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TEMA 12

EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD. LAS POTESTADES ADMINISTRATIVAS:


CONCEPTO Y CLASES. LA DISCRECIONALIDAD DE LA ADMINISTRACION. EL
PRINCIPIO DE AUTOTUTELA.
SUMARIO:

I.- EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD

I.1.- Introducción
I.2.- Doctrina de la vinculación negativa
I.3.- Doctrina de la vinculación positiva

II.- LAS POTESTADES ADMINISTRATIVAS: CONCEPTO Y CLASES

II.1.- Concepto
II.2.- La potestad y el derecho subjetivo
II.3.- Clases de potestades
II.3.1.- De supremacía general y de supremacía especial
II.3.2.- Regladas y discrecionales
II.4.- Atribución de la potestad

III.- LA DISCRECIONALIDAD DE LA ADMINISTRACION

III.1.- Ambito y límites


III.2.- Justificación
III.3.- Discrecionalidad y conceptos jurídicos indeterminados
III.4.- Sistemas de control de la discrecionalidad
III.4.1.- El control de los elementos reglados. En especial, el control del fin y la desviación de poder
III.4.2.- El control de los hechos determinantes
III.4.3.- El control de los principios generales del derecho

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I.- EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD.

I.1.- Introducción.

Lo que distingue a unos Estados respecto de otros, tanto en un tiempo dado como
en diferentes épocas históricas, no es que unos reconozcan y otros aborrezcan el
ideal de un Estado de Derecho, sino lo que unos y otros entienden por Derecho. Es
ahí, en ese terreno material y no estructural, donde las diferencias son
considerables. Cuando se niega a un Estado su condición de Estado de Derecho, se
parte, obviamente, de una determinada concepción ideal del Derecho.

Como se decía en el tema anterior, el Derecho Administrativo surgió como


manifestación de las concepciones jurídicas de la Revolución Francesa, en la que
por parte de los revolucionarios se sostenía que la fuente del Derecho no estaba en
ninguna instancia superior a la comunidad, sino en esta misma, en su voluntad
general, la cual se manifestaba a través de la Ley general.

Por lo que a esta materia interesa, lo sustancial del mecanismo que permanece no
es que la Ley sea general o singular, sino que toda acción singular del poder esté
justificada en una Ley previa. Esta exigencia parte de dos claras justificaciones. Una
más general y de base, la idea de que la legitimidad del poder procede de la
voluntad comunitaria, cuya expresión típica es la Ley. La segunda idea que refuerza
esa exigencia de que toda actuación singular del poder tenga que estar cubierta por
una Ley previa es el principio técnico de la división de los poderes: el Ejecutivo se
designa así porque justamente su misión es “ejecutar” la Ley. Es a esta técnica
estructural precisa a lo que se llama propiamente principio de legalidad de la
Administración: ésta está sometida a la Ley, a cuya ejecución limita sus
posibilidades de actuación.

I.2.- Doctrina de la vinculación negativa.

Según el planteamiento originario del principio de legalidad, la Administración podría


hacer no meramente aquello que la Ley expresamente le autorice, sino todo aquello
que la Ley no prohibe. Más en particular: habría de entenderse que la Administración
puede usar de su discrecionalidad, esto es, de su libre autonomía, en todos aquellos
extremos que la Ley no ha regulado. La discrecionalidad operaría así en el espacio
libre de Ley.

Tal concepto de la discrecionalidad, y correlativamente de la legalidad de la


Administración, ha estado vigente en nuestro país hasta tiempos recientes,
concretamente hasta la entrada en vigor de la ya derogada Ley de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa de 1956.

Se ha llamado con acierto a esta gran concepción de la legalidad de la


Administración, tan decepcionante en sus consecuencias finales, dice García de
Enterría, la doctrina de la vinculación negativa de la Administración por la Ley: ésta
operaría, en efecto, como un límite externo a una básica libertad de determinación.

I.3.- Doctrina de la vinculación positiva.

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