Psicologia de La Personalidad - Jovhana

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Psicología de la Personalidad Tema 1

Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis

1. Introducción
El término "personalidad" procede de la palabra latina "persona", que se refería a las máscaras que los actores
utilizaban en las representaciones teatrales y que permitían a los espectadores anticipar cómo sería ese
personaje (estos tipos tenían de alguna manera un valor adaptativo en la conducta). Hasta la Edad Media, lo
que hoy entendemos por personalidad quedaba recogido en conceptos como razón, psique, o ser humano.
En la actualidad, el significado de la palabra personalidad según la RAE recoge ocho acepciones, dos de las
cuales son relevantes para la asignatura:

➝ Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra.


➝ Conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente.
Resulta complicado definir científicamente un concepto cotidiano: el término se utiliza muchas veces de
forma inadecuada (como al decir que alguien tiene "mucha personalidad" o una "personalidad insoportable")
puesto que conlleva connotaciones de valor, transmitiendo que existen personalidades mejores y peores. Sin
embargo, la utilización cotidiana del término cumple una función adaptativa importante: en función de
nuestra idea de cómo es una persona, adaptamos nuestro comportamiento cuando nos relacionamos con ella.
Todos actuamos como psicólogos de la personalidad, la diferencia es que el "profesional" debe proponer
modelos teóricos basados en evidencias sistemáticas y científicamente contrastadas, mientras que el
"amateur" puede aceptar teorías y supuestos poco claros, que le permiten reinterpretar hechos si no se
ajustan a sus creencias (Pervin, 1993).

2. Concepto de personalidad
El concepto tiene muchas definiciones. Los elementos de mayor relevancia para predecir, explicar y
entender la conducta serían:
1. La personalidad es un constructo hipotético, inferido de la observación de la conducta, no siendo una
entidad en sí mismo.
2. La utilización del término NO implica connotaciones de valor sobre la persona caracterizada.
3. La personalidad incluye una serie de elementos (rasgos o disposiciones internas), relativamente estables a
lo largo del tiempo, y consistentes de unas situaciones a otras, que explican el estilo de respuesta de los
individuos. Estas características de la personalidad de naturaleza estable y consistente permiten que
podemos predecir la conducta de los individuos.
4. La personalidad también incluye otros elementos (cogniciones, motivaciones, estados afectivos) que
influyen en la determinación de la conducta y que pueden explicar la falta de consistencia y de estabilidad
de la misma en determinadas circunstancias.
5. La personalidad abarcará tanto la conducta manifiesta como la experiencia privada, es decir, incluye la
totalidad de las funciones y manifestaciones conductuales.
6. La conducta será fruto tanto de los elementos más estables (psicológicos o biológicos) como de los
aspectos más determinados por las influencias personales, sociales o culturales.
7. La personalidad es algo distintivo y propio de cada individuo a partir de la estructuración peculiar de sus
características y elementos.
8. El individuo buscará adaptar su conducta a las características del entorno en que se desenvuelve, y su
percepción de dicho entorno estará guiada por sus propias características personales.
Bermúdez propone la siguiente definición integradora para el entendimiento de qué es la personalidad:

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"Organización relativamente estable de aquellas características estructurales y funcionales, innatas y


adquiridas bajo las especiales condiciones de su desarrollo, que conforman el equipo peculiar y definitorio de
conducta con que cada individuo afronta las distintas situaciones".
Costa y McCrae, apoyándose en la definición de Allport («organización dinámica dentro del individuo de
aquellos sistemas psicofísicos que determinan su forma característica de pensar y comportarse») consideran
que en una definición de personalidad deben estar presentes los siguientes aspectos:
 Una organización dinámica o conjunto de procesos que integran el flujo de la experiencia y la conducta;
 Sistemas psicofísicos, que representan tendencias y capacidades básicas del individuo;
 Forma característica de pensar y comportarse, como hábitos, actitudes, o en general, adaptación
peculiar del individuo a su entorno;
 Influencias externas, incluyendo la situación inmediata y las influencias sociales, culturales e históricas;
 La biografía objetiva, o cada acontecimiento significativo en la vida de cada uno;
 El autoconcepto, o el sentido del individuo de quién es él.
A partir de estos elementos, representan un modelo de la personalidad:

 Tendencias básicas: disposiciones personales, innatas o adquiridas, modificables o no modificables.


 Adaptaciones características: hábitos de vida, las creencias, los intereses, las actitudes, o los proyectos
personales, así como las relaciones y los roles sociales, que serían adaptaciones interpersonales.
 Auto-concepto: identidad personal o visión que tiene el individuo de cómo es.
 Procesos dinámicos: mecanismos que relacionan los distintos elementos del modelo.
A lo largo del desarrollo, las tendencias básicas interactúan con las influencias externas, dando lugar a
adaptaciones características. Desde este modelo, las tendencias básicas y las influencias externas serían
consideradas como las fuentes últimas de explicación de la conducta, entendiéndose como las unidades
básicas de la personalidad.
Según Caprara y Cervone, la psicología de la personalidad debe ir más allá de la identificación de las
tendencias de nivel superficial, para analizar los mecanismos afectivos y cognitivos que contribuyen de
forma causal al funcionamiento de la personalidad (que debe entenderse como "un sistema complejo y
dinámico de elementos psicológicos que interactúan recíprocamente los unos con los otros").
Pervin ofrece la siguiente definición: La personalidad es una organización compleja de cogniciones,
emociones y conductas que da orientaciones y pautas (coherencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo,
la personalidad está integrada tanto por estructuras como por procesos y refleja tanto la naturaleza (genes)
como el aprendizaje (experiencia). Además, la personalidad engloba los efectos del pasado, incluyendo los
recuerdos del pasado, así como construcciones del presente y del futuro.

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A partir de esta definición pueden extraerse los siguientes aspectos:


 El estudio de las diferencias individuales sería solo una parte del campo de la personalidad, siendo su
verdadero objetivo el análisis de la organización de las partes de la persona en un sistema de
funcionamiento total.
 Se enfatiza el estudio de la cognición, las emociones y la conducta, siendo central para la personalidad
la organización (interrelaciones) de estos elementos.
 Es necesario incluir una dimensión temporal, ya que aunque la personalidad sólo pueda operar en el
presente, el pasado ejerce una influencia en el momento actual a través de los recuerdos y de las
estructuras resultantes de la propia evolución, y el futuro ejerce su influencia en el presente a través de
las expectativas y las metas que se plantea alcanzar el individuo.
Uno de los aspectos importantes considerados al definir la personalidad es que incluye características y estilos
relativamente estables. Dicha estabilidad es inevitable y también deseable, ya que ayuda a predecir el
comportamiento de los demás y ofrece coherencia en la conducta propia.
Sin embargo, a lo largo de nuestras vidas nos encontramos con contextos sociales y etapas propias del
desarrollo que podrían afectar a nuestra personalidad, por lo que se hace necesaria la posibilidad de cambio
que favorezca la adaptación a las demandas situacionales y culturales, y por tanto, un adecuado
funcionamiento psicológico (deseamos que la personalidad cambie cuando tiene efectos negativos para las
relaciones interpersonales, la salud o el funcionamiento de la sociedad).

La interacción entre estabilidad y cambio, es decir, entre las pautas generales de funcionamiento y la
capacidad de adaptación a las exigencias del entorno, constituye la esencia de la personalidad (Pervin).

El grado de estabilidad o de cambio que concedamos a la personalidad va a ser uno de los elementos
importantes a la hora de definirla: si el enfoque se centra solo en los rasgos se esperará mayor estabilidad que
si en la definición se incluyen también metas, motivos o funcionamiento psicológico total, ya que éstos
dejarían espacio para la movilidad y el cambio.
Según Cloninger (2009), puede decirse que la personalidad de un individuo empieza con componentes
biológicos innatos, que a lo largo de la vida se van canalizando por la influencia de múltiples factores (familia,
cultura, experiencias), y que la personalidad vendría constituida por el patrón resultante de conductas,
cogniciones y patrones emocionales.

En definitiva, la personalidad hace referencia a la forma de pensar, percibir o sentir de un individuo, que
constituye su auténtica identidad, y que está integrada por elementos más estables (rasgos) y
elementos más cambiables y adaptables al entorno (cognitivos, motivacionales, afectivos), cuya
interrelación determina la conducta (manifiesta e interna/inferida) del individuo.

3. La Psicología de la Personalidad como disciplina


El estudio de la personalidad empezó propiamente en el siglo XX. Durante las dos primeras décadas, los
psicólogos desarrollaron “test mentales” para la selección y el diagnóstico, con el objetivo de resolver
problemas prácticos urgentes asociados con la inmigración, las organizaciones laborales o la educación. Tras
la I Guerra Mundial, se necesitaban medidas de personalidad que ayudaran a mejorar la predicción del
rendimiento escolar, laboral o militar. El estudio de la personalidad no se formalizó como una rama de la
psicología hasta finales de la década de los 30.
Tres manuales y sus autores contribuyeron a su consideración de disciplina científica:
➝ Allport: "Personality; A Psychological Interpretation" (1937)
➝ Murray: "Explorations in personality" (1938)
➝ Stagner: "Psychology of Personality" (1937)

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La psicología de la personalidad consideró como unidad principal de análisis a la “persona total” y analizó
conductas privadas, no públicamente observables, como la motivación, así como las diferencias (más que las
similitudes) en la aplicación de las leyes de funcionamiento. Los psicólogos de la personalidad han ido
adaptándose en cada momento a las condiciones sociales imperantes en el momento en que han llevado a
cabo su trabajo, por lo que sus hallazgos muchas veces han tenido y tienen implicaciones de carácter político.

La psicología de la personalidad ha estado vinculada a la búsqueda de soluciones de los problemas


encontrados en la práctica clínica o en la necesidad de seleccionar personas para distintos fines, lo que hizo
que desarrollara un carácter eminentemente funcional, lo que tuvo pros y contras.

 Factores positivos de la funcionalidad de la psicología de la personalidad:


Se dio un peso importante a los procesos motivacionales como clave fundamental para el
entendimiento de la conducta humana.
Los psicólogos de la personalidad mantenían que la única forma de comprender la conducta era
analizando al individuo total.
Emprendió la tarea de formular teorías que integraran los aspectos aislados que otras disciplinas iban
comprobando en sus investigaciones, con lo que adquirió un papel integrador. El punto de partida
para un análisis holístico o integrador del funcionamiento individual radica en que la persona
funciona como una totalidad, y que cada aspecto estructural (rasgos) o procesual (percepciones,
cogniciones, etc.) adquieren significado a partir de su papel en el funcionamiento total del individuo.
 Inconvenientes del carácter funcional de la psicología de la personalidad:
En ocasiones prescindió de la utilización de una metodología rigurosa, llegando a veces a guiarse por
informaciones extraídas de la observación no controlada, de la intuición clínica o de la generalización
de principios a partir de datos poco contrastados.
La funcionalidad la llevó a tener fuertes vinculaciones con otras disciplinas de la psicología, como la
psicología clínica y social; y su interés por explicar la conducta de los individuos en términos de
desviación de las leyes generales o de aspectos de convergencia entre determinados grupos, lo que la
vinculó con disciplinas como la psicología general y diferencial.
Entre los años 30 y 70 se formularon las grandes teorías de la personalidad de tipo clínico: dinámicas (Freud,
Jung, Adler…), humanistas (Rogers, Maslow…), cognitivas (Kelly…), factoriales o multi-rasgo (Allport, Guilford,
Cattell, etc.), bio-tipológicas (Pavlov), basadas en supuestos conductuales (Skinner, Miller…), o en las
aportaciones primeras del aprendizaje social (Rotter, Bandura). Se propusieron también modelos menos
abarcadores dirigidos al estudio en profundidad de rasgos únicos (autoritarismo, dogmatismo, etc.).

La psicología de la personalidad ha puesto su énfasis en el estudio de la persona total, la dinámica de


la motivación humana, y la identificación y medida de las diferencias individuales entre las personas.

En este momento, podemos resumir en tres puntos los principales acuerdos existentes en el campo:
1. Se han hecho muchos esfuerzos para llegar a una conceptualización (los Cinco Grandes Factores)
ampliamente aceptada por los investigadores de las diferencias individuales.
2. Se ha producido un progreso muy significativo en la conceptualización de la motivación humana,
pasando de teorías basadas en la reducción del drive o impulso, al surgimiento de aproximaciones
cognitivo-afectivas, muy especializadas, para entender la dinámica de la conducta y la interacción social.
3. Donde se ha progresado menos es en la conceptualización de la persona total. Aunque ha resurgido el
interés por el estudio del self, aún no se ha aportado una conceptualización realmente integradora.

4. Modelos teóricos
Las distintas teorías formuladas para describir y explicar la personalidad pueden organizarse en torno a tres
modelos teóricos (internalista, situacionista e interaccionista), que se diferencian en la respuesta que dan a la
cuestión sobre los determinantes de la conducta individual.

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 Modelo internalista: entiende que la


conducta está fundamentalmente determinada
por factores personales o definitorios del
individuo.
 Modelo situacionista: entiende que la
conducta está principalmente determinada por
las características del ambiente o situación en
que ésta tiene lugar.
 Modelo interaccionista: es integrador y
considera que la conducta está determinada en
parte por características personales, en otra
parte por parámetros situacionales, y sobre
todo por la interacción entre ambos.

4.1. Modelo Internalista


La conducta viene determinada por la persona (como organismo activo). Estos planteamientos teóricos
consideran que los determinantes principales de la conducta son los factores, dimensiones estructurales, o
variables personales, que definen a un individuo. Por tanto, la conducta será altamente consistente a lo
largo de las distintas situaciones, y estable a lo largo del tiempo (ya que la situación afecta poco y las
variables personales suelen ser duraderas). Esto permitirá que, una vez conocidas esas variables personales, se
pueda predecir el comportamiento del individuo, con lo que la investigación se realizada mediante
metodología clínica/correlacional.
El modelo internalista u organísmico ha moderado el reduccionismo del modelo situacionista, manteniendo
como objeto de estudio la persona como todo integrado y los aspectos subjetivos, o no directamente
observables, de la personalidad.
Dentro del modelo internalista se pueden distinguir tres tipos de planteamientos teóricos: procesuales,
estructurales (ambos otorgando a las variables personales una naturaleza psicológica) y biológicos.

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4.1.1. Planteamientos procesuales


Las teorías procesuales (o «de estado») consideran que las variables personales que determinan la conducta y
que posibilitan su predicción son de naturaleza dinámica, como estados y mecanismos afectivos y/o
cognitivos, existentes en el individuo.
Se suele utilizar metodología clínica, lo que implica el estudio del individuo total, con su peculiar y
definitoria organización de los estados o procesos internos estudiados a partir de la recogida de datos
basados en las observaciones de la conducta, generalmente en contextos terapéuticos.
Entre estos planteamientos estarían las teorías psicodinámicas (Freud, Jung, Adler...), las teorías
fenomenológicas (Rogers, Maslow...), o la teoría de los constructos personales de Kelly.

4.1.2. Planteamientos estructurales


Consideran que las variables personales son de naturaleza «estructural» (rasgos o disposiciones estables de
conducta), cuya organización y estructuración peculiar configura la personalidad del individuo. Los rasgos son
comunes a distintas personas y las diferencias individuales se explican en función de la posición que cada
individuo ocupa a lo largo de la dimensión (o rasgo), así como de la peculiar organización entre los rasgos.
 Rasgos: disposiciones relativamente estables y duraderas que ejercen efectos generalizados sobre la conducta.

Este planteamiento mantiene que la conducta es consistente y estable a lo largo de situaciones y momentos
temporales diferentes, es decir, la ordenación de los individuos en una variable o determinante personal
específica se mantiene cuando se observa la conducta en otros contextos.
La mayor parte de la investigación sobre rasgos ha estado guiada por la utilización de metodología
multivariada, basada en un modelo acumulativo de medición. Como técnicas de recogida de datos se
utilizan cuestionarios, inventarios, escalas y tests, y se analizan las puntuaciones obtenidas a partir de estas
pruebas mediante la utilización de métodos correlacionales de tratamiento de datos.
Los planteamientos teóricos más significativos dentro de este enfoque serían el modelo de los 16 factores
de personalidad de Cattell (1965), el modelo de los tres factores o modelo PEN (Psicoticismo, Extraversión y
Neuroticismo) de Eysenck (1952, 1990), y el modelo de los Cinco Grandes Factores (Neuroticismo,
Extraversión, Afabilidad, Tesón y Apertura a la experiencia) de Costa y McCrae (1985, 1992).
Ashton y Lee (2007) hablan de un modelo de 6 factores
de personalidad denominado HEXACO: Honestidad-
Humildad, Emocionalidad-Extraversión, Afabilidad,
Responsabilidad y Apertura a la Experiencia. Este modelo
tiene similitudes con el de los Cinco Grandes en tres de
los factores (Extraversión, Responsabilidad y
Apertura), reconceptualiza el Neuroticismo y la
Afabilidad, y además incorpora un sexto factor,
Honestidad-Humildad, que según los autores
constituyen un factor independiente y que puede ser
relevante para el estudio de las relaciones sociales.

4.1.3. Planteamientos biológicos


Se atribuye a los factores causales de la conducta una naturaleza no psicológica. Se puede hablar de teorías
que consideran que la conducta manifestada por un individuo está determinada por su peculiar configuración
anatómica, estableciendo a partir de la observación sistemática tipologías constitucionales que han sido
utilizadas, en mayor medida, en contextos clínicos y estudios de la conducta delictiva. Se incluyen también
entre estos planteamientos las concepciones que explican la conducta a partir del funcionamiento del sistema
nervioso o del sistema endocrino.

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4.2. Modelo Situacionista


Los modelos situacionistas o mecanicistas parten de que las causas que dirigen la conducta se encuentran
fuera del individuo, con lo que éste se percibe de una forma más reactiva que en el modelo anterior. En este
caso, se postula que conocer las condiciones externas será lo que va a permitir predecir la conducta y
establecer secuencias causales, ya que son las condiciones estimulares las que determinan el comportamiento
(y no las variables personales). Esto conlleva dos principios fundamentales:
1. Se considera que la conducta es aprendida.
Para estudiar cómo se aprender las conductas se emplea metodología experimental, definiendo hipótesis y
verificándolas mediante la manipulación de variables.
2. Se enfatiza en el estudio de la conducta como unidad de análisis.
El modelo situacionista hace equivalente conducta con personalidad, mientras que en el modelo internalista
la conducta se analizaba solo como instrumento para estudiar determinantes personales subyacentes.

Ya no cabe hablar de consistencia sino de especificidad: la conducta variará en función de las condiciones
estimulares a que se enfrenta el individuo y, en caso de observarse un patrón de respuesta similar, será
debido a la equivalencia entre las distintas situaciones en que se analiza la conducta.

4.3. Modelo Interaccionista


Los modelos unidimensionales (organísmico y mecanicista) sólo pueden postular relaciones de naturaleza
aditiva entre los elementos determinantes de la conducta, o como mucho de naturaleza interactiva
unidireccional (a partir de la interacción entre variables independientes se predice el efecto dependiente).
Estas relaciones resultan insuficientes para explicar aspectos importantes de la conducta humana.
El modelo interaccionista (o dialéctico) vendría a superar estas limitaciones, al entender que la conducta
estaría determinada en parte por variables personales, en parte por variables situacionales, pero
fundamentalmente por la interacción entre ambos tipos de determinantes. Bajo este modelo de sistema
abierto, la personalidad no sería una máquina ni una entidad predestinada, sino un sistema autorregulador en
permanente interacción con otros sistemas.
Los POSTULADOS TEÓRICOS DEL INTERACCIONISMO se pueden resumir en cuatro:
 La conducta es función de un proceso continuo de interacción bidireccional entre el individuo y la
situación. Habría dos tipos de interacción:
a) Mecanicista (unidireccional): interacción
entre los efectos principales (persona y
situación) sobre la conducta. Utiliza como
técnica estadística el análisis de varianza,
distinguiendo claramente entre variables
independientes (factores personales y
situacionales) y dependientes (conducta
analizada). En este caso, la interacción sería
entre causas, no entre causa y efecto.
b) Dinámica (recíproca o multidireccional):
interacción recíproca entre conducta,
factores personales y factores situacionales.
Sería multidireccional, analizando tanto las
interacciones entre variables independientes,
como entere variables independientes y
dependientes.

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 El individuo es un agente activo e intencional en este proceso de interacción. La persona interpreta las
situaciones, les asigna un significado y, además, como resultado de su historia de aprendizaje, elige las
situaciones a las que se enfrenta, seleccionando de ellas aquellos aspectos que le resultan más
significativos, convirtiéndose en señales de su conducta.
 Por parte de la persona, los factores cognitivos son los determinantes más importantes de la conducta.
Mischel ha sido el autor que ha ofrecido un entendimiento más estructurado de los determinantes
personales de naturaleza cognitiva, que se completa con su más reciente formulación del sistema
cognitivo-afectivo de personalidad (CAPS), incorporando también el papel de los factores emocionales.
 Por parte de la situación, el determinante principal viene dado por el significado psicológico que el
individuo asigna a la situación. Es necesario hacer una distinción entre:

 Entorno: marco general en que tiene lugar la conducta (factores sociales y culturales).
 Situación: marco momentáneo o escenario en que ocurre la conducta.
 Estímulos: elementos que integran y conforman la situación.
La distinción entre entorno y situación es análoga a la distinción entre rasgo (marco general) y estado (marco
momentáneo o cambiante). Los estímulos formarían parte de las situaciones y éstas, a su vez, formarían parte
de los entornos. Mientras que los psicólogos experimentales se han centrado en el estímulo y los psicólogos
sociales en el entorno, los psicólogos de la personalidad han hecho de las situaciones su centro de interés,
como parte del proceso de interacción continua persona-situación. En concreto, se centran en los factores
psicológicos de las situaciones, a lo que se ha denominado “situación percibida” y que se refiere a los
procesos por los que las situaciones y las condiciones situacionales son percibidas, construidas
cognitivamente y valoradas por las personas.

5. Elementos importantes en el estudio de la personalidad


El psicólogo de la personalidad tiene como meta comprender la estructura y los procesos psicológicos que
contribuyen al funcionamiento distintivo del individuo, sin olvidar los factores ambientales y genéticos que
influyen y afectan al mismo.

5.1. La estructura
La estructura se refiere a los aspectos más estables de la personalidad. En el pasado, se hablaba de
categorías temperamentales de carácter discreto e independiente (una persona podía ser pícnico o atlético
pero no podía compartir características de ambos temperamentos). De forma más general y actual, se utilizan
los conceptos de rasgo y de tipo para recoger estos aspectos más disposicionales y difíciles de cambiar .

 El concepto de rasgo recoge la consistencia de la respuesta de un individuo ante distintas situaciones, y


se aproxima al concepto que la gente utiliza para describir la conducta de los demás (hostilidad,
agresividad, sociabilidad…).
 El concepto de tipo recoge la agrupación de diferentes rasgos. En comparación con el rasgo, el tipo
implica mayor generalidad de la conducta (un ejemplo de tipo es la extraversión, que en el modelo de
Eysenck incluye los rasgos de impulsividad y sociabilidad).
Las distintas teorías difieren en las unidades concretas que utilizan. A lo largo de los diferentes modelos, hay
dos dimensiones recurrentes, la Extraversión y el Neuroticismo, ambas con una importante carga genética y
generalidad en las distintas culturas. Por otro lado, están los rasgos que llamamos cognitivos (expectativas,
planes, estrategias) y emocionales (ansiedad, era, afecto positivo y negativo), que quedan incluidos en los
grandes rasgos.
Los rasgos son constructos que utilizamos para describir a las personas y comparar unas con otras. Se trata de
abstracciones derivadas de la observación de conductas altamente correlacionadas o que tienden a darse de
forma conjunta, pero nunca son observables por sí mismos.

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Los rasgos se entienden como dimensiones bipolares a lo largo de las cuales se sitúan las personas. Se
consideran tendencias de respuesta, y proporcionarían una firma reconocible de lo que una persona tiende a
expresar en un amplio rango de situaciones y a lo largo de un extenso periodo de tiempo.

 Los rasgos ayudan a describir, comparar y predecir la conducta, pero NO permiten explicarla. Para poder
realizar esa explicación se deben analizar los aspectos dinámicos de la personalidad, los procesos.

5.2. El proceso
El proceso se refiere a los conceptos motivacionales, cognitivos o afectivos que dan cuenta de la
conducta. Se trata de aspectos dinámicos que interactúan con las características de la situación o contexto y
determinan así que un individuo lleve a cabo una u otra conducta.
 Las teorías disposicionales o de rasgo tienen como meta caracterizar a las personas en términos de un
número reducido de disposiciones estables que permanecen invariantes y que son distintivas para el
individuo, determinando un rango amplio de conductas importantes. Se centrarían en características
estables que diferencian consistentemente a los individuos, buscando evidencia a favor de la amplitud y
duración de estas diferencias a lo largo de las diversas situaciones.
 Las aproximaciones basadas en el proceso consideran que la personalidad es un sistema de unidades
mediadoras (expectativas, metas, creencias…) y procesos psicológicos (cognitivos y afectivos), conscientes
e inconscientes, que interactúan con la situación. En los últimos treinta años, la investigación sobre cómo
funciona psicológicamente la persona se ha centrado en la interacción entre el sistema de procesamiento
social-cognitivo-emocional del individuo y la situación específica.
El análisis de los fenómenos objeto de estudio de la personalidad necesita de ambas consideraciones. (Por
ejemplo, desde un marco disposicional se hablaría de «estilos de afrontamiento», mientras que desde un
marco dinámico se hablaría de «procesos de afrontamiento»). Así pues, se necesita conocer tanto los patrones
o regularidades de las personas, como su adaptación (interacción) con las distintas situaciones.

5.3. Los determinantes ambientales y culturales


La conducta del individuo se verá influida también por determinantes ambientales y genéticos.
Entre los determinantes ambientales estarían los factores culturales, sociales o familiares.
 El pertenecer a una u otra cultura determina las metas que nos proponemos, nuestra forma de valorar el
éxito o el fracaso, o lo que es importante y lo que no lo es, y de ahí, las consiguientes reacciones
cognitivas y afectivas que podemos experimentar ante estas situaciones.
 Hay conductas que vienen determinadas por la pertenencia a un determinado grupo social, como los
aspectos que serán más valorados en función de criterios como el estatus social o la ocupación
profesional.
 La familia ejerce una importante influencia desde el momento en que las distintas prácticas de crianza
afectan al desarrollo de la personalidad, su conducta sirve de modelo para los niños, recompensan o
castigan determinados comportamientos, y determinan el tipo de situaciones y estimulaciones que el
niño recibe en sus primeros años.
Por otra parte, la personalidad viene determinada también por factores biológicos (más importantes en
características como la inteligencia, y menos en otras más socioculturales, como las creencias o el sistema de
valores de la persona), que incluyen variables genéticas, constitucionales, fisiológicas y bioquímicas.

5.4. Los niveles de análisis


Además de los grandes rasgos, factores o tipos (usados para referirnos a variables estables), el estudio de la
personalidad debe implicar también a esas otras variables más modificables en función de la experiencia, que
podemos llamar variables psicosociales (influencia del entorno) o unidades de nivel medio (por su mayor
proximidad a la conducta).

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Entre las variables de nivel medio estarían los motivos, las metas, planes, valores, estilos de afrontamiento,
logros o proyectos personales, expectativas, afectos, estilos de apego, tareas vitales… etc., es decir, variables
de personalidad que están muy vinculadas a la conducta y son importantes para la descripción total de la
persona. Nos indican qué desafíos afronta una persona en el presente y qué persigue para el futuro, por lo
que están contextualizadas en el tiempo.
El estudio de estas unidades nos permitirá no solo predecir la conducta como hacemos con los rasgos más
estables, sino identificar los mecanismos causales responsables de la conducta. A partir de un
planteamiento de esta naturaleza, podremos ser capaces no sólo de predecir y explicar la conducta, sino que
también permitiría el cambio en mayor medida que un planteamiento basado en rasgos más o menos
fundamentados biológicamente y con una mayor estabilidad y consistencia (porque los rasgos o la genética
son estables e invariantes, pero las unidades de nivel medio resultan más modificables).

¿La personalidad se mantiene o cambia? Depende del nivel en que nos movamos. Si hablamos de rasgos
disposicionales, la estabilidad será alta, pero si hablamos del proceso o de los elementos dinámicos (metas,
creencias, actitudes...), la posibilidad de cambio y adaptación a las circunstancias es mucho mayor.

McAdams propone que para entender la estructura y dinámica de la personalidad, se deben incluir al menos
tres niveles, teniendo en cuenta que cada uno incluye a su vez una amplia gama de constructos:
1. Los rasgos disposicionales (nivel I): incluiría las dimensiones de personalidad relativamente
descontextualizadas que denominamos rasgos, caracterizados por estabilidad temporal y consistencia
transituacional.
2. Los intereses personales (nivel II): se refiere a lo que la persona quiere (expectativas, creencias,
motivaciones) y los métodos que utiliza para conseguir lo que desea (estrategias, planes) y evitar lo que
no desea, o lo que hemos denominado “unidades de nivel medio” (o “constructos de acción personal”).
3. La narración de la propia vida (nivel III): este nivel consideraría la auténtica identidad de una
persona, su propia narración o historia vital, indicando quién o qué está intentando ser. Aquí se
incluirían el tono emocional, imágenes o metáforas significativas, ideologías, episodios con un marcado
carácter o significado para el individuo, las idealizaciones o aspiraciones, y un final, que marca el
legado que uno deja para generaciones posteriores.

En definitiva, las personas tienen sus características (rasgos), pero a la hora de hacer cosas y
comportarse, se expresan en el dominio del nivel II, por ello estas características están más sujetas a las
influencias situacionales, culturales, o a los cambios evolutivos. Por último, el nivel III compondría la
identidad personal.

5.5. Las integraciones recientes


La psicología de la personalidad debería proporcionar un marco integrador para entender las características
comunes a todas las personas, las diferencias individuales en esas características comunes, y finalmente, el
patrón único de cada individuo. McAdams y Pals (2006) proponen cinco grandes principios de una nueva
ciencia integradora de la personalidad:

⇒ El primer principio, sobre “evolución y naturaleza humana”, diría que las vidas humanas son
variaciones individuales en un diseño evolutivo general, lo que recogería las formas en que cada
persona es como las demás.
⇒ El segundo principio, “la estructura disposicional”, diría que las variaciones en un conjunto pequeño
de rasgos disposicionales constituyen los aspectos más estables y reconocibles de la individualidad
psicológica.
⇒ El tercer principio, “adaptaciones características”, indicaría que nuestras vidas varían con respecto a
un amplio rango de adaptaciones motivacionales, socio-cognitivas, y evolutivas, contextualizadas en
el tiempo, lugar y/o rol.

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⇒ El cuarto principio, “narraciones de vida e identidad personal”, indica que las personas varían con
respecto a las historias de vida que integran (narraciones personales), que los individuos construyen
para dar significado e identidad a sus vidas en el mundo en que viven. La identidad narrativa
incorpora el pasado reconstruido y el futuro imaginado en un todo más o menos coherente que da a
la vida de la persona un cierto nivel de unidad, propósito y significado.
⇒ El quinto principio, “el papel diferencial de la cultura”, resalta el papel de la cultura en los distintos
niveles de la personalidad. Así, aunque proporciona reglas para la expresión conductual, tendría un
papel más modesto en la expresión de los rasgos, un mayor impacto en las adaptaciones
características, y donde ejerce su influencia más profunda sería en las historias de vida,
proporcionando temas, imágenes, argumentos para la construcción psicosocial de la identidad
narrativa.
En suma, la personalidad sería la variación única de un
individuo sobre el diseño evolutivo de la naturaleza humana,
expresada como un patrón de rasgos disposicionales,
adaptaciones características e historias de vida integradoras,
compleja y diferencialmente situadas en la cultura.
De hecho, los autores de los modelos sociocognitivos más
actuales en lugar de utilizar el término de psicología de la
personalidad, hablan de «ciencia del individuo» como forma
de enfatizar el estudio de las personas en el contexto.

6. Estructura del texto


Para alcanzar los objetivos que caracterizan al estudio de la personalidad se han seguido tres orientaciones:
1. Por una parte, se han generado distintas teorías de personalidad, que parten del hecho constatado
de que las personas están continuamente manifestando conductas cuyo significado puede
interpretarse desde distintos puntos de vista.
2. La segunda orientación entiende la psicología de la personalidad no como “teorías de personalidad”
sino como investigación en personalidad. Los autores investigan constructos y elaboran “micro-
teorías”, que no persiguen los objetivos tan comprehensivos de las tradicionales teorías de la
personalidad, sino un acercamiento más puntual a un rango más limitado de fenómenos (esto facilita
el progreso de la investigación en las áreas estudiadas).
3. La tercera orientación adopta una postura intermedia combinando la presentación de formulaciones
teóricas con aplicaciones e investigación en problemas o aspectos concretos. [Esta es la orientación
que seguirá el libro].

En resumen…
Se puede definir la personalidad como la forma de pensar, percibir o sentir de un individuo, que constituye su
auténtica identidad, integrada por elementos de carácter más estable (rasgos) y elementos dinámicos
(cognitivos y afectivos), más vinculados con la situación y las influencias socio-culturales, que determinan su
conducta, así como los nuevos productos cognitivos, motivacionales o afectivos que entrarán en juego en la
determinación de la conducta futura.

Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 2
Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis

1. Introducción
En este tema se abordarán tres cuestiones:
1) Qué diseños de investigación utilizan los psicólogos de la personalidad en sus estudios.
2) Cuáles son los procedimientos de medida y evaluación de la personalidad.
3) Qué análisis de datos se aplican.

2. Investigación en psicología de la personalidad: Aspectos metodológicos


A finales del s. XX se publicaron dos interesantes trabajos de revisión analizando las tres cuestiones
metodológicas señaladas: la revisión de Endler y Speer (1998) y la revisión de Mallon, Kingsley, Affleck y
Tennen (1998). Estos y otros estudios indican lo siguiente en relación al método de investigación, los análisis
estadísticos y la forma de obtener datos:
 Los diseños más utilizados son los transversales, repartidos entre estudios de campo (más comunes) y de
laboratorio (en disminución).
 Los análisis estadísticos más utilizados son los correlacionales (correlaciones, análisis factoriales, análisis
de regresión) y los de contrastes de medias (análisis de varianza, pruebas de t).
 Para la obtención de datos, se recurre en gran medida al uso de cuestionarios y pruebas autoinformadas.
Se aprecia también un aumento de los estudios longitudinales, el mayor uso de ecuaciones estructurales y
análisis mediacionales como técnicas para el tratamiento de los datos, y la utilización de otras fuentes de
datos, como los registros diarios y muestreos de experiencias.
En definitiva, en psicología de la personalidad la pluralidad metodológica es enorme, lo que pone a esta
disciplina en una excelente posición para abordar los retos de investigación presentes y futuros.

3. Diseños de investigación
3.1. Estrategias clínica, correlacional y experimental
 La estrategia clínica es la que han seguido los teóricos de la personalidad centrados en el análisis y
tratamiento de pacientes. Desde estas conceptualizaciones, derivadas de la relación con el paciente y del
estudio de casos individuales, se busca el análisis de la persona en su totalidad, de forma ideográfica, lo que
supone a su vez dificultad para hacer generalizaciones a otras personas a partir de esos casos aislados
obtenidos en el contexto clínico.
Las dos estrategias más utilizadas en la investigación de la personalidad son la correlacional y la experimental.
 La estrategia correlacional se basa en analizar la relación entre variables sin introducir manipulación en
las mismas. Galton y Pearson introdujeron el coeficiente de correlación como un índice de cómo las
diferencias en una variable se relacionaban con las diferencias en otra variable. Esta estrategia se emplea para
describir relaciones que ocurren entre variables de forma natural.
En el enfoque correlacional se hace hincapié en la medición de las características de personalidad en muestras
amplias de sujetos y en las relaciones entre los elementos integrantes de la personalidad medidos en cada
ocasión. Es una estrategia adecuada para la generación de hipótesis.
El estudio correlacional se apoya en:

▿ Correlaciones: relaciones entre dos variables.


▿ Regresiones: cuanto cambia la variable Y en función del cambio en la variable X.
▿ Análisis factoriales: permiten reducir un número elevado de variables correlacionadas entre sí a un
pequeño número de factores; se usa para el análisis de cuestionarios y el estudio de los rasgos.

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Psicología de la Personalidad Tema 2
Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis

La estrategia correlacional tiene importantes ventajas, como el hecho de poder


estudiar al mismo tiempo un número amplio se variables, recogidas en un entorno
natural, sin la artificialidad que puede introducir el estudio en el laboratorio, y
analizar las relaciones entre ellas, e incluso, hablar de predicciones. Sin embargo, no
permite concluir causalidad en esas relaciones.

 En la estrategia experimental, la manipulación de una variable (VI) con al menos dos niveles afecta a
alguna observación psicológica (VD). En este caso, las diferencias de medias que resultan de una
manipulación experimental reflejarían efectos causales directos de la VI en la VD.
En psicología de la personalidad, el diseño experimental puede consistir en estudiar cómo una o más
variables de personalidad (VP) se combinan con una o más variables experimentales (VE), ambas consideradas
como variables independientes desde el momento en que son controladas o manipuladas por el
experimentador, para afectar una VD o estado. Ambas variables reflejan constructos subyacentes que tienen
que ser previamente definidos de forma operativa (p. e. extraversión = puntuación obtenida en un test).
Con las variables personales, una posibilidad es coger puntuaciones extremas, o personas con puntuaciones
altas (25% superior) y bajas (25% inferior), formar tres grupos de altos (33% superior), medios (33% medio) y
bajos (33% inferior), o utilizar la mediana para formar dos grupos, siendo altos los que están por encima de
dicho valor, y bajos los que quedan por debajo. Cuanto más se extrema la formación de grupos, más se
potencia el efecto de la VP. Todas estas manipulaciones serían por selección.

Cuando en un diseño experimental se toma al menos una variable independiente cuyos niveles o
grupos se forman por selección, se habla de diseños experimentales de personalidad.

Una manipulación por azar sería cuando la asignación de los sujetos a los niveles o condiciones de la
variable se hace de forma aleatoria (p. e. asignar un grupo aleatorio a la tarea difícil y otro a la tarea fácil). En
este caso, la variable personal no se habría formado por selección, sino de forma aleatoria. Cuando las
distintas VI se han manipulado de esta manera se habla de diseños experimentales.

Se utilizan dos tipos de diseños Ejemplo: diseño con dos VI, una de personalidad (neuroticismo) y la otra el nivel de
experimentales en la investigación en dificultad. Si contamos con una muestra inicial de 200 personas, en función de sus
personalidad. En ambos la variable de puntuaciones en neuroticismo formamos dos grupos extremos (25% inferior y 25%
superior), cada uno formado por 50 sujetos.
interés es la VP:
Si usamos diseño entre-sujetos, la mitad de cada grupo (altos/bajos en neuroticismo)
 Diseño entre-sujetos (o inter), se asignaría al azar a las condiciones fácil/difícil, con lo que cada condición tendría 25
donde cada persona es asignada sujetos. Al final de los 100 sujetos seleccionados, 50 han pasado por la tarea fácil y 50
por la difícil, de los que a su vez la mitad son altos en neuroticismo y la mitad bajos.
al azar a una condición.
En el diseño intra-sujeto, los 50 altos en neuroticismo y los 50 bajos en neuroticismo
 Diseño intra-sujeto, en el que pasan por las dos tareas o condiciones de la variable nivel de dificultad. Al final
todos los sujetos pasarían por tendríamos 100 sujetos en ambas tareas (los mismos 100 en dos tareas, los 100
todas las condiciones. intermedios en VP han sido descartados).

Si se sigue una estrategia correlacional se puede hablar de asociaciones, pero si se utiliza un diseño
experimental se pueden establecer relaciones causa-efecto.

El estudio de la personalidad se puede beneficiar de la combinación de las metodologías correlaciónales más


completas y complejas con un buen diseño experimental. De esta forma, se pueden plantear, desarrollar y
probar explicaciones causales sobre cómo las diferencias individuales en personalidad se combinan con la
situación para producir el patrón de conducta que vemos a nuestro alrededor.
Muchos psicólogos de la personalidad acentúan la necesidad de utilizar ambas estrategias, ya que cuando se
encuentren resultados consistentes en diferentes situaciones (laboratorio/campo) aumentar la confianza en
las conclusiones.

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3.2. Diseños transversales y longitudinales


 Estudio transversal: las medidas se obtienen en un único momento temporal.
 Estudio longitudinal: compara la misma muestra de sujetos en distintos momentos temporales; se
pueden analizar los procesos de cambio directamente asociados con el paso del tiempo.
Hay cuestiones que no pueden estudiarse con diseños transversales o con estudios de laboratorio, y que sólo
pueden abordarse adecuadamente mediante un diseño longitudinal (cómo influyen las características que
rodean la infancia en la personalidad adulta; si la personalidad cambia o no con la edad y/o con los
acontecimientos vitales). En los estudios longitudinales se puede analizar si las variables de personalidad
causan determinados efectos o consecuencias, ya que podríamos estudiar si las variables evaluadas en el
tiempo 1 afectan al resultado registrado en el tiempo 2.

3.3. Estudios nomotéticos e ideográficos


Allport popularizó el uso de los términos nomotético e idiográfico:
 Enfoque nomotético: busca identificar dimensiones de personalidad que pueden ser cuantificadas o
medidas y las utiliza para comparar grupos de individuos. En estas investigaciones se analiza cómo
funcionan y se relacionan determinadas variables en muestras amplias de individuos, y se busca identificar
patrones globales de conducta de las personas.
 Estudios ideográficos: el objetivo sería estudiar a una persona en profundidad, de forma integrada,
con el fin de entender o explicar su conducta, es decir, explicar su individualidad en lugar de cuantificar
diferencias de personalidad entre grupos de individuos. Se busca identificar patrones o perfiles
individuales de conducta a lo largo del tiempo y de las distintas situaciones.
En los estudios nomotéticos las medidas que utilizamos se refieren al grupo analizado. Al hablar del grupo
total obviamos la información más individualizada, asumiendo que lo que es verdad para la persona
promedio es verdad para cada persona, hecho que se conoce como falacia nomotética (por ejemplo, si la
media para una VP es 50, no se tiene en cuenta que algunos sujetos tuvieran 20 y otros 80, lo que se estudia
es la variable de personalidad, no los individuos). Desde el enfoque nomotético el interés estaría en conocer
el funcionamiento de la variable de personalidad , con qué otras variables y conductas se relaciona o qué
predicciones generales podemos hacer a partir de su estudio.
Los análisis intra-sujeto permiten evitar la falacia nomotética. Un método para realizar el estudio ideográfico o
intra-sujeto es el muestreo de experiencias, que permite registrar pensamientos, sentimientos y conductas
en distintos momentos en situaciones naturales. Sus tres características serían: que las experiencias se evalúen
en situaciones naturales, en tiempo real y en repetidas ocasiones.

 El medir las experiencias de las personas a lo largo de las situaciones permite una conceptualización
de la personalidad más contextualizada: las personas muestran una tendencia a comportarse de una
determinada manera si se dan ciertas circunstancias, no siempre y en todas las situaciones.
 Que los registros sean en tiempo real en lugar de retrospectivos ayuda a evitar sesgos que introducen
la memoria y el paso del tiempo.
 El que se acumulen muchas medidas o registros aumenta su fiabilidad.
La psicología de la personalidad necesita ambos métodos, nomotético e ideográfico, porque busca conocer y
explicar la dinámica de funcionamiento de una persona particular, pero también establecer conocimientos
que le permitan hablar de la estructura y funcionamiento de la personalidad de forma general. Cuando se
intenta combinar ambas estrategias se habla de aproximación idiotética, término propuesto por Lamiell que
busca llegar de lo particular a lo general. Desde esta estrategia, se parte de métodos de estudio ideográficos
para después identificar principios nomotéticos de la personalidad.
Así, a través de modelos multinivel se pueden analizar los procesos dentro de la persona y en grupos de
personas. Si se utiliza el paquete estadístico SPSS se recurriría a los llamados Modelos Lineales Mixtos que se

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aplican cuando se tienen muchas observaciones por persona y un número no muy alto de participantes. El
poder de este tipo de estudios radica en el número de observaciones por persona.
El estudio de patrones o perfiles de "si" (se dan determinadas circunstancias situacionales y personales),
"entonces" (la conducta será X), ilustran cómo la organización de la personalidad puede ser investigada con
métodos nomotéticos al servicio de un estudio ideográfico de la conducta centrado en la persona.

4. Fuentes de datos
La fuente más importante de obtención de datos sobre personalidad y sobre distintas variables dependientes
utilizadas en los estudios son los cuestionarios y los autoinformes.
Las medidas utilizadas en los estudios de personalidad deben ser consistentes o fiables (fiabilidad) y, además,
deben ser indicadores válidos del constructo que quiere medir (validez).
La fiabilidad se puede analizar con varios métodos:
 Estabilidad temporal: se calcula el coeficiente de estabilidad de las puntuaciones en un test cuando
se aplica a la misma muestra en dos momentos distintos . Se conoce como fiabilidad test-retest. La
fiabilidad máxima posible sería 1.
 Consistencia interna: se analiza el nivel de correlación entre los ítems del test para comprobar si los
distintos elementos (o partes) miden la misma conducta. Uno de los índice más populares para hacer
este cálculo es el coeficiente alpha de Cronbach (α).
 Acuerdo entre-jueces: se analiza la relación entre las observaciones de dos o más jueces expertos en
la variable medida para establecer el grado de consistencia entre dichas observaciones.
Existen varios tipos de validez de las pruebas:
 Validez de contenido: demostración de que los ítems representan la conducta que se quiere medir
(por ejemplo, acuerdo entre jueces).
 Validez de criterio: evalúa si una prueba refleja un cierto conjunto de habilidades. Se calcula viendo
la relación de la prueba con otras ya probadas que se supone miden constructos próximos o que
pueden servir como referentes. Se puede calcular de dos formas:
 A través de la correlación entre esta prueba y las otras que sirven de referentes, en cuyo caso
se habla de validez concurrente*.
 Analizando si las puntuaciones en este test predicen las puntuaciones en alguna prueba o
conducta tomada un tiempo después que a priori entendemos que deben estar relacionadas,
en cuyo caso hablamos de validez predictiva*.
 Validez de constructo: busca garantizar que la prueba evalúa los rasgos que subyacen a las
manifestaciones conductuales. Se obtiene cuando se acumulan investigaciones que muestran que el
patrón de resultados es el esperado según la conceptualización teórica en que se basan.
* Un test podría no tener buena validez concurrente y tener validez predictiva, es decir, en el momento en que
se crea y se relaciona con otras pruebas afines no tiene una gran relación, pero con el tiempo puede predecir
conductas mejor que las otras pruebas.
Una de las aportaciones de los avances tecnológicos a los estudios sobre personalidad radica en la utilización
de formatos informáticos para la aplicación de los cuestionarios. Esto presenta diversas ventajas:
 Los datos pueden volcarse directamente a los correspondientes programas de análisis estadísticos, sin
introducirlos a mano.
 El cuestionario puede hacerse mucho más interactivo y adaptado a cada persona.
 Puede identificarse mucho mejor al usuario para aquellos casos en que se analiza la fiabilidad o
estabilidad de una prueba aplicándola en varias ocasiones, o cuando hay posteriores evaluaciones por
tratarse de un estudio longitudinal.

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 Cuando se trata de registros diarios que deben tener lugar a una determinada hora se puede saber si
la persona está cumpliendo estos requisitos, cosa que no es tan fiable si se hace en papel y sin este
tipo de control, lo que facilita también la realización de estudios ideográficos.
 Puede recibir feedback o información sobre sus respuestas, o datos más globales, lo que favorece su
participación en posteriores etapas de la investigación y un menor abandono en los estudios
longitudinales.
 Se tiene acceso a muestras más numerosas y se pueden traspasar fronteras (estudios culturales).
 La tecnología es tan accesible que puede responderse a las pruebas mediante distintos dispositivos
portátiles y en el entorno en que se quiere realizar el estudio (mayor validez ecológica).
Algunos investigadores señalan algunas debilidades sobre los datos obtenidos por Internet:
 El tipo de muestra que utiliza esta tecnología que puede no representar por igual a toda la población ,
sino más bien a personas con un cierto nivel económico, de estudios y una menor edad. Otros autores
indican que las muestras utilizadas en los estudios a través de Internet son más diversas, el rango de
edad es más amplio y la diversidad socioeconómica es mayor.
 Los datos serían menos fiables. Otros opinan que no sería diferente del engaño o los sesgos que
puede haber de la misma manera en los cuestionarios de papel y lápiz.
Además de los cuestionarios, se utilizan otros métodos para obtener datos en los estudios de personalidad:
 La entrevista es una fuente válida de datos.
 Están también las observaciones naturales y el estudio de experiencias diarias.
 Otro método es el registro del funcionamiento fisiológico, que puede realizarse a través del
electrocardiograma, el registro de la respuesta psicogalvánica (cambios en la actividad eléctrica de la
piel debidos al sudor), cambios en la presión sanguínea sistólica y diastólica, o en la frecuencia
cardiaca. También pueden utilizarse otros registros como el electroencefalograma o la resonancia
magnética funcional.
En definitiva, los diferentes niveles de análisis proporcionan datos sobre distintos aspectos del
funcionamiento de la persona y se deben relacionar todos para entender cómo funciona la
personalidad como un sistema.

5. Análisis estadísticos
Los análisis más frecuentes son los basados en el concepto de correlación y los dirigidos a analizar diferencias
de medias. Además, estarían otros más complejos que buscan analizar relaciones de moderación y de
mediación entre las variables analizadas, así como los modelos de ecuaciones estructurales.

5.1. Correlación, análisis factorial y análisis de regresión


 El término correlación recoge el grado en que dos variables se relacionan o varían conjuntamente.
Las correlaciones pueden tener cualquier valor entre +1 y -1. Las correlaciones positivas mostrarían relaciones
directas (a mayor X mayor Y) y las negativas relaciones inversas (a mayor X, menor Y). Cuanto más se acerque
el coeficiente a +1 y -1, más fuertemente relacionadas están las variables, mientras que la proximidad al 0
indica ausencia de relación.
Una forma de interpretar la correlación es hacer el cuadrado del coeficiente obtenido y multiplicarlo por 100:
el dato obtenido nos indicaría el porcentaje de varianza compartido entre ambas variables. Por ejemplo, si la
correlación entre dos variables fuera 0.40, entonces esas dos variables estarían compartiendo el 16% de su
varianza (0.402 x 100). [La varianza compartida se llama también Coeficiente de Determinación].
En psicología las correlaciones no son perfectas y suelen estar en torno a 0.30 y 0.50 (positivas y negativas).

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Cuando son estadísticamente significativas, las correlaciones nos permiten concluir que la asociación
entre las variables consideradas supera la que podría deberse al azar.

Las correlaciones no indican relaciones de causa y efecto, ya que si dos variables están relacionadas, esto
podría deberse a tres razones:

 Que la variable X cause la variable Y.


 Que la variable Y cause la X.
 Que haya una tercera variable, Z, que cause X e Y, por lo que no habría relación causal entre X e Y.
Sin embargo, aunque no permitan concluir causalidad, las correlaciones pueden ser útiles para hacer
predicciones: si sabemos que dos variables están asociadas, cuando conocemos una de ellas podemos hacer
predicciones o estimaciones con respecto a la otra.
 El análisis factorial, por su parte, resume las relaciones entre muchas variables agrupando aquellas que
se relacionan más entre sí en unos pocos factores.
Puede decirse que el análisis factorial constituye una técnica
fundamental en el estudio de los rasgos de personalidad ya
que este tipo de constructo deriva del análisis de conductas
que están muy relacionadas entre sí. Otra de sus aplicaciones
sería en el análisis de escalas o inventarios de medida de
distintas variables personales.
Significado de las columnas de la tabla:
 De la 1 a la 5 = correlación entre ítems.
 F1 y F2 = correlación de cada ítem con cada factor.

El análisis factorial nos permite organizar y sintetizar la información, siendo una estrategia ampliamente
utilizada en la investigación en personalidad.

 La regresión es una técnica utilizada para realizar predicciones y que estudia las relaciones entre una o
más variables independientes o predictoras a la vez, y una variable dependiente o criterio.
La regresión es una técnica de análisis de datos muy flexible que permite ir un paso más allá de la correlación,
estudiando las relaciones entre una o más variables independientes y una variable dependiente. Es tan
utilizada y popular en la investigación en personalidad que ha llegado a ser casi como el análisis estadístico
de cabecera, por el que comienzan a tratar sus datos prácticamente todos los investigadores del área.
Hay muy distintos procedimientos para realizar análisis de regresión y un tratamiento diferente del mismo
según las variables sean continuas (puntuación en ansiedad, en extraversión) o discretas (sexo, presencia o
ausencia de enfermedad).
De cara a la comprensión de las tablas de resultados que podemos encontrar en la investigación sobre
personalidad, los tres datos más relevantes a considerar serían:

 Si el modelo es significativo o no: se concluye a partir del valor de la F que proporciona.


 Qué porcentaje de varianza queda explicada por el modelo: dato que nos lo aporta el valor de la 𝐑𝟐
corregida o ajustada, multiplicado por 100.
 Qué betas* (coeficientes estandarizados) son significativas: en los análisis de regresión, las betas
estandarizadas (β) se interpretan como los coeficientes de correlación y pueden estar entre - 1 y +1.

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Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis

Significado de las columnas de la tabla:

 Correlación: entre cada factor y la variable criterio


(neuroticismo/extraversión, etc. y calidad de vida).
 β estandarizada: mide el cambio en la variable
criterio producido por un cambio en el factor, si se
mantienen constantes los demás factores.
 R2 : señala cuánta varianza de la variable criterio es
explicada por los factores.
Por tanto, el análisis de regresión nos indica que tres
factores son significativos, dos en sentido positivo y uno
en sentido negativo.

5.2. Contraste de grupos (pruebas de t y análisis de varianza)


 Las pruebas de t nos permiten analizar si dos medias son significativamente diferentes o no. Qué prueba
concreta se aplique dependerá del número de sujetos, del tipo de distribución de las variables y de los
diferentes requisitos que cada técnica estadística exige. Lo importante de este tipo de contraste es saber si
entre los distintos niveles de una variable independiente hay diferencias en la variable dependiente medida .
 Por su parte, los análisis de varianza (ANOVA) pueden ser de uno, dos o más factores independientes.
Además, los factores pueden ser entre-sujetos o intra-sujeto o de medidas repetidas. Lo más relevante para la
interpretación en personalidad es que nos permite obtener efectos principales de los factores o variables
independientes consideradas, y efectos de interacción resultado de la combinación de las mismas (muchos
resultados en este área de estudio obedecen a interacciones, o datos moderados según las condiciones).
Tabla: ANOVA de 2 factores (VVII) con 2 niveles
y una VD (diseño factorial 2x2).

 La F indica si la diferencia de medias entre


las dos condiciones de cada VVII (fácil/difícil
y alto/bajo) es significativa.
 Los datos de la tabla indican que los efectos
de la autoeficacia se observan en la
condición de tarea difícil pero no en la tarea
fácil.
 Las F de las dos primeras filas indican
efectos principales de las VVII sobre la VD
(sin tener en cuenta la interacción) y la
última F sí considera la interacción.

5.3. Efectos de moderación y de mediación entre variables


Un efecto de moderación especifica una condición o condiciones que pueden impactar (aumentar, disminuir
o cambiar) la relación entre una VI y una VD, es decir, entre un predictor y un criterio.

Los modelos de moderación dan una respuesta científica del tipo "esto depende de". En la tabla hemos visto
que la "dificultad" tenía un efecto moderador entre la autoeficacia percibida y el rendimiento: el cuánto afecta
la autoeficacia sobre el rendimiento "depende de" el nivel de dificultad. Un efecto de moderación se suele
expresar estadísticamente en una interacción entre la variable predictora y la variable moderadora.
La evaluación estadística de una hipótesis de moderación puede hacerse también con un modelo de
regresión jerárquico, en cuyo primer paso entrarían como variables independientes la variable personal y la
moderadora; y en el segundo paso, a esas dos se añadiría el producto de ambas. Para hacer este análisis
primero se transforman las variables personales y moderadoras, y después se hace el producto entre ambas.
Estos nuevos valores serán los utilizados en la regresión.

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Psicología de la Personalidad Tema 2
Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis

En la tabla se analiza:
Paso 1: las relaciones entre dos formas de expresión de la
ira (variables personales): la ira interiorizada (ira-in) y el
control de la ira, usando como criterio o VD la frecuencia
en la práctica de hábitos de vida saludables. Los datos
indican que una baja ira-in y alto control se asocian a
hábitos saludables (efecto directo de cada VI sobre la VD).
Paso 2: se busca ver si la combinación de ambas
manifestaciones de la ira podía ofrecer una mejor
predicción de la práctica de esos hábitos saludables. Los
datos indican que existe interacción significativa.

En la gráfica se recogen, para la variable dependiente de hábitos


saludables, las cuatro combinaciones posibles de las dos variables
predictoras. La figura indica que el nivel de ira-in no afecta a la
práctica de hábitos saludables en personas que tienen alto control de
la ira, sin embargo, cuando el control de la ira es bajo, el estilo de vida
es menos saludable si además existe tendencia a reprimir esa ira que
no pueden evitar (alta ira-in).

El efecto de mediación se refiere a "¿por qué?", a qué se debe la


relación entre las VI y VD. Los modelos mediacionales se representan
generalmente a partir de diagramas de pasos.

El efecto de mediación (y los modelos meidacionales) suponen que la VI afecta a la variable mediadora
(M) y ésta a su vez influye en la dependiente (VD).

 La variable mediadora es el mecanismo a través del cual una variable (VI) influye en otra variable (VD).
Una vez realizados los análisis para ver si hay mediación, debe calcularse la significación de ésta utilizando
alguna prueba estadística adecuada (como el test de Sobel).
Las variables de personalidad pueden tener distintos roles en los análisis mediacionales: VI, M o VD.

⇒ La VP puede ser la VI en el caso de los grandes rasgos (extraversión, neuroticismo) o los rasgos de nivel
medio (autoeficacia, percepción de control).
⇒ La VP puede ser VD cuando se miden estados de ansiedad, expectativas o atribuciones.
⇒ Las VP que hacen de variable mediadora son las de nivel medio o los estados (autoeficacia específica,
estado de ansiedad).
Según el modelo de Barón y Kenny (1986), para analizar la mediación es necesario que se cumplan las
siguientes condiciones:
 Que las tres variables (VI, M y VD) estén significativamente relacionadas entre sí.
 Que al incluir la variable mediadora la relación entre la VI y la VD disminuya.
 Que al considerar conjuntamente ambas variables, VI y M, la relación de la M con la VD siga siendo
significativa.

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Psicología de la Personalidad Tema 2
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Como se ve en la tabla, tras realizar los tres


análisis de regresión, los datos señalan que la
relación entre autoeficacia (VI) y percepción de
calidad de vida (VD) está parcialmente
mediada por la baja utilización (ya que la
relación es negativa) de un estilo de
afrontamiento emocional (M). La relación está
mediada ya que la variable mediadora tiene
una beta significativa (–0,34) y se trata de una
mediación parcial ya que, aunque la beta de la
autoeficacia se ha reducido (ha pasado de 0,47
a 0,33), no ha dejado de ser significativa.
Los efectos de mediación y moderación pueden darse conjuntamente en modelos combinados más
complejos de moderación mediada o de mediación moderada. Se trataría de situaciones en las que, por
ejemplo, la mediación sólo se dé en un grupo (en los varones pero no en las mujeres).
Ni la mediación ni la moderación demuestran relaciones de causalidad entre variables.

