Fundamentos de Antropolgia Crisitiana

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Diplomado

Capacitación para la Pastoral y la


Formación Integral, Humana y
Religiosa.
Antropología Cristiana:
Fundamentos de una imagen
cristiana del ser humano.
PRESENTACIÓN

Somos un movimiento de la Iglesia Católica que se esfuerza por brindar una educación
de calidad a las personas más empobrecidas y excluidas. Un desafío para "Fe y Alegría"
en la República Dominicana es la identidad como movimiento popular y católico para la
educación.

Como Fe y Alegría debemos poner en práctica nuestra acción evangelizadora, la cual


busca construir comunidades de fe y compromiso, pero en correspondencia directa con
nuestra identidad; esto es, desempeñar nuestra acción educativa en clave pastoral 1.

Fe y Alegría, requiere una pastoral acorde con la intencionalidad del Movimiento que
anime, oriente, dinamice y ejecute una acción capaz de construir la persona y la
sociedad que aspiramos.

Competencia: Conoce las diferentes explicaciones contemporáneas del ser humano y


da razón de los rasgos fundamentales de la antropología cristiana: la unicidad de cada
persona humana, su libertad, su apertura a la trascendencia, su fragilidad, su necesidad
de ser “redimido”, su vocación especifica; asimismo pone en práctica los valores
centrales en que se fundamente la antropología cristiana: la dignidad de cada persona
humana.

Contenido:

 Qué es el ser humano


 Rasgos fundamentales de la antropología cristiana
 Dignidad de la persona.

1 Fe y Alegría, Acción que Humaniza, Marco Referencial sobre espiritualidad, programa 7.


INTRODUCCION

La Antropología Cristiana es de vital importancia para comprender otros aspectos


doctrinales para el cristianismo. No solo la fe en la intervención de Dios y las pruebas
científicas que abarcan campos de discusión contemporánea como evolucionismo,
creacionismo y diseño inteligente son estudiados, sino la imagen de Dios en el hombre
y el aspecto de la composición humana, tanto física, como mental y espiritual son
abordadas y explicadas.

Necesitamos conocer bien la naturaleza humana, es decir, la antropología, el estudio


sobre el hombre porque así y sólo así desarrollaremos de verdad lo humano en
nosotros, sin el embrutecimiento de antropologías que reducen al hombre: lo reducen
al sentimiento, al sexo, al afecto, a la inteligencia racionalista, a la pulsión y deseo
ambicioso, etc. A la hora de saber, y es urgente, qué es el hombre, su grandeza, sus
límites, su vocación de eternidad, etc., sólo podemos hacerlo en Cristo y desde Cristo, a
la luz de Cristo, reconociendo enteramente lo que Él nos revela y muestra en su divina
Persona. Sea el Concilio Vaticano II el que diga estas sublimes verdades:

Conocer lo que somos por naturaleza para luego desarrollarlo; saber lo que somos para
cultivarlo pacientemente. Ésta es la pregunta sobre el hombre. Veremos como la
respuesta Bíblica es la más profunda y satisfactoria que se puede encontrar, y además
la cual hará reflexionar al hombre hasta el punto de abrirle la puerta a una relación
personal con Dios en Su Hijo Jesucristo, por el don de la fe, como dice la Escritura en
unas palabras que cambiaron el mundo y a los que las reciben hasta hoy: “El justo, por
la fe vivirá” Romanos 1,17
1. CONCEPTO DE ANTROPOLOGÍA Y CRISTIANISMO

La antropología es la ciencia que estudia al hombre, su realidad. Según la RAE (Real


Academia Española), también de sus aspectos biológicos y sociales, el término procede
del griego antrophos (hombre) y, logos (conocimiento). El conocimiento del hombre
desde su origen, esencia, comportamiento, evolución social según ha pasado la
historia. Desde el enfoque cristiano Bíblico tenemos respuesta a todos los aspectos del
concepto de la humanidad.

"En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo
encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir,
Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del
Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre
la sublimidad de su vocación. Nada extraño, pues, que todas las verdades hasta aquí
expuestas encuentren en Cristo su fuente y su corona.

Explicando la antropología cristiana, con el lenguaje claro que le caracteriza, Pablo VI


dedicó una catequesis que es hoy para nosotros, nuestra formación y catequesis; basta
leerla, reflexionarla, sacar consecuencias.

