La Evolución Humana

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“LA EVOLUCION HUMANA”

RECORRIDO ESQUEMATICO-IMAGINATIVO
POR LA EVOLUCIÓN DEL HOMBRE Y SU MUNDO

ENSAYO REALIZADO POR RUBEN MARIO PARENTE


“LA EVOLUCION HUMANA”
RECORRIDO ESQUEMATICO-IMAGINATIVO
POR LA EVOLUCIÓN DEL HOMBRE Y SU MUNDO

TAPA: “Las Estrellas son expresión del Amor”


Trabajo realizado por Rudolf Steiner: tiza sobre papel (152 x 102 cm.). 4-VI-1924

“¡Pensemos cuán muerto está el cosmos si uno mira allí afuera


y sólo ve cuerpos gaseiformes ardientes que brillan!
¡Pensemos cuánta vida cobra todo esto cuando se sabe:
estas estrellas son la expresión del amor con el cual
el cosmos astral actúa sobre el cosmos etérico!”

Extractado del libro: “Rudolf Steiner en el Museo Nacional de Bellas Artes”

-1-
PRÓLOGO:
El Dr. Rudolf Steiner recurre, en algunos libros, y en determinadas conferencias, a croquis, esquemas,
y a representaciones gráficas, como herramientas conceptuales, para explicitar la complejidad de los hechos,
procesos, estructuras, y acontecimientos que han acompañado a la humanidad desde sus orígenes hasta el día
de hoy; como así también los estados que todavía faltan por desarrollar.
Este trabajo, este breve recorrido por la evolución del Hombre y su Mundo, pretende establecer una
secuencia, a través de la cual, partiendo de un esquema conceptual, intelectual, podamos estimular la
imaginación –primer escalón del pensar- y lograr así la vivencia interna. Debemos aclarar, que esta
presentación no tiene la intención de dar una visión acabada del tema, ya que es posible caer en algún tipo de
unilateralidad; sino meramente compartir un punto de vista muy particular, sobre como aproximarnos a los
Misterios de la Creación, y el Devenir de los Tiempos.

“Todas las presentaciones y los conceptos que apuntan hacia lo imaginativo, son los que educan al ser
humano y lo van llevando paulatinamente a aquel punto del desarrollo, en el que aprende a ver más y más
adentro de los mundos superiores”. –GA 101. p.115.-

“(…) Hay que evitar tratar de ver el ocultismo auténtico en eso que se acomoda al anhelo de
comprensibilidad física queriendo esquematizar inclusive los mundos superiores. Esto no es más que la
descripción conforme los medios del intelecto físico cotidiano. Es claro que, también, el intelecto físico tiene
su misión; por esto es útil hacerse un esquema (…)”. –GA 104. p. 169.-

“Hay que poner mucha atención: lo importante no es el esquema, sino la mirada espiritual. Si falta,
uno toma por mal camino. Un espíritu lógico puede comprender lo que pasa en el mundo espiritual, pero no
puede inventarlo. No se puede adquirir su conocimiento sin la experiencia íntima” – GA 106. p. 32.-

Al considerar un tema en particular, veremos que es necesario abordarlo desde distintos ángulos; para
lograr una adecuada comprensión. Pero además debemos concluir que la terminología que usamos
habitualmente para describir el mundo sensible, cuando es aplicada a los hechos de índole espiritual resulta –en
mayor ó en menor medida- inadaptada; por esta razón debemos esforzarnos para “ver” más allá de las palabras.

“Nunca se estudiarán bastante las verdades concernientes a los mundos superiores, y esto a partir de
las perspectivas más variadas. Debería verse que con cada punto de vista sólo se suministra finalmente un
esbozo muy fragmentario. Solamente poco a poco, cuando se han observado los fenómenos desde diversos
lados, las impresiones recogidas se completan y forman un cuadro cada vez más vivo. Para acceder a los
mundos superiores, el hombre tiene necesidad de tales imágenes y no esquemas rígidos. Cuando más llenas de
vida y de color estas imágenes, más puede esperarse una aproximación a la realidad superior”. -GA 11, p.
190.-

-2-
INTRODUCCIÓN:
“Anteriormente sólo existía el espíritu que, más tarde, se condensa en parte, por decirlo así, para dar
origen a la materia. Así asistimos a un proceso similar, si bien a un nivel más elevado, al que observamos
cuando, en el seno del agua de un recipiente, poco a poco, se va formando hielo por congelación. Del mismo
modo que aquí se ve cómo una parte de lo que antes era solamente agua se condensa y se transforma en hielo,
así también por la observación espiritual se puede ver cómo un elemento que antes era puramente espiritual
se condensa en cierto modo y da origen a objetos, procesos y seres materiales. Así es como nuestro planeta ha
surgido de una entidad cósmica espiritual; y todo lo material relacionado con él es una condensación de lo
espiritual unido antes a él. Con todo, no debemos imaginarnos que, en un momento dado, todo lo espiritual se
ha convertido en materia; la materia representa solamente porciones transformadas de sustancia espiritual
primordial; el espíritu continúa siendo el principio rector y soberano durante todo el período material de la
evolución.” –GA 13. p. 113.-

“Así, cuando un ser se realiza en una existencia corporal, lo material se desintegra con su muerte
corporal; no así las energías espirituales que hicieron surgir de sí mismas este elemento corporal: dejaron
impresas en el fundamento espiritual del mundo sus huellas, sus réplicas exactas. Y el que, a través de lo
visible, es capaz de elevar su percepción a lo invisible, acaba por tener ante sí algo que podría compararse a
un grandioso panorama espiritual en el que se hallan registrados todos los procesos pasados del mundo. Estas
huellas imperecederas de todo lo espiritual podemos llamarlas anales akásicos, teniendo en cuenta que se
designa con la expresión esencia akásica el elemento espiritual permanente del suceder universal, en
contraposición a las formas transitorias de este suceder.” –GA 13. p. 114.-

OBSERVACIONES PRELIMINARES:
Este ensayo requiere de algunas explicaciones previas, básicas, sobre los “esquemas” aquí empleados,
para luego ir ahondando en toda la trama en las que se hallan inmersos, tanto los planetas, como así también
los pueblos; los seres espirituales, como los seres materiales. Y recién, desde allí comenzar a desarrollar este
viaje esquemático-imaginativo por la Evolución del Hombre y su Mundo.
En primera instancia, vamos a ponderar las siguientes descripciones que Rudolf Steiner nos brinda,
sobre la encarnación planetaria que conocemos como Antiguo Saturno:

I)“(…) Si seguimos de cerca el antiguo ciclo saturnal, hemos de decir: hasta la integración de la
esfera calórica, el proceso de la evolución saturnal es ascendente, o descendente, si lo prefieren, ya que se
trata de un proceso de condensación. En el momento del antiguo ciclo saturnal, cuando Saturno a pesar de
haber llegado al fin de una fase, sigue girando, se objetiva la esfera saturnal y los elementos que la integran.
Los espíritus que intervienen en la disolución, tienen en cuenta el plan concebido originalmente en la
construcción, y esto es karma.
No hay posible escape; las cosas han de desarmarse tal como fueron armadas. El karma, pues, de la
primera mitad evolutiva se cumple en la segunda, durante aquélla. Génesis universal es generación de karma;
desvanecimiento universal, en el más abarcante sentido de la palabra, es sufrimiento de karma y a la vez su
anulación.
Esto es lo que sucede en lo grande como en lo pequeño, en cada planeta, pues cada uno refleja
fielmente las condiciones macrocósmicas. Lo mismo puede observarse con los pueblos; piensen en el que se
halla en la fase ascendente de su desarrollo juvenil, pletórico de actividad y de energía; piensen cómo da
origen, época tras época, a toda clase de elementos culturales, hasta llegar a un punto culminante; pero en la
medida en que todo se acumula, se acumula asimismo el karma del pueblo. Lo mismo que en el ciclo saturnal
se acumula karma, en sentido de que es necesario tener en cuenta lo creado previamente, así también se
acumula karma en cada pueblo durante su proceso de desarrollo cultural, karma que alcanza su apogeo
cuando han llegado a la plenitud sus potencias primarias y originales” –GA 110. p. 157.-

II)“Cuando Uds. se representan la evolución del Saturno en su totalidad, podemos dibujarlo así:

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En el centro (x) se encuentran los Espíritus de la Personalidad. En cada uno de los ciclos evolutivos
precedentes y siguientes –la evolución de Saturno, al igual que la de nuestra Tierra, puede subdividirse a base
del número siete- en cada una de las siete vueltas, un grupo correspondiente de seres alcanza el rango de
Hombre: en cada vuelta evolutiva lo alcanzan los seres para quienes ha llegado precisamente el momento
idóneo para poder aprovechar lo que Saturno brinde, para poder vivir las experiencias del Hombre” –GA
104. p. 75.-

III) “Cuando Saturno recién inició su evolución, comenzó el hombre en lo más elevado de lo
espiritual, que nos es dado concebir como una creación en el Devakán superior. Esto fue el primer estado de
forma; y fue exclusivamente mineral. Descendió como ser mineral hasta en el reino físico, y volvió a ascender
al Devakán superior (…)

O O
O O
O O
O = físico

Estos estados desde la forma extrema de carecer prácticamente de forma, bajando hasta la forma física
y volviendo a subir hacia el estado de forma –sin forma-, no son de ningún modo siete globos (*) que existen
uno al lado del otro sino que representan siete estados consecutivos. Al principio el mismo globo que ahora
tiene forma física, tenía forma espiritual que se fue condensando más y más. Es siempre el mismo globo, tan
sólo en forma densificada. Luego se vuelve parcialmente astral, y después físico siempre el mismo globo. Se va
disolviendo otra vez como la sal en agua tibia, volviéndose globo astral.” (*) En la antroposofía se llama más
tarde –fases-. (Nota del traductor). –GA 104. p.164, 167.- Ver otras aclaraciones en la pag.: 6.

Ahora procederemos a representarnos esquemáticamente, mediante “arcos” ó “semicírculos”, si lo


prefieren, los tres puntos mencionados. Si analizamos el punto “I”, podemos inferir que el Dr. Steiner,
describe la esfera evolutiva llamada Antiguo Saturno, desde dos puntos de vista; el primero: hasta la
Integración de la esfera calórica, como un proceso “ascendente”; llegado a un determinado punto, un punto
culminante (P.C.), comienza desde allí su Disolución, su anulación; entonces lo podríamos graficar de la
siguiente manera:

Fig: 1

El segundo punto de vista lo describe como un proceso “descendente”, ya que se trata de un proceso
de Condensación hasta un punto culminante (P.C.) o clímax, y desde allí emprende su reabsorción, su
Espiritualización; entonces el esquema nos quedaría así:

-4-
Fig: 2

Como ambos procesos -“ascendente” (fig.: 1) y “descendente” (fig.: 2)- son equivalentes, y de modo
particular, simultáneos; podemos sumar, a continuación, el punto “II”; dónde específicamente se señala, que
todo ciclo evolutivo, puede subdividirse en siete etapas, llamadas “Vueltas”; entonces nuestro esquema
podríamos representarlo de la siguiente manera; teniendo en cuenta que las etapas mencionadas, también
resultarían equivalentes y simultaneas:

Fig: 3

Los puntos culminantes (P.C.) que también resultan equivalentes, y simultáneos son atravesados por un
“Eje de Correspondencia” (E. C.) donde las “Vueltas” se reflejan, se repiten, la primera mitad, en la segunda
mitad, o sea: la 1º en el 7º, la 2º en el 6º, la 3º en la 5º, no así la cuarta, porque ella representa un centro. Esta
es una ley cósmica, que se cumple tanto en lo “grande” como en lo “pequeño”, tanto en los ciclos, como en las
subdivisiones; en cada planeta, como en cada pueblo. Aquí debemos tener muy presente, que no es simple
repetición; cada etapa se perfecciona, se enriquece con algún elemento nuevo.

Y por último tengamos en cuenta el punto “III”. Siguiendo con nuestra lógica, y sabiendo que el

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Antiguo Saturno es siempre la misma esfera, que progresa desde el estado “sin forma” (devekán superior),
pasando por estados intermedios, hasta llegar a la forma física; para luego volver a ascender al devakán
superior, pero perfeccionado; entonces, el gráfico que allí tenemos en forma de “V”, lo podemos transformar
en un “arco” y ampliarlo de la siguiente manera:

GÉNESIS ANULACIÓN

Fig: 4

En otra conferencia, Rudolf Steiner, utiliza la siguiente expresión: “un arco que se eleva…
descendente”, pero aquí lo encontramos refiriéndose a la raza atlante (como hemos dicho, nuestra lógica
también aplica a los pueblos), y con el objeto de profundizar aún más, sobre los conceptos y representaciones
de los distintos “procesos”, la reproducimos a continuación:
“Aproximadamente a mediados de la raza atlante, la que precedió a nuestra raza, la humanidad había
llegado a la mitad de su evolución. Ahora ya hemos avanzado más y por ello somos los primeros misioneros
de la segunda mitad, los primeros mensajeros de un camino que describe un arco que se eleva… descendente.
Mientras que la humanidad, hasta bien avanzada la raza atlante, estaba inmersa en un proceso evolutivo
descendente hasta introducirse en los más profundo de la vida material, ahora se vuelve a elevar hacia un
desarrollo espiritual.” -GA 93. p. 154.- La frase: - “un arco que se eleva… descendente”: es un término
teosófico que se emplea para los procesos evolutivos que se desenvuelven en ciclos, a saber, primero sobre un
arco descendente, desde lo espiritual a la materia, para luego volver a elevarse describiendo un semicírculo en
movimiento ascendente, desde la materia hacia el espíritu-. Esta referencia se halla ubicada en el mismo libro,
en la página 312.

Aclaración: (Viene de la pag.: 4) Como R. Steiner, primero presidió la Sociedad Teosófica, y luego
fundó la Antroposofía, algunos libros aquí citados, contienen palabras que corresponden a la literatura
teosófica, y que luego fueron modificadas por la literatura antroposófica. Algunos ejemplos de ellas:
Literatura teosófica:………………………………Literatura antroposófica:
Ciclos evolutivos Esferas Evolutivas o “Evoluciones”
Ciclo menor Estados de Vida o “Vueltas”
Globos Estados de Forma o “Fases”
Rondas Reinos (Referidos a los estados de vida de la Tierra)
Raza Raíz Ciclos Culturales
Subrazas Épocas Culturales

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CAPÍTULO I

PRESENTACIÓN:
Para comprender las etapas evolutivas en su totalidad, del Hombre y su Mundo, vamos a comenzar,
por describir los procesos más amplios y sus transformaciones, los episodios intermedios y sus alcances; como
así también los períodos menores y sus implicancias, que condicionan el devenir humano. Estas son las
divisiones más comprensivas, más abarcativas, que los ojos clarividentes pueden hasta cierto punto, observar.

Como ilustración a priori, señalaremos que nuestra Humanidad debe:


Primero: Recorrer siete Esferas Evolutivas ó Estados Planetarios. Ya hemos atravesado tres
incorporaciones planetarias a saber: Antiguo Saturno, Antiguo Sol, Antigua Luna; la cuarta es Tierra, en la que
nos encontramos actualmente, y falta aún por absolver tres más: Nuevo Júpiter, Nuevo Venus y Vulcano. Aquí
tenemos que destacar que estas “Evoluciones” coinciden con los siete escalones de la Conciencia Humana.
Segundo: Cada Estado Planetario ó “Evolución” es atravesado, o se subdivide, en siete Estados de
Vida o “Vueltas (*)”. Por lo tanto tenemos un total de (7 x 7) 49 “Vueltas”. Hoy nos encontramos en el
Estado de Vida: Mineral.
Tercero: En cada Estado de Vida se desarrollan, siete Estados de Forma o “Fases”. O sea que son un
total de (49 x 7) 343 “Fases”. Hoy nos encontramos en el Estado de Forma: Física .
Cuarto: En cada una de estas “Fases” se expresan siete Ciclos Culturales o Razas Raíz. Ahora
tenemos un total de (343 x 7) 2401 “Ciclos”. Hoy nos encontramos en el Ciclo Cultural: Postatlante.
Quinto: Y por último, los Ciclos Culturales, que a su vez, se subdividen en siete Épocas Culturales.
Entonces, ahora, abarcamos un total de (2401 x 7) 16807 “Épocas”. La actual se extiende desde el año 1413 al
3573.
Aquí se aprecia cómo el número siete domina toda la evolución, organizándola en períodos
consecutivos. De la misma manera que en la música, los tonos progresan de octavas en octavas, así transcurre
la Creación en octavas del Devenir. Ver presentación esquemática en las páginas 8 y 9.

Después de la descripción conceptual de cada etapa, haremos una representación esquemática,


valiéndonos de una sucesión de “arcos” ascendentes y descendentes –cual hilo de Ariadna, en este laberinto
cósmico-; y recurriremos, además, a una secuencia cromática, que nos servirá para resaltar como la Conciencia
Humana, progresa desde su estado de densa oscuridad, continua aclarándose, hasta llegar a su máximo
esplendor (los colores aquí empleados son los sugeridos por R. Steiner, en su G.A. 101, p. 106). Cabe aclarar
que cada “arco” ó “semicírculo” representa sólo la estructura y el proceso de cada capítulo (ya sean
“Evoluciones”, “Vueltas”, “Fases”, y/o “Ciclos”), sin considerar el tiempo transcurrido, ya que…
“En tiempos más remotos aún, el Sol daba muchas vueltas antes que la evolución hubiese avanzado un
pequeño paso. Por eso uno no tiene el derecho de servirse del calendario para épocas anteriores al tiempo
Postatlántico. Antes que la evolución hubiera dado un paso, era necesario que el Sol hubiera dado la vuelta al
Zodíaco, hasta muchas vueltas más en tiempos más remotos” GA 106. p. 112. “(…) La niebla se acumuló en
nubes, y cayó sobre la Tierra una lluvia torrencial: el diluvio. El hundimiento de la Atlántida ha de ser
imaginado como un proceso muy paulatino. Esto no sucedió abruptamente, fue un proceso que duró
milenios.” -GA 101. p. 25.-

(*) “A todo cuerpo cósmico, Saturno, Sol, Luna, se le adjudica una secuencia de horas cósmicas, las
que a su vez se agrupan en días cósmicos estableciéndose por último que de estas doce vueltas siete se
manifiestan visiblemente mientras que cinco transcurren casi sin hacerse perceptibles. De ahí que se
distinguen siete vueltas o días cósmicos en Saturno y cinco noches (…). Se acostumbra llamar a tales días
cósmicos Manvantara y a las noches cósmicas Pralaya. -G.A.: 104, p.31.-

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El mayor desafío radica en comprender, en asimilar, como las condiciones macrocósmicas se plasman
en nuestro Sistema Solar; y en consecuencia, cómo interactúan simultáneamente, los distintos procesos -
conforme avanza la Humanidad-.

