El papel-cartón sale de los árboles
El papel es un material orgánico que se obtiene
principalmente a partir de las fibras de celulosa de madera
virgen de los árboles para conseguir una pulpa. Dicha
pulpa de celulosa se puede obtener a partir de madera
virgen o también a partir de papel reciclado.
Las principales maderas utilizadas para la fabricación de
pulpa de celulosa son las llamadas “maderas pulpables,”
que acostumbrar a ser maderas blandas como la picea, el
pino, el abeto o el alerce, aunque también se utilizan
maderas duras como el eucaliptus o el abedul, procedentes
de árboles de crecimiento rápido, como son el eucalipto y el
pino en España.[1]
Un vez obtenida la pulpa de celulosa o pasta de papel, ésta
se somete a diversos procesos mecánicos, separación de
fibras -están unidas por una especie de pegamento llamado
“lignina”-, mezclado con agua y secado posterior, para
obtener la bobina de papel. Al papel se le suele aplicar un
proceso de blanqueamiento.
La producción[2] de papel representa aproximadamente un
35% de la tala de árboles en todo el mundo.
El cartón está formado por diversas capas de papel
superpuestas y encoladas a partir de material virgen o
papel reciclado. El cartón es más grueso, duro y resistente
que el papel. En la fabricación de la mayoría de cajas de
cartón, se utiliza una estructura de cartón corrugado con
capas lisas y capas corrugadas u onduladas en el interior,
para mejorar sus características y aumentar su resistencia
durante el transporte y el almacenamiento. La madera de
los pinos es la materia prima más utilizada para la
fabricación de cartón.
El 35% de los árboles talados se destina a la
fabricación de papel
A lo largo de la historia se han utilizado diferentes soportes
para la escritura hasta llegar al papel de celulosa. En el
antiguo Egipto, en el 2000 a.C., se usaba el papiro. En
China[3], en el año 105, se producía el primer papel a partir
de residuos de seda, arroz o cáñamo. En Europa, en la
Edad Media se confeccionaban pergaminos con pieles de
cabra o carnero curtidas, y más adelante, en el siglo XIV,
se hacía papel con algodón. La fabricación de papel a partir
de celulosa no se inició hasta el siglo XVIII, con la
implantación del proceso de Kratf.
El soporte de la escritura ha evolucionada hasta tal punto
que hoy en día disponemos de soportes informáticos que
permiten la escritura y lectura en reproductores como e-
readers, ordenadores, tablets o smartphones.
Aproximadamente el 12% de la basura doméstica y
comercial es papel y cartón[4] del total generado.
En el año 2012, en Cataluña[5] se recicló (recogida por
separado en contenedores) un total de 318.210 toneladas
de papel-cartón, en España[6] 1.085.574 toneladas.
Reciclar el papel tiene muchos beneficios.
Se calcula que en el año 2012[7] el reciclaje (valorización,
que incluye el papel recuperado en los ecoparques) fue del
46% del papel-cartón (de los hogares y comercios)
generado en Cataluña. No se dispone de cifras verificadas
de España ni de Europa, ya que los datos incluyendo el
papel reciclado por las industrias. Aun hay un 54% del
papel cartón que acaba en vertedero o incineradora.
Se recicla el 46% del papel que se produce. Hasta
6 veces se puede repetir
A diferencia del reciclado infinito del vidrio o del metal, el
papel se puede llegar a reciclar como media unas 6
veces[8]. Esto se debe a que las fibras de pulpa que lo
componen se van cortando y deshilachando y llega un
punto en que son tan pequeñas que pierden su
consistencia y no se pueden reciclar. Por esta razón, cada
vez que se fabrica papel se tiene que añadir fibra virgen
para asegurar una buena calidad. Sin embargo, la única
diferencia entre la fibra reciclada y la virgen es que cada
una está en una fase diferente de su vida.
En cuanto al consumo del papel, es recomendable utilizarlo
por las dos caras y que sea papel reciclado (no
clorado), reutilizándolo. Si no es posible, hay que
asegurarse de que al menos tenga alguna certificación de
tala de árboles controlados y gestionados de manera
sostenible, como por ejemplo la conocida certificación de la
ONG FSC (Forest Stewardship Council).