Esclerosis Sistémica-2
Esclerosis Sistémica-2
Esclerosis Sistémica-2
Introducción
La esclerosis sistémica (ES, esclerodermia) es un trastorno autoinmunitario del tejido conjuntivo
(TAITC) de etiología desconocida que afecta a la piel, los vasos sanguíneos y los órganos internos.1
El nombre de esclerosis sistémica pretende expresar el carácter sistémico de este trastorno, del que
existen dos subtipos clínicos fundamentales: cutáneo limitado y cutáneo difuso. La ES limitada se
caracteriza por cambios fibróticos en la piel que se limitan a los dedos, las manos y la cara. En la ES
difusa se observa una esclerosis cutánea generalizada que suele comenzar en los dedos y las
manos, pero que finalmente se extiende a los antebrazos, los brazos, la cara, el tronco y las
extremidades inferiores. Otros procesos que pueden causar una induración cutánea simétrica y
extendida son la morfea generalizada, la fascitis eosinófila, el escleromixedema, la fibrosis sistémica
nefrógena, la esclerodermia y la EICH crónica (tabla 43-1).
Enfermedad multisistémica típica que tiene manifestaciones cutáneas distintivas pero que ostenta la
mortalidad específica de caso más alta que cualquier otra enfermedad reumática autoinmunitaria.
Esta elevada mortalidad y la grave morbilidad asociadas hacen importante el diagnóstico. La ES
también sirve como un modelo valioso de proceso y enfermedad fibróticos específicos de órgano. La
diversidad clínica de la ES resalta la importancia de su clasificación. Si bien es incurable, se
produjeron avances sustanciales en el tratamiento de las complicaciones relacionadas con los
órganos afectados por esta enfermedad. La naturaleza esporádica de las complicaciones que
involucran sólo a una minoría de casos, estimuló el interés en la estratificación del riesgo. Además
de su importancia clínica, este hecho puede tener también un impacto sobre los estudios acerca de
su patogenia y genética, ya que distintos mecanismos patogénicos pueden ser predominantes en
diferentes órganos.
Es necesario distinguir la ES de las formas localizadas de la esclerodermia y también de los
trastornos similares a aquélla, incluyendo la fascitis y el escleromixedema. No están bien
establecidos los criterios diagnósticos formales, aunque las manifestaciones clínicas que conducen
al diagnóstico de ES son claras. Los criterios de clasificación se concentran sobre todo en la
diferenciación de la ES de las otras formas de enfermedad del tejido conjuntivo. Con esto en mente,
es importante destacar que hasta un 20% de los casos de ES pueden tener manifestaciones
superpuestas.
Epidemiología
La ES tiene una distribución mundial y afecta a todas las razas. Las tasas anuales de incidencia y
prevalencia en EE. UU. son de aproximadamente 20 y 275 casos por millón, respectivamente.
Afecta a las mujeres con una frecuencia tres o cuatro veces mayor que a los hombres. Aunque
puede aparecer en niños y ancianos, su comienzo se sitúa generalmente entre los 35 y los 50 años
de edad. La edad media de comienzo es algo inferior en los afroamericanos, que muestran también
una mayor propensión a desarrollar la forma difusa. Aproximadamente el 1,5% de los pacientes con
ES tienen uno o más familiares directos afectados, lo que representa un riesgo de desarrollar esta
enfermedad 10-15 veces mayor en los familiares que en la población general. La ES conlleva una
mortalidad considerable, con una supervivencia global a los 10 años aproximadamente del 70%. Los
rasgos clínicos que permiten predecir un pronóstico menos favorable son el sexo masculino, la raza
afroamericana, una edad más avanzada en el momento del diagnóstico, la afectación de órganos
internos (especialmente de los pulmones) en el momento del diagnóstico, la fibrosis cutánea en el
tronco y una VSG elevada.
La ES es una enfermedad poco común que ha sido difícil de investigar en estudios epidemiológicos.
