Concurso Carta A Mi Madre

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Carta a mi madre.

Hola ma’, ¿sabes? Me acordé del algo…

Yo y tú.

Recuerdo que de pequeño, cuando yo decía “yo y tú”, invariablemente me


corregían y me decían que así no se decía, pero oh!, la inocencia y testarudez de
la infancia no tiene límites y este en uno de los más bellos recuerdos de mi
infancia entre “yo y tú”.
Casi siempre que ibas a ir de compras al mercado me llevabas, tratabas de no
soltarme de la mano pues sabías que yo tenía una extraña manía: siempre me
adelantaba a todo. Si íbamos a entrar a una tienda yo daba un salto y te ganaba a
entrar y lo mismo para salir, al cruzar la calle siempre bajaba primero la banqueta
y lo mismo para subir, si íbamos saliendo de la casa yo salía o entraba primero, y
esa actitud era invariable contigo o con mis hermanitas. Cuando empecé a ir a la
escuela eso no cambió, solo que ahora también lo aplicaba con Xóchitl, mi eterna
e inseparable compañerita de mis primeros días de primaria. Cuando tú nos
llevabas de comer, nos sentábamos por dentro de la reja de la escuela y nos ibas
pasando lo que comeríamos, pero al empezar a comer, yo lo hacía primero,
algunas veces me dijiste que la esperara, y lo hacía, pero antes de que ella
empezara lo hacía yo. Cuando terminaba el recreo y ya nos íbamos al salón, yo la
llevaba de la mano, pero al subir las escaleras, yo lo hacía primero, si soltarla de
la mano, y luego ya ella subía después, al entrar al salón lo mismo y así para
sentarnos, una actitud rara, pienso ahora, pero nada que se pudiese considerar
grave. La maestra Lupita siempre nos veía con mucho cariño y le gustaba que
siempre fuésemos a comer juntos. Pero… se acercaba el día de la primavera y los
respectivos preparativos para el festival. No sé por qué ni como, pero Xóchitl fue
elegida para ser la reina y yo sería su acompañante, así que se iniciaron los
ensayos, teníamos que dar la vuelta a toda la plaza cívica tomados de la mano a
ritmo de vals y detrás de nosotros venían las damas y sus respectivos
acompañantes, todo hubiese ido bien de no ser por… Yo no podía seguir las
indicaciones protocolarias de la ceremonia; teníamos que salir por un pasillo de
detrás de las aulas de los niveles avanzados en dirección a la plaza, dábamos un
rodeo a la plaza y nos encaminábamos al estrado que se encontraba
estratégicamente colocado para que quedara a la sombra, el problema es que al
salir, yo me adelantaba, cuando llegábamos a las escaleras para subir al estrado,
yo me adelantaba un paso para subir antes que ella el primer escalón, nunca le
soltaba la mano, pero se suponía que ella era quien tenía que subir primero, al
llegar al asiento, yo la debía llevar hasta ahí y ya que se sentara tomar mi lugar
parado a un lado de ella, pero lo hacía al revés: me paraba en mi lugar antes de
que ella se sentara, en los primeros ensayos los maestros se mostraron
tolerantes, yo creo, pensando que posteriormente entendería la dinámica, pero no
fue así. Recuerdo el día en que antes de iniciar el ensayo me dijeron que ahora
tomaría otro lugar, iría de la mano de la dama que iba al último y pusieron a otro
compañero en mi lugar, Xóchitl y yo nos pusimos tristes. En el momento del
ensayo, yo no dije nada, pero no podía evitar que se me salieran las lágrimas, la
maestra Lupita se acercó y me dijo que no le diera importancia, que era lo mismo
ir adelante que atrás, pero, yo seguía haciendo lo mismo, lo que me dolía es que
mi compañero que ahora acompañaba a Xóchitl, ahora la dejaba ir delante de él,
eso era intolerable para mí: “¿porque la deja ir por delante?” me preguntaba, yo no
habría hecho nunca eso. Pus bueno, como seguía haciendo lo mismo, decidieron
que mejor yo sería ahora un guardia, me colocaron sobre el estrado, con una
lanza y espada a la cintura, pero me seguía atormentando por que la dejaban ir
delante, entonces la maestra Lupita dijo que algo estaba mal y mandaron a traer a
mi mamá, las vi hablando pero no alcanzaba a escuchar lo que decían solo me
volteaban a mirar de vez en vez. Cuando salimos de la escuela y nos dirigíamos a
la casa, me dijiste que ser guardia no tenía nada de malo, de hecho era mejor ya
que yo estaría cuidando a Xóchitl, entonces te dije que no podía evitar que ella
fuese primero, entonces te detuviste y mirándome a los ojos me dijiste que a
veces tenía que dejar que las personas fuesen antes que yo y que cuando se trata
de una pareja lo mejor es dejarle libertad de acción ya que de lo contrario eso le
podría incomodar y hasta molestar, yo te dije que eso a Xóchitl no le molestaba y
que yo siempre tenía que ir primero, entonces, ya con un dejo de desesperación
en tu voz, me dijiste que no era bueno eso de querer ir siempre antes de los
demás, que tal vez ya era tiempo de cambiar esa costumbre y que no tenía nada
de malo que Xóchitl fuese delante de mí, yo, con lágrimas en los ojos, te dije que
no, que yo no dejaría que tú, mis hermanitas y mucho menos Xóchitl fuesen
primero, creo que te sorprendió la determinación de mi respuesta porque te
detuviste en seco y me preguntaste porqué, yo te dije yo quería ser el burro y no
que lo fuesen ustedes, entonces alzaste las cejas muy sorprendida y me
preguntaste que porqué ustedes serían un burro, te dije que en una ocasión mi tía
me preguntó que a dónde iba, yo le dije que iríamos al mercado, me preguntó que
quienes iríamos, y yo le dije que “yo y tú” y ella me dijo “y claro, el burro siempre
tiene que ir por delante”, así que no, yo nunca les dejaría ir por delante…
Entonces todo tu semblante cambió y me preguntaste si era por eso que siempre
decía “yo y tú” y por lo que siempre quería ir delante de ustedes, yo te dije que sí,
entonces me abrazaste muy fuerte y cuando te separaste de mí, limpiaste tus
lágrimas, luego las mías y me dijiste: “¿sabes? Cuando sientas que la verdad fluya
de tu corazón y que tienes la razón, nunca dejes que los demás te convenzan de
lo contrario. Sí se dice ‘yo y tú’ y no tiene nada de malo que vayas antes de
nosotras, aunque nadie lo entienda”.
Sabes mami, esa es una de las mejores y más lindas lecciones de vida que
aprendí de ti y la ha adoptado como filosofía de vida. Ahora entiendo que la mujer
debe tener libertad pero uno de los deberes básicos de cualquier hombre es ir
delante de ella cuando de protegerla se trate.

Felicidades y gracias por ser mi mami. TE AMO!

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