Psicologia de La Personalidad - Jovhana
Psicologia de La Personalidad - Jovhana
Psicologia de La Personalidad - Jovhana
1. Introducción
El término "personalidad" procede de la palabra latina "persona", que se refería a las máscaras que los actores
utilizaban en las representaciones teatrales y que permitían a los espectadores anticipar cómo sería ese
personaje (estos tipos tenían de alguna manera un valor adaptativo en la conducta). Hasta la Edad Media, lo
que hoy entendemos por personalidad quedaba recogido en conceptos como razón, psique, o ser humano.
En la actualidad, el significado de la palabra personalidad según la RAE recoge ocho acepciones, dos de las
cuales son relevantes para la asignatura:
2. Concepto de personalidad
El concepto tiene muchas definiciones. Los elementos de mayor relevancia para predecir, explicar y
entender la conducta serían:
1. La personalidad es un constructo hipotético, inferido de la observación de la conducta, no siendo una
entidad en sí mismo.
2. La utilización del término NO implica connotaciones de valor sobre la persona caracterizada.
3. La personalidad incluye una serie de elementos (rasgos o disposiciones internas), relativamente estables a
lo largo del tiempo, y consistentes de unas situaciones a otras, que explican el estilo de respuesta de los
individuos. Estas características de la personalidad de naturaleza estable y consistente permiten que
podemos predecir la conducta de los individuos.
4. La personalidad también incluye otros elementos (cogniciones, motivaciones, estados afectivos) que
influyen en la determinación de la conducta y que pueden explicar la falta de consistencia y de estabilidad
de la misma en determinadas circunstancias.
5. La personalidad abarcará tanto la conducta manifiesta como la experiencia privada, es decir, incluye la
totalidad de las funciones y manifestaciones conductuales.
6. La conducta será fruto tanto de los elementos más estables (psicológicos o biológicos) como de los
aspectos más determinados por las influencias personales, sociales o culturales.
7. La personalidad es algo distintivo y propio de cada individuo a partir de la estructuración peculiar de sus
características y elementos.
8. El individuo buscará adaptar su conducta a las características del entorno en que se desenvuelve, y su
percepción de dicho entorno estará guiada por sus propias características personales.
Bermúdez propone la siguiente definición integradora para el entendimiento de qué es la personalidad:
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Psicología de la Personalidad Tema 1
Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
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Psicología de la Personalidad Tema 1
Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
La interacción entre estabilidad y cambio, es decir, entre las pautas generales de funcionamiento y la
capacidad de adaptación a las exigencias del entorno, constituye la esencia de la personalidad (Pervin).
El grado de estabilidad o de cambio que concedamos a la personalidad va a ser uno de los elementos
importantes a la hora de definirla: si el enfoque se centra solo en los rasgos se esperará mayor estabilidad que
si en la definición se incluyen también metas, motivos o funcionamiento psicológico total, ya que éstos
dejarían espacio para la movilidad y el cambio.
Según Cloninger (2009), puede decirse que la personalidad de un individuo empieza con componentes
biológicos innatos, que a lo largo de la vida se van canalizando por la influencia de múltiples factores (familia,
cultura, experiencias), y que la personalidad vendría constituida por el patrón resultante de conductas,
cogniciones y patrones emocionales.
En definitiva, la personalidad hace referencia a la forma de pensar, percibir o sentir de un individuo, que
constituye su auténtica identidad, y que está integrada por elementos más estables (rasgos) y
elementos más cambiables y adaptables al entorno (cognitivos, motivacionales, afectivos), cuya
interrelación determina la conducta (manifiesta e interna/inferida) del individuo.
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Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
La psicología de la personalidad consideró como unidad principal de análisis a la “persona total” y analizó
conductas privadas, no públicamente observables, como la motivación, así como las diferencias (más que las
similitudes) en la aplicación de las leyes de funcionamiento. Los psicólogos de la personalidad han ido
adaptándose en cada momento a las condiciones sociales imperantes en el momento en que han llevado a
cabo su trabajo, por lo que sus hallazgos muchas veces han tenido y tienen implicaciones de carácter político.
En este momento, podemos resumir en tres puntos los principales acuerdos existentes en el campo:
1. Se han hecho muchos esfuerzos para llegar a una conceptualización (los Cinco Grandes Factores)
ampliamente aceptada por los investigadores de las diferencias individuales.
2. Se ha producido un progreso muy significativo en la conceptualización de la motivación humana,
pasando de teorías basadas en la reducción del drive o impulso, al surgimiento de aproximaciones
cognitivo-afectivas, muy especializadas, para entender la dinámica de la conducta y la interacción social.
3. Donde se ha progresado menos es en la conceptualización de la persona total. Aunque ha resurgido el
interés por el estudio del self, aún no se ha aportado una conceptualización realmente integradora.
4. Modelos teóricos
Las distintas teorías formuladas para describir y explicar la personalidad pueden organizarse en torno a tres
modelos teóricos (internalista, situacionista e interaccionista), que se diferencian en la respuesta que dan a la
cuestión sobre los determinantes de la conducta individual.
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Psicología de la Personalidad Tema 1
Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
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Psicología de la Personalidad Tema 1
Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
Este planteamiento mantiene que la conducta es consistente y estable a lo largo de situaciones y momentos
temporales diferentes, es decir, la ordenación de los individuos en una variable o determinante personal
específica se mantiene cuando se observa la conducta en otros contextos.
La mayor parte de la investigación sobre rasgos ha estado guiada por la utilización de metodología
multivariada, basada en un modelo acumulativo de medición. Como técnicas de recogida de datos se
utilizan cuestionarios, inventarios, escalas y tests, y se analizan las puntuaciones obtenidas a partir de estas
pruebas mediante la utilización de métodos correlacionales de tratamiento de datos.
Los planteamientos teóricos más significativos dentro de este enfoque serían el modelo de los 16 factores
de personalidad de Cattell (1965), el modelo de los tres factores o modelo PEN (Psicoticismo, Extraversión y
Neuroticismo) de Eysenck (1952, 1990), y el modelo de los Cinco Grandes Factores (Neuroticismo,
Extraversión, Afabilidad, Tesón y Apertura a la experiencia) de Costa y McCrae (1985, 1992).
Ashton y Lee (2007) hablan de un modelo de 6 factores
de personalidad denominado HEXACO: Honestidad-
Humildad, Emocionalidad-Extraversión, Afabilidad,
Responsabilidad y Apertura a la Experiencia. Este modelo
tiene similitudes con el de los Cinco Grandes en tres de
los factores (Extraversión, Responsabilidad y
Apertura), reconceptualiza el Neuroticismo y la
Afabilidad, y además incorpora un sexto factor,
Honestidad-Humildad, que según los autores
constituyen un factor independiente y que puede ser
relevante para el estudio de las relaciones sociales.
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Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
Ya no cabe hablar de consistencia sino de especificidad: la conducta variará en función de las condiciones
estimulares a que se enfrenta el individuo y, en caso de observarse un patrón de respuesta similar, será
debido a la equivalencia entre las distintas situaciones en que se analiza la conducta.
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Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
El individuo es un agente activo e intencional en este proceso de interacción. La persona interpreta las
situaciones, les asigna un significado y, además, como resultado de su historia de aprendizaje, elige las
situaciones a las que se enfrenta, seleccionando de ellas aquellos aspectos que le resultan más
significativos, convirtiéndose en señales de su conducta.
Por parte de la persona, los factores cognitivos son los determinantes más importantes de la conducta.
Mischel ha sido el autor que ha ofrecido un entendimiento más estructurado de los determinantes
personales de naturaleza cognitiva, que se completa con su más reciente formulación del sistema
cognitivo-afectivo de personalidad (CAPS), incorporando también el papel de los factores emocionales.
Por parte de la situación, el determinante principal viene dado por el significado psicológico que el
individuo asigna a la situación. Es necesario hacer una distinción entre:
Entorno: marco general en que tiene lugar la conducta (factores sociales y culturales).
Situación: marco momentáneo o escenario en que ocurre la conducta.
Estímulos: elementos que integran y conforman la situación.
La distinción entre entorno y situación es análoga a la distinción entre rasgo (marco general) y estado (marco
momentáneo o cambiante). Los estímulos formarían parte de las situaciones y éstas, a su vez, formarían parte
de los entornos. Mientras que los psicólogos experimentales se han centrado en el estímulo y los psicólogos
sociales en el entorno, los psicólogos de la personalidad han hecho de las situaciones su centro de interés,
como parte del proceso de interacción continua persona-situación. En concreto, se centran en los factores
psicológicos de las situaciones, a lo que se ha denominado “situación percibida” y que se refiere a los
procesos por los que las situaciones y las condiciones situacionales son percibidas, construidas
cognitivamente y valoradas por las personas.
5.1. La estructura
La estructura se refiere a los aspectos más estables de la personalidad. En el pasado, se hablaba de
categorías temperamentales de carácter discreto e independiente (una persona podía ser pícnico o atlético
pero no podía compartir características de ambos temperamentos). De forma más general y actual, se utilizan
los conceptos de rasgo y de tipo para recoger estos aspectos más disposicionales y difíciles de cambiar .
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Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
Los rasgos se entienden como dimensiones bipolares a lo largo de las cuales se sitúan las personas. Se
consideran tendencias de respuesta, y proporcionarían una firma reconocible de lo que una persona tiende a
expresar en un amplio rango de situaciones y a lo largo de un extenso periodo de tiempo.
Los rasgos ayudan a describir, comparar y predecir la conducta, pero NO permiten explicarla. Para poder
realizar esa explicación se deben analizar los aspectos dinámicos de la personalidad, los procesos.
5.2. El proceso
El proceso se refiere a los conceptos motivacionales, cognitivos o afectivos que dan cuenta de la
conducta. Se trata de aspectos dinámicos que interactúan con las características de la situación o contexto y
determinan así que un individuo lleve a cabo una u otra conducta.
Las teorías disposicionales o de rasgo tienen como meta caracterizar a las personas en términos de un
número reducido de disposiciones estables que permanecen invariantes y que son distintivas para el
individuo, determinando un rango amplio de conductas importantes. Se centrarían en características
estables que diferencian consistentemente a los individuos, buscando evidencia a favor de la amplitud y
duración de estas diferencias a lo largo de las diversas situaciones.
Las aproximaciones basadas en el proceso consideran que la personalidad es un sistema de unidades
mediadoras (expectativas, metas, creencias…) y procesos psicológicos (cognitivos y afectivos), conscientes
e inconscientes, que interactúan con la situación. En los últimos treinta años, la investigación sobre cómo
funciona psicológicamente la persona se ha centrado en la interacción entre el sistema de procesamiento
social-cognitivo-emocional del individuo y la situación específica.
El análisis de los fenómenos objeto de estudio de la personalidad necesita de ambas consideraciones. (Por
ejemplo, desde un marco disposicional se hablaría de «estilos de afrontamiento», mientras que desde un
marco dinámico se hablaría de «procesos de afrontamiento»). Así pues, se necesita conocer tanto los patrones
o regularidades de las personas, como su adaptación (interacción) con las distintas situaciones.
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Psicología de la Personalidad Tema 1
Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
Entre las variables de nivel medio estarían los motivos, las metas, planes, valores, estilos de afrontamiento,
logros o proyectos personales, expectativas, afectos, estilos de apego, tareas vitales… etc., es decir, variables
de personalidad que están muy vinculadas a la conducta y son importantes para la descripción total de la
persona. Nos indican qué desafíos afronta una persona en el presente y qué persigue para el futuro, por lo
que están contextualizadas en el tiempo.
El estudio de estas unidades nos permitirá no solo predecir la conducta como hacemos con los rasgos más
estables, sino identificar los mecanismos causales responsables de la conducta. A partir de un
planteamiento de esta naturaleza, podremos ser capaces no sólo de predecir y explicar la conducta, sino que
también permitiría el cambio en mayor medida que un planteamiento basado en rasgos más o menos
fundamentados biológicamente y con una mayor estabilidad y consistencia (porque los rasgos o la genética
son estables e invariantes, pero las unidades de nivel medio resultan más modificables).
¿La personalidad se mantiene o cambia? Depende del nivel en que nos movamos. Si hablamos de rasgos
disposicionales, la estabilidad será alta, pero si hablamos del proceso o de los elementos dinámicos (metas,
creencias, actitudes...), la posibilidad de cambio y adaptación a las circunstancias es mucho mayor.
McAdams propone que para entender la estructura y dinámica de la personalidad, se deben incluir al menos
tres niveles, teniendo en cuenta que cada uno incluye a su vez una amplia gama de constructos:
1. Los rasgos disposicionales (nivel I): incluiría las dimensiones de personalidad relativamente
descontextualizadas que denominamos rasgos, caracterizados por estabilidad temporal y consistencia
transituacional.
2. Los intereses personales (nivel II): se refiere a lo que la persona quiere (expectativas, creencias,
motivaciones) y los métodos que utiliza para conseguir lo que desea (estrategias, planes) y evitar lo que
no desea, o lo que hemos denominado “unidades de nivel medio” (o “constructos de acción personal”).
3. La narración de la propia vida (nivel III): este nivel consideraría la auténtica identidad de una
persona, su propia narración o historia vital, indicando quién o qué está intentando ser. Aquí se
incluirían el tono emocional, imágenes o metáforas significativas, ideologías, episodios con un marcado
carácter o significado para el individuo, las idealizaciones o aspiraciones, y un final, que marca el
legado que uno deja para generaciones posteriores.
En definitiva, las personas tienen sus características (rasgos), pero a la hora de hacer cosas y
comportarse, se expresan en el dominio del nivel II, por ello estas características están más sujetas a las
influencias situacionales, culturales, o a los cambios evolutivos. Por último, el nivel III compondría la
identidad personal.
⇒ El primer principio, sobre “evolución y naturaleza humana”, diría que las vidas humanas son
variaciones individuales en un diseño evolutivo general, lo que recogería las formas en que cada
persona es como las demás.
⇒ El segundo principio, “la estructura disposicional”, diría que las variaciones en un conjunto pequeño
de rasgos disposicionales constituyen los aspectos más estables y reconocibles de la individualidad
psicológica.
⇒ El tercer principio, “adaptaciones características”, indicaría que nuestras vidas varían con respecto a
un amplio rango de adaptaciones motivacionales, socio-cognitivas, y evolutivas, contextualizadas en
el tiempo, lugar y/o rol.
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Psicología de la Personalidad Tema 1
Introducción al estudio de la personalidad: unidades de análisis
⇒ El cuarto principio, “narraciones de vida e identidad personal”, indica que las personas varían con
respecto a las historias de vida que integran (narraciones personales), que los individuos construyen
para dar significado e identidad a sus vidas en el mundo en que viven. La identidad narrativa
incorpora el pasado reconstruido y el futuro imaginado en un todo más o menos coherente que da a
la vida de la persona un cierto nivel de unidad, propósito y significado.
⇒ El quinto principio, “el papel diferencial de la cultura”, resalta el papel de la cultura en los distintos
niveles de la personalidad. Así, aunque proporciona reglas para la expresión conductual, tendría un
papel más modesto en la expresión de los rasgos, un mayor impacto en las adaptaciones
características, y donde ejerce su influencia más profunda sería en las historias de vida,
proporcionando temas, imágenes, argumentos para la construcción psicosocial de la identidad
narrativa.
En suma, la personalidad sería la variación única de un
individuo sobre el diseño evolutivo de la naturaleza humana,
expresada como un patrón de rasgos disposicionales,
adaptaciones características e historias de vida integradoras,
compleja y diferencialmente situadas en la cultura.
De hecho, los autores de los modelos sociocognitivos más
actuales en lugar de utilizar el término de psicología de la
personalidad, hablan de «ciencia del individuo» como forma
de enfatizar el estudio de las personas en el contexto.
En resumen…
Se puede definir la personalidad como la forma de pensar, percibir o sentir de un individuo, que constituye su
auténtica identidad, integrada por elementos de carácter más estable (rasgos) y elementos dinámicos
(cognitivos y afectivos), más vinculados con la situación y las influencias socio-culturales, que determinan su
conducta, así como los nuevos productos cognitivos, motivacionales o afectivos que entrarán en juego en la
determinación de la conducta futura.
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Psicología de la Personalidad Tema 2
Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis
1. Introducción
En este tema se abordarán tres cuestiones:
1) Qué diseños de investigación utilizan los psicólogos de la personalidad en sus estudios.
2) Cuáles son los procedimientos de medida y evaluación de la personalidad.
3) Qué análisis de datos se aplican.
3. Diseños de investigación
3.1. Estrategias clínica, correlacional y experimental
La estrategia clínica es la que han seguido los teóricos de la personalidad centrados en el análisis y
tratamiento de pacientes. Desde estas conceptualizaciones, derivadas de la relación con el paciente y del
estudio de casos individuales, se busca el análisis de la persona en su totalidad, de forma ideográfica, lo que
supone a su vez dificultad para hacer generalizaciones a otras personas a partir de esos casos aislados
obtenidos en el contexto clínico.
Las dos estrategias más utilizadas en la investigación de la personalidad son la correlacional y la experimental.
La estrategia correlacional se basa en analizar la relación entre variables sin introducir manipulación en
las mismas. Galton y Pearson introdujeron el coeficiente de correlación como un índice de cómo las
diferencias en una variable se relacionaban con las diferencias en otra variable. Esta estrategia se emplea para
describir relaciones que ocurren entre variables de forma natural.
En el enfoque correlacional se hace hincapié en la medición de las características de personalidad en muestras
amplias de sujetos y en las relaciones entre los elementos integrantes de la personalidad medidos en cada
ocasión. Es una estrategia adecuada para la generación de hipótesis.
El estudio correlacional se apoya en:
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Psicología de la Personalidad Tema 2
Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis
En la estrategia experimental, la manipulación de una variable (VI) con al menos dos niveles afecta a
alguna observación psicológica (VD). En este caso, las diferencias de medias que resultan de una
manipulación experimental reflejarían efectos causales directos de la VI en la VD.
En psicología de la personalidad, el diseño experimental puede consistir en estudiar cómo una o más
variables de personalidad (VP) se combinan con una o más variables experimentales (VE), ambas consideradas
como variables independientes desde el momento en que son controladas o manipuladas por el
experimentador, para afectar una VD o estado. Ambas variables reflejan constructos subyacentes que tienen
que ser previamente definidos de forma operativa (p. e. extraversión = puntuación obtenida en un test).
Con las variables personales, una posibilidad es coger puntuaciones extremas, o personas con puntuaciones
altas (25% superior) y bajas (25% inferior), formar tres grupos de altos (33% superior), medios (33% medio) y
bajos (33% inferior), o utilizar la mediana para formar dos grupos, siendo altos los que están por encima de
dicho valor, y bajos los que quedan por debajo. Cuanto más se extrema la formación de grupos, más se
potencia el efecto de la VP. Todas estas manipulaciones serían por selección.
Cuando en un diseño experimental se toma al menos una variable independiente cuyos niveles o
grupos se forman por selección, se habla de diseños experimentales de personalidad.
Una manipulación por azar sería cuando la asignación de los sujetos a los niveles o condiciones de la
variable se hace de forma aleatoria (p. e. asignar un grupo aleatorio a la tarea difícil y otro a la tarea fácil). En
este caso, la variable personal no se habría formado por selección, sino de forma aleatoria. Cuando las
distintas VI se han manipulado de esta manera se habla de diseños experimentales.
Se utilizan dos tipos de diseños Ejemplo: diseño con dos VI, una de personalidad (neuroticismo) y la otra el nivel de
experimentales en la investigación en dificultad. Si contamos con una muestra inicial de 200 personas, en función de sus
personalidad. En ambos la variable de puntuaciones en neuroticismo formamos dos grupos extremos (25% inferior y 25%
superior), cada uno formado por 50 sujetos.
interés es la VP:
Si usamos diseño entre-sujetos, la mitad de cada grupo (altos/bajos en neuroticismo)
Diseño entre-sujetos (o inter), se asignaría al azar a las condiciones fácil/difícil, con lo que cada condición tendría 25
donde cada persona es asignada sujetos. Al final de los 100 sujetos seleccionados, 50 han pasado por la tarea fácil y 50
por la difícil, de los que a su vez la mitad son altos en neuroticismo y la mitad bajos.
al azar a una condición.
En el diseño intra-sujeto, los 50 altos en neuroticismo y los 50 bajos en neuroticismo
Diseño intra-sujeto, en el que pasan por las dos tareas o condiciones de la variable nivel de dificultad. Al final
todos los sujetos pasarían por tendríamos 100 sujetos en ambas tareas (los mismos 100 en dos tareas, los 100
todas las condiciones. intermedios en VP han sido descartados).
Si se sigue una estrategia correlacional se puede hablar de asociaciones, pero si se utiliza un diseño
experimental se pueden establecer relaciones causa-efecto.
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Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis
El medir las experiencias de las personas a lo largo de las situaciones permite una conceptualización
de la personalidad más contextualizada: las personas muestran una tendencia a comportarse de una
determinada manera si se dan ciertas circunstancias, no siempre y en todas las situaciones.
Que los registros sean en tiempo real en lugar de retrospectivos ayuda a evitar sesgos que introducen
la memoria y el paso del tiempo.
El que se acumulen muchas medidas o registros aumenta su fiabilidad.
La psicología de la personalidad necesita ambos métodos, nomotético e ideográfico, porque busca conocer y
explicar la dinámica de funcionamiento de una persona particular, pero también establecer conocimientos
que le permitan hablar de la estructura y funcionamiento de la personalidad de forma general. Cuando se
intenta combinar ambas estrategias se habla de aproximación idiotética, término propuesto por Lamiell que
busca llegar de lo particular a lo general. Desde esta estrategia, se parte de métodos de estudio ideográficos
para después identificar principios nomotéticos de la personalidad.
Así, a través de modelos multinivel se pueden analizar los procesos dentro de la persona y en grupos de
personas. Si se utiliza el paquete estadístico SPSS se recurriría a los llamados Modelos Lineales Mixtos que se
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Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis
aplican cuando se tienen muchas observaciones por persona y un número no muy alto de participantes. El
poder de este tipo de estudios radica en el número de observaciones por persona.
El estudio de patrones o perfiles de "si" (se dan determinadas circunstancias situacionales y personales),
"entonces" (la conducta será X), ilustran cómo la organización de la personalidad puede ser investigada con
métodos nomotéticos al servicio de un estudio ideográfico de la conducta centrado en la persona.
4. Fuentes de datos
La fuente más importante de obtención de datos sobre personalidad y sobre distintas variables dependientes
utilizadas en los estudios son los cuestionarios y los autoinformes.
Las medidas utilizadas en los estudios de personalidad deben ser consistentes o fiables (fiabilidad) y, además,
deben ser indicadores válidos del constructo que quiere medir (validez).
La fiabilidad se puede analizar con varios métodos:
Estabilidad temporal: se calcula el coeficiente de estabilidad de las puntuaciones en un test cuando
se aplica a la misma muestra en dos momentos distintos . Se conoce como fiabilidad test-retest. La
fiabilidad máxima posible sería 1.
Consistencia interna: se analiza el nivel de correlación entre los ítems del test para comprobar si los
distintos elementos (o partes) miden la misma conducta. Uno de los índice más populares para hacer
este cálculo es el coeficiente alpha de Cronbach (α).
Acuerdo entre-jueces: se analiza la relación entre las observaciones de dos o más jueces expertos en
la variable medida para establecer el grado de consistencia entre dichas observaciones.
Existen varios tipos de validez de las pruebas:
Validez de contenido: demostración de que los ítems representan la conducta que se quiere medir
(por ejemplo, acuerdo entre jueces).
Validez de criterio: evalúa si una prueba refleja un cierto conjunto de habilidades. Se calcula viendo
la relación de la prueba con otras ya probadas que se supone miden constructos próximos o que
pueden servir como referentes. Se puede calcular de dos formas:
A través de la correlación entre esta prueba y las otras que sirven de referentes, en cuyo caso
se habla de validez concurrente*.
Analizando si las puntuaciones en este test predicen las puntuaciones en alguna prueba o
conducta tomada un tiempo después que a priori entendemos que deben estar relacionadas,
en cuyo caso hablamos de validez predictiva*.
Validez de constructo: busca garantizar que la prueba evalúa los rasgos que subyacen a las
manifestaciones conductuales. Se obtiene cuando se acumulan investigaciones que muestran que el
patrón de resultados es el esperado según la conceptualización teórica en que se basan.
* Un test podría no tener buena validez concurrente y tener validez predictiva, es decir, en el momento en que
se crea y se relaciona con otras pruebas afines no tiene una gran relación, pero con el tiempo puede predecir
conductas mejor que las otras pruebas.
Una de las aportaciones de los avances tecnológicos a los estudios sobre personalidad radica en la utilización
de formatos informáticos para la aplicación de los cuestionarios. Esto presenta diversas ventajas:
Los datos pueden volcarse directamente a los correspondientes programas de análisis estadísticos, sin
introducirlos a mano.
El cuestionario puede hacerse mucho más interactivo y adaptado a cada persona.
Puede identificarse mucho mejor al usuario para aquellos casos en que se analiza la fiabilidad o
estabilidad de una prueba aplicándola en varias ocasiones, o cuando hay posteriores evaluaciones por
tratarse de un estudio longitudinal.
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Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis
Cuando se trata de registros diarios que deben tener lugar a una determinada hora se puede saber si
la persona está cumpliendo estos requisitos, cosa que no es tan fiable si se hace en papel y sin este
tipo de control, lo que facilita también la realización de estudios ideográficos.
Puede recibir feedback o información sobre sus respuestas, o datos más globales, lo que favorece su
participación en posteriores etapas de la investigación y un menor abandono en los estudios
longitudinales.
Se tiene acceso a muestras más numerosas y se pueden traspasar fronteras (estudios culturales).
La tecnología es tan accesible que puede responderse a las pruebas mediante distintos dispositivos
portátiles y en el entorno en que se quiere realizar el estudio (mayor validez ecológica).
Algunos investigadores señalan algunas debilidades sobre los datos obtenidos por Internet:
El tipo de muestra que utiliza esta tecnología que puede no representar por igual a toda la población ,
sino más bien a personas con un cierto nivel económico, de estudios y una menor edad. Otros autores
indican que las muestras utilizadas en los estudios a través de Internet son más diversas, el rango de
edad es más amplio y la diversidad socioeconómica es mayor.
Los datos serían menos fiables. Otros opinan que no sería diferente del engaño o los sesgos que
puede haber de la misma manera en los cuestionarios de papel y lápiz.
Además de los cuestionarios, se utilizan otros métodos para obtener datos en los estudios de personalidad:
La entrevista es una fuente válida de datos.
Están también las observaciones naturales y el estudio de experiencias diarias.
Otro método es el registro del funcionamiento fisiológico, que puede realizarse a través del
electrocardiograma, el registro de la respuesta psicogalvánica (cambios en la actividad eléctrica de la
piel debidos al sudor), cambios en la presión sanguínea sistólica y diastólica, o en la frecuencia
cardiaca. También pueden utilizarse otros registros como el electroencefalograma o la resonancia
magnética funcional.
En definitiva, los diferentes niveles de análisis proporcionan datos sobre distintos aspectos del
funcionamiento de la persona y se deben relacionar todos para entender cómo funciona la
personalidad como un sistema.
5. Análisis estadísticos
Los análisis más frecuentes son los basados en el concepto de correlación y los dirigidos a analizar diferencias
de medias. Además, estarían otros más complejos que buscan analizar relaciones de moderación y de
mediación entre las variables analizadas, así como los modelos de ecuaciones estructurales.
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Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis
Cuando son estadísticamente significativas, las correlaciones nos permiten concluir que la asociación
entre las variables consideradas supera la que podría deberse al azar.
Las correlaciones no indican relaciones de causa y efecto, ya que si dos variables están relacionadas, esto
podría deberse a tres razones:
El análisis factorial nos permite organizar y sintetizar la información, siendo una estrategia ampliamente
utilizada en la investigación en personalidad.
La regresión es una técnica utilizada para realizar predicciones y que estudia las relaciones entre una o
más variables independientes o predictoras a la vez, y una variable dependiente o criterio.
La regresión es una técnica de análisis de datos muy flexible que permite ir un paso más allá de la correlación,
estudiando las relaciones entre una o más variables independientes y una variable dependiente. Es tan
utilizada y popular en la investigación en personalidad que ha llegado a ser casi como el análisis estadístico
de cabecera, por el que comienzan a tratar sus datos prácticamente todos los investigadores del área.
Hay muy distintos procedimientos para realizar análisis de regresión y un tratamiento diferente del mismo
según las variables sean continuas (puntuación en ansiedad, en extraversión) o discretas (sexo, presencia o
ausencia de enfermedad).
De cara a la comprensión de las tablas de resultados que podemos encontrar en la investigación sobre
personalidad, los tres datos más relevantes a considerar serían:
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Los modelos de moderación dan una respuesta científica del tipo "esto depende de". En la tabla hemos visto
que la "dificultad" tenía un efecto moderador entre la autoeficacia percibida y el rendimiento: el cuánto afecta
la autoeficacia sobre el rendimiento "depende de" el nivel de dificultad. Un efecto de moderación se suele
expresar estadísticamente en una interacción entre la variable predictora y la variable moderadora.
La evaluación estadística de una hipótesis de moderación puede hacerse también con un modelo de
regresión jerárquico, en cuyo primer paso entrarían como variables independientes la variable personal y la
moderadora; y en el segundo paso, a esas dos se añadiría el producto de ambas. Para hacer este análisis
primero se transforman las variables personales y moderadoras, y después se hace el producto entre ambas.
