Tema 8. El Régimen de La Restauración (BLOQUE VII) (2022 - 2023)

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Historia de España (2º Bachillerato)

Bloque VII: LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA: IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO DE UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO (1874 – 1902)

TEMA 8
EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN. CARACTERÍSTICAS
Y FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA.

 INTRODUCCIÓN:
 Golpe de estado del general Pavía
 Desacreditación del republicanismo
 Solución más viable: Restauración borbónica,
 DESARROLLO:
 Características generales
 Bases de la Restauración:
 Bases Políticas:
o Cánovas
o Alfonso XII
o El ejercito
o Partidos políticos : dinásticos y no dinásticos
 Bases institucionales:
o Sistema canovista
o Bipartidismo ----- Turnismo
o Constitución de 1876
 Bases sociales:
o Oligarquía ------ Caciquismo
o Economía
 Oposición al sistema:
 Republicanismo
 Movimiento Obrero
 Nacionalismos
 Fin de los conflictos bélicos
 Tercera Guerra Carlista
 Guera de Cuba
 CONSECUENCIAS:
 Valoración del sistema canovista

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Bloque VII: LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA: IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO DE UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO (1874 – 1902)

EL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN

Se conoce con el nombre de Restauración al periodo comprendido entre 1875, año enque
comenzó el reinado de Alfonso XII, y 1923, año en que se inicia La Dictadura de Primo de Rivera.
Esta etapa se caracterizó por la tolerancia en lo político y la intransigencia en lo social y se suele
dividir en dos fases separadas por el año 1898, fecha de la pérdida de las últimas colonias españolas
de ultramar, Cuba, Filipinas y Puerto Rico.

Durante la primera fase de la Restauración (1875-1898) las características más destacadas


fueron la pacificación militar e ideológica, con una estabilidad política debida a la Constitución de
1876, la alternancia pacífica en el poder de los dos partidos predominantes: Liberal y Conservador,
con un aparente equilibrio político basado en elecciones fraudulentas.

Por lo que se refiere a la segunda etapa (1898-1923) lo más significativo será la aparición de
las organizaciones obreras, el republicanismo de las clases medias urbanas y el ascenso de los
nacionalismos, sobre todo el catalán y el vasco-

Tras la caída sin resistencia de la República con el golpe de estado del general Pavía se
estableció un régimen indefinido presidido por el general Serrano, a pesar de lo cual el ambiente
político se iba preparando a favor de la Restauración, puesto que el republicanismo estaba
desacreditado y la clase política deseaba un régimen monárquico tolerante.

La Restauración coincide con un periodo de estabilidad que no es solo español, sino europeo.
La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlistas y cubana.

En la implantación de este régimen intervinieron una serie de hechos como fueron los
intereses políticos y económicos de una clase que había sido desplazada con la revolución de 1868.
Supone, pues, la vuelta al poder de la burguesía de base agraria latifundista que ya había dirigido la
política nacional en épocas anteriores, a lo que hay que unirle el fin de los pronunciamientos y de las
intervenciones militares en la vida política y la aprobación de una nueva constitución (1876) que daría
estabilidad a la sociedad española durante un largo periodo.

BASES DE LA RESTAURACIÓN

El nuevo periodo político de la Restauración se asentó en unas bases de triple índole:


políticas, institucionales y sociales.

BASES POLÍTICAS

Por lo que se refiere a las BASES POLÍTICAS hay que hacer mención primordial a una
persona, Cánovas, de forma que la organización de la política española de la Restauración fue en casi
su totalidad el trabajo de un solo hombre: Antonio Cánovas del Castillo , quién pensaba que la salida
para España estaba en la renovación de la monarquía con un régimen constitucional y parlamentario
acorde con la época y sin ninguno de los rasgos del régimen isabelino para lo cual tuvo que conseguir
que la reina Isabel abdicara en su hijo Alfonso XII en 1870.

Para que el príncipe Alfonso fuese aceptado por la sociedad española Cánovas inicio una
campaña para presentarle como un hombre no comprometido con el pasado, pero al mismo tiempo
como heredero legítimo de la dinastía que había reinado en España desde siempre.

