Memoria o Castillo V 04-03-22
Memoria o Castillo V 04-03-22
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ORÍGENES E HISTORIA
DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD
ANTE LA CORTE SUPREMA
ORÍGENES E HISTORIA
DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD
ANTE LA CORTE SUPREMA
ISBN 978-956-8186-63-0
Primera edición
50 ejemplares
Diseño editorial
INNOVAWEB
AGRADECIMIENTOS
·
El autor
-6-
INTRODUCCIÓN
·
-8-
SUMARIO
·
PRIMERA PARTE
Introducción al Derecho Político y a las Instituciones Políticas
SECCIÓN PRIMERA
1.- ¿Qué es el Estado? Breve reseña para comprender uno de sus atributos
esenciales: el Poder.....................................................................................19
2.- ¿Qué es la Constitución?...............................................................21
Clases de Constituciones a. Según su forma; b. Según la mayor o menor dificultad
de modificación; c. Según la forma de su establecimiento...................................22
SECCIÓN SEGUNDA
1.- Introducción al principio de supremacía constitucional.....................24
SEGUNDA PARTE
La supremacía constitucional en la Constitución de 1833
SECCIÓN PRIMERA
1.-Antecedentes generales..........................................................................29
2.-Lo que opinaron los tratadistas.................................................................29
3.- Actuación de los Tribunales......................................................................31
a) Dictamen de la Corte Suprema de 1848...........................................31
b) Circular de la Corte Suprema del año 1867.....................................32
c) Reclamación de la Corte Suprema ante el Gobierno en 1866...............33
d) Nueva reclamación de la Corte Suprema en 1872...........................36
e) Contienda de competencia entablada contra la Corte Suprema......38
f) Desconocimiento de ley por parte del máximo tribunal de justicia....43
g) Nota del Gobierno a la Corte Suprema por observaciones de ésta...44
h) Informe del Fiscal de la Corte Suprema don Ambrosio Montt.......45
i) Otros pronunciamientos de los Tribunales........................................46
- 10 -
TERCERA PARTE
El recurso de inaplicabilidad en la Constitución de 1925
SECCION PRIMERA
1.- Antecedentes. Necesidad de contar con un órgano que resguarde la
Constitución..................................................................................................51
2.- La reacción de la doctrina chilena...........................................................55
SECCIÓN SEGUNDA
Constitucionalidad de la ley
1.- Naturaleza jurídica del recurso de inaplicabilidad. Concepto................64
2.- El recurso de inaplicabilidad como único medio para objetar la
constitucionalidad de una ley.......................................................................68
3.- Nulidad e Inaplicabilidad...........................................................................69
4.- Singularidad y efecto relativo de la declaración de inaplicabilidad.............70
5.- La inaplicabilidad de una ley supone la declaración respectiva
previa..........................................................................................................70
6.- Requisitos de procedencia..........................................................................71
a) Requisito esencial es que exista un juicio sometido al conocimiento
de otro tribunal....................................................................................71
b) No es necesario que exista un juicio en el sentido técnico de la
expresión..............................................................................................71
c) Corresponde a quien lo interpone indicar determinadamente la
disposición legal que reclama de inconstitucional....................................74
d) El error en la cita legal no basta para declararlo inadmisible..................75
e) Pluralidad de juicios............................................................................75
f) Basta para interponerlo que exista la posibilidad de que una ley
que se denuncia inconstitucional pueda ser aplicada en la cuestión
debatida...............................................................................................76
g) Ley no invocada por las partes......................................................77
h) La Corte Suprema cuando resuelve el recurso debe hacerlo con
prescindencia de los hechos del proceso; no cabe que resuelva el
pleito....................................................................................................78
- 11 -
7.- Pendiente recurso de casación. ¿Lo hace inadmisible?.........................79
8.- No procede ante las gestiones que se ventilan ante el Tribunal Calificador
de Elecciones.................................................................................................84
9.- Los Decretos Supremos y el recurso de inaplicabilidad................................88
a) Textos únicos o definitivos de leyes refundidas.....................................93
b) Textos refundidos..............................................................................94
c) Petición de representación por inconstitucionalidad de decretos
supremos...............................................................................................98
10.- Vicios de la ley. Vicios sustanciales y procesales. Inconstitucionalidad por
vicios de forma o fondo...................................................................................100
11.- Los Decretos con Fuerza de Ley...........................................................113
a) Primera aproximación.....................................................................113
b) Fallo de casación reconoce validez de esta legislación......................115
c) La delegación de facultades legislativas no puede ser juzgada por los
tribunales de justicia.............................................................................115
d) Decretos con Fuerza de Ley que exceden o contrarían las facultades
legislativas delegadas. Ilegalidad y no inconstitucionalidad..................124
Oficio de la Contraloría General de la República al señor Ministro de Justicia.
Ilegalidad del Decreto con Fuerza de Ley N° 424...............................................130
e) Decreto gubernamental dictado en virtud de la autorización que le
otorga una ley, no tiene fuerza obligatoria en lo que modifica la ley,
excediéndose de las facultades concedidas...........................................140
f) Decretos con fuerza de ley que no se sujetan a requisitos o formalidades
establecidos por la ley que los autoriza....................................................141
g) Saneamiento de un precepto ilegal de un decreto con fuerza
de ley...................................................................................................141
h) Decretos con Fuerza de Ley que contienen materias propias de ley
y otras de la potestad reglamentaria.................................................142
i) Decretos reglamentarios dictados por autorización de un decreto con
fuerza de ley. Potestad Reglamentaria.............................................142
Estudio realizado por don Luis A. Vergara. “La Ley N° 4.945, de 6 de
febrero de 1931, es inconstitucional”................................................................143
Estudio realizado por don Víctor V. Robles. “Observaciones sobre los Decretos
con Fuerza de Ley dictados en virtud de la Ley 4945”.......................................149
12.- Los Decretos-Leyes...............................................................................155
- 12 -
a) Fuerza obligatoria.............................................................................156
Estudio “Los decretos-leyes y el recurso de inaplicabilidad que establece el artículo
86 de la Constitución”..................................................................................165
Acusación Constitucional a la Corte Suprema................................................179
13.- Otros fallos de importancia revisados......................................................189
a) La justicia de un impuesto.............................................................189
b) Recurso acogido contra decreto con fuerza de ley que ordenó revisar
pensiones............................................................................................194
c) La promulgación y publicación de la ley.........................................194
d) Inaplicabilidad contra artículo de la Ley de Organización y
Atribuciones de los Tribunales............................................................202
e) Sentencia que no consideró la resolución de inaplicabilidad. Recurso de
casación en el fondo..............................................................................203
f) Sentencias pronunciadas a propósito de la Ley N° 8987, sobre Defensa
Permanente de la Democracia............................................................205
f.1. Recurso de Amparo. Expulsión del país por haber violado la Ley
N° 8987. Recurso de reclamación contra la medida impuesta por el
Ejecutivo..................................................................................210
f.2. Recurso de Reclamación contra expulsión del territorio
nacional....................................................................................211
g) Recursos de Inaplicabilidad que afectaron a los artículos 2° y 3° de
la Ley 16.640 sobre Reforma Agraria................................................213
h) Pequeña propiedad rústica.............................................................228
i) Contienda de Competencia entre el Presidente de la República y el
Juez del Juzgado de Letras de Melipilla...........................................229
j) El recurso de inaplicabilidad no ha sido instituido para enjuiciar o
censurar la política legislativa. Recurso contra ley retroactiva................233
- 13 -
SECCIÓN TERCERA
Algunos acontecimientos ya avanzado el imperio de la CPE de 1925
CUARTA PARTE
La supremacía constitucional bajo la Carta de 1980
SECCION PRIMERA
Historia
1.-Antecedentes...........................................................................................263
2.- Potestad Constituyente Constituyente (11 Septiembre 1973/ 11 Marzo
1981)...........................................................................................................273
a) Sentencia de 24 de julio de 1974.....................................................273
b) Sentencia de 11 de marzo de 1977..................................................276
c) Sentencia de 10 de enero de 1979...................................................278
d) Sentencia de 24 de abril de 1980. Referencias a Potestad
Constituyente......................................................................................279
3. Otros fallos período señalado................................................................281
a) Sentencia de 4 de octubre de 1974. Se acoge recurso de inaplicabilidad en
materia laboral....................................................................................281
- 14 -
b) Sentencia de 31 de enero de 1978. Recurso que incidió en materia
de Estados de Excepción Constitucional; referencias a Potestad
Constituyente......................................................................................285
SECCION SEGUNDA
Estudios previos
1.- Actas Oficiales de la Comisión de Estudios de la nueva Constitución
Política de la República...............................................................................294
SECCIÓN TERCERA
Aspectos relevantes bajo la Carta de 1980
1.- ¿No es posible acoger un recurso de inaplicabilidad si el precepto tachado
ha sido dictado con anterioridad a la Constitución de 1980? Derogación
tácita e inaplicabilidad.................................................................................320
2.- Texto refundido de ley considerado Decreto Supremo o Decreto con
Fuerza de Ley como acto legislativo.............................................................333
3.- Promulgada y publicada una ley, no puede la Corte Suprema desconocerla
como ley de la República...............................................................................335
4.- No cabe recurso de inaplicabilidad contra disposición de Acta
Constitucional.............................................................................................335
5.- Inconstitucionalidad por vicios de fondo y de forma...................................336
- 15 -
a) El recurso de inaplicabilidad resguarda la constitucionalidad de
fondo de las leyes, no la de forma..........................................................336
b) Situación de falta de aprobación plebiscitaria. ¿Leyes interpretativas de
la Constitución no requieren Plebiscito?.........................................340
c) Materias propias de Leyes Orgánicas Constitucionales y recurso de
Inaplicabilidad. ¿Incompetencia de la Corte Suprema?......................343
Estudio sobre “Las Leyes Orgánicas Constitucionales y el Recurso de
Inaplicabilidad”, de Hugo Caldera Delgado...................................................362
6.- Requisito de una Ley de Quórum Calificado........................................366
7.- Recurso de Inaplicabilidad respecto de texto legal que forme parte de Ley
Orgánica Constitucional..............................................................................371
8.- Leyes Orgánicas Constitucionales no se equiparan a la Constitución
Política.........................................................................................................375
9.- Procedencia de la pena de muerte y su constitucionalidad......................378
10.- Inaplicabilidad de oficio.........................................................................380
a) Artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales................................381
b) Situación del artículo 116 del Código Tributario................................384
11.- Recurso es procedente cuando precepto legal es contrario a la Carta
Fundamental...............................................................................................401
12.- Recurso de Inaplicabilidad y Recurso de Protección.................................402
13.- Situación del Decreto-Ley N° 2695 ¿Globalmente inconstitucional?........408
14.- Situación del Decreto-Ley N° 2191, sobre Amnistía..................................425
15.- Recurso de inaplicabilidad en relación con el artículo 4° del Decreto-
Ley 2191..................................................................................................435
16.- Atribuciones conferidas por la ley al Presidente de la República o
delegación legislativa..................................................................................441
17.- Preclusión.............................................................................................445
18.- Fallo del recurso de inaplicabilidad resolvería el juicio......................446
19.- Recurso de inaplicabilidad y delito de “incumplimiento de deberes
militares”....................................................................................................448
20.- Recurso de casación en el fondo contra Corte de Apelaciones que
declaró inconstitucionalidad de ley.............................................................452
21.- Inaplicabilidad de Ley de Monumentos Nacionales, “Caso Palacio
Pereira”.........................................................................................................454
- 16 -
Significancias del recurso de inaplicabilidad de competencia de la Corte
Suprema en la Constitución de 1980..........................................................457
Historia de la Ley 20.050............................................................................462
Palabras finales.............................................................................................468
Bibliografía...............................................................................................470
Fuentes hemerográficas...............................................................................476
Documentos- Anexos..................................................................................482
PRIMERA PARTE
·
MAX WEBER
- 18 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
SECCIÓN PRIMERA
·
1 VERDUGO M. Mario y GARCÍA B. Ana María, Manual de Derecho Político, Tomo I, Instituciones
Políticas. Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, año 1979, pág. 18.
2 La Real Academia Española ha sostenido que se escribe con inicial mayúscula cuando significa
conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano, y también cuando se refiere a la
unidad política que constituye un país, o a su territorio. Diccionario panhispánico de dudas,
Santillana, Madrid, año 2005.
3 WEBER, Max. El político y el científico, traducción de Francisco Rubio Llorente, Madrid,
Alianza, 5° Edición, año 1979, pág. 92.
También han buscado definirlo, entre muchos otros, José Zafra, de la siguiente forma:”Grupo
territorial duradero, radicalmente comunitario, estrictamente delimitado, moderadamente soberano
frente a otros, que se manifiesta como máximamente comprensivo en el plano temporal y en cuyo seno,
sobre una población, con creciente homogeneidad y sentido de auto pertenencia, una organización
- 19 -
PRIMERA PARTE · INTRODUCCIÓN AL DERECHO POLÍTICO Y A LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS
- 20 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
2. ¿Qué es la Constitución?
Después de esta breve y necesaria idea introductoria, llegamos a hacernos
la siguiente gran interrogante: ¿Qué es por tanto una constitución política?
¿cuál es su capital importancia?
En palabras generales podemos expresar que es la norma jurídica de
más alta jerarquía dentro de la organización de un Estado soberano. En
ella se sientan las bases de la institucionalidad del país, la separación de
las funciones de los poderes públicos, la división administrativa del país, el
aseguramiento de derechos o garantías individuales, entre otras relevantes
materias. Al ser la Constitución la máxima norma, todas las demás normas
legales deben necesariamente subordinarse a ella 8. Según Alejandro Silva
Bascuñán:
7 Se atribuyen que los conceptos aquí expresados, habrían tenido originalmente como artífice al
pensador de origen prusiano Immanuel Kant (1724-1804), los que después la doctrina alemana
habría desarrollado. Así se han pronunciado, entre otros, RODRÍGUEZ ZEPEDA, Jesús,
Estado de Derecho y Democracia, Ensayo, Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática,
N° 12, México, pág. 31, donde concuerda en tal principio o causa: “La definición más precisa
de la noción de Estado de derecho en el pensamiento moderno esta probablemente en la obra del filósofo
alemán de finales del siglo XVIII...”. También el catedrático español GARCÍA-PELAYO, Manuel,
en Estado legal y estado constitucional de derecho, Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1991.
En nuestro país, y en lo que refiere a la Carta Política de 1980, NOGUEIRA ALCALÁ,
Humberto, VERDUGO MARINKOVIC, Mario y PFEFFER URQUIAGA, Emilio, en la obra
Derecho Constitucional, Editorial Jurídica de Chile, Abril del año 2002, Tomo I, se nos señalan
los aspectos esenciales que a su juicio el sistema que nuestra Constitución desarrolló, indicando
que “el conjunto de principios analizados, supremacía constitucional, imperio de la ley, distribución
del poder estatal en titulares que desarrollan funciones diferenciadas, responsabilidad de las diferentes
magistraturas, nulidad de los actos que emanen de órganos no competentes y con las formalidades legales”,
reconociendo también que cuyos principios originadores se remontan a la Alemania del siglo
XX, con la salvedad de que nuestro sistema sería el de un Estado sustantivo o material de
Derecho, lo que se desprende principalmente del análisis de los artículos 1° y 5° de la Ley
Primera (pág. 137).
8 “La Constitución es precisamente, esa norma fundamental, la norma suprema que otorga base y unidad
a todo el sistema jurídico. Es en ella donde se encuentran los derechos humanos (individuales y sociales);
la creación, forma, competencia y limitación de los órganos del gobierno. Es decir, la Constitución contiene
los principios esenciales del orden jurídico”. PFEFFER URQUIAGA, Emilio, en La supremacía
Constitucional y su control: el caso chileno. Artículo publicado en la Revista de Derecho, Facultad
de Derecho de la Universidad Central, año V, año 1990, pág. 137. Ver asimismo, VERDUGO
M., Mario, Los principios del constitucionalismo clásico en los ordenamientos fundamentales de Chile,
artículo que puede encontrarse en la Revista de Derecho Público, Universidad de Chile, N°
19-20, año 1976, donde compendia en términos breves los principios del constitucionalismo,
a saber: “pueden resumirse en el siguiente enunciado: a) se concibe al Estado como limitado por normas
- 21 -
PRIMERA PARTE · INTRODUCCIÓN AL DERECHO POLÍTICO Y A LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS
jurídicas, el imperio de la legalidad elimina el poder arbitrario; b) se recoge la teoría política del pueblo
o de las nación como titular de la soberanía, lo que da origen al mecanismo de la representación; c) se
organizan las autoridades públicas en órdenes separados e independientes (el dogma de la división de
poderes); se incorporan una tabla de derechos individuales, garantizándose su ejercicio; e) los gobernantes
son responsables ante la colectividad de los actos de su gestión política y administrativa; f) se estima que
las bases de la organización del poder estatal (parte orgánica) y las garantías a los derechos individuales
(parte dogmática) deben constar en un documento escrito, solemne, [...] producto del poder constituyente”
(págs. 117 a 143).
9 SILVA BASCUÑÁN, Alejandro, Tratado de Derecho Constitucional, Editorial Jurídica de Chile,
año 1963, Tomo I, pág. 55.
- 22 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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PRIMERA PARTE · INTRODUCCIÓN AL DERECHO POLÍTICO Y A LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS
SECCIÓN SEGUNDA
·
1 “El orden jerárquico, primera base de la supremacía Constitucional, limita, por consiguiente, el ámbito
del contenido de las normas de derecho, al someter a las de inferior valor a la superioridad de las de mayor
jerarquía y, en último término, a todas ellas en la Constitución (...) Hay una segunda base jurídica de la
supremacía constitucional: es el principio de que en Derecho Público las autoridades sólo pueden ejecutar
aquellos actos que la Constitución y las leyes expresamente les autorizan. Este principio limita la acción de
los gobernantes y los somete, esencialmente, al imperio de la Constitución”, EVANS DE LA CUADRA,
Enrique, en su obra Los derechos constitucionales, Editorial Jurídica de Chile, Tomo II, año 1999,
pág.444. A su turno, para SAGÜÉS, Néstor Pedro, en su Elementos de Derecho Constitucional,
Tomo I, Editorial Astrea, año 1993, pág. 145, es tanta la relevancia que se adjudica al principio
en cuestión, que “poco vale el [...] de supremacía constitucional, si no se planifica un aparato de
control de esa supremacía” (Nota: el resaltado es nuestro).
- 24 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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PRIMERA PARTE · INTRODUCCIÓN AL DERECHO POLÍTICO Y A LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS
mecanismo de protección de los derechos de las minorías frente a las decisiones de las mayorías.
Para un completo resumen y comprensión sobre dicha polémica entre los destacados autores
sobre derecho público y filosofía del derecho del siglo XX, consultar HERRERA, Carlos Miguel,
en artículo La polémica Schmitt-Kelsen sobre el guardián de la Constitución, de quien es la cita de
más arriba. Biblioteca Jurídica de la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, año 1995, págs. 113 a 147.
- 26 -
SEGUNDA PARTE
·
- 28 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
SECCIÓN PRIMERA
·
1. Antecedentes generales
Sabido es que, bajo la Carta Política de 1833, primó lo que se denomina
“control político de constitucionalidad”. Es decir, el mismo Congreso
Nacional era el único habilitado para decidir si una norma contrariaba la
Constitución, para lo cual podía modificarla o eliminarla.
1 HUNEEUS Z., Jorge, La Constitución ante el Congreso, Imprenta Los Tiempos, Santiago, año
1880, Tomo II, pág. 252.
- 29 -
SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
superiores a las legales, así como lo son éstas con respecto de los decretos del Ejecutivo” (pág. 468).
5 BALLESTEROS, Manuel Egidio, Lei de organización i atribuciones de los tribunales de Chile,
Imprenta Nacional, Tomo I, año 1890, pág. 525.
6 El Araucano, N° 935, de 7 de julio de 1848, Imprenta de la Opinión, Santiago de Chile.
Citado por PALACIOS LIRA, Sergio, en Sistemas de control de la constitucionalidad de las leyes,
Memoria de Licenciatura, Santiago, año 1967, págs. 108 y 109. Citado también por ROLDÁN,
Alcibíades, obra cit., Imprenta Barcelona, Santiago-Valparaíso, 1917, 2a. Edición, pág. 518.
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
7 Ordenanza General del Ejército, publicada en 1840, “de orden del Supremo Gobierno”, sólo meses
después de la victoria de Yungay, y rigió hasta el 1° de marzo del año 1926, cuando entra
en vigencia el actual Código de Justicia Militar. Imprenta de la Opinión, I volumen de 408
páginas. Tiene el texto del decreto-ley aprobatorio y promulgatorio de esa Ordenanza, que
lleva la fecha de 23 de abril de 1839, suscrito por el Presidente de la República don Joaquín
Prieto y el Ministro de Guerra don Ramón Cavareda. Antes de ese período imperaban en
nuestro país las Ordenanzas Generales españolas en lo que fueran compatibles con el Régimen
Republicano de Chile.
8 HUNEEUS, Jorge, obra cit., Tomo II, pág. 255. También en CARVAJAL RAVEST, Horacio,
La Corte Suprema, Memoria de Licenciatura, Santiago, año 1940.
9 En comentario de don José Clemente Fabres, sobre la misma Circular emitida por el máximo
- 32 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
tribunal del país a la que hemos venimos haciendo referencia, nos expone: “La Constitución
prevalece sobre la ley, nos dice la Corte Suprema, lo que quiere decir que la ley no puede derogar la
Constitución, y que, en consecuencia, la ley contraria a la Constitución no obliga”. Obras completas de
Don José Clemente Fabres, Recopilación y publicación por la Universidad Católica de Santiago
de Chile, Volumen IV, año 1908, pág. 120.
10 A modo de ejemplo, nos permitimos transcribir el promulgado por el Comandante General
de Armas de la provincia de Arauco, dictado en la ciudad de Mulchén el día 21 de noviembre
de 1865:
“El Bando. - Basilio Urrutia, coronel graduado de Ejército y Comandante General de Armas
de la provincia de Arauco.
Por cuanto esta Comandancia General ha declarado hoy lo que sigue:
Teniendo presente lo dispuesto en el supremo decreto de 9 corriente, por el cual se constituye
esta provincia en estado de asamblea, y en el artículo 13, título 59 de la Ordenanza General
del Ejército, he acordado y decreto:
1°.- Prohíbase a los habitantes cristianos de esta provincia internarse bajo cualquier pretexto
en el territorio indígena, reputándose como tal para los efectos de esta disposición el que
se extiende al Sur del Malleco en este departamento. El que violare esta prohibición será
considerado como mantenedor de inteligencia con los indígenas enemigos, y sufrirá por ello
la pena de muerte.
2°.- El que en el territorio de este departamento y del de La Laja cometiere robos, incendios
voluntarios y asesinatos, sufrirá también la pena de muerte
Los delitos a que se refieren los dos artículos precedentes serán juzgados en Consejo de Guerra
verbal y en conformidad a las prescripciones de la Ordenanza General del Ejército.
Por tanto, y para que llegue a conocimiento de todos, publíquese por bando, debiendo fijarse
carteles en los lugares públicos de costumbre.
Dado en Mulchén, a 21 días del mes de noviembre de 1865. Basilio Urrutia”.
Los bandos de los comandantes de Armas de otras Provincias son del mismo tenor.
11 El presidente de la Corte Suprema había desempeñado la Primera Magistratura de la Nación
entre los años 1851 y 1856 y también en el período inmediatamente siguiente: 1856 y 1861.
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
Miguel Barriga, José Alejo Valenzuela y Miguel María Güemes, entabló una
reclamación ante el Supremo Gobierno, en la cual hacía ver que el bando
del Comandante de Armas de Arauco:
“establecía nuevos delitos, nuevas penas y nuevas autoridades
para hacerlas efectivas”, y que ello importaba “por tanto un
ataque a las garantías individuales y a la jurisdicción que
ejercen los jueces ordinarios”. Que, “bajo este doble aspecto, es
que la Corte consideraba el bando por el momento, directamente
contrario a las leyes fundamentales de la República”, y que
“no podía menos de pedir su inmediata derogación”
12 AHUMADA MORENO, Pascual, La Guerra del Pacífico, II parte, Tomo VIII, capítulos VIII
y siguientes, Imprenta el Progreso, año 1884, páginas 258 y ss.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
19 AHUMADA MORENO, Pascual, obra cit., II parte, Tomo VII, capítulo XV y siguientes,
páginas 326 y ss.
20 Ibid., voto de minoría. “Si en Lima no ha existido Corte Marcial sometida a las leyes nacionales y
ninguna de las del país ha pronunciado sentencia en el proceso, no puede entablarse recurso de nulidad.
Cualquiera que sea la jurisdicción que haya ejercido o de que se haya investido el General en Jefe en
virtud del bando dictado el 14 de marzo, no ha funcionado dentro del territorio del Estado, ni en
territorio extranjero sometido al régimen constitucional y legal de la República. Fuera de estos
límites no alcanza la jurisdicción del Tribunal Supremo”, señaló además el Ministro señor
Cousiño entre otros argumentos para justificar su disidencia.
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
21 En este punto, el Comandante se extiende en los siguientes términos: “Me es sensible no poder
complacer a V. E., porque si bien me sería satisfactorio que el primer Tribunal de mi patria tuviera ocasión
de apreciar mis procedimientos, no me es posible renunciar a deberes más elevados de que no me es dado
prescindir, porque ello amenguaría las facultades que me corresponden como General en Jefe del ejército
que tengo el honor de mandar”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
28 Fundación Manuel Monnt, ROJAS VÁSQUEZ, Marcelo (edit.), Manuel Montt. Educador,
legislador, gobernante y magistrado, en el bicentenario de su nacimiento (1809-2009), Centro
de Estudios Bicentenario, año 2009, por NAVARRO BELTRÁN, Enrique, capítulo La Corte
Suprema de Justicia y don Manuel Montt, Tomo I, págs. 427 y ss.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
29 HUNEEUS Z., Jorge, obra cit. Oficio del Ministro de Justicia a la Corte Suprema, 28 de
agosto de 1876, págs. 244 a 255.
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
30 MONTT, Ambrosio, Dictámenes, Tomo II, Imprenta Nacional, Santiago, año 1894, págs. 227
y ss. Citado en MARSHALL SILVA, Enrique, El recurso de inaplicabilidad: inciso 2° del artículo
86 de la Constitución Política del Estado, Memoria de Prueba, año 1947, pág. 115.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
31 Firmando aparecen los Ministros de la Corte Suprema señores Gabriel Gaete Ríos -Presidente-,
Enrique Foster Recabarren, Luis Silva, Julio Zenteno, Juan Agustín Rojas, Braulio Moreno
y José I. Salas. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1920, Tomo XVII, 2° Parte, Sección 1°,
pág. 319.
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SEGUNDA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1833
32 El voto de mayoría correspondió a los magistrados señores Eliseo Cisternas Peña, Santiago
Santa Cruz, Fermín Donoso Grille, Ricardo Anguita, Antonio M. de la Fuente, Juan Guillermo
Mackay y Moisés Vargas Mardones. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1924, Tomo XXIV,
2° Parte, Sección 1°, pág. 418.
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TERCERA PARTE
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
SECCION PRIMERA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
1 BELTRÁN DE FELIPE, Miguel y GONZÁLEZ GARCÍA, Julio, Las sentencias básicas del Tribunal
Supremo de los Estados Unidos de América, 2° Edición, CEPC, Madrid, año 2006, págs. 93 a 121.
2 Puede verse el artículo de DICK HOWARD, A. E. Decir qué es la ley. El Tribunal Supremo
como árbitro de la constitucionalidad, en la Revista Temas de Democracia -dentro del número
mensual dedicado en abril del año 2005 a “La Corte Suprema de Estados Unidos, El Tribunal
Máximo del país”-, donde además de señalar la sentencia de la cual hemos extractado algunas
consideraciones, recorre históricamente la importancia decisiva que ha tenido ese órgano
en la vida política e institucional de ese país, coincidiendo con nuestras apreciaciones: “En
el sistema estatal, la revisión judicial -el poder de un tribunal de declarar anticonstitucionales los actos
del poder legislativo- se encontraba en etapa incipiente en los primeros años de la República. Se tenía la
impresión de que el propio concepto de la democracia implicaba un énfasis en la función de las legislaturas
como representantes de la voluntad popular. Sin embargo, los estadounidenses pronto descubrieron que
sus propias legislaturas, como los reyes o los parlamentos, podían amenazar sus derechos y libertades. Por
consiguiente, junto a conceptos como la separación de poderes, y la limitación y equilibrio de los mismos,
la revisión judicial saltó a la palestra como el instrumento indispensable para asegurar la supremacía de
la Constitución”. Revista Temas de la Democracia, abril de 2005, publicada por la Oficina de
Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos.
3 ZAMBRANO PASQUEL, Alfonso, Marbury vs Madison y el control de constitucionalidad, en Notas
sobre la Constitución americana, Ecuador, pág. 7.
4 Sobre el origen y fundamentos del principio de supremacía de la Constitución en el
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
6 Actas Oficiales de las sesiones celebradas por la Comisión y Subcomisiones encargadas del estudio
del proyecto de Nueva Constitución Política de la República (Ministerio del Interior), Imprenta
Universitaria, Santiago, año 1925, pág. 81.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
“S. E. observa que podría decirse entonces: ‘en todo caso en que
se alegare la oposición entre un precepto constitucional y la ley,
tendrán las partes derecho de ocurrir, en cualquier estado del
pleito, a la Corte Suprema, sin alterar la sustanciación de él’.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
10 Agrega este importante autor: “el control constitucional es una excepción al principio de la separación
de Poderes Públicos. No es fácil darse cuenta de la gravedad que reviste el hecho de colocar a los Poderes
del Estado, soberanos e independientes, frente a frente. Para disminuir este inconveniente las legislaciones
positivas han solido restringir el control o declaración de inconstitucionalidad a los casos particulares en
que se pronuncie; éste ha sido el alcance que le ha atribuido nuestra propia Constitución. Así la declaración
se limita al juicio en que se expide y afecta jurídicamente sólo a los que en él han litigado, sin perjuicio
de la influencia moral que tenga en el Poder Legislativo”. ESTÉVEZ GAZMURI, Carlos, Elementos
de Derecho Constitucional, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, año 1949, págs. 341 a 342.
11 RÍOS ÁLVAREZ, Lautaro, El control correctivo de constitucionalidad de la ley. Artículo de Hemiciclo,
Revista de Estudios Parlamentarios de la Academia Parlamentaria, Cámara de Diputados de
Chile, N° 3, Segundo Semestre del año 2010, págs. 113 a 126.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
12 Asimismo, también abriga la esperanza, en la medida correctiva que significaría para las
Cámaras Legislativas el acogimiento de los recursos de inaplicabilidad por parte del máximo
tribunal: “se supone que el legislador, en vista de que la Corte Suprema ha declarado una o más veces la
inconstitucionalidad de su precepto, se apresurará a derogarlo por medio de otra ley”. GUERRA, José
Guillermo, obra cit., Santiago, año 1929, pág. 457 a 460.
13 También aclara retrospectivamente el punto sobre la incapacidad de fundamentación de la
tesis que enarbolaba la máxima de que a la magistratura judicial le fuera negada la posibilidad
de revisión de la constitucionalidad de una norma legal: “es menester decir que en realidad nunca
se fundamentó suficientemente la opinión que negaba a los tribunales el derecho a dejar sin aplicación
las leyes que abiertamente contrariaban las disposiciones de la Carta Fundamental; en fuerza de repetirse
fue incorporándose al acervo de los postulados jurídicos nacionales (...) Y es curioso: lo mismo que ha
ocurrido aquí ha sucedido en Francia. Leemos a este propósito a un interesante artículo del Decano de
la Facultad de Derecho de París, el conocido tratadista de Derecho Administrativo M. H. Barthelemy,
publicado en el número de diciembre último de la ‘Revue Politique et Parlementaire’, lo siguiente: Durante
tres cuartos de siglo se afirma, pero no se prueba y cuando se trata de fundar la afirmación se comprende
que la base sobre que está construida no sólo es frágil sino casi inexistente. Todo cae..., menos el prejuicio
que ha encontrado su fórmula simple convertida en axioma: ‘los tribunales en Francia no son jueces
de la inconstitucionalidad de las leyes’”. SILVA BASCUÑÁN, Marcos, La Constitución ante los
tribunales, Santiago, año 1926, pág. 17 y 33.
14 BERNASCHINA G., Mario, Manual de Derecho Constitucional, Editorial Jurídica de Chile, año
1958, pág. 467.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
SECCIÓN SEGUNDA
·
Constitucionalidad de la ley 1
1 Aunque se han agregado por nuestra cuenta otros puntos a tratar, se ha seguido en esta parte
el valioso modelo dado por el Repertorio de Legislación y Jurisprudencia chilenas, Código Civil y
Leyes Complementarias, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile, año 1996; y el mismo Repertorio,
Constitución Política de la República de Chile, año 1993.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
5 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1950, Tomo XLVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 166.
6 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1961, Tomo LVIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 357.
7 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1964, Tomo LXI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 182.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
8 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1970, Tomo LXVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 124.
9 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1938, Tomo XXXV, 2° Parte, Sección 1°, pág. 464. Y
Gaceta, año 1938, 1er. Semestre, N° 31, pág. 188.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
3. Nulidad e Inaplicabilidad
Ocurre que cuando el legislador dicta normas que colisionan con la
Constitución Política, no se está atribuyendo autoridad o derechos que no
le hayan sido conferidos por la Carta Fundamental, acarreando tales actos
legislativos la nulidad, ya que sólo cumple con su misión esencial, cual es
precisamente legislar. Las cámaras legisladoras tienen plena autoridad para
dictar las leyes que consideren convenientes, y también para modificarlas
según lo estimen. Tales preceptos transgresores no acarrean nulidad,
sino que pueden -y deben- ser declarados inaplicables por causa de
inconstitucionalidad cuando quebranten la Constitución, pero no significa
que dichas disposiciones sean nulas. Así se señaló con fecha 18 de diciembre
de 1954, cuando la Corte Suprema acoge por unanimidad un recurso de
inaplicabilidad solicitado en proceso por restitución de propiedad en juicio
de arrendamiento. Accede a la acción solicitada, en atención que los incisos
primero y segundo del artículo 3° transitorio de la Ley 11.622, de 25 de
septiembre de 1954, al autorizar a una de las partes para hacer valer en
un caso ya concluido (como lo es el de marras), las excepciones o derechos
ahí contemplados, vulnera el principio contenido en el artículo 80 de la
Constitución -principio que siguió reiterando el Código Político posterior-,
que preceptuaba que “la facultad de juzgar las causas civiles y criminales
pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de
la República ni el Congreso Nacional, pueden, en caso alguno, ejercer funciones
judiciales, avocarse causas pendientes o hacer revivir procesos fenecidos”; pero
desechó en todas sus partes -siguiendo en ese sentido a lo dictaminado por
el señor Fiscal de la Corte don Urbano Marín Rojas-, el argumento de que el
legislador al obrar como lo hizo, no se había atribuido autoridad o derechos
no conferidos por la Carta Magna, violando así, el artículo 4° de ésta, que
consagraba en ese numeral la Nulidad de Derecho Público, afirmando:
“... el que una ordenación legal quebrante la Constitución
Política, no significa que ella sea nula y que este tribunal
pueda declarar su nulidad, efecto distinto de su inaplicabilidad
en casos particulares que está facultado para declarar por el
artículo 86 de la Carta institucional antes nombrada, de donde
se sigue que no es atendible este fundamento del recurso.”
(Cons. 9°) 10
10 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1964, Tomo LI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 617.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
11 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1966, Tomo LXIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 255.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
6. Requisitos de procedencia
Analizaremos todos y cada uno de los requisitos que hacían posible su
interposición durante la vigencia de la Carta de 1925.
a. Requisito esencial es que exista un juicio sometido al conocimiento
de otro tribunal. Dado el carácter y su naturaleza especial, el recurso
de inaplicabilidad debe ser ejercido durante la tramitación del pleito o
asunto judicial para el cual se pide la declaración respectiva. Recordemos
que el constituyente empleó bajo la Carta de 1925 el vocablo “juicio”. La
oportunidad para interponerlo es mientras el juicio siga su curso, no cuando
ya ha concluido:
“... puesto que con él se persigue que no se ponga en ejercicio
o se aplique un precepto legal determinado contrario a la
Constitución, y de ahí la salvedad expresa que contiene esa
disposición que establece este recurso de que su ejercicio no
suspende la tramitación del juicio a que se refiere”. (Cons.
2°) 13. Corte Suprema de Justicia, 26 de noviembre de 1931.
12 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1938, Tomo XXXV, 2° Parte, Sección 1°, pág. 355.
13 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1931, Tomo XXIX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 194.
14 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1938, Tomo XXXV, 2° Parte, Sección 1°, pág. 455.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
basta para que -dentro de él- sea posible la interposición del recurso de
inaplicabilidad. La jurisprudencia de la época admitió que pudo presentarse
en los asuntos de jurisdicción no contenciosa; en los procesos criminales
desde que se ha iniciado el procedimiento; y en las contiendas entre partes
aún cuando no se haya trabado la litis, es decir, cuando la contraparte
todavía no ha sido notificada de la demanda respectiva.
Así por ejemplo el día 27 de diciembre de 1955, el máximo tribunal
no dio lugar a la petición del Fisco para que se declarara inadmisible el
recurso de inaplicabilidad -aunque finalmente lo rechazó- interpuesto
contra el inciso 2° del artículo 98 de la Ley N° 11.256 (sobre Alcoholes), que
requería el entero en Tesorería de las multas impuestas por la Dirección
General de Impuestos Internos, para dar curso a la reclamación en contra
de la resolución que imponía sanción, declarando que éste podía deducirse
incluso antes de la notificación de la demanda, o aún en el caso en que ésta
no haya sido cursada por el juez por falta del entero de la multa:
“4°) ... Las circunstancias que el artículo 86 de la Constitución
Política autorice [su] interposición ‘en cualquier estado del
juicio’ significa que empleó el vocablo ‘juicio’ en un sentido
amplio, o sea, de conjunto de actuaciones sometidas a la decisión
del juez competente, aunque no exista, todavía, controversia
entre partes [...] De otro modo no habría posibilidad alguna
de solicitar, en este caso, por la vía del recurso respectivo, la
inaplicabilidad del precepto a que se ha aludido” 15
15 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1955, Tomo LII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 428.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Fue acordada esta primera parte con el voto en contra de los Ministros
señores Rafael Retamal, Luis Maldonado, Juan Pomés y Armando Silva
Henríquez, quienes fueron de la opinión de declarar inadmisible el recurso
interpuesto. Tuvieron para ello presente:
“2°) Que la expropiación constituye, esencialmente un acto de
autoridad, que se realiza mediante una serie de procedimientos
administrativos, que quedan al margen de los Tribunales
de Justicia, salvo la intervención a que, ocasionalmente y
para determinados objetos o actuaciones, pueda llamarlos el
legislador en forma expresa”,
16 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1970, Tomo LXVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 273.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
19 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1970, Tomo LXVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 124.
20 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1971, Tomo LXVIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 302.
21 Corte Suprema, 31 de marzo de 1962, Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1962, Tomo
LIX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 123.
22 Corte Suprema, 5 de julio de 1966, Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1966, 2° Parte,
Sección 1°, pág. 255.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
f. Basta para interponerlo que exista la posibilidad de que una ley que
se denuncia inconstitucional pueda ser aplicada en la cuestión debatida.
Es decir, no es necesario que se tenga la certeza que dicha norma impugnada
vaya en definitiva a encontrar aplicación al caso en cuestión. Así se señaló
23 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1962, Tomo LIX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 352.
24 Ibid.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
25 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1950, Tomo XLVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 431.
26 Hay varias otras sentencias dictadas en el mismo sentido. Pueden revisarse las que aparecen
en la misma Revista de Derecho y Jurisprudencia, de fecha 25 de noviembre de 1953, Tomo L,
2° Parte, Sección 1°, pág. 479; 28 de noviembre de 1955, Tomo LII, 2° Parte, Sección 1°, pág.
376; y 15 de diciembre del mismo año y Tomo, 2° Parte, Sección 1°, pág. 399.
27 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1950, Tomo XLVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 485.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
28 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1968, Tomo LXV, 2° Parte, Sección 1°, pág. 378.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
29 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1954, Tomo LI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 503.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
30 Ibid.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
La Sala que dictó esa resolución unánime lleva la firma de los Ministros
señores Alberto Novoa, Romilio Burgos, Alfredo Rondanelli, Juan B. Ríos,
Malcom Mac Iver y Manuel I. Rivas, además del Abogado Integrante don
Alberto Cumming 33.
32 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1945, Tomo XLIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 289.
33 Al respecto, cabe consignar que el Auto Acordado de la Corte Suprema de Justicia sobre
Substanciación del Recurso de Inaplicabilidad de las Leyes, que ella dictara con fecha 22 de marzo de
1932, y que se transcribe íntegro, indicó que tal acción la conocería el Tribunal Pleno. ¿Debió
la Sala enviar los antecedentes a éste para su resolución? El profesor Raúl Bertelsen a su vez
llama la atención, en cuanto a que no fueron muchas las ocasiones en que el máximo tribunal
de justicia, al encontrarse resolviendo “de un asunto para el cual es competente, ha declarado la
inaplicabilidad de un precepto legal que debía tener aplicación en ese caso, habiéndolo desestimado en
razón de su inconstitucionalidad”, y pone como ejemplo el caso <<Mujica con Fisco>>, aquí
relatado. Lo anterior, en BERTELSEN REPETTO, Raúl, Control de constitucionalidad de la ley,
Editorial Jurídica de Chile, año 1969, págs. 145 y 146.
El Auto Acordado fue del siguiente tenor:
“En Santiago, a veintidós de marzo de 1932, se reunió la Excma. Corte Suprema, en acuerdo
extraordinario, presidida por don Javier Ángel Figueroa, y con la asistencia de los Ministros
señores: Oyanedel, Trucco, Novoa, Burgos, Alonso, Schepeler, Rondanelli, Silva Cotapos,
Fontecilla y Hermosilla, y teniendo presente:
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
“Que ni la Constitución, ni las leyes procesales han reglamentado la tramitación a que debe
someterse el recurso de inaplicabilidad que confiere el artículo 86 de esa Carta; y por consiguiente
se hace necesario fijarla para asegurar la defensa a que tienen derecho los interesados.
“Al respecto acuerda:
“Presentado el escrito, se conferirá traslado común de seis días, aumentados con el emplazamiento
que corresponda según la tabla, a las demás partes en el pleito. Transcurrido el plazo antedicho,
con o sin la respuesta de los interesados, se pasarán los antecedentes para que dictamine el
señor Fiscal; y evacuado el trámite se pondrá la causa en tabla para su vista y fallo como los
otros asuntos de que conoce el Tribunal Pleno.
“Para debido testimonio se levanta la presente acta que firman los SS. SS. Ministros y el Secretario:
J. A. Figueroa.- Humberto Trucco.- A. Oyanedel.- C. Alberto Novoa.- Romilio Burgos.- Roberto
Alonso.- Gregorio Schepeler.- Alfredo Rondanelli.- G. Silva Cotapos.- Mariano Fontecilla.- J.
M. Hermosilla.- Claudio Droguett, Secretario”.
34 BERNASCHINA, Mario, La Constitución chilena, Editorial Jurídica, Santiago, año 1953, pág.
106.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
35 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1933, Tomo XXX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 176.
36 Ibid., prevención. Integraron el Tribunal los Ministros señores Alberto Novoa, Gregorio
Schepeler, Mariano Fontecilla, José M. Hermosilla, Eulogio Robles Rodríguez y los Abogados
Integrantes señores Eliseo Cisternas Peña y Ricardo Montaner Bello.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
37 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1935, Tomo XXXII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 415.
38 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1942, Tomo XXXIX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 96.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Palacios Lira, para quien la Corte Suprema sí contaba con facultades para
conocer de las inaplicabilidades intentadas. Fundó su parecer de la siguiente
manera:
“A nuestro juicio, la Corte está facultada para conocer del
recurso de inaplicabilidad en las gestiones de que debe conocer
y resolver el Tribunal Calificador de Elecciones, fundando
esta opinión en la letra de la Constitución, la que dice que
este recurso procede en todo juicio que ‘se siguiere ante otro
Tribunal’, y al no indicar este precepto a qué tribunales se
refiere, implícitamente se refiere a que su jurisdicción abarca
a todos los tribunales de la República, cualquiera sea su
naturaleza, y ello es lógico porque a la Corte Suprema se le ha
entregado la correcta aplicación e interpretación de las leyes, no
pudiendo sustraerse a tan importante función el conocimiento
de la interpretación de las leyes electorales” 39
Para este autor no hay lugar a dudas que la Ley General de Elecciones,
aprobada bajo el N° 12.891 (que refundió en un sólo texto la Ley N°
9.334), donde preceptúa que las solicitudes de rectificaciones de escrutinios
y las reclamaciones de nulidad de elecciones deben presentarse ante el
Juez de Letras del departamento respectivo, ante el cual se rendirán las
informaciones y contra informaciones que se produzcan. Los vicios y
defectos que pudieren dar mérito para la nulidad se podrán probar ante
el Juez Letrado, desde el momento en que se ejecuten (inciso 1° art. 96)
En el inciso 3° del mismo artículo, regla que el Juez de Letras remitirá,
sin pronunciarse, todos los antecedentes reunidos al Director del Registro
Electoral -como Secretario del Tribunal Calificador- apenas se venza el
plazo correspondiente.
Agregando el artículo 97 que: “No se podrán formular reclamaciones de
nulidad de una elección ante el Tribunal Calificador sin que hayan pasado por las
tramitaciones establecidas en esta ley, ante el Juez de Letras”.
Estas prescripciones para el autor, lejos de destruir su argumento,
“al contrario, lo corroboran, en el sentido de que ellas
reconocen la existencia de un juicio, toda vez que nos señala
la intervención de partes que recurren al juez presentando
sus reclamaciones de nulidad -hay controversia- debiendo
éste remitir esas informaciones y contra informaciones al
39 PALACIOS LIRA, Sergio, obra cit., Memoria de Prueba, Universidad de Chile, Editorial
Universitaria, año 1962, pág. 119.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
43 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1938, Tomo XXXV, 2° Parte, Sección 1°, pág. 78.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
48 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1951, Tomo XLVIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 72.
49 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1961, Tomo LVIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 431.
50 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1964, Tomo LXI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 33.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Por los fallos anotados, por la opinión dada por la Fiscalía de la Corte,
que en muchas ocasiones siguió el Tribunal Pleno, quedó así zanjado que los
decretos supremos no caen dentro de la esfera propia atacable por medio
del recurso de inaplicabilidad de las leyes.
a. Textos únicos o definitivos de leyes refundidas. El decreto supremo
que fija el texto único de disposiciones legales refundidas sobre una
determinada materia debe mirarse bajo la óptica de su contenido. Ejemplo
de ello, es lo que se decidió al fijarse el texto refundido de las disposiciones
sobre expropiaciones de bienes raíces mediante el Decreto del Presidente
de la República N° 3071, de 4 de octubre de 1940, al cual debía sujetarse
la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, cuando dispuso que en las
expropiaciones, la Comisiones de Hombres Buenos “se podían reemplazar por
tasadores con las atribuciones que aquellas comisiones corresponden”. Los dueños
de los terrenos mandados a expropiar debían soportar que se les privara
de la posesión apenas practicada la tasación por la comisión de tasadores
unilateralmente designada por el expropiante. Un procedimiento de esa
naturaleza se estimaba atentatorio de lo dispuesto en el artículo 10 N° 10
de la CPE, que exigía que previamente se le diera al dueño del terreno
expropiado la indemnización que se ajustara con él o se determinara en
el juicio correspondiente, y así lo dijo la Corte Suprema el 7 de enero de
1949. La Comisión expropiante, por su lado, evacuado el traslado que le
fue conferido, pidió que el recurso fuera rechazado porque éste se dirigía
contra las disposiciones de un Decreto Supremo -el N° 3071- que no era
ley, y el recurso de inaplicabilidad sólo tiene operatividad con respecto de
leyes que se hallen en pugna con la Carta Fundamental. El máximo tribunal,
desestima esa alegación porque
“en verdad, ese decreto contiene las disposiciones legales
refundidas sobre expropiación de bienes raíces [...], y por tanto,
su contenido importa manifestación del Poder Legislativo
y vale como declaraciones de ese Poder soberano y no como
declaraciones del Poder Ejecutivo” 51 (el subrayado es
nuestro).
51 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1949, Tomo XLVI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 332.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
52 Por acoger el recurso estuvieron los Ministros señores José M. Hermosilla, Manuel Rivas,
Miguel Aylwin, Pedro Silva, Octavio del Real y Osvaldo Illanes. En lo relativo a la procedencia,
se acordó con la opinión en contra de los magistrados señores Humberto Bianchi, Luis
Agüero y Franklin Quezada, y en cuanto al fondo del mismo, contra el voto nuevamente de
los Ministros señores Bianchi y Agüero. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1953, Tomo
L, 2° Parte, Sección 1°, pág. 47.
Y en términos absolutamente idénticos a los contenidos en esta sentencia, la Corte Suprema
de Justicia falló los recursos de inaplicabilidad interpuestos por don Julio Munizaga y don
Juan Jaime Prohens, en fechas también de 12 de enero, pero de 1952. En lo relativo a la
procedencia del recurso, se adoptó -en la primera de las nombradas-, con el voto en contra
del Presidente señor Gregorio Schepeler y de los Ministros señores Humberto Bianchi,
Alfredo Larenas, Luis Agüero y Franklin Quezada; y en la segunda, por la improcedencia
-nuevamente- el Presidente señor Schepeler y los magistrados señores Bianchi y Larenas.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
53 Dictamen Fiscal. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1950, Tomo XLVII, 2° Parte, Sección
1°, pág. 537.
54 Ibid.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
57 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1931, Tomo XXIX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 187.
58 Ibid., voto de minoría.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
59 JARA CRISTI, Manuel, Derecho Administrativo, Imprenta Artes y Letras, Santiago, año 1943,
pág. 27.
60 ROSENDE SUBIABRE, Hugo, La Promulgación y la publicación de la ley, Editorial Nascimento,
Santiago, año 1941, págs. 113 y 114.
61 SILVA BASCUÑÁN, Alejandro, Tratado de Derecho Constitucional, Tomo III, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, año 1963, N° 446, pág. 439.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
62 “Parece más aceptable la tesis de que toda ley contraria a la Constitución, en su fondo o forma, pueda
ser declarada inaplicable. Esta conclusión la estimamos más ajustada a la lwetra del art. 86 inc. 2° y al
espíritu de la reforma introducida en 1925”. ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Fernando, Recursos
Procesales, Apuntes de clases, 2° edición, Universidad de Chile, Santiago, año 1937, pág. 124.
63 VODANOVIC, Antonio, Curso de Derecho Civil, Tomo I, Vol. I, 3° edición, Editorial Nascimento,
Santiago, año 1961, N° 61, pág. 45.
64 BERNASCHINA, Mario, Manual de Derecho Constitucional, Tomo II, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago 1951, pág. 545.
65 SILVA CIMMA, Enrique, Derecho Administrativo chileno y comparado, Tomo I, 2° edición, Santiago,
Editorial Jurídica de Chile, 1962, pág. 84.
66 La Ley N° 14.834, de 6 de febrero de 1962, nació de un Proyecto de Ley aclaratorio, en
una Moción presentada por los Diputados señores Jacobo Schaulsohn y Hernán Leigh
Guzmán, con el objeto de aclarar o interpretar el sentido de la Ley N° 13.305, de 6 de abril
de 1959 -sobre indemnizaciones a exfuncionarios-, y que había sido objeto de contradictorias
interpretaciones, tanto por los distintos Tribunales del Trabajo, como por las dos Salas que
componían la Corte Suprema en ese entonces. Si se consideraba una simple ley interpretativa
o aclaratoria, se alegaba, no infringiría el inciso 3° del artículo 45 de la Constitución Política
de 1925, toda vez que esta ley no tiene por qué ser de la exclusiva iniciativa del Presidente
de la República, así como porque esta clase de leyes no originan gastos. Así lo manifestó por
su parte la Comisión de Gobierno del H. Senado en su informe.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Hay que dejar constancia, para claridad de este estudio, que el Presidente
de la República había hecho uso del veto de dicha norma legal -basado
en los mismos motivos que dieron pie al presente recurso-, pero ambas
ramas del Congreso Nacional al estudiar las tachas de inconstitucionalidad
que sirvieron de base al Jefe de Estado para vetarla, se lo rechazaron,
devolviéndoselo a S.E. para su promulgación 67.
Los demandantes en la causa señalaron en autos, que era indudable que la
Ley 13.305 era aclarada por la Ley 14.834, y que por tanto estaba financiada.
La Fiscalía de la Corte Suprema, fue del parecer de desechar el recurso,
y el Tribunal Pleno, por siete votos a tres, siguió a su Fiscal, declarando
que el recurso era improcedente en cuanto atacaba la inconstitucionalidad
de forma. Veremos a continuación los puntos más importantes de la
argumentación del voto mayoritario de la Corte. Para el máximo tribunal,
67 Al aclarar -mediante Ley 14.834- el artículo 203 de la Ley 13.305, se tuvo presente: “Que
el Congreso Nacional ha rechazado el veto del Ejecutivo al proyecto de ley que declara compatibles los
beneficios contemplados en el artículo 203° de la ley 13.305 con la indemnización extraordinaria del
artículo 58° de la ley 7.295, con respecto de los ex funcionarios de las Instituciones de Previsión y
semifiscales que dejaron de serlo en virtud de las expresas facultades concedidas al Jefe del Estado por la
primera de dichas leyes”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
justicia “sólo corresponde aplicar la ley en la forma promulgada por la autoridad correspondiente,
ajustando a ella sus decisiones, y sería mezclarse en las atribuciones de otros Poderes Públicos,
cosa que está prohibida al Poder Judicial, estudiar, considerar y resolver si se llenaron o no los
trámites prescritos por los Reglamentos de las Cámaras legislativas para la decisión y votación
de cada uno de los preceptos de una ley”. Esta sentencia, de fecha 11 de mayo de 1926, lleva
la firma de los Ministros de la Corte de Apelaciones señores Maximiliano Ávalos, Ricardo
Dueñas y Felipe Urzúa. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1936, Tomo XXXIV, 2° Parte,
Sección 1°, pág. 154.
En efecto, el proyecto elaborado por la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados
(Ley 3.733, N° 59 artículo 7°) cuando pasó al Senado, en el encabezamiento del artículo
correspondiente, el N° 56 (59) fue objeto de modificaciones, cambiándose su redacción
primitiva (“Los actos y contratos que a continuación se expresan, pagarán el impuesto...”)
por la siguiente frase: “Los documentos que acrediten los actos o contratos...”. El Ministro
del Ramo pidió reconsideración de lo acordado porque, en tal forma se excluían los contratos
verbales; esta petición no fue acogida y el proyecto siguió su trámite, pasando a la Cámara
de Diputados para que conociera de las enmiendas introducidas. Esta Corporación rechazó
las modificaciones y ofició al Senado en tal sentido, y éste, por más de las dos terceras partes
de los miembros presentes, acordó insistir en las modificaciones, que significaban gravar
los documentos, eliminar el N° 56 (59) y crear el N° 54 en su reemplazo, En esta fase de la
tramitación, al recibir la Cámara el proyecto, lo envió lisa y llanamente al Presidente de la
República. Lo que debió ocurrir en cambio -según los demandantes y recurrentes de casación-,
es haber obrado según los artículos 31 a 42 de la Constitución Política (de 1833), es decir, la
Cámara debió pronunciarse sobre las modificaciones introducidas, entendiéndose que las
aceptaba si no reunía el quórum exigido, y no actuar como lo hizo enviando directamente
el proyecto al Jefe de Estado. Se alega por tanto que el referido precepto no era una ley, por
cuanto visto el artículo 1° del Código Civil -que define la ley-, se llega a la conclusión que
la disposición en estudio no es tal, porque la voluntad soberana no se ha manifestado en la
forma prescrita por la Constitución. No siendo ley arguyeron, el mandato que grava con
impuestos las operaciones efectuadas y el pago hecho en su cumplimiento era indebido, por
lo cual procedía su devolución. El Fisco de Chile, observó que no correspondía al Juzgado
que conocía de la acción entrar a examinar la formación de la ley, debiéndole bastar a este
saber que fue promulgada y publicada en el Diario Oficial; no le correspondía por tanto a la
Justicia Ordinaria declarar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la ley. Se agregó
que la ley obliga sólo en virtud de su promulgación por el Presidente de la República según el
artículos 6° del Código Civil; y que los artículos 7° y 8° del mismo cuerpo de leyes determinan
la forma de hacerla y el plazo desde el cual se supone conocida, necesitándose sólo para que
sea obligatoria esa promulgación y el transcurso de ese plazo.
