Leyre Iglesias - para Fabricar Dioses Hay Que Fabricar Villanos

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6 EL MUNDO.

Jueves, 16 de marzo 2023

OPINIÓN
SI HOY o mañana se desencadenara una pandemia pública con la culpa de las desigualdades. Salvo que
como la que asoló el mundo hace tres años, ¿cuál
NO SE se llamen Jaume Roures, claro. Ellos, y no la
debería ser la reacción de las autoridades en razón del ENFADE complejidad de nuestra economía ni unas políticas
conocimiento acumulado? Esta es, probablemente, la LEYRE públicas ineficientes, lo explican todo. Los salarios
pregunta más útil del tercer aniversario y lo seguirá IGLESIAS bajos, la subida de precios, el paro. Si usted,
siendo durante mucho tiempo. Su respuesta parte de trabajador, no cobra más, es porque el empresario de
una incógnita vertebral: aún no se sabe cómo actúan
los virus. O para decirlo en las palabras del epidemió- Para fabricar los puros le quiere pobre, analfabeto y explotado.
Los mensajes que lanza el Gobierno en este
logo Michael Osterholm: «Hemos atribuido a los
humanos demasiada autoridad sobre el virus. Las dioses hay que largo periplo hasta las elecciones generales casan
mal con la tecnocracia de la que procede Calviño y
oleadas tienen poco que ver con lo que hagan los
humanos». Un estudio muy reciente, y muy discutido, fabricar villanos con el firme europeísmo que a Sánchez se le
presume en Bruselas. Pero hace tiempo que
pero publicado en Cochrane y dirigido por el epide- Podemos ya no es el hijo macarra tolerado; hace
miólogo de Oxford Tom Jefferson, duda incluso que la tiempo que «el Gobierno de la gente» se ha
transmisión del virus por el aire sea la fundamental y SOY hija de los boyantes años 80. Entonces el empre- adueñado del Gobierno al completo.
recupera, como en los primeros días de la pandemia, sario podía ser socialista. Ahora también, pero la cosa De modo que lo que ahora está bien visto es ser
el papel de las superficies. se ha complicado. En ciertos ambientes (hasta en la funcionario. Al funcionario se le atribuye una
El cruce de lo que sí se sabe sobre el exceso de tele), decir que uno es empresario es espinoso. Se bondad natural. Una vocación primigenia de
muerte global en tres años, incluyendo el análisis de lo abre la puerta a debatir sobre la maldad congénita de servicio público. El funcionario trabajaría sin cobrar:
que pasó entre respues- tal especie. Algo tiene que ver que algún miembro del sólo para servirle a usted, ciudadano. También el
tas al virus muy restricti- Gobierno, ante el silencio o la abierta complicidad del pensionista es valorado: son ustedes muchos y sus
vas como la española y presidente y de sus ministros más poderosos –defini- votos, muy valiosos. Luego está el mundo real: el de
otras muy permisivas ción alternativa de consentimiento–, los llame un país levantado sobre los hombros de las pymes
¡QUIA! como la sueca, y aña- repetidamente despiadados. El socialismo liberal, en el que «la gente» compra en Mercadona y en
ARCADI diendo evaluaciones como dice Alfonso Guerra, ha sido sustituido por el Zara, y en el que hay empresarios buenos y malos,
ESPADA económicas, psicológicas oportunismo populista. Y este sí, despiadado. funcionarios buenos y malos, pensionistas ricos y
y pedagógicas, aconseja- Según la visión de las cosas que Pablo Iglesias pobres. Y un montón de asalariados que pagan
ría evitar los confina- inoculó en Pedro Sánchez, o que Sánchez copió religiosamente sus impuestos, además de la
La medida mientos y desecharía
como claramente contra-
oportunamente a Iglesias (hoy sabemos ya que el
verdadero Frankenstein es el propio Sánchez y no su
guardería para unos hijos a los que crían como
pueden porque se tiran el día trabajando. Pero el
pandémica indicados el español con
su demencial prohibición
crisol de aliados), los empresarios tienen una
fantástica utilidad social: cargar ante la opinión
mundo real interesa poco: para fabricar dioses (y
maquillar monstruos) hay que fabricar villanos.
a tomar que del aire libre, excepto
para los perros. Sobre el
no se tomó otro tótem de la respues-
ta pandémica, la masca- RICARDO
rilla, ningún estudio ha
podido probar su eficacia más allá de las irreales
condiciones del laboratorio, y esta es otra de las conclu-
siones del citado estudio de Cochrane. La mascarilla fue
adoptada acríticamente, gracias a que es contraintuiti-
vo sostener su ineficacia, y por el sometimiento de la
política a la declamacción (¡ojo, linotipista!) en situacio-
nes de crisis. Aunque no hay estudios concluyentes, la
experiencia de América, donde no hubo gran dispari-
dad de prevalencia entre los lugares en que se usaron
masivamente y en los que no, insinúa que la mascarilla
fue un amuleto psicológico y político. Y que, obviamen-
te, mientras persista la falta de pruebas no se debe
obligar a nadie a usarla.
El análisis detallado de la muerte que trajo el Covid
indica que una nueva pandemia debería afrontarse con
la única medida que ningún gobierno se atrevió a
tomar: la discriminación entre personas por edad y
condiciones de salud. Fueron los viejos y los vulnera-
bles los que mayoritariamente murieron y ellos debe-
rían haber sido objeto de protección y control específi-
cos. Así lo dijeron los firmantes de la declaración de
Great Barrington un minuto antes de ser apedreados.
Tres años después la plausibilidad de sus recomenda-
ciones son lo único indiscutible para el porvenir.

