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DESARROLLO HUMANO Y

NUEVAS CIUDADANÍAS 2

Yino Alexander Castellanos Camacho

EJE 2
Analicemos la situación
Contenido
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Su participación cuenta (impacto de concepciones y prácticas) . . . . . . . . . . . 4

Contextualicemos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Evolución de las identidades sociopolíticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

Premodernidad: el ciudadano no existe


(con contadas excepciones) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Modernidad: el sujeto político se hace “mayor de edad” . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

Un cuento de Navidad y una ciudadanía grisácea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

El sujeto político posmoderno: de la autonomía


ciudadana a la ilusión de autosuficiencia del consumidor . . . . . . . . . . . . . . 23

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
ÍNDICE
Introducción

En el presente eje el estudiante areandino podrá situarse frente a la evolución


histórica del concepto de ciudadanía con el fin de conocer las problemáticas aso-
ciadas a su práctica.

Para guiar el camino hacia la comprensión sociocrítica del tema planteado se


propone la siguiente pregunta: ¿cómo han impactado las nuevas identidades ciu-
dadanas a las concepciones sobre democracia, convivencia y desarrollo social?
INTRODUCCIÓN
Su participación
cuenta (impacto
de concepciones y
prácticas)
Figura 1. Toma de decisiones
Fuente: Shutterstock/526203517

Contextualicemos
Es pertinente recordar que la Constitución de Colombia de 1991 introdujo derechos y
mecanismos de participación ciudadana gracias a los cuales el ciudadano colombiano
se puede ver a sí mismo como más autónomo y responsable con respecto a las deci-
siones que toma. La filosofía de dicha Constitución es la de un ciudadano “mayor de
edad”, para invocar la célebre expresión del filósofo alemán Inmanuel Kant, con la cual,
el nacido en Konigsberg, se refería a un estado de madurez mental que le permitiría al
individuo tomar las decisiones sobre su vida guiado por su capacidad de razonar sobre
aquello que más le convenía tanto a sí mismo, como a los que le rodean.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 5


Recordemos que
La mayoría de edad, la madurez del ciudadano actual implica una toma de
conciencia con respecto a la sociedad en la que vive. ¿Qué tipo de instituciones
son las que regulan mi vida social? ¿Cuáles son los límites de mi libertad, con
respecto a la libertad de mis vecinos, de mis compañeros de trabajo, de mis fa-
miliares? ¿Existe alguna preocupación con respecto al bienestar de las personas
que componen mi círculo social?, y, ¿con respecto a otros seres humanos co-
lombianos como yo, latinoamericanos como yo, o simplemente humanos como
yo?

Estas preguntas cobran sentido en cuanto que no solo la Constitución colombiana


otorga el poder para que mi acción política pueda ser tomada en cuenta, sino que,
como vimos anteriormente, la sociedad actual tiende a constituirse en sociedad globa-
lizada. Entonces, no es suficiente preguntarme acerca de mi lugar en la sociedad colom-
biana hoy, sino que debería hacerlo acerca de problemas planetarios que conciernen a
toda la humanidad, como el calentamiento global, la desigualdad económica y social, y
la discriminación de las minorías.

La situación actual en la que se encuentra usted como estu-


diante, integrante de una familia, eventualmente trabajador,
supone nuevos roles y funciones a cumplir que están escritos en
las normas constitucionales, y que deberían impactar positiva-
mente su entorno, en cualquiera de sus espacios de acción, y,
en reciprocidad, favorecer su propio proyecto vital.

Sin embargo, los nuevos poderes participativos que adquiere el ciudadano colom-
biano pueden ser usados o no. O pueden ser usados de forma inadecuada, por ejem-
plo, promoviendo intereses políticos ajenos, suponiendo que se promueven y afirman
intereses propios. Por esta razón es fundamental pensar la mayoría de edad a la que la
Constitución colombiana nos llama.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 6


Figura 2. Fila
Fuente: Shutterstock/85396684

A manera de ejemplo, imagine que lleva un cierto tiempo haciendo fila para obtener
algún objeto o servicio. La “cola” transcurre lentamente, y luego de muchos minutos al
fin ve cerca el objetivo. De repente alguien que no estaba en la fila “se cuela”, la indig-
nación es general, pero la persona cuenta con algunos privilegios, o con recursos para
amedrentar, por lo que usted simplemente cede.