5.4. Modelo de ecuaciones estructurales


La utilización del modelo de ecuaciones estructurales o SEM permite poner en relación múltiples variables,
además de proponer unas como independientes y otras como dependientes. Se trata de un patrón de
relaciones que uno pone a prueba entre las variables medidas y las llamadas variables latentes, o constructos
hipotéticos que no pueden ser directamente medidos, pero que son estimados a partir de las variables
medidas. Puede ser utilizado en diseños correlaciónales y experimentales, transversales y longitudinales.
Permitiría probar cualquiera de las hipótesis susceptibles de ser analizadas con pruebas de t, análisis de
varianza, análisis factoriales, correlaciones, o análisis de regresión múltiple, aunque tiene algunos requisitos
técnicos como por ejemplo, el número de sujetos necesarios para su aplicación (ideal 400, aunque en
modelos más simples podría ser inferior a 200).

6. Cuestiones éticas
Hay dos cuestiones éticas que deben presentarse en la investigación en personalidad:
1. Bienestar. Hay diseños que incluyen manipulaciones que pueden ser negativas para los sujetos
estudiados. Debe informarse a los sujetos sobre los procedimientos que se van a seguir y los posibles
riesgos de los mismos. Si en algún caso no puede darse toda la información para no desvelar el objetivo
del trabajo y sesgar los resultados, debe darse después una completa explicación de lo que se ha hecho
para que sepan que las instrucciones recibidas y lo que ha podido experimentar formaban parte del
procedimiento del estudio.
2. Privacidad. Es necesario respetar la privacidad de la información obtenida. Para proteger el bienestar y el
derecho a la intimidad de las personas que participan en las investigaciones se han elaborado protocolos
que deben seguirse y de cuyo cumplimiento velan los comités de ética de las distintas instituciones.
Si un comité entiende que un proyecto de investigación es cuestionable desde el punto de vista ético, o si los
derechos, bienestar o la privacidad de los participantes no quedan suficientemente protegidos, los métodos
deben modificarse y subsanarse los problemas detectados. En caso contrario, la investigación no se aprobaría
y no podría realizarse.

Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad

1. Introducción
La expresión de los genes, que se traduce en cada una de las características que presenta un organismo,
ocurre siempre en interacción con las circunstancias ambientales, por lo que el reto es entender cómo genes y
ambiente actúan e interactúan para dar forma a la personalidad. Entre los factores ambientales que
contribuyen al desarrollo de la personalidad, los más importantes son las influencias culturales.
En general, lo que interesa es investigar cuáles son las circunstancias en las que la contribución genética se
incrementa, limita o incluso, se suprime (más que la proporción en que un rasgo se hereda o no).

2. Contribuciones genéticas a la personalidad


2.1. Algunas nociones básicas de genética
La herencia biológica es el conjunto de procesos biológicos a través de los cuales
las características del organismo se transmiten a la descendencia. La
información sobre esas características se encuentra en los genes,
localizados en el núcleo de cada una de las células del organismo. Los
genes son porciones de ADN, una molécula compleja en la que se encuentran
las instrucciones para la activación y el control de los procesos bioquímicos de
la vida mediante la síntesis de proteínas, que son las responsables de la
estructura, desarrollo y funcionamiento del organismo.
 Genotipo: conjunto de todos los genes de un organismo.
 Fenotipo: conjunto de rasgos que se muestran.

La expresión del genotipo da lugar al fenotipo, y esta expresión ocurre siempre en interacción con el
medio ambiente (a través de procesos de transformación bioquímica).

Los humanos tienen dos copias (o alelos) de cada gen. Estas copias se diferencian ligeramente en su
secuencia de ADN, lo que da lugar a modificaciones concretas en la función del gen. Los alelos pueden ser:
 Dominantes: se necesita una única copia del gen para que se exprese en la descendencia.
 Recesivos: son necesarias las dos copias del gen para su expresión.
Debido a este fenómeno de dominancia genética, es posible que dos organismos tengan genes comunes
pero no compartan el mismo fenotipo, es decir, puede que no tengan las mismas características.

2.2. Conceptos básicos de la genética conductual


La genética conductual es la disciplina científica que se ocupa del estudio de las influencias genéticas sobre
las características conductuales, entendiendo éstas en sentido amplio, y abarcando tanto la conducta
observable como las características de personalidad. A pesar de denominarse "conductual", los estudios
utilizan sobre todo autoinformes y heteroinformes, y mucho menos la observación conductual directa o
pruebas objetivas. La investigación se ha centrado principalmente en el estudio de unidades globales como
rasgos y en menor medida en unidades de nivel medio como expectativas, creencias o metas.
La investigación del aporte genético de la personalidad siempre parte del estudio de dos grupos de personas
con diferentes grados de similitud genética y ambiental:
▿ Gemelos monocigóticos (MC), que comparten el 100% de sus genes.
▿ Gemelos dicigóticos (DG), hermanos y padres/hijos biológicos, que comparten el 50% de los genes.
▿ Padres/hijos adoptivos, en los que no existen genes en común.
En lo que respecta la investigación del aporte ambiental, las influencias ambientales pueden ser:
o Compartidas: misma familia, la misma clase social, el mismo nivel económico, la misma religión, los
mismos valores o idénticos estilos de trato.

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o No compartidas: ambientes distintos que pueden experimentar los niños aunque se críen en la
misma familia, como el orden de nacimiento, las diferencias de trato de los padres, las interacciones
entre los hermanos, los cambios de circunstancias de la familia, las relaciones fuera del hogar y los
factores no sistemáticos como accidentes o enfermedades.
Por tanto, los tres tipos de diseños para estudiar las influencias genéticas son:
1. Los de gemelos, en los que se estudian tanto gemelos MC como DC.
2. Los de familia, en los que se estudian padres e hijos o hermanos.
3. Los de adopción, en los que se estudian miembros de la misma familia biológica que se han criado
separados, así como familiares adoptados o no relacionados genéticamente que se han criado juntos.
Estos estudios se pueden combinar para obtener mayor información, posibilitando además la separación de
los efectos genéticos y ambientales.

2.3. Similitud genética y fenotípica


Los estudios de genética conductual siempre parten del cálculo de la correlación entre las dos series de
puntuaciones obtenidas por los dos grupos de personas analizadas. Esta correlación entre puntuaciones
refleja el grado de similitud y no la intensidad de las influencias genéticas o ambientales sobre la
personalidad. El grado con que genes y ambiente contribuyen en la personalidad hay que inferirlo a partir de
estas correlaciones mediante un procedimiento estadístico y asumiendo una serie de supuestos [estos
supuestos asumidos tienen mucha importancia en cómo se interpretan los resultados].
En la tabla se ve que las correlaciones entre las
puntuaciones de los gemelos MC no son máximas, lo que
cabría esperar si estos rasgos fueran exclusivamente
influenciados por la herencia, ya que ambos hermanos
son idénticos genéticamente. Las diferencias, si los
gemelos MC se han criado juntos, deben ser debidas, por
lo tanto, a las influencias ambientales no compartidas.
En general, resultados de este tipo de estudios apoyan la
idea de que los factores genéticos tienen cierta influencia
en las características de personalidad.

2.4. Estimaciones de las aportaciones genéticas y ambientales a la personalidad


Para realizar los cálculos sobre las aportaciones genéticas y ambientales se suele emplear el modelo de
ecuaciones estructurales, un procedimiento estadístico que permite la estimación de varios coeficientes:

 𝒉𝟐 o coeficiente de heredabilidad: proporción de la varianza de las puntuaciones que se puede


atribuir a los factores genéticos en una población particular (no es aplicable a individuos concretos).
 𝒄𝟐 : proporción de varianza de las puntuaciones que se debe al ambiente compartido.
 𝒆𝟐 o varianza residual: es el resto del porcentaje de varianza hasta completar el 100%, se considera que
sería el aporte del ambiente no compartido.
𝒉𝟐 + 𝒄𝟐 + 𝒆𝟐 = 𝟏
Es importante notar que el calcular las influencias no comunes de manera residual supone que en la varianza
explicada por el ambiente no compartido se están incluyendo también los errores de medida
aleatorios, por lo que se podrían estar dando sobreestimaciones de este factor ambiental.
Los métodos para estimar la contribución genética y ambiental parten de una serie de supuestos:

➝ El ambiente compartido produce que las personas se parezcan.


➝ El ambiente no compartido hace que las personas se diferencien.

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➝ La influencia de los genes en el fenotipo ocurre de una manera aditiva, es decir, se asume que existe
una relación lineal directa entre la cantidad de genes comunes y la similitud de las características de
personalidad (cuantos más genes comunes, más semejanza).
➝ Estos estudios no contemplan las posibles interacciones entre genes y ambiente.
El coeficiente de heredabilidad no es fijo ni exacto sino que cambia en función de la muestra analizada. Este
cambio es más notorio si las muestras proceden de diferentes culturas o niveles socioeconómicos (otra
muestra de la importancia de la interacción genes/ambiente), por lo que la heredabilidad no se puede
generalizar de una población específica, con un ambiente concreto, a otra población diferente.
Los coeficientes obtenidos a partir de los estudios de
familia y de adopción se encuentran en torno a 0.3,
mientras que los obtenidos con gemelos están en torno al
0.5. Esta discrepancia podría ser debida a la existencia de
efectos genéticos no aditivos, que no se tienen en cuenta
en este tipo de estudios, que parten del supuesto de que
hay una relación lineal entre el número de genes
compartidos y el fenotipo. Sin embargo, debido al
fenómeno de la dominancia genética esto puede no ser
cierto y la contribución genética de los DC no tendría por
qué ser la mitad de la de los MC, sino que podría ser menor.
En la Tabla 3.3 se pueden ver las estimaciones de las
proporciones de varianza debida a los factores genéticos,
ambientales comunes y no comunes, calculadas a partir de
un diseño con gemelos. Las conclusiones son similares a
las recogidas en diferentes revisiones en relación a las
cinco dimensiones básicas de personalidad, que concluyen:
Los factores genéticos contribuyen en un 50% a la
varianza de las puntuaciones en las cinco dimensiones
básicas de personalidad.
El efecto del ambiente compartido es nulo o muy bajo.
Los ambientes no compartidos contribuyen en un 50%
a la varianza de las puntuaciones de las cinco dimensiones personalidad (posible sobreestimación por
contener la varianza residual).
La edad de los participantes es una variable a tener en cuenta: las puntuaciones de los gemelos MC van
declinando con la edad, sugiriendo que las influencias ambientales incrementan su importancia según va
avanzando la vida.

2.5. Limitaciones de los estudios de genética conductual


Efectos genéticos aditivos
Las características de personalidad están influidas por múltiples genes, cada uno de ellos con una pequeña
aportación, por lo que una configuración particular de genes es necesaria para que se produzcan ciertos
fenotipos (y es improbable que se compartan entre hermanos de forma exacta).
Además, debido al fenómeno de la dominancia genética, aunque los gemelos DC o los hermanos compartan
el 50% de su genotipo, esto no implica que compartan el 50% de su expresión fenotípica.
Por tanto, se pueden heredar los genes pero no la característica expresada y los efectos genéticos no
serían aditivos, es decir, no habría una relación lineal directa entre el número de genes compartido y el
número de características comunes. De hecho, existen evidencias que apuntan que en los rasgos de
personalidad tienen mucho peso los efectos genéticos no aditivos .

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Efectos del ambiente compartido


Los estudios realizados concluyen que el efecto del ambiente compartido es nulo o muy bajo. Esto es debido
al supuesto de que los ambientes compartidos contribuyen a la semejanza entre las personas, sin embargo,
esto es cuestionable, puesto que las mismas experiencias se pueden interpretar de forma muy diferente por
distintas personas. Así, el ambiente común contribuiría más a la diferencia entre los hermanos que a su
parecido.

En suma, a pesar del hecho evidente de que el mismo suceso puede afectar de forma muy diferente a
dos personas, cualquier factor familiar que sirva para hacer diferente a los hermanos es asignado en
este tipo de estudios a los ambientes no comunes .

Existen también cuestiones de procedimiento o metodológicas que pueden contribuir a que se infravaloren
las influencias de los ambientes compartidos. Los estudios realizados utilizan autoinformes o informes de los
padres, por lo que las puntuaciones pueden estar influidas por el efecto de contraste (común en estudios
entre hermanos, donde se responde a un ítem según cómo es el sujeto en comparación con su hermano). Este
efecto disminuye la similitud percibida entre hermanos, por lo que la influencia de los ambientes compartidos
se podría estar infraestimando.
 Efecto de contraste: ocurre cuando la persona que contesta a un cuestionario se compara (o compara al
sujeto que está evaluando) con otro individuo.
La única manera de evitar los efectos de contraste es que sean dos personas distintas las que evalúen a los
gemelos, y que además la persona que evalúa a uno no conozca al otro, para que la respuesta dada esté libre
de comparaciones. Cuando el estudio observacional se realiza así, el efecto del ambiente compartido no es
nulo, sino que se encuentra en torno a 0.2 en promedio para las cinco dimensiones de personalidad.

Medida del ambiente


Los estudios de genética conductual parten de la correlación de dos series de puntuaciones, en la mayoría de
los casos de cuestionarios que miden características de personalidad, con la finalidad de separar los efectos
genéticos de los ambientales. Sin embargo, casi en todos los estudios la estimación de la contribución del
ambiente se hace sin utilizar medidas directas.
Para que el ambiente pueda ser valorado objetivamente, sería necesario:
 La identificación del ambiente familiar (estatus socioeconómico, nivel de educación, etc.).
 El estudio de los microambientes dentro de la familia.
En estudios que han incorporado medidas del ambiente específicas, se ha podido detectar su importancia.

Metodología empleada
Los métodos utilizados para calcular la contribución genética y ambiental maximizan los efectos de la
herencia y los factores ambientales no comunes:
▿ La contribución genética se puede estar sobrestimando debido a que no se están teniendo en cuenta las
interacciones y/o correlaciones entre genes y ambiente.
▿ La forma cómo se calcula su influencia, mediante una correlación, puede también estar contribuyendo a
esta sobreestimación. La correlación es un índice que no es sensible a los cambios medios que se
producen, y sin embargo, si se tienen en cuenta estos cambios medios se demuestran claramente los
efectos del ambiente.
Por ejemplo, se sabe que los padres más coercitivos provocan en sus hijos más agresividad. Si se entrena a los
padres para que utilicen menos el castigo en la educación de sus hijos, éstos se vuelven mucho menos
agresivos. En este caso, a pesar de que la correlación se mantenga, sí que habría habido cambios sustanciales
tanto en el trato de los padres, como en la respuesta de los hijos a ese trato.

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2.6. Interacciones entre genes y ambiente


Se dice que existe una interacción entre genes y ambiente cuando la expresión del genotipo está moderada o
condicionada por los efectos del ambiente.
Las circunstancias pueden cambiar las influencias de los genes en la personalidad. Estas interacciones se
estudian bajo el modelo diátesis-estrés, que entiende que la predisposición genética (diátesis) interactúa
con los sucesos vitales o factores ambientales (estrés) para producir la expresión fenotípica.

Algunas evidencias sobre la interacción entre genes y ambiente


Los estudios propios de interacción son complicados, requieren muestras muy grandes que tengan capacidad
para detectar dichas interacciones, y por eso sólo desde hace poco tiempo y con nuevos métodos que utilizan
información de gemelos que varían en la exposición a ambientes específicos, se ha podido probar
directamente la expresión diferencial de los genes en distintos ambientes.
 La vulnerabilidad genética de los niños puede o no manifestarse dependiendo de la cualidad del trato
recibido por los padres, es decir, existe una "predisposición" y las circunstancias pueden desencadenar el
problema (esquizofrenia, criminalidad, etc.).
 La salud mantiene una relación directa con el nivel de ingresos: los bajos ingresos (peor salud) se
asociarían a ambientes físicos y sociales más estresantes. La relación también podría estar mediada por la
percepción de control que los individuos tienen de las diferentes facetas de su vida (individuos con un
bajo nivel de ingresos pero con una alta percepción de control, y por lo tanto, con la expectativa y
creencia de que pueden manejar su ambiente, muestran niveles de salud comparables con aquellos que
tienen altos niveles de ingresos).
 La contribución genética a la satisfacción vital, entendiéndola como la valoración del nivel de satisfacción
con la vida en general, decrece a medida que se incrementa el nivel de ingresos.
 La contribución genética en el estilo
atribucional negativo, definido como
la tendencia a explicar las situaciones
negativas mediante causas que son
personales, estables en el tiempo y que afectan a diferentes áreas, cambia en función del nivel de estrés.
En una serie de estudios de interacción se empleó una metodología diferente: lo que éstos juzgaban no era el
nivel de extraversión, neuroticismo, afabilidad, etc. que mostraban los gemelos participantes, sino que lo que
observaban era si se comportaban extravertidamente, afablemente, responsablemente, etc. al realizar
determinadas tareas. Es decir, estudiaron lo
que se conoce como perfiles situación-
conducta: las conductas presentadas en
diferentes situaciones. Las correlaciones
calculadas a partir de estas observaciones
son más bajas que las encontradas en
estudios en los que no se tuvo en cuenta la
situación.
En los estudios previos, las correlaciones se calcularon a partir de las puntuaciones dadas a cuestionarios que
valoraban las cinco dimensiones básicas de personalidad, por lo que se estimaban las contribuciones
genéticas a los rasgos (dimensiones de personalidad muy globales y generales). En este estudio lo que se está
estimando es la contribución genética a la conducta extravertida, responsable, etc., en situaciones concretas,
es decir, la contribución genética a unidades totalmente específicas, no globales como los rasgos.

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Influencias genéticas y culturales en la personalidad

2.7. Algunos hallazgos de la genética molecular


El Proyecto Genoma Humano posibilita que se puedan crear relaciones concretas entre alelos específicos y
sus conductas asociadas. Mediante trabajos de genética molecular se ha confirmado que en la expresión de
un rasgo están implicados diferentes genes, que explican muy poca cantidad de varianza cada uno. Además,
cada uno de los genes tienen más de una función, es decir, están implicados en diferentes procesos
bioquímicos en el cerebro, por lo que pueden estar asociados con diferentes rasgos.

Marcador Funciones alteradas Rasgos / Expresión fenotípica


Extraversión, búsqueda de excitación. Hiperactividad,
DRD4 Receptor de dopamina
dependencia de drogas, trastorno de pánico, depresión.
Alelo relacionado con la regulación
5-HTTLPR Neuroticismo.
de la actividad serotoninérgica
Sintomatología depresiva en sujetos que han experimentados
5-HTT Transporte de serotonina
sucesos vitales estresantes.
Conducta antisocial en jóvenes sometidos a severos malos tratos
MAO-A Baja actividad
por parte de los padres.

3. Influencias culturales en la personalidad


La cultura es un sistema de significados (creencias, valores, normas, actitudes, conductas, etc.) compartido
por un grupo determinado, que habla una lengua común, en un período histórico específico y en una región
geográfica concreta. Su función es mejorar la adaptación a las características ecológicas del entorno pero
también incluye conocimiento que la gente necesita para funcionar de manera efectiva en su ambiente social.
Este sistema de significados se aprende mediante procesos de socialización.
No existe una única correspondencia entre personalidad y cultura, sino sólo vínculos probabilísticos, de tal
manera que la cultura incrementa la probabilidad de ciertos comportamientos consistentes con lo observable
entre segmentos significativos de la sociedad. La persona se adapta al marco cultural, desarrollando su propio
y único conjunto de tendencias de respuesta, orientaciones cognitivas, metas y valores (se estima que un 60%
de individuos de una cultura se comporta según los valores de ésta).
Una de las dimensiones de la cultura más estudiadas es la de individualismo-colectivismo, que se refiere al
grado en que la persona está integrada en el grupo .

Colectivismo Individualismo
Las personas: Las personas:
▿ Enfatizan la conexión con su grupo, ▿ Enfatizan el carácter único e independiente del
considerándose interdependientes del mismo. individuo.
▿ Se describen a sí mismas más como miembros ▿ Se describen a sí mismas mediante atributos
del grupo que como individuos. personales.
▿ Creen que la conducta social está más ▿ Creen que la conducta social está más determinada
determinada por los elementos externos por estos atributos personales que por las
(normas del grupo) que por los internos (rasgos características externas.
de personalidad). ▿ Dan prioridad a sus metas personales sobre las del
▿ Enfatizan las metas colectivas. grupo.

3.1. Modelos teóricos en el estudio de la personalidad y la cultura


Existen dos perspectivas en el estudio de la personalidad y la cultura, la psicología cultural y la transcultural .
 La psicología cultural enfatiza:

 La constitución mutua de cultura y personalidad: la personalidad no se puede separar del contexto


social y cultural en el que se desarrolla y se expresa, y se considera que se construye socialmente a
través de las interacciones entre el individuo y su ambiente cultural.

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Influencias genéticas y culturales en la personalidad

 El estudio de los aspectos específicos o indígenas de cada cultura, denominados émicos, por lo que
se hacen descripciones de los fenómenos psicológicos muy contextuales.
 El estudio de los procesos, como expectativas, atribuciones, creencias, motivos, etc. (vs. las diferencias
individuales).
 El empleo de metodología experimental.
 La psicología transcultural:

 Considera que cultura y personalidad son entidades distintas, entendiendo que la cultura influye en la
personalidad (cultura sería VI y personalidad VD).
 Se centra en los aspectos universales de todas las culturas, denominados éticos, y sus estudios se
focalizan en la comparación de diferentes culturas con el fin de encontrar estos universales culturales.
 Pone énfasis en el estudio de las diferencias individuales (vs. los procesos), en especial los rasgos.
 Metodológicamente se centra en el empleo de cuestionarios estandarizados tradicionales.

3.2. Personalidad y cultura


El Self
El self, constituido por un conjunto de esquemas autoreferentes, hace referencia a cómo la persona se ve a sí
misma y cómo se evalúa. El self influye e incluso determina la experiencia individual, es decir, cómo se percibe
el mundo, o cómo se piensa, siente y actúa.

El self se va constituyendo a través de la interacción del individuo con el ambiente cultural y es


mediante esta interacción que la persona capta los significados del ambiente.

El autoconcepto que emerge en las culturas individualistas (self independiente) difiere del que surge en las
sociedades colectivistas (self interdependiente).
Las personas en las culturas individualistas se perciben como independientes, autónomas y completas,
como agentes separados que actúan para conseguir sus propias metas (como ser únicos y autosuficientes). En
este sentido, es el propio self el que actúa como fuente de acción y motivación. Se describen con una serie de
atributos internos (rasgos, preferencias, deseos) inmutables, que determinan y causan la conducta, mientras
que el mundo es cambiante. Este hecho, el creer que el mundo es más mutable que el self, propicia que se
experimente una percepción de control individual peculiar, a la que se denomina “control primario”. Las
relaciones con los demás son importantes por lo que pueden aportar al self, sirven para conseguir metas
individuales y juegan un rol menor en la identidad.
Las personas de las culturas colectivistas se experimentan a sí mismas como interdependientes de los
demás, se sienten en conexión con los miembros del grupo al que pertenecen y se ven como agentes
conjuntos que actúan en sintonía con las metas y deseos de los otros. Algunas de las metas más importantes
son conseguir ser similar a los otros y lograr su respeto. Los otros son una fuente importante de acción y
motivación. Se describen a sí mismas mediante relaciones y roles, y la conducta está determinada más por los
roles y normas sociales que por las características personales. El self es fluido y puede cambiar en función de
los distintos roles que se desempeñan y las diferentes expectativas y demandas situacionales. Los roles y el
mundo social se ven como duraderos y permanentes. Cuando el mundo es más fijo que el self, la gente
demuestra control mediante el “control secundario”, o ajuste a las demandas situacionales. Ven a los
miembros de su intragrupo como una extensión de su self, y mantienen la distancia los exogrupos.

INDIVIDUALISTA COLECTIVISTA

Independientes, autónomos y
Interdependientes, agentes conjuntos
completos, agentes conjuntos que
Se perciben como que actúan en sintonía con las metas
actúan para conseguir sus propias
y deseos de los otros
metas

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Ser similar a los otros, lograr su


Metas Ser únicos, autosuficientes…
respeto…
Fuentes de acción y motivación El propio self Los otros
Descripción del self Atributos estables (rasgos) Roles y relaciones
Self fluido y adaptable/los roles y el
Relación self/mundo Self estable/mundo cambiante
mundo inmutables
Control primario: percepción de Control secundario: ajuste a las
Control
control individual particular demandas situacionales
Función instrumental, no son un fin en Los otros forman parte (son una
Relaciones con otros
sí mismas extensión) del self

Motivación
Una de las diferencias características entre culturas es que las personas individualistas se orientan más a
conseguir el éxito (motivación de aproximación), mientras que las colectivistas buscan sobre todo la
evitación del fracaso (motivación de evitación). Esto supone que en los individualistas la motivación se
incremente después del éxito, mientras que en las colectivistas lo haga después del fracaso .
Se ha encontrado que las personas individualistas puntúan más alto en las escalas de autoestima que las
colectivistas. Para conseguir mantener o aumentar la autoestima estas personas presentan lo que se conoce
como motivo de auto-ensalzamiento o tendencia a verse lo más positivamente posible, aunque para ello
tengan que sesgar o distorsionar la realidad. Esta motivación también les va a llevar a intentar trabajar duro o
persistir en tareas en que tengan éxito, y que aumenten la probabilidad de aumentar la positividad del self.
En las sociedades colectivas, el mandado cultural más importante para las personas es lograr el respeto y
deferencia de los otros, lo que sólo se puede conseguir cuando los demás juzgan que uno se comporta
adecuadamente, lo que a su vez se logra cuando el individuo es capaz de vivir con las expectativas de los
otros. Estas personas atienden selectivamente a los atributos negativos (autocrítica) y son especialmente
responsivos a los eventos que señalan negatividad y necesidad de mejora. Esta motivación de automejora,
por tanto, les lleva a trabajar duro y persistir en tareas en las que han fracasado y en las que quieren mejorar.
El auto-ensalzamiento característico de los individualistas se logra de diferentes maneras:
 Estilo atributivo defensivo: explican sus éxitos por causas internas, y sus fracasos por causas externas.
 Comparación y definición positiva: cuando se comparan con los demás indican que son mejores, y a
la hora de definirse emplean muchos más atributos positivos que negativos.
Se ha encontrado que los colectivistas no presentan auto-ensalzamiento, pero sí muestran los sesgos típicos
de favorabilidad cuando valoran a su familia. Aunque se había creído que la focalización en los aspectos
positivos de uno mismo era la única manera de motivar al self, la psicología cultural ha puesto de manifiesto
que la autocrítica también se asocia con el buen rendimiento (p. e. a los japoneses la autocrítica no les hace
sentirse mal).
Estudios sobre diferentes aspectos motivacionales han encontrado que en las culturas individualistas las
personas están muy motivadas para influir en el ambiente y cambiarlo, mientras que las personas de las
culturas colectivistas están más motivadas por el ajuste a las circunstancias que les rodean. Cuando la gente
actúa para influir en el ambiente, experimenta eficacia, creencia en la propia capacidad y sentimiento de
competencia, mientras que cuando las personas se ajustan a su ambiente y a los otros, reciben respuestas
interpersonales positivas y apoyo socioemocional y experimentan un sentimiento de conexión con los demás.
La motivación de control tampoco parece expresarse por igual:
o La percepción de control sobre los eventos es mucho mayor en los individualistas.
o Los colectivistas perciben tener más control sobre sus propias características personales internas.

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Emociones y bienestar
Existen marcadas diferencias entre las sociedades en las emociones predominantes, la frecuencia con que se
expresan y la regulación y valoración de las mismas. Un concepto clave para entender las emociones desde un
marco cultural es diferenciarlas de acuerdo a una dimensión interpersonal:

 Emociones implicativas: tienen como referente a los demás.


 Emociones no implicativas: ego-focalizadas, tienen como referente al yo.
Esta diferencia se puede hacer tanto entre las emociones positivas como entre las negativas:
1. En cuanto a los sentimientos positivos:

 Emociones positivas no implicativas, como orgullo, autoconfianza o sentimiento de superioridad ,


suelen ser el resultado de la satisfacción o confirmación de los atributos internos como metas, deseos
o derechos. Experimentar y expresar estas emociones afirma la identidad del self como una entidad
independiente.
 Emociones positivas implicativas, como la simpatía o los sentimientos de respeto o amistad, resultan
del hecho de estar conectados con los demás en las relaciones. Cuando estos sentimientos se
experimentan y se expresan la armonía y unidad se fortalecen y se percibe el self como implicado en
estas relaciones.
2. Las emociones negativas también se pueden localizar de acuerdo con una dimensión interpersonal.
 Emociones negativas no implicativas, como ira o frustración, normalmente derivan del bloqueo de
metas, deseos o derechos, o de interferencias en creencias. Este tipo de emociones motivan para
eliminar la amenaza y restaurar el sentido de independencia.
 Emociones negativas implicativas, como la culpa o la vergüenza, resultan de algún tipo de fracaso
producido en las relaciones con los demás, y motivan al individuo para cambiar su comportamiento y
restaurar la armonía y unidad que se dan en las relaciones.
De acuerdo con esta distinción, se ha encontrado que los japoneses experimentan y expresan más emociones
implicativas que no implicativas (tanto positivas como negativas), mientras que los americanos presentan el
patrón contrario.
También se ha encontrado que, en general, los japoneses informan de menos emociones, menos intensas y de
más corta duración que los americanos. Se cree que esto se debe a los distintos focos atencionales de unos y
otros: los japoneses están más atentos a la información extra-individual, dedican gran parte de sus recursos
atencionales a los demás y al ambiente, y atienden menos a sus emociones; los norteamericanos desarrollan
una sensibilidad especial para detectar cualquier cambio interno. Así, puesto que los japoneses experimentan
menos emociones, éstas juegan un rol menos importante en la vida diaria y no son importantes predictores
del bienestar, mientras que para los americanos son uno de los factores que más influyen en el mismo.
También hay diferencias en la regulación emocional. La libre expresión de emociones negativas puede
interferir en las relaciones, por lo que en las culturas colectivistas, altamente motivadas por mantener las
relaciones armónicas con los demás, se tiende a controlar la expresión emocional. Para aquellos con un self
interdependiente puede ser muy importante no experimentar intensamente las emociones negativas como la
ira, ya que serían amenazantes para el self, y por ello, muchas culturas han desarrollado estrategias para evitar
la expresión de emociones negativas.
La expresión de emociones positivas también está regulada de forma distinta en las diferentes culturas: sentir
orgullo por los propios logros se considera arrogancia y se procura su evitación en las culturas orientales,
pero sí está bien considerado sentir orgullo por acciones dignas de elogio de los otros miembros del grupo.

En definitiva, en las culturas colectivistas las emociones emergen como fenómenos relacionales y
reflejan el estado de estas relaciones, mientras que en las culturas individualistas se refieren mucho
menos al ambiente social y más a los aspectos subjetivos e intrapersonales.

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La felicidad o bienestar subjetivo también se pueden considerar como un fenómeno social (colectivismo) o
personal (individualismo). Los predictores de la felicidad difieren en cada cultura:
o En las sociedades individualistas son la autoestima, las emociones positivas, el logro de metas
personales y la percepción de control personal.
o En las sociedades colectivistas son la armonía social, la adaptación a las normas sociales, el logro de
metas interpersonales, la percepción de conexión social y el apoyo emocional de los demás.
Los datos sugieren que en las culturas individualistas la felicidad se asocia al predominio de emociones
positivas sobre las negativas, de hecho las emociones positivas y negativas se experimentan como opuestas y
de hecho correlacionan muy poco y negativamente. Sin embargo, en las culturas colectivistas la felicidad se
relacionaría más con el balance entre emociones positivas y negativas, puesto que las experimentan
simultáneamente y correlacionan alta y positivamente.

Cognición
Se han estudiado varios procesos de tipo cognitivo:
 Atribución
 Error fundamental de atribución: consiste en sobreestimar las causas internas e infravalorar las
situacionales en la explicación de la conducta.
Este sesgo se ha demostrado ampliamente en muestras de sujetos europeos, americanos o canadienses. Sin
embargo, al emplear otras muestras se ha podido comprobar que no se trata de un sesgo universal, y que es
mucho más débil en las culturas colectivistas. Choi y cols. concluyeron que los individuos colectivistas utilizan
en mayor medida que los individualistas causas de tipo situacional para explicar la conducta.
 Atención
En los trabajos realizados sobre la atención también se han encontrado diferencias:

⇒ La atención en los colectivistas es más holística: los orientales atienden más al ambiente y prestan
atención a un rango más amplio de eventos simultáneamente, por lo que atienden tanto al objeto
como al campo.

⇒ La atención en los individualistas está más focalizada: los occidentales se centran más en el objeto y
tienden a prestar menos atención al ambiente.
 Tolerancia a las contradicciones
Existe bastante evidencia que indica que los orientales no se enfrentan de la misma manera a las
contradicciones que los occidentales.
 Los orientales muestran una mayor preferencia por soluciones de compromiso y argumentos más
holísticos. Al encontrarse con una contradicción o conflicto entre partes, los chinos intentan encontrar
un "punto medio" entre ambas, viéndolas igual de plausibles y encontrando méritos en las dos.
 Los americanos, en cambio, tienden a evitar las contradicciones eligiendo una de las dos partes y
cuando se les presentan argumentos contradictorios, los intentan eliminar seleccionado la
información que les interesa, lo que les lleva a ignorar información útil que "no les conviene".
Los chinos aceptan la contradicción como una parte de la vida y cuando se enfrentan con argumentos
contradictorios aceptan ambos y no hacen esfuerzos para resolver la inconsistencia.
 Pensamiento
El rechazo o aceptación de las contradicciones es para algunos autores uno de los hechos que ponen de
manifiesto dos formas diferentes de pensamiento en las distintas culturas.

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 En el individualismo predomina el pensamiento analítico. El pensamiento analítico implica la


separación del objeto del contexto, una tendencia a focalizarse en los atributos del objeto, lo que
propicia que se le asigne a diferentes categorías, y una preferencia por usar reglas sobre las categorías
para explicar y predecir el comportamiento del objeto.
 En el colectivismo predomina el pensamiento holístico. El pensamiento holístico implica una
orientación al contexto o campo como un todo, incluyendo las relaciones entre el objeto focal y el
campo y la preferencia por explicar y predecir los eventos de acuerdo a sus relaciones. Es un
conocimiento basado en la experiencia más que en la lógica abstracta y es además dialéctico, es decir,
con énfasis en el cambio, la necesidad de múltiples perspectivas y búsqueda de un punto medio entre
proposiciones opuestas.
También se ha encontrado que los occidentales se basan en la lógica, pero los orientales, aun dominando la
lógica, se fundamentan más en la experiencia. Y, si bien no hay diferencias culturales en la capacidad de
razonamiento, los coreanos presentan una especie de "sesgo de creencia", que consiste en juzgar los
silogismos válidos como no válidos si tenían conclusiones no probables.

Rasgos
Cuando las comparaciones entre culturas se han realizado empleando traducciones del cuestionario NEO-PI-R
(desarrollado con muestras procedentes de EEUU), se han obtenido idénticas estructuras factoriales, de cinco
factores, en los distintos países. Sin embargo, se debe tener en cuenta que lo que realmente están probando
estos estudios es que los ítems recogidos en el cuestionario se agrupan formando cinco factores, pero lo que
no pueden aclarar es si existen otras características, no evaluadas por el cuestionario, que también pueden ser
importantes en otras culturas, y si éstas se englobarían o no en estos cinco factores.
A partir de los estudios que replican el procedimiento original (es decir, acuden al diccionario para recoger
todos los términos relativos a la personalidad en una lengua determinada), se ha encontrado que en países
colectivistas como China emergen dimensiones específicas (p. e. "fiabilidad" o "fuerza social"), mientras que
no se obtienen algunos de los cinco factores (como "apertura a la experiencia"). Por tanto, estas dimensiones
indígenas son mucho mejores predictores de la personalidad en estas culturas que los cinco grandes.
La conducta se predice mejor cuando se realiza desde dimensiones específicas o émicas.

Además, se ha comprobado que en las culturas no occidentales, los roles y normas sociales son más
predictivos del comportamiento que los atributos internos . La utilización de atributos internos por los
orientales está mucho más contextualizada, viendo estos atributos como específicos de la situación.
Por último, dado que la conducta de los individuos colectivistas depende más de los roles que desempeñan,
es mucho menos consistente a través de las situaciones, que la de las personas individualistas.
 En las culturas occidentales, el sentido de consistencia o coherencia deriva de la identificación de
características internas que se asume son estables y duraderas.
 En oriente, la coherencia y predictibilidad proviene de los roles, relaciones y obligaciones que son las
que se perciben como estables y duraderas.

3.3. Consideraciones finales


Los estudios se han centrado en cómo en las diferentes culturas los individuos desarrollan diferentes patrones
de comportamiento, pero se ha prestado muy poca atención a los procesos mediante los que la persona
puede influir en la cultura.
Por otro lado, aunque la psicología cultural defiende que la personalidad se construye socialmente, a través
de las continuas interacciones del individuo con el ambiente, sus estudios se centran en los efectos de esas
interacciones, pero no en la interacción en sí misma; los procesos concretos mediante los que la persona
interacciona con las demandas sociales no se han estudiado desde una perspectiva cultural.

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Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad

1. Introducción
La presencia de estabilidad o cambio en la personalidad a lo largo de la vida va a influir de manera
importante en el mantenimiento y consolidación de la propia identidad personal y en la convicción de que
uno sigue siendo la misma persona, pese a las diversas circunstancias por las que uno pueda atravesar en su
trayectoria vital. La creencia de que la personalidad cambia poco a lo largo de la vida se apoya en:

 La confianza en que la personalidad es estable es lo que permite predecir la conducta propia y ajena:
o Nos permite establecer compromisos de desarrollo personal.
o Nos permite imaginar cómo serán y responderán los otros, algo esencial ya que nuestra vida
depende en gran parte de la interacción con los demás.
 Posibilita anticipar y planificar el futuro.
 Es la base del sentido de la propia identidad y el hilo conductor, el factor unificador que da sentido y
coherencia a nuestras vidas.
Uno va formando la imagen que tiene de sí mismo en la medida en que identifica como propios y definitorios,
como auténticas señas de identidad personal, un núcleo de características que percibe que se mantienen
relativamente estables a lo largo de la vida. Este proceso de identificación guía también la formación de la
imagen que uno se hace de los demás y, recíprocamente, la identificación que los demás hacen de nosotros.
El que el estilo de conducta del adulto pueda predecirse a partir de sus características y estilos de
afrontamiento en etapas evolutivas anteriores, evidencia la existencia de un hilo conductor que, siendo
esencialmente el mismo, puede plasmarse en manifestaciones fenoménicamente tal vez diferenciadas, pero
con un mismo significado y valor funcional

Se puede concluir que la personalidad es permeable a las circunstancias que acompañan nuestro
desarrollo y cambia a lo largo de la vida, aunque tales cambios suelen ser pequeños y graduales, por
lo que se mantiene la sensación de que la personalidad es más estable de lo que realmente es.

2. ¿Es estable la personalidad?


2.1. Estrategias de investigación
En la investigación se han considerado esencialmente dos criterios:
1. Si se producen cambios con la edad de las diferencias individuales en personalidad, es decir, si el
nivel relativo que cada uno tiene en las diversas variables de personalidad, cambia o permanece estable a
lo largo de la vida (p. e. si un individuo se sitúa por encima de la media en Extraversión a los 15 años y a
los 40 sigue puntuando por encima de la media del grupo poblacional de referencia, la extraversión sería
una dimensión estable de personalidad). El procedimiento de análisis ha consistido en calcular la
correlación entre las mediciones de personalidad efectuadas sobre la misma población en distintos
momentos temporales. Hablaríamos de estabilidad si el coeficiente de correlación test-retest es elevado.
2. Si se dan cambios en los niveles medios poblacionales en las variables de personalidad asociados a
la edad: lo que interesa es ver que si se producen cambios en términos absolutos en las variables de
personalidad paralelos a la edad (p. e. ¿se es más o menos extravertido en la adolescencia que en la edad
adulta?). Se han empleado dos estrategias de análisis:
 Correlación variable/edad (a  coeficiente,  estabilidad). Se correlacionan las puntuaciones en las
variables de personalidad con la edad de los sujetos: cuanto más pequeño sea el coeficiente de
correlación personalidad-edad, mayor diríamos que es la estabilidad de la personalidad.
 Diferencia de medias. Se calcula si difieren significativamente las puntuaciones medias en las
dimensiones de personalidad de grupos de sujetos de diversa en edad (o de los mismos sujetos): la
personalidad se mantiene estable si no existen diferencias (o son insignificantes) en los niveles
medios de las variables que estamos evaluando en los sujetos de distintas edades.

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Estabilidad de la personalidad

Se han empleado dos tipos de estrategias o diseños de investigación:

⇒ Estudios transversales: se toman las mediciones de personalidad en un solo momento sobre individuos
que difieren en edad. Resultan relativamente cómodos de realizar, los datos se obtienen rápidamente y
se puede disponer de resultados en un período corto de tiempo. Presentan un punto débil importante:
se pueden estar confundiendo los efectos “madurativos” (debidos al avance de la edad) con los
“generacionales” (asociados a que distintos subgrupos de edad pueden diferir en otros factores). Los
resultados no permiten descartar que otros factores que también hayan podido cambiar con los años.
⇒ Estudios longitudinales: las mediciones de personalidad se repiten en dos o más momentos a lo largo
del ciclo evolutivo de un mismo grupo de sujetos. En estos estudios no se daría el “efecto generacional”,
puesto que todos los sujetos van avanzando en edad al mismo tiempo, y por tanto atravesando similares
circunstancias (históricas/culturales). Así nos aseguramos de que los más significativos factores
contextuales afectan de la misma manera a todos los sujetos de la muestra y habría mayor apoyo para
afirmar que los cambios se deben al proceso de maduración, aunque esta certeza no sería absoluta
porque se pueden dar diferencias en el modo en que los factores afectan el proceso de maduración.
Problemas del diseño: es más costoso en tiempo y recursos, y la posibilidad de control sobre la muestra
es mucho menor (pérdida de sujetos).

2.2. Evidencia empírica


Estabilidad de las diferencias individuales
¿El nivel que cada persona alcanza en las variables de personalidad, en relación a su grupo de referencia, se
mantiene o cambia a lo largo de la vida? ¿Se produce o no cambio relativo en los distintos indicadores de la
personalidad?
El diseño longitudinal llevado a cabo por Costa y McCrae evaluó en una muestra de adultos de 25 a 84
años, las dimensiones de Neuroticismo, Extraversión y Apertura Mental, con un intervalo de 6 años entre la 1ª
y la 2ª medición, tomando datos de autoinformes y heteroinformes. Además, y con un intervalo entre
evaluaciones de 3 años, se tomaron datos de autoinforme sobre las dimensiones de Afabilidad y Tesón.
Las dimensiones de personalidad evaluadas muestran
una significativa estabilidad, tanto cuando se
consideran los datos aportados por los propios sujetos,
como los ofrecidos por los/las esposos/as. Cuando
estos coeficientes se corrigieron para atenuar la
potencial falta de fiabilidad de las medidas, todos ellos
eran superiores a 0.90, indicando que la personalidad
presentaba una extraordinaria estabilidad temporal.
Estos resultados no descartan que se hayan
producido cambios asociados a la edad, pero
indicarían que tales cambios se han debido producir en
toda la población, de forma que la posición relativa
de cada individuo en las variables en estudio
permanece estable.

Contraste entre cambio subjetivo y estabilidad objetiva


Las impresiones subjetivas de cambio en la personalidad con el paso de los años son inconsistentes con los
datos objetivos que vienen a demostrar que no hay grandes cambios en personalidad asociados a la edad. En
los resultados ofrecidos por Costa y McCrae se observa:

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o La mayoría de los sujetos percibían gran estabilidad en su personalidad


(51% consideraban que no habían cambiado nada y el 35% que habían
cambiado poco). Esto es consistente con los datos objetivos
procedentes de autoinformes y heteroinformes.
o El 14% creía que habían cambiado mucho, percepción que no recibe
apoyo de los datos objetivos.
Las personas maduran con la edad, pero la maduración no significa
necesariamente que se produzcan cambios cualitativos en la estructura de
su personalidad, sino en que hacen un uso distinto, probablemente más
ajustado a la realidad, de sus recursos y potencialidades adaptativas. Desde
esta perspectiva, la sensación de que nuestra personalidad cambia con el
paso de los años está en gran medida condicionada por el hecho de que
nos enfrentamos a situaciones y roles distintos.

Cambio en los niveles medios de las variables de personalidad


Como hemos visto, la evidencia comentada indica que la personalidad es bastante estable, al menos cuando
se toma como indicador el nivel que cada individuo mantiene en relación a la población que le sirve de
referencia. Sin embargo, no permite descartar que se hayan producido cambios en términos absolutos en las
características de personalidad en función de la edad.

→ Es importante distinguir entre estabilidad absoluta y relativa:

 Estabilidad absoluta de la personalidad: grado en que la puntuación absoluta que el individuo


presenta en la variable de personalidad evaluada cambia o permanece estable a lo largo de la vida.
 Estabilidad relativa de la personalidad: grado en que el nivel que cada persona presenta en una
variable de personalidad, en comparación con su grupo de referencia, cambia o permanece estable a
lo largo del periodo de tiempo sometido a evaluación o, en general, a lo largo del ciclo vital. Se habla
en este caso de cambio o estabilidad de las diferencias individuales.
Por ejemplo, el sujeto que estaba por encima de la media poblacional en Neuroticismo cuando tenía 25 años,
sigue estando por encima cuando tiene 40, aunque en este intervalo de tiempo su puntuación absoluta haya
podido cambiar, pero no en relación con la media poblacional.

Por tanto, para estudiar la presencia de estabilidad o cambio en los niveles absolutos de las variables de
personalidad con el paso de los años, se han empleado dos estrategias:
 La primera, asociada a los estudios transversales, puede hacerse de dos formas:

 Calculando el coeficiente de correlación entre edad/variable de personalidad.

 Contrastando los niveles medios en las variables de personalidad que presentan sujetos de
distintos rangos de edad.
 La segunda, asociada a estudios longitudinales, consiste en
calcular la diferencia entre las puntuaciones en personalidad que
obtienen los sujetos en los distintos momentos de evaluación
que se lleven a cabo a lo largo del período de seguimiento.
Un ejemplo de la primera estrategia (estudios transversales: ¿existe
correlación entre personalidad y edad?), el estudio de Costa y
McCrae obtiene coeficientes significativos pero de una magnitud
absoluta pequeña: Extraversión (–0,12), Neuroticismo (–0,12), Apertura
Mental (–0,12), Afabilidad (0,17), Tesón (0,09).

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Estabilidad de la personalidad

La tendencia sugiere que los pequeños


cambios producidos se orientan en:
 Una disminución con la edad de los
valores medios en Extraversión,
Neuroticismo y Apertura Mental.
 Un incremento leve en las
dimensiones de Afabilidad y Tesón.
Esta evolución parece lineal, salvo en el caso
del Neuroticismo, donde los datos
mostraban una cierta asociación curvilínea
(descendía hasta los 75 años, para iniciar un
ascenso a partir de esa edad).
Siguiendo la otra estrategia (estudios longitudinales: ¿se observan diferencias en puntuaciones medias en
las variables de personalidad?), destaca el estudio realizado por Helson y Kwan. Las principales conclusiones
de este balance de investigación longitudinal indican que efectivamente se producen cambios en las diversas
facetas de personalidad: las personas mayores tienden a presentar mayores niveles de autocontrol,
responsabilidad y cooperación (aspectos asociados a la disminución en Neuroticismo e incremento en las
dimensiones de Tesón y Afabilidad), mientras al mismo tiempo presentan una menor flexibilidad, habilidad e
interés para la interacción social (paralelo al descenso en Apertura Mental y Extraversión).
El meta-análisis realizado por Robert, Walton y Viechtbauer a 92 estudios y amplias muestras de sujetos
arroja un perfil evolutivo similar, concluyendo lo siguiente:
 La Afabilidad y Tesón muestran un perfil de crecimiento continuo en las etapas del ciclo vital.
 La Estabilidad Emocional muestra un incremento significativo hasta la edad adulta (40 años) para seguir
mostrando pequeños incrementos de escasa significación y un ligero descenso a partir de los 70 años
(perfil consistente con la evolución que mostraba esta misma dimensión en investigaciones previas en
las que se evaluó en términos de Neuroticismo).
 La Apertura Mental muestra un perfil curvilíneo con un crecimiento hasta la edad adulta, estabilizándose
con pequeños cambios hasta la década de los 60, donde inicia un descenso significativo.
 En cuanto a la Extraversión, se analizaron dos facetas distintas debido a que el perfil evolutivo de las
dimensiones consideradas de forma global pueden no reflejar el comportamiento de los aspectos
específicos integrados:
 La Vitalidad Social, que abarca sociabilidad y afecto positivo, disminuye con la edad.
 La Dominancia Social, que incluye asertividad, independencia y autoconfianza (especialmente en
contextos sociales), incrementa con la edad.
Los datos de este estudio apuntan a que las primeras etapas de la edad adulta como el período en el que se
producen mayores cambios en personalidad y de signo positivo en la gran mayoría de las dimensiones,
cuestionándose así en cierta medida la idea frecuentemente sostenida (defensores de la hipótesis de la
estabilización del desarrollo de la personalidad en torno a los 30 años) de que sería la adolescencia la etapa
vital en la que se concentrarían los mayores cambios.
En suma, se puede concluir:

⇒ Existe una notable estabilidad en las diferencias individuales en personalidad, es decir, la estabilidad
relativa se mantiene a lo largo del ciclo evolutivo.

⇒ El peso absoluto medio de las distintas variables de personalidad cambia con la edad, es decir, la
estabilidad absoluta varía a lo largo del ciclo evolutivo.

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3. ¿Cuándo está consolidada la personalidad?


Han existido cuatro hipótesis a la hora de establecer un momento en el curso vital de las personas en el que
se supone que la personalidad estaría consolidada y se habría alcanzado el nivel de máxima consistencia (la 3ª
y 4ª son relevantes para la investigación).
1. Según la hipótesis psicoanalítica la personalidad está estructurada en la infancia, alrededor de los 5 años.
2. Una segunda hipótesis parte del supuesto de que la personalidad está consolidada en la edad adulta y que
ésta se alcanza en torno a los 20 años (su autor, Bloom, la revisó, aceptando cambios posteriores a esa edad).
3. La propuesta por Costa, McCrae y cols. viene a proponer que la máxima estabilidad se alcanzaba en torno a
los 30 años, aunque pudiesen presentarse cambios en edades posteriores.
4. La apoyada en los datos del meta-análisis de Roberts y DelVecchio, sostiene que la personalidad se
mantiene flexible y sigue evolucionando a lo largo de la edad adulta, hasta edades posteriores a los 30 años.

3.1. ¿Se alcanza el techo de estabilidad de la personalidad en torno a los 30 años?


Costa y McCrae sostienen que, si se toman conjuntamente los resultados de los estudios transversales y
longitudinales, “hay poco cambio durante la mayor parte de la edad adulta en los niveles medios de los
rasgos de personalidad”. Esta hipótesis se apoya en el supuesto mayor peso determinante de los factores
genéticos en la expresión de los distintos rasgos de personalidad.
Sin embargo, la investigación disponible sugiere que el efecto de los factores genéticos y del ambiente
compartido tiende a disminuir con la edad y que los cambios que se producen en la personalidad a lo largo
del ciclo vital van teniendo que ver cada vez menos con la predisposición genética y más con las particulares
circunstancias que configuran el entorno psicosocial en que se desenvuelve la vida de cada persona.
Como los cambios suelen ser pequeños y tienen lugar a lo largo de períodos dilatados de tiempo (salvo en
casos de experiencias traumáticas), la presencia de cambio es menos perceptible y se tiene la impresión de
que prácticamente no hay existe. También el entorno en el que cada uno lleva a cabo su vida, se va
estabilizando paulatinamente, incrementando con ello la impresión de que uno no cambia. Cuando ese
entorno estable de la edad adulta cambia (jubilación, cambio de amistades, etc.) puede observarse que la
percepción de estabilidad disminuye y se incrementa la sensación de cambio en el modo en que uno afronta
las dificultades y se relaciona con los demás, e incluso en el modo en que uno se percibe y valora a sí mismo.

3.2. ¿Sigue evolucionando la personalidad en la edad adulta?


Afirmar que la personalidad está consolidada a los 30
años, supone que en torno a esa edad se alcanzan
los niveles máximos de estabilidad en las distintas
variables, de forma que si estos niveles fluctuasen en
edades posteriores habría que sumir que la
personalidad no necesariamente está consolidada a
los 30, sino que puede seguir evolucionando y
presentando cambios en etapas posteriores.
Esto es lo que demuestra el meta-análisis llevado a
cabo por Roberts y Del Vecchio de 152 estudios
longitudinales: en líneas generales la estabilidad de
la personalidad crece de manera escalonada en
paralelo a la edad, alcanzando sus niveles más
elevados con posterioridad a los 50 años, mientras
alcanza sus niveles más bajos en la infancia.
[Por problemas de muestreo, en la estimación correspondiente al rango de edad de 3 a 5,9 años los autores sugieren un coeficiente de
0,44 como una estimación más realista].

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Parece claro que la personalidad se mantiene flexible a lo largo de todo el ciclo vital, posibilitando la
introducción de cambios que, por una parte, serían fruto del esfuerzo adaptativo del individuo y, por otra,
suponen el reajuste de las competencias, potencialidades y recursos desde los que el individuo seguirá
haciendo frente a los retos futuros.

4. Cambios y períodos críticos


La presencia de cierto escalonamiento de la evolución de la personalidad, con momentos de estancamiento
(reflejo de una menor estabilidad), ha llevado a muchos a pensar que existen fases de transición o períodos
críticos, en los que se producen mayor cantidad de cambios. Si el índice de estabilidad no crece, indicaría que
se ha entrado en una fase de cambios.
Esta idea parece aceptable y está presente en algunos estereotipos comunes (paso a la adolescencia, inicio de
la juventud, etc.), y suele estar asociada al entendimiento de la evolución vital como una sucesión de etapas
cronológicamente pautadas, por las que se supone pasan todas las personas (p. e. "crisis de los 40"). Pero esta
sugerencia no posee gran apoyo empírico, sobre todo cuando depende de la evolución cronológica.
Sí es cierto que el modo en que se hace frente a determinadas circunstancias influye en la personalidad,
produciendo cambios de mayor o menor intensidad y duración, en función de la naturaleza de la situación y
de los recursos personales desde los que uno la afronta.

4.1. Personalidad y cambio contextual


Eccles y cols. plantearon la siguiente cuestión: ¿cambia la personalidad en los períodos de transición, por
ejemplo al pasar de la escuela primaria a la secundaria? (fase que coincide con el inicio de la adolescencia).
Como indicadores de la personalidad se analizaron los cambios en Autoestima y Autoconcepto, expresado en
la percepción que tiene el sujeto respecto de su competencia en distintos ámbitos, como las relaciones
interpersonales (ámbito social), áreas escolares (ámbito académico) o actividades físicas (deportes).
Se tomaron los siguientes criterios:
 ¿Se producen cambios globales (absolutos) en las diversas
facetas evaluadas? Parece que sí.
- El nivel de Autoestima disminuye al pasar a la nueva situación
aunque se recupera a lo largo del curso.
- El Autoconcepto varía según la faceta evaluada:

▿ Ámbito social: sube, desciende significativamente tras la


transición, para recuperarse mínimamente a lo largo del año.
▿ Académica: desciende a lo largo de todo el año de transición.
▿ Deporte: va descendiendo paulatinamente.
Los patrones de cambio tienden a ser parecidos en chicos y chicas.
 Estabilidad de las diferencias (estabilidad relativa). ¿El nivel
relativo de Autoestima o el Autoconcepto en sus diversas facetas,
cambian significativamente a lo largo del período de transición?
Los resultados indican:
- Autoestima: no solo no parece haber deterioro, sino que la
estabilidad se incrementa a lo largo de 2º año, a medida que los sujetos crecen en edad.
- Autoconcepto: en las facetas Social y Deportes la estabilidad aumenta con la edad, aunque no quiere decir
que no se haya producido un pequeño descenso o inestabilidad durante el cambio. En el caso de la
Académica, hay un descenso más pronunciado, mostrando así una mayor inestabilidad en ese periodo.

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En definitiva, la estabilidad de los criterios evaluados parece incrementarse incluso durante este
período de transición. Cuando la transición provoca un cambio significativo, ello suele ocurrir en aquellos
ámbitos en los que la situación ha cambiado más significativamente, dando lugar a que cambien de manera
sustantiva las experiencias del individuo en las que basa su autoconcepto.
Por lo que respecta a las diferencias de sexo, los chicos en general parecen más estables que las chicas. Si
analizamos cada faceta, en la Académica y Social, las diferencias no son muy relevantes; en cambio, sí lo son
en la faceta Deportes, hecho que confirmaría las expectativas de las teorías sobre diferencias de género.
 ¿Son estos efectos algo puramente subjetivo o se corresponden con la realidad, de forma que
coincidirían con la valoración que hiciera una persona que observa al sujeto? Los datos tienden a
mostrar que la certeza con la que los sujetos (más los chicos que las chicas) se evalúan, se incrementa a
lo largo del período de evaluación. Esto iría en la misma dirección de aumento de maduración y
consolidación de la identidad personal, que se estaría produciendo en esta etapa del ciclo vital y que no
se ve alterada sensiblemente por cambios situacionales como los estudiados en esta investigación.

4.2. Personalidad y situaciones traumáticas


Para analizar el efecto de cambios más bruscos sobre la personalidad, Elder y Clipp investigaron el impacto
de la experiencia de combate en soldados americanos de quienes se disponía de evaluaciones de su
personalidad cuando eran adolescentes. De los datos recogidos durante el seguimiento (que se extendió
hasta 40 años después de la experiencia de combate), destacan:
 La persistencia de balance que hacían de la experiencia de guerra: 40 años después seguían
manteniendo muy vivos algunos de los aspectos más negativos de aquella situación (ansiedad y
sufrimiento padecidos, muchos aún tenían pesadillas relacionadas con escenas de combate y
manifestaban sentir aún el dolor por la muerte y pérdida de amigos. Pero reconocían que de aquella
experiencia también habían sacado consecuencias positivas que aún les era de utilidad en sus vidas:
habían aprendido estrategias para hacer frente a la adversidad, habían incrementado su capacidad de
autodisciplina y habían aprendido a valorar la vida.
 El impacto de la experiencia crítica sobre aspectos de su personalidad: se apreció una significativa
incidencia de la experiencia por la que habían pasado unos 20 años atrás. Habían incrementado su nivel
de asertividad, capacidad y flexibilidad adaptativas, capacidad de esfuerzo y autocontrol, y se mostraban
significativamente más seguros de sí mismos y con capacidad para hacer frente a las dificultades.

5. Factores moderadores
Estos resultados de investigación sobre
estabilidad/cambio de la personalidad pueden
venir moderados por una serie de factores.
 Factor moderador: elemento o variable
que incrementa, disminuye o altera de
cualquier modo la relación entre una
variable (predictora) y otra variable
(consecuencia o criterio).
Los datos han sido extraídos de los estudios
meta-analíticos llevados a cabo por Ardelt,
Bazana y Stelmack y Roberts y cols.

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6. Interacción personalidad - ambiente


La personalidad evoluciona a lo largo de toda la vida, y es potencial de acción y adaptación, por lo que actúa
y se actualiza en interacción con el medio. No se desarrolla en el vacío, sino que es producto del conjunto de
circunstancias que rodean la vida del individuo y a la vez una parte activa del proceso adaptativo mediante el
que se va desarrollando el proyecto vital de cada persona, grupo y de la sociedad en general.

La personalidad es producto de los esfuerzos adaptativos del sujeto pero, al mismo tiempo, es agente
y parte activa de la evolución y cambio de esas mismas circunstancias contextuales.

Este papel activo explica que existan diferencias individuales en el proceso adaptativo que define e identifica
el proyecto vital de cada persona. Dicho proceso es peculiar, diferente y propio de cada individuo, en base a
la compleja y dinámica interacción recíproca que se está produciendo entre sus potencialidades y recursos,
por un lado, y las restricciones y demandas contextuales, por otro.