"Los acontecimientos que se suceden en nuestro tiempo, las corrientes de ideas que
modelan la mentalidad moderna, los movimientos políticos y sociales que agitan
nuestro mundo, los problemas que hoy más interesan en el campo religioso católico, o
ajeno a la Iglesia, todos vienen a confluir, por caminos distintos, en una cuestión
central, que domina la conciencia del pensamiento contemporáneo, el problema del
hombre. “Creyentes y no creyentes están de acuerdo prácticamente en que todo
cuanto existe sobre la tierra debe referirse al hombre, como a su centro y vértice” (GS
12). Se sigue preguntando qué es el hombre. Todavía se advierte que en este problema
central no hay acuerdo, no hay comprensión, hay oposición o al menos disparidad; y la
confrontación se convierte en una pugna, en doble frente; en el frente de la verdad.
¿Cuál es la verdad sobre el hombre? ¿Quién tiene razón? El segundo es el de la
grandeza. ¿Quién tiene hoy un concepto mayor del hombre? ¿Más completo en el
análisis de sus componentes humanos, más comprensivo de sus exigencias modernas,
más adecuado a sus manifestaciones reales e históricas en nuestro tiempo? Verdad del
hombre, grandeza del hombre forman dos capítulos del humanismo, que indican sus
diferentes y opuestas expresiones.

2. LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE

El humanismo moderno lleva al hombre a rechazar que haya un Dios, y un libro con las
instrucciones para la vida en el que se refleje su autoridad sobre el hombre. Tras saber
que el hombre se preocupa por sí mismo antes de buscar a Dios, es aquí donde se debe
exponer la naturaleza de Dios. De ahí parte la aproximación de la exposición de la
similitud entre el Creador y el creado y de que hay una relación entre ambos. La
imagen de Dios en el hombre parte de Génesis 1,26-27, o Hechos 17,28 donde Dios
habla diciendo que nos hace a Su imagen y semejanza, o cuando Pablo habla a los
griegos sobre el linaje de Dios en nosotros. Pero Romanos 8,29 nos da la clave, nuestra
semejanza al Hijo de Dios, que se encarnó y vivió entre nosotros.

Los puntos de vista sobre la imagen incluyen el sustantivo, las características como
físicas, psicológicas o espirituales. O algo que se experimenta, el punto relacional, su
relación con Dios y el prójimo. Y está el punto de vista funcional, donde la imagen es
algo que el hombre hace similar a Dios.

Por tanto, el hombre es imagen de Dios, creado por un acto voluntario de Dios, amado
por Dios, justificado por la fe en la obra redentora del Hijo-Hombre de Dios, resucitado
de los muertos y ascendido al trono de la gloria es un mensaje tan poderoso que todo
aquel que tenga oídos para oír será transformado por el cataclismo conceptual y
existencial que supone el Evangelio y la antropología cristiana.

Tenemos la imagen de Dios en nosotros y por Cristo, somos, vivimos, pensamos,


sentimos y tenemos fe. Somos un ser complejo con cuerpo y alma, pero nuestra mente
y espíritu nos hacen únicos. Dios salva todo nuestro ser, seamos hombre o mujer,
jóvenes o viejos, sin importar nuestra raza o cultura, ni posición social. La humanidad
es algo maravilloso diseñado y creado por Dios, un Dios maravilloso.

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA.

No podemos hablar de Antropología sin hablar de Dignidad. El ser humano posee


dignidad en su propia naturaleza, por lo tanto, no le viene dada por factores o
individuos externos, la tiene desde el mismo instante de su concepción y es
inalienable. El propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite
reconocer en el ser humano el poder de la inteligencia y la grandeza de la libertad. Con
su inteligencia, el hombre es capaz de trascenderse y de trascender el mundo en que
vive y del que forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo y de contemplar el
mundo como objeto.

Por otro lado, el corazón humano posee deseos insaciables de amor y de felicidad que
le llevan a volcarse, con mayor o menor acierto, en personas y empresas. Todo ello es
algo innato que forma parte de su mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces
se halle escondido. A la vez que forma parte del mundo, el hombre lo trasciende y
muestra una singular capacidad, por su inteligencia y por su libertad, de dominarlo. Y
se siente impulsado a la acción con esta finalidad. Podemos aceptar por tanto que el
valor del ser humano es de un orden superior con respecto al de los demás seres del
cosmos. Y a ese valor lo denominamos dignidad humana.

La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede


reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás.
Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien. Es algo
que nos viene dado.

Muchos han sido, y son, los momentos en que las sociedades decidieron, incluso por
consenso, el avasallamiento de la dignidad humana mediante atropellos como la
esclavitud, las persecuciones o el genocidio de los no nacidos, pero, no obstante, este
desprecio, no cambiará en nada el valor inconmensurable del ser humano.

Por su misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por
su particular potencial genético todo ser humano es en sí mismo digno y merecedor de
respeto. Esta visión natural nos da una dimensión de la importancia de la consideración
de la dignidad de la persona humana, pero la verdadera magnitud de esta condición
radica en el origen del hombre

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia nos enseña cuáles son los aspectos
esenciales de la persona humana que, a partir de esta realidad de ser imagen de Dios,
no podemos descuidar y que aquí presentamos como caracteres o características de la
dignidad humana. El hombre fue creado como un ser:

a) A Imagen y Semejante de su Creador, es decir que existe un “parecido” entre el


creador y su creatura según lo que Dios revela de sí mismo. Esta imagen y semejanza se
ve reflejada en el hombre cuanto a su dimensión:

• Personal: capaz de entablar un diálogo personal y de amistad con Dios.

