20-12 Lecturas - Dominicales Dic2020
20-12 Lecturas - Dominicales Dic2020
20-12 Lecturas - Dominicales Dic2020
Isaías da a la gente un mensaje de esperanza y consuelo. Los desterrados regresarán a Jerusalén por un
camino derecho y parejo. Isaías proclama las buenas nuevas de que Dios siempre es fiel, un Dios de poder y
de ternura.
Marcos empieza la historia de la Buena Nueva (el significado de la palabra Evangelio). Jesús, el Hijo de Dios,
enviado para sanarnos y llevarnos a casa, es él mismo la Buena Nueva. Marcos empieza con contarnos sobre
Juan Bautista, el heraldo de las buenas nuevas de la llegada de Jesús. Hoy, somos llamados a ser heraldos de
esta misma Buena Nueva.
Anunciamos, a un mundo en dolor, que Jesucristo ha experimentado lo peor que enfrentamos nosotros y lo
ha superado
ENFOQUE EN LA VIDA:
1.- Relate una experiencia cuando alguien lo ayudó a ver su necesidad de cambiar.
2.- Describa una experiencia cuando se preparó para alguien especial que entraba a su vida
3.- ¿Cómo se está preparando para la llegada de Cristo?
4.- Describa un tiempo cuando ayudó a hacer el camino más fácil para alguien.
5.- Describa una vez cuando alguien le trajo unas buenas nuevas que cambiaron su vida.
3er DOMINGO DE ADVIENTO (B) 13 DE DICIEMBRE DE 2020
PRIMERA LECTURA (Is. 61, 1 – 2. 10 – 11)
Del libro del profeta Isaías.
El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a
curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros, y a pregonar el año
de gracia del Señor. Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con
vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia; como el novio, que se pone la corona; como la novia, que se
adorna con sus joyas. Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así el Señor hará
brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Lucas 1)
Mi espíritu se alegra, en Dios, mi Salvador.
Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso los ojos en la humildad de su esclava.
Mi espíritu se alegra, en Dios, mi Salvador.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su
nombre y su misericordia llega, de generación en generación, a los que lo temen. Mi espíritu se alegra, en Dios, mi Salvador.
A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel,
su siervo. Mi espíritu se alegra, en Dios, mi Salvador.
SEGUNDA LECTURA (1Tes. 5, 16 – 24)
De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses.
Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes
en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y
quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo y que
todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. Él, que los ha
llamado, es fiel y cumplirá su promesa. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Is. 61, 1 [Cit. en Lc. 4, 18])
Aleluya, Aleluya. El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. Aleluya,
Aleluya.
EVANGELIO (Jn. 1, 6 – 8. 19 – 28)
Del santo Evangelio según San Juan. Gloria a ti Señor
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que
todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista,
cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él reconoció
y no negó quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” Él les
respondió: “No lo soy”. “¿Eres el profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una
respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto:
'Enderecen el camino del Señor', como anunció el profeta Isaías”. Los enviados, que pertenecían a la secta de los
fariseos, le preguntaron: “Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Juan les respondió: “Yo
bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo
no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”. Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan
bautizaba. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
LECTIO DIVINA
“…alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”
13 DE DICIEMBRE DE 2020 3er DOMINGO DE ADVIENTO (B) Jn. 1, 6 – 8. 19 – 28
Lectura. ¿Qué dice la Palabra de Dios?
“Hubo un hombre enviado por Dios, llamado Juan, que vino como testigo, para dar testimonio de…”
El Evangelio de san Juan nos habla de la llegada de la Palabra y de la luz. Las tinieblas pretenden derrotar a la luz, pero la
llegada de la Palabra dominará la oscuridad. Juan Bautista prepara la venida de la Palabra y de la Luz. Juan es ese hombre
enviado por Dios, vino a testificar en favor de la luz. A la luz muchos la ven, pero no es necesario que den testimonio de la
luz. Juan quiere dar testimonio ya que hay quienes se muestran como hijos de las tinieblas más que como hijos de Luz. La
luz viene a este mundo para iluminar a los hombres que andan en tinieblas, andan mal, andan sin creer en la luz. El
pueblo que caminaba en la oscuridad vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló.
