Azcoaga
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Azcoaga
Baste señalar que el lenguaje impregna toda la vida del hombre para comprender el
esfuerzo que significa abordarlo como objeto de estudio. Sin duda que alguna que
otra definición al uso contribuye a fijar conceptualmente al lenguaje como objeto,
pero tal vez es más adecuado insistir sobre algunos puntos de reparo, antes que
atenerse a definiciones. La cultura, como vínculo de «humanización» a lo largo de
cuarenta siglos, con todo lo que ella implica—transmisión de conocimientos,
modelamiento de características históricas o nacionales, etc— tiene como medio, a
su vez, al lenguaje. Nada de lo que la transmisión cultural condesa sería posible si
no existiera el lenguaje con todas sus particularidades.
La interpretación y el aprovechamiento de la realidad es igualmente posible gracias
al lenguaje. Inevitablemente todo proceso de conexión con las características de la
realidad es mediatizado por el lenguaje. Producto de un desarrollo experimental,
este mismo es el concepto pavloviano de «segundo sistema de señales». Para este
sabio, cada reflejo condicionado se caracteriza porque proporciona, a través del
estímulo que se condiciona, una señal de desencadenar una respuesta. Al mismo
tiempo las palabras son señales de estas señales en el ser humano, de manera que
si el conjunto de los estímulos constituye el primer sistema de señales, el lenguaje
constituye el segundo. no conviene seguir sin hacer hincapié en la palabra
«sistema». En la concepción de Pavlov, este conjunto de señales, formado por las
palabras, no solo se liga directamente las señales del primer sistema, si no que
entrelaza y combina las «señales de señales». Este punto de vista es sumamente
interesante ya que permite ver, como el propio Pavlov lo definió, que entre las
propiedades del «segundo sistema» está tanto el posibilitar el contacto con la
realidad, como determinar el distanciamiento. Dicho con las propias palabras de
Pavlov /1927): «La palabra crea un segundo sistema de señales de la realidad que
es particularmente nuestro, ya que es una señal de señales. Por una parte,
numerosos estímulos verbales nos separan de la realidad. Por la otra, es
precisamente el lenguaje lo que nos hace humanos»
PROCESOS DE SOCIALIZACIÓN
Precisamente, al analizar el proceso de socialización en el niño, aparecen
nítidamente estas características.
Este proceso comienza muy temprano dirigido principalmente , pero no
exclusivamente, por la influencia de la madre(124).
Efectivamente, dentro de los dos primeros años de vida, comienza el niño a
comprender los significados del lenguaje de la madre y de los demás allegados.
(Para el caso, valga como «lenguaje» el conjunto de los significados transmitidos
por las palabras, la mímica, etc.)
El conocimiento de su ambiente, se ve considerablemente abreviado por esta
posibilidad. La conducta pasa, por lo tanto, a ser regulada a través del lenguaje. Por
este tipo de influencias, el comportamiento va siendo gradualmente modelado y, por
supuesto, va teniendo lugar el proceso de socialización.
Este proceso comienza por las relaciones que se establecen entre el niño y los
familiares que lo rodean pero pasa, a medida que se ve ensanchado el campo de
sus contactos y el marco de su comprensión del lenguaje, a grados cada vez más
elevados de socialización.
El proceso se cumple de una manera doble y simultánea: por una parte, la madre
procede a modelar el comportamiento del niño, mediante las indicaciones del
lenguaje. Por otra, el niño va entrando en la relación con los objetos por medio del
lenguaje materno (y de sus allegados), lo que convierte al lenguaje en un
instrumento obligado de la socialización, así como del manejo de la realidad.
Gradualmente, al compás del progreso en las adquisiciones del lenguaje infantil,
esta misma mediación se va intensificando y va ganando en profundidad.
En el mismo sentido va profundizado también el curso de la socialización.Las
relaciones con los familiares,con los niños y aun con los objetos mismos se van
vigorizando gracias al contacto lingüístico, que se consagra cada vez más en
calidad de instrumento principal de este proceso de socialización. Cuando el niño se
refiere a las cosas como a seres animados y las introduce en su juego, en realidad
está mostrando qué grado ha ido alcanzando en la definición de lazos sociales, los
que han sido posibles predominante por el lenguaje.
Es verdad que se trata de una influencia predominante, ya que los factores
intervienen en el proceso de socialización no son exclusivamente lingüísticos. La
prueba de todo ello la constituyen los casos de déficit del lenguaje(capítulo 13).
en los niños hipoacúsicos severos, en los que el contacto lingüístico ha estado
impedido por ese déficit, el proceso de socialización descansa principalmente sobre
el afecto, y el contacto se logra en todo caso con un código de gestos, que solo
puede hacer una referencia a los objetos concretos (142).
