Derecho Canónico

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Derecho Canónico

Razone y conteste los siguientes interrogantes citando debidamente la doctrina


canónica.

1. ¿El traslado de un presbítero a otra diócesis ocasiona la pérdida de la


incardinación de este con la diócesis original?

En virtud del canon 268 de libro II en la que se habla de la adscripción o


incardinación de los clérigos habría que decir que el traslado de un presbítero a
otra diócesis no ocasiona la pérdida de la incardinación de este con la diócesis
original, ya que la pérdida de la incardinación con la diócesis original se
produce no con el solo traslado, se necesita de otros elementos: primero,
después de haber transcurrido un quinquenio, segundo, si manifiesta por
escrito el deseo de querer incardinarse a la nueva diócesis, y tercero, si ninguno
de los dos obispos, tanto el que excardina como el que incardina presenta
negativas ante la petición. Todo lo anterior según la norma señalada en el cano
268.

2. Al momento de erigir un Seminario, ¿se requiere la aprobación de la


Conferencia Episcopal?

El conducto regular para proceder a erigir un seminario pasa obligatoriamente


por la Conferencia Episcopal, así lo prescribe el canon 237 en su numeral 2 del
libro segundo. Del pueblo de Dios, título III, capítulo I donde dispone erigir un
seminario luego de que la Conferencia Episcopal haya obtenido la aprobación
de la Sede Apostólica. Los obispos, así, y las Conferencias episcopales se
comprometen a erigir seminarios teniendo en cuenta la intervención de la
Santa Sede.

3. En tiempo de sede vacante de una diócesis, ¿se puede conceder una


incardinación? ¿qué causas son consideradas justas para que un obispo
conceda lícitamente la excardinación?

En tiempo de sede vacante no se puede producir o conceder una incardinación


ya que es tarea propia del obispo diocesano, y si cesa el oficio del obispo, cesan
sus obligaciones propias, tal como lo señala el canon 428. Al respecto, el canon
272 concede una excepción y es: “a no ser que haya pasado un año desde que
quedó vacante la sede episcopal, y con el consentimiento del colegio de
consultores”.
En lo que respecta a las causas consideradas justas para que un obispo conceda
lícitamente la excardinación el canon 267 en sus numerales 1 y 2 establece dos:
primero el clérigo debe obtener de su obispo diocesano letras de excardinación
por el suscritas y segundo, letras de incardinación suscritas por el Obispo
diocesano de la Iglesia particular en la que desea incardinarse. Es decir, debe
haber seguridad en la entrada de una diócesis para que se produzca la salida de
la primera.

4. ¿Una persona jurídica privada eclesial está sujeta al tributo económico


impuesto por el obispo diocesano en favor del Seminario? ¿una
asociación pública de fieles se constituye por el decreto de la autoridad
eclesiástica competente y adquiere por el mismo decreto su personalidad
jurídica?

Las personas jurídicas privadas son sujetos de las obligaciones y derechos


congruentes con su propia índole (Canon 113 #2), sus fines corresponden a
obras de piedad, apostolado o caridad, tanto espiritual como temporal (Canon
114 #2) aún lo señalado anteriormente no están sujetas al tributo económico
impuesto por el obispo diocesano en favor del Seminario ya que, estas surgen
por la iniciativa privada de los fieles (Canon 299, #1), en uso de sus derechos
fundamentales de libre asociación (Canon 215) o de libre contribución.

En lo concerniente a la segunda parte de la pregunta, una asociación pública de


fieles se constituye a partir de la autoridad eclesiástica y su personalidad
jurídica la adquieren “bien en virtud del mismo derecho, bien por decreto
especial de la autoridad competente que se la conceda expresamente” (Canon.
116 #2)

5. ¿La pérdida del estado clerical ocasiona la pérdida de la potestad de


orden?

La potestad de orden no se pierde con la pérdida del estado clerical, se le


dispensa al sujeto de sus obligaciones jurídicas pero no del ministerio del
orden, ya que este corresponde a la parte sacramental que se ejecuta una vez y
para siempre. Así, “Una vez recibida válidamente la ordenación sagrada, nunca
se anula.” Razón por la cual se ratificada lo señalado al inicio de la respuesta.

Por: Farud Ignacio Bríñez Villanueva

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