Sonidos en Tránsito
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(UBA)
Introduccin El presente trabajo forma parte de actividades de investigacin que se han puesto en marcha con la aprobacin del proyecto Antropologa del Sonido: una aproximacin a las formas sonoras del mundo contemporneo bajo nuestra direccin, y con el apoyo de todo el equipo de investigadores, en el marco del Programa de Reconocimiento Institucional de Equipos de Investigacin de la Facultad de Filosofa y Letras de la UBA. Queremos mencionar y agradecer especialmente la participacin en los trabajos de campo de la Mag. Marcela Perrone, Facundo Petit Murat y Martn Alvarez Litke1. El objetivo del presente trabajo es describir y analizar el espacio sonoro de los subterrneos en la Ciudad de Buenos Aires como mbitos constitutivos y constituyentes de identidad, memoria y subjetividad/intersubjetividad, a travs de la escucha como objeto y herramienta de anlisis, orientando nuestro trabajo etnogrfico hacia la produccin de etnografas sonoras y etnofonas como formas alternativas de produccin de conocimiento antropolgico. El sonido incide en la representacin del espacio, ya que contribuye decisivamente en la lectura, organizacin e interpretacin del lugar (Amphoux, 1991; Carls, 1997). De esta manera, nos serviremos de algunas definiciones que consideramos relevantes para llevar adelante nuestro anlisis. Los conceptos de espacio urbano, espacio sonoro y acustemologa como posicionamiento terico nos servirn de marco.
El equipo est conformado adems por: Lic. Adriana Cerletti, Prof. Mara de los Angeles Ruiz, Lic. Mara Victoria Preciado Patio, Lic. Natalia Sordi, Sebastin Mira Castets, Paula Maffia y Estefana Izrael.
Espacio urbano: del no lugar al espacio (sonoro) practicado La presente investigacin puede inscribirse en el marco de los estudios sobre espacio urbano. Lefebvre destaca lo urbano como una realidad social compuesta por relaciones a concebir, construir o reconstruir por el pensamiento, que no puede escindirse de una base prctico-sensible. En este sentido, la ciudad es practicada, producida, reinventada y escuchada por el sujeto plural (De Certeau). Cuando investigamos el espacio sonoro de la ciudad, estamos escuchando entrelneas las formas sensibles que adquieren las situaciones subyacentes a las prcticas ordinarias de los sujetos en sus vidas cotidianas. Merleau Ponty distingue en Fenomenologa de la percepcin entre espacio geomtrico (espacialidad homognea e istropa similar a nuestro lugar) y espacio
antropolgico, como aquella espacialidad que da cuenta de la experiencia de un afuera dado bajo la forma del espacio. El espacio de esta manera es existencial y la existencia es espacial. Esta relacin con el mundo se da a travs de la percepcin. El sujeto est ubicado en el espacio de un paisaje. Desde este punto de vista hay tantos espacios como experiencias espaciales distintas. Para Michel De Certeau el espacio es un lugar practicado. De esta manera un lugar es el orden en el que diversos elementos se distribuyen en relaciones de coexistencia, y donde los elementos estn situados unos al lado de otros, cada uno en un sitio propio. En cambio la definicin de espacio implica vectores de direccin, velocidad y tiempo. El espacio es lo que queda atrapado en la ambigedad de una realizacin. En trminos del autor: la calle geomtricamente definida por el urbanismo se transforma en espacio por intervencin de los caminantes2
(pag. 129) Michel De Certeau, La Invencin de lo Cotidiano, libro I. Artes de hacer, Cap. IX relatos de espacio, Universidad Iberoamericana, 1996.