La prevalencia estimada se encuentra entre 1 y 2 casos por 10.000 habitantes, con una incidencia
anual de nuevos casos de alrededor de 10 veces menos. Es probable que las estimaciones
contrastantes sobre la frecuencia obtenidas de estudios basados en poblaciones reflejen el desafío
metodológico de analizar una enfermedad rara y clínicamente diversa. Si bien existen diferencias
sustanciales entre las estimaciones sobre la frecuencia de la ES en las diferentes poblaciones,
esto bien puede deberse a la metodología empleada en cada estudio. Es posible que exista un
sesgo particular en las series recopiladas en hospitales donde probablemente estén representados
en exceso los casos más graves. Esto puede explicar la menor frecuencia de la ES localizada en las
series hospitalarias en comparación con las estimaciones basadas en poblaciones.
Si bien es probable que exista un componente genético en la patogenia y la evidencia sostiene la
participación de factores genéticos en la susceptibilidad y la gravedad, también hay pruebas
contundentes que señalan a los factores ambientales como desencadenantes de la enfermedad.
Quizás sean éstos los responsables de los grupos de casos comunicados en Italia y los asociados
con la industria minera en América del Norte y Sudáfrica.
Patogenia
Se desconoce la patogenia de la ES. Las anomalías patogénicas clave en la piel y los órganos
internos son: disfunción vascular, activación inmunitaria con producción de autoanticuerpos y
esclerosis tisular caracterizada por depósito de colágeno y otras proteínas de la matriz extracelular.
La ES es una enfermedad compleja. La patogenia involucra tipos celulares múltiples que interactúan
a través de varios mecanismos dependientes del microambiente y de mediadores clave. Los
aspectos principales de la enfermedad incluyen la inflamación, la vascularización y las células
productoras de tejido conjuntivo. Es probable que los factores genéticos sean importantes, como en
otras enfermedades complejas. Sin embargo, sólo unos pocos de ellos fueron descritos con certeza.
La heterogeneidad clínica de la ES hace probable que distintos mecanismos patogénicos
predominen en determinados pacientes o subgrupos de enfermedad. Del mismo modo, es probable
que el equilibrio entre estos mecanismos difiera en distintos estadios de la ES.
Alteraciones de la matriz extracelular La esclerosis representa la vía final común para los daños
tisulares en la ES. Se produce un depósito excesivo de colágenos, proteoglucanos, fibronectina,
fibrilinas y moléculas de adhesión (ej β1-integrinas), que secuestran citocinas y factores de
crecimiento. El interés se ha centrado fundamentalmente en el factor de crecimiento transformador β
(TGF-β) y el factor del crecimiento del tejido conjuntivo (CTGF). Este último es inducido por TGF-β y
puede ser responsable del mantenimiento de la síntesis del colágeno.
Dada la complejidad de los cambios que experimenta la matriz extracelular en la ES, los estudios se
han centrado en el estudio de los fibroblastos y los miofibroblastos. Las pruebas parecen indicar la
existencia de un defecto inherente, un bucle autocrino o una hipersensibilidad a los factores de
crecimiento en los fibroblastos de la ES. También puede suceder que los fibroblastos de la ES
tengan un fenotipo normal pero se encuentren en un microentorno anormal, con mayor presencia de
factores de crecimiento o mediadores sistémicos. Parece que la acumulación de colágeno en la ES
se debe más a un incremento de la síntesis que a una disminución de su degradación.
Patogenia de la esclerosis sistémica. El esquema muestra el modo por el cual la esclerosis sistémica
se origina a partir de una interacción compleja entre las células del sistema inmunitario, incluyendo
los compartimientos innatos y adaptativos, la vasculatura y el tejido conjuntivo. Las interacciones
células-matriz son también de importancia potencial. Las alteraciones vasculares iniciales conducen
al desarrollo posterior de una población relativamente autónoma de fibroblastos activados y
miofibroblastos que contraen el tejido blando y depositan matriz extracelular en exceso. Estas
células pueden desarrollarse a partir de fibroblastos residentes en el tejido conjuntivo, de la
diferenciación de otros tipos celulares, incluyendo los pericitos microvasculares activados, y del
reclutamiento de células progenitoras circulantes (fibrocitos). No se conoce con certeza en qué
medida participan cada uno de estos linajes. Muchos factores de crecimiento y citocinas están
implicados como mediadores de este proceso y es posible que redes recíprocas complejas den
origen a un microambiente profibrótico. Tratamientos potenciales modificadores de la enfermedad
podrían estar orientados hacia determinados mediadores aislados o en combinación (ej factor de
crecimiento tumoral B [TGF-B], endotelina [ET-1], factor de crecimiento del tejido conjuntivo [CTGF],
factor de crecimiento derivado de las plaquetas [PDGF]) o modular células inmunitarias (ej
ciclofosfamida) o endoteliales (ej análogos de las prostaciclinas). La matriz extracelular puede ser un
depósito importante de mediadores que más tarde se liberan y desempeñan un papel clave en la
patogenia. CCL = ligando de la quimiocina CC; lg = inmunoglobulina; IL = interleucina.