ESTADOS PLANETARIOS ó “EVOLUCIONES” Ver esquema ampliado en la página 11 (*)

1.- “Antiguo Saturno”


2.- “Antiguo Sol”
3.- “Antigua Luna”
4.- “Tierra” - Estado actual.-
5.- “Nuevo Júpiter”
6.- “Nuevo Venus”
7.- “Vulcano”

(*) Del mismo modo que lo hiciéramos en las “Observaciones Preliminares”, la figura 5 (pág.: 8) la
ampliamos, y la transformamos en un arco; en el cual insertamos los correspondientes Estados de Vida (fig.: 6)
de cada uno de los Estados Planetarios. Cabe destacar que en este gráfico, sólo se hallan representados los
“Días Cósmicos” (Manvántara) de cada Esfera Evolutiva, resultando así una aparente continuidad, siendo que
en realidad hubo sendos períodos de reposo (Pralaya).-

“(…) ¿No precedieron a Saturno otras encarnaciones? Sería difícil regresar más allá de Saturno
porque tan sólo con él empieza algo que constituye el primer requisito para permitir regresar aún más lejos:
En efecto, es tan sólo con Saturno que aparece lo que llamamos tiempo. Antes de Saturno hubo otras
manifestaciones del ser, quiere decir que en realidad no hay caso de hablar en términos de antes porque el
tiempo no existía todavía. Hasta el tiempo ha tenido que comenzar alguna vez. Antes de Saturno no hubo
tiempo, hubo tan sólo eternidad, perpetuidad. Todo era simultáneo. El fenómeno de que los procesos sucedan
uno tras otro, se presentó tan sólo con Saturno. En aquellas condiciones cósmicas donde rige únicamente la
eternidad, la perpetuidad, tampoco existe movimiento, porque movimiento y tiempo se implican mutuamente.
Allá todavía nada se mueve en órbitas, sólo hay perpetuidad y quietud, así como se expresa en la ciencia
oculta: Calma celeste en la perpetuidad” –GA 104. p. 30. -

“En forma gráfica y plástica podemos imaginarlo como sigue. Un antiguo sistema solar ha
desaparecido y fenecido. Dentro de ese antiguo sistema había madurado a suprema madurez la ronda de los
Serafines, Querubines, y Tronos. Siguiendo las indicaciones de la Suprema Trinidad, buscan en el Universo
algún espacio esférico para decidir: aquí vamos a comenzar. Luego, los Serafines toman los designios de ese
sistema cósmico, y los Querubines los elaboran en sus pormenores, en tanto que los Tronos dejan fluir en ese
espacio esférico, el fuego primordial que emana de su propia sustancialidad. He ahí la visualización del
origen de nuestro sistema cósmico.

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Pero eso no es todo. En el sistema solar anterior, al que el nuestro sucede, participan aún otras
entidades. Son aquellas que no han alcanzado la misma altura de los Serafines, Querubines, y Tronos,
pues se detuvieron en un escalón inferior; pasaron del sistema anterior al actual, a un grado de
perfección que les impone tener que pasar por cierta evolución antes de desarrollar una actividad
creadora, antes de llevar a cabo un sacrificio. Estas entidades integran la segunda jerarquía, también
ternaria. La primera fue la que acabamos de estudiar. Ya hemos enumerado los nombres de las
entidades de esta segunda jerarquía: los Kiriótetes o Dominaciones o Espíritus de la Sabiduría; luego,
los Dínamis o Virtudes, segundo nivel de la segunda jerarquía, y como terceros, las Potestades o
Espíritus de la Forma.” -GA 110, p. 82.-

A continuación construiremos un cuadro conceptual, para identificar con mayor facilidad las jerarquías
del coro angélico:

CUADRO CONCEPTUAL DE LAS JERARQUÍAS ESPIRITUALES:


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CORO ANGÉLICO
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
ESOTERISMO CIENCIA
CRISTIANO INICIÁTICA

PRIMERA 1.- Serafines……………………………..Espíritus del Amor


JERARQUÍA 2.- Querubines…………………………..Espíritus de las Armonías
3.- Tronos………………………………. Espíritus de la Voluntad

SEGUNDA 4.- Dominaciones. (Kiriótetes)………… Espíritus de la Sabiduría


JEARQUÍA 5.- Virtudes. (Dínamis)………………….Espíritus del Movimiento
6.- Potestades. (Exusiai)………………....Espíritus de la Forma

TERCERA 7.- Principados. (Arkai)………………….Espíritus de la Personalidad


JERARQUÍA 8.- Arcángeles…………………………....Espíritus del Fuego
9.- Ángeles…………………….................Hijos de la Vida (o Hijos del Crepúsculo)

“(…) ¿Cuál es la posición del hombre frente a esas entidades de las Jerarquías Superiores que, en
cierto modo, fueron sus “antepasados humanos”? Empecemos con la caracterización de la Primera
Jerarquía: Serafines, Querubines y Tronos, y obtendremos un buen concepto del hombre.
Si trascendiéramos la órbita de los Serafines, nos introduciríamos en la Santísima Trinidad. ¿Qué
singulariza a esa jerarquía ante las demás entidades de este mundo? El que poseen lo que se ha llamado la
visión inmediata de la Divinidad, lo que el hombre tiene que ir buscando a lo largo de toda su evolución, ellas
lo poseen desde el principio. Nosotros hemos de partir de nuestro actual nivel para alcanzar facultades de
conocimiento y voluntad cada vez superiores, y así acercarnos más y más a la Divinidad, cada vez más
próxima. En este proceso nos desarrollamos hacia algo, la Divinidad, todavía velada a nuestra vida.
He ahí la diferencia entre los Serafines, Querubines, Tronos y el hombre. Aquellas supremas entidades
de las Jerarquías Espirituales rodeaban, desde los comienzos de nuestra evolución, a la Trinidad Divina y
disfrutaban de Su visión. Aquello hacia lo cual el hombre tiene eternamente que aspirar, ellos lo poseen desde
un principio” -GA: 110, p.: 172.-

“En el hombre, finalmente, madurará una nueva Jerarquía que ejecutará por sí misma lo que ella se
ordene. A través de los ciclos jupiteriano, venusino y vulcánico, el hombre llegará a alcanzar la madurez para
ejecutar sus propios impulsos, madurez que todavía no posee y que se halla en proceso.
(…) ¿Qué lugar le corresponde, así, al hombre entre las Jerarquías? Después de los Arcángeles, y
Ángeles, habremos de agregar en la gradación de las Jerarquías, el Espíritu de la Libertad o el Espíritu del
Amor, la décima de las Jerarquías, sin duda todavía en vías de formación, pero decididamente perteneciendo
a las Jerarquías Espirituales.” –GA 110, p.: 188.-

A modo de pequeñas pinceladas cósmicas, vamos a establecer, en cada Esfera Evolutiva:


1º) La ubicación espacial; la estructura y los procesos de cada incorporación planetaria.
2º) La relación con el coro angélico.
3º) La conciencia humana, en todos sus niveles.

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4º) El desarrollo de los miembros constitutivos del ser humano.

1.- “ANTIGUO SATURNO”

“¿Qué es, después de todo, ese Antiguo Saturno? Formémonos una representación exacta de ello.
Aclaremos que, directamente, el Antiguo Saturno no tiene nada que ver con el Saturno actual. Se hallaba
presente en él, en estado de germen todo lo que integra nuestro sistema planetario actual: nuestro Sol,
nuestra Luna, nuestro Mercurio, nuestro Venus, nuestro Marte, nuestro Júpiter, etc., todos estos astros se
hallaban contenidos en el Antiguo Saturno, y han surgido de él.
Imagínense un cuerpo sideral que tuviera nuestro Sol por centro y de tales dimensiones que abarcase
nuestro Saturno actual. Así tendrían una imagen mental acertada de aquel antiguo Saturno que excedía en
tamaño a nuestro actual sistema solar. Ese Antiguo Saturno es, pues, el antepasado de todo nuestro sistema
solar.” -GA 110. p. 77.-

“Si con nuestros sentidos actuales hubiéramos podido observar Saturno, ¿cómo se nos habría
manifestado? Imaginemos, hipotéticamente, que hubiéramos volado al espacio cósmico en el antiguo tiempo
saturnal. Nada hubiéramos percibido allí donde estuvo el Antiguo Saturno, pero sí nos habríamos percatado
de que: ¡allí hace calor! Al entrar en el espacio ocupado por Saturno, hubiéramos tenido la sensación de
atravesar el espacio caliente de un horno. No hubiéramos sentido soplo alguno de aire, no hubiéramos podido
nadar, pues todavía no había aire ni agua; ni tampoco pisar, porque no había tierra. Nuestra mano no hubiera
podido palpar cosa alguna, pues esa esfera, era nada más que calor, único elemento que integraba el Antiguo
Saturno.” -GA 110, p. 47.-

“¿Quién se hallaba a tan alto nivel de su propia evolución que podía emitir de su propio cuerpo esa
sustancia calórica? Los Tronos. El Antiguo Saturno se origina debido a que, en determinado punto del
Universo se concentran los Tronos y, en gran escala realizan lo que, a nivel interior, hace el gusano de seda
cuando, con la materialidad de su propio cuerpo hila las hebras de seda. Los Tronos expelen e hilan la
sustancia calórica y la ofrendan en el altar del Antiguo Saturno.” -GA 110, p. 66.-

En forma de sinopsis, describiremos los principales acontecimientos que tuvieron lugar en cada una de
las “Vueltas” (o Estados de Vida), del Antiguo Saturno (teniendo en cuenta que las actividades de las
jerarquías espirituales nunca cesan):
1ª Vuelta: Los Tronos, los espíritus creadores del hombre saturnal, derramaron de sus propios cuerpos,
la sustancia que se convertiría en portadora de la conciencia saturnal humana: “La conciencia de trance
profunda” (Ver fig.: 5 y 10, en color negro). Ésta se mantendrá a lo largo de todo el proceso del Antiguo
Saturno. Este cuerpo sustancial, que el hombre recibe, es el primer rudimento de su futuro cuerpo físico.
1ª/2ª V. (Para ser más precisos, léase, de la mitad de la 1ª Vuelta, hasta la mitad de la 2ª): Aquí son las
Dominaciones (E. de la Sabiduría) los que operan sobre el germen humano, implantando en él una “ordenación
sabia”, una estructura racional.
2ª/3ª V.: Las Virtudes (E. del Movimiento), combinan, el progreso de su propio desarrollo, con la
elaboración del cuerpo sustancial humano, implantándole la capacidad de movimiento y de actividad dinámica.
3ª/4ª V.: Las Potestades (E. de la Forma), son aquí, las que con su intervención, modifican el cuerpo
humano sustancial, transformándolo, desde una especie de nube móvil, a una forma plástica con contornos.
4ª/5ª V.: En esta etapa, los Principados (E. de la Personalidad), habitan el cuerpo sustancial humano
como “almas”, de una forma similar a la que el alma humana hoy habita en nuestro cuerpo. Su actividad sobre
el cuerpo humano, es implantarle, -por un lado- una especie de germen de los futuros órganos sensorios (los
cuales se desenvuelven a lo largo del desarrollo de la Tierra), y por otro lado, le inoculan la “yoidad”, una
especie de egoísmo. Los Principados pasan por su propia “etapa humana”, ellos son los “hombres” del
Antiguo Saturno.
5ª/6ª V.: Los Arcángeles (E. del Fuego), vivifican la actividad de los “gérmenes sensorios”; entonces,
el antecesor del hombre se convierte así, en una especie de entidad refulgente, que brilla en medio de la
oscuridad general. En esta etapa también se manifiestan, los Serafines, derramando por propia voluntad, algo
de su naturaleza sobre el planeta.
6ª/7ª V.: Los Ángeles (E. de la Vida), desarrollan una especie de comprensión, en el antepasado
humano. Y por esta razón se revelan los Querubines, inoculando “comprensión” sobre el planeta El hombre
trabaja inconscientemente sobre su cuerpo, logrando así, la primera predisposición germinal para el “Hombre
Espíritu”(Atma), la cual es penetrada completamente por los Tronos, que vuelven a hacer su aparición al
comienzo de la 7ª V. Éstos se encargan de retener, dicha predisposición, hasta que el hombre, en su posterior

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desarrollo, se haga consciente de ella.
Hay que considerar que la actividad, de los seres de la primera jerarquía espiritual, es más intensa en el
período de reposo (o noche cósmica) existente entre cada Estado Planetario. Crece desde la mitad del Antiguo
Saturno, llega su punto culminante o clímax en la mitad del período de reposo, y luego vuelve a descender
hasta la mitad del Estado siguiente: el Antiguo Sol.
Esta síntesis, fue extraída del capítulo XIV, del GA 11.

“La atmósfera espiritual en derredor al Saturno, la que incluye diferentes seres, incluye entre otros
una categoría determinada de entidades que son de especial interés para nosotros. Estos seres pasan, más o
menos en la mitad de la evolución de Saturno, por el grado que actualmente está cumpliendo el ser humano en
la Tierra. Son los Espíritus de la Personalidad. En aquel Antiguo Saturno, a la altura media de su existencia,
alcanzan el rango de Hombre. Por supuesto Uds. no caerán en el error de preguntar: ¿Cómo? ¿Acaso
tuvieron cuerpos como los hombres de hoy? Estarían Uds. sumamente equivocados, si se imaginaran que
aquellos Hombres tenían cuerpos humanos de sangre y huesos. Es posible vivir el grado humano en las formas
más variadas.” -GA 104, p. 74.-

“Es interesante trazar un paralelismo, del que la ciencia física no puede decir mucho. ¿Qué es lo que
conserva el ser humano actual de su estado saturnino? ¡El calor! El calor de su sangre. Lo que antes estaba
en todo Saturno –el calor-, se ha discriminado y hoy es la sangre caliente del ser humano y de los animales.” -
-GA 101, p. 33.-

Una vez que el Antiguo Saturno llega a su fin, a su reabsorción, y desaparece como tal… “Sobrevino
entonces un período de reposo, durante el cual el germen humano entró en un estado como de disolución,
disolución que, en este caso, no significó dejar de ser, sino pasar a un estado semejante al de una semilla
vegetal que reposa en la Tierra esperando el momento de germinar. Así latía el germen humano en el seno del
Cosmos, esperando su nuevo despertar.” -GA 13, p.139.-

2.- “ANTIGUO SOL”

“Si en su viaje por el espacio sideral hubieran ustedes atravesado el lugar donde se hallaba ubicado el
Antiguo Sol, habrían percibido, ya desde lejos, esa nueva esencia lumínica y, tras ella, el humo. No hubieran
podido percibir la luz en sí misma, pero sí una esfera luminosa en analogía a como, en Saturno, una esfera de
calor. ¡Una esfera luminosa! Y si se hubieran acercado a su superficie y penetrado en ella, habrían
registrado, no solamente calor sino también vientos, aire, gases, circulando en todas direcciones. Así, la
esfera calórica quedó convertida en lumínica y nació un Sol. Con toda razón se le llamaba Sol. Los soles de
nuestros días pasan, todavía hoy, por ese mismo proceso: son gas en circulación interna, provocando al
mismo tiempo la conversión del gas en luz. Propagan la luz en el espacio universal.” GA 110, p. 55.

“Imagínense, pues, el Antiguo Sol como mezcla de aquellas dos sustancias. Pero esto no se produjo
por sí mismo; los cuerpos cósmicos no se condensan espontáneamente; es necesaria la intervención de
alguien. ¿De quién? De las Dominaciones que, ejerciendo una presión de la circunferencia hacia adentro,
comprimieron la masa de Saturno, originalmente inmensa, de modo que se empequeñeciera hasta que el Sol
quedara contraído al tamaño de una esfera sideral cuya dimensión alcanzó desde nuestro Sol actual como
centro, hasta la órbita de Júpiter. El Antiguo Saturno fue, por lo tanto, una esfera sideral que tenía a nuestro
Sol por centro y alcanzaba hasta el Saturno actual, coextensiva, pues, con nuestro sistema planetario entero.
El Antiguo Sol fue una esfera sideral que se extendía hasta el Júpiter actual, hito límite para su extensión” -
GA 110, p. 87.-

“Para entender el desarrollo de la humanidad, hay que tener en cuenta que en ese segundo gran ciclo,
el Sol era todavía un planeta y sólo más tarde alcanzó el nivel de estrella fija. En el sentido de la ciencia
iniciática, es estrella fija todo astro capaz de enviar fuerzas de vida a uno o varios planetas, situados a una
cierta distancia. Y durante ese segundo ciclo el Sol todavía no lo fue. En dicho período se hallaba unido aún
con los seres a los que daba su fuerza, estos seres –entre los que se hallaba el hombre en su nivel de entonces-
vivían en el sol mismo. Todavía no existía una Tierra planetaria y una Luna separada del Sol. Todo lo que hoy
existe en la Tierra y sobre ella, en cuanto a sustancias, fuerzas y entidades, igual como lo que hoy hay en la
Luna, se hallaba todavía dentro del Sol, formaba parte de sus sustancias, fuerzas y entidades.” GA 11, p. 153.

Tal como lo expusiéramos para el Antiguo Saturno, haremos una breve reseña sobre los Estados de

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Vida (o “Vueltas”) que acontecieron en el Antiguo Sol. Aquí el Hombre pasa por su segundo estado de
conciencia llamada: “La conciencia de sueño profundo, sin sueños” (Ver fig.: 5 y 10, en color violeta). Ese
estado es comparable al estado de conciencia en el que se halla actualmente, el mundo vegetal (en el plano
físico); de hecho habría que considerar a la planta como un ser que duerme:
1ª Vuelta: Todo lo desarrollado en el Antiguo Saturno, es recapitulado, es repetido, pero en forma
abreviada. Con la salvedad de que el germen del futuro cuerpo físico del hombre, adquiere una forma algo
distinta, ya que es preparado para recibir un cuerpo etérico, el cual se irá perfeccionando, a lo largo de los seis
estados de vida subsiguientes.
1ª/2ª V.: (Léase, de la mitad de la 1ª Vuelta, hasta la mitad de la 2ª). Son las Dominaciones, las que
llevan la iniciativa. Pasan, de haberle otorgado - al cuerpo físico humano-, la “sabia ordenación” a conferirle la
posibilidad de un “movimiento sabiamente dirigido”. Y son ellos mismos que, posteriormente, derraman de su
propia esencia, el éter que dotará de vida al cuerpo físico humano.
2ª/3ª V.: Las Virtudes son las que le implantan “una poderosa actividad” al cuerpo etérico.
3ª/4ª V.: Gracias a la intervención de las Potestades, el cuerpo etérico, recibe “una forma más
definida”, y los gérmenes sensorios, se convierten en “sentidos vivientes”.
4ª/5ªV.: Los Principados le implantan una especie de yoidad, que implica una especie de
independencia, y de egoísmo. Aquí los Arcángeles, adquieren su conciencia de vigilia, y de esta manera
alcanzan el rango de “hombres” en el Antiguo Sol.
5ª/6ª V.: Son los Arcángeles los que se ocupan del cuerpo etérico, inoculándole una especie de
actividad reproductiva, y los Ángeles se ocupan del cuerpo físico del hombre. Además se revelan los
Serafines.
6ª/7ª V.: Los Ángeles se hacen cargo del cuerpo etéreo, y el hombre trabaja, inconscientemente, sobre
su cuerpo físico. Con esta actividad se crea la primera disposición germinal del ser espiritual viviente
denominado “Espíritu de Vida” (Budhi).
7ª V.: Ahora se manifiestan los Querubines; ellos vierten su sabiduría, para preservar el “Espíritu de
Vida” del hombre, a lo largo de toda su evolución. Desde la mitad de esta etapa, vuelve a aparecer el germen
del “Hombre Espíritu” (Atma) ya formado en Saturno (preservado por los Tronos), y se combina con el
“Espíritu de Vida” (Budhi), quedando así, integrada la mónada viviente.
Esta reseña fue extractada del GA 11, capítulo XV.