La Corte Suprema, por unanimidad, rechazó la casación en el fondo por infracción del artículo
1° del Código Civil y del artículo 44 de la Constitución porque “sería necesario en el caso de autos,
estudiar y resolver sobre los actos legislativos que precedieron a la promulgación, como la demanda propone
y el recurso reitera y ello equivaldría precisamente a prescindir de la prohibición impuesta a los
Tribunales por el artículo 4° de la Ley de su Organización y Atribuciones...” (Considerando 9°).
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
70 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1962, Tomo LIX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 149.
71 En voto especial, los Ministros señores Eduardo Varas, Miguel González Castillo y Víctor
Ortiz Castro, luego de manifestar que el recurso de inaplicabilidad sólo procede por causales
de fondo y no de forma, abundaron en otras consideraciones, como las que ratifican que la
denunciada Ley 14.834, era interpretativa y no una ley modificatoria.
72 Con fecha 11 de junio de 1962, la Excma. Corte Suprema, falló tres causas sobre inaplicabilidad
del artículo único de la Ley 14.834. Estas causas todas correspondieron a entabladas por la
institución de previsión social. Podemos ver tanto su resultado como la votación de los jueces
que las suscribieron:
a) Recurso del Servicio de Seguro Social. Es rechazado. Firman los Ministros señores Fontecilla,
Silva, Illanes, Espinoza, Méndez, Varas, González, Eyzaguirre, Ortiz Castro y Ortiz Sandoval.
El Presidente señor Fontecilla formuló indicación previa, la que fue rechazada, en orden a
declarar inadmisible el recurso interpuesto, atendido el estado de la causa, es decir, ya fallada,
no concurriendo en la especie el requisito de que se halle pendiente el juicio, sin perjuicio de
la facultad que tiene la Corte para proceder de oficio, y don Osvaldo Illanes Benítez votó
disidentemente, estimando que la Corte Suprema tiene jurisdicción para pronunciarse sobre
la inconstitucionalidad de forma.
b) Recurso del Servicio de Seguro Social. Es desestimado. Lo suscriben los mismos señores Ministros
que la que precede. Iguales prevenciones.
c) Recurso del Servicio Social. Es desestimado. Lo suscriben los mismos señores Ministros firmantes,
exceptuando a don Pedro Silva. Iguales prevenciones.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
(7°) “... será contrario a ellas todo precepto legal en que se hayan
quebrantado tales preceptos; y como no existe otra autoridad
que pudiera declarar dicha inconstitucionalidad, es evidente
que la referida decisión corresponde a la Corte Suprema
[...] 8°) Que, en efecto, aprobado un proyecto de ley por el
Congreso, el Presidente de la República, Poder colegislador,
tiene derecho a vetarlo 73; pero rechazado ese veto, no queda
al Jefe del Estado otro camino que promulgarlo y ordenar su
publicación como ley de la República, por medio de un decreto
fundado, porque la Constitución no le otorga facultades para
negar ésta por razones de inconstitucionalidad...” 74
73 Dejó constancia S.E. el Presidente don Jorge Alessandri Rodríguez, que su veto -rechazado-
se debía a las siguientes razones: “a) porque se avoca a causas de que actualmente conocen los
Tribunales de Justicia; b) porque otorga una remuneración, indemnización o gratificación al ex personal
aludido, sin contar con la iniciativa del Presidente de la República; c) porque ha sido despachado
sin el financiamiento con que deben ser aprobadas las leyes, contraviniéndose lo dispuesto en el
artículos 4°, 44°, 45° y 80° de la Constitución Política del Estado”.
74 Ibid., voto de minoría.
75 Ibid., voto de minoría.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
76 Es lo que se conoce como el necesario control recíproco que debe existir y deben efectuar
entre sí los Poderes Públicos, el cual debe ser real no sólo la debida colaboración entre los tres
Poderes clásicos, sino también su control en una suerte de pesos y contrapesos que se deben
ejercer. En el artículo La autotutela administrativa, se trata esta institución, aunque reconoce
que también podría designársele con el apelativo de principio, aunque en realidad confiesa
es una construcción de la doctrina -en especial del destacado autor español recientemente
fallecido Eduardo García de Enterría-. Habla su autor, el Catedrático de Derecho Administrativo
Quadra-Salcedo del concepto de hetero tutela, con el que se “expresa que la declaración, defensa,
conservación y ejecución de los derechos de cada uno no le quedan encomendados a su propio titular,
sino que debe acudir a un tercero, a un órgano del Estado y más concretamente del Poder Judicial,
para solicitar que el mismo declare sus derechos, adopte medidas para su protección o los haga ejecutar
o realizar [...] para impetrar su auxilio, para la declaración, defensa, conservación, aseguramiento o
realización del derecho del que demanda tal auxilio”, DE LA QUADRA-SALCEDO FERNÁNDEZ
DEL CASTILLO, Tomás, La autotutela administrativa, en Instituciones Básicas del Derecho
Administrativo, Opencourseware de la Universidad Carlos III de Madrid, marzo del año 2009.
Del mismo modo, un particular no tiene otro mecanismo de defensa más que las acciones de
inconstitucionalidad que pueda intentar en este caso ante el máximo tribunal de justicia frente a
un acto proveniente del Poder Legislativo -la ley- al que acusa de no cumplir con los requisitos
que la Constitución ha establecido para su nacimiento, y que al mismo órgano legislador le
son también aplicables. En el mismo sentido puede consultarse el artículo de investigación de
CORTÉS ZAMBRANO, Sonia, Equilibrio y Control del Poder Político en la Tradición Colombiana,
correspondiente a su Tesis Doctoral. En unos de sus pasajes, y siempre hablando del control
de constitucionalidad, dentro del capítulo dedicado al Principio de Separación del Poder en
la tradición constitucional, adelanta: “La evolución del principio tiene su razón en las necesidades
concretas de las sociedades complejas y contienen un desarrollo de la idea de Estado Constitucional, en la
medida en que incorporan y amplían garantías frente a la posible arbitrariedad del Estado”. En Revista
Vía Inveniendi et Iudicandi, del Centro de Investigaciones Francisco de Vitoria de la Facultad
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
éste no puede llegar al extremo de que uno invada al otro en sus funciones
básicas, puesto que si así fuera se desnaturalizaría el sistema todo. Recuerdan
también que no es posible olvidar que en la Constitución existe un resguardo
de dicho sistema, cual es la Nulidad de Derecho Público (artículo 4° de la
Carta de 1925, y artículo 6° de la Constitución que nos rige actualmente),
así como tampoco debe dejar de tenerse presente que el Código Civil, señala
las reglas que deben seguirse en la interpretación de una norma, siendo
la primera y fundamental, la que proporciona el sentido claro de ella,
proveniente de su tenor literal. Del tenor del inciso 2° del artículo 86 de la
Constitución, indicaron, no puede obtenerse su claro sentido, ya que no
señala a cuál de las dos clases de vicios se refiere, por lo que ningún resultado
satisfactorio puede obtenerse con esa regla interpretativa del párrafo IV del
Título Preliminar de nuestra ley común, por lo tanto decidieron recurrir
al siguiente orden de reglas de hermenéutica que da ese Código, cual es
la intención o espíritu, siempre que éste o éstos se manifiesten claramente
en la misma disposición o en la historia fidedigna de su establecimiento.
Es entonces donde recurren a las propuestas de los constituyentes del
‘25 plasmadas en las Sesiones que se llevaron a cabo y que se encuentran
registradas en Actas de la época. Cuando se contempló un título nuevo
relativo a la Administración de Justicia, en ese entonces uno de los
comisionados ya había propuesto que la Corte Suprema pudiera declarar
la inconstitucionalidad de la ley no solo para los casos particulares en que se
discutiera sino también con efectos generales, pero que había sido el propio
Presidente de la República de la época, Arturo Alessandri Palma -que a su
vez presidía la Comisión Constituyente- el que manifestó sus aprehensiones
en torno a la disposición propuesta, porque ella si finalmente se aprobaba,
investiría al máximo tribunal del país de una autoridad superior a la de
todos los Poderes Públicos, enmendando a menudo la obra legislativa,
declarando sin fuerza -por inconstitucionales- las leyes que se dictasen, es
decir, asumiendo en los hechos todo el poder, cuando su rol debe ser pasivo
y no activo. Al redactarse finalmente el inciso correspondiente al recurso
de inaplicabilidad en la nueva Carta Política, se manifestaba claramente la
intención o espíritu en el sentido de que ese recurso se otorgaba para los
casos de infracciones de leyes cuyos preceptos se encontrasen en pugna o
contradicción con prescripciones constitucionales. Estos eran, por tanto,
los vicios de fondo. Además, en parte alguna de la discusión, se había
hecho mención siquiera a los vicios de forma, a pesar de ser una materia
-reconocieron- de importancia capital.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
77 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1965, Tomo LXII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 106.
78 Estos dos altos magistrados también alcanzaron la cúspide de la carrera judicial, eligiéndoseles
como Presidentes de la Corte Suprema. El primero de ellos la dirigió entre los años 1969-
1972 (había llegado en 1953); y el segundo fue su presidente entre 1975-1978 (había sido
designado en 1960).
79 Don Rafael Fontecilla Riquelme, disidente en el fallo de 25 de mayo de 1962, y que integrara
la Excma. Corte Suprema entre 1948 y 1963, se había acogido a jubilación después de ejercer
la presidencia del Tribunal, que ocupara entre 1960 y 1963.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
83 En doctrina se hace una distinción entre las leyes de delegación legislativa propiamente tales (que
son las que otorgan por parte del Poder Legislativo al Ejecutivo las facultades extraordinarias
y le autorizan a dictar el correspondiente decreto con fuerza de ley), y las llamadas leyes
normativas. En estas últimas -según el Boletín N° 10.288 de la Cámara de Diputados, páginas
b) y c)-, el legislador lo que hace a diferencia de las primeras, es dar un criterio general
sobre la materia particular, señalando asimismo los límites y finalidades que el Presidente
de la República debe seguir en el ejercicio de su potestad reglamentaria, complementando,
regulando o adicionando las “normas para un mejor funcionamiento, ejecución y aplicación de la
ley”.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
84 Como decía el Proyecto de Reformas Constitucionales de 1968 -el cual nunca llegó a concretarse
en ley-, se le autorizaba al Presidente de la República para que dictara normas sobre materias
de ley, salvo en ciertos asuntos en que expresamente estaba prohibido -y que se encontraban
enumerados en el Proyecto mismo-. En lo medular este decía “que la autorización sólo podrá
otorgarse por un tiempo no superior a un año, señalará las materias sobre las cuales dichas
normas podrán recaer y los principios o criterios que las informarán...” En el Proyecto además
se establecía, que jamás podía el Presidente de la República obtener esta legislación por medio
del plebiscito”.
En las Cuartas Jornadas de Derecho Público, celebradas en el año 1965, se discutieron variados
tópicos. En la Comisión de Derecho Constitucional se desarrolló un debate en torno al trabajo
presentado por el profesor de dicha cátedra en la Universidad de Chile, don Jorge Tapia Valdés
titulado “Norma de clausura, ley de bases y delegación de facultades legislativas”. Luego de realizar
una definición de cada una de ellas -de las ‘leyes reglamentarias’, las ‘leyes bases o normativas’
y la ‘norma de clausura’-, la Comisión llegó al siguiente acuerdo en torno a la delegación de
facultades legislativas: “a) Debe constitucionalizarse el otorgamiento de facultades legislativas
al Presidente de la República; b) esta delegación se consideró procedente para casos especiales y que
atendidas las circunstancias requieran el rápido otorgamiento de poderes legislativos al Jefe de Estado.
Se indicó a manera ejemplar los siguientes: agresión exterior, conmoción interior, calamidad pública,
paralización de servicio y actividades fundamentales para la marcha del país. Por mayoría se aprobó una
quinta causal, ‘y otras situaciones de emergencia calificadas por el Congreso Nacional’; c) Hubo acuerdo
en el sentido de que el quórum requerido para su otorgamiento debe ser la mayoría absoluta de los miembros
presentes de cada rama del Congreso, con excepción de la última causal (quinta), que deberá requerir
la mayoría absoluta de los miembros en ejercicio de cada Corporación; d) La disposición constitucional
que estatuya la delegación de facultades debe estipular un plazo genérico, que especificará el legislador
en cada otorgamiento; e) La propia ley de delegación señalará el sistema de control. Ej. Contraloría
General, mediante el trámite de Toma de Razón; f) No existe trámite de insistencia en el despacho de estas
leyes; g) La propia Constitución deberá enunciar las materias de ley que no podrán ser objeto de
delegación, como asimismo aquellos órganos o servicios a los que no podrá extenderse. En general
ellas coinciden con las materias propias de ley reglamentaria; y h) La ley señalará las materias a que se
extienda la delegación”. Cuartas Jornadas de Derecho Público, septiembre de 1965, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Católica de Chile, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, año 1966, págs. 33 a 36.
85 Con todo, la H. Cámara aprobó el proyecto.
86 A modo de ejemplo pueden consultarse: SOLÍS PINO, Álvaro, Estatuto Jurídico actual de los
decretos con fuerza de ley en Chile, Memoria de Licenciatura, Concepción, año1965; ORTÚZAR
SANTA MARÍA, Enrique, La ley normativa y la delegación de facultades extraordinarias, Memoria de
Licenciatura, Santiago, año 1964; MURILLO SOFFIA, Guillermo, Las leyes delegadas, Memoria
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
88 La Contraloría General de la República, por medio de Oficio 12930, del año 1944, había
señalado que, respecto de la Ley N° 7.200, de 18 de julio de 1942 -que concedió facultades
extraordinarias al Poder Ejecutivo-, que la circunstancia de si el Presidente de la República se
excedió o no de sus facultades delegadas, no podría ser materia de un recurso de inaplicabilidad,
porque es una cuestión que ni la Carta Fundamental ni la ley han entregado a los tribunales.
Y mientras tal declaración de inconstitucionalidad no se hiciera -declaración que tampoco es
de carácter general-, sólo procedía acatar dichos preceptos.
89 Se promulgó por S.E. el Presidente de la República don Carlos Ibáñez del Campo, y lleva
además la firma del Ministro de Hacienda don Carlos Castro Ruíz.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
90 En efecto, de las Actas Oficiales de las sesiones celebradas por la Comisión y Sub-Comisión
que hizo el estudio del Proyecto, aparece que fue rechazada la indicación del Presidente de la
República, don Arturo Alessandri Palma, para agregar al artículo 44 un precepto que hubiera
permitido conceder al Primer Mandatario por parte del Congreso Nacional, la facultad de
dictar ciertas leyes con sujeción a bases o normas generales prefijadas por aquella Corporación.
Don Luis Barros Borgoño, dejó su opinión en el sentido de que “seguramente tal indicación
produciría mal efecto en el país, por bien intencionada que sea”. Y don Guillermo Edwards Matte
“estima también que sería muy grave dar tal facultad al Presidente”. Arturo Alessandri en virtud
de estas opiniones, “no insiste en su idea”. Trigésimo segunda sesión de la Sub-Comisión de
Reformas Constitucionales, 1° de agosto de 1925.
Ver Actas de la Comisión Revisora de la Constitución. Imprenta Universitaria, Santiago, año 1925,
págs. 504 y 505.
91 El referido Decreto con Fuerza de Ley -N° 103, de 16 de abril de 1931-, contiene disposiciones
que modificaron el Código de Minas y la Ley N° 1.815, de 7 de febrero de 1906. Sancionó
con nulidad absoluta las mensuras a que se refiere el artículo 3° de ese decreto, que autorizó
además a los jueces a declararla de oficio. Calificó asimismo de delito determinados actos,
señalando las penas correspondientes.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Para quien lea lo anterior puede resultar increíble lo resuelto por nuestro
máximo tribunal, porque decide rechazar el recurso de inaplicabilidad,
aunque reconoce en forma explícita los vicios denunciados en torno a la
Ley N° 4.945, pero evita declararlos, pues a su entender, hay factores más
allá de lo jurídico que impiden restarle valor. En el punto 6° incluso llega
a señalar que una vez dictada una ley
“según las normas constitucionales, no hay medios jurídicos que permitan
eludir su fuerza obligatoria”.
Pero precisamente eso es lo que se había denunciado en el recurso: el
incumplimiento de “las normas constitucionales”, para resolver acto seguido,
dejar en manos de la Justicia Ordinaria la posibilidad de apreciar su
legalidad y fuerza vinculante. Es decir, entrega un asunto de relevancia
total a la responsabilidad de jueces que recién vienen comenzado su carrera
funcionaria 93 94.
Pero nuevamente, un voto de minoría viene a poner perspectiva en el
delicado punto que venimos tratando en este trabajo: entra derechamente a
un tema de fondo, cual es la infracción del decreto tachado en contraposición
a un derecho consagrado por la Constitución Política. El Ministro don
Mariano Fontecilla Varas, si bien no se pronunció sobre el aspecto de la
delegación de facultades, fue de la opinión de declarar la inaplicabilidad
del mencionado DFL en referencia, porque entendió que este decreto
contrariaba derechos patrimoniales garantidos por la Constitución al
conceder a los
92 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1932, Tomo XXX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 36.
93 Considerando 12° del fallo en estudio: “Que los vicios imputados al Decreto N° 103 cuyas disposiciones
pugnan con los preceptos de distintas leyes que se estiman como vigentes, suscitan una cuestión que
no sería ya la de inconstitucionalidad prevista por el artículo 86 de la Constitución, sino la de
ilegalidad de un decreto dictado por el Presidente de la República excediendo sus facultades constitucionales”.
Para continuar en el siguiente -13°-: “Que corresponde a la justicia ordinaria apreciar la legalidad y
fuerza obligatoria de los preceptos de ley y decretos que deban aplicarse en la resolución de las contiendas
sometidas a su conocimiento, puesto que, si se privare al Juez de la libre apreciación de la eficacia que
revistan las leyes, quedaría impedido de ejercer cumplidamente sus funciones”.
94 El fallo cuenta también con la prevención de los Ministros señores Novoa, Alonso y Rondanelli,
quienes estuvieron por desechar el recurso lisa y llanamente, porque en el caso de autos no
cabía poner en ejercicio la Ley N° 4945 ni como consecuencia de ello, el DFL N° 103. Arguyen,
además, que el recurso de inaplicabilidad es con relación a preceptos legales que estén en
pugna con la Constitución, “no con leyes de otra naturaleza”.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
97 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1936, Tomo XXXIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 475.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
98 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1940, Tomo XXXVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 318.
99 Con ocasión de un recurso de inaplicabilidad interpuesto por las señoras Blanca y Lucrecia,
ambas de apellido González, quienes se presentaron ante la Corte Suprema, expresando
que seguían juicio contra el Fisco y la Caja de Retiro y Montepío de las Fuerzas de Defensa
Nacional, porque se les había modificado el goce de un montepío militar mediante Decreto
con Fuerza de Ley N° 2729, en virtud de las facultades especiales que le fueron concedidas
al Presidente de la República por las Leyes 4113 y 4156 -que son su fundamento-, cuando
aquel precepto dispuso que dichos derechos invocados se solicitasen habiendo transcurrido un
año del fallecimiento del deudo, se concederían sólo desde la fecha de la respectiva solicitud.
La recurrente alegó que las dos últimas normas nunca se han referido en forma alguna al
goce de montepíos, por lo cual al modificar su goce el referido DFL ha derivado en que la
privación o incautación del dinero que le correspondía durante el tiempo indicado significaba
en los hechos una contribución indirecta o una exacción, lo que sólo puede ser autorizado
por una ley, lo que, no habiendo ocurrido en la especie, da lugar a que se configure una
carencia constitucional. El Consejo de Defensa, evacuó traslado en el sentido que dicho DFL
no establece en modo alguno una contribución, sino que tan solo reglamenta las condiciones
en que dichos derechos previsionales deben otorgarse y la forma cómo éstos se gozan, y que,
si se le niega el carácter de ley, el recurso fallaría por su base, por cuanto el hecho de que
el Presidente de la República en sus atribuciones en la concesión del montepío de autos se
hubiere excedido, tal materia no es propia del objeto de un recurso de inaplicabilidad. Agregó
que era contradictorio deducir esta acción, ya que por un lado se estima por las recurrentes el
haberse infringido una disposición constitucional -la del N° 9 del artículo 10-, lo que equivale
a reconocer al DFL en cuestión el carácter de ley, y por otro lado, decir al mismo tiempo que
han sido violadas las leyes que reglan la concesión y goce de montepíos, como si este DFL no
fuera una ley. Termina diciendo que siempre el Tribunal Supremo ha reconocido la fuerza
obligatoria de tales actos gubernativos.
Al respecto, la Corte por unanimidad -después de oír a la Caja de Retiro, quien señaló que en
el caso de que pudieren existir extralimitaciones, no sería el máximo tribunal el indicado para
juzgarlas, pues el propio Congreso ha reconocido implícitamente validez al DFL de marras,
pues con posterioridad ha dictado leyes sobre la misma materia, modificando o enmendando
lo establecido en él, por lo cual aunque se considere que el Ejecutivo se extralimitó en sus
facultades, una ley posterior modificatoria vino a sancionar la validez del anterior-, resolvió
que la Constitución Política “no contiene ningún precepto que determine la fecha desde la cual debe
pagarse un montepío, de manera que el Decreto con Fuerza de Ley impugnado, al fijar esa fecha, no
contraría a ningún precepto constitucional”. Además, si fuere el caso que el Jefe de Estado en su
obrar se haya extralimitado en las facultades concedidas, y que no le fuera autorizado por las
respectivas normas nombradas relativas a la materia en cuestión, ya sea en cuanto a dictarlas,
ya sea en cuanto a modificarlas, ello “no puede servir de base a un recurso de inaplicabilidad,
porque ello suscita una simple cuestión de legalidad y no de inconstitucionalidad”. En Revista
de Derecho y Jurisprudencia, año 1940, Tomo XXX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 290.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
100 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1945, Tomo XLII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 115.
101 En juicio que siguió al Fisco, don Federico Duncker, interpuso recurso de inaplicabilidad
contra el Decreto con Fuerza de Ley N° 308 (dictado en uso de las facultades extraordinarias,
en virtud de la Ley 4.945), que, según el recurrente dejó sin efecto la expropiación que se
había llevado a efecto, desconociendo por acto unilateral, una deuda fiscal provenida de ésta.
El DFL N° 308, importa -siguió el recurrente- una violación de su derecho de propiedad, una
confiscación de su crédito hecha por el Estado, provenida precisamente de una expropiación
efectuada; al dictar el decreto, el Presidente de la República don Carlos Ibáñez del Campo -y
que fuera refrendado por los Ministros señores Gustavo Lira y Rodolfo Jaramillo-, ha ejercido
una función judicial, puesto que ha dejado sin efecto un contrato celebrado por escritura
pública sin que el Fisco haya obtenido de los Tribunales de Justicia la declaración de nulidad
o resolución correspondiente, constituyéndose así en juez y parte, y como quiera que ordena,
además, cancelar una inscripción en el Conservador de Bienes Raíces. La Corte Suprema,
al rechazar el recurso en todas sus partes, por voto unánime de los ocho magistrados que
concurrieron a la vista de la causa el 11 de abril de 1933, en su considerando 3°, señala: “Que
de la simple lectura de (los) términos (del decreto N° 308), deja ver que su contenido no es materia propia
de la ley, sino del decreto gubernativo, porque se limita a derogar otro decreto expedido por el Presidente
de la República...”, para continuar en el N° 14, expresando medularmente: “... la circunstancia
de no ser el referido decreto una ley, por no estatuir sobre materias propias de esta clase de disposiciones,
sino un simple decreto gubernativo que no pierde tal carácter por haber sido impropiamente expedido en
uso de las facultades extraordinarias que la Ley N° 4.945 confirió al Presidente de la República (...); y
como tal decreto, susceptible de ser apreciado por los tribunales del pleito en cuanto a los efectos llamados
a producir respecto de quienes se consideren afectados con su dictación y cumplimiento”. El Ministro
don Mariano Fontecilla, previno que los títulos a que se ha hecho mención “quedarían sujetos
a la apreciación que les mereciere a los jueces de la causa, y surgiría la cuestión jurídica de averiguar si
esas escrituras han podido dejarse sin valor ni efecto ya sea por un decreto o por una ley...”. Revista de
Derecho y Jurisprudencia, año 1940, Tomo XXX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 290.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Segundo Juzgado Civil de Santiago don Jorge Vallejo, con fecha 4 de enero
de 1954, siguiendo ese predicamento emanado de la jurisprudencia de la
Corte Suprema se pronunció en el sentido antedicho, en orden de que es
correspondencia de los tribunales de la instancia resolver en forma precisa
la validez y fuerza obligatoria de los decretos con fuerza de ley. En la especie,
en juicio sobre desahucio seguido por don Luis Cuevas contra don Joaquín
Bigas, se dictó sentencia acogiendo el desahucio y ordenándose la restitución
de la propiedad arrendada. Encontrándose ejecutoriado el fallo y en víspera
del lanzamiento, la Superintendencia de Abastecimientos y Precios se hizo
parte en el juicio formulando declaración de que enervaba la acción por
haber requisado el uso y goce del inmueble objeto de ella, habiendo tomado
su administración. El tribunal de primera instancia no admitió como parte
a la Superintendencia y revalidó su orden de lanzamiento, la que había
sido suspendida en forma momentánea. Entretanto la Superintendencia
y el desahuciado solicitaron la suspensión inmediata de dicha orden de
lanzamiento, peticiones que fueron desestimadas por el juez. Se presentó
por el demandado recurso de reposición contra esa resolución denegatoria,
basándose en el mérito de los preceptuado en el Decreto con Fuerza de Ley
N° 424, de 26 de octubre de 1953 102. Se confirió traslado por el tribunal
al actor y a la Superintendencia, sosteniendo ésta última su punto de vista
legal, en orden a que operaba, en la especie, el precepto invocado del
decreto con fuerza de ley por cuanto el juicio subsistía aún, por no estar
cumplida la sentencia. El Juez de la causa al resolver la incidencia en una
sentencia interlocutoria, señaló entre otras consideraciones lo siguiente:
“(12°) el Decreto con Fuerza de Ley N° 424 ha introducido
una modificación al artículo 9° del Decreto con Fuerza de
Ley N° 211 y ha dispuesto, sustituyendo su inciso 1° que:
‘en los casos que la Superintendencia de Abastecimientos y
Precios requise el uso y goce de una propiedad y asuma la
administración de ella’ -de acuerdo con las normas legales que
en el mismo se consignan- ‘este organismo podrá hacerse parte
en cualquier estado del juicio en los litigios que se susciten
entre el arrendatario y el arrendador con el objeto de suspender
el lanzamiento de éstos. El Tribunal acogerá esta petición
de inmediato con el sólo mérito de la copia autorizada de la
autorización que haya requisado el uso y goce del inmueble
respectivo’, modificación que, a juicio de este Tribunal, ha
102 El Decreto con Fuerza de Ley N° 424, que modificó el DFL N° 211, sobre regulación de
rentas de arrendamiento, es de fecha 26 de octubre de 1953, y lleva la firma S.E. el Presidente
de la República don Carlos Ibáñez del Campo y de los Secretarios de Estado señores Santiago
Wilson y Guillermo del Pedregal.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
103 La sentencia interlocutoria de que se trata fue pronunciada por el señor Juez del
Segundo Juzgado Civil de nuestra capital, don Jorge Vallejo Carvajal, el día 4 de enero de
1954, y aparece íntegra en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1953, Tomo L, 1° Parte,
Sección Derecho, pág. 158.
Entre las consideraciones ya reseñadas que tuvo en vista el Tribunal de primera instancia para
emitir su sentencia, hay otra de suma relevancia, contenida en el considerando 13°, donde
cita directamente el artículo 80 de la Constitución Política, que establece que “la facultad de
juzgar las causas civiles y criminales pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Ni el
Presidente de la República ni el Congreso, pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse
causas pendientes o hacer revivir procesos fenecidos”. El transcrito artículo 80 de la Constitución de
1925 fue repetido exactamente por la de 1980, originalmente en su artículo 73; hoy, después
de las Reformas Constitucionales introducidas por la Ley N° 20.050, ocupa el artículo 76.
104 Informando la queja, el Juez señala que ha sido precisamente el Tribunal Supremo el que
ha “resuelto que cualesquiera que sean las omisiones o vicios en que se haya incurrido en la dictación de
un decreto ley en cuanto a los requisitos o formalidades establecidos en la ley que les hubieren dado origen,
y aun dándolos por efectivos, no autorizan el recurso de inaplicabilidad, porque es esencial
para su procedencia que infrinja algún precepto constitucional y que en aquellos casos en
que es improcedente el recurso de inaplicabilidad sometido a su conocimiento quedan a salvo
las facultades del Tribunal de la causa, para apreciar la legalidad y eficacia de determinado
decreto...», correspondiendo por tanto a la Justicia Ordinaria apreciar la legalidad de los
preceptos de leyes y decretos que deban aplicarse en la resolución de las contiendas sometidas
a su conocimiento.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
largas reflexiones, sobre el particular expresa: “No es feliz el Juez Vallejos al decir que los decretos
con fuerza de ley son productos de una delegación efectuada por el Legislativo en el Poder Ejecutivo, de
una facultad delegada. Tal concepto es inaceptable respecto de un decreto con fuerza de ley dictado en
virtud de la Ley 11.151, como el N° 424, sobre el cual se pronunció. La historia fidedigna de (esa) Ley
nos lleva a rechazar ese procedimiento. Al estudiarse el aspecto de su constitucionalidad en el Informe
de las Comisiones Unidas (de Constitución, Legislación y Justicia y Hacienda del Senado), se dice: ‘El
Congreso no puede delegar sus facultades sin infringir abiertamente la Constitución Política’, y se agrega
que las Comisiones Unidas al proponer el reemplazo del proyecto ‘se inspiraron en el principio de que
la ley, por esencia, es una norma de carácter general y que su aplicación a casos particulares o su
ordenamiento minucioso corresponde a la potestad reglamentaria del Presidente de la República’.
Según esta doctrina un decreto con fuerza de ley sería ilegal, si rebasa los límites que se fijaron en la ley
delegatoria; e inconstitucional si en alguna forma es contrario a la Constitución Política”. En Revista
de Derecho y Jurisprudencia, año 1954, Tomo LI, 1° Parte, Sección Derecho, págs. 32 a 72.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
106 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1954, Tomo L, 2° Parte, Sección Primera, pág.
334.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
112 A pie de página de dicho Oficio del Contralor General, puede leerse el comentario
realizado por el entonces Profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Chile,
don Patricio Aylwin Azócar, también ex Presidente de la República (1990-1994). Aparece a pie
de página del Dictamen del Órgano Contralor, y en él pueden apreciarse las ideas matrices
que tuvo en consideración para señalar las causas por las que el llamado Decreto con Fuerza
de Ley N° 424, “carece de fuerza de ley”, según el comentarista.
Veamos pues, los pasajes más relevantes de dicho comentario:
Nota: los epígrafes son nuestros.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
control de juridicidad de la actividad administrativa, tendiente, a asegurar que éste se realice dentro del
marco del Derecho. Es un control administrativo, en oposición al jurisdiccional, porque emana de un
órgano de la propia administración y no de un Tribunal. Y es un control previo, porque se verifica en
la génesis misma del decreto, con la mira de que nazca perfecto [...] Naturalmente la apreciación sobre
la constitucionalidad o legalidad de un decreto puede dar origen a una discrepancia o diferencia de
interpretación entre el Ejecutivo y el Contralor. Para ese caso, la ley ha establecido el procedimiento de
la insistencia con el fin de solucionar el conflicto, autorizando al Presidente de la República para
hacer prevalecer su criterio a condición de que lo acompañen en él y asuman las consiguientes
responsabilidades todos sus Ministros. Pero la insistencia no es un mecanismo destinado a autorizar
la ilegalidad en la actuación administrativa, que permita al Ejecutivo hacer cualquier cosa a sabiendas
de que la ley la prohíbe. De aquí que el Congreso Nacional en ocasión no muy lejana, haya censurado
severamente la funesta práctica de los decretos de insistencia [...] en que el Presidente de la República,
anticipándose al reparo de ilegalidad que el Contralor tendría que oponerle, expedía desde un principio
su decreto con la firma de todos los Ministros y en el carácter de insistido”.
La circunstancia de que la Contraloría dé curso a un decreto no sanea el vicio de ilegalidad
de que pueda adolecer: Rechaza definitivamente el comentarista la opinión sustentada en la
Memoria de Prueba de MACÍAS CAMPOS, Leopoldo, Los decretos de insistencia -contenida en
la página 34-: “...cumplido con dicho trámite, el decreto supremo adquiere pleno valor y obligatoriedad,
no sólo para las autoridades administrativas y para los particulares que deben darle cumplimiento, sino
también para otras autoridades y poderes, especialmente tribunales ordinarios de justicia, que deben
abstenerse de entrar a considerar, en un caso particular, su legalidad y constitucionalidad”. Para don
Patricio Aylwin, esta opinión que “carece de todo fundamento jurídico y aún racional, puede considerarse
ya definitivamente rechazada. Es más, la Contraloría “no ha insistido en ella y don Enrique Silva
Cimma, actual Subcontralor, que la sostuvo, aunque tímidamente, en su tesis de Licenciatura, enseña
ahora en su clase de Derecho Administrativo que un decreto totalmente tramitado puede ser ilegal y que
si bien la toma de razón establece una verdadera presunción de legalidad, ‘es evidente que tal presunción
no puede ser más que simplemente legal y en todo caso puede destruirse como consecuencia de un estudio
posterior’; (Derecho Administrativo, Apuntes de clases. Editorial Universitaria, Tomo I, pág. 172)
... en el caso de insistencia gubernativa el asunto está fuera de toda discusión: ella no purga el vicio de
ilegalidad de que pueda adolecer el decreto (aquí según VARAS CONTRERAS, Guillermo, en su
obra Derecho Administrativo, pág. 49) ...”
Función de los Tribunales: Para el comentarista la “tarea de los jueces no es meramente mecánica,
sino racional”, y aunque el legislador no haya dicho nada en orden de prevalencia cuando hay
conflicto entre una ley y un decreto, “es inconcuso que la primera debe ser preferida (pues) así resulta
de la naturaleza misma del decreto, que tiene por objeto ‘la ejecución de las leyes’”, según la Constitución
Política. Y no podrá argüirse -cuando en un juicio determinado un juez prescinda de un decreto
y haga primar una ley, cuando entre aquél y ésta existan contradicciones- “que al proceder
de esta manera (ese juez) invade la esfera del Ejecutivo, porque no enjuicia al decreto para dejarlo sin
efecto u ordenar su modificación -como podría hacer un tribunal de lo contencioso administrativo- sino
que juzga de él únicamente en cuanto es imprescindible para cumplir su misión específica de declarar el
derecho en el caso, propio de su jurisdicción, sometido a su conocimiento. La solución contraria sí que
importaría invasión de lo judicial por el Ejecutivo, porque si bastara que en el pleito se hiciera valer un
decreto favorable a una tesis en disputa para que el juez debiera decidir conforme a él y aún contra la ley,
en el hecho se transferiría la atribución de fallar el litigio a la autoridad encargada de dictar el decreto”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
113 A modo ilustrativo, puede verse lo sucedido con el Decreto N° 482, de 1971, del
Ministerio de Relaciones Exteriores. El Contralor General señor Héctor Humeres Magnan
devolvió, mediante Oficio N° 42.998, de fecha 28 de junio de 1971, el mentado decreto, por
el cual se ponía en vigencia el Régimen Común de Tratamiento a los Capitales Extranjeros
y sobre Marcas, Patentes, Licencias y Regalías, aprobado por la Comisión del Acuerdo de
Cartagena, en su Tercer Período de Sesiones Extraordinarias, de 31 de diciembre de 1970.
El Órgano de Control se abstuvo de darle curso, pues estimó que la ejecución del Acuerdo
de Cartagena “o la puesta en marcha de mecanismos propios de un derecho derivativo de un ‘Tratado
Marco’, en la medida en que implican la modificación de regímenes legales plenamente vigentes, deben
recibir la aprobación o ratificación del Congreso Nacional, única sanción que dentro de nuestro régimen
institucional podría darles fuerza necesaria para su debido acatamiento como ley de la República”. El
<<Tratado Marco>> se refiere al Tratado de Montevideo, promulgado como Ley de la
República por Decreto N° 269, de 1961, también del Ministerio de Relaciones Exteriores. Así,
se entendía por el Ejecutivo que las ejecuciones de todas y cada una de sus disposiciones no
requerían de otro texto legal autorizante que incorporara todas sus disposiciones al derecho
interno chileno, pero, para este efecto “es preciso que la dictación de tales normas se ajuste a la
estructura jurídica interna de Chile, respectando las materias que son propias de ley o que están contenidas
en un ordenamiento legal”, recordó el Contralor.
Con todo, S. E. don Salvador Allende -y con la firma de todos los Ministros de su Gabinete-,
adujo que fue la propia Contraloría General -mediante anterior Dictamen N° 1152, de 19
de agosto de 1969-, la que estimó que el Tratado de Montevideo era un ‘tratado marco’, es
decir, una convención que sólo fija principios generales, crea mecanismos y establece órganos
destinados a los fines de ella, los que van llenando con su actuar la estructura toda del
convenio, mecanismos destinados a ejecutar el Tratado que no requieren nueva aprobación
parlamentaria. El Jefe de Estado, señala que ahora el ente Contralor, al objetar el Decreto
N° 428, lo hace “arguyendo que éste modifica ‘regímenes legales plenamente vigentes’ y que, por lo
tanto, para su debido acatamiento como Ley de la República, requiere necesariamente de la aprobación o
ratificación del Honorable Congreso. O sea, con dicha argumentación se está desconociendo la facultad
del Presidente de la República para ejecutar ‘sin necesidad de texto legal autorizante’ el Tratado de
Montevideo. Precisamente es en estas situaciones que se puso el legislador al dar al Presidente de la
República las amplias atribuciones que se señalaran en los primeros considerandos mencionados. De
otra manera, sólo el Congreso Nacional estaría reiterándole al Presidente de la República el uso de una
potestad reglamentaria que le es inherente...”. Por tanto, decretó que la Contraloría tomara razón
del Decreto Supremo N° 482 de 1971 del Ministerio de Relaciones Exteriores; así ocurrió. En
Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1972, Tomo LXIX, 1° Parte, Sección Derecho, pág. 42.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
114 Ibid.
115 El Contralor señor Bahamonde, en el Oficio estudiado (N° 63276) al referirse a la
insistencia del Presidente de la República con un decreto que llevó la firma de todos los
Ministros del Despacho, estimó que “se ha desvirtuado la naturaleza de la insistencia gubernativa al
emplearla, no para dirimir un conflicto de interpretación de ley, sino para exigir que se curse un decreto
con fuerza de ley que ha invadido una materia expresamente prohibida por el Legislador, la calificación
de esta infracción no puede quedar entregada al Contralor General de la República, pues la Constitución
ha consagrado los recursos necesarios para conocer de ella. Justamente con tal finalidad es que se ha
impuesto a la Contraloría la obligación de remitir todos los antecedentes del Decreto Supremo -y en la
especie- del decreto con fuerza de ley insistido-, al Honorable Congreso Nacional”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Hasta aquí podemos dar por terminado todo lo interesante que resultó
lo ocurrido con el tantas veces citado DFL, pero continuamos con el tema
de este capítulo.
Con fecha 4 de enero de 1956, en la inaplicabilidad presentada por
don Alfredo Melossi, se discutieron asuntos nuevamente relacionados
con la Ley N° 11.151. En el ejercicio de esa ley, que como vimos concedió
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
por lo que decide declarar sólo estos últimos preceptos legales, inaplicables
al proceso en que inciden, tal y como lo había manifestado el señor Fiscal,
habida cuenta que ellos se oponían al artículo 10 N° 10 de la Carta de 1925.
El 26 de abril de 1960 119, volvió el máximo tribunal a manifestar lo que
ya para él era una doctrina asentada. En esa ocasión, rechazó otro recurso
de inaplicabilidad -deducido esta vez, en juicio por delito de contrabando-,
contra las disposiciones de la Ordenanza de Aduanas, aprobada por el
Decreto con Fuerza de Ley N° 213, que se tachaban de inconstitucionales
por ir en contra del artículo 11 de la Constitución, que estatuía a la época
que: “nadie puede ser condenado, si no es juzgado legalmente y en virtud de una
ley promulgada antes del hecho sobre que recae el juicio”, referente por cierto
al Principio de Legalidad en Derecho Penal. Se rechazó por unanimidad.
En otro caso, nuevamente un tribunal de primera instancia propinaría un
duro golpe a un decreto con fuerza de ley. En denuncia del Presidente del
Consejo de Censura Cinematográfica contra el Rector de la Universidad de
Chile, por exhibiciones de películas no sometidas previamente a la censura,
se resolvió -con fecha 11 de octubre de 1963-, que las disposiciones dictadas
por el Presidente de la República (DFL 37, de 17 de noviembre de 1959,
donde la Censura Cinematográfica se hallaba regulada), en virtud de la
potestad delegada
118 Concurrieron a acoger el recurso, los Ministros señores Miguel Aylwin, Pedro Silva, Julio
Espinoza, Ciro Salazar, Ramiro Méndez, José M. Alzérreca y Domingo Godoy. El Presidente
don Humberto Bianchi rechazó la acción por no considerar al artículo 26 de la última de las
disposiciones citadas contrario al derecho constitucional del artículo 10 N° 10, pero estuvo
por concederlo en la parte que atañe al artículo 33 de la misma ley, “porque esa disposición
importa privar al expropiado de su dominio que se transfiere al expropiante por medio de la tradición,
antes de estar cumplido el requisito constitucional de darse previamente al dueño la indemnización que
se ajuste con él o se determine en juicio”. En tanto el magistrado don Marcos Vargas, estuvo por
rechazarlo, básicamente porque la Carta Fundamental junto con asegurar a todos los habitantes
la inviolabilidad de todas sus propiedades sin distinción alguna, subordina el interés privado
de éstos al interés general de la sociedad, por el hecho de autorizar la expropiación de un
inmueble por razón de utilidad pública calificada por ley. Revista de Derecho y Jurisprudencia,
año 1956, Tomo LIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 4.
119 Contó con la prevención de los Ministros señores Ciro Salazar Monroy y Emilio Poblete,
quienes no admitieron la frase del considerando quinto que dice: “y el precepto sólo podría emanar
de la Potestad Reglamentaria que la Constitución otorga al Presidente de la República”, en orden que
si el Jefe de Estado, en uso de la potestad delegada por una ley dicta un precepto que excede
los límites de la facultad que se le ha delegado, tal disposición deja de tener el carácter de
ley, sujeta a la revisión del recurso de inaplicabilidad. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año
1960, Tomo LVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 72.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
122 Ministros señores Federico Peña Cereceda, Enrique Correa Labra y Abogado Integrante
don Guillermo Ekdahl. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1949, Tomo LXVI, 2° Parte,
Sección 2°, pág. 59.
123 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1931, Tomo XXIX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 91.
También en Gaceta 2° semestre, N° 32, pág. 179.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
decreto con fuerza de ley (el N° 224, que además coordinaba y refundía las
disposiciones de la Ley de Ordenanza General de Construcciones), debe
concluirse que los posibles defectos de origen de aquella norma penal
quedan subsanados al mantenerse ella y modificarse en el nuevo DFL (N°
357, de 1961), pues tal decisión del Jefe de Estado deriva de la expresa
autorización de la última ley delegatoria (Ley N° 14.171). Por lo tanto, se
declaró sin lugar el recurso de inaplicabilidad, en proceso criminal por el
delito de estafa, contemplado en el artículo 117 del Decreto con Fuerza de
Ley 224, por decisión unánime de la Corte Suprema, pronunciada el 12
de junio de 1965 124.
h. Decretos con fuerza de ley que contienen materias propias de ley y
otras de la potestad reglamentaria 125. En recurso de casación en el fondo,
la Corte Suprema estimó -al rechazarlo el 4 de julio de 1942 126-, que éste
sólo procede por contravención a la ley, por lo que no cabe fundarlo en
infracciones de los preceptos contenidos en el Reglamento Orgánico del
Registro Civil, aprobado por Decreto N° 2.128, el que no tiene el carácter
de ley en cuanto se refiere al otorgamiento de testamento, pues en lo
que respecta a esa materia se expidió en ejercicio de la autorización que
confiere al Presidente de la República el artículo 72 N° 2 de la Constitución
Política (relativo a la facultad especial del Primer Mandatario para “dictar
los reglamentos, decretos e instrucciones que crea conveniente para la ejecución de
las leyes”).
i. Decretos reglamentarios dictados por autorización de un decreto con
fuerza de ley. Potestad Reglamentaria. El decreto reglamentario dictado
por el Jefe de Estado dentro de las facultades que le fueron conferidas en
un decreto con fuerza de ley, dictado a su vez en ejercicio de la facultad
que le otorgó una ley propiamente tal, para dictar dentro de cierto plazo,
todas las disposiciones legales de “carácter administrativo o económico que
exigiere la buena marcha del Estado” -como ya hemos repetido en casos
anteriores-, tiene el carácter de norma legal y, en consecuencia, la omisión
en la celebración de un contrato de un requisito por él establecido en
consideración a la naturaleza del mismo, produce los efectos contemplados
en el artículo 1682 del Código Civil, es decir nulidad absoluta.
Así se resolvió en un fallo dividido de la Corte Suprema, en sentencia
fechada el 11 de enero de 1949, cuando declaró sin lugar un recurso de
124 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1965, Tomo LXII, 2° Parte, Sección 4°, pág. 184.
125 Por corresponder al ejercicio de las facultades exclusivas del Poder Ejecutivo, pueden
modificarse o alterarse por decreto; es una modificación a un decreto supremo. En SILVA
CIMMA, Enrique, Derecho Administrativo chileno y comparado, Tomo I, 2° Edición, Santiago, año
1962, págs. 129 y 130.
126 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1943, Tomo XL, 2° Parte, Sección 1°, pág. 71.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Podemos decir, que, en virtud de este trabajo, hemos terminado esta parte
de la entrega referida a los decretos con fuerza de ley y todas las implicancias
que tuvieron a la luz de la doctrina, de los destacados comentarios de
diversos autores y, como era de esperarse, debido a la naturaleza misma de
este trabajo, a la labor que tuvo la jurisprudencia, y su actitud ante tamaño
tema del derecho público. Pero antes, resumiremos dos relevantes estudios
que se llevaron a cabo sobre la tantas veces mencionada Ley 4.945: uno de
ellos versa sobre su constitucionalidad; y el otro sobre los decretos con fuerza
de ley que la tuvieron de base. Pasados revista a ellos, nos remitiremos a otro
capítulo, cual es el alcance y actitud de los Poderes Públicos -por supuesto
en especial referente al Judicial-, sobre otro tipo de legislación denominada
“irregular”, cuales son los Decretos-Leyes.
Estudio realizado por don Luis A. Vergara. “La Ley N° 4.945, de 6 de febrero
de 1931, es inconstitucional” 128
Como ya tuvimos la ocasión de apreciar, esta disposición legal fue
utilizada en innumerables ocasiones por la Administración. El artículo 1°,
127 Voto de mayoría de una Sala compuesta, además, por los Ministros señores Manuel
Rivas, Miguel Aylwin, Rafael Fontecilla y Franklin Quezada, además del Abogado Integrante
Domingo Godoy. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1949, Tomo XLVI, 2° Parte, Sección
1°, pág. 349.
128 El abogado Luis A. Vergara Ruíz (1865-1946), fue Diputado de la República; y ocupó
además la Presidencia del Senado entre el 29 de diciembre de 1909 y el 8 de agosto de 1911.
En Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1932, Tomo XXIX, 1° Parte, Sección Derecho, pág.
5.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
- 144 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Estas leyes lo que hacían eran autorizar al Jefe de Estado para que:
“pudiera aumentar la fuerza del Ejército permanente, hasta el
número que las circunstancias lo exigieren; invertir caudales
públicos sin sujetarse al presupuesto; destituir empleados
públicos, sin observar las formalidades constitucionales, y
arrestar y trasladar personas de un punto a otro de la República”
130 El autor de este informe también recuerda lo que jurisconsultos franceses definen en
cuanto a los decretos leyes (y que estudiaremos más adelante) como “los actos legislativos emanados
de los poderes de hecho que han regido en Francia durante los períodos de perturbaciones políticas”,
agregando que estos decretos “tienen fuerza de ley cuando han sido ulteriormente sancionados por
la autoridad legislativa regular”. Opinión extraída de Lois et Décrets, núm 34. PAND. FRANC.
Asimismo, señala que “es curioso observar que el Senado Romano acostumbraba también legalizar,
aunque sin entrar en los detalles, según parece, los actos ejecutados por los generales victoriosos en
las contiendas civiles, durante el tiempo que ejercían de hecho el gobierno, al conferirles los derechos y
prerrogativas inherentes a la potestad imperial. En un fragmento del decreto que esa Corporación expidió
en favor de Vespasiano, inserto en una tabla de bronce descubierta en Roma a mediados del siglo XIV, que
se conserva en el Museo Capitolino, que se lee lo siguiente: ‘Que todo cuanto antes de la presente ley ha
sido hecho, ejecutado, decretado y mandado por el emperador Cesar Vespasiano Augusto, o por toda otra
persona por orden o mandato suyo, sea considerado legal y como si hubiese sido ejecutado por orden del
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
pueblo’. (Citando a TÁCITO.- Historias, lib. IV, nota al cap. III). En Historia Romana, lib. II, cap.
III (Mommsen), aparece que cuando el Senado suspendía de sus funciones a los cónsules, entonces se
nombraba un dictador. En Chile -continúa el articulista-, contrariando los principios fundamentales
de la Constitución Política, es decir, infringiéndola, no se ha seguido esta costumbre. Pero, a los menos,
en el siglo pasado hubo dos conatos para legalizar los decretos-leyes dictados por el gobierno del señor
(José Joaquín) Prieto. El senador don Manuel José Gandarillas, presentó una moción en agosto de
1837 para declarar subsistente el imperio de la Constitución. El art. 5° del proyecto de ley, decía:
‘Se suspenden todos los actos librados por el Presidente de la República, con el nombre de leyes,
a virtud de las facultades concedidas.... hasta que nos sean revisados, discutidos y acordados
constitucionalmente’. (Sesiones de los Cuerpos Legislativos, Tomo XXV, pág. 404). Y en junio de 1839,
el diputado por Santiago, presbítero don Rafael Valentín Valdivieso, que ocupó el puesto más elevado en
la jerarquía eclesiástica chilena, formuló un proyecto de ley, que decía en su art. 1°: ‘Las providencias
que el Poder Ejecutivo, en uso de las facultades conferidas por la ley de 31 de enero de 1837,
ha dictado, y las cuales, según la Constitución del Estado, debían emanar del Poder Legislativo,
para que produzcan efectos permanentes y se tengan por verdaderas leyes, deberán ser sometidas
a la revisión y sanción del Congreso Nacional’. (Mismas Sesiones, Tomo XXIV, pág. 508).
131 El artículo de doctrina, La Delegación de Facultades Legislativas en el Ordenamiento Jurídico
Chileno, refiere de la siguiente manera la cuestión aquí analizada: “La Constitución de 1833,
en su artículo 36, referente a las atribuciones exclusivas del Congreso, en el numeral 6, posibilita
autorizar al Presidente de la República que utilice facultades extraordinarias, debiendo señalarse
expresamente las facultades que se le conceden, y la fijación de un tiempo determinado a la
duración de la ley. En virtud de dichas facultades, de febrero a mayo de 1839, se dictaron un conjunto
de preceptos en diversas materias que poco o nada tenían que ver con los poderes extraordinarios concedidos
en virtud de la guerra contra la Confederación Perú-boliviana, en base a la cual se había aprobado la
Ley de 31 de enero de 1837 de delegación de facultades legislativas por el tiempo que durara la guerra,
dando lugar a las ‘Leyes Marianas’ denominadas así en atención a don Mariano Egaña”. NOGUEIRA
ALCALÁ, Humberto, La Delegación de Facultades Legislativas en el Ordenamiento Jurídico Chileno,
Revista Ius et Praxis, Año 7 No 2, Universidad de Talca, año 2001, págs. 73 a 85.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Hace notar asimismo el proyecto que tuvo el patrocinio del jurista Jorge
Huneeus, a la sazón Diputado por La Serena, quien dijo:
“Hoy, mediante la reforma de la parte sexta del art. 36, el
Congreso no puede delegar sus atribuciones legislativas en el
Presidente de la República...” 133
132 Luis A. Vergara Ruíz, cita a don Manuel Carrasco Albano, en el comentario al artículo
161 de la Constitución no reformada de 1833, que dice:
“Este artículo establece nada menos que la anarquía legal, el desgobierno constitucional, si esas palabras
pueden conciliarse. Una vez suspendida la Constitución, el orden político que ella establece cae por tierra,
o por lo menos queda en suspenso... Sin embargo, en este desquiciamiento del orden social y político, la
autoridad pública, se dice, no podrá condenar por sí ni aplicar penas, ni las medidas que tomare contra
las personas, excederán de un arresto a traslación de un punto a otro de la República. Pero ¿quién es esa
autoridad pública que queda en pie?...... Lo que se ha querido llamar autoridad pública es el Presidente;
pero de aquí nace una nueva dificultad. ¿Qué llegarán a ser en tal caso los demás poderes públicos, las
demás autoridades? Se pierden, se disipan, desaparecen ante el Presidente dictador”. (CARRASCO
ALBANO, Manuel, obra cit., Imprenta de El Mercurio, 2° edición., pág. 195).
133 HUNEEUS ZEGERS, Jorge, obra cit., Imprenta Los Tiempos, Edición de 1879, primera
parte, págs. 125 y 126.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
134 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1934, Tomo XXXI, 1° Parte, Sección Derecho,
pág. 133 a 148.
135 Víctor Vicente Robles Valenzuela (1879-1961), fue Diputado de la República, y Ministro
del Interior S.E el Presidente don Juan Esteban Montero entre el 7 de abril y el 4 de junio
de 1932.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
136 En este aspecto y antes de entrar de lleno en su escrito, el autor refiere unas palabras
al artículo publicado por don Luis A. Vergara -y que aquí le antecede; lo menciona como el
que sienta una doctrina del todo evidente, además de llamarlo “luminoso”.
137 Hubo una “Recopilación de Decretos con Fuerza de Ley”. Para el articulista no existe
disposición legal alguna que haya dado carácter oficial a esa publicación, a pesar de que se la
trató de “Edición Oficial”, apelativo que también llevó en su carátula. Agrega que sólo hubo
una comisión encomendada por el Subsecretario del Interior al archivero del Ministerio para
que recopilara todos los decretos con fuerza de ley.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
139 El autor cita el ejemplo de un recurso distinto pero que sirve a su tesis. El caso es el
siguiente: el Fisco, demandado por don Guillermo Hoppin, dedujo recurso de casación en
el fondo contra la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago. El abogado del Fisco
firmó el recurso; se probó con las certificaciones de la Tesorería, que no había pagado patente
para ejercer la profesión de abogado. En conformidad al Código de Procedimiento Civil, es
condición esencial para que el recurso de casación sea procedente que lo firme un abogado,
y de acuerdo a la jurisprudencia y a la Ley sobre Colegio de Abogados, el jurista debía haber
pagado la patente para estar habilitado para firmar el recurso en cuestión. El Decreto con
Fuerza de Ley N° 246, -Ley Orgánica del Consejo de Defensa Fiscal- artículo 21 -y que fue
dictado en uso de la atribución de la Ley 4945- y que no había sido derogado ni modificado
en las fechas a que nos referimos, decía: “sin perjuicio del pago de la patente profesional, los
abogados fiscales no necesitarán de patente para el ejercicio de la profesión en defensa del
Fisco ante la Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones”. La parte de Hoppin adujo en la
vista de la causa, entre otras razones para que se declarara improcedente el recurso, que las
patentes de abogados eran una mitad para los Colegios de Abogados; que los abogados fiscales
sólo eran veinte incluyendo a los auxiliares; que el total de las patentes en su máximum eran
por $ 10.000, o sea, cinco mil para Municipalidades y cinco mil para los Colegio. Que, en
consecuencia, el favor que el Decreto con Fuerza de Ley concedía no era una exigencia para la
buena marcha económica y administrativa del Estado, y que dicha disposición no cabía dentro de
los términos de la Ley 4945.