BASTÓ con que cayera un Tercera Guerra Mundial que lleva fantasma, qué queremos pensar o decir sobre lo que
banco –cualquier banco– en
CIUDAD sobrevolando Europa desde febrero ocurrió. Podemos recordar a los fallecidos, podemos hablar
Estados Unidos. De pronto ABIERTA de 2022. Claro que no dejamos de ser del miedo, del duelo, del encierro; pero no parece haber
regresaron a nuestras mentes DAVID JIMÉNEZ unos privilegiados: los ucranianos una conversación pública sobre la pandemia, y ni siquiera
ciertas palabras ominosas: TORRES realmente pueden hacer suya hoy la –a diferencia de lo que ocurre con la crisis de 2008– se han
Lehman, 2008, crisis. Un cita del Ulises. O quizá, tratándose del asentado una serie de lecciones que podamos invocar en
reflejo angustiado con el que
parecíamos hacer nuestra Fantasmas pueblo al que Stalin condenó a
terribles sufrimientos en los años 30,
cuanto algo nos recuerda lo que pasó. Es cierto que ni los
poderes públicos ni la mayoría de partidos parecen intere-
aquella frase del Ulises de
Joyce: la Historia es una de crisis, guerra opten por aquella otra sentencia de
Faulkner: el pasado nunca muere, ni
sados en hablar de aquello –¿qué fue de la famosa audito-
ría que prometió Salvador Illa?–, pero también actúa aquí
pesadilla de la que estoy
tratando de despertar. Aun- y pandemia siquiera es pasado.
El caso es que esta semana tuvi-
un impulso más instintivo y profundo. Manuel Arias
Maldonado recuerda a menudo que, en 1945-46, el público
que, para ser más precisos, en mos ocasión de recordar otra pesadi- cinematográfico rechazaba las películas sobre la Segunda
nuestra época la Historia lla: se cumplieron tres años del inicio Guerra Mundial. Aquel horror ya había terminado y, al
suele aparecer como una pesadilla de la que ya hemos del primer estado de alarma de la pandemia. Tres años del mismo tiempo, estaba demasiado reciente; el público
despertado, pero cuyo recuerdo nos sigue aterrorizando. casi colapso de los hospitales, de los centenares de muer- quería ver otras cosas. Con la pandemia ocurre algo pareci-
Los miedos de estos días por la posibilidad de una nueva tos diarios, del confinamiento. Sin embargo, da la impre- do: todavía no se ha convertido en un fantasma porque, en
crisis económica se mezclan con el fantasma de una sión de que no sabemos muy bien para qué sirve ese nuestras mentes, aún está agonizando.

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