Igualmente, los niños con retardo afásico encuentran trabas en la inclusión en el
marco social . No es infrecuente que tanto unos niños como otros presenten
características de aislamiento y aspecto huraño, que en pocas veces han llevado a
suponer que se trataba de psicóticos graves. En realidad, de lo que se trata es de
que el proceso de incorporación del niño al marco social está gravemente
perturbado por la carencia o déficit de lenguaje.
En el curso del desarrollo del niño se entrelazan dos procesos de modo tal
que es muy difícil desglosar cuánta es la participación de uno y cuánta la del otro: la
maduración biológica y los procesos de aprendizaje fisiológico intervienen
íntimamente combinados en cada etapa evolutiva. La maduración es un proceso
determinado genéticamente, cuyas pautas se van cumpliendo de modo inexorable.
En cambio, el aprendizaje fisiológico resulta de la interacción del individuo con su
medio y sus resultados son rigurosamente individuales.
Por eso puede decirse que las funciones van organizándose gracias a la
intervención del sistema nervioso central, del cerebro y de la corteza cerebral, pero
del mismo modo podemos decir, que la corteza cerebral y otras estructuras del
cerebro van organizándose a medida que se ejecutan determinadas funciones. Así,
cada analizador resulta de los procesos funcionales que lo influyen, de la misma
manera que va determinando la ejecución de tales procesos funcionales.
Otro tanto puede decirse del ritmo de los latidos cardíacos de la madre, cuyo
papel también ha sido destacado experimentalmente con la intención de verificar la
razón por la que, en la mayoría de los casos, los niños son tomados en brazos o
transportados sobre el lado izquierdo. Todos estos hechos caracterizan esta etapa
de comunicación, que es <<prelingüística>> puesto que es preparatoria para el
desarrollo del lenguaje. Sirven a este desarrollo algunas actividades que fueron
señaladas por Monakow y Mourgue en 1928.
Es importante tener en cuenta que, como cada músculo está formado por un
conjunto muy grande de haces y cada grupo de haces, a su vez, está inervado por
una o más neuronas, en cada movimiento respiratorio no se contraen todos los
haces de un músculo dado, sino sólo un cierto número de éstos, en tanto otros
quedan relajados. Y esto sucede en todos y cada uno de los músculos tanto en los
principales como en los auxiliares.
Así, la contracción de cada músculo origina un mensaje sensorial que llega a
la corteza cerebral (tal vez sea discutible que esto suceda ya en el niño recién
nacido, pero, indudablemente, en el curso de la maduración biológica termina por
suceder así). Estos mensajes generados por la contracción de los músculos se
denominan «propioceptivos» o «cinestésicos». En el primer caso, la denominación
define la sensación de uno mismo. En el segundo es la sensación de movimiento.
Ambas palabras pueden ser usadas indistintamente como sinónimos.
Esto fue llamado <<fórmula» por los clásicos y fue asimilado a los
«engramas>> de la psicología finisecular. Nos interesa retener que esta
coincidencia de aferencias propioceptivas se repite en cada movimiento respiratorio
y que es justamente esta repetición lo que tiende a estabilizar y darle cierta fijeza.
Del mismo modo, cada contracción va quedando ligada estrechamente a las que la
preceden y, por consiguiente, se establecen también «cadenas» de actividades
propioceptivas-motrices que van consolidándose. Lo mismo que hemos indicado
con los movimientos respiratorios sucede con la succión y la deglución, con el grito y
con el llanto.
Separamos, sin embargo, el juego del desarrollo vocal en dos etapas. Una de ellas,
la que consideramos a continuación, la denominamos <primera etapa
(propioceptiva) del juego vocal>>.
El juego vocal se inicia con emisiones continuas (que algunos autores han
denominado<<vocalizaciones>>) y con sonidos guturales. El bebé repite en forma
continua los motivos, que a veces lo entretienen dos o tres días hasta que incluye
otro nuevo que se intercala con el anterior, lo sustituye, o se combina con él o se
pierde. Así es como paulatinamente se van generando nuevos y nuevos sonidos.
Hacia los dos meses, el niño es capaz de responder a las invitaciones de la madre
en un proceso de aprendizaje que corrientemente se denomina imitación. Puede
comprobarse que, cuando la madre emite los sonidos que son propios de esta etapa
(propioceptiva) del juego vocal (waa aggggg...»), el niño responde moviendo los
labios y emitiendo finalmente un sonido similar,
Además de este periodo influye en la regulación de los estereotipos del juego vocal
el conjunto de los sonidos del lenguaje se habla en torno del niño. Es típico de esta
influencia ya en el segundo semestre se nota.