Ética Profesional (Caso Ex Fiscal de La Nación)

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¿Qué es eso de ética profesional?

CA 5

¿Qué es eso de ética profesional?*

Juan Manuel Silva Camarena


Investigador de la División de Investigación de la
Facultad de Contaduría y Administración, UNAM

Revista Contaduría y Administración, No. 205, abril-junio 2002


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nadas reglas morales. Eso sucede naturalmente.


¿Qué es eso de ‘‘ética profesional’’? Todos, Si se es hombre, es necesario elegir entre una
tarde o temprano, nos dedicamos a un oficio, un cosa y otra (una acción u otra). Vivir es elegir. No
trabajo, un quehacer profesional... Entonces, es hay salida. Estamos condenados a decidir,
importante que podamos entender bien en qué porque so- mos libres, y somos libres por la
sentido preciso nuestro quehacer puede ser, insuficiencia de nuestro ser13 , mencionada por
efectivamente, ético o puede dejar de serlo. Y primera vez en El banquete de Platón. El
por la naturaleza de este tipo de trabajo comportamiento moral, y por tanto el de ética
académico12 , sólo plantearemos algu- nas profesional, es por esencia libre, consciente y
cuestiones esenciales para promover, con éti- ca responsable de las consecuen- cias,
profesional, perplejidades e inquietudes que re- independientemente de las buenas intencio- nes.
sulten fértiles para comprender lo que es la ética Los códigos morales (sean de carácter social,
profesional. religioso o profesional) sólo orientan, de la mejor
manera que pueden hacerlo, nuestras
La ética profesional no depende directamente de decisiones. Éstas son las que después de haber
ciertas normas o códigos “de ética” de distintos sido tomadas sufrirán nuestra aprobación y la
gremios profesionales. Ella no trata ajena, o nuestro rechazo y el de los demás.
sencillamente de ponernos en el dilema de Como es bien sabido, muchos quehaceres
cumplir o no determi- tienen sus propios códigos, reglas o normas,
explícita o implícitamente expre- sados.
Pareciera que fuera suficiente con hacer lo que
ellos mandan para estar con la conciencia
tranquila. Pero no. No se trata de eso. La
conciencia moral nunca está tranquila frente a
los conflictos morales que nos ofrece siempre el
repertorio de nuestras posibilidades vitales (de
nuestras posi- bles opciones o elecciones).

La ética, en el sentido profesional, tiene que ver


íntimamente con nosotros. ¿Cómo es esto? Ella
está directamente vinculada con la calidad moral
de nuestro trabajo. Está implicada en el modo de
llevar a cabo nuestro quehacer, e implica entrega
vocacional, responsabilidad, honestidad
intelectual y práctica (relativa a lo que sabemos y
lo que hacemos). La ética profesional es
fundamental- mente un compromiso con lo que
ustedes hacen, con lo que yo hago, con lo que
cada ser humano

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interna-
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hace. Este compromiso es tan profundo que en


él, como dice Aristóteles respecto a las virtudes,
“poco o nada” tiene que ver el saber, pues para
la moral valen más los actos de justicia,
templanza y la responsabilidad, y especialmente
la autenticidad14 . Yo mismo puedo ser un buen
filósofo de la ética o uno malo; todo depende de
que haga bien o mal mi trabajo. Si lo hago mal,
procedo inmoralmente. Es decir, sin ética
profesional. En otras palabras, he sido incapaz
de ponerme, como dijimos, al servicio de los
intereses de mi profesión. Pero una falla
profesional, es decir, una falla de ética
profesional, es algo muy grave, porque en
realidad el ethos profesional no permite
infidelidades o violaciones: el que las comete no
es un profesional en falta; simple y radicalmente
ya no lo es más. Un científico que miente, no es
un hombre mentiroso, sino alguien que ya no es
un científico; un médico que se pone al servicio
de la muerte, deja de ser un médico, aunque
siga teniendo su título en una de las paredes de
su consultorio.