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6.1. Personalidad y contexto sociohistórico


Un supuesto básico de este ámbito de investigación es que el contexto cultural en el que se desenvuelve la
vida del individuo condiciona su personalidad, de forma que la personalidad irá reflejando los cambios que se
vayan produciendo en el contexto cultural, y esto será así tanto a nivel individual como a nivel poblacional.
Asumiendo que la personalidad es fruto de y viene moldeada por el esfuerzo adaptativo que lleva a cabo el
individuo para hacer frente a las demandas que en cada caso la situación o la sociedad le plantean, en la
medida en que estas demandas cambien en el curso del devenir histórico, cabe esperar que el tipo de
estrategias implicadas en el proceso adaptativo cambien en consonancia con las nuevas demandas. Y si los
aspectos estructurales de la personalidad (como las dimensiones básicas) suponen una cristalización de las
estrategias dinámicas de adaptación al contexto, no sería sorprendente observar que los niveles poblacionales
en estas dimensiones también fluctúen con los cambios históricos.
Esto es lo que demuestran los estudios de Twenge, que analiza los valores medios poblacionales en
Extraversión y Neuroticismo/Ansiedad a lo largo de los últimos 30-40 años, y cómo la evolución de las
puntuaciones en estas dimensiones podría estar asociada a los cambios producidos en la sociedad durante
este mismo período de tiempo:
 Extraversión. Se produce un incremento significativo durante el período evaluado (1966-1993) –
correlación entre 0.65 y 0.78- entre la medida de la extraversión y el año en que se realizó la evaluación.
Este aumento puede deberse al incremento en la movilidad de la población (hablar con más gente,
conocer más culturas) y, de manera más especial, a cambios en el estilo educativo (orientado a una
mayor permisividad).
 Neuroticismo/Ansiedad. Se observa un incremento significativo en los niveles medios poblacionales
que parece asociarse a un cierto deterioro en la calidad de las relaciones interpersonales (mayor número
de personas que viven solas, menos tasa de nacimientos) junto al incremento (subjetivamente percibido)
de amenazas procedentes de la criminalidad, nuevas enfermedades, problemas de desempleo, etc.

6.2. Ajuste Personalidad–Contexto social


¿Qué papel juega la personalidad en todo este proceso de cambio? ¿Qué consecuencias tiene el cambiar la
personalidad para adaptarse al cambio social o, por el contrario, mantenerse ajeno a la presión social y, de
alguna manera, «ir a contracorriente»?
La investigación de Roberts y Helson analizó en una muestra de mujeres la incidencia sobre la evolución de
la personalidad del incremento en la sociedad americana durante los años 60 y 70 del «individualismo» como
filosofía de vida, y la significación adaptativa del ajuste o desajuste que en el individuo pudo producirse entre
su personalidad y el estilo de vida dominante en la sociedad.

Cambio social y Personalidad


El estilo de vida dominante en la sociedad (décadas de los
años 60 y 70) produjo un incremento en individualismo en
la muestra, para descender en los años 80, en paralelo al
debilitamiento en la sociedad de la filosofía individualista.
Las mujeres de la muestra asimilaron el estilo de vida
imperante en la sociedad, identificado por:
a) mayor confianza en sí mismo y menos en los líderes
políticos
b) mayor espontaneidad y expresividad emocional
c) incremento en desinhibición conductual y
defensa de valores, ideas y manifestaciones no
convencionales.

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Estabilidad de la personalidad

Esta asimilación del patrón y clima cultural de la época se tradujo en cambios apreciables en
personalidad. La asimilación de la presión cultural corrió paralela a:
 Un descenso en aspectos como Adherencia a las normas.
 Un incremento en Narcisismo (impulsividad, asertividad, rebeldía, satisfacción e indulgencia consigo
mismo), Individualismo (englobando originalidad, amplitud de intereses, espontaneidad e
imaginación) y Energía (escala integrada por indicadores de agresividad, asertividad o dominancia).

La personalidad como agente del cambio


Estos resultados evidencian el papel activo de la personalidad a lo largo de todo el proceso evolutivo.
La personalidad cambia en la medida en que asimila y se ajusta a los distintos factores de influencia social
existentes en cada momento histórico, pero, al mismo tiempo, ese proceso de asimilación y ajuste se produce
de distinta manera en cada individuo, debido precisamente a la peculiaridad e idiosincrasia (personalidad)
con que cada persona se acerca y negocia (asimilando, cambiando o rechazando) la influencia contextual.
En la investigación de Roberts y Helson, la presión social produjo cambios en toda la muestra, pero no todos
los sujetos mostraron este cambio en la misma etapa de sus vidas.
o Entre los 21-27 años, tan sólo el 47% de la muestra mostró incremento en la medida de individualismo.
o Entre los 27-43 años, el porcentaje ascendió al 73%.
o Entre los 43-52 años se produjo un claro descenso en individualismo en el 60% de la muestra, mientras
aún un 29% mostraba incremento en individualismo.
La evolución observada en la muestra es reflejo de la propia evolución del clima individualista en la sociedad
americana entre las décadas de los 60 y 80, que alcanzó su apogeo dese mediados de los años 60 hasta
principios de los 80 (período equivalente al tramo de edad de 27 a 43 años de la muestra), para suavizarse
significativamente a partir de entonces. Así pues, no es extraño que la mayoría de la muestra cambiara hacia
el individualismo cuando estaba entre los 30 y mitad de sus 40 años, para regresar hacia posturas más
“socializadas y comunitarias” coincidiendo con la disminución de la presión social hacia el individualismo.
La evolución del cambio personal en sintonía con el cambio social se debe a las consecuencias que tiene para
el individuo el ajustarse a lo que comúnmente se ha denominado en la literatura sobre el tema “reloj social”.
 Reloj social: conjunto de expectativas que la sociedad mantiene acerca de los roles, valores, actitudes y
conductas que cada uno debería desarrollar en las distintas etapas de su vida.
La trayectoria vital se puede analizar como una secuencia de roles, definidos culturalmente para cada edad,
que cada uno va enfrentando en las distintas edades y que vienen a constituir la realidad psicológica a la que
cada uno se enfrenta con sus recursos personales y sociales. La transición y ajuste exitosos a los roles
previstos socialmente para cada edad vienen a constituir la realidad nuclear a la que el individuo se enfrenta a
lo largo de su vida.
La tarea para el estudioso de la personalidad será analizar cómo los individuos, desde su particular dotación
biopsicosocial, confrontan y se adaptan a tales transiciones y roles, sin olvidar que éstos al mismo tiempo
acontecen en un mundo históricamente cambiante. La diferencia entre unas personas y otras no estaría en las
unidades específicas, sino en el patrón interactivo que caracteriza el modo en que cada uno intenta adaptarse
a los retos propios de cada edad.

Diferencias individuales en estabilidad/cambio


La distribución de los porcentajes de la muestra que introduce cambios en su estilo de vida en cada tramo de
edad pone claramente en evidencia que, pese a las presumibles ventajas que pueda reportar el introducir
cambios en nuestras vidas en el momento apropiado y en sintonía con los vectores de influencia social
existentes en cada momento, no todos los sujetos cambiaron al mismo tiempo.

Jovana RN 10
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad

¿Quiénes cambiaron en el momento oportuno, adaptándose al reloj social y cultural? Presumiblemente,


aquellos que previamente presentaban un mejor ajuste personal y social. Los datos indican cómo las mujeres
que cambiaron “a tiempo”, en contraste con las que lo hicieron demasiado pronto o tarde, mostraban una
mayor confianza en sí mismas, presentaban menores niveles de ansiedad, eran abiertas, éticamente
consistentes y menos vulnerables psicológicamente.
Aquellos sujetos que presentaron un mayor ajuste psicosocial y fueron acompasando su evolución personal
con la evolución de las presiones culturales, a diferencia de quienes asumieron el cambio en un momento
inadecuado de sus vidas, mostraban un mayor grado de ajuste personal, reflejado en mejores indicadores de
salud, un clima familiar basado en la interacción igualitaria entre los miembros y bajo en jerarquización y una
más sólida red de apoyo social.
Helson y Soto analizaron los cambios en personalidad asociados a la evolución de los roles sociales (ámbito
familiar y laboral) y estatus profesional de mujeres entre los 27 y los 61 años. Se observó cómo, en paralelo al
mayor número de roles sociales e implicación en el trabajo, se produjo un incremento en aspectos
relacionados con las dimensiones de Tesón y Extraversión (esfuerzo, disciplina, responsabilidad, adherencia a
las normas sociales, confianza en sí mismo, etc.) que iniciaban un descenso a partir de la mitad de la década
de los 50 a medida que iba disminuyendo la presión socio-laboral sobre las participantes en la investigación.
Todos estos resultados dotan de sentido a la evidencia aportada por la investigación sobre genética y
personalidad acerca del peso que tienen las circunstancias contextuales “no compartidas” (ambiente no
compartido) en la personalidad. Estas circunstancias "no compartidas" se refieren a acontecimientos que
afectan específica y diferencialmente al individuo, pero también al carácter modulador que las
características del individuo introducen en la situación, de forma que es vivida hasta cierto punto como
única aun cuando la situación en sí pueda ser común a otras muchas personas.

Para recordar…
Relación entre la magnitud de los coeficientes de estabilidad y el intervalo test-retest:

 Estabilidad relativa: el coeficiente tiende a ser mayor cuanto más corto es el intervalo test-retest.
 Estabilidad absoluta: las estimaciones suelen ser mayores cuanto más amplio es el intervalo.

Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

1. Introducción
La motivación se refiere a acción y dirección, es decir, es la causa del comportamiento y lo dirige hacia
determinadas actividades o metas. En la actualidad, la motivación se considera un tema esencial de esta
disciplina, ya que en interacción recíproca con otros procesos de carácter cognitivo y afectivo constituye el
sistema de personalidad y permite entender y explicar el comportamiento humano.

2. Breve historia de las teorías motivacionales


Se han propuesto dos grandes tipos de teorías motivacionales:

⇒ Teorías del instinto, impulso, etc.: consideran que el organismo se pone en acción porque está empujado
por una fuerza interna, que puede ser de carácter físico o psicológico, y dependiendo de la teoría
concreta se las ha denominado «instinto», «impulso», «drive», «necesidad» o «motivo».
⇒ Teorías del incentivo: entienden que la acción del organismo ocurre porque está atraído por algo
externo y las expectativas tienen un rol determinante en el comportamiento.

2.1. Teorías motivacionales del instinto, drive, necesidad o motivo


1. Teorías de la reducción de la tensión
Son las primeras que aparecieron en esta categoría y se focalizan en estados de tensión interna que el
organismo busca descargar para evitar el malestar o dolor asociado a la tensión y conseguir el placer
asociado con la descarga de la misma.
La teoría de Freud es un ejemplo. A los elementos internos de los que se deriva el estado de tensión los
denominó «instintos», que definía como estados de excitación corporal que buscan su manifestación o la
reducción de la tensión. Freud distinguió entre:
 Instintos de vida (instintos de auto-conservación y los de conservación de la vida, o sexuales).
 Instintos de muerte (o agresivos).
Las diferencias individuales podrían ser explicadas por:
▿ La intensidad de estos impulsos.
▿ La forma de expresar los impulsos.
▿ La magnitud del conflicto que se puede dar entre dos instintos, entre un instinto y la realidad, o entre
un instinto y las limitaciones morales.
▿ Las formas en que las personas se defienden de la ansiedad derivada de este conflicto.
Pese a la gran influencia que tuvo en el campo clínico, esta teoría ha recibido poca atención de los
investigadores, dada la dificultad de comprobar sus postulados.

2. Teoría neo-conductista de Hull


Pese a que el conductismo rechazó el concepto de motivación al
considerarlo mentalista, algunos sí consideraron que el “drive” o impulso
podría servir para explicar la conducta, una vez traducido a sus
circunstancias externas susceptibles de medición objetiva.
Hull defiende que los estímulos reforzantes lo son si reducen el drive, y los que se emparejan con una
respuesta repetidamente constituirían un hábito. El drive impulsa de forma inespecífica (provee energía) y
los hábitos aportan la dirección a esa energía.
Esta teoría limita el “drive” al funcionamiento fisiológico, lo que limita su capacidad explicativa.

Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

3. Murray y la necesidad psicológica


Murray introduce el concepto de “necesidad psicológica”, utilizada en el
mismo sentido que el "drive": la necesidad se define como una fuerza
psicológica que organiza la percepción y la acción y que puede ser
activada tanto por estímulos internos como externos .
Cuando una necesidad se activa, el organismo se pone en acción para
calmarla. Las características del ambiente pueden tanto facilitar como
frustrar la satisfacción de las necesidades, por lo que las personas buscan
aquellos ambientes que faciliten la satisfacción de sus necesidades.
Murray creó una taxonomía de necesidades básicas:

 Necesidades primarias o físicas (comer, beber o dormir).


 Necesidades secundarias (afiliación, autonomía, dominancia, orden,
o logro). Las que más nos importan.
La taxonomía fue criticada porque no especifica los criterios para decidir
entre una u otra. El autor tampoco incluye los mecanismos mediadores a
través de los que las necesidades se traducen en conductas.

4. Jerarquía de necesidades de Maslow


Además de una taxonomía, Maslow incluyó un sistema integrado sobre cómo se relacionan
unas necesidades con otras. Presentó un modelo jerárquico representado mediante una
pirámide y propuso que hasta que no se satisfacían las necesidades más básicas, no se
perseguirían las necesidades inmediatamente superiores.
Maslow tampoco especifica los mecanismos por lo que se vinculan
necesidades y conductas, y no puede explicar el hecho de que las
personas, en muchas ocasiones, persigan simultáneamente
necesidades de bajo y alto nivel. Aún así, ha tenido gran
repercusión y ha influido directamente en una de las teorías
motivacionales con más fuerza en la actualidad: la teoría de la
auto-determinación, de Ryan y Deci (2000).

5. Las tres necesidades de McClelland


McClelland se centró en tres de las necesidades
de Murray, a las que denominó: logro, afiliación y
poder. Estas necesidades o motivos funcionan
igual que los drives biológicos: activan, dirigen y
seleccionan la conducta.
Los motivos serían de carácter disposicional, y por lo tanto, constituyen dimensiones de diferenciación
individual de carácter estable. Así, los individuos difieren en su predisposición a buscar determinado tipo de
incentivos: las personas muestran estas necesidades o motivos con una determinada intensidad, la cual es la
responsable de que el efecto sobre la conducta sea mayor o menor.
Algunos de los estudios más relevantes desde esta perspectiva relacionan los motivos con la salud, que han
mostrado tanto el rol protector del motivo de afiliación, como la mayor susceptibilidad a la enfermedad
asociada a la motivación de poder. Las personas con alta motivación de poder, pero que inhiben su expresión
afectiva, y baja motivación de afiliación, tienen presión arterial más elevada, informan de más enfermedades y
tienen peor funcionamiento inmunológico en situaciones de estrés.
McClelland y cols. han aportado la distinción de:

Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

 Motivos implícitos: se evalúan mediante instrumentos de carácter narrativo (TAT), ya que la persona no
se da cuenta de ellos. Estos motivos predicen tendencias de conducta en general y a largo plazo.
 Motivos auto-atribuidos: se pueden medir mediante auto-informes, ya que la persona se da cuenta de
ellos. Estos motivos predicen comportamientos concretos a corto plazo.
Los autores defienden que los motivos implícitos y autoatribuidos son diferentes ya que apenas correlacionan.
Sin embargo, aunque en algunos estudios no correlacionen, hay en otros que sí (Emmons, 1997), por lo que se
ha propuesto que el grado de concordancia entre ambos puede depender de:
• El dominio (logro, afiliación o poder).
• La valencia (aproximación o evitación).
• Los instrumentos empleados para medirlos.
• Ciertas características de los individuos.
• Variables contextuales.
Se ha encontrado que entre personas con alta congruencia entre sus necesidades y las metas perseguidas la
concordancia entre estos tipos de motivos es más elevada que entre aquellos con baja concordancia.

6. Atkinson y la motivación de logro


Este autor sigue la línea de McClelland, pero centrándose en el motivo de logro. A Atkinson se le deben dos
aportaciones esenciales:
 Formula las relaciones entre expectativa y valor. Considera que su relación es multiplicativa: es
necesario una intensidad mayor que 0 en ambos para que se produzca la conducta, es decir, la persona
se pondrá en acción cuanto tenga expectativas de lograr algo, que además sea valorado. Con
expectativas nulas, aunque el valor sea elevado, la persona no se pondría en marcha, como tampoco lo
haría si tiene expectativas altas pero de conseguir algo que no valora nada.
 Formula las relaciones entre aproximación y evitación. Considera que el motivo de logro refleja tanto
la tendencia al éxito como la tendencia a evitar el fracaso, por lo que la tendencia final del organismo
(conducta) resultaría de restar a la intensidad de la tendencia de aproximación la de la tendencia de
evitación. A su vez, ambas tendencias derivan de la multiplicación de la expectativa (p) por el valor (1-p),
que son inversamente proporcionales. Si la intensidad de la tendencia de aproximación es mayor que de
evitación, la tendencia resultante será de aproximación y al contrario.
La teoría ha recibido apoyo empírico, sobre todo sus predicciones:
1. Las personas en las que predomina la aproximación al éxito
prefieren tareas de dificultad moderada para probar mejor su
competencia u orientación al éxito.
2. Las personas en las que predomina la evitación del fracaso
prefieren tareas muy fáciles, para asegurarse de no fracasar, o muy difíciles,
para justificar su fracaso por la dificultad de la tarea.
La teoría ha ejercido gran influencia en otras de gran impacto en la actualidad,
como la teoría de Dweck, que también distingue entre motivación de éxito y evitación de fracaso.
A pesar de sus grandes aportaciones tiene limitaciones:
 Es insuficiente para analizar los procesos de motivación humana en su totalidad.
 Se ha criticado su modelo matemático, el cual tiene dificultades para recoger el proceso real de toma
de decisiones, que en ocasiones es rápido, bajo situaciones de estrés y bajo las limitaciones de la
memoria de trabajo.
 Se ha comprobado que la regla propuesta sobre las relaciones expectativa-valor no siempre se
cumple: en situaciones de riesgo, las personas pueden intentar lograr la meta a toda costa, y
emprender la acción aunque la expectativa sea nula.

Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

2.2. Teorías de incentivo


Estas teorías consideran que el organismo se siente atraído por algo externo, destacando la importancia del
esfuerzo para conseguir el placer y evitar el dolor. Algunos pioneros como McDougall o Tolman destacaron la
importancia de la conducta intencional dirigida a un objetivo asociado con la recompensa o valor y la
probabilidad de realización.
o McDougall: aunque consideró que los instintos innatos son la fuente última de la conducta, habló de
metas, que operarían al servicio de los instintos guiando el curso de acción, y enfatizó explícitamente que
la conducta de todos los organismos es propositiva y está dirigida a meta.
o Tolman estaba convencido de la necesidad de incluir procesos intermedios, como propósitos o búsqueda
de metas, que se encontrarían entre el binomio estímulo-respuesta (E-O-R). Al ser conductista, Tolman
definía los propósitos o metas en términos objetivos como la persistencia.
En general, el punto de vista que sustentan las teorías de incentivo es que los acontecimientos futuros (o la
representación cognitiva de los acontecimientos futuros) determinan la conducta presente, y por ello las
teorías conductistas de E-R las rechazaron por considerarlas mentalistas. La revolución cognitiva también
propició que se perdiera el interés por los temas motivacionales.
Sin embargo, los progresos en la cibernética y la computación provocaron la propuesta de modelos basados
en el funcionamiento de las máquinas: las personas tienen un nivel u objetivo en mente, y ajustan su conducta
para aproximarse a ese objetivo cuando existe discrepancia entre el objetivo y el estado actual. Así, la
psicología cognitiva que rechazaba los conceptos motivacionales, empezó a estudiar la conducta dirigida a
objetivos, la conducta intencional, orientada al futuro, al objetivo o meta, despejando el camino para que
aparecieran las teorías motivacionales contemporáneas.

3. Teorías motivacionales contemporáneas


La mayoría de las teorías motivacionales contemporáneas destacan el carácter activo del organismo y se
centran en la automotivación (inicio y mantenimiento del comportamiento en ausencia de incentivos
externos inmediatos), en la que cobran especial relevancia los procesos de autorregulación, así como otros
conceptos autorreferentes (lo que la persona quiere llegar a ser, cómo explica sus acciones pasadas, etc.).
Un concepto crucial es el de meta: los desarrollos más importantes en la teoría motivacional se han
producido desde la perspectiva del estudio de las metas.
Cabe señalar que algunas de las teorías motivacionales actuales se centran en los procesos de atribución,
considerando que la manera en que las personas explican sus éxitos y fracasos determina sus reacciones
afectivas y la motivación futura [esto se verá más adelante]. Las teorías que enfatizan el poder motivacional de
las atribuciones son incompletas, pues no pueden explicar los procesos motivacionales en su totalidad.

3.1. Metas
Los humanos son por naturaleza organismos orientados a metas, por lo que la vida de las personas se
estructura alrededor de la persecución de objetivos, que son los que aportan significado y propósito en la
vida. En las metas confluyen:

 Aspectos cognitivos: pensamientos que se dirigen al entendimiento o planificación de los objetivos.


 Aspectos emocionales, que impulsan y son a la vez consecuencia de las metas.
 Aspectos conductuales: comportamientos que se realizan para llevar a cabo las metas valoradas.
El estudio de las metas se ha convertido en uno de los temas más importantes para la motivación y para la
moderna psicología de la personalidad, la cual destaca las continuas interacciones entre estos subsistemas, a
la vez que las relaciones entre ellos y el contexto.

Las metas impulsan, seleccionan, dirigen y organizan la conducta. Son dinámicas, así como sensibles al
contexto y a las diferencias individuales (varían en función de la situación y de cada persona).

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Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

Aunque el término meta se emplee de distintas formas, existe un consenso que define a la meta como "una
representación cognitiva de un estado futuro deseado con el que el organismo está comprometido y
que intenta lograr a través de la acción".
 La meta es una representación cognitiva. Se ha señalado que las metas son estructuras de conocimiento,
y por lo tanto se rigen por los mismos principios que gobiernan la adquisición, cambio o activación de
cualquier estructura de conocimiento, aunque también es cierto que la representación de la meta difiere de
otras representaciones más simples en que contiene representaciones de características adicionales en
relación al compromiso con el objeto o estado deseado.
Cualquier estructura de conocimiento debe ser aceptada por parte del individuo como verdadera y válida. Lo
que hace una meta válida es que tenga un valor para el individuo y sea alcanzable según los recursos de los
que se dispone. Una meta aparecerá como valorada o deseable si representa un estándar en el que el
individuo siente discrepancia entre el estado actual y el que le gustaría alcanzar.
 La meta se focaliza en el futuro, es una representación cognitiva de algo que es posible en el futuro: la
conducta dirigida a una meta no es meramente reactiva, sino proactiva. El individuo utilizará la imagen futura
para guiar la conducta presente, lo que implica que esta representación mental tiene una influencia causal en
la conducta presente.
 El estado futuro deseable es el objeto de la meta. El contenido de este estado es infinito (puede ser
concreto o abstracto, físico o psicológico...). Hay que tener en cuenta que el objeto de la meta no es la meta
en sí misma, puesto que la meta incluye tanto el objeto como la tendencia a aproximarse o evitar dicho
objeto. Aproximación y evitación se pueden referir tanto a una actividad física como psicológica.
 La distinción presencia-ausencia hace referencia a si la meta está focalizada en algo que está actualmente
presente o ausente: conlleva que la meta mantenga un estado o lo cambie, respectivamente.

➝ Metas de aproximación centradas en algo presente y metas de


evitación centradas en algo ausente se focalizan en mantener Aproximación Evitación
la situación actual. Presente Mantenimiento Cambio
➝ Metas de aproximación centradas en algo ausente y metas de Ausente Cambio Mantenimiento
evitación centradas en algo presente: se focalizan en cambiar
la situación actual.
 Se considera meta sólo cuando el individuo se compromete con alguna acción respecto al estado futuro
deseable que tiene representado cognitivamente (una representación cognitiva de un estado futuro deseable
al que el individuo quiere aproximarse o evitar no sería una meta, sino simplemente un deseo). El grado de
compromiso varía de unas metas a otras o en la misma meta a lo largo de todo el proceso, y su intensidad
influye en el nivel de esfuerzo y persistencia en el proceso de perseguir la meta.
Además del componente cognitivo, las metas tienen componentes emocionales y conductuales .
 El poder motivacional de las metas surge de su asociación con las emociones. Prácticamente todo puede
convertirse en una meta en virtud de su asociación con las emociones.
 En las relaciones meta-conducta, hay que tener en cuenta que:

 La misma meta puede alcanzarse mediante diferentes actividades o planes (equipotencialidad).


 Diferentes metas pueden producir la misma conducta (equifinalidad).

Organización del sistema de metas


Puesto que los individuos consideran múltiples metas, el asunto de cómo están organizadas o
interrelacionadas es fundamental. En la actualidad domina la conceptualización de que las metas se organizan
según un modelo jerárquico en el que existen metas supraordenadas y subordinadas. La jerarquía implica que
las metas abstractas, de alto nivel, se persiguen mediante metas o actividades de nivel bajo.

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Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

Al igual que se considera que las metas se relacionan siguiendo un modelo jerárquico, algunos autores
postulan que las metas y otros constructos motivacionales también tienen relaciones jerárquicas. Así, las
metas, como representaciones cognitivas de resultados posibles, permitirían la canalización y guía de las
tendencias motivacionales generales hacía fines específicos.
▿ Las necesidades y motivos: están en un nivel jerárquico más elevado y aportan energía a la conducta.
▿ Las metas: se encuentran en un nivel más bajo y dirigen esta energía de forma flexible.
En definitiva, una misma necesidad o motivo puede lograrse con diferentes metas, y diferentes necesidades o
motivos pueden asociarse con la misma meta.

Dimensiones de las metas


Las dimensiones hacen referencia a los parámetros en los que las metas pueden variar y suelen ser
interdependientes unas de otras. Algunas de las más estudiadas son:

Importancia-compromiso Nivel de dificultad Especificidad-abstracción Rango temporal

Nivel de conciencia Nivel de conectividad-complejidad Nivel de conflicto-ambivalencia

 La importancia de la meta se deriva del valor o relevancia que tiene ésta para la persona. La importancia
está íntimamente ligada con el compromiso, que se podría definir como cuánto un individuo está dispuesto
a esforzarse para lograr una meta en concreto, es decir, la persistencia para lograr la meta. Tanto la
importancia como el compromiso están en parte determinadas por la percepción de posibilidad de logro ,
definido como el nivel de dificultad percibido por el individuo, lo que a su vez estará determinado por su
percepción de autoeficacia.
 El nivel de dificultad influye en el plan de acción: en las metas fáciles puede ser suficiente invertir
esfuerzo para conseguirlas, pero en las difíciles se necesita planificar y desarrollar diferentes estrategias.
 Las metas difieren en su grado de especificidad, o grado en que se concretan los criterios exactos que
deben ser conseguidos. Las metas más abstractas son más difíciles pues son menos claras, por eso las metas
más específicas se asocian con mejor rendimiento.
 El rango temporal es una dimensión importante porque las metas implican una orientación al futuro. Las
metas más específicas suelen proyectarse por menos tiempo, mientras que las más abstractas implican mayor
tiempo. Las metas próximas o la combinación de metas lejanas y próximas generalmente aumentan más la
motivación que las metas lejanas solas (por eso conviene subdividir metas lejanas en submetas próximas).
 La postura más común en relación al nivel de conciencia es considerar las metas como conscientes (los
motivos de logro, intimidad y poder estarían por debajo de la conciencia), siendo el tema clave el de la
disponibilidad y accesibilidad en la memoria. Puede haber muchas metas, pero sólo activarse unas pocas en
función de su disponibilidad o accesibilidad. El entender las metas como conscientes permite que se
diferencien más claramente de otros conceptos motivacionales como necesidades y motivos, originados por
tendencias inherentes o procesos de aprendizaje afectivo inconscientes.
 El nivel de conectividad-complejidad se refiere al grado de interdependencia entre las metas y al nivel
de integración o cantidad de planes que se asocian con las metas. Las metas complejas pueden lograrse de
diferentes maneras. Cuanto más vinculada o interdependiente esté una meta con las demás, más compleja y
accesible será.
 Las metas más conectadas o complejas tienen más posibilidades de conflicto, siendo éste inherente al
sistema de metas. El conflicto ocurre cuando la persecución de una meta interfiere la de otra y puede darse
entre temas triviales (“comer en un chino o en un italiano”) y trascendentales (“tener o no un hijo”). Las
personas con conflicto dedican más tiempo a rumiar sobre sus metas que a trabajar para conseguirlas, por lo
que el conflicto interfiere en la consecución de las metas. El conflicto incluye dos procesos:

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Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

 La ambivalencia sobre el logro de una meta particular: experimentar simultáneos o rápidos cambios de
sentimientos positivos y negativos hacia el mismo objeto o actividad (conflicto aproximación/evitación).
 La interferencia entre metas ocurre cuando éstas son incompatibles (“dedicar más tiempo a mi familia”
vs. “dedicar más tiempo al trabajo”). Pese al carácter jerárquico de las metas, los conflictos pueden
ocurrir también entre metas de niveles distintos: las submetas pueden entrar en conflicto con metas de
orden superior que no se tuvieron en cuenta a la hora de generar dichas submetas.

Metas y bienestar
Todo lo relacionado con el funcionamiento del sistema de metas tiene consecuencias emocionales. Se ha
encontrado que la percepción de progreso hacia la meta se asocia con sentimientos positivos, mientras que el
alejamiento se relaciona con sentimientos negativos.
En relación al contenido de las metas, las que más se asocian con el bienestar son las metas de intimidad,
mientras que las de poder o logro pueden tener una asociación inversa con el bienestar (esto podría deberse
a que el perseguirlas podría interferir el logro de metas más interdependientes). La capacidad para implicarse
en relaciones cercanas íntimas es una de las claves de la madurez psicosocial y el crecimiento psicológico.
La dimensión de especificidad también se asocia con el bienestar, de tal manera que las metas con un nivel de
especificación bajo se asocian con mayor malestar psicológico, sobre todo ansiedad y depresión, mientras
que las metas con un nivel de especificación alto se asocian con bienestar psicológico. También se ha
encontrado que cuanto mayor es el nivel de diferenciación, se presenta mayor reactividad afectiva (estados
afectivos extremos) y menores niveles de bienestar.
El conflicto entre metas y la ambivalencia se asocian con menor bienestar psicológico y peor salud física. La
ambivalencia relativa a la expresión emocional es especialmente dañina . Los individuos con ambivalencia
sobre la expresión emocional sentirían mayor malestar porque fallarían en solicitar y utilizar el apoyo.
El ajuste de las metas a lo que socialmente se espera también afecta al bienestar, en el sentido de que las
metas son más estresantes cuando no se ajustan a lo esperado socialmente.
Diferentes estudios han mostrado que perseguir metas de evitación se relaciona inversamente con
satisfacción vital y experiencia de emociones positivas y directamente con síntomas físicos. Se postula que
esta relación puede estar mediada por procesos focalizados en diferentes aspectos negativos como:
 Percepción (valoración de la información como amenazante).
 Atención (incremento de sensibilidad y vigilancia a la información negativa).
 Memoria (búsqueda sesgada y recuerdo de información negativa).
 Emoción (ansiedad y preocupación).
 Volitivo (sentimiento de estar forzado u obligado a realizar esfuerzo).
 Conductual (escapar de la situación relevante para la meta).
Las metas de evitación que más deterioran el bienestar subjetivo son las que se focalizan en el alejamiento de
algo negativo que está presente en la situación actual. En cuanto a por qué las personas persiguen metas de
evitación, se ha encontrado que la edad, el miedo al fracaso, la baja autoestima o la falta de habilidades de
autorregulación mantienen una relación positiva con la persecución de este tipo de metas.

Algunas teorías de metas


Algunas de las teorías de metas actuales se centran en tres conceptos:
 Aspiraciones personales (Emmons): lo que un individuo típicamente está intentando hacer ("evitar
conflictos"), se trata de categorías amplias y generales.
 Proyecto personal (Little): secuencia interrelacionada de acciones personalmente relevantes que tienen
como finalidad la consecución de una meta personal.
 Tareas vitales (Cantor): se refiere a la traducción de las metas en tareas específicas ("acabar los
estudios"), en las cuales trabajar en períodos concretos de la vida y en contextos especificados.

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Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

Las tres teorías tienen semejanzas importantes:


 A diferencia de los motivos, que representan dimensiones de carácter disposicional de diferenciación
individual, estas tres unidades son propias de cada individuo (idiográficas), tanto en sí mismas, como
en la manera en que se expresan y se persiguen.
 Estas unidades también tienen en común su naturaleza dinámica y contingente, y por ello se resalta
que se pueden conseguir, abandonar o reconsiderar.
En cuanto a las diferencias:
 Continuo interno-externo: algunas se regulan sobre todo por
Aspiraciones Proyectos Tareas
factores internos y otras por factores externos. En las aspiraciones Personales Personales Vitales
personales la regulación interna tiene un peso más importante,
mientras que en las tareas vitales tienen mayor importancia los Interno Externo
factores externos. Los proyectos personales estarían en un punto
medio, aunque también se destaca que están influidos por el contexto.
 Nivel de abstracción: las aspiraciones personales constituyen categorías más amplias y abstractas, que se
traducen en metas típicas que la persona tiene en diferentes situaciones, por lo que serían patrones
coherentes y recurrentes de persecución de metas, que se pueden agrupar por su contenido en categorías
temáticas. Las aspiraciones personales organizan e integran las metas del individuo ya que se pueden
conceptualizar como unidades abstractas y supraordenadas que incluyen metas subordinadas funcionalmente
equivalentes.
 Temporización: las aspiraciones personales no suelen tener terminación (p. e. "ver el lado positivo de las
cosas" es una aspiración que no está ligada a ninguna situación concreta). Las tareas vitales, en cambio, sí
están más asociadas a la situación y varían en función del contexto cultural y el período del desarrollo del
individuo (p. e. en la adolescencia puede ser "hacer amigos" y en la edad adulta "formar una familia"), por lo
que suelen tener una terminación, sobresalen más en las transiciones y son menos útiles para describir
diferencias individuales.
Las metas predominantes (Cantor) son estructuras más estables de la personalidad pero eso no significa
necesariamente que se tengan que expresar en patrones estables de conducta: si las circunstancias cambian,
las metas se pueden perseguir con diferentes estrategias (uso discriminativo en función del contexto).
 Estrategia del pesimismo defensivo: se refiere a una estrategia cognitiva consistente en mantener
bajas expectativas para un rendimiento próximo, aunque en el pasado se haya obtenido un buen
rendimiento en situaciones similares.
El tener expectativas bajas o negativas amortigua el golpe de un potencial fracaso. Por lo tanto, esta
estrategia prepara para los sucesos estresantes o negativos siendo específica de la situación y relativamente
cambiable. El pesimismo defensivo se asocia con buen rendimiento: mientras que los optimistas consiguen un
rendimiento óptimo focalizándose en pensamientos relacionados con la tarea, los pesimistas defensivos
repasan mentalmente lo que les puede ocurrir y los problemas que puedan encontrar, y en función de esto
trabajan duro de cara al rendimiento próximo (es decir, no utilizan el afrontamiento evitativo, porque pese a
tener alta ansiedad, el bajar las expectativas les ayuda a mantener sensación de control).
Las estrategias son flexibles y dependen del contexto y dominio.
Una característica esencial de las unidades descritas es que son idiográficas, sin embargo permiten un análisis
nomotético cuando se analizan sus dimensiones. Los estudios que emplean estas unidades implican la
generación libre de una serie de metas, la valoración de cada una de ellas de acuerdo con algunas
dimensiones (expectativa de éxito, complejidad, etc.) y la comparación entre cada una de las metas con el fin
de ver el impacto que tienen las unas sobre las otras.

Jovana RN 8
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La motivación en el sistema de personalidad

3.2. Teorías implícitas como organizadoras de las metas y la conducta


Dweck y cols. han propuesto un modelo motivacional que se centra en cómo las diferentes teorías implícitas
sobre los atributos propios orientan a distintas metas, las cuales producen a su vez diferentes respuestas
cognitivas, afectivas y conductuales.

Teorías implícitas sobre los atributos propios


Existen dos tipos de teorías implícitas o auto-teorías que tratan sobre la maleabilidad o posibilidad de cambio
de los diferentes atributos propios como inteligencia, personalidad o carácter moral:
▿ Teoría implícita de entidad: es considerar que los atributos personales se poseen en una cantidad fija y
que no se puede cambiar.
▿ Teoría implícita incremental: creencia de que los atributos personales pueden cambiarse.
Ambas teorías se dan en igual medida en las personas (40% cada una y 20% indecisos en población de EEUU).
Son relativamente estables y pueden considerarse variables de diferencias individuales, aunque están sujetas a
influencias y pueden cambiar según instrucciones, lectura de artículos relacionados o programas de
intervención que enseñan una teoría particular y su aplicabilidad.
Las personas pueden mostrar diferentes teorías en dominios distintos (por ejemplo, creer que la inteligencia
se puede cambiar, pero que la personalidad es fija) o, dentro de un mismo dominio tener creencias diferentes
(la aptitud verbal es maleable pero la aptitud numérica no). Lo importante de las teorías implícitas es que lo
que las personas creen sobre sus atributos tiene importantes consecuencias para su motivación y logro .

Efecto de las teorías implícitas sobre las metas y la conducta


De acuerdo con Dweck, las teorías implícitas actúan como marco conceptual de referencia y guían la elección
de determinadas metas. De esta manera:
1. Las teorías de entidad orientan a metas de juicio (o de rendimiento), las cuales pretenden validar el
atributo mediante la obtención de juicios positivos y la evitación de los negativos.
2. Las teorías incrementales orientan a metas de desarrollo (o de aprendizaje), que persiguen desarrollar el
atributo y buscan adquirir nuevas capacidades o desarrollar la propia competencia.
Los tipos de metas que las personas persiguen afectan a cómo se atienden, codifican e interpretan las
situaciones y llevan a formas diferentes de responder ante ellas:
 Personas con metas de rendimiento: prestan particular atención a aspectos como el feedback del
profesor o el rendimiento de los compañeros, que les permite evaluar su propia capacidad. Consideran su
rendimiento como una medida del nivel de la capacidad: al creer que la inteligencia es algo fijo, se
aproximan a la situación para validar su capacidad. El fracaso lo interpretan como indicativo de baja
capacidad y responden al mismo con un patrón de indefensión que incluye expresiones espontáneas
sobre la baja capacidad y expectativas negativas sobre su rendimiento futuro, así como afecto negativo
(malestar y culpa) y deterioro de las estrategias de solución de problemas.
 Personas con metas de aprendizaje: prestan mayor atención a aspectos de la situación que les permiten
mejorar sus habilidades, como instrucciones o pistas. Cuando se aproximan a la situación, el fracaso
puede verse como información útil para aprender sobre la efectividad de la estrategia que se ha
empleado y como una oportunidad de mejorar en el futuro. Responden al fracaso con un patrón
orientado a la maestría o dominio, que incluye expresiones espontáneas sobre pensamientos
constructivos y expectativas positivas, afecto positivo (determinación y entusiasmo) e incremento en la
generación y uso de diferentes estrategias para afrontar la situación.

Un estudio de Dweck y cols. puso de manifiesto la interacción entre el tipo de teoría y el rendimiento: ante
una situación fácil (rendimiento previo bueno) no hay diferencias en función del tipo de teoría que tienen los

Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

sujetos, pero en una situación difícil (rendimiento previo bajo) las personas con una teoría incremental se
orientan más hacía estrategias efectivas de solución de problemas que las que tienen una teoría de entidad.
Se han encontrado patrones de respuesta similares a los de indefensión y maestría en otros dominios
diferentes al logro, como el de las relaciones sociales, las relaciones íntimas o los deportes. Por ejemplo, ante
un rechazo social, individuos con metas de juicio responden disminuyendo el esfuerzo, evitando encuentros
sociales y sienten culpa por la falta de habilidad social; por contrario, personas con metas de desarrollo
incrementan el esfuerzo y persistencia por superar el rechazo) y no sienten culpa, ya que atribuyen el fracaso a
causas inestables como el estado de ánimo de los demás o un malentendido.
Para entender la manera en que las metas guían la
conducta, hay que tener en cuenta las relaciones
jerárquicas entre las metas, y que la predicción de la
conducta es mejor si se toma como la meta final. Por
ejemplo, en una persona que quiera aumentar sus
conocimientos sobre arte para impresionar a una
potencial pareja, la meta de desarrollo (incrementar el
conocimiento) está al servicio de la meta de juicio (ser
valorado positivamente), por lo que para predecir el
patrón de comportamiento será mejor tomar el fin
último (la meta de juicio).
En suma, las teorías implícitas pueden ser diferentes en
los distintos dominios, por lo que el patrón de
afrontamiento del fracaso puede variar. Dentro de un
mismo dominio se puede cambiar de comportamiento
en función de distintas situaciones, porque las metas,
además de activarse como constructos crónicamente
accesibles, también se activan por factores situacionales.

3.3. Teoría de la autodeterminación


La teoría de la autodeterminación (TAD), de Ryan y Deci, es una aproximación a la personalidad y
motivación humanas que parte de un marco de referencia metateórico organísmico en el que se resalta el
carácter activo del individuo y su tendencia inherente al desarrollo y la autorregulación, recogiendo el legado
de la psicología humanista, pero a la vez empleando métodos empíricos para validar sus afirmaciones. La TAD
se centra especialmente en la diferenciación de tipos de motivación, pues defiende que el tipo de motivación
es más importante que la intensidad de la misma.

Motivación intrínseca y extrínseca


 Motivación intrínseca: una actividad se realiza porque en sí misma es interesante y satisfactoria.
 Motivación extrínseca: implica la realización de actividades porque son instrumentales para conseguir
algo (obtener premio/evitar castigo).
Los autores manejan tres conceptos esenciales que influirán en la motivación intrínseca: necesidad de
autonomía, necesidad de competencia y grado de seguridad en las relaciones.
 Necesidad de autonomía. Tras numerosos estudios, los autores concluyeron que los premios externos
hacen disminuir la motivación intrínseca, y lo explican apelando a que cuando las personas hacen actividades
para conseguir premios tangibles su conducta llega a ser dependiente de esos premios, y por lo tanto, la
conducta, que en principio se percibía como causada por factores internos, se llega a percibir como causada
por los factores externos.

Cuando las personas se sienten controladas externamente, su necesidad de autonomía se ve frustrada y


se inicia el cambio desde una percepción de causalidad interna a una externa.

Jovana RN 10
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

 Necesidad de competencia. Otros estudios posteriores mostraron que no todos los eventos externos
hacían disminuir la motivación intrínseca, encontrándose, por ejemplo, que el feedback positivo la aumentaba.
De ahí, los autores concluyen que todo aquello que afirme la necesidad o sentido de competencia (además
del de autonomía) hace que se incremente la motivación intrínseca.
Muchos estudios han examinado el efecto de otros eventos externos en la motivación intrínseca. Así, en
función de si satisfacen o frustran la necesidad de autonomía, incrementan o disminuyen la MI.

 límite de tiempo, metas impuestas externamente,  posibilidad de escoger actividades o la


vigilancia, competición o juicios de valor. forma de llevarlas a cabo

En definitiva, la clave está en la percepción de autodeterminación: un feedback positivo expresado en un


lenguaje controlador ("bien, hiciste lo que debías") disminuye la sensación de control interno y por tanto la
motivación intrínseca, mientras que un premio que apoye el sentido de autonomía la puede incrementar.
 Grado de seguridad en las relaciones. En la infancia, la motivación intrínseca toma la forma de conducta
exploratoria, que se ve favorecida cuando existe un apego seguro. En los adultos, los autores sostienen que es
más probable que la motivación intrínseca aparezca en contextos caracterizados por la seguridad en las
relaciones. Esto no implica la necesidad del apoyo de una relación concreta y próxima, sino que se requiere
una base relacional segura. El concepto aún necesita más investigación que aporte apoyo empírico.

En suma, la TAD mantiene que todo aquello que apoye la competencia, la autonomía o
autodeterminación y las relaciones tiene un efecto positivo en la motivación intrínseca.

Necesidades psicológicas básicas


Ryan y Deci postulan la existencia de tres necesidades psicológicas básicas que deben ser satisfechas para que
la persona logre un funcionamiento efectivo y bienestar psicológico:
 La necesidad de autonomía hace referencia a sentirse el actor u origen de la conducta propia. Lo
opuesto a la autonomía no es la dependencia, sino la heteronomía, que implica sentirse controlado por
fuerzas externas o internas, pero que son ajenas al propio yo.
 La necesidad de competencia se refiere a sentir que las acciones propias son efectivas, es decir, a
experimentar oportunidades para ejercer, incrementar y expresar la capacidad propia.
 La necesidad de relacionarse se refiere a sentirse conectado con los demás y tener un sentido de
pertenencia a la comunidad. Implica considerarse significativo para los demás, lo que se manifiesta
tanto en dar como recibir cuidado o apoyo.
Los autores sostienen que las necesidades básicas tienen una serie de características:
 Grado de satisfacción: al contrario que autores que hablaban del drive o impulso (para quienes la
intensidad de las necesidades era el elemento clave de la conducta), Ryan y Deci se centran en el grado en
que las necesidades básicas son satisfechas o frustradas, más que la intensidad.
 Universales: las necesidades serían comunes a todas las culturas, aunque pueden expresarse y
satisfacerse de diferente forma en las distintas sociedades y etapas de la vida (la teoría considera que la
satisfacción de las necesidades no es un rasgo del individuo sino que es flexible y se adapta al ambiente).
Este es el postulado más controvertido de la teoría y requiere más investigación, ya que la psicología
cultural ha puesto de manifiesto que mantener el sentido de competencia y autonomía no es igual de
relevante para los individuos de sociedades colectivistas.
 Innatas: la TAD considera que los seres humanos buscan satisfacer estas necesidades de forma innata, ya
sea directa o indirectamente a través de necesidades sustitutas o actividades complementarias, y que al
ser necesarias para la salud y el desarrollo, no es imprescindible que las personas se den cuenta de ellas , o
que sean valoradas por la cultura de referencia, para que el individuo busque satisfacerlas.

Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

Proceso de internalización
Gran parte de la conducta humana no está motivada intrínsecamente. De hecho el desarrollo social implica la
asimilación de conductas, valores y reglas que no son inherentemente satisfactorias, pero que son cruciales
para la integración del individuo en su cultura.

La internalización es un proceso que ocurre durante el desarrollo, a través del cual los valores y
conductas del ambiente externo pueden ser integrados en el self como propios.

Mediante el proceso de internalización, las actividades en principio motivadas externamente (o controladas


desde fuera), pueden llegar a ser actividades que se realizan percibiéndolas como autónomas o internamente
causadas. Este proceso de pasar de la heteronomía a la autonomía y de la atribución externa a la atribución
interna, es gradual y se puede producir a diferentes niveles. Estos niveles en el continuo externalización-
internalización serían:
 Regulación externa: ocurre cuando no se produce el proceso de internalización, y por lo tanto, la
persona actúa por contingencias externas, como conseguir premios o evitar castigos (p. e. estudiar para
aprobar). La regulación externa es una fuente poderosa de motivación, pero no refleja los intereses y
valores de la persona.
 Regulación introyectada: es una internalización de carácter parcial, por lo que la persona percibe
todavía las actividades como ajenas a su yo, es decir, no las acepta totalmente, pero cree que es su
deber realizarlas. La persona actúa para evitar la culpa, afirmar su valía o recibir aprobación de los demás
(p. e. estudiar para no decepcionar a los padres). Es una motivación más controlada que autónoma.
 Regulación identificada: es una internalización más profunda que la anterior, pero no llega a ser total.
Es más autónoma que controlada. La persona acepta y valora la actividad, pero a pesar de su relativa
autonomía, la actividad no está todavía integrada con los demás aspectos de la experiencia personal (p.
e. estudiar por considerar que es algo bueno).
 Regulación integrada: la internalización es total, es decir, la motivación es por completo autónoma o
autorregulada. La actividad, además de ser valorada, se considera totalmente congruente con las metas y
valores propios (p. e. estudiar porque se valora lo que eso implica y además este valor está integrado
con los demás valores personales).
 IMPORTANTE: La regulación integrada y la motivación intrínseca son idénticas en cuanto a su grado de
autonomía, pero no son lo mismo [no confundir "regulación integrada" con "regulación intrínseca"].
➝ La regulación integrada se considera motivación extrínseca porque la actividad se hace para conseguir
un resultado separable.
➝ La regulación intrínseca
implica motivación
intrínseca, ya que la
actividad se realiza por la
satisfacción inherente a la
propia actividad.
Es decir, aunque la regulación
integrada supone que la
motivación es interna (atribución
interna y autonomía), no se trata
de una motivación intrínseca
porque la "razón" de llevar a
cabo la actividad sigue siendo
conseguir algo externo.

Jovana RN 12
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

La TAD asume que las personas tienden de forma natural a internalizar valores y conductas mostrados por
otras personas del entorno que son importantes para ellas. La teoría propone también que el proceso de
internalización podrá culminar en la integración sólo en la medida que las personas consigan satisfacer sus
necesidades básicas. Así, los ambientes que apoyen las necesidades psicológicas básicas llevarán a las
personas a aceptar sus valores y a internalizarlos de forma integrada, pero los que no las satisfagan sólo
conseguirán que se internalicen, como mucho, de forma introyectada.

El proceso de internalización está determinado por la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas.

Estudios han constatado que hay tres factores que facilitan la internalización de la motivación extrínseca:
 Aportar razones para la realización de la actividad.
 Reconocer los sentimientos en relación con la actividad.
 Dar la opción de elegir la actividad.

Efectos de la motivación autónoma


Los estudios han mostrado que la motivación autónoma, categoría dentro de la cual los autores incluyen la
motivación intrínseca y los dos tipos más internalizados de motivación extrínseca, es decir, la identificada y la
integrada, se asocia con diferentes índices de rendimiento, salud y bienestar.

Ámbito educativo Área de la salud Entorno laboral


La autonomía se asocia con La autonomía supone mejores Los trabajadores que perciben que
aprendizaje en profundidad más resultados y más adherencia al su supervisor apoya su necesidad de
que meramente memorístico, mejor tratamiento cuando los pacientes autonomía se implican más en el
rendimiento y mayor implicación en sentían que el médico apoya su trabajo e informan de mayor
el estudio. sentido de autonomía. bienestar.

Metas intrínsecas y extrínsecas


De acuerdo con la distinción entre motivación extrínseca e intrínseca, también se distinguen dos tipos de
metas en función de su contenido.
 Metas intrínsecas: se focalizan en el crecimiento personal, las relaciones personales, la implicación en la
comunidad y la salud física. Recogen la tendencia inherente al crecimiento y la autoactualización de los
humanos y por ello conducen a la satisfacción directa de las necesidades psicológicas básicas de
autonomía, competencia y relaciones.
 Metas extrínsecas: se centran en la consecución de posesiones o dinero, el reconocimiento social y la
apariencia externa. Se persiguen como un medio para conseguir algún resultado. Pueden ser
instrumentales para la satisfacción de las necesidades básicas, pero no las satisfacen de forma directa,
puesto que requieren del juicio externo, y por lo tanto no aportan satisfacción por sí mismas (o la
satisfacción aportada es indirecta).
Los autores defienden que el tipo de metas que se persiguen depende del grado en que las necesidades
básicas se satisfacen o frustran: cuando una necesidad ha sido frustrada, las personas tenderán a adoptar
metas extrínsecas que les proporcionarán indicadores externos de la valía.

Las metas intrínsecas se asocian con mayor rendimiento, bienestar y salud. El hecho de perseguir
metas extrínsecas limita la adopción de las metas intrínsecas y dificulta la consecución del bienestar.

Dar más importancia o valorar más las metas extrínsecas que las intrínsecas se asocia inversamente con
bienestar y directamente con malestar. El efecto de las metas extrínsecas sobre el malestar se mantiene
independientemente del grado en que las personas presenten una regulación controlada.

Jovana RN 13
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad

También se ha puesto de manifiesto que la asociación entre la valoración de las metas intrínsecas y el
bienestar está mediada por la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas. La asociación con el
bienestar ocurre tanto por valorar las metas intrínsecas, como por el logro de las mismas.
El estudio de Niemiec y cols. (2009) analiza las relaciones entre el valor o importancia de las metas intrínsecas
y extrínsecas, el logro de estas metas y el bienestar (satisfacción vital, afecto positivo y autoestima) y el
malestar (afecto negativo, ansiedad y síntomas físicos). Los resultados obtenidos indican:

 El grado en que las personas valoran


sus metas se relaciona con el logro de
las mismas un año después, tanto si
estas metas son intrínsecas como
extrínsecas.
 El logro de las metas intrínsecas se
asocia positivamente con el bienestar (β
= 0,77) y negativamente con el malestar
(β = –0,66). Sin embargo, el logro de las
metas extrínsecas no se asocia con
bienestar y sí se asocia positivamente
con el malestar (β = 0,38).

En definitiva, el logro de las metas intrínsecas se relaciona positivamente con salud psicológica,
mientras que el logro de metas extrínsecas no se asocia con la salud psicológica, pero sí se asocia
directamente con el malestar.

Jovana RN 14
Psicología de la Personalidad Tema 6
Afectividad negativa y personalidad

1. Introducción
El concepto general de afectividad implica una realidad subjetiva que abarca cualquier aspecto de la vida de
una persona y presenta importantes diferencias individuales, tanto en el tono afectivo (positivo o negativo)
como en la frecuencia e intensidad con que se experimenta.
La afectividad incluye dos aspectos:

▿ Reacciones emocionales: estados transitorios de la conducta muy específicos.


▿ Estados de ánimo o afectivos: manifestaciones emocionales más duraderas e inespecíficas que
inciden en muchos ámbitos de la personalidad.
El espacio emocional está constituido por dos dimensiones unipolares y parcialmente independientes
(pueden actuar al mismo tiempo): emociones negativas y positivas. Fernández-Abascal define ambas:

 Emociones negativas como “emociones desagradables, que se experimentan cuando se bloquea una
meta, se produce una amenaza o sucede una pérdida; estas emociones también requieren la
movilización de importantes recursos cognitivos y comportamentales para ser empleados en la creación
y elaboración de planes que resuelvan o alivien la situación”.

 Emociones positivas como “emociones agradables, que se experimentan cuando se alcanza una meta,
de tal manera que en ellas es menos probable que se necesite la revisión de los planes y otras
operaciones cognitivas, por esta razón se podría esperar que las emociones negativas son más
prolongadas en el tiempo que las positivas”.
El balance entre ambas dimensiones es el responsable del tono hedónico (afecto negativo-positivo) que se
manifiesta en el grado de tristeza o felicidad que expresan las personas en su vida cotidiana.
Un cambio muy relevante en el estudio de las emociones ha sido la asunción de que para que se produzca
una reacción emocional debe producirse un procesamiento evaluativo o afectivo de acontecimientos
externos, que dará origen a la activación de los componentes fisiológicos, conductuales y subjetivos que
conforman la emoción.

Los estados emocionales son el resultado de patrones duraderos de evaluación cognitiva de la


realidad, que afectan a la prioridad a la hora de procesar la información externa y su posterior
recuperación de la memoria. La influencia entre emociones y procesos cognitivos es recíproca.

Un modo adecuado de organizar las emociones es diferenciando entre sus:


 Aspectos reactivos (comportamentales).
 Aspectos cognitivos (subjetivos).
La mayor parte de la investigación se ha centrado en cómo afectan las emociones y los estados de ánimo
negativos (la ansiedad y la depresión) a los procesos cognitivos básicos (como la atención o la memoria); o
cuál es el papel de los procesos automáticos (inconscientes) y controlados (conscientes) en el desarrollo y
mantenimiento de los trastornos emocionales.

2. Definición, concepto y evaluación de la ansiedad y la depresión


La ansiedad, según la teoría del triple sistema de respuesta de Lang, implica:
1. Respuestas cognitivas (preocupación, inquietud...).
2. Respuestas fisiológicas (alto grado de activación del SNA).
3. Respuestas motoras o conductuales.
Puesto que las reacciones de ansiedad muestran una faceta adaptativa para las situaciones de peligro o
amenaza, es importante diferenciar la respuesta de ansiedad "normal" de la patológica. Según Lindenfield, los
criterios de diferenciación serían:

Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 6
Afectividad negativa y personalidad

1. Intensidad, frecuencia y duración de la ansiedad.


2. Proporción entre gravedad objetiva de la situación e intensidad de la respuesta de ansiedad.
3. Grado de sufrimiento que produce en la persona.
4. Grado de interferencia negativa en la vida cotidiana (funcionamiento laboral, relaciones sociales....).
Los puntos 3 y 4 son los que más ponen de manifiesto la experiencia de un nivel patológico de ansiedad.
Las experiencias de ansiedad pueden presentarse como:

➝ Ansiedad Rasgo: una manifestación general y permanente a lo largo del tiempo y las situaciones. Según
Spielberg, se trata de una "predisposición a percibir un amplio rango de situaciones estimulares como
peligrosas o amenazantes, y la tendencia a responder a tales amenazas con reacciones de estado de
ansiedad". Por tanto, las personas con altos niveles de ansiedad rasgo experimentan en situaciones
estresantes un mayor grado de amenaza, muestran reacciones de ansiedad más frecuentes y/o intensas.
Actualmente, el estudio de la ansiedad rasgo se plantea desde una perspectiva multidimensional, que asume
que la conducta ansiosa se explica a partir de la interacción entre las características de personalidad y las
condiciones de la situación. Los individuos pueden diferir en la predisposición a reaccionar con ansiedad ante
muchas situaciones, que pueden ser agrupadas en cuatro áreas: ante situaciones de evaluación, ansiedad
interpersonal o social, ansiedad fóbica y ansiedad en la vida cotidiana.

➝ Ansiedad Estado: una manifestación más específica, transitoria y acotada en el tiempo. Spielberg
entiende que la ansiedad estado es una condición orgánica que se activa en situaciones y momentos
específicos, produciendo sentimientos de inquietud, tensión y nerviosismo, así como una activación del
SNA, que se manifiesta mediante expresiones conductuales y motoras.
Su estudio también se conceptualiza desde una perspectiva multidimensional, haciendo especial énfasis en:
 Ansiedad psíquica: preocupación con respecto a la posibilidad de fracasar en la tarea y sus
consecuencias.
 Ansiedad somática: correlatos fisiológicos (taquicardia, sudoración) que acompañan a la reacción de
ansiedad.
Con relación a la depresión se acepta que es un desorden afectivo que se caracteriza por un estado de ánimo
negativo persistente (sin un elevado nivel de “arousal”) que implica abatimiento, melancolía, tristeza,
sentimientos de indignidad y soledad, culpa, falta de motivación, fatiga y cansancio. Produce déficits
específicos en el funcionamiento cognitivo, que se manifiestan a través de alteraciones tanto del nivel como
del contenido del pensamiento.
Cada vez es más aceptada la propuesta de Beck de considerar la depresión como un continuo en el que los
episodios clínicos y el estado de ánimo depresivo (casos subclínicos) difieren cuantitativa pero no
cualitativamente.
La evaluación de la ansiedad (estado y rasgo) y el estado de ánimo depresivo se realiza con auto-informes:
Ansiedad: el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI) de Spielberger, Gorsuch y Lushene es el
más utilizado. Consta de dos escalas independientes (una para ansiedad estado y otra para la ansiedad
rasgo) con un total de 40 ítems, formato de respuesta tipo Likert de 4 puntos y auto-aplicado.
Depresión: el Inventario de depresión de Beck (BDI) es el más utilizado. Consta de 21 ítems (15 se
refieren a síntomas psicológico-cognitivos y 6 a síntomas somáticos vegetativos).

Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 6
Afectividad negativa y personalidad

3. Sesgos cognitivos y trastornos emocionales


3.1. Propuestas teóricas iniciales: el modelo de esquemas (Beck, 1976) y el modelo de
red asociativa (Bower, 1981)
Estos modelos subrayan la importancia
importancia de
de determinados sesgos cognitivos en el procesamiento de la
información como factores claves a la hora de en
entender
tender la etiología y el mantenimiento de los trastornos
emocionales de ansiedad y depresión.
depresión
 Beck desarrolla su modelo teórico sobre la base del concepto de esquemas, propuesto por Bartlett.
Bartlett
 Esquemas
Esquemas:: estructuras cognitivas estables que contienen las re
representaciones
presentaciones de las experiencias previas
(fracaso/pérdida en caso de depresión; amenaza
amenaza/peligro
peligro en caso de ansiedad),
ansiedad), organizan el
procesamiento de la información e influyen en el modo en que los estímulos son codificados,
almacenados y recuperados de la memoria.
Una vez activados por el estado emocional del individuo, los esquemas establecen los parámetros de
procesamiento de los estímulos ambientales,
ambientales, de modo que los estímulos congruentes con los esquemas son
adecuadamente codificados y elaborados, mientras
mientras que los estímulos inconsistentes con los esquemas no son
tenidos en cuenta.
En 1997, Beck reelabora
elabora su teoría y propone un modelo en el que el procesamiento de la información en las
personas con trastornos emocionales se configura siguiendo tres etapas::
1. Orientación
rientación y rápida detección de los estímulos emocionales
emocionales (procesamiento automático).
2. Activación
ctivación de los esquemas relacionados con el tema central de preocupación de los trastornos
(peligro para la ansiedad y pérdida para la depresión)
depresión).
3. Inicio
nicio de procesamiento meta-cognitivo
meta cognitivo relacionado con el tema de preocupación en base a la
elaboración semántica de la información y la evaluación de los recursos de afrontamiento disponibles.
Los
os efectos más relevantes de la activación de los esquemas específicos es la facilitación del procesamiento
selectivo de la información que es congruente emocionalmente con el contenido de los esquemas.
esquemas
 Bower propone que la información y las emociones están organizadas en la memoria en forma de red
asociativa
ociativa mediante una serie de "nodos
nodos" interconectados entre sí por lazos asociativos, de los que formaría
emociones La activación de
parte la información emocional y las experiencias pasadas relacionadas con dicha emociones.
un nodo emocional incrementa la accesibilidad de la informació
información dee los nodos asociados, lo que a su vez
produce un sesgo cognitivo que favorece el procesamiento de dicha información emocional.
La recuperación de la información de la memoria supone reconstruir experiencias pasadas y puede estar
influida por el estado emocional.
emocional. Si la codificación de un acontecimiento se hace bajo un determinado estado
emocional, dicho estado emocional, en el momento de la recuperación, puede ser una señal que favorezca el
recuerdo. Bower propone que ocurren dos efectos
efectos:
 Recuerdo dependiente del estado de ánimo: mayor recuerdo de la
información cuando coincide el estado emocional de la codificación y de la
recuperación de la información. El estado de ánimo act
actuaría como una señal
discriminativa contextual adicional en el aprendizaj
aprendizajee y en el recuerdo. [El
"recuerdo dependiente" ocurre en la fase de recuperación
recuperación]..

 Memoria congruente con el estado de ánimo: la gente atiende y aprende


más acerca de los acontecimientos que coinciden con su estado emocional.
codificación].
[La "memoria congruente" ocurre en la fase de codificación

Lo importante es la coincidencia entre la información que debe ser recordada y el


estado
o emocional del momento de la recuperación. La información
congruente suele estar incluida en un red de conceptos y temas activados
por el estado de ánimo que hace que sea más accesible y recuperable
recuperable.

Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 6
Afectividad negativa y personalidad

Por tanto, ambos modelos, el de Beck y el de Bower, postulan que:

 Hay sesgos cognitivos congruentes con la información que caracteriza a la ansiedad y la depresión
(peligro y pérdida, respectivamente).
 Esos sesgos cognitivos hacia el procesamiento de la información (amenazante o negativa) se producen
en todas las etapas del procesamiento porque la activación de los esquemas y los nodos influyen en
cómo la información es atendida, interpretada y recordada.
 Las personas con trastornos emocionales difieren de las personas "normales" tanto a nivel de los
procesos automáticos como de los controlados. Esto ha sido cuestionado por planteamientos cognitivos
recientes, que defienden que los distintos trastornos emocionales se diferencian en cuanto a la etapa de
procesamiento en la que se producen los diferentes sesgos cognitivos.

3.2. Nuevas propuestas teóricas para el estudio de los sesgos cognitivos asociados a
la ansiedad y la depresión
El estudio y la explicación de los sesgos cognitivos relacionados con el procesamiento de la información
emocional es importante para comprender los mecanismos asociados con la etiología, el mantenimiento y la
vulnerabilidad a experimentar trastornos emocionales. Se han propuesto diferentes modelos teóricos, cada
uno haciendo énfasis en determinados mecanismos cognitivos como principales implicados y responsables de
los sesgos atencionales y de memoria que facilitan el procesamiento de la información emocional.

El Modelo de Williams, Watts, MacLeod y Mathews (1988, 1997)


Williams y cols. relacionan los sesgos atencionales con los estados de ansiedad y los sesgos de memoria con
los estados depresivos, y desarrollan su modelo sobre la distinción teórica entre:

 Proceso de activación o facilitación (priming), que se considera automático (ocurre en la etapa inicial de
procesamiento) y consiste en la activación de las representaciones internas de los estímulos con el
consiguiente aumento temporal de su accesibilidad. Incide sobre todo en los procesos atencionales.

 Proceso de elaboración: proceso estratégico y controlado (ocurre en las etapas más tardías de
procesamiento), que tiene como principal efecto la creación y el fortalecimiento de las interconexiones
entre las representaciones. Afecta sobre todo al proceso de recuperación de la información.
Esta diferenciación permite establecer distintos sesgos cognitivos o modos de procesamiento vinculados a los
diferentes estados emocionales:

 Los sesgos atencionales se relacionan con los estados de ansiedad (preocupación por detectar lo
relacionado con el tema de la amenaza, requiriendo una rápida respuesta).
 Los sesgos de memoria se relacionan con los estados depresivos (aspecto central son los pensamientos
rumiativos relacionados con la pérdida o fracaso).
El modelo propone la existencia de dos mecanismos que explicarían los sesgos cognitivos asociados a los
trastornos emocionales:
 Mecanismo de Decisión Afectiva (MDA): actúa a nivel pre-atencional y evalúa la valencia afectiva de
los estímulos ambientales con el fin de determinar rápidamente su grado de amenaza. La respuesta de
este mecanismo depende tanto de las características del estímulo como del nivel de estado emocional
del individuo (un nivel alto de ansiedad o depresión actúa de manera similar a un aumento del valor
emocional de los estímulos).
 Mecanismo de Asignación de Recursos (MAR): se activa si en la etapa pre-atencional los estímulos se
evalúan como amenazantes, su función es examinarlos en mayor profundidad y asignar recursos para su
procesamiento. Se realiza a nivel post-atencional, es más lento e implica procesos estratégicos.

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Psicología de la Personalidad Tema 6
Afectividad negativa y personalidad

Según estos autores, las personas ansiosas tienden


a no elaborar la información amenazante, motivo
por el que es difícil que se produzca un sesgo en
la recuperación de la información amenazante de
la memoria y, en caso de producirse, lo hace a
nivel de la memoria implícita.

 En la ansiedad, el sesgo de procesamiento se


manifiesta a través de un sesgo atencional
selectivo hacia la información amenazante en
la fase automática de la codificación y el
recuerdo (memoria implícita).

 En la depresión, el sesgo se produce a nivel


de codificación más estratégica y elaborada.
Los estímulos negativos se recuerdan mejor
(memoria explícita).
Asimismo, postulan la existencia de diferencias en cuanto a los efectos de la ansiedad estado vs. rasgo:
La ansiedad estado incide en el MDA. La ansiedad rasgo incide en el MAR.
Así, cuando el estado de ansiedad o el nivel de estrés es bajo, cabe esperar que no aparezcan diferencias a
nivel atencional en función de la ansiedad. Sin embargo, cuando el estado de ansiedad o nivel de estrés es
alto, se produce un sesgo de vigilancia atencional para los estímulos amenazantes en las personas con alto
nivel de ansiedad rasgo y un sesgo de evitación atencional en las personas con poca ansiedad rasgo.
En 1997, se realizan algunas modificaciones del modelo original:
 El MDA es redefinido siguiendo los planteamientos teóricos del conexionismo: se explica su
funcionamiento en base a la activación de una serie de unidades de entrada que son las encargadas de
evaluar el valor de amenaza de los estímulos del ambiente en función de las características de los estímulos y
también de las características del individuo y sus estados emocionales.
 Se sustituyen los conceptos de priming y elaboración por procesamiento perceptual y conceptual:

 Procesamiento perceptual (abajo-arriba): analiza las características físicas y la valencia afectiva


genérica de los estímulos; está asociado a los procesos de activación.
 Procesamiento conceptual (arriba-abajo): analiza semánticamente los estímulos y está asociado a
los procesos de elaboración estratégica.
 Se vuelven a hacer predicciones sobre los sesgos en función del estado emocional:
 Las personas con ansiedad se caracterizan por sesgos atencionales y pre-atencionales (no
conscientes) que facilitan el procesamiento perceptual de la información emocional amenazante.
 Las personas con depresión se caracterizan por sesgos cognitivos en el procesamiento conceptual o
elaborado de la información que favorece la recuperación (recuerdo y reconocimiento) de la
información emocional (negativa).
Tanto en el modelo inicial como en el revisado se defiende que la orientación continua y permanente (pre-
atencional y atencional) de las personas ansiosas hacia los estímulos amenazantes les lleva a percibir su
entorno como lleno de peligros, convirtiéndose en un factor de vulnerabilidad cognitiva (hipervigilancia) en
situaciones de estrés. Los autores proponen terapias con el fin de que la persona ansiosa deje de orientarse
hacia la amenaza y adopte el estilo de evitación que caracteriza a los individuos bajos en ansiedad.

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El Modelo de Mogg y Bradley (1998)


Mogg y Bradley elaboran un modelo cognitivo-motivacional dirigido a explicar los sesgos pre-atencionales
y atencionales asociados a la ansiedad, en el que introducen la intervención de sistemas motivacionales como
mediadores entre las respuestas cognitivas y comportamentales y la información amenazante.
Los autores postulan la existencia de dos sistemas, cuya acción combinada puede explicar los sesgos
cognitivos en la ansiedad:
 Sistema de Evaluación de la Valencia o SEV, que valora el grado subjetivo de amenaza de los estímulos
mediante un proceso rápido y automático. Supone que la conexión directa entre el tálamo y la amígdala
analiza los rasgos básicos de los estímulos, los aspectos contextuales y la información almacenada por la
persona en su memoria. Así, el SEV depende de la naturaleza de los estímulos, del contexto, de la
experiencia y del aprendizaje previo de la persona. Es similar al MDA aunque con mayor sensibilidad para
clasificar a los estímulos ambientales como amenazantes en las personas con alta ansiedad.
 Sistema de Compromiso de Meta o SCM, responsable de la asignación de recursos para el
procesamiento cognitivo y la acción cuando un estímulo ambiental es clasificado como altamente
amenazante, produciéndose una interrupción automática de la actividad. Si el nivel de amenaza que
detecta el SEV es bajo, el SCM asigna escasos recursos, dando lugar a una inhibición de su procesamiento
que permite a la persona seguir su
curso de acción en el procesamiento
de sus actuales metas.
Estos autores defienden, al contrario que
Williams y cols., que los efectos de la
ansiedad no están relacionados con la
asignación de recursos, sino con la
evaluación de los estímulos.
También indican que la relación entre el
valor de amenaza de los estímulos y los
sesgos atencionales no es lineal:

▿ Estímulo percibido como no amenazante: no se produce sesgo.


▿ Amenaza percibida leve: respuesta atencional de evitación (inhibición) de la amenaza.
▿ Amenaza percibida alta: respuesta de vigilancia (orientación a la amenaza).
▿ Amenaza percibida severa: los individuos con bajos niveles de ansiedad también muestran un sesgo de
vigilancia al dirigir su atención hacia la amenaza.
Para Mogg y Bradley, los individuos altos y bajos en ansiedad no difieren tanto en cómo actúa el sistema
atencional sino en la evaluación de lo que constituye o no una amenaza, es decir, difieren en la frecuencia en
la que activan el “modo de peligro” en el procesamiento, pero una vez el modo ha sido activado ambos tipos
de individuos actúan de una manera similar.
Los autores señalan que su propuesta presenta una serie de ventajas:
 "Permite distinguir entre los procesos de valoración de la amenaza y procesos de coordinación
controlada de procesos cognitivos y comportamentales dirigidos hacia metas".
 "La distinción entre estos dos sistemas puede ayudar a explicar las diferencias en las respuestas de
atención a los estímulos aversivos entre la ansiedad clínica y la depresión".
 La depresión supone orientación hacia el pasado y falta de compromiso con el medio ambiente
(valencia negativa + falta de compromiso con metas externas).
 La ansiedad supone orientación hacia el futuro y análisis del ambiente para anticipar amenazas y
anticipar el peligro (valencia negativa + compromiso con metas externas).

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Afectividad negativa y personalidad

 "Permite considerar si las diferencias individuales en vulnerabilidad a la ansiedad pueden ser debidas a
la reactividad diferencial en uno o ambos sistemas". El modelo hace énfasis en el SEV como responsable
de la vulnerabilidad a la ansiedad.
 "Los sesgos atencionales no necesariamente juegan un papel causal importante en la etiología de los
estados de ansiedad clínica... (aunque) no excluye la posibilidad de que los procesos atencionales son
importantes en el mantenimiento de los estados de ansiedad clínica". Lo importante a nivel terapéutico
es dirigir los esfuerzos hacia el cambio de los procesos que intervienen en la evaluación del valor de
amenaza de los estímulos, como ocurre en las terapias cognitivas.
El Modelo de Mathews y Mackintosh (1998)
Este modelo incluye un mecanismo denominado Sistema de Evaluación de la Amenaza (SEA), cuya función
consiste en aumentar la activación de aquellos estímulos que son clasificados como potencialmente
amenazantes, con el consecuente incremento automático de recursos de procesamiento, que a su vez
producen una atención selectiva orientada hacia dichos estímulos.
Independientemente de la vía utilizada para la evaluación del valor de la amenaza de los estímulos, sus
representaciones se almacenan en el SEA y se accede a ellas de forma automática, al inicio de su
procesamiento y previo a que alcancen la conciencia y sean identificadas (como el priming o el SEV).
El incremento de los niveles de ansiedad aumenta la activación de estas representaciones, que compiten con
representaciones de otros estímulos hasta el extremo de generar un sesgo atencional hacia los estímulos
amenazantes. Se asume que los sesgos atencionales en las personas ansiosas sólo se producen bajo
condiciones de competencia, es decir, cuando dos o más estímulos compiten por los recursos atencionales.
La activación de las representaciones de amenaza se suele producir de forma automática, pero es posible que
ocurra también de forma controlada (de arriba-abajo) en base a las demandas de la tarea.
Mediante el esfuerzo
voluntario que generan
las exigencias de la
tarea o contextuales, la
persona puede impedir
dirigir sus recursos
atencionales hacia los
estímulos amenazantes
y atender a otros
distractores (sesgo de
evitación, que en este caso sería adaptativo).
Este modelo (al igual que el de Mogg y Bradley y contrario al de Williams y cols.), subraya que es la evaluación
inicial de los estímulos, y no la asignación de recursos para el despliegue de la atención, lo que induce las
diferencias en los procesos atencionales entre los individuos con altos y bajos niveles de ansiedad que se
observan a nivel experimental.
Mathews y Mackintosh también difieren de Williams y cols. al rechazar la hipótesis de que las personas con
bajos niveles de ansiedad rasgo no muestran un sesgo de evitación atencional ante la presencia de una
amenaza potencialmente grave, considerando que los estímulos de amenaza siempre activan las
representaciones correspondientes almacenadas en el SEA, de modo que cuando estas representaciones son
fuertes e inhiben las de los estímulos distractores se produce un sesgo hacia tales estímulos, sin importar el
nivel de ansiedad.
Igualmente, postulan que la sensibilidad hacia los estímulos amenazantes como consecuencia del mayor
número de representaciones de amenaza hace que personas con altos niveles de ansiedad puedan mostrar un
sesgo atencional ante indicios leves de amenaza.

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3.3. Procedimientos experimentales en el estudio de la atención


Se han empleado diversos paradigmas experimentales en los estudios sobre la atención a la información
emocional. Las tareas más utilizadas son:
 Tarea emocional de Stroop. Se puede usar en formato de presentación computarizada o de tarjetas.
Consiste en presentar palabras emocionales o neutras escritas en diferentes colores y la tarea del sujeto es
nombrar lo más rápidamente posible el color en que están escritas. Se compara el TR (o latencia de respuesta)
ante la presentación de estímulos relacionados con una amenaza (cáncer) con el TR ante estímulos con
valencia emocional neutra (madera).
La existencia de sesgo atencional implica que los estímulos relacionados con la amenaza interfieren en mayor
grado (mayor TR) con la tarea que cuando son neutros o no amenazantes.
 Tarea de sondeo atencional o de detección de puntos (dot-probe paradigm): consiste en la presentación
simultánea, durante un tiempo muy breve (500 ms), de dos estímulos de diferente valencia emocional: uno en
la parte superior del campo visual y otro en la inferior. Cuando desaparecen, aparece un punto en el lugar que
ocupaba uno de ellos (50% de las veces en el amenazante y el otro 50% en el neutro). La tarea del sujeto es
responder lo más rápidamente posible ante la aparición del punto.
La tarea permite examinar la distribución de la atención: si el punto sustituye a la palabra que se está mirando,
el TR es más corto que cuando aparece en la posición del estímulo no atendido. El sesgo atencional aparece
cuando los sujetos responden más rápidamente al punto que reemplaza a las palabras amenazantes que
cuando reemplaza a las palabras neutras (vigilancia atencional). Las dos ventajas de esta tarea son:
 Evita un posible sesgo de respuesta en la medida que el individuo responde a un estímulo no verbal
(respuesta neutra ante un estímulo neutro).
 Permite manipular el intervalo de tiempo entre la presentación de los estímulos y la presentación del
punto que, a su vez, da la oportunidad de examinar la asignación temporal de la atención.

3.4. Procedimientos experimentales en el estudio de la memoria


En el estudio de la memoria existen dos fases:

 Fase de estudio, referida a la adquisición de la información.


 Fase de prueba, relacionada con la recuperación de la información almacenada en la memoria.

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Las investigaciones sobre los procesos de memoria manipulan tanto las instrucciones de codificación como el
procedimiento de recuperación. De acuerdo con el procedimiento de recuperación se distingue:
 Memoria explícita: caracterizada por la recuperación voluntaria y consciente del material previamente
presentado. Su evaluación se realiza mediante pruebas directas (de recuerdo libre o reconocimiento) cuyas
instrucciones inciden en que se recuerde o reconozca, de forma intencionada, el material presentado en la
fase de estudio y que guardan en su memoria.
 Memoria implícita: supone la recuperación no consciente de la información. Su evaluación se realiza
mediante pruebas indirectas (completar inicio o fragmentos de palabras, decisión léxica o asociaciones de
palabras) cuyas instrucciones son pedir a los sujetos que realicen una determinada actividad (motora o
cognitiva) en la que se suelen presentar los estímulos de la fase de estudio con otros nuevos. En estas pruebas
la memoria se mide mediante el efecto de priming.
 Efecto de "priming": diferencia entre el rendimiento ante los estímulos previamente presentados y los
nuevos estímulos (no presentados) que se toma como línea base.
La memoria implícita se produce cuando determinadas experiencias facilitan la ejecución de tareas posteriores
sin necesidad de recuerdo intencional o consciente. La principal diferencia entre pruebas directas e indirectas
radica en las instrucciones que se dan a los sujetos en la fase de prueba.
Las tareas más utilizadas para estudiar un posible sesgo de la memoria asociado a ansiedad/depresión son:

 Tarea de recuerdo libre y de reconocimiento (memoria explícita). Se da a los sujetos instrucciones


específicas para que de manera intencionada intenten recuperar la información estudiada.
▿ Recuerdo libre: se presenta a los sujetos un conjunto de estímulos para su estudio y posteriormente
se les pide que indiquen todos los que recuerdan.
▿ Reconocimiento: se presentan los estímulos para su estudio, y después se presentan los mismos
mezclados con otros estímulos nuevos para que indiquen si los reconocen de la fase previa.

 Tarea de completar inicios de palabras (memoria implícita). Se presentan una serie de palabras bajo
instrucciones de aprendizaje intencional (se informa de que después se evaluará el aprendizaje) o
incidental (no se informa de que después habrá una evaluación de aprendizaje). En la fase de prueba, se
presentan una serie de 3 letras correspondientes a las 3 primeras letras de las palabras previamente
presentadas, así como de palabras nuevas (no estudiadas).

Por ejemplo, se le dice al sujeto que escriba la primera palabra que le venga a la mente que empiece con las letras
«tel___», asumiendo que tendrá más probabilidad de decir «teléfono» si esa palabra se ha presentado previamente.

Se considera que la previa presentación, sin instrucciones para relacionar las palabras con las de la fase de
estudio, facilita su recuerdo en la fase de prueba mediante el efecto de priming.

En estas tareas se habla de sesgo de memoria cuando la persona recuerda, reconoce o completa inicios de
palabras en mayor medida cuando éstas son congruentes con el estado emocional de los individuos
(amenazantes o negativas) que cuando son incongruentes (no amenazantes o positivas).

3.5. Evidencia experimental


En la investigación psicológica de los sesgos cognitivos asociados con los diferentes estados emocionales se
utilizan muestras clínicas y subclínicas, según se apliquen diagnósticos o medidas de auto-informe para
formar los grupos experimentales (ansiosos y depresivos), respectivamente. Utilizar muestras subclínicas
implica asumir que la diferencia entre pacientes clínicos y normales es similar a la diferencia entre pacientes
que puntúan alto y bajo en un cuestionario que mide ansiedad estado/rasgo o estado de ánimo depresivo.
Se puede estudiar el sistema de procesamiento de los estados emocionales desde dos planteamientos
distintos y complementarios:

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Afectividad negativa y personalidad

 Planteamiento cuantitativo. Se centra en la eficiencia que presenta el sistema de procesamiento, es


decir, cuánta información puede procesar y con qué gasto de recursos.
 Planteamiento cualitativo. Se analiza qué estimulación del entorno es selectivamente procesada.
El análisis expuesto a continuación se centra en el planteamiento cualitativo en muestras clínicas y subclínicas.

Ansiedad y sesgos atencionales


El meta-análisis de Bar-Haim y cols. considera un gran número de variables que potencialmente inciden en
los sesgos atencionales vinculados al procesamiento de la información amenazante. Este análisis recopila 172
estudios en los que participan sujetos diagnosticados con algún tipo de trastorno de ansiedad o personas con
niveles altos de ansiedad, a partir de su puntuación en cuestionarios.
El primer y más significativo resultado indica la existencia de un sesgo atencional en el procesamiento de la
información amenazante en individuos ansiosos que se manifiesta a través de diferentes condiciones
experimentales, sin que tal sesgo aparezca en las no ansiosas.
Respecto al posible efecto de las VARIABLES VINCULADAS AL PROCEDIMIENTO, se examinan:

 La influencia del formato de presentación de los estímulos:


o Verbales (palabras emocionales)
o Pictóricos (fotografías de rostros humanos con distintas expresiones emocionales)
 El tipo de exposición de los estímulos o condiciones de presentación:
o Subliminal: se impide la percepción consciente de los estímulos porque son presentados muy
brevemente (14-16 ms.), seguido de una máscara (p. e. secuencia de letras aleatorias) para
evitar su procesamiento.
o Supraliminal: los estímulos se presentan 500 ms. o más, lo que permite que el individuo sea
consciente de su percepción.
Los resultados del meta-análisis indican:
 No existen diferencias significativas en el procesamiento de estímulos amenazantes en función del formato
de presentación ya que ambos, pictóricos y verbales, producen un sesgo significativo relacionado con la
amenaza en los individuos ansiosos, aunque con la tarea emocional de Stroop los estímulos verbales generan
mayor nivel de interferencia que los pictóricos.
 El sesgo atencional hacia la información amenazante ocurre en las personas ansiosas en ambos tipos de
exposición: subliminal y supraliminal (el sesgo no aparece en el grupo control en ninguna de las dos). Si la
condición de presentación se examina en interacción con el procedimiento experimental:
 En la tarea de sondeo atencional el sesgo es mayor en la condición subliminal.
 En la tarea de Stroop el sesgo es mayor en la condición supraliminal.
Estos resultados son consistentes con la afirmación de que los sesgos atencionales que se encuentran con
ambos tipos de tareas se basan en procesos diferentes: en la tarea de Stroop son procesos controlados, más
tardíos (conscientes) en la secuencia de procesamiento atencional, y el efecto de la tarea de sondeo
atencional refleja la intervención de procesos atencionales más iniciales (pre-atencionales).
En cuanto a la posible incidencia de las VARIABLES VINCULADAS AL TIPO DE MUESTRA, se examina:

 En qué medida el sesgo atencional es más robusto en personas diagnosticadas con un trastorno de
ansiedad que en las que obtienen alta puntuación en un cuestionario de ansiedad.
 En qué medida el sesgo atencional es específico a cada uno de los trastornos de ansiedad o es común
a todos ellos constituyendo un aspecto esencial de la ansiedad.
En este caso, los resultados señalan:
 El sesgo atencional no difiere significativamente entre ambas muestras de sujetos (clínica y subclínica). Sin
embargo, cuando se examinan en su interacción con las condiciones de exposición, se encuentra que:

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Afectividad negativa y personalidad

▿ Los pacientes ansiosos muestran mayor efecto selectivo en la condición de presentación supraliminal.
▿ No aparece ninguna diferencia entre las condiciones de presentación en los sujetos subclínicos.

Este resultado sugiere que de cara a una intervención terapéutica, focalizarse sobre los aspectos conscientes
del sesgo puede ser lo más beneficioso.
 El efecto selectivo de atención hacia la información amenazante aparece en todos los trastornos de
ansiedad, lo que sugiere que este sesgo constituye un elemento central y común a todos ellos.

En definitiva, podemos concluir que existe un sesgo hacia información amenazante en personas
ansiosas que se produce por la activación de diferentes mecanismos cognitivos que actúan tanto a nivel
atencional como pre-atencional.

Depresión y sesgos atencionales


Según datos aportados por la revisión de Mogg y Bradley, se puede afirmar que, al contrario que en el caso
de la ansiedad, la evidencia respecto a un sesgo atencional en pacientes depresivos (clínicos o subclínicos) es
mucho más débil (casi inexistente).
Además, los resultados indican que aquellos estudios que encuentran un sesgo atencional en los individuos
depresivos lo hacen bajo determinadas condiciones experimentales:

 Con la tarea de Stroop se encuentra sesgo atencional hacia estímulos negativos cuando son auto-
referentes y se presentan durante un intervalo de tiempo relativamente largo (1500-2000ms).

 No se encuentra en ningún caso efecto selectivo atencional cuando los estímulos negativos son
presentados enmascaradamente.
Una explicación de la dificultad para encontrar un sesgo en los procesos atencionales en personas depresivas
ha sido dada por Mogg y Bradley sobre la base de una posible relación entre la rapidez de la respuesta
atencional hacia las señales externas y la relevancia motivacional de tales señales para la persona: "solamente
un restringido rango de señales, como la información negativa autorreferente, puede activar los mecanismos
de persecución de metas y producir un sesgo atencional en la depresión clínica".
Ansiedad y sesgos de memoria
El meta-análisis de Mitte revisa 165 estudios, comparando sujetos controles (no ansiosos) con sujetos con
altos niveles de ansiedad rasgo/estado o trastornos de ansiedad, en diferentes pruebas de memoria. Los
principales resultados encontrados fueron:
 Con relación a la memoria implícita: los resultados no apoyan la existencia de un sesgo de memoria
implícita asociado a un nivel alto de ansiedad rasgo.
 Los datos son inconsistentes en la tarea de decisión léxica y no hay diferencias entre individuos con
altos y bajos niveles de ansiedad en la tarea de completar inicios de palabras.
 Sólo cuando los datos se analizan intra-grupo ambos individuos (ansiosos y no ansiosos) completan
más palabras negativas que neutras o positivas.
 Con relación a la memoria explícita.

 No se encuentra un efecto global de la ansiedad sobre el recuerdo.

 La tarea de reconocimiento NO muestra diferencias significativas entre las personas con altos y bajos
niveles de ansiedad. Sólo cuando se compara el formato de presentación se detecta una tendencia
hacia un mejor reconocimiento de los estímulos pictóricos por parte de los individuos ansiosos. Mitte
señala que este efecto es debido a que en el entorno natural de las personas ansiosas es más frecuente

Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 6
Afectividad negativa y personalidad

encontrar este tipo de estímulos y/o a que en términos generales los estímulos pictóricos provocan más
ansiedad que los verbales.

 En la prueba de recuerdo libre, los datos aparecen como significativos (aunque su magnitud no es
elevada), poniendo de manifiesto que:
o En el análisis inter-grupo:
 Los individuos con niveles altos de ansiedad recuerdan mejor la información
amenazante (estímulos negativos).
 Las personas no ansiosas recuerdan mejor los estímulos positivos.
o En el análisis intra-grupo:
 Los individuos con bajos niveles de ansiedad recuerdan de manera similar todos los
estímulos (positivos, negativos o neutros).
 Los individuos con altos niveles de ansiedad recuerdan más estímulos amenazantes
que neutros.
 En relación a la influencia del tipo de diseño experimental utilizado:

 El tamaño de la diferencia en el recuerdo de la información amenazante entre individuos con altos y


bajos niveles de ansiedad disminuye en la condición de alto nivel de procesamiento (procesamiento
más elaborado).

 El número de estímulos y el intervalo de retención: cuantos más estímulos son utilizados y mayor es el
intervalo de retención (más tiempo transcurre entre codificación y fase de recuperación), menor es la
diferencia de recuerdo entre ambos grupos de sujetos.
 En relación al estatus clínico:

 No existen diferencias entre los estudios que utilizan muestras subclínicas y clínicas ni entre los distintos
tipos de trastornos de ansiedad. El sesgo de memoria es un aspecto central de la ansiedad y no una
característica propia de cada trastorno.
 El sesgo de memoria está asociado no tanto con la amenaza general sino más bien con los estímulos
negativos específicos relacionados con el tipo de desorden de los individuos.
En conjunto, los resultados indican que la ansiedad (subclínica y clínica) está asociada a un procesamiento
elaborado de información de amenaza que es modulado por diferentes condiciones o variables moderadoras.

Depresión y sesgos de memoria


En general, los datos indican que el "efecto de recuperación dependiente del estado de ánimo" presenta poca
fiabilidad y se muestra como un fenómeno inestable e inconsistente. Como señala Eich: “aparece de manera
fiable solamente dentro de un rango restringido de circunstancias y condiciones”. Por esto, la mayoría de las
investigaciones en torno a la relación entre depresión y/o estado de ánimo y recuperación de la información
emocional se centran en la verificación de la hipótesis de congruencia en la memoria explícita mediante la
utilización de tareas de recuerdo libre, señalado y/o reconocimiento.

 Los datos experimentales señalan que el recuerdo congruente con el estado de ánimo es un efecto
robusto y potente en el ámbito de la depresión cuando se utilizan pruebas de memoria explícita. Existe
un sesgo en el recuerdo de la información congruente (negativa) en personas clínicas o subclínicas.

 Los resultados obtenidos de un posible sesgo de recuerdo congruente a nivel de memoria implícita
carecen de consistencia, encontrándose datos contradictorios y equívocos.
En una revisión, Barry, Naus y Rehm señalan la existencia de dos condiciones que favorecen la aparición de un
sesgo de memoria implícita en la depresión:

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Afectividad negativa y personalidad

 La utilización en la fase de codificación de tareas conceptuales, que implican un procesamiento más


elaborado de los estímulos, que cuando se emplean pruebas perceptuales, que requieren un
procesamiento más superficial.
 El efecto de congruencia emocional es más potente cuando se produce una coincidencia entre los
procesos cognitivos activados durante la fase de estudio y la fase de prueba, aunque los dos tipos de
procesos tengan una naturaleza perceptual.

3.6. Consideraciones finales en torno a la revisión de la evidencia experimental


Los resultados obtenidos en los distintos meta-análisis y revisiones sugieren que los sesgos cognitivos actúan
a diferentes niveles de procesamiento según el estado emocional.
 Ansiedad: su incidencia se refleja en los procesos cognitivos automáticos relacionados con la presencia de
sesgos atencionales y pre-atencionales negativos. En concreto:

▿ Los resultados de los procesos atencionales sugieren un sesgo atencional hacia estímulos
emocionales amenazantes en personas con alto nivel de ansiedad (clínica y subclínica). Dicho sesgo
de produce automáticamente (no consciente), previo a la selección atencional (presentación muy
breve o de manera enmascarada) o independientemente del formato de presentación.

▿ Los datos revisados sugieren que el sistema de evaluación de la amenaza es el mecanismo


responsable de los sesgos atencionales en la ansiedad.
 Depresión o personas con estado de ánimo depresivo: afecta en mayor medida a los procesos cognitivos
estratégicos o elaborados que se manifiestan a través de sesgos en la recuperación de la información de la
memoria. El sesgo atencional se produce cuando los estímulos son presentados durante un tiempo mayor
(500-1500 ms), permitiendo un procesamiento consciente y desapareciendo cuando no es posible dicho
procesamiento (exposición breve o condiciones de enmascaramiento).
Mathews y MacLeod afirman que “los procesos que llevan la atención hacia las señales de amenaza en los
trastornos de ansiedad se inician en un estado temprano y no consciente del procesamiento. Esta sensibilidad
temprana a las señales de amenaza puede ser inhibida en la depresión y reemplazada por una atención más
lenta dirigida estratégicamente hacia la información congruente con el estado de ánimo”.
Por otra parte, la evidencia experimental de algunos estudios que utilizan el paradigma de señalamiento
espacial sugiere que el sesgo atencional de los individuos con trastornos emocionales está asociado a la
dificultad para “desenganchar” la atención de los estímulos emocionales. Joormann y D’Avanzato afirman que
"las personas depresivas no dirigen su atención hacia los estímulos negativos con más frecuencia que los del
grupo control, pero que una vez que estos estímulos capturan su atención tienen dificultades para apartar su
atención de ellos".
El meta-análisis de Mitte indica que la ansiedad incide tanto en los procesos perceptuales como en el
procesamiento conceptual y en los sistemas de memoria que implican la elaboración de la información. Estos
resultados apoyan la idea de un sesgo de memoria explícita y sugieren que la ansiedad incide en mayor
medida en los procesos de recuperación específica de la información que en los procesos de reconocimiento.
El autor sugiere que este sesgo se puede explicar teniendo en cuenta que los procesos motivacionales y el
propósito de las personas afectan al procesamiento de la información: la memoria depende de la relevancia
personal y de las metas subjetivas de los individuos (se tiende a recordar mejor lo importante o lo deseable).
No es posible establecer una relación causal entre la presencia de sesgos cognitivos y el desarrollo y
mantenimiento de trastornos emocionales. Sin embargo, el que ansiedad y depresión se caractericen por
numerosos sesgos cognitivos (atención, recuperación, interpretación, control del procesamiento emocional,
etc.) parece apuntar a favor de la hipótesis de que los sesgos cognitivos negativos representan un elemento
de vulnerabilidad cognitiva tanto para la ansiedad como para la depresión.
El patrón general de resultados no parece ajustarse en su totalidad a los diferentes modelos cognitivos
elaborados para explicar los mecanismos a través de los cuales se producen los sesgos cognitivos asociados a

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Afectividad negativa y personalidad

los trastornos de ansiedad y depresión, aspecto que deja abierto el campo de investigación para la
incorporación de estudios realizados dentro del ámbito de la neurociencia y otras disciplinas afines
(evaluación de los sesgos mediante cartografía cerebral, TEP, RMF o potenciales evocados).
Por último, los datos expuestos deben ser complementados con hallazgos de otras líneas de investigación,
como los que señalan la existencia de déficits a nivel de las funciones del control ejecutivo de la atención o la
reducción de recursos cognitivos en tareas complejas en personas con ansiedad y depresión.

4. Ansiedad, depresión y regulación emocional


Las emociones son reacciones somáticas y cognitivas que se originan ante situaciones específicas internas o
externas, o como consecuencia de la transacción diaria persona-ambiente, por lo que es difícil asumir que las
personas experimenten de forma pasiva sus emociones. Los diferentes sesgos cognitivos asociados a los
trastornos emocionales (ansiedad y depresión), pueden incidir en la utilización de estrategias de regulación de
la emoción desadaptativa e impedir que se apliquen otras más adaptativas (p. e. reevaluación de la situación).
Joormann y D’Azanvato analizaron el rol de los procesos cognitivos en la regulación de las emociones y
señalaron que los sesgos cognitivos de procesamiento selectivo de la información emocional, que ocurren a
nivel de los procesos atencionales y de la memoria, pueden producir evaluaciones rígidas (originadas de
manera automática y no consciente) que interfieren con la regulación de la emoción.
En personas depresivas, la mayor elaboración de la información negativa hace que ésta sea más accesible y
recuperable, lo que hace difícil que se "desenganchen" y favorece la "rumiación" de los pensamientos
negativos. Este sesgo de memoria limita el recuerdo incongruente con el estado de ánimo (recuerdo de la
información positiva) para regular el estado emocional. Por otra parte, si el sesgo atencional que caracteriza a
las personas depresivas ocurre en las etapas tardías del proceso atencional, será muy difícil que estas
personas puedan utilizar una estrategia para re-direccionar su atención fuera de los estímulos negativos.
En personas con ansiedad, la existencia de un sesgo pre-atencional, que opera a nivel automático, impide que
la persona modifique de forma intencional la situación que le produce reacciones de ansiedad.
Los datos de investigaciones realizadas en el marco de la modificación de sesgos cognitivos indican que es
posible entrenar a los individuos para eliminar dichos sesgos y así facilitar el empleo de estrategias para
modificar su respuesta emocional. Se debe seguir investigando:
 En qué medida los diferentes sesgos cognitivos asociados a los trastornos emocionales inciden en la
secuencia de generación de emociones.
 Cómo cambiarlos mediante técnicas de entrenamiento cognitivo para favorecer la utilización de
estrategias adaptativas de regulación de las emociones.

Jovana RN 14
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad

1. Introducción
Si algo caracteriza al ser humano es la búsqueda de la felicidad y el bienestar físico y psicológico. Sin
embargo, hasta hace muy poco, la psicología ha dedicado todo su esfuerzo al estudio de las emociones
negativas. Esta panorámica comenzó a cambiar a finales de los 90 y principios del 2000 como consecuencia
de las numerosas investigaciones realizadas al amparo de propuestas teóricas como:
 La teoría de la ampliación-construcción de emociones positivas, de Bárbara Fredrickson.
 La teoría de la auto-determinación, de Ryan y Deci.
 Las aportaciones sobre el concepto de "flujo" (flow), de Csikszentmihalyi.
 Las investigaciones de Diener y cols. sobre el bienestar subjetivo.
Estos planteamientos, junto con la reivindicación de una psicología más positiva por parte de Seligman, han
estimulado el estudio de la felicidad, las emociones y el afecto positivo dentro de los distintos ámbitos de la
psicología, dando lugar a un campo de estudio caracterizado por la importancia concedida a los aspectos
positivos y los recursos internos de la persona (bienestar, satisfacción, optimismo) y la creencia de que
individuos con mayor afecto positivo (más felices) muestran menos problemas de salud física y psicológica.

2. Las emociones positivas


2.1. Introducción
En la vida se producen situaciones que
implican amenaza u oportunidad de mejora
que requieren una respuesta rápida, o
situaciones sociales en las que interesa
producir respuestas de naturaleza
interpersonal. En este contexto se
desarrolla la denominada "visión positiva
de las emociones", en la que se reconoce
su importancia por la incidencia que tienen
en el proceso de toma de decisiones.

Las emociones hacen que el proceso de toma de decisiones sea más rápido y eficiente, facilitando así
una adecuada adaptación al ambiente.

Hay más emociones negativas que positivas y se han estudiado con mayor intensidad, debido a que:

 Las emociones negativas (tristeza, miedo) están relacionadas con las conductas de evitación y la
percepción de amenaza, por lo que son esenciales para las situaciones en las que puede estar en
peligro la propia supervivencia.
 Las emociones positivas (alegría, interés) están asociadas a conductas de aproximación y a la
percepción de oportunidades, lo que las hace menos automáticas y más susceptibles de ir
configurándose mediante el aprendizaje y las experiencias adquiridas a lo largo del desarrollo vital.
Aunque ambos tipos de emociones tienen una función adaptativa, bajo determinadas circunstancias (estrés),
las emociones negativas pueden convertirse en desadaptativas o aparecer asociadas a interacciones sociales
disfuncionales que perpetúen la reactividad psicofisiológica, provocando conductas perjudiciales para los
demás y para la propia persona. Por el contrario, las emociones positivas pueden actuar como un muro para
defenderse del estrés diario, de modo que si potenciamos la experiencia de estas emociones podremos
reparar el deterioro producido por la adaptación al estrés y reducir su impacto en el futuro.

Investigaciones prospectivas aportan evidencia de que las emociones positivas, originadas de forma
natural o inducidas experimentalmente, predicen consecuencias más positivas a corto y largo plazo.

Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad

2.2. La teoría de la ampliación-construcción


ampliación construcción de las emociones positivas
El carácter defensivo de las emociones negativas consiste en un estrechamiento
de la atención
ción y rigidez de la actividad cognitiva, que suponen una
reducción temporal del repertorio de pensamientos y conductas de la
persona con el fin de generar respuestas rápidas y específicas de
autoprotección ante cualquier amenaza.
amenaza Fredrickson ofrece un
enfoque complementario sobre las emociones positivas.
Su teoría de la ampliación-construcción
ampliación construcción defiende que las
emociones positivas también están implicadas en el proceso
de adaptación psicológica que favorece la supervivencia
porque incrementan el repertorio
repertorio de pensamientos/acciones
de la persona e introducen flexibilidad cognitiva
cognitiva, dando lugar a
mayor flexibilidad conductual que, con el tiempo, generaría recursos personales
personales, incrementándose con ellos la
creatividad, la resistencia, las relaciones sociales y la salud física.
fí Además, las
EXPERIENCIA DE
EMOCIONES
emociones positivas amplían el foco atencional
atencional.
POSITIVAS
Todo esto hace que el individuo se sienta más seguro y con mayor nivel de
conocimiento de las situaciones
situaciones,, lo que a su vez le lleva a experimentar
Transforma a la Amplía
persona, generando momentáneamente nuevas emociones positivas
positivas, produciéndose así una espiral ascendente de
una espiral los repertorios de funcionamiento óptimo.
ascendente pensamiento-acción
pensamiento
Esta autora defiende que aunque las emociones positivas son transitorias,
Se desarrollan los recursos
ecursos personales que se generan de ellas son duraderos y, en la medida
recursos personales en que se van acumulando, con el paso del tiempo transforman a la persona,
persona
duraderos
haciéndola mejor (más sociable, más saludable
saludable,, etc.).
etc.
Diferentes estudios correlacionales han examinado estas predicciones
predicciones. Sobre
obre la base de que las personas son
capaces de aprender métodos para autogenerar emo emociones
ciones positivas, Fredrickson y cols. evaluaron los
cambios en la puntuación en diez emociones positivas en un grupo de personas adultas asignadas
aleatoriamente a un taller de siete semanas de meditación para evocar e intensificar sentimientos internos de
amor. Los resultados muestran:
muestran
o Un ssignificativo
ignificativo incremento
incremento de las diez emociones positivas a lo largo de las siete semanas en los
miembros experimentales, cuya puntuación era el triple que la del grupo control.
o El incremento de las emociones positivas se mantenía en los días en los que las personas ya no
participaban en el taller.
o Los cambios producidos por el incremento de la experiencia de emo
emociones
ciones positivas se mantenían 15
meses después de hacer finalizado el entrenamiento en meditación.
A lo largo de su existencia,
existencia la persona va experimentando experiencias agradables y desagradables,
desagradables de modo
que la textura afectiva de la vida puede
puede ser representada mediante un ratio de "positividad" que Fredrickson
y Losada definen como el cociente entre las emociones positivas y negativas (EP/EN) experimentadas a lo
largo del tiempo. Dado que lo “malo” tiene más impacto que lo “bueno” y que las personas sólo se sienten
ligeramente felices (“sesgo
esgo de negatividad”),
negatividad”), los autores postulan que las emociones positivas deberían
superar a las negativas en una proporción 3 a 1, tasa a partir de la cual se produce un funcionamiento óptimo.
Esta tasa de positividad es lo que explicaría la capacidad de resistencia ante la adversidad de algunas
personas (emociones
emociones positivas contrarrestan
ontrarrestan los efectos nocivos de las emociones negativas).
negativas
Desde este planteamiento, las emociones pueden ser conceptualizadas como un "sistema
sistema auto-organizado
auto organizado
que funciona para maximizar y mantener su propia organización
organización". Garlan y cols.
col afirman que las
as emociones
positivas producen una espiral emocional ascendente positiva y las negativas una espiral emocional
descendente negativa. Ambas espirales difieren dos aspectos:

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Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad

 Contenido emocional (positivo vs. negativo): las emociones positivas amplían la mente, los repertorios
de conducta y la apertura social, y pueden producir de manera recíproca un aumento de las emociones
positivas que, a su vez, favorece que la persona participe en acontecimientos agradables. Lo contrario
ocurre con las emociones negativas.
 Nivel estructural: mientras las espirales descendentes producen estrechamiento de la mente y
promueven conductas rígidas y desadaptativas, las ascendentes incrementan la apertura hacia los demás
y promueven actividades exploratorias espontáneas y novedosas. En definitiva, son más abiertas,
permeables, flexibles y sociales.
Estos autores especulan con la idea de que la espiral emocional ascendente positiva puede sustentarse sobre
modificaciones en la estructura cerebral producidas por las emociones positivas.

3. Los efectos beneficiosos del afecto y las emociones positivas


La afirmación de que experimentar frecuentemente un estado afectivo positivo facilita una adecuada
adaptación a las circunstancias de la vida y a tener una buena salud física y mental ha llevado a realizar
numerosas investigaciones y revisiones cuantitativas para verificar los efectos beneficiosos del afecto y las
emociones positivas. A continuación se exponen tres meta-análisis.
 Revisión de Lyubomirsky y cols. (2005): parte de la premisa de que el afecto positivo deriva y precede al
éxito (el afecto positivo tiende a favorecer que las personas tengan éxito en los distintos ámbitos de la vida, a
la vez que el experimentar éxito hace que se sientan felices ya que el éxito induce o aumenta el nivel de
afecto positivo), por lo que examina sus posibles efectos beneficiosos en diferentes dominios de la vida a
través de estudios transversales y -para poder establecer la causalidad afecto positivo-éxito- estudios
longitudinales y experimentales:
 Estudios transversales: los resultados indican que existe una relación entre afecto positivo (crónico y
temporal) y diferentes indicadores de éxito valorados culturalmente que tenían efectos beneficiosos en
los tres dominios analizados: trabajo (r = 0,27), relaciones sociales (r = 0,27) y salud (r = 0,32).
 Estudios longitudinales: indican que el afecto positivo “precede a importantes consecuencias e
indicadores de éxito, incluyendo cumplimiento y productividad en el trabajo (r = 0,24), relaciones
satisfactorias (r = 0,21), mejor salud física y mental y longevidad (r = 0,18)”. También aportaron
evidencia de que el afecto positivo (temporal o a largo plazo) precede a conductas y recursos asociados
con las auto-percepciones positivas, la sociabilidad y la actividad, así como a indicadores de conductas
pro-sociales, conductas de salud y afrontamiento.
 Estudios experimentales: señalaban que el afecto positivo hacía que la gente se sintiera mejor cuando
pensaba acerca de sí misma, favorecía el recuerdo de información positiva, mejoraba cualitativamente
las actividades sociales y las relaciones interpersonales, incrementaba la actividad física (niveles más
altos de energía), aumentaba la generosidad, etc.
En base a estos datos, los autores concluyen que el afecto positivo promueve diferentes recursos, habilidades
y conductas que favorecen el éxito en numerosos dominios de la vida, lo que sugiere que el afecto positivo
"puede conducir a resultados positivos, en lugar de simplemente ser consecuencia de ellos".
 Revisión cuantitativa de Pressman y Cohen (2005): confirma la relación entre afecto positivo y salud.
 La investigación prospectiva en relación a la mortalidad y morbilidad indica:
o El afecto positivo disminuye la tasa de mortalidad, sobre todo en personas mayores de 55 años
que viven en la comunidad.
o Estudios realizados con personas mayores internadas en centros asistenciales revelan que los
altos niveles de afecto positivo está asociado con una mayor mortalidad, en comparación con
sujetos que viven en comunidad, posiblemente debido a un mayor deterioro de su salud.
o El afecto positivo no sólo disminuye el riesgo de padecer una enfermedad o sufrir accidentes,
sino que también tiende a mejorar el estado general de salud.

Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad

 Los resultados de estudios prospectivos sobre supervivencia en personas que sufren una enfermedad
grave sugieren que:
o El afecto positivo tiene un efecto perjudicial en estas personas cuando están en una fase muy
avanzada con pocas expectativas de supervivencia, debido a que produce un optimismo irreal
que les lleva a no seguir adecuadamente los tratamientos.
o El afecto positivo tiene un efecto beneficioso o no tiene ningún efecto en personas que tienen
más expectativas de supervivencia o enfermedades menos graves.
En un meta-análisis más reciente, Chida y Steptoe (2008) han encontrado que el optimismo y el afecto
positivo inciden favorablemente en la supervivencia de personas sanas y enfermas.
 Los resultados sobre en qué medida el afecto positivo influye en los síntomas físicos que las personas
informan tener ponen de manifiesto que el afecto positivo (inducido en el laboratorio o experimentado
naturalmente) está relacionado con menor informe de síntomas físicos relacionados con enfermedad y
con menor sensibilidad al dolor. Estos efectos se han encontrado en individuos sanos y personas
enfermas y parece ser debido al modo en que las personas perciben su cuerpo.
¿Qué mecanismos o vías utiliza el afecto positivo para promover una buena salud? Pressman y Cohen
proponen dos vías para explicar la relación entre afecto positivo y salud física.
1. Modelo de efecto principal: defiende que el afecto positivo incide directamente en la conducta y los
sistemas fisiológicos de diferentes modos:
a) Promueve comportamientos saludables (p. e. actividad física o motivación para el cuidado personal).
b) Disminuye la frecuencia cardiaca, la presión arterial y las concentraciones en sangre de hormonas
como la adrenalina y la noradrenalina a través de su influencia en el SN simpático.
c) Regula el nivel de cortisol, a través del eje hipotalámico-pituitario-adrenal.
d) Influye en el sistema opiáceo, que afecta a la salud disminuyendo la actividad autónoma y endocrina.
e) Incide en el funcionamiento del sistema inmune mediante el aumento de anticuerpos.
f) Facilita el establecimiento de relaciones sociales, disminuyendo el riesgo de morbilidad y mortalidad.
2. Modelo de amortiguación del estrés: propone que el afecto positivo podría influir en la salud
reduciendo o amortiguando el potencial efecto negativo que tiene la experiencia de acontecimientos
estresantes, es decir, haría que la persona tenga menos experiencias estresantes (conflictos) en su
actividad y relaciones, generándole a su vez más recursos sociales, que aumentan la percepción de
capacidad para enfrentarse con éxito a las demandas de la situación. Además, el afecto positivo influiría
favorablemente sobre el sistema inmune y cardiovascular a través de su efecto sobre el SNA y el eje
hipotalámico-pituitario-suprarrenal.
En líneas generales, el afecto positivo tiene un efecto beneficioso sobre la salud. Sin embargo, algunos
estudios muestran un efecto curvilíneo: los niveles moderados de afecto positivo son beneficiosos para la
salud, pero tener niveles altos puede inducir a una cierta invulnerabilidad ilusoria que llevaría a la persona a
en caso de enfermedad no seguir correctamente el tratamiento, a subestimar las potenciales amenazas y a
utilizar estrategias de afrontamiento no adecuadas.

 Meta-análisis de Howell y cols. (2007): es una ampliación del anterior e investiga si el bienestar subjetivo
(BS) predice un efecto positivo sobre la salud. Diferencias respecto a la revisión de Pressman y Cohen:
a) No se reduce a estudiar el afecto positivo sino que utiliza otros constructos psicológicos positivos
agrupados bajo el concepto de "bienestar subjetivo".
b) Incluye estudios que manipulan simultáneamente constructos psicológicos positivos y negativos.
c) Calculan por separado el efecto de la relación de BS y salud, y la relación entre malestar y salud.

Jovana RN 4
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad

Los resultados obtenidos de los estudios experimentales, ambulatorios y longitudinales indican:


 El BS se relaciona positivamente con estados de salud temporales (r = 0,15) o más duraderos (r = 0,11),
así como con el control de los síntomas de la enfermedad (r = 0,13). Este efecto no es debido
exclusivamente a que la enfermedad produce un deterioro de la salud, sino que el BS ejerce un efecto
beneficioso sobre la salud (ambos efectos tienen tamaño similar pero en dirección opuesta).
 El efecto del BS era mayor sobre la salud cuando ésta hacía referencia a estados de corta duración que
cuando era definida en términos de procesos de larga duración o más crónicos (debido a la fuerte
relación existente entre el BS y el funcionamiento del sistema inmune y el nivel de tolerancia al dolor).
 En cuanto a la incidencia de variables moderadoras en el efecto del BS sobre la salud, encontramos:
o El nivel de salud inicial. El BS tiene mayor incidencia, tanto a corto como a largo plazo, en las personas
sanas, en el sentido de mejorar el funcionamiento físico. En personas enfermas el BS amortigua el
deterioro físico, porque incrementa el control de la enfermedad y el aumento de la supervivencia.
o La edad: conforme incrementa, se produce un aumento de la probabilidad de sufrir un accidente o
trastorno cardiovascular como consecuencia de los procesos de deterioro biológico, por lo que se
asume que conforme la persona envejece, el papel protector del BS es mayor.
Por último, aunque el efecto positivo conduce a mayor éxito profesional, mejores relaciones, mejor salud
física, etc., también existen situaciones en las que nos vemos obligados a reaccionar ante acontecimientos
negativos y en las que el afecto positivo no es la respuesta más funcional. Ser feliz también supone que la
persona sepa reaccionar ante emociones negativas cuando sea apropiado hacerlo, regresando a un estado
positivo cuando las condiciones mejoran.

4. Bienestar subjetivo
4.1. Concepto y definición
El BS es un concepto complejo en el que convergen investigaciones de diferentes constructos relacionados
con la evaluación que la persona hace de la satisfacción con su vida. Según Diener, el BS presenta tres
aspectos característicos:
1. Naturaleza subjetiva: se basa en la propia experiencia de la persona.
2. Carácter global: incluye una valoración de todos los aspectos de la vida.
3. Presencia de afecto positivo, dado que no es suficiente la ausencia de factores negativos.
En cuanto a la definición de BS, las numerosas propuestas pueden ser agrupadas en tres categorías:

 Las que inciden en la valoración que el individuo hace de su propia vida en términos positivos.
 Las que inciden en la comparación que la persona hace de las experiencias de sentimientos positivos
con los negativos.
 Las que inciden en el desarrollo de un funcionamiento personal óptimo.
Diener y cols. definen el BS como una "categoría amplia de fenómenos que incluye las respuestas
emocionales de las personas, dominios de satisfacción y juicios globales de satisfacción con la vida”.
De acuerdo con esta definición, el BS incluiría la experiencia subjetiva emocional que tendría:
 Dos componentes afectivos independientes: afecto positivo (AP) y afecto negativo (AN).
 Un componente cognitivo: satisfacción con la vida (SV), referido a la evaluación o los juicios que la
persona hace de su satisfacción con las circunstancias y condiciones de su vida.
Estos tres componentes serían dimensiones distintas aunque relacionadas entre sí, de modo que es necesario
evaluar y examinar por separado cada uno (AP, AN y SV) para tener una descripción completa del BS.

Jovana RN 5
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Diener y cols. amplían el


componente cognitivo al
incluir una diferenciación
entre:
- Satisfacción con la vida en
términos globales (SV).
- Satisfacción en una serie
de dominios concretos (SD).
Algunos autores defienden que la SD y la SV están relacionadas o incluso que la SD forma parte de la SV. Lo
más intuitivo y razonable es considerar que los cambios en SD afectan a la SV en términos generales, tal y
como sugieren los datos experimentales: las personas que evalúan su SV tienen más pensamientos
relacionados con dominios importantes (familia, trabajo...) que con dominios menos significativos (clima).

4.2. Medida del bienestar subjetivo


El BS que representa una experiencia subjetiva del propio individuo, por lo que para evaluarlo se emplean
auto-informes en que la propia persona valora sus experiencias emocionales y su satisfacción vital:
 Evaluación de los componentes afectivos: las Escalas PANAS de Afecto Positivo y Negativo, de
Watson, Clark y Tellegen, compuestas por 20 ítems (10 descriptores positivos y 10 descriptores negativos),
a los que se responde con una escala tipo Likert de 1 a 5, y con una estructura temporal que permite
evaluar experiencias inmediatas y previas. Las dos subescalas tienen excelentes propiedades psicométricas.
 Evaluación del componente cognitivo: la Escala de Satisfacción con la Vida (SWLS), de Diener y cols.,
evalúa globalmente la SV y consta de 5 ítems tipo Likert, cuyos valores de respuesta oscilan en la versión
original entre 1 y 7 y en la versión española entre 1 y 5. Presenta buenos datos psicométricos.
 Evaluación de todos los componentes (afectivos y cognitivo): el Inventario de Felicidad de Oxford
(OHI), de Argyle, Martin y Crosland, consta de un total de 29 ítems a través de los cuales se evalúa tanto la
experiencia emocional como la satisfacción con la vida. Ha sido traducido y adaptado a diferentes idiomas
y presenta una buena fiabilidad interna, así como validez de constructo.
Aunque los sesgos y los estilos de respuesta tienen una limitada incidencia en los autoinformes, en los
últimos años se han desarrollado medidas y procedimientos alternativos para evaluar el BS:

▿ Método de Muestreo de Experiencias (MME): registra aleatoriamente y en distintos momentos


temporales datos del estado de ánimo y las cogniciones de la persona.

▿ Método de Reconstrucción Diaria (MRD): se basa en la reconstrucción que la persona hace de las
experiencias y actividades realizadas el día anterior mediante una técnica que minimiza posibles
sesgos de memoria en la reconstrucción. También evalúa el tiempo invertido en realizar actividades y
las experiencias afectivas experimentadas durante su realización.

4.3. Heredabilidad y estabilidad temporal del bienestar subjetivo

✼ Heredabilidad del BS

 En un estudio pionero de Genética Conductual, Tellegen y cols. examinaron la heredabilidad en gemelos


monocigóticos y dicigóticos criados juntos y por separado, encontrando que en torno al 50% de la
varianza asociada al BS puede ser explicada por factores genéticos.
 Otro estudio de Røysamb y cols. confirmó los resultados y comprobó además que la heredabilidad del BS
varía en función del sexo, siendo más alta en las mujeres (0,54) que en los hombres (0,46).

Jovana RN 6
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A pesar de esto, la heredabilidad del BS sigue siendo un tema controvertido respecto a su cuantía. Algunos
autores consideran que aproximadamente el 80% de los componentes estables del BS son heredables, otros
mantienen que la no supera el 20%. No obstante, la mayoría de investigadores aceptan que “los genes
parecen explicar en torno al 40-50% de la varianza en los niveles estables del AP, AN, SV, y otros
aspectos del BS global. Aunque no está claro si estos efectos genéticos son aditivos o no aditivos, ni tampoco
está claro si hay algunos efectos ambientales fiables debidos a la familia”.