Cuando se refiere al no lugar lo hace en trminos de una prctica3 y un pasaje (origen, lugar soado o una manera de pasar). Se trata de recorridos transversales en todas las direcciones. Para Marc Aug, existe un espacio identificatorio, relacional e histrico, y un espacio que ser opuesto y que lo definir como no lugar. Se trata de un espacio annimo producido por la sobremodernidad, en el sentido de esa otra espacialidad mencionada por Merleau Ponty, a la que no le corresponde ni identidad ni memoria. Cajeros automticos, hoteles, hipermercados, aeropuertos y autopistas seran estos no lugares contemporneos seran el escamoteo ya irreversible de la posibilidad de un espacio pblico urbano como marco para el cruce de experiencias e iniciativas4 Aqu es donde nos preguntamos si un espacio de trnsito como el subte puede ser definido como un no-lugar. Qu relacin existe entre las prcticas de los sujetos en trnsito y este espacio que a priori se nos revela como catico e impersonal, comn a otros espacios que parecieran representar cierta contemporaneidad sin tiempo ni lugar. En principio haremos una breve caracterizacin de este mbito, y a continuacin nuestras primeras aproximaciones y trabajos de campo.
Subterrneos de Buenos Aires Los trenes subterrneos (denominados comnmente como subte) son una de las formas de transporte pblico masivo en la ciudad de Buenos Aires. La primera lnea de esta red de trenes subterrneos se inaugur en 1913, y fue la primera en Iberoamrica y el Hemisferio Sur. La red se extendi rpidamente durante las primeras dcadas del siglo, pero el ritmo de ampliacin disminuy drsticamente tras los aos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Hacia fines de la dcada de
Segn Kant el movimiento es la dimensin emprica del espacio, lo que lo hace experimentable. En M. Delgado (p. 69), Sociedades Movedizas. Pasos hacia una antropologa de las calles, Ed. Anagrama, Barcelona, 2007. 4 (pp. 6-10) Cf. Marc Aug, No lugares y espacio pblico en Cuadernos de Arquitectura N 231 , Barcelona, octubre 2001, en (pp. 60-61) M. Delgado, Sociedades movedizas. Pasos hacia una antropologa de las calles, Ed. Anagrama, Madrid, 2007.
1990 se comenz un nuevo proceso de expansin de la red, con el planeamiento de cuatro nuevas lneas. La empresa Metrovas es la que tiene a su cargo 8 lneas de formaciones que distribuyen pasajeros de este a oeste y de norte a sur de la Ciudad, intercomunicando las zonas de mayor urbanizacin de la ciudad con reas ms retiradas. Segn la empresa de comunicaciones Subteva, este medio de transporte cuenta con 1.573.972 pasajeros por da, equivalente a casi la mitad de la poblacin de la Ciudad.
Primeras aproximaciones Los paseos sonoros, entrevistas y registros han sido realizados en las lneas A y C. La Lnea A es la ms antigua y la Lnea C la ms transitada. El subte C une a dos de las principales estaciones de trenes y circunvalacin de distintas lneas de mnibus de la ciudad, Retiro y Constitucin, motivo por el cual cuenta con una gran afluencia de personas. Respectivamente, la primera es la comunicacin frrea que comunica al Norte y noroeste del gran Buenos Aires. La segunda une con el Sur. Por otra parte la Lnea A es la que atraviesa Plaza Miserere (conocida como Once), y se encarga de conectar a la ciudad de Buenos Aires con el Oeste. En base a nuestros registros y diarios de campo podemos distinguir varias reas dentro de estos espacios. Por un lado est el mbito del andn, donde siempre se est
