CIDH. Rios Avalos. Remocion Magistrados
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presentes, además,
de conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante también “la Convención Americana” o “la Convención”) y con los
artículos 31, 32, 65 y 67 del Reglamento de la Corte (en adelante también “el Reglamento” o
“el Reglamento de la Corte”), dicta la presente Sentencia que se estructura en el siguiente
orden:
TABLA DE CONTENIDO
2
A.8. La protección de la honra y de la dignidad 22
A.9. El derecho a la igual protección de la ley 22
B. Consideraciones de la Corte 22
B.1. La independencia judicial, la garantía de inamovilidad en el cargo de las autoridades
judiciales y la garantía contra presiones externas 22
B.2. La independencia judicial y los juicios políticos contra autoridades judiciales 26
B.3. Análisis del caso concreto 31
B.3.1. La independencia judicial y el juicio político instado contra los señores Ríos Avalos y
Fernández Gadea 31
B.3.2. Las garantías judiciales en relación con la independencia judicial 33
B.3.2.1. El derecho a contar con una autoridad imparcial 33
B.3.3. Alegadas violaciones a la protección de la honra y de la dignidad, y a la igualdad ante
la ley 38
B.3.4. Conclusión general 39
VII.2 DERECHOS A LAS GARANTÍAS JUDICIALES Y A LA PROTECCIÓN JUDICIAL, EN
RELACIÓN CON LAS OBLIGACIONES DE RESPETAR Y GARANTIZAR
LOS DERECHOS 39
A. Alegatos de la Comisión y de las partes 39
B. Consideraciones de la Corte 40
B.1. La efectividad de las acciones judiciales promovidas por las presuntas víctimas para
reclamar la tutela de sus derechos, en relación con la
independencia judicial 40
B.2. La garantía del plazo razonable en la tramitación y resolución de las acciones judiciales
promovidas por las presuntas víctimas 44
B.3. Conclusión general 47
VIII REPARACIONES 47
A. Parte lesionada 47
B. Medidas de restitución 48
C. Medidas de satisfacción 49
D. Otras medidas solicitadas 49
E. Indemnizaciones compensatorias 51
E.1. Daño material 51
E.2. Daño inmaterial 54
F. Costas y gastos 56
G. Reintegro de los gastos al Fondo de Asistencia Legal de Víctimas 59
H. Modalidad de cumplimiento de los pagos ordenados 60
IX PUNTOS RESOLUTIVOS 61
3
I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA
1
CIDH. Informe No. 18/09. Petición 525-04. Admisibilidad. Carlos Fernández Gadea. Paraguay. 19 de marzo de
2009.
2
CIDH. Informe No. 47/09. Petición 963-03. Admisibilidad. Bonifacio Ríos Avalos. Paraguay. 19 de marzo de
2009.
3
En ambos informes la Comisión declaró admisibles las peticiones en cuanto a los derechos reconocidos en los
artículos 8 y 25 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento, y declaró
la inadmisibilidad respecto a los derechos garantizados en los artículos 11, 23.1 c) y 24.
4
cual llegó a una serie de conclusiones4 y formuló varias recomendaciones al Estado.
II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
4
La Comisión concluyó que el Estado es responsable por la violación del principio de independencia judicial, el
derecho a contar con una autoridad competente e imparcial, el derecho a una motivación adecuada de la decisión, el
principio de legalidad, el derecho a recurrir del fallo y el derecho a la protección judicial, consagrados en los artículos
8.1, 8.2 h), 9 y 25.1 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento
internacional, en perjuicio de los señores Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea. Por su parte, la Comisión
concluyó que el Estado no es responsable por la violación del derecho a ser oído y el derecho de defensa.
5
La Comisión designó como sus delegados ante la Corte al Comisionado Joel Hernández y al entonces Secretario
Ejecutivo Paulo Abrão, y designó como asesora y asesores legales, respectivamente, a Marisol Blanchard, Secretaria
Ejecutiva Adjunta, Jorge Meza Flores y Christian González Chacón, abogados de la Secretaría Ejecutiva.
6
Mediante comunicación de 8 de enero de 2020, el Estado designó como agente titular al abogado Sergio
Coscia, entonces Procurador General de la República. Asimismo, mediante comunicación de 21 de febrero de 2020,
Paraguay designó como agente alterno al embajador Marcelo Scappini, Director de la Unidad General de Derechos
Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Por último, el Estado paraguayo, mediante comunicación de 4 de
enero de 2021, sustituyó a su agente titular, habiendo designado al abogado Juan Rafael Caballero González,
Procurador General de la República.
7
Las abogadas y los abogados Sara Concepción Parquet de Ríos, Raquel Talavera de Veloso, Nicolás Rafael
Gaona Irún y Carlos Aníbal Fernández Villalba fueron designados como representantes en el trámite ante la Corte.