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Su indignación silenciosa, su ira conteni- derecho de la persona afectada, segundo
da, es un sentimiento cuya raíz de injusti- para que el orden implícito en la fila per-
cia proviene de que siente vulnerado algún mita que esta fluya y así beneficiarme con
derecho, quizás a la igualdad, quizá no le ahorro de tiempo.
dé forma definitiva, pero, en todo caso el
sentimiento es genuino y usted siente una Vivir en democracia hoy significa vivir
indignación que estaría absolutamente un orden co-participativo similar al de una
justificada. fila ordenada. Sin embargo, variadas re-
laciones asimétricas de poder pueden en-
Su sentimiento de indignación proviene, torpecer el flujo de circulación de personas
además de la vulneración de su derecho a que con atributos personales diferenciados
ser tratado como un igual con respecto a están cobijados por el mismo orden de la
la persona que se ha colado, de la ruptura “cola” bien llevada.
repentina de un orden que se había esta-
blecido con los demás participantes de la Así, por ejemplo, la imposición autorita-
fila. Un orden espontáneo resultado de un ria para colarse, o algún privilegio acumu-
acuerdo tácito de respeto al que llegó pri- lado que funciona como habilitante para
mero, en el que todos somos iguales. saltarse el orden de la fila pueden dificultar
el tránsito de los ciudadanos que pacien-
Respetar la fila es apenas uno de los tes intentan llegar a la consolidación de
aspectos mediante los cuales se puede sus derechos, y a la interiorización perma-
ejemplificar lo que significa hacer parte nente de sus deberes.
de cierto orden social igualitario. Si ade-
más del criterio de llegada para hacer la Aun así, al menos formalmente, el ciu-
fila, usted pudiera participar con su voto dadano del siglo XXI cuenta con recursos
de otros acuerdos que operen para todos para hacer valer el orden de la fila que él
con el fin de mejorar la fila, para que, por mismo, en el marco de sus responsabili-
ejemplo, sea más rápida, ese orden, ade- dades, respeta. Recursos legales de cuya
más de social, sería democrático. apropiación depende una de las facetas
de la nueva ciudadanía, la del individuo
Un orden social caracterizado como de- consciente de sus derechos políticos lo que
mocrático, implica cierto grado de partici- le permite exigir respeto por la fila.
pación y, por lo tanto, cierto grado de res-
ponsabilidad. En el caso de la fila, no solo Sin embargo, para llegar hasta la com-
se trata de respetarla como espero que los prensión cabal del sentido de este ejem-
demás la respeten, sino de cuidar mi lugar plo, es necesario hacer un breve recorrido
en ella y, eventualmente, denunciar el que de contexto y análisis histórico que nos
otro que quiere aprovecharse y sacar ven- permita asumirnos como sujetos críticos
taja. La denuncia, en este ejemplo, se hace frente a las particularidades de la actual
con dos propósitos: el primero velar por el manera de convivir en sociedad.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 8


Evolución de
las identidades
sociopolíticas
Evolución de las identidades sociopolíticas
Para comprender la situación del ciudadano actual, es fundamental preguntarse por
la dinámica histórica de la civilización occidental que ha configurado distintas identida-
des “ciudadanas” en diversos momentos de la historia de occidente.

Sería imposible agotar todos los elementos y los hechos históricos que nos mostraran
un calco fidedigno de cada momento en la historia de occidente y de sus instituciones
políticas. Por este motivo se han elegido tres momentos que a juicio de los investigado-
res sociales permiten “mapear”, la evolución de las ideas y conceptos que sobre la iden-
tidad y su relación con las formas de gobierno han constituido el núcleo de la historia de
nuestra civilización.

Figura 3. Proclamación de la emancipación


Fuente: Shutterstock/242814940

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Estos momentos son: el momento premoderno, el momento moderno y el momen-
to posmoderno. Estos momentos, esquemáticos pero funcionales, tienen la ventaja de
cubrir al menos 30 siglos de historia política y social en relación con la evolución de las
identidades políticas de los individuos y la forma como dicha relación ha configurado al
nuevo ciudadano.

Estos momentos elegidos no estarán exentos de controversia académica, con lo cual


se dice que la discusión queda abierta para que el estudiante siga el presente ejercicio de
periodización, bajo el criterio de la historia crítica de las ideas, no como una imposición
acabada, sino como una invitación a profundizar sobre el momento civilizatorio que
vive, las implicaciones que supone, y las razones que se exponen para usar la periodiza-
ción mencionada, así como las críticas que se le formulan.

Premodernidad: el ciudadano no existe


(con contadas excepciones)

Si usted hubiera nacido hace unos 15 siglos en el territorio que hoy se considera Eu-
ropa, la historia posterior diría que usted nació en la Edad Media. Para algunos autores,
este período de tiempo inicia con el fin del Imperio romano de occidente, alrededor del
siglo V de nuestra era y finaliza con el Renacimiento, alrededor del siglo XV, es decir, duró
aproximadamente diez siglos.

Figura 4. Cristianismo
Fuente: Shutterstock/101451244
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Durante estos diez siglos el principal he- que hacen que la relación sea impersonal,
cho social, político y cultural fue la instau- y motivada exclusivamente por intereses.
ración de un riguroso orden religioso lide- En la edad media, en cambio, la herman-
rado en todos los ámbitos de la experiencia dad cristiana podía expresarse en formas
humana por el cristianismo. Es decir, la de solidaridad, de cooperación ligadas al
religión cristiana sentó las bases de con- hecho de ser hijos del mismo padre.
ducta moral, política, social de las perso-
nas. La autoridad de la iglesia era sólida, la Asimismo, la esfera de la producción era
gran mayoría de sus mandatos se obede- radicalmente diferente a la de nuestros
cían. En suma, si usted hubiera nacido en tiempos. El individuo medieval, si bien po-
aquella época, la Iglesia de Roma hubiera día eventualmente mostrar mayor solidari-
moldeado buena parte de su identidad. A dad y compasión para con otros cristianos,
la pregunta; ¿quién es usted? La respuesta estaba negado a la movilidad social. Esto
más corriente hubiera sido: hijo de Dios. es: el rígido orden medieval regentado por
reyes y religiosos impedía que mediante el
Hijo de un Dios cristiano. Tal respuesta, mérito propio uno mejorara su situación
por supuesto, eximía la posibilidad de que socioeconómica. En términos económicos
usted contestara soy un ciudadano co- nadie mejor que Leo Huberman explicó el
lombiano, por ejemplo. Ser hijo de Dios, en modo de producción medieval, que no se
cambio, suponía formas de comprender regía por objetos-mercancía con un precio
los demás ámbitos de la vida social de la fijado en un mercado libre. Para este estu-
época. Así, si no solo usted, sino todos so- dioso, en su libro Los bienes terrenales del
mos hijos de Dios, hijos de un mismo padre, hombre (1961), el valor de un objeto está
somos hermanos, y no ciudadanos cuya dado por la noción de obsequio, de don, y
relación con otros ciudadanos está regu- de valor de uso.
lada por un Estado y unas instituciones
Entonces, si usted hubiera nacido en la fase medieval de la premo-
dernidad, adiós a las posibilidades de superación económica y material,
pues, además, la meta productiva de la economía medieval no es la
acumulación de bienes-mercancías, o de bienes-dinero. En el medioevo
europeo, si se nace hijo de siervos muy probablemente se muere hijo de
siervos. Si se nace como hijo de señor feudal, muy probablemente se
muere como señor feudal. El mismo principio opera para la nobleza.
Esta estructura social está muy lejos de pensarse en términos democráticos y, por lo
tanto, en términos ciudadanos, y es que si bien en la antigüedad premoderna, lo que
se denomina la Grecia clásica y el Imperio romano, sí conoció formas primarias de de-
mocracia y ciudadanía su legado fue sustituido por un orden feudal, basado en la fe
cristiana.