propiamente en trnsito. Luego hay varias reas que son las estaciones que cuentan a su vez con mbitos que podemos diferenciar. Por un lado estn las estaciones donde las personas suben y bajan de las formaciones pero que tambin constituye para algunos un espacio de trabajo (para diarieros, kiosqueros, vendedores de diferentes rubros con local o ambulantes, y msicos que tambin pueden establecerse en las estaciones o bien subirse a las formaciones y trabajar en trnsito), los pasillos que interconectan las estaciones entre s y que llevan a las bocas de entrada y salida a la calle, las boleteras que generalmente estn ubicadas cerca de estas bocas, otras reas de trabajo restringidas a los empleados de Metrovas (tales como oficinas, y depsitos), ascensores, elevadores, escaleras fijas y mecnicas y baos pblicos. Por otro lado observamos que los que transitan y permanecen en estos espacios lo hacen en tiempos y formas diferenciales. Estn los pasajeros (a su vez hay pasajeros que circulan todos los das por este medio, y aquellos que lo hacen
circunstancialmente), vendedores (dueos de locales, empleados, con puestos a la vera de los pasillos, subempleados en estos puestos), msicos (que se ubican en las estaciones, en las arterias entre estaciones, en los pasillos o que acompaan a los pasajeros dentro de las formaciones del subte), los tristemente denominados chicos de la calle (nios menores de edad que viven y/o trabajan y deambulan por el espacio urbano), policas, artesanos e indigentes mayores sin techo o en situacin de calle, que encuentran en estos espacios algn resguardo a las inclemencias del tiempo. El primer aspecto que se deduce de las entrevistas realizadas es la permanencia: si bien existe un gran porcentaje de personas que circulan por el espacio de media o una hora por este medio de transporte, hay otro porcentaje que est constituido por sujetos que permanecen por ocho, diez o doce horas segn el rubro laboral o la funcin que cumpla dentro de su actividad. Esta variable hizo que nuestra escucha estuviera orientada hacia los diferentes usos y apropiaciones de este espacio. Ahora bien, en qu medida estos espacios en tanto espacios sonoros- pueden ser abordados a partir de las sonoridades y la escucha reflexiva?
El espacio (sonoro) practicado (escuchado) El sonido es parte fundamental de la vida social. A cada espacio y tiempo le son propias una serie de sonemas, rutinas, acontecimientos y emergencias sonoras que configuran su cartografa sensible. Cada barrio, cada ciudad, cada institucin, genera formas acsticas que relatan su existencia, su dinmica y sus tensiones, al tiempo que actualizan su identidad y su memoria colectiva (Amphoux, 1991; Balay, 1997; Carls, Palmese, 2004; Alonso, Anitua, Guiu, Garca, Snchez, 2007). As como hemos distinguido los diferentes sujetos que practican el espacio subterrneo y las diferentes reas que lo conforman, hemos registrado una serie de sonidos que consideramos caractersticos de estos espacios. En principio encontramos todos aquellos sonidos que pueden asociarse al tren subterrneo propiamente: bocina, el chirrido de la maquinaria sobre los rieles, el motor, las frenadas, el abrir y cerrar de las puertas, las alarmas que avisan la salida o el cierre de las puertas, y el sonido de la unin entre los vagones. Otros sonidos asociados a la estacin son las voces y sonidos proxmicos (los ritmos de los transentes que generan al caminar con los pies, los cuerpos, el traslado de bolsos, changuitos, carritos, etc.), como si se tratara de un bajo contnuo, los molinetes, las voces de los vendedores, la TV, los ventiladores en verano, la msica de los locales, el sonido de muecos a pila, despertadores y venta de cds, el altoparlante de las estaciones que informan sobre el funcionamiento de los trenes, etc. Si bien desde la dcada del 60 en adelante se han propuesto varias categoras para dar cuenta de los sonidos del mundo social, tales como objetos sonoros, soundscape o paisajes sonoros, sonotopas, biofonas, sociofonas, etc., nosotros utilizaremos aqu el concepto de espacio sonoro por varias razones. La primera porque en trminos acsticos no existe el sonido si no es a travs del espacio y viceversa, no existe espacio sin sonido. Segn Gustavo Basso, esta categora es usada en el lenguaje cotidiano para denotar dos cosas diferentes, la onda fsica que se propaga por el aire y la percepcin de esa onda. En el lenguaje cientfico [acstica] esta ambigedad se resuelve llamando seal acstica a la primera y sonido propiamente dicho a la segunda (Basso, 2006). Sin embargo, si bien el objeto sonoro ha sido construido desde sta y otras varias perspectivas disciplinares como la msica, la fsica,