La Corte Suprema resolvió con fecha 16 de agosto de 1932, que atendido lo dispuesto en el
artículo 21 del DFL N° 246, de 20 de mayo de 1931, el recurso del Fisco estaba debidamente
entablado*.
* Nota: Éste fallo al cual hace referencia don Víctor V. Robles en su estudio, no fue publicado
por la Revista de Derecho y Jurisprudencia.
140 También hace alusión a la sentencia ya estudiada por nosotros: la de 13 de septiembre
de 1932 (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XXX, año 1933, página 36, que contara
con el único voto en contra correspondiente al Ministro de la Corte Suprema don Mariano
Fontecilla Varas, en el juicio por mensura en la Región de Antofagasta), que rechazó el recurso
de inaplicabilidad deducido por don Osvaldo de Castro en contra del Decreto con Fuerza de
Ley N° 103, de 16 de abril de 1931 -que nace en virtud de la Ley N° 4.945, y que diera nuevas
reglas sobre la prescripción; estableciendo además que el Fisco no podía ser demandado por
acciones de nulidad de mensuras y otras acciones que pudieren alterar la ubicación o cabida
de un acta de mensura ya aprobada-, pero donde había reconocido la ilegalidad de este
DFL, al estimar que no fue dictado con el objeto de la mentada buena marcha económica y
administrativa del Estado. Para el señor Robles, el máximo tribunal entró en una contradicción
total, porque primero, desestimó la petición en el caso Hoppin, y después -sólo veintiocho
días más tarde- resolvió todo lo contrario, pues en el caso de don Osvaldo de Castro, dijo
que dicho DFL “no era de exigencia para la buena marcha económica y administrativa del Estado”,
cuando bien pudo estimarse que sí.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
141 Según el autor, sobre el particular, “los decretos leyes dictados durante los gobiernos de facto
del año 1932, han sido acatados como verdaderas leyes”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
142 Bibliografía que hemos consultado al respecto sobre los decretos-leyes, cuyos referencias
se ampliarán más adelante: v. gr. el artículo de CLARO SOLAR, Luis, Los decretos leyes y el recurso
de inaplicabilidad que establece el artículo 86 de la Constitución, en Revista de Derecho y Jurisprudencia,
año 1933, Tomo XXXI, 1° Parte, Sección Derecho, págs. 13 a 18; ALESSANDRI, CLARO
SOLAR, MONTERO, ORTEGA, SALAS ROMO y OTROS, Informe Jurídico de la Comisión
nombrada por el Gobierno para el estudio de los decretos leyes y decretos con fuerza de ley, Editorial
Progreso, Santiago, año 1934; VARELA, Alex, Decretos leyes y decretos con fuerza de ley, en
Boletín del Seminario de Derecho Público de la Universidad de Chile, N° 2 y 3, Santiago, año
1934; AMUCHÁSTEGUI, José Antonio, Facultades de los gobiernos de facto, Revista de Derecho y
Jurisprudencia, año 1933, Tomo XXXI, 1° Parte, Sección Derecho, pág. 19 a 24, entre otros.
143 BISCARETTI DI RUFFIA, Paolo, Derecho Constitucional, traducción española, Editorial
Tecnos, Madrid, año 1965.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
144 Aunque el tema en cuestión referente a los decretos-leyes, lo hemos insertado dentro
del sistema constitucional de 1925, sabemos que la Carta Política fue promulgada el 18 de
septiembre de ese año, y su entrada en vigencia, lo fue un mes después. Con ese dato, hemos
decidido incorporarlo en el presente capítulo, y no en el correspondiente a la Constitución
de 1833.
145 Decreto-Ley N° 24. Aparece firmado por los miembros de la Junta de Gobierno señores
Luis Altamirano, Francisco Neff y Juan Pablo Bennett; refrendando el Ministro del Interior
don Alcibíades Roldán. Se tuvo en consideración primera para dictarlo:
“Que el trabajo nocturno, en términos generales, es profundamente dañoso a la salud de los
obreros, y causa, además, perjuicios en la moralidad y el orden público, por lo cual debe ser
prohibido, salvo en aquellos casos en que es absolutamente indispensable. Que la industria
de la fabricación del pan es una de aquellas que sin necesidad ocupan a los empleados en las
horas que debieran destinarse al sueño...”
Esta Junta de Gobierno, estuvo al mando del país entre el 11 de septiembre de 1924 y el 23 de
enero de 1925, fecha en que cesó, cuando otro Golpe de Estado, organizado por Marmaduke
Grove y Carlos Ibáñez del Campo, la depuso. En esta fecha, se le entregó el poder al Inspector
General del Ejército, don Pedro Pablo Dartnell, quien hasta cuatro días más tarde, tendría
el mando de la Nación, pero que declinó continuar con el poder en solitario, optando por
convertirse en uno de los miembros de la denominada Junta de Enero, que tomó el poder unos
días más tarde. Asume en su reemplazo don Emilio Bello Codesido, con el título de Presidente
interino de la República, siendo elegido Presidente de la Junta integrada además, por el
mencionado General Pedro Dartnell y el Almirante Carlos Ward, a la espera del regreso del
Presidente constitucional, esto es hasta el 12 de marzo de 1925 (fecha en que Arturo Alessandri
recupera el Gobierno). Luis Altamirano, era Ministro del Interior de Alessandri Palma, y, en
esa calidad, debió jurar como Vicepresidente de la República el 9 de septiembre de 1924, hasta
el día 11 del mismo mes y año, cuando dio el Golpe de Estado, asumiendo dos días más tarde
en la Junta de Gobierno -la Junta de Septiembre- a la que se ha venido haciendo referencia. La
primera medida que tomó dicha Junta fue declarar disuelto el Poder Legislativo.
- 156 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
146 147
, sobre prohibición del trabajo nocturno de las panaderías, estableciendo
146 El antiguo Tribunal de Cuentas, antecesor de lo que más tarde sería la Contraloría
General de la República, reunido con fecha 16 de septiembre de 1924, “con la asistencia del
Presidente accidental don Alfredo Echeverría C., y de los Ministros: don Eduardo Larraín y don Pedro
Cifuentes y de su Fiscal don Eduardo Puelma, tomó conocimiento del decreto expedido por la Excma. Junta
de Gobierno el 11 del presente mes de septiembre, por el cual se constituye dicha Junta y asume la dirección
de los negocios públicos con la declaración que mantendrá el Poder Judicial y respetará la Constitución y
las leyes de la República en cuanto sean compatibles con el nuevo orden de cosas. Considerando: que la
situación de hecho producida ha traído como consecuencia la supresión o término del funcionamiento de los
Poderes Ejecutivo y Legislativo, establecidos por la Constitución Política del Estado [...] Que razones de bien
público aconsejan acatar la nueva situación producida, y que es obligación de las autoridades constituidas
coadyuvar a los propósitos de administración que declara perseguir el nuevo Gobierno establecido; Que
finalmente en el decreto constitutivo de la Excma. Junta de Gobierno declara que en el objetivo de esa
misión mantendrá el Poder Judicial y respetará la Constitución y las leyes de la República, en cuanto
sean compatibles con el nuevo orden de cosas. La Corte de Cuentas, oído a su Fiscal, acuerda: 1°) Dar
curso al decreto supremo de 11 de septiembre del presente año, por el cual se constituye la Excma.
Junta de Gobierno;2°) Ejercer sus atribuciones legales ciñéndose a la Constitución, a las leyes y
al Decreto Orgánico por el cual se constituye la Excma. Junta de Gobierno, en la misma forma
que dicho decreto expresa; 3°) Dirigir a la Excma. Junta de Gobierno las representaciones de los
decretos supremos que considere ilegales y que, en cumplimiento de los dispuesto en el número
1 del artículo 5° de la ley de 20 de enero de 1888, modificada por la ley número 3.620, debe
elevar a S.E. el Presidente de la República; y 4°) Transcribir este acuerdo a la Excma. Junta de
Gobierno para su conocimiento”. Además de los asistentes, aparece la firma de Carlos Iñiguez,
Secretario. En Boletín Cámara de Diputados, Anexo 7, 19° Sesión Ordinaria, martes 27 de
junio de 1933, págs. 954 a 955.
147 Aunque en recurso de amparo, es útil recoger lo que se resolvió por sentencia unánime
de la Corte Suprema con fecha 12 de enero de 1925 -que confirmó a su vez la de la Corte
de Apelaciones de Santiago-, donde se rechazó dicha acción en favor de don Pedro León
Ugalde, Diputado por Quillota, detenido por orden de la Comandancia General de Armas,
después del movimiento militar de Luis Altamirano. Se alegó por su abogado don Carlos
Vicuña Fuentes, que al ser el detenido un parlamentario tenía este fuero constitucional, no
pudiendo por tanto ser arrestado, sin que antes se hiciera lugar a formación de causa. En
segundo lugar, se alegaba, la Comandancia de Armas funcionaba al amparo de un Gobierno
ilegal, carente de toda facultad para arrestar a los ciudadanos, y en ningún caso con derecho
para ejercer potestad sobre civiles. Y, en tercer lugar, el tribunal militar no podía legalmente
investigar delitos que no fueran exclusivamente militares, importando infracciones a las leyes
especiales de esa rama.
El Gobierno instituido había dictado un decreto-ley con fecha 27 de septiembre de 1924 -que el
amparado llamó sólo «Reglamento»-, por el cual quedaron sometidos a los tribunales militares
los delitos contra la Seguridad Interior del Estado. Se quejó enseguida, que los tribunales
ordinarios y las Cortes en especial -por ser tribunales de derecho-, no podían aceptar que
su competencia les fuera arrebatada mediante un reglamento, que no es ley, y que tampoco
puede serlo, ya que aparece dictado “por personas que carecen de facultad para ello y hasta de toda
investidura pública”. Solicitaba, en definitiva, que fuera puesto inmediatamente en libertad.
La Sala de la Corte de Apelaciones -cuyos párrafos más relevantes y que tienen atingencia
con nuestro trabajo hemos resaltado-, dictaminó, por dos votos contra uno, que “es un hecho
de pública notoriedad reconocido, además, en el presente recurso de amparo, que el Congreso Nacional
se halla actualmente disuelto, habiendo cesado, por lo tanto, en sus respectivos cargos los diputados y
senadores; Que sea o no inconstitucional o ilegal esta disolución del Congreso, ello es que no
toca a esta Corte de Apelaciones declararlo, porque ni la Constitución Política ni la ley le han
conferido semejante atribución; Que, de consiguiente, habiendo cesado en sus respectivos cargos, como
queda dicho, los diputados y senadores, no tienen éstos ya el fuero de que gozan los miembros del Congreso
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
que se hallan en posesión de sus respectivos cargos; [...] Que en orden a la incompetencia que se dice
afecta al Tribunal Militar para juzgar a Ugalde, el recurrente ha reconocido que el decreto-ley
de 27 de febrero último ha dispuesto que todos los delitos contra la Seguridad Interior del Estado
[...] quedan sometidos a la jurisdicción militar [...]; Que es cierto, sin embargo que el recurrente ha
objetado el mencionado decreto-ley [...] pero no es menos cierto también que esta Corte no tiene
facultad para declarar nulas o sin valor ni efecto las disposiciones de los otros Poderes Públicos,
fundada en los motivos que se apunta, porque ni la Constitución ni la ley se la han conferido;
[...] Que en orden a la alegación del recurrente de no ser el actual un Gobierno legalmente constituido
[...] hay que considerar que en el caso de autos, no existiendo, como en realidad no existe, otro Gobierno,
es inoficioso entrar a considerar este punto, porque la ley, al prescribir y penar el delito de que se trata,
ha tenido que referirse indudablemente a la entidad que ejerza las funciones gubernamentales, toda vez
que de otro modo, la propia ley autorizaría la disolución del orden social...”, por lo tanto desecharon
el amparo solicitado. Votaron en ese sentido los Ministros señores Moisés Lazo de la Vega
(presidente) y José Miguel González. En tanto, en voto en contra, el Ministro don Filidor
Rodríguez -sin entrar a desconocer la competencia de la Comandancia General- estuvo por
acogerlo, disponiendo la libertad del amparado. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1926,
Tomo XXIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 17.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
148 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1926, Tomo XXIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 488.
149 Ibíd., voto de minoría.
150 En la especie, los decretos-leyes que dictó el año 1925 la Junta de Gobierno presidida por
don Emilio Bello Codesido e integrada además por los señores Pedro Pablo Dartnell (General
de División) y Carlos Ward (Vicealmirante), se caracterizaban por la mención expresa de las
palabras “decreto ley”; por llevar las firmas de todos los miembros de la Junta; por el número
de orden, que era general y correlativo; además -aunque no todos-, en su gran mayoría decían
que se dictaban por la Junta de Gobierno “de acuerdo con el Consejo de Secretarios de Estado”. En
contraposición, los decretos simplemente administrativos se encabezaban, por la sola palabra
“decreto”, y eran firmados sólo por el Presidente de la Junta y el Ministro respectivo y su
número de orden era independiente por cada Ministerio.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
151 En efecto, el Decreto-Ley 261 aparece firmado por los integrantes de la Junta reseñados,
más el Ministro de Higiene, Asistencia, Trabajo y Previsión Social, don José Santos Salas.
152 Y el Decreto-Ley 363 por los miembros de la Junta, más el Ministro de Justicia don
José Maza.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
153 Por lo tanto, se declaró la competencia del Quinto Juzgado de Letras, debiendo abstenerse
el Primer Juzgado de la Vivienda a dar curso a peticiones de inhibitoria que incidieran en los
expresados pleitos: los ya iniciados o los que se iniciaren más adelante. Decisión unánime de
los Ministros señores Javier Á. Figueroa (Presidente); Juan Agustín Rojas, Alejandro Bezanilla,
Ricardo Anguita, Antonio M. de la Fuente, Moisés Vargas, José Astorquiza, Dagoberto Lagos,
Manuel Cortés y Luis David Cruz. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1927, Tomo XXIV,
2° Parte, Sección 1°, pág. 140.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
157 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1933, Tomo XXXI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 85.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Para este magistrado, no hay duda alguna que sólo por ley que tenga
principio en la Cámara de Diputados pueden imponerse contribuciones
directas o indirectas, y, sin su especial autorización, es prohibido -como
lo había expresado el recurrente- a toda autoridad del Estado y a todo
individuo imponerlas; estos predicamentos son los:
“preceptos que constituyen las más trascendentales garantías de
nuestro derecho y se refuerzan con la sanción de nulidad que
acuerda esa Carta [Fundamental], para todo acto de autoridad
emanado fuera de las atribuciones o derechos conferidos
expresamente por las leyes, aún a pretexto de circunstancias
extraordinarias”
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
agregando que procede por tanto contra los decretos leyes el recurso de
inaplicabilidad por causa de inconstitucionalidad, pues dicho recurso sirve
precisamente para declarar inaplicable cualquier precepto legal contrario
a la Constitución, sea en la forma o en el fondo. Además, que, para los
efectos de
“determinar si se reúnen o no los requisitos necesarios para
resolver si se está en presencia de un precepto legal no puede
influirle al Tribunal Supremo la apreciación que le hayan
merecido a los otros Poderes Públicos tales disposiciones, tanto
por la diversidad de puntos de vista que pueden influir en ellos,
cuanto por la independencia absoluta con que debe obrar” 159
el Poder Judicial.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Carlos Dávila acordó y dictó el Decreto-Ley 520, que creó -con personalidad jurídica-, el
Comisariato General de Subsistencias y Precios, dependiente del Ministerio del Trabajo. Su
objeto era “asegurar a los habitantes de la República las más convenientes condiciones económicas de
vida”. En su artículo 4° preveía: “el solo efecto de atender a las necesidades imperiosas de la subsistencia
del pueblo, se declaran de utilidad pública los predios agrícolas, las empresas industriales y de comercio
y los establecimientos dedicados a la producción y distribución de artículos de primera necesidad...”, por
lo que se autorizaba al Presidente de la República a expropiar dichos predios en los casos
taxativamente previstos en el mismo decreto-ley; también al Jefe de Estado, a propuesta del
Comisariato General, se le autorizaba para imponer a los productores “la obligación de producir
o elaborar artículos declarados de primera necesidad, en las cantidades, calidades, y condiciones que
determine”. El incumplimiento a lo anterior le daba al Presidente la facultad de expropiación
del “establecimiento, empresa o explotación del productor rebelde”.
El DL 520, que estuvo vigente hasta el 20 de septiembre de 1980, cuando el DL 3477 lo
derogó, fue sin embargo aplicado bajo la Presidencia de don Salvador Allende G. (1970-
73), siendo visada su legalidad por el Consejo de Defensa del Estado de la época y por la
Contraloría General de la República. Más adelante veremos que la Corte Suprema rechazó
un recurso de inaplicabilidad deducido en contra de este DL, en fallo de 1941 (Gaceta, año
1941, 1° semestre, sentencia N° 26, pág. 157).
** En el Anexo de este trabajo, se ha transcrito el discurso que diera un Juez de la Corte Suprema
-por comisión de ésta-, en las exequias de quien fuera su Presidente, además de ocupar,
como se ha dicho, la Primera Magistratura de nuestro país, en calidad de Vicepresidente de
la República.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
162 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1933, Tomo XXXI, 1° Parte, Sección Derecho,
págs. 13 a 18.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
163 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1933, Tomo XXXI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 123.
164 Ver, además, SOMARRIVA, Manuel, Jurisprudencia sobre decretos con fuerza de ley y decretos-
leyes, Boletín de Seminario de Derecho Público de la Universidad de Chile, N° 3, págs. 88 a
90, Santiago, año 1934.
165 Con fecha 25 de agosto de 1933, el Presidente de la República publicó en el Boletín
de Leyes y Decretos del Gobierno, el Decreto N° 3.479 por el cual nombraba a la Comisión
Revisora. Para ello tuvo en consideración:
“1°) Que los decretos-leyes y los llamados decretos con fuerza de ley que se han dictado desde
septiembre de 1924, constituyen un conjunto de disposiciones heterogéneas y, a veces
contradictorias entre sí y con el resto de la legislación, lo que dificulta su conocimiento y
aplicación;
2°) Que hay manifiesta conveniencia de proceder a su revisión metódica y determinar así cuales
han perdido su oportunidad, cuáles han sido derogados, cuáles subsisten, y a cuáles podría,
a su juicio, darse el carácter de leyes permanentes;
3°) Que esta labor debe confiarse a juristas y personas versadas en derecho y administración, y
las conclusiones a que arriben servirán al Gobierno paran adoptar o proponer las soluciones
que correspondan,
Decreto:
I.-) Nómbrase, con el carácter de ad-honorem, una comisión compuesta de los señores: Juan
Esteban Montero, Luis Claro Solar, Eliseo Cisternas Peña, Luis A. Vergara, Luis Salas Romo,
Víctor V. Robles, Armando Quezada Acharán, Arturo Prat C., José María Cifuentes, Arturo
Ureta E., Arturo Alessandri Rodríguez, Alfredo Santa María y Leopoldo Ortega, para que a la
brevedad posible haga la revisión metódica de las citadas disposiciones e informe al Gobierno
de los resultados de sus estudios”.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
I
“Se concibe que un Gobierno de facto dicte disposiciones de
carácter legislativo y sería pueril exigirle, que, mientras se
mantiene en una forma abiertamente inconstitucional, hubiera
de ceñirse a la Constitución para legislar. Se concibe todavía
que se aplique su legislación mientras él cuente con la fuerza
material para imponerla, y aún que más tarde no se alteren
los efectos producidos por esa legislación durante el régimen
de facto. Pero, por las razones que pasamos a exponer, nos
parece que la eficacia de esa legislación ha debido suspenderse
desde el momento en que haya vuelto a imperar el régimen
constitucional. Si en ella hay disposiciones que merezcan
conservarse, franco está el camino para su validación por los
medios normales; pero creemos que en buena doctrina no cabe
prolongar los efectos del más grave y peligroso de los recursos
que manejan los gobiernos de fuerza.
- 170 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
II
“1°) Que el Gobierno de facto tenga alguna base u origen de
carácter constitucional.
166 Informe Jurídico de la Comisión nombrada por el Supremo Gobierno para el estudio de los Decretos
Leyes y los Decretos con Fuerza de Ley, Editorial Progreso, año 1933, págs. 5 a 7.
167 La Comisión, estimó como conclusión, y después de haber realizado un total acopio
de todos los preceptos legales que se le había pedido revisar, que los decretos leyes de 1932
que no hubieran sido validados por leyes posteriores, podrían dejarse sin efecto por simples
resoluciones del Supremo Gobierno. Ante esto, el señor Ortega, expuso -a modo de delimitar
el ámbito mismo de la Comisión Revisora-, que aunque ha creído que, en conformidad al
decreto de su nombramiento, el papel de la Comisión se reducía a indicar concretamente al
Gobierno los decretos-leyes derogados, los cumplidos y, dentro de los vigentes, los que debían
conservarse convertidos en leyes, sin hacer consideraciones generales sobre su valor jurídico,
ni entrar a estudiar la situación constitucional y legal de cada uno de ellos; concurre con el
informe anterior, menos en la parte en que se acepta la derogación de los decretos-leyes por
simples resoluciones administrativas. A su turno, don Luis Salas Romo expuso que aceptaba
el informe, estimando que no obstante las consideraciones doctrinales sobre la falta de valor
jurídico de los decretos-leyes por el hecho de haberse aceptado su valor por los Poderes
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Presidentes Provisionales son ejecutivas, exclusivamente. Pues bien, destaca en dicho estudio
la respuesta dada por la Suprema Corte de Justicia Nacional de su país, que, en los siguientes
pasajes describe así: “ ...con la firma de los cuatro miembros que la componen actualmente, doctores
Roberto Repetto, Antonio Sagarna, Julián Pera y Luis Linares, en fallo dictado con fecha 15 de noviembre
último (1933), en el juicio seguido por el Fisco Nacional contra un particular por supuesta defraudación
de impuesto interno al tabaco. El fallo de la Suprema Corte es claro, preciso y terminante, y no debe pasar
inadvertido para el pueblo de la República, cuyos derechos y garantías ampara y protege ampliamente,
sustentando los principios fundamentales de buen gobierno que informan nuestra Constitución [...] La Corte
Suprema principia por reafirmar la doctrina aceptada en nuestro derecho público de que el funcionario ‘de
facto’ tiene las mismas facultades y atribuciones que el legal, y que sus actos son válidos y obligatorios como
si fueran ‘funcionarios de jure’ [...] Se hace presente que por razones de orden institucional, necesarias para
el desenvolvimiento del estado, la Corte Suprema reconoció al gobierno provisional del general (José Félix)
Uriburu (que había derrocado al Presidente Hipólito Irigoyen. Por primera vez, desde 1853
se interrumpía el orden constitucional y comenzaba así la serie de seis golpes militares; nota
del autor), el que a su vez prestó juramento de fidelidad a la Constitución y a las leyes fundamentales del
país [...] de ahí se desprende que ese gobierno tuvo todas las facultades ejecutivas, más no las legislativas
y judiciales......”. Recordemos también algunas líneas del fallo mismo del máximo tribunal de
la hermana República Argentina -y que aparecen en el mismo artículo-: “Puede llegar el caso
de que un gobierno surgido de la revolución, bajo la ‘presión de necesidad’, propia de lo ‘extraordinario’
de esa situación, y en ausencia de un Congreso, que colabore, para llenar una exigencia que él considera
vital, use de facultades legislativas, dando lo que se ha llamado decretos-leyes. El hecho si bien puede
ser explicable y tener su imperio dentro de la normalidad de la situación, el Poder Judicial, llamado a
pronunciarse, no puede darle la autoridad legal que intrínsecamente carece, ni menos acordarle efectos
jurídicos que lo proyecten sobre la situación normal que le ha sucedido [...] Tal ha acontecido con los
decretos del gobierno provisional creando nuevos impuestos o aumentando o modificando otros, que por
exceder las facultades del poder que las dictó, no tenían fuerza compulsiva, mientras una ley expresamente
no les diera validez y vigor [...] Si el Congreso de la Nación creyó del caso aprobarlos y darles validez por
leyes posteriores, es seguramente porque consideró que no la tenían, por haber excedido sus facultades el
gobierno que las dictó [...] Sólo en virtud de haber sido confirmado por la ley 11.582 del Congreso
de la Nación que dio efectos retroactivo a los decretos-leyes del gobierno provisional, pero
no se ha podido establecer penalidades por hechos pasados o agravando penas existentes,
porque ello afecta la garantía del artículo 18 de la Constitución...». AMUCHÁSTEGUI, José
Antonio, Facultades de los gobiernos de facto. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1933,
Tomo XXXI, 1° Parte, Sección Derecho, pág. 19 a 24.
171 Dicho Decreto-Ley, aparece firmado por la Junta de Gobierno integrada por los señores
Luis Altamirano, Juan Pablo Bennet y Francisco Neff (el primero de ellos, se desempeñaba
como Ministro del Interior, y, en esa condición, asumió como Vicepresidente de la República
entre el 9 y el 11 de septiembre de 1924, fecha ésta última en que dio un Golpe de Estado junto
a los mencionados Bennet y Neff, derrocando con ello al Gobierno del Presidente Alessandri,
como ya tuvimos ocasión de ver), y tuvo presente esa Junta para dictarlo, lo siguiente:
“Que es contrario a la economía del pueblo la tolerancia de loterías y demás operaciones análogas que lo
apartan del ahorro, bajo el incentivo de la suerte”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
176 La Sala de la Corte de Apelaciones, conformada por los Ministros señores Miguel Aylwin
(presidente), Octavio del Real y Ernesto Zúñiga Poblete, dijo que la intervención de la justicia
ordinaria en este tipo de causas, “no tiene otro objeto que sustanciar y fallar, con arreglo a derecho, la
demanda civil entablada [...] con el fin de establecer los perjuicios que éstos le han originado mediante la
dictación del Decreto que lo exoneró de su cargo de Conservador del Registro Civil, tanto en su especie,
como en su monto”.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
177 Fallo de mayoría de los Ministros señores Eulogio Robles, David Carvajal, Juan Ríos
y Carlos A. Campos. En contra, y quienes estuvieron por confirmar en todas sus partes la
sentencia de primera instancia, se encontraron el Ministro Gregorio Schepeler, el Fiscal
Eduardo Erazo y el Abogado Integrante Leopoldo Ortega. Revista de Derecho y Jurisprudencia,
año 1933, Tomo XLI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 228.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
178 Con anterioridad a esta fecha, ya se habían presentado las siguientes Acusaciones
Constitucionales en contra magistrados de Tribunales Superiores de Justicia: en agosto de
1868 se dedujo acusación en contra del Presidente de la Corte Suprema don Manuel Montt
Torres y de los Ministros del mismo Tribunal señores José Gabriel Palma, José Miguel Barriga
y José Alejo Valenzuela, bajo las causales de infracción a las leyes y “notable abandono de deberes”.
La Cámara de Diputados la aceptó, y el Senado resolvió declararla sin lugar.
Asimismo en el año 1891 se entabló acusación en contra de los magistrados señores Fructuoso
Cousiño, Manuel Egidio Ballesteros, Ramón Vergara, Domingo Urrutia, Epifanio del Canto,
Pedro Gorroño, Daniel Cádiz, Santos Cavada, José González, José Bisquertt, Demetrio
Vergara, Carlos Boizard, Emilio Varas, Sotero Gundían, Horacio Pinto, Luis del Canto, Fidel
Urrutia, Ramón Escobar, Federico Novoa y Pedro Vega, quienes fueron acusados a fines del
indicado año, cuando ya había concluido la Guerra Civil después de acontecida la muerte
del Presidente de la República. Se les imputó a los jueces responsabilidad por cooperación
en la “dictadura” de don José Manuel Balmaceda, es decir, el haber integrado irregularmente
el máximo tribunal, así como también diversas Corte de Apelaciones del país (Santiago,
La Serena, Talca y Concepción), sin las formalidades legales; haber acatado el decreto del
entonces Jefe de Estado por el que suspendió el funcionamiento de las Cortes y no haber
funcionado en el tiempo determinado por la ley; y haber conocido causas civiles y criminales
formando tribunal con personas y jueces sin nombramiento legal, prescindiendo a su vez de
los magistrados legítimos.
La Cámara aprobó la acusación por amplio margen, y encontrándose para su resolución
ante el Senado, es que se dictó la Ley N° 4112, promulgada el 26 de diciembre de 1891, que
concedió amnistía para todos los individuos que hubiese o pudieren ser juzgados por delitos
políticos desde el 1° de enero hasta el 29 de agosto de ese año. Los detalles pueden encontrarse
en CASTILLO GODOY, Luis, Las Acusaciones Constitucionales en contra de los Magistrados de los
Tribunales Superiores de Justicia, con especial referencia a la acusación que destituyó al Ministro de la
Corte Suprema, señor Hernán Cereceda Bravo, Memoria de Prueba para optar al Grado Académico
de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, año 2003, págs. 94 a 109.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
179 “Lo mismo hizo con numerosos miembros del Congreso Nacional y otras personalidades”. Según el
historiador DE RAMÓN, Armando, en Seminario Derechos Humanos y Cultura, Arzobispado
de Santiago, año 2001, pág. 21.
“La situación más grave ocurrida entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, en las diversas etapas de la
historia republicana, sucedió, sin lugar a duda, durante el primer gobierno de Carlos Ibáñez del Campo
(1927-1931) el cual, por las condiciones políticas que lo rodearon, ha sido definido como dictadura [...] El
inédito atropello a la investidura del alto tribunal causó impacto en diversos círculos de la opinión pública
del país. Con esto, Ibáñez deseaba evidenciar que, además de ejercer un poder paralelo al Presidente, no
cejaría en su intento de consolidar su presencia en el gobierno. El arbitrario acto dio origen a un intenso
intercambio de notas entre la Corte de Apelaciones de Santiago, constituida en Pleno* y el Ejecutivo, cuyo
único vocero fue Ibáñez. El Alto Tribunal pidió explicaciones, tras representar el inaudito vejamen que
significó la prisión y exilio de su presidente”. GONZÁLEZ COLVILLE, Jaime, Boletín de la Academia
Chilena de la Historia, Año LXXV N° 118 - Vol. II.
* En la sección Anexos de nuestro trabajo, se incluye los documentos correspondientes a las
Actas de la I. Corte de Apelaciones de Santiago, en las cuales expone, que el Tribunal Pleno se
haya citado para los efectos de conocer de la aprehensión de algunos Senadores y Diputados,
así como de la inasistencia obligada de su Presidente, don Felipe Urzúa.
180 El destituido presidente de la Corte de Apelaciones capitalina presentó un recurso de
amparo contra su detención y expulsión del país. Lo hizo mientras viajaba en el barco que le
llevaba al exilio. Una Sala del Tribunal, compuesta por los Ministros señores Horacio Hevia
Labbé (que la presidió), Ernesto Bianchi Tupper y Alejandro Fuenzalida Salas, acogió por
unanimidad la acción de habeas corpus, ordenando la inmediata libertad de Urzúa. El Gobierno,
no solo rechazó la sentencia de este Alto Tribunal, sino que, en respuesta, ordenó la destitución
de cinco ministros de Corte del país y de trece jueces. El 1° de abril, el Presidente de la Corte
Suprema cita a un Pleno extraordinario para tratar la situación, además de solicitar información
a cada Corte de Apelaciones del país sobre la gestión y calificación de los ministros y jueces
destituidos, buscando con ello revertir el llamado a retiro de los mismos. En el acuerdo se
determinó que: “El tribunal, previa audiencia de los inculpados e informes de las respectivas Cortes de
Apelaciones, acordó que no procedía declarar que no han tenido buen comportamiento como jueces”. Esa
noche, “un alto jefe policial” se presentó en el hogar del magistrado y presidente de la Corte
Suprema, notificándole que “debía permanecer en su casa y no salir de ella hasta nueva orden”.
Ese mismo día se dio orden de detención en contra del Ministro de la Corte de Apelaciones
Horacio Hevia, quien huyó hacia Argentina.
En PALMA ZÚÑIGA, Luis, Eliodoro Yáñez Ponce de León: jurisconsulto, político, periodista, Editorial
Andrés Bello, año 1961, refiere que los Ministros de Corte señores Alejandro Rosas Salinas y
Filidor Rodríguez, además de los magistrados de primera instancia Carlos Roberto González,
Arturo Avendaño, Bonifacio Correa Bravo y Carlos Quilodrán, quienes, entre otros, fueron
separados de sus cargos (pág. 189).
181 Informe de mayoría de la Comisión de la H. Cámara de Diputados que trató la Acusación
Constitucional. En Boletín Cámara de Diputados, 19° Sesión Ordinaria, martes 27 de junio de
1933, pág. 933.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
182 Extendieron su acuerdo, también con las siguientes consideraciones: “... producido en la
actualidad el hecho que significa la asunción por parte del Supremo Gobierno de todo el Poder Público
al mantener su orden de exoneración y de reemplazo de funcionarios judiciales, esta Corte Suprema,
inspirada en el deber primordial que tiene de coadyuvar a la existencia del Gobierno y al éxito de su acción
depuradora, acepta los actos producidos, y como consecuencia, concurrirá dentro de sus atribuciones al
reemplazo de los funcionarios removidos por el Gobierno”. Acta que puede leerse en el Boletín Cámara
de Diputados, 19° Sesión Ordinaria, martes 27 de junio de 1933, pág. 964.
183 URZÚA VALENZUELA, Germán, Historia Política de Chile y su evolución electoral: desde
1810 a 1992, Editorial Jurídica de Chile, pág. 432. Este autor también destaca que pese a la
detención de su Presidente, la Corte de Apelaciones resolvió en esos días que debía ponerse
en inmediata libertad al Senador Manuel Hidalgo, y a los Diputados Santiago Labarca, Pedro
León Ugalde, Rodolfo Michels y Luis Víctor Cruz.
184 Ibid.
185 Además de los magistrados nombrados, ingresaron con ellos, los ministros señores
Agustín Parada Benavente, Moisés Lazo de la Vega y Benedicto de la Barra.
186 También, se discutió al interior de la Cámara este asunto, acusándose a los magistrados
que permanecieron en funciones después de la crisis entre ambos Poderes, de haber formado
las correspondientes listas destinadas a llenar los puestos que vacaban en la Corte Suprema,
después de la masiva renuncia ocurrida. Se fustigó no tener el quórum exigido -al quedar el
tribunal sólo con cinco de sus 11 miembros-. Por tanto, quienes sucedieron los cargos, y estando
viciada la formación del personal legal de que debió formarse el tribunal, la actuación de ese
tribunal se hallaba también viciada; por lo que no podía considerarse sus actuaciones como
ejecutadas por jueces de procedencia legal. Los acusadores, estimando que los jueces designados
para ocupar los puestos de quienes habían renunciado a la Corte Suprema, “deberían haberse
negado a aceptar dichos nombramientos, y que no habiendo protesta de su parte, han abandonado sus
deberes con desmedro grave de la magistratura que ejercen”. (Id., pág. 934). La Comisión en
este aspecto, envió oficios a los señores Javier A. Figueroa, Luis David Cruz, Manuel Cortés
y Horacio Hevia -como sabemos, todos ex magistrados-. El señor Figueroa estimó que no le
cabía responsabilidad a los recién nombrados en sus puestos, sin que por eso acepte como
legal el procedimiento. Los señores Cortés y Cruz, estimaron abiertamente vejada por este
hecho la constitución del Poder Judicial. El señor Cortés reconoció, sin embargo, que se deben
al señor Oyanedel servicios de gran importancia para el país, y el señor Hevia Labbé no se
pronunció sobre la situación de hecho creada en aquel entonces a los señores Oyanedel y
Trucco, y estima ilegal el procedimiento y viciada la generación de todo el Poder Judicial.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
187 Además de estos dos cargos se incluyó en el juicio ante la Cámara, las acusaciones
concernientes en cuanto a que el máximo tribunal había acogido un recurso de queja contra
la Corte del Trabajo de Valparaíso (dejando sin efecto una demanda entablada contra un
Notario de esa ciudad), no teniendo la facultad legal para ello. También se encontraba el punto
de no haber ejercido la vigilancia suficiente en los procesos criminales nacidos de acusaciones
políticas acogidas por el Senado unos años antes (específicamente en el juicio en contra de
S.E. el Presidente de la República don Carlos Ibáñez del Campo y contra el ex Ministro de
Hacienda don Carlos Castro Ruiz). Otro incluido fue el no haber adoptado la Corte Suprema,
a raíz de las visitas a cárceles, medida alguna para obtener que se pusieran en libertad 75
personas que encontró recluidas sin orden de juez alguno en los establecimientos que visitó
entre otros, su Fiscal Eduardo Erazo; así como también el no haber tomado providencias para
hacer efectiva la rápida resolución de los recursos de amparo cuando estos fueron acogidos,
en especial el amparo deducido por don Rolando Merino Reyes ante la Corte de Apelaciones
de Concepción, al cual se había hecho lugar. El Tribunal de Alzada penquista además, había
enviado los antecedentes al Juez Militar de dicha ciudad para que investigara el delito de
desobedecimiento de tal sentencia. La Corte Suprema, conociendo de dichas actuaciones,
había resuelto archivar los antecedentes.
188 El referido Decreto con Fuerza de Ley N° 3.390 fue dictado en virtud de la Ley N° 4.156,
de 5 de agosto de 1927 (que otorgó al Ejecutivo facultades extraordinarias, ampliando las ya
concedidas por la Ley N° 4.113), que la Corte Suprema aplicó, dando curso a los reemplazos
que originó sin juzgar si era o no constitucional.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
189 Boletín Cámara de Diputados, 13° Sesión Ordinaria, lunes 19 de junio de 1933, págs. 601
a 602.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
192 En efecto, Estévez pronunció, las siguientes palabras: “Cuando en 1924, un movimiento
militar derrocó al señor Alessandri del Gobierno y disolvió el Congreso, aparecieron de inmediato los
decretos-leyes. El primero de estos decretos tiene fecha 16 de septiembre de 1924 y, en sólo aquel período, de
1924 a 1927, se dictaron 800 decretos-leyes. Poco después el Congreso de 1927, dictó las leyes 4.113 y
4.156, en virtud de las cuales delegaba en el Presidente de la República sus facultades legislativas.
En ejercicio de estas facultades se dictaron 400 ó 500 decretos leyes. Después, en 1930, una nueva ley,
la 4.995, delegó nuevamente en el Presidente de la República la facultad legislativa y aparecieron
entonces, otros 400 ó 500 decretos-leyes. No tengo para qué decir, señor Presidente que dentro de
mi humilde opinión, estos decretos leyes son absoluta y francamente inconstitucionales. Dentro
de nuestra Constitución, no hay más ley, que (la) del resultado del concurso de voluntad soberana del
Congreso y del Presidente de la República; y el decreto que el Presidente de la República expide para dar
cumplimiento a la ley. En mi humilde criterio, todos estos decretos-leyes son absoluta y complemente
inconstitucionales; pero, desgraciadamente, señor Presidente estos decretos-leyes subsisten, estos decretos-
leyes viven. Ni el Presidente de la República, ni el Congreso del año ‘27, ni el Congreso actual, han
podido hacer nada respecto de los decretos-leyes; perduran, se están aplicando constantemente, nosotros
estamos pagando todas nuestras contribuciones en virtud de decretos-leyes. En realidad, toda la vida
política, administrativa, judicial, económica, social, de nuestro país, está hoy, toda ella basada en estos
decretos-leyes. Yo digo, señor Presidente: si ni el Congreso, ni el Presidente de la República, han tenido
la autoridad suficiente para destruir estos decretos-leyes, para evitar que se cumplan, ¿hay derecho para
exigir que la Corte Suprema de Justicia haya sido la única que hubiera negado a estos decretos-leyes su
eficacia, cuando los Ministros hoy acusados y que llegaron al Tribunal en el año 1927, se encontraron
con resoluciones expedidas antes por los Tribunales de Justicia en 1924 y 1925, en que se reconocía
la eficacia y validez de estos decretos-leyes? Yo digo señor Presidente, esto no es lógico. Todos somos
responsables de que esta situación subsista, de que estemos viviendo en medio de decretos-leyes y que toda
nuestra vida social, económica, política, administrativa, esté toda ella basada en decretos-leyes. Procedamos
entonces, con valentía y, o derogamos todos estos decretos-leyes o sancionémoslos por verdaderas leyes,
aquellas que sean necesarias, convenientes para el país. En SAENGER, Fernando, Inaplicabilidad por
inconstitucionalidad, Jurisprudencia 1980-2003, Revista del Centro de Estudios Constitucionales,
Universidad de Talca, año 2003, págs. 416 y 417.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
195 Los jueces de mayoría sostuvieron entre otras consideraciones que, del estudio de la
historia se vendría a confirmar que ciertos constituyentes habían propuesto la fijación de
alguna formalidad o quórum para el establecimiento de la progresión cuando se suba de cierta
escala, lo que vendría a ratificar la idea de que debía asegurarse cierta fijeza en el impuesto. Si
hubieren sido incorporadas tales ideas a la Carta Política, se habría “permitido al Tribunal Supremo
investigar si el impuesto respetaba o no tales principios, que a la vez importarían asegurar fijeza, equidad,
justicia e igualdad del impuesto...”, pero que dichas directrices fueron expresamente rechazadas
en cuanto no se incorporaron finalmente al texto constitucional, lo que a su juicio, “revelan el
propósito de dejar esas cuestiones fuera de las facultades de los Tribunales y entregadas exclusivamente
a la prudencia del legislador” (Cons. 7°). Gaceta, año 1934, segundo semestre, sentencia N° 35,
pág. 158.
196 El Ministro don Humberto Trucco Franzani*, ejerció la Presidencia de la Corte Suprema
en dos períodos: 1934-1937 y 1944-1950.
*En la Sección Anexos, se puede encontrar el discurso efectuado en sus funerales.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Mariano Fontecilla Varas y José Miguel Hermosilla, estuvieron por acoger la inaplicabilidad
solicitada, denominando la labor que ejerce el Tribunal Supremo cuando se ve enfrentado
a estas materias, “como sostenedor y guardador en el derecho de la Constitución”. Entre otras
consideraciones, tuvieron para ello presente, que el recurso instituido en el artículo 86 de
la Carta Política “consiste en resolver si el precepto que se le somete a su conocimiento respecta o no esa
Carta, desentendiéndose de lucubraciones hipotéticas que permitieran prácticamente arribar por otros medios
a la misma situación que se plantea, y de esta manera, atendidos los términos de la cuestión en debate,
conviene ante todo precisar si se está en presencia de una ley tributaria o de simple rebaja de pensiones,
por cuanto jurídicamente hablando no es lo mismo resolver si el legislador se encuentra investido de una
y otra facultad. No es indiferente estar sometido al pago de un tributo que haber sido privado del total
o parte de una propiedad”. Del estudio detenido de toda la disposición en estudio, se “revela
una vez más la voluntad legislativa de rebajar lisa y llanamente sueldos y pensiones [...] que si bien en
toda contribución puede verse una expropiación que no necesita sujetarse a los principios que rigen ésta
y aún en el supuesto de haberse empleado expresiones tributarias, sin olvidar que las instituciones de
derecho fluyen de las características que las singularizan y no de las palabras con que se las denomina,
siempre se estaría en presencia de una revisión simulada de las pensiones sin sujeción a ninguno de los
procedimientos insinuados; revisión que, además, en la práctica se ha traducido en rebajarlas o cercenarlas
en circunstancias que los jubilados tienen la calidad de acreedores de una cantidad líquida que sólo podría
ser alcanzada indirectamente por tributos generales, desde que de otro modo se autorizaría al deudor, el
Fisco, a rebajar a su antojo el monto de su propia deuda cercenando el crédito por este medio; de la misma
manera que si se impusiera tributos directos y exclusivos a cualquier contrato ya celebrado con el Fisco
y que obligara a éste a ciertas prestaciones de dinero, los cuales llegarían a desaparecer con el sistema
ideado”*. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1932, Tomo XXXII, 2° Parte, Sección 1°,
pág. 75.
* Con fecha 15 de octubre del mismo año 1934, en fallo también publicado por la misma Revista
y en el mismo Tomo, pág. 85, se rechaza nuevamente un recurso de inaplicabilidad contra la
Ley N° 5.005. Se acordó también con el voto en contra de los Ministros señores Fontecilla y
Hermosilla, en virtud de los mismos fundamentos de su disidencia en el fallo que antecede.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
200 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1935, Tomo XXXII, 2° Parte, Sección 1°, pág.
259.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
frase “reclusión menor en su grado medio” había una coma (,), aplicaba también
copulativamente una multa igual al monto de la operación. En cambio, la
publicación hecha en el Diario Oficial (N° 16253), hace que la pena sea
alternativa (en virtud del disyuntivo “o”) y sólo de dos grados: a) Prisión
en su grado medio, o b) Reclusión menor en su grado medio.
Por tanto, terminaban explicitando los recurrentes, el mentado artículo
20 aprobado por el Congreso y sancionado por el Presidente de la República
no ha sido publicado aún en el Diario Oficial, por lo que no era obligatorio
para los habitantes de la República, y no podían por tanto ser aplicadas a
persona alguna las penas que en él se señalaron; y tampoco podían aplicarse
las sanciones designadas en el artículo 20 que efectivamente aparecen en el
Diario Oficial, porque este precepto no fue aprobado ni por el Parlamento
ni promulgado por el Jefe de Estado. Alegaron que se estaba en presencia
de una infracción al artículo 11 de la Constitución, en orden a que “nadie
puede ser condenado, si no es juzgado legalmente y en virtud de una ley promulgada
antes del hecho sobre que recae el juicio”, uno de los Principios angulares que se
reconocen en Derecho Penal, cual es el de Legalidad; también, y en perfecta
concordancia, existe el artículo 18 del Código Civil. Por consiguiente,
continuaron los recurrentes, hasta el momento no tienen pena asignada
por ley anterior las infracciones a los preceptos de la ley 5107.
Cabe hacer consideración que en el caso que nos ocupa, se habían
interpuesto recursos de amparo, que tanto una de las Salas del Tribunal de
Alzada capitalino como de la misma Corte Suprema, rechazaron; así como
también en un segundo capítulo del recurso de inaplicabilidad, se incluía
la tacha de inconstitucionalidad del Decreto-Ley 531, de 31 de agosto de
1932 201 (que ordenaba incomunicación en delitos flagrantes de la misma
Ley 5107).
Concluyó el escrito negando que cualquiera de los preceptos del artículo
20 de la cuestionada legislación, podían ser aplicados por el Ministro en
Visita en el proceso que instruye. Y en cuanto al decreto-ley: que éste no fue
obra -como ya se ha dicho en casos similares- de los Poderes colegisladores
a quienes exclusivamente confiere la Constitución la facultad de crear
las leyes.
- 196 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
para proseguir con una solución que nosotros ya pudimos ver con
anterioridad -cuando se fallaron otros recursos de inaplicabilidad-, ya que
“de la anterior conclusión se sigue que el estudio y resolución
de los varios problemas que se derivan de la existencia de la
errata cometida en el texto publicado, como son: determinar la
influencia de esa errata en el sentido general de la disposición,
en cuanto puede ampliarlo o restringirlo; cuál sea su efecto
en la forma de la penalidad, y varios otros, de carácter
legal, y especialmente del orden penal ante los principios de
garantía que las disposiciones de esta materia establecen en
favor de los procesados [...] corresponden a la facultad de
interpretación que el Juez de la causa debe ejercitar en
cada caso; contrariamente a lo que en el recurso se sostiene...”,
para luego continuar en su considerando 8°: “Que no sería
posible aceptar para resolver la cuestión propuesta el criterio
que se inspira esencialmente en la repugnancia a admitir
que el simple error de impresión, obra de un tipógrafo, puede
dársele el poder de legislar, pues tal criterio al evitar esa
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
202 Por tanto, el máximo tribunal, con los votos de los magistrados Alberto Novoa, Romilio
Burgos, Gregorio Schepeler, José M. Hermosilla, Eulogio Robles, David Carvajal y Roberto
Peragallo, desecharon el recurso. El fallo contó con la prevención de los magistrados señores
Novoa y Hermosilla, que concurrieron al rechazo de la inaplicabilidad, aunque teniendo
únicamente en consideración, en lo relativo al artículo 20 de la Ley N° 5107, entre otros
fundamentos, lo siguiente: “Que el artículo 20, así publicado, está sujeto al artículo 6° del Código
Civil, que reglamenta la promulgación y publicación de la ley, y no es un precepto al cual sea aplicable
el artículo 86 de la Constitución Política, ni procede, por consiguiente, considerar sus errores en el fallo
del presente recurso; Que por lo expuesto, la fuerza obligatoria del artículo 20 en estudio debe ser
apreciada por el Juez de la causa con arreglo al artículo 6° citado”. En Revista de Derecho y
Jurisprudencia, año 1936, Tomo XXXIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 209.
203 En fallo recaído en recurso de casación en el fondo de fecha 16 de noviembre de 1932,
en donde se discutió la existencia de la Ley N° 4.256, que se publicó el día 28 de enero de 1928
con errores de texto, en donde días más tarde -el 31 del mismo mes-, se volvió a realizar una
nueva publicación, corrigiéndola. Se alegó por los recurrentes de casación, que la sentencia
impugnada, al darle categoría de ley a la publicada el 28 de enero, había infringido los
artículos 1°, 6°, 7°, 22 y 48 del Código Civil, haciendo una errónea aplicación del derecho, por
lo cual debía ser casada, por cuanto ni el Congreso ni el Presidente de la República, habían
aprobado las declaraciones que como ley fueron publicadas el día 28; y porque la publicación
hecha en el Diario Oficial del día 31 de enero de ese año era la copia fiel y original de la ley
aprobada. La Corte Suprema, después de señalar las facultades constitucionales de las que se
encuentra investido el Presidente de la República en cuanto a la sanción y promulgación de
las leyes, rechaza el recurso por unanimidad, señalando, que a pesar de que generalmente
son confundidas, las diferencias entre promulgación y publicación, son las siguientes: “la primera
tiene por objeto dar existencia a la ley y fijar su texto y la publicación no tiene otro que darla a conocer;
por la promulgación se ordena la ejecución de una ley y la publicación es el medio para hacer llegar
la ley a conocimiento de todos...” (considerando 4°). En la fundamentación siguiente -la 5°-,
concluye: “Que la circunstancia de que la ley 4256 se publicara el 28 de enero de 1928 con un error
sin importancia, que no tiene relación alguna con la cuestión que se debate, no afecta por lo tanto en
nada a la promulgación que, como antes se ha dicho, es un trámite constitucional en que el Presidente
de la República deja constancia de la existencia de la ley, de que en su dictación se han observado todas
las reglas que la Constitución exige y de que por lo tanto esa es la voluntad soberana a la cual reviste
de fuerza obligatoria”. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1933, Tomo XXX, 2° Parte,
Sección 1°, pág. 113.
204 En cuanto al Decreto-Ley 531, el disidente señor Fontecilla, se remitió a las consideraciones
cuarta, séptima y octava del voto que formuló en la sentencia de fecha 11 de octubre de 1933
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
en la causa de Juan Brown, por nosotros ya estudiada. Sólo para recordar en parte: “8°) ...
no se requiere mayor detención para concluir sosteniendo que se está en presencia de disposiciones
que no son leyes y debiendo serlo por la materia que abarcan, procede declararlas inaplicables
para el caso sub-lite”.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
tan sólo al negar lugar al recurso de inaplicabilidad interpuesto, sino en lo tocante a aspectos
tan trascendentales como lo son la promulgación y la publicación de la ley.
Respecto a la publicación, señala en su artículo, que, efectivamente ni la Constitución ni el
Código Civil emplean ese término, sino que se limitan a referirse sólo a la promulgación.
Luego indica la atribución del Jefe de Estado en cuanto a la sanción y a la promulgación,
“y hemos visto que, en otras disposiciones, se limita a decir que los proyectos aprobados por las Cámaras
deben ser remitidos al Presidente de la República para su promulgación”. A su turno, al comentar lo
expresado en el artículo 6° de nuestra ley común, señala que: “la ley no obliga sino en virtud de
su promulgación por el Presidente de la República y después de transcurrido el tiempo necesario para
que se tenga noticia de ella”, agregando que “la promulgación deberá hacerse en el periódico oficial;
y la fecha de la promulgación será, para todos los efectos legales de ella, la fecha de dicho periódico”.
(Nota del Autor: el artículo 6° en comento, vigente a la época del fallo y del estudio del señor
Claro Solar, señalaba lo anterior; se reemplazó dicho precepto, por reforma del art. 1° de la
Ley N° 9.400, de 6 de octubre de 1949, vigente hasta la fecha, y que dispone: “La ley no obliga
sino una vez promulgada en conformidad a la Constitución Política del Estado y publicada de acuerdo
con los preceptos que siguen”. A su vez, el artículo siguiente -el 7°-, también sufrió modificaciones
por la misma ley a la que se ha hecho mención).
Cuando el Jefe de Estado dicta un decreto, en que se establece que el Congreso ha aprobado
un proyecto, “expresa que lo ha sancionado o aprobado a su vez; y dispone que se promulgue (se publique)
y lleve a efecto como Ley de la República. En esta misma fórmula en uso, se incurre en la misma confusión
de promulgación por publicación. La publicación es sencillamente el medio empleado para hacer
llegar la ley a conocimiento de todos los habitantes a fin de que sea cumplida por ellos: es la divulgación
de la promulgación, divulgatio promulgationis. La promulgación es una orden de ejecución; por ella
se atestigua la declaración de la autoridad soberana, la existencia de la ley y se fija su texto preciso...”.
Prosiguió el articulista, dando el caso por vía hipotética de la situación que ocurriría si fuere
promulgada una ley como tal, estando ella solamente aprobada por una rama del Parlamento,
“aunque al promulgarla diga el Presidente de la República que el Congreso Nacional ha aprobado esa
ley y que habiéndola él aceptado y sancionado, dispone su promulgación para que se cumpla” como tal.
En opinión del reconocido gran civilista, es evidente en un caso como el expuesto, que “las
variaciones que aparezcan en el ‘Diario Oficial’ con respecto a la ley realmente aprobada por ambas
Cámaras, no puede estimarse como ley; y por lo tanto, no pueden ser obligatorias para los habitantes del
país, ni pueden ser aplicadas por los Tribunales de Justicia sin faltar a la Constitución del Estado. Lo
que debe promulgarse es el texto de la ley que ambas Cámaras aprobaron: si se altera el texto efectivamente
aprobado por las Cámaras no ha sido promulgado constitucional y legalmente, y porque al texto que ha sido
substituido al aprobado por una y otra Cámara, le falta precisamente esta aprobación para poder ser ley”.
Y refiriéndose directamente al voto mayoritario del Tribunal Supremo, en especial al
considerando 8° ya transcrito, sostiene, parafraseando: “No acepta la Excma. Corte el criterio de
la repugnancia a admitir, conclusión monstruosa, que el tipógrafo que cambió la a en o, pueda tener el
poder de legislar; pero acepta la conclusión, no menos enorme, de que el error de imprenta pueda anular
la legislación. El argumento es realmente ininteligible, porque si la Corte Suprema considera monstruosa
la conclusión de que el tipógrafo pueda legislar cambiando en o la a del artículo 20 de la Ley 5.107,
aprobado por ambas Cámaras, ¿cómo acepta el texto publicado hasta el punto de decir que ese artículo
publicado con ese error tipográfico es una ‘clara manifestación de la voluntad soberana’ de sancionar con
las indicadas penas (prisión en su grado medio, reclusión menor en su grado medio y multa que enumera
el artículo 20 publicado en el ‘Diario Oficial’) las infracciones a la ley’? ¿cómo puede decir el Tribunal
Supremo que ese artículo 20, que contiene ese error tipográfico es una ‘manifestación de voluntad que
cumple con todos y cada uno de los requisitos constitucionales’? ¿cómo puede llegar hasta decir ‘que es
fuerza concluir que el mencionado artículo (el fabricado por el tipógrafo con el cambio de la a por una
o y la supresión de la coma [,]) reúne los caracteres de una ley penal’?”. Y continúa desarrollando
su idea, con una exclamación: “¡No se fija tampoco el Tribunal Supremo en que al aceptar el artículo
20 publicado como una verdadera ley penal, eso sólo da al tipógrafo el poder de legislar, admitiendo
así esa conclusión monstruosa, sino que atribuye al tipógrafo que cometió el error de imprenta el poder
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
de anular la legislación, admitiendo así la otra conclusión, que califica de no menos enorme...!”.
