ÉTICA
ÉTICA
ÉTICA
CONSECUENCIALISMO
El consecuencialismo propone que saber si una acción es buena o mala debería establecerse
estrictamente en razón de sus consecuencias. Una acción se considera sólo como un medio
para alcanzar un fin deseable, y su acierto o error depende de cómo de efectivo resulte
alcanzar ese fin. El fin en sí mismo es algún estado (como la felicidad) que es consecuencia
de las distintas acciones que contribuyen a alcanzarlo.
HEDONISMO (EPICURO)
La filosofía epicúrea es la que el hombre vive a diario en la búsqueda de la vida sana y
virtuosa, a partir del conocimiento correcto de la naturaleza y de la prudencia frente a los
placeres y deseos, buscando así remediar los dolores que atacan el alma, para alcanzar la
ataraxia, el estado de felicidad suprema.
No podemos alcanzar la felicidad si nos dejamos llevar por nuestros deseos. El hombre
vuelve a ser el centro de pensamiento (antropocentrismo), por lo que los placeres deben ser
buscados de manera individual. Cada individuo tiene sus propios placeres, estos deben ser
placeres que no te pueden quitar, como la admiración a la belleza, salud…
Para Epicuro, el primer paso para ser feliz, es conocernos a nosotros mismos, y vivir en el
presente. Posteriormente tenemos que ir en busca del placer ideal, natural y necesario, el
que nos hará sentir realmente felices. Para Epicuro existen tres categorías para el placer:
naturales y necesarios (sed, hambre, deseo..), naturales y no necesarios, no naturales y no
necesarios (riqueza, honor…). Los placeres no necesarios nos crean nuevas necesidades, y
hace que dependamos de ellos para ser felices. Nos privan de nuestra libertad. Debemos
encontrar un estado de equilibrio y serenidad→ataraxia.
UTILITARISMO
Esta corriente ética fue iniciada por Jeremy Bentham y se basa en el principio de mayor
felicidad: el interés de la comunidad consiste en la suma de los intereses individuales. Es
decir, la justicia se mide por los resultados, sin que sea necesario recurrir a derechos o
deberes. El utilitarismo tiene una perspectiva conjunta de la búsqueda del placer, y no
individual como el hedonismo.
Está orientada por una perspectiva consecuencialista, según la cual, la valoración moral de
nuestros actos descansa en el impacto que tienen las consecuencias en otras personas y, por
supuesto, si estas consecuencias maximizan el bienestar reduciendo el dolor.
Lo único que importa es si las consecuencias son las mejores para el bien general.
Bentham aprueba una acción si entre todas las posibles, ésta genera un incremento en la
felicidad de los seres afectados por la misma
DEONTOLOGÍA. KANT
El punto de vista opuesto al utilitarismo. La ética de los deberes.
Thomson recuerda el imperativo categórico de Kant, que es un requisito moral sin
excepciones y aplicable en todo momento del que se derivan las demás obligaciones.
“Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como fin, nunca solo como medio”
Las acciones no son consideradas como meros medios para alcanzar un fin sino como
acciones correctas o incorrectas por sí mismas.
Para Kant, toda ética material es empírica y a posteriori. La ética formal es a priori.
En la ética formal, nuestra voluntad escoge el camino correcto, decidir a priori si la acción es
correcta, y no fijarse en las consecuencias ya que es más importante la intención. Pero las
normas están impuestas, por lo que tenemos que establecer nosotros las normas de manera
racional. Pero debe existir una norma central y común, el imperativo categórico