Lectio Divina Domingo Xvi Del Tiempo Ordinario
Lectio Divina Domingo Xvi Del Tiempo Ordinario
Lectio Divina Domingo Xvi Del Tiempo Ordinario
REFLEXIÓN: “El relato de hoy es aquel de Marta y María. ¿Quiénes son estas dos
mujeres? Marta y María, hermanas de Lázaro, son parientes y fieles discípulas del Señor,
que habitaban en Betania. San Lucas las describe de esta manera: María, a los pies de
Jesús, «escuchaba su palabra», mientras Marta estaba ocupada en muchos servicios (cfr
Lc 10, 39-40). Ambas hospedan al Señor de paso, pero lo hacen de diversa forma. María
se pone a los pies de Jesús, en escucha, Marta en cambio se deja absorber por los
quehaceres, y está tan ocupada que se dirige a Jesús diciendo: «Señor, ¿no te importa
que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me ayude» (v. 40). Y Jesús le
responde reprendiéndola con dulzura: «Marta, Marta, tú te afanas y te agitas por muchas
cosas, pero de una cosa sola hay necesidad»” (Papa Francisco)
REFLEXIÓN: “¿Qué cosa quiere decir Jesús? ¿Cuál es esta cosa sola de la que tenemos
necesidad? Ante todo es importante entender que aquí no se trata de la contraposición
entre dos actitudes: la escucha de la palabra del Señor, la contemplación, y el servicio
concreto al prójimo. No son dos actitudes opuestas, sino, al contrario, son ambos dos
aspectos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que no deben ser jamás
separados, sino vividos en profunda unidad y armonía. Pero entonces ¿por qué Marta es
reprendida, si bien con dulzura? Porque considero esencial sólo aquello que estaba
haciendo, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas por “hacer”. En un
cristiano, las obras de servicio y de caridad no se separan jamás de la fuente principal de
cada una de nuestras acciones: o sea la escucha de la Palabra del Señor, el estar - como
María – a los pies de Jesús, en la actitud del discípulo. Y por esto Marta es reprendida”
(Papa Francisco)
Pero, de la misma manera cuando en el servicio eclesial se está atento sólo al hacer, se
da más peso a las cosas, a las funciones, a las estructuras, y se olvida de la centralidad
de Cristo, no se reserva tiempo para el diálogo con Él en la oración, se corre el peligro de
servir a sí mismo y no a Dios presente en el hermano necesitado” (Papa Francisco)
ORACIÓN: (TODAS)
Oh Cristo, para poder servirte mejor dame un noble corazón. Un corazón fuerte para
aspirar por los altos ideales y no por opciones mediocres. Un corazón generoso en el
trabajo, viendo en él no una imposición sino una misión que me confías. Un corazón
grande en el sufrimiento, siendo valiente soldado ante mi propia cruz y sensible cireneo
para la cruz de los demás. Un corazón grande para con el mundo, siendo comprensivo
con sus fragilidades pero inmune a sus máximas y seducciones. Un corazón grande con
los hombres, leal y atento para con todos pero especialmente servicial y dedicado a los
pequeños y humildes. Un corazón nunca centrado sobre mí, siempre apoyado en ti, feliz
de servirte y servir a mis hermanos, ¡oh, mi Señor! todos los días de mi vida. Amén.
“Señor, tus palabras mueven mi corazón para amar y servir a mis hermanos”
“Es de la contemplación, de una fuerte relación de amistad con el Señor que nace en
nosotros la capacidad de vivir y de llevar el amor de Dios, su misericordia, su ternura
hacia los demás. Y también nuestro trabajo con el hermano necesitado, nuestro trabajo de
caridad en la obras de misericordia, nos lleva al Señor, porque miramos al Señor en el
hermano y la hermana en necesidad” (Papa Francisco)
2. Si tuviera que definir mis momentos de oración, ¿Son de verdad encuentros con Jesús
o listas de reclamos que yo tengo para Él?
3. ¿Qué significaría hoy, en tu vida, sentarte a los pies del Maestro, es decir ser su
discípulo?
4. ¿Estás atento a la voz del Maestro…? O vas por la vida con una sumatoria de
prácticas…
5. ¿Qué significaría hoy en tu vida “preocuparse” por muchas cosas cuando sólo una es
importante?
REFLEXIÓN PERSONAL