De la misma manera que en la evolución saturnal, el Antiguo Sol, también llegó a su estadio final, a su
reabsorción, y entró - por así llamarlo- en un período de reposo (Pralaya), y éste fue más breve que el que
medió entre las etapas saturnal y solar.

3.- “ANTIGUA LUNA”

“Ya sabemos que el siguiente estado de nuestro sistema cósmico corresponde a otra condensación: el
de la Antigua Luna. Quienes se han ocupado de los hechos consignados en los Anales Akásicos, saben que la
Antigua Luna debe su origen a que la sustancia solar continuó densificándose hasta lo acuoso. La Luna
todavía no engloba la Tierra, sustancia sólida, pero sí el fuego, el aire, y el agua. Ya lleva incorporado el
elemento acuoso por densificación del aire.
¿Quién logró esa densificación? El segundo coro de entidades de la segunda jerarquía, las Virtudes.
Ellas son las responsables de que la masa del Antiguo Sol se contrajera hasta el límite del Marte actual, hito
límite para el tamaño de la Antigua Luna, que corresponde a una esfera en cuyo centro se halla nuestro Sol
actual, y cuya sustancialidad se extiende hasta la órbita de Marte.
Conviene ahora recordar que, al nacer la Antigua Luna de Saturno y el Sol, sucedió algo radicalmente
nuevo: una parte de su sustancia densa fue expelida y se formaron dos cuerpos: uno de ellos acogió las
sustancias y entidades más delicadas y se convirtió en un Sol más rarificado, en tanto que el segundo se
convirtió en una Luna correspondientemente más densa. Este tercer estado de nuestro sistema planetario se
desenvuelve de modo que, sólo transitoriamente, es un planeta único, que luego expele fuera de sí, uno que, en
adelante, estará a su vera. Mientras la Luna es todavía cuerpo único llega hasta Marte, pero luego el Sol se
contrae, y a su alrededor queda girando un cuerpo aproximadamente a la distancia de nuestro actual Marte,
esto es, aproximadamente en la periferia del anterior cuerpo único de la Luna.
¿A qué se debe este desdoblamiento? ¿A qué se debe la conversión de un cuerpo cósmico en dos? El
hecho se produjo en la era de las Virtudes (en griego: Dínamis). Sin duda, ustedes recordarán que en el
Universo como un todo, sucede algo similar a lo que ocurre en la vida humana ordinaria: ahí donde se
desarrollan seres, los hay que avanzan, y otros que se quedan rezagados.
Hay, pues, diferencias en la rapidez de la evolución. Así sucede también en el Cosmos: por ciertas

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razones que oportunamente conoceremos, en el momento en que las Virtudes asumieron sus funciones,
sobrevino lo que, en todo el esoterismo, en todos los Misterios, desde siempre se ha llamado la Lucha en el
Cielo. Este mensaje de la Lucha en el Cielo es parte integrante y esencial de todos los Misterios: contiene
asimismo el secreto primordial sobre el origen del mal.
Y es que las Virtudes, en determinado punto del ciclo lunar, se hallaban en muy distintos grados de
maduración. Unas anhelaban ascender a los más altos niveles; otra se habían quedado atrás o, por lo menos,
estaban a un ritmo normal de evolución. Existían, pues, en la Antigua Luna, ciertas Virtudes que se habían
adelantado mucho a sus compañeros y, como consecuencia, tuvieron que separarse de ellos. Las adelantadas
hicieron cuajar el cuerpo solar, en tanto que las más o menos rezagadas formaron la Luna que lo rodeaba.
Así hemos insinuado, como en bosquejo, la Lucha en el Cielo, el desgarramiento de la Antigua Luna,
de modo que el planeta satélite entra bajo el dominio de las virtudes rezagadas, en tanto que el Sol bajo el de
las Virtudes avanzadas.” GA 110, p. 88

El Hombre adquiere aquí, su tercer estado de conciencia, llamado: “La conciencia de imágenes
oníricas, o grafico reflejas” (Ver fig.: 5 y 10, en color azul), a lo largo de las siete Vueltas acaecidas en la
Antigua Luna. Los principales acontecimientos, los reseñamos aquí:
1ª Vuelta: Recapitulación del Antiguo Saturno. El germen del cuerpo físico humano adquiere un mayor
grado de perfeccionamiento.
2ª V.: Recapitulación del Antiguo Sol. Aquí el cuerpo etérico adquiere su primer grado de
perfeccionamiento. Estas repeticiones del cuerpo físico, y el cuerpo etérico experimentan una transformación
tal, que en el transcurso de las siguientes Vueltas podrán ser capaces de incorporar el cuerpo astral.
2ª/3ªV.:(Léase, desde la mitad de una etapa hasta la mitad de la otra). Las Virtudes (E. del Movimiento)
infunden, desde su propia naturaleza, el cuerpo astral a los cuerpos recapitulados.
3ª/4ª V.: Las Potestades (E. de la Forma) modelan este cuerpo astral de tal manera que su estructura, y
toda su organización pueden desarrollar procesos internos, ( como por ejemplo: instinto, apetito y deseos).
4ª/5ª V.: Aquí se destaca el trabajo de los Principados (E. de la Personalidad), al implantarle al cuerpo
astral una especie de egoísmo, de la misma manera que lo hicieran para con los cuerpos físicos y etéricos en
estados planetarios anteriores. Los Ángeles trabajan sobre el cuerpo físico del Hombre; y esta labor les permite
pasar por el grado “hombre”.
5ª/6ª V.: El hombre comienza a trabajar inconscientemente sobre su cuerpo físico, y así se forma el
germen del “Yo espiritual” (Manas). Y hacen su aparición los Serafines (E. del Amor), quienes penetran dicho
cuerpo espiritual para preservarlo, hasta que el Hombre alcance la madurez de hacerse cargo de él.
6ª/7ª V.: Aparecen los Querubines, aportando el germen del “Espíritu de Vida” (Budhi), y más tarde lo
hacen los Tronos, manteniendo el germen del “Hombre Espíritu”(Atma), de tal modo que al final de la séptima
Vuelta, queda debidamente constituido, y preservado “el hombre superior”.
Estos procesos fueron extractados del Capítulo XVI, del GA 11.

Una vez más, todo se reabsorbe, se espiritualiza y entra en un sueño cósmico. Un nuevo período de
reposo se hace presente.

4.- “TIERRA” –ESTADO PLANETARIO ACTUAL--

Daremos un pantallazo inicial sobre nuestra “TIERRA”, en la que el Hombre experimenta: “La
conciencia objetiva o de vigilia” (Ver fig.: 5 y 10, en color verde); pero los Estados de Vida, que ya atravesó, y
los que aún faltan por absolver, los veremos en el Capítulo II.

“¿Cómo nacen los astros? Nuestro Saturno, nuestro Júpiter, nuestro Marte, deben su origen a que,
primero, se formaron cápsulas esféricas; se necrotizaron una tras otra y, cuando cesó la generación de nueva
vida, todas esas hechuras esféricas que antes habían formado las cápsulas se concentraron en una sola que
no ocupó toda la superficie, sino tan sólo un punto de ella. Efectivamente, Saturno, Júpiter, Marte, deben su
origen a que, primero, existió algo así como una pelota hueca; luego, por la superposición de las distintas
esferas, la pelota invisible se contrajo al tamaño que hoy podemos observar en el cielo.” -GA 110, p. 147.-

“Para visualizarlo, veamos la génesis de los planetas, no en la forma en que tuvo lugar en el Antiguo
Saturno, sino tal como se efectuó durante la evolución terrestre, cuarta incorporación planetaria.
Lo primero que sucedió, es que el Antiguo Saturno se reconstituyó a guisa de recapitulación, y así,
después de los ciclos saturnal, solar, y lunar, al comenzar el terrestre, lo primero que se configuró fue un
enorme cuerpo calórico o ígneo con todas las características que previamente, habían tenido lugar en el

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Antiguo Saturno. Sobrevino entonces el momento en que, en determinado punto de esa portentosa esfera ígnea
que se hallaba en rotación, y en virtud de las influencias procedentes de la región zodiacal de Leo, se separó
el Saturno singular, es decir, nuestro Saturno actual, alcanzando una especie de clímax (ó punto culminante)
en ese proceso de emancipación. Así, nació como planeta individual.” -GA 110, p. 149.-

Similar fueron los casos de Júpiter (emancipado del Antiguo Sol) y Marte (remanente de la Antigua
Luna), los cuales recibieron las influencias de las constelaciones de Escorpio y Acuario respectivamente.
“Cuando, después del ciclo saturnal, fue desarrollándose el solar, todo el proceso se agotó en esa
evolución solar. Al retrotraernos a aquellas primeras evoluciones planetarias, hemos de tener presente que
también ellas llegaron a su fin.
No ocurre lo mismo con la evolución terrestre. Ahí se formó primero Saturno; luego el Sol, aunque en
recapitulación; y todo esto contrayéndose hacia el centro, no concluida todavía esta contracción, Júpiter
quedó en la periferia como remante de la recapitulación del ciclo solar, no lo hemos de olvidar. Luego, la
Tierra recapituló la evolución lunar, evolución que, al realizarse por primera vez, había llegado a su fin; en
cambio, dentro del ciclo terrestre, el período lunar no representó terminación, sino que continuó el proceso, y
Marte quedó atrás.” -GA 110, p.151.-

El escalón terrestre siguió su intrincado camino; liberando de su seno, a el Sol, a Venus, a Mercurio, y
a la Luna, pero estos procesos los veremos - más en detalle-, cuando abordemos los siete Ciclos Culturales.

5.- “NUEVO JÚPITER”

En esta nueva incorporación denominada Nuevo Júpiter, también se desarrollarán siete Estados de Vida.
En los primeros cuatro se recapitularán, los Estados Planetarios ya absueltos, a saber: Antiguo Saturno,
Antiguo Sol, Antigua Luna, Tierra, y recién en la quinta Vuelta, el Hombre adquirirá un nuevo estado de
conciencia: “La conciencia Imaginativa o conciencia autoconsciente de imágenes” (Ver fig.: 5 y 10, en color
amarillo), que vendrá a sumarse a la Conciencia Diurna, que había adquirido en la “Tierra”. Recordemos que
fueron los Espíritus de la Forma (Potestades), en el Antiguo Saturno; y los Espíritus de la Personalidad
(Principados) en el Antiguo Sol, los que desarrollaron este similar Estado de conciencia.

“Tras un estado intermedio, que es como una estancia en un mundo superior, la Tierra se transformará
en el estado evolutivo denominado Nuevo Júpiter, en el que ya no existirá lo que llamamos reino mineral, pues
sus energías se habrán transformado en fuerzas vegetales: este nuevo reino vegetal, de forma completamente
distinta del nuestro actual, será, en el estado jupiteriano, el más bajo de los reinos. Superior a él será el reino
animal también transformado; y superior a éste, un reino humano constituido por los descendientes de la
humanidad rezagada formada en la Tierra. Por encima de estos reinos se hallarán los descendientes de la
buena comunidad terrestre, que formará un reino humano de categoría superior, y gran parte de su actividad
habrá de consistir en la elevación de las almas caídas, para que puedan encontrar de nuevo el camino hacia el
reino humano propiamente tal.” -GA 13, p. 335.-

“El Hombre se acerca a un estado en que poseerá una –conciencia autoconsciente de imágenes-
adecuada a esas percepciones. Por un lado, la evolución de la Tierra elevará la actual vida de
representaciones y pensamientos a un estado cada vez superior, más sutil y perfecto; por otro lado, la
conciencia pictórica autoconsciente se irá desarrollando en ese período, si bien sólo alcanzará su plena
madurez e intensidad en el planeta en que la Tierra se transformará, y que es conocido con el nombre de –
Júpiter-, en la ciencia iniciática. El hombre podrá entonces comunicarse con seres hoy ocultos totalmente a su
percepción sensoria: No sólo la vida perceptiva será muy distinta, sino también se verán plenamente
transformados los sentimientos, acciones y todas las relaciones con el entorno. Si hoy el hombre puede
influenciar conscientemente sólo a seres sensorios, en el futuro podrá actuar conscientemente sobre fuerzas y
poderes muy distintos. El mismo recibirá conscientemente influencias de reinos muy diferentes a los actuales.
En esa etapa ya no se podrá hablar de nacimiento y muerte en el sentido actual, porque la –muerte- se
produce sólo porque la conciencia depende de un mundo externo con el que se comunica por medio de los
órganos físicos sensoriales. Cuando estos faltan, cesa toda relación con el entorno, y en ese sentido el hombre
–ha muerto-. No obstante, si el alma está suficientemente avanzada para no recibir las influencias del mundo
externo mediante instrumentos físicos y las recibe mediante las imágenes que el alma crea desde sí misma,
habrá alcanzado el punto en que se podrá regular su intercambio voluntario con el entorno, es decir, su vida
no se verá interrumpida en contra de su voluntad; ella regirá sobre el nacimiento y la muerte. Todo esto
sucederá en la conciencia pictórica autoconsciente en –Júpiter-, estado anímico también llamado –conciencia

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psíquica-.” -GA 11, p.139.-

6.- “NUEVO VENUS”

Al igual que en el Nuevo Júpiter, este proceso empezará recapitulando los Estados Planetarios ya
concluidos; y recién a partir de la sexta Vuelta, el hombre desarrollará: “La conciencia de Inspiración” (Ver
fig.: 5 y 10, en color naranja). Recordemos que fueron los Espíritus del Movimiento (Virtudes) en el Antiguo
Saturno, y los Espíritus de la Forma (Potestades) en el Antiguo Sol, los que adquirieron similar Estado de
Conciencia; también llamada conciencia supra-psíquica.

“En el estado evolutivo denominado Nuevo Venus habrá ya desaparecido, a su vez, el reino vegetal: el
reino más bajo lo constituirá el reino animal por segunda vez transformado; por encima de él se superpondrán
tres reinos humanos de perfección desigual. Durante el estado de Venus, la Tierra permanece unida con el
Sol; en contraste con la evolución del período de Júpiter, durante el cual llega un momento en el que el Sol
vuelve a separarse de Júpiter, y éste recibe entonces la acción solar desde fuera. Más tarde, el Sol y Júpiter
vuelven a unirse, y la transformación progresiva de las cosas crea el estado venusiano, durante cuya fase se
desprende de Venus un cuerpo celeste especial que contiene todos los seres decididamente hostiles a la
evolución, en cierto modo los que integran una Luna incorregible, que se encamina hacia una naturaleza tan
distinta de todo lo que el hombre puede experimentar en la Tierra que no es posible encontrar términos
adecuados para describirla.” –GA 13, p. 335.-

“El siguiente estado de conciencia que desarrollará el hombre en el planeta siguiente, en –Venus-, se
distingue del anterior por el hecho de que el alma no sólo podrá crear imágenes, sino también objetos y seres.
Ello sucede con la conciencia autoconsciente de objetos ó conciencia supra-psíquica. Con la conciencia
pictórica el hombre puede percibir algo de los seres y objetos suprasensibles y puede influenciarlos con el
despertar de sus representaciones de imágenes. Pero para que suceda lo que él desea de esos seres
suprasensibles, dichos seres, por iniciativa del hombre, han de poner en movimiento sus propias fuerzas. De
ese modo el hombre domina las imágenes y puede producir efectos por medio de ellas, pero aún no domina las
fuerzas mismas. Cuando desarrolle su conciencia -objetual- autoconscientes de objetos, dominará también las
fuerzas creativas de otros mundos, no sólo percibirá e influenciará a otros seres, sino que el mismo será
creador.”-GA 11, p. 140.-

7.- “VULCANO”

Una vez más debemos resaltar, que el hombre adquirirá en plenitud: “La conciencia Intuitiva” (Ver fig.:
5 y 10, en color rojo), sobre la séptima Vuelta, de la encarnación planetaria denominada Vulcano; tras haber
recapitulado todas las Esferas Evolutivas precedentes. Señalemos que fueron los Espíritus de la Voluntad
(Tronos), los que ya habían alcanzado la elevada Conciencia Creativa, antes de su actividad en el Antiguo
Saturno.

