguntándome qué va a decir. "No
me detendré hasta que acabe con toda la escoria que hay en
las calles, seguiré persiguiéndolos."
Ryker se gira para mirarlo y yo le pongo una mano en la
espalda, recordándole que estamos en un juzgado y que no
puede resolver esto a puños, como le gustaría.
"Buena suerte, Dunne". La voz de Ryker es fría como el
hielo. "Feliz cacería".
"¡Deberías vigilar tus espaldas, Banks!"
"Siempre lo hago". Ryker no espera una respuesta y ya
estamos fuera, a medio camino de las escaleras del juzgado
cuando me atrevo a hablar.
"Sabe algo". Siento que mi corazón podría explotar en
cualquier momento.
Ryker me da la vuelta para ponerme frente a él y coloca
las manos a ambos lados de mis mejillas para que solo lo vea
a él. "B, respira". Hago lo que dice, respirando
profundamente al mismo tiempo que él y siento que me
estoy calmando. "No sabe una mierda, solo hace lo que
siempre ha hecho, está pescando. Con Chandler muerto,
Dunne ha perdido su gran caso, el que iba a hacer que su
reputación subiera, así que está enfadado y está intentando
tirar un poco de mierda a ver si le da a alguien".
Me muerdo el labio, el pánico que sentía se reduce a
preocupación. "¿Y qué pasa si te da a ti?"
"No lo hará". Me levanta la barbilla para que me
encuentre con sus ojos. "Confía en mí. Siempre he ido un
paso por delante de la ley. Sé lo que estoy haciendo.”
Mis hombros se relajan ante la certeza que veo en su
rostro y él asiente con satisfacción, antes de posar su mano
en la mía y bajar juntos las escaleras.
"Vale, y ahora preferiría no pasar nuestra primera noche
juntos hablando del fiscal Dunne."
Le sonrío. "¿Ah no? ¿Y qué preferirías que hiciéramos?"
"Se me ocurren varias cosas." Me mira moviendo las
cejas, haciéndome reír. "Pero primero hay algo que quiero
preguntarte."
La seriedad de su expresión me deja helada. "Te escucho".
"Lo que dijiste hace unas horas… ¿lo decías en serio?" Sus
ojos recorren mi cara como si intentara leerme.
No tiene que aclararlo, sé de lo que está hablando. Joder,
como si no me hubiera pasado los últimos días pensando en
ello y preguntándome si él siente lo mismo. Podría mentirle.
Podría fingir que fue algo que dije en el momento porque
pensé que estaba a punto de morir. Pero después de todo lo
que ha pasado entre nosotros, no puedo soportar ni una
mentira más, así que echo los hombros hacia atrás y
mantengo la cabeza en alto, encontrándome con su mirada.
"Sí, Ryker. Creo que me estoy enamorando de ti".
Las palabras se quedan suspendidas en el aire que hay
entre nosotros y por una fracción de segundo desearía poder
retirarlas, hasta que veo la lenta sonrisa que se extiende por
su rostro.
"Esperaba que dijeras eso, porque estoy bastante seguro
de que yo también me estoy enamorando de ti, B." Me mira y
me besa profunda, larga y lentamente, diciéndome con su
boca todo lo que siente. Para cuando se vuelve a echar hacia
atrás para mirarme, mi cabeza ya está dando vueltas y me
tiemblan las rodillas.
Ryker me coge de la mano y empezamos a caminar como
si no acabara de lanzar una bomba de sentimientos sobre mí
y yo intentara hacer que mis piernas de gelatina cooperen.
Pero aún no ha terminado.
"Estaba pensando que tu apartamento está un poco lejos y
como no tengo planes de dejarte salir de mi cama pronto…"
me sonríe como un lobo y me recorre un escalofrío, "no tiene
mucho sentido pagar el alquiler de un piso en el que no vas a
estar..."
Levanto la mano para que deje el discurso que claramente
ha estado ensayando, lo cual es adorable.
"Ryker, ¿me estás pidiendo que me mude contigo?" Si no
es lo que está pidiendo, me voy a sentir como la tía más
imbécil del mundo.
Asiente con la cabeza, sobriamente. "Pero necesito saber
una cosa, ¿crees que podrás vivir con todo esto, con mi
secreto, con los Sin Ley y todo?"
Parece tan preocupado que está claro que ha estado
rondándole la cabeza, como si yo no hubiera pensado en ello,
por supuesto que lo he hecho. Acabo de decidir que haré lo
que sea para estar con él y mantener sus secretos bajo llave
me parece un precio muy pequeño a pagar por estar con el
hombre que no puedo sacarme de la cabeza, el hombre que
está a muy poco de ganarse mi corazón.
Pienso en ello durante un momento y se me ocurre algo.
"Ryker, eres abogado durante el día y jefe de una banda de
moteros por la noche. Eres básicamente Batman, pero sin la
capa".
Ryker echa la cabeza hacia atrás y se ríe, no puedo evitar
pensar en lo mucho que me gusta oír ese sonido y en cómo
me gustaría oírlo durante mucho más tiempo.
"Entonces… ¿es un sí?" Su expresión se apaga mientras
espera mi respuesta.
"¡Claro que sí!" Pongo mis brazos alrededor de su cuello y
lo beso con todo lo que siento. "No se me ocurre un sitio
mejor en el que estar."
BEAST
¿No puedes aguantar hasta el próximo libro apasionante?

Elias fue forzado a odiar.


Forzado a temer al amor.
Forzado a hacerme su enemiga número uno.

No es que mi historia sea diferente.


Nuestras familias se pasaron la vida tratando de hacer una
nueva versión de Romeo y Julieta de
Shakespeare.
Nos pusieron el uno en contra del otro desde que nacimos.
Nos enseñaron a cómo dar puñetazos y a dónde apuntar para
tener más efecto.
Siempre he aprendido deprisa.
Nunca he sido débil.
Nunca he tenido que levantarme en la zona de impacto, pero
de alguna forma, ahora estoy ahí.
Tocando fondo, intentando respirar, indecisa de si quería o
no ese último respiro.
Hasta que él llegó.
Hasta que él me ofreció una mano que juré nunca aceptar.
No podía dejar que el enemigo me salvara, y definitivamente
no podía colgarme del hombre que
me había pasado mi vida entera odiando.
Pero lo hice.

Me colgué rápido y me colgué mucho, y aprendí que no importaba


lo buena que fuera recibiendo golpes, no tenía ni idea de cómo de
devastador era recibir un golpe en el corazón.
PO ST F AC I O

Gracias por unirte a nosotras en esta aventura, viviendo por


y para Ryker y Brynn estas últimas horas. De verdad
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