Hay algunas ejemplos de la vida cotidiana que


nos pueden servir para entendernos mejor. Por
ejem- plo, el japonés que ustedes han visto en el
cine (o en Japón) que puede pasar una vida
entera dedica- do a producir un producto
perfecto, como el tallado de una espada o una
lente. Lo mismo hace un ebanista, un escritor, un
pensador. Cualquiera. Toda su vida la puede
“gastar” haciendo bien lo que hace. La ética del
trabajo le obliga a desear sólo que quede bien
hecho lo que hace.

Por otra parte, seguramente conocen la


expresión de que ‘‘la función tiene que
continuar’’. Con ética profesional, con ética del
trabajo en todos los cam- pos, no sólo en el
teatro, ‘‘la función tiene que continuar’’. ¿Y qué
quiere decir eso? Normalmente cuando
hablamos de que la función tiene que seguir
adelante, hablamos de que independientemente
del estado de ánimo, de lo que nos sucede
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Queda claro. La ética del trabajo es un
Juan Manuel Silva Camarena compromiso ineludible, un principio que no se
puede violar, una lealtad que no se puede
abandonar, que no se puede defraudar. ¿Y por
qué no? Si algún día estoy de muy mal humor, o
sufro el dolor del abandono de mi pareja, o el del
duelo de la ausencia de un ser querido, o me
(que inclusive puede ser algo muy grave), la res- siento físicamente mal, podría decir: ahora no
ponsabilidad profesional nos obliga a hacer trabajo, o si lo hago, lo haré como pueda, como
nuestro trabajo como siempre, de una manera sea. Pero la ética del trabajo, con su poder
tan bien hecha como la tenemos que hacer en ontológico sobre nuestro propio ser, nos lo
cualquier ocasión, pase lo que pase. impide. No se puede, por razones éticas, hacer
mal lo que se hace. Y damos por supuesto que
Entonces, en pocas palabras, y definiéndola en el mejor de los casos siempre se hace lo que
riguro- samente, la expresión ‘‘ética del trabajo’’ se puede. Pero dentro de “lo que se puede” hay,
significa, dentro de cualquier forma de praxis, un en todo caso, un espacio de posibilidad para
compromi- so ineludible con nosotros mismos de hacer bien lo que se hace. ¿Qué quiere decir
hacer bien las cosas, un compromiso que no se eso? Significa que no hay razón para violar ese
puede dejar de cumplir, porque tiene que ver compromiso, esa lealtad, que es una lealtad con
con un compromi- so con nuestro propio ser, mi propio ser y con el ser del otro, ese prójimo
que nos hace más o nos hace menos, nos hace (que pertenece a la mitad de lo que yo quisiera
mejores o nos empeora, nos enriquece o nos ser y no soy, de lo que me falta para ser) que
empobrece en nuestro propia naturaleza. siempre completa el sentido de mi acción, como
destinatario de ella, beneficiario, testigo, juez...
mente, de nuestra situación económica, de lo que
está sucediendo en el mundo en ese momento 14 Cfr. Ética nicomaquea, ed. cit., lib. II, IV.