Recordemos que
Hay que aclarar, sin embargo, que estudiosos de la Europa medieval, y de la
actitud premoderna frente al mundo, como Umberto Eco, han re-significado as-
pectos de aquella época, por lo cual ya no se le califica exclusivamente como os-
curantista, pues en su desarrollo se sentaron las bases de lo que a partir del siglo
XV se conoce como la Modernidad.

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Entonces, para recapitular, pensemos que con excepción de los períodos de la Grecia
clásica y del Imperio romano, la premodernidad europea no practicó un régimen de-
mocrático, y que incluso en aquellas culturas, la griega y la romana, la democracia y la
ciudadanía premodernas fueron muy limitadas en cuanto derechos políticos y sociales.

Pensemos que el gran proyecto civilizatorio de la premodernidad europea,


y por ende cristiana, posterior a la caída del imperio romano, se basó en la Premodernidad
salvación del alma, es decir, si usted hubiera nacido en aquella época buena Espacio de tiempo de la
civilización occidental en-
parte de su proyecto vital hubiera estado conducido hacia la salvación de su tre el siglo X a.c. hasta el
alma, y las instituciones que le rodean; su familia, la Iglesia, el feudo, hubie- siglo XV d.c.
ran estado dispuestas para tal fin, con lo cual su margen de autonomía de
tomar decisiones por sí mismo hubiera estado limitada, cuando no sería inexistente… En
términos de la actitud premoderna frente al mundo se es libre solo para creer en Dios,
y de la creencia se deriva todo el sentido de su existencia, por lo cual el orden político
no da cabida para la autodeterminación y la autonomía de acción individual y menos
que el individuo participe en la toma de decisiones políticas. En suma, parafraseando al
filósofo francés René Descartes, la actitud mental y social de la premodernidad podría
resumirse como “Creo, luego existo”.

Sin embargo, tal orden social, tal identidad personal, afectada profundamente por
las estructuras políticas que negaban autonomía al individuo y participación en la toma
de decisiones colectivas empieza a cambiar gradualmente hacia los siglos XII y XIII de
nuestra era, preludio del Renacimiento italiano. Así lo atestigua Julio César Londoño en
su escrito Vuelven los bárbaros, columna de opinión escrita el 4 de noviembre de 2016 en
el diario El Espectador, en la que localiza el momento en el que la actitud premoderna

””
del mundo va cediendo paso a la moderna:

Es en este momento —digamos siglos XIII y XIV, segundos más,


segundos menos— cuando el mundo secular empieza a desbor-
dar al mundo divino. Entorpecidas por el corsé del dogma, las
teocracias no podrán seguir el vertiginoso ritmo de los sucesos
que se avecinan. Comercio internacional. Bancos. Moda. Libros
idénticos (¡incluso con el mismo error en la misma página!). Re-
nacimiento. La aparición del individuo. El nacimiento del genio. La
muerte de las musas. Retratos. Autobiografías. Anatomía. Fiso-
nomía. Ilustración. Guillotina. Revoluciones burguesas. Máquinas.

Recordemos que
De este listado el hecho que más nos interesa es el de la aparición del indivi-
duo, pues como lo señala Londoño antes no existía en cuanto sujeto político, pues
como vimos prima la voluntad comunitaria y social sobre la voluntad puramente
individual. Luego no era correcto hablar de ciudadano.

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Modernidad: el sujeto político se hace “mayor de edad”
El individuo, que antes del siglo XIV estaba supeditado a diversos poderes sociales,
religiosos, económicos comienza un complejo proceso para hacer valer su voluntad pro-
pia, personal, en la toma de decisiones públicas, colectivas, políticas.

En otras palabras, modernidad significa, entre otras acepciones, una mentalidad que
descubre al individuo como agente creador de su propia vida, y esta creación, por su-
puesto, va a incluir la construcción de su identidad política, preludio de la configuración
de ciudadanía moderna.

De esta forma lo han entendido pensadores clásicos de la historia de la filosofía como


Della Mirandola (2006), quien en su célebre Discurso sobre la dignidad del hombre afir-

””
maba:

Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto pro-


pio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar,
el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de
acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza defi-
nida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí
prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna te la
determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado (p. 5).

