Roberto Mesa El Colonialismo en La Crisis Del Xix Espanol Col Los Complementarios Editorial Ciencia Nueva Madrid 1967 291 PP PDF
Roberto Mesa El Colonialismo en La Crisis Del Xix Espanol Col Los Complementarios Editorial Ciencia Nueva Madrid 1967 291 PP PDF
Roberto Mesa El Colonialismo en La Crisis Del Xix Espanol Col Los Complementarios Editorial Ciencia Nueva Madrid 1967 291 PP PDF
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mismos, a los hechos. No adopta la perspectiva del tribunal que juzga,
sino que procura comprender la dinámica del siglo en su intrínseca
necesidad) contradiciones, avances y retrocesos que perfilan un tiempo
fecundo como ningún otro en movimientos políticos y militares, doc-
trinas, ideologías, etc.
El problema del colonialismo es una de las facetas más agudas en
la crisis general del siglo. Los españoles del xix, o por lo menos algunos
españoles representativos de variadas y aun encontradas tendencias se
dan cuenta de que es preciso poner a España a la hora europea. Tras
el funesto reinado de Fernando VII, esa convicción se abre camino con
cierta rapidez. Aquí es donde va a surgir el conflicto: ¿permitía la
estructura económico-social semejante puesta a punto sin que saltasen
por el aire buena parte de sus elementos básicos, muchos o casi todos
los privilegios, vanidades, falsos prestigios, etc.? Parece ser que no, que
una cosa y otra eran contradictorias, y en esta contradicción surgió la
crisis, en ocasiones sangrienta, a veces fecunda, otras estéril.
En el problema colonial también se hace patente esa convicción:
«España quiere subir al tren del progreso en marcha —escribe Roberto
Mesa—; aprovechar aunque sea sólo las migajas del florido capitalismo
colonial. Ya no se habla, más que contadamente y en ocasiones pa-'
trias, de exaltación de los valores eternos, de la aportación única de la
cruz y, de la espada..., nadie duda ya, entre los gobernantes, que colo-
nialismo moderno quiere decir monopolio en beneficio de la metrópoli,
de la producción y consumo de sus posesiones» (pp. 46-47). Esta no es
sólo una afirmación teórica de nuestros hombres del xix. Más bien cabe
decir lo contrario, en muchas ocasiones no existía teoría alguna que
respaldase la práctica ahora iniciada, pero como escribe Mesa al «colo-
nialismo del siglo xix no le interesa, no debe interesarle, la noble
tarea de cristianización de salvajes extraviados; su esfuerzo todo ha
de ir encaminado hacia una más sabia utilización de las reservas de
materias primas y en pos de un enriquecimiento progresivo gracias a
unos eficaces mercados de ventas con un consumo orientado, cuando
no impuesto» (p. 50).
Semejante cambio en la concepción y práctica del colonialismo tiene
sus más hondas repercusiones sobre el trabajo y el trabajador. La nece-
sidad de terminar con una esclavitud que resultaba antieconómica en
los albores del capitalismo industrial—cuidadoso ya de mercados para
sus productos—se abre paso en algunas de las mentes más lúcidas
del xix. Entre todos es menester destacar a Rafael María de Labra,
cuya copiosa obra sobre el tema recoge Mesa en su bibliografía.
El combate entre los defensores de la esclavitud y quienes la con-
denan empieza ahora. Todo tipo de argumentos son esgrimidos durante
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la centuria, pero ninguno resultaría totalmente inteligible si antes no
hubiera descrito Mesa la plataforma en que tal debate se lleva a cabo,
plataforma que, sin embargo, pocas veces saldrá a luz en el curso de
las discusiones teóricas.
En principio parece que todo el mundo está de acuerdo en la «mal-
dad moral de la esclavitud» (p. 76), y, vistas así las cosas, los antiescla-
vistas podían considerar ganada la batalla, pero los hechos demuestran
que la realidad es más compleja y supera este esquema simplista. Si
bien todos están de acuerdo en la maldad moral de la esclavitud, no
sucede lo mismo respecto de la trata—-causa directa de aquélla-—: «dos
son fundamentalmente los motivos que impiden una aplicación estricta
de la prohibición de la trata: la necesidad de brazos para los trabajos
agrícolas y los intereses creados en torno al tráfico de hombres» (p. 88).
Motivos que tendrán tanta fuerza como para provocar la violación de
los convenios internacionales establecidos y permitir la continuidad de
un estado inhumano que Roberto Mesa ha sabido relatar magistral-
mente, acudiendo a los documentos oficiales de la época, sin caer en la
literatura colorista a que tan propicio es el tema (pp. 90 a 99).
La revolución española de 1868 supuso un cambio trascendental en
el panorama político del siglo, desgraciadamente poco estudiado. Por
primera vez se hacía oír el pueblo, a través de las llamadas juntas revo-
lucionarias, cuyos manifiestos constituyen documentos políticos de pri-
mer orden. En lo que a nuestro tema importa, los revolucionarios se
propusieron abolir la esclavitud, haciendo gran cantidad de declaracio-
nes sobre el particular, pero es preciso esperar a julio de 1870 para que
aparezca la ley sobre emancipación de los esclavos (p. 116). Legislación
que todavía era menester aplicar en Cuba, para lo cual habrán de pasar
diez años. En plena Restauración dábamos un paso atrás y sustituíamos
la realidad de la esclavitud por la «ficción de la tutela» (p. 119).
Mas si bien a parti de 1873, en Puerto Rico, y 1880, en Cuba, no hay
teóricamente esclavos, «el problema de la mano de obra agrícola que-
daba en pie. Su importancia y su vitalidad seguía caminos subterrá-
neos, ocultos, por el clamor de las guerras coloniales perdidas» (p, 159),
ello motivó sucedáneos de la esclavitud, que si bien habían aparecido
anteriormente, cobran en estos años mayor desarrollo. Ahora no se
trata de esclavos, sino de colonos, pero la variación nominal supone
pocos cambios reales. Entre los sucedáneos justo es recordar la expe-
riencia gallega de 1854 (pp. 170 a 179), la importación de trabajadores
amarillos (pp. 180 a 204), que determina la aparición de un esclavo asiá-
tico en condiciones de vida tan infrahumanas como las del negro, etc.
El trabajo de Mesa se completa con apéndices en que recoge los
principales documentos sobre el tema, tratados, convenios, declaracio-
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nes, etc., disposiciones legislativas españolas, así como intentos legisla-
tivos de reforma del sistema colonial, proyectos extraoficiales de aboli-
ción, una selección de la práctica jurisprudencial española sobre el
estatuto de los esclavos y un completo índice bibliográfico. Todo lo
cual nos puede dar cierta idea de la importancia de este libro.—VALE-
RIANO BOZAL
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