En el profeta Isaías encontramos cómo Dios hace al profeta luz de las naciones, cuando dice: “Yo, el Señor, te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones... para que saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan
las tinieblas” (Is. 42,6). Juan Bautista es la voz que clama en el desierto, es el que anuncia la llegada de la luz, es el que
bautiza con agua solamente. Por eso él, Juan, es el que prepara el camino del Señor. Cuando se acercan a bautizarse
algunos escribas y fariseos, Juan no los trata bien, los recibe con hostilidad, son una raza de víboras. Ellos no creían en
Juan, pero se le acercaban para ser bautizados. Hay gente que es enviada a preguntar a Juan bautista si él era Elías. Su
indumentaria era semejante a la forma de vestir de Elías, como dice el profeta Zacarías en 13,4. El bautismo de Juan
bautista y su predicación estaban abriendo los corazones de la gente para prepararse a recibir al Mesías de Dios, a Jesús,
como lo harán los primeros apóstoles. Estos hombres empezaban a rebajar su orgullo y llenar ese vacío que traían para
que puedan recibir la Palabra de Dios· que ya llegaba.
Juan bautista al ver tanta gente que se le acercaba les gritaba fuertemente su mensaje: “Enderecen el camino del Señor”.
Así, al arrepentirse de los pecados, los bautizaba con agua. El bautismo de Jesús es diferente ya que él manda bautizar con
la formula trinitaria del bautismo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt. 28,20). Jesús es el más fuerte, es
el que no conocían y pronto lo conocerán.
Meditación. ¿Qué me dice la Palabra de Dios?
Todos somos bautizados y todos deberíamos de ser evangelizadores como Juan Bautista, anunciando la palabra en el
desierto de nuestras sociedades. La Iglesia actual no envía a los bautizados a enseñar el Evangelio como se debería
esperar según el mandato del Señor. Si las transformaciones fueran más regulares se cambiaría la imagen de nuestras
comunidades cristianas. Jesús también será bautizado por el bautista como a todos los demás hombres, pero no por que
tuviera pecados, sino por ser solidario con su gente e iniciar su ministerio público. Nosotros sí tenemos que ser
bautizados para pertenecer al grupo del Señor Jesús.
Oración. ¿Qué le digo al Señor?
Pidamos a Dios por la Iglesia de Cristo para que continúe con la misión de seguir preparando el camino del Señor que
llega.
Roguemos para que la Palabra y la luz del Evangelio sean nuestra fuente de evangelización y conozcamos de verdad a la
Palabra encarnada.
Contemplación.
“Respondió: Yo soy la voz del que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor, según dice el profeta Isaías... Yo bautizo
con agua. Entre vosotros está uno que no conocéis, que viene detrás de mí; y yo no soy digno de soltarle la correa de su
sandalia.”
COMPARTIENDO LA FE PARA LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES ECLESIALES
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (B)
LECTURA I ISAÍAS 61, 1 – 2. 10 – 11
LECTURA II 1 TESALONICENSES 5, 16 – 24
EVANGELIO JUAN 1, 6 – 8. 19 – 28
ENFOQUE EN LA ESCRITURA:
En este Evangelio, Juan Bautista, vio su rol claramente. En el tiempo que Juan escribía su Evangelio, los
seguidores de Juan Bautista, proclamaban que él, no Jesús, era el Mesías. Así que, aquí, el escritor del
Evangelio, pone énfasis en que Juan Bautista se miraba, él mismo, como alguien que preparaba el
camino para el Mesías. Él no es el Mesías, ni tampoco ninguno de los otros que ellos sugieren. Él es sólo
“una voz en el desierto”, que prepara el camino para el Señor. Su bautismo es un simple rito de agua, no
como el bautismo de Jesús: en el Espíritu Santo.
Juan Bautista proclama las Buenas Nuevas de la llegada de Jesús y prepara los corazones de la gente
para ese acontecimiento.
ENFOQUE EN LA VIDA:
1. ¿Cómo responde a la pregunta “¿Quién es usted?”?
2. Describa una vez cuando algo, insignificante para otras personas, tenía mucho significado para
usted.
3. ¿Quién es su profeta? ¿Cómo ha afectado su vida este profeta?
4. ¿Qué baches encuentra en su camino hacia Jesús?
5. ¿Quién lo ha ayudado recientemente a tener fe?
4º DOMINGO DE ADVIENTO (B) 20 DE DICIEMBRE DE 2020
PRIMERA LECTURA (2Sam. 7, 1 – 5. 8 – 12. 14. 16)
Del segundo libro de Samuel
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo
rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de
Dios sigue alojada 'en una tienda de campaña’?” Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el
Señor está contigo”. Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le
manda decir esto: '¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa, para que yo habite en ella? Yo te saqué de los
apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas,
acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra. Le asignaré un lugar a mi pueblo,
Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y, sus enemigos, ya no lo oprimirán más; como lo
han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces, para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré
descansar de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan
cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo
seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable
eternamente'”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Del salmo 88)
Proclamaré, sin cesar, la misericordia del Señor.