Con un elemento adicional que está en Es decir, el autor interpreta un momento histórico en el que
el individuo, el yo, y su voluntad propia se empieza a instaurar
el título del texto completo, y es que para como la medida de la realidad social, política, económica. “No
Della Mirandola, la dignidad humana se te hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de
que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te infor-
basa en esa capacidad para definir su pro- mases y plasmases en la obra que prefirieses” Della Mirandola
pia identidad. El ser humano es una cria- (2006), yo me doy la identidad que yo quiera, no estoy pre-fi-
jado, pues negaría el hecho esencial para la modernidad de la
tura digna en cuanto pueda decidir lo que libertad individual. No nací siervo, o esclavo, está en mí el poder
quiera ser. cambiar la situación.

También en este fragmento del texto se va a anticipar


El anterior se convertiría en un principio una de las críticas al proceso moderno y es que el sujeto de la
clásico de la democracia moderna, y por lo modernidad europea se basará en una consigna “yo conquis-
to”, antes que el “yo pienso” cartesiano. De hecho, el proceso
tanto de la forma moderna de comprender moderno europeo está teñido de sangre dado ese espíritu de
la ciudadanía hoy. A diferencia del pensa- conquista que Della Mirandola señala cuando afirma que el po-
der de autodeterminación está dado directamente por Dios al
miento premoderno en el que mi natura- hombre renacentista.
leza está fijada a imagen y semejanza de
Dios, y por lo tanto es inmóvil, y regida por inflexibles estructuras sociales (la condena
o la salvación de mi alma dependen más de la intervención de fuerzas sobrenaturales
que de una esencia dinámica y móvil de mi ser, como lo defiende Della Mirandola), la
actitud moderna depositará su confianza en el individuo autónomo, más que en
las estructuras sociales que lo regulan.

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Figura 5. Individuo autónomo
Fuente: Shutterstock/190885352

Por supuesto este cambio de mentalidad toma tiempo, al menos cinco siglos entre
los siglos XIII y XVIII, y se da en el marco de cambios muy profundos en todas las esferas
de la civilización occidental. Así, en ese marco de tiempo se dan transiciones
de regímenes feudales basados en relaciones sociales de servidumbre hacia
Protocapitalistas
regímenes que Karl Marx llamó protocapitalistas, o de tempranas formas de
acumulación de capital, en las que las relaciones sociales van a ser definidas Forma temprana de acumula-
ción de riquezas, que precedió
por la naciente burguesía y serán mediadas incipientemente por Estados al capitalismo industrial.
nacionales.

De igual forma, de manera similar a como sucede en la esfera económica, en el plano


político, siguiendo la interpretación de Della Mirandola de un individuo libre que más
adelante será agente político, toman forma diversas luchas por el reconocimiento de los
intereses gremiales que terminarán en la creación de instituciones como el parlamento
inglés, tras la revolución gloriosa, (a consultar en forma más o menos detallada por los
estudiantes), o mucho más adelante, hacia el siglo XVIII, en la Independencia de los Es-
tados Unidos en 1776, y en 1786 en la Revolución francesa.

Recordemos que
Estos dos hechos marcarán sendos hitos en la configuración de una mentalidad
política típicamente moderna. Con la independencia de los Estados Unidos y la pro-
clamación de los Derechos Universales del Hombre y del Ciudadano, la definición de
ciudadanía adquiere gran relevancia, pues conferirá el estatuto a cada ser humano
como persona política, cobijada por una serie de derechos que el mundo medieval
no reconocía explícitamente.

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Figura 6. Revolución francesa
Fuente: Shutterstock/238816741

En cuanto a la Revolución francesa, no pocos estudiosos la han definido como una


revolución burguesa, en la que, si bien se impusieron los intereses de clase de los burgue-
ses, con esta revolución, al menos en su espíritu y filosofía, se derrocaron las formas más
oprobiosas del régimen monárquico y se preparó el terreno para la moderna ciudadanía
de derechos y deberes políticos.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 16


Recordemos que
En ambos casos, los hechos políticos fueron acompañados de profundos cam-
bios en las esferas culturales y religiosas. La raíz de la mentalidad moderna puede
hallarse también en la mentalidad que acompañó al movimiento de la reforma
protestante. Esto puede ser entendido así dado que aquella reforma provocada
en el siglo XVI bajo el liderazgo de Martín Lutero facilitó al creyente el camino a
Dios sin la necesidad de un intermediario, como llegó a considerar a la Iglesia va-
ticana el monje Lutero. Así, lo que iniciaba el monje alemán era una gigantesca
revolución religiosa que tendría como una de sus principales consecuencias la de
resquebrajar la autoridad del papado romano, y trasladarla al individuo, que bajo
su responsabilidad debía, por gracia de su propia fe, salvar su alma.

Y en el plano artístico y cultural la lle- la idea de un individuo que sería poseedor


gada del Renacimiento italiano produjo de derechos civiles, es decir, un ciudada-
la creación del artista inventor, del genio no, pues para pensar la ciudadanía de
creativo que al firmar su obra reforzaba la alguien, primero se debe pensar su indi-
idea de un individuo autor, creador, y no vidualidad.
tan solo intermediario del único creador
posible: Dios. Así, la diferencia entre artis- En razón de lo anterior, luego de que es-
ta, genio individual, y artesano, creador en tos hechos fueran el soporte de la noción
el marco de los límites pre-fijados por la moderna de ciudadanía, las reflexiones fi-
Iglesia condujo a la consolidación del in- losóficas comprendidas en la obra de In-
dividuo como centro de la vida social en manuel Kant, incluirían la noción de ciuda-
buena parte del continente europeo. danía moderna amparada en la noción de
mayoría de edad. Para llegar a esta noción,
A modo de síntesis el Renacimiento ita- se requirió, además, de la incorporación en
liano, y la reforma protestante en las es- la reflexión sociohistórica de los avances
feras culturales, artísticas y religiosas, así y hallazgos de la actividad científica eu-
como La independencia de los Estados ropea que ya desde el siglo XV empezó a
Unidos y la Revolución francesa en el ám- mostrar resultados transformadores de la
bito político fueron los hechos sociohistó- realidad social de aquellos tiempos.
ricos sobre los cuales se fue configurando

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 17


Figura 7. Revolución Industrial
Fuente: Shutterstock/244389922

Recordemos que
En suma, el espíritu moderno, el ser moderno, habría de caracterizarse por la
configuración de un individuo que gradualmente va adquiriendo conciencia de su
voluntad personal, y de sus atributos como persona política que significa persona
que ha nacido y crecerá siendo sujeta de derechos que un estado nacional deberá
proteger y promover.