✼ Estabilidad del BS

Los estudios con gemelos y de adopción indican que hay una fuerte relación entre factores disposicionales y
BS. Si a esto le sumamos la estabilidad de la personalidad a lo largo de la vida cabe pensar que el BS podría
ser tan estable en el tiempo como la personalidad.
 Corto plazo. A nivel experimental, los datos confirman que existe un cierto grado de estabilidad en
períodos cortos de tiempo. La investigación de Eid y Diener apuntaba a que entre el 74-84% de la
varianza en la medida de SV permanecía estable, mientras que la influencia de los estados afectivos
transitorios apenas tenían incidencia sobre la estabilidad de la misma.
 Largo plazo. La estabilidad también se ha evaluado en períodos más largos de tiempo. Fujita y Diener
encontraron, utilizando los datos del estudio del panel socio-económico alemán para evaluar la
estabilidad de un ítem en la medida de SV durante un periodo de 17 años, que la estabilidad año a año
era moderadamente alta (0,50-0,60) y para el total de los 17 años se mantenía en torno a 0’30. Estos
resultados fueron consistentes con los obtenidos por Lucas y Donnellan (2007), que mostraban que la
estabilidad de la varianza en satisfacción con la vida oscilaba de 0,30 a 0,40.

4.4. Estatus económico y bienestar subjetivo


El estatus económico es uno de los determinantes socio-demográficos que más investigaciones y debates ha
suscitado con relación a su posible impacto sobre el desarrollo de BS en las personas. En general:

 Estatus económico alto (definido en base a los ingresos económicos y riqueza) supone tener mayor
nivel de expectativa de vida, mejor alimentación y disminución de mortalidad infantil.
 Estatus económico bajo (pobreza) suele correlacionar con bajos niveles de salud, movilidad,
educación y acceso a los servicios.
Cantril encontró, en un trabajo pionero que evaluó a 20.000 personas de 13 naciones, que
independientemente del nivel económico de las personas, todas percibían que tener más dinero, más
propiedades y una buena calidad de vida eran condiciones necesarias para ser felices.
Aunque esta idea (a más dinero y riquezas, mayor nivel de felicidad) se mantiene en la actualidad, se han
introducido aspectos que matizan o cuestionan esta relación estatus económico-felicidad:
1. El crecimiento económico constante de los países
desarrollados no se ha reflejado en un crecimiento
similar en la media de BS (la prosperidad de EEUU en los
últimos 50 años no se corresponde con el BS, que
apenas ha crecido en este tiempo).
2. Los datos de investigaciones indican que la correlación
estatus económico-BS sigue el principio de la ley
económica de la utilidad marginal decreciente (a medida que aumenta la
renta personal disponible, cada dólar adicional contribuye menos al BS). Es
decir, se trata de un efecto curvilíneo: las correlaciones entre estatus
económico y BS tienden a disminuir conforme aumenta el nivel de riqueza del
país, de modo que las correlaciones más altas se obtienen en países con un
bajo nivel de desarrollo económico. Este efecto ha sido explicado mediante “la paradoja Easterlin”.

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Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad

 Paradoja de Easterlin: en las personas que tienen solucionado el


problema de las necesidades básicas, lo que incide en la
percepción de bienestar subjetivo no es el nivel de ingresos
absoluto sino el estatus económico relativo (compararse con la
situación económica anterior, con la situación económica de los
demás, las aspiraciones de un mayor estatus, etc.).
Este planteamiento se enmarca dentro de la teoría de la necesidad para
explicar que existe mayor correlación entre estatus económico y BS en
poblaciones más pobres y disminución marginal del efecto del estatus sobre el BS cuando aumenta la riqueza.
3. A nivel experimental, Howell y Howell confirman una asociación entre estatus económico y BS más alta en
países en vías de desarrollo que en países desarrollados. Este meta-análisis pone de manifiesto el papel
moderador de algunas variables (p. e. a mayor nivel de estudios, menor relación estatus económico-BS; la
relación es más débil cuando se mide el concepto de felicidad que cuando se usa el término calidad de
vida o satisfacción vital).
Aunque las medidas correlacionales no permiten descartar totalmente la posibilidad de que sea el BS el que
conduce a un mayor nivel económico o que la relación entre ambos esté determinada por una tercera
variable, parece que en conjunto los resultados se ajustan a las predicciones de la teoría de la necesidad: “el
dinero es necesario, pero no suficiente, para alcanzar la felicidad”.

4.5. Personalidad y bienestar subjetivo


Otra área de investigación se centra en el análisis de cómo determinadas características personales
(neuroticismo, optimismo…) influyen en el desarrollo del BS.

Extraversión y neuroticismo
Estudios indican la existencia de una clara relación entre personalidad y BS, en el sentido de que una "parte
importante del BS estable es debida a la personalidad". La mayoría de los estudios se han centrado en el
estudio de los Cinco Grandes factores de personalidad de Costa y McCrae, especialmente en Extraversión y
Neuroticismo, dada su posible influencia en los dos componentes emocionales del BS (el afecto positivo y el
afecto negativo, respectivamente). En general:
 Los individuos Extravertidos experimentan sentimientos y emociones más positivas y tienen umbrales
más bajos para la activación del AP.
 Los individuos Neuróticos experimentan sentimientos y emociones más negativas y tienes umbrales
más bajos para la activación del AN.
Se han realizado varios análisis de la relación entre los Cinco Factores y el BS:

 Los datos obtenidos del meta-análisis de DeNeve y Cooper indican que la correlación entre BS y los Cinco
Factores era muy poco significativa, hasta el extremo de que no explicaban más del 4% de la varianza
asociada a todos los índices del BS. Esto puede ser debido a utilizar datos de estudios con medidas
excesivamente amplias o generales.
 Lucas y Fujita repitieron el meta-análisis anterior utilizando diseños exclusivos para evaluar la relación
extraversión y BS, encontrando una correlación media más alta (0,37).
 Steel, Schmidt y Shultz analizaron la relación entre personalidad y componentes del BS, encontrando una
fuerte correlación entre neuroticismo, extraversión, cordialidad y minuciosidad con todos los
componentes del BS (40% de la varianza en BS estaba asociada a estos rasgos de personalidad).
Para explicar la correlación entre extraversión/neuroticismo y BS se han propuesto diversas hipótesis:
 La explicación temperamental: postula que la personalidad influye directamente en el nivel de BS
mediante la acción de mecanismos biológicos. La teoría con mayor consenso dentro de este enfoque es la
“teoría de la sensibilidad al refuerzo y al castigo” de Gray, que propone la existencia de dos sistemas:

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 SAC (Sistema de Activación Conductual), responsable del grado de sensibilidad que muestra la
personas a las señales de refuerzo y recompensa.
 SIC (Sistema de Inhibición Conductual), responsable del grado de sensibilidad que muestra la persona
hacia las señales de amenaza o castigo condicionados.
Se postula que los extravertidos serían más sensibles a experimentar emociones positivas y los que puntúan
alto en neuroticismo serían especialmente sensibles a experimentar emociones negativas. Las predicciones
fueron confirmadas por el estudio de Smits y Boeck: los extravertidos son muy reactivos a los procedimientos
de inducción de estado de ánimo positivo y más sensibles a las señales de refuerzo que de castigo.
 La explicación instrumental: asume que la personalidad incide en el BS de forma indirecta a través de
situaciones o acontecimientos experimentados. Se sustenta en que las personas extravertidas dedican más
tiempo a actividades sociales y suelen tener una influencia más positiva sobre las personas que les
rodean, aspecto que facilita crear una red de relaciones sociales que favorece el BS.

Optimismo
La importancia del optimismo reside en su capacidad para producir un estado de ánimo que favorece el
bienestar subjetivo, facilita el ajuste psicológico e incide favorablemente en los distintos ámbitos de la vida.
El optimismo puede ser considerado como un estilo explicativo, cuyo origen está en el modelo reformulado
de Indefensión Aprendida y en la necesidad del ser humano de encontrar explicación a lo que le sucede.
Las personas utilizan tres dimensiones atribucionales para dar explicación a los sucesos:

 Locus de control (interno/externo): en qué medida las personas consideran que los acontecimientos
se deben a ellos o a los demás.
 Estabilidad (estable/inestable): en qué medida las personas consideran que las causas de lo ocurrido
se mantendrán en el tiempo.
 Especificidad (específico/global): en qué medida afecta lo sucedido a un área específica de la vida o
tiene una influencia más global.
Los datos experimentales muestran que las personas optimistas atribuyen los éxitos a causas internas,
estables y globales y los fracasos a factores externos, inestables y específicos, lo que genera una percepción
de sí mismo más favorable (“sesgo auto-ensalzamiento”).
El optimismo también se puede considerar como una variable disposicional, relacionada con la expectativa
que las personas tiene sobre su futuro (expectativa generalizada y estable a través del tiempo y las
situaciones) de que en el futuro ocurrirán resultados favorables frente a los desfavorables. Todas las personas
tienden a ver el futuro de manera relativamente positiva, aunque en los optimistas esta visión es mucho más
intensa y se mantiene incluso cuando hay evidencia desfavorable.
Ambos tipos de optimismo son evaluados mediante auto-informes:

▿ Para medir el optimismo como estilo explicativo se utiliza el Cuestionario de Estilo Atribucional
(Attributional Style Questionnaire: ASQ), desarrollado por Peterson y cols.
▿ Para evaluar el optimismo como disposición se suele emplear el Test de Orientación Vital (Life
Orientation Test: LOT), de Scheier y Carver.
Dado que las personas optimistas tienen expectativas positivas del presente y del futuro, cabe esperar que
mantengan cotidianamente niveles más alto de BS en períodos de estrés que aquellos menos optimistas.
Estudios prospectivos ponen de manifiesto que las personas optimistas tienen más facilidad para establecer
relaciones sociales y más éxito en el ámbito académico y profesional.
Investigaciones señalan que el optimismo tiene un efecto beneficioso en la salud de la población y es un
recurso psicológico de primer orden para enfrentarse al estrés que producen los traumas dentro del ámbito
de la población clínica (amortigua el efecto del estrés haciendo que la persona sea más resistente).

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Igualmente, el optimismo disposicional está relacionado con buen pronóstico o recuperación en pacientes
con trastornos cardiovasculares y cáncer, y con menor morbilidad y mortalidad (incluyendo VIH y cáncer).
Aunque ser optimista es positivo, puede convertirse en desadaptativo, especialmente cuando las ilusiones
positivas distorsionan en exceso el concepto de sí mismo o alteran peligrosamente la realidad, produciendo
un autoengaño que podría minimizar la percepción de riesgo en situaciones de peligro para la salud.

4.6. Cultura y bienestar subjetivo


Existen datos que sugieren diferencias respecto a aquellos aspectos que son considerados como relevantes
para ser feliz. ¿Difieren las personas de distintas culturas en lo que consideran felicidad? Lu y Guilmour
realizaron un estudio con estudiantes chinos y norteamericanos, y todos coincidían en que era un estado
positivo de la mente pero unos enfatizaban aspectos diferentes:
▿ Los chinos hacían énfasis en el cultivo de valores espirituales y la necesidad de lograr un balance
emocional en su vida, subrayando la importancia de alcanzar expectativas sociales relacionadas con
un sentido amplio de felicidad.
▿ Los norteamericanos enfatizaban los aspectos materiales y expectativas asociadas a la necesidad de
disfrutar la vida que consideraban por encima de las restricciones sociales que limitan el desarrollo
personal de la felicidad.
Estas diferencias son consistentes con las características de las sociedades individualistas (comprometidas con
un yo independiente, identifican una vida feliz en términos emocionales con una vida feliz en términos de
satisfacción) y de las sociedades colectivistas (comprometidas con las relaciones con los demás, las emociones
agradables implican un componente de relación social y están condicionadas por la aprobación de los otros).
En general, las investigaciones transculturales indican que los individuos de culturas individualistas tienen
mayor percepción de BS que los que pertenecen a culturas colectivistas. Shu y Koo dan dos explicaciones a las
diferencias en BS entre individualistas y colectivistas:
1. Se necesita mayor sacrificio de las necesidades instintivas y de los deseos para vivir una vida plena en
las culturas colectivistas que en las individualistas. Para los colectivistas el ser aceptado por los otros es
una de las mayores recompensas sociales que pueden obtener, pero el obtener esta aprobación supone
limitar los impulsos instintivos y los deseos de auto-gratificación, incluida la felicidad personal.
2. El colectivismo puede nutrir varias cualidades disposicionales que de manera no intencional producen
“baches” en el camino hacia la felicidad. Los colectivistas, al estar preocupados por establecer y mantener
relaciones sociales, planifican metas orientadas a la prevención (no fracasar) más que a la promoción
que son las que suelen producir emociones positivas y BS.
De esto no se debe deducir que unas culturas sean intrínsecamente mejores que otras, sino que pueden tener
diferentes opiniones acerca de qué es lo más conveniente considerar.

5. Bienestar psicológico
Históricamente existen dos tradiciones en cuanto a la conceptualización del bienestar y la felicidad:

⇒ Tradición hedonista: plantea como principio moral la obligación de maximizar las experiencias de
placer y minimizar las de dolor o sufrimiento, asumiendo que la felicidad se construye en base a todas
las experiencias placenteras experimentadas a lo largo de la vida. El enfoque hedonista es representado
por el bienestar subjetivo (afecto y satisfacción con la vida).

⇒ Tradición eudaimónica: defiende que la verdadera felicidad está en nosotros mismos, en descubrir
nuestras virtudes y vivir de acuerdo con ellas. El ser feliz consiste en potenciar y desarrollar lo mejor que
cada persona lleva dentro, poniendo las habilidades y el talento al servicio del logro del bienestar propio
y de los demás. Este enfoque es representado por el bienestar psicológico (desarrollo de capacidades y
crecimiento personal).

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Afectividad positiva y personalidad

Algunos autores han cuestionado la distinción entre bienestar hedónico y bienestar eudaimónico (el término
de bienestar eudaimónico utilizado en la investigación es diferente del que proponía Aristóteles, además
ambos tipos de bienestar se solapan y pueden incluir mecanismos psicológicos que operan conjuntamente).
Aun así, la realidad es que esta diferenciación se ha extendido en el estudio y la investigación.

5.1. La teoría del bienestar psicológico de Ryff


Esta teoría multidimensional parte de que el bienestar psicológico supone el "compromiso con los cambios
existenciales de la vida" y está relacionado con el desarrollo de capacidades y el crecimiento personal.
Ryff defiende que el bienestar psicológico está asociado a determinados criterios de desarrollo positivo de la
personalidad que van más allá de un simple balance entre afectos positivos y negativos. Su modelo teórico
propone seis dimensiones relacionadas con necesidades, motivos y atributos que cualquier persona en un
estado normal de salud debe satisfacer para ser feliz:
1. La auto-aceptación o actitud positiva hacia el yo (“me siento satisfecho conmigo mismo”): para un
funcionamiento positivo es necesario sentirse bien y tener una actitud positiva, asumiendo las propias
limitaciones. Las personas con alto grado de auto-aceptación tienen una elevada autoestima.
2. El crecimiento o desarrollo personal (“mi vida es un continuo proceso de cambio, aprendizaje y
desarrollo”): los individuos deben desarrollar sus potencialidades para crecer como personas y alcanzar el
máximo de sus capacidades.
3. Sensación de sentido de la vida (“tengo claro la dirección y el objetivo de mi vida”): es preciso tener un
propósito y una dirección en la vida, por lo que se establecen objetivos y metas personales para promover
la motivación de actuar y desarrollarse.
4. Control o dominio del medio (“creo que soy bueno manejando las responsabilidades cotidianas”): el
bienestar psicológico supone que el individuo desarrolle la habilidad para seleccionar y crear ambientes
que favorezcan la satisfacción de sus deseos y necesidades. Las personas con alto dominio tienen un locus
de control interno y un alto nivel de autoeficacia.
5. Relaciones positivas con otros o la creencia de que se tienen relaciones de confianza, calidad, empatía e
intimidad con otros (“la gente puede describirme como una persona que comparte”). Para un adecuado
bienestar psicológico es importante entablar relaciones sociales estables y positivas, tener otras personas
a las que amar y en que confiar.
6. La autonomía o capacidad de ser independiente, de regular la conducta por normas internas y ser capaz
de resistir la presión social (“tengo confianza en mis opiniones, incluso si son contrarias al consenso
general”). La persona debe reforzar sus convicciones (autodeterminación) y defender su nivel de
independencia y de autoridad personal.
Según Ryff, estas dimensiones cambian a lo largo de la vida: el crecimiento personal y los propósitos de vida
disminuyen conforme pasa el tiempo, y la autonomía y dominio del ambiente aumentan. Para medir las
dimensiones teóricas, el autor desarrolla un instrumento: “Escalas de Bienestar Psicológico" (SPWB),
compuesto por 120 ítems en total, 20 por cada escala.
Por último, en cuanto a la separación entre bienestar subjetivo y bienestar psicológico, se ha encontrado en
estudios recientes que la estructura de ambos no cambiaba en función de variables como el sexo, la edad o la
etnia. Esto apoya la sugerencia respecto a que ambos conceptos están más relacionados de lo que se creía
previamente y que el bienestar subjetivo puede ser un prerrequisito del bienestar psicológico (o que no es
posible una experiencia eudaimónica en ausencia de un estado de hedonismo).

6. ¿Es posible incrementar de manera sostenible los niveles de felicidad?


Dada la dificultad para incidir en factores genéticos (que explican el 50% de la varianza asociada a la felicidad)
y lo costoso que es modificar los factores socio-demográficos (que explican el 10% de la varianza),
Lyubomirsky y cols. proponen el modelo de felicidad sostenible: la mejor estrategia para incrementar el
nivel de felicidad sería poner en marcha actividades intencionales que están bajo control personal.

Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad

Los autores interpretan el término “actividad” en un sentido amplio, incluyendo distintas actividades que
producen experiencias satisfactorias:
 Actividades cognitivas (adoptar una visión positiva de las cosas).
 Actividades conductuales (hacer ejercicio física de manera habitual).
 Actividades motivacionales (planificar metas personales).
Si el objetivo de la actividad es producir un cambio sostenible, la actividad debe iniciarse y sobre todo
mantenerse, por lo que es imprescindible que sea auto-reforzante y se relacione con los intereses, valores,
necesidades, etc. de la persona. La actividad intencional no producirá un incremento del bienestar subjetivo si
en sí misma no proporciona una oportunidad para experimentar experiencias positivas y crecimiento personal.
Sheldon y Lyubomirsky señalan que es más probable aumentar el nivel de felicidad cuando se eligen y
realizan actividades para lograr objetivos y metas que se ajustan a la personalidad. Las actividades
relacionadas con pertenencia, autoeficacia o autonomía son las que a priori se ajustan mejor a la persona.
El modelo de felicidad sostenible sugiere que, incluso cuando las personas están muy motivadas, si la
actividad que realizan es aburrida, no se producirá un aumento en el BS. La actividad intencional debe ser
variada para así reducir el efecto de adaptación, manteniendo todo su potencial. Además, es importante que
las personas traten de descubrir el momento óptimo para cada actividad, evitando así caer en la rutina.

En definitiva, el modelo subraya que las actividades intencionales pueden incrementar el nivel crónico
de felicidad en la medida en que estas actividades permiten la acumulación de pequeñas experiencias
positivas, a la vez que dan significado global a lo que hacen las personas.

7. Aprender a ser feliz


Al haber un margen de aprox. 40% de factores no genéticos (controlados por nosotros), podemos llevar a
cabo actividades para alcanzar el máximo rango personal de felicidad, esto es, aprender a ser felices.
Los trabajos de Fordyce ponen de manifiesto que se puede aprender a ser feliz haciendo lo que hace la gente
feliz, es decir, mediante la educación de factores personales adquiridos y la modificación de las circunstancias
ambientales es posible incrementar la felicidad percibida. El autor identificó 14 cualidades comunes a las
personas felices y vinculadas a actividades cotidianas que cualquiera puede hacer. Estas cualidades están
relacionadas con tres grandes ámbitos sociales:
1. Dedicar más tiempo a la vida social participando en actividades formales e informales para generar
sentimientos de satisfacción y pertenencia, y tener mayor percepción de felicidad.
2. Desarrollar una personalidad sociable y atractiva en base al aprendizaje de habilidades sociales para
favorecer el establecimiento de relaciones (sonreír, reconocer a los demás, ser un buen conversador...).
3. Mejorar los diversos tipos de relaciones íntimas: las relaciones afectivas con la pareja, los lazos de
amistas con personas próximas y el contacto con los familiares.
A partir de estos trabajos, Palomera propone un programa de intervención para potenciar la felicidad
mediante el desarrollo de 12 tareas asociadas a las 12 claves que considera fundamentales:

Tener relaciones sociales Mantenerse ocupado en aquello


Pasar tiempo socializando, ser extravertido
significativas y sanas que es agradable personalmente

Perseverar en la consecución de Dejar de preocuparse por aquello


Tener organización y planificación
las metas significativas que no tiene solución

Rebajar las expectativas y


Pensamiento optimista Orientación al presente
aspiraciones

Gustarse y ser uno mismo Eliminar emociones negativas y problemas Valorar la felicidad

Jovana RN 12
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

1. Introducción
Las teorías socio-cognitivas de la personalidad destacan la importancia de la cognición en el funcionamiento
humano, es decir, en los procesos motivacionales, emocionales y en la conducta desarrollada. Proponen que
los determinantes más importantes de nuestra conducta son los mediadores cognitivos (pensamientos y
creencias que tenemos acerca de nuestro entorno y nuestra conducta). Los factores cognitivos más estudiados
son las expectativas, los procesos de atribución y las reacciones ante la pérdida de control.
 Control percibido: cognición o juicio de que uno tiene la capacidad, recursos u oportunidades para llevar
a cabo una acción que incremente la posibilidad de obtener resultados positivos o evitar los negativos.
La percepción de control sobre nuestras vidas tiene importantes efectos adaptativos:

 Proporciona seguridad sobre las consecuencias futuras, lo que lleva a invertir esfuerzo para obtener
los resultados esperados.
 Favorece la creencia de que uno es eficaz y puede cambiar el entorno.
Los individuos difieren en el grado de control percibido, por lo que muchas veces las creencias asociadas son
subjetivas: las personas guían su conducta por su percepción o valoración de la situación.
Tener control no siempre es positivo, como por ejemplo cuando implica sentirse responsable de
consecuencias negativas; también perder el control que uno tenía y valoraba puede tener importantes
consecuencias para la conducta (intento de recuperarlo o resignarse / caer en la inactividad).
En el tema se analizarán las principales expectativas relacionadas con la necesidad de control:
1. Percepción de control sobre los refuerzos, o dónde creemos que está el control, en nosotros mismos
o en otras personas o elementos.
2. Expectativa de autoeficacia, o la creencia de que tenemos los recursos para hacer frente a las
situaciones que debemos afrontar.
3. Expectativa de resultados, o percepción de que la conducta lleve a los resultados deseados.
Posteriormente se analizarán procesos de atribución, que tienen lugar una vez que la conducta ha ocurrido, y
por último las consecuencias de la pérdida de control, desde los intentos renovados (reactancia psicológica)
para realizar la conducta amenazada o prohibida, hasta el cese de actividad (indefensión aprendida).

2. Las expectativas: variables previas a la conducta


Las expectativas más investigadas son la percepción de control sobre los refuerzos y la autoeficacia percibida.

2.1. El locus de control


 Locus de control: creencia que tiene una persona de que su respuesta influirá, o no, en la
consecución de un refuerzo.
Se trata de una expectativa generalizada de control sobre los refuerzos o consecuencias de la conducta y
supone una fuente de diferencias individuales al considerarse como una dimensión de personalidad, en cuyos
polos se encuentran:

➝ Externalismo, o creencia del sujeto de que la obtención


del refuerzo está más allá de su control, dependiendo de
la suerte, el contexto, o la intervención de otras personas.
➝ Internalismo, o creencia del sujeto de que los refuerzos
dependen de las conductas que realiza.
En la Escala de Control Interno-Externo de Rotter se evalúa el
constructo de forma unidimensional y general, obteniéndose una
puntuación basada en los ítems en los que se elige la alternativa
externa: mayor puntuación, mayor externalidad.

Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

También se han diseñado escalas para medir la


percepción de control en ámbitos específicos como el
rendimiento, las relaciones interpersonales o la salud.
En el campo de la salud encontramos la Escala
Multidimensional de Locus de Control para la Salud
de Wallston y cols., que incluye tres sub-escalas:
a) Internalidad, o creencia de que la salud
depende de las acciones que realiza (dieta,
ejercicio físico).
b) Creencia de que la salud está determinada por
otras personas relevantes (familia, amigos).
c) Creencia de que la salud o enfermedad están determinadas por la suerte o el destino.
Datos obtenidos con este instrumento apuntan a que serían la creencia en uno mismo y las acciones y
conductas que uno realiza las responsables finales de una mayor supervivencia, al favorecer la adherencia al
tratamiento y un mejor ajuste psicológico, ya que al percibir más control se disminuye la ansiedad y la
depresión experimentadas.
Igualmente se ha encontrado que un incremento en internalidad desde la línea base (T1) en pacientes con
enfermedad renal crónica predecía niveles más bajos de la depresión a los 16 meses (T2). De ahí se puede
concluir la importancia de utilizar los cambios en internalidad (T2 - T1), en lugar de la puntuación de línea
base (T1), para entender mejor la naturaleza dinámica del ajuste a la enfermedad crónica.
En cuanto a la relación entre el locus de control interno y felicidad, se ha encontrado:

 Una relación significativa y positiva entre locus de control interno, medido de forma general o
unidimensional, e indicadores de bienestar subjetivo y felicidad.

 Una relación negativa entre expectativas internas de control y depresión.


El estudio de Gale, Batty y Deary analiza el valor prospectivo de las expectativas de control sobre la salud
comparando la percepción de control a los 10 años con salud auto-informada (sobrepeso, hipertensión) y con
conductas de salud (tabaquismo, actividad física) a los 30, controlando nivel de inteligencia, educativo, estatus
socioeconómico, etc.
Los datos indican que hombres y mujeres con una puntuación más interna en la infancia tenían riesgo
reducido de obesidad, sobrepeso, pobre salud o malestar psicológico; las mujeres internas tenían, además,
menos riesgo de hipertensión. Esto apoya que tener un fuerte sentido de control sobre la propia vida en la
infancia es un factor protector importante de salud en la edad adulta.
Se propone como mecanismo mediador la práctica de hábitos más saludables por parte de los internos
(realizaban más ejercicio físico y fumaban menos a los 30, aunque esto está determinado en parte por factores
socioeconómicos). Otra explicación puede ser que los internos tienen una respuesta más adaptativa ante el
estrés: perciben las situaciones como retos o desafíos y perciben que tienen más recursos para hacer frente a
las situaciones problemáticas. Esto supone un afrontamiento más adaptativo, soluciona antes los problemas
o en caso de no poder solucionarlos utiliza estrategias emocionales más favorables.
En suma, los externos en control experimentan más emociones negativas ante el estrés, utilizan más
estrategias centradas en la reducción de las mismas y emplean menos acciones directas que introduzcan
cambios en la situación, por lo que el impacto, la duración del estresor y sus consecuencias serán mayores
que en los internos.

Personas que creen que tienen poco control, presentan hábitos de salud más pobres, contraen más
enfermedades y llevan a cabo menos acciones de prevención o recuperación.

Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

2.2. La autoeficacia percibida


 Autoeficacia: juicio que la persona hace en relación con su capacidad para afrontar situaciones
específicas.
La percepción de autoeficacia influye en patrones de pensamiento, motivación, rendimiento y activación
emocional. Todo ello queda recogido en la naturaleza prospectiva y operativa de la autoeficacia:

 Naturaleza prospectiva porque la autoeficacia se siente ya antes de empezar la acción.


 Naturaleza operativa porque la autoeficacia se relaciona con la acción y su contextualización (p. e.
"puedo dejar de fumar aunque mi amigo siga fumando").
El éxito puede aumentar la autoeficacia y el esfuerzo en tareas futuras o puede llevar a una relajación si se ve
que no es necesario invertir tanto esfuerzo, también puede conducir a la búsqueda de nuevos estándares más
elevados en los que invertir esfuerzo y dedicación.
El fracaso puede llevar a abandonar la tarea o a continuar esforzándose en función del valor del resultado y
de su sentido de autoeficacia de cara a un futuro esfuerzo.
Por tanto, las creencias de autoeficacia tienen un impacto importante en los procesos motivacionales. Cuando
las personas con altas creencias de autoeficacia se comparan con otras con bajas creencias:
 Seleccionan metas más difíciles y desafiantes.
 Muestran mayor esfuerzo, persistencia y rendimiento.
 Se aproximan a las tareas con estados de ánimo más favorables (p. e. menos ansiedad y depresión).
 Afrontan mejor las situaciones negativas o de estrés.
Las creencias de autoeficacia pueden venir de distintas fuentes de información:

 La propia experiencia de éxito o fracaso (es la más importante).


 La experiencia vicaria: consiste en aprender observando lo que hacen otros y sus consecuencias, con lo
que se obtendrá información para las propias expectativas (es más útil si el modelo y el observador
tienen mucho en común).
 La persuasión verbal: se produce cuando uno anima (o es animado) para hacer determinadas cosas
destacando las cualidades que tiene y la confianza en que la persona puede hacerlo.
 Los estados emocionales y fisiológicos pueden afectar a la autoeficacia si asociamos un mal
rendimiento o fracaso con activación fisiológica desagradable y un éxito con emociones agradables.
("pierdo confianza en mis habilidades cuando estoy nervioso", "cuando estoy tranquilo, me siento más
seguro de mi capacidad").
Las creencias de autoeficacia tienen un efecto importante en el bienestar físico y psicológico de las personas,
contribuyendo a un afrontamiento más adecuado de las situaciones estresantes.
Además de esta consideración específica,
también puede hacerse una consideración
generalizada de autoeficacia como característica
de personalidad relativamente estable que
recoge la expectativa que se tiene acerca de la
capacidad para afrontar adecuadamente las
situaciones difíciles o problemáticas.
La autoeficacia específica es la más explicativa en
situaciones concretas, pero la general permite
explicar un rango más amplio de conductas y
formas de afrontar las tareas cuando el contexto
no es tan específico y/o conocido.

Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

La autoeficacia generalizada sería un constructo universal, es decir, una creencia básica inherente en todos los
individuos. Los resultados del estudio de Luszczynska y cols., que aplicaron la Escala de Autoeficacia
Generalizada a una muestra de cinco países, indicaron que la expectativa generalizada se relacionaba de
forma significativa:
o Positivamente con optimismo, autorregulación, autoestima, afecto positivo y satisfacción con la vida.
o Negativamente con ansiedad, depresión, ira y afecto negativo.
La magnitud de las correlaciones variaba en función de la cultura o del país analizado.
La autoeficacia generalizada también se ha asociado positivamente con rendimiento y con mejor salud ya que
se valoran como menos estresantes las situaciones difíciles debido a que son vistas como retos, además de
percibir más recursos para hacerles frente. Todo ello lleva a los altos en autoeficacia a utilizar más el
afrontamiento centrado en la resolución de problemas, y menos el afrontamiento centrado en la emoción.

2.3. Evidencia conjunta


 Expectativa de resultado: se cree que una conducta producirá un determinado resultado.
 Expectativa de autoeficacia: se siente capaz de superar los problemas y realizar con éxito las
actividades que tiene entre manos.
 Expectativa de control sobre los refuerzos: se piensa que los resultados que obtiene son consecuencia
de las conductas que realiza.
El individuo tiene cierto control sobre las cosas que suceden cuando se dan las tres expectativas, todas ellas
importantes en la adaptación de la conducta. Los tres constructos estarían relacionados entre sí.
El estudio de O’Hea y cols. con pacientes diabéticos, que analizaba la interacción entre las expectativas en
relación al marcador biológico de control del nivel de glucosa indicativo de adherencia al tratamiento, indica:
 Las tres expectativas mostraban una relación positiva pero moderada (0,25-0,31), indicando así que las
personas con un locus más interno en relación a su diabetes tienen más probabilidad de sentirse
confiadas en su capacidad para seguir las indicaciones de su tratamiento y en creer que llevar a cabo estas
conductas les llevará a un mejor control de su diabetes y a una mejor salud.
 Destaca el nivel de beneficio que aportaba la internalidad, cuando la autoeficacia era baja pero variaba la
expectativa de resultado: la internalidad favorece la adherencia al tratamiento con baja autoeficacia y baja
expectativa de resultados, pero no favorecía a las personas que tenían baja autoeficacia pero alta
expectativa de resultado. Esto puede deberse a la culpa de saber que el control está en uno (internalidad),
que si hiciera las cosas mejoraría (expectativa alta de resultados), pero al mismo tiempo, no verse capaz
de hacerlo (baja expectativa de autoeficacia), presentando un peor ajuste.
Cabe plantearse si percibir control es bueno en todas las situaciones. Que la persona piense que tiene control
sobre aspectos relevantes de su vida tiene importantes beneficios, pero a veces es preferible delegar el
control en otros o en determinadas creencias. Aspectos que hacen más deseable que uno no tenga control:
1) Al tener control nos sentimos más responsables, lo que incrementa la preocupación por lo que otros
piensen, a sentirse presionados y de ahí, a experimentar más reacciones de ansiedad.
2) Al tener control, aumenta la posibilidad de predecir cuándo ocurrirá algo. Aunque preferimos saber
cuándo ocurren las cosas, a veces es mejor no tener certeza absoluta sobre ello.
3) En ocasiones no nos sentimos competentes para solucionar un problema del que tenemos control,
prefiriendo delegar para evitar posibles consecuencias negativas de un fracaso del que de lo contrario
nos sentiríamos responsables.
A pesar de ello, la mayoría de las personas prefieren controlar los acontecimientos de su vida y, aún en
situaciones claramente incontrolables, retener ese sentido de control. Para ello se puede:

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Factores cognitivos y personalidad

 Recurrir a un control secundario: en lugar de caer en la indefensión, cuando la persona reconoce no


controlar acontecimientos de su vida (enfermedad) retiene un cierto sentido de control aceptando la
situación pero confiando en el destino, Dios, o interpretando de forma positiva los acontecimientos.
 Otra forma de retener control es focalizarse en cosas que uno sí puede hacer: p. e. no se puede
controlar la enfermedad pero sí las reacciones emocionales que se experimentan.
La investigación de Ranchor y cols. es un ejemplo de cómo cierto nivel de control percibido favorece un
mejor ajuste aún en una situación de bajo control. Este estudio prospectivo en pacientes recién
diagnosticados de cáncer señala que en todos los pacientes las percepciones de control disminuían al serles
diagnosticada la enfermedad, pero mantener percepciones de control favorecía un mejor ajuste ante el
cáncer, siendo estos datos independientes del pronóstico de la enfermedad.
Por último, la expectativa de control sobre los refuerzos suele tomarse como medida más general y la de
autoeficacia suele medirse de forma más específica, con lo que su valor predictivo es mayor. Mientras el locus
de control analiza si la conducta controla los resultados, la autoeficacia se refiere a si uno puede o no
llevar a cabo ciertas conductas. La percepción de control sobre una conducta dependería del balance entre
los tres elementos: expectativa de resultado, autoeficacia y expectativa de control.

3. La atribución: procesos posteriores a la conducta


La teoría de la atribución ofrece un método para entender la conducta humana, por lo que es relevante en
diversos campos como el educativo, laboral, clínico o jurídico. Se puede diferenciar entre:

⇒ Procesos de atribución, que se refieren a las causas que las personas utilizan para explicar sus
conductas. Para que una conducta sea juzgada causalmente, debe ser fruto de una intención, es decir,
no involuntaria o rutinaria.
⇒ Consecuencias de la atribución, que hacen referencia a los efectos emocionales (reacciones de
satisfacción, orgullo...), cognitivos (cambios de expectativas, planes de acción...) y motivacionales
(aumento o disminución del esfuerzo), que afectarán la forma en que la persona se enfrentará en el
futuro a situaciones similares. Las consecuencias son cruciales para entender la conducta futura.
Los distintos acercamientos teóricos se complementan unos con otros, variando en el número de factores
causales considerados, en el objeto de la atribución (la propia conducta o la de otros), el análisis de las
consecuencias (motivaciones, cognitivas o emocionales) sobre situaciones futuras, o en un distinto enfoque
(más en términos de psicología de la personalidad o de psicología social).

3.1. Los modelos teóricos sociales (Heider, Kelley, y Jones y Davis)


 HEIDER
El autor señala que existen dos tipos de fuerzas que entran en la producción de una determinada acción:
fuerzas personales y ambientales. Para clarificarlas propone un ejemplo: una persona atravesando un lago en
una barca de remos; el resultado final sería alcanzar la orilla y puede ser percibido como el resultado de:

 Factores personales (habilidad, esfuerzo, fatiga).


 Factores situacionales o ambientales (viento, corriente).
 Las fuerzas personales se localizan en dos factores:
1. Motivación, M, que incluye dos elementos:

▿ Intención, o elemento direccional de la motivación.


▿ Esfuerzo, o elemento cuantitativo de la motivación (grado en se intenta realizar la conducta).
2. Capacidad, C, que se refiere a la habilidad física o psicológica requerida para realizar una acción.
 Las fuerzas ambientales varían en función de su grado de estabilidad:

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Factores cognitivos y personalidad

1. La dificultad de la tarea, D, se considera una fuerza estable ya que se mantiene relativamente


constante hasta que se completa la acción.
2. La suerte, S, se considera una fuerza inestable sujeta a fluctuaciones incontrolables del ambiente.
La conjunción capacidad-dificultad de la tarea determina si la acción es posible
(poder o posibilidad, P). El que la acción finalmente se complete está
determinado por la motivación (intención y esfuerzo). La relación entre
los factores puede expresarse como:
P = f [(C x M) ± D]
Esto indica que los factores personales (capacidad y
motivación) se relacionan de forma
multiplicativa, y ninguna puede superar los
obstáculos del entorno por sí sola (si una de
las dos es 0, el producto será 0). Por el
contrario, la relación entre fuerzas
ambientales y personales sería aditiva porque
podría realizarse la acción aunque una de ellas fuera 0
(p. e. si el viento es muy potente (fuerza ambiental) podría
llevar la barca a la orilla sin intervención personal (CxM=0)).
La atribución de responsabilidad, que afectará la interpretación y predicción de conductas futuras, varía en
función de la contribución de las fuerzas ambientales y personales al resultado de la acción: cuanto mayor sea
la contribución de la situación, menor responsabilidad personal se atribuirá.
 KELLEY
Su teoría añade dos aspectos relevantes a la hora de explicar la conducta:
 La auto-atribución, frente a la teoría de Heider, cuyo énfasis estaba en la hetero-atribución o juicios
causales realizados por observadores de la conducta de los actores.
 Se extienden las fuerzas ambientales que determinan las adscripciones causales:
o Contexto (estabilidad), referido a la situación en que ocurre la acción, implica el tiempo y la
modalidad de repuesta.
o Entidades.
o Personas.
Los factores causales y los efectos o resultados se relacionan en función del principio de covarianza. Como
posibles efectos se señalan el éxito y el fracaso, y como causas potenciales se describe un modelo
tridimensional en forma de cubo que incluye las tres fuerzas:
 Entidades: objetos, estímulos o personas hacia los que se dirige la respuesta. A partir de esta fuente se
obtiene la distintividad: si la respuesta ocurre o no cuando otras entidades están presentes.
 Contexto (tiempo/modalidad): situación en que ocurre la acción. A partir de esta fuente se obtiene la
consistencia: si la respuesta ocurre en distintos momentos temporales y en qué forma.
 Personas: se obtendría la información de consenso, es
decir, si la misma respuesta es producida por otras
personas o no, ante la misma entidad.
Un ejemplo del principio de covarianza sería suponer que a
una persona le divierte una película: ¿la diversión puede
atribuirse a la persona (se divierte fácilmente cuando ve
películas) o a la entidad (se trata de una buena película)?

Jovana RN 6
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Factores cognitivos y personalidad

Kelley responde analizando la covariación entre el efecto y los factores causales sobre las entidades
(películas), las personas (otros espectadores) y la consistencia (la misma persona viendo otras películas). La
a
investigación de McArthur concluye que las atribuciones se deben a:
 Variables personales cuando hay bajo consenso, baja distinción y alta consistencia.
 La entidad cuando la conducta es alta
en consenso,
nsenso, distinción y consistencia.
 El contexto cuando la conducta es alta
en distinción y baja en consistencia y
consenso.

 JONES Y DAVID
Esta teoría, cconocida
onocida como teoría de la Inferencia Correspondiente
Correspondiente, añade dos aspectos a las aportaciones
iniciales de
e Heider:
1. Un a
análisis
nálisis más detallado de las fuerzas personales.
2. Se centra en los efectos producidos por una acción. Aunque una persona no observe una acción,
puede a partir de sus efectos inferir una disposición subyacente (decisiones de los jurados o
inter
interpretaciones
pretaciones del terapeuta se realizan por preceptos no observados directamente).
Jones y David consideran que cada acción tiene una serie de efectos posibles. Por ejemplo, una persona tiene
la posibilidad de llevar a cabo tres conductas: A (escribir un artículo),
artículo), B (ir a la biblioteca)
biblioteca o C (jugar al tenis);; y
a su vez cada alternativa puede dar lugar a varios efectos ((p.
p. e. encontrarse con un compañero o encontrar un
libro interesante)
interesante). En la teoría se sugiere que:
 Los efectos comunes a varias acciones NO puedenueden servir de base para decidir entre las diversas
posibilidades conductuales ("encontrar
"encontrar a un compañero" puede ocurrir en B o en C).
C
 Los
os efectos no comunes son los que permitirían inferir las razones de las elecciones realizadas.
realizadas
Implican evaluar la deseabilidad
eabilidad en comparación con el grupo de referencia (p. e. si un profesor elige
una conducta común a los miembros de su grupo, la atribución de su conducta será a fuerzas
ambientales
ambientales, pero si elige la conducta menos común de su grupo, reflejará una disposición
disposición personal).
personal .

Se
e denominaría inferencia correspondiente a la certeza con que la persona que observa señala que la
conducta de un actor refleja una disposición personal o ambiental.

Una mayor seguridad (alta correspondencia) tendrá lugar cuando se


produce
ce una adecuada combinación entre efectos no comunes y supuesta
deseabilidad de los mismos.
Si el número de efectos no comunes es:
 Alto: la atribución de la conducta puede ser ambigua
ambigua.
 Bajo: la causa de la conducta parece más clara.
Cuando la deseabilid
eseabilidad es:
 Alta: se aprenderá poco de las di
disposiciones
sposiciones personales del actor.
 Baja: la conducta refleja una disposición personal lo bastante fuerte como para superar las
presiones ambientales que señalarían la elección de otra acción.

3.2. La teoría de Weiner como propuesta integradora


Al igual que las anterior
anteriores
es,, la teoría de Weiner también deriva de
dell trabajo de Heider. Su mayor aportación está
está
en haber elaborado un modelo integrador de las adscripciones causales y de los efectos cognitivos, afectivos
y conductuales
tuales que d ichas atribuciones pueden tener. Se centra en las causas de los resultados, de éxito o de
dichas
fracaso, obtenidos en situaciones o contextos de logro.

Jovana RN 7
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Factores cognitivos y personalidad

Causas y dimensiones atributivas


Weiner introduce una interesante diferencia entre causas y razones:

 Las causas se asocian con los resultados. La búsqueda de causas se debe a la obtención de resultados,
siendo los fracasos los que llevarán a la persona a una mayor investigación causal.
 Las razones se asocian con los acontecimientos. Al tratar de explicar los actos que se llevan a cabo, las
personas se centran en razones, asociadas con deseos, incentivos (costes y beneficios), e intenciones.
Así, al contrario que Heider (para el que cualquier evento da lugar a una búsqueda de causas), Weiner habla
de búsqueda de razones, reservando las causas para explicar el éxito o el fracaso de las situaciones de logro.
Mientras las expectativas y las creencias se dirigen a la conducta futura y a las razones de los actos, las
atribuciones o explicaciones causales se centrarían en la conducta pasada, en los resultados obtenidos.
Inicialmente, Weiner clasifica las cuatro causas de Heiner (capacidad, motivación, dificultad de la tarea y
suerte) en dos dimensiones:
1. Locus de causalidad: lugar en el que el individuo sitúa la responsabilidad de la acción, con dos extremos:
 Causalidad interna: los resultados se explican por su capacidad y esfuerzo.
 Causalidad externa: los resultados se deben a factores ambientales o de la tarea, como suerte o
dificultad de la tarea, respectivamente.
2. Estabilidad: grado en que la causa de la conducta es estable e invariable (dificultad de la tarea o
capacidad personal), o inestable (esfuerzo invertido o suerte).
Después incorpora una tercera dimensión:
3. Controlabilidad: grado en que la
persona controla las causas de su
conducta (estado de ánimo y esfuerzo
serían ambos factores internos pero uno
más controlable que el otro).
Investigaciones han puesto de manifiesto que:
 Los resultados esperados (fracasar cuando la mayoría lo hace o cuando la persona suele fracasar en esa
tarea normalmente) llevan a más atribuciones estables (dificultad de la tarea/baja capacidad).
 Los resultados inesperados (fracasar cuando la mayoría no fracasa o cuando la persona no suele
fracasar en esa tarea) promueve más adscripciones causales inestables (mala suerte/bajo esfuerzo).

Consecuencias cognitivas, emocionales y motivacionales de la atribución


Los procesos de atribución en una situación tienen distintos efectos o consecuencias (cognitivas, emocionales
y motivacionales) en la forma en que la persona se enfrentará a situaciones similares en el futuro.
1) COGNITIVAS. Las atribuciones causales pueden afectar las expectativas futuras en situaciones similares.
Investigaciones sobre motivación de logro y nivel de aspiraciones (Atkinson) sugieren que las expectativas
futuras estarían determinadas por el resultado de éxitos o de fracasos: tras el éxito las expectativas
aumentarían y tras el fracaso disminuirían.
Desde la teoría de aprendizaje social se sugiere la necesidad de tener en cuenta el tipo de situación
(interna/externa): tras el éxito en una situación definida como capacidad interna, las expectativas subirían
más que tras el éxito en una situación de suerte o azar (externa); el fracaso en una situación externa puede
mantener o incluso aumentar las expectativas, mientras que el fracaso en una situación interna tiende a
disminuir las expectativas futuras de éxito.
Frente a esa consideración del grado de internalidad percibido, desde la teoría de la atribución se resalta el
nivel de estabilidad de los factores causales como principal determinante de las expectativas futuras.

Jovana RN 8
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

 El fracaso adscrito a factores estables (baja capacidad) disminuye más las expectativas futuras de
éxito, que el fracaso adscrito a factores inestables (falta de esfuerzo).
 El éxito atribuido a factores inestables llevaría a un menor aumento de las expectativas de éxito que el
atribuido a factores estables.

La adscripción causal a factores estables produce mayores cambios típicos en las expectativas
(aumento tras el éxito y disminución tras el fracaso), que la adscripción a factores inestables.

Weiner sugiere que, dado que en los estudios de aprendizaje social se manipulan tanto situaciones internas
como externas, de alguna manera además de la internalidad se está considerando la estabilidad, ya que la
capacidad es interna-estable y la suerte externa-inestable. Considerando la evidencia de la teoría de la
atribución, la determinación de los cambios de las expectativas futuras se haría en función de la dimensión de
estabilidad, en vez de en función de la dimensión de internalidad.
Al igual que las atribuciones causales afectan las expectativas futuras, la expectativa previa tiene también
efecto en las adscripciones causales:
o Cuando el resultado es
confirmatorio (expectativa de
éxito alta + éxito obtenido o
expectativa baja + fracaso), la
atribución será estable.
o Cuando el resultado es no
confirmatorio (alta expectativa
+ fracaso o baja expectativa +
éxito), la atribución será inestable.

2) EMOCIONALES O AFECTIVAS. Se propone una aproximación cognitiva a la emoción: la percepción de lo


que causó un resultado de éxito o de fracaso determina, en parte, las reacciones afectivas ante ese resultado.
Las emociones o reacciones afectivas son post-atributivas (después de que se haya decidido la causa de un
acontecimiento) y pre-conductuales (previas a la acción siguiente). Existen dos tipos de emociones:

⇒ Dependientes del resultado e independientes de la atribución: es la primera reacción (emoción


primitiva) más o menos general que sigue al resultado y que está determinada por la consecución de
un objetivo deseado, no por la causa del resultado (p. e. felicidad por un logro, sin importar cómo se ha
conseguido).
⇒ Dependientes de la atribución, determinadas por la causa percibida del resultado previo. Es posterior
a la emoción dependiente del resultado, primero realizamos una adscripción causal y generamos
distintas reacciones afectivas en función de la atribución elegida (p. e. el éxito atribuido a la ayuda de
otros generará gratitud y el debido a un esfuerzo personal calma y tranquilidad; el fracaso por
intromisión de otros generará ira y por falta de esfuerzo culpa. Al analizar la causa de un aprobado la
reacción emocional será distinta si se debe a que copió o a las horas de estudio dedicadas).
Cada dimensión se relacionará con un conjunto de emociones o sentimientos:

 La controlabilidad se asocia con las llamadas emociones sociales, como ira, piedad, culpa y vergüenza.
 La estabilidad estaría más relacionada con consecuencias cognitivas (cambio en las expectativas
futuras), aunque llevan asociadas emociones como esperanza, si uno cree que en el futuro puede
triunfar, o miedo, si ve que no puede hacer nada para cambiar la situación.
 La dimensión locus de causalidad influiría en la autoestima: el éxito autoatribuido (personalidad,
habilidad, esfuerzo) lleva a una mayor autoestima que el éxito externamente atribuido.

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Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

 Sesgo "hedonista": estrategia defensiva consistente en atribuirse uno mismo los éxitos, utilizando causas
externas para el fracaso, para así maximizar el placer y minimizar el malestar.
 Self-handicapping: estrategia de auto-limitación caracterizada por la reducción deliberada del esfuerzo
en situaciones de fracaso potencial, creando así cierta ambigüedad atribucional para proteger la valía
personal en el supuesto de que se produzca un fracaso.

3) MOTIVACIONALES. Las atribuciones internas del fracaso y las externas del éxito, es decir, las que generan
dudas de uno mismo, así como tener creencias estables de fracaso, son impedimentos para la motivación. El
reentrenamiento atribucional o las intervenciones dirigidas a un pensamiento causal más adaptativo, con
adscripciones inestables de fracaso llevan a más esperanza, facilitando la motivación.
Weiner considera dos situaciones diferentes relacionadas con el contexto de logro. En ambas se experimenta
un resultado negativo, que provoca reacciones afectivas de tristeza y frustración:
1. Jane suspende un examen y, posteriormente, aumenta el tiempo que dedica al estudio. Jane siempre
aprueba pero, esta vez, compañeros con experiencia similar han aprobado y ella ha suspendido. Al pasarle
solo a ella, hace una atribución personal e inestable (no es consistente con su rendimiento habitual). Llega a
una explicación del suspenso en términos de bajo esfuerzo, por lo tanto, la causa es personal (solo ella),
inestable (no habitual), y controlable (puede actuar). Experimenta culpa y mantiene expectativas de éxito para
el futuro, a la vez que sus profesores y padres están enfadados con ella. Esas expectativas, la culpa y la
esperanza le hacen superar la tristeza y el golpe a su autoestima, por lo que retoma la meta con la motivación
de rendir mejor en el siguiente examen.
2. Mary suspende un examen y decide abandonar los estudios. Ya ha suspendido en el pasado, mientras que
sus compañeros han aprobado, por lo que hace una atribución en términos de falta de capacidad: causa
interna (autoestima), estable (seguirá pasando) e incontrolable (vergüenza). Sus padres y profesores sentirán
pena, incrementando así su percepción de incompetencia personal. En definitiva: tendrá baja expectativa de
éxito futuro, se sentirá triste en relación al resultado, disminuirá su autoestima fruto de las atribuciones de
causalidad, perderá la esperanza debido a la estabilidad, y se sentirá avergonzada por la incontrolabilidad.
Estos pensamientos y reacciones afectivas disminuyen su conducta de logro y llevarán a una huida de la
situación.

Las terapias basadas en la atribución se centran en que el cambio de cogniciones cambiará las
conductas y, sobre todo, las adscripciones causales desadaptadas ante el fracaso.

Perry y cols. aplicaron a estudiantes universitarios un tratamiento breve de reentrenamiento atributivo


consistente en inculcar explicaciones más controlables de los resultados relacionados con el logro, como el
esfuerzo realizado y la estrategia utilizada para afrontar el estudio, frente a otros factores menos controlables,
como la dificultad de las pruebas o asignaturas, o la calidad del profesor. Los resultados indicaron que todos
los participantes mejoraron su rendimiento, y además aquellos cuya evaluación inicial era alta también
experimentaron más emociones positivas.
Otro estudio con adultos mayores confirmó la eficacia del reentrenamiento atributivo. Los participantes
(personas mayores con bajas expectativas iniciales respecto a la edad) mejoraron en sus hábitos de salud y
además informaban mejoras en su estado de ánimo, en el dolor crónico que experimentaban como promedio
diariamente, en su energía y en la calidad de su sueño. Este tipo de resultados muestra la importancia de
incluir las atribuciones en programas de cambio o de mejora de hábitos de salud.

4. Reacciones ante la pérdida de control


Para estudiar las reacciones experimentadas por las personas ante las situaciones incontrolables, se han
definido dos teorías que en principio presentan predicciones contradictorias: la Reactancia Psicológica
(Brehm) y la Indefensión Aprendida (Seligman).

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Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

4.1. Incremento de acción: la reactancia psicológica


La Teoría de la Reactancia trata de dar consistencia teórica a una reacción conductual experimentada en
nuestras vidas y propone que “cuando se amenaza la libertad de una persona para llevar a cabo una
determinada conducta, la persona experimentará una activación motivacional (reactancia) que lleva al
individuo a intentar restaurar su libertad de acción”.
Hammock y Brehm realizaron una investigación considerada como prototipo del paradigma utilizado en este
tipo de trabajos: examinaron las reacciones de los sujetos cuando recibían resultados no elegidos o perdían la
posibilidad de obtener otros que inicialmente podían conseguir. Los niños del estudio tenían que ordenar, de
mayor a menor preferencia, una serie de golosinas. A su vez, a la mitad de los niños se les decía que podían
elegir entre dos de ellas, mientras que a la otra mitad se les decía que recibirían una (elegida por el
experimentador). Posteriormente, se mostraban a los sujetos las golosinas elegidas en tercer y cuarto lugar, y
se les entregaba la situada en tercer lugar según sus respectivas elecciones. Por último, se pedía a los niños
que volvieran a ordenar los dulces. Los resultados señalan que:
o Los que podían elegir manifestaban reactancia a la golosina que les daba el experimentador
(infravaloraban la golosina recibida, a pesar de haber sido más valorada en la primera ocasión, y
sobreestimaban la eliminada). Esto se explica porque al decirles que podían elegir y al final no poder
elegir (porque es el experimentador el que da la golosina) sienten que su libertad está en peligro, por lo
que la golosina dada se infravalora.
o Los niños que no podían elegir, valoraban más la alternativa dada por el experimentador y menos la
eliminada. En este caso, al no tener libertad de elección desde el principio, no sienten en peligrar esa
libertad, por lo que valoran más lo que le da el experimentador.
A continuación se exponen las explicaciones a esto.

Parámetros de la reactancia
La cantidad de reactancia que un individuo experimenta está en función de una serie de variables:
 Expectativa de poseer libertad para llevar a cabo una determinada conducta. Cuanta más libertad
siente una persona que tiene, más reactancia será activada si dicha libertad se ve amenazada, pero si
no siente que tiene esa libertad, no experimentará reactancia.
 Fuerza de la amenaza recibida contra la manifestación de esa conducta. Cuanto mayor sea la amenaza
a la libertad, mayor reactancia. También puede activarse reactancia cuando se observa a alguien que
experimenta amenaza, y por similaridad (identificación) se ve amenazada la propia libertad.
 Importancia de la conducta para la persona. Cuanto más importante sea la libertad amenazada,
mayor reactancia. La importancia está en función del valor instrumental para satisfacer una necesidad
(si la necesidad puede satisfacerse únicamente a través de la expresión de esa conducta o es posible
realizar otras alternativas). Si la libertad amenazada es importante y hay una única vía (la amenazada)
de satisfacer una determinada necesidad, la reactancia será máxima.
 Número de libertades amenazadas y grado de afectación por implicación a otras conductas o
libertades. La reactancia será mayor cuanto mayor sea el número de libertades amenazadas y
aumentará también en función del grado en que la amenaza pueda tener implicaciones para la
conducta futura (si una persona se encuentra en una situación en la que otro que tiene poder sobre él y
le ordena que actúe de una forma determinada, experimentará más reactancia si este tipo de amenazas
pueden repetirse en el futuro).
 Legitimidad del agente amenazador. Si la amenaza procede de una fuente importante de autoridad
(autoridad aceptada), la reactancia será menor si implica solo las conductas propias del contexto en
que se produce la amenaza (trabajo). Si se trata de limitaciones impuestas por la ley, habrá intentos
"indirectos" de restauración de esa libertad por las connotaciones sociales propias de este tipo de
amenazas.

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Factores cognitivos y personalidad

Efectos de la reactancia: los intentos de restaurar la libertad


Una persona que experimenta reactancia realizará acciones para restaurar la libertad amenazada. Se puede
distinguir entre dos tipos de restauración:

⇒ Restauración directa. Es aquella en la que la conducta amenazada se lleva a cabo a pesar de la


amenaza (p. e. decirle a un adolescente que no vaya con un amigo puede hacer que restaure su libertad
viéndose más con él aunque sea a escondidas). Este tipo de restauración dependerá de las
consecuencias por no acatar la amenaza, y si la libertad ha sido eliminada por completo será imposible.

⇒ Restauración indirecta. Puede darse de varias formas:

▿ Realizar una conducta equivalente a la amenazada (niño al que se le prohíbe pegar a su hermana y le
saca la lengua para restaurar su libertad).
▿ Realizar una conducta que demuestre capacidad por implicación de realizar la amenazada,
manteniendo su libertad de acción (la secretaria que no puede ya tomar café pero pasa el mismo
tiempo hablando por teléfono).
▿ Conseguir que otra persona realice la conducta amenazada, a esto se llama restauración vicaria (niño
que utiliza a su hermano pequeño para conseguir un permiso que a él se le ha negado).
La persona también puede utilizar respuestas subjetivas para restaurar su libertad.
o Se puede cambiar el atractivo o la importancia de las alternativas disponibles y de la alternativa
eliminada (el caso de las golosinas del estudio de Hammock y Brehm).
o Se puede mostrar hostilidad hacia el agente que ha amenazado la libertad de conducta del individuo.

Evidencia experimental
La relevancia de la reactancia ha estado repartida entre la psicología social y la psicología de la personalidad.
 Desde la Psicología Social se ha estudiado el efecto que tenía sobre las personas la introducción en el
mercado de nuevos productos que cambiaran sus hábitos de conducta, o el efecto producido por la entrada
en vigor de leyes que restringen libertades previas.
Un estudio de Mazis y cols. analizaba las reacciones de amas de casa ante una ley que prohibía el uso de
productos de limpieza con fosfatos. El resultado indicaba que la reactancia se reflejaba en la sobrevaloración
las alternativas prohibidas y en la infravaloración de las permitidas.
Varios estudios, como el de Engs y Hanson, analizaron los efectos como consecuencia del incremento de la
edad legal para consumir bebidas alcohólicas en EEUU, descubriendo que estas leyes podían producir efectos
contrarios a los deseados debido a la reactancia. También se encontró que la fuerza de la amenaza implícita
en mensajes dirigidos a la prevención afectaba el consumo (mayor amenaza, más consumo).
 Efecto boomerang: la persona actúa en contra de un mensaje coactivo, o cambia una actitud o creencia
previa, después de que se produzca una amenaza que limite su libertad de elección.
No todas las amenazas producen la misma reactancia ni todas las personas responden igual ante las distintas
amenazas. Cuando se intenta coaccionar a alguien para que haga algo, aunque sea algo que ya hace
normalmente, se puede atacar su libertad de "no hacer", con lo que la persona puede mostrar reactancia.
Estar en desacuerdo con una opinión con la que antes se estaba a favor después de oír «no puedes estar en
contra porque soy un experto en el tema» es otro ejemplo del "efecto boomerang".
El estudio de Seemann y cols. evaluó distintos tipos de amenaza a través del uso de viñetas que describían
una situación amenazante. Se pedía a los sujetos que escribieran qué creían que la persona implicada en cada
historia haría a continuación. La investigación usó tres tipos de amenazas descritas:

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Factores cognitivos y personalidad

 Amenaza clásica: un estudiante trabaja en un proyecto de clase con otros compañeros y uno de ellos
decía ser experto del tema, por lo que se hacía cargo de liderar, rechazando las ideas de los demás
autoritariamente y los demás colocándose en un papel subordinado.