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El hecho más relevante de este proceso fue la firma por parte del príncipe del “Manifiesto
de Sandhurst”, un documento redactado por Cánovas en el que se hace público el programa político
de la nueva monarquía que él pretendía implantar tras el reconocimiento de los derechos de Don
Alfonso en las Cortes, pero la intervención del general Martínez Campos trastocó sus planes
cuando, el 29 de diciembre de 1874, encabezó un alzamiento y proclamó en Sagunto al príncipe
Alfonso como rey, volviendo de nuevo al sistema de los pronunciamientos. Este hecho desagradó a
Cánovas que más tarde se encargaría de dar forma al estamento militar para evitar su presencia en
la vida política como había pasado en épocas anteriores, para ello buscó mecanismos constitucionales
que permitiesen el acceso al poder de las diferentes opciones políticas liberales sin tener que
recurrir al ejercito; se estableció la supremacía del poder civil sobre el militar, pero otorgando a
cambio la autonomía de la milicia y la absoluta libertad de los generales en los asuntos internos del
estamento militar.

La última parte de las bases políticas la constituían los partidos políticos, un instrumento
necesario para hacer viable el nuevo sistema con el fin de acabar con las tensiones que habían
marcado la política del país a lo largo del siglo XIX y asegurar la estabilidad del régimen nacido con
la Restauración.

Su intención era crear dos grandes partidos políticos que pudieran aglutinar diferentes
criterios, siempre y cuando se ajustaran a la legalidad que él mismo había diseñado. Esto significaba
dejar fuera del sistema a las organizaciones políticas que no aceptaran la monarquía restaurada y la
dinastía borbónica

Los dos grandes partidos de La Restauración son el Liberal y el Conservador, que por ser los
únicos que se ponen de acuerdo para apoyar el sistema alternándose en el poder reciben la
denominación de “dinásticos”.

- El partido Conservador, cuya denominación oficial era “Liberal Conservador”, estaba


liderado por Antonio Cánovas del Castillo, el artífice de la Restauración. Este partido estaba
apoyado por los sectores aristocráticos, grandes terratenientes y parte superior de la
burguesía y sus miembros procedían del antiguo Partido Moderado, de la Unión Liberal y de
un sector del Partido Progresista.

- Por su parte el partido Liberal, oficialmente “Liberal Fusionista”, se encontraba a la


izquierda del conservador y estaba liderado por Práxedes Mateo Sagasta y su base social la
constituían los comerciantes e industriales. En él se integraron sectores demócratas,
progresistas de la rama más izquierdista («radicales») y del republicanismo moderado.

Ambos partidos estaban faltos de definición ideológica clara y de arraigo social, eran más
bien organizaciones políticas de carácter minoritario enfocadas a ganar elecciones y formar
gobiernos.

Por lo que se refiere a los llamados partidos no dinásticos los componían fundamentalmente
el partido republicano y el carlista, ambos se oponen al sistema planificado por Cánovas por motivos
distintos y no participan de la vida política activa.

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BASES INSTITUCIONALES

En cuanto a las BASES INSTITUCIONALES, las componen el llamado sistema canovista, el


turnismo y la Constitución de 1876.

Se conoce como sistema canovista al conjunto de normas de funcionamiento ideadas por


Cánovas y que de acuerdo con el partido liberal supusieron las reglas del juego de la Restauración; el
nuevo sistema, basado en el anglosajón, se trataba de una democracia parlamentaria apoyada en la
división de poderes, en dos partidos políticos (bipartidismo), en dos cámaras (bicameralismo), así
como en el sufragio universal masculino.

Los puntos fundamentales del sistema canovista son:

 La base estaría en la aceptación de unas verdades indiscutibles: la libertad, la


propiedad, la monarquía, la dinastía borbónica y el gobierno conjunto del Rey con las
Cortes eran incuestionables y claves en la organización política («constitución
interna»), por lo que tenían que formar parte de la Constitución de manera indiscutible.

 La política debe ser esencialmente práctica, así las medidas que se tomen por parte del
gobierno no son buenas ni malas, sino convenientes o inconvenientes.