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Hacer bien las cosas tiene que ver, para tocar lo ser por medio de nuestro trabajo. No se trabaja
esencial, con vivir bien mi vida. De ahí que la en verdad. En condiciones normales de
ética del trabajo forme un imperativo ético de mi existencia, que no son las nuestras, el trabajo no
existen- cia. La gran enseñanza de nuestro busca prima- riamente el sueldo, la ganancia o la
querido paradig- ma del magisterio, Sócrates, es remuneración, sino la necesidad de cumplir con
la de que corre más veloz el mal que la muerte. ese compromiso con nosotros mismos para
En otras palabras: que bajo cualquier hacer algo que nos permita ser. La vida, sin
circunstancia es preferible vivir bien, que evitar o duda, nos da mucho quehacer. Lo sabemos
huir temerosos de la muerte. Cuando yo actúo bien: es mucha nuestra insuficiencia. Si uno falla
con la ética del trabajo, es que he logrado moralmente, en cierto modo dejamos de ser un
integrar ya mi quehacer con mi propia vida, y por poco lo que somos. Si fallamos en los términos
tanto, con la de los demás, en un profundo y de la ética profesional, dejamos de ser lo que
natural sentido comunitario (de tal manera que éramos, somos menos, del mismo modo como el
ya no son cosas distintas). soldado queda degradado por un acto de
deshonor. Degradado para siempre. Para
La ética profesional tienen que ver con todo mi siempre. La ética profesional, como nuestros
ser, de noche y de día, por decirlo así. Por otros actos morales, nos hace honorables. Y
ejemplo, yo no soy filósofo de las nueve a las nadie, con salud mental suficiente, puede
seis de la tarde: el actor tampoco, el pintor no es soporta dejar de ser lo que es.
pintor de siete a doce de la noche. Estoy seguro
de que ustedes entienden la cuestión. Todos lo ¿Por qué nuestra profesión es (o debiera ser)
sabemos, aunque no hayamos reflexionado una cuestión vocacional? Porque es un llamado
mucho sobre el asunto. que viene de nuestro propio ser, y que me dice:
“tú tienes que ser así, hacer esto, y vivir de este
Hablamos de un compromiso con nuestro trabajo modo, pues de lo contrario es muy probable que
que lo adquirimos porque nació como una lealtad tu vida sea infeliz o desdichada”. Y si bien es
con nuestro propio llamado vocacional. En una cierto que de nuestra muerte normalmente no
sola palabra: es el fundamento ético de mi ser y somos realmente responsables, de nuestra
mi quehacer. La ética profesional se llama desdicha o nuestro bien- estar sí lo somos.
precisa- mente así porque es el fundamento Aunque parece un peso difícil de cargar, la ética
ético de lo que profesionalmente hago y de lo profesional nos garantiza la sereni- dad y la
que soy, en el desarrollo de una determinada tranquilidad de ánimo por haber hecho lo que
forma de vida. Su nombre viene de lo profesado creímos sinceramente que teníamos que ha- cer;
y de lo ético, que en griego alude a nuestra y eso aumenta lo que somos, incrementa nuestra
segunda naturaleza (no a la primera, la física, la alma, como diría Heráclito. En la falla, hay
natural, que es physis) sino a la que tiene que disminución y empobrecimiento de lo que somos.
ver con nuestra libertad de ser como queremos Dénse cuenta de que hay millones de seres
ser, o como tenemos vocacionalmente huma- nos que viven así, haciendo sólo lo que
necesidad de ser para que nuestra vida valga la pueden hacer, y no lo que quieren hacer y ser,
pena de ser vivida. Sin ética del trabajo y ética muy víctimas de la necesidad, muy disminuidos
profesional, lo que se hace queda reducido sólo en su libertad. Y esto es deshumanización, que
a una chamba, o una talacha, a un modo de deja como resulta- do un malestar existencial,
obtener dinero, pero no tenemos propiamente espiritual, psíquico, que
trabajo15 . Y entonces dejamos de ser obreros,
seres de la
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praxis, de la acción, de la creación, de la póiesis
laboral, que es la construcción de nuestro propio 15
Cfr. Nuestro trabajo “Ser y quehacer”, ed. cit.

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etcétera. Y lo hago bien sin una conexión directa
10 CA con lo que se me

llega a ser tan habitual y de todos los días, que


en ese caso la vida del hombre lo oculta para
poder seguir subsistiendo. Él ya no se da cuenta
cabal de lo que le pasa, pero siente en el fondo
que quisiera
—y la merece— una segunda oportunidad para
vivir una vida bien vivida.