 Amenaza social: una empleada era testigo de una discusión entre su jefe y otra empleada delante de
los clientes. El jefe le decía a la empleada testigo que se ocupara de las labores de la otra empleada y
que lo hiciera sin cometer ningún error.

 Reactancia por la presencia de limitaciones. Un estudiante le deja a otro unos apuntes con la condición
de que se los devuelva antes del examen para estudiar. El estudiante pierde los apuntes, evita al que se
los ha dejado y finalmente se disculpa, aunque no puede reemplazarlos a tiempo.
Las respuestas dadas fueron categorizadas por jueces expertos en tres niveles de reactancia:
1. Nivel 1 o bajo: no se observaba reactancia ni intentos de recuperar el control.
2. Nivel 2 o moderado: se presentaba reactancia y la persona daba alguna respuesta o tomaba alguna
decisión para mantener el control o la libertad personal.
3. Nivel 3 o alto: había reactancia y se actuaba para mantener la libertad o control personal de una forma
excesiva, agresiva, y en general extrema.
La magnitud de la reactancia no
es uniforme y difiere en función
de la amenaza presentada. De
hecho, la reactancia mostrada
ante las amenazas social y de
limitación o barrera es muy
similar y significativamente
mayor que la activada por la
amenaza considerada en como
clásica.
Diferentes condiciones de amenaza percibida, inicialmente con una magnitud aproximadamente equivalente
(según el estudio piloto previo), puede provocar respuestas reactantes de diferente intensidad.

 Desde la Psicología de la Personalidad se han seguido dos estrategias:


1. Analizar el nivel de reactancia experimentado por personas caracterizadas por algún rasgo o variable de
personalidad. Esta estrategia se ha empleado para estudiar el constructo de expectativa de control sobre los
refuerzos (locus de control), partiendo del supuesto de que uno de los parámetros imprescindibles para que
se active la reactancia radica en percibir que uno tiene control sobre su conducta o libertad de elección, y que
se experimentará mayor reactancia cuanto más control perciba la persona que tiene (individuos internos en
locus de control = mayor reactancia ante la amenaza).
Un estudio de Pérez-García y Santed con sujetos Tipo-
A (alta necesidad de control y tendencia a percibir
mayor importancia o desafío en mayor número de
situaciones) y Tipo-B. Se utilizó el paradigma clásico de
"eliminación y no eliminación de la alternativa
disponible", observando en una 2ª valoración de las
alternativas la restauración subjetiva de cambio de
atractivo. Los datos informaron que, mientras los Tipo-B
no valoraban de forma diferente el producto eliminado
en la 2ª ocasión, los sujetos Tipo-A aumentaban
significativamente su valoración de atractivo del
producto, es decir, experimentaban reactancia.

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Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad

2. La segunda estrategia ha consistido en considerar la tendencia a experimentar reactancia como una


variable de diferenciación individual en sí misma.
La conceptualización inicial de Brehm consideraba la reactancia como un constructo específico de la situación,
más basado en las características de la propia situación que en las diferencias individuales. Sin embargo,
investigaciones posteriores entendieron también la reactancia como un rasgo de personalidad*, porque no
todas las personas responden a las amenazas de libertad y si lo hacen no reaccionan al mismo tipo de
amenaza, ni lo hacen con la misma intensidad, ni se restaura la libertad de la misma manera.
* Aunque se hable de reactancia como rasgo o variable de diferencias individuales, las conductas de restauración
asociadas dependerán de la activación situacional, y debe percibirse amenaza para iniciar conducta reactante).

Se han propuesto escalas para


diferenciar entre sujetos
reactantes y no reactantes,
como la Escala de Reactancia
Psicológica de Hong, que
consta de 14 elementos y
formato de respuesta de 5
puntos, donde el sujeto indica
en qué medida los contenidos
de los enunciados le son aplicables.
Seeman y cols. han estudiado la relación entre reactancia como rasgo diferenciación individual con los cinco
grandes factores de personalidad. Los resultados señalan que tres de los cinco rasgos eran predictores
significativos del nivel de reactancia mostrado:
 Afabilidad en sentido negativo (β = –0,53; p < 0,001). Un bajo nivel de afabilidad (hostilidad, cinismo,
suspicacia) parece ser un concepto nuclear para comprender a las personas con alta reactancia.
 Apertura (β = 0,17; p < 0,001) y Extraversión (β = 0,13; p < 0,04) en sentido positivo.
El 26’3% de la reactancia era explicada por los factores de personalidad.
También se analizó el papel del género y la cultura en la experiencia de reactancia:
 Los varones muestran puntuaciones más elevadas en las escalas de reactancia que las mujeres y
manifiestan conductas más reactantes como consecuencia de mensajes con alta persuasión.
 Personas de culturas colectivistas son menos sensibles a su libertad individual que los individualistas,
pero son más sensibles y muestran reactancia si es la libertad colectiva la que ha sido amenazada.
Por último, cabe plantearse dos cuestiones respecto a la reactancia: la utilidad práctica de conocer el nivel de
reactancia y si se trata siempre de un constructo negativo.
1. Conocer el nivel de reactancia, o las consecuencias que puede ocasionar, puede ser útil en situaciones
médicas, psicológicas y legales: se trataría de que los profesionales conozcan los efectos que puede tener esta
motivación de restaurar la libertad ante prescripciones médicas, tratamientos psicológicos o el cumplimiento
de normas. Por eso se han desarrollado escalas específicas como la Escala de Reactancia Terapéutica.
Se ha visto la importancia de la reactancia en estudios sobre campañas y mensajes publicitarios dirigidos a la
prevención de problemas de salud como el inicio de la conducta de fumar en adolescentes, medidas de
control de la conducta de fumar, prácticas seguras en las relaciones sexuales o consumo moderado de
alcohol.
Dado que la reactancia es la motivación para restaurar la libertad amenazada e inhibir la persuasión, es de
esperar que la reactancia correlacione negativamente con la actitud e intención de llevar a cabo la conducta
de salud, cuando los mensajes publicitarios son particularmente amenazantes.

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El estudio de Shen y Dillard, empleando una muestra de participantes que tenían que ver anuncios
publicitarios que promovían conductas como ver menos la televisión, utilizar la biblioteca, no fumar, etc.,
concluyó que cuanto mayor era la reactancia, menor era la actitud favorable hacia los hábitos saludables
promovidos por los consejos publicitarios y menor la intención de llevar a cabo las conductas mostradas.
Si la persona va a percibir las recomendaciones, o medidas de prevención y/o los tratamientos, como
amenazas a su libertad de acción, podemos encontrar en la reactancia un factor que nos ayude a explicar la
falta de seguimiento de los tratamientos por parte de algunas personas, o su resistencia a cambiar viejos
hábitos de conducta altamente nocivos para su salud.
2. ¿La reactancia es siempre un constructo negativo o un cierto nivel de reacción puede ser positivo o
adaptativo? ¿Un nivel moderado de reactancia puede ser bueno o ser reactante debe verse siempre como una
cualidad negativa? Para responder a esto se podrían estudiar niveles altos, medios y bajos de reactancia y
analizar sus relaciones con distintas conductas y variables de personalidad más o menos adaptativas. Por
ejemplo: un nivel de resistencia ante intentos de coacción por grupos de iguales que lleven a prácticas
negativas (inicio consumo de drogas) es ciertamente deseable y algo que debe promoverse en las campañas y
mensajes sociales y sanitarios.

4.2. Decremento de acción: la indefensión aprendida


Overmier y Seligman introdujeron por primera vez el término de “Indefensión Aprendida” a partir de los
resultados de sus trabajos de laboratorio sobre condicionamiento al miedo en perros: los perros que
experimentaban descargas eléctricas incontrolables en una situación, transferían su sentido de incapacidad a
otra situación, aceptando pasivamente la descarga. Los que podían escapar de las descargas (situación
controlable), en una segunda exposición corrían al empezar la descarga hasta encontrar la respuesta acertada
accidentalmente, y después la repetían cada vez con más rapidez. Posteriores investigaciones demostraron
que este fenómeno también se daba en humanos.
La explicación que Seligman dio al fenómeno de la indefensión aprendida fue que el animal o la persona
aprendía que su conducta no afectaba a los resultados que obtenía. Esta expectativa de falta de causalidad
sobre las consecuencias o de incontingencia conducta-resultados generaba los siguientes efectos:
 Déficit motivacional: falta de motivación para iniciar otras respuestas que sí se pueden controlar,
observándose mayores latencias de respuesta y menos éxitos.
 Déficit cognitivo: dificultad para aprender que la respuesta puede tener efecto sobre otras situaciones.
 Déficit afectivo: aumento de ansiedad y miedo que puede terminar en depresión como consecuencia
de experiencias repetidas con acontecimientos incontrolables.
En la FORMULACIÓN ORIGINAL se entiende que la formación de una expectativa de no contingencia entre
conducta y consecuencias es una razón suficiente para producir los déficits característicos de la indefensión.
En un desarrollo posterior, Seligman señala que ante la situación de incontrolabilidad, primero el individuo
debe percibir la no contingencia y a partir de ahí forma la expectativa de que en el futuro tampoco habrá
dicha contingencia o causalidad conducta-consecuencias.
No obstante, aparecieron resultados que no confirmaban la presencia de déficits en las personas sometidas a
una situación previa de incontrolabilidad: se encontró que algunas personas en vez de disminuir su conducta,
aumentaban su actividad, produciendo más respuestas en la situación de controlabilidad. Este resultado
empezó a aparecer cuando no se utilizaban tareas similares entre el pre-tratamiento y la prueba, sugiriendo
dos problemas en los estudios de indefensión en humanos:

 Generalización de los síntomas de indefensión.


 Reacciones emocionales experimentadas por los sujetos sometidos a incontrolabilidad: algunos
informan de hostilidad y frustración, lo que puede entreverse como reacciones de restauración de
control (de carácter subjetivo) aunque no desarrollen la tarea de prueba. En este caso no queda claro
si los sujetos no desarrollan la tarea por la expectativa de no control o por la hostilidad.

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Reformulación considerando las atribuciones causales


En 1978, Abramson, Seligman y Teasdale reformulan el modelo de Seligman de 1975 introduciendo como
elementos moduladores las atribuciones que la persona hace entre la percepción de no contingencia y la
expectativa futura de que tampoco habrá contingencia. Las atribuciones se pondrán en marcha cuando la
motivación por controlar la situación sea fuerte.
Las atribuciones determinan la formación de la expectativa futura de no contingencia, así como la duración, la
generalización a otras situaciones y la intensidad o fuerza de los déficits típicos de la indefensión. Las
explicaciones que el individuo hace cuando percibe incontrolabilidad pueden situarse en torno a tres
dimensiones atributivas:
 Atribuciones internas dan lugar a indefensión personal, atribuciones externas a indefensión universal.
 Atribuciones estables conllevan una indefensión crónica, en atribuciones inestables será menos duradera.
 Atribuciones específicas de una situación se aplicarán a la indefensión en tareas concretas, mientras que
las atribuciones globales implican la generalización de la indefensión a muchas situaciones diferentes.
ATRIBUCIONES

Internalidad - Externalidad Factores internos: indefensión personal Factores externos: indefensión universal

Estabilidad - Inestabilidad Estable: cronicidad Inestable: corta duración

Especificidad - Globalidad Específico: tareas concretas Global: generalizable

Combinando estas dimensiones podríamos decir que las atribuciones de incontrolabilidad de la fase de pre-
tratamiento o de la situación inicial a factores internos, estables y globales (indefensión personal, cronicidad,
generalización) se asocian con mayores déficits y con la posible aparición de depresión.
Por tanto, según esta reformulación no basta que el individuo perciba falta de control en una situación para
que genere la expectativa futura de incontrolabilidad en distintas situaciones, sino que además es necesario
tener en cuenta a qué atribuye esa falta de contingencia para predecir la generalidad y cronicidad de las
manifestaciones de indefensión, así como su posterior autoestima.

Evidencia experimental
Se ha encontrado que la exposición a temas irresolubles empeoraba el rendimiento posterior de los sujetos si
atribuían su fracaso a causas estables o a causas globales. La internalidad generaba resultados divergentes.
Por ejemplo, Follete y Jacobson encontraron que las atribuciones de la mala ejecución en un examen a causas
internas (falta esfuerzo) llevaba a los sujetos a estudiar más para el siguiente examen.
Además de analizar las atribuciones puntuales a una situación de incontrolabilidad, también se ha estudiado
el estilo atributivo del sujeto (especialmente, el utilizado de forma general ante el fracaso) como predictor
del grado de indefensión generado. Estas investigaciones parten de la aplicación del Cuestionario de Estilo
Atributivo (ASQ), que mide las diferencias individuales en el uso de las tres dimensiones atributivas
especificadas por el modelo. La prueba incluye 12 situaciones hipotéticas: 6 de logro y 6 de afiliación, y a su
vez, 6 positivas y 6 negativas. Ante cada situación el sujeto debe escribir la causa que considera responsable
de la misma y valorar el grado de internalidad, estabilidad y globalidad de la causa expuesta, así como la
importancia de la situación para él.
Se puede hablar de dos estilos explicativos:
 Estilo explicativo negativo: tendencia estable a explicar los sucesos negativos mediante causas
internas, estables y globales. Estas personas son más vulnerables y desarrollan con más facilidad
sintomatología depresiva ante sucesos vitales negativos, además se ha relacionado con peores
resultados académicos y peor salud física.
 Estilo explicativo positivo: tendencia estable a explicar los sucesos negativos mediante causas
externas, inestables e inespecíficas.

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Lo que se postula es una interacción entre estilo explicativo y nivel de estrés para la aparición de
sintomatología depresiva: la relación entre estilo explicativo negativo y depresión ocurrirá solo en situaciones
de estrés. Esta hipótesis interactiva diátesis-estrés se aborda
desde un desarrollo del modelo de la indefensión aprendida
reformulado en términos de la atribución, conocida como la
Teoría de la Desesperanza. El estilo atributivo negativo sería
la diátesis o predisposición, y la ocurrencia de situaciones
negativas el estrés, que predice el inicio y desarrollo de la
sintomatología depresiva.
Como puede verse en la figura, las diferencias en depresión
entre las personas con distintos estilos explicativos aparecen
solo cuando se experimenta un nivel alto de estrés.

4.3. Integración: Modelo bifásico reactancia-indefensión


El paradigma utilizado en la investigación sobre reactancia es muy diferente del utilizado en la investigación
sobre indefensión y las predicciones sobre la conducta manifestada ante la falta de control en ambos casos
son contrarias:

 Desde la reactancia, el individuo mostrará intentos renovados por restaurar su libertad.


 Desde la indefensión, el individuo se comportará de forma pasiva.
Sin embargo, las teorías tienen también elementos comunes: expectativa de control, cantidad de
entrenamiento en indefensión y la importancia de los resultados. A partir de ellos, Wortman y Brehm
proponen una integración de la reactancia y la indefensión en términos de un proceso bifásico, en cuya
primera fase el sujeto experimentaría reactancia, para pasar en una fase posterior a experimentar indefensión.
 La expectativa de control sugiere que se activará reactancia o indefensión cuando la persona espera
controlar la situación y encuentra que no puede.
 La cantidad de entrenamiento (tiempo transcurrido) afectará a si se experimenta un efecto u otro:
 Si el número de ensayos de incontrolabilidad es pequeño, se activará reactancia en el sujeto, que
espera controlar la situación desde el
momento en que puede percibir la falta
de control como una amenaza a su
libertad.
 Si el número de ensayos es elevado, el
sujeto empezará a manifestar síntomas de
indefensión cuando aprende que no
puede controlar la situación y disminuirá
su actividad.
 Cuanto mayor sea la importancia del
resultado, mayor será el tamaño del efecto, es
decir, cuanto más importante sea el resultado,
más reactancia experimentará el individuo ante
la incapacidad de ejercer control (en la primera
fase) y mayor indefensión (en la segunda fase).
En algunos estudios se ha operativizado el entrenamiento en indefensión como la cantidad de fracaso
experimentado, en la medida en que pocos fracasos harían pensar al individuo que puede controlar la
situación, es decir, no afecta excesivamente a su expectativa de control, mejorando su posterior rendimiento.
Pero la expectativa de control sí se verá afectada, disminuyendo la ejecución siguiente, cuando el sujeto lleva
a cabo repetidos intentos sin éxito para resolver los problemas de la fase de pre-tratamiento.

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Asimismo, cantidades menores de fracaso se han asociado, además de con reactancia directa (o incremento
del rendimiento), con intentos de restauración subjetivos, como la manifestación de frustración y hostilidad; y
elevadas experiencias de fracaso, con estado de ánimo depresivo.
Mikulincer manipula dos de los parámetros del modelo bifásico, la cantidad de entrenamiento y las
expectativas de control, con el fin de poner a prueba la hipótesis de que:
1. "Entre los sujetos expuestos a cantidades pequeñas de fracaso una atribución interna debería llevar a
mayor frustración y mejor ejecución posterior que una atribución externa."
2. "Entre los sujetos expuestos a grandes cantidades de fracaso, una atribución interna llevaría a más
depresión y peor rendimiento que una atribución externa."
El autor utiliza un diseño de dos factores: “estilo interno-externo
de atribución ante el fracaso” y “cantidad de fracaso” en una
tarea previa. En la fase de prueba los sujetos debían resolver 10
problemas del Test de Matrices Progresivas de Raven,
presentados individualmente, y con un tiempo de 30 segundos
para cada problema. Los resultados muestran que:

▿ Sujetos internos expuestos a un fracaso previo mostraban


mayor frustración y hostilidad y mejor ejecución en la tarea
de prueba que los sujetos externos.
▿ Los internos expuestos a alta indefensión previa (cuatro
fracasos) tenían más sentimientos de incompetencia y peor
rendimiento en la fase de prueba que los externos.
▿ Los sujetos internos mostraban tanto mayor reactancia como mayor indefensión, dependiendo de la
cantidad de fracaso o del entrenamiento previo.
▿ La dimensión internalidad-externalidad parece regular la intensidad de las reacciones afectivas ante el
fracaso (alta indefensión/altos sentimientos de incompetencia y baja indefensión/alta hostilidad y
frustración, mostrado por los internos).

Resumiendo…
Si la experiencia de incontrolabilidad no ha sido demasiado prolongada, se puede experimentar reactancia (o
activación motivacional), que lleva a la persona a intentar restaurar su libertad de acción. Pero si la experiencia
de incontrolabilidad es de mayor duración e intensidad, la persona experimenta indefensión, mostrando
déficits cognitivos, motivacionales y afectivos.
El modelo bifásico plantea que, en función del número de ensayos de incontrolabilidad, el grado de control
percibido inicialmente sobre el resultado, y de la importancia del mismo, la persona puede mostrar primero
reactancia y posteriormente indefensión.

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1. Introducción
Bandura afirma que, aun cuando sea preciso reconocer el valor de los rasgos como taxonomías descriptivas,
éstos nos dicen realmente poco acerca del papel que juegan las características idiosincrásicas (la
personalidad) en la determinación de la conducta, porque los factores y características personales influyen
sobre la conducta en función de las características específicas de la situación y no como tendencias
comportamentales aplicables indistintamente a cualquier situación.
Por tanto, al contrario que en el enfoque centrado en el rasgo, el planteamiento sociocognitivo parte de la
convicción de que "la discriminabilidad de la conducta y la complejidad de las interacciones entre el individuo
y la situación, sugieren la conveniencia de focalizarse más específicamente en el modo en que la persona
elabora y maneja cada situación particular, en vez de intentar inferir los rasgos que tiene generalmente".

2. Conceptualización de la personalidad
El carácter activo del ser humano define el marco de referencia desde el que entender qué es la personalidad
y cómo se expresa conductualmente en cada individuo: el ser humano elige, genera, crea el escenario en que
se va a desarrollar su conducta. En este sentido, las personas difieren en la manera de categorizar las
situaciones en que se encuentran, ya que interpretan y dan significado a los distintos indicios presentes. Una
misma situación objetiva puede tener significados diferentes para dos personas distintas, o para la misma
persona en momentos diferentes, porque la acción de la situación vendrá modulada o mediada por la
constelación específica que en cada caso presenten las variables y procesos de naturaleza afectiva y
cognitiva, que definen la personalidad del individuo.
Las variables que definen los recursos personales, desde los que la persona se enfrenta a la situación y pone
en marcha el proceso dinámico que define y caracteriza cualquier manifestación de comportamiento, son: a)
capacidad de simbolización; b) capacidad de anticipación; c) valores, intereses, metas y proyectos vitales; d)
sentimientos, emociones y estados afectivos; y e) mecanismos y procesos autorreguladores.

2.1. Elementos y unidades básicas integrantes de la personalidad


 1. Capacidad de simbolización
El individuo, en el curso de su desarrollo cognitivo y mediante experiencias de aprendizaje, va adquiriendo
información sobre sí mismo, su conducta, el mundo y las relaciones existentes entre estos factores. Pero esto
no ocurre de manera estática: lo que adquiere es la capacidad para generar estrategias cognitivas y
conductuales, acordes con las nuevas situaciones.
Por lo tanto, las personas difieren en la competencia que poseen para construir y generar estrategias
cognitivas y de conducta manifiesta, y en las estrategias concretas que ponen en juego en cada caso. En este
sentido, para estudiar a la persona es más interesante saber “qué puede hacer con los recursos que posee”,
que “qué características le definen”.
Las personas difieren en la forma de codificar y agrupar la estimulación que reciben, es decir, difieren en las
transformaciones cognitivas (atención selectiva, interpretación y categorización) que introducen en la
estimulación, por lo que el impacto de la estimulación queda modulado por tales estrategias cognitivas.
En definitiva, los constructos personales son marcos de referencia significativos, a través de los cuales el
individuo categoriza los fenómenos y acontecimientos a los que se enfrenta, incluido él mismo y su conducta.
Estos filtros se estabilizan en el repertorio cognitivo porque son adaptativos, permitiendo a la persona
afrontar situaciones con éxito mediante la predicción del comportamiento de los demás y la anticipación de
las consecuencias del propio comportamiento.
Manejar símbolos da gran libertad al individuo ante las demandas objetivas de la situación porque le permite
recrear el escenario de conducta, ensayar posibles estrategias de solución de problemas, considerar posibles
consecuencias asociadas a conductas alternativas o recorrer toda la secuencia de contingencias necesarias
para el logro de los planes y proyectos.

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Esta capacidad de simbolización es la que dirige nuestra conducta, ya que rara es la vez que la propia
situación está tan bien estructurada como para que todas las personas la perciban igual. La representación
mental de los esquemas relacionales conducta-consecuencia explicaría que los resultados que los demás
obtienen por su conducta sirvan de reforzadores de la propia conducta, o que compartamos la reacción
emocional de otra persona sin pasar por su experiencia.

La capacidad de simbolización (crear y recrear situaciones) y sus posibles secuencias conducta-


consecuencias, explican que podamos enfrentarnos adaptativamente a situaciones con las que no
hemos tenido contacto o que podamos aprender sin necesidad de experiencia directa.

Este valor adaptativo de los procesos de construcción y categorización de la realidad (incluido el concepto de
sí mismo) explicaría el carácter relativamente estable y generalizado de dichos procesos.

 2. Capacidad de anticipación
Las expectativas que el individuo posee acerca de las consecuencias previsibles para cada alternativa de
respuesta posible en cada situación, son las que van a determinar si se pone en marcha una conducta u otra.
Esta anticipación de contingencias futuras guía la conducta y es esencial para entender la vida motivacional
y emocional de los individuos. Las expectativas también explican las diferencias individuales ante una misma
situación objetiva (cuando el comportamiento de una persona no coincide con lo que cabría predecir según
las contingencias objetivas).

La conducta de cada persona está condicionada por la interpretación que hace de las características y los
requerimientos de la situación, así como por las consecuencias que espera obtener o evitar con su conducta.

Se pueden distinguir dos tipos de expectativas: asociadas a resultados previsibles y las asociadas a estímulos.
 Expectativas vinculadas a los resultados previsibles de la conducta
 Cuando las personas se enfrentan a una situación, lo hacen teniendo expectativas generalizadas a
partir de su historia personal de aprendizaje (experiencia en situaciones similares). Estas expectativas
determinan la conducta en situaciones habituales.
 Las expectativas generalizadas pueden ser moduladas por la información que proporcione la situación
concreta, generándose así expectativas específicas asociadas a la situación, que son más comunes en
situaciones infrecuentes.
En suma, la disponibilidad y el empleo de expectativas generalizadas es muy útil, pero éstas deben
permanecer flexibles y permeables para ir incorporando los cambios en función de la información que nos
pueda suministrar cada nueva situación.
 Expectativas relacionadas con las consecuencias asociadas a estímulos presentes en la situación
Los estímulos varían en la información que aportan y en el valor predictivo que poseen para el individuo. Las
expectativas se forman a partir del complejo estimular que configura la situación, pero al mismo tiempo la
conducta puede ser modulada por las posibles consecuencias y fenómenos que señalan determinados
estímulos significativos. La persona aprende que ciertos estímulos predicen ciertos acontecimientos, estando
su conducta determinada por la anticipación de los acontecimientos señalados (p. e. la expectativa de castigo
asociada a saltarse un semáforo aumenta cuando vemos a un policía y como consecuencia disminuye
probabilidad de que se produzca la conducta infractora).

 3. Valores, intereses, metas y proyectos vitales


El valor de los acontecimientos a los que nos enfrentamos, así como el valor de las consecuencias, es otro
determinante importante de la conducta. El carácter positivo o negativo que las personas les asignan depende
de la capacidad de los acontecimientos para inducir estados emocionales positivos o negativos, es decir, de su
valor funcional como refuerzo o incentivo para cada individuo.

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Además, para entender el motivo de elegir una conducta (y no otra) tenemos que considerar cuáles son los
intereses y preferencias, objetivos, metas y proyectos vitales que el individuo pretende lograr y satisfacer con
la forma de conducta elegida. Estos factores motivacionales explican por qué dos personas con idénticas
expectativas en una misma situación se comportan de manera diferente.

El entramado motivacional influye y condiciona la manera en que la persona percibe, interpreta y valora la
realidad, los objetivos que se propone, las estrategias que empleará para lograr tales objetivos y el modo en
que hará frente a los obstáculos y dificultades que pueden aparecer.

 4. Sentimientos, emociones y estados afectivos


El estado emocional actúa como filtro de la información que se procesa sobre el entorno y sobre sí
mismo. Una persona con un estado emocional negativo, que experimente menor competencia y realice
conductas menos adaptativas, percibirá mayor amenaza de la situación que otra con emocionalidad positiva.

 5. Mecanismos y procesos autorreguladores


En los seres humanos, la conducta está guiada en mayor parte por mecanismos de autorregulación que por
los estímulos exteriores, salvo cuando la fuerza de los factores externos alcanza tal intensidad y significación
que el individuo se siente incapacitado para encauzar su conducta por vías diferentes a las relacionadas
exclusivamente con la naturaleza de los factores externos (respuesta primitiva).
Los procesos de autorregulación consisten en la elaboración o incorporación de un conjunto de reglas de
contingencia que dirigen su conducta en ausencia (y a veces pese a) presiones situacionales externas
inmediatas. Tales reglas especifican qué tipo de conducta es más apropiada en función de las demandas de
cada situación concreta, los niveles de ejecución que la conducta requiere y las consecuencias del logro o
fracaso en alcanzar tales estándares (niveles de ejecución trazados o propuestos por el propio individuo).

2.2. La personalidad como sistema


Las personas difieren en:
a) El contenido de los procesos psicológicos -“unidades básicas de personalidad”-, que condicionan el
modo en que cada uno se posiciona ante las situaciones de su realidad cotidiana.
b) El tipo de situaciones y circunstancias en que tales unidades se activan, así como la facilidad con que se
activan en las circunstancias apropiadas (cuando existe congruencia entre características que definen a
la persona y las que definen la situación).
c) El sistema organizado de interrelaciones entre esos procesos psicológicos, desde el que el individuo
se enfrenta a las demandas de la situación, dando lugar a perfiles idiosincrásicos de conducta estables
y predecibles.
Desde esta perspectiva es importante conocer:

 Cómo percibe el individuo la situación (como amenazante, placentera, controlable...).


 Qué tipo de expectativas se activan en tales circunstancias.
 Cómo valora sus recursos y competencias para hacerle frente con unas connotaciones específicas.
 Cómo reacciona emocionalmente.
 Qué objetivos e intereses defiende y en qué medida las alternativas de las que cree disponer en dicho
contexto le permiten avanzar de la manera más eficaz en sus proyectos vitales.
La conducta será el resultado de la ponderación conjunta de cada uno de estos factores. No debe entenderse
la secuencia global de conducta como un encadenamiento de fases o compartimentos estancos, sino como
un entramado dinámico en el que los distintos procesos que configuran las “unidades de análisis de la
personalidad” están continuamente interaccionando entre sí y con las características de la situación (es decir,
el modo en que percibimos y valoramos la realidad y a nosotros mismos va cambiando en función de los
resultados que vamos alcanzando).

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Unidades globales versus contextuales


Cuando calificamos a una persona con un determinado rasgo de personalidad (extraversión) nos basamos en
la frecuencia o intensidad medias con la que presenta determinadas formas de conducta indicadoras del
rasgo en la muestra de situaciones en que hemos observado esa conducta. Este procedimiento es congruente
con la idea de que la conducta es estable porque expresa una estructura de personalidad estable.
El problema está en que la conducta no es tan estable como para justificar que la tendencia media de
comportamiento refleja realmente su especificidad en diversas situaciones. El aspecto más definitorio y
distintivo de cada persona es el modo peculiar en que se enfrenta a cada situación. Por tanto, podemos tener
a dos personas con el mismo nivel de rasgo y que difieran en:

 El modo de responder a las distintas situaciones.


 El perfil que muestran sus conductas en el rango de situaciones consideradas.
 La estabilidad con que presentan tales perfiles peculiares y distintivos.
El empleo de categorías "globales", como los rasgos, nos puede orientar para conocer la posición relativa de
un individuo con relación a su grupo normativo, pero nos dice muy poco acerca de cómo se comporta ese
individuo, con esa característica, ante situaciones concretas.
Conocer la conducta individual en contextos específicos nos permitiría saber:
1. Características y procesos que caracterizan el mundo psicológico del individuo.
2. Interrelaciones y organización de las características y procesos.
3. Modo en que desde esta organización hace frente a las demandas de cada situación.
Las características de la situación, así como sus requerimientos, activan unos procesos, inhiben otros y dejan
sin afectar otros y, a su vez, el resultado de esta interacción altera tanto los procesos y dinámica (el sistema
global) existente en el individuo, como la propia situación, creándose un nuevo escenario “persona x
situación” desde el que entender los movimientos y el fluir de la conducta.

La conducta es fruto conjunto de características del individuo y de la situación, por lo que tanto la
persona como la situación se ven modificadas al mismo tiempo por la conducta desarrollada.

La personalidad como disposición de conducta


El valor de la personalidad como disposición de conducta se mantiene tanto en las teorías de rasgo, como en
los planteamientos socio-cognitivos, aunque el término "disposición" se entiende de forma diferente:
a) Teorías de rasgo: la personalidad se entiende como una disposición de conducta consistente
transituacionalmente (no se concede importancia al contexto específico). Se defiende que la observación
de la conducta (consistente y estable) nos permite identificar los rasgos y la estructura de personalidad.
b) Planteamientos socio-cognitivos: la personalidad se entiende como disposición de conducta reflejada
en la tendencia a presentar patrones discriminativos estables situación-conducta, de forma que la
conducta presentará variabilidad en consonancia con las cambiantes demandas de la situación (se hablará
entonces de coherencia más que de consistencia).
El enfoque socio-cognitivo sostiene que la observación de los patrones estables contextualizados y
discriminativos permite identificar el sistema dinámico de interrelaciones que existe entre los procesos
psicológicos que constituyen los elementos estructurales básicos de la personalidad. Este sistema dinámico se
activa en respuesta a las características peculiares de la situación y se manifiesta en el modo distintivo en que
cada persona se enfrenta a las circunstancias para alcanzar la respuesta más adaptativa posible (aquella que
conlleve el mayor equilibrio entre las demandas de la situación y sus competencias y recursos conductuales).

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Ejemplos de investigación
Dinámica relacional entre factores personales y situacionales
Mendoza y cols. analizaron el tipo de cogniciones y emociones que diferenciaban a las personas que
estuvieron de acuerdo o en desacuerdo con el veredicto dictado en el proceso judicial con O. J. Simpson
(jugador de fútbol americano de color acusado de haber asesinado a su esposa, que tras un largo y complejo
proceso judicial fue declarado no culpable). De los resultados se concluye que:
 La situación global considerada (juicio y veredicto), aun siendo la misma objetivamente para todos los
sujetos, activó creencias, valores y sentimientos (unidades cognitivo-afectivas expresadas en las diversas
opiniones) diferentes en unos sujetos y otros, suscitando reacciones emocionales diferenciadas y que
llevaron a unos sujetos a mostrarse de acuerdo con el veredicto y a otros en desacuerdo.
 La consideración de las inter-correlaciones entre estos elementos cognitivos, afectivos y emocionales
manifestó un sistema de relaciones peculiar y distintivo de quienes apoyaban o rechazaban la resolución
del proceso [básicamente se daba un sesgo de confirmación de creencia, cada grupo sacaba de la situación lo que
querían ver e ignoraban lo que no, y las reacciones emocionales iban acorde a eso].

Interrelaciones recíprocas entre persona, situación y conducta


 Profecía autocumplida: el modo en que uno percibe una situación activa expectativas, emociones y
sentimientos que pueden desencadenar conductas que, a su vez, crean situaciones congruentes con las
expectativas y creencias iniciales, abriendo así un ciclo reactivo que podría llevar a reforzar el modo en
que se interpretan las circunstancias que nos rodean y la manera en que se reacciona a las mismas. Por
ejemplo, las personas que perciben una situación inicialmente neutra como de «rechazo», pueden poner
en marcha conductas hostiles que ayudan a crear una nueva situación auténticamente de rechazo,
reforzando, de este modo, la creencia y percepción que tenían de la situación inicial.
La investigación de Downey y cols. contrastó el comportamiento de sujetos que diferían en el grado de
rechazo que percibían en una situación de interacción con su pareja, y las consecuencias que eso generaba:
o Antes de la situación de la discusión
sobre los tópicos propuestos no había
diferencias en el nivel de enfado.
o El nivel de enfado difería tras la situación de
discusión. La pareja de aquellos sujetos que
percibían rechazo en la situación incrementó su
nivel de enfado, mientras la de quienes percibían la
situación de manera más relajada parecía mejorar
su estado de ánimo.
o El análisis de la conducta desplegada durante la fase de discusión manifestó que los sujetos de la
condición “rechazo” desarrollaron mayor cantidad de conducta negativa (tono agresivo, negar
responsabilidades) que los sujetos en la condición “no-agresivo”.
Para estudiar el proceso en su conjunto, se analizaron
las interrelaciones entre percepción de rechazo, la
conducta desplegada durante la fase de discusión y las
consecuencias (nivel de enfado tras la discusión). Esto
permitió identificar el proceso dinámico desarrollado en
el curso de la secuencia de conducta y el peso que cada
elemento para explicar la nueva situación creada.
Los resultados indican que la percepción inicial de rechazo tiene escasa influencia directa sobre las
consecuencias, pero ejerce una significativa influencia indirecta, al incidir sobre el desarrollo de conducta
negativa en la discusión, que a su vez conduce a las consecuencias.

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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad

Esto pone de manifiesto que a partir de un patrón similar de interrelaciones entre los distintos elementos de
la secuencia conductual, las personas pueden diferir en los resultados que alcanza su conducta según el modo
en que valoren y perciban el contexto de interacción y su modo de reaccionar a tal valoración.

Congruencia personalidad-situación
El término "contextualización" se refiere a la interrelación entre la personalidad y las características específicas
de la situación, pero solo aquella situación congruente con la naturaleza de la disposición de personalidad en
las que la persona ve una oportunidad para desarrollar sus competencias y hacer realidad sus proyectos.
En la investigación de Orom y Cervone se estudió el efecto que mostraban los sujetos en distintas situaciones
sociales sobre la autoeficacia, en función del grado de congruencia existente entre las características de la
situación y atributos personales que el sujeto identificaba como definitorios de su personalidad. La hipótesis
fue que los sujetos mostrarían altos niveles de autoeficacia para actuar en situaciones que juzgaban como
relevantes para características personales positivas definitorias de su personalidad (fortalezas) y bajos para
aquellas negativas (debilidades), pero que tales diferencias desaparecerían en situaciones que los sujetos
percibían de gran relevancia pero que no les definían a ellos mismos.
El procedimiento ideográfico de evaluación empleado con cada sujeto:
1. Señalar la característica positiva y negativa más definitoria de su personalidad junto a otras dos que no
le describían en absoluto.
2. Trabajando con un conjunto de situaciones de carácter social, evaluar el grado en que cada
característica era relevante para explicar la conducta en cada una de tales situaciones.
3. Valorar el grado en que se creía capaz (nivel de autoeficacia) de llevar a cabo determinada conducta en
las situaciones evaluadas previamente.
Los resultados obtenidos señalan que:

 El nivel de autoeficacia percibida para llevar a cabo la


conducta difiere significativamente en función de si la
situación está relacionada o no con características
consideradas autorreferentes.

 Dicha diferencia no se encuentra cuando la situación


se asocia con características personales que el sujeto
no considera descriptivas de su personalidad.
Estos datos refuerzan la idea de que cualquier
manifestación de conducta es expresión de la
interrelación entre aspectos del individuo y características de la situación. Esta interrelación es muy eficaz para
determinar una u otra forma de comportamiento, cuando en la situación hay elementos apropiados para
activar y facilitar la expresión de la potencialidad de conducta que constituye esencialmente la personalidad.

3. Explicación de la conducta
3.1. Coherencia comportamental
La estabilidad de la personalidad no siempre se traduce en estabilidad comportamental: nos comportamos
diferente de un momento a otro y de una situación a otra aunque, paradójicamente, seguimos aceptando las
expresiones comportamentales como propias y los demás siguen reconociéndonos. Para hacernos a la idea
del alcance de esto, bastará tener presente tres datos:
1. El mismo concepto de personalidad se asienta sobre la existencia de continuidad en la conducta (patrones
regulares de conducta), en base a los cuales se define característica y diferencialmente a cada individuo.
2. La existencia de regularidad y continuidad comportamental es un factor decisivo para el desarrollo y
mantenimiento del sentimiento de propia identidad. Uno se define a sí mismo a partir de la observación

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de su conducta en diferentes momentos y situaciones, por lo que se necesita establecer nexos de


continuidad entre las distintas manifestaciones conductuales para crear una imagen armónica de sí
mismo.
3. La existencia de patrones regulares de conducta es importante para anticipar y predecir la propia
conducta y la de los demás, propiciando el desarrollo de conducta adaptativa.
Nadie duda que su conducta es en gran medida reflejo de su modo de ser, de su personalidad. La confusión
surge desde la psicología de rasgos al asumir que la personalidad es un conjunto de tendencias generalizadas
de conducta, independientes del contexto. Desde los planteamientos socio-cognitivos, la personalidad se
identifica esencialmente por el dinámico sistema de interrelaciones entre procesos psicológicos y factores
ambientales, por lo que no debería sorprender la variabilidad conductual: precisamente, lo que define la
conducta de un individuo es la presencia de perfiles estables de covariación situación-conducta, cuyo
conocimiento nos permite predecir la conducta en términos de relaciones de contingencia (sujeto A mostrará
la conducta X en tal situación y la conducta Z en tal otra).

La personalidad de un individuo se expresa a nivel conductual en el patrón particular con el que sus
conductas y experiencias varían en función de la situación de manera sistemática y predecible.

La observación del patrón de relaciones de contingencia situación-conducta permiten identifican la relación


de codependencia entre características de la situación y la forma específica de conducta con que se responde
a las mismas. La presencia de contingencia puede expresarse mediante expresiones conectivas (“si…
entonces”) que establecen asociación entre conducta y situación externa, o entre conducta y estado interno.
Estas reglas condicionales recogen la variabilidad situacional y explican la plasticidad y variabilidad
discriminativa, así como la flexibilidad adaptativa que caracteriza a la personalidad.

El comportamiento es discriminativo y cambia en función del modo en que el individuo perciba la


situación, valore sus recursos para hacerle frente y pondere las consecuencias esperables.

Finalmente, la conducta puede cambiar en función de la decisión que tome la persona acerca del tipo
específico de conducta que espera le proporcionará el mayor ajuste posible entre sus competencias,
necesidades, valores y proyectos, y las demandas de la situación.
La conducta es coherente en la medida en que siempre responde a la interacción que se establece entre
características del individuo y requerimientos específicos de la situación. Si observáramos la conducta de una
persona durante un período largo de tiempo, o en una muestra amplia de contextos, descubriríamos que su
comportamiento muestra un patrón de estabilidad y variabilidad, que no es errático, sino coherente (y cuya
lógica interna encontraremos analizando las características de la situación y los recursos que pone en juego).
Por ejemplo, si un individuo se caracteriza por “reaccionar agresivamente cuando se siente amenazado”,
cabría esperar que su conducta sea consistentemente agresiva siempre que se sienta amenazado, pero de
igual modo se entenderá que no se comporte agresivamente en aquellas otras ocasiones en que no se sienta
amenazado. Así, podemos decir que su conducta muestra coherencia aunque varíe de unas ocasiones a otras.

3.2. Implicaciones para el conocimiento de la personalidad


La observación sistemática del patrón de estabilidad y cambio que caracteriza la conducta de una persona,
nos permite conocer más profundamente el sistema de interrelaciones entre procesos psicológicos que define
su personalidad, que si nos basásemos sólo en la tendencia media de conducta mostrada en una serie de
situaciones.
Por ejemplo, dos personas con igual promedio de conducta (desde los supuestos de la psicología de rasgos,
nos llevaría a calificarla con igual nivel en el rasgo de personalidad correspondiente a esa conducta) pueden
diferir en frecuencia o intensidad con que la realizan en distintas situaciones. Por tanto, pese a ser iguales en
términos de rasgo, ambas se comportan de manera claramente diferente.

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La figura representa los perfiles de conducta hipotéticos de dos


personas, así como el perfil medio del grupo normativo de
referencia, y pone de manifiesto que lo que diferencia a una
persona de otra no es la tendencia promedio de respuesta (la
puntuación media de ambos es idéntica), sino el patrón de
relaciones situación-conducta que caracteriza a cada una. Así,
puede apreciarse cómo difieren de manera significativa en el tipo
de situaciones que activa su conducta, presumiblemente porque
las perciben y valoran de manera diferente.
Por otro lado, puede observarse que en la conducta de ambos
sujetos existe un hilo conductor, coherencia, que se refleja en el
hecho de que la conducta se presenta en aquellas situaciones
funcionalmente similares; este es el caso de las situaciones A1 (entrevista importante de empleo) y A2 (dar
una conferencia ante personas que no conoce), por una parte, y C1 (esperando a someterse a una
intervención quirúrgica) y C2 (ser tomado como rehén en un atraco), por otra.
Una misma conducta puede tener significados distintos en función del contexto en que se presenta. La
observación de los cambios de conducta (activadoras vs inhibidoras) según la situación, puede permitirnos
identificar qué procesos psicológicos están implicados en cada caso, qué busca satisfacer el sujeto, cómo
percibe la situación, a qué configuración estimular está respondiendo. A partir de esta evidencia, podríamos
predecir ante qué situaciones se presentará en el futuro la conducta estudiada. En cambio, si tomáramos
como base el promedio observado de la conducta, la probabilidad de predicción acertada disminuiría mucho.

3.3. Implicaciones predictivas y adaptativas


Observar sistemáticamente la conducta en un rango amplio de situaciones posibilita hacer predicciones de la
conducta individual en situaciones específicas, siempre que esa observación nos permita conocer el perfil
estable interactivo que el individuo desarrolla ante características de la situación que son relevantes para él.
 Predicciones descontextualizadas: se realizan atribuyendo al sujeto un determinado nivel de rasgo.
Las características descontextualizadas reflejan promedios de conducta y no la conducta concreta en
cada situación específica.
 Predicciones contextualizadas: el análisis y predicción de la conducta se hace tomando en cuenta el
contexto. Al individuo se le ha categorizado en base a su perfil estable interactivo, expresado en
relaciones de contingencia "situación... conducta".
Analizar discriminativamente y valorar la conducta en términos condicionales (situación-conducta) y
contextuales aporta unas claras ventajas adaptativas:
1. Flexibilidad a la hora de interpretar la conducta.
2. Nos hace ser más comprensivos, ya que nos aporta una visión más realista y equilibrada de la
conducta y sus circunstancias.
3. Nos permite anticipar acontecimientos futuros con mayor relativismo y ponderando con realismo
todas las posibles contingencias.
Un ejemplo de este efecto beneficioso puede ser el tipo de reacción emocional, más o menos intensa, que se
produce ante un suceso (suspender un examen) en función de si la experiencia negativa se interpreta debida a
alguna característica propia, difícil de cambiar ("soy un inútil"), o si se tienen en cuenta las circunstancias en
las que se ha producido el fracaso ("suspendí porque me dolía la cabeza").

3.4. ¿Inconsistencia o facilidad discriminativa?


El análisis de la conducta, como esfuerzo adaptativo en respuesta a las cambiantes demandas de la situación,
nos permite dar una respuesta a la aparente contradicción existente entre la variabilidad observable en la
conducta individual y la sensación de que por encima de la variabilidad, el estilo de comportamiento que nos

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caracteriza tiene coherencia interna. Al observar nuestra conducta o la de otros, podemos detectar ciertos
elementos comunes que introducen cierto orden a través de la variabilidad existente. Detectar este orden es
lo que permite mantener una imagen continua de nosotros y de los demás.
En realidad, la aparente discrepancia entre variabilidad conductual y percepción de coherencia, se plantea
solo si la conducta se entiende como expresión de predisposiciones de conducta generalizadas y estables
existentes en el individuo. En este caso, percibir coherencia en la conducta es correcto y percibir variabilidad
(falta de consistencia) se debería a problemas metodológicos, sesgos en la observación de conducta, etc.
[Resumiendo: en la teoría de rasgos la variabilidad es un error].

Tal discrepancia desaparece si entendemos la conducta como reflejo del estilo peculiar con el que las
personas hacen frente a las situaciones. En este caso, la variabilidad conductual es expresión genuina de la
constante interrelación codependiente individuo-requerimientos situacionales y los cambios situacionales
observados en la conducta no deben entenderse como muestra de inconsistencia, sino como indicadores de
la capacidad discriminativa con la que el ser humano dirige y regula su conducta.
Así, la variabilidad en la conducta debe entenderse como expresión del esfuerzo adaptativo (prestar
atención a las demandas del contexto y buscar la respuesta que posibilite el mejor equilibrio entre recursos
personales y exigencias de la situación).
Una vez reconocidos los cambios conductuales, ¿cómo explicar que tengamos la sensación de coherencia en
nuestra conducta? Consideraciones a tener en cuenta:

 El sistema de interrelaciones entre los elementos que configuran la personalidad, se va estabilizando en


el desarrollo vital y se van estableciendo patrones de activación e inhibición entre estos elementos,
facilitando así la creciente estabilidad con que percibimos y reaccionamos a las situaciones y problemas.

 Las personas se enfrentan a una situación en función de la recreación que hacen de la misma al
percibirla y valorarla sirviéndose de una serie limitada de criterios (no analizamos las situaciones
utilizando criterios distintos y diferenciados para cada una), que determinan que diversas situaciones
compartan algunos criterios, convirtiéndose de esta forma en funcionalmente equivalentes.
Tomando en cuenta estos dos aspectos, la progresiva estabilización del sistema que conforma la
personalidad y la presencia de equivalencia funcional entre las situaciones, podremos detectar que:
 El estilo peculiar de la conducta cambia al enfrentar situaciones distintas (algunas veces poco, otras
drásticamente), pero estos cambios no se producen de manera errática o aleatoria.
 El estilo global de comportamiento que caracteriza a una persona presenta orden y coherencia
internos, es decir, ante determinado tipo de situaciones tiende a reaccionar sistemáticamente de una
manera, debido a que dichas situaciones comparten determinadas características que facilitan que la
persona las perciba de la misma manera porque activan un mismo patrón de interrelaciones en el
conjunto de elementos que integran su personalidad.
La observación y conocimiento del perfil discriminativo que describe el estilo peculiar con el que cada uno
intenta responder adaptativamente a los problemas que se le presentan, son la base sobre la que se asienta la
percepción de coherencia en nuestra conducta. De igual modo, la coherencia es lo que hace posible predecir
el comportamiento del individuo en situaciones específicas.

4. ¿Es posible la integración? Perspectivas futuras


A nivel teórico y de diversos planteamientos, en psicología de la personalidad ha sido mayor la tendencia a la
confrontación que a la integración. Dicha tendencia se mantiene en la actualidad aunque se han reducido el
número de micro-teorías. Actualmente se dispone de dos marcos de referencia:
o Las teorías de rasgos (o disposicionales, estructurales o centradas en la variable), en que la
personalidad es definida como el conjunto de predisposiciones de conducta existentes en el individuo,
que se manifiestan de forma estable y consistente.

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o Las teorías socio-cognitivas (o socio-cognitivo-afectivas, acercamientos interaccionistas, teorías


basadas en el análisis de los procesos de interrelación dinámica, o teorías centradas en la persona), en
que la personalidad se define como un sistema integrado por variables y procesos psicológicos que, en
constante y recíproca interacción con la situación en que se desarrolla la conducta, genera patrones
discriminativos de conducta coherentes y predecibles.
En los últimos años se han formulado propuestas interesantes y prometedoras para la integración, como las
que sugieren elaborar tipologías basadas en procesos y perfiles de conducta, o las exploran las interrelaciones
entre aspectos estructurales y dinámicos como vía para mejorar el entendimiento de la naturaleza de la
personalidad, su desarrollo y expresión en patrones coherentes de conducta.

4.1. El acercamiento tipológico


Cada individuo se caracteriza por una configuración única de las variables personales. Por lo tanto, estudiar e
identificar la personalidad de un sujeto supone concentrarse en la configuración y organización peculiar de
sus variables y procesos psicológicos, como unidades básicas de personalidad.
El análisis ideográfico no impide elaborar tipologías, las cuales se realizan a partir de la agrupación de
individuos que comparten igual o similar configuración de variables personales, lo que en interacción con el
contexto, se traduciría en similares perfiles de conducta discriminativa. Lo que diferencia a estos prototipos de
los expresados tradicionalmente mediante rasgos (basados en promedios de conducta acontextuales) radica
en que éstos se basan en la observación de perfiles estables de covariación contingente situación-
conducta, que permite recoger la idiosincrasia tanto del individuo como de la situación.
En este sentido, las características de personalidad que definen cada «tipo», identifican una «configuración
única» de atributos, posibilitando así el acercamiento a la «unicidad» de la persona, reconociendo al mismo
tiempo los aspectos comunes a todos los individuos. Así, el enfoque tipológico se sostiene en que cada
individuo es en parte único, pero también en parte parecido a otros individuos.
Robins y cols. afirman que el acercamiento tipológico identifica categorías de individuos basadas en la
particular configuración de las características que les definen, proporcionando así un punto de unión entre la
investigación puramente centrada en las variables (acercamiento de rasgos) y la investigación centrada
esencialmente en la persona (planteamiento sociocognitivo). Sólo mediante la combinación de ambos
acercamientos se logrará prestar atención al carácter único de la persona, reconociendo al mismo tiempo las
comunalidades existentes entre los individuos.

4.2. Interacción rasgos-procesos psicológicos


Otra vía de integración pasaría por la reconceptualización del rasgo para centrarse en el estudio de la
interacción recíproca existente entre elementos estructurales y la dinámica de interrelaciones entre
competencias, procesos psicológicos y variables contextuales. Así, los rasgos y perfiles estables de
variabilidad situación-conducta podrían ser entendidos como facetas complementarias de la personalidad.

En el curso del desarrollo, los procesos psicológicos, inicialmente activados en contextos específicos, se van
consolidando y estabilizando, dando lugar a elementos estructurales de la personalidad que después servirán
para activar tales procesos. Es decir, el rasgo representaría la cristalización del proceso dinámico.

Cuando calificamos a alguien con un determinado rasgo, estamos resumiendo su estilo habitual de conducta,
pero al mismo tiempo estamos recogiendo la dinámica de interrelaciones entre persona y contexto, origen y
causa efectiva de la conducta, que, al estabilizarse y consolidarse como estilo con el que el individuo hace
frente a las diversas circunstancias, se refleja en patrones conductuales relativamente estables y coherentes.
En la práctica, esto supone ampliar el concepto de disposición comportamental para incluir los patrones
estables de interacción situación-conducta definitorios de la conducta individual.
La investigación debería dirigirse al análisis del modo en que la dinámica existente entre los distintos
recursos, competencias y procesos psicológicos, que al ser activada por las apropiadas características de la

Jovana RN 10
Psicología de la Personalidad Tema 9
Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad

situación constituye el origen de cualquier forma de comportamiento, se ha ido estabilizando en el curso del
desarrollo evolutivo, dando lugar a los diversos elementos estructurales, comúnmente empleados en el
análisis y descripción de la personalidad.
En paralelo con lo que sucede con la conducta habitual, que se dispara cada vez con mayor facilidad y
automatismo ante las circunstancias contextuales apropiadas, los elementos estructurales de la personalidad
actuarían como facilitadores de la activación de los procesos dinámicos que los constituyen, reforzando así la
presencia de regularidad y coherencia en el comportamiento.

De esta forma, «estructuras» y «procesos» son dos elementos que se relacionan, influyen y
codeterminan recíprocamente, siendo, al mismo tiempo, causa y efecto el uno del otro.

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Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

1. Introducción
A lo largo de nuestra vida nos encontramos con acontecimientos y dificultades ante los que nos podemos
sentir más o menos desbordados. Nuestra respuesta dependerá de la relevancia que atribuyamos a esos
sucesos en relación con nuestro bienestar, y de la percepción que tengamos de nuestra capacidad para
hacerles frente. En este tipo de contextos se generan los procesos de estrés.
Las dos formas básicas de reaccionar ante el estrés son:
1. Orientado hacia el suceso estresante para modificarlo, reducirlo o eliminarlo.
2. Orientado hacia la persona, para manejar el malestar emocional que el suceso le está ocasionando.
Si estas dos actuaciones cumplen su función y generan consecuencias positivas en el individuo, podemos
hablar de una respuesta adaptativa.
Sin embargo, la adaptación no se relaciona exclusivamente con los procesos de estrés y afrontamiento, sino
que también implica otros mecanismos de autorregulación. La persona debe ser realista a la hora de definir
los objetivos que desea conseguir y debe tener la habilidad para discriminar cuándo las metas a las que aspira
no son alcanzables, siendo lo más beneficioso desvincularse de ellas.
La dinámica entre la aproximación e implicación hacia los objetivos deseados, en combinación con el
distanciamiento y la desvinculación de aquellos otros que no resultan viables, constituye un elemento clave
para comprender el fenómeno de la adaptación psicológica.

2. El concepto de estrés
Es un término muy utilizado, pero dentro del marco científico su definición es controvertida. En términos
generales, podemos referirnos a un estado que denota cierto malestar interno (decimos “estoy estresado”), o
a la presencia de inconveniencias y dificultades de diferentes tipos (físicas, sociales), que se acompañan de
una serie de demandas y obligaciones (estar sobrecargados o tener que tomar una decisión difícil).
Si nos atenemos a la dimensión temporal, el estrés puede ser algo puntual o un proceso más largo.
Ante los acontecimientos estresantes, no todos reaccionamos de un modo similar ni de una forma totalmente
pasiva (algunos restauran rápidamente su comportamiento habitual, reduciendo el impacto del suceso
estresante y otros reaccionan de una manera más desadaptativa, poniendo en marcha acciones que no son
efectivas para disminuir el efecto del estrés, y mostrando respuestas de intenso enfado, miedo, ansiedad…).
El estudio del estrés se ha desarrollado a través de tres corrientes diferentes: a) las basadas en la respuesta, b)
las basadas en el estímulo, y c) las basada en la valoración cognitiva (las dos primeras se verán a continuación
y la tercera en el siguiente apartado). Consideradas en conjunto, ofrecen una visión comprehensiva de lo que
es el proceso de adaptación al estrés.

2.1. Perspectiva basada en la respuesta


Se originó dentro del campo de la biología a partir del trabajo inicial de Cannon y posteriormente fue
desarrollada por Selye. Para este autor, el estrés no se identifica con la presencia de un estímulo nocivo para
el organismo, sino que equivale al conjunto de reacciones corporales que se producen en éste cuando están
presentes estímulos ambientales o psicológicos dañinos. A estos estímulos Selye los denominó estresores.
El modelo de Selye es importante por dos motivos:
1. Estableció la distinción entre el estresor y la respuesta de estrés.
2. Propuso el Síndrome General de Adaptación (SGA) para describir el proceso que se genera en un
organismo como consecuencia del efecto prolongado de un estresor. El SGA se caracteriza por tres
estadios: el estrés está presente en todos ellos, pero se manifiesta de forma diferente:

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Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

▿ Estadio de alarma. Se da una respuesta generalizada del SNA como reacción al shock inicial que
produce el estresor. Esta reacción (que dura unas 24h) se caracteriza por una reducción en la actividad
del SN simpático. Si el estresor permanece comienza la fase de “lucha o huida”, en la que se activa el
sistema simpático-adrenal y se liberan corticoides, adrenalina y noradrenalina. Se produce un
incremento en la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la coagulación sanguínea, y el aporte de sangre
a los órganos, originándose un estado de energía y activación.

▿ Estadio de resistencia. Ante la persistencia del estresor, se reduce notablemente la respuesta de


alarma. El organismo mantiene su funcionamiento interno por encima del nivel normal para poder
adaptarse al estresor.

▿ Estadio de agotamiento. Aparece cuando el organismo no es capaz de recuperar su equilibrio inicial,


o la presencia del estresor sigue causando un efecto excesivo. Se incrementa la actividad endocrina, y
dado el elevado nivel de corticoides y la disminución que sufren los recursos del organismo, comienza
a haber daños en el sistema cardiovascular, en el sistema digestivo y en el inmunológico (el deterioro
se puede incrementar hasta el punto de enfermar o morir).