“El último planeta de entre la serie de transformaciones de la Tierra, el siguiente a Venus, es conocido
en la ciencia iniciática como Vulcano. Allí se alcanza la meta provisional de la evolución de la Humanidad. El
estado de conciencia en el que entra el hombre allí es el de –beatitud- ó conciencia espiritual, que alcanzará
en el séptimo ciclo menor (Estado de Vida) de Vulcano, una vez pasados los seis precedentes. No se puede
decir mucho públicamente sobre la vida en dicho planeta. En la ciencia iniciática se habla de él, diciendo: -
Ningún alma cuyo pensar se halla ligado a un cuerpo físico debiera reflexionar sobre Vulcano y su existencia-
. Es decir, sólo los estudiantes de los misterios del orden superior, capaces de abandonar su cuerpo físico y
adquirir el conocimiento suprasensible fuera de él, pueden aprender algo respecto a Vulcano.” GA 11, p. 142

“Después de la etapa de Vulcano el hombre se desarrollará aún más y ascenderá a niveles de


conciencia aún superiores. Igual como el ojo externo mira hacia las brumosas lejanías grises, el ojo interno
del vidente contempla otras cinco formas de conciencia, tan lejanas como los distantes espíritus respectivos,
cuya descripción nos es, sin embargo, totalmente imposible. En conjunto se puede hablar de doce niveles de
conciencia”. -GA 11, p. 143.-

La Conciencia Humana. Sus siete niveles

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“Ahora queremos ver claramente cuál es entonces el sentido de toda esta evolución, o sea, por qué
pasa la Tierra por estos siete Estados Planetarios. Es que estos siete estados coinciden con el desarrollo de la
conciencia humana. Cada uno de estos estados de Saturno, Sol, Luna, Tierra, Júpiter, Venus, y Vulcano,
caracterizan un determinado estado de la conciencia humana. Remontémonos a los prístinos tiempos del
Antiguo Saturno. Sabemos que de lo que actualmente constituye el ser humano no existía todavía más que un
germen incipiente de su cuerpo físico. Este germen no pudo, obviamente, desarrollar una conciencia humana
parecida a la que el hombre tiene hoy en día. Otros seres sí la tenían; en cambio, el hombre tenía en aquel
entonces una conciencia semejante a la que actualmente posee aquí en el plano físico el mundo mineral. Le
damos el nombre de estado de trance hipnótico profundo. Este lo tenían en Saturno los primeros gérmenes
humanos. Era necesario pasar por la evolución de Saturno para que el ser humano subiera poco a poco a
grados superiores de conciencia. En aquellos tiempos absolvió por decir así, el primer grado. Tenemos
entonces la evolución planetaria como Saturno que coincide con el grado de conciencia del profundo trance
hipnótico, el primer grado de conciencia.
Por supuesto Uds. no han de imaginarse que el grado de conciencia humana continúa parejo en todo
el curso de la evolución de Saturno, pero en esencia fue tal que podemos caracterizarlo como conciencia de
trance profundo. Este es aún más apagado que la conciencia de sueño profundo del ser humano presente,
porque en el sueño profundo de hoy el hombre posee la conciencia que adquirió en la segunda etapa, en el
curso de la evolución planetaria solar. Así que en ésta, en la segunda etapa, el ser humano vivió en la
conciencia del sueño profundo, sin sueños. Esta es la misma conciencia que hoy en día tiene el mundo vegetal
en derredor nuestro en el plano físico.
Luego vino en la evolución la etapa lunar. En aquel estado evolutivo el hombre adquirió una
conciencia que ya podemos describir más fácilmente, puesto que el ser humano experimenta en la conciencia
onírica un último vestigio de la conciencia lunar. La conciencia onírica de hoy, como es sabido, constituye un
estado medio entre el sueño profundo y la conciencia normal de vigilia clara y despierta que persiste del
amanecer al anochecer. Así que el tercer estado de conciencia se alcanzó en la Antigua Luna, pudiéndolo
comparar con el actual sueño onírico pero poseyendo en aquellos tiempos una vida y vivacidad bastante
mayor. El sueño onírico proporciona una conciencia que se compone de pedazos aislados de representaciones
e imágenes sin mayor relación con el mundo real en derredor. En cambio la conciencia en la Antigua Luna,
era una conciencia en forma de imágenes oníricas que tenían relación directa y significativa con el mundo de
afuera. Concordaba con gran precisión con lo que estaba presente en el ambiente anímico-espiritual (…)
El cuarto grado de conciencia se adquiere y se experimenta en nuestra Tierra, tratándose de lo que
llamamos la clara conciencia de vigilia o la conciencia objetiva.
(…) En la conciencia imaginativa despierta la persona conserva la misma conciencia de sí misma que
actualmente es nuestra desde el amanecer hasta el anochecer, pero ella percibe no solamente los objetos
concretos fuera de sí, sino también ciertas imágenes en el escenario del alma; y éstas no están relacionadas
con condiciones de aturdimiento o semi-sueño, están más bien acompañadas de una clara conciencia de
vigilia. Entonces, una suerte de combinación de nuestra conciencia despierta con la conciencia lunar, esto
será la conciencia de Júpiter. El hombre conservando lo ya adquirido, recobra la capacidad de percibir lo
anímico-espiritual.
(…) Luego se manifiesta en Venus un sexto estado de conciencia que se puede llamar la conciencia
inspirada, la conciencia de inspiración. De inspiración, porque en este grado de conciencia el iniciado no
solamente logra ver qué sentimientos, impulsos, pasiones, etcétera, alberga el alma humana, sino que percibe
además en un tono continuo de un timbre específico todo el carácter íntimo del alma de una persona. Empieza
a registrar lo que compenetra como una música celestial, el mundo de, digamos, figuras de colores y formas,
de modo que cada entidad individual se presenta como una figura musical dentro de lo que con anterioridad
ya se percibió como imagen astral.
El séptimo grado de conciencia, el que se adquirirá en Vulcano, lo podemos llamar la conciencia
intuitiva. Intuición no es aquel concepto superficial que hoy se suele indicar con esta palabra, cuando alguien
cree poder conocer algo por medio de un sentimiento nebuloso; es un uso impropio de la palabra. En los
centros de iniciación se emplea intuición para indicar aquel grado más excelso de conciencia, donde el alma
se une con los seres, compenetrándolos, viviendo en su interior, identificándose con ellos. Está en el seno de
los seres y las cosas que está viendo, a pesar de preservar cabalmente su propia individualidad.” -GA
104, p.155.-

El desarrollo de los Miembros constitutivos del Ser Humano.

“De los cuatro miembros constitutivos actuales de la entidad humana, el cuerpo físico es el más
antiguo; es también, pues, el que ha alcanzado la mayor perfección; este cuerpo físico ya existía durante el

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ciclo saturnal, si bien su forma entonces era completamente distinta a la del cuerpo humano físico actual cuya
configuración propia sólo es posible si se halla en asociación con el cuerpo etéreo, el astral y el yo, conforme
lo describimos. En Saturno, todavía no existía una conexión de esta especie; el cuerpo físico pasaba por el
primer grado de su evolución sin que se hallaran incorporados a él un cuerpo etéreo, un astral, y un yo;
necesitó adquirir la suficiente madurez en el ciclo saturnal para recibir un cuerpo etéreo. A fin de que se
pudiera llevar a cabo esta asociación, Saturno debió primeramente espiritualizarse y luego reincorporarse
como Sol, y durante esta incorporación, lo que en Saturno había devenido el cuerpo físico en recapitulación se
desarrolló de nuevo como partiendo de un germen heredado del período anterior. En estas condiciones pudo
quedar impregnado de un cuerpo etéreo, lo que implicó la transformación y elevación del cuerpo físico a un
segundo grado de perfeccionamiento. Fenómeno semejante tuvo lugar durante el ciclo lunar: el antepasado
del hombre, habiendo pasado del Sol a la Luna en su evolución, incorporó el cuerpo astral, con lo cual se
modificó por segunda vez el cuerpo físico, que se elevó a un tercer grado de perfeccionamiento. Sufrió
asimismo el cuerpo vital la metamorfosis que consistió en pasar al segundo grado de su perfeccionamiento.
Finalmente, en la Tierra, se incorporó el yo al antepasado del hombre, integrado, como hemos visto, de
cuerpos físico, etéreo y astral. De este modo, el físico alcanzó su cuarto grado de perfección, el etéreo, el
tercero, y el cuerpo astral, el segundo, en tanto que el yo quedó solamente en el primer escalón de su
desarrollo.” -GA 13, p. 122.-

“Logramos comprender mejor qué puede llegar a ser el hombre si tenemos la necesaria paciencia
para volver a considerar cómo se formó el ser humano y qué posibilidades de evolución en el futuro yacen en
él. Si lo miramos en su forma actual, vemos a un ente cuaternario ó cuatrimembrado, o sea que consiste de
cuatro componentes entrelazados. Lo primero que salta a la vista es su llamado cuerpo físico. Este
componente ó miembro constitutivo lo tiene en común con todos los seres actuales del reino mineral, y es lo
que podemos percibir del hombre con los ojos y palpar con las manos. Este cuerpo físico es el miembro –
inferior- de la entidad hombre, el componente que a la hora de la muerte queda atrás como cadáver. Pero
este cuerpo físico participaría en cada momento de la vida del destino del cadáver después de la muerte; o
sea, se descompondría, si no fuera compenetrado por el componente que llamamos cuerpo etéreo ó biofórico.
Este cuerpo etéreo, el ser humano no lo tiene en común con los seres del reino mineral, sino con los seres del
reino vegetal de la Tierra. En todo ser humano, el cuerpo etéreo es el luchador contra la muerte, el que entre
el nacimiento y la muerte lucha por mantener unidas las partes del cuerpo físico que constantemente tienden a
separarse. ¿Qué cosa es en realidad el cuerpo físico del ser humano?. Es en realidad aquello que será cuando
la muerte haya destrozado su forma: cenizas, un puñado de cenizas que, sin embargo, queda repartido en el
cuerpo etéreo de manera tan ordenada, tan artística que el conjunto causa la impresión de unidad que se
sugiere actualmente. El segundo componente entonces es el cuerpo etéreo ó biofórico, portador de vida. El
tercer componente, que el hombre tiene en común con todos los animales, es el que llamamos cuerpo astral,
portador de todos los instintos, las pasiones, las apetencias, y de todos los pensamientos, las representaciones,
etcétera, o sea, de lo que se suele llamar el elemento anímico en el ser humano. Luego tenemos como cuarto
elemento aquel componente de la entidad humana que se hace del hombre lo más selecto de la creación
terrena; el componente que da lugar a que el ser humano sobresalga entre las demás entidades de la creación
terrena y que confiere en especial la capacidad de desarrollarse cual Yo, cual ser individual y autoconsciente
dentro de la existencia terrestre
En el futuro se ha desarrollar la evolución del hombre en tal forma que el ser humano transforme
gradualmente con las fuerzas de su Yo los componentes inferiores, los miembros de nivel más bajo que el Yo,
amasándolos e imponiéndose como amo sobre los otros componentes. Cuando el Yo llega a transformar, a
tornar en siervo suyo el cuerpo astral de tal modo que ya no subsisten en éste vestigios de impulsos sin
control, de instintos y de pasiones, entonces habrá plasmado lo que llamamos el Manas o el Yo Espiritual.
Este no es otra cosa que el cuerpo astral que antes de su transformación constituye el tercer componente de la
entidad humana. Luego, cuando el Yo transforma también el cuerpo etéreo, da origen al Budhi o Espíritu de
Vida y cuando en el futuro lejano el Yo haya transformado también el cuerpo físico hasta el punto donde éste
queda enteramente espiritualizado por obra del Yo – y ésta es la labor más difícil porque el cuerpo físico es
el componente más solidificado - entonces el cuerpo físico se habrá convertido en el miembro más excelso de
la entidad humana, el Atma u Hombre-Espíritu.” -GA 104, p.137.-

“Siempre se ha dicho, y se ha reiterado, que el ser humano en principio tiene cuatro miembros: el
cuerpo físico, el cuerpo etérico o cuerpo vital, el cuerpo astral y el Yo. Y este Yo, cuando lo observamos un
poco más de cerca, se nos aparece como dividido en tres partes, que conocemos como: alma sensible, alma
racional y alma consciente. En el alma sensible y en el alma racional es donde comienza a anunciarse el Yo
autónomo, y recién en el alma consciente tenemos los primeros atisbos de ese Yo autónomo. Allí es donde, en
primer lugar, comienza a ingresar en el ser humano lo que se ha dado en llamar el quinto miembro de su

-20-
entidad: el ser espiritual o Manas, por lo que en el ser humano actual tenemos lo siguiente: cuerpo físico,
cuerpo etérico o vital, cuerpo astral, e íntimamente unido al cuerpo astral tenemos al alma sensible que está
como ligada a él; luego viene el alma racional, que en realidad es el alma en sí, que está ligada al alma
consciente, que es el Yo, que a su vez se halla ligado al Yo espiritual o Manas. De esta forma tendríamos que
imaginarnos al ser humano de hoy (…)
Cuando la Tierra haya alcanzado su meta, pasará al estado astral y luego a otros estados superiores, y
más tarde se transformará en un planeta que reemplazará a la Tierra, al que llamamos Júpiter. Para entonces
el cuerpo etérico del ser humano habrá logrado un nivel de perfección similar al que alcanzó el cuerpo físico
en la Tierra. En la próxima encarnación de la Tierra, a la que solemos llamar Venus, el cuerpo astral del ser
humano va a haber alcanzado su mayor perfección, entonces se encontrará en el nivel en el que hoy se halla el
cuerpo físico en la Tierra y en el que en el próximo nivel planetario se encontrará el cuerpo etérico. Y cuando
finalmente la Tierra se haya transformado en Vulcano, nuestro Yo habrá alcanzado su mayor nivel de
perfección.” -GA.: 101, p. 77.-

“(…) El hecho es que el ser humano actual se encuentra en una transición paulatina de una alma
grupal que poseyó en tiempos pretéritos, hacia el alma individual consumada, que aun hoy no posee. El
hombre se encuentra en el camino hacia la total integración de su alma individual en su cuerpo físico. Recién
poseerá esta alma individual consumada, para el tiempo en el que la existencia terrenal esté finalizando. Para
la mayoría de las personas, el Yo que poseen está entre un Yo grupal y un Yo individual.” -GA.: 101, p. 76.-

Para ubicarnos en tiempo y espacio, en relación a la evolución de nuestra alma, debemos recordar que
el cuerpo astral del hombre fue instilado en la Antigua Luna, y que el Yo ha de desarrollarse en el transcurso de
la Tierra. Esta evolución terrenal le ha dado la oportunidad, de trabajar mitad inconscientemente y mitad
conscientemente sobre sus tres componentes inferiores. Esta labor ya se inició en el tercer ciclo cultural
conocido como Lemuria, donde el Yo comenzó a trabajar en forma onírica, tan sólo sobre el cuerpo astral,
obteniendo como primer resultado (hacia los comienzos del cuarto ciclo cultural), lo que llamamos el alma de
sensibilidad perceptiva. Luego, en la Atlántida, cuando su atmósfera consistía de una mezcla de aire y grandes
masas de agua, el Yo trabajaba con conciencia crepuscular en el cuerpo etérico, logrando como segundo
resultado, lo que llamamos el alma de apreciación racional y afectiva. Y partir del último tercio de este cuarto
ciclo de culturas, el Yo comenzó a trabajar, en forma inconsciente, en el cuerpo físico para lograr el desarrollo
del alma de entendimiento consciente, que le da al ser humano la capacidad de ir formando un Yo más o menos
autoconsciente e ir retirándose de lo que ofrece el alma-grupo. Extractado del GA 104, p. 140.

-21-
CAPÍTULO II

ESTADOS DE VIDA o “VUELTAS”: - Ver esquema ampliado en la página 23 (*)

1.- “Primer Estado Elemental” – Recapitulación del Antiguo Saturno -


2.- “Segundo Estado Elemental” –Recapitulación del Antiguo Sol -
3.- “Tercer Estado Elemental” – Recapitulación de la Antigua Luna -
4.- “Estado Mineral” – Estado actual -
5.- “Estado Vegetal”
6.- “Estado Animal”
7.- “Estado Humano”

(*) En este esquema, sólo hemos coloreado, las esferas que representan los procesos que ya se han
desarrollado hasta el día de hoy.

Si cada “Evolución” es atravesada por 7 Estados de Vida, entonces tenemos 7 x 7 = 49, los estados por
los cuales progresa la humanidad. De los cuales 24, ya han sido vivenciados: - 7 en el Antiguo Saturno, 7 en el
Antiguo Sol, 7 en la Antigua Luna, y 3 en el período terrestre - . Es necesario aclarar que cuanto más
retrocedemos en el tiempo, más imprecisas son estas divisiones. Actualmente nos encontramos en la 25ª
“Vuelta”: el Estado Mineral… Apenas, hemos superado la mitad de este complejo Devenir.

“Estas siete etapas por las que se debe pasar, las llamamos estados de vida, de manera que
distinguimos siete etapas de conciencia y en cada etapa de conciencia siete estados de vida. Es difícil hallar en
nuestro lenguaje denominaciones para estos siete estados de vida. Si tan sólo tomamos en consideración
nuestra Tierra, podemos indicar los estados de vida hablando de los siete reinos, porque en la Tierra los
estados de vida coinciden con los siete reinos. Aquí indicamos el primer estado de vida por el primer reino
elemental, la segunda por el segundo y la tercera por el tercer reino elemental; la cuarta etapa por el reino
mineral, la quinta por el reino vegetal, la sexta por el reino animal y la séptima por el reino humano. Ahora
podríamos, por cierto, decir: En cada una de las etapas de conciencia se pasa por siete de esas etapas de vida
o reinos. Pero, llamar las siete etapas de Saturno de la misma manera primer, segundo y tercer reino
elemental, luego reino mineral, vegetal, animal y humano, daría lugar a conceptos erróneos, porque las
denominaciones para estos reinos fueron creadas a base de nuestras experiencias terrenales y, por supuesto,
los reinos eran en aquellos remotísimos tiempos de índole totalmente distintos de los reinos en la Tierra de
hoy. Podemos decir tan sólo: en forma análoga a estos reinos terrenales hubo siete reinos en el Saturno, siete
en el Antiguo Sol. Ya más parecidos a los reinos en la Tierra fueron los siete que hubo en la Antigua Luna; y
lo que son las siete etapas de vida de la Tierra, lo vemos en los siete reinos mencionados. Y en la Tierra ya es
fácil describirlos, a pesar de que hoy en día es sumamente difícil dar una idea precisa de los tres reinos
elementales. De los reinos mineral, vegetal, animal y humano, en cambio, el hombre cree tener una idea sana,
aunque en realidad esto no es el caso. Tal vez Uds. lograrán formarse una idea aproximada de los tres reinos
elementales cuando se imaginan el proceso siguiente. Pues bien, imagínense las piedras, los metales, etcétera,
tornándose gradualmente más finos, más transparentes, más livianos, y menos físicos y palpables, de modo
que se vayan, por decirlo así, disolviendo en una sustancialidad cada vez más sublimada. Pongamos que Uds.
los dejen vaporizarse, sublimarse hasta el punto de poseer una sustancialidad tan fina que Uds. ya no la
podrían ver, que sería invisible. De tales formas cada vez menos corpóreas surgiría, al continuar el proceso
retroactivo, un reino que ya no sería mineral, sino el tercer reino elemental. Y de él podríamos remontar al
segundo y luego al primer reino elemental. Para las capacidades de percepción de nuestros días es difícil
formarse una representación adecuada de esos reinos contenidos, consolidados de manera misteriosa, en
nuestro mundo de hoy.
Porque realmente es como si esos reinos elementales, ya condensados, hubieran desaparecido,
integrándose en nuestro mundo. Ellos preceden a nuestro reino mineral. Hemos visto cuándo se ha formado

-22-
este reino mineral mismo. En períodos muy remotos de la evolución terrena este reino mineral estuvo
presente precisamente en el estado de los reinos elementales.
Miremos ahora los otros cuatro reinos. El reino mineral, lo pueden Uds. observar en torno suyo,
igualmente los reinos vegetal, animal y humano. Pero es menester estar conscientes de que estas
denominaciones, en preciso sentido oculto, distan de ser correctos. El que no entiende estas cosas considera
los minerales como pertenecientes al reino mineral, las plantas al reino vegetal, los animales al animal y lo
seres humanos como pertenecientes al reino humano. Desde el punto de vista de la persona profana esto es,
por cierto, correcto, y sirve para todas las cosas cotidianas de la vida, pero en sentido oculto es incorrecto.
Porque la verdad es que actualmente el hombre alcanzó cierta perfección tan sólo en lo que se refiere al reino
mineral. Recién en futuros períodos de la evolución él se ha elevar a los grados de reino vegetal, animal, y
humano. Es lícito llamar al ser humano hombre hoy en día por tener conciencia de su Yo, pero aún no se
puede pretender que fuera encarnado en el reino humano en sentido de la ciencia oculta.”-GA 104, p. 158.-

De lo recién expuesto (en el fragmento del GA 104, p. 158), podemos profundizar varios puntos. En
relación a los Estados Elementales, debemos imaginarnos una condensación tras otra. Desde lo más espiritual
hasta lo más denso, que lo hallamos en el Reino Mineral. Todo es “Calor” en distinto grado de condensación.
Nuestra Tierra comenzó recapitulando el Antiguo Saturno, que representa nuestro primer Estado de Vida, -y
que es el Primer Reino o Estado Elemental-; seguidamente recapituló el Antiguo Sol, dónde avanzó un paso
más y desarrollamos el Segundo Estado Elemental, y por último recapituló la Antigua Luna, que constituyó el
tercer Estado Elemental.
Continuemos ahora, con la Evolución del Hombre y su Mundo: desde el final de la tercera de las
recapitulaciones:
“Todo lo que, en ese período, existe del hombre, reviste todavía condición astral. Para comprender
debidamente esa etapa, hay que tener muy en cuenta que, aunque el hombre posee los cuerpos físicos, vital y
astral, ni el físico ni el vital existen en condición física o etérea; sino puramente en condición astral. Lo que
entonces caracteriza al cuerpo físico no es, pues, su condición física, sino el hecho de que, a pesar de ostentar
forma astral, está regido por leyes físicas: es de constitución física, pero bajo forma anímica. Algo similar
vale para el cuerpo etéreo.