Cuando hay ética profesional, hay


responsabilidad profesional: profesionalismo. No
sabemos como decirlo a veces, pero sólo
entonces somos trabaja- dores, obreros,
profesionistas profesionales. Eso quiere decir,
como quedó indicado, que a pesar de que
alguien se enfermó, a pesar de que se le cayó su
casa, a pesar de que se le vino el mundo
encima, a pesar de todos los pesares, alguien
queda in- capacitado para utilizar el recurso del
pretexto, para decir que no pudo hacer lo que
tenía que hacer por tal o cual razón. La
responsabilidad es la impo- sibilidad de apelar a
un pretexto, por bueno que pudiera ser, para
justificar el hecho de que no hicimos lo que vital
y profesionalmente teníamos que hacer.

La ética del trabajo y la ética profesional son lo


único que tiene que ver cabalmente con la
calidad del producto de nuestro quehacer.
Cuando alguien nos entrega algo que está bien
hecho, experimenta la extraordinaria vivencia de
haber cumplido. Ya sa- bemos que si lo hicimos
mal, vamos contra nosotros mismos. En nuestros
cabales, no hay posibilidad de engañarnos a
nosotros mismos. La ética profesional nos
permite vivir la experiencia del desinterés.
Cumplimos por el interés de estar bien con
nosotros mismos. Pero en una especie de
recompensa bien ganada, ese interés nos da la
posibilidad de ser desinteresados con los demás.
Si yo hago bien el traje, soy de veras un sastre.
Si enseño por vocación, soy de veras un
maestro, si investigo por amor a la verdad, soy
de veras un filósofo o un científico, si curo por
amor a la vida, soy de veras un médico, etcétera,
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ser huma-
Juan Manuel Silva Camarena

paga, con lo que cobro. El ethos de nuestra


profe- sión nos exige actuar sin esperar nada a
cambio, más que la satisfacción de haber
cumplido. Me pueden pagar muy mal, me
pueden pagar muy bien. En realidad, a pesar de
que hoy sea común pensar lo contrario, eso no
tiene que ver con la necesidad de hacer bien las
cosas. La ética del trabajo, y la profesional son,
en suma, un medio para estar bien con uno
mismo, que hace posible que uno quiera hacer
las cosas bien sin ninguna otra razón, y sobre
todo, sin segundas intenciones; no para que me
aplaudan, para que los demás me halaguen o
para que admiren mi responsabilidad, o para
que me paguen más. Todas esas cosas, si yo
las antepongo a mi quehacer, lo falsean. Y así,
necesariamente, viene la degradación ética y
pro- fesional de mi trabajo, que mis colegas y yo
mismo tenemos inevitablemente que censurar.

Y la vida es cambio. La vida cambia mucho; hay


momentos que uno se la pasa muy bien, hay
momentos en que se la pasa muy mal, hay
ocasio- nes en que puede haber mucho dinero,
hay mo- mentos en que no lo hay. Pero la
satisfacción de hacer bien lo que uno hace,
siempre se convertirá en una permanente fuerza
interior, propia, para vivir y tolerar las dificultades
de la vida; por otro lado, nos proporciona la
sensibilidad, paz y tranquilidad para disfrutar de
lo que somos y hacemos, de lo bueno de la vida.
Ella está presente siempre y nos sostie- ne en lo
que somos. Puede uno perder amigos, puede
uno perder personas que uno ama, puede uno
perder parientes, podemos perder empleos, pero
a pesar de todo, hay una base que nos sostiene
con una firmeza peculiar: lo que somos y lo que
hacemos, y con esto tiene que ver nuestro
trabajo. Ahora bien, la base del trabajo es la
ética del trabajo y la ética profesional.

Por otro lado, no hay que perder de vista que la


ética del trabajo y la ética profesional tiene una
vincula- ción directa con la educación moral del
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no: es preciso aprender que hay cosas que están conscientemente el ethos de este quehacer, es
mal y cosas que están bien. Es necesario decir, el fundamento ético que hace posible una
advertir que no todo se vale. Es menester estar específica forma de praxis huma-
convenci- dos de que hay cosas que no se
hacen16 .