Proclamaré, sin cesar, la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi
amor es para siempre y, mi lealtad, más firme que los cielos”. Proclamaré, sin cesar, la misericordia del Señor.
Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: “Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu
trono eternamente”. Proclamaré, sin cesar, la misericordia del Señor.
Él me podrá decir: “Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva”. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el
juramento que le hice". Proclamaré, sin cesar, la misericordia del Señor.
SEGUNDA LECTURA (Rom. 16, 25 – 27)
De la carta del Apóstol San Pablo a los romanos.
Hermanos: A aquél, que puede darles fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo,
conforme a la revelación del misterio, mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio
eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia: de la
fe, al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para siempre. Amén. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Lc. 1, 38)
Aleluya, Aleluya. Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. Aleluya, Aleluya.
EVANGELIO (Lc. 1, 26 – 38)
Del santo Evangelio según San Lucas. Gloria a ti Señor
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada
con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se
preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has
hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado
Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reinado no tendrá fin”. María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le
contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo que va a
nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en
el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor;
cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
LECTIO DIVINA
“Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”
20 DE DICIEMBRE DE 2020 4º Domingo de Adviento (B) Lc. 1, 26 – 38
Lectura. ¿Qué dice la Palabra de Dios?
“El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen…”
María tuvo una visita celestial, un mensajero del Señor enviado para traer buenas nuevas a una virgen. Una virgen que no
pidió nada, pero a ella sí que Dios le pidió una misión única y especial, ser la madre del Salvador. Le dice a María el ángel,
alégrate, no temas. Ante Dios María se deja guiar, deja su vida en sus manos y se olvida de sus planes y deseos; ahora sólo
Dios la guiará hasta la Resurrección de su Hijo Jesús. No temas. Le dijo el Ángel Gabriel a María. María se sorprende, no
comprende, pero sí cree y dialoga con el mensajero de Dios. El miedo no le hizo daño a María, su miedo se trasformó en
alegría, en esperanza. María se dio cuenta que ella era un instrumento de Dios para salvar al mundo.
María es un modelo de esperanza para el creyente ya que ella le da la cara al presente y al futuro. María no se paraliza por
el miedo, más bien se animó y se arriesgó a cumplir el plan divino. El ángel le dijo a María, “Darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús”. Ella no lo podía creer, ella se pone medio incrédula y por eso pregunta: “Cómo podrá ser eso si yo soy
virgen”. María piensa normalmente como toda una mujer; sabe que no puede ser mamá sin intervención de un hombre.
Pero Dios tenía ya sus planes. Así es como Dios confió en María una labor divina. María contribuye a poner luz en medio
de la noche.
María puso y sembró esperanza, puso luz a la vida, no juzgó a nadie, sino que colaboró con la llegada del Dios-niño.
Gracias a María la humanidad conoció a Jesús; María cumplió con la voluntad de Dios y gracias a María la gente de su
tiempo conoció a Jesús. María no defendió nada, no dio explicaciones a nadie, ella es la Madre que conoció el corazón de
su hijo. Ella aprendió a meditar, a guardar las cosas en su corazón. María, llena de la gracia de Dios, estuvo toda su vida al
servicio de Dios, recibió amor y dio amor, conoció al Salvador y el Salvador la conoció. Fue modelo de humildad y servicio,
de dulzura y perdón.
Meditación. ¿Qué me dice la Palabra de Dios?
Alégrate. Es lo primero que María escucha de Dios y lo primero que hemos de escuchar también hoy. Entre nosotros falta
alegría. Con frecuencia nos dejamos contagiar por la tristeza de una Iglesia envejecida y gastada. ¿Ya no es Jesús Buena
Noticia?
El Señor está contigo. No es fácil la alegría en la Iglesia de nuestros días. Solo puede nacer de la confianza en Dios. No
estamos huérfanos. Vivimos invocando cada día a un Dios Padre que nos acompaña, nos defiende y busca siempre el bien
de todo ser humano. Dios está también con nosotros. Dios con-nosotros es una bendición, quien a Dios tiene no le falta
nada. La Virgen María lo tuvo, también nosotros lo tenemos. Esta Iglesia, a veces tan desconcertada y perdida, que no
acierta a volver al Evangelio, no está sola. Jesús, el Buen Pastor, nos está buscando. Su Espíritu nos está atrayendo.
Contamos con su aliento y comprensión. Jesús no nos ha abandonado. Con él todo es posible.
Oración. ¿Qué le digo al Señor?
Pidámosle a Dios nos enseñe como a María le enseñó a amar a su hijo y a servir al Hijo de Dios.