En este escalón de la evolución, la Tierra aparece, por de pronto, a la mirada espiritual, como una
estructura cósmica, toda ella alma y espíritu, y en la que, por lo tanto, también las fuerzas físicas y las vitales
se manifiestan todavía anímicamente. Esta estructura, que ya contiene en germen la totalidad de lo que más
tarde habrá de convertirse en las criaturas de la Tierra física, es luminosa, si bien de una luz que no podrían
percibir los ojos físicos, aunque existiesen: su resplandor anímico sólo es perceptible para el vidente.

Se produce entonces en esa estructura, algo así como una condensación, con el resultado de que, al
cabo de un tiempo, aparece en ella una forma ígnea, análoga a la que era Saturno en su fase más densa,
forma ígnea en cuyo seno se entretejen las actividades de los diversos seres que participan en la evolución. La
acción recíproca entre estos seres y el cuerpo celeste, se presenta como una inmersión en ese globo ígneo
telúrico, y un emerger de él. Este globo no es, por lo tanto, una sustancia uniforme, sino algo así como un
organismo impregnado de alma y espíritu. Los seres destinados a devenir en la Tierra, los hombres con la
constitución actual, son todavía, por su condición, los que menos participan en aquella inmersión, pues
permanecen todavía casi enteramente en la periferia no condensada; se encuentran todavía en el seno de los
seres espirituales superiores, y entran en contacto con la Tierra ígnea en un solo punto de su forma anímica,
dando por resultado que el calor condense una parte de su forma astral, y así prenda en ellos la vida terrena.
La casi totalidad, pues, de cada uno de ellos, pertenece todavía a los mundos anímico-espirituales, con
excepción de que el contacto con el fuego terrestre los envuelve en trémulo calor vital. Si quisiéramos
formarnos una imagen sensible-suprasensible de esos seres humanos en los comienzos de la fase física de la
Tierra, deberíamos representarnos una forma ovoide, desde luego anímica, forma situada en la periferia
terrestre, rodeada su base, cual si fuera una bellota, de un cáliz, si bien puramente ígneo.” -GA 13, p. 178.-

En relación al grado de perfección adquirido por el Hombre, hasta el día de hoy, R. Steiner, aborda
este punto, en el siguiente fragmento:
“(…) En realidad es el cuerpo físico el que se encuentra verdaderamente en el nivel humano. El cuerpo
etérico del ser humano aún no se encuentra en el nivel humano, todavía está en el nivel animal, mientras el
cuerpo astral humano aún se encuentra a nivel del reino vegetal. Cuando por las noches duermen y vuestro
cuerpo astral se eleva, el cuerpo físico y el cuerpo etérico descansan libres de todo tipo de sueños; ese es el
estado en el que se encuentran siempre los vegetales. El cuerpo humano astral, en cuanto a su estado de

-24-
conciencia, se encuentra en el nivel de lo vegetal. El Yo aún se encuentra en el nivel del reino mineral. El
estado de conciencia del Yo humano se halla en el nivel mineral. Intenten examinarse a vosotros mismos en
base a esta verdad; intenten llegar a ver todo lo posible. ¿Qué es lo que puede llegar a comprender el ser
humano? Puede comprender las leyes físicas del reino mineral, en base a las que puede construir máquinas y
fábricas y de acuerdo a las cuales puede construir edificios y demás. Todo esto sucede de acuerdo con las
leyes físicas del reino mineral. Ya en el caso de las plantas, el ser humano con justa razón expresa que la vida
no la puede comprender intelectivamente. Llegará un tiempo en que el ser humano comprenderá a las plantas
del mismo modo en el que en la actualidad comprende el reino mineral; para entonces será capaz de construir
plantas del mismo modo en el que hoy construye templos, casas y máquinas, aplicando para ello leyes
minerales. El Yo humano se halla completamente compenetrado por las leyes del reino mineral.” -GA 101, p.
80.-

“El reino mineral sí lo puede comprender; a base de las fuerzas del reino mineral el hombre sabe
fabricar máquinas, casas y cosas por el estilo. El aprender a reconocer de la misma manera en qué consisten
en una planta las fuerzas que la hacen crecer, esto sería requisito previo para que él se eleve con su
conciencia al reino vegetal. Y aprender a palpar cómo sentirse un animal –actualmente puede tan solo obtener
una impresión exterior de ello- recién esto lo convertiría en miembro del reino animal. Y cuando logra
comprender no solamente su propio Yo, sino asimismo al Yo ajeno, cuando comprende cabalmente a otro ser
humano en su esencia íntima, recién entonces pertenece realmente al reino humano.” GA 104, p. 160.-

Este Estado de Vida denominado Mineral, en el cual el Hombre comienza a desarrollar tibiamente su
Estado de Conciencia Diurna, podremos aproximarnos un poco más a su comprensión cuando analicemos los
Estados de Forma, que se manifiestan en él.

ESTADOS DE FORMA o “FASES”.- Ver esquema ampliado en la página 26.- (*)

1.- “Devakán Superior” - Arupa: sin forma –


2.- “Devakán Inferior” -Rupa: con forma-
3.- “Astral”
4.- “Físico” – Estado actual -
5.- “Astral perfeccionado”
6.- “Devakán Inferior perfeccionado”
7.- “Devakán Superior perfeccionado”

(*) Los distintos tonos de verde, aquí empleados, intentan graficar los diferentes grados –dentro de la
conciencia diurna u objetiva- que se pueden vivenciar a lo largo de nuestro Estado Planetario: “Tierra”

Si cada Estado de Conciencia ( ó Estado Planetario), es atravesado por 7 Estados de Vida, y a su vez, en
cada “Vuelta”, se desarrollan 7 Estados de Forma (ó Fases), entonces resulta: 7 x 7 x 7 = 343 “Fases” en las
que se manifiesta la Humanidad. De las cuales, 171 ya fueron concluidas, a saber: 49 en el Antiguo Saturno, 49
en el Antiguo Sol, 49 en la Antigua Luna, y 24 en la Tierra. Nos encontramos en la “Fase” 172, y en
consecuencia, nos quedan 171 fases por recorrer.

“Así Uds. se darán cuenta de que hoy en día hay muy pocas posibilidades de desarrollar los órganos
para palpar conceptos tan delicados como los que tenemos menester en el ocultismo si deseamos entender las
cosas. Pero a la vez se dan Uds. cuenta de que el ser humano tiene todavía largos procesos evolutivos por
absolver (…)
Toda etapa o estado de vida transcurre a su vez en siete estados de forma, de tal manera que el
llamado estado de forma física que actualmente es el mundo entorno de Uds., ha de ser considerado como el
llamado estado medio. Antes de que cualquier cosa adopte la forma física, existe en forma astral, y antes de
hacerse astral, existe en un determinado nivel espiritual que llamamos el Devacán inferior, y antes de
descender algo a este nivel, existe en un nivel de Devacán superior (…)
Estos son los tres niveles de forma. El del Devacán superior se tendría que llamar todavía “sin
forma”, luego viene el nivel del Devacán inferior, luego el estado astral.
Al condensarse éste se convierte en físico. Después lo físico vuelve a disolverse, tornándose en un
estado astral más perfeccionado, éste se convierte de nuevo en Devacán inferior más perfeccionado y este
último otra vez en Devacán superior. El estado de forma físico es el del medio.

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Por siete estados de forma pasa cada reino. Uds. deben distinguir entre lo físico y lo mineral; son dos
cosas diferentes. Es fácil confundirlos puesto que hoy en día las dos cosas se presentan como una. El
reino mineral pasa por todos los estados de forma. Puede recibir su primera forma arriba en el nivel
más superior del Devacán, desciende a niveles inferiores sin dejar de ser reino mineral, luego desciende
a nivel astral, donde existe en un modelo astral y luego se hace físico, solidificándose. Así hay en todos
los reinos siete estados de forma.” -GA 104, p. 162.-

Si observamos los Estados de Forma, desde la –intimidad- de los seres espirituales, que conducen el
Devenir Humano, nos encontramos que:
“Al principio, sólo son los ancestros del hombre que reaparecen en forma de gérmenes autónomos,
ancestros cuyo cuerpo astral superior, en el curso del precedente ciclo menor (Tercer Estado Elemental:
Recapitulación de la Antigua Luna), se habían beneficiado de la acción de los Espíritus de la Personalidad.
Todos los otros seres de los reinos mineral, vegetal y animal aún no tienen aquí ninguna existencia autónoma.
(En efecto, en este estadio, todo se encuentra todavía en un grado altamente espiritual que se denomina
informe o arupa. En el nivel actual de la evolución sólo los pensamientos humanos más elevados, por
ejemplo, los conceptos matemáticos y los ideales morales, están tejidos de esta sustancia a la que pertenecen
todos los seres situados en el estadio del que hablamos). Lo que está por debajo de estos ancestros humanos
sólo puede aparecer como actividad de un ser superior. Así los animales sólo existen como estados de
conciencia propios de los Espíritus del Fuego, y las plantas bajo la forma de estados de conciencia de los
Espíritus del Crepúsculo. En cuanto a los minerales, tienen una doble existencia reflejada en el pensamiento.
Primero existen como gérmenes de pensamientos en los antepasados humanos mencionados antes, y luego
como pensamientos en el seno de la conciencia de los Espíritus de la Forma. El ser humano superior
(Hombre-Espíritu, Espíritu de Vida, Yo-Espiritual) también existen en la conciencia de los Espíritus de la
Forma.
Todo experimenta entonces una especie de densificación gradual. En el próximo estadio esta densidad
no sobrepasa, sin embargo, la de los pensamientos. Los seres animales formados durante el ciclo precedente
podrán ya manifestarse. Se desprenden de la conciencia de los Espíritus del Fuego y se convierten en seres
de pensamientos autónomos. Este estadio es el que se denomina de forma o Rupa. El hombre evoluciona aquí,
en el sentido de que su cuerpo hecho de pensamientos, antes informe y autónomo, es envuelto por los Espíritus
de la Forma por un cuerpo hecho de sustancia de pensamientos, más denso.
Los animales, como seres autónomos, sólo existen aquí bajo la forma de esta sustancia.
Una nueva densificación se impulsa. El estadio que aquí se alcanza es comparable al que se teje por las
representaciones sacadas de la conciencia imaginativa de sueño. Es el nivel que se denomina astral. Luego, el
antepasado del hombre inicia de nuevo su progresión. Su ser recibe todavía un cuerpo hecho de esa sustancia
y que viene a añadirse a los otros dos cuerpos. Posee pues ahora un núcleo interior sin forma, un cuerpo de
pensamiento y un cuerpo astral. Los animales reciben un mismo cuerpo astral, y las plantas, en tanto que
entidades astrales autónomas, se desprenden de la conciencia de los Espíritus del Crepúsculo.
El paso siguiente de la evolución consiste en una densificación aún más intensa que conduce al estadio
llamado físico. Primero se está confrontado a un estado físico extremadamente sutil, el del éter más fino. El
antepasado del hombre recibe de los Espíritus de la Forma el cuerpo etéreo más fino que viene a añadirse a
los elementos constitutivos precedentes. Está constituido, pues, de un núcleo de pensamiento sin forma (arupa),
de un cuerpo de pensamientos estructurado (rupa), un cuerpo astral y un cuerpo etéreo. Los animales tienen
un cuerpo de pensamiento estructurado, un cuerpo astral y un cuerpo etéreo. Las plantas tienen un cuerpo
astral, y un cuerpo etéreo. Los minerales aparecen aquí por primera vez en su forma etérea autónoma. En este
nivel de la evolución nos encontramos, pues, con cuatro reinos, el mineral, el vegetal, el animal, y el reino
humano.” -GA 11, p. 181.-

En síntesis, nuestra “Tierra”, como hemos comentado hasta aquí, atravesó tres Estados Planetarios; de
allí en más, al comenzar su cuarto estado, volvió a vivenciar, a recapitular la etapa evolutiva de Saturno en
“Arupa” (o sea en el Devacán Superior), la etapa del Sol en “Rupa” (o Devacán Inferior), y el período lunar en
el Estado de Forma: “astral”. Extractado del GA 93, p. 155.

Para lograr un mayor grado de comprensión - relativo al Estado de Forma: Física-, debemos examinar
los amplios Ciclos de Culturas, que allí se manifiestan; desde la nebulosa etérica que los envuelve en sus
inicios, hasta la mayor claridad que se pueda experimentar en la materia física.

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CAPÍTULO III

CICLOS CULTURALES o “CICLOS”.- Ver esquema ampliado en la página 29 -

1.- “Polar”
2.- “Hiperbóreo
3.- “Lemuria”
4.- “Atlántico”
5.- “Postatlántico”. - Ciclo actual –
6.- “Sellos”
7.- “Trompetas”

Ahora debemos analizar los 7 Ciclos Culturales, que se manifiestan en el Estado de Forma: Física.
Entonces, siguiendo con nuestro espíritu matemático, tenemos: 7 x 7 x 7 x 7 = 2401 “ciclos”, por los cuales el
ser humano avanza hacia su espiritualización. Hoy nos encontramos en el 1202ª ciclo de culturas.

Los Ciclos Culturales que corresponden al Estado de Forma Física, que ya hemos superado, se
caracterizan por: el primero, porque el Sol, la Luna y la Tierra formaban un solo cuerpo, una sola esfera; el
segundo, porque el Sol se retira, se emancipa de dicha esfera; el tercero, porque la Luna también se desprende;
el cuarto, el llamado ciclo atlante, es dónde el ser humano adquiere la fisonomía que posee hoy en día, y el
quinto, en el que nos encontramos actualmente: el “Postatlante”. El sexto y el séptimo ciclo, están
representados en el Apocalipsis de San Juan, por los 7 sellos y las 7 trompetas; de ahí sus nombres.

“¿Por qué razón los otros planetas se separaron de la Tierra, como lo hicieron el Sol y la Luna?
Porque Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio están igualmente aislados. ¿Por qué eso? Es que las cosas
pasan en el gran Universo como pasan en nuestra vida diaria. Como en el colegio hay alumnos que repiten un
curso, hay en el Gran Cosmos seres que quedan atrasados y no pueden seguir la evolución. Esto es lo que hay
que comprender bien claramente. Hubo un grupo de elevadas entidades que no pudieron continuar
evolucionando al mismo ritmo que la Tierra, de la que separaron las sustancias más sutiles, para formar con
ellas el Sol, que se convirtió en su morada. Los seres más elevados estaban ligados así a nuestro desarrollo;
ya habían cumplido una evolución. Había pues seres que iban a llegar a ser los espíritus del Sol, y otros que
eran retardatarios, inferiores a los espíritus del Sol, pero sin embargo superiores a los hombres; pero no
podían seguir la evolución de los espíritus del Sol porque no eran tan perfectos como ellos. No pudieron
acompañarlos al Sol, porque los hubiera consumido. Pero eran demasiado nobles para la Tierra; por eso,
alejaron de ésta cierta sustancia cuya fineza era intermediaria entre el Sol y la Tierra, y que correspondían a
su naturaleza, para hacer de ellas su residencia, entre el Sol y la Tierra. Así es como se formaron Venus y
Mercurio (…). A ellos se debe el nacimiento de esos dos planetas (…). Los seres espirituales son causa de la
formación de los planetas.” -GA 106, p. 63.-

1.- Polar: “Miremos ahora la Tierra misma. Cuando ella contenía el Sol y la Luna, no era más que
una especie de nebulosa etérica de una inmensa extensión, que encerraba los gérmenes humanos vivientes y
los gérmenes dormidos de los otros seres: animales, plantas y minerales. Ningún ojo humano hubiera podido
percibir esos seres, porque el hombre no existía todavía sino en estado de simiente; no había pues ojos para
ver; por eso no pueden hacerse visibles sino retrospectivamente para el clarividente. La descripción que
hacemos se supone que corresponde a la visión que tendría alguien que se hubiera encontrado en esa época en
un punto cualquiera del espacio cósmico (…)
En el seno de esta masa, de esta bruma etérica original, se formó poco a poco una esfera vaporosa y
luminosa, que ya se habría podido ver (…). Y si se hubiera podido penetrar allí por el sentido del tacto, se
hubiera tenido la impresión de un espacio caliente, un poco como la sensación que produce el interior de un
horno. Esta masa nebulosa llegó a ser rápidamente luminosa. Y llevaba en sí todos los gérmenes de los que

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acabamos de hablar. No hay que cometer el error de creer que se trata allí de una neblina, de una nube
como las que vemos hoy; todas las sustancias que son líquidas o sólidas se hallaban allí entonces
disueltas (…).
La niebla etérica se ha convertido en un gas luminoso. Este se hace más y más claro, y la condensación
progresiva del gas aumentaba la luz, de modo que en un momento, esta niebla tomó la apariencia de un gran
Sol que resplandecía en el espacio cósmico (… ). Es pues necesario que nos representemos que no es
solamente la luz física que brilla, sino que esta luz, está animada, espiritualizada por la fuerza del amor (…).
El hombre de esta época tenía, porque vivía todavía en el seno de las entidades divinas, un cuerpo
mucho más sutil. La conciencia clarividente permite percibir que tal cuerpo no era más que una fina forma
vaporosa, un cuerpo de gas o de aire, un cuerpo compenetrado y radiante de luz. Imaginémonos una nube de
forma regular, como un cáliz alargado hacia lo alto, y veámoslo todo lleno de luz y tendremos el hombre de
ese tiempo, que comenzaba en esa época adquirir una conciencia vaga, tal como la tiene las plantas hoy. Esto
no quiere decir que los hombres fueran en esa época lo que son las plantas actuales; eran tenues como ligeras
nubes compenetradas de luz y de calor, en forma de copa, ningún contorno fijo los separaba de la masa
terrestre entera.” -GA 106, p.75.-

“Los restos humanos astrales se entrefunden con ese éter e imprimen su naturaleza en él para
convertirlo en semejanza de la entidad astral humana. En ese estado inicial nos encontramos con una Tierra
etérea que sólo consiste en esos hombres etéreos y no es sino un conglomerado de ellos. En realidad, el cuerpo
astral o el alma humana está fundamentalmente FUERA del cuerpo etéreo y lo organiza desde fuera. Para el
investigador espiritual, la Tierra aparece como una esfera compuesta a su vez de numerosas esferas etéreas
más pequeñas –los hombres etéreos- y se halla envuelta por una cobertura ASTRAL, del mismo modo que hoy
la atmósfera aérea envuelve a nuestro planeta. En esa envoltura astral (atmósfera) viven los hombres astrales
y desde allí actúan sobre sus semejanzas etéreas en las que crean órganos, produciendo vida etérea humana
en ellas. Dentro de la Tierra en conjunto sólo existe UN estado material, el sutil éter viviente. En los textos
ocultistas, a esa primera humanidad se la llama la primera raza raíz (Ciclo Cultural), la POLAR.” -GA 11, p.:
100.-