Estos nuevos valores serán los utilizados en la regresión.
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En la tabla se analiza:
Paso 1: las relaciones entre dos formas de expresión de la
ira (variables personales): la ira interiorizada (ira-in) y el
control de la ira, usando como criterio o VD la frecuencia
en la práctica de hábitos de vida saludables. Los datos
indican que una baja ira-in y alto control se asocian a
hábitos saludables (efecto directo de cada VI sobre la VD).
Paso 2: se busca ver si la combinación de ambas
manifestaciones de la ira podía ofrecer una mejor
predicción de la práctica de esos hábitos saludables. Los
datos indican que existe interacción significativa.
El efecto de mediación (y los modelos meidacionales) suponen que la VI afecta a la variable mediadora
(M) y ésta a su vez influye en la dependiente (VD).
La variable mediadora es el mecanismo a través del cual una variable (VI) influye en otra variable (VD).
Una vez realizados los análisis para ver si hay mediación, debe calcularse la significación de ésta utilizando
alguna prueba estadística adecuada (como el test de Sobel).
Las variables de personalidad pueden tener distintos roles en los análisis mediacionales: VI, M o VD.
⇒ La VP puede ser la VI en el caso de los grandes rasgos (extraversión, neuroticismo) o los rasgos de nivel
medio (autoeficacia, percepción de control).
⇒ La VP puede ser VD cuando se miden estados de ansiedad, expectativas o atribuciones.
⇒ Las VP que hacen de variable mediadora son las de nivel medio o los estados (autoeficacia específica,
estado de ansiedad).
Según el modelo de Barón y Kenny (1986), para analizar la mediación es necesario que se cumplan las
siguientes condiciones:
Que las tres variables (VI, M y VD) estén significativamente relacionadas entre sí.
Que al incluir la variable mediadora la relación entre la VI y la VD disminuya.
Que al considerar conjuntamente ambas variables, VI y M, la relación de la M con la VD siga siendo
significativa.
Jovana RN 8
Psicología de la Personalidad Tema 2
Investigación en Personalidad: método y estrategias de análisis
6. Cuestiones éticas
Hay dos cuestiones éticas que deben presentarse en la investigación en personalidad:
1. Bienestar. Hay diseños que incluyen manipulaciones que pueden ser negativas para los sujetos
estudiados. Debe informarse a los sujetos sobre los procedimientos que se van a seguir y los posibles
riesgos de los mismos. Si en algún caso no puede darse toda la información para no desvelar el objetivo
del trabajo y sesgar los resultados, debe darse después una completa explicación de lo que se ha hecho
para que sepan que las instrucciones recibidas y lo que ha podido experimentar formaban parte del
procedimiento del estudio.
2. Privacidad. Es necesario respetar la privacidad de la información obtenida. Para proteger el bienestar y el
derecho a la intimidad de las personas que participan en las investigaciones se han elaborado protocolos
que deben seguirse y de cuyo cumplimiento velan los comités de ética de las distintas instituciones.
Si un comité entiende que un proyecto de investigación es cuestionable desde el punto de vista ético, o si los
derechos, bienestar o la privacidad de los participantes no quedan suficientemente protegidos, los métodos
deben modificarse y subsanarse los problemas detectados. En caso contrario, la investigación no se aprobaría
y no podría realizarse.
Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
1. Introducción
La expresión de los genes, que se traduce en cada una de las características que presenta un organismo,
ocurre siempre en interacción con las circunstancias ambientales, por lo que el reto es entender cómo genes y
ambiente actúan e interactúan para dar forma a la personalidad. Entre los factores ambientales que
contribuyen al desarrollo de la personalidad, los más importantes son las influencias culturales.
En general, lo que interesa es investigar cuáles son las circunstancias en las que la contribución genética se
incrementa, limita o incluso, se suprime (más que la proporción en que un rasgo se hereda o no).
La expresión del genotipo da lugar al fenotipo, y esta expresión ocurre siempre en interacción con el
medio ambiente (a través de procesos de transformación bioquímica).
Los humanos tienen dos copias (o alelos) de cada gen. Estas copias se diferencian ligeramente en su
secuencia de ADN, lo que da lugar a modificaciones concretas en la función del gen. Los alelos pueden ser:
Dominantes: se necesita una única copia del gen para que se exprese en la descendencia.
Recesivos: son necesarias las dos copias del gen para su expresión.
Debido a este fenómeno de dominancia genética, es posible que dos organismos tengan genes comunes
pero no compartan el mismo fenotipo, es decir, puede que no tengan las mismas características.
Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
o No compartidas: ambientes distintos que pueden experimentar los niños aunque se críen en la
misma familia, como el orden de nacimiento, las diferencias de trato de los padres, las interacciones
entre los hermanos, los cambios de circunstancias de la familia, las relaciones fuera del hogar y los
factores no sistemáticos como accidentes o enfermedades.
Por tanto, los tres tipos de diseños para estudiar las influencias genéticas son:
1. Los de gemelos, en los que se estudian tanto gemelos MC como DC.
2. Los de familia, en los que se estudian padres e hijos o hermanos.
3. Los de adopción, en los que se estudian miembros de la misma familia biológica que se han criado
separados, así como familiares adoptados o no relacionados genéticamente que se han criado juntos.
Estos estudios se pueden combinar para obtener mayor información, posibilitando además la separación de
los efectos genéticos y ambientales.
Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
➝ La influencia de los genes en el fenotipo ocurre de una manera aditiva, es decir, se asume que existe
una relación lineal directa entre la cantidad de genes comunes y la similitud de las características de
personalidad (cuantos más genes comunes, más semejanza).
➝ Estos estudios no contemplan las posibles interacciones entre genes y ambiente.
El coeficiente de heredabilidad no es fijo ni exacto sino que cambia en función de la muestra analizada. Este
cambio es más notorio si las muestras proceden de diferentes culturas o niveles socioeconómicos (otra
muestra de la importancia de la interacción genes/ambiente), por lo que la heredabilidad no se puede
generalizar de una población específica, con un ambiente concreto, a otra población diferente.
Los coeficientes obtenidos a partir de los estudios de
familia y de adopción se encuentran en torno a 0.3,
mientras que los obtenidos con gemelos están en torno al
0.5. Esta discrepancia podría ser debida a la existencia de
efectos genéticos no aditivos, que no se tienen en cuenta
en este tipo de estudios, que parten del supuesto de que
hay una relación lineal entre el número de genes
compartidos y el fenotipo. Sin embargo, debido al
fenómeno de la dominancia genética esto puede no ser
cierto y la contribución genética de los DC no tendría por
qué ser la mitad de la de los MC, sino que podría ser menor.
En la Tabla 3.3 se pueden ver las estimaciones de las
proporciones de varianza debida a los factores genéticos,
ambientales comunes y no comunes, calculadas a partir de
un diseño con gemelos. Las conclusiones son similares a
las recogidas en diferentes revisiones en relación a las
cinco dimensiones básicas de personalidad, que concluyen:
Los factores genéticos contribuyen en un 50% a la
varianza de las puntuaciones en las cinco dimensiones
básicas de personalidad.
El efecto del ambiente compartido es nulo o muy bajo.
Los ambientes no compartidos contribuyen en un 50%
a la varianza de las puntuaciones de las cinco dimensiones personalidad (posible sobreestimación por
contener la varianza residual).
La edad de los participantes es una variable a tener en cuenta: las puntuaciones de los gemelos MC van
declinando con la edad, sugiriendo que las influencias ambientales incrementan su importancia según va
avanzando la vida.
Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
En suma, a pesar del hecho evidente de que el mismo suceso puede afectar de forma muy diferente a
dos personas, cualquier factor familiar que sirva para hacer diferente a los hermanos es asignado en
este tipo de estudios a los ambientes no comunes .
Existen también cuestiones de procedimiento o metodológicas que pueden contribuir a que se infravaloren
las influencias de los ambientes compartidos. Los estudios realizados utilizan autoinformes o informes de los
padres, por lo que las puntuaciones pueden estar influidas por el efecto de contraste (común en estudios
entre hermanos, donde se responde a un ítem según cómo es el sujeto en comparación con su hermano). Este
efecto disminuye la similitud percibida entre hermanos, por lo que la influencia de los ambientes compartidos
se podría estar infraestimando.
Efecto de contraste: ocurre cuando la persona que contesta a un cuestionario se compara (o compara al
sujeto que está evaluando) con otro individuo.
La única manera de evitar los efectos de contraste es que sean dos personas distintas las que evalúen a los
gemelos, y que además la persona que evalúa a uno no conozca al otro, para que la respuesta dada esté libre
de comparaciones. Cuando el estudio observacional se realiza así, el efecto del ambiente compartido no es
nulo, sino que se encuentra en torno a 0.2 en promedio para las cinco dimensiones de personalidad.
Metodología empleada
Los métodos utilizados para calcular la contribución genética y ambiental maximizan los efectos de la
herencia y los factores ambientales no comunes:
▿ La contribución genética se puede estar sobrestimando debido a que no se están teniendo en cuenta las
interacciones y/o correlaciones entre genes y ambiente.
▿ La forma cómo se calcula su influencia, mediante una correlación, puede también estar contribuyendo a
esta sobreestimación. La correlación es un índice que no es sensible a los cambios medios que se
producen, y sin embargo, si se tienen en cuenta estos cambios medios se demuestran claramente los
efectos del ambiente.
Por ejemplo, se sabe que los padres más coercitivos provocan en sus hijos más agresividad. Si se entrena a los
padres para que utilicen menos el castigo en la educación de sus hijos, éstos se vuelven mucho menos
agresivos. En este caso, a pesar de que la correlación se mantenga, sí que habría habido cambios sustanciales
tanto en el trato de los padres, como en la respuesta de los hijos a ese trato.
Jovana RN 4
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
Jovana RN 5
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
Colectivismo Individualismo
Las personas: Las personas:
▿ Enfatizan la conexión con su grupo, ▿ Enfatizan el carácter único e independiente del
considerándose interdependientes del mismo. individuo.
▿ Se describen a sí mismas más como miembros ▿ Se describen a sí mismas mediante atributos
del grupo que como individuos. personales.
▿ Creen que la conducta social está más ▿ Creen que la conducta social está más determinada
determinada por los elementos externos por estos atributos personales que por las
(normas del grupo) que por los internos (rasgos características externas.
de personalidad). ▿ Dan prioridad a sus metas personales sobre las del
▿ Enfatizan las metas colectivas. grupo.
Jovana RN 6
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
El estudio de los aspectos específicos o indígenas de cada cultura, denominados émicos, por lo que
se hacen descripciones de los fenómenos psicológicos muy contextuales.
El estudio de los procesos, como expectativas, atribuciones, creencias, motivos, etc. (vs. las diferencias
individuales).
El empleo de metodología experimental.
La psicología transcultural:
Considera que cultura y personalidad son entidades distintas, entendiendo que la cultura influye en la
personalidad (cultura sería VI y personalidad VD).
Se centra en los aspectos universales de todas las culturas, denominados éticos, y sus estudios se
focalizan en la comparación de diferentes culturas con el fin de encontrar estos universales culturales.
Pone énfasis en el estudio de las diferencias individuales (vs. los procesos), en especial los rasgos.
Metodológicamente se centra en el empleo de cuestionarios estandarizados tradicionales.
El autoconcepto que emerge en las culturas individualistas (self independiente) difiere del que surge en las
sociedades colectivistas (self interdependiente).
Las personas en las culturas individualistas se perciben como independientes, autónomas y completas,
como agentes separados que actúan para conseguir sus propias metas (como ser únicos y autosuficientes). En
este sentido, es el propio self el que actúa como fuente de acción y motivación. Se describen con una serie de
atributos internos (rasgos, preferencias, deseos) inmutables, que determinan y causan la conducta, mientras
que el mundo es cambiante. Este hecho, el creer que el mundo es más mutable que el self, propicia que se
experimente una percepción de control individual peculiar, a la que se denomina “control primario”. Las
relaciones con los demás son importantes por lo que pueden aportar al self, sirven para conseguir metas
individuales y juegan un rol menor en la identidad.
Las personas de las culturas colectivistas se experimentan a sí mismas como interdependientes de los
demás, se sienten en conexión con los miembros del grupo al que pertenecen y se ven como agentes
conjuntos que actúan en sintonía con las metas y deseos de los otros. Algunas de las metas más importantes
son conseguir ser similar a los otros y lograr su respeto. Los otros son una fuente importante de acción y
motivación. Se describen a sí mismas mediante relaciones y roles, y la conducta está determinada más por los
roles y normas sociales que por las características personales. El self es fluido y puede cambiar en función de
los distintos roles que se desempeñan y las diferentes expectativas y demandas situacionales. Los roles y el
mundo social se ven como duraderos y permanentes. Cuando el mundo es más fijo que el self, la gente
demuestra control mediante el “control secundario”, o ajuste a las demandas situacionales. Ven a los
miembros de su intragrupo como una extensión de su self, y mantienen la distancia los exogrupos.
INDIVIDUALISTA COLECTIVISTA
Independientes, autónomos y
Interdependientes, agentes conjuntos
completos, agentes conjuntos que
Se perciben como que actúan en sintonía con las metas
actúan para conseguir sus propias
y deseos de los otros
metas
Jovana RN 7
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
Motivación
Una de las diferencias características entre culturas es que las personas individualistas se orientan más a
conseguir el éxito (motivación de aproximación), mientras que las colectivistas buscan sobre todo la
evitación del fracaso (motivación de evitación). Esto supone que en los individualistas la motivación se
incremente después del éxito, mientras que en las colectivistas lo haga después del fracaso .
Se ha encontrado que las personas individualistas puntúan más alto en las escalas de autoestima que las
colectivistas. Para conseguir mantener o aumentar la autoestima estas personas presentan lo que se conoce
como motivo de auto-ensalzamiento o tendencia a verse lo más positivamente posible, aunque para ello
tengan que sesgar o distorsionar la realidad. Esta motivación también les va a llevar a intentar trabajar duro o
persistir en tareas en que tengan éxito, y que aumenten la probabilidad de aumentar la positividad del self.
En las sociedades colectivas, el mandado cultural más importante para las personas es lograr el respeto y
deferencia de los otros, lo que sólo se puede conseguir cuando los demás juzgan que uno se comporta
adecuadamente, lo que a su vez se logra cuando el individuo es capaz de vivir con las expectativas de los
otros. Estas personas atienden selectivamente a los atributos negativos (autocrítica) y son especialmente
responsivos a los eventos que señalan negatividad y necesidad de mejora. Esta motivación de automejora,
por tanto, les lleva a trabajar duro y persistir en tareas en las que han fracasado y en las que quieren mejorar.
El auto-ensalzamiento característico de los individualistas se logra de diferentes maneras:
Estilo atributivo defensivo: explican sus éxitos por causas internas, y sus fracasos por causas externas.
Comparación y definición positiva: cuando se comparan con los demás indican que son mejores, y a
la hora de definirse emplean muchos más atributos positivos que negativos.
Se ha encontrado que los colectivistas no presentan auto-ensalzamiento, pero sí muestran los sesgos típicos
de favorabilidad cuando valoran a su familia. Aunque se había creído que la focalización en los aspectos
positivos de uno mismo era la única manera de motivar al self, la psicología cultural ha puesto de manifiesto
que la autocrítica también se asocia con el buen rendimiento (p. e. a los japoneses la autocrítica no les hace
sentirse mal).
Estudios sobre diferentes aspectos motivacionales han encontrado que en las culturas individualistas las
personas están muy motivadas para influir en el ambiente y cambiarlo, mientras que las personas de las
culturas colectivistas están más motivadas por el ajuste a las circunstancias que les rodean. Cuando la gente
actúa para influir en el ambiente, experimenta eficacia, creencia en la propia capacidad y sentimiento de
competencia, mientras que cuando las personas se ajustan a su ambiente y a los otros, reciben respuestas
interpersonales positivas y apoyo socioemocional y experimentan un sentimiento de conexión con los demás.
La motivación de control tampoco parece expresarse por igual:
o La percepción de control sobre los eventos es mucho mayor en los individualistas.
o Los colectivistas perciben tener más control sobre sus propias características personales internas.
Jovana RN 8
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
Emociones y bienestar
Existen marcadas diferencias entre las sociedades en las emociones predominantes, la frecuencia con que se
expresan y la regulación y valoración de las mismas. Un concepto clave para entender las emociones desde un
marco cultural es diferenciarlas de acuerdo a una dimensión interpersonal:
En definitiva, en las culturas colectivistas las emociones emergen como fenómenos relacionales y
reflejan el estado de estas relaciones, mientras que en las culturas individualistas se refieren mucho
menos al ambiente social y más a los aspectos subjetivos e intrapersonales.
Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
La felicidad o bienestar subjetivo también se pueden considerar como un fenómeno social (colectivismo) o
personal (individualismo). Los predictores de la felicidad difieren en cada cultura:
o En las sociedades individualistas son la autoestima, las emociones positivas, el logro de metas
personales y la percepción de control personal.
o En las sociedades colectivistas son la armonía social, la adaptación a las normas sociales, el logro de
metas interpersonales, la percepción de conexión social y el apoyo emocional de los demás.
Los datos sugieren que en las culturas individualistas la felicidad se asocia al predominio de emociones
positivas sobre las negativas, de hecho las emociones positivas y negativas se experimentan como opuestas y
de hecho correlacionan muy poco y negativamente. Sin embargo, en las culturas colectivistas la felicidad se
relacionaría más con el balance entre emociones positivas y negativas, puesto que las experimentan
simultáneamente y correlacionan alta y positivamente.
Cognición
Se han estudiado varios procesos de tipo cognitivo:
Atribución
Error fundamental de atribución: consiste en sobreestimar las causas internas e infravalorar las
situacionales en la explicación de la conducta.
Este sesgo se ha demostrado ampliamente en muestras de sujetos europeos, americanos o canadienses. Sin
embargo, al emplear otras muestras se ha podido comprobar que no se trata de un sesgo universal, y que es
mucho más débil en las culturas colectivistas. Choi y cols. concluyeron que los individuos colectivistas utilizan
en mayor medida que los individualistas causas de tipo situacional para explicar la conducta.
Atención
En los trabajos realizados sobre la atención también se han encontrado diferencias:
⇒ La atención en los colectivistas es más holística: los orientales atienden más al ambiente y prestan
atención a un rango más amplio de eventos simultáneamente, por lo que atienden tanto al objeto
como al campo.
⇒ La atención en los individualistas está más focalizada: los occidentales se centran más en el objeto y
tienden a prestar menos atención al ambiente.
Tolerancia a las contradicciones
Existe bastante evidencia que indica que los orientales no se enfrentan de la misma manera a las
contradicciones que los occidentales.
Los orientales muestran una mayor preferencia por soluciones de compromiso y argumentos más
holísticos. Al encontrarse con una contradicción o conflicto entre partes, los chinos intentan encontrar
un "punto medio" entre ambas, viéndolas igual de plausibles y encontrando méritos en las dos.
Los americanos, en cambio, tienden a evitar las contradicciones eligiendo una de las dos partes y
cuando se les presentan argumentos contradictorios, los intentan eliminar seleccionado la
información que les interesa, lo que les lleva a ignorar información útil que "no les conviene".
Los chinos aceptan la contradicción como una parte de la vida y cuando se enfrentan con argumentos
contradictorios aceptan ambos y no hacen esfuerzos para resolver la inconsistencia.
Pensamiento
El rechazo o aceptación de las contradicciones es para algunos autores uno de los hechos que ponen de
manifiesto dos formas diferentes de pensamiento en las distintas culturas.
Jovana RN 10
Psicología de la Personalidad Tema 3
Influencias genéticas y culturales en la personalidad
Rasgos
Cuando las comparaciones entre culturas se han realizado empleando traducciones del cuestionario NEO-PI-R
(desarrollado con muestras procedentes de EEUU), se han obtenido idénticas estructuras factoriales, de cinco
factores, en los distintos países. Sin embargo, se debe tener en cuenta que lo que realmente están probando
estos estudios es que los ítems recogidos en el cuestionario se agrupan formando cinco factores, pero lo que
no pueden aclarar es si existen otras características, no evaluadas por el cuestionario, que también pueden ser
importantes en otras culturas, y si éstas se englobarían o no en estos cinco factores.
A partir de los estudios que replican el procedimiento original (es decir, acuden al diccionario para recoger
todos los términos relativos a la personalidad en una lengua determinada), se ha encontrado que en países
colectivistas como China emergen dimensiones específicas (p. e. "fiabilidad" o "fuerza social"), mientras que
no se obtienen algunos de los cinco factores (como "apertura a la experiencia"). Por tanto, estas dimensiones
indígenas son mucho mejores predictores de la personalidad en estas culturas que los cinco grandes.
La conducta se predice mejor cuando se realiza desde dimensiones específicas o émicas.
Además, se ha comprobado que en las culturas no occidentales, los roles y normas sociales son más
predictivos del comportamiento que los atributos internos . La utilización de atributos internos por los
orientales está mucho más contextualizada, viendo estos atributos como específicos de la situación.
Por último, dado que la conducta de los individuos colectivistas depende más de los roles que desempeñan,
es mucho menos consistente a través de las situaciones, que la de las personas individualistas.
En las culturas occidentales, el sentido de consistencia o coherencia deriva de la identificación de
características internas que se asume son estables y duraderas.
En oriente, la coherencia y predictibilidad proviene de los roles, relaciones y obligaciones que son las
que se perciben como estables y duraderas.
Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
1. Introducción
La presencia de estabilidad o cambio en la personalidad a lo largo de la vida va a influir de manera
importante en el mantenimiento y consolidación de la propia identidad personal y en la convicción de que
uno sigue siendo la misma persona, pese a las diversas circunstancias por las que uno pueda atravesar en su
trayectoria vital. La creencia de que la personalidad cambia poco a lo largo de la vida se apoya en:
La confianza en que la personalidad es estable es lo que permite predecir la conducta propia y ajena:
o Nos permite establecer compromisos de desarrollo personal.
o Nos permite imaginar cómo serán y responderán los otros, algo esencial ya que nuestra vida
depende en gran parte de la interacción con los demás.
Posibilita anticipar y planificar el futuro.
Es la base del sentido de la propia identidad y el hilo conductor, el factor unificador que da sentido y
coherencia a nuestras vidas.
Uno va formando la imagen que tiene de sí mismo en la medida en que identifica como propios y definitorios,
como auténticas señas de identidad personal, un núcleo de características que percibe que se mantienen
relativamente estables a lo largo de la vida. Este proceso de identificación guía también la formación de la
imagen que uno se hace de los demás y, recíprocamente, la identificación que los demás hacen de nosotros.
El que el estilo de conducta del adulto pueda predecirse a partir de sus características y estilos de
afrontamiento en etapas evolutivas anteriores, evidencia la existencia de un hilo conductor que, siendo
esencialmente el mismo, puede plasmarse en manifestaciones fenoménicamente tal vez diferenciadas, pero
con un mismo significado y valor funcional
Se puede concluir que la personalidad es permeable a las circunstancias que acompañan nuestro
desarrollo y cambia a lo largo de la vida, aunque tales cambios suelen ser pequeños y graduales, por
lo que se mantiene la sensación de que la personalidad es más estable de lo que realmente es.
Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
⇒ Estudios transversales: se toman las mediciones de personalidad en un solo momento sobre individuos
que difieren en edad. Resultan relativamente cómodos de realizar, los datos se obtienen rápidamente y
se puede disponer de resultados en un período corto de tiempo. Presentan un punto débil importante:
se pueden estar confundiendo los efectos “madurativos” (debidos al avance de la edad) con los
“generacionales” (asociados a que distintos subgrupos de edad pueden diferir en otros factores). Los
resultados no permiten descartar que otros factores que también hayan podido cambiar con los años.
⇒ Estudios longitudinales: las mediciones de personalidad se repiten en dos o más momentos a lo largo
del ciclo evolutivo de un mismo grupo de sujetos. En estos estudios no se daría el “efecto generacional”,
puesto que todos los sujetos van avanzando en edad al mismo tiempo, y por tanto atravesando similares
circunstancias (históricas/culturales). Así nos aseguramos de que los más significativos factores
contextuales afectan de la misma manera a todos los sujetos de la muestra y habría mayor apoyo para
afirmar que los cambios se deben al proceso de maduración, aunque esta certeza no sería absoluta
porque se pueden dar diferencias en el modo en que los factores afectan el proceso de maduración.
Problemas del diseño: es más costoso en tiempo y recursos, y la posibilidad de control sobre la muestra
es mucho menor (pérdida de sujetos).
Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
Por tanto, para estudiar la presencia de estabilidad o cambio en los niveles absolutos de las variables de
personalidad con el paso de los años, se han empleado dos estrategias:
La primera, asociada a los estudios transversales, puede hacerse de dos formas:
Contrastando los niveles medios en las variables de personalidad que presentan sujetos de
distintos rangos de edad.
La segunda, asociada a estudios longitudinales, consiste en
calcular la diferencia entre las puntuaciones en personalidad que
obtienen los sujetos en los distintos momentos de evaluación
que se lleven a cabo a lo largo del período de seguimiento.
Un ejemplo de la primera estrategia (estudios transversales: ¿existe
correlación entre personalidad y edad?), el estudio de Costa y
McCrae obtiene coeficientes significativos pero de una magnitud
absoluta pequeña: Extraversión (–0,12), Neuroticismo (–0,12), Apertura
Mental (–0,12), Afabilidad (0,17), Tesón (0,09).
Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
⇒ Existe una notable estabilidad en las diferencias individuales en personalidad, es decir, la estabilidad
relativa se mantiene a lo largo del ciclo evolutivo.
⇒ El peso absoluto medio de las distintas variables de personalidad cambia con la edad, es decir, la
estabilidad absoluta varía a lo largo del ciclo evolutivo.
Jovana RN 4
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
Jovana RN 5
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
Parece claro que la personalidad se mantiene flexible a lo largo de todo el ciclo vital, posibilitando la
introducción de cambios que, por una parte, serían fruto del esfuerzo adaptativo del individuo y, por otra,
suponen el reajuste de las competencias, potencialidades y recursos desde los que el individuo seguirá
haciendo frente a los retos futuros.
Jovana RN 6
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
En definitiva, la estabilidad de los criterios evaluados parece incrementarse incluso durante este
período de transición. Cuando la transición provoca un cambio significativo, ello suele ocurrir en aquellos
ámbitos en los que la situación ha cambiado más significativamente, dando lugar a que cambien de manera
sustantiva las experiencias del individuo en las que basa su autoconcepto.
Por lo que respecta a las diferencias de sexo, los chicos en general parecen más estables que las chicas. Si
analizamos cada faceta, en la Académica y Social, las diferencias no son muy relevantes; en cambio, sí lo son
en la faceta Deportes, hecho que confirmaría las expectativas de las teorías sobre diferencias de género.
¿Son estos efectos algo puramente subjetivo o se corresponden con la realidad, de forma que
coincidirían con la valoración que hiciera una persona que observa al sujeto? Los datos tienden a
mostrar que la certeza con la que los sujetos (más los chicos que las chicas) se evalúan, se incrementa a
lo largo del período de evaluación. Esto iría en la misma dirección de aumento de maduración y
consolidación de la identidad personal, que se estaría produciendo en esta etapa del ciclo vital y que no
se ve alterada sensiblemente por cambios situacionales como los estudiados en esta investigación.
5. Factores moderadores
Estos resultados de investigación sobre
estabilidad/cambio de la personalidad pueden
venir moderados por una serie de factores.
Factor moderador: elemento o variable
que incrementa, disminuye o altera de
cualquier modo la relación entre una
variable (predictora) y otra variable
(consecuencia o criterio).
Los datos han sido extraídos de los estudios
meta-analíticos llevados a cabo por Ardelt,
Bazana y Stelmack y Roberts y cols.
Jovana RN 7
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
La personalidad es producto de los esfuerzos adaptativos del sujeto pero, al mismo tiempo, es agente
y parte activa de la evolución y cambio de esas mismas circunstancias contextuales.
Este papel activo explica que existan diferencias individuales en el proceso adaptativo que define e identifica
el proyecto vital de cada persona. Dicho proceso es peculiar, diferente y propio de cada individuo, en base a
la compleja y dinámica interacción recíproca que se está produciendo entre sus potencialidades y recursos,
por un lado, y las restricciones y demandas contextuales, por otro.
Jovana RN 8
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
Esta asimilación del patrón y clima cultural de la época se tradujo en cambios apreciables en
personalidad. La asimilación de la presión cultural corrió paralela a:
Un descenso en aspectos como Adherencia a las normas.
Un incremento en Narcisismo (impulsividad, asertividad, rebeldía, satisfacción e indulgencia consigo
mismo), Individualismo (englobando originalidad, amplitud de intereses, espontaneidad e
imaginación) y Energía (escala integrada por indicadores de agresividad, asertividad o dominancia).
Jovana RN 10
Psicología de la Personalidad Tema 4
Estabilidad de la personalidad
Para recordar…
Relación entre la magnitud de los coeficientes de estabilidad y el intervalo test-retest:
Estabilidad relativa: el coeficiente tiende a ser mayor cuanto más corto es el intervalo test-retest.
Estabilidad absoluta: las estimaciones suelen ser mayores cuanto más amplio es el intervalo.
Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad
1. Introducción
La motivación se refiere a acción y dirección, es decir, es la causa del comportamiento y lo dirige hacia
determinadas actividades o metas. En la actualidad, la motivación se considera un tema esencial de esta
disciplina, ya que en interacción recíproca con otros procesos de carácter cognitivo y afectivo constituye el
sistema de personalidad y permite entender y explicar el comportamiento humano.
⇒ Teorías del instinto, impulso, etc.: consideran que el organismo se pone en acción porque está empujado
por una fuerza interna, que puede ser de carácter físico o psicológico, y dependiendo de la teoría
concreta se las ha denominado «instinto», «impulso», «drive», «necesidad» o «motivo».
⇒ Teorías del incentivo: entienden que la acción del organismo ocurre porque está atraído por algo
externo y las expectativas tienen un rol determinante en el comportamiento.
Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad
Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad
Motivos implícitos: se evalúan mediante instrumentos de carácter narrativo (TAT), ya que la persona no
se da cuenta de ellos. Estos motivos predicen tendencias de conducta en general y a largo plazo.
Motivos auto-atribuidos: se pueden medir mediante auto-informes, ya que la persona se da cuenta de
ellos. Estos motivos predicen comportamientos concretos a corto plazo.
Los autores defienden que los motivos implícitos y autoatribuidos son diferentes ya que apenas correlacionan.
Sin embargo, aunque en algunos estudios no correlacionen, hay en otros que sí (Emmons, 1997), por lo que se
ha propuesto que el grado de concordancia entre ambos puede depender de:
• El dominio (logro, afiliación o poder).
• La valencia (aproximación o evitación).
• Los instrumentos empleados para medirlos.
• Ciertas características de los individuos.
• Variables contextuales.
Se ha encontrado que entre personas con alta congruencia entre sus necesidades y las metas perseguidas la
concordancia entre estos tipos de motivos es más elevada que entre aquellos con baja concordancia.
Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad
3.1. Metas
Los humanos son por naturaleza organismos orientados a metas, por lo que la vida de las personas se
estructura alrededor de la persecución de objetivos, que son los que aportan significado y propósito en la
vida. En las metas confluyen:
Las metas impulsan, seleccionan, dirigen y organizan la conducta. Son dinámicas, así como sensibles al
contexto y a las diferencias individuales (varían en función de la situación y de cada persona).
Jovana RN 4
Psicología de la Personalidad Tema 5
La motivación en el sistema de personalidad
Aunque el término meta se emplee de distintas formas, existe un consenso que define a la meta como "una
representación cognitiva de un estado futuro deseado con el que el organismo está comprometido y
que intenta lograr a través de la acción".
La meta es una representación cognitiva. Se ha señalado que las metas son estructuras de conocimiento,
y por lo tanto se rigen por los mismos principios que gobiernan la adquisición, cambio o activación de
cualquier estructura de conocimiento, aunque también es cierto que la representación de la meta difiere de
otras representaciones más simples en que contiene representaciones de características adicionales en
relación al compromiso con el objeto o estado deseado.
Cualquier estructura de conocimiento debe ser aceptada por parte del individuo como verdadera y válida. Lo
que hace una meta válida es que tenga un valor para el individuo y sea alcanzable según los recursos de los
que se dispone. Una meta aparecerá como valorada o deseable si representa un estándar en el que el
individuo siente discrepancia entre el estado actual y el que le gustaría alcanzar.
La meta se focaliza en el futuro, es una representación cognitiva de algo que es posible en el futuro: la
conducta dirigida a una meta no es meramente reactiva, sino proactiva. El individuo utilizará la imagen futura
para guiar la conducta presente, lo que implica que esta representación mental tiene una influencia causal en
la conducta presente.
El estado futuro deseable es el objeto de la meta. El contenido de este estado es infinito (puede ser
concreto o abstracto, físico o psicológico...). Hay que tener en cuenta que el objeto de la meta no es la meta
en sí misma, puesto que la meta incluye tanto el objeto como la tendencia a aproximarse o evitar dicho
objeto. Aproximación y evitación se pueden referir tanto a una actividad física como psicológica.
La distinción presencia-ausencia hace referencia a si la meta está focalizada en algo que está actualmente
presente o ausente: conlleva que la meta mantenga un estado o lo cambie, respectivamente.
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La motivación en el sistema de personalidad
Al igual que se considera que las metas se relacionan siguiendo un modelo jerárquico, algunos autores
postulan que las metas y otros constructos motivacionales también tienen relaciones jerárquicas. Así, las
metas, como representaciones cognitivas de resultados posibles, permitirían la canalización y guía de las
tendencias motivacionales generales hacía fines específicos.
▿ Las necesidades y motivos: están en un nivel jerárquico más elevado y aportan energía a la conducta.
▿ Las metas: se encuentran en un nivel más bajo y dirigen esta energía de forma flexible.
En definitiva, una misma necesidad o motivo puede lograrse con diferentes metas, y diferentes necesidades o
motivos pueden asociarse con la misma meta.
La importancia de la meta se deriva del valor o relevancia que tiene ésta para la persona. La importancia
está íntimamente ligada con el compromiso, que se podría definir como cuánto un individuo está dispuesto
a esforzarse para lograr una meta en concreto, es decir, la persistencia para lograr la meta. Tanto la
importancia como el compromiso están en parte determinadas por la percepción de posibilidad de logro ,
definido como el nivel de dificultad percibido por el individuo, lo que a su vez estará determinado por su
percepción de autoeficacia.
El nivel de dificultad influye en el plan de acción: en las metas fáciles puede ser suficiente invertir
esfuerzo para conseguirlas, pero en las difíciles se necesita planificar y desarrollar diferentes estrategias.
Las metas difieren en su grado de especificidad, o grado en que se concretan los criterios exactos que
deben ser conseguidos. Las metas más abstractas son más difíciles pues son menos claras, por eso las metas
más específicas se asocian con mejor rendimiento.
El rango temporal es una dimensión importante porque las metas implican una orientación al futuro. Las
metas más específicas suelen proyectarse por menos tiempo, mientras que las más abstractas implican mayor
tiempo. Las metas próximas o la combinación de metas lejanas y próximas generalmente aumentan más la
motivación que las metas lejanas solas (por eso conviene subdividir metas lejanas en submetas próximas).
La postura más común en relación al nivel de conciencia es considerar las metas como conscientes (los
motivos de logro, intimidad y poder estarían por debajo de la conciencia), siendo el tema clave el de la
disponibilidad y accesibilidad en la memoria. Puede haber muchas metas, pero sólo activarse unas pocas en
función de su disponibilidad o accesibilidad. El entender las metas como conscientes permite que se
diferencien más claramente de otros conceptos motivacionales como necesidades y motivos, originados por
tendencias inherentes o procesos de aprendizaje afectivo inconscientes.
El nivel de conectividad-complejidad se refiere al grado de interdependencia entre las metas y al nivel
de integración o cantidad de planes que se asocian con las metas. Las metas complejas pueden lograrse de
diferentes maneras. Cuanto más vinculada o interdependiente esté una meta con las demás, más compleja y
accesible será.
Las metas más conectadas o complejas tienen más posibilidades de conflicto, siendo éste inherente al
sistema de metas. El conflicto ocurre cuando la persecución de una meta interfiere la de otra y puede darse
entre temas triviales (“comer en un chino o en un italiano”) y trascendentales (“tener o no un hijo”). Las
personas con conflicto dedican más tiempo a rumiar sobre sus metas que a trabajar para conseguirlas, por lo
que el conflicto interfiere en la consecución de las metas. El conflicto incluye dos procesos:
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La motivación en el sistema de personalidad
La ambivalencia sobre el logro de una meta particular: experimentar simultáneos o rápidos cambios de
sentimientos positivos y negativos hacia el mismo objeto o actividad (conflicto aproximación/evitación).
La interferencia entre metas ocurre cuando éstas son incompatibles (“dedicar más tiempo a mi familia”
vs. “dedicar más tiempo al trabajo”). Pese al carácter jerárquico de las metas, los conflictos pueden
ocurrir también entre metas de niveles distintos: las submetas pueden entrar en conflicto con metas de
orden superior que no se tuvieron en cuenta a la hora de generar dichas submetas.
Metas y bienestar
Todo lo relacionado con el funcionamiento del sistema de metas tiene consecuencias emocionales. Se ha
encontrado que la percepción de progreso hacia la meta se asocia con sentimientos positivos, mientras que el
alejamiento se relaciona con sentimientos negativos.
En relación al contenido de las metas, las que más se asocian con el bienestar son las metas de intimidad,
mientras que las de poder o logro pueden tener una asociación inversa con el bienestar (esto podría deberse
a que el perseguirlas podría interferir el logro de metas más interdependientes). La capacidad para implicarse
en relaciones cercanas íntimas es una de las claves de la madurez psicosocial y el crecimiento psicológico.
La dimensión de especificidad también se asocia con el bienestar, de tal manera que las metas con un nivel de
especificación bajo se asocian con mayor malestar psicológico, sobre todo ansiedad y depresión, mientras
que las metas con un nivel de especificación alto se asocian con bienestar psicológico. También se ha
encontrado que cuanto mayor es el nivel de diferenciación, se presenta mayor reactividad afectiva (estados
afectivos extremos) y menores niveles de bienestar.
El conflicto entre metas y la ambivalencia se asocian con menor bienestar psicológico y peor salud física. La
ambivalencia relativa a la expresión emocional es especialmente dañina . Los individuos con ambivalencia
sobre la expresión emocional sentirían mayor malestar porque fallarían en solicitar y utilizar el apoyo.
El ajuste de las metas a lo que socialmente se espera también afecta al bienestar, en el sentido de que las
metas son más estresantes cuando no se ajustan a lo esperado socialmente.
Diferentes estudios han mostrado que perseguir metas de evitación se relaciona inversamente con
satisfacción vital y experiencia de emociones positivas y directamente con síntomas físicos. Se postula que
esta relación puede estar mediada por procesos focalizados en diferentes aspectos negativos como:
Percepción (valoración de la información como amenazante).
Atención (incremento de sensibilidad y vigilancia a la información negativa).
Memoria (búsqueda sesgada y recuerdo de información negativa).
Emoción (ansiedad y preocupación).
Volitivo (sentimiento de estar forzado u obligado a realizar esfuerzo).
Conductual (escapar de la situación relevante para la meta).
Las metas de evitación que más deterioran el bienestar subjetivo son las que se focalizan en el alejamiento de
algo negativo que está presente en la situación actual. En cuanto a por qué las personas persiguen metas de
evitación, se ha encontrado que la edad, el miedo al fracaso, la baja autoestima o la falta de habilidades de
autorregulación mantienen una relación positiva con la persecución de este tipo de metas.
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La motivación en el sistema de personalidad
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La motivación en el sistema de personalidad
Un estudio de Dweck y cols. puso de manifiesto la interacción entre el tipo de teoría y el rendimiento: ante
una situación fácil (rendimiento previo bueno) no hay diferencias en función del tipo de teoría que tienen los
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La motivación en el sistema de personalidad
sujetos, pero en una situación difícil (rendimiento previo bajo) las personas con una teoría incremental se
orientan más hacía estrategias efectivas de solución de problemas que las que tienen una teoría de entidad.
Se han encontrado patrones de respuesta similares a los de indefensión y maestría en otros dominios
diferentes al logro, como el de las relaciones sociales, las relaciones íntimas o los deportes. Por ejemplo, ante
un rechazo social, individuos con metas de juicio responden disminuyendo el esfuerzo, evitando encuentros
sociales y sienten culpa por la falta de habilidad social; por contrario, personas con metas de desarrollo
incrementan el esfuerzo y persistencia por superar el rechazo) y no sienten culpa, ya que atribuyen el fracaso a
causas inestables como el estado de ánimo de los demás o un malentendido.
Para entender la manera en que las metas guían la
conducta, hay que tener en cuenta las relaciones
jerárquicas entre las metas, y que la predicción de la
conducta es mejor si se toma como la meta final. Por
ejemplo, en una persona que quiera aumentar sus
conocimientos sobre arte para impresionar a una
potencial pareja, la meta de desarrollo (incrementar el
conocimiento) está al servicio de la meta de juicio (ser
valorado positivamente), por lo que para predecir el
patrón de comportamiento será mejor tomar el fin
último (la meta de juicio).
En suma, las teorías implícitas pueden ser diferentes en
los distintos dominios, por lo que el patrón de
afrontamiento del fracaso puede variar. Dentro de un
mismo dominio se puede cambiar de comportamiento
en función de distintas situaciones, porque las metas,
además de activarse como constructos crónicamente
accesibles, también se activan por factores situacionales.
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La motivación en el sistema de personalidad
Necesidad de competencia. Otros estudios posteriores mostraron que no todos los eventos externos
hacían disminuir la motivación intrínseca, encontrándose, por ejemplo, que el feedback positivo la aumentaba.
De ahí, los autores concluyen que todo aquello que afirme la necesidad o sentido de competencia (además
del de autonomía) hace que se incremente la motivación intrínseca.
Muchos estudios han examinado el efecto de otros eventos externos en la motivación intrínseca. Así, en
función de si satisfacen o frustran la necesidad de autonomía, incrementan o disminuyen la MI.
En suma, la TAD mantiene que todo aquello que apoye la competencia, la autonomía o
autodeterminación y las relaciones tiene un efecto positivo en la motivación intrínseca.
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La motivación en el sistema de personalidad
Proceso de internalización
Gran parte de la conducta humana no está motivada intrínsecamente. De hecho el desarrollo social implica la
asimilación de conductas, valores y reglas que no son inherentemente satisfactorias, pero que son cruciales
para la integración del individuo en su cultura.
La internalización es un proceso que ocurre durante el desarrollo, a través del cual los valores y
conductas del ambiente externo pueden ser integrados en el self como propios.
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La motivación en el sistema de personalidad
La TAD asume que las personas tienden de forma natural a internalizar valores y conductas mostrados por
otras personas del entorno que son importantes para ellas. La teoría propone también que el proceso de
internalización podrá culminar en la integración sólo en la medida que las personas consigan satisfacer sus
necesidades básicas. Así, los ambientes que apoyen las necesidades psicológicas básicas llevarán a las
personas a aceptar sus valores y a internalizarlos de forma integrada, pero los que no las satisfagan sólo
conseguirán que se internalicen, como mucho, de forma introyectada.
El proceso de internalización está determinado por la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas.
Estudios han constatado que hay tres factores que facilitan la internalización de la motivación extrínseca:
Aportar razones para la realización de la actividad.
Reconocer los sentimientos en relación con la actividad.
Dar la opción de elegir la actividad.
Las metas intrínsecas se asocian con mayor rendimiento, bienestar y salud. El hecho de perseguir
metas extrínsecas limita la adopción de las metas intrínsecas y dificulta la consecución del bienestar.
Dar más importancia o valorar más las metas extrínsecas que las intrínsecas se asocia inversamente con
bienestar y directamente con malestar. El efecto de las metas extrínsecas sobre el malestar se mantiene
independientemente del grado en que las personas presenten una regulación controlada.
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La motivación en el sistema de personalidad
También se ha puesto de manifiesto que la asociación entre la valoración de las metas intrínsecas y el
bienestar está mediada por la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas. La asociación con el
bienestar ocurre tanto por valorar las metas intrínsecas, como por el logro de las mismas.
El estudio de Niemiec y cols. (2009) analiza las relaciones entre el valor o importancia de las metas intrínsecas
y extrínsecas, el logro de estas metas y el bienestar (satisfacción vital, afecto positivo y autoestima) y el
malestar (afecto negativo, ansiedad y síntomas físicos). Los resultados obtenidos indican:
En definitiva, el logro de las metas intrínsecas se relaciona positivamente con salud psicológica,
mientras que el logro de metas extrínsecas no se asocia con la salud psicológica, pero sí se asocia
directamente con el malestar.
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Afectividad negativa y personalidad
1. Introducción
El concepto general de afectividad implica una realidad subjetiva que abarca cualquier aspecto de la vida de
una persona y presenta importantes diferencias individuales, tanto en el tono afectivo (positivo o negativo)
como en la frecuencia e intensidad con que se experimenta.
La afectividad incluye dos aspectos:
Emociones negativas como “emociones desagradables, que se experimentan cuando se bloquea una
meta, se produce una amenaza o sucede una pérdida; estas emociones también requieren la
movilización de importantes recursos cognitivos y comportamentales para ser empleados en la creación
y elaboración de planes que resuelvan o alivien la situación”.
Emociones positivas como “emociones agradables, que se experimentan cuando se alcanza una meta,
de tal manera que en ellas es menos probable que se necesite la revisión de los planes y otras
operaciones cognitivas, por esta razón se podría esperar que las emociones negativas son más
prolongadas en el tiempo que las positivas”.
El balance entre ambas dimensiones es el responsable del tono hedónico (afecto negativo-positivo) que se
manifiesta en el grado de tristeza o felicidad que expresan las personas en su vida cotidiana.
Un cambio muy relevante en el estudio de las emociones ha sido la asunción de que para que se produzca
una reacción emocional debe producirse un procesamiento evaluativo o afectivo de acontecimientos
externos, que dará origen a la activación de los componentes fisiológicos, conductuales y subjetivos que
conforman la emoción.
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Afectividad negativa y personalidad
➝ Ansiedad Rasgo: una manifestación general y permanente a lo largo del tiempo y las situaciones. Según
Spielberg, se trata de una "predisposición a percibir un amplio rango de situaciones estimulares como
peligrosas o amenazantes, y la tendencia a responder a tales amenazas con reacciones de estado de
ansiedad". Por tanto, las personas con altos niveles de ansiedad rasgo experimentan en situaciones
estresantes un mayor grado de amenaza, muestran reacciones de ansiedad más frecuentes y/o intensas.
Actualmente, el estudio de la ansiedad rasgo se plantea desde una perspectiva multidimensional, que asume
que la conducta ansiosa se explica a partir de la interacción entre las características de personalidad y las
condiciones de la situación. Los individuos pueden diferir en la predisposición a reaccionar con ansiedad ante
muchas situaciones, que pueden ser agrupadas en cuatro áreas: ante situaciones de evaluación, ansiedad
interpersonal o social, ansiedad fóbica y ansiedad en la vida cotidiana.
➝ Ansiedad Estado: una manifestación más específica, transitoria y acotada en el tiempo. Spielberg
entiende que la ansiedad estado es una condición orgánica que se activa en situaciones y momentos
específicos, produciendo sentimientos de inquietud, tensión y nerviosismo, así como una activación del
SNA, que se manifiesta mediante expresiones conductuales y motoras.
Su estudio también se conceptualiza desde una perspectiva multidimensional, haciendo especial énfasis en:
Ansiedad psíquica: preocupación con respecto a la posibilidad de fracasar en la tarea y sus
consecuencias.
Ansiedad somática: correlatos fisiológicos (taquicardia, sudoración) que acompañan a la reacción de
ansiedad.
Con relación a la depresión se acepta que es un desorden afectivo que se caracteriza por un estado de ánimo
negativo persistente (sin un elevado nivel de “arousal”) que implica abatimiento, melancolía, tristeza,
sentimientos de indignidad y soledad, culpa, falta de motivación, fatiga y cansancio. Produce déficits
específicos en el funcionamiento cognitivo, que se manifiestan a través de alteraciones tanto del nivel como
del contenido del pensamiento.
Cada vez es más aceptada la propuesta de Beck de considerar la depresión como un continuo en el que los
episodios clínicos y el estado de ánimo depresivo (casos subclínicos) difieren cuantitativa pero no
cualitativamente.
La evaluación de la ansiedad (estado y rasgo) y el estado de ánimo depresivo se realiza con auto-informes:
Ansiedad: el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI) de Spielberger, Gorsuch y Lushene es el
más utilizado. Consta de dos escalas independientes (una para ansiedad estado y otra para la ansiedad
rasgo) con un total de 40 ítems, formato de respuesta tipo Likert de 4 puntos y auto-aplicado.
Depresión: el Inventario de depresión de Beck (BDI) es el más utilizado. Consta de 21 ítems (15 se
refieren a síntomas psicológico-cognitivos y 6 a síntomas somáticos vegetativos).
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Afectividad negativa y personalidad
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Afectividad negativa y personalidad
Hay sesgos cognitivos congruentes con la información que caracteriza a la ansiedad y la depresión
(peligro y pérdida, respectivamente).
Esos sesgos cognitivos hacia el procesamiento de la información (amenazante o negativa) se producen
en todas las etapas del procesamiento porque la activación de los esquemas y los nodos influyen en
cómo la información es atendida, interpretada y recordada.
Las personas con trastornos emocionales difieren de las personas "normales" tanto a nivel de los
procesos automáticos como de los controlados. Esto ha sido cuestionado por planteamientos cognitivos
recientes, que defienden que los distintos trastornos emocionales se diferencian en cuanto a la etapa de
procesamiento en la que se producen los diferentes sesgos cognitivos.
3.2. Nuevas propuestas teóricas para el estudio de los sesgos cognitivos asociados a
la ansiedad y la depresión
El estudio y la explicación de los sesgos cognitivos relacionados con el procesamiento de la información
emocional es importante para comprender los mecanismos asociados con la etiología, el mantenimiento y la
vulnerabilidad a experimentar trastornos emocionales. Se han propuesto diferentes modelos teóricos, cada
uno haciendo énfasis en determinados mecanismos cognitivos como principales implicados y responsables de
los sesgos atencionales y de memoria que facilitan el procesamiento de la información emocional.
Proceso de activación o facilitación (priming), que se considera automático (ocurre en la etapa inicial de
procesamiento) y consiste en la activación de las representaciones internas de los estímulos con el
consiguiente aumento temporal de su accesibilidad. Incide sobre todo en los procesos atencionales.
Proceso de elaboración: proceso estratégico y controlado (ocurre en las etapas más tardías de
procesamiento), que tiene como principal efecto la creación y el fortalecimiento de las interconexiones
entre las representaciones. Afecta sobre todo al proceso de recuperación de la información.
Esta diferenciación permite establecer distintos sesgos cognitivos o modos de procesamiento vinculados a los
diferentes estados emocionales:
Los sesgos atencionales se relacionan con los estados de ansiedad (preocupación por detectar lo
relacionado con el tema de la amenaza, requiriendo una rápida respuesta).
Los sesgos de memoria se relacionan con los estados depresivos (aspecto central son los pensamientos
rumiativos relacionados con la pérdida o fracaso).
El modelo propone la existencia de dos mecanismos que explicarían los sesgos cognitivos asociados a los
trastornos emocionales:
Mecanismo de Decisión Afectiva (MDA): actúa a nivel pre-atencional y evalúa la valencia afectiva de
los estímulos ambientales con el fin de determinar rápidamente su grado de amenaza. La respuesta de
este mecanismo depende tanto de las características del estímulo como del nivel de estado emocional
del individuo (un nivel alto de ansiedad o depresión actúa de manera similar a un aumento del valor
emocional de los estímulos).
Mecanismo de Asignación de Recursos (MAR): se activa si en la etapa pre-atencional los estímulos se
evalúan como amenazantes, su función es examinarlos en mayor profundidad y asignar recursos para su
procesamiento. Se realiza a nivel post-atencional, es más lento e implica procesos estratégicos.
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"Permite considerar si las diferencias individuales en vulnerabilidad a la ansiedad pueden ser debidas a
la reactividad diferencial en uno o ambos sistemas". El modelo hace énfasis en el SEV como responsable
de la vulnerabilidad a la ansiedad.
"Los sesgos atencionales no necesariamente juegan un papel causal importante en la etiología de los
estados de ansiedad clínica... (aunque) no excluye la posibilidad de que los procesos atencionales son
importantes en el mantenimiento de los estados de ansiedad clínica". Lo importante a nivel terapéutico
es dirigir los esfuerzos hacia el cambio de los procesos que intervienen en la evaluación del valor de
amenaza de los estímulos, como ocurre en las terapias cognitivas.
El Modelo de Mathews y Mackintosh (1998)
Este modelo incluye un mecanismo denominado Sistema de Evaluación de la Amenaza (SEA), cuya función
consiste en aumentar la activación de aquellos estímulos que son clasificados como potencialmente
amenazantes, con el consecuente incremento automático de recursos de procesamiento, que a su vez
producen una atención selectiva orientada hacia dichos estímulos.
Independientemente de la vía utilizada para la evaluación del valor de la amenaza de los estímulos, sus
representaciones se almacenan en el SEA y se accede a ellas de forma automática, al inicio de su
procesamiento y previo a que alcancen la conciencia y sean identificadas (como el priming o el SEV).
El incremento de los niveles de ansiedad aumenta la activación de estas representaciones, que compiten con
representaciones de otros estímulos hasta el extremo de generar un sesgo atencional hacia los estímulos
amenazantes. Se asume que los sesgos atencionales en las personas ansiosas sólo se producen bajo
condiciones de competencia, es decir, cuando dos o más estímulos compiten por los recursos atencionales.
La activación de las representaciones de amenaza se suele producir de forma automática, pero es posible que
ocurra también de forma controlada (de arriba-abajo) en base a las demandas de la tarea.
Mediante el esfuerzo
voluntario que generan
las exigencias de la
tarea o contextuales, la
persona puede impedir
dirigir sus recursos
atencionales hacia los
estímulos amenazantes
y atender a otros
distractores (sesgo de
evitación, que en este caso sería adaptativo).
Este modelo (al igual que el de Mogg y Bradley y contrario al de Williams y cols.), subraya que es la evaluación
inicial de los estímulos, y no la asignación de recursos para el despliegue de la atención, lo que induce las
diferencias en los procesos atencionales entre los individuos con altos y bajos niveles de ansiedad que se
observan a nivel experimental.
Mathews y Mackintosh también difieren de Williams y cols. al rechazar la hipótesis de que las personas con
bajos niveles de ansiedad rasgo no muestran un sesgo de evitación atencional ante la presencia de una
amenaza potencialmente grave, considerando que los estímulos de amenaza siempre activan las
representaciones correspondientes almacenadas en el SEA, de modo que cuando estas representaciones son
fuertes e inhiben las de los estímulos distractores se produce un sesgo hacia tales estímulos, sin importar el
nivel de ansiedad.
Igualmente, postulan que la sensibilidad hacia los estímulos amenazantes como consecuencia del mayor
número de representaciones de amenaza hace que personas con altos niveles de ansiedad puedan mostrar un
sesgo atencional ante indicios leves de amenaza.
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Afectividad negativa y personalidad
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Afectividad negativa y personalidad
Las investigaciones sobre los procesos de memoria manipulan tanto las instrucciones de codificación como el
procedimiento de recuperación. De acuerdo con el procedimiento de recuperación se distingue:
Memoria explícita: caracterizada por la recuperación voluntaria y consciente del material previamente
presentado. Su evaluación se realiza mediante pruebas directas (de recuerdo libre o reconocimiento) cuyas
instrucciones inciden en que se recuerde o reconozca, de forma intencionada, el material presentado en la
fase de estudio y que guardan en su memoria.
Memoria implícita: supone la recuperación no consciente de la información. Su evaluación se realiza
mediante pruebas indirectas (completar inicio o fragmentos de palabras, decisión léxica o asociaciones de
palabras) cuyas instrucciones son pedir a los sujetos que realicen una determinada actividad (motora o
cognitiva) en la que se suelen presentar los estímulos de la fase de estudio con otros nuevos. En estas pruebas
la memoria se mide mediante el efecto de priming.
Efecto de "priming": diferencia entre el rendimiento ante los estímulos previamente presentados y los
nuevos estímulos (no presentados) que se toma como línea base.
La memoria implícita se produce cuando determinadas experiencias facilitan la ejecución de tareas posteriores
sin necesidad de recuerdo intencional o consciente. La principal diferencia entre pruebas directas e indirectas
radica en las instrucciones que se dan a los sujetos en la fase de prueba.
Las tareas más utilizadas para estudiar un posible sesgo de la memoria asociado a ansiedad/depresión son:
Tarea de completar inicios de palabras (memoria implícita). Se presentan una serie de palabras bajo
instrucciones de aprendizaje intencional (se informa de que después se evaluará el aprendizaje) o
incidental (no se informa de que después habrá una evaluación de aprendizaje). En la fase de prueba, se
presentan una serie de 3 letras correspondientes a las 3 primeras letras de las palabras previamente
presentadas, así como de palabras nuevas (no estudiadas).
Por ejemplo, se le dice al sujeto que escriba la primera palabra que le venga a la mente que empiece con las letras
«tel___», asumiendo que tendrá más probabilidad de decir «teléfono» si esa palabra se ha presentado previamente.
Se considera que la previa presentación, sin instrucciones para relacionar las palabras con las de la fase de
estudio, facilita su recuerdo en la fase de prueba mediante el efecto de priming.
En estas tareas se habla de sesgo de memoria cuando la persona recuerda, reconoce o completa inicios de
palabras en mayor medida cuando éstas son congruentes con el estado emocional de los individuos
(amenazantes o negativas) que cuando son incongruentes (no amenazantes o positivas).
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Afectividad negativa y personalidad
En qué medida el sesgo atencional es más robusto en personas diagnosticadas con un trastorno de
ansiedad que en las que obtienen alta puntuación en un cuestionario de ansiedad.
En qué medida el sesgo atencional es específico a cada uno de los trastornos de ansiedad o es común
a todos ellos constituyendo un aspecto esencial de la ansiedad.
En este caso, los resultados señalan:
El sesgo atencional no difiere significativamente entre ambas muestras de sujetos (clínica y subclínica). Sin
embargo, cuando se examinan en su interacción con las condiciones de exposición, se encuentra que:
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Afectividad negativa y personalidad
▿ Los pacientes ansiosos muestran mayor efecto selectivo en la condición de presentación supraliminal.