• Espiritual: capaz de conocer y amar a su creador y recibirlo en su interior.

• Social: puesto que el hombre se realiza en sociedad, en el amor a los demás, tal como
Dios se realiza a sí mismo en la trinidad (comunidad) de personas divinas

b) Único e irrepetible, o sea que cada hombre es una creación única e individual de
Dios y no un eslabón de una cadena.

c) Con cuerpo y alma espiritual, es decir que el hombre es una síntesis única de la
creación: “Unidad sustancial de cuerpo y alma espiritual”. De allí que no sea una
partícula de la naturaleza sino superior a ella.

d) “Varón y mujer los creó” (Gn. 1, 27). Esta afirmación el Génesis implica que: Varón y
mujer tienen la misma dignidad como personas. Son complementarios, de modo que a
través del don sincero de sí mismos, se forman como personas y van completando la
perfección de la creación. Participan del poder creador de Dios, pero como “co-
creadores”: “Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra”
(Gn. 1,28). Por esto último, no está en su poder alterar la naturaleza en el poder
creador de Dios, cambiar la esencia del matrimonio y la familia.

e) Con inteligencia, voluntad y sabiduría, para descubrir el sentido de la vida y colocar


el resto de la naturaleza a su servicio para lo cual se vale de sus potencias espirituales:
la inteligencia y la voluntad, mientras que por su sabiduría puede humanizar los
descubrimientos evitando que se vuelvan en su contra.

f) Con conciencia moral, porque en lo profundo de su ser escucha una voz que le
señala el bien y el mal en el obrar.

g) Libre, puesto que por su inteligencia puede conocer el camino del bien y dirigirse
hacia él por libre voluntad, no actuando por instinto o coacción externa. Libremente el
hombre busca la felicidad eterna que sólo la puede encontrar en comunión con su
Creador y con los demás hombres.

h) Social por naturaleza, llamado a construir una unidad fraterna con los demás y
siendo co-creador con Dios ordenando la creación hacia Él. Aristóteles dice que el
hombre es un ser social por naturaleza, ya que en su naturaleza está la necesidad de la
colaboración mutua entre las personas: ninguno puede alcanzar solo todos los fines
espirituales y materiales de su naturaleza, necesitamos de los demás5 .

i) “Capaz de Dios”, que el hombre es “capaz de Dios” significa que él mismo ha sido
creado para relacionarse con Dios en íntima comunión con Él: Dios es el Fin de toda su
vida, más todavía a partir de Cristo, y esta relación con Dios no puede ser eliminada ni
cambiada por la voluntad humana.

j) “Custodio de su hermano”. Ante la pregunta de Caín (“¿acaso soy yo custodio de mi


hermano?”), Dios nos dice que somos todos hermanos y debemos cuidarnos y
ayudarnos los unos a los otros: En la búsqueda de la salvación del otro: “A todos y a
cada uno reclamaré el alma humana” (Gn. 9,5). “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
(Lv. 19,18; cf. Mt 22,37-40; Mc 12,29-31; Lc 10,27-28). En la protección de la vida
humana: la vida del hombre es sagrada e inviolable, sólo Dios es Señor de la vida y de
la muerte: “No matarás” (Ex 20,13). k) Dueño y administrador del mundo creado por
Dios, debe dominar responsablemente este mundo. Dios hizo buenas todas las cosas
(cf. Gn. 1), y dio al hombre el poder de darles el nombre (cf. Gn. 2), o sea, de
reconocerlas por lo que son y no querer violentar la naturaleza para fines mezquinos.
En esta verdad original se basa una sana ecología.

No toda reflexión acerca del hombre puede jactarse de dicha coherencia, ciertamente
el mundo actual propone diversas visiones que por un lado no resistes un análisis
racional pero además se apartan de la realidad culminando en un atropello a la
dignidad humana.
Referencias bibliográficas.

1. Padilla, Carlos. Antropología cristiana a su imagen y semejanza - El origen del


hombre. Diciembre 2015. Recuperado de:
https://www.jesucristo.net/Antropologia-Cristiana.htm

2. Berthoud, L. A. y Berthoud, L. M., Módulo: Antropología Filosófica,


Universidad FASTA, Mar del Plata, 2005. Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia, en:
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/doc
uments/rc_ pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dott-
soc_sp.html

3. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 111. n. 110. UNIDAD 7


– La Persona Humana y su Dignidad.

4. Erickson Millard J. Teología sistemática. Viladecavalls, Barcelona.


España. Editorial. CLIE, 2008, Pag. 477.

5. Ryrie, Charles C. Teología Básica. Miami, FL: Editorial Unilit, 1993.


Pag.217

6. La antropología cristiana: horizontes de grandeza. Enciclopedia


Católica Online. EWTN. Recuperado de:
https://ec.aciprensa.com/wiki/La_antropolog
%C3%ADa_cristiana:_horizontes_de_grandeza

7.

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