Nosotros aquí finalizamos la alusión a este artículo, no sin antes precisar los términos que él usa,
para criticar una vez más la decisión tomada por el máximo tribunal de la Nación, en torno
al papel que debe desempeñar frente a la facultad dada por los Constituyentes de 1925, en
cuanto al poder de declaración de inaplicabilidad de la ley. Por ello, pone de relieve lo que
nosotros nos propusimos al enfrentar este trabajo, y bajos cuyas palabras, no pudo ser mejor
expresado: “al otorgar tal facultad a la Corte Suprema, la Constitución le confía una misión de grande
interés y responsabilidad. La Corte Suprema no puede dejar de desempeñar esta misión, que es para ella,
al mismo tiempo, un deber, porque si no la ejerce, la Constitución quedará violada y supeditada por la
ley que contraría sus preceptos fundamentales y la responsabilidad del hecho recaería sobre ella”. Nota
del Autor: los resaltados son los fieles del texto original, salvo los subrayados, lo cuales se
han agregado para resaltar aún más la idea original del articulista. CLARO SOLAR, Luis, La
Promulgación y la Publicación de la ley y una sentencia de la Corte Suprema. En Revista de Derecho y
Jurisprudencia, año 1936, Tomo XXXIII, 1° Parte, Sección Derecho, págs. 77 a 99.
También al respecto, y en la misma publicación, don Luis Claro Solar, para ahondar en su
tesis, cita al autor francés León Duguit, que señala respecto de la posibilidad, increíblemente
ocurrida en el país de origen del abogado europeo, el 25 de abril de 1908, cuando tuvo
lugar la publicación en el Diario Oficial de Francia, una norma que sólo había sido votada
por la Cámara, pero no por el Senado: “desde luego, es cierto que el Presidente de la República
está obligado a promulgar las leyes, es decir los textos votados como ley en términos idénticos por las dos
Cámaras... La competencia del Presidente de la República para la promulgación se halla ligada en cuanto
no puede promulgarse como ley, sino el texto que ha sido votado por las dos Cámaras. Un texto votado
por una sola asamblea no es ley y por consiguiente no puede ser promulgado como tal. Podría producirse
en caso de un golpe de Estado; pero entonces el Presidente de la República se coloca fuera del derecho y
el jurista no tiene más que decir. Se puede suponer que por error sea promulgado como ley un texto que,
en el hecho, no ha sido votado, sino por una sola de las Cámaras. Incontestablemente no hay ley”. Pero
en la parte que nos ocupa por nuestro trabajo, debemos resolver si los Tribunales de Justicia
“pueden rehusar aplicar un texto que ha sido promulgado como ley en el ‘Diario Oficial’ y si, de oficio, o
por petición de las partes, pueden establecer que, aunque promulgado como ley, el texto no ha sido votado
por las dos Cámaras, y en consecuencia, rehusar aplicarlo”. Para el autor francés, la respuesta es
categórica: “Yo no vacilo en dar una respuesta afirmativa [...], un texto que no ha sido votado por
las dos Cámaras, y que a pesar de esto es promulgado, no existe constitucionalmente como ley.
Los Tribunales, ligados como se hallan por la Constitución, no pueden, por lo mismo, aplicarlo”.
DUGUIT, León, Traité de droit constitutionnel, Tomo IV, 2° edición, pág. 681.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
207 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1932, Tomo XXX, 2° Parte, Sección 1°, pág. 76.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
208 Además, la Sala de la Corte Suprema, expresa: “4°) Que los jueces de la instancia carecen
de facultad para avocarse al estudio y resolución del problema relativo a la inaplicabilidad de las leyes,
por ser contrarias a la Constitución, puesto que dicho Estatuto, en su artículo 86, reserva en forma
exclusiva a la Corte Suprema [esa] atribución”. Mayoría de los Ministros señores Rafael Fontecilla,
Octavio del Real, Manuel Montero, Ramiro Méndez Brañas y Eduardo Varas Videla, además
del Abogado Integrante don Ramón Contreras. El disidente señor Silva, quien estuvo por
desechar el recurso de casación, había hecho indicación previa -la que fue rechazada- en orden
a declarar inaplicable para este caso particular los artículos de las leyes en disputa. Revista de
Derecho y Jurisprudencia, año 1954, Tomo LI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 503.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
habiéndose hecho una falsa aplicación de esas leyes que resultaron decisivas
para resolver el juicio, y, dictando a continuación sentencia de reemplazo,
acogió en definitiva la acción de denuncia de obra nueva.
El fallo se adoptó con el voto en contra del Ministro don Pedro Silva,
quien estimó que los sentenciadores al dar aplicación a las Leyes números
3313 y 8080, actuaron correctamente, porque en estricto rigor:
“no pudieron prescindir” 209 de ellas,
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
211 El escrito del recurso de inaplicabilidad, hace un análisis histórico de los términos
“inhabilidad moral”, contenidos en la Constitución de 1833, e “inhabilidad mental”, de la
Carta de 1925, que suspendían a un ciudadano del ejercicio del derecho a sufragio, para
arribar a la conclusión -citando entre otros a don Alcibíades Roldán-, quien precisamente se
refirió a ellas, cuando, a su juicio, es constitucional la exclusión de los eclesiásticos regulares
porque están sometidos a voto solemne de obediencia, incurriendo en causal de suspensión
de la ciudadanía consistente en “ineptitud moral que impida obrar libre y reflexivamente”.
Recordado lo anterior, René Frías señala: “Es inconcuso que el señor Roldán actualmente opinaría lo
contrario, ya que la reforma de 1925 reemplazó la palabra ‘moral’ por ‘mental’”. También a propósito
de lo mismo, trajo a colación lo expresado por don Jorge Huneeus, cuando éste señaló que
“la ley no podía excluir del derecho de sufragio a aquellos que no excluye expresamente la
Constitución”.
Cita asimismo en abono de sus argumentaciones, al antiguo profesor de Derecho Constitucional
de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica, don Carlos Estévez -presidente de
la Comisión de Asuntos Constitucionales del entonces Partido Conservador- quien dijo del
Proyecto de Ley presentado: “la Comisión, en primer lugar, estudió la posibilidad de cancelar las
inscripciones de los comunistas en los registros electorales y llegó a la conclusión de que ello es imposible
dentro del régimen constitucional vigente. En efecto, es principio fundamental de Derecho Público que
las autoridades sólo pueden hacer lo que les está permitido por la Constitución y las leyes; al revés de lo
que ocurre en Derecho Privado, conforme al cual los ciudadanos pueden hacer todo lo que la Constitución
y las leyes no le prohíban. En consecuencia, puesto que la Constitución establece en sus artículos 7°, 8°
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
y 9° quiénes tienen derecho a sufragio, por qué causales se suspende el ejercicio de este derecho y por
cuáles otras se pierde el derecho del mismo, es evidente que las leyes no pueden dar derecho a sufragio a
personas que no lo tengan en conformidad a la Constitución, ni quitárselos a quienes la Constitución se
los otorga. Por lo mismo es también evidente que a los comunistas, por el sólo hecho de serlo, la ley no
puede impedirles que se inscriban en los registros electorales, ni ordenar se les borre de ellos, ya
que la Constitución no lo considera en ninguno de los tres artículos referidos”.
También alude a la opinión del Senador Horacio Walker, Presidente de la Comisión de
Legislación y Justicia del Senado (y en tal calidad también miembro de las Comisiones Unidas
que informaron el Proyecto de Ley del Ejecutivo): “... la exclusión de los miembros del Partido
Comunista de los Registros Electorales y Municipales, hecha por un funcionario administrativo, constituye
una violación de las disposiciones de los artículos 7° y 9° de nuestra Carta Fundamental, en cuanto
significa quitarles o hacerles perder la calidad de ciudadanos con derecho a sufragio por medios distintos
de los aceptados por la Constitución Política del Estado”. Y ahora, en nueva intervención del mismo
Senador, pero esta vez una totalmente acorde con los objetivos del trabajo nuestro, y que por
lo mismo destacaremos. Señala, al discutirse el artículo 2° transitorio -cuya inaplicabilidad
también se solicitaba-: “... El principal argumento que han hecho valer varios Honorables Senadores
consiste en los precedentes legislativos que existen en nuestro país. Quiero prescindir en esta ocasión, de la
circunstancia de que, cuando se dictó la casi totalidad de las leyes a que se hace referencia, no existía en
Chile recurso de inaplicabilidad y, por lo tanto, podían dictarse todas las leyes inconstitucionales
que se quisiera, sin exponerse a sanciones de ninguna especie. De modo que debemos encarar la
cuestión no a la luz de la Constitución de 1833, sino a la luz de la reforma de 1925”*.
* Nota: las referencias a que hace alusión directa el abogado recurrente en su escrito ingresado a
la Corte Suprema, en cuanto a las opiniones ya transcritas y otras que pueden leerse, pueden
encontrarse en el libelo mismo, disponible en síntesis en el fallo que se estudia.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
212 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1949, Tomo XLVI, 2° Parte, Sección 1°, pág. 618.
213 Ibid.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
214 Se acordó, después de desechada la indicación previa del Presidente (s) Juan B. Ríos,
además de los Ministros señores, Larenas, Fontecilla y el Abogado Integrante señor Godoy,
quienes estuvieron por declarar improcedente el recurso, en base a que en la especie, no puede
sostenerse la existencia de un juicio, “puesto que todavía no había sido investigada la existencia del
cuerpo del delito, que es el fundamento de todo juicio criminal”; así como también en base al siguiente
razonamiento: “4°) Que, por otra parte, para que proceda un recurso de esta naturaleza se requiere
que medie un juicio formalmente iniciado, porque de no ser así, bien podría gestarse un procedimiento
sin base legal, con el sólo propósito de hacer recaer en él, un recurso de inaplicabilidad”.
215 Los magistrados señores Rivas, Bianchi y Agüero, no aceptaron algunos considerandos
del fallo, y concurrieron, además -entre otros- con el siguiente: “Es del todo improcedente que, a
petición del propio querellante, se pueda declarar inaplicable en el juicio iniciado por él, la ley que supone
infringida por el querellado y por cuyo quebrantamiento lo acusa criminalmente en las dos últimas partes
de la querella. El recurso de inaplicabilidad a que se refiere el artículo 86 inciso 2° de la Constitución
Política no tiene el alcance que parece atribuirle el recurrente, quien a renglón seguido de acusar a
un funcionario por haber vulnerado una determinada prescripción legal, solicita a la Corte Suprema
declare que ese precepto no tiene aplicación en el juicio que él ha iniciado y en el cual debe naturalmente,
resolverse si se ha producido o no la infracción de dicha ley; hay en ello una contradicción que obsta a la
aceptación del recurso en esta parte”.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
con lo cual, unido a que el artículo 26 del mismo cuerpo legal, faculta al
Ministro del Interior para expulsar, previo arresto, a los extranjeros que no
satisfacen las condiciones en que la autorización para entrar al país les fue
concedida, rechaza por voto unánime la acción de habeas corpus. Aparece la
firma de los Ministros señores Eduardo Varas Videla y Santiago Elgueta,
además del Abogado Integrante don Julio Zenteno 217.
f.2. Recurso de Reclamación contra expulsión del territorio nacional.
A favor del mismo ciudadano, se dedujo otro recurso, el que se resolvió
con la misma fecha del anterior. Reclamando del decreto de expulsión del
territorio nacional que lo afectó, dictado por el Ministerio del Interior,
basándose esta Secretaría de Estado en el precepto del artículo 26 de la
Ley de Defensa de la Democracia.
La Corte Suprema, dio vista al Fiscal del Tribunal, para que expidiera
un informe sobre el recurso de reclamación interpuesto.
Después de dar cuenta de lo expresado por la recurrente -señora del
expulsado- y del informe del Ministro del Ramo que se acompañó, donde se
relatan -a juicio de esa Secretaría de Estado- las acciones prohibidas en que
habría incurrido el señor Rosenblum en contra de la Seguridad del Estado,
hace una distinción muy precisa, en el sentido de que la medida adoptada,
lo fue en virtud de la Ley N° 8.987 -y no por las disposiciones de la Ley N°
3.446 que la recurrente mencionó-. El primer cuerpo legal, no facultaba
interponer ante la Corte Suprema el reclamo deducido. El Gobierno señaló,
por tanto, que así ha debido estimarlo la propia reclamante, que por el
mismo hecho había interpuesto un recurso de amparo, como acabamos
de ver.
El señor Fiscal don Urbano Marín, señala que si las medidas adoptadas
por el Ministerio del Interior en contra del referido ciudadano extranjero,
consistentes en su arresto por el Servicio de Investigaciones y su expulsión
sin más trámite del territorio nacional, lo hubieran sido con arreglo a la
Ley N° 3.466, resultaría incuestionable que sería procedente el reclamo
interpuesto, porque:
“En primer lugar, la expulsión no habría sido ordenada por el
Intendente de la Provincia de Santiago, sino por el Gobierno,
contraviniéndose así lo dispuesto en el artículo 3° de la Ley
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
218 Informe de la Fiscalía de la Corte Suprema de Justicia. Aparece junto con la sentencia
que falló el recurso de reclamación, inmediatamente después de la de amparo revisada, y
que también fue decidida el 1° de septiembre de 1953. En Revista de Derecho y Jurisprudencia,
año 1953, Tomo L, 2° Parte, Sección 4°, pág. 147.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
219 Ibíd.
220 La Ley 16640 fue promulgada por S.E. el Presidente de la República don Eduardo Frei
Montalva; aparece la firma además del Ministro de Agricultura don Hugo Trivelli Franzolini
y del Subsecretario de esa cartera Carlos Figueroa S.
221 Recurso de Inaplicabilidad en contra de los artículos 2° y 3° transitorios de la Ley N°
16.640, interpuestos por don Vicente Álamos y otros, de 4 de enero; el de doña Violeta Grebe,
de 12 de enero; y el de don Alberto Guzmán, de 20 del mismo mes, todos de 1968, y que
tuvieron idéntica votación, como veremos más adelante.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
223 Sobre esta materia, puede consultarse el Informe en Derecho elaborado por el profesor
don Enrique Silva Cimma, el que fue solicitado por el señor vicepresidente Ejecutivo de la
Corporación de Reforma Agraria. En la conclusión de dicho informe, el autor señala que,
“por las consideraciones hechas, de doctrina, de legislación positiva y jurisprudenciales, estimo: a) Que los
artículos 2° y 3° transitorios de la Ley N° 16.640 no infringen los incisos 4° y 5° del artículo 10 N° 10 de
la Constitución Política del Estado; y b) Que el artículo 2° transitorio de la ley citada no viola el artículo
12 de la Carta Fundamental”. SILVA CIMMA, Enrique, Sobre inaplicabilidad de los artículos 2° y
3° Transitorios de la Ley N° 16.640, de Reforma Agraria. Informe en Derecho. En Revista de Derecho
y Jurisprudencia, año 1968, Tomo LXV, 1° Parte, Sección Derecho, pág. 23.
224 El Ministro don Rafael Retamal López, integró el máximo tribunal del país entre los
años 1966 y 1992, siendo su Presidente desde 1983 hasta 1988. Más adelante conoceremos
más de su participación en otros interesantes procesos donde se dedujeron recursos de
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
inaplicabilidad.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
225 En este punto el señor Fiscal de la Corte Suprema, hace alusión directa a la sentencia
pronunciada por el máximo tribunal el día 1° de julio de 1937 -que, aún sin tener en vista el
aspecto constitucional que se viera envuelto-, y dirimiendo una contienda de competencia entre
dos Cortes de Apelaciones, la de Concepción y la de Temuco, dijo lo que a continuación sigue:
a ésta última Corte, la Ley N° 5.992 le encomendó ejercer la superioridad jerárquica de los
Juzgados de la Provincia de Malleco, que se encontraban bajo la dependencia del Tribunal
de Alzada penquista. Para el Excmo. Tribunal, lo que ha hecho el legislador al dictar la ley
citada, es manifestar en forma inequívoca su voluntad de sustraer los procesos de la autoridad
que sobre ellos ejercía la Corte de Concepción, porque, entre otras cosas, cuando se altera
la jurisdicción de un Tribunal, “debe suponerse que lo guía el propósito de hacer más expedita la
administración de justicia, procurando que desaparezcan los defectos de organización que antes existían, y
no puede ser lo mismo pretenderse que una ley destinada a llenar ese objetivo, atente o menoscabe derechos
adquiridos por los litigantes. Que el precepto del artículo 193 de la Ley sobre Organización y Atribuciones
de los Tribunales, no puede impedir la retroactividad de la Ley N° 5.992, esto es, su aplicación a los
juicios iniciados con anterioridad y en curso, porque no comprende en sus disposiciones a la ley, o
sea, a la voluntad del propio legislador manifestada en un sentido distinto”. Termina diciendo
la Fiscalía, que lo anterior refleja que los Tribunales pueden avocarse causas pendientes ante
otros Tribunales, si la ley los autoriza, sin que por ello se quebrante la Constitución. Este fallo
traído a colación puede encontrarse en Revista de Ciencias Penales, Año III, N° 16-17, pág. 385.
226 Ibíd.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
de lo que resultó que dicho precepto se estimó por esa Corporación como
no contrario a las facultades del Poder Judicial contenidas en el artículo 80
de la Constitución Política. Para la minoría de parlamentarios, sin lugar a
dudas lo que se encuentra prohibido en forma expresa es que el Congreso
pueda dictar leyes que entraben las facultades de los Tribunales de Justicia,
siendo el artículo transitorio en cuestión, el ejemplo típico de una ley que
entorpece las atribuciones exclusivas del Poder Judicial.
También menciona el Fiscal las opiniones de los juristas señores Alejandro
Silva Bascuñán y Jorge Guzmán Dinator, quienes detallaron -aunque de
manera separada- las expresiones contenidas en el ya tantas veces citado
artículo 80. En síntesis, los especialistas señalaron: que lo prohibido al
Ejecutivo y al Legislativo es lo siguiente: a) “ejercer funciones judiciales”
-específicamente juzgar las causas civiles o criminales-; b) “avocarse causas
pendientes” -esto es, pasar a conocerlas sin tener para ello atribuciones-; y
c) “revivir procesos fenecidos” -o sea abrirlos después de haber sido fallados
por sentencia de término- (Silva Bascuñán). Mientras que el señor Guzmán
Dinator fue enfático al formular la siguiente idea: que si bien lo establecido
por la Carta Fundamental es una regla general, contiene numerosas
excepciones en el propio texto de la Constitución y también fuera de
ella, además de, como lo expresan muchos comentaristas, tiene algo de
redundancia. En cuanto al término “avocar”, expresa que los procesalistas
estiman que significa técnicamente “traer para sí de propia autoridad una
causa para decidirla”, lo que también coincide con el Diccionario de la
Lengua.
Segunda Causal de Inconstitucionalidad. Inaplicabilidad de los artículos
2° y 3° transitorios, por violación del N° 1 del artículo 10 de la Constitución
Política. “Igualdad ante la ley”. Los recurrentes justificaron su aserto en este
punto, haciendo un paralelo entre los preceptos transitorios mencionados y
los permanentes de dicha ley, que legislan de manera y con alcance distintos
para individuos que se encuentran en una misma situación, como son los
propietarios de predios rústicos abandonados o mal explotados. A todos
los propietarios referidos, cuyos predios no excedan de 80 hectáreas de
riego básicas y mantengan esta superficie desde una fecha determinada
-el 4 de noviembre de 1964-, el artículo 4° (permanente) de la ley les
declara inexpropiables sus predios durante tres (3) años contados desde
el 1° de mayo siguiente a la fecha de su publicación. En cambio -explicó el
recurrente-, el artículo 3° transitorio, lo que hace es declarar anticipadamente
expropiables sus predios a los propietarios de predios rústicos de cualquier
superficie -entre los que obviamente están los de menos de 80 hectáreas
de riego básicos, abandonados o mal explotados regidos por la anterior
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
227 Ibid.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
231 Puede consultarse el estudio sobre la Ley 16.615 de 20 de enero de 1967, modificatoria
de la Constitución Política del Estado, su historia fidedigna, contenido y análisis de la Reforma.
Su autor fue profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Católica de Chile, y
Subsecretario de Justicia durante la generación de la mentada Ley 16.615. EVANS DE LA
CUADRA, Enrique, Estatuto Constitucional del derecho de propiedad en Chile, Editorial Jurídica
de Chile, año 1967, 439 páginas.
232 Al discutirse los presentes y posteriormente otros recursos de inaplicabilidad que
se ventilaron ante la Corte Suprema, por presunta infracción de constitucionalidad de la
mencionada Ley 16.640, ya se encontraba a su turno vigente la Ley N° 16.615 de 20 de enero
de 1967 que reformó, como ya se dijo, el artículo 10 N° 10 de la CPE de 1925. El texto íntegro
es el siguiente, el que se transcribe para su global conocimiento:
“Artículo 10.- La Constitución asegura a todos los habitantes de la República:
10.- El derecho de propiedad en sus diversas especies.
La ley establecerá el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer de ella y las
limitaciones y obligaciones que permitan asegurar su función social y hacerla accesible a
todos. La función social de la propiedad comprende cuanto exijan los intereses generales del
Estado, la utilidad y salubridad públicas, el mejor aprovechamiento de las fuentes y energías
productivas en el servicio de la colectividad y la elevación de las condiciones de vida del
común de los habitantes.
Cuando el interés de la comunidad nacional lo exijan, la ley podrá reservar al Estado
el dominio exclusivo de recursos naturales, bienes de producción u otros, que
declare de importancia preeminente para la vida económica, social o cultural
del país. Propenderá, asimismo, a la conveniente distribución de la propiedad
y a la constitución de la propiedad familiar.
Nadie puede ser privado de su propiedad sino en virtud de ley general o especial que autorice la expropiación
por causa de utilidad pública o interés social, calificada por el legislador. El expropiado tendrá siempre
derecho a indemnización cuyo monto y condiciones de pago se determinarán equitativamente
tomando en consideración los intereses de la colectividad y de los expropiados. La
ley determinará las normas para fijar la indemnización, el tribunal que conozca de
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
233 Ibid.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
234 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1968, Tomo LXV, 2° Parte, Sección 1°, las distintas
sentencias: págs. 2 a 33; 45 a 78; y 78 a 88.
235 En prevención, el Presidente señor Illanes Benítez y los Ministros señores Retamal
y Pomés, tuvieron además presente, respecto de la supuesta inaplicabilidad del artículo 3°
transitorio de la Ley de Reforma Agraria, entre otras, las siguientes consideraciones para su
rechazo: “Es menester recordar que lo relativo a la competencia o atribuciones otorgadas a los tribunales,
puede ampliarse, disminuirse, limitarse por una ley; esta ley, lo mismo que la de Reforma Agraria, es el
orden público, y rige ‘in actum’. De modo que, conforme a ese precepto, el legislador ha podido limitar los
efectos de la resolución que niega lugar a la expropiación, y expropiar total y parcialmente el mismo predio
a que se refiere la resolución, si se han reunido los requisitos especificados [...], la ley consideró un punto
aún más esencial, propio de la expropiación, y declaró enfáticamente ‘de utilidad pública e interés social los
predios que se encuentren en esas circunstancias’. La reforma constitucional dejó a la ley determinar
las normas para fijar la indemnización y las oportunidades y modo en que el expropiador tomará
posesión material del bien expropiado. De lo expuesto se desprende que el legislador no se ha
abocado causas pendientes; porque la función de la ley es regular situaciones de hecho de carácter
general, decidiéndolas, pero no aplicando normas a los casos concretos. En seguida, en derecho
público, la ley puede obrar con retroactividad, porque hay de por medio un interés colectivo.
Y finalmente, la misma ley declaró de ‘utilidad pública e interés social los predios que se encuentren en
esas circunstancias’. Estas últimas son condiciones que pertenecen a la esencia de toda expropiación. Es
inconcuso, por tanto, que la disposición que se analiza no invade la atribución jurisdiccional del Poder
Judicial. Una ley emanada del Congreso dirigida a aumentar o limitar las facultades de los Tribunales,
o reglar hechos mediante una norma objetiva, aunque le dé a esta retroacción, por ser de derecho público
e interés social, no atenta contra la independencia de aquél Poder del Estado cuya función es sólo aplicar
la Ley”. Finalizando, lanzan una argumentación por nosotros ya conocida: “Si no se admitiera
esta tesis los Tribunales de Justicia podrían, por el camino de la interpretación y aplicación de
la ley, sustituir al Poder Legislativo en una tarea que le es exclusiva, conforme al artículo 4° de
la Constitución Política”.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Para este Ministro -a quien puede considerarse como el que emitió los más
duros términos que lo llevaron a manifestarse por acoger la inaplicabilidad
requerida-, el verdadero alcance y la verdadera amplitud que debe darse al
precepto del artículo 80 de la Constitución -el que se sustentó en la forma
planteada por la minoría en la Sesión respectiva del H. Senado cuando se
discutió el artículo 2° transitorio, la que cita en su aspecto pertinente, para
ahondar en sus propias reflexiones-. En aquella oportunidad el Senador
don Sergio Sepúlveda Garcés, a modo de pregunta, precisó de qué manera
el Congreso Nacional podía vulnerar el mentado artículo 80. Su respuesta
fue clara:
“Dictando leyes en forma directa que resuelvan el conflicto
sometido a los Tribunales, y es precisamente lo que ocurre en la
esencia del artículo 2° transitorio del proyecto. Sencillamente
por esta disposición se dictan normas de tal precisión, tan
directamente encaminadas a resolver los juicios pendientes
que existen sobre la materia, que el juez que está conociendo
de ellas no le quedará sino aplicar las nuevas disposiciones de
la ley y dictar sentencia en virtud de las normas que nosotros
dictaríamos aquí por el camino de la ley [...] La ley es la vía
que el Poder Legislativo puede usar para intervenir en una
facultad que la Constitución entrega a los Tribunales de
Justicia. En este caso la ley es tan precisa que dicta normas
distintas a las vigentes en las leyes actuales [...] Evidentemente
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
por las razones que explicita en su voto especial, y que pueden consultarse
237
. Sin embargo, a renglón seguido y siempre separadamente -ahora en
torno al artículo 3° transitorio-, hace resaltar que:
“... no ocurre igual cosa con el artículo 3° transitorio que a
juicio del Ministro disidente constituye una flagrante violación
al precepto del artículo 80 de la Constitución Política”, ya
que “sólo pone dos condiciones que en realidad quedan al
arbitrio de una de las partes (...) Para que la Corporación
de la Reforma Agraria pueda desconocer lo resuelto por los
Tribunales de Justicia, el mismo artículo declara de utilidad
pública los predios que se encuentren en esas condiciones. En
consecuencia, se entrega al arbitrio de una de las partes del
juicio de expropiación, la facultad de desconocer el fallo que
se dicte. Al parecer del Ministro opinante, esta disposición
es la más clara demostración de que este precepto vulnera la
letra y el espíritu del artículo 80 de la Constitución Política,
puesto que se avoca a un juicio pendiente o ya fenecido y hace
completamente inoperante un fallo judicial el cual no puede
ser ejecutado” 238
237 Dijo el Ministro que el artículo 2° transitorio sólo podía tener aplicación a las expropiaciones
que no se encontrasen perfeccionadas a la fecha de la vigencia de la Ley 16.640, según
expresamente lo estatuía dicho precepto, y por lo tanto, no se vulneran en la especie derechos
ya adquiridos. Además porque por consiguiente, el derecho de dominio se encontraba todavía
radicado en el propietario expropiado y por lo tanto no podía considerarse incorporado a
su patrimonio el derecho personal al cobro de la indemnización, que para él sólo constituía
una simple expectativa.
En este punto el fallo también contó con la prevención de los Ministros señores Urrutia, Bórquez
y Martin, quienes se extendieron en sus argumentaciones para rechazar la inaplicabilidad
del artículo 2° transitorio.
238 Ibid., voto de minoría del Ministro señor Varas Videla.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
241 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1971, Tomo LXVIII, 2° Parte, Sección 1°, pág.
30.
242 También referente a la pequeña propiedad rústica, pero en juicio ante el Tribunal
Agrario Provincial de Cautín, se resolvió por la Corte Suprema con fecha 11 de octubre de
1971, la petición que le hiciera don José Franz Acuña, en orden a que el N° 2 del artículo
193 y la letra f) del artículo 1° de la Ley N° 16.640 sobre Reforma Agraria -como ya tuvimos
ocasión de ver-, resultaban inconstitucionales, porque al referirse esas disposiciones a lo que se
entiende por “pequeña propiedad rústica trabajada por su dueño”, se han agregado requisitos que
el texto constitucional no contiene, menoscabando de dicha manera la garantía constitucional
allí asegurada. En esa ocasión, así como en la sentencia recaída en la inaplicabilidad interpuesta
por don Francisco Frías, el Tribunal Pleno, esta vez el 10 de noviembre de 1972 (en juicio
seguido ante el Tribunal Agrario de Linares), se apartó de la línea argumental sostenida por
su Fiscalía, en cuanto debía rechazar los recursos en todas sus partes. Se acordó el primero
de ellos, con el voto en contra de los Ministros señores Eduardo Ortiz Sandoval, Rafael
Retamal, Juan Pomés y Octavio Ramírez, quienes se pronunciaron por rechazar la acción
de inaplicabilidad; y el segundo, con la oposición de los mismos señores Ministros, menos la
firma de don Eduardo Ortiz, quien no concurrió a la vista de la causa. En Revista de Derecho y
Jurisprudencia, año 1971, Tomo LXVIII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 302; y misma Revista, año
1972, 2° Parte, sección 1°, pág. 192, respectivamente.
Años antes, en el caso de doña Ivette Eyheramendy Vignaux, se solicitó asimismo la
inaplicabilidad del artículo 2° transitorio reseñado, además de la del artículo 193 inciso 2°, en
relación al artículo 1° letra f) de la Ley de Reforma en juicio contra la Corporación Agraria,
pero esta vez en donde se involucraba una pequeña propiedad rústica. La Corte Suprema
lo había acogido porque -como ya se explicitó- al referirse estas últimas disposiciones a lo
que se entiende por pequeña propiedad rústica trabajada por su dueño, se han agregado en la
legislación requisitos que el texto constitucional no contiene.
Por aceptar el recurso con fecha 13 de agosto de 1968, declarando inaplicables los preceptos
aludidos, estuvieron los Ministros señores Ramiro Méndez, Eduardo Varas, Enrique Urrutia,
Eduardo Ortiz Sandoval, Israel Bórquez, Ricardo Martin y Luis Maldonado. En tanto por
rechazarlo -bajo argumentaciones distintas o únicas-, se pronunciaron los magistrados señores
Osvaldo Illanes (Presidente), Víctor Ortiz Castro, Rafael Retamal, Octavio Ramírez y el Ministro
suplente Enrique Correa Labra. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1968, Tomo LXV, 2°
Parte, Sección 1°, pág. 244.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
244 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1967, Tomo LXIV, 2° Parte, Sección 1°, págs. 109.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
245 El Ministro señor Varas Videla tuvo presente además otras consideraciones. En particular,
las que destacan en cuanto a los ribetes de responsabilidad constitucional del Presidente de la
República; así dijo en los siguientes términos: “Si estos decretos exceden sus atribuciones o contrarían
la Constitución o las leyes deben ser representados por la Contraloría General de la República, como ocurrió
en el caso en estudio y si el Ejecutivo dicta un decreto de insistencia, suscrito por el Jefe de Estado y todos
sus Ministros, dicho decreto se cumple sin perjuicio de su responsabilidad política por la cual puede
ser acusado por la Cámara de Diputados y juzgado por el Senado en la forma que determina
nuestra Carta Fundamental”, aunque “ello no significa que los particulares afectados por el
decreto ilegal, en su persona, en su libertad o en su patrimonio, queden privados de todo apoyo
legal y sólo puedan instar por la acusación constitucional”, ya que, los “ciudadanos afectados
disponen de las acciones y recursos que las leyes les franquean”, los cuales deben ser conocidos por los
“tribunales ordinarios de justicia, los cuales tienen atribuciones para dar aplicación preferente a
la Constitución Política y a las leyes de la República y no aplicar aquellos decretos supremos, reglamentos
o ordenanzas que vulneren dichos cuerpos legales” (el resaltado es nuestro).
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
249 Para el Fiscal don Urbano Marín Rojas, la disposición del artículo 3° de la Ley N° 9581,
al dar efecto retroactivo a sus disposiciones, era inconstitucional porque a su virtud se han
anulado los pagos de las imposiciones hechas de conformidad con lo mandado por la Ley
7295, atropellando los derechos adquiridos bajo el imperio de esa ley, haciendo renacer una
obligación extinguida y despojando al deudor del derecho con que la extinguió, y, además,
de la parte de bienes de su dominio que es necesaria para la solución de una obligación que
ya había sido solucionada con arreglo a la ley anterior. “Para saber si una ley es retroactiva en
cuanto al derecho de dominio, hay que determinar si ella lesiona intereses que para sus titulares constituyen
derechos adquiridos en virtud de la ley antigua. Se entienden por derechos adquiridos aquellos que son
consecuencia de un hecho apto para producirlos bajo el imperio de la ley vigente al tiempo en que el
derecho se ha realizado y que han entrado inmediatamente a formar parte del patrimonio de la persona,
sin que importe la circunstancia de que la ocasión de hacerlos valer se presente en una época ulterior, en
que esté rigiendo otra ley. Los derechos adquiridos entran a formar parte del patrimonio de su titular, y
la nueva ley no puede lesionarlos sin quebrantar la ya expresada garantía constitucional. Todo derecho
real adquirido bajo una ley y en conformidad a ella, subsiste bajo el imperio de otra. Naturalmente, debe
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
hacerse la salvedad en cuanto se refiere a las meras expectativas, y también en lo que dice relación con el
goce y las cargas de un derecho adquirido, y aún, con su extinción. Lo que la ley no puede atacar es la
parte substancial del derecho adquirido; pero sí, puede hacerlo con respecto a las simples expectativas o al
ejercicio de un derecho adquirido, sin tocar la parte substancial del derecho mismo”, rezó su Informe
al Pleno de la Corte.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
250 Para el profesor Varela, el legislador chileno ha hecho repetidamente uso de esta
facultad. Y el recurrente al afirmar en su escrito que nunca se la había utilizado para imponer
gravámenes pecuniarios a particulares, nos dice que le es fácil contradecirlo, para lo cual cita
variada legislación sobre Derecho del Trabajo y de Previsión Social elaborada en los últimos
25 años (las cuales nombra a título ejemplar): “Nadie hasta ahora había negado la legitimidad
de esta legislación ni pretendido impugnarla como contraria a la garantía constitucional de la
propiedad. Lejos de eso la Excma. Corte Suprema ha reconocido siempre el principio de la validez
constitucional de las leyes retroactivas y la facultad que al legislador pertenece de darles ese efecto”.
Cita aquí, variados fallos de la máxima entidad judicial que demuestran lo afirmado en este
aserto, donde el máximo tribunal del país aseguró que el mandato del artículo 9° del Código
Civil era un mandato legal, más no constitucional. El hecho de que el tribunal se pronunciara
vía recursos de casación y no de inaplicabilidad -como lo manifestó nuestro recurrente-, no
le resta ningún mérito para traer a colación dichos fallos por el informante, pues dicha Corte
de acuerdo con la Carta Fundamental, puede declarar la inconstitucionalidad de oficio. En
los fallos singularizados, “La Corte Suprema, sin embargo, no lo hizo y lejos de hacerlo [...] ha
afirmado expresamente que no contraría la garantía constitucional de la propiedad la dictación
de leyes impositivas con efecto retroactivo...” (3 de noviembre de 1937, causa <<Valdivieso con
Dirección de Impuestos Internos>>). “De manera que si imponer contribuciones con efecto retroactivo
y gravar con ellas utilidades definitivamente adquiridas e incorporadas al patrimonio del contribuyente,
fuese contrario a la garantía constitucional de la propiedad, hubiéralo declarado de oficio la Excma.
Corte...”. En la por nosotros recordada sentencia de fecha 10 de agosto de 1936 (<<Cía. de
Electricidad con Municipalidad de Santiago>>), el Tribunal Supremo afirmó pertenecerle
dicha facultad de obrar por propia iniciativa. VARELA V., Raúl, El valor constitucional de la Ley
N° 9581, Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1950, Tomo XLVII, 1° Parte, Sección Derecho,
págs. 61 a 98.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
253 El Ministro don Luis Agüero concurrió al rechazo del recurso, teniendo por su
parte además presente: que el Poder Legislativo como órgano del Estado, ha procurado
indudablemente dar cumplimiento al mandato constitucional expresado en el N° 14 del
artículo 10 de la Constitución Política -la protección al trabajo, a la industria, y a las obras de
previsión social-, y de ahí es que toda esa legislación aparezca dirigida al mantenimiento y
progreso del orden social (verbi gratia: Ley N° 4054, de 8 de septiembre de 1924, que creó
la Caja del Seguro Obrero Obligatorio; Ley 4055, que obliga a los patrones a contribuir en la
forma que indica a la formación del fondo de garantía, haciendo los depósitos correspondientes
en la Caja de Accidentes del Trabajo; Ley 8032, que declaró empleados particulares a los
agentes profesionales de seguros), especialmente en cuanto: “a) regulan por sobre la voluntad
de las partes, las relaciones jurídicas que puedan surgir del contrato de trabajo; b) crean organismos con
jurisdicción para resolver los conflictos que se produzcan con motivo de esas relaciones; c) organizan
institutos o fundaciones de derecho público encargadas de realizar las más convenientes obras de previsión
social, en favor de los trabajadores (empleados u obreros) y de sus familias; d) imponen a los patrones
o empleadores, por sobre su voluntad y para financiar esas obras, cargas u obligaciones de dinero,
que tienen por fuente propia la ley y que gravitan, es cierto, sobre el patrimonio en general de
los imponentes, más en ningún caso sobre un bien determinado de su propiedad, sea corporal o
incorporal, y amparado específicamente por un derecho real o personal; 3°) Que en tales condiciones esas
obligaciones de dinero a que se ha aludido precedentemente, sea que se las denomine ‘imposiciones’, ‘cuotas’
o ‘aportes’, y puesto que importan el cumplimiento de un mandato de la Constitución Política,
obedecen a una necesidad del Estado y tienen su fuente inmediata en la ley, constituyen en su
esencia ‘cargas públicas’, vale decir, ‘tributos’, ‘impuestos’ o ‘contribuciones’, de acuerdo con el
significado que a esas expresiones corresponde dentro de su acepción económico-social; 4°) Que
siendo de tal naturaleza las obligaciones antedichas, resulta también evidente que la facultad
del Poder Legislativo para establecerlas, no sólo deriva del citado N° 14 del artículo 10 de la
Constitución, sino, además, de otros claros preceptos de la misma”.
254 Redacción del magistrado don Pedro Silva Fernández. Revista de Derecho y Jurisprudencia,
año 1950, Tomo XLVII, 2° Parte, Sección 1°, págs. 301.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
SECCIÓN TERCERA
·
Algunos acontecimientos ya avanzado el imperio de la
CPE de 1925 1
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
3 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1964, Tomo LXI, Memoria, pág. VIII.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
4 En el Mensaje que el Presidente Alessandri envió al Congreso, puede leerse: “ Aquellas prácticas
inconvenientes que antes ejercitó el Congreso en la ley de presupuesto, se hacen hoy sentir en todos los
proyectos que el Ejecutivo somete a su consideración, especialmente en los de orden social, previsional,
financiero, tributario y otros, aparte de que muchas veces los parlamentarios toman directamente la
iniciativa de proyectos de ley sobre estas materias que producen efectos aún peores. Cada proyecto es objeto
de cientos de indicaciones que desnaturalizan su finalidad, que destruyen otras legislaciones vigentes y
que involucran toda clase de materias absolutamente ajenas al proyecto mismo”.
El profesor Enrique Navarro por su parte, nos relata que hubo sendos proyectos de reforma
constitucional que no vieron la luz durante la vigencia de la Carta Política de 1925. NAVARRO
BELTRÁN, Enrique, La jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre la acción de inconstitucionalidad
de la ley entre los años 2006 y 2012. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, N° 39, diciembre de 2012, pág. 363 a 394.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
juicios seguidos ante un tribunal de justicia. También nos remitimos a lo por nosotros ya
estudiado en torno al marco de las leyes delegatorias. Merece por cierto destacarse además
en la propuesta, lo referente a la resolución de cuestiones de competencia suscitadas entre
el Presidente de la República y el Congreso Nacional. GUZMÁN DINATOR, Jorge, Nueva
Sociedad Vieja Constitución, Foros dirigidos por..., Editorial Orbe, año 1964, pág. 242.
8 Id., pág. 226.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
10 El mismo Mandatario había dado su visión general sobre los hechos que produjeron la Guerra
Civil de 1891, y en particular sobre la caída del Presidente de la República don José Manuel
Balmaceda (1886-1891). Señaló que dicho quiebre institucional (y el posterior suicidio del
Jefe de Estado que, como sabemos ocurrió al interior de la Legación argentina, donde había
obtenido refugio después de desatarse un enfrentamiento armado entre el Ejército por un
lado, leal al gobernante, y la Armada por el otro, la que se cuadró con el Congreso), se habría
desencadenado cuando al Jefe de Estado el Parlamento le acuerda postergar el trámite de
las leyes periódicas, negándose a discutir la Ley de Presupuestos para el correspondiente
año 1891, mientras no existiera un gabinete ministerial de la confianza parlamentaria. En
respuesta a esa medida, el Presidente decide gobernar aprobando por decreto el presupuesto
del año anterior (año 1890). En medio de gran efervescencia política, el Congreso redacta un
acta de deposición del Presidente de la República, la que es ignorada por éste último, quien
a su vez clausura el Congreso, el 11 de febrero de 1891.
Al respecto, don Eduardo Frei Montalva, asevera: “La lucha entre el poder presidencial y el naciente
predominio del Parlamento estaba llegando, por otra parte, a su última fase y había de adquirir luego
dramática intensidad. Hasta ahora se ha juzgado la Revolución de 1891 como un simple conflicto
de poderes: por un lado, el Congreso defendiendo sus prerrogativas; por el otro, Balmaceda,
temperamento ardiente, apasionado y personalista, llegando hasta los últimos extremos en defensa
de lo que él concebía era la misión del Ejecutivo. ¿Pero fue sólo esa la causa de esta Revolución?
Las nuevas orientaciones de la investigación histórica buscan otras fuentes donde descubrir el secreto
fondo de los procesos políticos más o menos aparentes. En el Congreso estaba representada una clase
social, un grupo humano poderoso y absorbente, que por sus características sociales y por razones de
predominio económico resistía toda concepción de un Estado dominante. Es lo que Alberto Edwards ha
descrito magistralmente en su ‘Fronda Aristocrática’. Balmaceda llegó al poder frente a una crisis política
profunda, pues le correspondió vivir el último acto de un drama en el cual chocaba la fuerza social de
una aristocracia con el Ejecutivo, que era su único contendor en su lucha para controlar íntegro el poder
a través del Parlamento. Balmaceda concibió el proyecto de poner las grandes rentas del salitre al servicio
del progreso económico y social del país, nacionalizando la industria salitrera; luchó por terminar con la
desvalorización monetaria que beneficiaba a la oligarquía latifundista; propició una política de reforma
crediticia que afectaba a los bancos particulares y un proyecto de creación del Banco del Estado que
implicaba la nacionalización del crédito. Sostuvo al mismo tiempo, enérgicamente, la necesidad de regular
la inversión extranjera subordinándola a los intereses nacionales. Este conjunto de proyectos configuró
un cuadro político que colocó a Balmaceda en antagonismo abierto con los sectores latifundistas, los
poderosos consorcios ingleses del salitre y la reciente oligarquía financiera”. SILVA CIMMA, Enrique,
Tribunal Constitucional de Chile (1971-1973), Colección Estudios Jurídicos N° 3, Editorial Jurídica
venezolana, año 1977, pág. 27.
Sin lugar a dudas merece especialísima atención para los específicos fines de este trabajo, lo
expresado por el ex Presidente de la República a que se ha venido haciendo referencia. El 20
de abril de 1891, ante el Congreso Constituyente, don José Manuel Balmaceda, en el discurso
pronunciado en esa ocasión, aseveró: “Las diversas cuestiones de jurisdicción o competencia
entre el Presidente de la República y sus agentes y el Poder Judicial, o entre el Poder Legislativo y
los Poderes Ejecutivo y Judicial, acerca de la constitucionalidad de las leyes han creado conflictos
muy serios, y por último el que ha provocado la convocatoria de la constituyente. Sería conveniente
crear un tribunal especial compuesto de 3 personas nombradas por el Presidente de la República,
de 3 nombrados por el Congreso y de otras 3 nombradas por la Corte Suprema, para dirimir
sin ulterior recurso los conflictos entre poderes en los casos y en la forma que la Constitución
establezca. No es natural, ni justo, que en los conflictos de poderes sea alguno de éstos el que se
pronuncie y resuelva, porque se establece una supremacía de autoridad con menoscabo de las
otras, ni habría jamás conveniencia en que uno sólo de los poderes públicos sea únicamente juez,
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
siendo al mismo tiempo parte”. En la obra El control de la constitucionalidad de las leyes en Chile
(1811-2011), se destacan éstas palabras como parte de una visión adelantada del recordado
Primer Mandatario chileno en torno a ésta importante cuestión. De ellas, que pueden ser
calificadas como parte de su testamento político, resalta el hecho de que fueran dichas tres
décadas antes de que formulara su tesis Hans Kelsen, el prestigioso jurista europeo, en torno
a la necesidad de contar con un órgano constitucional que dirimiera tales eventualidades.
Recién en 1920, y en Europa, se cumpliría el anhelo del académico nativo de Austria. ¿Fue el
Presidente Balmaceda el primero en aventurar esta creación? Don Enrique Navarro -que fue
Ministro del Tribunal Constitucional entre los años 2006 y 2012, en el cupo de designación
que le corresponde a la Corte Suprema de Justicia-, nos dice que tales palabras dadas en ese
discurso fueron “especialmente visionarias”. La circunstancia aquélla aparece incluso destacada
en el prólogo realizado a la antedicha obra, el que fuera escrito por el entonces presidente
del Tribunal Constitucional don Marcelo Venegas Palacios. NAVARRO BELTRÁN, Enrique,
El control de la constitucionalidad de las leyes en Chile (1811-2011), Cuadernos del Tribunal
Constitucional, N° 43, año 2011, págs. 30 y 31.
11 Como explicita el profesor Juan Colombo: “En los años 1964 y 1965, los ex Presidentes de la
República don Jorge Alessandri y don Eduardo Frei, enviaron sendos proyectos de reforma constitucional
en los que se proponía, si bien de manera diferente, una solución a eventuales conflictos entre los poderes
Ejecutivo y Legislativo, por la desigual interpretación de las normas constitucionales. Ambos proyectos,
sin embargo, no fueron aprobados por el Congreso Nacional”. COLOMBO CAMPBELL, Juan, La
justicia constitucional en Chile, Cuadernos Tribunal Constitucional, año 2003, pág. 3.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
15 Firman, S.E. don Eduardo Frei y su Ministro de Justicia don Gustavo Lagos Matus.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
ley, sólo procedía promulgar la reforma en la parte no disputada por los poderes colegisladores,
coincidiendo con el Ejecutivo en ese aspecto. Por ello en el decreto promulgatorio respectivo,
el Presidente don Eduardo Frei dejó anotada esta circunstancia, declarando incorporada las
disposiciones a la CPE, y no incluyendo la frase respecto a la cual no se había producido acuerdo.
El Contralor (s) además declaró, que la entidad fiscalizadora no era un Tribunal de conflictos
constitucionales, no correspondiéndole por ello dirimir una contienda de atribuciones entre
ambos órganos del Estado, por carecer de atribuciones legales y constitucionales para ello.
Más detalles, consultar Historia de la Ley N° 16.615, Modifica Constitución Política del Estado,
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, págs. 1155 y ss. (1310 págs.).
18 Sólo como un dato histórico, diremos que la elección del Presidente del organismo no fue
en primera votación. Llamados los jueces a definirse, el resultado fue el siguiente: señor Silva
Cimma, 2 votos; señor Méndez, 1 voto; señor Retamal, 1 voto; y señor Veloso, 1 voto. No
consiguiéndose la mayoría necesaria, fue realizada una segunda votación con el resultado
siguiente: señor Silva, 3 votos; señor Retamal, 1 voto; y señor Veloso, 1 preferencia. En
consecuencia, resultó elegido para liderar el nuevo Tribunal, don Enrique Silva Cimma. A
continuación, se procedió a la designación de uno de sus integrantes en el Tribunal Especial que
debía juzgar la resolución del Contralor General de la República, en cuanto este funcionario
fijase el monto de las indemnizaciones que debían pagarse a las empresas del cobre y sus
filiales nacionalizadas, todo ello en conformidad con la letra c) de la Disposición Transitoria
17a. de la Constitución. También resultó electo para ese cometido el señor Silva Cimma.
19 Desde el inciso 3° de la letra a) del artículo 78 de la Constitución de 1925, reformada por
la Ley N° 17284 de 23 de enero de 1970, se estatuyó además lo siguiente en lo relativo al
nombramiento de sus jueces, los requisitos que les eran exigibles, y las circunstancias de la
cesación en sus cargos:
“Artículo 78. Los Ministros designados por el Presidente de la República con acuerdo del Senado
deberán ser abogados con un mínimo de doce años de ejercicio de la profesión y no podrán
tener ninguno de los impedimentos que inhabiliten para ser designado juez, y uno de ellos
deberá tener, además, el requisito de haber sido durante diez años titular de una cátedra
universitaria de Derecho Constitucional o Administrativo en alguna de las escuelas de Derecho
del país. Estos Ministros estarán sometidos a las normas que para los Diputados o Senadores
establecen los artículos 29 y 30, pero sus cargos no serán incompatibles con los de Ministro,
Fiscal o Abogado Integrante de los Tribunales Superiores de Justicia, y lo serán con los de
Diputado, Senador y miembro del Tribunal Calificador de Elecciones.
Los Ministros de designación de la Corte Suprema serán elegidos por ésta en una sola votación
secreta y unipersonal, resultando proclamados quienes obtengan las dos más altas mayorías.
Los empates serán dirimidos por sorteo en la forma que determine esa Corte.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Los Ministros de que trata el inciso 3° cesarán en sus cargos por muerte, por interdicción, por
renuncia aceptada por el Presidente de la República con acuerdo del Senado, por remoción
acordada por éste a proposición de aquél, y por aceptar alguno de los cargos a que se refiere
el inciso 2º del artículo 30. Los Ministros a que se refiere el inciso 4° cesarán en sus cargos por
expirar en sus funciones judiciales y por renuncia aceptada por la Corte Suprema.
En caso de que un Ministro cese en su cargo de acuerdo con cualquiera de los dos incisos
anteriores, se procederá a su reemplazo por el tiempo que falte para completar su período.
Habiendo cesado en el cargo uno sólo de los Ministros designados por la Corte Suprema,
la elección del reemplazante se efectuará por ese Tribunal de acuerdo con los dos primeros
incisos del artículo 65, y los empates serán dirimidos en la forma que indica el inciso 4º del
presente artículo.
Los Ministros gozarán de las prerrogativas que los artículos 32 a 35 otorgan a los Diputados y
Senadores. El quórum para las reuniones del Tribunal será de tres de sus miembros y sus
acuerdos se adoptarán por mayoría de votos emitidos. El Tribunal elegirá de su seno un
Presidente, que durará dos años en sus funciones. Corresponderá al propio Tribunal, mediante
autos acordados, dictar las demás normas sobre su organización y funcionamiento y las reglas
de procedimiento aplicables ante él, como también fijar la planta, remuneraciones y estatutos
de su personal y las asignaciones que correspondan a los Ministros del mismo. Anualmente
se destinarán en el Presupuesto de la Nación los fondos necesarios para la organización y
funcionamiento del Tribunal”.
20 Sólo a modo ilustrativo, puede consultarse una sentencia -la N° 3- que tuvo mucha resonancia
política. Nos referimos al requerimiento formulado por una parte de los Senadores, para
declarar la inhabilidad del señor Ministro del Interior don José Tohá González, para ocupar la
cartera de la Defensa Nacional, en circunstancia de que había sido declarada admisible por la
Cámara de Diputados una acusación constitucional en su contra bajo los cargos de “infracción
a la Constitución, atropellamiento de las leyes, haberlas dejado sin ejecución y haber comprometido
gravemente la seguridad de la Nación”, siendo por ello suspendido de sus funciones. A raíz de
lo anterior -y estando pendiente el resultado final de ella ante el Senado-, el Presidente de
la República don Salvador Allende, nombró al acusado en el Ministerio de Defensa (cuyo
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
titular debió necesariamente renunciar, para acto seguido ser nombrado como suplente en
Interior). Los requirentes argumentaban que no podía ser nuevamente designado, pues estaba
constitucionalmente impedido.
La defensa del señor Tohá expuso ante el Tribunal Constitucional, que solicitaba el rechazo
del reclamo, esencialmente porque no constituía la suspensión de un Secretario de Estado,
acusado en juicio político, causal de inhabilidad para su nombramiento en otro cargo de la
misma naturaleza. La Magistratura Constitucional resolvió, con fecha 10 de febrero de 1972,
por cuatro votos contra uno, que rechazaba el requerimiento en su contra, en cuanto dicho
funcionario pudo ser designado en Defensa Nacional mientras estaba suspendido de su cargo
en Interior.
Por la mayoría se pronunciaron los Ministros señores Silva Cimma, Schaulsohn, Veloso y
Méndez Brañas, quienes argumentaron en lo principal, que no había en la Carta Política
disposición expresa que consagrara tales inhabilidades: “Para evitar toda duda sobre el particular,
el Presidente de la República procedió a designar Ministro del Interior, en el carácter de suplente, a don
Alejandro Ríos Valdivia, conforme al Decreto Nº 80, del 7 de enero recién pasado, nombramiento que
comporta claro acatamiento al efecto directamente señalado por la Constitución para el Ministro cuya
acusación acoge la Cámara de Diputados, y por cierto, entonces, no puede merecer crítica, ni siquiera
en cuanto a que el señor Ríos Valdivia haya sido designado como suplente [...] Es a los constituyentes o
legisladores a quienes compete, según discrecionalmente lo juzguen procedente, crear las reglas que eviten
situaciones que ellos califiquen de inadmisibles o inconvenientes. De esta manera, a falta de inhabilidad
señalada por el derecho vigente y no procediendo la construcción de esta por vía interpretativa
extensiva, tanto más si se materializa en una prohibición para el nombramiento en una función
pública que mira al ejercicio de una atribución constitucional del Jefe del Estado, solamente
debe limitarse el Tribunal a no admitirla”. Además, la particularidad que envuelve el caso
de un Secretario de Estado, estriba en la propia naturaleza de sus funciones, por lo que de
la gama de autoridades acusables por el Parlamento, “los Ministros de Estado son los únicos
que pueden recibir, simultánea o sucesivamente, más de un nombramiento en diversas carteras
para desempeñarlas en forma coetánea por existir compatibilidad legal. Por la inversa, no hay
pluralidad de cargos de General, Almirante, Ministro de Corte, Contralor General de la República que
puedan reunirse en una sola persona. Algunos de los demás funcionarios acusables podrán ascender o
ser trasladados, dejando o conservando el único cargo, en su caso. Un Ministro de Estado puede ser
nombrado y servir dos cargos, en carteras distintas, con funciones legales diferentes, y por eso un
Ministro del Interior puede más adelante recibir -sin dejar éste- una nominación como Ministro
de Defensa. El acusado y suspendido no es cambiado de cartera. Se la conserva y se le nombra
independientemente en otro cargo compatible, en otro Ministerio diverso. No se desconoce ni viola
la decisión de la Cámara de Diputados. Simplemente se ejercita otra facultad del Presidente de
la República no interdicta por el acuerdo de la Cámara de Diputados: nombrar como Ministro
en un Departamento a un ciudadano no afectado por prohibición para el nuevo destino”.