En 1980, el American College of Rheumatology (ACR) publicó unos criterios preliminares para la
clasificación de la ES, que fueron actualizados en 2013. Esos criterios de clasificación garantizan
que la población de pacientes estudiada esté claramente definida y sea homogénea, algo que es
especialmente importante en los procesos reumáticos, en los que unos síntomas inespecíficos y
solapados pueden conducir a errores en su clasificación. Debido a ello, los criterios de clasificación
son más estrictos que los criterios diagnósticos utilizados en un paciente determinado. No obstante,
nosotros los emplearemos indistintamente En el esquema de clasificación de la ES de 2013, la
presencia del único criterio mayor (aumento del grosor de la piel en los dedos de ambas manos, que
alcanza la zona proximal a las articulaciones metacarpofalángicas [MCF]) conduce a un diagnóstico
definitivo de ES (9 puntos). Si el paciente no cumple este requisito, se pueden usar otros siete
criterios menores para alcanzar un diagnóstico de ES. Estos criterios de 2013 demuestran mayor
sensibilidad (91%) y especificidad (92%) que los criterios utilizados anteriormente. En función del
grado de afectación cutánea, se distinguen dos subtipos clínicos principales: ES cutánea limitada
(EScl) y ES cutánea difusa (EScd). Cuando las lesiones cutáneas afectan a las partes distal y
proximal de las extremidades, el tronco y la cara, se considera que es esclerosis sistémica cutánea
difusa, pero cuando la induración se limita a las extremidades y la cara se considera que es
esclerosis cutánea limitada. Aunque ambos subtipos pueden acompañarse de manifestaciones sis-
témicas, los patrones y la gravedad de la afectación de los órganos internos son muy variables.
Generalmente, la ES difusa se asocia a una afectación precoz de los órganos internos (en los 5
años posteriores al comienzo de la enfermedad) y a un pronóstico menos favorable, mientras que
los pacientes con ES limitada suelen desarrollar lesiones internas en fases más avanzadas de la
enfermedad y tienen mejor pronóstico. El acrónimo del síndrome CREST describe las características
clínicas de un subgrupo de pacientes con EScl: calcinosis, fenómeno de Raynaud, afectación
esofágica, esclerodactilia y telangiectasias. Sin embargo, dado que no todos los pacientes
manifiestan estas cinco características, es preferible emplear la denominación EScl. En contadas
ocasiones, los pacientes presentan una afectación característica de los órganos internos, fenómeno
de Raynaud, anomalías en los capilares de los pliegues ungueales y serologías positivas, pero sin
esclerosis cutánea. Esta presentación clínica recibe el nombre de esclerosis sistémica sin
esclerodermia (ESse) y muestra un comportamiento similar al de la EScl.
• ES cutánea difusa
• Esclerosis proximal de la piel (parte superior de los brazos, muslos, pecho y abdomen)
• Cercanía temporal entre la aparición del Raynaud y la esclerosis de la piel
• Manifestaciones inflamatorias prominentes durante los primeros 24 meses de la enfermedad
• Alta frecuencia de fibrosis pulmonar, compromiso cardíaco y crisis renal de la esclerodermia
• A menudo Scl-70 o antiRNA III positivos (pero es posible cualquier reactividad)
• ES de superposición
• Manifestaciones de esclerodermia junto con las de otras enfermedades reumáticas autoinmunitarias
• Polimiositis o dermatomiositis
• Lupus eritematoso sistémico
• Síndrome de Sjogren
• Vasculitis
• Poliartritis
• Las pruebas de anticuerpos antinucleares a menudo muestran coloración nuclear con manchas, específica
para nRNP, fibrilarina o PM-Scl
• Puede mostrar otras características serológicas de lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, Sjogren
• Dificultad respiratoria
• Fibrosis pulmonar intersticial
• Hipertensión arterial pulmonar
• Derrame pleural o pericárdico
• Compromiso cardíaco
• Anemia (ej de las ectasias vasculares antrales gástricas)
• Mal estado físico por disminución de la actividad
• Varias: infección torácica, miositis
Manifestaciones cutáneas
Muchos pacientes con ES pasan por una fase edematosa precoz, que a menudo cursa con edema
con fóvea de los dedos. Las úlceras digitales son también un signo característico. Posteriormente, la
piel se vuelve más dura y desarrolla un aspecto tirante y brillante (fase indurada). En última
instancia, puede producirse una disminución gradual del grosor de la piel (fase atrófica tardía). Los
dedos pueden desarrollar contracturas en flexión y úlceras, mientras que la afectación facial puede
producir una nariz en forma de pico, microstomía y un aspecto más juvenil.
