Jonas Yo Voy

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Yo voy, donde Dios mande

Jonás Cap 1, 2 y 3.

Qué curioso conocer que “Jonás”, significa paloma. Repasemos brevemente quien era este personaje.

Jonás era un profeta de la región de Judá que fue llamado por Dios para predicar/llevar (paloma mensajera) del
mensaje de arrepentimiento a la ciudad de Nínive, que era la capital de Asiria. Pero, Jonás era un personaje
complicado. Rechazó el llamado de Dios y en lugar de ir a Nínive va en dirección contraria hacia Tarsis y trato de
escapar de la misión que le habían encomendado. ¿Cómo? Se tomó un barco… como si Dios no lo viera…

Vamos a enfatizar 3 puntos claves de esta historia: 1) Jonás rechaza el llamado de Dios, 2) El arrepentimiento, 3)
Jonás acepta el llamado

1) Jonás rechaza el llamado de Dios.

Jonás 1:2,3: Levántate, y ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella; porque su maldad ha subido delante
de mí.

Y Jonás se levantó para huir de la presencia del SEÑOR a Tarsis, y descendió a Jope; y halló un navío que partía
para Tarsis; y pagándole su pasaje entró en él, para irse con ellos a Tarsis [huyendo] de la presencia del SEÑOR.

El Señor le ORDENA a Jonás que cumpla su voluntad, que fuera a Nínive porque el nivel de maldad era tal, que el
pueblo necesitaba arrepentirse y volverse a Dios. No solo hizo oídos sordos, sino que tomo la decisión de huir, no
cumplir con la voluntad de Dios y esconderse de su presencia.

A pesar de su resistencia, Jonás fue de bendición para los marineros. Cuando se levantó la gran tormenta, ellos
despertaron a Jonás pidiéndole que clamara a Dios. Jonás supo que lo que estaba pasando se debía a que estaba
huyendo de Dios, y entre preguntaderas el mismo pidió que lo echasen al mar (Jonás 1:12), notaron que el mar no
calmaba y los mismos marineros que clamaban a otros dioses, clamaron al Dios verdadero. RECONOCIERON su gran
poder. Y gracias a la tormenta, a la confesión de Jonás, los marineros se volvieron al Señor.

2) El arrepentimiento.

Una vez que Jonás fue arrojado al mar, Dios envió al gran pez y se lo tragó. Estuvo tres días y noches en su interior.
Tiempo para reflexionar no faltó.

Jonás 2: 1-10 (TLA)


1
1 (2) Desde allí, Jonás oró a Dios:
2
2 (3) «Cuando estaba sufriendo, tú, mi Dios, me ayudaste. Cuando estaba casi muerto, pedí ayuda y me la diste.
3
3 (4) »Me arrojaste a lo más hondo del mar. Solo agua veía yo por todos lados; grandes olas cruzaban sobre mí.
4
4 (5) »Llegué a pensar que ya no me querías, que no volvería a entrar en tu templo.
5
5 (6) »Me había hundido por completo. El mar me cubría todo, y las algas se enredaban en mi cabeza.
6
6 (7) »Creí que ya nunca saldría del fondo del mar. Pero tú, Dios mío, me salvaste la vida.
7
7 (8) »Cuando ya estaba sin fuerzas, me acordé de ti, y oré. Mi oración llegó hasta tu santuario.
8
8 (9) »Los que adoran a otros dioses, a los ídolos sin vida, no pueden decir que tú eres su Dios.
9
9 (10) »Pero yo voy a adorarte y a cantarte con alegría. Cumpliré las promesas que te hice. ¡Porque solo tú
puedes salvar!»
10
10 (11) Por fin, Dios le ordenó al pez: «¡Arroja a Jonás en la orilla del mar!»

Cuando la angustia de Jonás sobrepasaba su vida, se acordó de Dios. Llegó a pensar que no era importante para el,
que no lo quería. Pero el reconoció que le salvo la vida y así decidió adorarlo y cumplir con las promesas que le había
hecho. Jonás decidió decir “YO VOY, donde quieras que vaya”. Y por fin, Dios ordeno al pez que lo arrojase en la
orilla del mar.
3) Jonás acepta el llamado de Dios

Jonás 3:1-3: Y vino palabra del SEÑOR por segunda vez a Jonás, diciendo:

2 Levántate, y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y predique en ella la predicación que [yo] te diré.

3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive, conforme a la palabra del SEÑOR. Y era Nínive ciudad grande a Dios, de tres
días de camino.

Una vez más, Dios le hizo un llamado a Jonás. Esta vez Jonás decidió ir donde Dios lo necesitaba. Una vez más, Dios
escogió a Jonás para llevar un mensaje, para que sea su representante en una ciudad de caos.

Jonás fue de bendición para Nínive, su mensaje los llamaba al arrepentimiento. Y Nínive escuchó. No solo los
habitantes creyeron (vers. 5) sino que también el mensaje llego al rey y ordenó que TODOS clamaran a Dios para que
la tierra no sea destruida. ¿Y qué ocurrió? “Y vio Dios sus obras, porque se convirtieron de su mal camino; y se
arrepintió del mal que había dicho que les había de hacer, y no lo hizo” (vers.10).

Conclusión:

Cuantas veces nosotros, los cristianos, reconocemos la voz de Dios sabiendo lo que él nos pide, que seamos obreros
de su equipo, pero decidimos quedarnos en nuestro confort, huyendo y creyendo que Dios no nos ve, no sabe o
pasaremos desapercibidos. Suceden cosas a nuestro alrededor y puede que la culpa caiga en nosotros, que nos
acusen. Muchas veces, como en esta historia, a pesar de que estemos en el lugar equivocado y huyendo de la
voluntad de Dios, él se manifiesta con poder, involuntariamente dejamos una huella, una semilla. Pero cuando
obedecemos su voz, cuando decidimos ir donde él nos necesita, suceden cosas grandes, maravillosas.

Llamado: En un mundo en crisis que se le queda poco tiempo, Dios necesita a sus más fieles obreros, dispuestos a
cumplir su voluntad. Necesita que anunciemos que el está pronto a venir. Él no quiere que nadie quede afuera de su
ciudad Santa.

Si estás dispuesto a decirle al Señor “Yo voy, donde tu me mandes, donde tu me necesites, no quiero huir, no quiero
quedarme sin fuerzas por luchar en contra de tu voluntad”, te invito a que puedas ponerte de pie. Hoy, ahora, es
tiempo de reforzar el ejercito de Dios, para que cuando vuelva en gloria y majestad podamos ver los resultados de
nuestro trabajo aquí en la tierra, en el cielo. ¡Amén!

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