la arquitectura, la psicologa, las ciencias neurocognitivas, etc., nosotros nos concentraremos aqu en la perspectiva antropolgica, motivados por las diversas formas en que los sujetos construyen categoras como sonido, silencio o ruido, y el anlisis de eventos sonoros como trama de identidad y memoria. Durante los aos sesenta aparecen las primeras inquietudes y herramientas conceptuales en torno al sonido ms all de las manifestaciones musicales y acsticas (generalmente centrados en su polarizacin con respecto al ruido). Pierre Shaeffer desarrolla en Tratado de los objetos musicales (1966) una fenomenologa de lo audible, proponiendo el concepto de objeto sonoro: lo que oye el odo no es ni la fuente ni el sonido, sino los verdaderos objetos sonoros, de la misma forma que el ojo no ve directamente la fuente, o incluso su luz, sino los objetos luminosos (pag. 49). En este sentido, el objeto no es objeto sino de la escucha5. Murray Schafer retoma los aportes de Shaeffer, y a finales de la dcada de 1960, propone el concepto de paisaje sonoro (soundscape) para designar cualquier campo acstico que pueda ser estudiado como un texto y que se construya por el conjunto de sonidos de un lugar especfico, ya sea un pas, una ciudad, un barrio, un centro comercial, una oficina, o un programa de radio. El paisaje sonoro es la manifestacin acstica donde los sonidos dan a los habitantes un sentido y cuya cualidad acstica est conformada por las actividades y comportamientos de ellos.1 El paisaje sonoro de esta manera, es el resultante de usos, representaciones, expresiones,
conocimientos, y tcnicas (asociados a instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales determinados) que los sujetos reconocen como parte de su mundo cultural.
Segn Shaeffer, or es ser golpeado por sonidos, en tanto que escuchar es poner la oreja para orlos. A veces no se oye lo que se est escuchando y muchas veces se oye sin escuchar. En virtud de esto propone cuatro escuchas diferentes: Escuchar (couter) es prestar odo, interesarse por algo, dirigirse hacia alguien o algo que me es sealado por un sonido. Oir (oir) es percibir con el odo; la audicin en el lmite de la conciencia, por oposicin a escuchar, que se corresponde con una actitud ms activa. Se oye a partir de la percepcin. Entender (entendre) selecciona ciertas cualidades del sonido, es tener una intencin. Lo que se entiende, y lo que se manifiesta est en funcin de esta intencin. Comprender (comprendre) contiene una doble relacin entre escuchar y entender. Yo comprendo lo que perciba en la escucha gracias a que he decidido entender. En este campo entran los signos y las referencias. Nunca dejamos de or. Nos movemos en un ambiente como en un paisaje. An el silencio constituye un fondo sonoro como cualquier otro, basta tomar el relato de los cosmonautas en relacin al silencio espacial (donde se destacan el ruido del aliento y el del corazn). Or es tomar conciencia del fondo sonoro, a travs de la reflexin o la memoria. Oigo sonar el reloj, y s que ha sonado. A toda prisa reconstruyo con el pensamiento los dos primeros golpes que haba odo, y sito el que o como el tercero, justo antes de que suene el cuarto. Si no hubiera intentado saber la hora, no me dara cuenta de que los dos primeros golpes haban llegado a mi conciencia.
Estos estudios surgieron en un contexto industrial, donde la polucin sonora se haba convertido en un problema que comenzaba a extenderse6. En Europa Francois Augoyard y Pascal Amphoux fundan el Centre de Recherche sur lEspace Sonoro et environnement urbain (CRESSON) en la dcada del 80, centrando sus investigaciones en el estudio del espacio urbano desde una perspectiva multidisciplinar.