Aparte de la fibrosis, los pacientes con ES pueden experimentar otros cambios cutáneos. Es
frecuente observar una despigmentación en las zonas de esclerosis. Algunos pacientes desarrollan
hiperpigmentación difusa, más acentuada en las superficies expuestas al sol y en las zonas de
presión. La «leucodermia de la esclerodermia» se caracteriza por la aparición de zonas localizadas
de despigmentación que respetan la piel perifolicular; este signo diagnóstico resulta muy útil y recibe
a veces el nombre de signo de «sal y pimienta». También puede acumularse pigmento en la piel que
cubre las venas superficiales. Esta leucodermia muestra preferencia por la parte superior del tronco
y el centro de la cara, y puede aparecer en piel intacta o esclerótica.
Las telangiectasias son más frecuentes en los pacientes con EScl, pero también pueden aparecer
en pacientes con EScd. Aparecen con mayor frecuencia en la cara, los labios y las palmas de las
manos. Esas máculas telangiectásicas son planas y muestran vasos enmarañados. Más del 90% de
los pacientes con ES presentan anomalías de los capilares en el pliegue ungueal proximal, y este
signo puede ser muy útil para confirmar el diagnóstico. Se puede emplear un capilaroscopio o un
dermatoscopio para apreciar mejor los capilares anómalos del pliegue ungueal. Es muy
característico de la ES un patrón distintivo consistente en áreas de ausencia de los capilares que
alternan con asas capilares dilatadas.
La calcinosis cutánea aparece con mayor frecuencia en las extremidades, normalmente cerca de
las articulaciones y en zonas distales. Además, la piel suele estar seca debido a una disminución de
la sudoración, y el prurito puede ser bastante intenso. Puede observarse un menor crecimiento de
pelo en la piel esclerótica, pero esto es muy variable; también puede producirse hipertricosis,
especialmente durante la fase de recuperación. En general, los cambios cutáneos son muy molestos
para los pacientes con ES. En un estudio en el que 300 pacientes con ES respondieron a un cues-
tionario, lo que más preocupaba a estos pacientes eran las manifestaciones faciales y la
microstomía.
Autoanticuerpos
Las pruebas de autoanticuerpos ayudan a confirmar el diagnóstico de ES. La mayoría de los
pacientes con ES tienen títulos elevados de anticuerpos antinucleares (ANA), y los patrones
nucleolar o moteado son relativamente específicos de la ES. Los pacientes con anticuerpos
anticentrómeros tienen más probabilidades de desarrollar EScl, gangrena digital y HAP. Los
pacientes con anticuerpos contra la topoisomerasa I (Scl-70) tienen más probabilidades de
desarrollar EScd y mayor riesgo de NI, que conduce a la fibrosis pulmonar. Por último, el subgrupo
de pacientes con anticuerpos anti-ARN polimerasa III es más propenso a las alteraciones cutáneas
difusas progresivas y a las alteraciones renales.
Evaluación de un paciente con fenómeno de Raynaud. bc, bicatenario; RNP, ribonucleoproteína;
Sm, Smith.