Esta concientización de su dignidad irá acompañada de complejos procesos so-


cio-históricos y políticos; visibles en revoluciones como la francesa, y la indepen-
dencia de los Estados Unidos, culturales y religiosos; Renacimiento y reforma pro-
testante, y revoluciones en el pensamiento científico que conducirán a otro hecho
fundamental para comprender la evolución de la noción de ciudadanía moderna: la
Revolución industrial.

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Un cuento de Navidad y una ciudadanía grisácea

Figura 8. Un cuento de Navidad


Fuente: By John Leech -, http://bit.ly/2xwtwWF Public Domain, http://bit.ly/2fAQeTI

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La ciudad de Londres
descrita por autores como
Charles Dickens refieren
una ciudad sucia, gris, y
triste en la que se respira
un sentimiento de profun-
da injusticia con respecto
al trato que reciben algu-
nos de los personajes de
sus historias.

Específicamente en el
caso de su célebre cuento
Un cuento de Navidad, los
protagonistas sufren los ri-
gores de una ciudad que
enfrenta el choque del ad-
venimiento de un capitalis-
mo liberal y clásico que in-
centivaría rápidamente la
búsqueda del lucro perso-
nal por encima de cualquier
otro objetivo, produciendo
profundas desigualdades
sociales, cuyo criterio de
distinción no sería más el
régimen de sangre y heren-
cia, sino el de las posesio-
nes.

Figura 9. Ebenezer Scrooge


Fuente: De John Leech - http://bit.ly/2xwtwWF Dominio público, http://bit.ly/2fjou9e

Lectura
recomendada
Un cuento de Navidad.

http://bit.ly/2wxC93X

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El trasfondo de la narración de Dickens muestra un escenario en el que viejas formas
de solidaridad orgánicas, más propias de la premodernidad, se esfuerzan por no desapa-
recer bajo el egoísmo rapaz de Ebenezer Scrooge, el viejo egoísta y tacaño, protagonista
del cuento, que tipificará la crítica de la burguesía capitalista impulsora del capitalismo
inglés, basado en los desarrollos científicos y en el imperialismo de fines del siglo XIX.

Con el argumento del cuento es posible sugerir que el sistema capitalista no siempre
ha sido un aliado natural del desarrollo de las nociones más justas de ciudadanía, sino
que, se podría convertir en un indicador de clase social, a través del cual, discriminar al
pobre, al desvalido, al marginado. La tensión desde entonces entre desarrollo económi-
co y derechos políticos ha sido tema de reflexión permanente, pues si bien el cuento de
Dickens, tiene un final feliz, en el que el viejo Scrooge reconoce la humanidad integral
de sus empleados y les restituye sus derechos sociales en la práctica la tensión esfera
económica - esfera política ha sido permanente.

Recordemos que
Esta tensión ha sido parcialmente resuelta, para regresar una y otra vez, en
algunos países que se han convertido en ejemplo de equilibrio entre desarrollo
humano y capitalismo en la perspectiva del cumplimiento de los derechos que las
democracias modernas contemplan para sus ciudadanos.

Así, y al cobijo del llamado Estado de bienestar europeo, posterior a la Segun-


da Guerra Mundial, que significó la recuperación parcial de Europa, los Estados
se convirtieron en los garantes de la adquisición de los derechos individuales en
buena parte de las sociedades occidentales actuales, al menos en términos lega-
les. Sin embargo, en la década de 1980 el advenimiento de políticas neoliberales
que reducían drásticamente la participación del estado en la esfera económica,
especialmente en la redistribución del ingreso, volvería a tensionar el espacio so-
ciopolítico en varias democracias occidentales.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 21


El sujeto político
posmoderno:
de la autonomía
ciudadana a la ilusión
de autosuficiencia
del consumidor
El sujeto político posmoderno: de la autonomía
ciudadana a la ilusión de autosuficiencia del consumidor

Figura 10. Decisiones públicas


Fuente: Shutterstock/377825665
Tras el conjunto de factores y de hechos históricos que posibilitaron la emergencia
de un sujeto político moderno: individuo sujeto de deberes y de derechos políticos, per-
sona receptora de un nuevo estatus configurado a la par de la actitud moderna frente
al mundo: autónoma frente al poder de la Iglesia, “científica e ilustrada”, en cuanto su
relación con el conocimiento y partícipe de los procesos de toma de decisiones públicas
a través del voto universal, otros cambios históricos recientes han configurado nuevas
identidades políticas, inéditas formas de entender el poder en democracia, nuevos con-
flictos y tensiones en el espacio social. Veamos.