2.2. Perspectiva basada en el estímulo


 Estresor o acontecimiento estresante: impone al individuo unas demandas excesivamente altas o
bajas, ya sean de tipo físico, social o psicológico, sobrecargando sus recursos y generándole una
respuesta de estrés.
Esta perspectiva centra su atención en las particularidades y características del estímulo estresante. Para que
un acontecimiento se considere estresante tiene que tener la capacidad de alterar el equilibrio interno del
individuo, y de promover la activación de los mecanismos de adaptación de la persona, con el fin de
restablecer los niveles iniciales.
Los sucesos estresantes se clasifican en las siguientes categorías:
A. Contrariedades: problemas diarios experimentados por la mayoría de personas con cierto malestar,
frustración o irritación (estar en un atasco).
B. Sucesos vitales: son menos frecuentes que los diarios y poseen un mayor impacto. Su aparición está
clara y bien definida en el tiempo. Requieren del individuo un mayor ajuste (un despido). La
característica más relevante de estos sucesos es el cambio que obliga a la persona a realizar en su
funcionamiento normal para poder adaptarse a ellos. Por eso, algunos sucesos vitales considerados
positivos, como casarse, se pueden considerar estresantes por requerir un reajuste del individuo.
C. Acontecimientos crónicos: surgen de una forma menos definida que los vitales, tienen un desarrollo
más lento y continuamente problemático. Se mantienen a lo largo de un período de tiempo
prolongado. Algunos de los rasgos que pueden presentar los acontecimientos crónicos son:
• Presencia de continua amenaza (personas que han sufrido un infarto, deben asumir la
posibilidad de que ocurra de nuevo).
• Incertidumbre (tiempo de espera para un trasplante).
• Exigencias excesivas ante las que los recursos son limitados.
• Restricciones estructurales que puede impedir el acceso a los medios para alcanzar los
objetivos deseados (compaginar desarrollo profesional con vida familiar).
• Falta sistemática de recompensa en tareas que requieren una alta inversión de esfuerzo.
• Complejidad, dada por el contenido de las responsabilidades asociadas a los roles, por el
propio conflicto entre roles o por la inestabilidad de los acontecimientos.
D. Acontecimientos traumáticos: son inusuales. Pueden ocurrir de forma aislada, o como problemas
crónicos de larga duración (tener un familiar con un problema mental severo). Generan una respuesta
de intenso malestar psicológico, el cual puede mantenerse de forma duradera.

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Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

Un aspecto cuestionable que se deriva del enfoque basado en el estímulo es que, si bien esta orientación
pretende evaluar de forma objetiva los acontecimientos estresantes, no menos importante resulta la
interpretación subjetiva que en torno a ellos realice la persona. Dicho impacto viene determinado por la
valoración cognitiva que se haga de las mismas.

3. Adaptación al estrés
3.1. La teoría cognitivo-relacional del estrés
La tercera perspectiva en el estudio del estrés fue formulada por Lazarus y Folkman. Uno de los fundamentos
para poder comprender el estrés desde esta teoría es la consideración conjunta de la persona y el entorno, de
manera que la relación entre ambos sistemas constituye la unidad de análisis.
Desde este marco, el estrés psicológico es “una relación particular entre el individuo y el entorno, el cual es
evaluado por el individuo como amenazante o desbordado para sus recursos, y que pone en peligro su
bienestar”. Por tanto, el estrés no se corresponde exclusivamente con las características del individuo o del
entorno, sino que representa un tipo de relación, y más concretamente un tipo de evaluación: la que establece
la persona con respecto a cada situación.
Otro aspecto de esta teoría es que contempla al estrés y a sus mecanismos de evaluación y afrontamiento
como procesos dinámicos. Esto supone que:
o El estrés, la evaluación y el afrontamiento pueden variar conforme se modifique la relación persona-
entorno. De hecho, para estos autores, la esencia del estrés y de sus mecanismos de evaluación y
afrontamiento es que son fenómenos cambiantes.
o Considera que la relación entre el individuo y el entorno es bidireccional.
La teoría de Lazarus y Folkman identifica dos procesos que nos permiten comprender por qué para unas
personas determinados acontecimientos resultan estresantes, mientras que para otras no: a) la valoración
cognitiva que se haga de dichos acontecimientos, y de los recursos personales disponibles para hacerles
frente; y b) las estrategias de afrontamiento que se pongan en marcha para manejar esos sucesos. Ambos
actúan como factores mediadores en la relación de estrés que se establece.

La valoración cognitiva
La valoración o evaluación cognitiva se define como el proceso a través del cual la persona percibe en qué
medida un suceso o situación determinada, es relevante para su bienestar. Por tanto, este proceso hace
referencia al significado adaptativo que tiene para el individuo la situación.
Los procesos de valoración cognitiva pueden ser de dos tipos: la valoración primaria y la secundaria.
 La valoración primaria es aquella en la que el individuo evalúa si hay algo relevante para él en la situación
que esté en juego ("¿esta situación es beneficiosa para alguno de mis objetivos?"). Hay varios tipos de
valoración primaria:

 Irrelevante: es aquella mediante la cual la persona valora que la situación no tiene nada
comprometedor e importante. Esto, en sí mismo, no posee un alto valor adaptativo, aunque es de
importancia el proceso cognitivo por el que el individuo discrimina entre lo que es importante para el
bienestar y lo que no.
 Beneficiosa: aquella mediante la cual la situación es percibida y evaluada como algo que le genera
bienestar y puede proporcionarle consecuencias favorables.
 Estresante: aquella mediante la cual le atribuye un significado o percepción de daño-pérdida (cuando
el individuo ya ha sufrido algún tipo de daño o consecuencia negativa), de amenaza (anticipación de
dificultades, o estimación de pérdidas y consecuencias negativas), o de reto (algo que puede ser
manejado o que se puede extraer algún tipo de beneficio aunque se corra riesgo de sufrir daño).

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Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

La percepción de reto está muy próxima a la de amenaza. Ambas pueden darse a lo largo de una misma
situación, o conforme la situación vaya cambiando.

La valoración de un acontecimiento o situación como dañina o beneficiosa depende de las


peculiaridades de la situación (demandas objetivas, limitaciones) y de las características del individuo
(jerarquía de metas y valores, autoestima, expectativas sobre el locus de control o competencia).
 La valoración secundaria es aquella en la que el individuo sopesa qué puede hacer en relación con la
situación que le resulta estresante, es decir, evalúa que opciones y recursos de afrontamiento están a su
disposición, cuáles va a utilizar y cómo.
Esta valoración puede ir variando según cómo vaya evolucionando la situación y los posibles cambios que se
produzcan en la valoración primaria. A su vez, la valoración primaria puede variar en consonancia con la
secundaria, por lo que es preciso considerar ambas interdependientes.
Dentro de la valoración secundaria destaca la dimensión de percepción de control personal: en qué medida
la persona se ve capaz de llevar a cabo las acciones necesarias para afrontar el suceso estresante (expectativa
de autoeficacia), y en qué medida cree que con dichas acciones va a poder manejarlo adecuadamente
(expectativa de resultado).
Cuando el individuo estima que posee la capacidad necesaria para hacer frente a un suceso estresante, tiende
a valorarlo como un reto, lleva a cabo acciones de afrontamiento más eficaces, y presenta un mejor ajuste
psicológico. Hacer esta valoración va asociado también a altos niveles de autoestima, optimismo, bienestar
emocional y resiliencia.

Las estrategias de afrontamiento


Lazarus y Folkman definen el afrontamiento como el esfuerzo cognitivo y conductual que lleva a cabo el
individuo para manejar el estrés psicológico, con independencia de que lo logre o no. Se pueden destacar las
siguientes características de las estrategias de afrontamiento:
 Representan lo que el individuo piensa, hace y siente para conseguir adaptarse, por lo que las
estrategias de afrontamiento suponen un esfuerzo deliberado.
 No ocurren en el vacío, sino que se ponen en marcha ante las demandas que plantea cada situación
particular por lo que, para entenderlas, es necesario considerar el contexto en el que ocurren.
 Varían conforme se va desarrollando la interacción estresante, o por cambios temporales. Al mismo
tiempo, pueden transformar las valoraciones cognitivas realizadas a lo largo de la transacción de estrés.
 Su eficacia depende de los efectos que tengan a corto y largo plazo, así que no puede hablarse de
estrategias intrínsecamente eficaces o ineficaces. Cualquiera de las estrategias pueden funcionar mejor o
peor dependiendo de la persona, el contexto, y la interacción entre persona y contexto.
Las estrategias de afrontamiento pueden desempeñar dos funciones básicas:
1. Alterar la situación estresante para eliminarla o cambiarla. Es un afrontamiento centrado en el
problema que se pone en marcha cuando se considera que existe la posibilidad de modificar el
acontecimiento estresante.
2. Regular las respuestas emocionales que la situación esté provocando en el individuo. Es un
afrontamiento centrado en la emoción, el cual es más probable que se utilice cuando se cree que
no puede hacerse nada por alterar el suceso estresante.
Los autores sostienen que el afrontamiento centrado en el problema no puede resultar efectivo si no se actúa
también sobre la respuesta emocional, para lo cual es preciso un afrontamiento orientado a la emoción.
 El afrontamiento se puede conceptualizar como proceso o como estilo:
 Como PROCESO presupone aceptar que existe variación intra-individual, y por tanto inconsistencia,
en la forma de afrontar las diferentes demandas que plantea cada situación estresante. Las estrategias

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El proceso adaptativo

de afrontamiento no tienen por qué ser similares a las que se utilizan en otra situación, ya que
precisamente el punto de partida de este enfoque es que la persona suele disponer de un repertorio
variado de estrategias que va a utilizar dependiendo de las características de la situación.
 Como ESTILO es un enfoque inter-individual, según el cual el afrontamiento constituiría una
disposición: cada persona posee un estilo de afrontamiento determinado, de manera que, ante las
diferentes situaciones de estrés, las estrategias empleadas tenderán a ser muy similares. Por tanto es
posible identificar diferencias individuales ante un mismo suceso estresante. El fundamento teórico de
este enfoque es la apreciación de que, aunque existen muchas formas de reaccionar ante un mismo
suceso estresante particular, todas ellas se pueden clasificar en un número reducido de categorías
básicas, dada la tendencia estable a utilizar una forma similar de afrontamiento.
Esta diferencia en la consideración del afrontamiento como proceso o como estilo se evidencia en la forma
de evaluación del afrontamiento según cada planteamiento:
 El Ways of Coping Questionnaire (WCQ) es un instrumento diseñado por Lazarus y Folkman para medir
el afrontamiento como proceso. Contiene un listado de estrategias que se emplean ante las situaciones
de estrés y el sujeto indica en qué grado (escala Likert de 4 puntos) ha utilizado cada una de ellas cuando
ha tenido que hacer frente a una situación. Se compone de 66 ítems agrupados en 8 sub-escalas:
 Dos sub-escalas están enfocadas a la solución del problema: el “afrontamiento confrontativo”
(intento agresivo para cambiar la situación) y la “planificación y solución del problema” (elaborar y
seguir un plan con varias soluciones).
 Seis sub-escalas se centran en el manejo de la emoción: el “distanciamiento” (desvincularse de la
situación o considerarla con una cierta perspectiva), el “autocontrol” (controlar la conducta o la
expresión de los sentimientos), la “aceptación de la responsabilidad” (asumir la responsabilidad en
la aparición o solución del acontecimiento negativo), el “escape-evitación” (huir o desear que
desaparezca), la “re-evaluación positiva” (construir un significado positivo sobre el acontecimiento,
centrándose en el crecimiento personal), y la “búsqueda de apoyo social” (buscar en los demás
apoyo emocional, instrumental o informacional).
Algunas de las críticas que ha recibido este instrumento tienen que ver con su validez de constructo, ya
que se ha encontrado dificultad para replicar su estructura empleando muestras o estresores diferentes.
 El The Coping Orientation to Problems Experienced (COPE) es un instrumento que nos permite evaluar
el afrontamiento como un estilo. Fue diseñado por Carver y cols., quienes señalaron que la división
afrontamiento centrado en el problema y afrontamiento centrado en la emoción de Lazarus y Folkman
resultaba demasiado simple, ya que dentro de cada una de estas categorías se encontraban estrategias
que parecían cumplir diferentes funciones y tener consecuencias también distintas. El instrumento está
compuesto por 14 sub-escalas (4 ítems cada una) y para completarlo se pide a la persona que describa
qué es lo que hace y cómo se siente cuando experimenta estrés.
A partir de las inter-correlaciones obtenidas entre todas las subescalas y de estudios realizados, los
autores del COPE establecieron dos grupos de estrategias: adaptativas y desadaptativas.

ADAPTATIVAS DESADAPTATIVAS
Aceptación: tolerar la existencia del acontecimiento sin Desvinculación conductual: reducir el esfuerzo por
evitarlo, pero sin que interfiera en el funcionamiento. Se continuar afrontando el estresor, o renunciar a lograr
suele poner en marcha cuando no existe posibilidad de los objetivos que están siendo obstaculizados por la
que el estresor vaya a cambiar. presencia del mismo.

Afrontamiento activo: dar los pasos necesarios, y Desvinculación mental: evitar pensar en el estresor o
mantener el esfuerzo, para intentar eliminar, cambiar, o en las interferencias producidas en relación con las
reducir el impacto negativo del estresor. Su finalidad es metas personales.
solucionar el problema.

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El proceso adaptativo

Autocontrol: evitar actuar de forma prematura y esperar Negación: intentar actuar como si el estresor no
a que se dé la situación apropiada para enfrentarse al estuviera presente, o negar su existencia. Al igual que
estresor. Esta estrategia es activa (trata de favorecer el la anterior, puede resultar útil pero perjudicial si se
manejo del estrés) y pasiva (equivale a no actuar). mantiene en el tiempo.

Búsqueda de apoyo social emocional. Uso de drogas y alcohol: consumo de sustancias para
intentar evitar pensar en el estresor.

Planificación: pensar qué opciones y respuestas son las Ventilación de las emociones: darse cuenta y
más adecuadas, y cuáles se pueden llevar a cabo. Su expresar el malestar emocional asociado con el
finalidad es solucionar el problema, aunque difiere de la estresante. Puede ser beneficioso puntualmente, pero
puesta en marcha de las respectivas acciones. utilizado de manera constante interfiere con la
búsqueda y puesta en marcha de soluciones.

Búsqueda de apoyo social instrumental: buscar


consejo, información o ayuda en los demás.

Reinterpretación positiva: construir un significado


positivo a partir del estresor. Esta estrategia, aunque se
encuadra dentro del afrontamiento centrado en la
emoción, también facilitaría la solución del problema.

Supresión de actividades interferentes: posponer otros


asuntos y evitar ser distraído, con el fin de centrarse en
hacer frente al estresor. Su función es intentar solucionar
el problema.

La última subescala, "Uso de la religión" (recurrir a la religión como un medio para encontrar apoyo,
disminuir el malestar emocional o encontrar un sentido positivo a la situación de estrés), no fue considerada
adaptativa ni desadaptativa porque sus correlaciones con el resto de estrategias no fueron significativas.

3.2. Afrontamiento y adaptación


Funciones y consecuencias del afrontamiento
En el estudio del afrontamiento es importante la diferenciación entre la función que cumplen las estrategias
que se utilizan en una situación determinada, y los resultados o tipo de consecuencias que a corto y largo
plazo se pueden obtener de ellas. El afrontamiento, en sí mismo, representa un conjunto de acciones que
cumplen funciones diferentes, independientes del grado de efectividad que posean.

El afrontamiento puede ser adaptativo si promueve en el individuo un funcionamiento físico, psicológico y


social adecuado, o desadaptativo, cuando las consecuencias que se deriven de su uso sean negativas.

Para afrontar un acontecimiento severo o importante, la combinación de estrategias dirigidas a distanciarse o


desvincularse de aquellos aspectos ante los que no se puede hacer nada (distanciamiento), puede favorecer la
adaptación del individuo, si al mismo tiempo se ponen en marcha otras acciones dirigidas a aproximarse a las
dimensiones del suceso negativo que sí pueden ser modificables (aproximación). Es decir, ambos tipos de
afrontamiento pueden llegar a actuar en la secuencia del proceso de estrés como procesos complementarios,
capaces de amplificar mutuamente sus efectos positivos.

⇒ Cuando el acontecimiento al que se enfrentar resulta controlable, las estrategias de afrontamiento


centradas en el problema resultan más efectivas que las centradas en la emoción.
⇒ Cuando el acontecimiento estresante se percibe como no controlable, el uso de estrategias orientadas
al manejo de la emoción es más conveniente.
 Bondad de ajuste: fenómeno referido al grado de ajuste entre la valoración de control que hace el
individuo con respecto a la situación de estrés y el tipo de afrontamiento que pone en marcha.

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El proceso adaptativo

Empíricamente, la formulación de la “bondad de ajuste” ha recibido un apoyo parcial:

▿ Hay evidencia a favor de la idea de que cuando la persona percibe control sobre la situación, el uso
del afrontamiento centrado en el problema resulta más beneficioso.
▿ Los resultados sobre las consecuencias positivas del afrontamiento centrado en la emoción, cuando la
situación es valorada como no controlable, han sido menos consistentes.
Por tanto, la efectividad del afrontamiento debe estudiarse y evaluarse en función de las consecuencias que
tengan las diferentes estrategias, es decir, en función de lo adaptativas que sean para el individuo (no se
puede saber a priori qué estrategias de afrontamiento son buenas o malas).
Varios aspectos pueden influir sobre el grado de adaptación que pueden facilitar las estrategias: factores
situacionales, características del individuo y el ajuste entre las características del estresor, la evaluación que se
haga del mismo, y las estrategias de afrontamiento que se pongan en marcha.
Aunque no existe un criterio único, algunas características han sido propuestas con frecuencia para definir el
AFRONTAMIENTO ADAPTATIVO o efectivo:
1. Resolución del conflicto: el afrontamiento cumple una función instrumental, ya que elimina o
amortigua la situación estresante.
2. Reducción de las respuestas fisiológicas: el afrontamiento adecuado debe reducir el nivel de
activación del individuo (frecuencia cardíaca, tensión arterial, sudoración).
3. Disminución del malestar psicológico: si el afrontamiento es efectivo, la persona es capaz de
mantener las cogniciones y los estados emocionales negativos dentro de unos límites manejables.
4. Adecuación en el funcionamiento social: gracias al afrontamiento adaptativo, la persona funciona de
manera ajustada a su entorno, adaptándose a sus preferencias y al respeto por las normas sociales.
5. Promoción del bienestar: el afrontamiento adaptativo promueve el bienestar de la persona y de los
que se hayan visto afectados por la situación de estrés (hijos, cónyuge).
6. Autoestima positiva: el afrontamiento adaptativo contribuye a establecer y mantener una autoestima
positiva. La negativa es un indicador de mal ajuste psicológico y fuente interna de estrés.
7. Si es posible, retorno de las actividades previas a la situación de estrés: el afrontamiento adaptativo
debe hacer posible volver a un estado de normalidad, retomando actividades de la vida rutinaria,
interrumpidas o dañadas por el acontecimiento estresante (si esas actividades o circunstancias previas
no resultaban satisfactorias, el propio afrontamiento puede haberlas modificado o sustituido).
8. Percepción subjetiva de la efectividad del afrontamiento: la valoración sobre los beneficios que le
haya podido reportar cada estrategia de afrontamiento es un criterio de efectividad de la misma.

La flexibilidad en el afrontamiento
El uso variado y flexible de los distintos tipos de estrategias de afrontamiento es una dimensión importante
para lograr que la persona haga frente de una manera más adecuada a las circunstancias de estrés. Un
empleo rígido y frecuente de estrategias de afrontamiento que pueden llegar a ser dañinas para uno mismo o
para los demás aumenta el nivel de vulnerabilidad psicológica, ya que el empleo sistemático de estas acciones
reduce la sensación de control ante el suceso estresante, impide discriminar los aspectos importantes (o
incluso positivos) de dicho suceso, y erosiona los recursos sociales.
La disposición de un perfil de afrontamiento flexible y organizado permite al individuo implicarse de forma
constructiva en la situación estresante mediante acciones como la negociación, la planificación o la resolución
del problema, y disminuir el impacto negativo a través de estrategias como la revaluación positiva, la
búsqueda de apoyo social o el distanciamiento de los aspectos que no resulten controlables. Este perfil
permite la acumulación de recursos personales y la eliminación o reducción del estrés hasta un nivel
aceptable.

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El proceso adaptativo

La flexibilidad en el afrontamiento se define como la capacidad y disponibilidad para utilizar una gran
variedad de estrategias con el fin de manejar las diferentes demandas que se plantean en las situaciones de
estrés. La flexibilidad comporta:
o Ser capaz de valorar las diferencias entre las circunstancias del estrés.
o Poseer una combinación versátil de estrategias y saber utilizarlas.
o Tratar de conseguir un buen ajuste entre las estrategias que se ponen en marcha y los requerimientos
situacionales.
Las personas con mayor flexibilidad de afrontamiento se caracterizan por:

 Estilo de pensamiento abierto y dialéctico: son más capaces de percibir los cambios y las
contradicciones de la realidad, interpretándolos desde diferentes puntos de vista.

 Mayor facilidad discriminativa: evalúan la particularidad de cada situación, y eligen las distintas
opciones de respuesta teniendo en cuenta los cambios que se produce en la relación entre su conducta
y la situación.
El estudio de Cheng (2003) ilustra esta asociación entre la facilidad discrimintativa y la flexibilidad del
afrontamiento. En él se examinó en qué medida la facilidad de discriminación influía sobre la flexibilidad del
afrontamiento y la reactividad fisiológica. Los participantes tenían que realizar dos tareas: una controlable y
otra no controlable.
 La facilidad de discriminación se midió a través del tipo de información que daban los participantes:

▿ Si la información podía codificarse en términos condicionales del tipo "Si... entonces" (p. e. "si la
solución de la tarea depende de mi esfuerzo, entonces me voy a esforzar"), se consideraba que el
nivel de facilidad discriminativa era alto.
▿ Si la información se codificaba mejor en términos abstractos y no contextuales (p. e. "tengo que hacer
lo que sea para solucionar estas tareas), el nivel de facilidad discriminativa se puntuaba como bajo.
 La flexibilidad del afrontamiento se midió teniendo en cuenta el ajuste entre las estrategias utilizadas y el
grado de control que se podía ejercer sobre cada tipo de tarea. Una puntuación alta en flexibilidad indicaba
que la persona, ante la tarea controlable, había empleado estrategias para solucionar el problema; mientras
que, en la tarea incontrolable, había recurrido a estrategias centradas en la emoción.
 La reactividad fisiológica se evaluó midiendo los cambios que, con respecto a la línea base, se producían en
la frecuencia cardiaca mientras los participantes realizaban las tareas.
Resultados:

 La facilidad discriminativa correlacionó, de forma positiva y significativa, con una mayor flexibilidad en
el afrontamiento.
 Tanto la facilidad discriminativa como la flexibilidad en el afrontamiento se asociaron con menos
cambios en la frecuencia cardiaca, y por lo tanto con una menor reactividad fisiológica.
Estos resultados apuntan a que la facilidad discriminativa puede ser un mecanismo cognitivo que actúa
sobre la capacidad para afrontar los acontecimientos estresantes de una forma más flexible: la facilidad para
diferenciar entre los distintos aspectos que presentan los acontecimientos de estrés, ayuda a elaborar un plan
de afrontamiento que se ajuste mejor a los requerimientos del contexto.

➝ Si se codifica el acontecimiento estresante en términos globales y abstractos, el afrontamiento será


más inefectivo, rígido y desorganizado.
➝ Si la codificación se realiza en función de las contingencias “situación-conducta” ("si... entonces"), se
promoverá un uso más ponderado de los diferentes tipos de estrategias de afrontamiento, valorando
ventajas e inconvenientes de cada una de ellas.

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El proceso adaptativo

Desde esta perspectiva, la flexibilidad en el afrontamiento debe entenderse como la capacidad para
seleccionar y poner en marcha un patrón coherente y significativo de respuestas de afrontamiento.

Tres elementos facilitan un manejo efectivo del estrés:


1. Evaluación, lo más realista posible, de los acontecimientos y los recursos personales disponibles.
2. Flexibilidad para generar planes alternativos de afrontamiento y poner en marcha diferentes respuesta
de afrontamiento.
3. Posibilidad de anticipar qué consecuencias a corto, medio y largo plazo pueden derivarse de las
estrategias de afrontamiento utilizadas.

3.3. Autorregulación, afrontamiento y adaptación


Los procesos de asimilación y acomodación
Junto con el afrontamiento, existen otros procesos relacionados con la autorregulación que también van a
ejercer un efecto sobre la competencia adaptativa. Estos procesos intervienen en la implicación o
desvinculación que el individuo establezca con respecto a los objetivos que se haya planteado, dependiendo
de los medios y probabilidades de que disponga para conseguirlos.
Esforzarse y lograr metas valoradas es una fuente de satisfacción y bienestar, que además proporciona un
sentido de organización e incrementa la sensación de competencia. Si no se pueden alcanzar las metas
deseadas y se persevera en ellas, pueden producir un estado de frustración, que mantenido en el tiempo
puede dar lugar a una reacción de indefensión.
Una autorregulación adecuada, asociada con un ajuste óptimo, es aquella lo suficientemente flexible como
para permitir elegir metas, comprometerse con ellas y esforzarse por conseguirlas, pero al mismo tiempo
facilite que la persona se desvincule de ellas cuando no tenga recursos necesarios o porque dada la situación
no sea posible su alcance.

Para lograr una buena adaptación, el individuo debe ser capaz de ajustar y alterar sus prioridades, modificar el
nivel de logro de sus objetivos o incluso las propias metas, dependiendo de los medios de los que disponga y
de los requerimientos situacionales ante los que se encuentre.

La teoría de Brandtstädter se fundamenta en la discrepancia que surge entre los resultados que desea
alcanzar la persona y los que realmente puede conseguir. Para eliminar o minimizar esta discrepancia se
pueden poner en marcha dos tipos de procesos o formas de afrontamiento: asimilación y acomodación.
 Asimilación (o implicación): proceso por el que la persona se esfuerza e intenta llevar a cabo una serie de
acciones para alterar e influenciar la situación actual y conseguir un mayor ajuste entre las metas personales y
el entorno. Cualquier ámbito de la vida que pueda ser modificado es objeto de la asimilación. Dos tipos de
actividades destacan dentro de la asimilación:
 Optimización: actividad a través de la cual la persona emplea los medios y estrategias a su alcance
que son más efectivos para alterar la situación y poder conseguir sus metas. La optimización permite
mayor desarrollo de los recursos personales y un aumento en la sensación de control.
 Compensación: actividad que trata de seleccionar y utilizar medios alternativos para evitar posibles
pérdidas relacionadas con el objetivo.
En los procesos de asimilación es característico encontrar una fuerte adherencia o implicación a los objetivos
definidos o metas, y esta adherencia será mayor cuanto más importantes sean las metas para el individuo y
cuantas menos posibilidades haya de ser sustituidas por otras similares.
 Acomodación (o desvinculación). Entra en juego cuando los recursos para lograr un objetivo se reducen o
cuando las dificultades o demandas de la situación se incrementan (inconvenientes superiores a beneficios). El
individuo puede entonces cambiar sus metas, sus preferencias y su nivel de aspiración para adaptarlos a las
características reales de la situación y a los recursos de que disponga.

Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

Acciones propias de la acomodación son:

 La disminución de expectativas.
 La desvinculación de las metas, relaciones o intereses bloqueados.
 La evaluación positiva de los obstáculos y las pérdidas que hayan ocurrido en esas circunstancias.
Durante la acomodación, el funcionamiento cognitivo se dirige a hacer más aceptable la separación del
objetivo deseado. Al contrario que en la asimilación, se procesa la información de forma más abierta y menos
focalizada (el objetivo no logrado y previamente deseado empieza a verse de un modo más neutral; además,
los aspectos de la situación actual que resultan irreversibles, y antes eran considerados aversivos, comienzan a
ser evaluados bajo una óptica más positiva). Esto facilita la aparición de un estado de ánimo más favorable y
la reorientación de la actividad asimilitativa hacia nuevas metas. La acomodación neutraliza o invierte el
set-mental que entra en funcionamiento con la implementación de la intención.
Teóricamente, asimilación y acomodación son mecanismos contrapuestos, aunque en los momentos de
cambio suele haber oscilación entre ambos (Serían como tres "fases").
1. Cuando la persona está implicada en conseguir sus objetivos, pone en marchas actividades
asimilativas, inhibiendo la acomodación.
2. Cuando tiene que desengancharse de su compromiso y esfuerzo de un objetivo importante, se genera
una respuesta de estrés y una oscilación entre asimilación y acomodación.
3. Dicho desajuste se revuelve cuando a través de la acomodación se generan las cogniciones y el
funcionamiento emocional pertinente para que abandone esa zona intermedia, y renuncie a alcanzar
el objetivo que se había propuesto.
De acuerdo con la teoría de Brandtstädter, la asimilación y la acomodación no son procesos totalmente
intencionales y deliberados, sino que implican mecanismos más automáticos (fuera del control directo del
individuo). Estos componentes automáticos son los que hacen posible el paso de un proceso de
afrontamiento a otro. Asimilación y acomodación pueden actuar conjuntamente en circunstancias con mucha
variedad de objetivos que precisen de disciminación (elegir en qué tareas o roles se utiliza qué proceso).
La presencia conjunta de asimilación y acomodación se asocia con mayor bienestar. La acomodación se vuelve
más predominante según se envejece ya que, los esfuerzos compensatorios por alcanzar las metas deseadas
decrecen y los recursos físicos, sociales y ambientales también decrecen.
En el ámbito de la salud, llevar a cabo acciones tanto asimilativas como acomodaticias se ha relacionado
también con consecuencias positivas. En concreto:

▿ La acomodación es importante en el campo del dolor crónico: la aceptación activa del dolor
(afrontamiento acomodaticio), resulta altamente efectiva para poder manejarlo, debido al escaso control
que la persona tiene en la situación (acciones instrumentales no sirven).

▿ La acomodación también tiene relevancia con respecto a la protección de la depresión y las reacciones de
indefensión, porque permite reinstaurar la percepción de control y neutralizar el estado de ánimo
negativo (devaluando el objetivo pretendido y retirando la atención del mismo). La persona puede volver
a formarse expectativas de autoeficacia y de resultados, y de actuar con mayor flexibilidad y adaptación.
 Aceptación activa: dejar de controlar un estresor que no es cambiable ni controlable, asumiéndolo
con neutralidad desde el punto de vista cognitivo y experimentando un estado de bienestar emocional
y de energía suficientes como para seguir invirtiendo esfuerzo en otros objetivos vitales significativos.

El afrontamiento proactivo
Un aspecto central en el proceso adaptativo del individuo y en su forma de autorregularse y de afrontar los
sucesos, es el sistema de cogniciones, motivaciones, emociones y conductas que la persona pone en marcha
usando como marco de referencia el futuro.

Jovana RN 10
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

Existen ámbitos en la vida donde es posible anticipar la presencia de estresores negativos futuros, o promover
la ocurrencia de sucesos positivos. En este contexto de anticipación de acontecimientos futuros y de
autorregulación de la conducta se sitúa el afrontamiento proactivo.
Aspinwall y Taylor definen el afrontamiento proactivo como “los esfuerzos que se realizan ante un
potencial estresor para prevenirlo, o modificar su forma antes de que ocurra”. Esta función preventiva
(disminuir o anular la probabilidad de que potenciales estresores ocurran y en el caso de que ocurran, permitir
reducir su severidad) implica la construcción de recursos, y la disponibilidad de un conjunto de habilidades,
que permiten la identificación de acontecimientos que pueden ser fuentes potenciales de estrés.
Para que el afrontamiento proactivo se lleve a cabo es preciso distinguir una serie de fases, cuyo
funcionamiento es bidireccional, y en las cuales es necesario aplicar una serie de habilidades:
1. Fase de acumulación de recursos: consiste en generar de forma planificada y sin la presencia de una
situación estresante, una reserva de recursos sociales, materiales y económicos, y aprender nuevas
habilidades para manejar futuros estresores y estar más capacitado ante estresores crónicos en el caso de
que ocurrieran.
2. Fase de atención y reconocimiento: se dirige la atención hacia posibles estresores o hacia información
relacionada con ellos (que puede provenir de fuentes externas o internas).
3. Fase de evaluación inicial. Una vez identificado un potencial estresor, se debe evaluar. Se interpreta qué
significado tienen estos estímulos que aparecen en un principio con apariencia ambigua pero que, a
medio o largo plazo, pueden llegar a ser amenazas potenciales. La simulación mental es un proceso
característico de esta fase: el individuo representa el suceso potencialmente estresante, los deseos o
temores futuros relacionados con él, y los posibles escenarios que pueden derivarse del mismo. Mediante
la simulación, es posible comenzar a elaborar un plan de acción general. Valorar una situación
(inicialmente ambigua) como estresor se acompaña de cierta activación emocional negativa que debe
manejarse y asumirse, por lo que en esta fase se puede recurrir a buscar apoyos sociales.
4. Los esfuerzos iniciales de afrontamiento. La persona realiza de forma más elaborada planes alternativos
de actuación. Debe comenzar a poner en
marcha las acciones inicialmente decididas
para impedir o prevenir que ocurra el posible
estresor. Para que se inicie, es necesario
percibir un cierto control sobre el estresor y
creer que puede ser alterado de algún modo
(para no poner en riesgo sus recursos).
5. La recepción del feedback y revisión del
afrontamiento proactivo. Después de realizar
los primeros esfuerzos, se deben comprobar
los resultados. El individuo valora si el esfuerzo
inicial para manejar el estresor ha sido
apropiado o si debe mejorarse. En caso de que
el estresor resulte inmanejable y la persona
decida desvincularse de él, tendrá que afrontar
las consecuencias afectivas y motivacionales
por haber invertido recursos y esfuerzo que
han resultado infructuosos.

En suma, el modelo de afrontamiento proactivo incluye procesos y acciones relacionadas con el


afrontamiento, mediante los cuales es posible manejar o minimizar los efectos de un potencial estresor,
y mecanismos de autorregulación, que permiten actuar de forma proactiva mediante el planteamiento
de objetivos, y del control y dirección de las respuestas internas y el comportamiento.

Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

Greenglass, Schwarzer y Taubert han ampliado la orientación del afrontamiento proactivo otorgándole un
sentido positivo, además de preventivo. El afrontamiento proactivo-positivo consiste en el esfuerzo
realizado para poder planificar y promover cambios positivos en sí mismo y en el entorno, y se dirige a lograr
metas constructivas a nivel individual y colectivo, promoviendo la mejora en las condiciones de vida, la
obtención de mayor excelencia en los resultados y la consecución de una vida más satisfactoria.
El afrontamiento proactivo-positivo y el proactivo-preventivo comparten algunos mecanismos de actuación:
orientación hacia el futuro, construcción de una reserva de recursos, y desarrollo de habilidades de
autorregulación (capacidad para planear objetivos, simulación mental y definición de planes de actuación).
Pero existen también diferencias:

➝ El afrontamiento proactivo-positivo valora los riesgos, las demandas y las oportunidades de las
situaciones futuras de una forma más constructiva y estimulante, percibiéndolas como retos potenciales,
y destaca la importancia de los recursos (percepción de autoeficacia, optimismo y apoyo social).
➝ El afrontamiento proactivo-preventivo evalúa los potenciales riesgos y amenazas, y comporta un relativo
grado de preocupación.
Aunque en torno al afrontamiento positivo se han generado dos marcos teóricos, existe un único instrumento
para medirlo: el Cuestionario de Afrontamiento Proactivo (PCI), que consta de 41 ítems y evalúa diferentes
aspectos a través de 6 subescalas, dedicadas a:
1. Afrontamiento proactivo: se
refiere al planteamiento
autónomo de objetivos y a los
pensamientos y conductas que
facilitan el logro de dichos
objetivos.
2. Afrontamiento reflexivo: mide
la capacidad para contemplar y
diseñar mentalmente planes
alternativos de actuación.
3. Planificación estratégica:
referida al establecimiento de
prioridades y a la habilidad para
dividir las tareas en componentes
más asequibles.
4. Afrontamiento preventivo:
mide la capacidad de anticipar y
prepararse ante potenciales
estresores.
5. Apoyo instrumental: búsqueda
de contacto social para obtener
consejo, opinión o información.
6. Apoyo emocional: mide la búsqueda de contacto social para compartir emociones y sentimientos,
fomentar la empatía y sentirse bien acompañado.
La investigación sobre el afrontamiento proactivo es reciente y la mayoría de los estudios realizados con el
PCI han utilizado exclusivamente las escalas de afrontamiento proactivo y preventivo. En el marco de los Cinco
Factores de la personalidad, se ha encontrado una asociación positiva de los dos tipos de afrontamiento
proactivo (positivo y preventivo) con los rasgos de afabilidad y tesón; si bien el positivo también se ha
asociado con mayor extraversión y menor neuroticismo.

Jovana RN 12
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo

Ambos se han relacionado con mayor percepción de autoeficacia y satisfacción vital, y con niveles más
elevados de bienestar, afecto positivo y apoyo social. En algunas investigaciones, la relación del afrontamiento
proactivo-positivo con algunos de los indicadores de ajuste psicológico era superior a la obtenida con el
proactivo-preventivo.
El estudio de Gan y cols. se llevó a cabo con
estudiantes y se examinó en qué medida los dos tipos
de afrontamiento proactivo podían estar mediando la
relación entre el estrés percibido y el grado de
implicación en el estudio. Se tomaron medidas del nivel
global de implicación, del vigor, la absorción y la
dedicación en el trabajo académico. Después, se evaluó
también el grado de depresión y optimismo. Los
resultados fueron:

▿ Los dos tipos de afrontamiento correlacionaban negativamente con la depresión y el estrés percibido, y
positivamente con el optimismo, el estado de vigor, la absorción y la dedicación.
▿ El afrontamiento proactivo-positivo mediaba la relación entre el estrés percibido y el grado de implicación
en el estudio: al introducir el afrontamiento, el peso del estrés en la predicción de la implicación dejó de
ser significativo.
▿ El afrontamiento proactivo-preventivo tuvo un efecto
mediacional parcial: al introducir este afrontamiento,
el peso del estrés percibido en la predicción de la
implicación continuó siendo significativo.
En conclusión, los dos tipos de afrontamiento fomentaban
el alivio del estrés, favoreciendo la implicación y el interés
por el estudio, aunque la relación con el afrontamiento
proactivo-positivo fue mayor.
 Utilizar un afrontamiento proactivo-positivo, dirigido a orientar la carrera como un desafío que se
puede conseguir, mediante la inversión de recursos y la realización planificada de diferentes cursos de
acción, se potenciaba más el grado de implicación en el estudio de la carrera.
 El uso del afrontamiento proactivo-preventivo, como un mecanismo para anticipar y prepararse ante
los posibles estresores asociados con la carrera, tuvo sin embargo un efecto menor.

Jovana RN 13
Psicología de la Personalidad Tema 11
Autorregulación de la conducta

1. Introducción
La perspectiva que entiende que las personas juegan un rol activo en su propio desarrollo y funcionamiento
defiende el carácter propositivo del organismo. Una característica distintiva del ser humano es que se orienta
hacia objetivos o metas que elige en función de sus propios intereses y valores. Por tanto, la mayor parte de la
conducta no está controlada desde el exterior, sino que está autorregulada.
Cualquier conducta dirigida a metas requiere de capacidad de autorregulación, aunque este hecho se acentúa
aún más si las metas son a largo plazo. En el proceso de dirigirse a metas las personas tendrán que trabajar
duro, renunciar a recompensas inmediatas, resistir tentaciones, soportar frustraciones, inhibir respuestas
automáticas, combatir hábitos de respuesta muy arraigados y evitar distracciones hasta conseguir los
esperados beneficios.
 Autorregulación: ocurre cuando una persona intenta cambiar la manera habitual en que piensa,
siente o se comporta.
Todas las metas requieren realizar cambios en la manera habitual de pensar, sentir y comportarnos. La
autorregulación implica cambiar el self, sobreponerse a patrones preexistentes de pensamientos, sentimientos
y conductas. Las conductas autorreguladoras son una capacidad necesaria en el desarrollo vital y están
diseñadas para maximizar los intereses del individuo a largo plazo. Se ha comprobado que:
 La capacidad de autorregulación contribuye al éxito en la vida escolar, laboral y social, y mantiene una
relación inversa con psicopatologías.
 La ausencia de autorregulación subyace a muchos problemas personales y sociales, como fracaso en la
escuela, desórdenes de conducta y un amplio rango de patrones de conducta adictiva o antisocial.
El término autorregulación es amplio y tiene diferentes connotaciones. En este tema se empleará para hacer
referencia tanto a los procesos como a las estrategias:
 Procesos de autorregulación: se ponen en marcha cuando la persona compara su estado actual real
con el estado deseado que le gustaría alcanzar.
 Estrategias de autorregulación: se siguen para llegar al estado deseado.

2. Procesos de autorregulación
En los procesos de autorregulación, la clave se encuentra en la comparación entre un estado actual y el
deseado. Al realizar esta comparación, se pueden obtener dos resultados:

⇒ Discrepancia entre ambos estados: conduce a la acción para intentar reducir esa discrepancia.
⇒ No discrepancia entre ambos estados: el proceso acabaría aquí y el individuo se centraría en otros
aspectos en los que querría conseguir un cambio.
Este mecanismo de comparación es habitual describirlo, a través de un modelo secuencial, cuyo acrónimo es
TOTE (test-operate-test-exit) y que se podría traducir como prueba-intervención-prueba-retirada. El
mecanismo básico de comparación estado actual-estado deseado implica la ocurrencia de tres pasos:
1. Auto-observación. Para poder comparar su estado actual con el deseado, la persona tiene que tener una
representación mental de su estado actual, por lo que focaliza su atención sobre sí misma (auto-observación).
Este proceso de monitorización no ocurre sólo al principio, sino que la persona en el proceso de alcanzar la
meta se vigilará de forma reiterada para comprobar sus progresos. La auto-observación es fundamental
porque de no producirse, la persona no tendría información sobre la eficacia de su curso de acción para
alcanzar los propósitos y estaría perdida sobre los pasos a seguir para conseguirlos.
2. Auto-valoración. Para realizar la comparación entre el estado actual y el estado deseado también es
necesario tener unos valores de referencia o estándares, es decir, una representación mental de aquello a lo
que se aspira. La persona, además de monitorizar su acción mediante la auto-observación, también valorará si
está se acercando o no hacia su estado final deseado.

Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 11
Autorregulación de la conducta

Los valores de referencia suelen ser las metas o los objetivos a conseguir. Como ya se ha visto, la ambigüedad
y el nivel de dificultad de las metas afecta a la capacidad de autorregulación.

▿ Metas ambiguas: afectan negativamente la capacidad de autorregulación y el rendimiento en la tarea.


▿ Metas con un adecuado nivel de reto o dificultad: tienen buenas posibilidades de autorregulación y
óptimo rendimiento. Las metas que requieren una competencia ligeramente superior a la que el
individuo cree que posee son las que tienen un adecuado efecto regulador porque hacen que la
persona aumente el esfuerzo para conseguirlas.
Además de las aspiraciones o metas, los valores de referencia pueden tomar forma de obligaciones (normas y
reglas sociales sobre lo que se considera una conducta apropiada).
3. Auto-reacción. En función de los resultados de la auto-observación y la auto-valoración, la persona se
auto-recompensará si evalúa progresos o introducirá cambios si considera que no ha conseguido avances. Las
auto-recompensas pueden ser externas, aunque las más significativas toman forma de evaluaciones positivas
de uno mismo, que derivan en la experiencia de sentimientos positivos, como orgullo o satisfacción, y en
incrementos de la percepción de autoeficacia.
Estas evaluaciones positivas son determinantes para que la conducta se mantenga durante largos períodos,
de tal manera que muchos fallos de la conducta autorreguladora (abandonar la meta) se pueden deber a la
ausencia de estos auto-refuerzos. La acción del individuo está guiada, en parte, por los esfuerzos de obtener
sentimientos positivos sobre sí mismo.

3. Estrategias de autorregulación
Las estrategias son acciones que se ponen en marcha cuando la persona, tras comparar el estado actual y el
deseado, encuentra una discrepancia entre ambos.
Una de las estrategias es la que consiste en subdividir la meta final en metas parciales. Esta estrategia es
inherente al mismo proceso de autorregulación y fundamental cuando las metas se plantean a largo plazo.
Permite evaluar si se ha logrado o no la meta parcial y posibilita conseguir refuerzos parciales, que son
evaluaciones positivas del self. Estos autorrefuerzos facilitan que la persona se siga esforzando para conseguir
la meta final.
Otra estrategia básica es que la meta sea importante para el individuo y esté integrada en su sistema
motivacional, es decir, que sea congruente con otras metas y valores. El valor de la meta se deriva de que sirva
para conseguir otras metas o necesidades de orden superior y está muy ligado al compromiso. Que la
persona esté comprometida o tenga intención de llevar a cabo la meta es necesario, pero no suficiente, para
que finalmente se ponga en acción, por lo menos en metas complejas, por lo que no siempre que existe una
intención de esfuerzo se traduce en una puesta en marcha del comportamiento.
Las metas intrínsecas se asocian con mejor rendimiento que las extrínsecas.
El estudio de Stadler y cols. comparó la eficacia de dos intervenciones sobre la conducta de ingesta de frutas
y verduras (desde 1 semana a 24 meses): en la 1ª intervención solo se daba información sobre los beneficios
de una dieta saludable tanto a corto como a largo plazo, a la vez que se animaba a los sujetos a consumir 5
raciones de frutas y verduras diarias. En la 2ª intervención, además de dar información se entrenaba a los
participantes brevemente en diversas estrategias de autorregulación. Resultados:

 En ambos grupos el número de raciones tomadas tras 1 semana y 1, 2 y 4 meses después de la


intervención se incrementó significativamente respecto a las raciones tomadas en línea base.
 Sólo en el grupo en el que se practicaron estrategias autorreguladoras aumentaron significativamente
la ingesta de frutas y verduras, respecto a la línea base, a los 24 meses.
Ambos grupos diferían significativamente en las medidas realizadas a los 4 y 24 meses, indicando que el
grupo que ejercitó las estrategias de autorregulación consumía más raciones de frutas y verduras que los que
sólo recibieron información sobre los beneficios de una dieta saludable.

Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 11
Autorregulación de la conducta

De los datos se concluye que las estrategias de autorregulación son esenciales para el inicio de la conducta
dirigida a meta, pero sobre todo para mantener la conducta por largos períodos de tiempo.

3.1. Estrategias para demorar la gratificación


Un aspecto fundamental en la persecución de metas a largo plazo es la capacidad para demorar la
gratificación inmediata para conseguir una compensación mayor en un tiempo posterior. Todas las metas que
se prolongan en el tiempo requieren la renuncia de gratificaciones inmediatas.
La demora de la gratificación constituiría un constructo subordinado a otro más amplio al que se denomina
resistencia a la tentación. Las tentaciones son posibilidades atractivas, y en el contexto de las metas y la
autorregulación, son como metas alternativas que aportan premios más inmediatos, pero menos importantes.
Para estudiar estos fenómenos se ha empleado el paradigma de la demora de la gratificación (Mischel). En
los estudios dentro de esta perspectiva, se muestra algún producto consumible (a niños normalmente), y se
les presenta un dilema: esperar a que el experimentador vuelva y obtener dos productos, o tocar una
campana y obtener un solo producto pero inmediatamente. La capacidad de autorregulación o autocontrol
(VD) se mide por el tiempo que tarda cada uno de los niños en tocar la campana .
En muchos estudios realizados se han ido introduciendo diferentes condiciones para conocer los
determinantes, facilitadores e inhibidores de esta demora. De las revisiones realizadas, se pueden destacar los
siguientes resultados significativos:
 Cuando la recompensa está presente, los niños esperan muy poco para tocar la campana (1 min.
aprox.), es decir, no muestran capacidad para inhibir sus respuesta impulsivas.
 Cuando la recompensa está presente, pero no resulta saliente, la mayoría de los niños son capaces de
esperar bastante tiempo.
 Aunque la recompensa esté saliente y sea sobresaliente, si se emplea una estrategia interna de
autorregulación (fijar la atención fuera del objeto), los niños son capaces de esperar por más tiempo.
 A pesar de la exposición a la recompensa, la mayoría de los niños son capaces de esperar el tiempo
requerido si se distraen con algún objeto externo. La eficacia del distractor depende de lo interesante
que resulta.
 La distracción cognitiva autogenerada (pensar en cosas divertidas como canciones o juguetes)
permite a los niños demorar la gratificación hasta el tiempo requerido.
 Los niños esperaban la totalidad del tiempo cuando pensaban en los aspectos no consumatorios del
producto (envoltorio o tamaño), mientras que no eran capaces de esperar cuando se centraban en
aspectos consumatorios (sabor, olor, textura).
De estos resultados se desprende que ciertas estrategias son efectivas para la demora y que se recomienda su
empleo: además de no exponerse directamente a los objetos deseados, la estrategia más importante para
conseguir demorar la gratificación o resistirla se refiere al manejo adecuado de los recursos atencionales (no
focalizar la atención en los objetos que constituyen la gratificación, sobre todo en aspectos consumatorios).
 Aspectos consumatorios: características que hacen que objetos o metas resulten tentadores o
deseables. Tienen que ser identificados en función de cada contexto particular.
Centrarse en estos aspectos consumatorios sería una buena estrategia cuando se pretendan instaurar los
aspectos deseables de la tarea o comportamiento en el repertorio conductual del individuo.

3.2. Estrategias de planificación o implementación


Una vez elegida la meta, existen diferentes maneras de alcanzarla. Esa flexibilidad que permite cambiar de
ruta cuando se fracasa y que la persona decida cómo conseguirla. Para ello, una estrategia muy eficaz es la de
planificar anticipadamente qué conducta se va a iniciar, cuándo se va a realizar, dónde se va a llevar a cabo, y
por cuánto tiempo se va a mantener. Esos planes pueden variar en complejidad y especificidad, pero todos
tienen la misma función principal: facilitar la ejecución de la tarea.

Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 11
Autorregulación de la conducta

La planificación (o implementación de la intención) se basa en la identificación previa de qué conductas son


las más instrumentales para lograr las metas y qué situaciones son las más favorables para llevarlas a cabo.
Además, permite crear un vínculo asociativo entre estas situaciones y la conducta. Es especialmente efectiva
cuando se emplea el formato “Si... entonces”, mediante el que se vinculan las situaciones críticas con la
conducta dirigida a meta, la cual se iniciaría una vez que la situación relevante aparece.
o El componente "Si…" describe una situación concreta como una buena oportunidad para actuar.
o El componente "entonces" describe una conducta instrumental dirigida a meta.
Diferentes estudios han demostrado que la planificación es una estrategia muy eficaz para el logro de metas:
 Los planes resultan efectivos para conseguir una gran variedad de metas relacionadas con el
consumo, el medio ambiente, el rendimiento académico o la salud.
 También es muy útil para conseguir metas cuando las personas puntúan bajo en el rasgo de
responsabilidad y/o tienen dificultades para regular su comportamiento.
 Los efectos de la implementación son más fuertes cuando las tareas son difíciles.
 La implementación es una estrategia muy útil para lograr metas pero sólo cuando los participantes
tienen intención de llevarla a cabo.

La planificación resulta una estrategia muy efectiva para que las personas inicien y mantengan la conducta
dirigida a meta, una vez que tienen la intención o compromiso con la misma.

Se realizó un estudio con niños de 6 años, cuyas habilidades autorreguladoras están todavía inmaduras, por lo
que tienden más a la distracción y no emplean de forma natural la implementación, aunque son capaces de
utilizarla y mejorar así su conducta cuando se les insta a ello. La tarea consistía en categorizar los estímulos de
la parte inferior de una pantalla en función de que fueran vehículos o animales. Los estímulos se mantenían
en la pantalla hasta que los niños contestaban, para lo cual tenían que apretar dos botones diferente.
a) Tarea 1: 30 ensayos sin distracción para la línea base y 90 ensayos con distracción (30 distracción de
atractivo bajo, 30 de atractivo medio y 30 con atractivo alto). La distracción aparecía en la parte
superior de la pantalla, a la vista del niño.
b) Tarea 2: 30 ensayos de línea base y 90 ensayos con una distracción de alto atractivo. La película de
dibujos animados que no estaba a la vista del niño, es decir, tenía que girarse para verla.
En una sesión previa, se evaluaron diferentes variables temperamentales, así como relativas a la capacidad
lingüística de los niños. También se les explicaba en qué consistían las tareas, se evaluaba su grado de
compromiso con el objetivo de hacer la tarea lo mejor posible y su percepción de autoeficacia. Después, se les
asignaba a una de las dos condiciones:
 Condición de intención: se les instaba a ignorar la distracción (“yo ignoraré la distracción”).
 Condición de implementación: se implementaba la intención de ignorar la distracción (“Si aparece
alguna distracción, entonces yo la ignoraré”).
Los grupos no diferían en ninguna de las variables incluidas como control ni el rendimiento en las tareas en la
línea base. La VD se operativizó como el tiempo tardado en dar la respuesta en cada una de las condiciones
de distracción, menos el tiempo tardado en la línea base. Los resultados señalan:
 En la tarea 1 se encontró:
▿ Un efecto del grado de atractivo de la distracción: cuanto más atractiva era la distracción, los niños
tardaban más en realizar la categorización.
▿ También se obtuvo un efecto de la implementación: los niños respondían más rápido en la condición
de implementación. Las diferencias entre la condición de intención y de implementación no se daban
en la distracción de atractivo bajo (no había diferencias entre los grupos), pero en las condiciones de
atractivo moderado y alto los niños que practicaban la implementación eran más rápidos que los
niños que sólo tenían la intención.

Jovana RN 4
Psicología de la Personalidad Tema 11
Autorregulación de la conducta

 En la tarea 2 se encontró:
▿ Los niños que solo tenían la intención eran más lentos en sus respuestas que aquellos que
practicaban la implementación.
Estos resultados ponen de manifiesto que la estrategia de implementación es efectiva para evitar las
distracciones. También señalan que la implementación funciona mejor cuando la tarea es compleja.
La planificación es útil para el inicio de la conducta y su mantenimiento, para evitar las distracciones, suprimir
respuestas habituales, inhibir respuestas automáticas como las derivadas de los prejuicios o estereotipos,
vencer tentaciones y proteger de interferencias derivadas de tareas precedentes de carácter antagónico.

Procesos subyacentes a la implementación


Se ha sugerido que hacer una planificación aumenta el grado de compromiso con la meta o intención de
esfuerzo y la percepción de autoeficacia, y que estos dos factores serían los determinantes últimos del logro
de las metas. Pero la investigación ha mostrado que los cambios en la intención y en la percepción de
autoeficacia NO son los responsables de las relaciones entre implementación y el logro de las metas .
Por el contrario, hay evidencias empíricas de que los efectos beneficiosos de la planificación o
implementación en el logro de las metas se basan en dos mecanismos o procesos:
1. Incremento de la accesibilidad de las claves situacionales específicas. La implementación implica la
selección de las características de las situaciones que son buenas oportunidades para actuar. Estas claves
pueden pasar desapercibidas o estar disponibles solo por un corto período de tiempo. Cuando las situaciones
críticas o relevantes se han especificado previamente mediante la planificación, estas situaciones no escapan a
la atención del individuo.
Especificar las claves situacionales que son buenas oportunidades para actuar provoca que su representación
mental se active más fácilmente y que sea más accesible. El componente "si" de la implementación facilita la
ruta planificada, incrementando la accesibilidad de las señales especificadas.
2. Fuerza de la asociación entre estas claves y las conductas. Otra característica de la planificación es que
permite crear un vínculo entre la situación crítica y la conducta dirigida a meta, de tal manera que la conducta
se inicia cuando la situación oportuna se presenta.
La conducta se inicia de forma inmediata, es efectiva, no consume apenas recursos y no requiere de intención
consciente, por lo que cumple todos los requisitos para ser considerada una conducta automática. Es como un
hábito, pero se diferencia en que la planificación no requiere el emparejamiento reiterado , sino que la
automatización se produce de forma inmediata. Por ello, la planificación constituye una estrategia de
automatización o una manera instantánea de instaurar hábitos.
La implementación que emplee claves situacionales que sean complejas o ambiguas sería menos efectiva,
debido a que esas claves pueden ser difíciles de codificar.

Planificación y flexibilidad
La conducta dirigida a metas se caracteriza por su flexibilidad. Una línea de investigación dentro del marco de
la implementación se ha dirigido a comprobar si esta estrategia se asocia con reducción de la flexibilidad, ya
que la implementación implica la aplicación de un plan de acción previsto anticipadamente. Los datos de los
que se dispone parecen indicar que las personas no aplican los planes de forma rígida, sobre todo si tienen
información sobre su eficacia.
En un estudio de Gollwitzer y cols., los participantes, en un juego de ordenador, tenían que mover una
figura a través de 10 laberintos diferentes, intentando salir por el camino más corto posible. Los laberintos se
veían desde arriba y la figura se podía mover mediante 4 botones hacia la izquierda, derecha, arriba o abajo.
Se les decía que para facilitar la tarea, en las bifurcaciones aparecería una flecha verde que les señalaría el
camino más corto. Esta tarea se realizaba en dos condiciones diferentes:

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Autorregulación de la conducta

 En la condición de intención, se decían "Intentaré encontrar el camino más corto en los laberintos".
 En la condición de implementación añadían "y si la flecha verde me muestra una ruta, rápidamente
presionaré el botón correspondiente".
La realidad es que la flecha verde mostraba el camino más corto sólo en 3 de los 10 laberintos, es decir, el
plan de la implementación tenía baja instrumentalidad, y para conseguir el objetivo deberían abandonarlo . En
el estudio también se incluía otra condición: un grupo recibió feedback sobre el rendimiento y otro no. La VD
fue el número de laberintos en los que encontraban las rutas más cortas.
Los resultados mostraron una interacción:

▿ Cuando no recibían feedback sobre el rendimiento, los participantes con planes rendían peor que los
que sólo tenían la intención.
▿ Cuando recibían feedback sobre el rendimiento y aprendían que seguir los planes tenía poca
instrumentalidad para encontrar los caminos más cortos, los que tenían planes rendían igual que los
que sólo tenían intención.
Esto quiere decir que cuando sabían que el plan no era efectivo para conseguir la meta, lo abandonaban. Así
que se podría sugerir que los planes no restan flexibilidad a la conducta dirigida a meta.

4. Factores que afectan a la conducta autorreguladora


Para que la autorregulación sea exitosa, se requiere ejercer considerable cantidad de esfuerzo.

4.1. Reducción o agotamiento de la capacidad de autorregulación


La investigación ha puesto de relieve que después de un acto inicial de autorregulación, el rendimiento en un
segundo acto que también la requiera, disminuye. El empeoramiento ocurre aunque los actos impliquen
esferas de actuación completamente diferentes.
Como explicación se ha planteado un modelo de funcionamiento que postula que las diferentes formas de
autorregulación tienen unos recursos comunes y limitados, por lo que su empleo consecutivo podría causar
agotamiento. La reducción de la energía disponible para el ejercicio de la autorregulación no sería
permanente y las personas la podrían recuperar en determinadas condiciones favorables.
En un estudio de Schmeichel, Vohs y Baumeister, los participantes tenían que ver un video sin sonido de
seis minutos en el que aparecía una mujer que estaba siendo entrevistada y se les decía que después tendrían
que hacer determinados juicios sobre su personalidad. En el video, en la parte inferior de la pantalla, iban
apareciendo palabras escritas irrelevantes por intervalos de 30 segundos.
La tarea se presentó en dos condiciones experimentales: en una no se daba ninguna instrucción adicional y en
la otra se les decía que no tenían que prestar atención a las palabras (autocontrol o autorregulación).
Después, una segunda tarea consistió en una prueba de razonamiento, que también requería autorregulación.
Los resultados muestran cómo el rendimiento en la
segunda tarea que requiere autorregulación era
menor si previamente se había ejercido la capacidad
de autorregulación en la primera. Este menor
rendimiento sugiere, por tanto, que se ha producido
cierta reducción o agotamiento de la capacidad de
autorregulación.
Este modelo permite explicar algunos hechos, como el que después de afrontar situaciones estresantes que
requieren capacidad de autorregulación, las personas que están a dieta o las que están dejando de fumar
fallen en sus intentos, dado que requieren mucha capacidad de autorregulación. También nos permite
entender conductas cotidianas como que después de un día de trabajo duro, muchas personas elijan
actividades que exigen bajo esfuerzo o nula capacidad de autorregulación, como ver la televisión.

