P de Q

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

Ley periódica de Mendeléiev

Mendeléiev estudió el cambio las propiedades químicas de las sustancias en función del


crecimiento de las masas atómicas de los elementos químicos, y analizó el
comportamiento de la valencia de los elementos químicos, las propiedades y composición
de los compuestos que estos forman.

Variación de las propiedades.

Al aumentar el número atómico la composición de los óxidos de los elementos químicos


se repite cada cierta cantidad de elementos químicos. Mendeléiev comprobó que esto, no
solo se cumplía para los óxidos, sino también para otros compuestos y para las
propiedades químicas de las sustancias, lo que le llevó a la conclusión siguiente: “las
propiedades de las sustancias simples, así como también de la composición y
propiedades de los compuestos de los diferentes elementos químicos, se encuentran en
dependencia periódica con la magnitud de sus masas atómicas”, es decir “Las
propiedades de los cuerpos simples así como las formas y propiedades de los
compuestos de los elementos se encuentran en dependencia periódica de los pesos
atómicos de los elementos”.

Esta importantísima generalización se conoce como la ley periódica de Mendeléiev,


conformándose plenamente alrededor de 1905, después del descubrimiento de los gases
nobles.

La ley periódica surgió de forma totalmente empírica y antes de conocerse sus


fundamentos sus descubridores y los que contribuyeron a su primitivo desarrollo nada
sabían de electrones, protones o neutrones, ni de número y estructura atómicos. Sin
embargo, esto no fue un inconveniente para su inmediata utilización como norma de
búsqueda de elementos desconocidos, y como principio organizado de la creciente
multitud de hechos químicos. En este sentido la ley periódica y la |tabla
periódica contribuyeron notablemente al desarrollo de la química durante medio siglo.

El sistema periódico de los elementos es expresión de la ley periódica, Mendeléiev,


ordenó los elementos de acuerdo con su masa atómica y situó en una misma columna a
aquellos que tenían algo en común. Su tabla, presentada en 1869, se basó en la variación
manual de las propiedades químicas. La aceptación universal de la clasificación de
Mendeléiev puede considerarse como un verdadero renacimiento del pensamiento
químico. Por primera vez fueron relacionadas en un esquema lógico las variaciones de las
propiedades de los elementos y sus compuestos, y dejó de ser necesario tratar un
elemento como una individualidad totalmente desligada y sin relación con sus vecinos.

La clave del éxito de sus esfuerzos fue comprender que los intentos anteriores habían
fallado porque todavía quedaba un cierto número de elementos por descubrir, y había que
dejar los huecos para esos elementos en la tabla. Por ejemplo, aunque no existía ningún
elemento conocido hasta entonces con una masa atómica entre la del calcio (Ca) y la
del titanio(Ti), Mendeléiev le dejó un sitio vacante en su sistema periódico. Este lugar fue
asignado más tarde al elemento escandio, descubierto en 1879, que tiene unas
propiedades que justifican su posición en esa secuencia. El descubrimiento del escandio
sólo fue parte de una serie de verificaciones de las predicciones basadas en la ley
periódica, y la validación del sistema periódico aceleró el desarrollo de la química
inorgánica.

El sistema periódico ha experimentado dos avances principales desde su formulación


original por parte de Mendeléiev y Meyer La primera revisión extendió el sistema para
incluir toda una nueva familia de elementos cuya existencia era completamente
insospechada en el siglo XIX. Este grupo comprendía los tres primeros elementos de los
gases nobles o inertes, argón, helio y neón, descubiertos en la atmósfera
entre 1894 y 1898 por el físico británico John William Strutt y el químico británico William
Ramsay.

El segundo avance fue la interpretación de la causa de la periodicidad de los elementos


en términos de la teoría de Bohr (1913) sobre la estructura electrónica del átomo.

Ley periódica moderna

Las bases de todo el desarrollo moderno de la química fueron sentadas en el periodo que
siguió a la propuesta de Mendeléiev y al desarrollo sobre la estructura atómica.

El sistema periódico como indicó Mendeléiev, en 1889, no solo esperaba nuevas


aplicaciones, sino también perfeccionamientos, un desarrollo minucioso y unas nuevas
fuerzas científicas que lo impulsaran y añadió, en 1905, después de haber sido
descubiertos los gases nobles “… a la ley periódica el futuro no lo amenaza con la
destrucción, sino que solo promete superestructuras y desarrollo”.

Después de realizadas las correcciones de masas atómicas y después del descubrimiento


de nuevos elementos que fueron ocupando las casillas vacías de la tabla de Mendeléiev,
persistían, sin embargo, algunas anomalías en la tabla periódica.

Por ejemplo:

a) El níquel (Ni), que se parece más al paladio (Pd) y al platino (Pt), y debe quedar en el


mismo grupo, tiene una masa atómica menor que el cobalto (Co), no debiendo situarse
antes que esté en la tabla.

b) El argón (Ar), que pertenece por sus propiedades al grupo de los gases nobles, tiene
una masa atómica superior a la del potasio (K) que debe seguirle en orden sucesivo en la
tabla.

c) El teluro (Tl) que tiene una masa atómica superior al yodo (I) es muy semejante
al azufre (S) y al selenio (Se), y debe estar antes que el yodo para encajar en el grupo
del oxígeno (O).