Anatomía patológica
En el examen histológico, las zonas de induración cutánea se caracterizan por la presencia de
colágeno compacto o hialinizado, depósito excesivo de colágeno, glándulas ecrinas y pilosebáceas
atróficas, pérdida de grasa subcutánea y un infiltrado linfocítico escaso en la dermis y el tejido
subcutáneo. Las estructuras anexiales (especialmente las glándulas ecrinas) parecen «atrapadas»
por la excesiva acumulación de colágeno. Sin embargo, el examen histológico no permite distinguir
entre los diferentes subgrupos de ES. Los estudios de inmunofluorescencia directa suelen dar
resultado negativo en los pacientes con ES. Aunque los vasos sanguíneos cutáneos pueden sufrir
daños endoteliales, este hallazgo se aprecia únicamente a nivel ultraestructural;6 también se
observa reduplicación de la membrana basal. Conviene señalar que, en un estadio terminal, las
zonas de esclerosis pueden no diferenciarse histológicamente de otros trastornos que se
caracterizan por el depósito de colágeno, como la morfea (que suele acompañarse de un infiltrado
inflamatorio más marcado que el de la ES en sus fases iniciales).
Diagnóstico diferencial
Cabe destacar que la EICH puede tener manifestaciones tanto pulmonares (ej bronquiolitis
obliterante) como gastrointestinales. Algunos pacientes con ES tienen también manifestaciones de
otro TAITC, es decir, un síndrome de superposición.
El diagnóstico de la ES es clínico. Si bien existen criterios de clasificación que fue ron propuestos
para facilitar la distinción entre la ES y las demás enfermedades del tejido conjuntivo, no se
desarrollaron criterios formales de diagnóstico. El principal diagnóstico diferencial es con otras
condiciones dentro del espectro de la esclerodermia y con los síndromes de superposición de esta
última enfermedad. Además es crucial distinguir otras causas de esclerosis de la piel. En los casos
de ES establecida, los aspectos más importantes del diagnóstico diferencial se relacionan con la
diferenciación de las diversas manifestaciones de la ES. Por ejemplo, existen causas múltiples de
disnea, dolor torácico o síntomas digestivos vinculados con la ES que deben diagnosticarse de
forma correcta.
Tratamiento
La ES es una enfermedad difícil de tratar. Las medidas terapéuticas van orientadas
fundamentalmente a las alteraciones de los órganos internos, pero, la mayoría de esas medidas
tienen un efecto mínimo sobre la esclerosis cutánea y las demás manifestaciones cutáneas.
FIBROSIS PULMONAR
Si bien la HAP es responsable quizás de más muertes que la fibrosis pulmonar en la ES, esta última
continúa siendo una complicación importante. Según la histología, la mayoría de los casos pueden
clasificarse como neumonía intersticial inespecífica. Es interesante señalar que aun aquellos casos
que tiene un patrón histológico o por TCAR de neumonía intersticial común tienen pronósticos
bastante más favorables que los casos de FP idiopática. El tratamiento de la FP en la ES continúa
siendo un desafío. Además de un considerable cúmulo de datos retrospectivos o no controlados que
sugieren una utilidad de la ciclofosfamida en la FP de la ES, recientemente se publicaron los
resultados de dos ensayos aleatorizados y controlados con placebo a doble ciego. Ambos muestran
un beneficio modesto de la ciclofosfamida en relación con el placebo. Para el cambio en la
capacidad vital forzada (porcentaje predicho), la comparación de ciclofosfamida oral con placebo fue
estadísticamente significativa según el Scleroderma Lung Study y mostró una fuerte tendencia (p =
0,06) en el ensayo de ciclofosfamida intravenosa seguida de azatioprina oral. En la actualidad, la
mayoría de los centros emplean ciclofosfamida como tratamiento para la FP progresiva o grave en la
ES, definiendo extensión y gravedad por medio de pruebas de función pulmonar y TCAR. La
extensión de la enfermedad según la TCAR y los antecedentes de una anormalidad restrictiva
progresiva en las pruebas de función pulmonar, representan los mejores indicadores de una
declinación futura en la función pulmonar y, por lo general, se utilizan para tomar decisiones con
respecto al tratamiento. Otras modalidades terapéuticas en uso incluyen la carbocisteína y los
corticosteroides en dosis bajas. El lugar que ocupan las demás estrategias inmunosupresoras
sigue siendo incierto y requieren ser evaluadas en estudios clínicos prospectivos multicéntricos. Es
útil destacar que a pesar de contar con una sólida fundamentación teórica como tratamiento de la
fibrosis pulmonar, el antagonista del receptor de endotelina, el bosentan, no fue superior al
placebo en un gran estudio multicéntrico reciente sobre casos de PF y ES. Ensayos recientes en FP
idiopática con pirfenidona, etanercept e interferón y que mostraron algunas pruebas de eficacia, se
encuentran bajo una nueva evaluación para esta enfermedad.
