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Estas colonias habitan en redes de túneles muy grandes, que les permiten
resistir las fuertes temperaturas del día y buscar refugio en la noche.
Los suricatos, al igual que otras especies como el coatí, son expertos vigías y
suelen tener siempre vigilante al menos a un miembro de la colonia.
También son muy buenos progenitores, pues son expertos en el cuidado de las
crías, las cuales están en constante vigilancia y son las primeras en ser
protegidas en un ataque.
Otra curiosidad es que las suricatas pueden compartir su madriguera con otras
especies de mangostas o ardillas, como la mangosta amarilla.
Es una especie muy inteligente y, por ejemplo, son capaces de comer algunos
de los animales más venenosos del mundo, como los escorpiones, a los que
arrancan su peligroso aguijón. Este comportamiento lo van aprendiendo poco
a poco y son capaces de enseñárselo a las crías.
Además, estos animales tienen una enorme riqueza vocal: poseen llamadas de
alerta, de pánico, de reclutamiento y para dar órdenes e indicaciones a otros
suricatos. (Suenan como entre un caniche ladrando y un hámster enfadado)
También se ha comprobado que tienen diferentes llamadas para diferentes
depredadores, como el mono verde.
Comportamiento
Las suricatas son animales que viven en grupos liderados por una hembra
dominante. Matan a las crías ajenas y envían a sus madres al exilio. Aun así,
estas vuelven y se ofrecen de nodrizas con tal de pertenecer al grupo.
Relación humano-Animal