Via Crucis 2022 PDF
Via Crucis 2022 PDF
Via Crucis 2022 PDF
Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero me pesa de todo corazón haber pecado, porque he
merecido el infierno y he perdido el cielo. Sobre todo, que te ofendí a ti quién eres bondad infinita y a
quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente por tu gracia, evitar las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir mi penitencia.
Confío que me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén.
Señor Jesús, tú que guías sabiamente la historia de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahora
nuestra súplica. Somos hijos del mismo Padre que tú nos revelaste y no sabemos ser hermanos:
estamos divididos, enfrentados, contaminados por el odio que siembra miedo y genera muerte.
En pleno siglo veintiuno estamos presenciando una barbarie que ya creíamos superada: naciones
poderosas que imponen sus interese sobre pueblos débiles con la fuerza del dinero o de las armas;
organizaciones criminales que extorsionan, despojan y matan con impunidad a plena luz del día;
lideres que fomentan la división como estrategia para mantenerse en el poder y muchedumbres
dispuestas a linchar a quien se les indique el dedo acusador. Nuestra sociedad está crispada,
enfrentada, dispersa. Hoy, más que nunca, necesitamos la paz.
DANOS, SEÑOR, LA PAZ que nos prometiste, aquella que el mundo no nos puede dar. Enséñanos
a construirla como fruto de la Verdad y de la Justicia. Escucha los ruegos de María Madre y
envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en una gran familia a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor, y confírmanos en la certeza de que tú estás con nosotros hasta
el fin de los tiempos. Amén.
1° PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
V/. Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
“Pilato continuó: «¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?».
Todos respondieron: «¡Crucifícalo!». Entonces, Pilato puso en
libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho
azotar, lo entregó para que fuera crucificado.” (Mt 27, 22.26)
Jesús... ¡VEN A NUESTRO ENCUENTRO! Enséñanos en este día que, en lugar juzgar y de
condenar debemos reconocer nuestros propios pecados y comprender las debilidades de los demás.
Señor; tú que salvas y levantas al que a Ti te grita, no dejes que pasemos de largo a aquellos que
están en el suelo bajo el peso de una cruz. Danos ojos para ver y manos para levantar.
Jesús; ayúdanos en esta noche, como María, a dar sin recibir nada a cambio... pero sobre todo a
salir de nuestra cobardía para dar razón de nuestra esperanza.
5° ESTACIÓN: JESÚS AYUDADO POR EL CIRENEO
V/. Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
“Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la
Ley de Cristo.” (Gal 6, 2)
Ayúdanos, Señor, en esta noche a construir un cielo y una tierra nueva arrimando y brindando
nuestro hombro en toda situación que nos parezca injusta.
Hoy, como ayer, todos podemos pintar el mejor lienzo de DIOS para nuestras casas y para nuestras
vidas: haciendo el bien sin mirar a quien. El amor gratuito se da sin condiciones y sin mirar
situaciones: simplemente… se regala.
7° ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
V/. Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
“Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de
sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo
crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos,
pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados,
tanto judíos como griegos. Porque la locura de Dios es más sabía que la sabiduría de los hombres, y
la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres.” (1Cor 1, 22-25)
La vida de todos nosotros está marcada por heridas profundas: soledad, fracaso, desprecio, falta de afecto,
decepciones.
Queremos salir de un agujero, e irremediablemente nos precipitamos en otro. Pretendemos sonreír y
lloramos; ansiamos levantarnos y, de nuevo, caemos bajo las cosas y los defectos de siempre. No nos
dejes, Señor, precipitarnos en el fatalismo de la propia debilidad; no nos abandones atrapados en la
insensibilidad; engañados por las apariencias que nos presentan lo malo como bueno y nos hacen ver como
virtud lo que es defecto. No dejes, Señor, que nos acostumbremos al peso de la cruz de cada día.
¡Cuántas veces hemos caído en la misma tentación! ¡cuántas veces hemos cometido el mismo error!
¿hasta cuándo estarán abusando de nuestra paciencia los que tienen el poder? ¿haremos algo para
sacudirnos de esta situación? ¿haremos algo para levantarnos? ¿estamos dispuestos a ayudar a
recuperarse a los que yacen en el suelo?
Sólo tropieza quien camina, Señor, pero, te confesamos, que los hombres y mujeres estamos en un
constante accidente. El camino del justo siempre resulta duro y pesado. Y el camino de muchos de
nosotros, en cuantas ocasiones, se hace duro y enredado por el peso de nuestras malas acciones. ¡Es fácil
mirar a la cruz!, ¡qué difícil resulta llevarla sobre los hombros! ¡qué ingrata se hace cuando caemos debajo
de ella!
Nunca un cuerpo despojado de sus ropas irradió tanta riqueza. A la vida venimos sin ropaje, y al
final de ella, todo lo que hemos conquistado, nuestros bienes, no nos pueden añadir ni un solo
segundo para seguir existiendo. Tan sólo el amor es el boleto que no caduca para entrar en el cielo:
“Vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo. Después ven y sígueme”
(Mc 10, 21).
11° ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
V/. Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
“Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en
mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien
de su Cuerpo, que es la Iglesia.” (Col 1, 24)
Ninguno de los que te hemos acompañado te vemos como
fracasado. Nos has atraído hacia Ti como el imán se hace con el hierro.
Te abandonaron y te insultaron, te clavaron y te traspasaron... pero, después de muchos siglos, nosotros
Señor, seguimos creyendo en tu triunfo por la cruz y en la cruz. Sabemos que ese doble madero es un
trampolín que en el amanecer de nuestra vida nos disparará hasta la eternidad.
Supiste perdonar al que te negó. Supiste ama al que te traicionó.
Que veamos, Señor, desde lo alto de la cruz, el horizonte de las grandes o pequeñas hazañas que realizamos
a favor de los demás.
Es mejor callar, que hablar mal de los demás. Es mejor sufrir, que hacer sufrir. Es mejor
acompañar a los que llevan su cruz, que poner más peso sobre ella. Perdónanos, Señor, por la mano
dura con la que hemos tratado a los demás, por no tender la mano los que han caído varias veces y
permanecen el suelo, por nuestra falta de compromiso con la paz.
Descansa, Señor; descansa por unas horas. Y cuando las tinieblas parezcan tener la palabra
definitiva, entonces Tú, Señor, saldrás victorioso del sepulcro para decirnos que la muerte ya sido
vencida. Que nuestra vida, futura y eterna, viene por ti y contigo asegurada. Amén.
Señor Jesús, tú eres nuestra paz, mira nuestra patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la
inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte, dales el don
de la conversión. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y
comunidades. Que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores
de justicia y de paz, para que, en ti, nuestro pueblo tenga vida digna. Amén.
María, Reina de la Paz, ruega por nosotros.