2.- Hiperbórea: “Después el Sol comenzó a desprenderse, llevando consigo las sustancias más finas
que abandonaron a los hombres. Todo lo que constituye hoy el Sol, abandonó nuestra Tierra dejándole las
sustancias menos espirituales.
Al mismo tiempo que el Sol se separaba, el vapor terrestre se condensó en agua, y hubo, en lugar de
una Tierra nebulosa, una esfera terrestre líquida. En el centro se encontraban las aguas primitivas, pero no
rodeada de aire; lentamente las aguas se transformaron en nieblas espesas, que se hicieron más y más finas.
La Tierra de esta época es pues una Tierra líquida; con sustancias blandas; rodeadas de nieblas que se
aligeran más y más hasta las esferas superiores donde tienen la forma de vapores muy finos. Así es como se
presenta a nuestros ojos nuestra Tierra de esos tiempos. Ella se había transformado y los hombres debieron
sumergir su forma gaseosa, luminosa, en esas aguas turbias, encarnarse allí bajo formas de masa líquida en el
seno del agua, como habían sido forma de gas en el seno de la masa gaseosa. El hombre se convirtió en forma
líquida, pero no en su totalidad. Jamás el hombre ha estado sumergido totalmente en el agua, la Tierra era
enteramente líquida en el centro y el hombre sólo era parcialmente una forma líquida; alcanzaba la envoltura
de vapor, de suerte que era a medias líquido y a medias gaseoso (…)
En el comienzo, la Tierra no era solamente luminosa, resplandeciente, era también musical, y el
Sonido le había quedado cuando la luz la abandonó; cuando el agua se puso oscura ella quedó interiormente
penetrada por el Sonido, y este Sonido justamente es el que dio su forma al agua, como se ha observado, por
otra parte, mediante la experiencia tan conocida de física (*, ver página 31). El Sonido es una fuerza
formativa, creadora, que distribuye y ordena las partes de un todo. Y es esta fuerza del Sonido que había
quedado en la Tierra.
El sonido, la tónica que resuena a través de la Tierra, ha dado nacimiento a la forma humana. La luz
podía penetrar hasta esa parte del hombre que sobresalía de la masa líquida. Abajo, un cuerpo liquido, arriba
un cuerpo gaseoso acariciado por la luz exterior, hasta el cual llegaban los seres que se habían alejado con el
Sol. Antes, cuando el Sol estaba todavía unido a la Tierra, el hombre vivía en su seno; en lo sucesivo, ellos
enviaron su luz brillante hacia él, penetrándolo con su fuerza.
Pero no olvidemos que después de la partida del Sol, habían quedado unidas a la Tierra fuerzas que
debían separarse de ella: las fuerzas de la Luna. En esta época pues, en el momento en que el Sol acababa de
irse de la Tierra, la forma humana, semejante a un vegetal debió sumergirse en el cuerpo líquido de la Tierra.
La forma que él tomó entonces, la encontramos degenerada, fijada en los peces que son los restos decadentes
de los seres humanos de otrora(…). La luz no estaba más allí y su ausencia provocó una muy profunda
nostalgia (…)

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La mitad de la forma humana vivía en la sombra y estaba animada por instintos muy bajos porque en
esta parte residían las fuerzas de la Luna (…). Sólo las partes más bajas del astral podían permanecer allí.
Pero en lo alto, en la cabeza por así decirlo, estaba en forma vaporosa penetrada por una luz que le daba su
forma, de modo que el hombre estaba compuesto por una parte superior y una inferior (…)
Pero habiendo quedado mezcladas a la Tierra líquida las fuerzas más malvadas, las más terribles, la
parte superior y vaporosa del hombre descendió más y más y poco a poco, la forma vegetal se transformó en
una especie de anfibio. Esta forma que en la escala de los seres es muy inferior a lo que llegó a ser el hombre
después, es descrita en las leyendas y las mitologías con el nombre de dragón, de salamandra… El Calor
penetró después la parte superior de la Tierra, y al mismo tiempo la parte superior del hombre físico e hizo de
él una especie de dragón de fuego. Pero por encima se elevaba el cuerpo etérico, en el cual era conservada la
fuerza del Sol.” -GA 106, p. 79.- (*, de la pag. 30) Si tomamos una delgada placa de cobre, sobre la cual se
distribuye una fina capa de polvo, y pasamos suavemente un arco de violín -por dicha placa-, entonces no sólo
percibiremos un tono, sino podremos comprobar cómo las partículas de polvo se ordenan formando líneas en
un orden determinado. Se forman así todo tipo de figuras que se corresponden con el tono que se va
produciendo. El tono genera la distribución de la materia. Esas son las tan conocidas figuras sonoras de
Chaladnisch. Del GA 101, p.: 17.-

“El posterior desarrollo de la Tierra se produce con la transición de UN estado de la materia a DOS.
Se segrega una sustancialidad más densa, dejando otra más sutil detrás de sí. La sustancialidad más densa se
parece a nuestro aire y la más tenue es la que hace que se produzcan elementos químicos (el éter químico) a
partir de una sustancia anteriormente indiferenciada. Junto a ellas, continua existiendo el éter viviente, pues
sólo una parte de él, se transforma en los estados materiales (… ). El hombre astral, que ha ascendido a un
nivel aún superior, genera una especie de réplica de mismo, hecha de los dos tipos de materia, el éter vital y el
éter químico. Vemos pues, a un hombre hecho de cuerpo astral actuando sobre un cuerpo etéreo formado por
dos tipos de éter: el éter vital y el éter químico. Por el éter vital, esa réplica física del hombre posee la
capacidad de reproducirse a sí misma, de hacer que nazcan de ella seres de su propia especie. Por el éter
químico, genera ciertas fuerzas que se parecen a las actuales energías de atracción y repulsión química.
Gracias a ello, esa réplica del hombre puede atraer ciertas sustancias del entrono y combinarlas consigo
mismo, segregándolas de nuevo por medio de las fuerzas de repulsión (…)
Tiene lugar así el proceso siguiente: la sustancialidad aeriforme se divide en dos, una parte se hace
más densa, acuosa y la otra permanece aeriforme. El éter químico se divide también en dos nuevos estados
materiales; uno de ellos se hace más denso y se convierte en lo que llamaremos el éter lumínico, que dotará a
las entidades que lo poseen con el don de la luminosidad; el otro sigue existiendo como éter químico.” -GA 11,
p. 101.-

Hasta aquí nos encontramos con una Tierra física formada, por cinco tipos de sustancias: agua, aire,
éter de luz, éter químico y éter vital. Y el hombre tiene su cuerpo físico compuesto de tres tipos de éter: el
lumínico, el químico y el vital.

“Como consecuencia de la separación del Sol se produjo una mayor densificación material de la
Tierra. De la sustancia líquida se formó la sólida, el éter lumínico se dividió a su vez, creándose así otro tipo
de éter lumínico y un éter que dota a los cuerpos con la capacidad de aumentar la temperatura. Gracias a ello,
la Tierra se convirtió en una entidad capaz de desarrollar calor en su interior y todos sus seres empezaron a
recibir la influencia del calor. En el elemento astral tiene lugar un proceso similar al anterior, algunos seres
se desarrollaron a un nivel superior a expensas de otros. Se separó así un grupo de seres bien equipados para
actuar en la más tosca sustancialidad sólida. Con eso se desarrolló el firme esqueleto del REINO MINERAL
de la Tierra.” -GA 11, p. 105.-

“¿Qué sentimiento debe hacer nacer en nosotros este acontecimiento cósmico de la separación del Sol
y de la Tierra? El Sol con los seres que lo habitaban representa lo que había de más digno, de más puro, de
más noble y el resto, la Tierra + la Luna, el elemento más inferior. La tierra estaba entonces en un grado más
abajo aún que aquel en el que está ahora. Porque a continuación la Tierra se desembarazó de la Luna y con
ellas de las sustancias inferiores que habrían impedido al hombre proseguir su evolución. La Tierra debió
echar fuera la Luna
Entre tanto nuestra Tierra conoció una época sombría y terrible; todo lo que ella era de tendencia
noble y evolutiva cayó bajo el poder de fuerzas muy malas, y el hombre no hubiera podido continuar
progresando si no las expulsaba con la Luna (…). Cuando por gigantescos cataclismos, la Luna se retiró de la
Tierra, se produjo poco a poco lo que podría llamarse la separación del aire y el agua. El aire de esa época

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no era de ninguna manera lo mismo que el nuestro; contenía todavía toda suerte de vapores. El ser que
formaba así progresivamente era el hombre actual.” -GA 106, p. 37.-

3.- Lemuria: “Se aproximaba el momento en que las fuerzas más bajas iban a ser expulsadas de la
Tierra. Catástrofes gigantescas la transformaron y las formaciones basálticas actuales aparecen al ocultista
como los restos de la acción de las fuerzas purificadoras que sacudieron el cuerpo de la Tierra, cuando la
Luna se separó de ella. Es también el momento en que la parte central y líquida de la Tierra se espesa más y
más y se forma el núcleo mineral sólido. Por una parte la Tierra se condensó al perder la Luna, y por otro
lado las partes superiores de su atmósfera abandonaron a las partes inferiores sus sustancias más pesadas, las
menos finas y en lo alto se formó poco a poco algo que llegó a ser semejante a nuestro aire, aunque todavía
estaba cargado de agua. La Tierra tuvo en su centro un núcleo sólido y el agua lo rodeó por todas partes. La
neblina de la periferia era al principio impenetrable a los rayos del Sol, pero a medida que ciertas sustancias
la abandonaron, se hizo más y más liviana. Mucho más tarde, se transformó en aire, y poco a poco los rayos
del Sol que no podían alcanzar la Tierra, pudieron atravesar la Atmósfera (…).
Antes el hombre sumergido a medias en el agua, emergía a medias en la niebla; en el momento en que
la Tierra llega a ser más densa, el hombre líquido adquiere la posibilidad de hacer su forma más dura, de
tener un sistema óseo. Endureciéndose, la parte superior del ser humano se transforma, adquiere una nueva
facultad que no tenía antes, la de respirar el aire. En esta época encontramos, por primera vez, pulmones. -GA
106, p. 82-

“Si retrocedemos en el tiempo acompañando la formación de nuestra Tierra, llegamos a temperaturas


cada vez más elevadas, al calentamiento de nuestra Tierra, y en el tiempo lemúrico nos encontraremos con un
estado en el que las distintas rocas estuvieron en estado líquido, en el que inclusive los minerales, que ahora
se han cristalizado, eran líquidos, igual que el hierro que es sometido a altas temperaturas. Todos nuestros
minerales han pasado por procesos de este tipo. La solidificación fue un proceso paulatino en el que en la
Tierra líquida se fueron incrustando cristales firmes por estrechamiento. Gracias a esta solidificación, la
Tierra pudo llegar a ser el lugar en el que vive la humanidad física tal y como la conocemos.” -GA 101, p.:
70.-

Tratar de narrar sucesos tan remotos, con el lenguaje actual, presenta obstáculos casi insuperables; pero
haremos el intento de describir las cualidades y las actividades que el Hombre experimentaba en la Lemuria.
El “continente”, de este tercer ciclo cultural, se hallaba situado al sur de lo que hoy es Asia, y se
extendía aproximadamente, entre Sri Lanka y Madagascar, aunque ciertas partes del sur de África también
pertenecieron a él
Los hombres podían hacerse representaciones de las cosas y de los hechos, pero carecían de memoria
(aún no estaba desarrollada) para preservarlos, y en consecuencia no poseían un lenguaje, en su verdadero
sentido. Su comunicación consistía en una especie de “lectura del pensamiento”. La energía del crecimiento de
las plantas, o la fuerza vital de los animales fluían hacia él, de este modo comprendían las plantas y los
animales en su vida y acción internas; como así también percibían las fuerzas físicas y químicas de los objetos
inorgánicos. Poseían un notable poder sobre su cuerpo a través del dominio de su voluntad, el cual les permitía
levantar grandes pesos. Construían sin conocimiento de ingeniería, ya que lo hacían a través de su facultad de
imaginación, la cual le confería una gran seguridad, (como si fuese una especie de instinto).
En un principio vivían en cuevas que les proporcionaba la naturaleza, y con el tiempo aprendieron a
construirlas con cierta habilidad. Los edificios, los cuales los ornamentaban, los destinaban para cultivar “la
sabiduría y el arte divino”. Dirigían su mirada al trasfondo creativo de la naturaleza, se comunicaban con los
seres que construyen el mundo mismo; en otras palabras se interrelacionaban con los dioses. De esta
“comunicación” se desarrolló –más tarde- la iniciación y los misterios.
El mundo animal que los rodeaba eran semejantes a los anfibios, aves y mamíferos inferiores de la
actualidad y el reino vegetal se asemejaba a nuestras palmeras, y los helechos eran verdaderos árboles que
formaban grandes bosques.
El objetivo de los lemures era el desarrollo de la voluntad, y de la facultad de la imaginación.
En un principio, cuando la Tierra, se componía de sustancias blandas y maleables, el alma humana tenía
el dominio sobre la materia, y les imponía sus propias leyes; modelaba su cuerpo sin diferenciarlo en
masculino y femenino (cambiaba de forma cuando su vida interior se modificaba); además, poseía la facultad
de la autofecundación (Generaba réplicas de sí mismo). Pero cuando los procesos de densificación, en la
corteza terrestre, fueron avanzando, el alma tuvo que doblegarse ante las leyes que la naturaleza exterior le
impartía a la materia, es ahí cuando el cuerpo humano comienza a presentar aspectos distintos; uno comienza a
parecerse a la futura forma masculina (más emparentada con la Voluntad), y el otro a la futura forma femenina
(más emparentada con la Representación). La separación de los sexos, fue un proceso muy amplio, que se
extendió desde la mitad de la época lemúrica hasta, casi la mitad de la época atlante. La fuerza que antes era

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utilizada para la autofecundación, ahora es destinada a la formación del “cerebro”, instrumento de su actividad
pensante; o sea que el pensar fue adquirido al precio de la unisexualidad.
Toda la Lemuria era “turbulenta” debido al escaso espesor de su terreno, puesto que era socavada por
una gran actividad volcánica, que fluía por debajo de ella; sólo en los centros de “iniciación” era más calmo,
más controlada las actividades ígneas. Posteriormente desde allí saldrían los guías del nuevo ciclo: el atlante.
Síntesis, obtenida de los capítulos V, VI, y VII del GA 11.-

“En la época lemúrica, que engloba la separación de la Luna y de la Tierra, el hombre estaba dotado
de una conciencia clarividente e ignoraba todavía lo que llamamos hoy la muerte. Porque cuando salía de su
cuerpo físico, sea por el sueño, sea por la muerte, no perdía la conciencia; al contrario, él se sentía dotado de
una más elevada, más espiritual en cierto sentido, que cuando miraba con su cuerpo físico. El hombre no se
decía jamás: Ahora yo muero o Pierdo la Conciencia eso entonces no existía. El hombre no se apoyaba
todavía en sí mismo, sino que se sentía inmortal en el seno de la divinidad y tenía el conocimiento innato de
todos esos hechos.” -GA 106, p.: 123.-

“La voluntad humana tenía en aquellos tiempos poder mágico. El hombre podía, por ejemplo, influir
con su fuerza volitiva en el crecimiento de una flor. Por un esfuerzo volitivo intencional podía lograr que
creciera con ritmo acelerado; esta capacidad se puede desarrollar hoy en día solamente a través de un
procedimiento evolutivo anormal. Pero en los tiempos lemúricos la entera naturaleza en derredor del hombre
dependía del carácter de su voluntad. Si ésta era buena, tenía un efecto pacificador sobre las olas de las
aguas, sobre la tempestad y sobre los fenómenos ígneos que determinaban el ambiente hasta muy lejos a la
redonda. Porque entonces hubo en la mayor parte de la Tierra mucha actividad volcánica. El ser humano
accionaba de manera pacificadora sobre todos estos fenómenos si su voluntad tenía carácter bueno y de
manera destructiva si era mala. Islas enteras se podían destruir por medio de la voluntad malvada. Así que la
voluntad humana y su contorno físico concordaban absolutamente. En esencia la destrucción de las tierras
firmes donde el hombre tenía su morada en aquellos tiempos, se debe a la voluntad pervertida de los hombres.
Y tan sólo un pequeño grupo de la gente de entonces (…) llegó a salvarse hasta iniciarse el siguiente ciclo.” -
GA 104, p. 92.-

4.- Atlántida: “Después de las inmensas catástrofes debidas al fuego, que terminaron con el período
lemúrico, nuestra Tierra tomó poco a poco, forma; se desarrolló en las condiciones que constituyeron la
antigua Atlántida.
Los primeros continentes emergieron de las masas líquidas. Esto pasó largo tiempo después de la
partida de la Luna. Pero sólo gracias a esa separación la Tierra pudo proseguir su evolución. En la época de
la Atlántida, el hombre estaba hecho de manera completamente distinta al de hoy. Estaba sin embargo,
bastante desarrollado como para poder, bajo forma de una masa blanda, planear, nadar por así decirlo y
animar su envoltura de aire.
El sistema óseo se desarrolló lentamente. No es sino hacia la mitad del período Atlante que el hombre
alcanzó poco más o menos una forma semejante a la nuestra. En cuanto a la conciencia que poseemos hoy, no
se formó sino mucho más tarde, y si queremos comprender a los hombres de aquel tiempo, es menester no
perder de vista el hecho de que estaban dotados de una conciencia clarividente, que es tanto más fácil de
comprender si la comparamos con la conciencia actual.” -GA 106, p.40.-

Intentaremos dar un esbozo de las siete subculturas que fueron evolucionando, en aquel tiempo remoto;
las cuales se desenvolvieron principalmente en un continente que hoy en día constituye el fondo del Océano
Atlántico, -entre la Europa actual y América-.
Los atlantes podían controlar lo que llamamos fuerza vital de los organismos al servicio de la
tecnología; de igual modo en que hoy se extrae la energía térmica del carbón y se la transforma en energía
para nuestros medios de locomoción.
La primera de las siete sub-razas, recibe el nombre de “Rmoahals” (en la literatura teosófica). Esta
primera se desarrolló de un grupo de lemures altamente evolucionados. Los primeros rudimentos de la
memoria comienzan a manifestarse, los colores y los sonidos dejan huellas profundas en el alma. Estas vívidas
impresiones sensorias dan lugar a sentimientos, que los lémures no poseían. Con el desarrollo de la memoria,
va ligado el lenguaje, así nace la facultad de dar nombres a lo que se ha visto y oído. Una nueva forma de
unión entre los hombres nace a través de la comunicación verbal. La palabra de los Rmoahals, no sólo tenía
significado, sino también tenía poder. Poder curativo, poder de atemperar la furia de los animales, su lenguaje
era particularmente sagrado.
Los “Tlavatli”, la segunda sub-raza, transfirió -en cierto sentido-, la memoria a la concepción y