Antropologa del Sonido Proponemos utilizar el concepto de espacio sonoro para abarcar las expresiones musicales, los sonidos aurales (tambin denominados soundscapes o paisajes sonoros, y ambiencia o auralidad), y los sonidos del cuerpo y el lenguaje (oralidades/narrativas). Estos espacios sonoros en tanto tramas de identidad, memoria y relaciones suponen adems la prctica de la escucha como forma fundamental a travs de la cual los sujetos interpretamos el mundo social. A travs de la escucha crtica y reflexiva de nuestra ciudad, podemos redescubrir formas de comunicacin, control social, relaciones de poder o simplemente formas de vivir y estar en el mundo contemporneo. El abordaje del espacio sonoro nos permite dar cuenta de las formas sensibles que adquieren las prcticas sociales de los sujetos en su vida cotidiana (Carvalho da Rocha y Vedana, 2009) y de las interpretaciones sobre las expresiones culturales urbanas. El sonido incide en la representacin del espacio, ya que contribuye a la lectura, organizacin e interpretacin del lugar. De esta manera, el espacio configura y es configurado por los significados que los sujetos le asignan, establecindose conexiones mltiples, no slo fsicas sino tambin sociales, culturales y econmicas (Lynch). Estos significados e interpretaciones del espacio urbano estn en la base de lo que
En este contexto Schafer funda el World Soundscape Project (Universidad de Simon Fraser) y propone pensar el paisaje sonoro como una composicin universal en la que todos somos compositores. Documentando los ambientes acsticos sera posible generar una conciencia pblica sobre la importancia del contexto sonoro, apelando 6 a su sensibilidad auditiva. En 1993 surge el Foro Mundial de Ecologa Acstica (WFAE), una asociacin internacional de organizaciones e investigadores que tienen como preocupacin central el tratamiento, estudio y preservacin de los paisajes sonoros mundiales. Otros autores han retomado y desarrollado estos conceptos: 6 Hildegard Westerkamp (Canad), Barry Truax (Estados Unidos), Sabrine Breitsameter (Alemania), Ivars Peterson, Maria Anna Harley (Estados Unidos), Isabel Lpez Barrio y Jos Carls (Espaa), Isaac Joseph, Katherine Hayles (Inglaterra), etc.
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podramos denominar identidad sonora de un lugar, es decir, aquello que define la relacin entre el sujeto y los sonidos de los espacios urbanos (Amphoux, Balay).
Etnografa sonora del espacio subterrneo Una de las tareas asumidas en el presente trabajo es reflexionar sobre los espacios subterrneos en trminos de un espacio sensible. Al priorizar las sonoridades de ese espacio sensible, acordamos con Steven Feld, quien desde una perspectiva centrada en la reflexividad y la agencia, propone el trmino acustemologa para sugerir una fusin entre acstica y epistemologa, e investigar el sonido como modalidad de conocimiento y de estar en el mundo. El sonido emana de y penetra los cuerpos; esta reciprocidad entre reflexin y absorcin es un modo creativo de orientacin; un modo que afina los cuerpos a los lugares y los tiempos a travs de su potencial sonoro.... La escucha y la produccin del sonido, por tanto, son competencias corporeizadas que sitan a los actores sociales y su posibilidad de agencia en mundos histricos concretos... la acustemologa busca explorar las relaciones histricas y reflexivas entre or y hablar, escuchar y sonar (Feld 2003: 226). En este sentido entendemos la escucha como reflexividad corporizada, y agencia que da cuenta del lugar de los sujetos en el campo, de la constitucin de subjetividad y emociones, relaciones de identidad y actualizacin de la memoria colectiva. Una de las herramientas terico-metodolgicas que se proponen aqu es la escucha participante la cual nos permite abordar rutinas sonoras, acontecimientos sonoros y discursos a travs del acto de or y producir sonidos como prctica compartida por los sujetos y el investigador, a travs de la cual se actualiza el imaginario y la identidad sonora de un determinado espacio, se intercambian percepciones y se negocian las asignaciones de significados. Segn Miguel A. Garca: un sujeto a lo largo de su vida es atravesado por diferentes paradigmas a partir de los cuales, mediante un proceso activo en grado variable,