▿ No aparece ninguna diferencia entre las condiciones de presentación en los sujetos subclínicos.
Este resultado sugiere que de cara a una intervención terapéutica, focalizarse sobre los aspectos conscientes
del sesgo puede ser lo más beneficioso.
El efecto selectivo de atención hacia la información amenazante aparece en todos los trastornos de
ansiedad, lo que sugiere que este sesgo constituye un elemento central y común a todos ellos.
En definitiva, podemos concluir que existe un sesgo hacia información amenazante en personas
ansiosas que se produce por la activación de diferentes mecanismos cognitivos que actúan tanto a nivel
atencional como pre-atencional.
Con la tarea de Stroop se encuentra sesgo atencional hacia estímulos negativos cuando son auto-
referentes y se presentan durante un intervalo de tiempo relativamente largo (1500-2000ms).
No se encuentra en ningún caso efecto selectivo atencional cuando los estímulos negativos son
presentados enmascaradamente.
Una explicación de la dificultad para encontrar un sesgo en los procesos atencionales en personas depresivas
ha sido dada por Mogg y Bradley sobre la base de una posible relación entre la rapidez de la respuesta
atencional hacia las señales externas y la relevancia motivacional de tales señales para la persona: "solamente
un restringido rango de señales, como la información negativa autorreferente, puede activar los mecanismos
de persecución de metas y producir un sesgo atencional en la depresión clínica".
Ansiedad y sesgos de memoria
El meta-análisis de Mitte revisa 165 estudios, comparando sujetos controles (no ansiosos) con sujetos con
altos niveles de ansiedad rasgo/estado o trastornos de ansiedad, en diferentes pruebas de memoria. Los
principales resultados encontrados fueron:
Con relación a la memoria implícita: los resultados no apoyan la existencia de un sesgo de memoria
implícita asociado a un nivel alto de ansiedad rasgo.
Los datos son inconsistentes en la tarea de decisión léxica y no hay diferencias entre individuos con
altos y bajos niveles de ansiedad en la tarea de completar inicios de palabras.
Sólo cuando los datos se analizan intra-grupo ambos individuos (ansiosos y no ansiosos) completan
más palabras negativas que neutras o positivas.
Con relación a la memoria explícita.
La tarea de reconocimiento NO muestra diferencias significativas entre las personas con altos y bajos
niveles de ansiedad. Sólo cuando se compara el formato de presentación se detecta una tendencia
hacia un mejor reconocimiento de los estímulos pictóricos por parte de los individuos ansiosos. Mitte
señala que este efecto es debido a que en el entorno natural de las personas ansiosas es más frecuente
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Psicología de la Personalidad Tema 6
Afectividad negativa y personalidad
encontrar este tipo de estímulos y/o a que en términos generales los estímulos pictóricos provocan más
ansiedad que los verbales.
En la prueba de recuerdo libre, los datos aparecen como significativos (aunque su magnitud no es
elevada), poniendo de manifiesto que:
o En el análisis inter-grupo:
Los individuos con niveles altos de ansiedad recuerdan mejor la información
amenazante (estímulos negativos).
Las personas no ansiosas recuerdan mejor los estímulos positivos.
o En el análisis intra-grupo:
Los individuos con bajos niveles de ansiedad recuerdan de manera similar todos los
estímulos (positivos, negativos o neutros).
Los individuos con altos niveles de ansiedad recuerdan más estímulos amenazantes
que neutros.
En relación a la influencia del tipo de diseño experimental utilizado:
El número de estímulos y el intervalo de retención: cuantos más estímulos son utilizados y mayor es el
intervalo de retención (más tiempo transcurre entre codificación y fase de recuperación), menor es la
diferencia de recuerdo entre ambos grupos de sujetos.
En relación al estatus clínico:
No existen diferencias entre los estudios que utilizan muestras subclínicas y clínicas ni entre los distintos
tipos de trastornos de ansiedad. El sesgo de memoria es un aspecto central de la ansiedad y no una
característica propia de cada trastorno.
El sesgo de memoria está asociado no tanto con la amenaza general sino más bien con los estímulos
negativos específicos relacionados con el tipo de desorden de los individuos.
En conjunto, los resultados indican que la ansiedad (subclínica y clínica) está asociada a un procesamiento
elaborado de información de amenaza que es modulado por diferentes condiciones o variables moderadoras.
Los datos experimentales señalan que el recuerdo congruente con el estado de ánimo es un efecto
robusto y potente en el ámbito de la depresión cuando se utilizan pruebas de memoria explícita. Existe
un sesgo en el recuerdo de la información congruente (negativa) en personas clínicas o subclínicas.
Los resultados obtenidos de un posible sesgo de recuerdo congruente a nivel de memoria implícita
carecen de consistencia, encontrándose datos contradictorios y equívocos.
En una revisión, Barry, Naus y Rehm señalan la existencia de dos condiciones que favorecen la aparición de un
sesgo de memoria implícita en la depresión:
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Afectividad negativa y personalidad
▿ Los resultados de los procesos atencionales sugieren un sesgo atencional hacia estímulos
emocionales amenazantes en personas con alto nivel de ansiedad (clínica y subclínica). Dicho sesgo
de produce automáticamente (no consciente), previo a la selección atencional (presentación muy
breve o de manera enmascarada) o independientemente del formato de presentación.
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Afectividad negativa y personalidad
los trastornos de ansiedad y depresión, aspecto que deja abierto el campo de investigación para la
incorporación de estudios realizados dentro del ámbito de la neurociencia y otras disciplinas afines
(evaluación de los sesgos mediante cartografía cerebral, TEP, RMF o potenciales evocados).
Por último, los datos expuestos deben ser complementados con hallazgos de otras líneas de investigación,
como los que señalan la existencia de déficits a nivel de las funciones del control ejecutivo de la atención o la
reducción de recursos cognitivos en tareas complejas en personas con ansiedad y depresión.
Jovana RN 14
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
1. Introducción
Si algo caracteriza al ser humano es la búsqueda de la felicidad y el bienestar físico y psicológico. Sin
embargo, hasta hace muy poco, la psicología ha dedicado todo su esfuerzo al estudio de las emociones
negativas. Esta panorámica comenzó a cambiar a finales de los 90 y principios del 2000 como consecuencia
de las numerosas investigaciones realizadas al amparo de propuestas teóricas como:
La teoría de la ampliación-construcción de emociones positivas, de Bárbara Fredrickson.
La teoría de la auto-determinación, de Ryan y Deci.
Las aportaciones sobre el concepto de "flujo" (flow), de Csikszentmihalyi.
Las investigaciones de Diener y cols. sobre el bienestar subjetivo.
Estos planteamientos, junto con la reivindicación de una psicología más positiva por parte de Seligman, han
estimulado el estudio de la felicidad, las emociones y el afecto positivo dentro de los distintos ámbitos de la
psicología, dando lugar a un campo de estudio caracterizado por la importancia concedida a los aspectos
positivos y los recursos internos de la persona (bienestar, satisfacción, optimismo) y la creencia de que
individuos con mayor afecto positivo (más felices) muestran menos problemas de salud física y psicológica.
Las emociones hacen que el proceso de toma de decisiones sea más rápido y eficiente, facilitando así
una adecuada adaptación al ambiente.
Hay más emociones negativas que positivas y se han estudiado con mayor intensidad, debido a que:
Las emociones negativas (tristeza, miedo) están relacionadas con las conductas de evitación y la
percepción de amenaza, por lo que son esenciales para las situaciones en las que puede estar en
peligro la propia supervivencia.
Las emociones positivas (alegría, interés) están asociadas a conductas de aproximación y a la
percepción de oportunidades, lo que las hace menos automáticas y más susceptibles de ir
configurándose mediante el aprendizaje y las experiencias adquiridas a lo largo del desarrollo vital.
Aunque ambos tipos de emociones tienen una función adaptativa, bajo determinadas circunstancias (estrés),
las emociones negativas pueden convertirse en desadaptativas o aparecer asociadas a interacciones sociales
disfuncionales que perpetúen la reactividad psicofisiológica, provocando conductas perjudiciales para los
demás y para la propia persona. Por el contrario, las emociones positivas pueden actuar como un muro para
defenderse del estrés diario, de modo que si potenciamos la experiencia de estas emociones podremos
reparar el deterioro producido por la adaptación al estrés y reducir su impacto en el futuro.
Investigaciones prospectivas aportan evidencia de que las emociones positivas, originadas de forma
natural o inducidas experimentalmente, predicen consecuencias más positivas a corto y largo plazo.
Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
Jovana RN 2
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
Contenido emocional (positivo vs. negativo): las emociones positivas amplían la mente, los repertorios
de conducta y la apertura social, y pueden producir de manera recíproca un aumento de las emociones
positivas que, a su vez, favorece que la persona participe en acontecimientos agradables. Lo contrario
ocurre con las emociones negativas.
Nivel estructural: mientras las espirales descendentes producen estrechamiento de la mente y
promueven conductas rígidas y desadaptativas, las ascendentes incrementan la apertura hacia los demás
y promueven actividades exploratorias espontáneas y novedosas. En definitiva, son más abiertas,
permeables, flexibles y sociales.
Estos autores especulan con la idea de que la espiral emocional ascendente positiva puede sustentarse sobre
modificaciones en la estructura cerebral producidas por las emociones positivas.
Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
Los resultados de estudios prospectivos sobre supervivencia en personas que sufren una enfermedad
grave sugieren que:
o El afecto positivo tiene un efecto perjudicial en estas personas cuando están en una fase muy
avanzada con pocas expectativas de supervivencia, debido a que produce un optimismo irreal
que les lleva a no seguir adecuadamente los tratamientos.
o El afecto positivo tiene un efecto beneficioso o no tiene ningún efecto en personas que tienen
más expectativas de supervivencia o enfermedades menos graves.
En un meta-análisis más reciente, Chida y Steptoe (2008) han encontrado que el optimismo y el afecto
positivo inciden favorablemente en la supervivencia de personas sanas y enfermas.
Los resultados sobre en qué medida el afecto positivo influye en los síntomas físicos que las personas
informan tener ponen de manifiesto que el afecto positivo (inducido en el laboratorio o experimentado
naturalmente) está relacionado con menor informe de síntomas físicos relacionados con enfermedad y
con menor sensibilidad al dolor. Estos efectos se han encontrado en individuos sanos y personas
enfermas y parece ser debido al modo en que las personas perciben su cuerpo.
¿Qué mecanismos o vías utiliza el afecto positivo para promover una buena salud? Pressman y Cohen
proponen dos vías para explicar la relación entre afecto positivo y salud física.
1. Modelo de efecto principal: defiende que el afecto positivo incide directamente en la conducta y los
sistemas fisiológicos de diferentes modos:
a) Promueve comportamientos saludables (p. e. actividad física o motivación para el cuidado personal).
b) Disminuye la frecuencia cardiaca, la presión arterial y las concentraciones en sangre de hormonas
como la adrenalina y la noradrenalina a través de su influencia en el SN simpático.
c) Regula el nivel de cortisol, a través del eje hipotalámico-pituitario-adrenal.
d) Influye en el sistema opiáceo, que afecta a la salud disminuyendo la actividad autónoma y endocrina.
e) Incide en el funcionamiento del sistema inmune mediante el aumento de anticuerpos.
f) Facilita el establecimiento de relaciones sociales, disminuyendo el riesgo de morbilidad y mortalidad.
2. Modelo de amortiguación del estrés: propone que el afecto positivo podría influir en la salud
reduciendo o amortiguando el potencial efecto negativo que tiene la experiencia de acontecimientos
estresantes, es decir, haría que la persona tenga menos experiencias estresantes (conflictos) en su
actividad y relaciones, generándole a su vez más recursos sociales, que aumentan la percepción de
capacidad para enfrentarse con éxito a las demandas de la situación. Además, el afecto positivo influiría
favorablemente sobre el sistema inmune y cardiovascular a través de su efecto sobre el SNA y el eje
hipotalámico-pituitario-suprarrenal.
En líneas generales, el afecto positivo tiene un efecto beneficioso sobre la salud. Sin embargo, algunos
estudios muestran un efecto curvilíneo: los niveles moderados de afecto positivo son beneficiosos para la
salud, pero tener niveles altos puede inducir a una cierta invulnerabilidad ilusoria que llevaría a la persona a
en caso de enfermedad no seguir correctamente el tratamiento, a subestimar las potenciales amenazas y a
utilizar estrategias de afrontamiento no adecuadas.
Meta-análisis de Howell y cols. (2007): es una ampliación del anterior e investiga si el bienestar subjetivo
(BS) predice un efecto positivo sobre la salud. Diferencias respecto a la revisión de Pressman y Cohen:
a) No se reduce a estudiar el afecto positivo sino que utiliza otros constructos psicológicos positivos
agrupados bajo el concepto de "bienestar subjetivo".
b) Incluye estudios que manipulan simultáneamente constructos psicológicos positivos y negativos.
c) Calculan por separado el efecto de la relación de BS y salud, y la relación entre malestar y salud.
Jovana RN 4
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
4. Bienestar subjetivo
4.1. Concepto y definición
El BS es un concepto complejo en el que convergen investigaciones de diferentes constructos relacionados
con la evaluación que la persona hace de la satisfacción con su vida. Según Diener, el BS presenta tres
aspectos característicos:
1. Naturaleza subjetiva: se basa en la propia experiencia de la persona.
2. Carácter global: incluye una valoración de todos los aspectos de la vida.
3. Presencia de afecto positivo, dado que no es suficiente la ausencia de factores negativos.
En cuanto a la definición de BS, las numerosas propuestas pueden ser agrupadas en tres categorías:
Las que inciden en la valoración que el individuo hace de su propia vida en términos positivos.
Las que inciden en la comparación que la persona hace de las experiencias de sentimientos positivos
con los negativos.
Las que inciden en el desarrollo de un funcionamiento personal óptimo.
Diener y cols. definen el BS como una "categoría amplia de fenómenos que incluye las respuestas
emocionales de las personas, dominios de satisfacción y juicios globales de satisfacción con la vida”.
De acuerdo con esta definición, el BS incluiría la experiencia subjetiva emocional que tendría:
Dos componentes afectivos independientes: afecto positivo (AP) y afecto negativo (AN).
Un componente cognitivo: satisfacción con la vida (SV), referido a la evaluación o los juicios que la
persona hace de su satisfacción con las circunstancias y condiciones de su vida.
Estos tres componentes serían dimensiones distintas aunque relacionadas entre sí, de modo que es necesario
evaluar y examinar por separado cada uno (AP, AN y SV) para tener una descripción completa del BS.
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Afectividad positiva y personalidad
▿ Método de Reconstrucción Diaria (MRD): se basa en la reconstrucción que la persona hace de las
experiencias y actividades realizadas el día anterior mediante una técnica que minimiza posibles
sesgos de memoria en la reconstrucción. También evalúa el tiempo invertido en realizar actividades y
las experiencias afectivas experimentadas durante su realización.
✼ Heredabilidad del BS
Jovana RN 6
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Afectividad positiva y personalidad
A pesar de esto, la heredabilidad del BS sigue siendo un tema controvertido respecto a su cuantía. Algunos
autores consideran que aproximadamente el 80% de los componentes estables del BS son heredables, otros
mantienen que la no supera el 20%. No obstante, la mayoría de investigadores aceptan que “los genes
parecen explicar en torno al 40-50% de la varianza en los niveles estables del AP, AN, SV, y otros
aspectos del BS global. Aunque no está claro si estos efectos genéticos son aditivos o no aditivos, ni tampoco
está claro si hay algunos efectos ambientales fiables debidos a la familia”.
✼ Estabilidad del BS
Los estudios con gemelos y de adopción indican que hay una fuerte relación entre factores disposicionales y
BS. Si a esto le sumamos la estabilidad de la personalidad a lo largo de la vida cabe pensar que el BS podría
ser tan estable en el tiempo como la personalidad.
Corto plazo. A nivel experimental, los datos confirman que existe un cierto grado de estabilidad en
períodos cortos de tiempo. La investigación de Eid y Diener apuntaba a que entre el 74-84% de la
varianza en la medida de SV permanecía estable, mientras que la influencia de los estados afectivos
transitorios apenas tenían incidencia sobre la estabilidad de la misma.
Largo plazo. La estabilidad también se ha evaluado en períodos más largos de tiempo. Fujita y Diener
encontraron, utilizando los datos del estudio del panel socio-económico alemán para evaluar la
estabilidad de un ítem en la medida de SV durante un periodo de 17 años, que la estabilidad año a año
era moderadamente alta (0,50-0,60) y para el total de los 17 años se mantenía en torno a 0’30. Estos
resultados fueron consistentes con los obtenidos por Lucas y Donnellan (2007), que mostraban que la
estabilidad de la varianza en satisfacción con la vida oscilaba de 0,30 a 0,40.
Estatus económico alto (definido en base a los ingresos económicos y riqueza) supone tener mayor
nivel de expectativa de vida, mejor alimentación y disminución de mortalidad infantil.
Estatus económico bajo (pobreza) suele correlacionar con bajos niveles de salud, movilidad,
educación y acceso a los servicios.
Cantril encontró, en un trabajo pionero que evaluó a 20.000 personas de 13 naciones, que
independientemente del nivel económico de las personas, todas percibían que tener más dinero, más
propiedades y una buena calidad de vida eran condiciones necesarias para ser felices.
Aunque esta idea (a más dinero y riquezas, mayor nivel de felicidad) se mantiene en la actualidad, se han
introducido aspectos que matizan o cuestionan esta relación estatus económico-felicidad:
1. El crecimiento económico constante de los países
desarrollados no se ha reflejado en un crecimiento
similar en la media de BS (la prosperidad de EEUU en los
últimos 50 años no se corresponde con el BS, que
apenas ha crecido en este tiempo).
2. Los datos de investigaciones indican que la correlación
estatus económico-BS sigue el principio de la ley
económica de la utilidad marginal decreciente (a medida que aumenta la
renta personal disponible, cada dólar adicional contribuye menos al BS). Es
decir, se trata de un efecto curvilíneo: las correlaciones entre estatus
económico y BS tienden a disminuir conforme aumenta el nivel de riqueza del
país, de modo que las correlaciones más altas se obtienen en países con un
bajo nivel de desarrollo económico. Este efecto ha sido explicado mediante “la paradoja Easterlin”.
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Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
Extraversión y neuroticismo
Estudios indican la existencia de una clara relación entre personalidad y BS, en el sentido de que una "parte
importante del BS estable es debida a la personalidad". La mayoría de los estudios se han centrado en el
estudio de los Cinco Grandes factores de personalidad de Costa y McCrae, especialmente en Extraversión y
Neuroticismo, dada su posible influencia en los dos componentes emocionales del BS (el afecto positivo y el
afecto negativo, respectivamente). En general:
Los individuos Extravertidos experimentan sentimientos y emociones más positivas y tienen umbrales
más bajos para la activación del AP.
Los individuos Neuróticos experimentan sentimientos y emociones más negativas y tienes umbrales
más bajos para la activación del AN.
Se han realizado varios análisis de la relación entre los Cinco Factores y el BS:
Los datos obtenidos del meta-análisis de DeNeve y Cooper indican que la correlación entre BS y los Cinco
Factores era muy poco significativa, hasta el extremo de que no explicaban más del 4% de la varianza
asociada a todos los índices del BS. Esto puede ser debido a utilizar datos de estudios con medidas
excesivamente amplias o generales.
Lucas y Fujita repitieron el meta-análisis anterior utilizando diseños exclusivos para evaluar la relación
extraversión y BS, encontrando una correlación media más alta (0,37).
Steel, Schmidt y Shultz analizaron la relación entre personalidad y componentes del BS, encontrando una
fuerte correlación entre neuroticismo, extraversión, cordialidad y minuciosidad con todos los
componentes del BS (40% de la varianza en BS estaba asociada a estos rasgos de personalidad).
Para explicar la correlación entre extraversión/neuroticismo y BS se han propuesto diversas hipótesis:
La explicación temperamental: postula que la personalidad influye directamente en el nivel de BS
mediante la acción de mecanismos biológicos. La teoría con mayor consenso dentro de este enfoque es la
“teoría de la sensibilidad al refuerzo y al castigo” de Gray, que propone la existencia de dos sistemas:
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Afectividad positiva y personalidad
SAC (Sistema de Activación Conductual), responsable del grado de sensibilidad que muestra la
personas a las señales de refuerzo y recompensa.
SIC (Sistema de Inhibición Conductual), responsable del grado de sensibilidad que muestra la persona
hacia las señales de amenaza o castigo condicionados.
Se postula que los extravertidos serían más sensibles a experimentar emociones positivas y los que puntúan
alto en neuroticismo serían especialmente sensibles a experimentar emociones negativas. Las predicciones
fueron confirmadas por el estudio de Smits y Boeck: los extravertidos son muy reactivos a los procedimientos
de inducción de estado de ánimo positivo y más sensibles a las señales de refuerzo que de castigo.
La explicación instrumental: asume que la personalidad incide en el BS de forma indirecta a través de
situaciones o acontecimientos experimentados. Se sustenta en que las personas extravertidas dedican más
tiempo a actividades sociales y suelen tener una influencia más positiva sobre las personas que les
rodean, aspecto que facilita crear una red de relaciones sociales que favorece el BS.
Optimismo
La importancia del optimismo reside en su capacidad para producir un estado de ánimo que favorece el
bienestar subjetivo, facilita el ajuste psicológico e incide favorablemente en los distintos ámbitos de la vida.
El optimismo puede ser considerado como un estilo explicativo, cuyo origen está en el modelo reformulado
de Indefensión Aprendida y en la necesidad del ser humano de encontrar explicación a lo que le sucede.
Las personas utilizan tres dimensiones atribucionales para dar explicación a los sucesos:
Locus de control (interno/externo): en qué medida las personas consideran que los acontecimientos
se deben a ellos o a los demás.
Estabilidad (estable/inestable): en qué medida las personas consideran que las causas de lo ocurrido
se mantendrán en el tiempo.
Especificidad (específico/global): en qué medida afecta lo sucedido a un área específica de la vida o
tiene una influencia más global.
Los datos experimentales muestran que las personas optimistas atribuyen los éxitos a causas internas,
estables y globales y los fracasos a factores externos, inestables y específicos, lo que genera una percepción
de sí mismo más favorable (“sesgo auto-ensalzamiento”).
El optimismo también se puede considerar como una variable disposicional, relacionada con la expectativa
que las personas tiene sobre su futuro (expectativa generalizada y estable a través del tiempo y las
situaciones) de que en el futuro ocurrirán resultados favorables frente a los desfavorables. Todas las personas
tienden a ver el futuro de manera relativamente positiva, aunque en los optimistas esta visión es mucho más
intensa y se mantiene incluso cuando hay evidencia desfavorable.
Ambos tipos de optimismo son evaluados mediante auto-informes:
▿ Para medir el optimismo como estilo explicativo se utiliza el Cuestionario de Estilo Atribucional
(Attributional Style Questionnaire: ASQ), desarrollado por Peterson y cols.
▿ Para evaluar el optimismo como disposición se suele emplear el Test de Orientación Vital (Life
Orientation Test: LOT), de Scheier y Carver.
Dado que las personas optimistas tienen expectativas positivas del presente y del futuro, cabe esperar que
mantengan cotidianamente niveles más alto de BS en períodos de estrés que aquellos menos optimistas.
Estudios prospectivos ponen de manifiesto que las personas optimistas tienen más facilidad para establecer
relaciones sociales y más éxito en el ámbito académico y profesional.
Investigaciones señalan que el optimismo tiene un efecto beneficioso en la salud de la población y es un
recurso psicológico de primer orden para enfrentarse al estrés que producen los traumas dentro del ámbito
de la población clínica (amortigua el efecto del estrés haciendo que la persona sea más resistente).
Jovana RN 9
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Afectividad positiva y personalidad
Igualmente, el optimismo disposicional está relacionado con buen pronóstico o recuperación en pacientes
con trastornos cardiovasculares y cáncer, y con menor morbilidad y mortalidad (incluyendo VIH y cáncer).
Aunque ser optimista es positivo, puede convertirse en desadaptativo, especialmente cuando las ilusiones
positivas distorsionan en exceso el concepto de sí mismo o alteran peligrosamente la realidad, produciendo
un autoengaño que podría minimizar la percepción de riesgo en situaciones de peligro para la salud.
5. Bienestar psicológico
Históricamente existen dos tradiciones en cuanto a la conceptualización del bienestar y la felicidad:
⇒ Tradición hedonista: plantea como principio moral la obligación de maximizar las experiencias de
placer y minimizar las de dolor o sufrimiento, asumiendo que la felicidad se construye en base a todas
las experiencias placenteras experimentadas a lo largo de la vida. El enfoque hedonista es representado
por el bienestar subjetivo (afecto y satisfacción con la vida).
⇒ Tradición eudaimónica: defiende que la verdadera felicidad está en nosotros mismos, en descubrir
nuestras virtudes y vivir de acuerdo con ellas. El ser feliz consiste en potenciar y desarrollar lo mejor que
cada persona lleva dentro, poniendo las habilidades y el talento al servicio del logro del bienestar propio
y de los demás. Este enfoque es representado por el bienestar psicológico (desarrollo de capacidades y
crecimiento personal).
Jovana RN 10
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
Algunos autores han cuestionado la distinción entre bienestar hedónico y bienestar eudaimónico (el término
de bienestar eudaimónico utilizado en la investigación es diferente del que proponía Aristóteles, además
ambos tipos de bienestar se solapan y pueden incluir mecanismos psicológicos que operan conjuntamente).
Aun así, la realidad es que esta diferenciación se ha extendido en el estudio y la investigación.
Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 7
Afectividad positiva y personalidad
Los autores interpretan el término “actividad” en un sentido amplio, incluyendo distintas actividades que
producen experiencias satisfactorias:
Actividades cognitivas (adoptar una visión positiva de las cosas).
Actividades conductuales (hacer ejercicio física de manera habitual).
Actividades motivacionales (planificar metas personales).
Si el objetivo de la actividad es producir un cambio sostenible, la actividad debe iniciarse y sobre todo
mantenerse, por lo que es imprescindible que sea auto-reforzante y se relacione con los intereses, valores,
necesidades, etc. de la persona. La actividad intencional no producirá un incremento del bienestar subjetivo si
en sí misma no proporciona una oportunidad para experimentar experiencias positivas y crecimiento personal.
Sheldon y Lyubomirsky señalan que es más probable aumentar el nivel de felicidad cuando se eligen y
realizan actividades para lograr objetivos y metas que se ajustan a la personalidad. Las actividades
relacionadas con pertenencia, autoeficacia o autonomía son las que a priori se ajustan mejor a la persona.
El modelo de felicidad sostenible sugiere que, incluso cuando las personas están muy motivadas, si la
actividad que realizan es aburrida, no se producirá un aumento en el BS. La actividad intencional debe ser
variada para así reducir el efecto de adaptación, manteniendo todo su potencial. Además, es importante que
las personas traten de descubrir el momento óptimo para cada actividad, evitando así caer en la rutina.
En definitiva, el modelo subraya que las actividades intencionales pueden incrementar el nivel crónico
de felicidad en la medida en que estas actividades permiten la acumulación de pequeñas experiencias
positivas, a la vez que dan significado global a lo que hacen las personas.
Gustarse y ser uno mismo Eliminar emociones negativas y problemas Valorar la felicidad
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Factores cognitivos y personalidad
1. Introducción
Las teorías socio-cognitivas de la personalidad destacan la importancia de la cognición en el funcionamiento
humano, es decir, en los procesos motivacionales, emocionales y en la conducta desarrollada. Proponen que
los determinantes más importantes de nuestra conducta son los mediadores cognitivos (pensamientos y
creencias que tenemos acerca de nuestro entorno y nuestra conducta). Los factores cognitivos más estudiados
son las expectativas, los procesos de atribución y las reacciones ante la pérdida de control.
Control percibido: cognición o juicio de que uno tiene la capacidad, recursos u oportunidades para llevar
a cabo una acción que incremente la posibilidad de obtener resultados positivos o evitar los negativos.
La percepción de control sobre nuestras vidas tiene importantes efectos adaptativos:
Proporciona seguridad sobre las consecuencias futuras, lo que lleva a invertir esfuerzo para obtener
los resultados esperados.
Favorece la creencia de que uno es eficaz y puede cambiar el entorno.
Los individuos difieren en el grado de control percibido, por lo que muchas veces las creencias asociadas son
subjetivas: las personas guían su conducta por su percepción o valoración de la situación.
Tener control no siempre es positivo, como por ejemplo cuando implica sentirse responsable de
consecuencias negativas; también perder el control que uno tenía y valoraba puede tener importantes
consecuencias para la conducta (intento de recuperarlo o resignarse / caer en la inactividad).
En el tema se analizarán las principales expectativas relacionadas con la necesidad de control:
1. Percepción de control sobre los refuerzos, o dónde creemos que está el control, en nosotros mismos
o en otras personas o elementos.
2. Expectativa de autoeficacia, o la creencia de que tenemos los recursos para hacer frente a las
situaciones que debemos afrontar.
3. Expectativa de resultados, o percepción de que la conducta lleve a los resultados deseados.
Posteriormente se analizarán procesos de atribución, que tienen lugar una vez que la conducta ha ocurrido, y
por último las consecuencias de la pérdida de control, desde los intentos renovados (reactancia psicológica)
para realizar la conducta amenazada o prohibida, hasta el cese de actividad (indefensión aprendida).