Pidámosle a Dios que seamos instrumento de paz, se servicio y de humildad como lo fue María.
Roguemos a Dios para que ayudemos a los hombres y mujeres de hoy a descubrir, conocer y seguir a Jesús.
Contemplación.
“Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Al oírlo, ella se turbó y discurría
qué clase de saludo era aquél. El ángel le dijo: No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un
hijo, a quien llamarás Jesús.”
COMPARTIENDO LA FE PARA LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES ECLESIALES
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO (B)
LECTURA I: 2 SAMUEL 7, 1 – 5. 8 – 12. 14. 16
LECTURA II: ROMANOS 16, 25 – 27
EVANGELIO: LUCAS 1, 26 – 38
ENFOQUE EN LA ESCRITURA:
En la lectura de hoy, del Segundo Libro de Samuel, David está determinado a construir una casa para
Dios. Pero el profeta Natán le dice que es Dios quien construirá una casa real, una dinastía, para él.
Aún cuando, los descendientes de David, fallaron como reyes, los Judíos seguían creyendo que el Mesías
vendría de la línea de David. En el pasaje de hoy, del Evangelio de San Lucas, descubrimos que la casa en
que el Señor se establece, es el vientre de la joven María.
El Ángel le dice a María que su hijo será “Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre. Reinará para siempre sobre la casa de Jacob, y ese reinado suyo no tendrá fin jamás”. Este
anuncio, en el Evangelio, de nuevo muestra que Dios se acerca a nosotros primero con amor.
ENFOQUE EN LA VIDA:
1. Relate una experiencia cuando se esperaba de usted hacer algo que pensaba que era imposible
hacer.
2. Hable de una vez cuando se sintió en apuros o con miedo.
3. ¿Cuándo ha cuidado alguien de usted desde antes que pudiera usted responder?
4. ¿Está consciente usted de la presencia de Dios en usted mismo? ¿En qué manera le afecta esto a
usted?
LA SAGRADA FAMILIA (B) 27 DE DICIEMBRE DE 2020
PRIMERA LECTURA (Gen. 15, 1-6; 21, 1-3)
Del libro del Génesis.
En aquel tiempo, el Señor se le apareció a Abram y le dijo: “No temas, Abram, yo soy tu protector y tu recompensa será muy
grande”. Abram le respondió: “Señor, Señor mío, ¿qué me vas a poder dar, puesto que voy a morir sin hijos? Ya que no me has
dado descendientes, un criado de mi casa será mi heredero”. Pero el Señor le dijo: “Ése no será tu heredero, sino uno que
saldrá de tus entrañas”. Y haciéndolo salir de la casa, le dijo: “Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes”. Luego añadió:
“Así será tu descendencia”.
Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo. Poco tiempo después, el Señor tuvo
compasión de Sara, como lo había dicho y le cumplió lo que había prometido. Ella concibió y le dio a Abraham un hijo en
su vejez, en el tiempo que Dios había predicho. Abraham le puso por nombre Isaac al hijo que le había nacido de Sara.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Del salmo 104)
El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos. Entonen en su honor himnos y cantos, celebren sus
portentos. El Señor nunca olvida sus promesas.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca. Recurran al Señor y a su poder y a su presencia
acudan. El Señor nunca olvida sus promesas.
Recuerden los prodigios que él ha hecho, sus portentos y oráculos, descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de
Jacob, su predilecto. El Señor nunca olvida sus promesas.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del
juramento a Isaac, que un día le hiciera. El Señor nunca olvida sus promesas.
SEGUNDA LECTURA (Heb., 11, 8. 11 – 12. 17-19)
De la carta a los hebreos.
Hermanos: Por su fe, Abraham, obediente al llamado de Dios, y sin saber a dónde iba, partió hacia la tierra que habría de
recibir como herencia. Por su fe, Sara, aún siendo estéril y a pesar de su avanzada edad, pudo concebir un hijo, porque
creyó que Dios habría de ser fiel a la promesa; y así, de un solo hombre, ya anciano, nació una descendencia, numerosa
como las estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar. Por su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba, se
dispuso a sacrificar a Isaac, su hijo único, garantía de la promesa, porque Dios le había dicho: De Isaac nacerá la
descendencia que ha de llevar tu nombre. Abraham pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a los
muertos; por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un símbolo profético. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Heb. 1, 1 – 2)
Aleluya, Aleluya En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los
profetas. Ahora, en estos tiempos, que son los últimos, nos ha hablado por medio de su Hijo. Aleluya, Aleluya.