Por acoger el requerimiento estuvo el Ministro señor Retamal López, quien dejó en claro
que, a su entender, la suspensión producida por el acuerdo de la Cámara, no sólo significaba
que el acusado no podía continuar desempeñándose en relación con el cargo que motivó la
presentación, sino que importaba no poder acceder a funciones similares.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
A su turno, y sobre este mismo aspecto, Marisol Peña Torres nos recuerda:
“Debe reconocerse que el Tribunal Constitucional de 1970
funcionó en una época particularmente difícil de la vida
nacional, lo que, sin duda, impidió que pudiera desplegar su
labor como se hubiese esperado. Ello, porque la labor de los
Tribunales Constitucionales se presenta estrechamente asociada
a la necesidad de favorecer el equilibrio de los poderes o
funciones del Estado, en un marco de frenos y contrapesos...”
23 24
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
Proyecto en Moción de los HH. Senadores Juan Hamilton y Renán Fuentealba sobre Reforma
Constitucional. Esta propuesta se asemejaba a la presentada por el Gobierno en octubre de
1971 sobre las <<Áreas de la Economía>>, pero constaba de una diferencia no menor: la
de los nombrados parlamentarios establecía que sólo por ley podían traspasarse a las áreas
determinadas (social, privada o mixta de la economía) las empresas productoras de bienes o
servicios, o de los derechos sobre ellas.
El Ejecutivo entendía que con ello se cercenaban sus facultades, pues debía recurrirse al
Parlamento para declarar por vía legal la estatización de cualquier empresa, lo que aquél
entendía podía realizarse por vía administrativa. Lo que ocurrió fue lo siguiente: presentado
el proyecto de ambos Senadores -en fechas muy recientes al mentado proyecto del Ejecutivo-,
el Congreso Pleno lo aprobó (19 de febrero de 1972). Dos días después así se lo comunica
al Jefe de Estado. El 6 de abril, el Primer Mandatario opone al proyecto aprobado un veto,
objetando parcialmente algunas de sus disposiciones. El veto fue rechazado tanto por la
Cámara de Diputados como por el Senado.
El Ejecutivo sostuvo entonces, que el Congreso, al rechazar el veto debía pronunciarse acerca
de si insistía o no en la primitiva redacción dada al proyecto, insistencia que sólo sería posible
si obtenía los votos de los dos tercios (2/3) de los miembros presentes de cada Cámara. Las
mayorías del Congreso en cambio alegaban, que, rechazados los vetos por el voto conforme de
la mayoría de los Diputados o Senadores en ejercicio, procedía remitir el proyecto al Ejecutivo
quien debía, o promulgarlo (acatando de ese modo la voluntad mayoritaria del Congreso), o
llamar a plebiscito consultando sobre la discrepancia a la ciudadanía.
El 12 de mayo de 1973 el Presidente Allende decide someter el conflicto a la decisión del
Tribunal Constitucional: acusaba que el Congreso -tratando de reformar la CPE por la vía de
la interpretación e intentando imponer su criterio-, se colocaba fuera de la Carta Fundamental:
sustentó la tesis de que un criterio como el de la simple mayoría parlamentaria -y no el de los
2/3 que necesariamente se requerirían-, implicaba imponer la voluntad de esa simple mayoría
del Parlamento por sobre la del Poder Ejecutivo, en circunstancias que la naturaleza jurídica
del veto precisamente era esa: el de la necesidad de requerir elevar el quórum parlamentario
de la votación, porque de lo contrario -si es que aquél puede ser sobrepasado por la misma
votación que le ha dado origen, y por la cual se ha hecho la mentada observación presidencial-
no tendría sentido la institución del veto. Además, el Presidente adujo que la norma que
establecía la Constitución para la tramitación de las leyes, era aplicable también a los proyectos
de reforma constitucional.
El Parlamento por su parte insistió en que el Presidente de la República promulgara y publicara
el proyecto de Reforma tal como se había aprobado, y no solamente las partes de él sobre
las cuales había habido acuerdo entre los dos Poderes (como era el criterio del Ejecutivo). Es
decir, el conflicto estaba planteado entre las más altas autoridades de la Nación, y el Jefe de
Estado lo sometió a continuación a consideración del Tribunal Constitucional.
El Congreso adujo ante esta instancia -como incidente de previo y especial pronunciamiento-,
el de incompetencia absoluta del Tribunal para pronunciarse.
Fallo del Tribunal: con fecha 31 de mayo de 1973, la Corte Constitucional chilena emitió su
sentencia, declarándose incompetente absolutamente para resolver la disputa de atribuciones
constitucionales planteada. Formaron mayoría su Presidente Enrique Silva Cimma y los
Ministros Rafael Retamal e Israel Bórquez. El voto por rechazar la excepción de incompetencia
correspondió al Ministro Adolfo Veloso, quien estuvo por pronunciarse sobre el fondo; y el
Ministro Jacobo Schaulsohn estuvo por declarar previamente la improcedencia actual del
requerimiento, sin perjuicio de lo que pudiera resolverse en la debida oportunidad.
En el ínterin, el Jefe de Estado había enviado a la Contraloría General de la República un
decreto promulgatorio de la reforma constitucional en el que omitía aquellas disposiciones que
a su juicio no habían terminado de tramitarse en el Congreso por no haberse pronunciado
éste con el voto de los 2/3 de sus miembros. Empero, notificado del fallo del TC, el Presidente
procedió a retirar de tramitación dicho decreto, declarando que no existiendo el organismo
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
en nuestro sistema jurídico que pudiera resolver un conflicto de las dimensiones a que se ha
venido haciendo referencia, sólo restaba promulgar aquellas partes de la reforma respecto de
las cuales no había disputa ya que, de otra forma uno de los Poderes colegisladores aparecería
imponiéndose sobre la otra sin fundamento jurídico que le habilitara para ello.
El Contralor General don Héctor Humeres Magnan, con fecha 2 de julio de 1973 (mediante
Oficio 50782), al pronunciarse sobre la constitucionalidad del decreto promulgatorio -parcial
en este caso-, lo rechazó. No hubo más acciones del Ejecutivo.
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TERCERA PARTE · EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1925
i) Sólo puede intentarse contra vicios de fondo de una ley, no por vicios de
forma o generación de los preceptos legales. Lo anterior fue muy criticado
tanto por la doctrina nacional, como destacados votos de minoría al interior
del máximo tribunal;
j) No correspondía al máximo órgano del Poder Judicial inmiscuirse en
las decisiones de los Poderes colegisladores, sobre si podían delegarse
atribuciones del Legislativo al Ejecutivo, mediante la dictación de decretos
con fuerza de ley, circunstancia también rebatida por interesantísimos votos
disidentes;
k) Tampoco le correspondía juzgar a la cabeza del Poder Judicial si esas
facultades delegadas, excedían o contrariaban la ley delegatoria. Como
apreciamos, constaron también destacadas disidencias sobre el punto;
l) También se discutió si cabían bajo la órbita del recurso de inaplicabilidad,
disposiciones dictadas bajo el imperio de la Constitución de 1833. El máximo
tribunal, como vimos, estimó que la facultad que al respecto le concedió la
Constitución de 1925 no contenía limitaciones de ninguna especie;
ll) Importantes normas que involucraban complejos asuntos sociales y
políticos terminaron mediante este recurso en manos de la Corte Suprema,
lo que le significó a este organismo resolver, en definitiva -mediante la
declaración respectiva de constitucionalidad o inconstitucionalidad de
dichas normas- las disputas generadas en torno relevantes materias.
- 260 -
CUARTA PARTE
·
- 262 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
SECCION PRIMERA
·
Historia
1. Antecedentes
Como sabemos, la Carta Política de 1980 es la Ley Fundamental vigente
en Chile. Su texto fue aprobado en un plebiscito llevado a cabo el día 11
de septiembre de ese año, cuyo texto comenzó a regir el 11 de marzo del
año siguiente.
Como también sabemos, en septiembre de 1973, debido a la acción
conjunta de los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada, de la
Fuerza Aérea, y del General Director de Carabineros, se produjo un quiebre
institucional en el país o Golpe de Estado, que derribó de sus funciones
al Presidente de la República don Salvador Allende Gossens, instalándose
el mismo día de las acciones bélicas desplegadas, una Junta Militar de
Gobierno la que dictó -mediante el Decreto-Ley N° 1- su Acta de Constitución,
además de sus objetivos. Entre sus considerandos, señalan que son parte
de la Fuerza Pública, que representa la organización que el Estado se ha
dado para su resguardo, fuerza pública constitucionalmente formada por
cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas, más la de Orden, las que:
“1°) Con esta fecha se constituyen en Junta de Gobierno y
asumen el Mando Supremo de la Nación, con el patriótico
compromiso de restaurar la chilenidad, la justicia y la
institucionalidad quebrantadas, conscientes de que ésta es
la única forma de ser fieles a las tradiciones nacionales, al
legado de los Padres de la Patria y a la Historia de Chile, y
de permitir que la evolución y el progreso del país se encaucen
vigorosamente por los caminos que la dinámica de los tiempos
actuales exigen a Chile en el concierto de la comunidad
internacional de que forma parte;
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
1 Después del 11 de marzo de 1981 -día de entrada en vigor de la Constitución Política (CPR)
de 1980-, la Junta de Gobierno fue presidida por el Almirante don José Toribio Merino Castro.
Hasta esa fecha el señor Pinochet Ugarte presidió la Junta de Gobierno (11 de septiembre de
1973-11 de marzo de 1981); aunque entre el 27 de junio y el 17 de diciembre de 1974, por
disposición del Decreto-Ley N° 527, ocuparía el cargo con el título de Jefe Supremo de la Nación.
“... Artículo 7°.- El Poder Ejecutivo es ejercido por el Presidente de la Junta de Gobierno
quien, con el título de Presidente de la República de Chile, administra el Estado y es
el Jefe Supremo de la Nación, con las facultades, atribuciones y prerrogativas que este mismo
Estatuto le otorga. El cargo de Presidente de la Junta corresponde al integrante titular
de ella que ocupe el primer lugar de precedencia de acuerdo con las reglas que fija el Título
IV”.
Desde el 17 de diciembre de 1974 al 11 de marzo de 1981, por aplicación del Decreto-Ley
N° 806 (que modificó al N° 527) ejerció bajo el título de Presidente de la República. Conservó
hasta el 10 de marzo de 1998 la Comandancia en Jefe del Ejército que había ocupado desde el
26 de agosto de 1973. Retirado de la Comandancia, asumió el cargo de Senador en carácter
de Vitalicio, conforme a lo dispuesto en el entonces vigente artículo 45 letra a) de la Carta
Fundamental -calidad que también ocupó don Eduardo Frei Ruiz-Tagle-. Esta norma fue
eliminada en las Reformas Constitucionales de 2005.
Con fecha 18 de marzo de 1998, al Tribunal Constitucional le correspondió expedirse en un
requerimiento en su contra, el que pretendía inhabilitarlo para llegar a ocupar un escaño en el
Senado. Dicho requerimiento fue presentado por 16 diputados en base al artículo 45 citado, en
razón de que no habría desempeñado el cargo de Presidente de la República que tal norma exige.
Fundaron básicamente su solicitud de la siguiente forma: i) que durante el período en que el
señor Pinochet gobernó Chile, no había República: “Por consiguiente, si no había República
mal el ex General Pinochet pudo haber sido Presidente de la República”, agregándose enseguida:
“Este militar ahora en retiro, fue Jefe de Estado de un gobierno autocrático pero jamás Presidente
de la República”; y ii) que la Disposición Decimocuarta Transitoria de la Constitución (en
cuanto señala que el señor Pinochet continuará ejerciendo el cargo de Presidente de la
República) no le conferiría tal carácter, porque dicha denominación sólo se reserva, en las
normas pertinentes, para quien haya sido elegido en votación directa y por mayoría absoluta
de los sufragios válidamente emitidos, “lo que en el caso sublite no ocurrió”.
La Magistratura Constitucional -en el rol N° 272-, argumentando su sentencia, primeramente
nos dice que: “(8°) ...es posición de este Tribunal ampliar hasta límite máximo permitido por la
Constitución las atribuciones que ella le confiere, como asimismo permitir que los órganos legitimados
puedan recurrir en forma expedita a esta Magistratura, a fin de que ella vele por el principio de la
‘supremacía constitucional’, consagrado como una de las bases esenciales de la institucionalidad en el
artículo 6° de nuestra Carta Fundamental. Sin embargo, esta irrevocable posición no puede llevar al
Tribunal a ir más allá de lo que razonablemente lo autoriza la Carta Fundamental”, por lo que decide
declarar, que carece de competencia para pronunciarse sobre la inhabilidad planteada (en
virtud del artículo 82 N° 11 de la Carta Magna), porque le está “vedado entrar a conocer de
una pretensión de validez o legitimidad de los preceptos contenidos en el artículo 4° y en la disposición
decimocuarta transitoria, inciso primero, de la Carta Fundamental, ya que al hacerlo importaría
arrogarse una facultad que no se le ha conferido y lo que es más grave, situarse por sobre el
Poder Constituyente originario” (cons. 12°). Así se pronunciaron los Ministros señores Osvaldo
Faúndez (Presidente), Eugenio Valenzuela, Luz Bulnes, Mario Verdugo y Hernán Álvarez
García. El Ministro señor Verdugo Marinkovic previno que sólo aceptaba los considerandos
13° a 17°, teniendo además presente “que los incordios que se advierten en la práctica, entre la
normativa permanente del Código Fundamental con la contenida en su estatuto transitorio, no pueden
ser superados mediante una interpretación exegética -como pretende el requerimiento en análisis- a menos
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Ponemos énfasis en esto último porque nos ayudará con los objetivos
de nuestro trabajo.
Por el Decreto-Ley N° 27, de 21 de septiembre de 1973, la Junta de
Gobierno -recordando al DL N° 1-, disolvió el Congreso Nacional.
Asimismo, el Tribunal Constitucional había cesado en sus funciones a
poco andar del ascenso de las nuevas autoridades gubernamentales, por
considerarlo la Junta de Gobierno como un órgano “innecesario”. Al efecto,
el Decreto-Ley N° 119, publicado en el Diario Oficial de 10 de noviembre
de 1973, disolvió el Tribunal 2.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
3 Hasta antes de la Reforma Constitucional del año 2005, el Tribunal Constitucional estaba
compuesto por 7 miembros, quienes eran designados de la siguiente manera:
a) Tres ministros de la Corte Suprema, elegidos por ella misma, por mayoría absoluta de sus
miembros, en votaciones sucesivas y secretas. En caso de cesar en el cargo de ministros de la
Corte Suprema dejarán de serlo del Tribunal Constitucional, cualquiera sea la causa.
b) Un abogado designado por el Presidente de la República.
c) Un abogado elegido por el Senado, por mayoría absoluta de los senadores en ejercicio.
d) Dos abogados elegidos por el Consejo de Seguridad Nacional.
En el Diario Oficial del día 29 de mayo de 1981, aparece que con fecha 26 de ese mes y año
se reunió el Tribunal Constitucional. Concurrieron a la audiencia los Ministros señores Israel
Bórquez, José María Eyzaguirre, Enrique Correa Labra, José Vergara Vicuña, Enrique Ortúzar
Escobar, Julio Philippi Izquierdo y Eugenio Valenzuela Somarriva. La primera medida tomada
fue la de elegir como su Presidente al señor Bórquez Montero, quien lo había sido hasta ese
momento provisionalmente.
4 Por el Artículo Único de la Ley 18.825, de 17 de agosto de 1989, se derogó el número 8° del
artículo 83 (siempre en lo referente a las atribuciones de este organismo), que lo habilitaba para
declarar, en conformidad al artículo 8° de la Constitución, “la responsabilidad de las personas que
atenten o hayan atentado contra el ordenamiento institucional de la República. Sin embargo, si la persona
afectada fuere el Presidente de la República o el Presidente electo, dicha declaración requerirá, además,
el acuerdo del Senado adoptado por la mayoría de sus miembros en ejercicio”. Es dable destacar que
dicha responsabilidad podía incluso alcanzar al Jefe de Estado en funciones, o al Presidente
electo, obviándose en estos casos además la participación de la Cámara de Diputados en dicha
declaratoria.
El artículo 8° cuya parte pertinente se transcribe, también se derogó por la misma Ley de
Reforma Constitucional del año 1989: “Todo acto de persona o grupo destinado a propagar doctrinas
que atenten contra la familia, propugnen la violencia o una concepción de la sociedad, del Estado o del
orden jurídico, de carácter totalitario o fundada en la lucha de clases, es ilícito y contrario al ordenamiento
institucional de la República. Las organizaciones y los movimientos o partidos políticos que por sus fines
o por la actividad de sus adherentes tiendan a esos objetivos, son inconstitucionales. Corresponderá al
Tribunal Constitucional conocer de las infracciones a lo dispuesto en los incisos anteriores...”.
Referente a lo anteriormente anotado, puede consultarse (ya citada con anterioridad) la
dividida y largamente argumentada decisión de dicho Tribunal -fechada 21 de diciembre de
1987- en orden a acoger el requerimiento en contra del señor Clodomiro Almeyda Medina,
en cuanto se le acusaba por parte del Ministro del Interior de la época, de haber infringido
el inciso primero del mentado artículo 8°. A favor de dicho requerimiento estuvieron los
Ministros señores José María Eyzaguirre, Enrique Ortúzar, Marcos Aburto y Eduardo Urzúa
Merino. Mientras que por su rechazo se manifestaron los jueces señores Eugenio Valenzuela,
Julio Philippi y Luis Maldonado Boggiano (Sentencia N° 46).
5 La Ley N° 20.050 de Reforma Constitucional del año 2005, introdujo relevantes
atribuciones a este Tribunal. Entre ellas se cuentan las de resolver las cuestiones de
constitucionalidad de los autos acordados dictados por la Corte Suprema, las Cortes
de Apelaciones y el Tribunal Calificador de Elecciones (actual art. 93 N° 2 de la CPR);
conocer de las contiendas de competencias que se susciten entre las autoridades políticas
o administrativas y los tribunales de justicia, que no correspondan al Senado (93 N°
12). Y la más importante respecto del tema de investigación de nuestro trabajo, esto
es la contenida en el N° 6 del mismo art. 93: “Resolver, por la mayoría de sus miembros
en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación en cualquier gestión
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
que afectarían a un Poder Ejecutivo que, en el ejercicio de sus funciones, debe relacionarse con
otros órganos del Estado [...] No existe duda tampoco de que la Junta de Gobierno ha asumido,
también, la función legislativa, pues frente a la contingencia de los problemas que se
deben enfrentar en la vida del Estado, es indispensable dictar normas para volver a
poner en marcha la regularidad institucional del país y, que, por su naturaleza, en una
situación normal, serían materia de ley”. Empero, en lo que respecta a si le asiste la
facultad de creación de normas constitucionales, expresó sus dudas: “en lo relativo al
Poder Constituyente; porque tal Poder es la facultad que tiene un Estado para dictar
o modificar su Constitución. En una democracia, régimen de gobierno que la Junta ha
manifestado que desea continuar, el Poder Constituyente en su origen corresponde a la sociedad
gobernada, al común del pueblo. En ningún instante la Junta ha manifestado o pretendido
que desea asumir la plenitud del Poder Constituyente*. A tal punto es cierto esto, que nombró
esta Comisión para redactar una reforma o una nueva Constitución. Dentro del sistema de las
Constituciones escritas o del fenómeno constitucionalista, prosiguió el señor Silva, la Junta de
Gobierno no ha expresado su voluntad de asumir el Poder Constituyente. Es sabido, por
otra parte, que dicho Poder se puede expresar no sólo dentro del sistema de las constituciones
escritas, ya que existen países que no consideran necesaria una estructura jurídica con una
norma superior escrita que sea la Constitución Política, en donde ésta se transforma en una
categoría puramente intelectual que sólo acepta que formen parte de ella todas aquellas reglas de
comportamiento social que tienen, racionalmente, por su importancia, el carácter de Constitución.
A su juicio, la Junta de Gobierno no tiene, dentro del sistema de las constituciones
escritas, el Poder Constituyente, aunque naturalmente lo posee, en el sentido puramente
racional teórico, porque ejerce, de hecho, la plenitud del Poder por la propia dinámica
de la situación de emergencia que vive el país. En este aspecto, puede dictar normas de
cualquiera naturaleza, incluso aquellas que, por su índole, sean tan fundamentales que,
racionalmente, sean de carácter constitucional, por lo que estima que no es indispensable
declarar que el Gobierno ha asumido el Poder Constituyente, porque podría parecer que
la Junta ha querido resolver algo más de lo que en este momento está haciendo; que ella no está
expresando una voluntad jurídica del pueblo chileno, sino que una voluntad poco menos que
anímica de subsistencia de nuestro pueblo. Dentro de esta tarea de salvación, no estrictamente
jurídica, lo más fundamental en que se puede pensar es en la propia subsistencia de la sociedad,
por lo que reitera que no vale la pena expresar formalmente que el Gobierno ha asumido
el Poder Constituyente porque podría estimarse de que se pretende sobrepasar, así, la
voluntad que ella misma ha manifestado, al asumir el Mando Supremo de la Nación”.
* Recordamos que hay texto expreso en el Decreto-Ley N° 1° en ese sentido.
El señor Jaime Guzmán no aceptó este análisis. Para él lo que ha ocurrido, es que
la Junta de Gobierno ha sumido el Poder Constituyente derivativo “ porque no hay
duda alguna de que Chile tenía una Constitución el día 11 de septiembre y frente a eso hay
dos posibilidades: entender que a partir de esa fecha Chile no tiene Constitución y que ha
pasado a ser un país que se gobierna de acuerdo con el sistema de las constituciones
consuetudinarias y que la norma jerárquica superior del ordenamiento jurídico chileno
serán los decretos leyes; o bien, entender que sigue vigente la Constitución en todo aquello
que no sea expresamente derogado. En cualquiera de estas dos alternativas se debe partir
de la base de que la Junta asumió el Poder Constituyente derivativo, ya que para derogar una
Constitución y entender que ahora la norma jerárquica superior serán los decretos-leyes
ha debido asumir necesariamente ese Poder, y, en tal caso, es preciso declararlo, porque
de lo contrario se plantea el problema al cual la Comisión está abocada en este instante:
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
Así, queda manifiestamente claro que fue en este DL, cuando se señaló
por vez primera y expresamente que la Junta de Gobierno, al asumir el
Mando Supremo de la Nación, que dicha asunción suponía el ejercicio
del Poder Constituyente, cuestión no dicha por el DL N° 1 (al que decía que
aclaraba en su sentido). Por ello con razón, puede estimarse al Decreto-Ley
128 9 como el que otorga la base jurídica de las nuevas autoridades en su
ejercicio del poder estatal en todas sus dimensiones, dejando fuera claro
está, lo tocante a las atribuciones jurisdiccionales del Poder Judicial, al que
dijo además respetar.
En el Acta N° 153 de la Junta de Gobierno, fechada el día 5 de septiembre
de 1974, el señor Jaime Guzmán comienza dando cuenta que ha tenido
9 Para el profesor Renato Cristi, con la dictación del Decreto-Ley 128, se declara formalmente
que la Constitución Política de 1925 ha sido abrogada.
Para este mismo autor, el Acta de Sesiones N° 153, deja en claro que desde un comienzo los
miembros de la Junta gobernante (así como el mismo Jaime Guzmán), entendieron que el
sentido inequívoco de cuando esta asumió era el de arrogarse el Poder Constituyente. Así lo
dice expresamente: “... de una manera no totalmente declarada, el decreto ley 1° ha sobrepasado la
Constitución de 25, ha reemplazado al pueblo soberano y ha abierto de par en par la puerta para que la
junta militar se constituya en dictadura soberana. De este modo, al mismo tiempo que se sustrae al pueblo
de su Poder Constituyente, la junta se lo arroga a sí misma, por sí y ante sí. Estamos en presencia de
un nuevo Poder Constituyente, que al relativizar la Constitución del 25 la ha efectivamente eviscerado.
Simultáneamente, a su letra muerta se le insufla nueva vida por parte del nuevo Constituyente. Una
nueva ‘Constitución del 73’ está vigente y este cuerpo constitucional es el que será en lo sucesivo reformado
por la junta militar en virtud de su Poder Constituyente derivado”. CRISTI BECKER, Renato, El
pensamiento político de Jaime Guzmán, 2a. Edición, pág. 106.
Ver, además, las definiciones del ya recordado abogado Linares Quintana, el que, en sus
estudios sobre el particular, nos dice que la Carta Fundamental es el estatuto jurídico de mayor
jerarquía dentro de un ordenamiento positivo, y que surge como expresión de un Poder que
se denomina “Constituyente”. Al decir del profesor Linares, éste se define como “la facultad
inherente a toda comunidad política soberana a darse su ordenamiento jurídico político originario por
medio de una Constitución y a reformar a ésta total y parcialmente cuando sea necesario”. LINARES
QUINTANA, Segundo, Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional, Tomo III, Editorial Plus
Ultra, Buenos Aires, Argentina, año 1977, pág. 201.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
10 Para Renato Cristi la situación expuesta por el comisionado señor Guzmán significa que “es
obvio que la Corte Suprema no ha tomado en cuenta la doctrina elaborada en el fundacional Decreto ley
128 [...] [la que]está ahora siendo ignorad[a]. Es posible, sin embargo, que la Corte Suprema no haya
entendido cabalmente en ese entonces el significado de afirmar que la Junta asumía el Poder constituyente”.
Guzmán Errázuriz había propuesto originalmente agregar un inciso a dicho DL que dijera
claramente que nunca procedería recurso de inaplicabilidad respecto de un decreto-ley.
Recuerda que el Tribunal Supremo, en la Comisión de la Constitución, le manifestó que no
valía la pena esa inclusión: “Y resulta que ahora les mandan [a la Junta] un recurso de inaplicabilidad
y lo han acogido...”. Por ello mismo y ante la presencia de los Miembros de la Junta de Gobierno,
el señor Guzmán previno: “Eso les puede crear mil problemas, porque les pueden empezar a
decir que son inaplicables o inconstitucionales todos los demás decretos leyes que modifiquen
la Constitución sin haberlo dicho [...] De modo que sería indispensable dictar un decreto ley
aclaratorio especificando claramente este punto para evitar todo problema para adelante y
para atrás”, puntualizó. CRISTI BECKER, Renato, La génesis de la Constitución de 1980: una
lectura de las Actas de la Honorable Junta de Gobierno, Revista Ciencia Política, Vol. XIX, año
1998, Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile, págs. 211,
227 y 228. (Nota: también los resaltados son nuestros).
11 Para su adecuada comprensión se transcriben los artículos pertinentes del DL número 527.
Es del 26 de junio del año 1974, y aprueba el “Estatuto de la Junta de Gobierno”:
“1°) La Junta de Gobierno, integrada por los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada,
de la Fuerza Aérea y por el General Director de Carabineros, ha asumido los Poderes
Constituyente, Legislativo y Ejecutivo [...]
4°) La Junta de Gobierno ejerce, mediante decretos leyes, el Poder Constituyente y el Poder
Legislativo, de acuerdo con las disposiciones contenidas en este Estatuto y en los preceptos
legales que lo complementen. Dichos decretos leyes deben llevar la firma de todos sus miembros
y, cuando éstos lo estimen conveniente, la de el o los Ministros respectivos”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
12 Concurrieron el Presidente del Tribunal don Enrique Urrutia Manzano (redactor), además
de los Ministros señores Israel Bórquez, Rafael Retamal, Luis Maldonado, Juan Pomés,
Octavio Ramírez, Víctor Rivas del Canto, Enrique Correa Labra y Osvaldo Erbetta. En el
considerando tercero, además argumentan: “Que en atención a lo expuesto y dado que el Decreto Ley,
materia del recurso en fallo, nada expresa en orden a que se refiera a una reforma constitucional
debe considerarse como un mero estatuto legal, y es el caso entonces proceder a resolver si como
sostiene el recurso tal Decreto Ley vulnera la Constitución Política en la materia que legisla”.
Revista Fallos del Mes, N° 188, pág. 118.
13 El DL número 788, de 2 de diciembre de 1974 (publicado el día 4), dictó “normas sobre el ejercicio
del Poder Constituyente”, ahondando entre sus consideraciones en la circunstancia de explicar
que, por el hecho de la no explicitación escrita de ese ejercicio, no podía por ello colegirse
que no se hubiese practicado. Por lo anterior, ahora entre las motivaciones para dictarlo -de
crucial importancia para la comprensión de lo que se está exponiendo-, se expresó:
“... c) Que ninguna diferencia formal se ha establecido hasta ahora para señalar cuáles son los casos
en que la Junta de Gobierno ha actuado en ejercicio del Poder Constituyente o en ejercicio del
Poder Legislativo, de modo tal que la única forma de identificar cuándo se ha ejercido una y
otra potestad radica tan sólo en el contenido o sustancia jurídica de los preceptos aprobados
por la Junta de Gobierno;
d) Que, en el hecho y hasta el momento, sólo en algunos casos la Junta de Gobierno ha estimado
conveniente destacar la categoría de rango constitucional con que han dictado algunas normas
modificatorias de la Constitución Política del Estado, pero que esta circunstancia no puede
conducir a la conclusión de que no se ha ejercido la Potestad Constituyente en aquellos casos
de decretos leyes que, sin hacer tal mención, han establecido reglas obligatorias incompatibles
con el texto constitucional;
e) Que, en consecuencia, debe entenderse que cada vez que la Junta de Gobierno ha dictado
un decreto ley cuyos términos no coinciden con alguna disposición de la Constitución
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
Suprema don Enrique Urrutia M., se refiere expresamente a lo acontecido en esta sentencia
que falló el recurso anotado. Al respecto, y bajo el punto 11 de su exposición, precisamente
bajo el epígrafe Recurso de Inaplicabilidad, señaló: “Con el objeto de aclarar el sentido y alcance del
Decreto Ley N° 1, en cuanto éste se refería al hecho de que la Honorable Junta de Gobierno, asumía el
mando supremo de la nación [...] se dictó el Decreto Ley N° 128, agregando que ‘el Poder Constituyente
y el Poder Legislativo son ejercidos por la Honorable Junta de Gobierno mediante decretos leyes con la
firma de todos sus miembros y, cuando éstos lo estimen conveniente, con la de el o los ministros respectivos’.
Pero al dictarse este decreto ley no se cuidó de indicar en él una característica formal para diferenciarlos
unos de otros, es decir, cuándo se ejercía la atribución constitucional de la meramente legislativa, asunto
de grave importancia para resolver si el decreto ley que se dictara era o no atacable por el recurso de
inaplicabilidad. Esta Corte, avocada al conocimiento de un recurso de esta naturaleza en contra de
un decreto ley, en sentencia que correspondió redactar al que habla, declaró que en aquellos decretos
leyes en que no se manifestara, en una forma expresa, el ejercicio del Poder Constituyente, debería
entenderse que dicho decreto ley era un precepto puramente legal, atacable, en su caso, por el
recurso de inaplicabilidad contemplado en el artículo 86 de la Constitución Política, doctrina que,
felizmente, fue corroborada posteriormente con el dictado del Decreto Ley N° 788”. Revista de Derecho
y Jurisprudencia, año 1975, Tomo LXXII, Sesión Inaugural, Corte Suprema, pág. 15.( Los
resaltados y subrayados nuevamente son nuestros).
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Por ello es por lo que nos ha parecido útil a pie de página la transcripción
pertinente del decreto-ley a cuyos pasajes acude la Corte en su argumentación.
Finalmente, el Tribunal Supremo decide que:
“El 4 de diciembre de 1974 se publica el Decreto Ley N°
788 en el cual, ejerciéndose el Poder Constituyente, declara
que los decretos leyes dictados hasta esa fecha en cuanto sean
contrarios o se opongan o sean distintos a algún precepto de la
Constitución Política, han tenido y tienen la calidad de normas
modificatorias, ya sea de carácter expreso o tácito, parcial
o total del correspondiente precepto de dicha Constitución;
se agrega a continuación, en el artículo 3° que los decretos
leyes que se dicten en el futuro y que puedan ser contrarios
u oponerse, o ser distintos, en forma expresa o tácita, total o
parcial a alguna norma de la Constitución Política, tendrán el
16 “j) ... de manera tal que respecto de los decretos leyes en que éste no se ejerza [Poder Constituyente],
quede vigente el recurso de inaplicabilidad consagrado en el artículo 86 de la Constitución
Política del Estado”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
El fallo contó con el parecer unánime de los doce integrantes del tribunal
que asistieron a la vista de la causa.
c. Sentencia de 10 de enero de 1979. Finalmente, en este aspecto,
podemos indicar la sentencia de fecha 10 de enero de 1979 -donde también
en voto unánime-, se rechazará el recurso de inaplicabilidad impetrado por
don Fernando Valdivia. El máximo tribunal recalcó:
“Que el ejercicio por la Junta de Gobierno de la potestad
constituyente origina preceptos constitucionales de igual
rango a las Actas Constitucionales y a la Constitución
Política del Estado, y, en consecuencia, si aquellos preceptos
contradicen a las Actas o a la Constitución no pueden declarase
inconstitucionales, ni inaplicables, porque sólo es viable tal
declaración respecto de leyes ordinarias; o de los decretos leyes
dictados por la Junta de Gobierno en ejercicio de la mera
potestad legislativa” 18 (el subrayado es nuestro).
17 En la sentencia aparece la firma de los Ministros señores José María Eyzaguirre (presidente),
Eduardo Ortiz Sandoval, Israel Bórquez, Rafael Retamal, Juan Pomés, Octavio Ramírez,
Víctor Rivas del Canto, Enrique Correa Labra, Osvaldo Erbetta, Emilio Ulloa, Marcos Aburto
y Estanislao Zúñiga. Revista Fallos del Mes, N° 220, pág. 1
18 Revista Fallos del Mes, N° 242, pág. 419.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
20 Dicho cuerpo legal fui dictado según “la necesidad de aclarar, complementar y modificar algunas
disposiciones de los decretos leyes N°s. 307, 314 y 361, de 1974, como, asimismo, la de darle adecuada
regulación por medio de una norma legal a diversos problemas que han surgido en la aplicación de otras
disposiciones de orden previsional”, según reza en su considerando. El artículo en disputa -el 6°-
introdujo lo siguiente:
“Artículo 6°) Declárase que no tienen derecho a la indemnización extraordinaria que establece
el artículo 58° de la Ley N° 7.295 los personales de los Servicios, Reparticiones, Organismos,
Empresas y demás Instituciones de la Administración del Estado, tanto central como
descentralizadas, que hubieren cesado o cesaren en sus funciones por efecto de la aplicación de
los decretos leyes números 6 y 22, de Septiembre de 1973, y número 98, de Octubre de 1973”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
confirmado el fallo del Juez de la causa que había negado lugar a la acción entablada. En el
caso del señor Rojas, su proceso ante los tribunales laborales recién había comenzado; y en el
caso del señor Otero, en segunda instancia se había confirmado el rechazo a la indemnización
solicitada (siempre en virtud de los Decretos-Leyes 6, 22 y 98, todos de 1973), ante lo cual
también había optado por deducir recurso de queja ante el Tribunal Supremo, el que estaba
pronto a resolverse.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
22 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1974, Tomo LXXI, 2° Parte, Sección Tercera, pág.180.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
28 Para un estudio completo -además de histórico- referente a los Regímenes Excepcionales, puede
consultarse el texto de JIMÉNEZ LARRAÍN, Fernando, Los estados de excepción constitucional en
Chile, Editorial Jurídica de Chile, año 2010, 262 págs., en donde, además de ilustrar lo que
ocurre en este campo en el Derecho Comparado, reflexiona sobre las modificaciones realizadas
a la primitiva exclusión de los tribunales militares en tiempo de guerra de la superintendencia
de la Corte Suprema, efectuada mediante la Ley N° 20.050, de Reforma a la Constitución
Política de 1980.
La jurisdicción de estos tribunales comprende precisamente el territorio nacional declarado
en estado de asamblea (que se dicta en la situación de guerra externa), o de sitio (por caso de
guerra interna o grave conmoción interior), y es ejercida por los Generales en Jefe o comandantes
superiores de plazas o fortalezas sitiadas o bloqueadas, o de divisiones o cuerpos que operan
independientemente, por los Fiscales y por los Consejos de Guerra y Auditores. El Decreto-Ley
640, que sistematizó como ya vimos, las disposiciones de los Regímenes de Emergencia -y que
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
también se atacó mediante el recurso de inaplicabilidad en el presente caso que nos ocupa-,
dispuso en sus artículos 7° los casos donde entrarían a funcionar los Tribunales Militares de
tiempo de guerra; en el 8°, los casos en que regirían los Tribunales Militares de tiempo de paz
;y en el artículo 9° se dispuso, que a pesar de concurrir las situaciones previstas en el artículo
anterior -y su procedimiento aplicable además de la penalidad-, entrarían a conocer los de
tiempo de guerra en los delitos previstos en la Ley de Seguridad Interior del Estado.
Además, entre otros aspectos, la Reforma Constitucional de 2005, en el caso de la declaración
de estado de Sitio, introdujo que sólo podía este extenderse por 15 días, prorrogables; antes
de ella, la duración máxima podía llegar a 90 días, y también podía haber prórroga.
Si se quiere profundizar aún más sobre el particular, ahora relacionado -en el período que
ahí se estudia- con la acción de amparo o habeas corpus y su procedencia en las situaciones de
excepción constitucional, véase el histórico texto de CAFFARENA DE GILES, Elena, El recurso
de amparo frente a los regímenes de emergencia, Imprenta San Francisco, del año 1957, 282 páginas,
que cuenta con prólogo de don Patricio Aylwin Azocar -el que da cuenta de la objetividad
científica con la cual la autora ha escrito un ensayo estrictamente jurídico-. La autora parte
ilustrándonos que, desde 1930 al año de la publicación de su obra (1957), nuestro país vio
nacer 16 leyes o decretos de facultades extraordinarias, sin contar las múltiples ocasiones
donde el Poder Ejecutivo declaró por sí el consabido régimen del estado de sitio. Del prólogo
extraemos los siguientes pasajes: “Hay, en los últimos lustros, un ostensible abuso por parte de nuestros
gobiernos de las medidas de emergencia. Es un abuso cuantitativo y cualitativo [...] Recientemente se ha
introducido la práctica -iniciada en Enero de 1956 y repetida en Abril de 1957- de que el Presidente de
la República declare por sí mismo el estado de sitio, aun estando el Congreso en funciones, con manifiesto
fraude a lo dispuesto en el N° 17 del art. 72 de la Constitución Política, mediante el subterfugio de
clausurar transitoriamente el período extraordinario de sesiones y volverlo a convocar acto seguido.
Desde 1936, contrariando la letra de nuestra ley fundamental y la doctrina invariablemente sostenida
por todos nuestros constitucionalistas hasta entonces, se ha ‘descubierto’ que el estado de sitio declarado
por el Presidente de la República se mantiene en vigencia después de reunido el Congreso hasta que éste
acuerde expresamente rechazar ‘la proposición de ley’ que constitucionalmente importa para él”.
29 La Fiscalía sostuvo que las normas de dichos decretos-leyes (que como vimos reglan especialmente
la Potestad Constituyente, además de las Legislativas y Ejecutivas) deben apreciarse en su
contexto global y no parcial, y en estas condiciones no puede ser atacado de inconstitucional.
Las prescripciones del DL N° 81, otorgan al Jefe de Estado las facultades de desterrar o expulsar
a una persona determinada cuando su presencia en el país atente contra la seguridad interna,
y no hay contradicción alguna con el Estatuto de la Junta de Gobierno (Decreto-Ley 527, con
el cual se atribuye por parte del recurso una supuesta contradicción), ya que si bien el N°
14 de su artículo 10 -que contempla las atribuciones especiales del Presidente- otorga sólo la
facultad de traslado y arresto de las personas durante el estado de sitio, sin embargo el N° 15 del
mismo termina por agregar que el Presidente de la República tiene las demás atribuciones que
la Constitución y las leyes le conceden. Siguió el Fiscal profundizando, que tampoco a su parecer
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
30 La Corte transcribe la letra h) de las consideraciones que tomó la Junta de Gobierno para
dictarlo. Recordemos:
“h) Que, doctrinariamente, se ha sostenido que la Carta Fundamental no puede ser modificada
tácitamente, sino que sólo a través de norma expresa que reemplace algún precepto
constitucional o se agregue a ellos. Pero esta afirmación no tiene validez para periodos de
emergencia ni mucho menos en los casos en que, por la fuerza de los hechos históricos, se
reúnen en un mismo órgano y sin formalidades o requisitos diferenciadores, el ejercicio del
Poder Constituyente y del Poder Legislativo. En estas circunstancias es obvio que la voluntad
de tal órgano expresará siempre una norma de conducta de carácter obligatorio que, en cuanto
pueda ser distinta de la Constitución que esté vigente tiene, sin duda, un efecto modificatorio
de ésta”. (Nota: el subrayado es nuestro).
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
Analizando esta parte del recurso, la Corte señala que sirve para
desvanecer la tesis del recurso, lo que ocurre con el estado de Asamblea,
en donde por dicha declaración, es facultad del Presidente de la República
declarar a una o más provincias invadidas o amenazadas en caso de guerra
extranjera. Pues bien,
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
31 Revista de Derecho y Jurisprudencia, 2° Parte, Sección Primera, Tomo LXXV, pág. 111.
32 El Ministro señor Retamal López previno que no aceptaba el considerando 13° -cuya parte
principal transcribimos más arriba-. Para éste magistrado, la presunta “inconstitucionalidad
consistente en haberse declarado en estado de sitio todo el territorio de la República, contrariando
el precepto constitucional que lo autoriza para uno o varios puntos del país, plantea un problema de
interpretación lógica: es cierto que la voz ‘varios’ en lenguaje común no comprende el todo de los elementos
de que se trata y, por ello, el decreto ley declaratorio del estado de sitio de todo el país, sería aparentemente
contrario a la norma constitucional por exceder los límites de ésta; pero no hay que preterir la posible
coincidencia de las normas constitucional y legal que se dicen contrarias y que consiste en que declarado
todo el territorio nacional en estado de sitio, se declaran en tal estado los varios puntos de la República,
porque el todo contiene las varias partes de que consta; y siendo así, los respectivos decretos leyes no
serían inconstitucionales absolutamente, sino sólo relativamente, inconstitucionalidad relativa esta que
no puede declararse; Que no debe tampoco olvidarse que en el asunto jurídico promovido, los intérpretes
autorizados del texto constitucional, como miembros del Poder Ejecutivo, declararon en estado de sitio
todo el territorio de la República, atribuyendo a la locución ‘varios puntos de la República’ un sentido
totalizador del territorio nacional”, dijo en su prevención. (Nota: los resaltados son originales del
texto, los cuales vienen en cursiva).
- 293 -
CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
SECCION SEGUNDA
·
Estudios previos
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
- 298 -
ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
“Diez: señala que es igual para los casos que hasta ahora
le ha tocado conocer a la Corte; pero va más allá, porque
también permite que la Corte Suprema pueda declarar la
inaplicabilidad en materias de carácter público, como es su
propia generación, cosa que no cree que pudiera hacer con
el texto actual de la Constitución (Sesión 288, pág. 1013).
- 299 -
CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
2 No es necesario como ya tuvimos ocasión de apreciar, que exista “juicio” en el sentido estricto
del término. Bajo el artículo 86 de la Constitución de 1925, la Corte Suprema lo entendió de
ese modo invariablemente. Así por ejemplo en fallo de 27 de diciembre de 1955 -en Revista de
Derecho y Jurisprudencia, año 1955, Tomo LII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 428-, donde estableció
que podía deducirse antes de la notificación de la demanda; o aún -por eso citamos este
específico caso- en el caso en que ésta no haya sido cursada por el juez por falta de un entero
de las multas contra las cuales se reclamaba, cuestión que el Fisco consideraba indispensable
para declarar trabada la relación procesal, por lo que había planteado la inadmisibilidad del
recurso de inaplicabilidad, cuestión que fue rechazada por el Tribunal Supremo.
También sobre el sentido de la palabra “juicio” bajo el imperio de la misma Constitución Política,
pueden consultarse las sentencias de 27 de julio de 1970 (Revista de Derecho y Jurisprudencia,
año 1970, Tomo LXVII, 2° Parte, Sección 1°, pág. 273); 31 de agosto del mismo año (misma
Revista y Tomo, pág. 361); 30 de diciembre de 1946 (misma Revista, Tomo XLIV, 2° Parte,
Sección 1°, pág. 394); 12 de enero de 1968 (misma Revista, Tomo LXV, 2° Parte, Sección 1°,
pág. 45); y 9 de octubre de 1974, en Revista Fallos del Mes, N° 191, pág. 208, entre otras.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
“Diez: señala que es igual para los casos que hasta ahora le ha
tocado conocer a la Corte; pero va más allá, porque también
permite que la Corte Suprema pueda declarar inaplicables en
materias de carácter público, como es su propia generación,
cosa que no cree que pudiera hacer con el texto actual de la
Constitución (Sesión 288, pág. 1013).
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
3 En el caso <<Mujica con Fisco>> sabemos que una Sala del máximo tribunal, por unanimidad,
con fecha 4 de diciembre de 1945, conociendo de un recurso de casación en el fondo, decidió
que podía “en los casos particulares de que conozca, declarar inaplicable en juicio determinado, cualquier
precepto legal contrario a la Constitución, según lo dispone ésta en su artículo 86; 6° Que resulta así
carente de objeto preocuparse de las infracciones de ley alegadas, porque si una de ellas es inaplicable al
juicio por contravenir preceptos constitucionales, es obvio que el recurso no puede prosperar y en cuanto
a la otra, no es sino el antecedente forzoso de la anterior, que, por lo mismo, no tendría influencia en
lo que pudiera decidirse...”. Por los fundamentos que expuso, declaró en ese litigio, de oficio
inaplicable el artículo 73 inciso final del Decreto con Fuerza de Ley N° 345 -cuya infracción
se había invocado en el recurso-, y por tanto, sin lugar el recurso de casación en el fondo de
que se hizo mérito. Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1945, Tomo XLIII, 2° Parte, Sección
1°, pág. 289.
Esta sentencia aparece destacada en el trabajo de BERTELSEN REPETTO, Raúl, Control de
constitucionalidad de la ley, Editorial Jurídica de Chile, año 1969, págs. 145 y 146.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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4 En este punto importantísimo nos remitimos a la Tercera Parte, Sección Segunda de este
trabajo, donde se trataron -durante la vigencia de la Constitución de 1925- qué vicios de los
que puede adolecer una ley, cabía poder atacarse mediante el recurso de inaplicabilidad;
además de los que se presentaron cuando no coincidió la promulgación con la publicación
de un texto legal.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
6 Como el mismo profesor Gustavo Fiamma indica, al finalizar su entrega sobre las Actas
Oficiales de la Comisión Redactora de la Constitución de 1980 a que hemos venido haciendo
alusión, señala que es posible advertir de su estudio que, a modo de conclusión, que “el propósito
del constituyente fue la ampliación de la revisión judicial de las leyes. Propósito que es absolutamente
justificado de cara a la idea de robustecer el valor normativo de los preceptos constitucionales, sometiendo
indistintamente a sus mandatos a las autoridades y a todo tipio de personas directamente, ‘a título de
derecho directamente aplicable’. Bajo ese marco la Constitución estructuró un sistema defensivo como
ninguna otra: artículo 8, recurso de protección, amparo preventivo, Tribunal Constitucional,
Consejo de Seguridad Nacional, Contraloría General de la República, y, también, Corte Suprema
(recurso de inaplicabilidad)”. Por lo tanto, se deduce, dada la implicancia de los organismos
llamados a intervenir y las acciones contempladas en el diagrama constitucional, es dable
expresar que hay evidencia rotunda en el sentido de “... la ampliación que sufrió el control de
constitucionalidad de las leyes: a) de oficio o a petición de parte, b) en materias de que conozca, c) cualquier
gestión, y d) suspensión del procedimiento”. A pesar de lo macizo de la realidad constitucional
y legal, “la realidad jurisprudencial, sin embargo, frustra manifiestamente esos objetivos. Baste con
señalar que el control de constitucionalidad, con la tesis de que sólo es procedente respecto de los
preceptos legales dictados con posterioridad a la entrada en vigor de la Constitución, se limita
al eventual conocimiento de alrededor de 800 leyes, mientras más de una decena de miles de leyes
dictadas con anterioridad quedan fuera del alcance del sistema defensivo estructurado por la
Constitución. Si a esas posibles leyes revisables judicialmente aplicamos la tesis que sólo procede
el control de constitucionalidad de fondo y no el de forma resulta que la jibarización del control
de las leyes aumenta otro poco más. Pero todavía es posible que, mediante un criterio restrictivo en
cuanto al otorgamiento de la suspensión del procedimiento, el recurso de inaplicabilidad sea desechado,
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
en definitiva, por no haber gestión pendiente. Y si, además, en relación a la ‘inaplicabilidad de oficio’ o ‘a
petición de parte’ sólo se les admite respecto de materias de que conozca el tribunal Pleno, y no respecto de
las materias que conoce la Corte en Sala, tenemos una nueva reducción de la defensa constitucional. Todo
lo anterior, sin contar con el rigorismo procesal, que tiene en nuestro sistema judicial gran importancia,
y del cual no está libre esta institución”. Como importante colofón de lo anteriormente anotado,
el profesor, a modo de pregunta finaliza interrogándonos: “¿Prudencia, apatía o dimisión?»
(pág. 14). Nota: los resaltados son nuestros.
7 El Consejo de Estado (que también existió en las Constituciones de 1823 y 1833), fue creado
por el Decreto-Ley N° 1.319, de 31 de diciembre de 1976, dictado por la Junta de Gobierno en
ejercicio del Poder Constituyente, en carácter de Acta Constitucional N° 1, como un organismo
supremo consultivo del Presidente de la República, en asuntos de gobierno y administración
civil. Entre los asuntos donde el Jefe de Estado podía solicitar su opinión, destacaba el relativo
a las Reformas Constitucionales. Lo integraban -por derecho propio- los ex Presidentes de
la República, a la sazón, los señores Jorge Alessandri (1958-1964) y Gabriel González Videla
(1948-1952). Don Eduardo Frei Montalva (1964-1970), declinó integrarlo. El 12 de agosto
de 1980, el señor Alessandri Rodríguez presentó su renuncia.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
ejercitar su derecho de veto a una ley. Dejó constancia S.E. el Presidente de la República de
ese entonces -y después integrante del Consejo de Estado- de su experiencia en ese momento.
Su posición se debía a que la Ley N° 13.305, del año 1959, no podía promulgarse: “a) porque
se avoca a causas de que actualmente conocen los Tribunales de Justicia; b) porque otorga una
remuneración, indemnización o gratificación al ex personal aludido, sin contar con la iniciativa del
Presidente de la República; c) porque ha sido despachado sin el financiamiento con que deben
ser aprobadas las leyes, contraviniéndose lo dispuesto en el artículos 4°, 44°, 45° y 80° de la
Constitución Política del Estado”.
Pero el Congreso Nacional, al aclarar -mediante Ley 14.834- el artículo 203 de la Ley 13.305,
rechazó el veto presidencial.
11 La importancia de conocer los detalles de la discusión ocurrida al interior del Consejo de Estado,
es que permite conocer las verdaderas razones -expresas algunas de ellas o subentendidas
otras tantas-, en orden a no permitirle a la máxima instancia del Poder Judicial involucrarse
en la revisión plena de la constitucionalidad de los preceptos legales, otorgándole para ello
facultades expresas que le permitieran juzgar las infracciones al proceso de formación de las
leyes contemplado en la Constitución Política.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
es constitucional, la Corte Suprema no podrá declararlo inaplicable por el mismo vicio que fue materia
de la sentencia”.
Más adelante podremos ver cómo este inciso desempeñará un papel preponderante en la
discusión de un recurso de inaplicabilidad que debió resolver el máximo tribunal de justicia,
en orden a revisar en un caso concreto, si efectivamente la Magistratura Constitucional había
hecho el correspondiente análisis de constitucionalidad previo al controlar determinado
precepto legal, precepto que se hallaba en el centro de la discusión sometida ante aquél.
14 ARANCIBIA MATTAR, Jaime, BRAHM GARCÍA, Jaime, IRARRÁZABAL GOMIEN, Andrés,
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Actas del Consejo de Estado de Chile (1976-1990), año 2008, Centro de Estudios Bicentenario,
Santiago, 1.104 págs.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
SECCIÓN TERCERA
·
Aspectos relevantes bajo la Carta de 1980 1
1 A partir del 11 de marzo de 1981 -por aplicación de la letra B) de la Disposición 18a. Transitoria
de la Constitución-, y hasta el 11 de marzo de 1990, la Junta de Gobierno pasa a constituir
formalmente el Poder Legislativo en nuestro país; por ello, ha contar del 11 de marzo de
1981, han dejado de dictarse “Decretos-leyes”, y la Junta pasa a denominarlos derechamente
“Leyes”.
2 Es de mucho interés la Ponencia presentada por el profesor Precht Pizarro, efectuada en el
Primer Seminario sobre Justicia Constitucional, realizado entre los días 26 al 30 de octubre
de 1987 en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Santiago. En ella hace un
detallado análisis de los fallos que emitió el máximo tribunal del país, haciendo hincapié
inicial en el recurso interpuesto por doña Lucía Greve de Barros, visto ya por nosotros. En esa
sentencia del año 1949, se declaran inaplicables preceptos de la Ley de 18 de junio de 1857 y
de la Ley 3.313 de 29 de diciembre de 1917. “La tendencia general de la jurisprudencia fue en esa
época (1925-1973) la de no establecer distinciones entre precepto legal anterior o posterior a la entrada
en vigencia de la Constitución, sino efectuar la comparación entre el texto legal impugnado y la
Constitución vigente al tiempo de interponer el recurso. De ello fluye que cada vez que se reformase
la Constitución el examen podría renovarse, puesto que la ley constitucional se entiende regir in actum”
(pág. 89).
Asimismo, nos dice que desde sus inicios, al instaurarse por el Constituyente del ‘25 el
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
recurso de inaplicabilidad, esta acción tenía por objeto evitar la contradicción entre la ley
constitucional y la ordinaria, debiendo la oposición ser completa y perfecta, de manera tal de
no poder coexistir entre sí esos preceptos por implicar contenidos normativos incompatibles
entre ellos. “Se centra así el problema en la contradicción de preceptos y por ende la revisión judicial
tiene un contenido limitado. La Corte Suprema de Chile no se entiende a sí misma como garante del
espíritu de la Constitución, de los valores de la Constitución, de los principios de la Constitución,
sino sólo de los preceptos constitucionales en relación a un precepto legal y aun éste sólo en la
circunstancia de ser aplicable al caso y en su contenido substancial y no formal” (págs. 87-88).
Sobre la inaplicabilidad por inconstitucionalidad formal volveremos más adelante.
Cabe señalar, que, como reza la Ponencia aludida, y empleando la terminología del eminente
jurista Carl Schmitt, se entiende como derecho material de control judicial, la comprobación de
si las leyes simples están de acuerdo en su contenido con los preceptos constitucionales (Ver
SCHMITT, Carl, La defensa de la Constitución, traducción de SÁNCHEZ SARTO, Manuel,
Editorial Labor, 1931, publicado por Editorial Tecnos, 1983, con prólogo de Pedro de la
Vega, Madrid, España).