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desarrollo de la vida comunitaria, así nació en algunas tribus, el culto a los antepasados. Aparece además, la
ambición como cualidad desconocida hasta ese momento, y eso trae aparejado la integración de grupos
sociales, y la figura de un líder.
La tercera: los “Toltecas”, fundan por primera vez, lo que llamamos comunidad, y el primer intento de
formación de un estado. Los hechos de los antecesores no debían ser olvidados. La experiencia personal fue
adquiriendo notable relevancia. La ambición se fue tornando en egoísmo, y así comenzó el mal uso de los
poderes que ostentaban sobre la naturaleza.
Los “Turanios Primigenios”, son los representantes de la cuarta subcultura, que profundizaron sus
deseos egoístas.
L La quinta de las sub-razas, los “Protosemitas”, son los que comenzaron a contrarrestar esa acción
destructiva a través del uso de una facultad superior del hombre: el pensar lógico. Trascendieron el mero
recuerdo, empezaron a comparar las experiencias, y obtuvieron la facultad de juicio. La voz interior, hace su
aparición para saber lo que se debe hacer o no. En la medida que se avanzaba en la facultad de pensar, se fue
perdiendo el control de las fuerzas exteriores de la naturaleza. El pensar fue creciendo a expensas de la fuerza
vital. No olvidemos, que cada vez que se desarrolla una nueva facultad en un organismo, otra se debilita y
pierde agudez .
Los “Acadios”, fueron los representantes de la sexta sub-raza atlante, los cuales profundizaron la
facultad del pensar a tal punto que se inclinaron por la manía de las innovaciones y los cambios continuos.
Condiciones turbulentas los llevaron a sentir la necesidad de someter el pensar egoísta a leyes generales. Aquí
tienen el origen de los reglamentos de la justicia y de la ley. Ellos eran tribus emprendedoras y proclives a la
colonización, y fue el comercio –en especial- que fomentaba la facultad del pensar y el juicio sobre sus actos.
Y por último, la séptima sub-raza, fueron los “Mongoles”. Ellos también desarrollaron la facultad del
pensar, pero se mantuvieron fieles al sentimiento de la memoria.
Cabe señalar que una sub-raza no desaparece de golpe, cuando se desarrolla una nueva; pueden
mantenerse aún por mucho tiempo mientras otras se desarrollan paralelamente.
Debemos mencionar como se produjo la transición de la cuarta a la quinta raza raíz. Como dijimos, en el
hombre atlante, la facultad del pensar estaba en preparación, entonces su voluntad estaba influenciada, dirigida
desde el exterior por los pensamientos de las entidades superiores, que les eran transmitidas por sus guías (los
cuales eran considerados, como mensajeros divinos). Los centros llamados Templos de los Misterios, eran
lugares desconocidos para la masa, allí los guías recibían las “instrucciones” de los dioses; desde allí se
administraba el género humano. El guía principal, conocido en la literatura oculta como el Manú, fue el
encargado, de aislar a los elegidos en un lugar especial de la Tierra (ubicado en el Asia Central),
sustrayéndolos así de todas las influencias de los que se habían rezagado, de los que se habían desencaminado.
Ahora, a toda actividad humana debía imprimírsele un carácter religioso; el conocimiento, el trabajo y las artes
debían estar orientadas en este sentido. Mediante esto, el Manú quería iniciar la misión específica de la quinta
raza raíz: ésta debía aprender a dirigirse a sí misma con la ayuda del pensamiento; sin embargo, una autonomía
así, sólo puede ser saludable si el hombre se pone él mismo al servicio de las fuerzas superiores.
Lo expuesto fue sintetizado de los capítulos III y IV del GA 11.-

5.- Postatlante: Para comprender este quinto Ciclo -el actual- debemos describir someramente las
etapas; las siete “Épocas” que en él transcurren; para arribar a una idea aproximada de los procesos acaecidos.

ÉPOCAS CULTURALES o “ÉPOCAS”.- Ver esquema ampliado en la página 35.-

1.- “Proto-hindú” (del año 7227 a. c. al 5067 a. c.)


2.- “Proto-persa” (5067 a. c. – 2907 a. c.)
3.- “Asiria-caldea-egipcia-judea-babilónica” (2907 a. c. – 747 a. c.)
4.- “Greco-latina” (747 a. c. – 1413 d. c.)
5.- “Actual” (1413 – 3573)
6.- “Rusa-eslava” (3573 – 5733)
7.- “Americana” (5733 – 7893)

Si tomamos la totalidad de las épocas culturales que el Hombre vivencia para conquistar con su “Yo”,
el nivel Humano, entonces tenemos: 7 x 7 x 7 x 7 x 7 = 16807 estados, de los cuales nos encontramos en el

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8412 en la actualidad.

“Proto-hindú”: “Un pequeño grupo que habitaba una región cercana a la actual Irlanda alcanzó en
su evolución la cúspide cultural de la Atlántida y emigró en dirección a Oriente. Debemos darnos cuenta de
que se trata aquí tan sólo de la migración principal. Continuamente hubo grupos que se movían de Oeste a
Este. Todos los pueblos posteriores de Europa, de las regiones de la Europa Septentrional y Central, tienen su
origen en aquel movimiento de Oeste a Este. Sin embargo, aquel grupo que había logrado avanzar hasta los
más altos grados de cultura avanzó asimismo, guiado por un Maestro (el Manú) eminente, en vanguardia.
Esta pequeña tribu de personas selectas se estableció en Asia Central, y de allá esta colonia irradió hacia las
regiones cuyas culturas mencionamos, de allá salió la corriente cultural a la India antigua, Persia antigua,
Egipto, Grecia, etcétera” -GA: 104, p.: 57.-

“Hoy en día el concepto cultura ya ha sustituido el concepto raza. Entonces hablamos de la cultura
proto-hindú, de la cual la cultura mencionada en los Vedas no es más que un reflejo. La sagrada cultura de la
India prehistórica es el primer albor de la cultura pos-Atlántida, y sucede inmediatamente al ciclo de la
Atlántida.

Volvamos a recordar de qué manera vivía el ser humano en aquel tiempo de más de ocho o nueve mil
años atrás. Si hablamos de tiempos reales, son éstas las cifras valederas. La cultura a la que nos referimos
estaba directamente influenciada por el Gran Diluvio o período glacial, que así lo denomina la ciencia
moderna. La Atlántida había desaparecido poco a poco; una parte tras otra se la habían tragado las aguas. Y
sobrevivió en la Tierra una generación de hombres de los cuales cierto número habían alcanzado, a fuerza de
esfuerzos intensivos, el nivel de desarrollo más alto que era posible alcanzar. Estos formaban el pueblo proto-
hindú, un género humano que en aquel entonces habitaba en el extremo Oriente, en Asia, y que vivía más con
su recuerdo de tiempos pasados que con su propia época. Este vivir en recuerdos es lo que produce la
sublimidad y potencia de aquella cultura de la cual los relatos escritos, como son los Vedas y el Bhagavad
Gita, sólo representan reflejos débiles.
Acuérdense Uds. de la primera conferencia. En ella se mencionó que los hombres de aquel tiempo
eran capaces de desarrollar una clarividencia nebulosa. No estaban limitados a vivir únicamente en este
mundo físico-sensorial, vivían rodeados de seres divino-espirituales. Los observaron en torno suyo. En esto
consistía la transición de la época de la Atlántida a la pos-Atlántida, que la vista del hombre se iba cerrando
con respecto al mundo astral-etéreo y limitándose al físico-sensorial. La primera época cultural se caracteriza
por la nostalgia, una profunda añoranza de lo que habían presenciado los antepasados en la Atlántida y que
había desaparecido tras puertas cerradas. Nuestros antepasados divisaron todavía con sus ojos espirituales,
aunque en forma nebulosa, la sabiduría primordial. Vivieron entre seres espirituales, frecuentaron el trato
con dioses y seres espirituales. Estos eran los sentimientos de las generaciones de la sagrada cultura proto-
hindú. Con todas sus facultades anhelaban mirar hacia atrás y percibir lo que habían percibido sus
antepasados y sobrevivía en la sabiduría transmitida desde los tiempos más remotos. Esto fue la causa de que
el mundo exterior que había empezado a presentarse a la vista terrenal del hombre, la Tierra con sus rocas
físicas que anteriormente la habían percibido espiritualmente y recién se manifestaba a sus ojos físicos, que
este mundo exterior les pareció de valor inferior en comparación con sus recuerdos. Llamaron Maya, la Gran
Ilusión, a aquello que los ojos físicos percibían, el Gran Engaño del cual ansiaban escapar. Y los mejores, los
más avanzados entre la gente de la primera época cultural, tenían que capacitarse por vía del método cuyo
vestigios sobreviven en el Yoga, para elevarse a la altura de sus antepasados. De esto resultaba un temple
religioso fundamental que podemos expresar como sigue: Ilusión vana y carente de valores es todo esto que
nos rodea en el mundo sensorial exterior. Lo real y auténtico mora allá arriba en el mundo espiritual de
donde descendimos. Fueron los guías espirituales del pueblo, personas capaces de elevarse a las regiones
donde se había vivido anteriormente.
Esta fue la primera época de los tiempos pos-Atlántidas. Y todas las épocas de este ciclo tienen la
característica de que el hombre aprende progresivamente a entender mejor la realidad material, sensorial; de
que llegue a comprender paso por paso: Lo que aquí se nos ofrece para los sentidos físicos no debe
considerarse mera ilusión, sino obsequio de los seres espirituales; y no en balde los dioses nos han dado los
sentidos. Todo lo que en esta Tierra puede fundar una cultura del mundo material, debe ser estudiado y
comprendido poco a poco.” -GA 104, p.: 38.-

“Lo que aquí entendemos por antiguos hindúes, no coincide con lo que generalmente se designa con
este término. No existen documentos exteriores de le época a que nos referimos. El pueblo llamado

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comúnmente hindú corresponde a un escalón histórico que se formó muy posteriormente a aquella época(…).
Otro rasgo de esa antigua cultura hindú es el que, más tarde, condujo a la división en castas. Los
habitantes de la India eran descendientes de atlantes pertenecientes a diverso tipos de hombres, esto es,
descendientes de saturnales, jupiterianos, etc. Por las enseñanzas suprasensibles, podía comprenderse que un
alma se encarnaba en tal o cual casta, no por casualidad, sino debido a que ella misma había tomado tal
decisión. Semejante comprensión de las enseñanzas suprasensibles la facilitó especialmente el hecho de que
en muchos hombres era posible revivir las mencionadas reminiscencias de los antepasados, aunque
condujeran fácilmente a una idea errónea de la reencarnación: así como en la época atlante la idea exacta
no se podía adquirir sino por medio de los iniciados, en la India antigua sólo era posible llegar a ella por el
contacto directo con los grandes instructores (…). Y como sea que los iniciados desviados del recto camino
durante el ciclo atlante, habían transmitido ese misterio incluso a personas faltas de la necesaria madurez, los
hombres confundieron cada vez más la verdad con el error. Téngase presente que en muchos casos les había
quedado, como herencia de la época atlante, una especie de clarividencia crepuscular. Así como los atlantes,
habían entrado durante el sueño en el dominio del mundo espiritual, también sus descendientes
experimentaban dicho mundo en un estado anormal, intermedio entre el sueño y la vigilia. Entonces, veían
surgir las estampas de los tiempos antiguos a los que habían pertenecido sus antepasados, y se consideraban
a sí mismos como reencarnaciones de hombres que habían vivido en tales tiempos. Por todo el orbe, se
divulgaban enseñanzas sobre la reencarnación, en conflicto con la verdadera doctrina de los iniciados.” -GA
13, p. 224.-

“Proto-persa”: “Este mundo que el hombre proto-hindú había llamado Maya, tratando de escapar de
ella añorando tiempos pasados, a este mismo mundo la gente de la segunda época cultural consideraba como
su campo de actividad, como algo que pedía ser labrado. Así que tenemos entonces la cultura proto-persa, de
unos cinco mil años atrás, aquella época cultural en la cual el hombre, si bien tomaba al principio la Tierra
en su derredor todavía como un elemento enemigo, ya no la consideraba pura ilusión de la cual cabe
escaparse, sino campo laborable al cual precisa imprimir el propio espíritu. Esta Tierra, con respecto a su
contextura física, es regida por un poder malo, una fuerza opuesta a lo bueno: el Dios Arimán. El rige la
Tierra, pero el buen Dios Ormuz apoya a los hombres, y los hombres se ponen al servicio de Ormuz. Cuando
cumplen con su voluntad, transforman este mundo en un campo de labranza para el mundo espiritual
superior, y estampan en el mundo de la realidad sensorial todo lo que ellos mismos comprenden en espíritu.
Un campo por cultivar era para la segunda época cultural el mundo de realidades físicas, el mundo real para
los sentidos. Para el proto-hindú el mundo había sido todavía ilusión, Maya. Para el proto-persa era en efecto
gobernado por demonios malos, pero a la vez un mundo que el hombre tenía que ir limpiando de los seres de
las tinieblas para abrir paso a las entidades buenas al servicio del dios de la luz, Ormuz.” -GA 104, p. 40.-

“Incluso quienes todavía conservaban restos del antiguo estado clarividente, intermedio entre la
vigilia y el sueño, sentían fuerte atracción hacia los seres inferiores del mundo espiritual. Era necesario, pues,
darle a ese pueblo un impulso espiritual que contrarrestase esas peculiaridades de su carácter, y el
depositario de los misterios del Oráculo solar le otorgaba una dirección procedente de la misma fuente que
había alimentado la antigua vida espiritual hindú.
Podemos designar con el nombre histórico de Zarathustra o Zoroastro, al guía que ese depositario
del Oráculo solar había otorgado a la cultura espiritual protopersa, en la inteligencia de que dicho guía
pertenece a una época muy anterior a aquella en la que la historia coloca al portador de ese nombre.” -GA
13, p. 226.-

“Egipcia, caldea, …”: “Luego, en la tercera cultura el hombre se familiariza aún más con la
realidad sensorial exterior. Ya no es el mundo físico una fuerza enemiga que impera vencer. El proto-hindú
había sentido al mirar las estrellas: ¡Ay! Todo eso que me muestran mis ojos físicos no es más que Maya,
ilusión. Los sacerdotes caldeos observaban el recorrido y la posición de los astros y se dijeron: Al ver las
estrellas y mirar su curso, lo que pasa allá arriba se me convierte en una escritura que me permite conocer la
voluntad de los seres divino-espirituales. A través de su obra comprendo lo que quieren los dioses. Ya no se
les presentaba el mundo físico sensorial en calidad de Maya sino que, así como se acepta lo que escribe el
hombre como expresión de lo que quiere, asimismo aceptaban como escritura divina todo lo que se
manifestaba en los astros del cielo y en las fuerzas de la naturaleza. Y con dedicación afectuosa se metieron a
descifrar la criptografía de la naturaleza. De este modo nació aquella maravillosa ciencia de los astros
prácticamente desconocida en nuestros tiempos. Porque aquello que hoy se llama astrología surgió por una
interpretación errónea de los hechos. La profunda sabiduría comprendida en la escritura celestial es la que se

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revelaba en forma de astrología al sabio sacerdote caldeo: los misterios de lo que veían sus ojos. Esto lo
consideraba él la manifestación, la revelación de una fuerza interior compenetrada por el espíritu.

¿Y qué veían los egipcios en la Tierra? Basta con señalar la invención de la geometría, cuando el
hombre aprendió a repartir la Tierra de acuerdo con las leyes del espacio, con las leyes de la geometría. Se
empezó a investigar las leyes de la misma Maya (...) ¡Ah, si Uds. pudieran echar un vistazo a los
laboratorios de los iniciados egipcios! Era otra manera de proceder que la que aplicamos hoy en el campo de
las ciencias. En aquel tiempo eran los sacerdotes los científicos. Investigaron el curso de los astros y
reconocieron el orden y la regularidad que reinan en sus orbitas, en sus posiciones y en los efectos que estos
tienen sobre lo que ocurre en la Tierra. Dijeron: Cuando en el cielo se presenta tal o cual constelación,
corresponde que tenga lugar tal o cual cosa en la vida pública del Estado, y cuando se presenta otra
constelación también corresponde que suceda otra cosa en la Tierra. Al cabo de un siglo habrá de aparecer
tal constelación, así dijeron, entonces algo correspondiente ha de presentarse en la Tierra. Y determinaron
con anticipación lo que precisaría hacerse en el curso de milenios. En esto tiene su origen lo que se llama los
libros Sibilinos. Lo que contiene no es locura. Los iniciados apuntaban como resultado de largas
investigaciones y observaciones todo lo que tendría que hacerse, para milenios en adelante, y sus sucesores
sabían: con esto se debe cumplir. Y evitaron hacer cualquier cosa que no fuera prescrita de antemano en
estos libros, en conformidad con los movimientos de los astros. Pongamos que se trataba de sacar una ley. En
aquellos tiempos no solían hacer votaciones o plebiscitos. Se consultaban los libros sagrados donde se
hallaba escrito todo lo que cabía hacerse en la Tierra para que constituyera un reflejo de lo que está escrito
en las estrellas; y lo que decían los libros, esto se hizo. El sacerdote egipcio sabía, al escribir aquellos libros,
que sus sucesores iban a cumplir con lo que prescribían. Estaban plenamente convencidos del imperativo de
acatar las leyes.” -GA 104, p. 40.-

“Los antiguos egipcios tenían una enseñanza completamente semejante a la de los hindúes, pero
además aprendían qué correspondencias unen las fuerzas espirituales al mundo físico. Ahí estaba un nuevo
conocimiento. En la India, se hubiera revelado simplemente el mundo espiritual al neófito por la
clarividencia; en Egipto se le agregaba la enseñanza de lo que en el mundo físico, corresponde a los actos del
espíritu. Se mostraba al neófito qué trabajo espiritual correspondía a cada parte del cuerpo, a cada órgano y
el fundador de esta escuela donde no se contentaba con revelar al espíritu sino que enseñaba también como
éste había creado al físico, es el gran iniciador Hermes Trismegisto. Es Thot el tres veces más grande, quién
fue el primero, que reveló en el mundo físico un lenguaje de los Dioses. Así es como paso a paso, las
civilizaciones postatlantes imprimen a la evolución de la humanidad sus diferentes impulsos. Hermes apareció
a los egipcios como un enviado de los dioses. Les enseñó a descifrar en el mundo físico el sello de su obra
divina.” -GA 106, p.: 129.-