Si la característica esencial del sujeto político moderno es la de una progresiva y algo


lenta construcción de autonomía en el marco de democracias frágiles y condiciona-
das por la esfera económica, como vimos en el cuento de Dickens. En la denominada
posmodernidad, el ciudadano parece oscilar entre esa autonomía precaria-
mente ganada y una autosuficiencia individual y egoísta estimulada por el Posmodernidad
consumo. Sin embargo, como veremos, en esa oscilación, en ese ir y venir En el marco de la historia de
las ideas, designa el momen-
entre autonomía y autosuficiencia, las viejas luchas por el reconocimiento se to actual de la civilización
renuevan, se actualizan, y el espacio social se tensa ante el surgimiento de occidental dada la crisis del
pensamiento racional, ilus-
actores políticos que mantienen su disputa frente a formas de poder esta- trado y científico modernos.
tales.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 23


Figura 11. Lucha por derechos
Fuente: Shutterstock/410398402

Las nuevas ciudadanías entonces se re- Así, democracia significa poder votar, pero,
conocen por la ambivalencia de ser suje- además, prensa libre, libertad de empresa,
tos políticos que mantienen la pelea por reconocimiento de derechos y, sobre todo,
derechos colectivos, aunque sus formas libertad para poder consumir.
de organización han perdido fuerza, y un
individualismo exacerbado jalonado por Aunque también, en un plano más sofis-
un sistema capitalista que pone acentos ticado de conceptualización, democracia
similares en la fase de producción diferen- significa para los nuevos ciudadanos tra-
ciada y del consumo diferenciado, lo que mitar los múltiples conflictos de las com-
Urry y Lash llaman “acumulación reflexi- plejas sociedades de hoy de forma no vio-
va” (1996, p. 205). lenta, a través de formas de negociación
que debieran exigirle a ese nuevo ciudada-
En el marco de esta tensión, no una información previa para construir
Consumo diferenciado
la significación de la democra- los espacios políticos idóneos para la reso-
Hace referencia a que el
cia varía y se ajusta a diversas lución de los conflictos y el alcance de la
consumidor busca aquella aspiraciones de la opinión pú- satisfacción de sus intereses.
mercancía que le permita
construir un estilo personal
blica, un actor relativamente
de vida. reciente en el espacio social.
Recordemos que
Cabe anotar, sin embargo, que el mismo vocablo posmodernidad
se encuentra en discusión, pues si bien desde que fue acuñado con
suficiencia en el pensamiento filosófico por Jean Francois Lyotard,
designando “la crisis de los grandes meta-relatos en los que se ha-
bía fundado la Modernidad”, esto es la crisis de una sola verdad, del
relato científico, de la concepción racional del mundo, de la historia Meta-relatos
como una línea uniforme de tiempo que llevaría a la perfectibilidad Compendio de proyectos, va-
lores, creencias que una civili-
del ser humano, se ha usado con cierta potencia explicativa, si bien zación asume como propios y
no ha estado librado de polémicas intelectuales. como su guía histórica.

En el marco de la presente argumentación nos interesa el término para referir, es-


pecíficamente, la crisis del gran ideal, del gran proyecto de la modernidad ilustrada,
burguesa: la crisis del ideal de progreso. Como vimos, la Modernidad y el pensamiento
moderno que se habían fundado en la racionalidad científica complementada por los
hechos mencionados: las revoluciones francesa e industrial había construido un ideal de
ciudadano racional, mayor de edad, que progresaba en todos los aspectos, pero, espe-
cialmente en la conquista de sus derechos.

Recordemos que
Cabe anotar que tal proyecto moderno fundado en el ideal de progreso que
exige un ciudadano racional, no ha estado exento de críticas, especialmente la
que podríamos llamar una crítica reduccionista en cuanto defiende una interpre-
tación única y hegemónica del proceso de modernización de las actitudes men-
tales frente al mundo y frente a la vida.

Autores como Enrique Dussel, Ramón Grosfoguel y Aníbal Quijano se han dado a la
tarea de mostrar cómo el proceso moderno se construyó sobre distintos tipos de violen-
cias contra grupos amplios de poblaciones enteras, tanto en América como en África.
Asimismo, han señalado cómo la modernidad europea eliminó otras formas de concebir
la realidad social, el conocimiento y la manera de vivir el tiempo histórico.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 25


Figura 12. Segunda guerra mundial
Fuente: Shutterstock/249573106

Además de esta crítica, según la reflexión posmoderna, el ideal de progreso también


se vio empañado por hechos como dos guerras mundiales que dejaron más de 60 mi-
llones de muertos, crisis cíclicas del capitalismo que degeneraron en crisis sociales que
ahondaron el escepticismo con respecto a cómo la democracia de libre mercado iba
a satisfacer la demandas y necesidades de todos los nuevos ciudadanos que se iban
haciendo cada vez más conscientes de sus derechos, aunque no necesariamente de
sus deberes. En fin, posmoderno pareció significar escéptico frente a la idea de que la
humanidad progresa.

Y también varios pensadores críticos del término, asociaron lo posmoderno con rela-
tivismo moral, ético, político, epistemológico, e incluso estético. Como ya la modernidad
racional, científica, aparentemente no tenía la fuerza para constituir al progreso como
el gran proyecto civilizatorio de occidente, la sensación resultante fue una especie de
vacío que llevó a sociólogos como Zygmunt Bauman a hablar de “modernidad líquida”
para referirse a la fragilidad de las relaciones humanas, incluidas las que posibilitaban
una ciudadanía más comprometida con su espacio social.

