Revolucion Nicaragua
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Estudios Sociológicos
Gilles Bataillon
Resumen
Abstract
The image of muchachos bearing arms was the symbol of the novelty of the Sandi
nista revolution. These muchachos were perceived as the mark of a political revival,
which would provide a place for youth from the popular classes who appeared as the
ones who had been left behind during Somoza's reign. The redemptive role given to
the youth is paradoxically not a novelty in Latin American political conceptions as the
303
1 Estas fotos, tomadas en 1978 y 1979, fueron difundidas por Magnum y algunas de e
fueron publicadas en el New York Times. Después, se reunieron en un libro: Nicaragua
1978-JuIy 1979, Aperture Foundation, 2008. La edición en versión española fue publi
paralelamente en Nicaragua por el IHNCA-UCA.
Milicins
Populnrcs
Sandinistas
de una barricada. Este personaje está lejos de ser un desconocido para los
nicaragüenses, Charrasca es uno de los guerrilleros más conocidos de León,
un joven marginado que se sumó al Frente y cuya bravura hizo temblar a la
Guardia Nacional. Su gesta eclipsa las imágenes de los chilenos atemorizados
y mantenidos a raya por los militares durante el cuartelazo del 11 septiembre
de 1973, dirigido por Pinochet. Este guerrillero crístico representa también
un Guevara resucitado y victorioso. Las imágenes de la multitud reunida
el 20 de julio para la ceremonia de la victoria en Managua, delante de la
catedral en ruinas y del Palacio Presidencial, son otra manera de borrar las
de La Moneda en Chile, con un Palacio de gobierno ametrallado por los
aviones de caza, mientras que Salvador Allende se suicidaba en su interior.
El eslogan de la Unidad Popular, "El pueblo unido jamás será vencido", no
sólo recupera su sentido sino que además es transfigurado por la caída de
Somoza y la desbandada de la Guardia Nacional. Pero aún hay más. Esas
imágenes no son solamente las de una revancha, sino que también permiten
repudiar otras más complicadas de admitir por el imaginario progresista, las
de los boat peoples vietnamitas o las de los rostros severos de los Jemeres
Rojos apoderándose de Nom Pen antes de evacuar por la fuerza a todos los ha
bitantes. Under Fire (1983), el filme realizado por Roger Spottiswoode,
también es representativo de este espíritu de la época de finales de la década
de 1970. Utiliza la trama cronológica de la guerra civil contra Somoza, no
sólo para llevar a escena una verdadera oda a los "muchachos", sino también
para entregarse a una apología de un periodismo comprometido, en ruptu
ra con la defensa de la estricta objetividad. Recordemos también la intriga en
que se ve involucrada un trío de periodistas: Russel, un fotógrafo de guerra;
Alex, un reportero de la televisión estadounidense, inspirado en el personaje
de Bill Stewart, quien fuera asesinado por la Guardia el 21 de junio de 1979;
y su compañera Claire, también periodista, fueron enviados a cubrir los
acontecimientos nicaragüenses. Mientras que Alex regresó a Estados Uni
dos para convertirse en presentador de uno de los más grandes noticieros
televisivos, Russel y Claire son contactados por los Sandinistas, quienes les
piden entrevistar a su líder, Rafael, cuya muerte había sido anunciada por
el gobierno. Rafael encarna una suerte de Germán Pomares, "El Danto",
asesinado el 24 de mayo en el cerro de La Cruz (Jinotega) por la Guardia
Nacional. Los guerrilleros estaban convencidos de que la publicación de
una foto de Rafael demostraría que aún estaba vivo y que eso reanimaría al
pueblo ante una represión cada día más feroz. El fotógrafo y la periodista se
prestaron al juego. Las escenas en que, bajo la luz del alba, Russel fotografía
el cadáver de Rafael, tienen todo de una resurrección laica. Extendido, como
lo estaba el cadáver de Guevara en el lavadero de la lavandería del hospital de
2 Para leer más acerca de este tema, véase el muy destacado testimonio de François Bizot
(2002).