EVANGELIO (Lc. 2, 22-40)
Del santo Evangelio según San Lucas. Gloria a ti Señor
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés; ella y José, llevaron al niño a Jerusalén para
presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para
ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y
temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no
moriría sin haber visto antes, al Mesías del Señor: movido por el Espíritu, fue al templo y, cuando José y María entraban
con el niño Jesús, para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya
puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has
preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús,
le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará
contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el
alma". Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había
vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche,
sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a
todos los que aguardaban la liberación de Israel. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron
a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba
con él. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
LECTIO DIVINA
“Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel”
27 DE DICIEMBRE DE 2020 LA SAGRADA FAMILIA Lc. 2, 22-40
Lectura. ¿Qué dice la Palabra de Dios?
“Y, cuando llegó el día de su purificación, de acuerdo con la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén…”
El Señor Jesús tuvo su familia biológica, tuvo su casa, tuvo su oficio. También Zacarías, Isabel y Juan el bautista formaron
una familia. Veamos al niño totalmente indefenso, inconsciente, abandonado en manos de sus padres que le traen y le
llevan, presentándole a su Padre 2, 22-27, sometiéndole a la ley. Los padres de Jesús obedecen y cumplen la ley del
rescate de los primogénitos como dice la Biblia (cf. Ex 13, 13-15). “Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado
Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo” (v.5). Jesús es el
recién nacido, al que Simeón llama el Cristo del Señor. Y al que saluda como la salvación de Dios. Esta salvación es la luz
para las naciones; es la gloria de Israel. El profeta anciano anuncia la misión de Jesús. También aplica a María el anuncio
del futuro de Israel ya que solamente ella verá y asistirá al cumplimiento de esta profecía. María estará presente en la cruz
y Resurrección; también estará presente en la llegada del Espíritu Santo. “Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel,
de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido…” (v. 36). Ana, la profetisa,
une al niño con el rescate de Jerusalén. “Ella no se apartaba de templo, sirviendo a Dios día y noche en ayunos y oraciones”.
Así se presenta la misión de Jesús para con Israel y para con los paganos, se insiste en la división que va a crear en el
pueblo de Dios. Se deja entrever que se puede rechazar su misión o puede fracasar: “y a ti una espada te atravesará el
alma, a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones”. Los ancianos reciben al niño, Simeón y Ana
le dan la bienvenida al Niño Dios y le anuncian la profecía que cumplirá la misión de Jesús. Así se cumplieron todas las
cosas según la Ley del Señor. La Familia de Jesús vivió en Nazaret, ubicada en Galilea.
A sus treinta años Jesús dejará su casa y su pueblo y se irá a los pueblos y ciudades para predicar el Reino de Dios, irá
curando a los enfermos, expulsando a los demonios y haciendo el bien a toda la humanidad.
Meditación. ¿Qué me dice la Palabra de Dios?
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. Jesús tuvo una vida normal de
niño, creció y fue conociendo la Palabra de Dios. Iba aprendiendo la Ley, trabajaba como su padre, siendo carpintero,
conociendo a la gente de todas partes ya que irá donde vivía la gente, a la calle, a las casas, al mar, al campo, a la sinagoga,
etc. Aunque lo viejo se resista a su fin y lo nuevo batalle para nacer, tenemos que renovarnos constantemente con la luz
de Jesucristo. La luz del mundo ha llegado y ha iluminado a todo hombre que viene a este mundo; Jesús es la luz de todo
creyente, él es el Hijo de Dios, él es la luz de todas las naciones.
Hay que crecer en gracia y sabiduría, hay que ser gente culta y sabia en las cosas de Dios y de nuestra gente.
Oración. ¿Qué le digo a Dios?
Démosle gracias a Dios para que, la contradicción, la ruina y elevación de muchos en nuestra Iglesia sea para el
resurgimiento de nuevas generaciones más cristianas.
Seamos como Ana, la profetisa, que sirvió al Señor en el templo con ayunos y oraciones por el bien de la comunidad.
Démosle gracias a Dios porque hay mucha gente en nuestras comunidades que esperan la redención de su familia, de su
comunidad, de la misma Iglesia.
Contemplación.
“Cumplidos todos los preceptos de la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía,
llenándose de sabiduría; y el favor de Dios lo acompañaba.”
ENFOQUE EN LA VIDA:
1. ¿En qué manera o maneras expresan los miembros de su familia el amor de Dios uno al otro? ¿A
otros fuera de la familia? ¿En qué necesita sanarse su familia?
2. Reflexione en un tiempo o evento(s) de su niñez que ahora se da cuenta que profundizaron su fe.
3. En su vida, ¿cuáles familias le han afectado? ¿Cómo?
4. Relate una ocasión en que su decisión lo puso en riñas con su familia o amigos.