conformar una especie de biografa de audicin personal en la cual convergen diversas y hasta antagnicas instrucciones de audicin con cuestiones afectivas e ideolgicas. No es osado afirmar entonces que los paradigmas estticos tienen un carcter interpelador en el nivel de la percepcin auditiva y que ms all de toda consideracin de orden acstico y/o fisiolgico, el odo pertenece en gran medida a la cultura, es ante todo un rgano cultural7 Para el presente trabajo se han realizado numerosos registros del espacio subterrneo. Una de las tcnicas adoptadas que result de gran aporte fue el paseo sonoro. La continuidad temporal de la toma del registro a travs de diferentes ambientes permiti la reconstruccin de los diferentes contextos, pudiendo establecer escuchas dirigidas hacia los cambios y discontinuidades en las texturas de la banda sonora (Pelinski), tanto como reflexionar sobre los sentidos y reconstrucciones que los propios sujetos establecen en el campo. Segn los diarios de campo:
Hoy volvimos a realizar el recorrido A-C-A, a modo de paseo sonoro, es decir tomando registro del recorrido total, desde que salimos hasta la vuelta al mismo punto, con h4 y video. Pudimos registrar los contrastes de la banda sonora entre los sonidos de la calle antes de bajar a la boca del subte, luego la transformacin gradual a medida que bajbamos por las escaleras y luego el espacio percibido de la estacin antes de cruzar los molinetes. En la calle se percibe un flujo ms o menos constante de vehculos, bocinas, voces y gritos. La lnea A se cruza con la lnea C, en una serie de pasillos de larga extensin que une las dos estaciones. Al transitar por estos pasadizos, para quienes utilizamos frecuentemente este medio de transporte, (ya que quienes componemos el equipo de investigacin tambin lo utilizamos muy frecuentemente), se le llama hacer combinacin. En estos pasajes hemos realizado varias entrevistas
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En trminos terico-metodolgicos, otras de las tcnicas utilizadas fueron las entrevistas a diferentes sujetos que dieron cuenta de sus trayectorias a partir de situaciones de trnsito y permanencia en estos espacios.
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en Los odos del antroplogo. La msica pilag en las narrativas de Enrique Palavecino y Alfred Metraux, Runa N 27, pp. 49-68 8 Diario de campo del da 22 de febrero de 2011
Las entrevistas fueron realizadas a transentes, vendedores, trabajadores de la lnea de Subterrneos y msicos. Si bien en un comienzo las entrevistas abiertas apuntaron a indagar sobre las percepciones que los sujetos tenan respecto del espacio y sus sonidos, comenzaron a surgir nuevas perspectivas y categoras que se ponan en tensin o simplemente emergan. Desde una reflexin corporal y perceptual muy presente en casi todos los casos, pasando por la relacin entre sonidos y su relacin con el uso de los espacios (el caminar rpido y violento de los transentes, la caracterizacin del espacio subterrneo por oposicin a otro espacio la calle- que parecera ser igualmente ruidoso, pero que siente menos, la forma en que se viaja, la superposicin de sonidos que no es tan frecuente en otros mbitos, la comparacin con espacios de condensacin sonora como un boliche9, etc.) Algunas de las recurrencias en cuanto a la identificacin del espacio subterrneo las podemos resumir segn la siguiente tabla: SUBTE Abajo Dentro Oscuridad Cerrado (hacia) entrar (desde) salir (+) ruido CALLE arriba afuera luz abierto (hacia) salir (desde) entrar (-) ruido
Esta caracterizacin corresponde a diferentes sujetos con biografas sonoras y trayectorias diferentes. Sin embargo, el arriba y abajo surgen como la posibilidad de
establecer dos instancias donde la referencia respecto de un lugar est constituida. El arriba puede ser ese mundo donde se est en casa, en familia o simplemente afuera. El abajo es donde se est como trabajo, o en trnsito. Para caracterizar el espacio, en casi todas las entrevistas, los sujetos han apelado al tiempo horario (las horas pico donde hay mayor afluencia de gente, o las horas donde se puede jugar a la pelota, asocindolo al mayor o menor ruido). En algunos casos, como en la entrevista realizada a Carlos, el diariero, aparecen sonidos naturalizados, pero que, habiendo dirigido la atencin hacia ellos, han sido evocados en trminos de ruidos:
Despus de 5 o 6 horas te enloqueces Se vuelve insoportable () llega un momento que la quers apagar a la tele () si bueno, tambin est el tren pasa que a veces no te das cuenta con el correr de las horas y que van y vienen ya no lo registrs
El abordar estos espacios desde la percepcin sonora nos condujo a pensar de qu manera los sujetos se relacionan corporalmente con el espacio subterrneo. Para
quienes transitan, y experimentan distintas formas de estar en estos espacios, pareciera resultar significativa la proxemia (distancias interpersonales; Hall, 1974) y los usos diferenciales del espacio. En el caso de los entrevistados que se encontraban varias horas en un mismo lugar, el traslado de los transentes en todos los casos fue percibido con molestia.