Para terminar, es preciso distinguir entre ser


profe- sional y ser profesionista o tener una
profesión (que en nuestros días casi siempre
corresponde a po- seer títulos y grados).La
diferencia la establece, como hemos tratado de
mostrarlo, distintas formas de compromiso del
trabajador. Tener una profesión es mantener un
compromiso con un determinado saber teórico y
práctico y con los demás. Este compromiso con
los demás es manifiestamente de carácter social,
y se puede cumplir con el servicio social que
ofrece la profesión. En cambio, ser profesional
es algo que no sólo tiene que ver con
habilidades o conocimientos y estudios
realizados, sino también con una peculiar forma
de responsa- bilidad: ser profesional en la
realización de un trabajo significa que uno es
capaz de mantener un compromiso más fuerte y
firme con lo que hace, con la manera en que
lo hace, que con cualquier otra cosa
(relacionada con nuestra propia subjetivi- dad o
la de alguien más). En este compromiso toma
cuerpo el sentido ético del trabajo. El carácter
ético del trabajo es lo que debe quedar en el
primer plano de estas aclaraciones. La ética del
trabajo, de cualquier forma de trabajo (un
quehacer, una tarea, un oficio, el desempeño de
una profesión...), con- siste simple y llanamente
en hacer bien lo que se hace
(independientemente de sueldos y ganan- cias,
de premios y recompensas).

No está de más insistir: La ética profesional, por


supuesto, incluye este sentido ético del trabajo,
pero implica un mayor compromiso ético o
moral17 , ya que el profesionista, al adoptar como
su profe- sión (o sea, como su forma de vida) un
determinado trabajo, adopta libre y
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na. El saber científico o filosófico, por ejemplo,
El abogado capturado por caso de soborno a
requieren del principio vocacional18 que exige una
actitud desinteresada (amorosa19 ) por la verdad. exgobernador Lyons Muskus llevaba 9 meses en
Este principio representa el ethos de esta profe- sión.
El médico no puede ser médico sin fundar sus Fiscalía.
conocimientos en el amor incondicional e insobor-
nable por la vida humana. Esta forma de amor por el
otro constituye el ethos de la medicina. El cientí- fico
renuncia por siempre a la falsedad y a la mentira;
mientras que al médico le repugna todo lo que está
relacionado con la muerte o la destrucción de lo
humano. Estas formas de compromiso ético, de ética
profesional, no las consigue y las sostiene un título o
unos grados académicos, sino una forma de ser, una
decisión de ética profesional, la adop- ción de un
ethos, que no puede abandonarse sin dejar de ser lo
que se era20 . Esto mismo vale para cualquier
profesión que, como tal, encuentra su razón de ser
última en un ethos vocacional, que naturalmente
exige una ética profesional: una res- ponsabilidad
moral21 inherente al ser y el hacer, o sea, a lo que se
es y a lo que se hace.
Hace tan solo nueve meses Luis Gustavo Moreno
Rivera había sido nombrado por el Fiscal Néstor
Humberto Martínez como el nuevo Director Nacional
Anticorrupción de la Fiscalía.

Precisamente su principal función en ese cargo era


investigar los casos de corrupción que implicaban
a funcionarios públicos. Uno de sus últimos casos
fue el que tiene presos a cuatro altos funcionarios
vinculados a la gobernación de Alan Jara en el Meta
por el caso de Llanopetrol. 

Moreno fue capturado este martes en medio de una


investigación que inició el órgano acusador por estar

Moreno, el director anticorrupción supuestamente implicado en un soborno para


favorecer al exgobernador de Córdoba Alejandro
capturado por supuesto soborno Lyons Muskus en el proceso que se sigue en su
contra por irregularidades en la contratación de ese
departamento. 