COMPLICACIONES GASTROINTESTINALES
El compromiso del aparato digestivo es muy frecuente en la ES. Más del 90% de los casos tienen
afectado el esófago con dismotilidad y reflujo. Este trastorno suele responder bien a los inhibidores
de la bomba de protones y a los agentes que aumentan el tono del esfínter esofágico inferior como
la domperidona. El compromiso del intestino medio adopta muchas formas. La seudoobstrucción
requiere medidas conservadoras al comienzo pero puede ser necesario suplementarias con nutrición
parenteral. El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado puede tratarse utilizando antibióticos
de amplio espectro y la insuficiencia pancreática requiere suplementos enzimáticos. La afectación
del intestino grueso representa un desafío importante. En ocasiones, la incontinencia anorrectal
responde bien a un estimulador implantado en el nervio sacro o a enfoques menos elaborados como
la inyección bioplástica para aumentar el grosor del esfínter anal interno. El prolapso rectal asociado
puede requerir una intervención quirúrgica adicional. La constipación crónica, a veces con
diarrea por desborde, es común. Se recomienda ajustar la dieta, utilizar de manera racional los
laxantes estimuladores, ablandadores o de volumen, pero por lo general el enfoque más exitoso es
comprometerse verdaderamente con el paciente. En ocasiones, se necesita una colostomía de
desfuncionalización, aunque esto sólo es adecuado en un número muy limitado de casos.
MIOSITIS
Uno de los desafíos del tratamiento de esta es la necesidad de equilibrar el riesgo con el beneficio
por el uso de los corticosteroides y la definición de las bases patológicas del compromiso muscular
en la ES. Pueden producirse fibrosis, atrofia e inflamación. Las dosis de los corticosteroides deben
reducirse al mínimo. Los estudios por imágenes y la electromiografía pueden ser útiles para
distinguir los diferentes patrones de la anatomía patológica.
COMPLICACIONES CARDÍACAS
El compromiso cardíaco en la ES contribuye en gran medida a la mortalidad, aunque sigue siendo
una de las complicaciones de los órganos internos poco reconocidas y menos comprendidas. Un
gran número de estudios confirma que las alteraciones funcionales, electrofisiológicas y por
radionúclidos son frecuentes en la ES, pero la importancia de estos hallazgos es incierta.
Hasta en un 10% de los casos de ES cutánea diseminada está afectado el corazón de manera
significativa desde el punto de vista hemodinámico. El componente inflamatorio de la miocarditis
suele responder a la inmunosupresión, por eso en la Figura se indica un enfoque operativo para el
tratamiento de la esclerodermia cardíaca. No está basado en los datos, pero podría componer las
bases para una evaluación prospectiva del significado del deterioro de la fracción de eyección y de
los niveles elevados de troponina circulante en la ES. Las imágenes de la resonancia magnética, del
Doppler tisular y la evaluación de la disfunción diastólica por ecocardiografía convencional de dos
dimensiones, son todas estrategias potenciales para estudiar el compromiso cardíaco en la ES. Han
habido muchos avances en la ES, incluyendo una mejor apreciación de la diversidad de este
trastorno, un conocimiento más profundo de los mecanismos patológicos subyacentes y un mayor
progreso en el tratamiento de las complicaciones que afectan a los órganos. Estos avances se
obtuvieron a través de la acumulación de datos provenientes de ensayos clínicos sólidos que
demostraron la eficacia o la falta de utilidad de determinados tratamientos y de la validación de
medidas para estudiar la enfermedad. Además, se han dado pasos importantes en el desarrollo de
organizaciones para los pacientes y de sistemas de redes para comprender mejor la enfermedad.