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Autorregulación de la conducta

4.2. Mejora de la capacidad de autorregulación


La autorregulación se puede entrenar para incrementarla a largo plazo. Así lo han comprobado los estudios
realizados, encontrando que la práctica continuada mejora la capacidad de autorregulación.
El un estudio de Muraven, Baumeister y Tice se comparó el rendimiento en una tarea que requiere
autorregulación antes y después de entrenarla. Tanto en la 1ª como en la 2ª sesión, los participantes
realizaban una tarea de resistencia (presión manual) y después una tarea de supresión de pensamientos, en la
que se les pedía que no pensaran en un oso blanco (este tipo de instrucciones que insta a no pensar en algo,
lo que produce es precisamente el efecto contrario, ya que se hace más sobresaliente y se incrementa su
accesibilidad). Y por último, volvían a realizar la tarea de presión manual (tarea posterior).
Tanto la tarea de presión manual como la de supresión de pensamientos requieren de capacidad
autorreguladora, pues implican la inhibición de respuestas automáticas y de control de la atención.
Las dos sesiones en las que realizaban estas tareas estaban separadas por dos semanas, período en el cual los
participantes siguieron diferentes programas de entrenamiento de la autorregulación.
▿ De acuerdo con la hipótesis del agotamiento de la capacidad de autocontrol, el tiempo que se
mantendría la presión en la tarea posterior sería inferior al tiempo que se mantendría en la tarea
previa, con valores negativos.
▿ De acuerdo con la hipótesis de que la capacidad de autorregulación puede mejorar con
entrenamiento, en la sesión 2 se esperaba una mejora con respecto a la sesión 1 en el grupo con
entrenamiento, lo que se traduciría en valores 0 o cercanos a 0, mientras que en el grupo control no
se esperaba ninguna mejora.
Resultados:

 En la sesión 1, ambos grupos mostraron


agotamiento (valores negativos).
 En la sesión 2, el grupo que se había estado
entrenando mostró una mejora significativa:
mantuvieron la presión prácticamente por igual
tiempo en la tarea previa y en la posterior. El grupo control mostró un agotamiento más acentuado.
Estos resultados, junto con otros similares, parecen apoyar la idea de que la capacidad de autorregulación se
puede mejorar con la práctica regular.

4.3. Reposición de la capacidad de autorregulación


La manera natural de restaurar la capacidad de autorregulación es mediante el descanso y/o el sueño. Se ha
comprobado que los fallos de autorregulación son más frecuentes cuando las personas están cansadas y que
cuando descansan rinden mejor y tienen más iniciativa. También se ha comprobado que los niños que
duermen poco muestran signos de fallos en la capacidad de autorregulación como hiperactividad, labilidad
emocional, conducta agresiva o dificultades sociales.
La línea de investigación actual se centra en identificar actividades adecuadas que contrarresten los efectos
del agotamiento. Algunos estudios han comprobado que la experiencia de emociones positivas o la
autoafirmación del self son efectivas para reducir los efectos del agotamiento.
 En el de estudio de Tice y cols. se muestra cómo la experiencia de emociones positivas puede ayudar a
contrarrestar los efectos del desgaste producido por el ejercicio de la autorregulación. Los participantes
realizaban una primera tarea de resistencia manual y después realizaban la tarea de supresión de
pensamientos (no pensar en un oso blanco). Luego se les mostraba un video con contenido cómico o triste en
función de la condición experimental con el objetivo de provocar un estado de ánimo positivo o negativo. Por
último, volvían a realizar la tarea de presión manual del principio.

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Autorregulación de la conducta

Resultados:
 El grupo que había visto el vídeo cómico tenía un estado de ánimo más positivo.
 Las emociones positivas ayudaron a contrarrestar el agotamiento producido por el ejercicio de
autorregulación en la tarea de supresión
de pensamientos, pues en el grupo en el
que se había inducido un estado de
ánimo positivo no se deterioró el
rendimiento en la tarea de fuerza, incluso
se incrementó, mientras que en el grupo
que se indujo estado de ánimo negativo
se produjo un deterioro del rendimiento.
Por otra parte, también se ha constatado que la autoafirmación del self tiene efectos beneficiosos en
relación al fenómeno de la reducción o agotamiento de la capacidad de autorregulación, que son similares a
los que tiene la experiencia de emociones positivas.
 Autoafirmación: aquellos actos que realiza la persona para apoyar su sentido de adecuación.
En situaciones de amenaza al yo se producen respuestas defensivas de carácter autoensalzante, que incluyen
cambios de actitudes autojustificativas o sesgos atribucionales autoensalzantes. Las autoafirmaciones
provocan que las personas amenazadas actúen como si no hubieran sido amenazadas, es decir, suavizan la
tendencia a reaccionar con autoensalzamiento ante las amenazas y les permiten mantener una visión positiva.
 En el estudio de Schmeichel y Vohs se comprobó que los beneficios de la autoafirmación podrían
amortiguar los efectos del agotamiento de la autorregulación.
En la 1ª tarea, los participantes debían escribir sobre un viaje, en dos condiciones: una de escritura libre y la
otra de escritura limitada (no podían emplear las letras “a” y “n”), que implicaba autorregulación.
Para la 2ª tarea se les daba una lista de 11 valores y características personales para que las ordenaran en
función de su importancia. Después, tenían que escribir un breve ensayo, también en dos condiciones:
 Condición de autoafirmación: explicar la razón por la que los primeros valores eran importantes.
 Condición de no afirmación: explicar las razones por las que el valor ordenado en el séptimo lugar
podía ser importante para los estudiantes de universidad.
La 3ª tarea fue de tolerancia al dolor: los sujetos debían sumergir la mano en agua helada (requiere de
capacidad de autorregulación para inhibir respuestas
automáticas). El rendimiento de esta tarea se operativizó como
segundos que mantenían la mano sumergida (VD).
Resultados:
o Los esfuerzos iniciales de autorregulación afectan
negativamente a la capacidad de tolerar el dolor, pero sólo
entre los participantes que no se habían autoafirmado entre
las dos tareas.
o Estos resultados no se deben al estado de ánimo o
diferencias en el esfuerzo realizado en las distintas
condiciones, puesto que estas medidas fueron
evaluadas y controladas en los análisis realizados.

En conclusión, para conseguir un adecuado funcionamiento de la capacidad de autorregulación y prevenir su


agotamiento, es conveniente introducir pautas de descanso o de sueño y realizar actividades satisfactorias o
que permitan al individuo autoafirmarse.

Jovana RN 8
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Autorregulación de la conducta

5. Diferencias individuales en la capacidad de autorregulación


En los estudios de Mischel sobre la demora de la gratificación ya se constató que mientras algunos niños
esperaban mejor el tiempo requerido para obtener el premio, otros tocaban la campana antes del tiempo
necesario. Por otra parte, estudios también han encontrado diferencias en demora de la gratificación en
función del sexo: las niñas y las mujeres muestran una capacidad ligeramente superior que los varones .
Algunos autores mantienen que la capacidad de autorregulación puede ser considerada como un rasgo, ya
que se mantiene bastante estable en el tiempo.
La capacidad de demorar la gratificación en niños preescolares es un potente predictor de su competencia
cognitiva, emocional y social cuando alcanzaban su adolescencia o juventud: existe relación directa entre el
tiempo que los niños eran capaces de demorar la gratificación e índices como el rendimiento académico y
capacidades como el razonamiento, la planificación y la concentración, así como el manejo de estrés y de
situaciones frustrantes.
La capacidad de autorregulación o autocontrol puede medirse en:
 Situaciones concretas: a través de índices derivados de la realización de
diversas tareas, como en los estudios que hemos visto.

 Cuestionarios que evalúan el comportamiento habitual. La capacidad medida


así también se asocia con diferentes índices de ajuste psicosocial. En un estudio
con una muestra de universitarios se encontró que la autorregulación se
relacionaba positivamente con rendimiento académico y cohesión familiar, y
negativamente con síntomas psicopatológicos, problemas de abuso de alcohol,
desórdenes de la conducta alimenticia, conflicto familiar y agresividad, después
de controlar el efecto de la deseabilidad social.
En general y de acuerdo con las evidencias, podemos decir que:

⇒ Una buena capacidad de autorregulación contribuye al éxito en la vida en


dominios como el escolar, laboral y social, ya que predice un amplio rango de
resultados deseables (buen rendimiento escolar, popularidad interpersonal,
relaciones personales de calidad, etc.).

⇒ Una capacidad de autorregulación baja aumenta la susceptibilidad a presentar problemas de abuso de


sustancias, de desórdenes de la conducta alimenticia, de conducta agresiva y violenta y de criminalidad.
En suma, las personas son más felices y están más sanas cuando logran ajustarse a su ambiente, y una manera
de lograrlo es cambiar uno mismo para adaptarse al mundo, lo que constituye una de las características de lo
que se entiende por autorregulación.

6. Breves notas sobre el sustrato fisiológico de la capacidad de autorregulación


 Córtex frontal: se considera la región cerebral responsable de la conducta autorregulada, ya que las
personas con lesiones en este área tienen déficits de autorregulación (presentan alta impulsividad).
 Córtex frontal dorsolateral: está implicado en la modulación de la atención, se cree que juega un rol
importante en los procesos de autorregulación.
La idea de que la autorregulación depende de una energía finita que se agota, podría ser más que una
metáfora, pues la investigación sugiere que menores niveles de glucosa en sangre se asocian con peor
autorregulación:
o El nivel de glucosa en sangre baja cuando los participantes ven un vídeo en el que tienen que controlar
la atención, pero no varía si simplemente veían el vídeo.
o Bajos niveles de glucosa tras una tarea que implica autorregulación predicen peor rendimiento en una
tarea posterior que también requiera autorregulación.

Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 11
Autorregulación de la conducta

o Los efectos del agotamiento se eliminaban si se tomaba una bebida con glucosa, pero no si la bebida
contenía un edulcorante sustituto del azúcar.
Se ha constatado que los fallos en la conducta de autorregulación son más probables según va avanzando el
día, lo que es paralelo con el declive en la eficiencia con que el organismo usa la glucosa y con el ritmo
metabólico, que es más rápido por el día que por la noche.
Dado que la autorregulación es un proceso con muchas demandas psicológicas y metabólicas, requiere de
una alimentación saludable. Los niños malnutridos tienen importantes dificultades autorregulatorias, como
problemas académicos e incrementos de la conducta agresiva y de la ansiedad.

Jovana RN 10
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La identidad personal

1. Introducción
Un aspecto fundamental para entender la forma en que actuamos, nos relacionamos e interpretamos la
realidad, es el conjunto de creencias y percepciones que tenemos acerca de quiénes somos y cómo somos.
Este conocimiento, que engloba distintos aspectos de nuestra personalidad (apariencia física, rasgos y
capacidades que creemos tener, expectativas), constituye nuestro autoconcepto.
El autoconcepto puede ser considerado como:

 Una estructura cognitiva compleja que se mantiene relativamente estable y unitaria a lo largo de la vida.

 Un conjunto de contenidos mentales, articulados y flexibles, que varían en función de las expectativas
que tengamos, de nuestras metas y necesidades, y del modo como valoremos e interactuemos con los
diferentes contextos en los que nos desenvolvemos.
Desde la segunda perspectiva, más dinámica y menos estructural, se asume que las distintas partes o facetas
que componen el autoconcepto pueden contener características que la persona tuvo en el pasado, otras que
posee en el presente y también aspectos que le gustaría desarrollar en el futuro. El autoconcepto puede
construirse de una manera más simple o más compleja, dependiendo de lo diferenciadas que estén las
descripciones que haga la persona en relación con cada una de sus facetas. Los contenidos dentro del
autoconcepto se pueden organizar en compartimentos más independientes o en unidades más integradas.
 Autoestima: viene dada por el nivel de valoración positiva y por el sentimiento de afecto y
reconocimiento hacia uno mismo.
La autoestima se encuentra fuertemente ligada a la evaluación y contenido del autoconcepto. Representa una
característica psicológica con importantes implicaciones sobre los procesos de autorregulación, el estado
emocional y el ajuste psicológico del individuo. Actualmente, se considera que el mantenimiento de una
autoestima adecuada se fundamenta, más que en la presencia exclusiva de sentimientos positivos, en otras
características tales como la autenticidad, congruencia, estabilidad y aceptación .

2. Autoconcepto
2.1. La definición del autoconcepto
James fue el primer psicólogo en intentar definir lo que es el autoconcepto, y estableció una desigualdad
fundamental entre:

 Yo como sujeto consciente y pensante: equiparable al yo mismo, es decir, a una entidad mental y
subjetiva que representaría el núcleo o la esencia de lo que somos.

 Yo como un objeto que puede ser pensado: idea de “lo que es mío”. Este Yo equivaldría a un
agregado de partes diferentes: cuerpo, facultades mentales, roles sociales, impulsos (dirigidos a
preservar y proteger al individuo o a promover su expansión), y los sentimientos que tuviera la
persona con respecto a sí misma.
Desde una perspectiva más moderna (Leary et al.):
 El Yo como sujeto es entendido como el self: un sistema dinámico y coherente de representaciones
cognitivas y afectivas, que de forma consciente e inconsciente, registra nuestras experiencias; nos
permite darnos cuenta de quiénes somos; identifica nuestros pensamientos y sentimientos; es capaz
de planificar, ejecutar y observar nuestra conducta en los diferentes contexto sociales; y procesa,
construye e interpreta la información proveniente de las interacciones sociales.
 El Yo como objeto: es el conjunto de percepciones, creencias y evaluaciones que el individuo tiene y
hace en relación consigo mismo, siendo equivalente a su autoconcepto.
Por lo tanto, el autoconcepto constituye una estructura mental compleja, cuyo contenido viene dado por el
conocimiento que la persona tiene sobre sí misma y que considera como cierto.

Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 12
La identidad personal

Lo fundamental del autoconcepto es que la persona crea que ese conocimiento define su manera de ser,
independientemente de lo sesgado o incierto que pueda ser.

 La primera formulación del autoconcepto lo concibe como una estructura nuclear fija y consistente,
configurada a partir de características físicas y psicológicas que se mantienen relativamente estables a lo largo
de la vida (Allport, Beck, Horowitz). Desde esta perspectiva, el autoconcepto es poco permeable a los cambios
que se producen en el entorno del individuo, es decir, va a mostrar resistencia a integrar información que
cuestione sus contenidos centrales.
 El enfoque anterior ha sido complementado por uno más sofisticado, que concibe el autoconcepto como
un sistema dinámico, flexible y multifacético. Además de contemplarlo una entidad coherente y unitaria,
desde esta postura se entiende que la persona es capaz de construir diferentes autoconceptos, cuyo
contenido puede variar en función de distintos contextos (cómo soy de vacaciones), de acontecimientos
vitales (cómo era antes de mi enfermedad), de relaciones sociales que establezca (cómo soy con mi amigo), o
de los roles sociales que desempeñe (cómo soy en mi trabajo).
Así, el autoconcepto posee una naturaleza social y simbólica y es capaz de influir en la selección y en el modo
de interpretar la información referida a uno mismo, pero que se obtiene a partir de las relaciones sociales.
Esta información puede estar basada en:
• Las comparaciones que hagamos entre nuestras características y las de los demás.
• Los juicios de valor que realicen otras personas acerca de nuestras actuaciones.
• En el tipo de percepción que obtengamos acerca de nosotros mismos.
Desde la teoría del apego, Bowlby formula que el autoconcepto se forma y está unido al contexto relacional.
El modelo mental que cada persona construye de sí misma viene modulado por la experiencia con sus
cuidadores en las primeras etapas de vida y por el vínculo establecido con ellos: el individuo aprende quién es
a partir de sus relaciones con los otros más cercanos y significativos, en las fases iniciales del desarrollo. En
esta etapa, el autoconcepto resulta más moldeable y susceptible a incorporar valores, evaluaciones y
experiencias de las figuras de apego; para algunos autores, esto es un componente básico en la formación de
la autoestima insegura y condicionada (depende de la aprobación o el rechazo de los progenitores).
El autoconocimiento construido mediante experiencias sociales funciona además como un mecanismo que
guía la conducta y contribuye a definir metas y estrategias. Por tanto, el autoconcepto como sistema
multifacético y flexible facilita al individuo actuar convenientemente en cada situación, adaptándose a las
demandas específicas que se planteen, y le permite ir revisando los diferentes contenidos del autoconcepto
para integrarlos de forma realista, y no demasiado ilusoria.

2.2. El contenido del autoconcepto


Tipos de contenido
Considerar que dentro de una misma persona coexisten diferentes autoconceptos (o múltiples “yoes”) implica
tener en cuenta los contenidos que se incluyen en cada uno y cómo se estructuran. En relación con lo que una
persona cree que es, hablamos de dos tipos de conocimiento:

 Conocimiento procedimental. Abarca las reglas que la persona aplica cuando infiere, recuerda y evalúa
la información relacionada consigo mismo. Un ejemplo sería el empleo sistemático del sesgo hedonista
en la atribución de resultados relevantes para el autoconcepto: responsabilizarse de los resultados
positivos y relacionarlos con causas externas si son negativos.
 Conocimiento declarativo. Incluye la representación mental de los diferentes atributos y peculiaridades
que describen a la persona, y que se conectan con situaciones y ámbitos de experiencia de distinta índole
(tengo habilidad para la cocina). Esta representación contextualizada representa el contenido del
autoconcepto. Los atributos pueden referirse a aspectos físicos (soy alto), sociales (soy amigable),
emocionales (me enfado con facilidad), cognitivos (le doy muchas vueltas a las cosas cuando me
preocupo) y comportamentales (cuando cocino soy organizado).

Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 12
La identidad personal

Dentro del procedimiento declarativo se encuentra también el recuerdo de los episodios personales: éstos
forman parte de la memoria autobiográfica, permiten la construcción de un autoconcepto más positivo o más
negativo, y proporcionan unidad y coherencia a los múltiples autoconceptos que coexisten en una misma
persona. Actualmente se sostiene que algunos aspectos experienciales del material guardado en la memoria
autobiográfica están conectados con el autoconcepto: conforme más accesibles y nítidos sean los recuerdos
positivos, y mayor distancia se establezca con los negativos, más protegido parece estar el autoconcepto y
mejor autoestima presenta la persona.
Otra dimensión para describir el autoconcepto es la valoración de su contenido que haga el individuo. Dicha
valoración puede ser diferente según la faceta y pueden darse valoraciones contradictorias entre aspectos
distintos, o dentro de un mismo aspecto (una persona puede evaluar de forma positiva su rol profesional y de
modo negativo su habilidad para el deporte; o dentro de un mismo aspecto, evaluar de modo positivo su
actitud en el trabajo con los clientes pero de modo negativo su actitud con el jefe).

La propuesta de Markus
 Los esquemas sobre uno mismo

Los contenidos del autoconcepto pueden variar en su grado de relevancia a la hora de definir al individuo.

En esta línea, Markus propone dos tipos de representaciones que la persona posee respecto a su forma de ser:
1. Periféricas: resultan menos definitorias de su personalidad, están menos elaboradas cognitiva y
emocionalmente, y se basan en menor medida en los datos que acumula a partir de su experiencia. Estos
contenidos periféricos se refieren a características que no son muy comunes, son poco valoradas o
resultan poco importantes para el individuo.
2. Centrales: resaltan lo más peculiar y esencial del individuo. Se denominan esquemas y son de naturaleza
cognitiva y afectiva, permiten al individuo diferenciarse más claramente de los demás y, dada la
relevancia de sus contenidos, constituyen aspectos nucleares del autoconcepto.
Los esquemas incluyen material cognitivo referido a la experiencia, o a las habilidades del individuo en
ámbitos específicos. También pueden constituirse como estructuras de conocimiento generalizado, basadas
en la categorización de la información que se obtiene de los patrones de conducta, y de las evaluaciones que
uno mismo realiza, o que efectúan los demás. Los esquemas influyen sobre el grado de importancia que se
atribuye a los acontecimientos que pueden tener conexión con el autoconcepto, y pueden determinar los
juicios, valoraciones e inferencias que haga la persona en las distintas situaciones.
Los esquemas seleccionan, organizan y procesan la información que, concerniente a uno mismo, se
obtiene a través de la experiencia social.

Los esquemas son bastante resistentes a integrar datos inconsistentes con la información que contienen. Sin
embargo, presentan cierta flexibilidad, que permite incorporar elementos que permitan modificar en alguna
medida el autoconcepto y que recojan el efecto de los posibles cambios temporales o situacionales.
Puede ocurrir que la persona no disponga de un esquema preciso acerca de cuáles son sus características o
atributos en un determinado ámbito, lo que hará que esté menos preparada para anticipar y llevar a cabo las
estrategias necesarias para actuar de forma efectiva. Esto puede verse en situaciones nuevas o tareas poco
definidas, donde el individuo no cuenta con esquemas construidos a partir de su experiencia pasada y debe
recurrir al conocimiento que tenga sobre sus recursos internos, y persistir aunque reciba algún tipo de
información negativa sobre sí mismo.
 Dimensión temporal del autoconcepto
Markus propone otra posible diferenciación entre los diversos tipos de “yoes” o autoconceptos, teniendo en
cuenta el marco de referencia temporal con el que se asocien los contenidos del autoconcepto:

Jovana RN 3
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La identidad personal

 Autoconcepto relativo al pasado: comprende el conocimiento que se tiene acerca de cómo éramos. Se
hace más sobresaliente cuando la persona ha cambiado rasgos o atributos que le caracterizaban, o cuando se
desea cambiar algunas de las partes del autoconcepto actual que son similares a las mantenidas en el pasado,
pero que generan desagrado o malestar.
 Autoconcepto actual: está referido al presente. Engloba características, pensamientos y actitudes que, en
relación con uno mismo, se activan y se hacen accesibles en un momento determinado. Incluye los esquemas
referidos a uno mismo, que son crónicamente accesibles por su profunda elaboración y por el significado que
tienen para el individuo. Los contenidos se activan dependiendo de la historia de aprendizaje y de las
situaciones en las que se encuentre el individuo; y guían a la persona para que interprete y actúe de una
forma determinada en las distintas situaciones.
El hecho de que los esquemas centrales estén presentes cuando se activan otros tipos de contenidos en
contextos y momentos determinados, da apoyo a la idea del autoconcepto como un sistema de
representaciones relativamente invariable a los cambios situacionales, pero que comprende descripciones más
flexibles, abiertas a ser modificadas en función de las demandas del contexto.

Los cambios temporales del autoconcepto actual son menos estables y menos profundos que otros.

 Autoconcepto relativo al futuro. Los posibles “yoes” engloban esperanzas, temores y deseos relevantes
para el individuo, cualidades que a la persona le gustaría tener o podría tener, y aquellas ante las que se
sentiría mal en caso de tenerlas. Representan la capacidad del individuo para construir (o reconstruir) partes
de su autoconcepto, proceso para el cual puede recurrir a modelos, imágenes y la información aportada por el
contexto sociocultural que posee. Dado que las estructuras de los posibles yoes presentan un débil anclaje en
la experiencia social y en la repetición de conductas, son particularmente sensibles a los cambios que se
producen en las situaciones, y a la información que éstas suministran en relación con el yo. Son más
maleables y más abiertos a incorporar datos nuevos (y contradictorios) en la imagen futura de uno mismo.
Los posibles yoes cumplen dos funciones:
 Actúan como incentivos de conductas futuras ya que constituyen partes de uno mismo que simbolizan
aspiraciones y metas (incentivan conductas de aproximación) o temores y amenazas (incentivan
conductas de evitación). Pueden funcionar como un puente cognitivo entre el yo presente y el yo futuro,
favoreciendo la construcción mental de escenarios y cursos de acción apropiados.
 Proporcionan un estándar de referencia para evaluar las propias conductas o los resultados obtenidos
en una situación particular (una persona que atribuya un gran valor a su "yo, cuando me haya sacado el
carnet de conducir" interpretará un suspenso en este examen de una forma más negativa y amenazante
que otra que considere que el carnet es poco relevante dentro de su autoconcepto futuro).

2.3. La estructura del autoconcepto


La consideración del autoconcepto como una entidad multifacética implica que su estudio debe atender tanto
al tipo de contenidos que lo componen, como la forma en que dichos contenidos se estructuran y evalúan. El
contenido del autoconcepto, su grado de accesibilidad, su estructura y la forma en que es valorado, difiere
entre las personas (o una misma persona puede cambiar y revisar la descripción y organización de algunas de
las características de su autoconcepto).
Parte de la información referida a uno mismo se elabora de forma más profunda y compleja, por lo que
algunas cualidades o atributos que las personas utilizan para describirse a sí mismas, o para interpretar su
conducta y la de los demás, se activan con rapidez. Esta mayor activación, junto con la repetición por el uso,
hacen que esas cualidades queden mejor integradas dentro de la memoria y sean fácilmente recuperables, de
ahí la relativa rapidez con la que las personas pueden describirse a partir de determinados atributos.
Como se verá a continuación, hay dos formas de organizar o estructurar el contenido del autoconcepto:
basándonos en su complejidad y el tipo de evaluación de su contenido .

Jovana RN 4
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La complejidad del autoconcepto: El modelo de Linville


 Aspectos generales
Según Linville, el autoconcepto es complejo cuando el conocimiento que se tiene acerca de uno mismo se
organiza en función de un gran número de aspectos, los cuales, a su vez, están claramente diferenciados. Es
decir, la complejidad depende de dos factores:
 Número de aspectos o facetas del autoconcepto.
 Lo diferenciados que estén estos elementos.
Cada uno de los aspectos del autoconcepto representa una
estructura cognitiva, dentro de la cual hay una red de
asociaciones entre atributos, características, proposiciones y
emociones de diferente índole. A partir de la independencia
conceptual de estos elementos, es posible definir su nivel
de diferenciación: cuanto mayor sea la independencia entre
ellos, más diferenciados estarán también sus componentes.
En suma, un autoconcepto complejo estará organizado en
torno a numerosas dimensiones, las cuales a su vez serán
independientes (poco o nada solapadas entre sí). Estas
dimensiones o facetas pueden referirse a rasgos personales,
habilidades, características físicas, conductas, metas, roles o
relaciones interpersonales.
Según Linville, la complejidad del autoconcepto viene determinada por la separación que mantienen sus
componentes; resultando irrelevante el contenido de los mismos o la valoración que se haga de ellos .
La complejidad del autoconcepto se adquiere a partir del aprendizaje y la experiencia social de la persona (a
mayor experiencia y mayor número de roles desempeñados, mayor probabilidad de que las facetas de su
autoconcepto estén diferenciadas). La complejidad en la organización del autoconcepto es contemplada por
esta autora como una característica bastante estable y consistente a través de las situaciones. Por lo tanto,
representa una variable disposicional a partir de la cual se pueden establecer diferencias interindividuales .
 El efecto de la propagación y su relación con el bienestar psicológico
Según Linville, cada faceta del autoconcepto además de tener unas características definitorias, presenta una
cualidad emocional: una persona se sentirá mejor cuando adquieran relevancia aspectos de sí misma
asociados a emociones positivas, y se sentirá peor cuando lo hagan las facetas conectadas a emociones
negativas (por lo general, cada faceta suele estar asociada con una mezcla de emociones de diversa índole).
Al igual que el contenido de las facetas, las respuestas emocionales también pueden darse de forma separada,
o por el contrario covariar:
 Si grado de dependencia emocional entre las facetas es muy bajo o nulo, los posibles altibajos afectivos
que se detecten en una faceta apenas afectará al tono afectivo que tenga el resto.
 Si entre facetas existe alto grado de interrelación emocional, la activación de una de ellas dará lugar a
que su respuesta emocional se transmita a través de todas las demás con las que esté conectada. A este
efecto se denomina propagación emocional.
La propagación emocional varía según la complejidad del autoconcepto:

⇒ Cuanto más simple sea el autoconcepto (ya sea porque tenga pocos componentes, aunque sean muy
diferenciados, o porque están poco diferenciados, aunque haya muchos), mayor propagación
emocional se producirá de un componente a otro.
⇒ Cuando el autoconcepto es complejo, la respuesta emocional que se active en cada uno de ellos
quedará circunscrita a ese espacio, propagándose poco o nada entre los demás.

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Este modelo asume que la forma de sentirse en un momento determinado depende de los componentes del
autoconcepto activados y del tono afectivo que estos posean. La activación de las diferentes partes del
autoconcepto puede producirse por la presencia de un acontecimiento externo, por la actuación de algún
proceso cognitivo (recuerdo de una experiencia), o por el propio efecto de la propagación emocional.
La relación entre complejidad y propagación emocional llevó a Linville a plantear dos hipótesis:
1. Hipótesis de la extremidad afectiva. Las personas que tengan un autoconcepto con baja complejidad
presentarán una mayor variabilidad en su estado de ánimo y en la evaluación que hagan sobre aspectos
de sí mismas, después de que ocurra algún acontecimiento vital . Si el acontecimiento es negativo se
espera que disminuya su valoración personal y presenten un estado de ánimo más negativo. Si
experimentan un acontecimiento positivo se elevará su valoración personal y el estado de ánimo positivo.
Esta predicción fue confirmada en un estudio experimental: cuanto menor es la complejidad del
autoconcepto, mayor será la proporción de facetas afectadas por el acontecimiento estresante, y mayor
también la propagación emocional que se produzca entre ellas.
2. Hipótesis amortiguadora. Se espera que la alta complejidad del autoconcepto modere la relación del
estrés con la salud física y psicológica del individuo: ante una situación estresante, las personas con un
autoconcepto complejo sufrirán menos consecuencias negativas sobre su salud porque el estrés sólo
afectará a unos pocos elementos de su autoconcepto (el efecto sobre sus pensamientos y emociones
negativas será menor y más limitado). Esta hipótesis también fue probada en una investigación.
La organización evaluativa del autoconcepto: el modelo de Showers
 Tipos de organización
El modelo de Showers parte de la idea de que el autoconcepto consiste en un conjunto de aspectos referidos
a uno mismo y conectados a contextos diversos. Estos aspectos representan las entidades que son más
sobresalientes en el individuo y que pueden describirse a partir de una serie de creencias o características.
Este es también uno de los presupuestos del modelo Linville: ambos comparten la idea de que el tipo de
organización del autoconcepto puede moderar el impacto de las situaciones estresantes y el posible efecto
negativo de las características personales menos deseables. Sin embargo, los dos modelos divergen en el tipo
de organización que proponen en relación al autoconcepto.
Para Showers, a la hora de configurar el autoconcepto, es necesario considerar la valoración (positiva o
negativa) que hace el individuo sobre sus propias descripciones. En función de ella, el autoconcepto puede
organizarse de dos formas diferentes:
 Organización evaluativa compartimentalizada. El autoconcepto se compone de categorías separadas
donde cada una de ellas engloba, exclusivamente, descripciones valoradas positiva o negativamente. Si la
categoría sólo incluye descripciones positivas, hablamos de un “compartimento positivo”, y si son
negativas, de “compartimento negativo” ("en casa: alegre, empático"; "en el trabajo: aburrido, triste").
 Organización evaluativa integrada. El autoconcepto se compone de categorías separadas, conteniendo
cada una de ellas una serie de descripciones valoradas simultáneamente de forma positiva y negativa.
Estas descripciones, aun siendo de valencia diferente, son conectadas de forma que tengan sentido
("organizado, pero desordenado cuando tengo mucho trabajo").
El modelo contempla una estructura del autoconcepto basada en una serie de descripciones y creencias
específicas organizadas en función de la valoración que se haga de ellas. Así, es posible considerar un
continuo en la organización del autoconcepto desde la compartimentalización hasta la integración evaluativa.
Por otra parte e independientemente del tipo de organización del autoconcepto, los atributos que lo
componen pueden estar más o menos accesibles o activados:
 Si en un autoconcepto compartimentalizado los compartimentos más accesibles son positivos, se habla
de “compartimentalización positiva”, y si lo son los negativos, de “compartimentalización negativa”.

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 En un autoconcepto integrado puede ocurrir que los atributos positivos sean los que posean mayor
activación, presentando el autoconcepto una organización “integrada positiva” (se dará más importancia a
los atributos positivos que a los negativos). Si los atributos negativos son los más activados, la
organización del autoconcepto resultará ser de tipo “integrada negativa”.
 Predicciones y evidencia empírica del modelo
Según el modo de organización y el diferente nivel de accesibilidad de las características descriptivas,
Showers predice una serie de relaciones con la autoestima y el bienestar psicológico e interpersonal:
 Autoconcepto compartimentalizado:
 Si los compartimentos que se activan con mayor frecuencia son los positivos, el estado de ánimo
será más positivo y la autoestima más alta.
 Si los compartimentos que se activan con mayor frecuencia son los negativos, el estado de ánimo
será más negativo y la autoestima más baja.
 Autoconcepto integrado: la presencia conjunta de creencias positivas y negativas moderará el estado de
ánimo, evitando que sea excesivamente positivo o negativo, y contribuyendo a mantener el nivel de
autoestima. Este efecto ocurre porque la información positiva compensa y protege del posible impacto
que puede ejercer la información negativa, presente en la misma categoría.
Estas predicciones han sido contrastadas en diversas investigaciones.
 Estado de ánimo: se examinó en qué medida el efecto de la compartimentalización del autoconcepto
sobre el estado de ánimo depresivo y la autoestima podría estar moderado por la importancia dada a los
diferentes aspectos del autoconcepto. Se confirmó la hipótesis de que a mayor importancia de los
compartimentos positivos, más bajo era el estado de ánimo depresivo, y mayor el nivel de autoestima.
 Estabilidad de la autoestima: el autoconcepto integrado se ha asociado con una autoestima más
estable, mientras que el autoconcepto compartimentalizado se ha relacionado con cambios más drásticos
en la autoestima dependiendo de la clase de sucesos que ocurran. Las personas con autoconcepto
compartimentalizado (aunque sea positivo) pueden presentar mayor tendencia a pasar a una
compartimentalización negativa, disminuyendo su autoestima. Esta inestabilidad constituye un factor de
vulnerabilidad en individuos que tienen una autoestima alta pero frágil.
 En personas con trastorno depresivo o con desórdenes en la alimentación, se ha constatado que el
mantenimiento de un autoconcepto integrado resulta más ventajoso, porque se asocia con una
disminución en la frecuencia y el impacto de las emociones negativas y promueve un mayor bienestar
emocional, una mejor autoestima y el empleo de estrategias de afrontamiento más eficaces.
 Compartimentalización positiva, organización integrada y ajuste psicológico
En términos generales, un autoconcepto flexible representa el mejor indicador de ajuste psicológico, tanto en
circunstancias normales, como ante el afrontamiento de situaciones estresantes o traumáticas.
 Autoconcepto flexible: prevalece la compartimentalización positiva (se valoran los aspectos positivos
como importantes), pero es posible recurrir en ocasiones a la organización integrada.
La compartimentalización positiva permite contener las características negativas dentro de categorías poco
relevantes para el individuo, reduciendo o eliminando su impacto.
Por otra parte, la posibilidad de cambiar de un autoconcepto con una compartimentalización negativa a otro
de tipo integrado, resulta particularmente eficaz cuando los atributos negativos se hagan muy accesibles para
el individuo. Esta mayor accesibilidad puede producirse porque la importancia o frecuencia de estos atributos
sea muy alta o porque esas características se hayan activado por la presencia de un acontecimiento
estresante. En estos casos, el aislamiento de las características negativas, y la minimización de su impacto a
través de la organización en compartimentos separados, puede llegar a ser difícil. De ahí que sea preferible
que la persona genere descriptores positivos, e integre sus características negativas.

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La organización integrada del autoconcepto tiene la ventaja de ofrecer una visión más realista y equilibrada
de uno mismo, ya que supone considerar en términos más globales una cualidad positiva y contemplar de
forma más específica un comportamiento negativo.

Las personas que presentan un autoconcepto integrado, han aceptado de alguna forma el compromiso de no
experimentar estados de ánimos muy positivos a cambio de mantener una autoestima y un nivel de bienestar
emocional moderados, pero relativamente estables.
A nivel de recursos cognitivos:

 El autoconcepto con una compartimentalización positiva requiere un esfuerzo cognitivo bajo, ya que
consiste en negar o minimizar los atributos negativos (función de autoensalzamiento).
 La organización integrada del autoconcepto implica una mayor inversión y elaboración de los recursos
cognitivos. Mantener este tipo de organización supone de ser capaz de manejar el afecto negativo, que
supone reconocer de forma continua aspectos personales que no son agradables (función protectora).
Showers indica que tanto la organización del autoconcepto en compartimentos positivos, como el
autoconcepto integrado, representan dos opciones válidas desde el punto de vista terapéutico.

2.4. Motivaciones relacionadas con el autoconcepto


Las motivaciones que se relacionan con el self pretenden conseguir dos metas fundamentales:
 Minimizar la presencia del afecto negativo tratando de promover una evaluación favorable de la
imagen personal.
 Reducir la incertidumbre que puede generar la falta de conocimiento con respecto a uno mismo, a los
demás o a lo que sucede en el entorno.
Teniendo en cuenta estas dos funciones, existen diferentes tipos de motivaciones relacionadas con el self:
Las asociadas con emociones positivas, como las dirigidas a la búsqueda y el mantenimiento de la autoestima,
a la autoafirmación, o al ensalzamiento de las características personales favorables.
Las encaminadas a reducir la ansiedad, la incertidumbre o la ambigüedad que pueden aparecer cuando
surgen discrepancias entre las creencias que se mantiene en torno a uno mismo y la forma de comportarse, o
entre las características personales actuales que contiene el autoconcepto y aquellas otras que se desearía
tener. Para reducir este nivel de malestar, la persona intenta que el conocimiento que posee sobre sí misma
sea lo más claro y consistente posible.
De entre los procesos motivacionales asociados con el self, son particularmente importantes: la motivación de
ensalzamiento y la motivación de consistencia.
La motivación de autoensalzamiento
 Motivación de autoensalzamiento: necesidad de resaltar las cualidades y los aspectos positivos de
uno mismo, y mantener esa valoración.
Para lograr este objetivo, las personas tienden a seleccionar aquella información que tenga implicaciones
positivas para su autoconcepto, a la vez que evitan o tratan de disminuir el impacto de otra que suponga una
evaluación negativa del mismo.
La motivación de autoensalzamiento se ha asociado con:

 Una mayor determinación en el logro de las metas y un uso más constructivo de las estrategias de
autorregulación: cuando en el proceso de conseguir los objetivos planteados se van obteniendo
resultados iniciales positivos, la motivación de autoensalzamiento promueve una mayor perseverancia, ya
que esos datos favorables preliminares permiten ir construyendo unas expectativas más optimistas.
 Una mayor autoestima y niveles más altos de bienestar emocional. Estas relaciones son recíprocas:
personas con alta autoestima también presentan fuerte motivación hacia el autoensalzamiento.

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 Tendencia a la comparación con los demás, lo que permite llegar a reconocer y valorar de manera más
positiva los aspectos personales, obteniéndose una mayor satisfacción. Existen dos tipos de comparación:
o La comparación “hacia abajo”: las cualidades y atributos personales se colocan en un plano superior, o
se exageran mediante la devaluación de las cualidades de los demás.
o La comparación “hacia arriba”: se comparan los atributos o circunstancias personales con las de otras
personas que pensamos están mejor que nosotros.
La motivación de autoensalzamiento presenta algunos costes. Su uso frecuente puede generar en el entorno
social respuestas de desaprobación (más que de reconocimiento), ya que estos individuos resultan arrogantes
y poco creíbles. Además, cuando la necesidad de autoensalzamiento es alta y se obtienen resultados
negativos, el grado de malestar emocional experimentado puede ser también mayor.
En paralelo se ha constatado que las personas que realmente tienen una autoestima adecuada, presentan
niveles de autoensalzamiento moderados, es decir, no necesitan extremar la valoración positiva de sus
atributos, siendo capaces de aceptar razonablemente bien sus características menos favorables.
La motivación de consistencia
 Motivación de consistencia: necesidad de la persona de preservar el concepto que tiene de sí
misma, para lo cual selecciona y procesa aquella información que perpetúa el contenido de su
autoconcepto, y busca el tipo de evaluación que sea congruente con la visión que tiene de sí misma,
aunque dicha evaluación sea negativa.
La búsqueda de consistencia responde a la necesidad de percibir la realidad de forma coherente y predecible,
y de mantener un cierto grado de seguridad sobre el posible curso de las interacciones sociales. La visión
estable acerca de uno mismo proporciona una base de coherencia con la que poder definir y organizar las
diferentes vivencias, guiar e interpretar las relaciones sociales, y predecir los acontecimientos futuros.
A mediados de los 80 pasó a llamarse “motivación de autoverificación”, haciendo énfasis en la búsqueda de
confirmación de aquellos contenidos cognitivos y afectivos del autoconcepto que estén sólida y claramente
definidos (autoverificación). La motivación de autoverificación actúa cuando se recibe una evaluación
relevante para el autoconcepto, y se la contrasta con las creencias, crónicamente accesibles, que se tienen
acerca de cómo uno es ("el yo real").
 Cuando estas creencias son confirmadas, se incrementa la seguridad que tiene la persona con
respecto a su autoconocimiento.
 Cuando las creencias resultan desconfirmadas puede aparecer un estado de temor, dado que la
persona puede comenzar a pensar que realmente no se conoce tal como es.
Una consecuencia de esta motivación sería la distorsión que puede hacerse de la información que resulte
inconsistente con los aspectos más claros del autoconcepto, para así poder integrarla mejor en él. En este
caso la persona también puede optar por mostrar resistencia a la influencia de esa información externa, y así
mantener estable su autoconcepto.
Este tipo de motivación está estrechamente relacionada con el tipo de autoconcepto que tenga el individuo.

 Cuando el autoconcepto sea positivo, la persona buscará y seleccionará aquella información que
confirme sus creencias positivas.
 Cuando sea negativo, elegirá aquella información que también confirme sus contenidos
desfavorables. Se ha observado que las personas con un autoconcepto negativo, cuando reciben un
feedback negativo, lo consideran más aceptable, más preciso y más descriptivo de sí mismas que el
feedback positivo, aunque les haga sentir peor. Sin embargo, si el feedback que reciben es positivo,
aun siendo incongruente con su autoconcepto, hace que se sientan mejor.
En este sentido, en personas con un autoconcepto negativo se produce un "conflicto" entre el sistema
cognitivo y el afectivo.

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⇒ La motivación de autoverificación haría que las personas con una visión negativa de sí mismas
busquen, desde el punto de vista cognitivo, una confirmación de esta percepción (información negativa).

⇒ La motivación de autoensalzamiento, por el contrario, promovería la necesidad de recibir información


que suponga una autoevaluación positiva, aunque dicha información sea incoherente con el contenido,
ya que es la que genera mayor bienestar emocional.

3. Autoestima
3.1. Definición de la autoestima y su relación con el autoconcepto
El autoconcepto representa el conocimiento que tiene cada individuo acerca de sí mismo, es decir, es el
conjunto de creencias, esquemas o imágenes que la persona mantiene respecto a sus características, sus
habilidades, los roles que desempeña, y su forma particular de actuar.
También representa un objeto al que podemos valorar y hacia el cual podemos sentir un afecto determinado
(positivo o negativo). Este componente evaluativo y afectivo del autoconcepto es lo que un gran número
de investigadores considera como autoestima.
Rosenberg considera la autoestima como la actitud positiva o negativa que se tiene en torno a uno mismo.
Este enfoque concibe la autoestima como un constructo unidimensional, que hace referencia al grado en que
cada persona se valora de forma positiva, y mantiene un sentimiento de afecto en relación consigo misma.
Cuando su autoestima es alta, siente que es valiosa, se respeta a sí misma, se gusta y acepta tal como es.
Otros autores sostienen que entender la autoestima exclusivamente como un sentimiento global de valía y de
autoaceptación supone una visión demasiado simplista. Argumentan que una valoración demasiado positiva
acerca de las cualidades personales también puede relacionarse con aspectos o conductas perjudiciales, como
el excesivo engrandecimiento de la imagen personal, el egocentrismo o el narcisismo. Por ello, consideran
que la autoestima debe estar conectada también con las habilidades y acciones que realice el individuo, así
como con las metas que éste alcance.
Esta orientación de la autoestima, ligada también a la capacidad efectiva de actuar en el medio, fue planteada
inicialmente por James, quien la definió como la relación entre los éxitos conseguidos y las pretensiones:
Autoestima = Éxitos / Pretensiones
Es decir, establecía como componentes de la autoestima:
o Los deseos, las metas o las aspiraciones de la persona.
o Su propia capacidad para poder alcanzarlos o llevarlos a cabo.

Esta concepción dual de la autoestima supone admitir la reciprocidad entre el mantenimiento de una actitud
positiva hacia uno mismo y la consecución de un adecuado nivel de competencia.

 IMPORTANTE: el simple hecho de sentirse bien con respecto a uno mismo no tiene por qué reflejar una
autoestima alta. El aspecto que fundamenta la autoestima es la combinación de la creencia de competencia
con el sentido de valía personal (concepción bidimensional).
Branden ofrece la siguiente definición: “La autoestima representa la convicción de que uno es competente
para vivir, y valioso por estar vivo».

3.2. Medición de la autoestima


La falta de una definición homogénea acerca de qué es la autoestima se refleja en las distintas formas como
este constructo ha sido evaluado.
Una gran parte de los instrumentos que miden la autoestima, lo hacen de forma directa y autoinformada,
considerándola como una característica global, unidimensional y relativamente estable, la cual refleja los
sentimientos positivos o negativos que tiene el individuo hacia sí mismo.

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Un ejemplo de esta evaluación es la escala de Rosenberg, instrumento que


con mayor frecuencia se ha empleado para medir la autoestima. Consta de 1. En general, estoy satisfecho conmigo mismo.
10 ítems (la mitad formulados de forma positiva y la otra mitad negativa), 2. A veces pienso que no soy bueno en nada.
cuyo contenido se refiere al grado de aceptación y respeto que siente la 3. Tengo la sensación de que poseo algunas buenas
cualidades.
persona en torno a sí misma. Una puntuación alta expresa una autoestima
4. Soy capaz de hacer las cosas tan bien como la
elevada o positiva y una baja refleja una autoestima baja o negativa. mayoría de las personas.
5. Siento que no tengo demasiadas cosas de las que
Estudios posteriores han puesto en cuestión la posible unidimensionalidad
sentirme orgulloso.
de la autoestima, tal como es medida por la escala de Rosenberg. En estas
6. A veces me siento realmente inútil.
investigaciones, después de realizar diferentes análisis factoriales, se ha 7. Tengo la sensación de que soy una persona de
encontrado que los ítems de la escala, enunciados de forma positiva, se valía, al menos igual que la mayoría de la gente.
agrupan en un factor que indica una imagen positiva de uno mismo, 8. Ojalá me respetara más a mí mismo,
mientras que los ítems formulados de modo negativo lo hacen en otro 9. En definitiva, tiendo a pensar que soy un fracasado.
factor independiente, el cual refleja una imagen sobre uno mismo 10. Tengo una actitud positiva hacia mí mismo.
desfavorable y basada en la falta de aceptación (bidimensionalidad).
Partiendo del modelo bidimensional de la autoestima, Tafarodi y Swann diseñaron el inventario SLCS (The
Self-Liking / Self-Competence scale), que consta de dos escalas, compuesta cada una por 10 ítems:
o Una escala mide el componente de evaluación personal de competencia.
o La otra escala evalúa el componente de consideración positiva hacia uno mismo.
Ambas subescalas demostraron tener una adecuada validez convergente y divergente, apoyando la idea de
que la autoestima no puede ser reducible a un constructo global.

3.3. Tipos de autoestima


 Autoestima alta o baja
Un criterio empleado para categorizar los diferentes tipos de autoestima es el que se basa en el nivel: el grado
en el que los sentimientos de valía personal y autoaceptación son altos (positivos), o bajos (negativos).
 Perfil psicológico de personas con alta autoestima: se sienten valiosas y a gusto consigo mismas; tienen
poca dificultad en aceptar a los demás; se muestran abiertas a nuevas experiencias; creen que disponen de los
recursos necesarios para conseguir sus objetivos y proyectos; suelen implicarse en tareas que requieren
iniciativa y perseverancia, siendo capaces de realizarlas mediante una planificación y solución de problemas.
Su estilo de presentación ante los demás se dirige a causar una buena impresión, con el fin de incrementar así
su valor social. Esta estrategia implica que puedan llegar a responder de una forma agresiva y antagónica
cuando sienten que su valía personal está amenazada. Atribuyen los éxitos a causas internas y los errores o los
fracasos a causas externas. Presentan un tono afectivo “hedónico” (produce placer y bienestar).
 Perfil de personas con baja autoestima: estos individuos tienen la necesidad de pensar sobre sí mismos
de forma positiva y de valorarse en términos favorables, pero consideran que tienen pocas razones para
hacerlo. Son menos capaces de atender y resaltar aspectos positivos. Su autoconcepto está constituido en
torno a una base reducida de recursos y cualidades.

Los individuos con baja autoestima se caracterizan, más que por la presencia de una firme visión
negativa de sí mismos, por la ausencia de una visión positiva.

Por lo general, estas personas suelen describirse de una forma difusa, empleando términos neutrales y poco
comprometidos. Su autoconcepto resulta menos claro e internamente menos estable y consistente. Utilizan
menos el sesgo de autoensalzamiento. Si les sucede algo negativo, se sienten más responsables de lo que lo
son, y si es algo positivo, lo consideran menos relacionado con sus características o su comportamiento.
Tienden a comprometerse en objetivos mal definidos o demasiado elevados. Cuentan con un repertorio más
reducido de habilidades de afrontamiento, y a veces utilizan estrategias que van a impedir el logro de
objetivos. Sus actuaciones estén dirigidas sobre todo a proteger su autoestima antes que a ensalzarla, y

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tienden a tratar de evitar aquellas situaciones en las que se pueden poner de manifiesto sus limitaciones, o
donde exista el riesgo de fracaso.
El estilo de presentación que muestran en sus interacciones sociales suele ser cauto: evitan ser el centro de
atención, revelan poca información personal, o responden con incredulidad y ansiedad cuando los demás
sostienen una opinión demasiado favorable sobre ellos, o cuando ellos mismas exhiben una imagen personal
demasiado positiva.
Una baja autoestima se ha relacionado con diversos desórdenes psicológicos y estados afectivos negativos,
como la ansiedad, la depresión, la hostilidad o la alienación, así como la evitación, el conflicto y el aislamiento.
Conviene aclarar que la insatisfacción que sienten estas personas no siempre llega a un nivel de malestar
psicológico en el es conveniente la intervención clínica. Por este motivo, y también por la propia necesidad de
consistencia, estas personas prefieren continuar manteniendo ese estado familiar de desagrado, antes que
intentar cambiarlo por otro nuevo pero incierto.
 Autoestima segura o frágil
Actualmente está siendo cuestionada la consideración de que la autoestima alta se asocia, por sí sola y de
forma consistente, con un mayor ajuste psicológico. Esto ha llevado a proponer otro tipo de clasificaciones
que permitan definir qué es una "buena autoestima" o una "autoestima sana".
Para Ryan y Deci, la autoestima puede variar en función del grado de seguridad o fragilidad que posea.

AUTOESTIMA SEGURA AUTOESTIMA FRÁGIL

Es auténtica: los sentimientos positivos que se Es contingente: depende de un proceso constante


mantienen hacia uno mismo provienen de la de evaluación para ser validada (por ejemplo, que se
expresión de valores profundos y de la satisfacción alcancen determinados estándares de conducta, o
de necesidades psicológicas centrales. que se satisfagan las expectativas de los demás).

Es defensiva o vulnerable ante la obtención de


Es genuina: está abierta a integrar y aceptar los resultados negativos, el posible rechazo de los
aspectos negativos del autoconcepto, sin que ello demás, o la presencia de características personales
resulte amenazante o provoque en el individuo una negativas. Esto hace que la persona presente una
reacción negativa excesiva. imagen de sí misma falsamente positiva, agrandando
los aspectos positivos y minimizando los negativos.

Es incongruente y discrepante con los sentimientos


Es congruente con otros sentimientos que reflejan implícitos de autoestima: conscientemente la
consideración positiva hacia uno mismo, pero que persona tiene sentimientos positivos hacia sí misma,
son implícitos o inconscientes. mientras que de forma inconsciente dichos
sentimientos son negativos.

Es estable: su nivel fluctúa muy poco en función de Es inestable: fluctúa con gran frecuencia e intensidad
las experiencias que acontecen en el día a día. en función de las evaluaciones que se hagan.

✼ Autoestima auténtica y autoestima contingente


 En la autoestima auténtica, el sentimiento de valía personal no se origina a partir de fuentes externas al
individuo, como la aprobación social, sino que dicho sentimiento se deriva del autoconocimiento y de los
valores personales. Al estar anclada en la consideración incondicionalmente positiva de uno mismo, la
autoestima deja así de ser un objetivo que haya que perseguir.
 Paradoja de la autoestima: "Quien la necesita, no la tiene; y quien la tiene, no la necesita".

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 En la autoestima contingente, sí se produce un esfuerzo y una motivación constantes para alcanzarla. La


necesidad de sentirse valioso actúa como un mecanismo de regulación y control de la conducta, induciendo
al individuo a plantearse objetivos cuya consecución compense su deficitaria evaluación positiva. Así, la
autoestima queda definida por determinantes o ámbitos externos como “la aprobación social” y el “éxito”.
▿ Las personas con una autoestima basada en la necesidad de aprobación, se caracterizan por haber
vivido una experiencia temprana de negligencia o abandono emocional por alguna de las figuras de
apego. Como consecuencia de esta experiencia, en sus relaciones adultas buscan sentirse válidas y
emocionalmente seguras. Llegan a anteponer la satisfacción de las necesidades de los demás a las suyas
propias, y permanecen vigilantes ante cualquier posible indicio de desaprobación.
▿ Las personas cuya autoestima está determinada por el éxito o la eficacia, suelen haber tenido
experiencias con las figuras de apego en las que la aprobación y amor se facilitaron de forma
condicional. Cuando estas personas se hacen adultas, suelen mantener una actitud severa y crítica hacia
sí mismas, evalúan su rendimiento con unos criterios excesivamente altos y rígidos, y emplean el logro,
el estatus y la perfección como pilares en los que fundamentar su sentimiento de valía personal.
Si bien puede aportar un estado de satisfacción a corto plazo, este tipo de autoestima repercute de forma
negativa sobre el funcionamiento psicológico y social del individuo a medio y largo plazo. La búsqueda y la
construcción de la autoestima a partir de factores externos puede llevar a la desconexión y aislamiento de los
demás, y a la falta de lazos sociales recíprocos, basados en la seguridad y el apoyo mutuo, quedando así
insatisfecha la necesidad básica de interrelación.

✼ Autoestima genuina y autoestima defensiva


 Autoestima genuina implica ser capaz de exhibir cualidades positivas sin agrandarlas, y de aceptar y
mostrar las propias limitaciones sin que ello genere malestar o invalide los sentimientos de valía personal.
Estas personas no están excesivamente preocupadas por la aprobación social, aceptan sus errores y las
posibles evaluaciones sociales negativas, sin recurrir a estrategias que protejan o ensalcen su autoestima.
 Autoestima defensiva implica responder con mayor defensividad cuando se percibe alguna amenaza a la
autoestima, ya que estas personas no disponen de un “excedente” en su sentimiento de estima personal para
apoyarse (pueden exagerar sus cualidades positivas, actuar de forma hostil o devaluar las conductas y
características favorables de los demás). Así, generan y perpetúan una dinámica con la que no logran evaluar
de forma realista y neutral qué aspectos de su comportamiento pueden cambiar o mejorar, ni tampoco llegan
a asumir (como meras limitaciones) algunas de las características negativas de su personalidad.

✼ Autoestima implícita y autoestima explícita


Cada vez está recibiendo más apoyo la idea de que en la autoestima confluyen intuiciones, valoraciones y
afectos que operan fuera del ámbito de la conciencia.
 Autoestima implícita: constituida por autoevaluaciones y sentimientos referidos a uno mismo, que se
originan de manera intuitiva y automática en un plano preconsciente o inconsciente. Proviene del sistema
experiencial, que actúa procesando de forma holística y automática los contenidos afectivos de las distintas
experiencias. Una forma rápida y fácil para medirla la proporciona el test de las letras del nombre.
 Test de "las letras del nombre": consiste en presentar a la persona de forma aleatoria las letras del
alfabeto, pidiéndola que indique en qué medida le agrada cada una de ellas. La medición de la
autoestima implícita viene determinada por la preferencia que tienen las personas a evaluar de forma
favorable las letras que componen su nombre.
 Autoestima explícita: conformada por sentimientos y valoraciones que la persona tiene y hace en torno a
sí misma, y que se generan de un modo consciente, racional y reflexivo. Se deriva del sistema cognitivo.
La autoestima implícita y la explícita son dos características que no parecen ser del todo independientes,
aunque el grado de correlación entre ellas tiende a ser moderado, en torno a 0,30. También se ha demostrado

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que en una misma persona puede haber inconsistencia entre estos dos tipos de autoestima, es decir, que
cada una presente un nivel diferente.
Estas discrepancias podrían tener su origen en los distintos modos de procesar los acontecimientos. Por
ejemplo, una persona cuya autoestima esté altamente determinada por la consecución de objetivos que
denoten estatus y poder, cuando no alcance alguna de estas metas, puede optar por explicarlo a través de la
intervención de factores ajenos a ella: estaría procesando lo sucedido de una forma racional y controlada con
el fin de proteger y recuperar su autoestima explícita, pero a un nivel más experiencial y emocionalmente
relevante, este acontecimiento lo podría estar procesando como algo muy devastador para su sensación de
valía, reduciéndose su autoestima implícita.
La forma de discrepancia más frecuente es de alta autoestima explícita - baja autoestima implícita,
considerada una forma de autoestima frágil. Las personas que presentan esta discrepancia se caracterizan por
tener sentimientos hacia uno mismo que, siendo positivos, son a la vez vulnerables.
El mantenimiento de una alta autoestima implícita se ha asociado con efectos beneficiosos desde el punto de
vista autorregulatorio y emocional, pero es solo cuando tanto la implícita como la explícita son altas cuando
se considera que la autoestima es segura.

✼ Autoestima estable y autoestima inestable


La autoestima se puede entender como rasgo o como estado, en ambos casos se consideraría "estable"
(aunque en el caso del estado habría fluctuaciones naturales).
 Autoestima como rasgo: sentimiento global y estable del individuo acerca de su valía personal,
constituyendo una variable con un estatus similar al del rasgo, manteniéndose estable a lo largo del
tiempo y de las distintas situaciones.
 Autoestima como estado: los sentimientos y valoraciones acerca de nosotros mismos pueden cambiar a
través de las situaciones y los sucesos de la vida diaria, o en consonancia con los cambios que ocurran en
otros procesos psicológicos. Una cierta fluctuación en el nivel de autoestima es algo normal y adaptativo.
La autoestima se considera inestable o variable cuando los cambios son muy frecuentes o de gran magnitud.
La inestabilidad de la autoestima se encuentra tanto en personas con alta como con baja autoestima, siendo
sus efectos diferentes en cada uno de los casos:
 Autoestima alta - inestable: la persona intentará que los sentimientos hacia sí misma sean lo más
positivos y duraderos posible, resultando amenazadora la posibilidad de que aparezcan sentimientos
negativos. Para lograrlo, reaccionará a los acontecimientos de forma excesiva: ante los positivos con
significado de éxito personal exagerará las implicaciones favorables que éstos poseen, y ante los
negativos su respuesta puede ser muy agresiva y defensiva para protegerlo.
 Autoestima alta - estable: las reducciones momentáneas de autoestima no resultan una amenaza la
persona. Su forma de reaccionar ante acontecimientos es moderada y neutral, ya que experimenta de
forma constante sentimientos positivos y de seguridad hacia sí misma.
En personas con autoestima baja, es preferible que ésta sea inestable.
 Autoestima baja - estable: estas personas tienen pocos sentimientos positivos hacia sí mismas, por lo
que ante situaciones de amenaza o daño a su autoestima, responden de forma más desadaptativa,
generalizando las consecuencias negativas de sus errores e infravalorándose más. De ahí que sean más
proclives a experimentar sensaciones de incompetencia e indefensión.
 Autoestima baja - inestable: estas personas presentan una mayor resistencia ante los acontecimientos
negativos y se excusan más ante los errores, reduciendo así su impacto y generalizando menos las
consecuencias desfavorables.

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