Del autor prusiano, cita: “El derecho de control judicial por parte del juez, en la decisión de los
procesos, descansa en algo diametralmente opuesto a toda superioridad, de cualquier clase que sea, del juez
con respecto a la ley o al legislador. Tiene su origen en una especie de situación de la necesidad, cuando
existen preceptos legales que se contradicen, y el juez, ante ese conflicto de preceptos que se le plantea, se
ve precisado a adoptar una resolución en el proceso... Como ya hemos manifestado, no es exacto decir que
el juez que pronuncia el fallo ha ‘negado validez’ a la ley que ha dejado de aplicar; con mayor exactitud
pudiera decirse que se trata de una ‘no aplicación de la ley’ al proceso concreto objeto del fallo... Ante
todo, la justicia queda sujeta a la ley, pero por el hecho de situar la sujeción a la ley constitucional
por encima de la sujeción a la ley simple, el Poder Judicial no se convierte en protector de la
Constitución”, op. cit, página 771; el resaltado es nuestro. En PRECHT PIZARRO, Carlos,
Derecho material de control judicial en la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Chile: derogación tácita
e inaplicabilidad (1925-1987), Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1987, Tomo LXXXIV, 1°
Parte, Sección Derecho, págs. 87 a 107.
3 Se ha incluido esta sentencia de 1978 (y la de 1980, que a continuación le sigue) en la parte
del estudio correspondiente a la entrada en vigencia de la Constitución actual, pues en dicha
fecha es que se percibe la tendencia en la jurisprudencia emanada desde el interior de nuestro
máximo tribunal, en orden al título que sirve de estudio en este punto. En ambos fallos, se
trataron las tachas de inconstitucionalidad de preceptos legales anteriores a la promulgación
del Acta Constitucional N° 3, de fecha 11 de septiembre de 1976.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
4 Junto con repasar a los Comisionados en dicha discusión, cita dos autores predominantes de la
doctrina que coincidirían a juicio del Tribunal Pleno con lo expresado en dicha Subcomisión:
los profesores Carlos Estévez y Alejandro Silva Bascuñán: “(6°) ... De las opiniones emitidas [...]
se puede deducir, como se ha dicho, que para ambos, la declaración de que un precepto es inconstitucional
y, por lo tanto, inaplicable, debe efectuarse comparando el texto de la Constitución vigente a la época en
que se dictó la ley, con la letra de ésta, dictada con posterioridad”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
5 Veredicto unánime de los Ministros señores Israel Bórquez (Presidente), José María Eyzaguirre,
Eduardo Ortiz Sandoval, Rafael Retamal, Octavio Ramírez, Víctor Rivas del Canto, Osvaldo
Erbetta, Emilio Ulloa, Marcos Aburto, Estanislao Zúñiga y Abraham Meersohn.
Los magistrados señores Retamal López y Meersohn Schijman concurrieron al rechazo
del recurso, únicamente atendidas las razones expuestas en los fundamentos 8° a 12° de la
sentencia, los que dijeron relación con el estudio de la prescripción propiamente tal, además
de la igualdad ante la ley y la discriminación arbitraria alegada, rechazando por consiguiente
las argumentaciones anteriores (contenidas en los párrafos 1° al 7°), los que fueron destinados
a demostrar que el marco del límite que está fijado para el legislador frente a la Constitución,
debe estar conformado por la Carta Política vigente en el momento de dictarse una norma legal:
es decir, si existiese una ley anterior que fuese contraria a un texto constitucional posterior,
se estaría en presencia de una derogación de leyes, lo que es del correspondiente estudio de
los jueces sentenciadores. Revista Fallos del Mes, N° 235, pág. 116.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
para luego hacer alusión directa a otro DL también ya visto -el N° 788,
publicado en el Diario Oficial de 4 de diciembre de 1974, y como sabemos
dictado por la Junta de Gobierno en el ejercicio del Poder Constituyente-,
mediante cuyo tenor
“los decretos leyes 255, 670 y 43 cuya inaplicabilidad se solicita
en todo lo que el recurrente considera que vulnera su derecho
de propiedad exclusiva garantizado por el artículo 10 N° 10
de la Carta Política de 1925, tienen rango constitucional en
aquella parte en que de cualquier manera sean contrarios,
se opongan o sean distintos a algún precepto de dicha Carta
Fundamental, existiendo en tal caso, como lo ordena el aludido
precepto del decreto ley N° 788, una modificación expresa o
tácita, parcial o total de la respectiva norma institucional. Por
lo tanto, esas normas denunciadas de inconstitucionalidad son
potencialmente iguales en jerarquía que aquellas que se dicen
conculcadas, toda vez que de existir alguna contrariedad entre
aquéllas y éstas, tal antinomia queda revestida ipso jure de
precepto constitucional modificatorio de aquel que se contiene
en la Constitución de 1925, y que en el caso concreto a que
se alude, es el artículo 10 N° 10 de dicha Carta Política” 6
Por las razones expuestas, para la Corte era inoficioso entrar a examinar
si realmente existía alguna contradicción entre los aludidos decretos-leyes
y el referido texto de la Constitución de 1925 primero, y del Acta N° 3
después, pues aún en el caso de una conclusión afirmativa, a su entender,
debía rechazarse el recurso por la simple razón de que en tal hipótesis
operaría una derogación tácita de un precepto constitucional anterior y
no una inconstitucionalidad sobrevenida.
Asimismo, en juicio de nulidad de la expropiación de un fundo, seguido
contra la Corporación de Reforma Agraria, don Pablo González, dedujo
6 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1980, 2° Parte, Sección Primera, Tomo LXXVII, pág.
99.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
7 Nuevamente en otra sentencia, la Corte recuerda el papel que juega la Junta de Gobierno
en orden a la Potestad Constituyente, aspecto por nosotros ya tratado: “puede observarse [que]
la norma jurídica reprochada de inconstitucional fue dictada por la Junta de Gobierno en ejercicio de la
Potestad Constituyente y por tanto, presenta el carácter de una norma de rango constitucional de igual
valor jerárquico que el precepto integrante de la Constitución Política que supuestamente aparecería
vulnerado. Esta sola consideración es bastante para que esta Corte Suprema se abstenga de analizar el
contenido sustancial de la disposición impugnada...”
8 Gaceta N° 39, pág. 26.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Poder Judicial un resultado como el referido”. Para confirmar lo anterior, el articulista recurre a
la superintendencia que tiene la Corte Suprema sobre todos los tribunales de la República:
“Inexplicable resultaría, entonces, que [...] tuviera la superintendencia (referida), que participara en
la designación de los jueces y Ministros de Corte de Apelaciones, que cumpliera las funciones previstas
en la legislación sobre calificaciones, que pudiera enmendar, por medio de los recursos previstos en el
ordenamiento jurídico, las resoluciones de los tribunales inferiores, y, sin embargo, no estuviera habilitada
para resolver un recurso de inaplicabilidad en tanto el juez del fondo no se pronunciara acerca
de la derogación de la norma legal en cuestión. Mas y correlativamente, el juez del fondo debe
declarar derogado un precepto legal anterior a la Constitución cuando lo considere contrario a ella,
decisión que será susceptible de todos los recursos que en Derecho correspondan y que no significa ejercer
una inaplicabilidad encubierta, sino que dar cumplimiento al artículo 6º inciso 2º, en virtud del cual se
consagra el Principio de Vinculación Directa. Conforme a este Principio, la Carta Fundamental -antes
y por sobre la ley- obliga a todos los órganos estatales y a toda persona, institución o grupo y, por ende,
también a los jueces cuando deban resolver la contradicción entre una ley y la Constitución. Si aquella
es anterior y contraria a esta, entonces, deben declararla derogada y si tal decisión surte efecto de cosa
juzgada para el caso particular en el cual se pronunció, ya no procederá inaplicabilidad alguna ni se podrá
revivir su vigencia. En suma, la Corte Suprema debe declarar la inaplicabilidad de un precepto
legal contrarío y anterior a la Constitución, mientras este se encuentre vigente, esto es, en tanto
no haya sido derogado por el propio legislador o no lo haya así declarado, por sentencia firme,
el tribunal competente. Asimismo, el juez del fondo tiene competencia para declarar derogado
un precepto legal anterior a la Constitución, cuando lo considere contrario a ella, ya que sólo así
se respetan los Principios de Supremacía Constitucional y de Vinculación Directa consagrados
en el artículo 6° incisos 1º y 2º de la Carta Fundamental”. Nota: los resaltados son nuestros.
FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Miguel, Inaplicabilidad del Decreto Ley N° 2.695 y derogación tácita,
Revista de Derecho, Valdivia, Volumen IV, diciembre de 1993, págs. 55 a 56.
12 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1985, Tomo LXXXII, 2° Parte, Sección Quinta pág.
278.
13 Con esa misma fecha (31 de diciembre de 1985) y en igual sentido, el Tribunal Pleno -con
idénticos votos disidentes- falló el recurso de inaplicabilidad rol N° 18.615 caratulado <<Eitel
Enrique Finger Floto>>, respecto de los artículos 15 y 16 del Decreto-Ley N° 2.695.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
14 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1986, Tomo LXXXIII, 2° Parte, Sección Quinta pág.
7.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
18 Gaceta N° 117, pág. 14. Integraron la Sala los Ministros señores Marcos Libedinsky (presidente),
Milton Juica y Sergio Valenzuela Patiño.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
19 Votaron en ese sentido los Ministros señores Rafael Retamal, Emilio Ulloa, Marcos Aburto,
Servando Jordán, Enrique Zurita, Lionel Béraud, Arnaldo Toro y Efrén Araya. Mientras
que por rechazar el recurso, habida cuenta de que en el presente caso se estaba en presencia
de una derogación de leyes, que correspondía estudiar a los jueces sentenciadores, estuvieron
el Presidente del Tribunal don Luis Maldonado Boggiano y los Ministros señores Hernán
Cereceda, Osvaldo Faúndez y Roberto Dávila. Gaceta N° 120, pág. 28.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
20 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1990, Tomo LXXXVII, 2° Parte, Sección Cuarta pág.
64.
21 Este magistrado además previno, dejando constancia, que la denegación del recurso de
inaplicabilidad -como en el presente caso-, produce como único efecto que en la causa en
que se dedujo, no puede pretenderse por los jueces que la ley de amnistía es contraria a la
Constitución, y por tal motivo pudiere no aplicarse en la solución del asunto; lo cual entiende
sin perjuicio de la facultad de los jueces de la causa para omitir, por otros motivos, la aplicación
de la susodicha ley de amnistía.
22 Volvieron a estar en desacuerdo, el Presidente don Luis Maldonado y los magistrados señores
Osvaldo Faúndez y Roberto Dávila Díaz, quienes en el punto 8° de su disidencia estimaron que:
“... un análisis de las opiniones vertidas en el seno de la comisión redactora de la Constitución de 1925, y
un estudio de las opiniones de los tratadistas don Carlos Estévez y don Alejandro Silva Bascuñán, lo que
importa la historia fidedigna del artículo que regla el recurso de inaplicabilidad, lo que permite concluir
que la confrontación que debe hacer la Corte Suprema en su sentencia es entre la ley que se impugna con
la Constitución vigente en su oportunidad, pero no con una Carta Política dictada con posterioridad. Es
evidente que si la Constitución que estaba vigente al dictarse la ley que se reclama de inaplicabilidad ha
sido derogada por una nueva Carta Fundamental, no podrá efectuarse la confrontación antes indicada
y por consiguiente, no cabe la interposición de un recurso como el que se estudia”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
25 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1988, Tomo LXXXV, 2° Parte, Sección Quinta, pág.
241.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
26 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1987, Tomo LXXXIV, 2° Parte, Sección Quinta, pág.
23.
27 La Ley N° 17.998, dictada por la Junta de Gobierno, declaró que interpretaba el artículo 1°
del Decreto-Ley N° 754, de 1974, que entre las otras acciones a que dicho precepto se refiere,
están incluidas las de caducidad de los actos o contratos a que él alude; las de reivindicación
de los bienes que hayan sido objeto de esos mismos actos o contratos; y cualesquiera que, por
su propia naturaleza o por sus consecuencias, produzcan el resultado de privar de sus efectos
a tales actos o contratos. Declaró igualmente -interpretando el mismo artículo 1° del decreto-
ley referido-, que este precepto se refiere tanto a las acciones que ya habían sido ejercidas a la
fecha de su vigencia, como a las que hayan sido deducidas o se dedujeren con posterioridad.
28 La Corte acogió por unanimidad el recurso propuesto, no sin antes emitir una crítica al
sustento del libelo, en la parte que impugnaba la naturaleza de la Ley N° 17.998 como acto
legislativo, por oponerse al concepto de ley señalado en el N° 20 del artículo 60 (hoy actual
artículo 63), negándole con ello la calidad de ley interpretativa, y por tanto considerándola
violatoria de la Carta Política. En su considerando 3°, dice el Tribunal que “es necesario hacer
presente la inconsecuencia que se produce al sustentarse por una parte [lo anteriormente expuesto]... [y]
se pida por la otra, su inaplicabilidad en el juicio [...] lo que implica reconocerle el carácter de ley a la
norma que se pide se declare inaplicable, caso este último que es el único en que esta Corte puede entrar
a conocer el recurso”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
29 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1988, Tomo LXXXV, 2° Parte, Sección Quinta, pág.
113.
30 Aunque claramente están unidos, hemos decidido, sólo por cuestiones prácticas y gráficas, separar
los puntos que aquí se tratan, es decir el que ahora desarrollamos y el que, inmediatamente
pasaremos a revisar. Bajo el régimen constitucional de la Constitución de 1980, otra vez nuestro
máximo tribunal de justicia hubo de decidir sobre su competencia para pronunciarse si cabían
bajo su órbita de acción en cuanto al recurso de inaplicabilidad, los vicios de inconstitucionalidad
de forma de las leyes. Unidos a ello, hubo también de determinar si una ley común entrare en
el ámbito de materias propias de una ley de mayoría especial (orgánica constitucional), lo que
acarreaba el consiguiente y consabido vicio de inconstitucionalidad de forma. En el capítulo
siguiente, nos referiremos en plenitud a esta interesante problemática.
31 Recordamos nuevamente, que partir del 11 de marzo de 1981 -por aplicación de la letra
B) de la Disposición 18a. Transitoria de la Constitución-, y hasta el 11 de marzo de 1990, la
Junta de Gobierno pasa a constituir formalmente el Poder Legislativo en nuestro país; por
ello, ha contar del 11 de marzo de 1981, dejan de dictarse “Decretos-leyes”, y la Junta pasa a
denominarlos derechamente “Leyes”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
36 La sentencia en lo que respecta a este aspecto, cita el fallo de 25 de mayo de 1962 -y que
recordemos nosotros estudiáramos en profundidad-, donde ,el voto de mayoría de la Corte
en ese momento ratificó, que en la historia fidedigna por ellos analizada, no existía una sola
alusión a materia de tanta trascendencia, como lo sería la facultad del Tribunal Supremo para
enjuiciar o revisar el proceso de generación de las leyes.
37 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1987, Tomo LXXXIV, 2° Parte, Sección Quinta, pág.
256.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
38 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1990, Tomo LXXXVII, 2° Parte, Sección Cuarta, pág.
64. Nota: el subrayado es nuestro.
39 La Ley N° 18.152 dice textualmente que la Junta de Gobierno de la República de Chile, ha
dado su aprobación al proyecto que “Interpreta garantía constitucional sobre derecho de propiedad
en relación con reajustabilidad de pensiones”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
letra A), de la Carta Política en actual vigencia, toda vez que para que una
ley pueda ser realmente considerada como interpretativa de la misma Carta
Fundamental, debió ser sometida a plebiscito previo, como lo ordena el
precepto transitorio infringido, puesto que en tal caso la Junta de Gobierno
hace uso de la facultad de ejercer el Poder Constituyente; y como dicho
plebiscito no se ha verificado, la referida ley carece de eficacia 40.
Los recurrentes adujeron también que se había infringido el artículo 6°
de la Carta Política, en cuanto esta disposición establece que los órganos del
estado deben someter su acción a las normas constitucionales, de manera
que la Junta de Gobierno, al no contemplar la necesidad de la aprobación
plebiscitaria, desconoció su obligación de respetar la normativa pertinente,
lo que invalida, por inconstitucional, la ley dictada con tal infracción.
Prosiguieron a continuación, que también se hallaba infringido el artículo
7° de la Ley Primera, en cuanto este precepto tiene por actos válidos los
ejecutados por los órganos del Estado, siempre que éstos actúen dentro
de la esfera de su competencia; y como la Junta de Gobierno ostenta el
Poder Constituyente, sujeta está a la limitación plebiscitaria, careciendo
por consiguiente de dicha competencia para ejercerlo, si dicta normas
constitucionales interpretativas cuando no cumple con esta exigencia. En
consecuencia, el acto así generado, en nulo absolutamente.
Como podemos ver, el máximo tribunal de justicia se vio enfrentado a
una encrucijada, principalmente por los vicios de forma de la ley en cuanto
a la falta de consulta plebiscitaria, amén de los importantes puntos restantes.
Después de oír al señor Fiscal de la Corte, quien señaló en su Vista
que al achacarse a la ley un defecto como el señalado -es decir la falta
de llamado a plebiscito-, es útil hacer recuerdo que hay jurisprudencia
uniforme, la que ha hecho llegar a la conclusión que sólo procede el recurso
de inaplicabilidad por vicios de fondo, y que lo que se acusa en el recurso
precisamente, es un defecto de forma.
El máximo tribunal, con fecha 13 de noviembre de 1985, rechazó
por unanimidad la acción, partiendo por la consideración de que existe
copia auténtica en el expediente, en cuanto el Tribunal Constitucional (en
sentencia de 16 de julio de 1982), declaró constitucional el artículo único del
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
42 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1988, Tomo LXXXV, 2° Parte, Sección Quinta, pág.
97.
43 Este DL (que sustituyó a su vez al Decreto-Ley N° 3.627 del año 1981), estatuyó lo siguiente:
“Artículo único: En los casos de delitos de cualquier naturaleza, en que como acción principal o
conexa, hubiere resultado de muerte o de lesiones a que se refieren los artículos 395 y 396 en su
inciso primero del Código Penal, para las personas comprendidas en los números 1o. y 2o. del
artículo 361 del Código de Procedimiento Civil o funcionarios de las Fuerzas Armadas y de Orden,
y que por las características o circunstancias de su perpetración no pudiere menos que presumirse
se cometieron en contra de dichas personas, por su calidad de tal, conocerán de los señalados
delitos los Tribunales Militares de Tiempo de Guerra a que se refiere el Título III del Libro I del
Código de Justicia Militar, con las modificaciones que se contemplan en el presente decreto ley.
Producido el hecho indicado en el inciso anterior, el Comandante en Jefe de la respectiva
División o autoridades indicadas en el artículo 16 del Código de Justicia Militar, ordenarán
instruir el proceso correspondiente y la formación de los Consejos de Guerra, en su caso, y
tendrán la jurisdicción en el territorio que respectivamente les corresponda, con las atribuciones
que el cuerpo legal antes mencionado otorga al General en Jefe, en cuanto al juzgamiento
de dichos hechos. Se aplicará el procedimiento establecido en el Título IV del Libro II del
Código de Justicia Militar y la penalidad especialmente prevista para Tiempo de Guerra.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
se les seguía por Tribunal Militar de Tiempo de Guerra, con motivo del
homicidio del Intendente de Santiago Mayor General Carol Urzúa Ibáñez,
tuvo la Corte Suprema, con fecha 28 de marzo de 1984, la oportunidad de
dirimir si se estaba o no en presencia de la naturaleza simplemente legal
de un decreto-ley que modificaba el juzgamiento en los procesos cuando
existieran las circunstancias que contemplaba.
Se pidió la declaración de inaplicabilidad, tanto en el proceso de Tiempo
de Guerra (bajo el Rol 1-83 de la Comandancia de la Segunda División
de Ejército), como del recurso de protección interpuesto a favor de los
nombrados inculpados, y que se ventilaba ante la Corte de Apelaciones
de Santiago.
Se denunciaba al citado DL, tanto por inconstitucionalidad de forma (por
haber violado los artículos 13, 14, 18 y 19 transitorios y artículos 25 y final
de la Constitución Política y los artículos 74 y 5° transitorio de la Carta
Fundamental); como por inconstitucionalidad de fondo (por ser contrario al
artículo 39 y 41 N° 7 de la Constitución). Sostuvo el recurrente que el DL
en cuestión entró en vigor el 17 de marzo de 1981, o sea, seis días después
de haber comenzado a regir la Constitución -11 de marzo del mismo año-
, en circunstancias que, de acuerdo con las disposiciones citadas, debió
haberse dictado una ley y en ningún caso un decreto-ley. Al haberse dictado
este último con posterioridad a la vigencia de la actual Carta Política, se
alteró la institucionalidad en ella establecida y la normalidad entonces
anunciada. Asimismo, advirtió que en el Decreto-Ley N° 3.655, falta la
firma del integrante de la Junta de Gobierno a que se refiere el inciso final
de la Disposición 14a. Transitoria, habiéndose infringido también por esa
omisión este precepto 44. Continuó argumentando, que el DL impugnado
contravino además el artículo 74 y la Disposición 5a. Transitoria de la
Carta Fundamental, donde el primero establece que será una ley orgánica
constitucional la que determinará la organización y atribuciones de los
tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de
justicia en el territorio de la República, y que dicha ley orgánica además, sólo
podrá ser modificada oyendo previamente a la Corte Suprema de Justicia;
y que la Disposición 5a. Transitoria de la Constitución establece que “se
entenderá que las leyes actualmente en vigor sobre materias que conforme
a esta Constitución deben ser objeto de leyes orgánicas constitucionales
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
45 Para el profesor de la Universidad de Chile don Gustavo Fiamma Olivares, lo que ocurre en
el presente caso es lo siguiente: “Debe hacerse presente que respecto de las leyes ordinarias que abordan
materias reservadas al legislador orgánico constitucional se producen ambos tipos de inconstitucionalidad: de
forma y de fondo. De forma, en cuanto para ser leyes orgánicas constitucionales requerirían una mayoría
especial para su aprobación, requisito que actualmente no opera, y examen previo de constitucionalidad
ante el Tribunal Constitucional; y de fondo, en cuanto estarían abordando materias reservadas a otro
‘legislador’”. FIAMMA OLIVARES, Gustavo, Nota 5 del estudio ya citado. En Gaceta N° 94
(1988), págs. 3 a 14.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
46 “Artículo 418: Para los efectos de este Código, se entiende que hay estado de guerra, o que
es tiempo de guerra, no sólo cuando ha sido declarada oficialmente la guerra o el estado de
sitio, en conformidad a las leyes respectivas, sino también cuando de hecho existiere la guerra
o se hubiere decretado la movilización para la misma, aunque no se haya hecho su declaración
oficial”.
47 Con fecha 31 de mayo de 1946, la Corte Marcial de la Armada, conformada por los Ministros
señores Ramón Fernández, Alberto Toro Arias y Salvador de la Piedra, confirmando el fallo
del Juez Naval don Immanuel Holger, el que había sobreseído definitivamente por el delito
de deserción simple en tiempo de guerra al marinero José Olivares Acuña, declarando que no
era aplicable la penalidad establecida para los delitos cometidos en tiempo de guerra -aun
cuando exista legalmente un estado de guerra-, si el Ejército y sus Tribunales han mantenido
su organización de tiempo de paz. El fallo del Juzgado Naval dijo así: “3°) Que, a pesar de existir
en el país, en virtud del decreto (N° 303), la declaración de un estado de guerra con el Japón, no se ha
nombrado General en Jefe del Ejército que deba operar contra el enemigo extranjero y, por lo tanto, la
jurisdicción militar no ha sido ejercida por los Tribunales prescritos por la ley en tiempo de guerra, sino
que ha sido ejercida por los Tribunales Militares para el tiempo de paz, cuya competencia no ha cesado”.
En Gaceta año 1945, 2° semestre, N° 81, pág. 393.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
por lo que debe concluirse, según el señor Fiscal del Tribunal Supremo, don
Gustavo Chamorro Garrido, que el aludido decreto-ley era inconstitucional,
por lo que no constituiría una norma legal que tenga aplicación en algún
juicio 48.
Acto seguido, ya el Tribunal Pleno advirtió que el mencionado funcionario
en su Informe había omitido pronunciarse sobre los méritos de la pretendida
inconstitucionalidad de fondo, ante lo cual, pasó nuevamente los autos al
Ministerio Público (Judicial), a fin de que se sirviera a extenderlo en la
materia antedicha 49.
La Corte se vio enfrentada a la disyuntiva de resolver sobre un decreto-
ley que fue promulgado el 10 de marzo de 1981 -un día antes de la entrada
en vigencia de la nueva Constitución-, pero que fue publicado en el Diario
Oficial el 17 de marzo de 1981. Y se dividió en su fallo.
Por rechazar la inaplicabilidad planteada, básicamente invocaron el
argumento sostenido en el idéntico recurso presentado por el abogado
Hernán Quezada en representación de don Fernando Valenzuela Espinoza 50
48 Aventurándonos, podemos considerar a raíz de este estudio, que esta es la primera vez -desde la
vigencia de la Carta de 1980- que el máximo representante de la Fiscalía de la Corte Suprema,
estima procedente la declaración de inaplicabilidad por vicios de forma, con el agregado de
advertir que consideró al decreto-ley en cuestión -por las causas que explicitó- inconstitucional
de una forma general.
49 Sobre este punto, el Fiscal estimó que la situación del Decreto-Ley N° 3.655, es de aquéllas
que conciernen a los jueces del fondo, donde son ellos los que deben resolver si ese precepto
se encuentra vigente o ha sido derogado a la fecha de juzgamiento del asunto que le ha sido
entregado a su conocimiento. Por lo tanto, se pronuncia en el sentido de que debe rechazarse,
en esa parte, el recurso de inaplicabilidad deducido.
50 Es interesante destacar que la defensa de don Fernando Valenzuela, procesado por el Fiscal
Militar de Tiempo de Guerra don Juan Carlos Manns -como inculpado de haber participado
en el delito de maltrato de obra a personal de las Fuerzas Armadas, causando la muerte del
funcionario de la Central Nacional de Informaciones, Carlos Tapia Barraza-, había recurrido de
inaplicabilidad en términos semejantes; y también había recurrido de protección ante el Tribunal
de Alzada capitalino tanto en contra de la decisión del Comandante de la Segunda División
del Ejército, en cuanto éste había ordenado reabrir el proceso de tiempo de guerra; como contra
todas las diferentes actuaciones judiciales efectuadas al amparo de dicha resolución, porque
a su entender no correspondía que se le procesase por un tribunal y por un procedimiento
de tiempo de guerra (el que se abrió bajo el Rol 537-81).
La Corte de Apelaciones de Santiago, declaró que no le correspondía a la justicia ordinaria
el conocimiento del asunto que se reclamaba, y rechazó por tanto tramitarlo. A su turno, una
Sala de la Corte Suprema, con fecha 3 de noviembre de 1982, conociendo de la apelación a
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
la inadmisibilidad, declaró que, según la Carta Fundamental, son las Corte de Apelaciones los
únicos tribunales llamados a conocer y resolver estas acciones constitucionales, y, “en consecuencia,
la Corte de Apelaciones de Santiago, no ha podido abstenerse de someter a tramitación el recurso propuesto
a fojas 1, por importar la resolución en alzada un claro desconocimiento de su exclusiva competencia
sobre la materia...”, por lo que le ordenó darle la tramitación correspondiente, ordenando que
dicha Corte pidiera los informes de rigor. En definitiva, por razones de encontrarse hecha la
presentación fuera del plazo (en ese entonces de 15 días, según el auto acordado que regía la
materia), tanto en primera como en segunda instancia se rechazó la referida acción cautelar.
En Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1983, Tomo LXXX, 2° Parte, Sección Quinta, pág. 1.
51 Gaceta N° 45, año 1984, pág. 74.
52 En artículo ya citado de don Carlos Precht Pizarro, y a pie de página, señala precisamente el
caso de Jorge Palma Donoso y otros, como “particularmente grave”, porque el máximo tribunal
de la República, para mantener la doctrina de la recordada supervivencia o derogación de
una ley v/s inaplicabilidad, “debió sostener que el decreto ley se encontraba vigente a la fecha de su
promulgación [...] Siendo una ‘ley’ que versaba sobre materias de ley orgánica constitucional (entregar el
caso a tribunales militares de tiempo de guerra) se aplicaba entonces el artículo quinto transitorio y no el
artículo 74 de la Constitución”. En PRECHT PIZARRO, Carlos, Derecho material de control judicial
en la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Chile: derogación tácita e inaplicabilidad (1925-1987),
Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1987, Tomo LXXXIV, 1° Parte, Sección Derecho, pág.
98.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
53 El señor Presidente planteó -a excepción de los otros tres Ministros disidentes, quienes
habían estimado que, aceptando un motivo de inaplicabilidad resultaba innecesario referirse
a los demás invocados en el recurso-, que ni el artículo 80 de la Carta Política, que consagra
el recurso, ni el Auto Acordado que reglamenta su tramitación -de 22 de marzo de 1932-,
contienen exigencias sacramentales para deducirlo ni para fallarlo, y, por lo tanto, la Corte
puede resolver todos los asuntos que estime comprendidos en él. Tuvo además en consideración
para acogerlo, ahora en cuanto a la inconstitucionalidad de fondo, que el recurso -cuyas palabras
cita-, exige implícitamente que se les aplique a los recurrentes el procedimiento de tiempo de
paz, “cuando expresa que se producirá una injusticia irreparable si los inculpados Jorge Palma y otros son
juzgados por un Consejo de Guerra, cuyas graves consecuencias en cuanto a la privación de derechos y
garantías fundamentales es innecesario mencionar”. Para el Presidente, el procedimiento racional y
justo, una de las garantías constitucionales cuando se es enjuiciado en un proceso legalmente
seguido, cuando opera en tiempo de guerra, “no lo es en tiempo de paz, y por consiguiente al
establecer el Legislador para ese tiempo aquel procedimiento restringe la garantía constitucional de ser
encausado con un racional y justo procedimiento”.
54 Con fecha 21 de agosto de 1974, a la Corte Suprema le correspondió resolver la petición de
don Sergio Roubillard, en un recurso de queja interpuesto simultáneamente en contra del
Consejo de Guerra de Arica y el Jefe Militar del Departamento y Delegado del Comandante
en Jefe de la VI División del Ejército, Coronel don Odlanier Mena Salinas, para obtener se
dejara sin efecto la sentencia condenatoria expedida por aquel Consejo en su contra y la que
dictó el Jefe Militar, dándole su aprobación. Por votación de cinco votos contra uno, una Sala
del máximo órgano judicial, estimó: “1°) Que en virtud de lo prescrito en los Decretos Leyes números
3 y 5 de 11 de septiembre de 1973, el país se encuentra en estado de guerra y rigen por consiguiente las
normas que el Código de Justicia Militar establece para tal emergencia dando así origen a la formación
y funcionamiento de los Tribunales Militares especiales que contempla el Título III del Libro I de dicho
estatuto; 2°) Que al producirse ese estado y con sujeción a esas normas del mencionado Código,
cesa la competencia de los Tribunales Militares de tiempo de paz y comienza la de los Tribunales
Militares de tiempo de guerra; lo que sucede actualmente en todo el territorio nacional...”,
por lo que dichos Consejos pueden por tanto operar, correspondiéndole al General en Jefe
designado, o en quien éste delegue sus atribuciones, las facultades privativas para aprobar,
revocar o modificar las sentencias de aquellos tribunales y para ejercer además sobre sus
integrantes, la jurisdicción disciplinaria, según lo establece el artículo 74 del CJM. Por lo
tanto a la Corte Suprema no le corresponde ni puede ejercer poder jurisdiccional respecto
de la función de mando militar propia y exclusiva del General en Jefe, o de su delegado,
por lo que resulta asimismo, que carece de poder disciplinario a su respecto. Votaron en
ese sentido, rechazando el recurso de queja, los Ministros señores Enrique Urrutia, Israel
Bórquez, Juan Pomés y Octavio Ramírez, además del Auditor General del Ejército subrogante
don Francisco Saavedra, quienes declararon que el máximo tribunal, carecía de jurisdicción
y competencia para pronunciarse sobre el recurso interpuesto. Empero, en voto disidente,
el Ministro José María Eyzaguirre, estimó que el Tribunal entrara a conocer del fondo del
recurso, estimando que la Corte sí tenía jurisdicción para ello. Su razonamiento consistió que
el artículo 86 de la Constitución, otorga al Tribunal Supremo la superintendencia directiva,
correccional y económicas de todos los tribunales de la Nación, y aunque el artículo 74 del
CJM, establezca, en su inciso primero que: “Al General en Jefe de un ejército le corresponde
el ejercicio pleno de la jurisdicción militar en las fuerza a su mando y en el territorio que con
ellas ocupa, comprendida la jurisdicción disciplinaria”, el disidente fue tajante: “tal precepto
por ser simplemente legal, no puede prevalecer sobre el texto de la Carta Fundamental y en caso
de contradicción entre uno y otro, esta Corte debe aplicar la Constitución que se refiere a todos
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
los Tribunales del país sin diferencia ni excepción alguna; Que así lo ha entendido siempre este Tribunal
y en esa forma, ha entrado a conocer de recursos de queja en contra de la Comisión Central Mixta de
Sueldos, de la Junta Clasificadora de Empleados y Obreros, del Tribunal de Comercio, y aún más, en
contra del Ministro de Hacienda cuando éste ha ejercido atribuciones judiciales en materias aduaneras,
por estimar que se trataba de Tribunales de la Nación, que, por lo mismo, se hallaban bajo su potestad
disciplinaria”.
Y, por interés de nuestro trabajo, destacamos lo siguiente: el voto del Ministro señor Eyzaguirre,
recuerda explícitamente la sentencia de 10 de agosto de 1933*, donde la Corte Suprema
expuso que vulneraba la consabida norma constitucional del artículo 86, la disposición del
Código del Trabajo que colocaba a los Tribunales de ese Ramo, bajo la superintendencia del
Ministerio de Bienestar Social. (Rol N° 7.633-74. Revista Fallos del Mes N° 189, pág. 156).
* Sentencia unánime pronunciada por la Corte presidida por don Abraham Oyanedel. En
Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1933, Tomo XXX, 2° Parte, Sección Primera, pág. 536.
Así también, y ésta vez por la unanimidad de sus miembros, la Primera Sala del máximo
tribunal, integrada por los Ministros señores Eduardo Ortiz S. (presidente), Rafael Retamal,
Luis Maldonado, Víctor M. Rivas, el Abogado Integrante Enrique Munita, además del Auditor
General del Ejército don Osvaldo Salas Torres (con fecha 13 de noviembre de 1973, y siguiendo
al Fiscal del Tribunal Urbano Marín), había declarado su falta de jurisdicción y competencia para
emitir pronunciamiento sobre otro recurso de queja, también deducido contra un Consejo de
Guerra. En Revista Fallos del Mes N° 180, pág. 222. También en VERDUGO MARINKOVIC,
Mario, Código de Justicia Militar, Ley de Seguridad del Estado y Ley de Control de Armas, Textos
Anotados, de Ediciones Encina Ltda. año 1975, págs. 100 a 101.
El Ministro señor Retamal modificó más tarde su parecer. Conociendo la misma Sala, esta
vez el recurso de queja de don William Zuleta (el que fuera rechazado por cuatro votos a
uno), estimó que si bien el DL 1769 en su artículo 70-A, confiere competencia limitada a la
Corte Suprema para ejercer facultades disciplinarias sólo de la justicia militar de tiempo de
paz, lo cierto es que “sólo una disposición constitucional puede limitar el precepto del artículo
86 de la Constitución [...] Y que la resolución que esta misma Sala pronunció [...] el 13 de noviembre
de 1973, declarando su incompetencia para ejercer la jurisdicción disciplinaria respecto de los Tribunales
Militares de tiempo de guerra, no tiene aplicación en el caso de que ahora se trata porque el territorio
en que acontecieron los hechos que se pesquisan no se hallaba en estado de guerra, existente, de facto, o
legalmente declarada [...] sino que en estado de simple conmoción interna”. Por el rechazo estuvieron
los Ministros señores Eduardo Ortiz, Enrique Correa Labra y Marcos Aburto, más el Abogado
Integrante Julio Fabres. 3 de octubre de 1977, Revista Fallos del Mes N° 227, pág. 302.
Se ha discutido doctrinariamente acerca del alcance del artículo 86 de la Constitución, y,
entre otros, don Carlos Estévez, ha dicho que éste es absoluto, ya que “la Superintendencia de
la Corte Suprema se extiende constitucionalmente a todos los Tribunales de la República. La ley no puede
sustraer a una determinada jurisdicción sin violar este precepto...”. En ESTÉVEZ GAZMURI, Carlos,
Elementos de Derecho Constitucional, Editorial Jurídica de Chile, págs. 340 a 341. En sentido
contrario, DUVAUCHELLE RODRÍGUEZ, Mario: “Estos Tribunales se constituyen cuando se haya
declarado el estado de Asamblea o de Sitio por causa de guerra interna y nombrado el Comandante en Jefe
para operar contra el enemigo extranjero o contra fuerzas rebeldes o sediciosas organizadas militarmente.
Estos Tribunales no están sujetos a la superintendencia directiva, correccional y económica de
la Corte Suprema”, en artículo La justicia naval penal chilena, una mirada a su evolución histórica,
Revista de Marina N° 3 año 1998 pág. 22. La misma opinión en ASTROSA HERRERA,
Renato, Código de Justicia Militar comentado: antecedentes, concordancias, jurisprudencia, referencia,
leyes y reglamentos que lo complementan, Editorial Jurídica de Chile, 3ª edición, Santiago, año
1985, págs. 126 y 127.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
de guerra 55
respecto de ciertos delitos cometidos en contra de algunas
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
aceptable parte del argumento del voto minoritario en orden a que la Corte no tuviera
facultades para dirimirla), diez HH. Diputados presentaron una Acusación Constitucional
en contra de los cuatro magistrados de la mencionada Sala que privó de su competencia a la
Ministra en Visita Gloria Olivares. El argumento era “notable abandono de deberes”. La Cámara
aprobó el libelo acusatorio, suspendiendo de sus funciones a los referidos magistrados,
mientras el H. Senado se pronunciase. Finalmente, la Cámara Alta aprobó la acusación, sólo
respecto del presidente de la Sala, Hernán Cereceda, que quedó destituido de su cargo en
el máximo tribunal.
Detalles de lo históricamente acontecido, que incluyó por parte del exonerado funcionario,
un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso en contra de la decisión
del Senado, pueden encontrarse en el detallado trabajo de CASTILLO GODOY, Luis, obra
citada, Memoria de Prueba para optar al Grado Académico de Licenciado en Ciencias Jurídicas
y Sociales, págs. 159 y ss.
56 Ibid., voto de minoría.
57 Finalmente, el caso pasó a manos del II Juzgado Militar de Santiago (Tribunal castrense
de tiempo de paz), a cargo del General de Ejército don Samuel Rojas Pérez, quien condenó a
la pena de muerte a los procesados Jorge Palma Donoso, Carlos Araneda Miranda y Hugo
Marchant Moya, por los delitos de homicidio y pertenencia de grupo armado de combate; a
los demás acusados se les impuso penas por considerárseles cómplices, y también bajo cargos
de la Ley de Control de Armas. Todos fueron recurrentes de inaplicabilidad.
Conociendo en grado de apelación, la Corte Marcial, por cuatro votos a uno, confirmó lo
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
obrado. En la mayoría, estuvieron los Ministros señores Luis Correa Bulo, Joaquín Erlbaum
(Ejército), Adolfo Celedón (FACH) y señora Ximena Márquez (Carabineros), pero no pudo
aplicarse la pena de muerte, pues el Ministro don Enrique Paillás Peña (presidente), fue
partidario de no imponerla a los sentenciados. Al no existir la unanimidad de votos requerida
en la aplicación de la pena máxima, y, procediendo según el entonces vigente artículo 73 del
Código Orgánico de Tribunales, se determinó condenar a la pena inmediatamente inferior,
esto es, presidio perpetuo. El Ministerio Público Militar reaccionó interponiendo recurso de
queja en contra del Ministro disidente, recurso que la Corte Suprema rechazó.
58 Ibid.., voto de minoría.
59 Para el profesor Gustavo Fiamma, en este caso, “la Corte no elude la resolución del asunto, en cuanto
tenía implicancias de forma, basándose en la doctrina de la improcedencia del recurso por razones de
forma (considerando 3°). Por el contrario, se pronuncia derechamente, aun cuando erróneamente, respecto
de los requisitos formales exigibles al DL 3655 de 10-3-81, al que no le habría sido exigible la audiencia
previa de la Corte Suprema, en conformidad a lo dispuesto por el artículo 74 de la Carta Fundamental”.
Así -como nosotros-, destaca que ese error fue puesto de manifiesto en el voto de los Ministros
señores Retamal, Eyzaguirre, Erbetta y Meersohn. Vid. FIAMMA OLIVARES, Gustavo, obra
citada, Gaceta N° 94 , año 1988, pág. 3 a 14.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
han producido siempre los efectos que, para cada una de éstas, señala el artículo 91.
La sentencia que, en los casos de los números 6° y 7° del artículo anterior, declare
la prescripción de la acción de nulidad a que dichos números se refieren, también
declarará extinguida la pertenencia afectada por la superposición” 61).
El planteamiento de los recurrentes de inaplicabilidad estuvo centrado
en demostrar que el establecimiento en el susodicho Código de la causal
de extinción de concesión minera que se contiene en el inciso tercero de su
artículo 96, adolecía no sólo de inconstitucionalidad de fondo (o sustantiva),
sino también de carácter formal. En cuanto a la primera, se estaría afectando
la esencia del dominio sobre la concesión minera y, al sanear la concesión
superpuesta, produciría la privación de sus atributos y facultades esenciales,
esto es, los de explotar con exclusividad el yacimiento minero y también
-siguió el recurrente-, la objetada disposición viene a dar validez a una
situación ilegítima, como lo es la superposición de pertenencias. Pero,
en la parte que nos interesa en este capítulo de nuestro trabajo, para los
impugnantes, la norma tachada ha violentado asimismo la norma contenida
en el artículo 19 N° 24 inciso séptimo de la Constitución, en cuanto dispuso
que una ley orgánica constitucional estableciera las causales de extinción del
dominio sobre concesiones mineras, y no por una ley común; siendo por esta
misma razón, también contraria a los artículos 6° y 7° de la Constitución,
y de la misma manera, contraria a los artículos 60 N° 1 y 63 inciso 2° de la
Carta Fundamental (por incidir en materias propias de ley orgánica, que
exigen un quórum especial para su aprobación o modificación, esto es de
las cuatro séptimas partes de los diputados y senadores en ejercicio), como
en su momento lo declaró el Tribunal Constitucional 62, de manera que tal
61 El mismo Código en su artículo 95, establece ocho causales taxativas de nulidad de una
concesión minera, correspondiendo la 7°, a la siguiente: “haberse constituido la pertenencia
abarcando terreno ya comprendido por otra pertenencia”.
62 Durante la tramitación del artículo 96 inciso 3°, se suscitó el problema en torno al rango de
dicha normativa. Se consultó por la Cuarta Comisión Legislativa al Tribunal Constitucional a fin
de que se expidiera al respecto. Se manifestó que era materia de ley orgánica constitucional y
no de ley simple; sin embargo, se le tramitó como ley común. Por sentencia de 6 de septiembre
de 1983, el referido Tribunal, a requerimiento de la Junta de Gobierno, órgano legislativo a la
sazón, resolvió que el artículo 96 del proyecto de Nuevo Código de Minería, era de carácter
orgánico constitucional. El secretario de la mencionada Magistratura certificó: “La Excelentísima
Junta de Gobierno no remitió en su oportunidad el proyecto sobre nuevo Código, que contenía los artículos
enunciados en la resolución primera de esta sentencia, para que este Tribunal, en conformidad con lo
dispuesto en el N° 1 del artículo 82 de la Constitución Política de la República, ejerciera el control de
constitucionalidad a su respecto”.
Quizá parte de la explicación a esta situación pueda encontrarse en el Informe en Derecho
que suscribió el entonces Ministro de Minería don Samuel Lira Ovalle, informe que se adjuntó
a los autos de este proceso. En la página 44 sobre el punto manifiesta: “Por consideraciones de
orden político en lo tocante a no introducir modificaciones a la Ley Orgánica sobre Concesiones Mineras
que se encontraba a la sazón promulgada, para asegurar la firmeza y estabilidad de los derechos mineros y
, además, porque el Ejecutivo no concordaba con la tesis sustentada en el fallo aludido, el artículo
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
96 inciso 3° del Código de Minería se tramitó como ley común sin ser sometido al control de su
constitucionalidad sustantiva”.
Cabe hacer presente para ser fiel a lo ocurrido, que la opinión del General don César Raúl
Benavides (Miembro de la Junta de Gobierno en representación del Ejército), fue en el
sentido de contar con la necesidad de dar carácter de orgánico constitucional al régimen de
extinción. Así quedó plasmado en el Oficio 6583/205-206. Según los tres miembros restantes
de ese órgano, la Disposición Transitoria Segunda se refería a las concesiones que se otorgasen
en conformidad al Código de Minería de 1983 y exclusivamente al régimen de amparo -Nº
3 letras c) y d)-. Nota del Autor: los resaltados son nuestros.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
63 Revista de Derecho y Jurisprudencia, año 1995, Tomo XCII, 2° Parte, Sección Quinta, págs. 83
a 105.
64 En sentido contrario al aquí manifestado, y después de realizar en su trabajo una interpretación
principalmente orgánica, para el profesor de Derecho Constitucional don Paulino Varas
Alfonso, lo que procede es que la Constitución Política de la República debe aplicarse en todas
sus partes, “y que los órganos colegisladores deben ajustarse estrictamente a los preceptos constitucionales
sobre la formación de la ley, razón por la cual debe concluirse que el recurso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad de forma [...] también queda comprendido dentro de la órbita de aplicación del
artículo 80 de la Carta Fundamental”. VARAS ALFONSO, Paulino, obra cit., Revista de Derecho
Público Universidad de Chile, N° 59, enero/junio año 1996, págs. 107 a 117.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
65 Ibid., voto disidente del Presidente señor Aburto y de los Ministros señores Faúndez, Beraud
y Araya, quienes además sostuvieron que el artículo 80 de la Constitución Política tiene una
amplitud indiscutidamente ilimitada, lo que ya había sido reconocido por el máximo tribunal
a partir de su fallo de 9 de junio de 1978, dictado en la causa Rol N° 12.913, <<Empresa
Nacional de Electricidad, Inaplicabilidad Civil>>, esto es que una ley anterior que sea contraria
a una Constitución posterior no es materia propia de un recurso de inaplicabilidad, sino de
un asunto de derogación de leyes que corresponde estudiar a los jueces del fondo..., “hasta
que en 1990 y desde la sentencia que dictó el 8 de junio de ese año en el ingreso Rol N° 14.444 ‘Campos
Canales, Natividad y otros. Inaplicabilidad Civil’, modificó completamente su parecer sobre la materia y
derechamente expresó -como lo ha seguido haciendo sin excepción alguna hasta el presente- que en el caso
referido se trata de un problema de legitimidad constitucional que configura una inconstitucionalidad cuya
declaración corresponde hacerla a la Corte Suprema a través de la decisión de un recurso de inaplicabilidad
por inconstitucionalidad de fondo sobrevenida, fundando su categórico cambio de apreciación sobre la
materia básicamente en el claro sentido del artículo 80 de la Constitución, que de manera nítida y rotunda
expresa que podrá declararse la inaplicabilidad de cualquier precepto legal contrario a la Constitución,
sin distinción alguna” (parte del considerando 9°).
También hace alusión directa al principio de inexcusabilidad que rige a los tribunales
establecidos por la ley, donde una vez reclamada su intervención en forma legal y en negocios
de su competencia, ellos no podrán excusarse de ejercer su autoridad, ni aun por falta de ley
que resuelva la contienda o asunto sometido a su decisión.
66 Estos magistrados citan al afamado autor italiano Francesco Carnelutti, quien, refiriéndose a
la evolución de las relaciones entre poder legislativo y poder judicial, en orden al problema
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
de la validez de la ley, señala: “el perjuicio de la soberanía del poder legislativo, al cual se ha hecho
referencia, ha creado por un cierto tiempo, dificultades para comprender cómo el juez puede verificar
si una ley goza de todos los requisitos de los cuales depende su eficacia; sin embargo, últimamente tales
dificultades han sido superadas reconociendo que, cuando compruebe un vicio en la formación de la ley, de
tal carácter que perjudique su eficacia, el juez no la debe aplicar”. CARNELUTTI, Francesco, Derecho
Civil y Penal I. Derecho y Proceso. Ediciones Jurídicas Europa-América, pág. 26. Y en el mismo
orden de ideas, a la autora MARÍN PAGEO, Encarnación, La cuestión de Inconstitucionalidad en
el proceso civil, Editorial Civitas S.A., pág. 75, la que sostiene que “así como antes el Poder Judicial
se limitaba a ser la boca que pronunciaba las palabras de la ley, ahora el Poder Judicial respeta, aplica
y controla la ley”.
También citan al catedrático español Jesús González Pérez, quien ha dicho, siempre sobre la
inconstitucionalidad formal, que: “cuando una norma constitucional exige unos trámites formales
para que adquiera fuerza obligatoria de una ley, disposición o acto con fuerza de ley, está estableciendo,
nada menos, que el cauce de una fuente del Derecho, la vía para que pueda nacer una norma jurídica. De
aquí que la infracción de estos trámites puede hacerse valer en cualquiera de los procesos, procedimientos
o controles que se prevén, precisamente, para verificar la inconstitucionalidad”, agregando que “una
ley que haya nacido con omisión o infracción de alguno de los trámites previstos en la Constitución o en
las normas dictadas dentro del marco constitucional es tan inconstitucional como las que contuvieren una
regulación contraria a la Constitución”. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, Derecho Procesal Constitucional,
Editorial Civitas S.A. Madrid, 1980, págs. 243 y 244.
Finalizando, en cuanto a la doctrina nacional, aprecian que existe una decidida orientación
a estimar plenamente procedente el recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad de
forma. Entre otros, mencionan a don Raúl Bertelsen Repetto, el cual criticó a la Corte Suprema,
señalando que no le “parece del todo convincente” la argumentación desarrollada por ella en
la inaplicabilidad -por nosotros estudiada-, presentada por la Sociedad Agrícola y Maderera
Neltume, y que la llevó a concluir que no procedía tal recurso por vicios de forma. ´
Quien también acepta, y con amplias y fundadas argumentaciones esta inaplicabilidad, es
VALENZUELA SOMARRIVA, Eugenio, Proposiciones para la Reforma Judicial, Centro de Estudios
Públicos, pág. 162 y ss., quien fuera Ministro del Tribunal Constitucional y también ex Abogado
Integrante de la Corte Suprema. También se cita al profesor de Derecho Constitucional don
José Luis Cea Egaña quien, al tratar el tema que nos convoca, expresa: “No es aventurado, sin
embargo, pensar que volverá a plantearse el problema consistente en saber si dicha declaración versa sólo
sobre aspectos de fondo o si ella, además, procede tratándose de asuntos de forma. Esta última situación
ha quedado en su mayor parte resuelta con el control preventivo ejercido por el Tribunal Constitucional
conforme a lo ya expuesto. Pero podría ocurrir que se deslice un precepto legal que no sea objeto de reparo
por quienes pueden requerir el pronunciamiento pertinente, o bien, que el Tribunal Constitucional incurra
en igual omisión. En tal caso y tratándose de un vicio de forma, mi opinión es que la Corte Suprema
podría declararlo inaplicable, pues el artículo 80 no distingue y se trata de una hipótesis distinta a la
prevista en el inciso final del artículo 83. A mayor abundamiento, la Corte no podría en tal caso excusarse
de ejercer sus facultades, porque si así lo hiciera, vulneraría el principio consagrado en el artículo 73
inciso 2° de la Constitución”. CEA EGAÑA, José Luis, Tratado de la Constitución de 1980. Editorial
Jurídica de Chile. Pág. 321.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
I.- Diferenciación.
“Se diferencian de las leyes ordinarias en dos aspectos: a) la
materia sobre la que recaen; y b) las mayorías exigidas para
su aprobación, modificación y derogación”;
III.- Control.
“Las leyes orgánicas constitucionales están sometidas a un
trámite de control previo que sólo rige para ellas y para las
leyes que interpreten algún precepto de la Constitución. Ese
control opera antes de su promulgación y es ejercido por el
Tribunal Constitucional”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
70 Dicho artículo por supuesto tenía atingencia antes que la Reforma Constitucional por Ley N°
20.050, entregara el conocimiento del recurso de inaplicabilidad al Tribunal Constitucional.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
VI.- Conclusión.
“En relación con el artículo 80 de la Carta Fundamental,
hay que efectuar la siguiente distinción. Si el dictamen
del Tribunal Constitucional dice relación con el proyecto
de ley orgánica constitucional en su contexto y es, además,
favorable, nada impediría, que posteriormente se impugnara
la constitucionalidad de la ley en cuestión invocando un vicio
que afectaría a un precepto concreto y determinado sobre el
cual el Tribunal no se hubiera pronunciado específicamente”.
71 Esta Ley fue dictada por la Junta de Gobierno, bajo el Gobierno de S.E. el Presidente de
la República don Augusto Pinochet Ugarte, y refrendando los Ministros de Estado señores
Sergio Onofre Jarpa (Interior) y Hugo Rosende (Justicia); ha sufrido diversas modificaciones
en el tiempo.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
72 “Artículo 63 inciso 2°: Las leyes de quórum calificado requerirán para su aprobación,
modificación o derogación, de la mayoría absoluta de los diputados y senadores en ejercicio”.
73 Efectivamente, el inciso 2° del artículo 63 no aparece entre las excepciones contempladas
cuando esta disposición transitoria estatuyó que no serían aplicables los preceptos que
menciona durante el período a que se refiere (según la Disposición Decimotercera transitoria,
esto es 8 años), y hasta que entraran en funciones las asambleas legisladoras, lo que sucedió,
como sabemos, el día 11 de marzo de 1990, tras las elecciones parlamentarias de 1989, el que
correspondió al XLVIII Período Legislativo del Congreso Nacional.
“Vigésima primera. Durante el período a que se refiere la decimotercera disposición transitoria
y hasta que entre en funciones el Senado y la Cámara de Diputados, no serán aplicables los
siguientes preceptos de esta Constitución:
...b) El Capítulo V sobre el Congreso Nacional, con excepción de: el número 1º del artículo 50,
los artículos 60, 61, los incisos terceros a quinto del artículo 62, y el artículo 64, los que tendrán
plena vigencia. Las referencias que estos preceptos y el número 3º del artículo 32, el inciso
segundo del número 6º del artículo 41, y los artículos 73 y 88 hacen al Congreso Nacional o
a alguna de sus ramas, se entenderán hechas a la Junta de Gobierno.
Asimismo, la elección a que se refiere la letra d) del artículo 81, corresponderá hacerla a la Junta
de Gobierno......”
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
75
, respecto del cual no es admisible tampoco que pueda ser llenado en
perjuicio del reo, más aún, si los artículos 9 y 19 de la Carta, al prescribir
que las conductas que pretende sancionar, establecieron que ella no podrá
ser establecida por cualquier ley, sino que mandó que esta fuera de quórum
calificado; al hacerlo, el constituyente no hizo sino otorgar una verdadera
garantía constitucional, que en definitiva representa una limitación al Poder
Legislativo, por lo que la atacada Ley 18.314 no es en verdad una ley especial
de las que se refieren los artículos constitucionales citados, pues no es en
verdad una ley de quórum calificado.
El Fiscal General Militar don Rolando Melo Silva, al evacuar el traslado
conferido, pidió rechazar el recurso. En resumen, sus argumentaciones
fueron las siguientes: que la Constitución Política posee normas permanentes
y transitorias, siendo ambas de rango constitucional, constituyéndose estas
últimas en indispensables para la elaboración de proyectos constitucionales.
Dijo también que la interpretación de que lo especial prima sobre lo
general, es un criterio universalmente aceptado, y por tal motivo las normas
transitorias por ser más esenciales y específicas priman sobre las de carácter
quienes además dieron un voto de minoría en este aspecto, por el cual resolvieron que se
abstenían de participar de la votación para elegir los 3 Senadores (2 ex Ministros de la Corte
Suprema y un ex Contralor General de la República); y el Ministro don Servando Jordán
previno, que no obstante a la omisión al respecto en que había incurrido el articulado transitorio
de la Carta Política, era partidario de la designación “en atención a los efectos que produciría en el
ordenamiento social, en la paz que debe ser inherente al mismo y en la institucionalidad a que se refieren
las disposiciones permanentes de la Constitución, una posición negativa al respecto. Esta Corte Suprema
conforme a sus prerrogativas, no le es dable desentenderse de los aspectos que ya se han destacado porque
ellos constituyen valores esenciales y superiores que se desprenden, precisamente, de sus prerrogativas en
el orden jurisdiccional, y a las cuales debe entregar su permanente contribución”.