Es por el ruido que la gente corre, se cruza. En das de semana se chocan, te llevan por delante. Te empujan ()
O el caso de Ariel, que adems de ubicarse en lugares que no son los del transente, evoca los sonidos a partir del cuerpo:
El sonido del tunel es un sonido distinto al que hay ac en las estaciones Porque cuando va llegando el tren, viste que el sonido... el sonido parece que va encendido delante del tren de la formacin (): Yo ya lo siento en el cuerpo cuando voy andando. Porque vos ests en las estaciones y, viste? Que la gente est sintiendo y despus dice ah viene, ah viene. En la oscuridad del tnel ya vas escuchando Es como que el sonido va a delante de la formacin. Eh? Ah ya est viniendo. Ser que es porque hace quince aos que estoy que ya convivo. Es como que el sonido convive con nosotros...
La memoria ha sido otros de los ejes que hemos considerado significativo. Al indagar sobre los distintos momentos de los ltimos aos dentro de este espacio, el puestero aludi a las manifestaciones en un determinado momento. El mismo entrevistado evoc distintos momentos histricos e hizo una lectura ms poltica del momento a partir del espacio y del sonido: En la actualidad las manifestaciones de protesta que usan el subte
para transportarse son muchos menores que hace unos aos atrste das cuenta porque bajaron los ruidos de bombo y todo ese quilombo que viene con la manifestacin.. Es decir
que en este caso el sujeto interpreta un momento histrico a partir del hecho sonoro. Tomando en cuenta tanto las percepciones de los sujetos que ocupan diferencialmente el espacio en los subtes, como de la de los investigadores, podemos decir con De Certeau que se trata de un lugar practicado. Uno de los ncleos conceptuales claves a
la hora de interpretar el espacio es la agencia de los sujetos, que se expresa en la seleccin consciente de los fenmenos a percibir o a recordar.
Los espacios urbanos generan adems estmulos sensoriales continuos. El proceso de percepcin aqu es clave en la experiencia sensorial, ya que implica la primera forma en que el sujeto interpreta y organiza lo que aprehende a travs de los sentidos. Una de las formas en que comprendemos el mundo es a travs de los sonidos, los olores, los sabores, etc. De esta manera la percepcin aparece como un proceso mediador, a modo de filtro de la realidad social. El sonido aparece como elemento mnimo de relacin y comunicacin social.
Si bien nos encontramos en una primera fase de la investigacin, podemos interpretar de los registros y anlisis realizados, que el espacio sonoro es percibido por exceso o defecto, donde la categora ruido aparece sistemticamente y es a partir de la cual los sujetos interpelados frente a la percepcin sonora distinguen como caracterstico del espacio abordado. Sin embargo podemos destacar que as como se ha registrado frecuentemente la explicitacin de esta categora, por otro lado, hemos podido registrar la naturalizacin de las fuentes que generan estas percepciones, siendo evocadas de forma conciente. De esta manera, se pudieron detectar diferentes maneras en que los sujetos perciben el espacio sonoro.
Javier, un trabajador de la empresa de subterrneos fue varias veces determinante en su expresiones al decir afuera y el exterior para referirse a la calle y ac adentro para establecer los espacios. Sin embargo no manifest la misma polarizacin con respecto a los sonidos. Mar, una vendedora de Chip10 nos comentaba de forma similar como lo hizo Javier, su percepcin de los sonidos de afuera y adentro del subterrneo. Pero estableci un carcter distintivo del espacio en relacin al ruido:
Chip: Alimento de tipo pan que tiene su origen en Paraguay, cuya composicin consta harina de mandioca, huevos, queso, leche, manteca y sal.