 Juego limpio: las reglas del juego se basan en el equilibrio de fuerzas contrarias, así la
oposición se ejerce en contra del partido que gobierna, pero nunca contra en régimen
mismo.

Como se ha indicado con anterioridad, el principio fundamental del sistema se basaba en la


alternancia en el gobierno de los dos partidos, puesto que como es evidente los dos partidos no
pueden gobernar al mismo tiempo, Cánovas establece unturno organizado: gobierna primero uno de
ellos y al cabo de cierto tiempo deja el poder al otro; para ello es necesario un acuerdo entre ambos,
Cánovas y Sagasta.

La alternancia regular en el poder entre los partidos del turno quedaba garantizada por una
peculiar manera de formación de gobierno. Mientras que en los sistemas democráticos el partido que
gana las elecciones forma gobierno, la restauración invertía el proceso: cuando un gobierno
experimentaba el desgaste de su gestión, o sencillamente cuando los líderes políticos consideraban
necesario un relevo, se sugería al rey el nombramiento de un nuevo gobierno.

El nuevo presidente del Gobierno era siempre el líder de la oposición y recibía junto con su
nombramiento el decreto para la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones, con
el objetivo de conseguir el número de diputados suficientes para formar una mayoría parlamentaria
que le permitiese gobernar.

El resultado de las elecciones era acordado de antemano por ambos partidos, por lo que la
alternancia en el poder se lograba de una forma artificial y se producía de mutuo acuerdo entre sus
jefes respectivos. Con ello se evitaba que uno de los partidos monopolizara el poder y que el otro
partido tuviera la tentación de recurrir al ejército para obtener el poder mediante un
pronunciamiento militar. Al tiempo se impedía que partidos ajenos al régimen, republicanos y carlista,
se hicieran con el poder.

Como defectos del sistema hay hacer constar el control del poder por parte de una
oligarquía, el fraude electoral y la malversación de fondos públicos.

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Entre 1876 y 1898 el turno funcionó con regularidad: de todas las elecciones realizadas seis
fueron ganadas por los conservadores, y cuatro, por los liberales. Aunque la alternancia pasó por
momentos difíciles, la primera crisis sobrevino como consecuencia del impacto del desastre del 98.

La primera etapa de gobierno conservador se extendió desde 1875 hasta 1881, cuando
Sagasta formó un gobierno liberal que introdujo el sufragio universal masculino para las elecciones
municipales (1882). El temor a una desestabilización del sistema político, tras la muerte de Alfonso
XII (1885), impulsó un acuerdo entre conservadores y liberales, llamado Pacto de El Pardo. Su
finalidad era dar apoyo a la regencia de Mª Cristina de Habsburgo y garantizar la continuidad de la
monarquía y la alternancia en el poder ante las fuertes presiones de carlistas y republicanos.

Una nueva etapa de gobierno liberal (1885 – 1890) supuso un importante avance en el
terreno de las libertades individuales: se reguló y amplió la libertad de prensa, de expresión y de
asociación. Una nueva Ley de Asociaciones (1887) permitió la entrada en el juego político a las
fuerzas opositoras, y una Ley del Jurado (1888) estableció la celebración de juicios por jurados.
También se abolió la esclavitud (1889), se redactó un nuevo Código Civil (1889) y se aprobó el
sufragio universal masculino (1890) para varones mayores de 25 años.

En la última década del siglo se mantuvo el turno pacífico de partidos: en 1890, los
conservadores volvieron al poder; en 1892 regresaron los liberales, y, en 1895, Cánovas asumió de
nuevo la presidencia del gobierno hasta su asesinato en 1897. Sin embargo el personalismo deterioró
a los partidos, que dependía excesivamente de la personalidad de sus líderes, provocando disidencias
internas y la descomposición progresiva del sistema.

El marco jurídico en que se apoyó todo el sistema fue la Constitución de 1876, cuyas
características más destacadas eran:

- Ambigüedad en la declaración de principios.

- Soberanía compartida Rey – Cortes, basado en un enfoque más conservador.