Así las cosas, resultaron elegidos para integrar el Senado los exmagistrados Ricardo Martin Díaz
y Carlos Letelier Bobadilla; y en el cupo de la Contraloría fue electa doña Olga Feliú Segovia.
75 En la correspondiente sesión Consejo de Seguridad Nacional (COSENA) del día 19 de diciembre
de 1989, fue convocado dicho organismo asesor con el objeto de efectuar las designaciones
de los Senadores que le correspondían, de acuerdo con la letra d) del mentado artículo 45
de la Constitución.
En dicha sesión, el integrante de dicho Consejo don Luis Maldonado (como Presidente de
la Corte Suprema) hizo la misma indicación previa recién pormenorizada también a pie de
página, en orden a dejar constancia de su discrepante opinión, en cuanto consideró que el
COSENA no tenía la facultad de efectuar las designaciones de que se trata, atendido lo que
disponen las Disposiciones Transitorias 13a., 21a., y 29a.
Los demás integrantes del organismo, conformado por las siguientes autoridades: señores
Augusto Pinochet Ugarte (como presidente del mismo en su calidad de Jefe de Estado); los
Miembros de la Junta de Gobierno Almirante José Toribio Merino (Comandante en Jefe de
la Armada), General del Aire Fernando Matthei (Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea),
General Rodolfo Stange (Director General de Carabineros), y Teniente General Santiago
Sinclair (por el Ejército); además de don Miguel Schweitzer Speisky (Presidente del Consejo
de Estado), rechazaron tal indicación, por lo que se procedió a continuación a efectuar las
correspondientes designaciones de Senadores.
Los extractos, en Diario Oficial N° 33.565, del día martes 9 de enero de 1990, págs. 4 a 6.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
81 En cuanto al fondo del recurso, el Ministro Servando Jordán sostuvo que el artículo 43
asimismo, no se hallaba en pugna con los preceptos constitucionales que se presentaban
como transgredidos. Además, dicho fallo, se acordó con el voto en contra de los Ministros
señores Osvaldo Faúndez, Roberto Dávila y Efrén Araya, quienes, por razones dadas en
fallos anteriores, fueron del parecer de negar lugar al presente recurso, en atención a que él
es improcedente por cuanto versa sobre una materia propia de derogación de ley, lo que se
encuentra dentro del ámbito de la competencia de los jueces del fondo.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
84 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIX 2a parte, Sección 5a, pág. 243.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
85 La pena máxima decretada en primera instancia fue confirmada por la Corte de Apelaciones
de Valparaíso; ante ello se interpusieron los recursos de casación en la forma y en el fondo,
los que fueron desestimados por la Tercera Sala de la Corte Suprema -bajo la presidencia del
Ministro don Osvaldo Erbetta Vaccaro-, con fecha 17 de enero de 1985. Por ello la importancia
del recurso que se viene estudiando. El indulto presidencial solicitado fue rechazado,
constituyendo así en la última ocasión en que se aplicara la pena de muerte en nuestro país.
86 “Artículo 19.- La Constitución asegura a todas las personas:
1º) El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona.
La ley protege la vida del que está por nacer. La pena de muerte sólo podrá establecerse por
delito contemplado en ley aprobada con quórum calificado”.
87 La Corte señala que el artículo 21 -en la enumeración de las penas que pueden imponerse-,
señala la de muerte; el artículo 59 contiene la misma pena en las escalas graduales que
contempla; el artículo 68 inciso 4° contiene una regla de aplicación de las pena mediante la
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
por el ordenamiento jurídico. Junto a los decretos leyes, a los gobiernos de facto y a las figuras civiles
putativas, las limitaciones fácticas a los derechos fundamentales pertenecen a cierta categoría especial de
realidades que, sin tener reconocimiento positivo, han terminado por ser toleradas, por diversos motivos,
por la institucionalidad”, institucionalidad representada en especial por los tribunales de justicia.
TÓRTORA ARAVENA, Hugo, Las limitaciones constitucionales al derecho a la vida, Nomos,
Universidad de Viña del Mar, N° 3, año 2009, páginas 175 a 201.
90 La fecha de su publicación en el Diario Oficial es de 18 de febrero de 1995, y se estableció
con el propósito de evitar que el recurso de queja no tuviera conexión sino con casos donde
efectivamente existiera un asunto disciplinario que resolver.
91 Puede estimarse que siempre ha sido controversial la naturaleza del ámbito que puede
abarcar el recurso de queja. Podemos decir, sólo a modo de ejemplo, que, en fallo muy reciente,
de 26 de marzo de 2014, la Sala Laboral de la Corte Suprema, en el Ingreso N°2840-2014,
decidió, a propósito de ésta institución procesal -la que por unanimidad rechazó, y que se
había interpuesto contra los Ministros de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas-, y con
la redacción de la Ministra señora Gloria Chévesich Ruíz -además de la prevención de ésta-,
donde se alude explícitamente a una sentencia anterior, que, bajo el rol 10.243-11, de 11 de
enero de 2012, señaló que: “… se trata de una tema de interpretación que debe resolverse caso a caso;
conviene recordar que esta Corte ha sostenido reiteradamente que el recurso de queja no ha sido instituido
para corregir errores de esa índole y provocar, por este solo concepto, una nueva revisión del asunto
para llegar a un pronunciamiento de tercera instancia. Así se ha dicho que ‘procede declarar sin
lugar el recurso de queja entablado contra los ministros de la Corte, si cualesquiera que hayan podido
ser sus errores o equivocaciones con motivo de dictarse la sentencia en que se funda, no representan ni
una falta a sus deberes funcionarios ni un abuso de facultades y, a lo más, un criterio errado
sobre el negocio que les corresponde resolver’”. (También así se resolvió en fallo de 21 de
septiembre de 1951, publicado en Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LVII, 2ª parte,
Sección 3ª, pág. 123). La redacción de la Ministro señora Chévesich Ruíz, sigue en la misma
sentencia recordándonos: “En fallos posteriores se ratificó esa doctrina, al señalarse que atendidas la
naturaleza y finalidad del recurso extraordinario propuesto, lo que procede para acogerlo o desecharlo
es, primordialmente, ‘averiguar y establecer si los jueces recurridos, al ejercer la función judicial y en
cuya virtud dictaron la resolución que motiva la queja, incurrieron o no en falta o abuso que deba ser
enmendado por la vía disciplinaria. En consecuencia, aunque pueda ser discutida y aún equivocada la
tesis jurídica sustentada por el juez recurrido, esa sola consideración no basta para que la Corte
Suprema haga uso de sus facultades disciplinarias’…” (También en fallo de 25 de marzo de
1960, en Revista Fallos del Mes N° 16, pág. 5; y de 29 de diciembre de 1964, Revista de Derecho
y Jurisprudencia, Tomo LXI, Sección 3ª, pág. 66).
Un poco más atrás en el tiempo, nosotros recordamos el voto especial del Ministro de la Corte
Suprema don Luis Agüero Pérez, con motivo de la sentencia dictada por dicho Tribunal en el
recurso de queja deducido por don Joaquín Tocornal Fernández contra la Corte del Trabajo
de Santiago (misma última Revista, Tomo XLVI, 2 ª parte, Sección 3ª, pág. 34). En ella, el
magistrado señor Agüero fue de la opinión de declarar improcedente el recurso, y entrando
al fondo de la queja, estuvo también por desecharla. En cuanto a la improcedencia: “3°) ...
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
no es posible admitir que por la simple vía de la queja, que sólo se dirige al ejercicio de la jurisdicción
disciplinaria, pueda el tribunal adquirir competencia necesaria para avocarse al conocimiento de
una causa [...] y entrar a juzgarla con facultad suficiente para expedir una sentencia definitiva,
o una interlocutoria que establezca derechos permanentes en favor de cualquiera de las partes”;
y en cuanto al fondo: “un fallo como el acordado por la mayoría del tribunal, en uso únicamente de
sus facultades disciplinarias, priva a aquel litigante de los derechos (que quedaron incorporados por la
sentencia judicial que se pretende por esta vía invalidar)”.
Y como también rescata y nos advierte el profesor Eduardo Novoa: “El Ministro Luis Agüero
reparó la indebida intromisión de la Corte Suprema al modificar por la vía de la jurisdicción disciplinaria
sentencias definitivas, redactando al respecto un extenso voto, de tan alto valor doctrinario que mereció
ser publicado en la Revista de Derecho y Jurisprudencia como tema de doctrina, en el tomo 46, primera
parte, pág. 50”. En esta última, la redacción de dicha Revista, en una nota a pie de página,
recuerda asimismo que con anterioridad al juez señor Agüero, el también Ministro del Tribunal
Supremo don Alfredo Rondanelli, siempre estuvo por la improcedencia del recurso de queja
en casos como el que se trata (v. gr.: voto disidente que se inserta en el fallo de 2 de junio
de 1933, reiterado posteriormente por él en todos los casos en que la Corte Suprema quiso
modificar fallos de los Tribunales del Trabajo), objetando las atribuciones que se arroga el
máximo tribunal.
Y volviendo una vez más con el profesor Eduardo Novoa, a propósito de otro supremo
magistrado disidente: “el Ministro Emilio Poblete mantuvo sostenidamente la tesis de que el recurso
de queja no ha sido instituido para reformar el contenido de las sentencias, sino exclusivamente
para reprimir y castigar disciplinariamente las faltas funcionarias cometidas por los jueces, motivo por
el cual no puede ser utilizado para que la Corte Suprema, convertida en una tercera instancia que la ley
no admite, modifique las sentencias; con mayor razón si éstas son de la judicatura del trabajo, para las
cuales hay precepto expreso que prohíbe todo recurso en su contra. Así consta de la sentencia de 17 de
agosto de 1960. Su posición solamente alcanzó éxito ocasional en el fallo de 21 de diciembre del mismo
año”. NOVOA MONREAL, Eduardo, Justicia de clase, Revista Mensaje, N° 187, Santiago,
marzo-abril de 1970 (Nota: el subrayado y los resaltados son nuestros).
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
de mayoría en virtud del antedicho considerando 5°), Osvaldo Faúndez, Mario Garrido,
Guillermo Navas, Marcos Libedinsky, Eleodoro Ortiz, José Benquis, Enrique Tapia, José Luis
Pérez, Orlando Álvarez Hernández, Urbano Marín y Domingo Yurac.
Los jueces señores Libedinsky Tschorne, Ortiz Sepúlveda y Marín Vallejo, previnieron que
concurrían al fallo de mayoría compartiendo el considerando 5°, además de las siguientes
razones: “... IV) Que la aplicación del citado inciso final del artículo 545 del Código Orgánico
de Tribunales resulta, evidentemente, violatoria del artículo 79 de la Constitución Política de
la República, por cuanto la expresada ley no puede disminuir las atribuciones constitucionales
privativas de esta Corte limitando o constriñendo su amplia facultad de imponer o no medidas
disciplinarias en los supuestos de darse acogida a un recurso de queja”.
Los votos en contra vinieron de parte de los Ministros señores Roberto Dávila (Presidente),
Hernán Álvarez García, Oscar Carrasco, Ricardo Gálvez, Jorge Rodríguez y Enrique Cury,
quienes estuvieron por dar plena aplicación al inciso cuestionado por la mayoría. Estimaron
los disidentes, que los términos de la ley son suficientemente categóricos y corresponden a
la nueva estructura que se ha dado al recurso de queja, de manera que, a su juicio “no resulta
posible eludirlos desentendiéndose de la orden perentoria que contiene al emplear la imperativa forma
verbal ‘deberá’, para liberar de la sanción pertinente a quienes incurrieron en una conducta que a la
misma Corte Suprema a través de una de sus salas le mereció reproche [...] Optar por la opinión contraria,
haciendo prevalecer la norma constitucional que confiere al Tribunal Supremo la superintendencia
correccional, por sobre el texto legal expresado analizado, con el propósito de absolver a los funcionarios
de los cargos indicados, importaría reconocer implícitamente que el Pleno tendría la facultad de revisar y
reconsiderar lo obrado con anterioridad por una de sus salas y de declarar, con el mismo fin, que no hubo
la falta ni el abuso donde ésta los estimó concurrentes, o que, de haberlos, no tuvieron, sin embargo, la
gravedad que originariamente les asignó, dejando así su resolución sin la base esencial requerida para
la necesaria fundamentación de su fallo...”. Nota: los resaltados son nuestros. Revista de Derecho y
Jurisprudencia, Tomo XCV, Segunda Parte, Sección 1ª, pág. 131.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
vez más fue citado el caso de Natividad Campos, resuelto en junio de 1990.
Los subrayados son nuestros, y recalcan en forma precisa los puntos de
relevancia sobre los cuales ya nos hemos extendido:
“8°) Que la jurisprudencia emanada de los fallos pronunciados
por esta Corte en los últimos años sobre la materia en comento
admite la procedencia de la inaplicabilidad de preceptos legales
anteriores a la Constitución vigente cuando ellos se encuentran
en contradicción con otras disposiciones establecidas en la
Norma Superior.
Así se ha dicho:
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
9°) Que a todo lo ya dicho sobre este punto en los recién citados
fallos de esta Corte sólo cabe añadir, en esta oportunidad, que
el problema de la posible contradicción entre leyes viejas y
Constitución nueva se ha presentado con cierta frecuencia en
el campo del Derecho Comparado. En España, por ejemplo,
el Tribunal Constitucional en una de sus primeras sentencias
94 Esta sentencia será revisada más adelante separadamente; adelantamos por ahora, que la
Fiscalía de la Corte, informando el recurso de inaplicabilidad interpuesto, había estimado que
este era improcedente, por ser la norma que se suponía inconstitucional, anterior a la Carta
Política, por lo tanto, de incumbencia de los magistrados de la instancia.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
95 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIX, 2° parte, Sección 5ª, pág. 357.
96 Puede leerse sobre el particular el breve pero pormenorizado artículo de ENDRESS G.
Sergio La jurisdicción tributaria en el banquillo de los acusados, Revista de Estudios de la Justicia,
Nº 5, año 2004.
97 Se discutió largamente la situación aquí acontecida para llegar a la declaración de inaplicabilidad
del artículo 116 del Código Tributario (CT). Así, con anterioridad, y asumiendo que no
pueden contenerse aquí todas y cada una de las resoluciones emanadas de nuestros Tribunales
Superiores, podemos indicar, sólo a título ejemplar, que la Corte de Apelaciones de Concepción,
con el voto de los Ministros señores Guillermo Silva Gundelach y Eliseo Araya, además del
Abogado Integrante don Patricio Mella, y bajo el Ingreso N° 3943-2001, con respecto a los
artículos 6° letra B, números 6 y 7, 115 y 116 del CT, en relación con los preceptos 6° y 7° del
DFL N°7, sobre Ley Orgánica del Servicio de Impuestos Internos, -y que por su directa alusión
a los objetivos de este trabajo, citamos-, decidió: “5°)... que la delegación de facultades efectuada
por el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos a don Sergio Jarpa F., aparece concedida por
cuerpos legales vigentes, lo que impide a esta Corte pronunciarse sobre su inaplicabilidad; ya que
la facultad de declarar dicha inaplicabilidad por preceptos legales para un caso determinado es
una facultad privativa y excluyente de la Excma. Corte Suprema en virtud de lo prevenido en el
artículo 80 de la Carta Fundamental. Se debe recordar que no puede otro órgano jurisdiccional
de inferior jerarquía, arrogarse una competencia que la Constitución sólo reconoce al máximo
Tribunal de la República”.
Así también la Corte de Apelaciones de Talca, con la concurrencia de los magistrados señores
Manuel Zañartu Vera y Hernán González García y del Abogado Integrante don Gabriel
Mendiboure, dijo que el Director Regional del Servicio “está facultado para autorizar a funcionarios
del servicio, para conocer y fallar reclamaciones y denuncias obrando por orden de él”, por lo que “en el
presente caso no se han violado los principios constitucionales referidos a la legalidad del órgano
jurisdiccional y las normas del debido proceso”. (17 de octubre de 2001, Ingreso N° 58.813).
Son muchos más los casos resueltos sobre el particular en nuestras Cortes.
Los Ministros señores Archivaldo Loyola, Luis De la Fuente Lecler y Julio Grandón Castro,
de la Corte de Apelaciones de Temuco, dictaminaron con fecha 7 de diciembre del mismo
año -Ingreso N° 294-2001-: “3°) Que, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 116 del citado cuerpo
legal, el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos tiene facultad para delegar sus funciones
de Juez Tributario en otros funcionarios del Servicio, norma que tiene rango de orgánica constitucional
en virtud de la disposición 5° transitoria de la Constitución Política de la República de Chile.”
También ese mismo año se pronunció sobre el particular la Corte Suprema, con fecha 3
de octubre de 2001, y aunque evadiera el asunto constitucional que envolvía el recurso de
casación en la forma y en el fondo propuesto, principalmente por no haber sido debida y
anteladamente cuestionada la actuación del juez tributario, adujo: “... y en cuanto al problema
de la delegación, que es en definitiva el asunto de fondo, ella está expresamente permitida en los artículos
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
115 y 116 del ya señalado Código y dicha delegación no se traduce en un problema de competencia, por
estar ella expresamente permitida, sino que apunta a una cuestión diversa, como lo es determinar
si la delegación se aviene con la normativa constitucional sobre la materia”. (Ingreso 3531-
2001, parecer unánime de la Sala Constitucional. Ministros señores Ricardo Gálvez, Orlando
Álvarez Hernández, Humberto Espejo y Domingo Yurac, además del Abogado Integrante
don José Fernández R.).
Con fecha 28 de junio de 1996, se declaró improcedente un recurso de inaplicabilidad en
contra de varias disposiciones del CT y del D.F.L. N° 7 -Ley Orgánica del Servicio de Impuestos-
deducido en causa de reclamación tributaria. La mayoría del Supremo Tribunal de Justicia
consideró que el reclamante, aceptando someter su controversia ante la autoridad del Jefe
del Departamento Jurídico Regional respectivo, y pretendiendo a última hora sacarlo del
conocimiento del asunto que no dio lugar a sus pretensiones, sin antes haber efectuado una
“ protesta funcional ni orgánica de ninguna especie hasta el pronunciamiento mismo de la pertinente
resolución”, y sólo una vez que el dictamen emitido por éste funcionario fuera “adverso a su tesis
y aprovechando de la oportunidad que le daban los recursos de reposición y apelación subsidiaria que el
sistema contemplado como inicio de la etapa jurisdiccional una vez finalizada la fase administrativa,
saliéndose incluso del marco legal que él mismo había promovido y aceptado al concurrir a la integridad
de esa etapa, introdujo una verdadera incidencia de nulidad de derecho público sobre la base
de vicios de esta naturaleza que recién en dicho momento entra a denunciar y que afectarían,
en su concepto, ‘a la jurisdicción del nombrado juez tributario’...”, lo que la Corte calificó
de inaceptable. Para la mayoría (constituida por el Presidente don Servando Jordán, y los
Ministros señores Marcos Aburto, Enrique Zurita, Roberto Dávila, Efrén Araya Vergara, Oscar
Carrasco y Guillermo Navas), la inaplicabilidad en el presente caso ha sido desnaturalizada,
porque pretende dejar fuera del debate del juicio normas legales que nada tienen que ver con
las materias sustantivas planteadas y discutidas por el mismo recurrente en su reclamación,
ya que la intención última de éste, es “dejar en blanco todo el proceso de reclamación tributaria
iniciado y llevado adelante hasta su resolución ante la autoridad administrativa por el propio recurrente”
(considerando 9°); mientras que para la minoría sustentada por los Ministros señores Osvaldo
Faúndez, Arnaldo Toro, Hernán Álvarez, Adolfo Bañados Cuadra y Marcos Libedinsky, que
fueron de la opinión de emitir decisión sobre el fondo del mismo, el asunto debe mirarse desde
otro prisma, ya que las normas cuestionadas -que revisten la naturaleza de normas procesales
de carácter orgánico- deben incidir en la decisión de una gestión pendiente y, como tales, son
susceptibles de ser impugnadas de inconstitucionalidad: “Atendidas la naturaleza procesal de estas
normas, es cierto que ellas no van a determinar el contenido del fallo en lo referente a si deben o no ser
dejadas sin efecto las liquidaciones reclamadas por el contribuyente, pero sí deberán ser necesariamente
aplicadas por los sentenciadores para llegar a decidir aspectos tan fundamentales, y previos a
toda posible decisión sobre el fondo, como si es nulo o válido el fallo apelado”. Por lo anterior,
para los nombrados jueces, concurre en el presente caso, todos y cada uno de los requisitos
que se hacen exigibles a un recurso de esta índole, sin que corresponda analizar en esta
oportunidad otro tipo de cuestiones como aquellas relacionadas con la acepción que habría
tenido el reclamante de someter sus pretensiones a un juez de primera instancia que, después
sostuvo, no era el designado por la ley. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIII, 2°
parte, Sección 5ª, pág. 157.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
99 El Ministro señor Juica Arancibia recurre a esa doctrina, al señalar que “al imponer al Tribunal
Pleno [de la Corte Suprema] la decisión de vigencia de ciertas normas, ha provocado una solución que
no resulta conveniente, puesto que al acogerse la inaplicabilidad propuesta ha obligado a este Tribunal a
resolver el fondo del conflicto, dado los fundamentos decisorios en que se apoya la sentencia, respecto de
la falta de jurisdicción que declara el órgano que ofició como tribunal de primera instancia”.
100 Volvemos sobre el punto en relación con la competencia de los jueces a quo para
resolver a propósito de la denominada derogación tácita. Debido a ella y en la sentencia
que se comenta y que sirve de título a su comentario, un articulista nos señala: “... la Corte
Suprema se hizo cargo de la diferencia entre el control de constitucionalidad y la derogación tácita por
inconstitucionalidad, y precisamente en esa diferencia justificó su competencia para derogar una ley
inconstitucional”. Todo lo anterior ahora bajo el prisma ya de la Reforma Constitucional del
año 2005, que concentró, como sabemos, el control de la constitucionalidad en el Tribunal
Constitucional. La Corte Suprema nos señala que no hay norma que excluya el control por
parte de los jueces ordinarios de las leyes anteriores a la Constitución que actualmente se
encuentra en vigor; y que tampoco en ese entonces hubo alguna “indicación en el sentido de
quitar a los tribunales ordinarios esa atribución (...), ni se aprobó norma alguna en ese sentido. Esta
omisión, en opinión de la Corte, ‘sería suficiente para descartar todo cuestionamiento respecto de la
competencia que tienen los tribunales ordinarios para decidir sobre la vigencia de una norma legal que
está en contraposición con una norma constitucional posterior’”. En SILVA IRARRÁZABAL, Luis, La
derogación tácita por inconstitucionalidad. Comentario a la sentencia de casación dictada por la Corte
Suprema, Sociedad Establecimiento Comercial Comarrico Ltda. con Héctor Alvear Villalobos, de 28 de
septiembre de 2010, Rol 1018-09, Revista de Derecho Universidad Católica del Norte, año 18,
N° 1, año 2001, págs. 307 a 315.
101 La Revista de Derecho del Consejo de Defensa del Estado, publicó íntegra la sentencia,
donde además se incluyó un comentario del abogado de dicho organismo, don Germán Ovalle
Cordal. Entre sus palabras, destacan: “De esta manera se acoge la ‘cuestión de inconstitucionalidad
de oficio’ planteada por la Sala Constitucional de la Corte Suprema y se rechaza la argumentación del
Fisco, que había sostenido que el artículo 116 del Código Tributario no constituía delegación de facultades
jurisdiccionales o delegación de jurisdicción, ya que el Director Regional no habría traspasado su facultad
jurisdiccional, sino sólo habría designado al funcionario destinado a ejercer su propia facultad jurisdiccional
prevista en la Ley. Es absolutamente indiscutible que los argumentos de la sentencia en estudio son sólidos
y contundentes y que ella efectúa un análisis profundo de todos los aspectos involucrados en el problema
como ha quedado demostrado”. (N° 10, diciembre de 2003).
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
104 Ingreso N° 2536-2003, 27 de julio de 2004, caratulado <<Moral Puig y otros con Servicio
de Impuestos Internos>>. Seis Ministros -señores Hernán Álvarez García, José Benquis, Orlando
Álvarez Hernández, Urbano Marín, Domingo Yurac y Jorge Medina-, quienes acordaron el
voto disidente del fallo, y estuvieron por no declarar inaplicable el referido artículo 116 del
CT, consideraron que el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos, constituye
una autoridad administrativa, más no jurisdiccional, por lo que no tendría limitación alguna
para delegar sus funciones administrativas propias.
Ahondamos en la indicación previa del Ministro don Milton Juica Arancibia -la que fue
desestimada-, en orden a declarar inadmisible el recurso propuesto: “2°) Que el Fisco de Chile,
haciéndose parte del recurso alega la improcedencia de los recursos de inaplicabilidad, toda vez que los
jueces tributarios actuaron en la órbita de sus atribuciones legales y con plena competencia, dadas las
disposiciones legales que permiten la delegación del Director Regional del Servicio de Impuestos Internos,
en su calidad de juez tributario a otro empleado subalterno, por lo que los recursos no pueden prosperar.
3°) Que de la forma antes expuesta fluye que la controversia planteada mira a la constitucionalidad o
falta de ella en el artículo 116 del Código Tributario, que permite la delegación de facultades por parte
de los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos en los funcionarios del mismo, debate
jurídico que no se concilia con la naturaleza de la inaplicabilidad a que se refiere el artículo 80
de la Carta Fundamental, ya que si es verdad que la aludida Constitución contiene preceptos
inconciliables con una ley anterior a su vigencia dicha antinomia provoca la derogación
tácita de ésta y de esta forma, si esta es la situación, no puede haber ninguna pugna entre la
Constitución y algo que no está vigente, pues precisamente, abrogado expresa o tácitamente un
precepto se produce de inmediato el efecto de privarlo de su fuerza obligatoria; 4°) Además, en
lo práctico y sobre todo en esta materia, se está suponiendo con esta doctrina que los jueces del fondo y
además la Corte Suprema, necesariamente deben aplicar como si estuviere vigente el artículo 116 del
Código Tributario, aceptando la jurisdicción de un órgano que naturalmente no la tiene, a virtud de una
delegación jurídicamente inaceptable, afectando seriamente un presupuesto procesal de existencia de la
relación procesal, con lo cual, se ordena como único camino viable para corregir esta irregularidad en
todos los casos la acción de inaplicabilidad, dado los efectos relativos que la Constitución establece respecto
de esta impugnación constitucional, indicándole con ello a dichos tribunales que no están habilitados para
decidir sobre la calidad de juez que pueden asumir frente a cualquier conflicto otros órganos o personas
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
que naturalmente no tienen dicha investidura, afectando con ello los principios de que nadie puede ser
juzgado por una comisión especial, sino por el tribunal que le señale la ley y que se halle establecido con
anterioridad por esta, ni se concilia tampoco con la garantía de que toda sentencia debe emanar de un
órgano que ejerza jurisdicción y fundada en un proceso previo legalmente tramitado y no puede haber
proceso que legitime una decisión si falta el presupuesto del órgano público, natural, independiente y
básico en el ordenamiento jurídico chileno”.
Así también, en fallo de 5 de noviembre de 2004 (<<Sociedad Inmobiliaria Las Pircas
Limitada>>, rol N° 3.228-03), se volvió a declarar la inaplicabilidad del ya consabido artículo
116. La Corte aseveró, que al permitirse que a través del mecanismo de la delegación se
constituya un órgano jurisdiccional, cuya designación o determinación no provenga de
manera inmediata de la ley, sino del llamado discrecional de otro ente administrativo, dicha
licencia se opone a los preceptos de la Carta Fundamental, y que igualmente contraviene los
artículos 6° y 7° inciso 2°, en relación con su artículo 73. La sentencia contó con la disidencia
de los mismos señores magistrados del anteriormente citada, pero no contó esta vez con la
presencia del Ministro don Hernán Álvarez, quien no concurrió a la vista de la causa; en
cambio, se unieron a los disidentes los Ministros señores Enrique Tapia y Jorge Rodríguez
Ariztía. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo CI, 2° parte, Sección 5ª, pág. 95.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
105 Además, nos señala que hay todo un Capítulo en la Carta Política que regula al
Poder Judicial, pero que en cuanto al artículo 73 (76) de la misma, éste “da a entender que
la administración de la Justicia en el derecho chileno la realizan tanto los tribunales que forman parte
de la organización administrativa denominada Poder Judicial, como aquellos que no forman parte de
esa organización. De este modo, el Título VI de la Constitución debería ser interpretado como si dijese
Potestad Jurisdiccional. Dicha potestad radica en todos y cada uno de los tribunales de justicia u órganos
que ejercen jurisdicción”, lo que facilitaría el error de los señores Ministros que concurrieron
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
con su voto a la mayoría al fallo indicado. El mismo artículo 73 (76) se refiere a los tribunales
de justicia como quienes desarrollan la labor jurisdiccional, pero que en “el artículo 19 Nº 3
inc. 5º (de la Constitución Política) hay una referencia al órgano que ejerza jurisdicción”, lo que
puede llevar “a entender entonces nuestra Constitución que hay dos tipos de órganos: los tribunales
de justicia y los órganos que ejercen jurisdicción. Y parece ser que órgano que ejerce jurisdicción es
todo aquel capaz de resolver conflictos jurídicos del orden temporal, sea, por ejemplo, un funcionario
administrativo, órgano o funcionario de club deportivo, colegio profesional u otro. Precisamente en este
punto está el origen de toda nuestra confusión constitucional”. BORDALÍ SALAMANCA, Andrés,
Sentencia de Inaplicabilidad Sobre la Inconstitucionalidad del Juez Tributario (Corte Suprema), Revista
de Derecho, Vol. XVII, diciembre 2004, págs. 227 a 250.
106 Ingreso N° 4319-2004, 25 de noviembre de 2004, caratulado <<Nelson Pizarro Villar
con Servicio de Impuestos Internos>>. Concurrieron a la Sala en fallo unánime, los Ministros
señores Humberto Espejo Zúñiga y Adalis Oyarzún Miranda, además del Fiscal Judicial
subrogante Carlos Meneses Pizarro y los Abogados Integrantes señores Manuel Daniels
Argandoña y José Fernández Richards.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
107 “Llama la atención que ninguno de los órganos legislativos y el ejecutivo como impulsor de la
actividad normativa respondieran el traslado señalado, en especial consideración a que estaba en tramitación
el Proyecto de reforma ‘Fortalecimiento y Perfeccionamiento de la justicia tributaria y aduanera’ [...] De
dichos órganos solo respondió el servicio de impuestos internos informando que enmendó jurídicamente
la delegación al dejarlas sin efecto mediante Resolución exenta N° 118, del año 2006”. Lo anterior
es la duda planteada a partir de la sentencia del Tribunal Constitucional, rol 681-2006, en
BRAVO BOTTA, Esteban, RAMÍREZ KRAUSE, Claudia, SAAVEDRA RAMÍREZ, Karin, en
su estudio titulado Análisis de la cuestión de inconstitucionalidad a partir de la sentencia del Tribunal
Constitucional 681-2006, Revista de Derecho Público de la Universidad de Chile, Vol. 76, año
2012, págs. 337 a 353.
108 El fallo comienza de la siguiente manera, explicando el origen de la decisión que le llevó
a abrir de oficio el proceso que le permitiese pronunciarse sobre la inconstitucionalidad del
citado artículo 116 del Estatuto Tributario: “Con fecha veintitrés de marzo de 2006, don Eduardo
Zarhi Hasbún, en representación de don Rafael Selume Sacaan, dedujo acción de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad respecto del artículo 116 del Código Tributario, sosteniendo que vulneraba los artículos
6°, 7°, 19 N° 3, inciso cuarto, 38, inciso 2°, 76 y 77 de la Constitución Política. Por sentencia de 30 de
agosto de 2006 (Rol Nº 472-2006), se acogió el aludido requerimiento declarando que el artículo 116
del Código Tributario era inaplicable en la gestión pendiente constituida, en la especie, por el recurso de
apelación de que conocía la Corte de Apelaciones de Santiago, Rol N° 4985-2002. Con posterioridad
al referido pronunciamiento y hasta la fecha, este Tribunal ha declarado asimismo inaplicable el aludido
precepto legal en los procesos Roles Nºs. 499, 502, 515, 520, 525, 526, 527, 528, 547, 554, 555, 566,
569, 574, 595, 604, 605, 606, 613, 614, 627, 628, 629, 630, 635, 636, 639, 640, 641, 642, 647,
657 y 658, todos del año 2006, por adolecer de los mismos reproches de constitucionalidad constatados
en la sentencia referida en el párrafo anterior”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
112
. Por ello la Corte señaló:
“8°) Que si bien el inciso final del artículo 83 de la Constitución
Política preceptúa que resuelto por el Tribunal Constitucional
que un precepto legal determinado es constitucional, la Corte
Suprema no podrá declararlo inaplicable por el mismo vicio
que fue materia de la sentencia, lo cierto es que en el caso en
estudio tal disposición no tiene aplicación y, por consiguiente,
en nada obsta dicha sentencia para que esta Corte pueda
declarar la inaplicabilidad por inconstitucionalidad de los
preceptos legales que sirvieron de fundamento a la dictación
del aludido decreto supremo”.
112 En este aspecto, como nos señala Luis Silva en donde precisamente en torno a este
caso, nos dice: “En el caso Colonia Dignidad el Tribunal Constitucional supedita su competencia para
juzgar la inconstitucionalidad del DS N° 143/91 a la existencia de disposiciones legales que regulen
la materia (considerando 6°). Como la materia se encuentra regulada por el Título XXXIII del Código
Civil, y el Tribunal carece de competencia para verificar la constitucionalidad de esta clase
de leyes (considerando 9°), no puede pronunciarse sobre el Decreto, porque ello supondría un
pronunciamiento sobre la ley. Esta renuncia que el Tribunal Constitucional hace de su competencia
para controlar los decretos inconstitucionales queda reforzada por el considerando 20°, que subordina
la aplicación de la Constitución (en el caso, el artículo 19 N° 3 inciso 5°) respecto de los actos
administrativos a la legislación que la desarrolle. Es decir, la inexistencia de la ley hace a la
Constitución inoperante para controlar los actos administrativos”. SILVA IRARRÁZABAL,
Luis, Insuficiencia del principio de supremacía constitucional en el control de constitucionalidad de los
actos administrativos, Estudios Constitucionales, Año 5 N° 1, Universidad de Talca, 2007, págs.
283 a 304
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
113 En el considerando 21° del fallo de mayoría, la Corte expresa: “... juzgar si una asociación
es de las prohibidas por la Constitución -esto es, contraria a la moral, al orden público o a la seguridad del
Estado- es un acto jurisdiccional que incumbe a los Tribunales. Así lo manifestó expresamente la Comisión
de Estudios de la Nueva Constitución al declarar aprobado el tantas veces citado artículo 19 N° 15 de la
Constitución en estos términos, cuyo tenor literal es de claro sentido: ‘El señor Ortúzar (presidente) declaró
aprobado el precepto en esos términos dejando constancia de que, en concepto de la Comisión, la norma se
basta a sí misma, en cuanto reconoce el derecho de asociación y permite, naturalmente, que los Tribunales
puedan considerar contraria a la moral, al orden público o a la seguridad del Estado una determinada
asociación’. (Acta de la Sesión 128, de 10 de junio de 1975); 22°) Que el precitado testimonio de la
historia fidedigna del establecimiento de la antedicha garantía constitucional, en cuanto expresa, en un
tenor literal de claro sentido, que ‘son los Tribunales los que pueden considerar contraria a la moral, al
orden público o a la seguridad del Estado una determinada asociación’, es prueba irredargüible que tal
materia es jurisdiccional, de la competencia de los Tribunales, estándole vedado, por consiguiente,
al Presidente de la República, o al Ministro de Justicia por sí o por orden del Presidente de la
República, atribuirse competencia en la materia sin conculcar el imperativo mandato del artículo
7° de la Constitución Política... [...] 26°) Que hallándose inserta dentro de la esfera jurisdiccional del
Poder Judicial la controversia de si una asociación no debe gozar de la personalidad jurídica (que en el
caso del recurso de protección N° 50-91 se le había concedido treinta años antes, por decreto supremo N°
3.949, de 21 de septiembre de 1961, del Ministerio de Justicia), por atribuirle el Presidente de la República
haber incurrido en la prohibición de ser contraria a la moral, al orden público y a la seguridad del Estado,
el Poder Ejecutivo carece de facultad para cancelar o declarar disuelta una persona jurídica. Se
quebranta un principio fundamental del Estado de Derecho, como es el de la Separación de los
Poderes del Estado, consagrado en la Carta Fundamental, en lo atinente al Poder Judicial...”.
En Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIX, 2° parte, Sección 5ª, pág. 270.
114 Don Pedro Pierry, precisamente comenta lo acontecido con el recurso de protección
interpuesto por la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad. A ese respecto nos comenta:
“Entre las materias en que la jurisprudencia ha dado vuelcos sorprendentes, podemos señalar el fallo
recaído en recurso de inaplicabilidad interpuesto por la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad,
en que con fecha 16 de septiembre de 1992 se resolvió que el artículo que permitía al Presidente de
la República cancelar personalidades jurídicas era inconstitucional por tratarse de funciones
jurisdiccionales que no se le podían entregar al Poder Ejecutivo. Dicho fallo se publicó en la Revista de
Derecho y Jurisprudencia, con un elogioso comentario de un distinguido especialista*. Con posterioridad,
con fecha 8 de septiembre de 1997, la Corte Suprema cambió radicalmente su criterio en el
mismo asunto, la cancelación de la personalidad jurídica de Colonia Dignidad, señalando que
la atribución conferida al Presidente de la República correspondía a la facultad sancionatoria
de la Administración, y que era perfectamente constitucional. Llama poderosamente la atención
que este fallo no haya sido ni siquiera publicado, y para qué decir comentado por la Revista de Derecho
y Jurisprudencia, lo que es una muestra de los extremos a que llevan las posiciones que los académicos
adoptan sobre esta materia, y la falta por omisión en que incurrió la prestigiosa publicación, que los lleva
incluso a no difundir las tesis contrarias a las suyas”. PIERRY ARRAU, Pedro, Prescripción de la
responsabilidad extracontractual del Estado. Situación actual de la jurisprudencia de la Corte Suprema,
Revista de Derecho, Consejo de Defensa del Estado, Nº 10, diciembre de 2003.
* Se refiere al profesor de Derecho Administrativo don Eduardo Soto Kloss, cuyo comentario
se insertó inmediatamente después del fallo dictado (págs. 284 y ss.).
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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118 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo CI, 2° parte, Sección 5ª, pág. 1.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
120 Transcribimos para su entero conocimiento, las consideraciones que tuvo el legislador
-a la sazón, la Junta de Gobierno- para dictarlo (publicado en el Diario Oficial el 21 de julio
de 1979):
“1°) Que la deficiente constitución del dominio de las pequeñas propiedades raíces rurales y urbanas genera
problemas de índole socioeconómico de crecimiento progresivo, al impedir que gran número de ellas se
incorpore efectivamente al proceso productivo nacional;
2°) Que por ello se ha creado un sistema que la legislación ha denominado ‘saneamiento del dominio de la
pequeña propiedad’, que tiene por objeto regularizar la situación del poseedor material que carece de títulos
o que los tiene imperfectos, lo que es previo, en el caso de la pequeña propiedad agrícola, a la elaboración
de planes de desarrollo y de asistencia técnica o crediticia, así como a cualquier reordenamiento destinado
a atacar e impedir el minifundio;
3°) Que la legislación vigente sobre la materia no ha permitido dar solución eficaz al problema, por lo cual
es conveniente modificarla, adecuándola a la realidad actual y estableciendo un nuevo procedimiento
que dé facultades a la autoridad administrativa para ordenar la inscripción de los predios a nombre de
sus poseedores materiales que reúnan los requisitos establecidos en la ley, y que contemple la intervención
de la Justicia Ordinaria sólo en los casos de legítima oposición o para garantizar los derechos de terceros,
y habiéndose oído además al Consejo de Estado sobre esta iniciativa...”
A su vez el Reglamento que fijó las normas contenidas en el decreto-ley, fue publicado el 6
de septiembre del mismo año.
El Contralor General de la República don Osvaldo Iturriaga Ruiz, dio curso a este con el
alcance en que entendió que las facultades y atribuciones que detenta el Director de Tierras y
Bienes Nacionales recaerán -entre otros- en abogados de la misma Dirección y no en abogados
del Ministerio de Tierras y Colonización. Posteriormente la Ley N° 19.455 -de 9 de mayo
de 1996- introdujo al decreto-ley, entre otras modificaciones la que sigue: “Se entenderá por
Servicio a la Subsecretaría del Ministerio de Bienes Nacionales, la que actuará a través de la División
de Constitución de la Propiedad Raíz”.
121 Puede verse TOPASIO FERRETI, Aldo, Regularización de los títulos de dominio. Propiedad
rural y urbana, Decreto Ley N° 2695, de 1979, Edeval, Colección de Legislación comentada,
Valparaíso, año 1980.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
122 FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Miguel, obra cit., Revista de Derecho, Valdivia, Vol. IV,
diciembre 1993, págs. 55 a 56.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
123 Ibíd.
124 Ibíd.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
125 Los Ministros señores Cereceda Bravo, Araya Vergara y Álvarez García, en una
prevención, abundaron en consideraciones relativa al carácter de supervivencia de leyes, la
cual es materia de los jueces de la instancia, más no de un recurso de ésta especie. En Revista
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
127 Voto disidente. Además dicha sentencia cuenta con dos prevenciones: una del mismo señor
Presidente, quien explicitó que el recurso de inaplicabilidad tiene por objeto único establecer
y declarar si el precepto legal invocado en él es o no contrario a la Carta Fundamental, “sin
que se autorice en caso alguno para referirse al fondo del negocio, de tal modo que, el Tribunal no puede
considerar los efectos que dicha declaración pueda producir en el pleito”; y otra del Ministro
don Efrén Araya, quien dejó constancia que concurría a la declaración de inadmisibilidad,
teniendo únicamente presente que, en la especie se trataba de una cuestión de derogación
de disposiciones legales por una Carta Política posterior, cuestión que provoca un asunto de
“supervivencia de la ley, conforme a los dispuesto en el artículo 52 del Código Civil, materia que es ajena
al recurso de inaplicabilidad y que corresponde resolver a los jueces de la instancia”.
La mayoría estuvo compuesta por los jueces señores Marcos Aburto, Hernán Cereceda,
Enrique Zurita, Osvaldo Faúndez, Lionel Beraud, Efrén Araya, Marco A. Perales Martínez
y Hernán Álvarez García. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIC, 2° parte,
Sección 5ª, pág. 15.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
128 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XC, 2° parte, Sección 5ª, pág. 143.
129 Siempre en cuanto a la inaplicabilidad del D.L. 2.695, en el mismo sentido se ha resuelto
por la jurisprudencia suprema (<<caso Sanz Díaz>>, 30 de abril de 1993, rol 18.206)
que, a pesar que el recurrente solicitara expresamente la inconstitucionalidad de artículos
determinados del DL (arts. 15, 16 y 18), por ser contrarios al artículo 19 N° 24 de la Carta
Magna, el recurso impetrado “debe contener, con precisión, las razones de hecho y de derecho por las
cuales se ataca determinado precepto específico que se estima contrario a la Constitución, puntualizando
la forma y medida que adopta la presunta inconstitucionalidad” (considerando 5°), y al no señalar el
actor “con la debida particularización, la manera cómo los preceptos” reseñados (considerando 6°)
vulneran a su entender la Constitución, “resulta inadmisible la pretensión” (considerando 7°). A
idéntica decisión arribó el Tribunal Supremo días antes en el caso <<Dinter Brandau>> (13
del mismo mes y año, rol 15.902), pero con prevención del Ministro señor Osvaldo Faúndez,
el cual concurre al fallo, pero observa que, siendo el D.L. 2695/79 anterior a la Constitución
Política (1980), el problema no resulta materia de inaplicabilidad sino de vigencia o derogación
de dicho texto legal. Hay también votos en contra: los Ministros señores Servando Jordán
y Arnaldo Toro, discreparon de la mayoría. Bajo los siguientes argumentaciones, estimaron
que el recurso en estudio sí era admisible: “... para lo cual tienen en consideración que el libelo en
que se interpone puntualiza cuáles son los preceptos sustanciales del D.L. 2.695 opuestos a la normativa
constitucional referente al dominio o propiedad; y que si bien el recurso alude en general a que el
conjunto de disposiciones del aludido Decreto Ley son inaplicables en una determinada causa,
esto último no se opone a la procedencia formal de la revisión, tanto porque el Decreto Ley de
que se trata importa un conjunto armónico de preceptos de ritualidad y sustantivos en pugna
con la institución de la posesión inscrita, cuanto porque en concepto de los disidentes no se divisa
inconveniente legal, dado los términos del recurso, para que esta Corte determine que son los
artículos que se mencionan nominativamente los que son contrarios al artículo 19 N° 24 de la
Constitución Política de la República”.
Nuevamente el Ministro señor Jordán López -ahora ejerciendo la Presidencia de la Corte-,
además del magistrado Germán Valenzuela Erazo, en fallo de 24 de enero de 1997, conformando
un voto de minoría que estuvo por acoger el recurso de inaplicabilidad entablado por la
Sociedad Agrícola, Ganadera y Forestal Covadonga Limitada, arguyeron que: “(2°) ... la
contradicción o pugna existente con la norma constitucional no sólo está patente en relación a los
preceptos legales mencionados por el recurrente, sino que alcanza también al Decreto Ley 2.695
en su contexto general [...]; de manera que, en su totalidad, el decreto ley crea un sistema tanto de
carácter substantivo como de índole procesal cuyos objetivos y efectos conducen inequívocamente
a privar de du dominio, constitucionalmente garantizado, al titular de este derecho, sobre su
propiedad debidamente inscrita”. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIV, 2° parte,
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
130 La mayoría la constituyeron el Presidente don Marcos Aburto, y los Ministros señores
Servando Jordán, Enrique Zurita, Lionel Beraud, Arnaldo Toro, Efrén Araya, Germán
Valenzuela Erazo y Oscar Carrasco Acuña. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XC, 2°
parte, Sección 5ª, pág. 149.
131 También la Corte Suprema declaró la inaplicabilidad del aludido decreto-ley, en fallos
pronunciados el 8 de junio de 1990, contenido en Revista Fallos del Mes N° 379, pág. 285; Revista
Fallos del Mes N° 401 (abril de 1992) pág. 130; y en el pronunciamiento que se reproduce en
Gaceta N° 123, pág. 19.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Pero había sido con fecha 10 de abril del anterior año 1992, en petición
realizada por don Juan Puga, que el mismo Supremo Tribunal de Justicia
había optado, en decisión de 10 votos contra cinco, por lo siguiente respecto
del estudiado decreto-ley. Dijo de aquél:
“... considerado globalmente, en el conjunto de sus normas,
se encuentra en situación de contravención con el precepto
constitucional [...] del artículo 19 N° 24, al establecer un
sistema de privación de la propiedad no consagrado en los
principios que fluyen de la Carta Fundamental; y (12°)
Que por último, si una ley, a través de diversas previsiones,
más aún en su totalidad, contraviene a determinada norma
constitucional, no se divisa el impedimento para interponer
el recurso de inaplicabilidad en contra de toda esa normativa
en su conjunto. Lo que se argumenta en cuanto a la posición
de que éste sólo se puede hacer valer cuando se trata de un
solo precepto contrario -supuesto que lo que se ha entregado
a esta Corte mediante este recurso excepcional es el resguardo
o control de la constitucionalidad de las leyes-, implicaría
interponer en relación a cada precepto de un texto legal -por
considerarlo opuesto a la Constitución-, el respectivo recurso
de inaplicabilidad, lo cual, al margen de otras consideraciones
que se puede hacer valer relativas al espíritu y finalidad
de tal recurso, resulta de primera impresión improcedente
e inoficioso”. Por lo que es posible y por lo tanto esta Corte
Suprema estimó, que: “se declara que el Decreto Ley N° 2.695
de 20 de mayo de 1979 y publicado en el Diario Oficial de 21
de julio del referido año, que fija normas para regularizar la
posesión de la pequeña propiedad raíz y para la constitución
del dominio sobre ella, es inaplicable en el juicio ordinario
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
133 Por la mayoría, se cuentan al Presidente de la Corte don Enrique Correa Labra; y a los
Ministros señores Rafael Retamal, Emilio Ulloa Muñoz, Marcos Aburto, Servando Jordán,
Enrique Zurita, Lionel Beraud, Arnaldo Toro, Efrén Araya y Germán Valenzuela Erazo. En
tanto por rechazarlo, estuvieron los Ministros señores Hernán Cereceda, Osvaldo Faúndez,
Roberto Dávila y Hernán Álvarez, además del Ministro suplente don Mario Garrido, quienes
nuevamente argumentaron en torno a la ya consabida cuestión de la derogación legal por la
nueva normativa constitucional: “... no procede respecto de leyes de rango inferior al constitucional, que
se aplicaban con anterioridad a la Carta Fundamental...”, aunque reconocieron que el precepto del
artículo 80 de la Carta Política “no distingue expresamente entre precepto legal anterior o posterior a su
vigencia”, y no lo hace “porque obviamente era innecesario”. En contra de ambos predicamentos,
estuvo el magistrado señor Álvarez García, quien dejó expresa constancia de que no los
aceptaba. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIX, 2a parte, Sección 5a, pág. 35.
En el caso <<Héctor Cardone La Rosa>>, de 24 de abril de 1992 (rol 16.947), -donde se
resolvió, por mayoría de votos que se acogía el recurso- el mismo Ministro señor Álvarez
García (en proceso en que se pedía la inaplicabilidad de los “artículos 1°, 2° N° y 2 inc. 2°, 3°
inciso 2°, 4° inciso 1°, 5, 19 N° 1, 20 incisos 1° y 2°, 22, 23, 24 y 25, el título III y, en general todas las
demás disposiciones del DL N° 2.695”, de 1979, “porque violan la garantía del derecho de propiedad
que consagra el artículo 19 N° 24 de la Constitución” -considerando 1°-), no obstante compartir
los fundamentos 1° al 6° del fallo de mayoría, por los cuales se desestima la pretensión de
que el recurso sería inadmisible, ya que en la especie se trataría más bien de una cuestión
de derogación tácita de la ley común anterior por normas de una Constitución posterior,
estuvo por rechazar el recurso en cuanto al fondo, puesto que a su juicio las disposiciones
del Decreto Ley 2.695 no vulneran ni son contrarias a la garantía señalada en el artículo 19
N° 24 de la Constitución Política.
Tuvo para ello en consideración: “1°) Que la norma constitucional recién mencionada, que garantiza
el derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales e incorporales, también
preceptúa que ‘sólo la ley puede establecer el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer de
ella y las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social...’; 2°) Que el Decreto Ley 2.695
contiene precisamente un conjunto armónico de disposiciones especiales encaminadas a regularizar o sanear
el dominio de la pequeña propiedad raíz, con el propósito como se expresa en la exposición de motivos de
ese cuerpo legal... [...]; 5°) Que, por lo demás, cabe resaltar que los preceptos del Decreto Ley 2.695 que
se reprochan de inconstitucionales no establecen una modalidad para adquirir el dominio que se
aparte enteramente de las que para la prescripción adquisitiva contiene el Código Civil, puesto
que además de la posesión material del predio, de no menos de cinco años, se requiere también posesión
regular, que se otorga mediante la correspondiente inscripción en el Conservador de Bienes Raíces, situación
que por ende habilita para adquirir el dominio del inmueble por prescripción una vez transcurrido un
año desde la fecha de aquella inscripción; y 6°) Que, en consecuencia, esta modalidad especial de
adquirir el dominio de ciertos bienes raíces resulta acorde con lo que preceptúa el artículo 19 N°
24 de la Constitución Política, en cuanto por dicha norma se entrega a la ley el establecimiento
de los modos de adquirir la propiedad de los bienes corporales e incorporales...”.
134 En cuanto a la inaplicabilidad globalmente considerada, el máximo tribunal asimismo
accedió a declararla en las siguientes resoluciones publicadas: Gaceta Jurídica N° 120, pág. 28;
N° 142, pág. 28; y en la sentencia pronunciada el 24 de abril de 1992, contenida también en
Gaceta N° 143, pág. 23.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
135 Así, citando sólo por vía ejemplar, podemos nombrar la sentencia de 20 de agosto de
1999 donde se pidió la inaplicabilidad de los artículos 2°, 15 y 16 del Decreto-Ley N° 2695 de
1979, que recaerían en una multiplicidad de juicios reivindicatorios iniciados por las señoras
François y Ana Catherine, ambas de apellidos Le Moal Müller, dirigidos en contra de varias
personas y con tramitación en distintos tribunales civiles, además de una querella ante el Octavo
Juzgado del Crimen de Santiago, por haber utilizado los demandados instrumentos públicos
y privados falsificados y contratos simulados, e iniciar sendos procedimientos de saneamiento
de dominio ante el Ministerio de Bienes Nacionales con el fin de obtener la posesión inscrita
de cada uno de los cinco retazos en que se subdividieron las parcelas N° 191 y 192 del Fundo
de la Reina, de propiedad de las actoras, según aseguraron.
Las recurrentes se enteraron por la prensa de la transferencia de la propiedad en disputa,
iniciando querella ante la Justicia Ordinaria del Crimen, además de las pertinentes acciones
civiles de reivindicación preparadas con medidas prejudiciales precautorias destinadas a
evitar que se consumara la referida venta fraudulenta. El señor juez del Octavo Juzgado del
Crimen además había resuelto someter a proceso a todos los involucrados por utilización a
través de fraude del mentado decreto-ley, razón por la cual también en su petitorio se había
incluido esta última causa penal en la acción de inaplicabilidad.
Todos los demandados -y procesados- evacuaron traslado en el sentido de que el recurso
debía ser declarado inadmisible porque el decreto-ley (del año 1979) es de anterior vigencia
a la Constitución (1981), por lo que mal podía considerarse inconstitucional una norma
anterior a la Constitución que se dice conculcada, además de expresar que las demandas
reivindicatorias entabladas les fueron notificadas fuera de plazo, pues la sola notificación
de la medida prejudicial no es suficiente para interrumpir la prescripción que les favorecía.
La Corte Suprema recordó, que de los antecedentes tenidos a la vista, las medidas prejudiciales
fueron notificadas a todos los demandados antes del vencimiento del plazo del año que
establece el precepto legal, a excepción de una que eludió al receptor y se dio por emplazada
posteriormente en forma personal pero, a su respecto, ya estaba iniciada la querella criminal; y
por fallo de 10 votos contra siete, resolvió acoger el recurso, declarando inconstitucionales los
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
.
136
artículos singularizados del decreto-ley, los que no pudieron ya aplicarse en los correspondientes
juicios del Sexto, Séptimo, Vigesimoprimer, Vigesimosexto y Vigesimonoveno Juzgados Civiles
de Santiago, además del tribunal en lo Criminal señalado. Votaron por ello el Presidente don
Roberto Dávila, además de los Ministros señores Servando Jordán, Luis Correa Bulo, Guillermo
Navas, José Benquis, Ricardo Gálvez -con una prevención-, Jorge Rodríguez, Enrique Cury,
José Luis Pérez y Urbano Marín.
Y en contra, estuvieron los jueces Osvaldo Faúndez, Hernán Álvarez García, Oscar Carrasco,
Marcos Libedinsky, Orlando Álvarez Hernández, Domingo Yurac y Humberto Espejo,
quienes estimaron que dicho decreto-ley contiene un conjunto armónico de normas especiales
encaminadas a regularizar o sanear el dominio de la pequeña propiedad raíz, es decir,
una modalidad especial de adquirir ese derecho real de ciertos bienes raíces, lo que resulta
acorde con lo que preceptúa el artículo 19 N° 24 de la Constitución. En Revista de Derecho y
Jurisprudencia, Tomo XCVI, 2a parte, Sección 5a, pág. 113.