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Lo que pasa es que el estar ac abajo ya es, de por s, ms trabajo de lo que sera afuera. () Ac el sonido es como que te perturba y no es tan abierto. En la calle si, te disperss pero escuchs. Ac no, es como que te aturde todo ms () lo que tiene ac es que hay ms gente de lo que sera afuera. Pero no me gusta el encierro. Para m esto es un encierro
El estar encerrada es lo que le provoca a Mar una sensibilidad negativa respecto del espacio sonoro de su lugar de trabajo. No establece necesariamente ms o menos ruido entre el espacio subterrneo y el espacio no-subterrneo en trminos de cantidad sino de calidad. El encierro provoca una mayor posibilidad de malestar y por ende siente aturdimiento. Otra de las recurrencias que surgieron en las entrevistas fue cierta negacin del espacio una vez concluida una jornada laboral. Segn Flora, una trabajadora de la empresa de trenes de subterrneos:
cuando yo salgo a la noche digo: uh, por fin, viste?, por fin. por fin salgo. () No s salgo pensando en otra cosa. No pienso si por ah, voy caminando tan rpido aparte por llegar a mi casa y todo que no s ni que sonido hay ni que nada. Me entends? Cruzo la plaza y quiero llegar a mi casa y nada ms.
De las entrevistas podemos deducir que, ms all del deseo de dejar atrs ese mbito hasta la prxima jornada laboral, se hacen evidentes las huellas sonoras que hacen de ese espacio un lugar practicado por una serie de horas. La agencia que se expresa en cierta seleccin consciente de los fenmenos a percibir o a recordar, es lo que nos permite pensar en cmo se constituyen las biografas sonoras y ms generalmente la subjetividad desde y a partir de la cual los sujetos viven e interpretan el mundo social y se relacionan. Para Alberto:
Llega un momento que ni los escuchs. S, porque al final de cuentas te olvids de todo. Pienso que es una autodefensa de uno mismo de cerrarse. () Aunque los ests escuchando. No le das importancia. es perjudicial para uno mismo.
Segn Mar:
Mar: El lugar? Lo que pasa es que los sonidos son muy diferentes. Por ejemplo, escuchs la llegada del tren. Hay veces que por ah ests tan concentrada por la gente que no escuchs cuando llega el subte. Pero hay veces que no ests tan concentrada que si lo ve lo escuchaste varias veces. Si te quedas un poco, pero yo trato no tanto adaptarme a esto. Si no me vuelvo loca.
Hasta aqu, el espacio subterrneo nos ha permitido explorar algunas de las mltiples experiencias que pueden manifestarse en un contexto urbano, en donde los sentidos y percepciones juegan un papel importante. En este sentido, el subte es una forma de espacio social: la sociabilidad es difusa y sus formas de relacin transitorias en algunos casos, de permanencia temporal en otras, entretejen una urdimbre en apariencia catica y aleatoria, pero de movimientos, expresiones y polifonas en donde tiene lugar lo urbano. Este espacio (sonoro) a partir del cual los sujetos, con biografas sonoras particulares, transitan y comparten experiencias sensibles durante un cierto tiempo, es un lugar cargado de significacin, relacional, e histrico.
Conclusin La intencin del presente trabajo fue presentar un modelo de etnogrfico alternativo y complementario frente a otros posibles, buscando reflexionar sobre el papel de la percepcin y los sentidos tanto del etngrafo como de los sujetos en el campo, que se ponen en juego en relacin al espacio sonoro, y poner el acento en el papel
configurante del sonido, as como el carcter performativo y practicado del espacio sonoro. En virtud de la reflexividad y anlisis manifestado en los entrevistados al abordar las percepciones, y el anlisis efectuado a partir de los registros y la implicancia de los investigadores en el campo, podemos abordar estos espacios subterrneos como espacios de trnsito en una primera instancia, pero fundamentalmente se trata de espacios cargados de significacin, historia, e identidad que los sujetos practican, performando su biografa sonora y que construye junto a otras percepciones la memoria colectiva.
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