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Factores cognitivos y personalidad
Una relación significativa y positiva entre locus de control interno, medido de forma general o
unidimensional, e indicadores de bienestar subjetivo y felicidad.
Personas que creen que tienen poco control, presentan hábitos de salud más pobres, contraen más
enfermedades y llevan a cabo menos acciones de prevención o recuperación.
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Factores cognitivos y personalidad
Jovana RN 3
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad
La autoeficacia generalizada sería un constructo universal, es decir, una creencia básica inherente en todos los
individuos. Los resultados del estudio de Luszczynska y cols., que aplicaron la Escala de Autoeficacia
Generalizada a una muestra de cinco países, indicaron que la expectativa generalizada se relacionaba de
forma significativa:
o Positivamente con optimismo, autorregulación, autoestima, afecto positivo y satisfacción con la vida.
o Negativamente con ansiedad, depresión, ira y afecto negativo.
La magnitud de las correlaciones variaba en función de la cultura o del país analizado.
La autoeficacia generalizada también se ha asociado positivamente con rendimiento y con mejor salud ya que
se valoran como menos estresantes las situaciones difíciles debido a que son vistas como retos, además de
percibir más recursos para hacerles frente. Todo ello lleva a los altos en autoeficacia a utilizar más el
afrontamiento centrado en la resolución de problemas, y menos el afrontamiento centrado en la emoción.
Jovana RN 4
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad
⇒ Procesos de atribución, que se refieren a las causas que las personas utilizan para explicar sus
conductas. Para que una conducta sea juzgada causalmente, debe ser fruto de una intención, es decir,
no involuntaria o rutinaria.
⇒ Consecuencias de la atribución, que hacen referencia a los efectos emocionales (reacciones de
satisfacción, orgullo...), cognitivos (cambios de expectativas, planes de acción...) y motivacionales
(aumento o disminución del esfuerzo), que afectarán la forma en que la persona se enfrentará en el
futuro a situaciones similares. Las consecuencias son cruciales para entender la conducta futura.
Los distintos acercamientos teóricos se complementan unos con otros, variando en el número de factores
causales considerados, en el objeto de la atribución (la propia conducta o la de otros), el análisis de las
consecuencias (motivaciones, cognitivas o emocionales) sobre situaciones futuras, o en un distinto enfoque
(más en términos de psicología de la personalidad o de psicología social).
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Factores cognitivos y personalidad
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Factores cognitivos y personalidad
Kelley responde analizando la covariación entre el efecto y los factores causales sobre las entidades
(películas), las personas (otros espectadores) y la consistencia (la misma persona viendo otras películas). La
a
investigación de McArthur concluye que las atribuciones se deben a:
Variables personales cuando hay bajo consenso, baja distinción y alta consistencia.
La entidad cuando la conducta es alta
en consenso,
nsenso, distinción y consistencia.
El contexto cuando la conducta es alta
en distinción y baja en consistencia y
consenso.
JONES Y DAVID
Esta teoría, cconocida
onocida como teoría de la Inferencia Correspondiente
Correspondiente, añade dos aspectos a las aportaciones
iniciales de
e Heider:
1. Un a
análisis
nálisis más detallado de las fuerzas personales.
2. Se centra en los efectos producidos por una acción. Aunque una persona no observe una acción,
puede a partir de sus efectos inferir una disposición subyacente (decisiones de los jurados o
inter
interpretaciones
pretaciones del terapeuta se realizan por preceptos no observados directamente).
Jones y David consideran que cada acción tiene una serie de efectos posibles. Por ejemplo, una persona tiene
la posibilidad de llevar a cabo tres conductas: A (escribir un artículo),
artículo), B (ir a la biblioteca)
biblioteca o C (jugar al tenis);; y
a su vez cada alternativa puede dar lugar a varios efectos ((p.
p. e. encontrarse con un compañero o encontrar un
libro interesante)
interesante). En la teoría se sugiere que:
Los efectos comunes a varias acciones NO puedenueden servir de base para decidir entre las diversas
posibilidades conductuales ("encontrar
"encontrar a un compañero" puede ocurrir en B o en C).
C
Los
os efectos no comunes son los que permitirían inferir las razones de las elecciones realizadas.
realizadas
Implican evaluar la deseabilidad
eabilidad en comparación con el grupo de referencia (p. e. si un profesor elige
una conducta común a los miembros de su grupo, la atribución de su conducta será a fuerzas
ambientales
ambientales, pero si elige la conducta menos común de su grupo, reflejará una disposición
disposición personal).
personal .
Se
e denominaría inferencia correspondiente a la certeza con que la persona que observa señala que la
conducta de un actor refleja una disposición personal o ambiental.
Jovana RN 7
Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad
Las causas se asocian con los resultados. La búsqueda de causas se debe a la obtención de resultados,
siendo los fracasos los que llevarán a la persona a una mayor investigación causal.
Las razones se asocian con los acontecimientos. Al tratar de explicar los actos que se llevan a cabo, las
personas se centran en razones, asociadas con deseos, incentivos (costes y beneficios), e intenciones.
Así, al contrario que Heider (para el que cualquier evento da lugar a una búsqueda de causas), Weiner habla
de búsqueda de razones, reservando las causas para explicar el éxito o el fracaso de las situaciones de logro.
Mientras las expectativas y las creencias se dirigen a la conducta futura y a las razones de los actos, las
atribuciones o explicaciones causales se centrarían en la conducta pasada, en los resultados obtenidos.
Inicialmente, Weiner clasifica las cuatro causas de Heiner (capacidad, motivación, dificultad de la tarea y
suerte) en dos dimensiones:
1. Locus de causalidad: lugar en el que el individuo sitúa la responsabilidad de la acción, con dos extremos:
Causalidad interna: los resultados se explican por su capacidad y esfuerzo.
Causalidad externa: los resultados se deben a factores ambientales o de la tarea, como suerte o
dificultad de la tarea, respectivamente.
2. Estabilidad: grado en que la causa de la conducta es estable e invariable (dificultad de la tarea o
capacidad personal), o inestable (esfuerzo invertido o suerte).
Después incorpora una tercera dimensión:
3. Controlabilidad: grado en que la
persona controla las causas de su
conducta (estado de ánimo y esfuerzo
serían ambos factores internos pero uno
más controlable que el otro).
Investigaciones han puesto de manifiesto que:
Los resultados esperados (fracasar cuando la mayoría lo hace o cuando la persona suele fracasar en esa
tarea normalmente) llevan a más atribuciones estables (dificultad de la tarea/baja capacidad).
Los resultados inesperados (fracasar cuando la mayoría no fracasa o cuando la persona no suele
fracasar en esa tarea) promueve más adscripciones causales inestables (mala suerte/bajo esfuerzo).
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Factores cognitivos y personalidad
El fracaso adscrito a factores estables (baja capacidad) disminuye más las expectativas futuras de
éxito, que el fracaso adscrito a factores inestables (falta de esfuerzo).
El éxito atribuido a factores inestables llevaría a un menor aumento de las expectativas de éxito que el
atribuido a factores estables.
La adscripción causal a factores estables produce mayores cambios típicos en las expectativas
(aumento tras el éxito y disminución tras el fracaso), que la adscripción a factores inestables.
Weiner sugiere que, dado que en los estudios de aprendizaje social se manipulan tanto situaciones internas
como externas, de alguna manera además de la internalidad se está considerando la estabilidad, ya que la
capacidad es interna-estable y la suerte externa-inestable. Considerando la evidencia de la teoría de la
atribución, la determinación de los cambios de las expectativas futuras se haría en función de la dimensión de
estabilidad, en vez de en función de la dimensión de internalidad.
Al igual que las atribuciones causales afectan las expectativas futuras, la expectativa previa tiene también
efecto en las adscripciones causales:
o Cuando el resultado es
confirmatorio (expectativa de
éxito alta + éxito obtenido o
expectativa baja + fracaso), la
atribución será estable.
o Cuando el resultado es no
confirmatorio (alta expectativa
+ fracaso o baja expectativa +
éxito), la atribución será inestable.
La controlabilidad se asocia con las llamadas emociones sociales, como ira, piedad, culpa y vergüenza.
La estabilidad estaría más relacionada con consecuencias cognitivas (cambio en las expectativas
futuras), aunque llevan asociadas emociones como esperanza, si uno cree que en el futuro puede
triunfar, o miedo, si ve que no puede hacer nada para cambiar la situación.
La dimensión locus de causalidad influiría en la autoestima: el éxito autoatribuido (personalidad,
habilidad, esfuerzo) lleva a una mayor autoestima que el éxito externamente atribuido.
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Psicología de la Personalidad Tema 8
Factores cognitivos y personalidad
Sesgo "hedonista": estrategia defensiva consistente en atribuirse uno mismo los éxitos, utilizando causas
externas para el fracaso, para así maximizar el placer y minimizar el malestar.
Self-handicapping: estrategia de auto-limitación caracterizada por la reducción deliberada del esfuerzo
en situaciones de fracaso potencial, creando así cierta ambigüedad atribucional para proteger la valía
personal en el supuesto de que se produzca un fracaso.
3) MOTIVACIONALES. Las atribuciones internas del fracaso y las externas del éxito, es decir, las que generan
dudas de uno mismo, así como tener creencias estables de fracaso, son impedimentos para la motivación. El
reentrenamiento atribucional o las intervenciones dirigidas a un pensamiento causal más adaptativo, con
adscripciones inestables de fracaso llevan a más esperanza, facilitando la motivación.
Weiner considera dos situaciones diferentes relacionadas con el contexto de logro. En ambas se experimenta
un resultado negativo, que provoca reacciones afectivas de tristeza y frustración:
1. Jane suspende un examen y, posteriormente, aumenta el tiempo que dedica al estudio. Jane siempre
aprueba pero, esta vez, compañeros con experiencia similar han aprobado y ella ha suspendido. Al pasarle
solo a ella, hace una atribución personal e inestable (no es consistente con su rendimiento habitual). Llega a
una explicación del suspenso en términos de bajo esfuerzo, por lo tanto, la causa es personal (solo ella),
inestable (no habitual), y controlable (puede actuar). Experimenta culpa y mantiene expectativas de éxito para
el futuro, a la vez que sus profesores y padres están enfadados con ella. Esas expectativas, la culpa y la
esperanza le hacen superar la tristeza y el golpe a su autoestima, por lo que retoma la meta con la motivación
de rendir mejor en el siguiente examen.
2. Mary suspende un examen y decide abandonar los estudios. Ya ha suspendido en el pasado, mientras que
sus compañeros han aprobado, por lo que hace una atribución en términos de falta de capacidad: causa
interna (autoestima), estable (seguirá pasando) e incontrolable (vergüenza). Sus padres y profesores sentirán
pena, incrementando así su percepción de incompetencia personal. En definitiva: tendrá baja expectativa de
éxito futuro, se sentirá triste en relación al resultado, disminuirá su autoestima fruto de las atribuciones de
causalidad, perderá la esperanza debido a la estabilidad, y se sentirá avergonzada por la incontrolabilidad.
Estos pensamientos y reacciones afectivas disminuyen su conducta de logro y llevarán a una huida de la
situación.
Las terapias basadas en la atribución se centran en que el cambio de cogniciones cambiará las
conductas y, sobre todo, las adscripciones causales desadaptadas ante el fracaso.
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Factores cognitivos y personalidad
Parámetros de la reactancia
La cantidad de reactancia que un individuo experimenta está en función de una serie de variables:
Expectativa de poseer libertad para llevar a cabo una determinada conducta. Cuanta más libertad
siente una persona que tiene, más reactancia será activada si dicha libertad se ve amenazada, pero si
no siente que tiene esa libertad, no experimentará reactancia.
Fuerza de la amenaza recibida contra la manifestación de esa conducta. Cuanto mayor sea la amenaza
a la libertad, mayor reactancia. También puede activarse reactancia cuando se observa a alguien que
experimenta amenaza, y por similaridad (identificación) se ve amenazada la propia libertad.
Importancia de la conducta para la persona. Cuanto más importante sea la libertad amenazada,
mayor reactancia. La importancia está en función del valor instrumental para satisfacer una necesidad
(si la necesidad puede satisfacerse únicamente a través de la expresión de esa conducta o es posible
realizar otras alternativas). Si la libertad amenazada es importante y hay una única vía (la amenazada)
de satisfacer una determinada necesidad, la reactancia será máxima.
Número de libertades amenazadas y grado de afectación por implicación a otras conductas o
libertades. La reactancia será mayor cuanto mayor sea el número de libertades amenazadas y
aumentará también en función del grado en que la amenaza pueda tener implicaciones para la
conducta futura (si una persona se encuentra en una situación en la que otro que tiene poder sobre él y
le ordena que actúe de una forma determinada, experimentará más reactancia si este tipo de amenazas
pueden repetirse en el futuro).
Legitimidad del agente amenazador. Si la amenaza procede de una fuente importante de autoridad
(autoridad aceptada), la reactancia será menor si implica solo las conductas propias del contexto en
que se produce la amenaza (trabajo). Si se trata de limitaciones impuestas por la ley, habrá intentos
"indirectos" de restauración de esa libertad por las connotaciones sociales propias de este tipo de
amenazas.
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Factores cognitivos y personalidad
▿ Realizar una conducta equivalente a la amenazada (niño al que se le prohíbe pegar a su hermana y le
saca la lengua para restaurar su libertad).
▿ Realizar una conducta que demuestre capacidad por implicación de realizar la amenazada,
manteniendo su libertad de acción (la secretaria que no puede ya tomar café pero pasa el mismo
tiempo hablando por teléfono).
▿ Conseguir que otra persona realice la conducta amenazada, a esto se llama restauración vicaria (niño
que utiliza a su hermano pequeño para conseguir un permiso que a él se le ha negado).
La persona también puede utilizar respuestas subjetivas para restaurar su libertad.
o Se puede cambiar el atractivo o la importancia de las alternativas disponibles y de la alternativa
eliminada (el caso de las golosinas del estudio de Hammock y Brehm).
o Se puede mostrar hostilidad hacia el agente que ha amenazado la libertad de conducta del individuo.
Evidencia experimental
La relevancia de la reactancia ha estado repartida entre la psicología social y la psicología de la personalidad.
Desde la Psicología Social se ha estudiado el efecto que tenía sobre las personas la introducción en el
mercado de nuevos productos que cambiaran sus hábitos de conducta, o el efecto producido por la entrada
en vigor de leyes que restringen libertades previas.
Un estudio de Mazis y cols. analizaba las reacciones de amas de casa ante una ley que prohibía el uso de
productos de limpieza con fosfatos. El resultado indicaba que la reactancia se reflejaba en la sobrevaloración
las alternativas prohibidas y en la infravaloración de las permitidas.
Varios estudios, como el de Engs y Hanson, analizaron los efectos como consecuencia del incremento de la
edad legal para consumir bebidas alcohólicas en EEUU, descubriendo que estas leyes podían producir efectos
contrarios a los deseados debido a la reactancia. También se encontró que la fuerza de la amenaza implícita
en mensajes dirigidos a la prevención afectaba el consumo (mayor amenaza, más consumo).
Efecto boomerang: la persona actúa en contra de un mensaje coactivo, o cambia una actitud o creencia
previa, después de que se produzca una amenaza que limite su libertad de elección.
No todas las amenazas producen la misma reactancia ni todas las personas responden igual ante las distintas
amenazas. Cuando se intenta coaccionar a alguien para que haga algo, aunque sea algo que ya hace
normalmente, se puede atacar su libertad de "no hacer", con lo que la persona puede mostrar reactancia.
Estar en desacuerdo con una opinión con la que antes se estaba a favor después de oír «no puedes estar en
contra porque soy un experto en el tema» es otro ejemplo del "efecto boomerang".
El estudio de Seemann y cols. evaluó distintos tipos de amenaza a través del uso de viñetas que describían
una situación amenazante. Se pedía a los sujetos que escribieran qué creían que la persona implicada en cada
historia haría a continuación. La investigación usó tres tipos de amenazas descritas:
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Amenaza clásica: un estudiante trabaja en un proyecto de clase con otros compañeros y uno de ellos
decía ser experto del tema, por lo que se hacía cargo de liderar, rechazando las ideas de los demás
autoritariamente y los demás colocándose en un papel subordinado.
Amenaza social: una empleada era testigo de una discusión entre su jefe y otra empleada delante de
los clientes. El jefe le decía a la empleada testigo que se ocupara de las labores de la otra empleada y
que lo hiciera sin cometer ningún error.
Reactancia por la presencia de limitaciones. Un estudiante le deja a otro unos apuntes con la condición
de que se los devuelva antes del examen para estudiar. El estudiante pierde los apuntes, evita al que se
los ha dejado y finalmente se disculpa, aunque no puede reemplazarlos a tiempo.
Las respuestas dadas fueron categorizadas por jueces expertos en tres niveles de reactancia:
1. Nivel 1 o bajo: no se observaba reactancia ni intentos de recuperar el control.
2. Nivel 2 o moderado: se presentaba reactancia y la persona daba alguna respuesta o tomaba alguna
decisión para mantener el control o la libertad personal.
3. Nivel 3 o alto: había reactancia y se actuaba para mantener la libertad o control personal de una forma
excesiva, agresiva, y en general extrema.
La magnitud de la reactancia no
es uniforme y difiere en función
de la amenaza presentada. De
hecho, la reactancia mostrada
ante las amenazas social y de
limitación o barrera es muy
similar y significativamente
mayor que la activada por la
amenaza considerada en como
clásica.
Diferentes condiciones de amenaza percibida, inicialmente con una magnitud aproximadamente equivalente
(según el estudio piloto previo), puede provocar respuestas reactantes de diferente intensidad.
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El estudio de Shen y Dillard, empleando una muestra de participantes que tenían que ver anuncios
publicitarios que promovían conductas como ver menos la televisión, utilizar la biblioteca, no fumar, etc.,
concluyó que cuanto mayor era la reactancia, menor era la actitud favorable hacia los hábitos saludables
promovidos por los consejos publicitarios y menor la intención de llevar a cabo las conductas mostradas.
Si la persona va a percibir las recomendaciones, o medidas de prevención y/o los tratamientos, como
amenazas a su libertad de acción, podemos encontrar en la reactancia un factor que nos ayude a explicar la
falta de seguimiento de los tratamientos por parte de algunas personas, o su resistencia a cambiar viejos
hábitos de conducta altamente nocivos para su salud.
2. ¿La reactancia es siempre un constructo negativo o un cierto nivel de reacción puede ser positivo o
adaptativo? ¿Un nivel moderado de reactancia puede ser bueno o ser reactante debe verse siempre como una
cualidad negativa? Para responder a esto se podrían estudiar niveles altos, medios y bajos de reactancia y
analizar sus relaciones con distintas conductas y variables de personalidad más o menos adaptativas. Por
ejemplo: un nivel de resistencia ante intentos de coacción por grupos de iguales que lleven a prácticas
negativas (inicio consumo de drogas) es ciertamente deseable y algo que debe promoverse en las campañas y
mensajes sociales y sanitarios.
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Factores cognitivos y personalidad
Internalidad - Externalidad Factores internos: indefensión personal Factores externos: indefensión universal
Combinando estas dimensiones podríamos decir que las atribuciones de incontrolabilidad de la fase de pre-
tratamiento o de la situación inicial a factores internos, estables y globales (indefensión personal, cronicidad,
generalización) se asocian con mayores déficits y con la posible aparición de depresión.
Por tanto, según esta reformulación no basta que el individuo perciba falta de control en una situación para
que genere la expectativa futura de incontrolabilidad en distintas situaciones, sino que además es necesario
tener en cuenta a qué atribuye esa falta de contingencia para predecir la generalidad y cronicidad de las
manifestaciones de indefensión, así como su posterior autoestima.
Evidencia experimental
Se ha encontrado que la exposición a temas irresolubles empeoraba el rendimiento posterior de los sujetos si
atribuían su fracaso a causas estables o a causas globales. La internalidad generaba resultados divergentes.
Por ejemplo, Follete y Jacobson encontraron que las atribuciones de la mala ejecución en un examen a causas
internas (falta esfuerzo) llevaba a los sujetos a estudiar más para el siguiente examen.
Además de analizar las atribuciones puntuales a una situación de incontrolabilidad, también se ha estudiado
el estilo atributivo del sujeto (especialmente, el utilizado de forma general ante el fracaso) como predictor
del grado de indefensión generado. Estas investigaciones parten de la aplicación del Cuestionario de Estilo
Atributivo (ASQ), que mide las diferencias individuales en el uso de las tres dimensiones atributivas
especificadas por el modelo. La prueba incluye 12 situaciones hipotéticas: 6 de logro y 6 de afiliación, y a su
vez, 6 positivas y 6 negativas. Ante cada situación el sujeto debe escribir la causa que considera responsable
de la misma y valorar el grado de internalidad, estabilidad y globalidad de la causa expuesta, así como la
importancia de la situación para él.
Se puede hablar de dos estilos explicativos:
Estilo explicativo negativo: tendencia estable a explicar los sucesos negativos mediante causas
internas, estables y globales. Estas personas son más vulnerables y desarrollan con más facilidad
sintomatología depresiva ante sucesos vitales negativos, además se ha relacionado con peores
resultados académicos y peor salud física.
Estilo explicativo positivo: tendencia estable a explicar los sucesos negativos mediante causas
externas, inestables e inespecíficas.
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Lo que se postula es una interacción entre estilo explicativo y nivel de estrés para la aparición de
sintomatología depresiva: la relación entre estilo explicativo negativo y depresión ocurrirá solo en situaciones
de estrés. Esta hipótesis interactiva diátesis-estrés se aborda
desde un desarrollo del modelo de la indefensión aprendida
reformulado en términos de la atribución, conocida como la
Teoría de la Desesperanza. El estilo atributivo negativo sería
la diátesis o predisposición, y la ocurrencia de situaciones
negativas el estrés, que predice el inicio y desarrollo de la
sintomatología depresiva.
Como puede verse en la figura, las diferencias en depresión
entre las personas con distintos estilos explicativos aparecen
solo cuando se experimenta un nivel alto de estrés.
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Factores cognitivos y personalidad
Asimismo, cantidades menores de fracaso se han asociado, además de con reactancia directa (o incremento
del rendimiento), con intentos de restauración subjetivos, como la manifestación de frustración y hostilidad; y
elevadas experiencias de fracaso, con estado de ánimo depresivo.
Mikulincer manipula dos de los parámetros del modelo bifásico, la cantidad de entrenamiento y las
expectativas de control, con el fin de poner a prueba la hipótesis de que:
1. "Entre los sujetos expuestos a cantidades pequeñas de fracaso una atribución interna debería llevar a
mayor frustración y mejor ejecución posterior que una atribución externa."
2. "Entre los sujetos expuestos a grandes cantidades de fracaso, una atribución interna llevaría a más
depresión y peor rendimiento que una atribución externa."
El autor utiliza un diseño de dos factores: “estilo interno-externo
de atribución ante el fracaso” y “cantidad de fracaso” en una
tarea previa. En la fase de prueba los sujetos debían resolver 10
problemas del Test de Matrices Progresivas de Raven,
presentados individualmente, y con un tiempo de 30 segundos
para cada problema. Los resultados muestran que:
Resumiendo…
Si la experiencia de incontrolabilidad no ha sido demasiado prolongada, se puede experimentar reactancia (o
activación motivacional), que lleva a la persona a intentar restaurar su libertad de acción. Pero si la experiencia
de incontrolabilidad es de mayor duración e intensidad, la persona experimenta indefensión, mostrando
déficits cognitivos, motivacionales y afectivos.
El modelo bifásico plantea que, en función del número de ensayos de incontrolabilidad, el grado de control
percibido inicialmente sobre el resultado, y de la importancia del mismo, la persona puede mostrar primero
reactancia y posteriormente indefensión.
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
1. Introducción
Bandura afirma que, aun cuando sea preciso reconocer el valor de los rasgos como taxonomías descriptivas,
éstos nos dicen realmente poco acerca del papel que juegan las características idiosincrásicas (la
personalidad) en la determinación de la conducta, porque los factores y características personales influyen
sobre la conducta en función de las características específicas de la situación y no como tendencias
comportamentales aplicables indistintamente a cualquier situación.
Por tanto, al contrario que en el enfoque centrado en el rasgo, el planteamiento sociocognitivo parte de la
convicción de que "la discriminabilidad de la conducta y la complejidad de las interacciones entre el individuo
y la situación, sugieren la conveniencia de focalizarse más específicamente en el modo en que la persona
elabora y maneja cada situación particular, en vez de intentar inferir los rasgos que tiene generalmente".
2. Conceptualización de la personalidad
El carácter activo del ser humano define el marco de referencia desde el que entender qué es la personalidad
y cómo se expresa conductualmente en cada individuo: el ser humano elige, genera, crea el escenario en que
se va a desarrollar su conducta. En este sentido, las personas difieren en la manera de categorizar las
situaciones en que se encuentran, ya que interpretan y dan significado a los distintos indicios presentes. Una
misma situación objetiva puede tener significados diferentes para dos personas distintas, o para la misma
persona en momentos diferentes, porque la acción de la situación vendrá modulada o mediada por la
constelación específica que en cada caso presenten las variables y procesos de naturaleza afectiva y
cognitiva, que definen la personalidad del individuo.
Las variables que definen los recursos personales, desde los que la persona se enfrenta a la situación y pone
en marcha el proceso dinámico que define y caracteriza cualquier manifestación de comportamiento, son: a)
capacidad de simbolización; b) capacidad de anticipación; c) valores, intereses, metas y proyectos vitales; d)
sentimientos, emociones y estados afectivos; y e) mecanismos y procesos autorreguladores.
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
Esta capacidad de simbolización es la que dirige nuestra conducta, ya que rara es la vez que la propia
situación está tan bien estructurada como para que todas las personas la perciban igual. La representación
mental de los esquemas relacionales conducta-consecuencia explicaría que los resultados que los demás
obtienen por su conducta sirvan de reforzadores de la propia conducta, o que compartamos la reacción
emocional de otra persona sin pasar por su experiencia.
Este valor adaptativo de los procesos de construcción y categorización de la realidad (incluido el concepto de
sí mismo) explicaría el carácter relativamente estable y generalizado de dichos procesos.
2. Capacidad de anticipación
Las expectativas que el individuo posee acerca de las consecuencias previsibles para cada alternativa de
respuesta posible en cada situación, son las que van a determinar si se pone en marcha una conducta u otra.
Esta anticipación de contingencias futuras guía la conducta y es esencial para entender la vida motivacional
y emocional de los individuos. Las expectativas también explican las diferencias individuales ante una misma
situación objetiva (cuando el comportamiento de una persona no coincide con lo que cabría predecir según
las contingencias objetivas).
La conducta de cada persona está condicionada por la interpretación que hace de las características y los
requerimientos de la situación, así como por las consecuencias que espera obtener o evitar con su conducta.
Se pueden distinguir dos tipos de expectativas: asociadas a resultados previsibles y las asociadas a estímulos.
Expectativas vinculadas a los resultados previsibles de la conducta
Cuando las personas se enfrentan a una situación, lo hacen teniendo expectativas generalizadas a
partir de su historia personal de aprendizaje (experiencia en situaciones similares). Estas expectativas
determinan la conducta en situaciones habituales.
Las expectativas generalizadas pueden ser moduladas por la información que proporcione la situación
concreta, generándose así expectativas específicas asociadas a la situación, que son más comunes en
situaciones infrecuentes.
En suma, la disponibilidad y el empleo de expectativas generalizadas es muy útil, pero éstas deben
permanecer flexibles y permeables para ir incorporando los cambios en función de la información que nos
pueda suministrar cada nueva situación.
Expectativas relacionadas con las consecuencias asociadas a estímulos presentes en la situación
Los estímulos varían en la información que aportan y en el valor predictivo que poseen para el individuo. Las
expectativas se forman a partir del complejo estimular que configura la situación, pero al mismo tiempo la
conducta puede ser modulada por las posibles consecuencias y fenómenos que señalan determinados
estímulos significativos. La persona aprende que ciertos estímulos predicen ciertos acontecimientos, estando
su conducta determinada por la anticipación de los acontecimientos señalados (p. e. la expectativa de castigo
asociada a saltarse un semáforo aumenta cuando vemos a un policía y como consecuencia disminuye
probabilidad de que se produzca la conducta infractora).
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
Además, para entender el motivo de elegir una conducta (y no otra) tenemos que considerar cuáles son los
intereses y preferencias, objetivos, metas y proyectos vitales que el individuo pretende lograr y satisfacer con
la forma de conducta elegida. Estos factores motivacionales explican por qué dos personas con idénticas
expectativas en una misma situación se comportan de manera diferente.
El entramado motivacional influye y condiciona la manera en que la persona percibe, interpreta y valora la
realidad, los objetivos que se propone, las estrategias que empleará para lograr tales objetivos y el modo en
que hará frente a los obstáculos y dificultades que pueden aparecer.
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
La conducta es fruto conjunto de características del individuo y de la situación, por lo que tanto la
persona como la situación se ven modificadas al mismo tiempo por la conducta desarrollada.