Además, citamos la sentencia de fecha 22 de agosto de 2003, donde se desestimó de manera
unánime el interpuesto por doña Alicia Abarca, quien había iniciado acción de precario o de
simple precario, encaminada a obtener la restitución de un inmueble que dijo pertenecerle, el
que estaba siendo ocupado por el demandado sin un contrato que le diera tal autorización. Ya
se había practicado la inscripción con arreglo al Decreto-Ley 2695, y verificado en el registro
respectivo del Conservador de Bienes Raíces, durante el año 1982. “5°) Que, por consiguiente,
no puede sino sostenerse que los preceptos legales impugnados por esta vía ya tuvieron aplicación, como
quiera que el procedimiento de regularización de la posesión, que consultan [...] se encuentra concluido,
y el inmueble ha sido transferido varias veces después de ello. Al ser así, quiere decir que a través de este
recurso se intenta, en último término, afectar una situación configurada respecto de una persona que no
es parte en este juicio, con arreglo a las normas legales que se cuestionan, lo que implica necesariamente,
que las mismas ya tuvieron aplicación”. El veredicto esta vez fue unánime: Ministros Mario Garrido
Montt (Presidente), Hernán Álvarez, Marcos Libedinsky, Eleodoro Ortiz, Ricardo Gálvez,
Alberto Chaigneau, Jorge Rodríguez, Enrique Cury, José Luis Pérez, Orlando Álvarez, Urbano
Marín, Humberto Espejo, Domingo Kokisch, señora María Antonia Morales y señor Adalis
Oyarzún. Misma Revista, Tomo C, 2a parte, Sección 5a, pág. 121.
136 También en este aspecto puede consultarse el trabajo de BARCÍA LEHMANN, Rodrigo,
De los bienes y de su dominio, posesión, uso y goce, Revista Chilena de Derecho Privado, N° 22,
julio de 2014, Santiago.
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. Asimismo, al Tribunal Constitucional también le ha cabido dar su
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
142 Rol N° 2447-13 (INA). Voto unánime de la señora Presidenta doña Marisol Peña Torres;
y de los Ministros señores Hernán Vodanovic Schnake, Carlos Carmona Santander, Iván
Aróstica Maldonado, Gonzalo García Pino, Domingo Hernández, Juan Romero Guzmán y
señora María Luisa Brahm.
Los magistrados Aróstica, Romero y Brahm previnieron que concurrían al fallo, pero dieron
las siguientes argumentaciones por separado: “1º) Que el legislador, al establecer mediante el D.L.
Nº 2.695 un nuevo modo de adquirir el dominio, e independiente de hacerlo en virtud del ejercicio del
derecho a la propiedad consagrado en el artículo 19 Nº 23º de la Constitución, no está exento de límites
constitucionales que deben ser observados. Uno de esos límites es el respecto al derecho de propiedad
establecido en el artículo 19 Nº 24º de la Constitución; 2º) Que no está en discusión que el dominio
sobre un inmueble adquirido según las reglas del Código Civil está amparado por la garantía de integridad
patrimonial consagrada en el artículo 19 Nº 24º de la Constitución, lo que no significa que se asevere
que las normas del Código Civil tengan, en sí mismo, la jerarquía de normas constitucionales;
3º) Que la existencia de una justificación de interés público (o general de la Nación) para la
intervención del Estado legislador no excluye, necesariamente, que se proteja el valor patrimonial
del dominio de aquellos negativamente afectados por dicha intervención. En efecto, el D.L. Nº
2.695 está sustentado no sólo en la posibilidad que se le brinda a muchas personas a acceder al
dominio de un inmueble que antes no tenían, sino también en la eventual pérdida o privación
del derecho de dominio de un propietario al cual la Constitución también le brinda amparo; 4º)
Que la protección del contenido económico del derecho de dominio puede hacer exigible una indemnización
o compensación. El D.L. Nº 2.695 contempla la posibilidad de reclamar una compensación económica.
Sin embargo, primero, no es un tema irrelevante si la compensación resulta suficiente o no y, segundo,
tampoco lo es si existen o no impedimentos para acceder, en la práctica, a la compensación económica
reconocida en el cuerpo legal recién aludido. No existe constancia en autos de si hubo o no notificación
efectiva, o de si la notificación pudo o no haber proporcionado la posibilidad de oponerse o, en su defecto,
de accionar para la obtención de la compensación reconocida por el DL Nº 2.695. Nada de aquello fue
siquiera alegado por la recurrente”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
144 La presente sentencia ha tenido una doble mirada para su tratamiento: la presente y la
que ya se estudiara a propósito de la posibilidad de atacar mediante el recurso de inaplicabilidad
un precepto que ha sido dictado con anterioridad a la Constitución que se encuentra vigente,
donde fuera también incluida (Ver N° 1 Sección Tercera).
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
145 Dice: “el ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que
emanan de la naturaleza humana. Es deber del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados
por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes”.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
“(22°) ... los efectos que tiene la amnistía como causal objetiva
de extinción de la responsabilidad penal se producen y dicen
relación directa con la investigación criminal o el proceso penal
en que inciden los ilícitos comprendidos en la ley de perdón,
ya sea impidiéndola, paralizándola o poniéndole término, en
conformidad con lo que en la materia preceptúan los artículos
107 y 408 N° 5 del Código de Procedimiento Penal. Lo anterior
significa, que el precepto tachado no cercena arbitrariamente
ni de modo contrario a la norma constitucional el ejercicio de la
potestad jurisdiccional que confiere el artículo 73 de la Carta
Política a los Tribunales que establece la ley, puesto que de ella
se derivan las citadas consecuencias, y porque los órganos del
Estado, entre ellos los Tribunales, deben someter su acción a
la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, tal
como ordena la Constitución en su artículo 6°”
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
tribunal de justicia, con sentencia fechada el 26 de abril de 1963, revocó dicha resolución,
negando la entrega del acusado, en atención -entre otras argumentaciones- que no se
encontraba tipificado el delito de “crímenes de guerra” en nuestro derecho ni tampoco
estar prevista sanción legal para el de “genocidio” en nuestra legislación positiva. Hubo
de calificarse los hechos como homicidios múltiples, a los cuales se dio aplicación de
la prescripción de la acción penal.
Votaron por negar lugar a la extradición solicitada, los Ministros señores Pedro
Silva, Manuel Montero, Julio Espinoza, Ramiro Méndez y Víctor Ortiz, además del
Abogado Integrante Leopoldo Ortega. El Ministro don Eduardo Ortiz Sandoval,
en voto disidente, fue partidario de confirmar el fallo apelado. Revista de Derecho y
Jurisprudencia, Tomo IX, 2a parte, Sección 4a, pág. 112 y ss.
En fecha más reciente (diciembre de 2006), la Sexta Sala de la Corte de Apelaciones
de Santiago, en votación dividida -revocando el sobreseimiento temporal que regía en
la causa del Noveno Juzgado del Crimen-, resolvió someter a proceso por “asociación
ilícita genocida” a varios oficiales en retiro de la Fuerza Aérea, por el secuestro de José
Luis Baeza Cruces, hecho ocurrido el 9 de julio de 1974. En la mayoría estuvieron el
Ministro don Carlos Cerda Fernández y la Abogada Integrante doña Andrea Muñoz.
En contra se pronunció la Ministro señora Rosa Maggi D.
Por Ley N° 20.357, de 26 de junio de 2009, se tipificaron en Chile los crímenes de lesa
humanidad y genocidio y crímenes y delitos de guerra. Lleva la firma de la Presidenta de la
República doña Michelle Bachelet Jeria.
148 El Decreto Supremo es el N° 752 del Ministerio de Relaciones Exteriores, publicado
en el Diario Oficial de los días 17, 18, 19 y 20 de abril de 1951. Lleva la firma del Presidente
de la República don Gabriel González Videla.
149 Para contextualizar la situación, exponemos que la Octava Sala de la Corte de Apelaciones
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Santiago, con fecha 28 de agosto de 1984, discutió el punto de la no publicación del mentado
Pacto de Derechos Civiles y Políticos y cuya aplicación se solicitaba para poner fin a la medida
de expulsión del territorio nacional, dispuesta por el Ministerio del Interior “por orden del
Presidente de la República”, en uso de la facultad que se le concedía por el artículo 24 transitorio
de la Constitución Política; también el recurso atacaba la orden de arresto que se dispuso en
su contra. Para la mayoría de la Sala, conformada por el Ministro Osvaldo Faúndez Vallejos
y el Abogado Integrante Orlando Álvarez, “cualesquiera que sean los efectos y alcances del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que en copia rola a fs. 1 y que ha sido promulgado, pero
no publicado, es lo cierto que sus cláusulas y disposiciones no podrían, dentro de un orden de
prevalencia razonable y natural, contrariar preceptos constitucionales, ni menos primar sobre
éstos”. Pero para el Ministro don Enrique Paillás Peña (presidente), tal circunstancia debe ser
mirada de la siguiente forma: “es necesario tener en consideración que por Decreto N°778, de 30 de
noviembre de 1976, el Jefe de Estado dispuso que se cumpla y se lleve a efecto como Ley de la República
la Resolución 2.200, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que aprobó el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, suscrito por Chile en esa misma fecha. El artículo 12, de
dicho Pacto dispone:<<1.- Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tendrá
derecho a circular libremente por él y a escoger libremente en él su residencia. 2-- Toda persona tendrá
derecho a salir libremente de cualquier país, incluso del propio. 3.- Los derechos antes mencionados no
podrán ser objeto de restricciones salvo cuando éstas se hallen previstas en la ley, sean necesarias para
proteger la seguridad nacional, el orden público, la salud o la moral públicas o los derechos y libertades
de terceros, y sean compatibles con los demás derechos reconocidos en el presente Pacto. 4.-Nadie podrá
ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país>>. Y la Constitución de 1980 ha
dispuesto por su parte, que <<toda persona tiene derecho de residir y permanecer en cualquier lugar de
la República, trasladarse de uno a otro y entrar y salir de su territorio, a condición de que se guarden
las normas establecidas en la ley, y salvo siempre el perjuicio de tercero>> (Art. 19 N° 7°, letra a); 5°)
Que, en consecuencia, los decretos antes mencionado no han podido apartarse de las normas
antedichas que han sido reconocidas por la primera autoridad de la Nación, la que dispuso que
dicho Pacto se cumpla y se lleve a efecto como Ley de la República, si bien hasta ahora no ha sido
publicada. Que por todo lo dicho, el disidente es de parecer que debe acogerse el recurso de amparo...”.
Revista Fallos del Mes, 311, pág. 588.
La Corte Suprema confirmó el rechazo del recurso: “7°) Que habiéndose llegado a este punto y
encontrándose establecido en autos que ni el decreto promulgador del Pacto que ordenó cumplirlo
como Ley de la República, ni el texto del mismo han sido hasta la fecha publicados en el Diario
Oficial, es fundado concluir que dicho Pacto carece de fuerza obligatoria en Chile, al igual que,
en idéntica situación, carecería de ella una ley promulgada pero no publicada [...] la tesis de la
incorporación automática del Pacto a nuestro Derecho interno está desautorizada por lo dispuesto
en el artículo 2, párrafo 2 del propio Pacto en cuestión, el cual dispone:<<Cada Estado Parte se
compromete a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones del presente
Pacto, las medidas oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de otro carácter que fueren necesarias
para hacer efectivos los derechos reconocidos en el presente Pacto y que no estuvieren ya garantizados
por disposiciones legislativas o de otro carácter>>. Este precepto torna, pues, incuestionable que los
propios Estados Partes del Pacto estuvieron acordes en que sus estipulaciones carecían de la virtualidad
de reputarse incorporadas automáticamente a su derecho interno. Por el contrario, previnieron que
para ello se requería que cada cual adoptara los procedimientos y formalidades prescritos por
su propia legislación nacional al efecto (seguimos destacando).
En igual sentido (y con fecha 13 de octubre de 1986) plasmó su voto disidente nuevamente
el Ministro señor Paillás, ahora en el caso del recurso de amparo en favor de Verónica De
Negri Quintana, que tenía prohibición de ingresar al país, en virtud de la misma Disposición
24a. Transitoria. La Corte Suprema confirmó el rechazo del hábeas corpus.
El autor Gerardo Bernales, en artículo de doctrina, destaca el voto del Ministro Enrique
Paillás, porque “hace una aplicación finalista de la Constitución, por cuanto hace aplicable el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos en circunstancias que dicho Pacto no había sido publicado
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
para su entrada en vigor, aludiendo al mandato del Decreto Nº 778 de 30 de noviembre de 1976, por
el cual se dispuso que se cumpla y se lleve a efecto como ley de la República, interpretación que desde la
perspectiva del formal resulta forzada, pero que con la perspectiva del tiempo y las circunstancias
no lo es tanto, pues en aquella época no estaba en vigencia aún la Constitución*”. BERNALES
ROJAS, Gerardo, Los Tratados Internacionales, los derechos fundamentales y la jurisprudencia del
período 1981-1989, bajo el régimen del art. 24 transitorio de la Constitución, Revista Ius et Praxis,
Vol. 9 N° 1, Talca, año 2003.
* Recordemos que el inciso 2° del artículo 5 fue modificado por el art. único N° 1 de la Ley de
Reforma Constitucional N° 18.825, de 17 de agosto de 1989.
153 El Presidente señor Maldonado Boggiano, y los Ministros señores Faúndez y Dávila,
siguiendo al Fiscal del Tribunal, previnieron -como ya fuera recordado con anterioridad-
que concurrían al fallo teniendo únicamente presente, que, decidir si una disposición legal
que regía con anterioridad a la vigencia de la Carta Magna, y que puede contraponerse con
ella, “no es materia propia de un recurso de inaplicabilidad, sino que es una cuestión de supervivencia
o derogación de una ley que corresponde resolver a los jueces de la instancia”. En Revista de Derecho y
Jurisprudencia, Tomo LXXXVII, 2a parte, Sección 4a, pág. 64.
Dicho fallo también fue destacado por la Revista Chilena de Derecho, Pontificia Universidad
Católica de Chile, Volumen 23, N°s 2/3, Tomo II, Aplicación del Derecho Internacional en Chile:
jurisprudencia, Septiembre-Diciembre 1996, pág. 500.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
156 Una Sala de la Corte Suprema confirmaría, con fecha 30 de mayo de 1995, tal dictamen.
A esa decisión unánime arribaron los Ministros señores Servando Jordán López, Hernán
Álvarez, Marcos Libedinsky y Eleodoro Ortiz, además del Abogado Integrante Manuel Daniel
Argandoña. Dicha Sala había aceptado con anterioridad la recusación en contra del Ministro
de la misma Corte Germán Valenzuela -que la Corte de Apelaciones de Santiago había
desestimado-, quien por tanto, quedó inhabilitado para conformar el tribunal de segunda
instancia que dictaría la sentencia definitiva. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCII,
2a parte, Sección 4a, pág. 70).
157 Sólo en dos ocasiones se había designado a un Ministro de la Corte Suprema como
tribunal unipersonal: una en el caso del ex Canciller Orlando Letelier -donde el Instructor
fue, tal y como se dijo, el Ministro señor Bañados-; y la otra en el proceso por el homicidio
del ciudadano español Carmelo Soria Espinoza, hecho ocurrido el 16 de julio de 1976, donde
primeramente el Instructor fue don Marcos Libedinsky.
En este último proceso -y por su trascendencia- podemos decir que el Pleno de la Corte
Suprema había aceptado la nominación de uno de sus miembros, después que una de sus
Salas fallara en favor de los tribunales castrenses, la correspondiente contienda de competencia
trabada entre la Ministro en Visita Violeta Guzmán Farren, de la Corte de Apelaciones y el
Segundo Juzgado Militar. La Visita Extraordinaria de la magistrada, constituida ante el Tercer
Juzgado del Crimen de Santiago, obedeció en su oportunidad a una solicitud del Ministerio
de Relaciones Exteriores, el que, con anterioridad ya había comunicado a los tribunales, que
la Embajada de España y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (de la cual
la víctima era funcionario), se habían dirigido a esa Secretaría de Estado, a fin de manifestar
su interés en la causa. A su turno, el abogado querellante don Alfonso Insunza Bascuñán, al
hacerse parte en esta contienda de competencia, invocando el N° 2 del artículo 52 del Código
Orgánico de Tribunales, adujo que correspondía conocer de este proceso a un Ministro del
Tribunal Supremo, por estimar que el interés demostrado por el Estado de España, podría
afectar las relaciones de Chile con dicho Estado. Es decir, en uno y otro caso, el presupuesto
necesario que hace posible la designación de un juez del más alto tribunal, ocurre -como reza
el Código Orgánico- cuando “los delitos de jurisdicción de los tribunales chilenos, [...] puedan afectar
las relaciones internacionales de la República con otro Estado”.
Por entregarlo a la justicia militar, con fecha 16 de noviembre de 1993 -y contra la opinión de
su Fiscal, René Pica-, estuvieron el Ministro don Germán Valenzuela y los Abogados Integrantes
señores Luis Cousiño Mac-Iver y Pedro Montero, además del Auditor General del Ejército
don Fernando Torres. Se opusieron los magistrados Luis Correa Bulo y Guillermo Navas
(Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XC, 2a parte, Sección 4a, pág. 193).
Luego, por el Juez Militar se aplicó el Decreto-Ley 2191 sobre Amnistía. Ya designado el
Ministro Libedinsky, rechazó acto seguido su reapertura. Conociendo en grado de apelación,
una Sala de la Corte Suprema lo reabre, disponiendo además el auto de procesamiento de
dos personas, una como autora y otra como cómplice (mayoría de los Ministros Luis Correa y
Guillermo Navas, además del Abogado Integrante Mario Verdugo. En contra, Ministros señores
Roberto Dávila y Adolfo Bañados). Recusado el Juez Instructor, se asume la indagatoria por
parte del Ministro Eleodoro Ortiz, quien el 4 de junio de 1996, aplica sobreseimiento definitivo
en base al Decreto sobre Amnistía, estimando que la calidad de funcionario internacional del
señor Soria -que impediría su aplicación- no fue posible acreditarla. La Sala Penal -contra la
opinión de su Fiscal, Enrique Paillás- confirma lo resuelto en voto unánime (Ministros Enrique
Zurita, Hernán Álvarez y Guillermo Navas, y los Abogados Integrantes José Fernández y
Vivian Bullemore).
Dicha sentencia definitiva provocó la presentación de una Acusación Constitucional en contra
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
de los magistrados Ortiz, Zurita, Álvarez y Navas por “notable abandono de deberes”, al estimar
diez Diputados que estos “pusieron en duda el hecho de que la víctima tuviera la calidad de funcionario
superior de planta de la Cepal, calidad que según ellos no se habría establecido en el proceso respecto del
señor Soria, restando mérito a la abundante e irrefutable probanza documental sobre la materia. Resulta
de la más alta gravedad que los señores Ministros acusados pasaren por alto, antecedentes y documentos,
que se encuentran agregados al expediente, que acreditan en forma fehaciente e irredargüible que
precisamente don Carmelo Soria Espinoza ostentaba la calidad de funcionario superior de planta de la
Cepal, [...] y por tanto, sujeto a la “Convención sobre la Prevención y el Castigo de Delitos contra
personas internacionalmente protegidas, inclusive los agentes diplomáticos”, de 1973. En efecto,
se acompañaron en el expediente respectivo certificados y notas emitidos por la Cepal en los que constan
la calidad de funcionario en los términos precedentemente señalados de don Carmelo Soria Espinoza, y
la circunstancia de encontrarse afecto a inmunidad de jurisdicción diplomática, de acuerdo al Convenio
celebrado entre Chile y la Cepal, publicado en el Diario Oficial del 19 de octubre de 1954”. La Cámara
rechazó el libelo acusatorio. Acusación Constitucional en contra de los Ministros..., Biblioteca del
Congreso Nacional, pág. 11.
En enero de 2013, el Ministro de la Corte Suprema Lamberto Cisternas decide la reapertura
del sumario (lo que en dos ocasiones anteriores, a través de los Ministros José Benquis primero,
y Héctor Carreño después, había sido denegado por estimarse existir “cosa juzgada”). Tiempo
después rechaza las encargatorias de reo solicitadas por los querellantes, ante lo cual estos
dedujeron recurso de apelación. La Sala Penal, con fecha 19 de agosto de 2015, revocó esta
decisión y sometió a proceso a un total de 15 personas como autores y cómplices de homicidio,
incluyendo además el delito de asociación ilícita. La votación correspondió a los Ministros
Haroldo Brito Cruz, Gloria Chévesich, Carlos Aránguiz Zúñiga, Andrea Muñoz y Carlos
Cerda Fernández. En una prevención, la Ministro señora Chévesich no fue partidaria de
dictar los procesamientos por “asociación ilícita”, porque, a su juicio “la jerarquización, grados,
permanencia en el tiempo, distribución de tareas y otros que se demandan como características para que
una organización pueda calificarse como asociación ilícita de conformidad al artículo 292 del Código
Penal, y que pueden observarse en la forma en que operó la Dirección de Inteligencia Nacional a la época
de estos hechos, son consustanciales a una organización militar dependiente del Estado como lo
fue la DINA”; además la resolución contiene la prevención de los Ministros Aránguiz y Cerda,
quienes fueron partidarios de dictar mayor número de procesamientos contra otras personas.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
158 La abogada también planteó que en el presente caso se trataba de derogación de leyes,
cuya solución -como aquí hemos nosotros visto tantas veces en nuestro trabajo- corresponde a
los jueces del fondo y no al Tribunal Supremo, argumento que fue convalidado en el Informe
emitido por el Fiscal de la Corte Suprema, quien pidió por este motivo, que el recurso fuera
rechazado. Los Ministros señores Osvaldo Faúndez y Efrén Araya hicieron indicación previa en
orden a dejar la resolución de lo pedido en manos de los jueces de la instancia; fue rechazada.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
159 En este punto, el Tribunal cita al integrante de la Comisión Constituyente don Alejandro
Silva Bascuñán, donde precisamente éste analizó la garantía constitucional en discusión. Al
manifestarse sobre el particular, el señor Silva manifestó: “que al expresarse que no se podrá autorizar
ninguna discriminación arbitraria, se está prohibiendo tratar en forma diferente situaciones idénticas o
tratar en la misma forma situaciones diferentes, porque se trata, precisamente de la discriminación
arbitraria”.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
161 El comisionado señor Evans se refirió en los siguientes términos sobre este aspecto,
haciendo hincapié en la opinión de varios profesores de Derecho Constitucional: “... ninguno de
ellos, salvo el señor Silva Bascuñán, ha tocado el tema de que impide una distinción que haga el legislador
y que sea arbitraria, que no esté asentada en una razón de justicia o de protección del bien común, que
sea una distinción porque sí, porque una conveniencia política del momento o un arreglo de pasillos la
impuso y determinó cierto requisito para ejercer tal derecho respecto de tales y cuales personas. Vale decir,
es evidente que en la nomenclatura actual de lo que los profesores hoy día entienden por igualdad ante
la ley, el concepto está; pero en la tradición jurídica chilena es una novedad en los últimos veinte años y
no antes”.
El mismo comisionado señaló claramente, que prefería además que quien fuera la destinataria
de la misión de escrutar cuando una ley no ha sido inspirada en los valores que conforman el
bien común, sino que por ejemplo en una arbitrariedad o un capricho del legislador, fuera la
Corte Suprema de Justicia, precisamente a través del recurso de inaplicabilidad. Ibíd., voto
de minoría
162 “Artículo 64.- El Presidente de la República podrá solicitar autorización
al Congreso Nacional para dictar disposiciones con fuerza de ley durante un
plazo no superior a un año sobre materias que correspondan al dominio de la ley.
Esta autorización no podrá extenderse a la nacionalidad, la ciudadanía, las elecciones ni al
plebiscito, como tampoco a materias comprendidas en las garantías constitucionales o que
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
17. Preclusión
En recurso interpuesto por don Eduardo Ríos Arias y otros contra
varios artículos de la Ley N° 18.032, con fecha 13 de noviembre de 1996, se
decidió declararlo inadmisible, habida cuenta de que una acción similar ya
había sido ingresada al máximo tribunal del país, siendo declarada también
inadmisible, por no cumplirse en su libelo con los requisitos formales que
son exigibles -al no citarse disposiciones precisas y determinadas de la ley
de que se trata, la que fue aludida en forma completa y global-. Lo anterior
significó en los hechos, que la petición de inconstitucionalidad nuevamente
solicitada tuvo su consumación procesal de ese derecho, lo que es una de las
formas o modalidades del principio formativo del procedimiento llamado
preclusión. En el considerando 5°, los magistrados, también en decisión
unánime, declaran:
“Que, en efecto, la doctrina y la práctica aceptan y reconocen en
forma pacífica la existencia de diversos principios formativos
del procedimiento, entre los cuales está, en estrecha vinculación
con la economía procesal, el de preclusión. Dicho principio
consiste en la pérdida, extinción o caducidad de una facultad
parecer de no emitir pronunciamiento alguno, por estimarlo de ley común (Ministros señores
Marcos Aburto, Manuel Jiménez y Juan Colombo C.).
Los disidentes señores Jordán López y Soto Kloss, manifestaron que en la regulación legislativa
del ejercicio de los derechos fundamentales, la Constitución la condiciona su juridicidad al
hecho de no afectar “los derechos en su esencia” (art. 19 N° 26): “Pero hay más: a fin de asegurar
efectivamente que sea el legislador quien determine esa regulación, le prohíbe expresamente que
delegue atribuciones legislativas en tal materia, de tal manera que jamás puede el Presidente de
la República -en tal caso a través del decreto con fuerza de ley- intervenir en la regulación del
ejercicio de los derechos fundamentales (artículo 61, inciso segundo, de la Constitución). Si, como
se advierte, ni siquiera puede por Decreto con Fuerza de Ley intervenir el Presidente de la República en
la regulación de los derechos fundamentales por estarle expresamente prohibida tal posibilidad, mucho
menos podrá intervenir por la vía simplemente reglamentaria mediante una mera remisión
que le haga el legislador, pues ello además de infringir claramente las competencias que ha
establecido el constituyente significaría un verdadero fraude a la Constitución, lo que debe
declararse perentoriamente inadmisible...”, sostuvieron. (Nota: todos los resaltados son nuestros).
El artículo 32 dice: “Mediante decreto supremo, que llevará las firmas del Ministro del Medio Ambiente
y del Ministro de Salud, se promulgarán las normas primarias de calidad ambiental. Estas normas serán
de aplicación general en todo el territorio de la República y definirán los niveles que originan situaciones
de emergencia. El Ministerio de Salud podrá solicitar fundadamente al Ministerio del Medio Ambiente la
dictación de una norma primaria de calidad, la que deberá dictarse dentro de un plazo que no podrá exceder
de cinco años, a menos que dentro de tal plazo indique las razones técnicas para no acoger la solicitud.
Mediante decreto supremo que llevará las firmas del Ministro del Medio Ambiente y del Ministro competente
según la materia de que se trate, se promulgarán las normas secundarias de calidad ambiental.
Un reglamento establecerá el procedimiento a seguir para la dictación de normas de calidad ambiental, que
considerará a lo menos las siguientes etapas: análisis técnico y económico, desarrollo de estudios científicos,
consultas a organismos competentes, públicos y privados, análisis de las observaciones formuladas y una
adecuada publicidad. Establecerá además los plazos y formalidades que se requieran para dar cumplimiento
a lo dispuesto en este artículo y los criterios para revisar las normas vigentes......”
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
169 Los ejemplos de preclusión que da la Corte en su sentencia son los siguientes: “... ocurre
[...] cuando se ha contestado la demanda, omitiendo excepciones o alegaciones que la parte estima de
relevancia, aunque reste parte del período de emplazamiento; o con los recursos de casación, los cuales,
una vez interpuestos, no aceptan variación de ningún género, aunque se descubran o aparezcan nuevas
causales o motivos”. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIV, 2a parte, Sección 5a, pág.
77.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
Pero ahí estaba la solitaria posición del Ministro don Oscar Carrasco
Acuña, quien estuvo por no declarar la improcedencia, y emitir por
tanto pronunciamiento en relación al fondo del mismo. El disidente, que
también recordó que en su concepto se configuraban en la especie todos
los presupuestos que exigía el artículo 80 de la Constitución Política, trajo
asimismo a colación anteriores fallos del mismo máximo tribunal, donde se
conceptualiza en estas materias formales, y que nosotros ya estudiáramos en
las primeras páginas destinadas al estudio de la naturaleza jurídica de esta
acción, bajo la Carta Política de 1925. Recordó el Ministro -transcribiendo
él mismo- que el recurso de inaplicabilidad es de un carácter:
“...’puramente jurídico, doctrinario o abstracto: por sobre todo
tiende a determinar si el legislador, al dictar un precepto, se
ajustó o no a las normas constitucionales; por ende, siempre
busca un fin jurídico’”. Y, que “’No permite entrar al estudio
de los hechos; redúcese exclusivamente a establecer un proceso
de comparación entre la norma constitucional y el precepto
legal, a fin de verificar si éste pugna o no con aquélla’” (Rev.
de Derecho, tomo 30, sec. 1°, pág. 290). Ha dicho también
170 Voto de inadmisibilidad de los Ministros señores Osvaldo Faúndez -como presidente
subrogante-, Luis Correa Bulo, Mario Garrido Montt, Guillermo Navas, Marcos Libedisnsky,
José Benquis, Ricardo Gálvez, Jorge Rodríguez Ariztía, Orlando Álvarez Hernández, Urbano
Marín y Humberto Espejo. En Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCVII, 2a parte,
Sección 7a, pág. 155.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
172 Según el destacado autor Enrique Cury, ley penal en blanco “es aquella que determina
la sanción aplicable y la acción u omisión a la que bajo determinados presupuestos se impondrá, pero
abandona la precisión de estos últimos a una norma distinta”. CURY URZÚA, Enrique, Derecho
Penal, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1982, págs. 132 y ss.; y según Luis Rodríguez, al
mismo tiempo que describir qué tipos de leyes en blanco la doctrina reconoce -aunque no de
manera uniforme-, se refiere a la importancia que el Principio de Reserva para el Derecho
Penal ha tenido desde ya hace bastante tiempo: “(Esta rama del Derecho Público), como se sabe,
se encuentra regid[a] por el principio de reserva o de legalidad, de acuerdo con el cual, sólo una ley
-emanada del Poder Legislativo- puede crear un delito y establecer una pena para él, [...] interesa
destacar que representa una garantía para todas las personas, en la medida que ellas cuentan
con la seguridad de no verse expuestas a la arbitrariedad judicial o administrativa y con certeza
acerca de cuáles son las conductas penalmente incriminadas. Fácil resulta comprender, entonces,
que mientras mayor sea la precisión con que el legislador describe las figuras delictivas, mayor
también será la garantía para las personas. Por este motivo, desde antiguo los penalistas vienen
repitiendo que tanto el delito como la pena deben estar establecidos en una ley, y que deben estarlo
en términos muy precisos”. RODRÍGUEZ COLLAO, Luis, Constitucionalidad de las leyes penales
en blanco, Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, N° 8, año
1984, págs. 231 a 245.
Y entre nosotros, no está de más recordar lo que disponía el artículo 11 de la Carta Política
de 1925: “nadie puede ser condenado, si no es juzgado legalmente y en virtud de una ley promulgada
antes del hecho sobre que recae el juicio”.
173 Asimismo, en el recurso de inaplicabilidad trajo a recuerdo, como parte de sus
argumentaciones, una sentencia de la I. Corte Marcial, la que, con fecha 10 de noviembre de
1994, expresó lo siguiente respecto del artículo del Código de Justicia Militar al que hemos
venido haciendo referencia: “no es una norma penal que se baste en todo aspecto a sí misma, ya que
no se encuentra en ella descrita completamente la conducta incriminada”.
174 Estimó en su Informe, que constituyen una excepción al principio nullum crimen, nulla
penna sine lege, las llamadas leyes penales en blanco, que son aquellas que tienen la particularidad
de no bastarse a sí mismas, ya que el legislador se limita a describir parcialmente la conducta
sancionada, remitiéndose a otras normas jurídicas para completar la figura jurídica, normas
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
175 Fallo pronunciado por los Ministros señores Mario Garrido Montt (Presidente), Eleodoro
Ortiz Sepúlveda, José Benquis, Ricardo Gálvez, Alberto Chaigneau, Jorge Rodríguez, Enrique
Cury, José Luis Pérez Zañartu, Orlando Álvarez, Urbano Marín, Domingo Yurac, Humberto
Espejo, Jorge Medina, Domingo Kokisch, Milton Juica y señora María Antonia Morales, además
de la concurrencia del Auditor General del Ejército don Juan Romero Riquelme (por incidir
el recurso en una causa incoada ante los Tribunales Militares); y después de desestimarse
la indicación previa de los Ministros señores Gálvez y Juica, quienes fueron de la opinión
de declarar inadmisible el recurso. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIX, 2a parte,
Sección 4a, pág. 67.
176 Por sentencia de 9 de noviembre de 2006, el Tribunal Constitucional había rechazado
también similar recurso deducido por el Teniente Coronel Luis Pineda, en que solicitaba se
declarara la inaplicabilidad del artículo 299 N° 3°. El recurso se dedujo en proceso que se
había iniciado en el Tercer Juzgado Militar de Valdivia -de cuya apelación conocía la Corte
Marcial- con motivo de la llamada Tragedia de Antuco, en la cual, en el mes de mayo del año
2005, le había costado la vida a 45 uniformados del Regimiento Reforzado <<Los Angeles>>,
en campaña de ejercicios militares.
El proceso y su alarma pública, dieron pie a que fuera designado un Ministro en Visita
Extraordinaria, tarea que recayó en don Juan Arab Nessrallah (representante del Ejército
en la Corte Marcial), quien resolvió en sentencia de primera instancia, condenar al Mayor
Patricio Cereceda a la pena de 5 años y 1 día (por cuasi delito de homicidio); y a los capitanes
Claudio Gutiérrez Romero y Carlos Olivares Oyanguren a la pena de 800 días (como autores,
respectivamente, del cuasi delito de homicidio reiterado con resultado múltiple). Y en la
parte que nos interesa, esto es, en lo que se refiere al delito de incumplimiento de deberes
militares, el magistrado señor Arab resolvió la condena del Comandante del Regimiento,
Coronel Roberto Mercado, a la pena de 3 años de presidio, y al Teniente Coronel Luis Pineda,
a la pena de 541 días de presidio como autores, respectivamente, del delito de incumplimiento
de deberes militares. Cuando se encontraban dichas sentencias en grado de apelación ante la
Corte Marcial, fue que el Coronel Pineda dedujo inaplicabilidad por inconstitucionalidad.
Con motivo del antedicho rechazo por parte del Tribunal Constitucional, se reinició el
procedimiento ante aquella Corte, suspendido después de la vista de la causa, dictándose
luego sentencia (fecha 27 de noviembre de 2006), la que confirmó la de primera instancia.
En el considerando 7°, el alto tribunal castrense reproduce la decisión de la Magistratura
Constitucional, que expresa a su vez en el considerando 11°, que el artículo 299 Nº 3° del
Estatuto de Justicia Militar, “contiene el núcleo básico de la conducta punible descrita y la certeza
respecto de su conocimiento está asegurada para quienes afecta”. El Tribunal Constitucional
también se refiere en su sentencia, a que la doctrina ha dado un importante tratamiento a
las llamadas “Leyes Penales en Blanco”, así como su relación con el principio de la legalidad
de la ley penal.
Se cuenta en el fallo de dicha Magistratura, una muy interesante prevención de la Ministra
señora Marisol Peña Torres -quien concurrió al voto de mayoría-, y que es del siguiente
tenor: “Por una parte, se admite que la expresión ‘deje de cumplir sus deberes militares’, es equivalente
a describir el ‘núcleo central de la prohibición›, tratándose de una conducta atribuible sólo a los
militares, quienes, en tanto grupo de sujeción especial conocerían sus deberes, y, por lo tanto, las
consecuencias de su no cumplimiento. Por otro lado, la remisión para describir las conductas públicas,
se encuentra en el Reglamento de Disciplina para las Fuerzas Armadas, al cual se remite el artículo
431 del Código de Justicia Militar, cuestionándose esta remisión por la debilidad que genera acerca del
conocimiento claro de la conducta punible. 9°) Que, sin perjuicio de las observaciones que merece el
citado Reglamento de Disciplina, puede afirmarse que la conducta descrita en el artículo 299 Nº3
constituye la descripción suficiente del ‘núcleo central’ de la conducta punible, puesto que los
‘deberes militares’ no constituyen para los militares referencias indeterminadas o desconocidas,
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
177
(subrayado nuestro).
sino conceptos precisos con cuyo contenido los Oficiales, se familiarizan desde el inicio de su
formación en las Escuelas Matrices de Oficiales de las Fuerzas Armadas, pues son parte de su
malla curricular, y en torno a los que transcurre la totalidad de la vida castrense, además de
vincularse directamente al carácter de ‘disciplinadas’, que el artículo 101, inciso tercero, de la
Constitución Política le otorga a las Fuerzas Armadas”.
Mientras, los Ministros señores Jorge Correa Sutil y Hernán Vodanovic Schnake, aunque
separadamente, estuvieron por acoger el requerimiento planteado: el primero de ellos sostuvo
que no sólo “los estudiosos del derecho penal [...] están contestes en exigir que la ley describa la conducta
punible, al menos en sus aspectos esenciales. También los principales estudiosos del Derecho Constitucional”
(punto 6°). A su vez, en cuanto a la posibilidad de que, encontrado acogimiento por parte del
Tribunal del recurso, y la natural consecuencia de que no pudieran aplicarse en la especie
dichas normas, quedando por ende sin castigo las conductas investigadas, aseveró el mismo
magistrado: “Por muy dramático que sea un suceso y repudiable que sea una conducta, el Estado no
tiene derecho a sancionar penalmente a una persona, sino en los casos en que la conducta realizada ha
sido previamente descrita en la forma y por los medios que la Constitución exige. Sólo de ese modo se
respetará la dignidad de las personas a las que se juzga y se legitimará la acción punitiva del Estado. La
Constitución, para proteger la libertad, ha sido exigente al establecer los requisitos que deben cumplirse
para juzgar penalmente a las personas y a ella debemos atenernos” (punto 17°).
Mientras que el segundo de los disidentes estimó: “Que en nuestro ordenamiento constitucional
no es posible complementar o regular los derechos fundamentales con normas de jerarquía inferior
a la ley, ni tampoco ella puede delegar la regulación de esas materias en la Administración. La
dictación de una ley penal en blanco propia es incompatible con la Constitución”.
Conformaron el TC, además, su presidente don José Luis Cea; y los Ministros señores Juan
Colombo Campbell, Raúl Bertelsen Repetto, Mario Fernández Baeza, Marcelo Venegas Palacios
y Enrique Navarro Beltrán, quienes conformaron el voto mayoritario. Rol 468-2006. Revista
de Derecho Universidad Católica del Norte, Vol. 14, N° 1, año 2007.
177 En la causa por accidente de aeronave Casa 212 ocurrido en el Archipiélago Juan
Fernandez, donde el día 2 de septiembre de 2011 fallecieran 21 personas, la Presidenta de
la Corte Marcial doña Dobra Lusic Nadal, como Ministra en Visita Extraordinaria ante el
Juzgado de Aviación, había procesado por incumplimiento de deberes militares a 5 oficiales de la
Fuerza Aérea. Interpuestos los correspondientes recursos de inaplicabilidad -que atacaban que
el susodicho delito no se encuentra con detalle descrito en los artículos impugnados-, mientras
se resolvían las apelaciones a dichos autos de procesamiento, el Tribunal Constitucional,
suspendió la causa.
El Fiscal General Militar don José Urrejola Morales, pidió el rechazo del recurso, alegando
que no se configuraban las inconstitucionalidades esgrimidas por los procesados.
Con fecha 28 de enero de 2016, y dictando sentencia en los roles acumulados 2773-15,
2817-15, 2849-15 y 2859-15, acogió los requerimientos y declaró que no eran aplicables en
la gestión judicial en que respectivamente inciden, los artículos 299, N° 3, y 433 del Código
de Justicia Militar. Firmaron la sentencia el Presidente don Carlos Carmona; y los Ministros
señora Marisol Peña (con prevención en cuanto al art. 299, y voto en contra respecto del
art. 433), señores Iván Aróstica, Gonzalo García, Domingo Hernández, señora María Luisa
Brahm, señores Cristián Letelier, Nelson Pozo y José Vásquez Márquez.
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
178 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo CI, 2° parte, Sección 1ª, pág. 48.
179 El Fisco de Chile opuso la excepción dilatoria de incompetencia del tribunal, aduciendo
para ello que la declaración de que determinadas normas legales sean inconstitucionales
corresponde a la Corte Suprema reunida en Pleno mediante el recurso de inaplicabilidad.
La excepción dilatoria opuesta por el Fisco fue acogida por el Juzgado.
180 Por su parte, el Fisco de Chile, ante el Undécimo Juzgado Civil de la capital, dedujo
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
demanda en contra de la Inmobiliaria Maullín Limitada por obligación de hacer, a fin de que
fuera condenada a reparar el daño sufrido por el inmueble ubicado en calle Huérfanos 1515,
todo en virtud de lo dispuesto en los artículos 11 y 12 de la Ley 17.288 sobre Monumentos
Nacionales.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
181 Ingreso N° 4309-2002. Voto mayoritario de los Ministros señores José Benquis Camhi,
Enrique Tapia, Ricardo Gálvez Blanco, Jorge Rodríguez Ariztía, Enrique Cury Urzúa, José
Luis Pérez Zañartu, Orlando Álvarez Hernández, Domingo Yurac, Humberto Espejo Zúñiga
(redactor), Jorge Medina Cuevas, Domingo Kokisch Mourgues, Milton Juica, Nibaldo Segura
Peña y Adalis Oyarzún.
182 En la segunda parte de su razonamiento 10°, analiza la norma contenida en este decreto-
ley, (la que se dictó estando vigente la Constitución de 1925): “En efecto [...] establecía en su
artículo 8º, al tratar de los monumentos históricos que cuando así se declarase uno como tal, quedará
sujeto, en su conservación, reparación y vigilancia, al Consejo de Monumentos Nacionales, lo que se
relaciona con las facultades del referido Consejo que, en el artículo 5º de dicha normativa, establecía que
son atribuciones y deberes de él: 2º Indicar al Gobierno los trabajos de restauración, reparación y
conservación que sea necesario ejecutar en los monumentos históricos, presentar el presupuesto
de su costo, dirigir estos trabajos y fiscalizar la inversión de los fondos que para ellos se les
concedan, lo que demuestra que para el legislador de 1925 resultaba evidente que al propietario del
inmueble no se le podía agregar la carga de la restauración, reparación y conservación de un monumento
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
histórico, responsabilidad que tenía que ser asumida por el Estado, pues de lo contrario ello atentaba contra
el derecho de propiedad del dueño que ya tenía severas limitaciones por el solo hecho de ser declarado
Monumento Histórico un inmueble de su dominio». Nota: los resaltados son originales.
183 Ibíd., voto de minoría.
184 Un riguroso estudio sobre la sentencia aquí anotada, así como del voto de minoría que
contiene, véase el estudio de Arturo Fermandois, quien en una de sus conclusiones -que son
varias- anota: “1°) La sentencia Maullín con Fisco es un acierto jurisprudencial de la Corte Suprema,
porque al declarar inaplicable por inconstitucionales dos artículos de la Ley 17.288, ha percibido
correctamente la nueva dimensión de la función social de la propiedad en la Constitución de
1980. Al hacerlo, ha enfrentado el problema que se conoce en derecho comparado como de la expropiación
regulatoria; 2°) El concepto función social de la propiedad existe en la doctrina social de la Iglesia,
pero ingresa a las constituciones europeas de la postguerra mediante la influencia del positivismo jurídico
de Duguit”. FERMANDOIS V. Fernando, Inaplicabilidad de la Ley de Monumentos Nacionales: hacia
la inconstitucionalidad de la expropiación regulatoria en Chile: Inmobiliaria Maullín Ltda. con Fisco de
Chile. Inaplicabilidad, Rol 4309- 2002, 18 de junio de 2002, Sentencias destacadas: Anuario de
jurisprudencia: una mirada desde la perspectiva de las políticas públicas, Instituto Libertad
y Desarrollo, Santiago, año 2004, págs. 19 a 53. Asimismo, puede encontrarse un comentario
más de la aludida sentencia, en ACCATINO SCAGLIOTTI, Daniela, Revista de Derecho de
Valdivia, Vol. 17, diciembre de 2001, págs. 215 a 226.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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ORÍGENES E HISTORIA DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD ANTE LA CORTE SUPREMA
188 Para un completo estudio sobre las particularidades del recurso de inaplicabilidad en
esta etapa, RÍOS ÁLVAREZ, Lautaro, El control difuso de constitucionalidad de la ley en la República
de Chile, Revista de Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso, Vol. XXIII, año 2002,
págs. 39 a 67.
El profesor Ríos Álvarez en el mismo estudio, además, trae a colación la posibilidad del
control concreto y difuso al que podrían haber recurrido los jueces de primera y segunda
instancia -además, agregamos nosotros, del mismo Tribunal Supremo a través de los recursos
de casación-, vía aplicación de la fuerza normativa del artículo 6° de la Constitución Política,
por la principal razón del contenido esencial de la supremacía de la Carta Fundamental allí
contenido: “Resulta evidente, por lo tanto, que, bajo el imperio del art. 6º [...] , existe ahora en Chile
un sistema de control jurisdiccional difuso de constitucionalidad de la ley, a cargo de todos los
tribunales ordinarios del país, para ser aplicado en todos los asuntos que les corresponda resolver,
con efecto ‘inter partes’, limitado al caso particular en que incida la decisión correspondiente, y
sin perjuicio de que subsista la vigencia de la norma declarada inaplicable” -pág. 53-; además
de demostrar que hay una perfecta compatibilidad del mencionado artículo 6° con el que a
su vez contempla el recurso de inaplicabilidad: “mientras no se modifique el art. 6º, que ostenta
una factura impecable, es deber constitucional de todo juez inaplicar cualquiera norma contraria
a la Carta Fundamental y ello es de la esencia de su ministerio” -pág. 58-.
Para una contextualización general de este mismo autor, RÍOS ÁLVAREZ, Lautaro, La reforma
de 2005 a la Constitución chilena, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional,
N° 7, año 2007, págs. 213 a 231; y La acción de inaplicabilidad de preceptos legales, ya traspasada
la competencia de dicha acción desde la Corte Suprema al Tribunal Constitucional. Revista
de Derecho Universidad Católica del Norte, N° 2, año 2007, págs. 115 a 130.
189 FERRADA BÓRQUEZ, Juan, Los Derechos Fundamentales y el control constitucional, Revista
de Derecho de Valdivia, Vol. 17, diciembre de 2004, págs. 113 a 137.
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CUARTA PARTE · LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL BAJO LA CARTA DE 1980
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la ley’, que garantiza la propia Constitución, desde el momento en que no se divisa razón alguna
para mantener vigente y en aplicación una norma que ya se ha estimado inconstitucional por la
Suprema Corte en otro caso concreto. Ello explica la propuesta de reforma constitucional en esta
materia...”. Op. cit. DAVIS CASTRO, Cristian, Las Reformas al nuevo Tribunal Constitucional
chileno, Lex et Veritas, Facultad de Ciencias Jurídicas, Universidad Internacional Sek, Santiago,
Vol. 4, años 2006-2007, págs. 15 a 85.
193 GÓMEZ BERNALES. Gastón, Algunas ideas críticas sobre la jurisdicción constitucional en
Chile, Revista Ius et Praxis, Universidad de Talca, Vol. 4, N° 1, año 1998, págs. 96 a 98.
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había contemplado como suplente del señor Marín en la Corte Suprema al Ministro de la
Corte de Apelaciones de Temuco don Héctor Toro Carrasco, aunque dicha suplencia nunca
operó, debido al alejamiento de Urbano Marín del TC). En igual fecha, igual determinación
tomó su colega de labores Eleodoro Ortiz; fueron reemplazados por los abogados Marisol
Peña Torres y Enrique Navarro; a idéntica decisión arribó el Ministro Marcos Libedinsky en
noviembre del mismo año, ejerciendo el derecho reconocido en la Disposición 14a. Transitoria
de la Carta Fundamental.
Asimismo, debemos agregar que la Ley 20.381 -modificatoria de la Ley N° 17.997, Orgánica
Constitucional del TC- vino recién a ser promulgada el 11 de septiembre de 2009 (ya había
entrado en vigor, con fecha 27 de febrero de 2006, las reformas al Capítulo VIII del Código
Político). Empero -en palabras del Presidente de dicho Tribunal José Luis Cea-, “frente a tal
circunstancia y tras detenido estudio, el Tribunal decidió ejercer la competencia conferida por la
Constitución y desempeñarla con sujeción a ella y a la legislación orgánica pertinente. Esta última,
ha de recordarse, permite, en diversos aspectos, invocarla para el servicio de tal potestad. La
decisión de esta Magistratura fue recibida con satisfacción tanto por la doctrina como por los
tribunales ordinarios de justicia. Prueba de ello son los requerimientos de inaplicabilidad que
las partes y las Cortes, estas últimas de oficio, remitieron a esta Magistratura durante 2006,
demostrando así el progresivo nivel de arraigamiento que está adquiriendo en Chile la cultura
jurídica propia de un Estado Constitucional de Derecho”.
Los argumentos tenidos a la vista para justificar su acción fueron los que a continuación siguen:
1) El principio de inexcusabilidad; el derecho a la defensa y la promoción del respeto de la
dignidad humana y de los derechos esenciales que fluyen de ella; el reconocimiento que la
Constitución es la normativa suprema del ordenamiento jurídico. Incluso se plasmaron esas
directrices en la causa Rol N° 472, (de fecha 31 de mayo de aquel año 2006), conociendo la
Segunda Sala de un incidente de previo y especial pronunciamiento, declaró -rechazándolo-, que la
falta de adecuación de la Ley Orgánica no era un obstáculo para que sirviera su competencia.
En consecuencia, a pesar de que se encontraba pendiente la dictación de las modificaciones
pertinentes a dicha Ley Orgánica, ello no representó impedimento para que el Tribunal
-desde el 27 de febrero de 2006- ejerciera en plenitud sus nuevas atribuciones, en especial
la trasladada desde la Corte Suprema: el conocimiento del recurso de inaplicabilidad. En
Memoria del organismo, año 2006).
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3 Siguió el juez constitucional más adelante fundamentando su posición citando: “la opinión
de diversos tratadistas sobre la necesidad urgente de que este recurso sea sustraído de la Corte Suprema y
entregado al Tribunal Constitucional, así como estadísticas según las cuales más o menos el 60% de los
recursos de inaplicabilidad en la Corte Suprema terminan en el archivo de los antecedentes, simplemente
porque las partes no les dieron movimiento” (pág. 545).
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que la Corte Suprema se contradijo invariablemente al afirmar esa postura: si no puede ella
misma resolver tal cuestión en un recurso especialmente creado para tales efectos, no puede
-al rechazar éste- traspasarle dicha responsabilidad -vía derogación tácita- a los jueces de la
instancia, porque constituiría una clara contradicción.
5 En el informe que contiene las opiniones del Tribunal Pleno de la Corte, aparece que éste
estuvo presidido por don Hernán Álvarez García, y que concurrieron los Ministros señores
Osvaldo Faúndez, Mario Garrido Montt, Marcos Libedinsky, Eleodoro Ortiz, Jorge Rodríguez
A., Enrique Cury, José Luis Pérez Z., Orlando Álvarez Hernández, Domingo Yurac, Humberto
Espejo y Jorge Medina. En cuanto a esta misma materia, la Corte Suprema manifestó “que
le preocupa el efecto que las modificaciones que se proponen podrían producir en el necesario y delicado
equilibrio que el constituyente sabiamente ha mantenido entre los tres Poderes tradicionales del Estado,
desde los inicios de nuestra vida como Nación independiente. Tal equilibrio, manifestó, supone
necesariamente la existencia de efectivos contrapesos y controles recíprocos entre los Poderes,
situación que se ha ido deteriorando paulatinamente respecto del Poder Judicial. Expresó que
esta tendencia se agudizaría al restársele a la Corte Suprema de Justicia el conocimiento del
recurso de inaplicabilidad, sin que la pérdida de ese control relativo de la constitucionalidad de
las leyes para un caso particular en tramitación ante los tribunales sea compensada con otras
facultades de fiscalización que se le confieran al Poder Judicial.” (pág. 556).
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Cabe agregar que los Ministros señores Álvarez García y Faúndez, -además de don Servando
Jordán López-, integraban además en esas fechas, el Tribunal Constitucional.
También este organismo dio su parecer.
A las sesiones celebradas los días 24 de enero y 7 de marzo de 2001, donde concurrieron
además de los recién nombrados, los magistrados Luz Bulnes Aldunate, Eugenio Valenzuela
y Juan Colombo, presididos por don Osvaldo Faúndez, emitieron su opinión en lo que aquí
interesa, al referido recurso de inaplicabilidad: el presidente y don Hernán Álvarez volvieron
a repetir lo que habían manifestado en el oficio originado en la Corte Suprema; y los Ministros
Jordán y Colombo fueron de la opinión de que el control de la constitucionalidad, tanto
preventivo como represivo, debía estar a cargo del Tribunal Constitucional. Sostuvieron además
que el efecto de la sentencia que acoja dicha acción debe ser el de expulsar del ordenamiento
jurídico la norma declarada inconstitucional.
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FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Fuentes bibliográficas
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FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
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FUENTES HEMEROGRÁFICAS
Fuentes hemerográficas
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FUENTES HEMEROGRÁFICAS
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DOCUMENTOS
DOCUMENTOS
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Anexo 1
ACTA*
*Oficio del Tribunal Pleno de la I. Corte de Apelaciones
de Santiago dirigido al señor Ministro de Justicia,
haciéndole ver que el Presidente de dicho Tribunal no
puede concurrir a sus sesiones debido a la detención
ordenada en su contra por el Supremo Gobierno, por
lo que pide su liberación
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DOCUMENTOS
Anexo 2
ACTA*
*Resolución del Tribunal Pleno de la I. Corte de
Apelaciones de Santiago donde decide archivar el Oficio
del señor Ministro de Justicia, por el cual éste le había
informado que no podía permitir que el Presidente de
dicho Tribunal pudiera concurrir a sus sesiones
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Anexo 3
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DOCUMENTOS
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Anexo 4
Señores:
Silenciosa como su vida, ha llegado la muerte de don Abraham
Oyanedel, hombre bueno, magistrado eminente, ciudadano ejemplar.
Era la suya un alma pura, dotada de profunda comprensión humana.
No lo atormentaban las complicaciones de la vida, y a la vera del camino,
la dejaba pasar sin pedirle otra cosa que dejarlo a él en el silencio.
Del rincón provinciano donde empezara su carrera funcionaria, sin
pedírselo a nadie, llega un día de Juez a Valparaíso. Pronto se sabe que
el nuevo magistrado es expedito, trabajador y eficiente, que el juzgado
de la gran ciudad no tiene sorpresas para él y, sobre todo, que es recto,
independiente y sin amigos. Agregados a esto su caballerosidad y sencillez,
en unos pocos meses, tal vez en unas cuantas semanas, hace suyas, sin
reserva, la admiración del foro y el respeto de todos.
Rodeado de este ambiente llega luego a la Corte de Apelaciones,
reconocido ya como un alto valor de la magistratura. Él es el único que
desconoce sus merecimientos; se lo impide su modestia.
Alguien dice un día en su presencia en el seno del tribunal, a propósito
de una Visita Extraordinaria en proceso de mucha resonancia, que esa causa
sería para el Visitador -que lo era él- el camino hacia la Corte Suprema. Al
oírlo se ruboriza como un niño, y con vehemencia nacida de lo íntimo de
su modestia herida protesta de que se ligue su nombre a cosa tan lejana;
pues bien, antes de dos años, en una de las elecciones más rectamente
inspiradas en el servicio exclusivo de la justicia, don Abraham es llevado
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DOCUMENTOS
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Anexo 5
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DOCUMENTOS
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DOCUMENTOS
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DOCUMENTOS
Anexo 6
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DOCUMENTOS
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Muchas gracias
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