- Otorgaba amplias competencias a la Corona: El Rey tenía la facultad de convocar,


suspender o disolver las Cortes; además de tener iniciativa legislativa.

- Cortes bicamerales:Congreso de Diputados, elegido por sufragio directo, y Senado,


formado por miembros en función de su cargo o designados por el Rey.

- No se concreta el tipo de sufragio (censitario o universal), se deja a la decisión concreta


y puntual de cada gobierno. La Ley Electoral de 1878, tramitada por los conservadores,
estableció el sufragio censitario. El sufragio universal masculino se aprobó en 1890 bajo un
gobierno liberal.

- Reconocimiento de los derechos individuales clásicos del liberalismo: inviolabilidad del


domicilio, derecho de reunión, libertad de imprenta, etc., aunque se dejaba su posterior
regulación al ejecutivo. Los gobiernos conservadores lo aplicaron de un modo más
restrictivo y los liberales, en un sentido más amplio.

- Justicia: Unidad de códigos.

- El carácter centralista del sistema, que ponía ayuntamientos y diputaciones bajo el control
del gobierno y garantizaba la vigencia de las mismas leyes en todo el país al ser suprimido
los fueros vascos.

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- En cuanto a la religión, se llegó a una solución de tolerancia mutua. El Estado se declaraba


confesional y se obligaba a mantener el culto católico y a sus ministros, aspecto que
identificaba a los conservadores. Pero, por otra parte, los liberales conseguían la libertad
de conciencia.

La Constitución de 1876 favoreció la estabilidad política. Aunque tenía un claro carácter


conservador, se redactó con cierta flexibilidad con el objetivo de que gobernaran los dos partidos
del turno de manera estable, sin tener que cambiarla cada vez que un nuevo partido accedía al poder,
como había sucedido anteriormente.

BASES SOCIALES

Por último hay que hacer referencia a las BASES SOCIALES: Oligarquía y caciquismo, así como a
las características económicas de la etapa. El sistema político de la Restauración se basaba en la
oligarquía articulada a través de la alianza de los grupos políticos provinciales bajo el control de sus
jefes, dando lugar a un sistema caciquil predominante en un país con un 72 % de analfabetismo, con
una población mayoritariamente rural y el latifundio como tipo de propiedad más abundante, sobre
todo en el centro y sur peninsular.

El cacique es el hombre fuerte de los ambientes locales a quienes todos necesitan, los que
mandan porque les proporcionan los votos y a los demás porque les facilita la recomendación para
poder trabajar o hacer negocios; de esa forma el cacique siempre está con el partido que gobierna,
sea el que sea. Fue utilizado permanentemente en las elecciones para dar apariencia legal al
funcionamiento del sistema.

El proceso de preparación de las elecciones comenzaba con el encasillado: el Ministerio de la


Gobernación rellenaba las casillas correspondientes a los distritos electorales con los nombres de
los candidatos que el Gobierno tenía previsto que resultaran elegidos. Posteriormente el
gobernador civil de cada provincia buscaba el acuerdo con los caciques para conseguir ajustar los
resultados electorales a las instrucciones recibidas del Ministerio de Gobernación.

Para conseguir los resultados previstos se recurría sistemáticamente al fraude electoral, es decir, a
un conjunto de trampas que adulteraban los resultados electorales y que se conoce como pucherazo.
De este modo se manipulaba el censo (incluyendo a personas fallecidas o impidiendo votar a las vivas)
y las actas electorales, se compraban votos, se incluían votos falsos en las urnas y se amenazaba al
electorado con coacciones de todo tipo.

En el apartado económico hay que hacer constar que el periodo 1875-1898 se caracterizó
en España por un aumento de la población y una mayor prosperidad económica, que
desafortunadamente no fue generalizada ya que existía una gran desigualdad social en lo que
respecta al reparto de la riqueza. Considerada de manera global, la primera etapa de la Restauración
coincidió con una época de prosperidad económica, paralela a la segunda fase de la revolución
industrial en Europa. Junto a la ampliación de la red ferroviaria fueron indicadores de este progreso
el incremento de la renta agraria y, sobre todo, la continuación del proceso de industrialización,
principalmente en el País Vasco y Cataluña.