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El penalista, además, fue uno de los abogados que lamento! Señor fiscal Néstor Humberto Martínez,
señora Vicefiscal María Paulina Riveros, colegas,
recibió millonarios contratos en la administración
apreciados fiscales, asesores, colaboradores,
de Eduardo Montealegre en la Fiscalía. En el 2015 jueces y amigos en general, suplico de ustedes su
por un contrato de 168 días para acompañar perdón. Sencillamente caí, me equivoqué, y debo
asumir las consecuencias de este grave error. Hoy
recursos de casación y acciones de revisión ante la
sé que a cualquiera de nosotros le puede pasar,
Corte Suprema de Justicia recibió un contrato por lamento haberme reunido con el investigador
139 millones de pesos.  Alejando Lyons, sin embargo, ante las
autoridades explicaré las razones de este fatídico
encuentro…”.
Además, fue abogado del exgobernador de
Antioquia, Luis Alfredo Ramos, en medio del Pinilla y Moreno fueron capturados por presuntos
nexos con el exgobernador de Córdoba Alejandro
proceso que se sigue en su contra en la Corte
Lyons, según los cotejos de las autoridades ambos
Suprema por parapolítica.  habrían recibido una suma considerable de dinero
para ayudarle al exmandatario seccional a salir
bien librado del proceso judicial que se le
En octubre del 2014 Moreno lanzó en Cartagena el
adelanta en Colombia.
libro ‘los Falsos Testigos’, en un evento que
congregó a varios exmagistrados, miembros de la Moreno y Pinilla fueron capturados el pasado
martes 27 de junio, y sobre ellos ya se adelanta un
Fiscalía de Montealegre y periodistas que fueron
proceso de extinción de dominio en el que
invitados con gastos pagos desde Bogotá.  efectivos del CTI han encontrado propiedades en
Colombia y en el extranjero.
También ha sido docente universitario y tiene tres Lea la carta completa:
maestrías, dos en derecho penal de la Universidad
“Padre perdóname porque no supe lo que hice”
Libre y una en derecho procesal. Además, es
Pedir perdón de corazón no es fácil, se debe
especialista en derecho probatorio de la Universidad hacer un juicio interno para entender en qué nos
Sergio Arboleda.  equivocamos y comprender el error, por eso
desde mi encierro, en medio de todas las críticas,
señalamientos y acusaciones, quiero pedirle
perdón a mi mamá, a mi esposa y a mi amada
hija, lo lamento muchísimo, me siento
profundamente triste y avergonzado.
Como abogado estudié varios posgrados, fui
profesor de distintas universidades, escribí
algunas obras, y a muchos estudiantes,
CARTA DEL EXFISCAL DE LA NACIÓN.
trabajadores, asesores, colegas, fiscales, jueces e
importantes y destacados líderes de la opinión,
Pido perdón a todos los colombianos, a las miré a los ojos convencido de mis tesis jurídicas
personas que creyeron en mí ¡Sé que son debatiéndolas en el ámbito académico y judicial.
muchas decepciones y no saben cuánto lo Litigué en varios e importantes casos y
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paralelamente le presenté mis investigaciones,
tesis jurídicas y escritos al país. Algunas fueron
criticadas, otras acogidas por la comunidad
académica y los colombianos en general;
desenmascaré carteles y puse en evidencia
sensibles problemáticas de la realidad jurídica
en Colombia.
Acepté el cargo como Director Anticorrupción
de la Fiscalía General de la Nación,
convencido de mi responsabilidad, y por eso
durante ocho meses combatimos la
delincuencia organizada, alcanzando más de 47
aciertos; en poco tiempo logramos poner contra
la pared y tras las rejas a distintas estructuras y
organizaciones delincuenciales, entregamos
importantes positivos a la justicia, y
adelantamos investigaciones que hoy
preocupan a muchos; todo esto de la mano del
importante trabajo del grupo de fiscales e
investigadores a mi cargo, a quienes extiendo
petición de perdón.

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