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
Ejemplos de investigación
Dinámica relacional entre factores personales y situacionales
Mendoza y cols. analizaron el tipo de cogniciones y emociones que diferenciaban a las personas que
estuvieron de acuerdo o en desacuerdo con el veredicto dictado en el proceso judicial con O. J. Simpson
(jugador de fútbol americano de color acusado de haber asesinado a su esposa, que tras un largo y complejo
proceso judicial fue declarado no culpable). De los resultados se concluye que:
La situación global considerada (juicio y veredicto), aun siendo la misma objetivamente para todos los
sujetos, activó creencias, valores y sentimientos (unidades cognitivo-afectivas expresadas en las diversas
opiniones) diferentes en unos sujetos y otros, suscitando reacciones emocionales diferenciadas y que
llevaron a unos sujetos a mostrarse de acuerdo con el veredicto y a otros en desacuerdo.
La consideración de las inter-correlaciones entre estos elementos cognitivos, afectivos y emocionales
manifestó un sistema de relaciones peculiar y distintivo de quienes apoyaban o rechazaban la resolución
del proceso [básicamente se daba un sesgo de confirmación de creencia, cada grupo sacaba de la situación lo que
querían ver e ignoraban lo que no, y las reacciones emocionales iban acorde a eso].
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
Esto pone de manifiesto que a partir de un patrón similar de interrelaciones entre los distintos elementos de
la secuencia conductual, las personas pueden diferir en los resultados que alcanza su conducta según el modo
en que valoren y perciban el contexto de interacción y su modo de reaccionar a tal valoración.
Congruencia personalidad-situación
El término "contextualización" se refiere a la interrelación entre la personalidad y las características específicas
de la situación, pero solo aquella situación congruente con la naturaleza de la disposición de personalidad en
las que la persona ve una oportunidad para desarrollar sus competencias y hacer realidad sus proyectos.
En la investigación de Orom y Cervone se estudió el efecto que mostraban los sujetos en distintas situaciones
sociales sobre la autoeficacia, en función del grado de congruencia existente entre las características de la
situación y atributos personales que el sujeto identificaba como definitorios de su personalidad. La hipótesis
fue que los sujetos mostrarían altos niveles de autoeficacia para actuar en situaciones que juzgaban como
relevantes para características personales positivas definitorias de su personalidad (fortalezas) y bajos para
aquellas negativas (debilidades), pero que tales diferencias desaparecerían en situaciones que los sujetos
percibían de gran relevancia pero que no les definían a ellos mismos.
El procedimiento ideográfico de evaluación empleado con cada sujeto:
1. Señalar la característica positiva y negativa más definitoria de su personalidad junto a otras dos que no
le describían en absoluto.
2. Trabajando con un conjunto de situaciones de carácter social, evaluar el grado en que cada
característica era relevante para explicar la conducta en cada una de tales situaciones.
3. Valorar el grado en que se creía capaz (nivel de autoeficacia) de llevar a cabo determinada conducta en
las situaciones evaluadas previamente.
Los resultados obtenidos señalan que:
3. Explicación de la conducta
3.1. Coherencia comportamental
La estabilidad de la personalidad no siempre se traduce en estabilidad comportamental: nos comportamos
diferente de un momento a otro y de una situación a otra aunque, paradójicamente, seguimos aceptando las
expresiones comportamentales como propias y los demás siguen reconociéndonos. Para hacernos a la idea
del alcance de esto, bastará tener presente tres datos:
1. El mismo concepto de personalidad se asienta sobre la existencia de continuidad en la conducta (patrones
regulares de conducta), en base a los cuales se define característica y diferencialmente a cada individuo.
2. La existencia de regularidad y continuidad comportamental es un factor decisivo para el desarrollo y
mantenimiento del sentimiento de propia identidad. Uno se define a sí mismo a partir de la observación
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
La personalidad de un individuo se expresa a nivel conductual en el patrón particular con el que sus
conductas y experiencias varían en función de la situación de manera sistemática y predecible.
Finalmente, la conducta puede cambiar en función de la decisión que tome la persona acerca del tipo
específico de conducta que espera le proporcionará el mayor ajuste posible entre sus competencias,
necesidades, valores y proyectos, y las demandas de la situación.
La conducta es coherente en la medida en que siempre responde a la interacción que se establece entre
características del individuo y requerimientos específicos de la situación. Si observáramos la conducta de una
persona durante un período largo de tiempo, o en una muestra amplia de contextos, descubriríamos que su
comportamiento muestra un patrón de estabilidad y variabilidad, que no es errático, sino coherente (y cuya
lógica interna encontraremos analizando las características de la situación y los recursos que pone en juego).
Por ejemplo, si un individuo se caracteriza por “reaccionar agresivamente cuando se siente amenazado”,
cabría esperar que su conducta sea consistentemente agresiva siempre que se sienta amenazado, pero de
igual modo se entenderá que no se comporte agresivamente en aquellas otras ocasiones en que no se sienta
amenazado. Así, podemos decir que su conducta muestra coherencia aunque varíe de unas ocasiones a otras.
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caracteriza tiene coherencia interna. Al observar nuestra conducta o la de otros, podemos detectar ciertos
elementos comunes que introducen cierto orden a través de la variabilidad existente. Detectar este orden es
lo que permite mantener una imagen continua de nosotros y de los demás.
En realidad, la aparente discrepancia entre variabilidad conductual y percepción de coherencia, se plantea
solo si la conducta se entiende como expresión de predisposiciones de conducta generalizadas y estables
existentes en el individuo. En este caso, percibir coherencia en la conducta es correcto y percibir variabilidad
(falta de consistencia) se debería a problemas metodológicos, sesgos en la observación de conducta, etc.
[Resumiendo: en la teoría de rasgos la variabilidad es un error].
Tal discrepancia desaparece si entendemos la conducta como reflejo del estilo peculiar con el que las
personas hacen frente a las situaciones. En este caso, la variabilidad conductual es expresión genuina de la
constante interrelación codependiente individuo-requerimientos situacionales y los cambios situacionales
observados en la conducta no deben entenderse como muestra de inconsistencia, sino como indicadores de
la capacidad discriminativa con la que el ser humano dirige y regula su conducta.
Así, la variabilidad en la conducta debe entenderse como expresión del esfuerzo adaptativo (prestar
atención a las demandas del contexto y buscar la respuesta que posibilite el mejor equilibrio entre recursos
personales y exigencias de la situación).
Una vez reconocidos los cambios conductuales, ¿cómo explicar que tengamos la sensación de coherencia en
nuestra conducta? Consideraciones a tener en cuenta:
Las personas se enfrentan a una situación en función de la recreación que hacen de la misma al
percibirla y valorarla sirviéndose de una serie limitada de criterios (no analizamos las situaciones
utilizando criterios distintos y diferenciados para cada una), que determinan que diversas situaciones
compartan algunos criterios, convirtiéndose de esta forma en funcionalmente equivalentes.
Tomando en cuenta estos dos aspectos, la progresiva estabilización del sistema que conforma la
personalidad y la presencia de equivalencia funcional entre las situaciones, podremos detectar que:
El estilo peculiar de la conducta cambia al enfrentar situaciones distintas (algunas veces poco, otras
drásticamente), pero estos cambios no se producen de manera errática o aleatoria.
El estilo global de comportamiento que caracteriza a una persona presenta orden y coherencia
internos, es decir, ante determinado tipo de situaciones tiende a reaccionar sistemáticamente de una
manera, debido a que dichas situaciones comparten determinadas características que facilitan que la
persona las perciba de la misma manera porque activan un mismo patrón de interrelaciones en el
conjunto de elementos que integran su personalidad.
La observación y conocimiento del perfil discriminativo que describe el estilo peculiar con el que cada uno
intenta responder adaptativamente a los problemas que se le presentan, son la base sobre la que se asienta la
percepción de coherencia en nuestra conducta. De igual modo, la coherencia es lo que hace posible predecir
el comportamiento del individuo en situaciones específicas.
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En el curso del desarrollo, los procesos psicológicos, inicialmente activados en contextos específicos, se van
consolidando y estabilizando, dando lugar a elementos estructurales de la personalidad que después servirán
para activar tales procesos. Es decir, el rasgo representaría la cristalización del proceso dinámico.
Cuando calificamos a alguien con un determinado rasgo, estamos resumiendo su estilo habitual de conducta,
pero al mismo tiempo estamos recogiendo la dinámica de interrelaciones entre persona y contexto, origen y
causa efectiva de la conducta, que, al estabilizarse y consolidarse como estilo con el que el individuo hace
frente a las diversas circunstancias, se refleja en patrones conductuales relativamente estables y coherentes.
En la práctica, esto supone ampliar el concepto de disposición comportamental para incluir los patrones
estables de interacción situación-conducta definitorios de la conducta individual.
La investigación debería dirigirse al análisis del modo en que la dinámica existente entre los distintos
recursos, competencias y procesos psicológicos, que al ser activada por las apropiadas características de la
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Aproximaciones socio-cognitivas al estudio de la personalidad
situación constituye el origen de cualquier forma de comportamiento, se ha ido estabilizando en el curso del
desarrollo evolutivo, dando lugar a los diversos elementos estructurales, comúnmente empleados en el
análisis y descripción de la personalidad.
En paralelo con lo que sucede con la conducta habitual, que se dispara cada vez con mayor facilidad y
automatismo ante las circunstancias contextuales apropiadas, los elementos estructurales de la personalidad
actuarían como facilitadores de la activación de los procesos dinámicos que los constituyen, reforzando así la
presencia de regularidad y coherencia en el comportamiento.
De esta forma, «estructuras» y «procesos» son dos elementos que se relacionan, influyen y
codeterminan recíprocamente, siendo, al mismo tiempo, causa y efecto el uno del otro.
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El proceso adaptativo
1. Introducción
A lo largo de nuestra vida nos encontramos con acontecimientos y dificultades ante los que nos podemos
sentir más o menos desbordados. Nuestra respuesta dependerá de la relevancia que atribuyamos a esos
sucesos en relación con nuestro bienestar, y de la percepción que tengamos de nuestra capacidad para
hacerles frente. En este tipo de contextos se generan los procesos de estrés.
Las dos formas básicas de reaccionar ante el estrés son:
1. Orientado hacia el suceso estresante para modificarlo, reducirlo o eliminarlo.
2. Orientado hacia la persona, para manejar el malestar emocional que el suceso le está ocasionando.
Si estas dos actuaciones cumplen su función y generan consecuencias positivas en el individuo, podemos
hablar de una respuesta adaptativa.
Sin embargo, la adaptación no se relaciona exclusivamente con los procesos de estrés y afrontamiento, sino
que también implica otros mecanismos de autorregulación. La persona debe ser realista a la hora de definir
los objetivos que desea conseguir y debe tener la habilidad para discriminar cuándo las metas a las que aspira
no son alcanzables, siendo lo más beneficioso desvincularse de ellas.
La dinámica entre la aproximación e implicación hacia los objetivos deseados, en combinación con el
distanciamiento y la desvinculación de aquellos otros que no resultan viables, constituye un elemento clave
para comprender el fenómeno de la adaptación psicológica.
2. El concepto de estrés
Es un término muy utilizado, pero dentro del marco científico su definición es controvertida. En términos
generales, podemos referirnos a un estado que denota cierto malestar interno (decimos “estoy estresado”), o
a la presencia de inconveniencias y dificultades de diferentes tipos (físicas, sociales), que se acompañan de
una serie de demandas y obligaciones (estar sobrecargados o tener que tomar una decisión difícil).
Si nos atenemos a la dimensión temporal, el estrés puede ser algo puntual o un proceso más largo.
Ante los acontecimientos estresantes, no todos reaccionamos de un modo similar ni de una forma totalmente
pasiva (algunos restauran rápidamente su comportamiento habitual, reduciendo el impacto del suceso
estresante y otros reaccionan de una manera más desadaptativa, poniendo en marcha acciones que no son
efectivas para disminuir el efecto del estrés, y mostrando respuestas de intenso enfado, miedo, ansiedad…).
El estudio del estrés se ha desarrollado a través de tres corrientes diferentes: a) las basadas en la respuesta, b)
las basadas en el estímulo, y c) las basada en la valoración cognitiva (las dos primeras se verán a continuación
y la tercera en el siguiente apartado). Consideradas en conjunto, ofrecen una visión comprehensiva de lo que
es el proceso de adaptación al estrés.
Jovana RN 1
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo
▿ Estadio de alarma. Se da una respuesta generalizada del SNA como reacción al shock inicial que
produce el estresor. Esta reacción (que dura unas 24h) se caracteriza por una reducción en la actividad
del SN simpático. Si el estresor permanece comienza la fase de “lucha o huida”, en la que se activa el
sistema simpático-adrenal y se liberan corticoides, adrenalina y noradrenalina. Se produce un
incremento en la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la coagulación sanguínea, y el aporte de sangre
a los órganos, originándose un estado de energía y activación.
Jovana RN 2
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El proceso adaptativo
Un aspecto cuestionable que se deriva del enfoque basado en el estímulo es que, si bien esta orientación
pretende evaluar de forma objetiva los acontecimientos estresantes, no menos importante resulta la
interpretación subjetiva que en torno a ellos realice la persona. Dicho impacto viene determinado por la
valoración cognitiva que se haga de las mismas.
3. Adaptación al estrés
3.1. La teoría cognitivo-relacional del estrés
La tercera perspectiva en el estudio del estrés fue formulada por Lazarus y Folkman. Uno de los fundamentos
para poder comprender el estrés desde esta teoría es la consideración conjunta de la persona y el entorno, de
manera que la relación entre ambos sistemas constituye la unidad de análisis.
Desde este marco, el estrés psicológico es “una relación particular entre el individuo y el entorno, el cual es
evaluado por el individuo como amenazante o desbordado para sus recursos, y que pone en peligro su
bienestar”. Por tanto, el estrés no se corresponde exclusivamente con las características del individuo o del
entorno, sino que representa un tipo de relación, y más concretamente un tipo de evaluación: la que establece
la persona con respecto a cada situación.
Otro aspecto de esta teoría es que contempla al estrés y a sus mecanismos de evaluación y afrontamiento
como procesos dinámicos. Esto supone que:
o El estrés, la evaluación y el afrontamiento pueden variar conforme se modifique la relación persona-
entorno. De hecho, para estos autores, la esencia del estrés y de sus mecanismos de evaluación y
afrontamiento es que son fenómenos cambiantes.
o Considera que la relación entre el individuo y el entorno es bidireccional.
La teoría de Lazarus y Folkman identifica dos procesos que nos permiten comprender por qué para unas
personas determinados acontecimientos resultan estresantes, mientras que para otras no: a) la valoración
cognitiva que se haga de dichos acontecimientos, y de los recursos personales disponibles para hacerles
frente; y b) las estrategias de afrontamiento que se pongan en marcha para manejar esos sucesos. Ambos
actúan como factores mediadores en la relación de estrés que se establece.
La valoración cognitiva
La valoración o evaluación cognitiva se define como el proceso a través del cual la persona percibe en qué
medida un suceso o situación determinada, es relevante para su bienestar. Por tanto, este proceso hace
referencia al significado adaptativo que tiene para el individuo la situación.
Los procesos de valoración cognitiva pueden ser de dos tipos: la valoración primaria y la secundaria.
La valoración primaria es aquella en la que el individuo evalúa si hay algo relevante para él en la situación
que esté en juego ("¿esta situación es beneficiosa para alguno de mis objetivos?"). Hay varios tipos de
valoración primaria:
Irrelevante: es aquella mediante la cual la persona valora que la situación no tiene nada
comprometedor e importante. Esto, en sí mismo, no posee un alto valor adaptativo, aunque es de
importancia el proceso cognitivo por el que el individuo discrimina entre lo que es importante para el
bienestar y lo que no.
Beneficiosa: aquella mediante la cual la situación es percibida y evaluada como algo que le genera
bienestar y puede proporcionarle consecuencias favorables.
Estresante: aquella mediante la cual le atribuye un significado o percepción de daño-pérdida (cuando
el individuo ya ha sufrido algún tipo de daño o consecuencia negativa), de amenaza (anticipación de
dificultades, o estimación de pérdidas y consecuencias negativas), o de reto (algo que puede ser
manejado o que se puede extraer algún tipo de beneficio aunque se corra riesgo de sufrir daño).
Jovana RN 3
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El proceso adaptativo
La percepción de reto está muy próxima a la de amenaza. Ambas pueden darse a lo largo de una misma
situación, o conforme la situación vaya cambiando.
Jovana RN 4
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El proceso adaptativo
de afrontamiento no tienen por qué ser similares a las que se utilizan en otra situación, ya que
precisamente el punto de partida de este enfoque es que la persona suele disponer de un repertorio
variado de estrategias que va a utilizar dependiendo de las características de la situación.
Como ESTILO es un enfoque inter-individual, según el cual el afrontamiento constituiría una
disposición: cada persona posee un estilo de afrontamiento determinado, de manera que, ante las
diferentes situaciones de estrés, las estrategias empleadas tenderán a ser muy similares. Por tanto es
posible identificar diferencias individuales ante un mismo suceso estresante. El fundamento teórico de
este enfoque es la apreciación de que, aunque existen muchas formas de reaccionar ante un mismo
suceso estresante particular, todas ellas se pueden clasificar en un número reducido de categorías
básicas, dada la tendencia estable a utilizar una forma similar de afrontamiento.
Esta diferencia en la consideración del afrontamiento como proceso o como estilo se evidencia en la forma
de evaluación del afrontamiento según cada planteamiento:
El Ways of Coping Questionnaire (WCQ) es un instrumento diseñado por Lazarus y Folkman para medir
el afrontamiento como proceso. Contiene un listado de estrategias que se emplean ante las situaciones
de estrés y el sujeto indica en qué grado (escala Likert de 4 puntos) ha utilizado cada una de ellas cuando
ha tenido que hacer frente a una situación. Se compone de 66 ítems agrupados en 8 sub-escalas:
Dos sub-escalas están enfocadas a la solución del problema: el “afrontamiento confrontativo”
(intento agresivo para cambiar la situación) y la “planificación y solución del problema” (elaborar y
seguir un plan con varias soluciones).
Seis sub-escalas se centran en el manejo de la emoción: el “distanciamiento” (desvincularse de la
situación o considerarla con una cierta perspectiva), el “autocontrol” (controlar la conducta o la
expresión de los sentimientos), la “aceptación de la responsabilidad” (asumir la responsabilidad en
la aparición o solución del acontecimiento negativo), el “escape-evitación” (huir o desear que
desaparezca), la “re-evaluación positiva” (construir un significado positivo sobre el acontecimiento,
centrándose en el crecimiento personal), y la “búsqueda de apoyo social” (buscar en los demás
apoyo emocional, instrumental o informacional).
Algunas de las críticas que ha recibido este instrumento tienen que ver con su validez de constructo, ya
que se ha encontrado dificultad para replicar su estructura empleando muestras o estresores diferentes.
El The Coping Orientation to Problems Experienced (COPE) es un instrumento que nos permite evaluar
el afrontamiento como un estilo. Fue diseñado por Carver y cols., quienes señalaron que la división
afrontamiento centrado en el problema y afrontamiento centrado en la emoción de Lazarus y Folkman
resultaba demasiado simple, ya que dentro de cada una de estas categorías se encontraban estrategias
que parecían cumplir diferentes funciones y tener consecuencias también distintas. El instrumento está
compuesto por 14 sub-escalas (4 ítems cada una) y para completarlo se pide a la persona que describa
qué es lo que hace y cómo se siente cuando experimenta estrés.
A partir de las inter-correlaciones obtenidas entre todas las subescalas y de estudios realizados, los
autores del COPE establecieron dos grupos de estrategias: adaptativas y desadaptativas.
ADAPTATIVAS DESADAPTATIVAS
Aceptación: tolerar la existencia del acontecimiento sin Desvinculación conductual: reducir el esfuerzo por
evitarlo, pero sin que interfiera en el funcionamiento. Se continuar afrontando el estresor, o renunciar a lograr
suele poner en marcha cuando no existe posibilidad de los objetivos que están siendo obstaculizados por la
que el estresor vaya a cambiar. presencia del mismo.
Afrontamiento activo: dar los pasos necesarios, y Desvinculación mental: evitar pensar en el estresor o
mantener el esfuerzo, para intentar eliminar, cambiar, o en las interferencias producidas en relación con las
reducir el impacto negativo del estresor. Su finalidad es metas personales.
solucionar el problema.
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Autocontrol: evitar actuar de forma prematura y esperar Negación: intentar actuar como si el estresor no
a que se dé la situación apropiada para enfrentarse al estuviera presente, o negar su existencia. Al igual que
estresor. Esta estrategia es activa (trata de favorecer el la anterior, puede resultar útil pero perjudicial si se
manejo del estrés) y pasiva (equivale a no actuar). mantiene en el tiempo.
Búsqueda de apoyo social emocional. Uso de drogas y alcohol: consumo de sustancias para
intentar evitar pensar en el estresor.
Planificación: pensar qué opciones y respuestas son las Ventilación de las emociones: darse cuenta y
más adecuadas, y cuáles se pueden llevar a cabo. Su expresar el malestar emocional asociado con el
finalidad es solucionar el problema, aunque difiere de la estresante. Puede ser beneficioso puntualmente, pero
puesta en marcha de las respectivas acciones. utilizado de manera constante interfiere con la
búsqueda y puesta en marcha de soluciones.
La última subescala, "Uso de la religión" (recurrir a la religión como un medio para encontrar apoyo,
disminuir el malestar emocional o encontrar un sentido positivo a la situación de estrés), no fue considerada
adaptativa ni desadaptativa porque sus correlaciones con el resto de estrategias no fueron significativas.
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▿ Hay evidencia a favor de la idea de que cuando la persona percibe control sobre la situación, el uso
del afrontamiento centrado en el problema resulta más beneficioso.
▿ Los resultados sobre las consecuencias positivas del afrontamiento centrado en la emoción, cuando la
situación es valorada como no controlable, han sido menos consistentes.
Por tanto, la efectividad del afrontamiento debe estudiarse y evaluarse en función de las consecuencias que
tengan las diferentes estrategias, es decir, en función de lo adaptativas que sean para el individuo (no se
puede saber a priori qué estrategias de afrontamiento son buenas o malas).
Varios aspectos pueden influir sobre el grado de adaptación que pueden facilitar las estrategias: factores
situacionales, características del individuo y el ajuste entre las características del estresor, la evaluación que se
haga del mismo, y las estrategias de afrontamiento que se pongan en marcha.
Aunque no existe un criterio único, algunas características han sido propuestas con frecuencia para definir el
AFRONTAMIENTO ADAPTATIVO o efectivo:
1. Resolución del conflicto: el afrontamiento cumple una función instrumental, ya que elimina o
amortigua la situación estresante.
2. Reducción de las respuestas fisiológicas: el afrontamiento adecuado debe reducir el nivel de
activación del individuo (frecuencia cardíaca, tensión arterial, sudoración).
3. Disminución del malestar psicológico: si el afrontamiento es efectivo, la persona es capaz de
mantener las cogniciones y los estados emocionales negativos dentro de unos límites manejables.
4. Adecuación en el funcionamiento social: gracias al afrontamiento adaptativo, la persona funciona de
manera ajustada a su entorno, adaptándose a sus preferencias y al respeto por las normas sociales.
5. Promoción del bienestar: el afrontamiento adaptativo promueve el bienestar de la persona y de los
que se hayan visto afectados por la situación de estrés (hijos, cónyuge).
6. Autoestima positiva: el afrontamiento adaptativo contribuye a establecer y mantener una autoestima
positiva. La negativa es un indicador de mal ajuste psicológico y fuente interna de estrés.
7. Si es posible, retorno de las actividades previas a la situación de estrés: el afrontamiento adaptativo
debe hacer posible volver a un estado de normalidad, retomando actividades de la vida rutinaria,
interrumpidas o dañadas por el acontecimiento estresante (si esas actividades o circunstancias previas
no resultaban satisfactorias, el propio afrontamiento puede haberlas modificado o sustituido).
8. Percepción subjetiva de la efectividad del afrontamiento: la valoración sobre los beneficios que le
haya podido reportar cada estrategia de afrontamiento es un criterio de efectividad de la misma.
La flexibilidad en el afrontamiento
El uso variado y flexible de los distintos tipos de estrategias de afrontamiento es una dimensión importante
para lograr que la persona haga frente de una manera más adecuada a las circunstancias de estrés. Un
empleo rígido y frecuente de estrategias de afrontamiento que pueden llegar a ser dañinas para uno mismo o
para los demás aumenta el nivel de vulnerabilidad psicológica, ya que el empleo sistemático de estas acciones
reduce la sensación de control ante el suceso estresante, impide discriminar los aspectos importantes (o
incluso positivos) de dicho suceso, y erosiona los recursos sociales.
La disposición de un perfil de afrontamiento flexible y organizado permite al individuo implicarse de forma
constructiva en la situación estresante mediante acciones como la negociación, la planificación o la resolución
del problema, y disminuir el impacto negativo a través de estrategias como la revaluación positiva, la
búsqueda de apoyo social o el distanciamiento de los aspectos que no resulten controlables. Este perfil
permite la acumulación de recursos personales y la eliminación o reducción del estrés hasta un nivel
aceptable.
Jovana RN 7
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El proceso adaptativo
La flexibilidad en el afrontamiento se define como la capacidad y disponibilidad para utilizar una gran
variedad de estrategias con el fin de manejar las diferentes demandas que se plantean en las situaciones de
estrés. La flexibilidad comporta:
o Ser capaz de valorar las diferencias entre las circunstancias del estrés.
o Poseer una combinación versátil de estrategias y saber utilizarlas.
o Tratar de conseguir un buen ajuste entre las estrategias que se ponen en marcha y los requerimientos
situacionales.
Las personas con mayor flexibilidad de afrontamiento se caracterizan por:
Estilo de pensamiento abierto y dialéctico: son más capaces de percibir los cambios y las
contradicciones de la realidad, interpretándolos desde diferentes puntos de vista.
Mayor facilidad discriminativa: evalúan la particularidad de cada situación, y eligen las distintas
opciones de respuesta teniendo en cuenta los cambios que se produce en la relación entre su conducta
y la situación.
El estudio de Cheng (2003) ilustra esta asociación entre la facilidad discrimintativa y la flexibilidad del
afrontamiento. En él se examinó en qué medida la facilidad de discriminación influía sobre la flexibilidad del
afrontamiento y la reactividad fisiológica. Los participantes tenían que realizar dos tareas: una controlable y
otra no controlable.
La facilidad de discriminación se midió a través del tipo de información que daban los participantes:
▿ Si la información podía codificarse en términos condicionales del tipo "Si... entonces" (p. e. "si la
solución de la tarea depende de mi esfuerzo, entonces me voy a esforzar"), se consideraba que el
nivel de facilidad discriminativa era alto.
▿ Si la información se codificaba mejor en términos abstractos y no contextuales (p. e. "tengo que hacer
lo que sea para solucionar estas tareas), el nivel de facilidad discriminativa se puntuaba como bajo.
La flexibilidad del afrontamiento se midió teniendo en cuenta el ajuste entre las estrategias utilizadas y el
grado de control que se podía ejercer sobre cada tipo de tarea. Una puntuación alta en flexibilidad indicaba
que la persona, ante la tarea controlable, había empleado estrategias para solucionar el problema; mientras
que, en la tarea incontrolable, había recurrido a estrategias centradas en la emoción.
La reactividad fisiológica se evaluó midiendo los cambios que, con respecto a la línea base, se producían en
la frecuencia cardiaca mientras los participantes realizaban las tareas.
Resultados:
La facilidad discriminativa correlacionó, de forma positiva y significativa, con una mayor flexibilidad en
el afrontamiento.
Tanto la facilidad discriminativa como la flexibilidad en el afrontamiento se asociaron con menos
cambios en la frecuencia cardiaca, y por lo tanto con una menor reactividad fisiológica.
Estos resultados apuntan a que la facilidad discriminativa puede ser un mecanismo cognitivo que actúa
sobre la capacidad para afrontar los acontecimientos estresantes de una forma más flexible: la facilidad para
diferenciar entre los distintos aspectos que presentan los acontecimientos de estrés, ayuda a elaborar un plan
de afrontamiento que se ajuste mejor a los requerimientos del contexto.
Jovana RN 8
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El proceso adaptativo
Desde esta perspectiva, la flexibilidad en el afrontamiento debe entenderse como la capacidad para
seleccionar y poner en marcha un patrón coherente y significativo de respuestas de afrontamiento.
Para lograr una buena adaptación, el individuo debe ser capaz de ajustar y alterar sus prioridades, modificar el
nivel de logro de sus objetivos o incluso las propias metas, dependiendo de los medios de los que disponga y
de los requerimientos situacionales ante los que se encuentre.
La teoría de Brandtstädter se fundamenta en la discrepancia que surge entre los resultados que desea
alcanzar la persona y los que realmente puede conseguir. Para eliminar o minimizar esta discrepancia se
pueden poner en marcha dos tipos de procesos o formas de afrontamiento: asimilación y acomodación.
Asimilación (o implicación): proceso por el que la persona se esfuerza e intenta llevar a cabo una serie de
acciones para alterar e influenciar la situación actual y conseguir un mayor ajuste entre las metas personales y
el entorno. Cualquier ámbito de la vida que pueda ser modificado es objeto de la asimilación. Dos tipos de
actividades destacan dentro de la asimilación:
Optimización: actividad a través de la cual la persona emplea los medios y estrategias a su alcance
que son más efectivos para alterar la situación y poder conseguir sus metas. La optimización permite
mayor desarrollo de los recursos personales y un aumento en la sensación de control.
Compensación: actividad que trata de seleccionar y utilizar medios alternativos para evitar posibles
pérdidas relacionadas con el objetivo.