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OPOSICIÓN AL SISTEMA CANOVISTA

En cuanto a los grupos que van a conformar la oposición al sistema canovista lo componen el
republicanismo, que se irá recuperando de su desprestigio durante la Iª República y que se irá
asentando y cobrando fuerza a medida que el sistema monárquico entraba en crisis, sobre todo a
partir del desastre colonial de 1898. Había sufrido la represión de los primeros años de la
restauración y, a pesar de su división interna, compartían cuatro puntos básicos: la república como
forma de Estado, reformas para favorecer a los grupos sociales más desfavorecidos, la fe en el
progreso científico y educativo y la defensa de la laicicidad (Separación Iglesia y Estado).

Durante los primeros años de la Restauración, el republicanismo se caracterizó por el


retraimiento electoral y los intentos de insurrección para, posteriormente, abandonar esta vía. El
establecimiento del sufragio universal masculino facilitó la presentación de una candidatura
republicana conjunta de todas las tendencias como Unión Republicana que, en las elecciones de 1893,
consiguió pequeños éxitos. Sin embargo el número de diputados republicanos fue siempre reducido.

Será también en esta época cuando se pondrán las bases del movimiento obrero español
como consecuencia del internacionalismo, así es en esta época cuando se funda el Partido Socialista
(2- mayo-1879) por parte de Pablo Iglesias, la participación de los grupos obreristas en la IIª
Internacional, así como la fundación de la UGT, sindicato de inspiración socialista en 1888, y del, en
algunas épocas poderoso, sindicato anarquista con la fundación en 1902 de la CGT.

Por último hay que hacer una breve referencia a la aparición de un movimiento nacionalista
que irá cobrando cada vez más fuerza conforme avance el siglo XX y que será el detonante del
aumento de la problemática con que tendrá que luchar el régimen de la Restauración, pues va a ser
una respuesta del enfrentamiento hacia la política centralista del sistema canovista; papel destacado
jugaran el catalanismo, el nacionalismo vasco y el regionalismo gallego.

- El catalanismo: Coincide con el desarrollo de la burguesía industrial catalana. A partir de


1830 había surgido un movimiento literario, la Renaixença, cuyo objetivo era la recuperación
de la lengua y la identidad catalana. En la década de 1880 el catalanismo cultural dio paso a la
actividad política que afirmaba la existencia de una nacionalidad catalana y reclamaba un
mayor autogobierno para Cataluña. Un paso importante para la consolidación del catalanismo
fue la creación, en 1891, de la Unió Catalanista, cuya primera Asamblea, celebrada en
Manresa en 1892, aprobó las bases para la Constitución Regional Catalana (Bases de
Manresa) en las que se reclama la restauración de las instituciones históricas y el traspaso a
Cataluña de amplias competencias políticas y económicas.

La crisis del sistema de la Restauración en 1898 aumentó el deseo de la burguesía catalana


de tener su propia representación parlamentaria al margen de los partidos dinásticos. En
1901 se crea la Lliga Regionalista, fundada por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó, su
éxito electoral la convirtió en el principal partido de Cataluña durante el primer tercio del
siglo XX.

- El nacionalismo vasco: La abolición de los Fueros en 1876 provocó una reacción en defensa
de las instituciones suprimidas y, por extensión, de la lengua y la cultura vascas. En 1878 se
aprobaron los Conciertos Económicos que permitían a las Provincias Vascas un sistema
exclusivo de autonomía fiscal. A diferencia de Cataluña, en el País Vasco el nacionalismo no
se basó inicialmente en la lengua, cuyo uso se concentraba en algunas zonas rurales, sino en la

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singularidad de la etnia vasca y en el rechazo hacia costumbres llegadas de fuera en una


idealización del mundo rural vasco.