También Marshall Berman, invocando una frase de Karl Marx, diag- Epistemológico
nosticaba la situación actual del sujeto posmoderno hablando de cómo Hace referencia a las condi-
“todo lo sólido se desvanece en el aire”, aludiendo a la pérdida de víncu- ciones que posibilitan el surgi-
miento del conocimiento.
los sólidos y duraderos de los individuos con la llegada de la modernidad.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 26


Por otra parte, los físicos Alan Sokal y Sin embargo, es necesario precisar los
Jean Bricmont enfilaban baterías contra alcances del ser posmoderno, o de mo-
el pensamiento posmoderno intentando dernidad tardía en otras acepciones, para
desenmascarar lo que ellos consideraban contextualizar a los nuevos ciudadanos,
una oscura palabrería posmoderna que dado que no solo se trata de exaltar las
envilece el concepto de verdad científica, posibilidades de participación política y
a propósito de la supuesta falta de rigor democrática que tiene el ciudadano hoy,
científico en las ciencias sociales. Como sino de examinar críticamente los ámbitos
vemos, el vocablo ha generado controver- de acción política que ha construido en el
sias y ha servido para intentar explicar la seno de conflictos originados en una con-
situación del sujeto actual. cepción posmoderna del mundo.

Los ámbitos de acción política hoy, condicionados, así sea parcialmente, por la noción
explicada de posmodernidad, nos remiten a ciudadanías fragmentadas, a movimientos
sociales limitados. La idea de un sujeto autónomo que por momentos transita a un
sujeto autosuficiente dificulta la concreción de la movilización social, así como del des-
pliegue de estrategias de lucha acordes con el momento histórico. Como de forma pesi-
mista reflexionó el filósofo coreano Chul Han en su columna ¿Por qué hoy no es posible

””
la revolución?, escrita en el periódico El País de España el 2 de octubre de 2014:

Hoy no hay ninguna multitud cooperan-


te, interconectada, capaz de convertirse
en una masa protestante y revolucio-
naria global. Por el contrario, la soledad Lectura
del autoempleado aislado, separado,
constituye el modo de producción pre-
recomendada
sente. Antes, los empresarios competían ¿Por qué hoy no es posible la revolución?
entre sí. Sin embargo, dentro de la em-
presa era posible una solidaridad. Hoy
compiten todos contra todos, también http://bit.ly/2tNRybu
dentro de la empresa. La competencia
total conlleva un enorme aumento de la
productividad, pero destruye la solida-
ridad y el sentido de comunidad. No se
forma una masa revolucionaria con in-
dividuos agotados, depresivos, aislados

Refiere Chul Han a la dificultad que podríamos llamar, posmoderna, autosuficiente,


en su sentido negativo, para lograr consensos sociales y globales frente a problemáticas
cada vez más sentidas para la humanidad en su conjunto. Si el ciudadano ideal moder-
no, racional y “mayor de edad” se prestaba para la lucha sindical por sus derechos, el
posmoderno pareciera muy limitado por el impacto del capitalismo actual que lo lleva,
en momentos de desesperación, al “sálvese quien pueda”, afectando negativamente la
noción ideal de ciudadanía partícipe y comprometida con el uso adecuado de los instru-
mentos de los que dispone para la participación activa en democracia.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 27


Sin embargo, y tomando en cuenta los presa, la familia, el Estado, pasa al indivi-
desafíos que se le presentan hoy a los nue- duo y lo obliga a ser más reflexivo él mis-
vos ciudadanos, que pueden oscilar entre mo. A diferencia de Chul Han, Urry y Lash
la Modernidad y la posmodernidad, inclu- ven motivos para el optimismo moderado
so como veremos más adelante con acti- con respecto a la acción política del nuevo
tudes premodernas, es posible un espacio ciudadano.
para la reflexividad, incluso en el marco del
capitalismo más profundo. ¿Por qué? Si antes su vida estaba de-
terminada por lo que dijeran el padre, el
Así lo consideran Urry y Lash cuando sacerdote, el jefe o el profesor, al decir de
examinan el tránsito modernidad, posmo- Urry y Lash, hoy, ante la pérdida progresiva
dernidad en clave de la pérdida de auto- de autoridad de estos actores sociales (los
ridad de algunas instituciones modernas que Altusser llamó, los aparatos ideológi-
para regular la vida social de los indivi- cos del Estado), emergen individuos que
duos. Instituciones no solo estatales sino se exigen más para elaborar los criterios
culturales como la familia, o eclesiásticas, que les permitan tomar decisiones por sí
o empresariales y educativas han perdido mismos. Intentan informarse mejor, acu-
poder frente a la configuración del indi- mulan capacidad reflexiva con respecto
viduo, pero, a diferencia de otros autores a aquello que desean para su proyecto de
que ven en este proceso un signo negativo, vida, y este proyecto, hoy, no pocas veces
Urry y Lash prefieren examinar cómo la re- puede incluir algún tipo de acción social y
flexividad que había en estas instituciones política.
reguladoras: la Iglesia, la escuela, la em-
En otras palabras, si la voz del sacerdote
ya no es escuchada con la misma fuerza,
o la del profesor, o la del padre, esto no
significa el caos y la anarquía totales, sino
que en el marco de un sano escepticismo
me veo obligado a ser más reflexivo con
respecto a mi lugar en la sociedad en la
que vivo y de la que participo. De hecho,
los autores le dan un lugar de gran impor-
tancia a las nuevas estructuras de infor-
mación que, en términos de autorreflexión
y construcción de una identidad política
dada, reemplazarían paulatinamente a
las estructuras sociales modernas de po-
der, gobierno y control.