En los procesos de asimilación es característico encontrar una fuerte adherencia o implicación a los objetivos
definidos o metas, y esta adherencia será mayor cuanto más importantes sean las metas para el individuo y
cuantas menos posibilidades haya de ser sustituidas por otras similares.
Acomodación (o desvinculación). Entra en juego cuando los recursos para lograr un objetivo se reducen o
cuando las dificultades o demandas de la situación se incrementan (inconvenientes superiores a beneficios). El
individuo puede entonces cambiar sus metas, sus preferencias y su nivel de aspiración para adaptarlos a las
características reales de la situación y a los recursos de que disponga.
Jovana RN 9
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo
La disminución de expectativas.
La desvinculación de las metas, relaciones o intereses bloqueados.
La evaluación positiva de los obstáculos y las pérdidas que hayan ocurrido en esas circunstancias.
Durante la acomodación, el funcionamiento cognitivo se dirige a hacer más aceptable la separación del
objetivo deseado. Al contrario que en la asimilación, se procesa la información de forma más abierta y menos
focalizada (el objetivo no logrado y previamente deseado empieza a verse de un modo más neutral; además,
los aspectos de la situación actual que resultan irreversibles, y antes eran considerados aversivos, comienzan a
ser evaluados bajo una óptica más positiva). Esto facilita la aparición de un estado de ánimo más favorable y
la reorientación de la actividad asimilitativa hacia nuevas metas. La acomodación neutraliza o invierte el
set-mental que entra en funcionamiento con la implementación de la intención.
Teóricamente, asimilación y acomodación son mecanismos contrapuestos, aunque en los momentos de
cambio suele haber oscilación entre ambos (Serían como tres "fases").
1. Cuando la persona está implicada en conseguir sus objetivos, pone en marchas actividades
asimilativas, inhibiendo la acomodación.
2. Cuando tiene que desengancharse de su compromiso y esfuerzo de un objetivo importante, se genera
una respuesta de estrés y una oscilación entre asimilación y acomodación.
3. Dicho desajuste se revuelve cuando a través de la acomodación se generan las cogniciones y el
funcionamiento emocional pertinente para que abandone esa zona intermedia, y renuncie a alcanzar
el objetivo que se había propuesto.
De acuerdo con la teoría de Brandtstädter, la asimilación y la acomodación no son procesos totalmente
intencionales y deliberados, sino que implican mecanismos más automáticos (fuera del control directo del
individuo). Estos componentes automáticos son los que hacen posible el paso de un proceso de
afrontamiento a otro. Asimilación y acomodación pueden actuar conjuntamente en circunstancias con mucha
variedad de objetivos que precisen de disciminación (elegir en qué tareas o roles se utiliza qué proceso).
La presencia conjunta de asimilación y acomodación se asocia con mayor bienestar. La acomodación se vuelve
más predominante según se envejece ya que, los esfuerzos compensatorios por alcanzar las metas deseadas
decrecen y los recursos físicos, sociales y ambientales también decrecen.
En el ámbito de la salud, llevar a cabo acciones tanto asimilativas como acomodaticias se ha relacionado
también con consecuencias positivas. En concreto:
▿ La acomodación es importante en el campo del dolor crónico: la aceptación activa del dolor
(afrontamiento acomodaticio), resulta altamente efectiva para poder manejarlo, debido al escaso control
que la persona tiene en la situación (acciones instrumentales no sirven).
▿ La acomodación también tiene relevancia con respecto a la protección de la depresión y las reacciones de
indefensión, porque permite reinstaurar la percepción de control y neutralizar el estado de ánimo
negativo (devaluando el objetivo pretendido y retirando la atención del mismo). La persona puede volver
a formarse expectativas de autoeficacia y de resultados, y de actuar con mayor flexibilidad y adaptación.
Aceptación activa: dejar de controlar un estresor que no es cambiable ni controlable, asumiéndolo
con neutralidad desde el punto de vista cognitivo y experimentando un estado de bienestar emocional
y de energía suficientes como para seguir invirtiendo esfuerzo en otros objetivos vitales significativos.
El afrontamiento proactivo
Un aspecto central en el proceso adaptativo del individuo y en su forma de autorregularse y de afrontar los
sucesos, es el sistema de cogniciones, motivaciones, emociones y conductas que la persona pone en marcha
usando como marco de referencia el futuro.
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Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo
Existen ámbitos en la vida donde es posible anticipar la presencia de estresores negativos futuros, o promover
la ocurrencia de sucesos positivos. En este contexto de anticipación de acontecimientos futuros y de
autorregulación de la conducta se sitúa el afrontamiento proactivo.
Aspinwall y Taylor definen el afrontamiento proactivo como “los esfuerzos que se realizan ante un
potencial estresor para prevenirlo, o modificar su forma antes de que ocurra”. Esta función preventiva
(disminuir o anular la probabilidad de que potenciales estresores ocurran y en el caso de que ocurran, permitir
reducir su severidad) implica la construcción de recursos, y la disponibilidad de un conjunto de habilidades,
que permiten la identificación de acontecimientos que pueden ser fuentes potenciales de estrés.
Para que el afrontamiento proactivo se lleve a cabo es preciso distinguir una serie de fases, cuyo
funcionamiento es bidireccional, y en las cuales es necesario aplicar una serie de habilidades:
1. Fase de acumulación de recursos: consiste en generar de forma planificada y sin la presencia de una
situación estresante, una reserva de recursos sociales, materiales y económicos, y aprender nuevas
habilidades para manejar futuros estresores y estar más capacitado ante estresores crónicos en el caso de
que ocurrieran.
2. Fase de atención y reconocimiento: se dirige la atención hacia posibles estresores o hacia información
relacionada con ellos (que puede provenir de fuentes externas o internas).
3. Fase de evaluación inicial. Una vez identificado un potencial estresor, se debe evaluar. Se interpreta qué
significado tienen estos estímulos que aparecen en un principio con apariencia ambigua pero que, a
medio o largo plazo, pueden llegar a ser amenazas potenciales. La simulación mental es un proceso
característico de esta fase: el individuo representa el suceso potencialmente estresante, los deseos o
temores futuros relacionados con él, y los posibles escenarios que pueden derivarse del mismo. Mediante
la simulación, es posible comenzar a elaborar un plan de acción general. Valorar una situación
(inicialmente ambigua) como estresor se acompaña de cierta activación emocional negativa que debe
manejarse y asumirse, por lo que en esta fase se puede recurrir a buscar apoyos sociales.
4. Los esfuerzos iniciales de afrontamiento. La persona realiza de forma más elaborada planes alternativos
de actuación. Debe comenzar a poner en
marcha las acciones inicialmente decididas
para impedir o prevenir que ocurra el posible
estresor. Para que se inicie, es necesario
percibir un cierto control sobre el estresor y
creer que puede ser alterado de algún modo
(para no poner en riesgo sus recursos).
5. La recepción del feedback y revisión del
afrontamiento proactivo. Después de realizar
los primeros esfuerzos, se deben comprobar
los resultados. El individuo valora si el esfuerzo
inicial para manejar el estresor ha sido
apropiado o si debe mejorarse. En caso de que
el estresor resulte inmanejable y la persona
decida desvincularse de él, tendrá que afrontar
las consecuencias afectivas y motivacionales
por haber invertido recursos y esfuerzo que
han resultado infructuosos.
Jovana RN 11
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo
Greenglass, Schwarzer y Taubert han ampliado la orientación del afrontamiento proactivo otorgándole un
sentido positivo, además de preventivo. El afrontamiento proactivo-positivo consiste en el esfuerzo
realizado para poder planificar y promover cambios positivos en sí mismo y en el entorno, y se dirige a lograr
metas constructivas a nivel individual y colectivo, promoviendo la mejora en las condiciones de vida, la
obtención de mayor excelencia en los resultados y la consecución de una vida más satisfactoria.
El afrontamiento proactivo-positivo y el proactivo-preventivo comparten algunos mecanismos de actuación:
orientación hacia el futuro, construcción de una reserva de recursos, y desarrollo de habilidades de
autorregulación (capacidad para planear objetivos, simulación mental y definición de planes de actuación).
Pero existen también diferencias:
➝ El afrontamiento proactivo-positivo valora los riesgos, las demandas y las oportunidades de las
situaciones futuras de una forma más constructiva y estimulante, percibiéndolas como retos potenciales,
y destaca la importancia de los recursos (percepción de autoeficacia, optimismo y apoyo social).
➝ El afrontamiento proactivo-preventivo evalúa los potenciales riesgos y amenazas, y comporta un relativo
grado de preocupación.
Aunque en torno al afrontamiento positivo se han generado dos marcos teóricos, existe un único instrumento
para medirlo: el Cuestionario de Afrontamiento Proactivo (PCI), que consta de 41 ítems y evalúa diferentes
aspectos a través de 6 subescalas, dedicadas a:
1. Afrontamiento proactivo: se
refiere al planteamiento
autónomo de objetivos y a los
pensamientos y conductas que
facilitan el logro de dichos
objetivos.
2. Afrontamiento reflexivo: mide
la capacidad para contemplar y
diseñar mentalmente planes
alternativos de actuación.
3. Planificación estratégica:
referida al establecimiento de
prioridades y a la habilidad para
dividir las tareas en componentes
más asequibles.
4. Afrontamiento preventivo:
mide la capacidad de anticipar y
prepararse ante potenciales
estresores.
5. Apoyo instrumental: búsqueda
de contacto social para obtener
consejo, opinión o información.
6. Apoyo emocional: mide la búsqueda de contacto social para compartir emociones y sentimientos,
fomentar la empatía y sentirse bien acompañado.
La investigación sobre el afrontamiento proactivo es reciente y la mayoría de los estudios realizados con el
PCI han utilizado exclusivamente las escalas de afrontamiento proactivo y preventivo. En el marco de los Cinco
Factores de la personalidad, se ha encontrado una asociación positiva de los dos tipos de afrontamiento
proactivo (positivo y preventivo) con los rasgos de afabilidad y tesón; si bien el positivo también se ha
asociado con mayor extraversión y menor neuroticismo.
Jovana RN 12
Psicología de la Personalidad Tema 10
El proceso adaptativo
Ambos se han relacionado con mayor percepción de autoeficacia y satisfacción vital, y con niveles más
elevados de bienestar, afecto positivo y apoyo social. En algunas investigaciones, la relación del afrontamiento
proactivo-positivo con algunos de los indicadores de ajuste psicológico era superior a la obtenida con el
proactivo-preventivo.
El estudio de Gan y cols. se llevó a cabo con
estudiantes y se examinó en qué medida los dos tipos
de afrontamiento proactivo podían estar mediando la
relación entre el estrés percibido y el grado de
implicación en el estudio. Se tomaron medidas del nivel
global de implicación, del vigor, la absorción y la
dedicación en el trabajo académico. Después, se evaluó
también el grado de depresión y optimismo. Los
resultados fueron:
▿ Los dos tipos de afrontamiento correlacionaban negativamente con la depresión y el estrés percibido, y
positivamente con el optimismo, el estado de vigor, la absorción y la dedicación.
▿ El afrontamiento proactivo-positivo mediaba la relación entre el estrés percibido y el grado de implicación
en el estudio: al introducir el afrontamiento, el peso del estrés en la predicción de la implicación dejó de
ser significativo.
▿ El afrontamiento proactivo-preventivo tuvo un efecto
mediacional parcial: al introducir este afrontamiento,
el peso del estrés percibido en la predicción de la
implicación continuó siendo significativo.
En conclusión, los dos tipos de afrontamiento fomentaban
el alivio del estrés, favoreciendo la implicación y el interés
por el estudio, aunque la relación con el afrontamiento
proactivo-positivo fue mayor.
Utilizar un afrontamiento proactivo-positivo, dirigido a orientar la carrera como un desafío que se
puede conseguir, mediante la inversión de recursos y la realización planificada de diferentes cursos de
acción, se potenciaba más el grado de implicación en el estudio de la carrera.
El uso del afrontamiento proactivo-preventivo, como un mecanismo para anticipar y prepararse ante
los posibles estresores asociados con la carrera, tuvo sin embargo un efecto menor.
Jovana RN 13
Psicología de la Personalidad Tema 11
Autorregulación de la conducta
1. Introducción
La perspectiva que entiende que las personas juegan un rol activo en su propio desarrollo y funcionamiento
defiende el carácter propositivo del organismo. Una característica distintiva del ser humano es que se orienta
hacia objetivos o metas que elige en función de sus propios intereses y valores. Por tanto, la mayor parte de la
conducta no está controlada desde el exterior, sino que está autorregulada.
Cualquier conducta dirigida a metas requiere de capacidad de autorregulación, aunque este hecho se acentúa
aún más si las metas son a largo plazo. En el proceso de dirigirse a metas las personas tendrán que trabajar
duro, renunciar a recompensas inmediatas, resistir tentaciones, soportar frustraciones, inhibir respuestas
automáticas, combatir hábitos de respuesta muy arraigados y evitar distracciones hasta conseguir los
esperados beneficios.
Autorregulación: ocurre cuando una persona intenta cambiar la manera habitual en que piensa,
siente o se comporta.
Todas las metas requieren realizar cambios en la manera habitual de pensar, sentir y comportarnos. La
autorregulación implica cambiar el self, sobreponerse a patrones preexistentes de pensamientos, sentimientos
y conductas. Las conductas autorreguladoras son una capacidad necesaria en el desarrollo vital y están
diseñadas para maximizar los intereses del individuo a largo plazo. Se ha comprobado que:
La capacidad de autorregulación contribuye al éxito en la vida escolar, laboral y social, y mantiene una
relación inversa con psicopatologías.
La ausencia de autorregulación subyace a muchos problemas personales y sociales, como fracaso en la
escuela, desórdenes de conducta y un amplio rango de patrones de conducta adictiva o antisocial.
El término autorregulación es amplio y tiene diferentes connotaciones. En este tema se empleará para hacer
referencia tanto a los procesos como a las estrategias:
Procesos de autorregulación: se ponen en marcha cuando la persona compara su estado actual real
con el estado deseado que le gustaría alcanzar.
Estrategias de autorregulación: se siguen para llegar al estado deseado.
2. Procesos de autorregulación
En los procesos de autorregulación, la clave se encuentra en la comparación entre un estado actual y el
deseado. Al realizar esta comparación, se pueden obtener dos resultados:
⇒ Discrepancia entre ambos estados: conduce a la acción para intentar reducir esa discrepancia.
⇒ No discrepancia entre ambos estados: el proceso acabaría aquí y el individuo se centraría en otros
aspectos en los que querría conseguir un cambio.
Este mecanismo de comparación es habitual describirlo, a través de un modelo secuencial, cuyo acrónimo es
TOTE (test-operate-test-exit) y que se podría traducir como prueba-intervención-prueba-retirada. El
mecanismo básico de comparación estado actual-estado deseado implica la ocurrencia de tres pasos:
1. Auto-observación. Para poder comparar su estado actual con el deseado, la persona tiene que tener una
representación mental de su estado actual, por lo que focaliza su atención sobre sí misma (auto-observación).
Este proceso de monitorización no ocurre sólo al principio, sino que la persona en el proceso de alcanzar la
meta se vigilará de forma reiterada para comprobar sus progresos. La auto-observación es fundamental
porque de no producirse, la persona no tendría información sobre la eficacia de su curso de acción para
alcanzar los propósitos y estaría perdida sobre los pasos a seguir para conseguirlos.
2. Auto-valoración. Para realizar la comparación entre el estado actual y el estado deseado también es
necesario tener unos valores de referencia o estándares, es decir, una representación mental de aquello a lo
que se aspira. La persona, además de monitorizar su acción mediante la auto-observación, también valorará si
está se acercando o no hacia su estado final deseado.
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Autorregulación de la conducta
Los valores de referencia suelen ser las metas o los objetivos a conseguir. Como ya se ha visto, la ambigüedad
y el nivel de dificultad de las metas afecta a la capacidad de autorregulación.
3. Estrategias de autorregulación
Las estrategias son acciones que se ponen en marcha cuando la persona, tras comparar el estado actual y el
deseado, encuentra una discrepancia entre ambos.
Una de las estrategias es la que consiste en subdividir la meta final en metas parciales. Esta estrategia es
inherente al mismo proceso de autorregulación y fundamental cuando las metas se plantean a largo plazo.
Permite evaluar si se ha logrado o no la meta parcial y posibilita conseguir refuerzos parciales, que son
evaluaciones positivas del self. Estos autorrefuerzos facilitan que la persona se siga esforzando para conseguir
la meta final.
Otra estrategia básica es que la meta sea importante para el individuo y esté integrada en su sistema
motivacional, es decir, que sea congruente con otras metas y valores. El valor de la meta se deriva de que sirva
para conseguir otras metas o necesidades de orden superior y está muy ligado al compromiso. Que la
persona esté comprometida o tenga intención de llevar a cabo la meta es necesario, pero no suficiente, para
que finalmente se ponga en acción, por lo menos en metas complejas, por lo que no siempre que existe una
intención de esfuerzo se traduce en una puesta en marcha del comportamiento.
Las metas intrínsecas se asocian con mejor rendimiento que las extrínsecas.
El estudio de Stadler y cols. comparó la eficacia de dos intervenciones sobre la conducta de ingesta de frutas
y verduras (desde 1 semana a 24 meses): en la 1ª intervención solo se daba información sobre los beneficios
de una dieta saludable tanto a corto como a largo plazo, a la vez que se animaba a los sujetos a consumir 5
raciones de frutas y verduras diarias. En la 2ª intervención, además de dar información se entrenaba a los
participantes brevemente en diversas estrategias de autorregulación. Resultados:
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Autorregulación de la conducta
De los datos se concluye que las estrategias de autorregulación son esenciales para el inicio de la conducta
dirigida a meta, pero sobre todo para mantener la conducta por largos períodos de tiempo.
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Autorregulación de la conducta
La planificación resulta una estrategia muy efectiva para que las personas inicien y mantengan la conducta
dirigida a meta, una vez que tienen la intención o compromiso con la misma.
Se realizó un estudio con niños de 6 años, cuyas habilidades autorreguladoras están todavía inmaduras, por lo
que tienden más a la distracción y no emplean de forma natural la implementación, aunque son capaces de
utilizarla y mejorar así su conducta cuando se les insta a ello. La tarea consistía en categorizar los estímulos de
la parte inferior de una pantalla en función de que fueran vehículos o animales. Los estímulos se mantenían
en la pantalla hasta que los niños contestaban, para lo cual tenían que apretar dos botones diferente.
a) Tarea 1: 30 ensayos sin distracción para la línea base y 90 ensayos con distracción (30 distracción de
atractivo bajo, 30 de atractivo medio y 30 con atractivo alto). La distracción aparecía en la parte
superior de la pantalla, a la vista del niño.
b) Tarea 2: 30 ensayos de línea base y 90 ensayos con una distracción de alto atractivo. La película de
dibujos animados que no estaba a la vista del niño, es decir, tenía que girarse para verla.
En una sesión previa, se evaluaron diferentes variables temperamentales, así como relativas a la capacidad
lingüística de los niños. También se les explicaba en qué consistían las tareas, se evaluaba su grado de
compromiso con el objetivo de hacer la tarea lo mejor posible y su percepción de autoeficacia. Después, se les
asignaba a una de las dos condiciones:
Condición de intención: se les instaba a ignorar la distracción (“yo ignoraré la distracción”).
Condición de implementación: se implementaba la intención de ignorar la distracción (“Si aparece
alguna distracción, entonces yo la ignoraré”).
Los grupos no diferían en ninguna de las variables incluidas como control ni el rendimiento en las tareas en la
línea base. La VD se operativizó como el tiempo tardado en dar la respuesta en cada una de las condiciones
de distracción, menos el tiempo tardado en la línea base. Los resultados señalan:
En la tarea 1 se encontró:
▿ Un efecto del grado de atractivo de la distracción: cuanto más atractiva era la distracción, los niños
tardaban más en realizar la categorización.
▿ También se obtuvo un efecto de la implementación: los niños respondían más rápido en la condición
de implementación. Las diferencias entre la condición de intención y de implementación no se daban
en la distracción de atractivo bajo (no había diferencias entre los grupos), pero en las condiciones de
atractivo moderado y alto los niños que practicaban la implementación eran más rápidos que los
niños que sólo tenían la intención.
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Autorregulación de la conducta
En la tarea 2 se encontró:
▿ Los niños que solo tenían la intención eran más lentos en sus respuestas que aquellos que
practicaban la implementación.
Estos resultados ponen de manifiesto que la estrategia de implementación es efectiva para evitar las
distracciones. También señalan que la implementación funciona mejor cuando la tarea es compleja.
La planificación es útil para el inicio de la conducta y su mantenimiento, para evitar las distracciones, suprimir
respuestas habituales, inhibir respuestas automáticas como las derivadas de los prejuicios o estereotipos,
vencer tentaciones y proteger de interferencias derivadas de tareas precedentes de carácter antagónico.
Planificación y flexibilidad
La conducta dirigida a metas se caracteriza por su flexibilidad. Una línea de investigación dentro del marco de
la implementación se ha dirigido a comprobar si esta estrategia se asocia con reducción de la flexibilidad, ya
que la implementación implica la aplicación de un plan de acción previsto anticipadamente. Los datos de los
que se dispone parecen indicar que las personas no aplican los planes de forma rígida, sobre todo si tienen
información sobre su eficacia.
En un estudio de Gollwitzer y cols., los participantes, en un juego de ordenador, tenían que mover una
figura a través de 10 laberintos diferentes, intentando salir por el camino más corto posible. Los laberintos se
veían desde arriba y la figura se podía mover mediante 4 botones hacia la izquierda, derecha, arriba o abajo.
Se les decía que para facilitar la tarea, en las bifurcaciones aparecería una flecha verde que les señalaría el
camino más corto. Esta tarea se realizaba en dos condiciones diferentes:
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En la condición de intención, se decían "Intentaré encontrar el camino más corto en los laberintos".
En la condición de implementación añadían "y si la flecha verde me muestra una ruta, rápidamente
presionaré el botón correspondiente".
La realidad es que la flecha verde mostraba el camino más corto sólo en 3 de los 10 laberintos, es decir, el
plan de la implementación tenía baja instrumentalidad, y para conseguir el objetivo deberían abandonarlo . En
el estudio también se incluía otra condición: un grupo recibió feedback sobre el rendimiento y otro no. La VD
fue el número de laberintos en los que encontraban las rutas más cortas.
Los resultados mostraron una interacción:
▿ Cuando no recibían feedback sobre el rendimiento, los participantes con planes rendían peor que los
que sólo tenían la intención.
▿ Cuando recibían feedback sobre el rendimiento y aprendían que seguir los planes tenía poca
instrumentalidad para encontrar los caminos más cortos, los que tenían planes rendían igual que los
que sólo tenían intención.
Esto quiere decir que cuando sabían que el plan no era efectivo para conseguir la meta, lo abandonaban. Así
que se podría sugerir que los planes no restan flexibilidad a la conducta dirigida a meta.
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Autorregulación de la conducta
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Autorregulación de la conducta
Resultados:
El grupo que había visto el vídeo cómico tenía un estado de ánimo más positivo.
Las emociones positivas ayudaron a contrarrestar el agotamiento producido por el ejercicio de
autorregulación en la tarea de supresión
de pensamientos, pues en el grupo en el
que se había inducido un estado de
ánimo positivo no se deterioró el
rendimiento en la tarea de fuerza, incluso
se incrementó, mientras que en el grupo
que se indujo estado de ánimo negativo
se produjo un deterioro del rendimiento.
Por otra parte, también se ha constatado que la autoafirmación del self tiene efectos beneficiosos en
relación al fenómeno de la reducción o agotamiento de la capacidad de autorregulación, que son similares a
los que tiene la experiencia de emociones positivas.
Autoafirmación: aquellos actos que realiza la persona para apoyar su sentido de adecuación.
En situaciones de amenaza al yo se producen respuestas defensivas de carácter autoensalzante, que incluyen
cambios de actitudes autojustificativas o sesgos atribucionales autoensalzantes. Las autoafirmaciones
provocan que las personas amenazadas actúen como si no hubieran sido amenazadas, es decir, suavizan la
tendencia a reaccionar con autoensalzamiento ante las amenazas y les permiten mantener una visión positiva.
En el estudio de Schmeichel y Vohs se comprobó que los beneficios de la autoafirmación podrían
amortiguar los efectos del agotamiento de la autorregulación.
En la 1ª tarea, los participantes debían escribir sobre un viaje, en dos condiciones: una de escritura libre y la
otra de escritura limitada (no podían emplear las letras “a” y “n”), que implicaba autorregulación.
Para la 2ª tarea se les daba una lista de 11 valores y características personales para que las ordenaran en
función de su importancia. Después, tenían que escribir un breve ensayo, también en dos condiciones:
Condición de autoafirmación: explicar la razón por la que los primeros valores eran importantes.
Condición de no afirmación: explicar las razones por las que el valor ordenado en el séptimo lugar
podía ser importante para los estudiantes de universidad.
La 3ª tarea fue de tolerancia al dolor: los sujetos debían sumergir la mano en agua helada (requiere de
capacidad de autorregulación para inhibir respuestas
automáticas). El rendimiento de esta tarea se operativizó como
segundos que mantenían la mano sumergida (VD).
Resultados:
o Los esfuerzos iniciales de autorregulación afectan
negativamente a la capacidad de tolerar el dolor, pero sólo
entre los participantes que no se habían autoafirmado entre
las dos tareas.
o Estos resultados no se deben al estado de ánimo o
diferencias en el esfuerzo realizado en las distintas
condiciones, puesto que estas medidas fueron
evaluadas y controladas en los análisis realizados.
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Autorregulación de la conducta
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Autorregulación de la conducta
o Los efectos del agotamiento se eliminaban si se tomaba una bebida con glucosa, pero no si la bebida
contenía un edulcorante sustituto del azúcar.
Se ha constatado que los fallos en la conducta de autorregulación son más probables según va avanzando el
día, lo que es paralelo con el declive en la eficiencia con que el organismo usa la glucosa y con el ritmo
metabólico, que es más rápido por el día que por la noche.
Dado que la autorregulación es un proceso con muchas demandas psicológicas y metabólicas, requiere de
una alimentación saludable. Los niños malnutridos tienen importantes dificultades autorregulatorias, como
problemas académicos e incrementos de la conducta agresiva y de la ansiedad.
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Psicología de la Personalidad Tema 12
La identidad personal
1. Introducción
Un aspecto fundamental para entender la forma en que actuamos, nos relacionamos e interpretamos la
realidad, es el conjunto de creencias y percepciones que tenemos acerca de quiénes somos y cómo somos.
Este conocimiento, que engloba distintos aspectos de nuestra personalidad (apariencia física, rasgos y
capacidades que creemos tener, expectativas), constituye nuestro autoconcepto.
El autoconcepto puede ser considerado como:
Una estructura cognitiva compleja que se mantiene relativamente estable y unitaria a lo largo de la vida.
Un conjunto de contenidos mentales, articulados y flexibles, que varían en función de las expectativas
que tengamos, de nuestras metas y necesidades, y del modo como valoremos e interactuemos con los
diferentes contextos en los que nos desenvolvemos.
Desde la segunda perspectiva, más dinámica y menos estructural, se asume que las distintas partes o facetas
que componen el autoconcepto pueden contener características que la persona tuvo en el pasado, otras que
posee en el presente y también aspectos que le gustaría desarrollar en el futuro. El autoconcepto puede
construirse de una manera más simple o más compleja, dependiendo de lo diferenciadas que estén las
descripciones que haga la persona en relación con cada una de sus facetas. Los contenidos dentro del
autoconcepto se pueden organizar en compartimentos más independientes o en unidades más integradas.
Autoestima: viene dada por el nivel de valoración positiva y por el sentimiento de afecto y
reconocimiento hacia uno mismo.
La autoestima se encuentra fuertemente ligada a la evaluación y contenido del autoconcepto. Representa una
característica psicológica con importantes implicaciones sobre los procesos de autorregulación, el estado
emocional y el ajuste psicológico del individuo. Actualmente, se considera que el mantenimiento de una
autoestima adecuada se fundamenta, más que en la presencia exclusiva de sentimientos positivos, en otras
características tales como la autenticidad, congruencia, estabilidad y aceptación .
2. Autoconcepto
2.1. La definición del autoconcepto
James fue el primer psicólogo en intentar definir lo que es el autoconcepto, y estableció una desigualdad
fundamental entre:
Yo como sujeto consciente y pensante: equiparable al yo mismo, es decir, a una entidad mental y
subjetiva que representaría el núcleo o la esencia de lo que somos.
Yo como un objeto que puede ser pensado: idea de “lo que es mío”. Este Yo equivaldría a un
agregado de partes diferentes: cuerpo, facultades mentales, roles sociales, impulsos (dirigidos a
preservar y proteger al individuo o a promover su expansión), y los sentimientos que tuviera la
persona con respecto a sí misma.
Desde una perspectiva más moderna (Leary et al.):
El Yo como sujeto es entendido como el self: un sistema dinámico y coherente de representaciones
cognitivas y afectivas, que de forma consciente e inconsciente, registra nuestras experiencias; nos
permite darnos cuenta de quiénes somos; identifica nuestros pensamientos y sentimientos; es capaz
de planificar, ejecutar y observar nuestra conducta en los diferentes contexto sociales; y procesa,
construye e interpreta la información proveniente de las interacciones sociales.
El Yo como objeto: es el conjunto de percepciones, creencias y evaluaciones que el individuo tiene y
hace en relación consigo mismo, siendo equivalente a su autoconcepto.