De acuerdo con todo esto se hizo evidente que la masa atómica creciente es un criterio
de ordenamiento imperfecto para la estructuración de la tabla periódica.

Realmente las causas de estas anomalías están en que las masas atómicas son las
masas promedio de las mezclas de isótopos que constituyen cada elemento y están en
relación con las cantidades relativas de cada clase de átomo en la mezcla isotópica. Es
decir, que la masa atómica no es una propiedad de clase de átomo, sino del elemento o
conjunto de átomos de igual carga nuclear. La masa atómica depende de la abundancia
de cada isótopo en la mezcla y varía de acuerdo con esto para cada elemento.

La siguiente etapa importante en el desarrollo de la ley periódica, está vinculada con los
trabajos de Moseley, quien, en 1912, estudiando los espectros de rayos X, descubrió que
las líneas características de los espectros de rayos X de los distintos elementos variaban
su frecuencia en una cantidad constante al pasar de un elemento al siguiente en la tabla
periódica.

En 1913 Moseley encontró que experimentalmente la carga nuclear (Z) es una constante


física de los átomos y que está íntimamente relacionada con su estructura, siendo igual al
número atómico.

A partir del descubrimiento de la ley de Moseley, la tabla periódica tiene como fundamento
la carga nuclear y no el peso atómico. Este cambio de interpretación de la ley periódica no
puede sugerir ninguna objeción de principio, puesto que la precisión de los postulados
generales sobre la base de nuevos datos experimentales es una condición indispensable
para el desarrollo de la ciencia.

Cuando se analizaron las longitudes de onda y números de onda de las rayas


correspondientes a las distintas series del espectro de rayos X se encontró que cumplen
la relación

Ecuación de Moseley

Donde σ y C son constantes que dependen del tipo de serie de espectros. A la ecuación
anterior se le denomina ley de Moseley.

Estos resultados mostraron que existe una magnitud fundamental que aumenta
regularmente al pasar de un elemento a otro (aumenta en unidad). Esta magnitud es
evidentemente la carga eléctrica del núcleo o carga nuclear (Z).

Cuando los elementos se disponen en el orden sucesivo de sus cargas nucleares


desaparecen las anomalías que se presentaban al ordenarlos según sus masas atómicas
crecientes. La carga nuclear se corresponde con el número de orden en la tabla periódica
o número atómico, demostrando que la verdadera base de la ley periódica no son las
masas atómicas, sino las cargas positivas de los núcleos atómicos, numéricamente
expresados (en unidades de carga electrónica) por los números atómicos de los
correspondientes elementos químicos.

De acuerdo con esto, la ley periódica actual sólidamente está cimentada en la estructura
atómica de los elementos químicos, y se expresa de la siguiente forma:

“Las propiedades físicas y químicas de los elementos son funciones de las


configuraciones electrónicas de sus átomos, las cuales varían periódicamente al
aumentar el número atómico”, postulado conocido como la Ley periódica de Moseley.
Es decir, las propiedades de los elementos varían periódicamente cuando se ordenan
según sus cargas nucleares y cada cierto número de elementos las propiedades se
repiten.

LA PRIMERA TABLA PERIÓDICA


En 1869 publicó el trabajo por el que más se le recuerda, la primera tabla periódica de
los elementos. La idea no era del todo nueva: debido a los avances en química, desde
finales del siglo XVII se buscaba un modo de clasificar los elementos. Uno de los
primeros fue el realizado por Antoine Lavoisier en 1789, quien los agrupó en cuatro
grupos; gases, metales, no metales y tierras. Poco antes de Mendeléyev, otros científicos
como Alexandre-Émile de Chancourtois y Julius Lothar Meyer observaron que, al disponer
los elementos por orden creciente de peso atómico, a intervalos regulares coincidían
elementos que compartían algunas propiedades.
El mérito de Mendeléyev fue precisamente crear una tabla que agrupaba los elementos
en columnas llamadas “familias”, es decir, elementos que comparten propiedades
similares. En su primera versión la tabla de Mendeléyev contaba con seis familias y en
1871 publicó una versión revisada con ocho familias. Estas primeras tablas periódicas no
estaban ni mucho menos completas, ya que contenían solo entre 60 y 70 elementos, los
que se conocían por aquel entonces; pero Mendeléyev acertó al predecir que entre los
elementos conocidos había otros aún por descubrir y simplemente dejó en blanco las
casillas correspondientes. La forma actual de la tabla periódica no apareció hasta 1923,
cuando el estadounidense Horace Groves Deming publicó la tabla de 18 columnas que
hoy conocemos.

Foto: CC
A pesar de sus carencias, la tabla de Mendeléyev sentó unas bases sobre las que trabajar
y supuso una aportación fundamental a la ordenación de los elementos, una cuestión que
llevaba alrededor de un siglo debatiéndose. En 1906 y 1907 se le propuso para el
Premio Nobel de Química, un reconocimiento que al final no le llegó: en parte se debió a
que algunos científicos no consideraban adecuado concederle el premio por un hito que
Mendeléyev había logrado casi cuarenta años antes; pero un factor decisivo fue la
influencia ejercida por Svante Arrhenius, un fisicoquímico sueco que tenía una vieja
enemistad con el científico ruso a causa de las críticas que este había realizado a sus
teorías. Ese mismo año, el 8 de febrero según el calendario gregoriano, murió a causa de
una gripe.

También podría gustarte