Figura 13. Construcción de identidad política


Fuente: www.shutterstock.com 577231609

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 28


Asimismo, como se afirmaba antes, en la realidad social se pueden presentar las tres
actitudes: premoderna, moderna y posmoderna, frente a los derechos ciudadanos y la
participación de los nuevos ciudadanos en la búsqueda de consensos genuinamente de-
mocráticos. Esto lo que examina Rubén Jaramillo Vélez para el caso colombiano; escribe
el autor en forma crítica en el prólogo de su libro Colombia: la modernidad postergada

””
(1998) lo siguiente:

El sonambulismo que caracteriza en buena medida las actitudes del


ciudadano la persistencia de vicios tradicionales que impiden una au-
téntica solidaridad y cohesión social- particularismos, fulanismos, clien-
telismo, dependencia y falta de autonomía en los procesos de deci-
sión política- prueba ese singular sincretismo de lo moderno y lo pre-
moderno tan característico de la vida pública en nuestro país” (p. 2).

Esta reflexión algo pesimista con respecto a las capacidades del ciudadano para ha-
cerse responsable de sus acciones políticas, parece contrastarse con el optimismo mo-
derado que leímos en Urry y Lash. Sin embargo, interesa en el análisis, cómo los expertos
reflexionan acerca de la mezcla de actitudes modernas y premodernas, añadiríamos
hoy, incluso posmodernas, en la construcción del nuevo ciudadano. Actitudes premo-
dernas que Jaramillo Vélez define como la persistencia de vicios tradicionales, falta de
autonomía, clientelismo y dependencia “tan característicos de la vida pública de nues-
tro país”.

””
Agrega en otro apartado de su libro:

Creemos que en lo esencial es en razón y como consecuencia de proce-


sos y decisiones políticos que se ha rezagado el nivel de la conciencia y la
cultura ciudadanas frente a las exigencias de la modernidad entre noso-
tros. Como creemos haberlo ilustrado con las referencias a la Regenera-
ción, el movimiento ideológico y político que dio lugar a la Constitución de
1886, y que tendrá como efectos la virtual consolidación de la unidad nacio-
nal de acuerdo con un patrón rígidamente centralista y una cultura auto-
ritaria, vinculada desde sus orígenes al catolicismo ultramontano antimo-
derno que tanto influyó en la formación de Miguel Antonio Caro (1998, p. 3).

Destaca en la reflexión de Jaramillo (1998) la caracterización de la anterior consti-


tución colombiana a partir de ese rasgo premoderno de cultura autoritaria, pues como
vimos es en la premodernidad en donde más el espíritu autoritario se va a hacer notar,
mientras la modernidad, que brinda al individuo los recursos políticos para hacerse res-
ponsable de su identidad política, queda en palabras del autor, postergada.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 29


Habría que actualizar la discusión sobre la modernidad política y sus implicaciones
a la luz del proceso político que condujo a la redacción de la Constitución de 1991 para
Colombia, pues si bien en su preámbulo aún se invoca la protección de Dios, a diferen-
cia de la anterior Constitución se garantiza la libertad de cultos y se protege como un
derecho ciudadano.

Figura 14. Política en Colombia


Fuente: Shutterstock/604912460
Cabría también pensar el proceso político colombiano actual, en la segunda déca-
da del siglo XXI con referencia los procesos posmodernos y la manera como estos han
afectado la configuración de nuevos ciudadanos colombianos. A manera de ejemplo,
las nuevas agendas de lucha política entre las que se reconocen las disputas por la pre-
valencia de derechos medioambientales, la discusión alrededor del rol del estado en la
provisión de servicios básicos, la participación ciudadana mediada por las nuevas tec-
nologías de la comunicación y de la información, perfilan a un sujeto político inédito que
pulsa entre su propio interés, y el interés público, colectivo.

Este sería el nuevo ciudadano en el marco de un contexto histórico de las ideas. En el


marco de la experiencia social real es muy posible que las tres actitudes estudiadas se
mezclen; que vuelvan los viejos autoritarismos premodernos con su discurso de crisis de
valores y de principios como el problema prioritario a solucionar en el seno de una socie-
dad cada vez más digitalizada, o que persistan los ideales modernos de la búsqueda de
consensos basados en razones científicas públicas, objetivas y neutrales desde el punto
de vista axiológico, o es posible también la entronización en el juego político de ciuda-
danos posmodernos, conectados al mundo virtual, con preocupaciones muy limitadas
con respecto a la gran política de partidos e instituciones que desprecian y que no les
interesa comprender.

En fin, son múltiples los desafíos para los nuevos ciudadanos. El vértigo del cambio
sociotecnológico, la dificultad para crear consensos, sobre todo, la formación de crite-
rios informados para tomar las decisiones adecuadas que estén más allá de mi exclusivo
bienestar personal, tensan los espacios sociales y nos obligan a repensarnos permanen-
temente en función de los nuevos derechos y deberes como ciudadanos.

Asimismo, la nuevas corrientes críticas de pensamiento decolonial y latinoamericano


han situado el proceso de la modernidad europea bajo una nueva lupa en la que el pro-
greso racional, tecnocientífico y democrático tuvo su base en una violencia total contra
otras formas de concebir la vida y el desarrollo, en cuanto limitó el significado de este a
formas de acumulación capitalistas que hoy pueden jugar en contra del mismo ciuda-
dano. Es quizás el riesgo más apremiante para las nuevas ciudadanías: la tensión entre
esfera económica y esfera política.
Pensamiento decolonial
Hace referencia a la crítica de
las formas de pensar hereda-
das por los países dominantes
a sus antiguas colonias.

Desarrollo humano y nuevas ciudadanías 2 - eje 2 analicemos la situación 31


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