Por lo tanto, el autoconcepto constituye una estructura mental compleja, cuyo contenido viene dado por el
conocimiento que la persona tiene sobre sí misma y que considera como cierto.
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La identidad personal
Lo fundamental del autoconcepto es que la persona crea que ese conocimiento define su manera de ser,
independientemente de lo sesgado o incierto que pueda ser.
La primera formulación del autoconcepto lo concibe como una estructura nuclear fija y consistente,
configurada a partir de características físicas y psicológicas que se mantienen relativamente estables a lo largo
de la vida (Allport, Beck, Horowitz). Desde esta perspectiva, el autoconcepto es poco permeable a los cambios
que se producen en el entorno del individuo, es decir, va a mostrar resistencia a integrar información que
cuestione sus contenidos centrales.
El enfoque anterior ha sido complementado por uno más sofisticado, que concibe el autoconcepto como
un sistema dinámico, flexible y multifacético. Además de contemplarlo una entidad coherente y unitaria,
desde esta postura se entiende que la persona es capaz de construir diferentes autoconceptos, cuyo
contenido puede variar en función de distintos contextos (cómo soy de vacaciones), de acontecimientos
vitales (cómo era antes de mi enfermedad), de relaciones sociales que establezca (cómo soy con mi amigo), o
de los roles sociales que desempeñe (cómo soy en mi trabajo).
Así, el autoconcepto posee una naturaleza social y simbólica y es capaz de influir en la selección y en el modo
de interpretar la información referida a uno mismo, pero que se obtiene a partir de las relaciones sociales.
Esta información puede estar basada en:
• Las comparaciones que hagamos entre nuestras características y las de los demás.
• Los juicios de valor que realicen otras personas acerca de nuestras actuaciones.
• En el tipo de percepción que obtengamos acerca de nosotros mismos.
Desde la teoría del apego, Bowlby formula que el autoconcepto se forma y está unido al contexto relacional.
El modelo mental que cada persona construye de sí misma viene modulado por la experiencia con sus
cuidadores en las primeras etapas de vida y por el vínculo establecido con ellos: el individuo aprende quién es
a partir de sus relaciones con los otros más cercanos y significativos, en las fases iniciales del desarrollo. En
esta etapa, el autoconcepto resulta más moldeable y susceptible a incorporar valores, evaluaciones y
experiencias de las figuras de apego; para algunos autores, esto es un componente básico en la formación de
la autoestima insegura y condicionada (depende de la aprobación o el rechazo de los progenitores).
El autoconocimiento construido mediante experiencias sociales funciona además como un mecanismo que
guía la conducta y contribuye a definir metas y estrategias. Por tanto, el autoconcepto como sistema
multifacético y flexible facilita al individuo actuar convenientemente en cada situación, adaptándose a las
demandas específicas que se planteen, y le permite ir revisando los diferentes contenidos del autoconcepto
para integrarlos de forma realista, y no demasiado ilusoria.
Conocimiento procedimental. Abarca las reglas que la persona aplica cuando infiere, recuerda y evalúa
la información relacionada consigo mismo. Un ejemplo sería el empleo sistemático del sesgo hedonista
en la atribución de resultados relevantes para el autoconcepto: responsabilizarse de los resultados
positivos y relacionarlos con causas externas si son negativos.
Conocimiento declarativo. Incluye la representación mental de los diferentes atributos y peculiaridades
que describen a la persona, y que se conectan con situaciones y ámbitos de experiencia de distinta índole
(tengo habilidad para la cocina). Esta representación contextualizada representa el contenido del
autoconcepto. Los atributos pueden referirse a aspectos físicos (soy alto), sociales (soy amigable),
emocionales (me enfado con facilidad), cognitivos (le doy muchas vueltas a las cosas cuando me
preocupo) y comportamentales (cuando cocino soy organizado).
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La identidad personal
Dentro del procedimiento declarativo se encuentra también el recuerdo de los episodios personales: éstos
forman parte de la memoria autobiográfica, permiten la construcción de un autoconcepto más positivo o más
negativo, y proporcionan unidad y coherencia a los múltiples autoconceptos que coexisten en una misma
persona. Actualmente se sostiene que algunos aspectos experienciales del material guardado en la memoria
autobiográfica están conectados con el autoconcepto: conforme más accesibles y nítidos sean los recuerdos
positivos, y mayor distancia se establezca con los negativos, más protegido parece estar el autoconcepto y
mejor autoestima presenta la persona.
Otra dimensión para describir el autoconcepto es la valoración de su contenido que haga el individuo. Dicha
valoración puede ser diferente según la faceta y pueden darse valoraciones contradictorias entre aspectos
distintos, o dentro de un mismo aspecto (una persona puede evaluar de forma positiva su rol profesional y de
modo negativo su habilidad para el deporte; o dentro de un mismo aspecto, evaluar de modo positivo su
actitud en el trabajo con los clientes pero de modo negativo su actitud con el jefe).
La propuesta de Markus
Los esquemas sobre uno mismo
Los contenidos del autoconcepto pueden variar en su grado de relevancia a la hora de definir al individuo.
En esta línea, Markus propone dos tipos de representaciones que la persona posee respecto a su forma de ser:
1. Periféricas: resultan menos definitorias de su personalidad, están menos elaboradas cognitiva y
emocionalmente, y se basan en menor medida en los datos que acumula a partir de su experiencia. Estos
contenidos periféricos se refieren a características que no son muy comunes, son poco valoradas o
resultan poco importantes para el individuo.
2. Centrales: resaltan lo más peculiar y esencial del individuo. Se denominan esquemas y son de naturaleza
cognitiva y afectiva, permiten al individuo diferenciarse más claramente de los demás y, dada la
relevancia de sus contenidos, constituyen aspectos nucleares del autoconcepto.
Los esquemas incluyen material cognitivo referido a la experiencia, o a las habilidades del individuo en
ámbitos específicos. También pueden constituirse como estructuras de conocimiento generalizado, basadas
en la categorización de la información que se obtiene de los patrones de conducta, y de las evaluaciones que
uno mismo realiza, o que efectúan los demás. Los esquemas influyen sobre el grado de importancia que se
atribuye a los acontecimientos que pueden tener conexión con el autoconcepto, y pueden determinar los
juicios, valoraciones e inferencias que haga la persona en las distintas situaciones.
Los esquemas seleccionan, organizan y procesan la información que, concerniente a uno mismo, se
obtiene a través de la experiencia social.
Los esquemas son bastante resistentes a integrar datos inconsistentes con la información que contienen. Sin
embargo, presentan cierta flexibilidad, que permite incorporar elementos que permitan modificar en alguna
medida el autoconcepto y que recojan el efecto de los posibles cambios temporales o situacionales.
Puede ocurrir que la persona no disponga de un esquema preciso acerca de cuáles son sus características o
atributos en un determinado ámbito, lo que hará que esté menos preparada para anticipar y llevar a cabo las
estrategias necesarias para actuar de forma efectiva. Esto puede verse en situaciones nuevas o tareas poco
definidas, donde el individuo no cuenta con esquemas construidos a partir de su experiencia pasada y debe
recurrir al conocimiento que tenga sobre sus recursos internos, y persistir aunque reciba algún tipo de
información negativa sobre sí mismo.
Dimensión temporal del autoconcepto
Markus propone otra posible diferenciación entre los diversos tipos de “yoes” o autoconceptos, teniendo en
cuenta el marco de referencia temporal con el que se asocien los contenidos del autoconcepto:
Jovana RN 3
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La identidad personal
Autoconcepto relativo al pasado: comprende el conocimiento que se tiene acerca de cómo éramos. Se
hace más sobresaliente cuando la persona ha cambiado rasgos o atributos que le caracterizaban, o cuando se
desea cambiar algunas de las partes del autoconcepto actual que son similares a las mantenidas en el pasado,
pero que generan desagrado o malestar.
Autoconcepto actual: está referido al presente. Engloba características, pensamientos y actitudes que, en
relación con uno mismo, se activan y se hacen accesibles en un momento determinado. Incluye los esquemas
referidos a uno mismo, que son crónicamente accesibles por su profunda elaboración y por el significado que
tienen para el individuo. Los contenidos se activan dependiendo de la historia de aprendizaje y de las
situaciones en las que se encuentre el individuo; y guían a la persona para que interprete y actúe de una
forma determinada en las distintas situaciones.
El hecho de que los esquemas centrales estén presentes cuando se activan otros tipos de contenidos en
contextos y momentos determinados, da apoyo a la idea del autoconcepto como un sistema de
representaciones relativamente invariable a los cambios situacionales, pero que comprende descripciones más
flexibles, abiertas a ser modificadas en función de las demandas del contexto.
Los cambios temporales del autoconcepto actual son menos estables y menos profundos que otros.
Autoconcepto relativo al futuro. Los posibles “yoes” engloban esperanzas, temores y deseos relevantes
para el individuo, cualidades que a la persona le gustaría tener o podría tener, y aquellas ante las que se
sentiría mal en caso de tenerlas. Representan la capacidad del individuo para construir (o reconstruir) partes
de su autoconcepto, proceso para el cual puede recurrir a modelos, imágenes y la información aportada por el
contexto sociocultural que posee. Dado que las estructuras de los posibles yoes presentan un débil anclaje en
la experiencia social y en la repetición de conductas, son particularmente sensibles a los cambios que se
producen en las situaciones, y a la información que éstas suministran en relación con el yo. Son más
maleables y más abiertos a incorporar datos nuevos (y contradictorios) en la imagen futura de uno mismo.
Los posibles yoes cumplen dos funciones:
Actúan como incentivos de conductas futuras ya que constituyen partes de uno mismo que simbolizan
aspiraciones y metas (incentivan conductas de aproximación) o temores y amenazas (incentivan
conductas de evitación). Pueden funcionar como un puente cognitivo entre el yo presente y el yo futuro,
favoreciendo la construcción mental de escenarios y cursos de acción apropiados.
Proporcionan un estándar de referencia para evaluar las propias conductas o los resultados obtenidos
en una situación particular (una persona que atribuya un gran valor a su "yo, cuando me haya sacado el
carnet de conducir" interpretará un suspenso en este examen de una forma más negativa y amenazante
que otra que considere que el carnet es poco relevante dentro de su autoconcepto futuro).
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La identidad personal
⇒ Cuanto más simple sea el autoconcepto (ya sea porque tenga pocos componentes, aunque sean muy
diferenciados, o porque están poco diferenciados, aunque haya muchos), mayor propagación
emocional se producirá de un componente a otro.
⇒ Cuando el autoconcepto es complejo, la respuesta emocional que se active en cada uno de ellos
quedará circunscrita a ese espacio, propagándose poco o nada entre los demás.
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La identidad personal
Este modelo asume que la forma de sentirse en un momento determinado depende de los componentes del
autoconcepto activados y del tono afectivo que estos posean. La activación de las diferentes partes del
autoconcepto puede producirse por la presencia de un acontecimiento externo, por la actuación de algún
proceso cognitivo (recuerdo de una experiencia), o por el propio efecto de la propagación emocional.
La relación entre complejidad y propagación emocional llevó a Linville a plantear dos hipótesis:
1. Hipótesis de la extremidad afectiva. Las personas que tengan un autoconcepto con baja complejidad
presentarán una mayor variabilidad en su estado de ánimo y en la evaluación que hagan sobre aspectos
de sí mismas, después de que ocurra algún acontecimiento vital . Si el acontecimiento es negativo se
espera que disminuya su valoración personal y presenten un estado de ánimo más negativo. Si
experimentan un acontecimiento positivo se elevará su valoración personal y el estado de ánimo positivo.
Esta predicción fue confirmada en un estudio experimental: cuanto menor es la complejidad del
autoconcepto, mayor será la proporción de facetas afectadas por el acontecimiento estresante, y mayor
también la propagación emocional que se produzca entre ellas.
2. Hipótesis amortiguadora. Se espera que la alta complejidad del autoconcepto modere la relación del
estrés con la salud física y psicológica del individuo: ante una situación estresante, las personas con un
autoconcepto complejo sufrirán menos consecuencias negativas sobre su salud porque el estrés sólo
afectará a unos pocos elementos de su autoconcepto (el efecto sobre sus pensamientos y emociones
negativas será menor y más limitado). Esta hipótesis también fue probada en una investigación.
La organización evaluativa del autoconcepto: el modelo de Showers
Tipos de organización
El modelo de Showers parte de la idea de que el autoconcepto consiste en un conjunto de aspectos referidos
a uno mismo y conectados a contextos diversos. Estos aspectos representan las entidades que son más
sobresalientes en el individuo y que pueden describirse a partir de una serie de creencias o características.
Este es también uno de los presupuestos del modelo Linville: ambos comparten la idea de que el tipo de
organización del autoconcepto puede moderar el impacto de las situaciones estresantes y el posible efecto
negativo de las características personales menos deseables. Sin embargo, los dos modelos divergen en el tipo
de organización que proponen en relación al autoconcepto.
Para Showers, a la hora de configurar el autoconcepto, es necesario considerar la valoración (positiva o
negativa) que hace el individuo sobre sus propias descripciones. En función de ella, el autoconcepto puede
organizarse de dos formas diferentes:
Organización evaluativa compartimentalizada. El autoconcepto se compone de categorías separadas
donde cada una de ellas engloba, exclusivamente, descripciones valoradas positiva o negativamente. Si la
categoría sólo incluye descripciones positivas, hablamos de un “compartimento positivo”, y si son
negativas, de “compartimento negativo” ("en casa: alegre, empático"; "en el trabajo: aburrido, triste").
Organización evaluativa integrada. El autoconcepto se compone de categorías separadas, conteniendo
cada una de ellas una serie de descripciones valoradas simultáneamente de forma positiva y negativa.
Estas descripciones, aun siendo de valencia diferente, son conectadas de forma que tengan sentido
("organizado, pero desordenado cuando tengo mucho trabajo").
El modelo contempla una estructura del autoconcepto basada en una serie de descripciones y creencias
específicas organizadas en función de la valoración que se haga de ellas. Así, es posible considerar un
continuo en la organización del autoconcepto desde la compartimentalización hasta la integración evaluativa.
Por otra parte e independientemente del tipo de organización del autoconcepto, los atributos que lo
componen pueden estar más o menos accesibles o activados:
Si en un autoconcepto compartimentalizado los compartimentos más accesibles son positivos, se habla
de “compartimentalización positiva”, y si lo son los negativos, de “compartimentalización negativa”.
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La identidad personal
En un autoconcepto integrado puede ocurrir que los atributos positivos sean los que posean mayor
activación, presentando el autoconcepto una organización “integrada positiva” (se dará más importancia a
los atributos positivos que a los negativos). Si los atributos negativos son los más activados, la
organización del autoconcepto resultará ser de tipo “integrada negativa”.
Predicciones y evidencia empírica del modelo
Según el modo de organización y el diferente nivel de accesibilidad de las características descriptivas,
Showers predice una serie de relaciones con la autoestima y el bienestar psicológico e interpersonal:
Autoconcepto compartimentalizado:
Si los compartimentos que se activan con mayor frecuencia son los positivos, el estado de ánimo
será más positivo y la autoestima más alta.
Si los compartimentos que se activan con mayor frecuencia son los negativos, el estado de ánimo
será más negativo y la autoestima más baja.
Autoconcepto integrado: la presencia conjunta de creencias positivas y negativas moderará el estado de
ánimo, evitando que sea excesivamente positivo o negativo, y contribuyendo a mantener el nivel de
autoestima. Este efecto ocurre porque la información positiva compensa y protege del posible impacto
que puede ejercer la información negativa, presente en la misma categoría.
Estas predicciones han sido contrastadas en diversas investigaciones.
Estado de ánimo: se examinó en qué medida el efecto de la compartimentalización del autoconcepto
sobre el estado de ánimo depresivo y la autoestima podría estar moderado por la importancia dada a los
diferentes aspectos del autoconcepto. Se confirmó la hipótesis de que a mayor importancia de los
compartimentos positivos, más bajo era el estado de ánimo depresivo, y mayor el nivel de autoestima.
Estabilidad de la autoestima: el autoconcepto integrado se ha asociado con una autoestima más
estable, mientras que el autoconcepto compartimentalizado se ha relacionado con cambios más drásticos
en la autoestima dependiendo de la clase de sucesos que ocurran. Las personas con autoconcepto
compartimentalizado (aunque sea positivo) pueden presentar mayor tendencia a pasar a una
compartimentalización negativa, disminuyendo su autoestima. Esta inestabilidad constituye un factor de
vulnerabilidad en individuos que tienen una autoestima alta pero frágil.
En personas con trastorno depresivo o con desórdenes en la alimentación, se ha constatado que el
mantenimiento de un autoconcepto integrado resulta más ventajoso, porque se asocia con una
disminución en la frecuencia y el impacto de las emociones negativas y promueve un mayor bienestar
emocional, una mejor autoestima y el empleo de estrategias de afrontamiento más eficaces.
Compartimentalización positiva, organización integrada y ajuste psicológico
En términos generales, un autoconcepto flexible representa el mejor indicador de ajuste psicológico, tanto en
circunstancias normales, como ante el afrontamiento de situaciones estresantes o traumáticas.
Autoconcepto flexible: prevalece la compartimentalización positiva (se valoran los aspectos positivos
como importantes), pero es posible recurrir en ocasiones a la organización integrada.
La compartimentalización positiva permite contener las características negativas dentro de categorías poco
relevantes para el individuo, reduciendo o eliminando su impacto.
Por otra parte, la posibilidad de cambiar de un autoconcepto con una compartimentalización negativa a otro
de tipo integrado, resulta particularmente eficaz cuando los atributos negativos se hagan muy accesibles para
el individuo. Esta mayor accesibilidad puede producirse porque la importancia o frecuencia de estos atributos
sea muy alta o porque esas características se hayan activado por la presencia de un acontecimiento
estresante. En estos casos, el aislamiento de las características negativas, y la minimización de su impacto a
través de la organización en compartimentos separados, puede llegar a ser difícil. De ahí que sea preferible
que la persona genere descriptores positivos, e integre sus características negativas.
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La organización integrada del autoconcepto tiene la ventaja de ofrecer una visión más realista y equilibrada
de uno mismo, ya que supone considerar en términos más globales una cualidad positiva y contemplar de
forma más específica un comportamiento negativo.
Las personas que presentan un autoconcepto integrado, han aceptado de alguna forma el compromiso de no
experimentar estados de ánimos muy positivos a cambio de mantener una autoestima y un nivel de bienestar
emocional moderados, pero relativamente estables.
A nivel de recursos cognitivos:
El autoconcepto con una compartimentalización positiva requiere un esfuerzo cognitivo bajo, ya que
consiste en negar o minimizar los atributos negativos (función de autoensalzamiento).
La organización integrada del autoconcepto implica una mayor inversión y elaboración de los recursos
cognitivos. Mantener este tipo de organización supone de ser capaz de manejar el afecto negativo, que
supone reconocer de forma continua aspectos personales que no son agradables (función protectora).
Showers indica que tanto la organización del autoconcepto en compartimentos positivos, como el
autoconcepto integrado, representan dos opciones válidas desde el punto de vista terapéutico.
Una mayor determinación en el logro de las metas y un uso más constructivo de las estrategias de
autorregulación: cuando en el proceso de conseguir los objetivos planteados se van obteniendo
resultados iniciales positivos, la motivación de autoensalzamiento promueve una mayor perseverancia, ya
que esos datos favorables preliminares permiten ir construyendo unas expectativas más optimistas.
Una mayor autoestima y niveles más altos de bienestar emocional. Estas relaciones son recíprocas:
personas con alta autoestima también presentan fuerte motivación hacia el autoensalzamiento.
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Tendencia a la comparación con los demás, lo que permite llegar a reconocer y valorar de manera más
positiva los aspectos personales, obteniéndose una mayor satisfacción. Existen dos tipos de comparación:
o La comparación “hacia abajo”: las cualidades y atributos personales se colocan en un plano superior, o
se exageran mediante la devaluación de las cualidades de los demás.
o La comparación “hacia arriba”: se comparan los atributos o circunstancias personales con las de otras
personas que pensamos están mejor que nosotros.
La motivación de autoensalzamiento presenta algunos costes. Su uso frecuente puede generar en el entorno
social respuestas de desaprobación (más que de reconocimiento), ya que estos individuos resultan arrogantes
y poco creíbles. Además, cuando la necesidad de autoensalzamiento es alta y se obtienen resultados
negativos, el grado de malestar emocional experimentado puede ser también mayor.
En paralelo se ha constatado que las personas que realmente tienen una autoestima adecuada, presentan
niveles de autoensalzamiento moderados, es decir, no necesitan extremar la valoración positiva de sus
atributos, siendo capaces de aceptar razonablemente bien sus características menos favorables.
La motivación de consistencia
Motivación de consistencia: necesidad de la persona de preservar el concepto que tiene de sí
misma, para lo cual selecciona y procesa aquella información que perpetúa el contenido de su
autoconcepto, y busca el tipo de evaluación que sea congruente con la visión que tiene de sí misma,
aunque dicha evaluación sea negativa.
La búsqueda de consistencia responde a la necesidad de percibir la realidad de forma coherente y predecible,
y de mantener un cierto grado de seguridad sobre el posible curso de las interacciones sociales. La visión
estable acerca de uno mismo proporciona una base de coherencia con la que poder definir y organizar las
diferentes vivencias, guiar e interpretar las relaciones sociales, y predecir los acontecimientos futuros.
A mediados de los 80 pasó a llamarse “motivación de autoverificación”, haciendo énfasis en la búsqueda de
confirmación de aquellos contenidos cognitivos y afectivos del autoconcepto que estén sólida y claramente
definidos (autoverificación). La motivación de autoverificación actúa cuando se recibe una evaluación
relevante para el autoconcepto, y se la contrasta con las creencias, crónicamente accesibles, que se tienen
acerca de cómo uno es ("el yo real").
Cuando estas creencias son confirmadas, se incrementa la seguridad que tiene la persona con
respecto a su autoconocimiento.
Cuando las creencias resultan desconfirmadas puede aparecer un estado de temor, dado que la
persona puede comenzar a pensar que realmente no se conoce tal como es.
Una consecuencia de esta motivación sería la distorsión que puede hacerse de la información que resulte
inconsistente con los aspectos más claros del autoconcepto, para así poder integrarla mejor en él. En este
caso la persona también puede optar por mostrar resistencia a la influencia de esa información externa, y así
mantener estable su autoconcepto.
Este tipo de motivación está estrechamente relacionada con el tipo de autoconcepto que tenga el individuo.
Cuando el autoconcepto sea positivo, la persona buscará y seleccionará aquella información que
confirme sus creencias positivas.
Cuando sea negativo, elegirá aquella información que también confirme sus contenidos
desfavorables. Se ha observado que las personas con un autoconcepto negativo, cuando reciben un
feedback negativo, lo consideran más aceptable, más preciso y más descriptivo de sí mismas que el
feedback positivo, aunque les haga sentir peor. Sin embargo, si el feedback que reciben es positivo,
aun siendo incongruente con su autoconcepto, hace que se sientan mejor.
En este sentido, en personas con un autoconcepto negativo se produce un "conflicto" entre el sistema
cognitivo y el afectivo.
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⇒ La motivación de autoverificación haría que las personas con una visión negativa de sí mismas
busquen, desde el punto de vista cognitivo, una confirmación de esta percepción (información negativa).
3. Autoestima
3.1. Definición de la autoestima y su relación con el autoconcepto
El autoconcepto representa el conocimiento que tiene cada individuo acerca de sí mismo, es decir, es el
conjunto de creencias, esquemas o imágenes que la persona mantiene respecto a sus características, sus
habilidades, los roles que desempeña, y su forma particular de actuar.
También representa un objeto al que podemos valorar y hacia el cual podemos sentir un afecto determinado
(positivo o negativo). Este componente evaluativo y afectivo del autoconcepto es lo que un gran número
de investigadores considera como autoestima.
Rosenberg considera la autoestima como la actitud positiva o negativa que se tiene en torno a uno mismo.
Este enfoque concibe la autoestima como un constructo unidimensional, que hace referencia al grado en que
cada persona se valora de forma positiva, y mantiene un sentimiento de afecto en relación consigo misma.
Cuando su autoestima es alta, siente que es valiosa, se respeta a sí misma, se gusta y acepta tal como es.
Otros autores sostienen que entender la autoestima exclusivamente como un sentimiento global de valía y de
autoaceptación supone una visión demasiado simplista. Argumentan que una valoración demasiado positiva
acerca de las cualidades personales también puede relacionarse con aspectos o conductas perjudiciales, como
el excesivo engrandecimiento de la imagen personal, el egocentrismo o el narcisismo. Por ello, consideran
que la autoestima debe estar conectada también con las habilidades y acciones que realice el individuo, así
como con las metas que éste alcance.
Esta orientación de la autoestima, ligada también a la capacidad efectiva de actuar en el medio, fue planteada
inicialmente por James, quien la definió como la relación entre los éxitos conseguidos y las pretensiones:
Autoestima = Éxitos / Pretensiones
Es decir, establecía como componentes de la autoestima:
o Los deseos, las metas o las aspiraciones de la persona.
o Su propia capacidad para poder alcanzarlos o llevarlos a cabo.
Esta concepción dual de la autoestima supone admitir la reciprocidad entre el mantenimiento de una actitud
positiva hacia uno mismo y la consecución de un adecuado nivel de competencia.
IMPORTANTE: el simple hecho de sentirse bien con respecto a uno mismo no tiene por qué reflejar una
autoestima alta. El aspecto que fundamenta la autoestima es la combinación de la creencia de competencia
con el sentido de valía personal (concepción bidimensional).
Branden ofrece la siguiente definición: “La autoestima representa la convicción de que uno es competente
para vivir, y valioso por estar vivo».
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Los individuos con baja autoestima se caracterizan, más que por la presencia de una firme visión
negativa de sí mismos, por la ausencia de una visión positiva.
Por lo general, estas personas suelen describirse de una forma difusa, empleando términos neutrales y poco
comprometidos. Su autoconcepto resulta menos claro e internamente menos estable y consistente. Utilizan
menos el sesgo de autoensalzamiento. Si les sucede algo negativo, se sienten más responsables de lo que lo
son, y si es algo positivo, lo consideran menos relacionado con sus características o su comportamiento.
Tienden a comprometerse en objetivos mal definidos o demasiado elevados. Cuentan con un repertorio más
reducido de habilidades de afrontamiento, y a veces utilizan estrategias que van a impedir el logro de
objetivos. Sus actuaciones estén dirigidas sobre todo a proteger su autoestima antes que a ensalzarla, y
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tienden a tratar de evitar aquellas situaciones en las que se pueden poner de manifiesto sus limitaciones, o
donde exista el riesgo de fracaso.
El estilo de presentación que muestran en sus interacciones sociales suele ser cauto: evitan ser el centro de
atención, revelan poca información personal, o responden con incredulidad y ansiedad cuando los demás
sostienen una opinión demasiado favorable sobre ellos, o cuando ellos mismas exhiben una imagen personal
demasiado positiva.
Una baja autoestima se ha relacionado con diversos desórdenes psicológicos y estados afectivos negativos,
como la ansiedad, la depresión, la hostilidad o la alienación, así como la evitación, el conflicto y el aislamiento.
Conviene aclarar que la insatisfacción que sienten estas personas no siempre llega a un nivel de malestar
psicológico en el es conveniente la intervención clínica. Por este motivo, y también por la propia necesidad de
consistencia, estas personas prefieren continuar manteniendo ese estado familiar de desagrado, antes que
intentar cambiarlo por otro nuevo pero incierto.
Autoestima segura o frágil
Actualmente está siendo cuestionada la consideración de que la autoestima alta se asocia, por sí sola y de
forma consistente, con un mayor ajuste psicológico. Esto ha llevado a proponer otro tipo de clasificaciones
que permitan definir qué es una "buena autoestima" o una "autoestima sana".
Para Ryan y Deci, la autoestima puede variar en función del grado de seguridad o fragilidad que posea.
Es estable: su nivel fluctúa muy poco en función de Es inestable: fluctúa con gran frecuencia e intensidad
las experiencias que acontecen en el día a día. en función de las evaluaciones que se hagan.
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que en una misma persona puede haber inconsistencia entre estos dos tipos de autoestima, es decir, que
cada una presente un nivel diferente.
Estas discrepancias podrían tener su origen en los distintos modos de procesar los acontecimientos. Por
ejemplo, una persona cuya autoestima esté altamente determinada por la consecución de objetivos que
denoten estatus y poder, cuando no alcance alguna de estas metas, puede optar por explicarlo a través de la
intervención de factores ajenos a ella: estaría procesando lo sucedido de una forma racional y controlada con
el fin de proteger y recuperar su autoestima explícita, pero a un nivel más experiencial y emocionalmente
relevante, este acontecimiento lo podría estar procesando como algo muy devastador para su sensación de
valía, reduciéndose su autoestima implícita.
La forma de discrepancia más frecuente es de alta autoestima explícita - baja autoestima implícita,
considerada una forma de autoestima frágil. Las personas que presentan esta discrepancia se caracterizan por
tener sentimientos hacia uno mismo que, siendo positivos, son a la vez vulnerables.
El mantenimiento de una alta autoestima implícita se ha asociado con efectos beneficiosos desde el punto de
vista autorregulatorio y emocional, pero es solo cuando tanto la implícita como la explícita son altas cuando
se considera que la autoestima es segura.
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