Afectación de los órganos internos en la esclerosis sistémica: opciones de cribado y tratamiento. Las pruebas de
cribado iniciales se indican en negrita. BUN, nitrógeno ureico en sangre; Cr, creatinina; ECA, encima conversora de la
angiotensina; DLCO, capacidad de difusión pulmonar para el monóxido de carbono; N-Tpro-BNP, propéptido natriurético
de tipo b N-terminal; PFP, pruebas de la función pulmonar; TC, tomografía computarizada.
Fenómeno de Raynaud
El tratamiento de primera línea para el fenómeno de Raynaud es de tipo conductista: hay que
explicar a los pacientes que deben mantenerse calientes y no fumar para reducir la frecuencia y la
gravedad de los ataques. El tratamiento de segunda línea es de tipo farmacológico y comienza con
el uso de vasodilatadores. Los antagonistas del calcio (ej nifedipino, amlodipino) son los fármacos
más utilizados. También pueden resultar eficaces los bloqueantes de receptores de la angiotensina
II (ej losartán), y se pueden probar tratamientos combinados. Más recientemente, se han utilizado
inhibidores de la fosfodiesterasa de tipo 5 (ej sildenafilo, tadalafilo), que actúan sobre la vía de la
vasodilatación mediada por el óxido nítrico. Hay que procurar que los vasodilatadores no reduzcan
excesivamente la presión arterial sistémica. Además, los antagonistas del calcio pueden agravar el
reflujo gastroesofágico y producir edema periférico. En aquellos pacientes que no toleran estos
fármacos debido a la hipotensión arterial, se puede optar por un inhibidor selectivo de la recaptación
de serotonina (ej fluoxetina). En teoría, los antiagregantes orales (p. ej., ácido acetilsalicílico en dosis
reducidas, clopidogrel) y/o la pentoxifilina pueden mejorar el flujo sanguíneo a las zonas distales
comprometidas. También puede resultar útil la biorretroalimentación. Se está investigando la
posibilidad de usar inhibidores de la HMG-CoA reductasa («estatinas») a modo de tratamiento
vasoprotector, y parece que esta es una opción segura y bien tolerada
Úlceras cutáneas
Las úlceras de los dedos son difíciles de tratar y constituyen una causa importante de morbilidad. Su
tratamiento incluye las medidas expuestas anteriormente para el fenómeno de Raynaud. Es
importante obtener una historia ocupacional y recreacional detallada para identificar posibles
factores de riesgo y fuentes de lesión y exposición al frío. A partir de los resultados de dos estudios
controlados aleatorizados, se ha aprobado el uso de bosentán (un antagonista oral de los receptores
de la endotelina) en Europa, pero no en EE. UU., para la prevención de nuevas úlceras digitales en
los pacientes con ES. Aunque en un estudio aleatorizado de doble ciego con iloprost (un análogo de
la prostaciclina) oral se obtuvieron resultados decepcionantes, al administrarlo por vía intravenosa se
redujeron las úlceras digitales y mejoró la cicatrización de las mismas. Estudios más limitados sobre
el uso subcutáneo de treprostinil (otro análogo de la prostaciclina) parecen indicar que también
puede resultar eficaz. En casos refractarios puede considerarse la posibilidad de los bloqueos
nerviosos y las simpatectomías. Se cree que en los pacientes con ES el desbridamiento autolítico de
las úlceras mediante vendajes oclusivos resulta más seguro que el desbridamiento mecánico. En
general, los apósitos húmedos de hidrocoloide crean unas condiciones más favorables para la
cicatrización de las heridas que los apósitos secos o húmedos-secos. En algunos pacientes con ES
se han utilizado desbridantes enzimáticos (ej colagenasa) y factores de crecimiento tópicos (ej gel
de PDGF). También se pueden usar injertos o equivalentes cutáneos para estimular el lecho
ulceroso y reducir el dolor de las heridas. Los vasodilatadores tópicos, como la nitroglicerina,
resultan muy atractivos debido a la facilidad de aplicación y a los mínimos efectos secundarios
sistémicos; no obstante, carecemos de datos sobre su eficacia basados en la evidencia.