3 Los libros de Francis Pisani ( 1980), de Jean-Michel Caroit y Véronique Soulé ( 1981 ), o
incluso el de Henry Weber (1981), son muy reveladores de ese espíritu de la época. Se suman
a estas obras, publicadas en francés, la de Pilar Arias (1980), y la de Margaret Randall (1980).
"Valle-Castillo (2005a: 356-396). Véase también sobre este tema el excelente libro de
Michel Gobat (2010).
6 Para profundizar acerca de lo que podía ser la educación de las jovencitas de buena
familias en la década de 1940 a 1950, véanse las memorias de Violeta Chamorro (1997); y
acerca de la década de 1960, léase el testimonio de Gioconda Belli (2003).
17 Hay varias antologías de la poesía de Cardenal que contienen estos poemas, en particu
aquella de la Editorial Nueva Nicaragua, de 1983, o la más reciente del librero editor Hispam
de Managua, de 2002. También se puede consultar el volumen II de la antología ya citad
Julio Valle-Castillo (2005b).
18 "Ernesto Cardenal: la misión liberadora de la poesía", en Morales Avila ( 1981:114-12
23 Alegría y Flakoll (1982: 267-273). Sobre este tema, véanse también las memorias de
Sergio Ramírez (1999); y, por supuesto, su libro entrevista (Cherem, 2004).
24 El libro de Humberto Ortega (2010), reconoce de manera muy explícita esta situación y
constituye una mina de información sobre este tema y sobre el contexto de la época.
a) Monimbo
c) La insurrección de septiembre
30 Humberto Ortega escribió que el apoyo del gobierno venezolano al FSLN fue de un mi
llón de dólares mensuales hasta el final del mandato de Carlos Andrés Pérez, en enero de 1979;
a este apoyo se sumó el de Omar Torrijos, de 100000 dólares mensuales, así como los fondos
provenientes de personalidades privadas venezolanas, mexicanas y de los comités de solidaridad,
por sumas equivalentes (Ortega, 2010: 487-489). Sergio Ramírez habla, en sus entrevistas con
Silvia Cherem (2004: 136-138), de sumas mucho menos importantes, a pesar de que siguen
siendo considerables. Así, él calcula que la ayuda venezolana fue de 100 000 dólares mensuales,
cantidad que, según él, fue constante desde las postrimerías de la toma de rehenes del Palacio
hasta la caída de Somoza.
31 Pienso, en particular, además de en los testimonios ya citados de Francisco Rivera
Quintero (Rivera y Ramírez. 1989), Hugo Torres (2003), Dora María Téllez y los recopilados
por Alegría y Flakoll ( 1982), en las observaciones de Ronan Jaheny (2005), en su tesis realizada
bajo la dirección de Marie-Danielle Démelas. Esta tesis contiene una gran cantidad de citas muy
largas de los archivos militares del FSLN, los cuales están resguardados en el Centro de Historia
Militar, un centro de archivos de muy difícil acceso hoy en día. Estos archivos militares son
especialmente elocuentes, ya que ahí se leen claramente las luchas entres las diferentes facciones,
que se describen unas a otras sin tapujos.
34 Véase acerca de este punto la información proporcionada por Humberto Ortega (2010),
y por Caroit y Soulé (1981), así como el testimonio de Jorge Masetti (1999).
36Jaheny (2005: 87); Bayardo Arce habla de menos de 1500 simpatizantes en total, en
Invernizzi, Pisani y Ceberio (1986).
37 Los testimonios recopilados por Arqueles Morales ( 1986) ofrecen un buen panorama de
la insurrección en Managua. A éstos hay que agregar la obra de Gérard Lutte ( 1984, en especial
las páginas 46 a 67).
8 Ronan Jaheny también da indicaciones muy valiosas sobre esto en su tesis (Jaheny, 2005).
39 Cf., para un balance de estas pérdidas, las páginas que dedica a est
(1987).
Bibliografía
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Lutte, Gérard (1984), Il n'y a plus d'adolescence. Les jeunes au Nicaragua, Paris,
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