Qué Es La Otredad y Por Qué Necesitamos Entenderla
Qué Es La Otredad y Por Qué Necesitamos Entenderla
Qué Es La Otredad y Por Qué Necesitamos Entenderla
La identidad personal puede ser la razón por la que socialmente se identifica a una persona como “el
otro”, es decir, no perteneciente a nuestro grupo.
La idea de la otredad es crucial para la sociología y el estudio de las identidades sociales, este concepto
existe gracias a que somos seres sociales, necesitamos de la presencia y cooperación de otras personas
para sobrevivir. Cuando se forma un grupo para este propósito tenemos una sociedad, las personas dentro
de esta unidad se definen como “nosotros”, y los “otros” son quienes no comparten identidad o
pertenencia con este grupo.
Para entender la otredad, necesitamos hablar sobre lo que significa la identidad dentro de un grupo. La
identidad social no es exactamente lo mismo que la identidad personal. El propósito de la identidad
personal es el ser y la expresión, si hablamos de la identidad social, el punto es la identificación y el
reconocimiento, como explica Salma Abdul-Magied, miembro del programa de Maestría en Exclusión Social
de la Universidad Abo Akademi en Finlandia en su tesis titulada Othering, Identity and Recognition: The
Social Exclusion of the Constructed ‘Other’. A pesar de esta diferencia en definición, la identidad personal y
la social están altamente relacionadas. “La identidad personal usualmente es la razón por la que a nivel
social se identifica a una persona como el otro”, menciona Abdul-Magied referenciando al profesor Fred
Dervin de Educación Multicultural de la Universidad de Helsinki en su texto: “Discourses of othering”.
La otredad es el resultado de un proceso filosófico, psicológico, cognitivo y social a través del cual un grupo
se define a sí mismo, crea una identidad y se diferencia de otros grupos. Bajo este contexto, la identidad y
la otredad van de la mano. Al presentarse como hombre, una persona se describe como alguien que no es
mujer; al identificarse como blanco, se ubica en un grupo racial diferente al de las personas asiáticas o
negras.
Este ejercicio puede tener una carga negativa cuando las diferencias (reales o imaginarias) con otros grupos
se estigmatizan y son potencial para la discriminación entre estas unidades. La dinámica se complica
cuando hablamos de grupos dominantes y desbalance de recursos, justicia y empatía entre mayorías y
minorías sociales.
La otredad, en la exclusión y la inclusión
Las anteriores ideas sobre las similitudes que construyen un “nosotros” y las diferencias que constituyen a
los “otros” son centrales en el camino de la codificación social, la pertenencia y la jerarquización de grupos
humanos. Usualmente las identidades tienen un concepto de exclusividad, como sostiene Zuleyka Zevallos,
doctora en Sociología por la Universidad de Tecnología en Swinburne Australia. Filosóficamente hablando,
es una situación similar a la de unirse a un club u organización, la membresía depende de llenar un
conjunto de criterios designados. Estos son creados o construidos por los grupos sociales a los que
pertenecemos. Para que esta organización tenga sentido es necesaria la existencia de más de un grupo, y
para tener varios debe haber gente que no pertenezca a “nuestro” grupo, de otra forma todos
perteneceríamos y nadie lo haría a una sola unidad.
La otredad define a las personas con base en las diferencias que tienen con el grupo que vemos como
nosotros. Esto puede ser enriquecedor si vemos la diferencia como un complemento, un camino a la
comunicación y el aprendizaje. Pero históricamente ha sido el punto de partida para la jerarquización
sistémica, el conflicto bélico, la opresión de minorías sociales, religiosas, raciales, sexuales, de género y
más. Al referirnos a alguien como “el otro” y no “uno de nosotros” se establece esa distancia social,
relacional, psicológica y emocional que permite cruzar límites que no serían admisibles dentro de nuestro
propio grupo.