Esclerosis cutánea
En las fases iniciales de la ES se desarrolla rápidamente edema cutáneo y subcutáneo, pero durante
las fases indurada y atrófica la afectación cutánea progresa más lentamente y tiende a mejorar de
forma gradual, con independencia del tratamiento. Pero actualmente carecemos de parámetros
cuantitativos objetivos de la esclerosis cutánea que nos permitan detectar cambios a corto plazo en
la ES. El instrumento tradicional para medir la afectación cutánea en la ES es la puntuación cutánea
de Rodnan modificada. Aunque este es un parámetro validado, no resulta idóneo y es relativamente
insensible a los pequeños cambios a corto plazo. El durómetro es un instrumento técnico adaptado
que puede ser más adecuado para valorar la induración y la dureza cutáneas en pacientes con ES.
Para medir la esclerosis cutánea se han utilizado también los ultrasonidos y el láser. En general, los
tratamientos tópicos y los protocolos de fototerapia son los mismos que se utilizan para la morfea y
pueden ayudar a algunos pacientes con ES. Por lo que se refiere a la farmacoterapia sistémica, en
un estudio sobre el uso de D-penicilamina para la ES no se observaron diferencias entre los grupos
tratados con dosis pequeñas y con dosis elevadas, y este fármaco apenas se utiliza actualmente.
Aunque la minociclina proporcionó resultados prometedores en un estudio piloto, en un estudio de
seguimiento de mayor envergadura no se pudo apreciar un efecto beneficioso. El metotrexato (MTX)
puede ser útil en pacientes con ES y miositis y artritis inflamatoria superpuestas. Pero, en un estudio
aleatorizado controlado frente a placebo (en el que participaron 71 pacientes con ES precoz) en el
que se administró MTX durante 1 año, se observó un efecto favorable con MTX, pero no alcanzó
significación estadística. No obstante, debido a su utilidad en la morfea, parece razonable efectuar
una prueba con MTX durante 3-6 meses en pacientes sin NI.
El micofenolato de mofetilo (MMF) se utiliza habitualmente para la ES-NI (v. más adelante) y en
algunos pacientes puede tener efectos beneficiosos sobre la esclerosis cutánea precoz. Sin
embargo, no se ha alcanzado un consenso sobre el uso empírico de MMF (2-3 g/día) durante 6-12
meses para tratar la EScd precoz. Como cabría esperar, puede que haya que ajustar la dosis en
función de sus efectos secundarios, en particular las citopenias y los síntomas gastrointestinales. El
MMF puede combinarse con el MTX para tratar la esclerosis cutánea grave y rápidamente progre-
siva, pero es necesario realizar un seguimiento muy estrecho. El sirolimús es un inhibidor de mTOR
que se ha utilizado para tratar el rechazo a los trasplantes renales y podría ser también un candidato
para tratar la ES. El interés por el sirolimús ha aumentado debido a que puede mejorar determinadas
malformaciones vasculares y produce un efecto antifibrótico, y se ha utilizado en la EICH. Se han
probado otros fármacos sistémicos en la ES, pero la mayoría de ellos han resultado ineficaces en
última instancia. En un estudio reducido en el que se estudiaron los anticuerpos anti-TGF-β no se
apreció un efecto beneficioso. A nivel histológico, se pudo observar una disminución del espesor de
la piel en la EScd después de 2 meses de tratamiento con imatinib.
Otras complicaciones cutáneas La calcinosis cutánea representa un problema grave para el que
no existe ningún tratamiento médico eficaz. La warfarina a dosis reducidas puede limitar la reacción
inflamatoria que producen los depósitos de calcio. Aunque se han publicado algunos informes de
casos de la eficacia de los antagonistas del calcio para la calcinosis, no se ha podido confirmar en
series de pacientes más extensas. Se ha utilizado el tiosulfato sódico por vía intravenosa e
intralesional para tratar las úlceras causadas por la calcifilaxia, y algunos informes parecen indicar
que su aplicación tópica podría mejorar las úlceras de la calcinosis cutánea. En determinadas
circunstancias, puede ser necesario proceder a la extracción quirúrgica de los depósitos de calcio.
También se han publicado estudios sobre el tratamiento mediante litotricia por ondas de choque
extracorpóreas. Para las telangiectasias se puede optar por un tratamiento estético mediante láseres
adecuados para lesiones vasculares (ej de colorante pulsado).
i.v: intravenoso; LL: liberación lenta; NI: neumopatía intersticial; UV: ultravioleta.