La figura más destacada en esta primera etapa fue Sabino Arana quien, a partir de 1890,
proclamó que los vascos constituían una nación particular e independiente del resto de
España, y convirtió la tradicional reivindicación de los fueros en símbolo de la soberanía
vasca. En 1895 fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), en Bilbao, cuya implantación se
centró básicamente en la provincia de Vizcaya. Popularizó un nuevo nombre para su patria,
Euskadi, y una bandera. Impregnado de un gran sentimiento católico y una profunda defensa
de la tradición, pretendía impulsar la lengua y las costumbres vascas y defendía la pureza
racial del pueblo vasco. Posteriormente, la posición de Arana se suavizó y aceptó que la
autonomía debía alcanzarse desde la legalidad y dentro del Estado español facilitando su
acercamiento a sectores de la burguesía industrial vasca que veían en el nacionalismo un
posible aliado ante el aumento del movimiento obrero.

- El regionalismo gallego: En la última etapa de la restauración, el galleguismo fue adquiriendo


un carácter más político. En esta línea destacaron Alfredo Brañas y Manuel Murguía, que
reclamaban una descentralización administrativa y el uso de la lengua gallega. Este ambiente
facilitó la convocatoria de la Asamblea Federal de la Región Gallega (1887), que aprobó el
Proyecto de Constitución para el Estado Galaico.

Finalmente, además de las anteriores, aparecieron otras fuerzas políticas, marginadas


también del régimen:

Por un lado, el nuevo espíritu del Papa León XIII, favorable a la participación de loscatólicos
en la política liberal, llevó a Alejandro Pidal a fundar la Unión Católica en1881. Se trataba de un
partido conservador y católico aunque claramente diferenciadode los carlistas.

Y por otro, los liberales también conocieron disidencias en su seno: del Partido Liberal
deSagasta se escindió tanto Segismundo Moret, quien creó en 1881 el PartidoDemocrático-
Monárquico, al que se afiliaron poco después Montero Ríos y CristinoMartos, como el general
Serrano, fundador del grupo llamado Izquierda Dinástica(1882).

FIN DE LOS CONFLICTOS BÉLICOS

TERCERA GUERRA CARLISTA (1872 - 1876)

La Restauración Borbónica privó a la causa carlista de una buena parte de su hipotética


legitimidad y algunos personajes del carlismo acabaron reconociendo aAlfonso XII. Por otra parte, la
intervención del ejército al mando del general Arsenio Martínez Campos forzó finalmente la
rendición de los carlistas en Cataluña, Aragóny Valencia. Sin embargo, el conflicto continuó unos
meses más en las ProvinciasVascongadas y Navarra hasta su rendición total en 1876. A comienzos de
ese año, Carlos VII cruzó la frontera francesa hacia el exilio y la guerra se dio por finalizada.

La consecuencia inmediata de la derrota carlista fue la abolición del régimen foral. Así pues,
los territorios vascos quedaron sujetos al pago de los impuestos y alservicio militar, comunes a todo
el Estado. No obstante, en 1878 se estipuló un sistemade conciertos económicos que otorgaban un
cierto grado de autonomía fiscal a lasProvincias Vascas.

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LA GUERRA DE CUBA

La Guerra de los Diez Años, iniciada en 1868, terminó en 1878 con la firmade la Paz de
Zanjón. En ella se incluía la abolición de la esclavitud (aprobada en 1888)y la promesa de reformas
políticas y administrativas por las que Cuba tendríarepresentantes en las Cortes españolas. El
retraso o incumplimiento de estas reformasprovocaría el inicio de un nuevo conflicto armado: la
Guerra Chiquita (1879) y laposterior insurrección de 1895.

CONCLUSIÓN

Como conclusión a este tema de la Restauración es conveniente hacer una valoración del
mismo:

- Proporcionó una estabilidad a la vida política y administrativa española-

- Se consiguió la pacificación de los conflictos con el fin de las guerras carlista y la de Cuba.

- Tendencia centralizadora, así como uniformidad jurídica y administrativa.

- La política económica y social se hizo en función de los intereses de los grandes partidos
gubernamentales.

- Los gobernantes no supieron, o no quisieron, poner la administración al servicio de todos los


españoles, especialmente de los más necesitados, sobre todo de los campesinos del sur, en
los que la miseria y el abandono provocarían estallidos de violencia periódicamente.

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