“Greco-latina”: “La cuarta época cultural nació en forma orgánica de la tercera. Tan sólo unos
pocos vestigios han sobrevivido de esta facultad profética de los egipcios (...)
Fíjense Uds. en la cultura greco-latina, donde el hombre plasma en maravillosas obras de arte una
imagen perfecta de sí mismo, en el mundo físico exterior, y donde representa en el drama el desenvolvimiento
del destino, como lo hace Esquilo. Y fíjense Uds. por contraste, en la forma en que los egipcios solían
investigar la voluntad de los dioses. Aquella victoria sobre la materia que se observa en la cultura griega
significa otro paso adelante que da al hombre hacia la cálida aceptación de la existencia física; y en la
cultura latina el hombre termina de identificarse por completo con el plano físico. Quien comprende esto,
sabe asimismo que hay que reconocer en esto la cabal manifestación exterior del principio de la personalidad.
Por esta razón es en Roma donde se manifiesta por primera vez aquello que se llama el concepto jurídico,
cuando vemos al hombre por primera vez en su calidad cívica de ciudadano (…)
Por primera vez se hace valer el derecho legítimo, el concepto legítimo, del hombre con derecho cívico, en
Roma. Todavía en Grecia el ciudadano era un mero miembro de la ciudad-república. El ateniense, el
espartano tenía mayor valor en su calidad de ciudadano que como individuo. Se sentía parte integrante de la
ciudad-república. Recién en Roma el ciudadano llegó a valer algo como individuo, recién en Roma esto se
hizo factible. Sería fácil comprobarlo con lujos de detalle. Lo que hoy en día llamamos un testamento, no
existía en esta forma actual antes de los tiempos de la antigua Roma. En su significado actual el testamento
apareció en aquel momento, porque tan sólo entonces le era permitido al individuo, determinar qué cosa
quería con su voluntad egoísta, para imponer esta voluntad a sus descendientes. Anteriormente hubo otros
impulsos, distintos de la voluntad personal, que garantizaban el orden colectivo, común. Así podríamos
comprobar con muchos ejemplos en qué forma el hombre se iba emancipando en el plano físico (…)
En Grecia se empleó el espíritu para espiritualizar la materia, y la materia espiritualizada la tenemos ante los
ojos en la figura de Apolo, de Júpiter, en las tragedias de Sófocles, etcétera.” -GA 104, p. 42.-

-38-
“El ejemplo más puro de esta unión entre el espíritu y la materia nos es dado en el templo griego.
Para todos aquellos a quienes es posible tener la visión retrospectiva, el templo griego queda como una obra
admirable. La arquitectura griega es la arquitectura tipo (…) El artista griego tenía la visión clarividente de
la columna, y no haría más que llenar con la materia ese trazado espiritual.
Para él el espacio estaba animado, recorrido por fuerzas vivientes…
Hay que insistir sobre estas cosas cuando se evoca algo de lo cual los hombres apenas pueden hacerse
una idea hoy, del sentido del espacio de los griegos, que es, insistimos expresamente en ello, de naturaleza
oculta. Un templo griego representaba algo como la creación de un espacio que se hubiera materializado a sí
mismo con sus propias líneas. La consecuencia de ello es que las entidades divinas percibidas por el griego y
para las cuales había edificado el templo, descendieron a ese templo y encontraron en él un hogar. Y es
cierto: Palas Atenea, Zeus, etc., estaban verdaderamente presentes en el templo. Su cuerpo, su cuerpo
material, era el templo mismo. Porque si esas entidades no podían encarnarse sino hasta un cuerpo etérico, el
templo les ofrecía en el mundo físico un verdadero abrigo. Podía llegar a ser su cuerpo físico, en el cual su
cuerpo etérico se sintiera a gusto. Cuando se comprende el templo griego, se percibe porque se distingue de
manera importante de la catedral gótica.
Esto no es una crítica de la arquitectura gótica, porque esta catedral es una espléndida obra de arte.
Cuando se penetran bien las cosas, uno se puede representar que aún solo, alejado de todo ser humano,
completamente reducido a sí mismo, el templo está completo. Un templo griego está concluido aún cuando
ningún ser humano ore en él. No está sin alma, no está vacío, porque un dios está en él, un dios lo habita.
Pero cuando los creyentes en oración no la llenan, la catedral gótica no es perfecta. Quien lo ha
comprendido no puede representársela aislada, vacía, sin la multitud creyente que la anima con sus
pensamientos. Y todas las líneas, todos los ornamentos góticos contribuyen a reforzar esa impresión que da.
No hay Dios, no hay ser espiritual en la catedral gótica, cuando no está llena de fieles en oración. No es sino
cuando la muchedumbre de los fieles la llena que el soplo divino viene a habitarla.
El templo griego no es la casa de los fieles; fue hecho para servir de habitáculo al dios mismo.” -GA
106, p.:129.-

“Actual”:“Actualmente vivimos en la quinta época cultural, en esta época donde la cultura ha


descendido a un plano por debajo del hombre. Vivimos en un tiempo donde el hombre se ha tornado en
esclavos de las circunstancias físicas, del ambiente (…)
En nuestros días se hizo el espíritu esclavo de la materia. En estos últimos siglos se ha invertido
muchísima energía espiritual para estudiar el plano sensible con respecto a sus fuerzas naturales y para
tornar este plano visible, físico, en un lugar, digamos, que ofrece la mayor comodidad posible al hombre…
Hagámonos conscientes de qué infinidad de fuerzas vitales espirituales se invierten en la cultura
meramente material. La cultura espiritual aún no aprovecha mucho de los medios físicos de nuestra
civilización (…). Si Uds. hicieran unas estadísticas para comparar lo que se gasta para la cultura material y
lo que beneficia la vida espiritual, comprenderían que el espíritu ya se sumergió a niveles subhumanos,
tornándose en esclavo de las exigencias físicas.
De este modo, vemos que la cultura ha tomado un rumbo descendiente en el sentido más decidido de
la palabra, hasta en los tiempos modernos, en la quinta época cultural, arriesgándose a hundirse aún más
profundamente. Por esto la humanidad necesita ser salvada, por virtud de un impulso nuevo, de perderse
definitivamente en la decadencia. Nunca jamás en el pasado bajó la naturaleza del hombre a tales
profundidades de la materia. Tuvo que venir un impulso potente, el más potente de los impulsos en la Tierra.
Este se realizó en la aparición del Cristo Jesús, que dio el estímulo hacia una nueva vida espiritual. Lo que se
nos brinda en la vida espiritual como fuerzas ascendentes en medio de la tendencia descendente, esto lo
recibimos por virtud del potente impulso dado por el Cristo Jesús. Dentro de este descenso hacia la materia
física se iban presentando continuamente impulsos espirituales. Empezó a desarrollarse, primero lentamente,
luego gradualmente a un ritmo más acelerado, la vida crística que en la actualidad está aún en ciernes pero
ha de florecer en el futuro, ascendiendo a una gloria inimaginable, porque recién en tiempos venideros
logrará la humanidad comprender los Evangelios.” -GA 104, p. 44.-

“Ahora bien, todas nuestras épocas del desarrollo del género humano –las cinco etapas culturales, de
la cultura proto-hindú hasta la nuestra- tuvieron por finalidad el desenvolvimiento de la inteligencia, del
intelecto y todo lo que forma parte de estas dos cualidades o capacidades. Nada de esto existía en los tiempos
de la Atlántida. Hubo memoria y otras aptitudes, pero el desenvolvimiento de la inteligencia con todo lo que
tiene que ver con ella, y la mirada dirigida al mundo de afuera, constituyen el objetivo del quinto ciclo.” -GA
104, p. 62.-

-39-
“El hindú planeaba todavía en las alturas espirituales, en el punto más elevado de la evolución. Con
la segunda civilización, el hombre comienza a descender. Con la tercera más bajo aún. Con la cuarta ha
llegado totalmente al plano físico, a la materia. Ahí hubo un momento en que el hombre debió elegir, en ese
punto que es el más bajo de la evolución a que había llegado, la posibilidad de volver a ascender, de
reencontrar el camino de los mundos espirituales. Pero para eso era necesario que viniera un impulso
espiritual al plano físico, a dar al hombre el poderoso empuje que le permitiría ascender al mundo espiritual.

Este impulso lo ha traído la aparición de Jesucristo sobre la Tierra. El divino Cristo ha debido
descender hasta los hombres, revestir un cuerpo físico y vivir en la Tierra. En el momento en que el hombre se
encuentra hundido enteramente en el mundo físico, es menester que un dios descienda hasta aquí para
ayudarlo a reencontrar el camino del mundo espiritual. Eso no habría podido hacerse antes. En este capítulo
hemos seguido la evolución de las civilizaciones postatlánticas hasta el punto más bajo de la curva; acabamos
de esbozar cómo el impulso espiritual que debía salvarlo nos ha sido dado por el Cristo. Ahora es necesario
que el hombre retorne al espíritu, penetrado, vivificado por el principio crístico.” -GA 106, p.: 133.-

“Sin duda, si el Cristo no hubiera venido a nosotros, la entidad humana hubiera continuado existiendo,
pero la conciencia después de la muerte jamás hubiera podido volver a hallar su claridad. Lo que da su
sentido a la venida del Cristo, su verdadera importancia, es que ha incorporado a la individualidad del
hombre algo de un inmenso alcance. El acontecimiento del Gólgota preserva al hombre de la muerte
espiritual cuando llega a asimilarlo profundamente a identificar su propio ser con el impulso espiritual que de
él emana.” -GA 106, p.: 141.-

“El hombre ha vivido al principio en el seno de la divinidad y después descendió al plano físico. Si
hubiera quedado en lo alto, no habría adquirido jamás la conciencia de sí mismo que tiene hoy. No habría
tenido jamás el Yo. Solamente en cuerpo físico podía expandirse la conciencia de sí mismo en toda su
luminosa claridad. Era necesario que los objetos exteriores vinieran a oponerse a él, que se distinguiera de
ellos, era menester que descendiera al mundo físico.
El hombre descendió a la Tierra para adquirir un Yo. Por el Yo, el hombre es un hijo de los dioses.
Ese Yo descendió de las alturas espirituales y ha sido transformado en el cuerpo físico para llegar a ser
luminoso y claro. Es la materia endurecida del cuerpo humano la que ha dado al hombre su Yo, su conciencia
de sí mismo, que le ha permitido adquirir el conocimiento. Pero al mismo tiempo lo ha encadenado a la masa
de la Tierra, a la roca terrestre.
Antes de recibir su Yo, el hombre había adquirido un cuerpo físico, un cuerpo etérico, y un cuerpo
astral. Cuando el Yo se desarrolló poco a poco en esos tres cuerpos, los transformó. No hay que olvidar que
todos los elementos superiores del ser humano trabajan en el cuerpo físico” -GA 106, p.: 149.-

Si observamos nuevamente la evolución Post-Atlántica, (observar esquema de la página 35), veremos


que la cultura hindú se “reproducirá” en el curso de la séptima civilización: “ la Americana”, la cultura persa
en el curso de la sexta: “la Rusa-Eslava”, y que actualmente se repite la época egipcia. Siendo que la época
greco-latina constituye un centro, y en consecuencia no tiene correspondencia. El hombre irá, poco a poco,
acercándose a las esferas espirituales, sin perder su estado de conciencia diurna, una vez que se halle
totalmente identificado con el principio crístico.

-40-
COROLARIO:
A modo de cierre, debemos volver a reiterar que cada “círculo” que presentamos en cada uno de los
esquemas, -en este escueto ensayo- tenemos que imaginarlo, pensarlo, realmente como “esferas”, que
evolucionan con las debidas condiciones macrocósmicas en las que se hallan sometidas.

Ahora, si nos enfocamos en el esquema número 10 de la página 11, dónde se representa la totalidad de
La Evolución del Hombre y su Mundo, y pretendemos profundizar aún más en este devenir cósmico, debemos
recurrir a la imagen del Caduceo:

Fig.: 15

En él se identifican dos serpientes, que representan la involución y la evolución del hombre, siendo que
las curvas muestran el desarrollo normal del ser humano; mientras que la vara central indica el camino que
toma el iniciado, recorriéndolo en línea recta. La vara mercurial también posee un par de alas que denota la
rapidez con la que se traslada el mensajero de los dioses. (Hermes, en la mitología griega. Mercurio en la
mitología romana). Ver fig.: 16, de la pág.: 42.-

“Todo aquello que el ser humano integra a la Tierra con conciencia, respetando conocimiento,
sabiduría, belleza y teniendo en cuenta la verdadera vida social, todo aquello que incide en el mundo
simbólicamente, inclusive cuando sólo lo introduce en forma de pensamientos, se transforma en una gran
fuerza portadora de progreso para el desenvolvimiento de la Tierra; en un futuro serán fuerzas y formas
reales. (…)

Todo aquello que en el plano físico pensamos, tiene un trasfondo espiritual, y nosotros podemos ver
estas cosas en el mundo espiritual. Sólo quiero darles un ejemplo de cómo algo que se piensa en el plano
físico, se expresa en el plano espiritual en una figura. En este contexto me referiré al caduceo, a la vara
mercurial. (…)

Así es como vemos cómo los símbolos llegan a nosotros, las profundas explicaciones que los sustentan
están en todo el ser del acontecer mundial. Y la línea del caduceo también posee un significado educativo
para el ser humano que se adentra meditativamente en ella. Nadie que integre esta línea en las profundidades
de su ser, quedará exento de su profundo efecto educativo. El vidente ha obtenido esta línea de los mundos
espirituales, a fin de ofrecerle a los hombres algo que los guiará hacia la videncia.

Lo que ha de ser desarrollado en la meditación con esta línea, son ciertas percepciones. (…)
Si dejan de percibirla simplemente como trazos de color realizados con tiza o lápiz, y se introducen en la

-41-
negrura, si intentan entrar en la negrura del alma, imaginan la entrega al entrar en lo violeta, y siguen
así con el resto de los colores: azul, verde, amarillo, naranja y en el rojo se figuran lo alegre, lo que
está lleno de vida, su alma atravesará una serie de sensaciones que en un primer momento serán
cromáticas pero luego se transformarán en percepciones de tipo moral. Por el hecho de que en el alma
se espeja la forma del caduceo en forma de sensaciones, se les integra algo que los habilita para el
desarrollo de órganos superiores. Por tratarse de un símbolo real, el alma se transforma de modo tal
que es capaz de integrar los órganos superiores.

Del mismo modo en el que una vez, por efecto de la luz, desde órganos indefinidos, se ha manifestado el
ojo, del mismo modo, de la entrega a los símbolos del mundo espiritual, surgen los órganos para la
percepción del mundo espiritual.” -GA 101, p.:104.-

Desde este punto de vista, es posible desarrollar, muchas más representaciones gráficas que nos
permitan ahondar en las esferas espirituales; sin olvidar que sólo son andamios para nuestra construcción
interna . Nuestra conciencia también se comporta como una “esfera”, que se contrae y se expande, según
nuestra capacidad cognitiva, y nuestro estado de ánimo; con este ejercicio, podemos ampliar nuestro horizonte,
y podremos acceder a vivencias cada vez más íntimas.

“En la Naturaleza la esfera aparece en la forma de la célula, el Ser viviente más pequeño. Los límites
de una célula son esféricos.” –Sexta Lectura, 7/6/1905-.

“Hemos preguntado por el sentido espiritual del hombre, siendo él un punto en el Universo, y hemos
tratado de sondearlo según la antigua instrucción de los Misterios, es decir, descifrar el punto, o sea el
hombre, desde la periferia. ¡El punto desde la periferia! Así, nuestro conocimiento se ubica dentro de la
realidad, y lo esencial es precisamente que todo conocimiento científico-espiritual genuino sea conocimiento
verdadero, concreto, y real, esto es, que la ciencia espiritual nos suministre una imagen inmediata del cosmos
y de las Jerarquías Espirituales.
Nos encontramos en el centro del mundo. Todo lo que se halla en torno nuestro pierde su significado
para nosotros, porque nos decimos: el mundo externo sensible no ofrece solución a los enigmas. Es como si
todo se concentrara en un centro y luego, después de haber llegado a la máxima concentración, la solución
del enigma cósmico retornara desde la circunferencia, con la misma realidad efectiva que la propia materia
que es trasunto y parábola de lo espiritual. La materia se concentra, desaparece en el centro y vuelve a
emerger desde la periferia: he ahí la realidad. Nuestro conocimiento es real si lo visualizamos como la
estructura y proceso de todo el Universo. Semejante conocimiento no es especulación ni sutileza; nace del
Cosmos.
He aquí, pues, el sentimiento que hemos de cultivar: la Sabiduría ha de ser un ideal, nacido de la
periferia cósmica que nos sature de la mayor energía, de la fuerza para nuestro propio destino, para nuestro
propio gran ideal universal y, con ello, también para nuestro ideal humano inmediato.”–GA 110. p.189-

***

Meditación:

“En la vida aprende el alma a pensar.


Piensa los seres que forman la existencia sensible;
pero cuando serena, se siente fortalecida en sí misma,
aprende a conocerse no sólo como pensante,
sabe entonces que es pensada; pensada por los dioses.”

Rudolf Steiner

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REFERENCIAS:
La sigla “GA” con su número, corresponde al catálogo de la obra general de R. Steiner.

GA 11: Rudolf Steiner. “LA CRÓNICA DEL AKASHA”


Traducida por Miguel L. Manrresa y Joan Melé i Carteñá.
Editorial Antroposófica. 1987

GA 13: R. S. “LA CIENCICA OCULTA”. Un bosquejo.


Traducida por Juan Berlín. Edit. Antroposófica. 2007

GA 93: R.S. “LA LEYENDA DEL TEMPLO Y LA LEYENDA DORADA”


Versión castellana de Dora Kreizer. Revisión y corrección: equipo editorial
Edit. Antroposófica. 2006

GA 101: R.S. “SÍMBOLOS Y NÚMEROS OCULTOS”. Su relación con el mundo astral y espiritual.
Traducida por Dora Kreizer. Ed. Antroposófica. 2007

GA 104: R.S. “EL APOCALIPSIS”. Significado de las revelaciones de San Juan.


Traducido por Veerle Von Wedemeyer. Ed. Antroposófica. 1994

GA 106: R.S. “MITOS Y MISTERIOS EGIPCIOS”


Traducido por Luz P. de Barcena. Ed. Antroposófica. 2008

GA 110: R.S. “LAS JERARQUÍAS ESPIRITUALES”. Su reflejo en el mundo físico.


Traducido por Juan Berlín. Ed. Antroposófica. 2007

SEXTA LECTURA. R.S. Serie de lecturas dadas en Berlín, en 1905. Desde el 24 de marzo al 7 de
Junio. Ed. Antrposófica

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ÍNDICE:

Prólogo… 2
Introducción… 3
Observaciones Preliminares… 3

Capítulo I:
Presentación… 7
Estados Planetarios : 10
Antiguo Saturno… 13
Antiguo Sol… 14
Antigua Luna… 15
Tierra… 16
Nuevo Júpiter… 17
Nuevo Venus… 17
Vulcano… 18
La Conciencia Humana… 18
El desarrollo de los Miembros… 19

Capítulo II:
Estados de Vida… 22
Estados de Forma… 25

Capítulo III:
Ciclos Culturales… 28
Polar… 28
Hiperbórea… 30
Atlántico… 33
Postatlántico… 34
Épocas Culturales… 34
Protohindú… 36
Protopersa… 37
Egipcia-Caldea-Babilónica… 37
Greco-Latina… 38
Actual… 39

Corolario… 41

Referencias… 44

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