8
El 14 de noviembre de 2019, en respuesta a una solicitud de la Secretaría de la Corte, la Comisión remitió
determinadas aclaraciones y documentación relacionada con los anexos al Informe de Fondo.
5
Aníbal Fernández Villalba, José Luis Fernández Villalba, Julio Cesar Fernández Villalba, Jesús
María Fernández Villalba y Catalina Fernández Ocampos, esposa, hijos, hija y “herederos
declarados”9 del señor Carlos Fernández Gadea10.
11. Observaciones a los anexos a los alegatos finales. – El 15 de abril de 2021 la Comisión
indicó no tener observaciones en cuanto a los anexos a los alegatos finales escritos de los
representantes. El 16 de abril de 2021 el Estado presentó sus observaciones al respecto.
9
El señor Carlos Fernández Gadea falleció el 20 de junio de 2010. Cfr. Certificado del acta de defunción de
Carlos Fernández Gadea (expediente de prueba, tomo IV, anexo II.C al escrito de solicitudes y argumentos, folio
6284).
10
El 3 de marzo de 2020, en respuesta a una solicitud de la Secretaría de la Corte, los representantes remitieron
determinadas aclaraciones y documentación relacionada con los anexos al escrito de solicitudes y argumentos.
11
El 17 de marzo de 2020, por medio del Acuerdo 1/20 (disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/comunicados/cp_18_2020.pdf), el Tribunal dispuso suspender el cómputo de todos
los plazos debido a la declaración de pandemia por la propagación del COVID-19 realizada por la Organización Mundial
de la Salud, y en atención a los “Lineamientos Sanitarios Nacionales para la Vigilancia de la Infección por Coronavirus”
dictados por el Ministerio de Salud Pública de la República de Costa Rica. Mediante Acuerdo 2/20 de 16 de abril de
2020 (disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/comunicados/cp_28_2020.pdf), dicha suspensión fue ampliada
hasta el 20 de mayo de 2020, inclusive.
12
El 4 de agosto de 2020, en respuesta a una solicitud de la Secretaría de la Corte, el Estado remitió
determinadas aclaraciones y documentación relacionada con los anexos al escrito de contestación.
13
Cfr. Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay. Convocatoria a audiencia. Resolución de la Presidenta de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 11 de diciembre de 2020. Disponible en:
https://www.corteidh.or.cr/docs/asuntos/rios_avalos_11_12_2020.pdf.
14
A la audiencia comparecieron: a) por la Comisión Interamericana: Edgar Stuardo Ralón Orellana, Comisionado;
Marisol Blanchard, Secretaria Ejecutiva Adjunta, Jorge Meza Flores y Christian González, Asesores; b) por los
representantes de las presuntas víctimas: Sara Parquet de Ríos, Nicolás Gaona Irún, Raquel Talavera, Carlos
Fernández Villalba, Bonifacio Ríos Avalos, Jesús María Fernández, Edgar Bonifacio Ríos Parquet, Shirley Rossana Ríos
Parquet, José Carlos Ríos Parquet, Linda Isnelda Ríos, José Luis Fernández Villalba, Julio Fernández Villalba, Paola
Teresita Gauto, Rosa Martínez de Vachetta, Amelia Báez y Jonatan Sebastián Suárez, y c) por el Estado de Paraguay:
Embajador José Félix Estigarribia, Embajador de la República del Paraguay en Costa Rica; Juan Rafael Caballero
González, Procurador General de la República; María Noelia López, Directora de Derechos Humanos del Ministerio de
Relaciones Exteriores; Roberto Benítez Fernández, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores; Patricia Sulin,
funcionaria de la Unidad General de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores; Sergio Benítez,
funcionario de la Unidad General de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores; Belén Diana,
Procuradora Delegada de la Procuraduría General de la República; Pablo Rojas, Procurador Delegado de la
Procuraduría General de la República; Renzo Cristaldo Garay, funcionario de la Procuraduría General de la República;
Ramón Romero, funcionario de la Procuraduría General de la República; Rodolfo Barrios, asesor de la Procuraduría
General de la República; Mario Fabián Silva, funcionario de la Embajada de la República del Paraguay en Costa Rica,
y Raquel Cáceres, funcionaria de la Embajada de la República del Paraguay en Costa Rica.
6
12. La Corte deliberó la presente Sentencia, por medio de una sesión virtual, durante los
días 17, 18 y 19 de agosto de 202115.
III
COMPETENCIA
13. La Corte es competente para conocer el presente caso, en los términos del artículo 62.3
de la Convención, en razón de que Paraguay es Estado Parte de la Convención desde el 24 de
agosto de 1989 y reconoció la competencia contenciosa de este Tribunal el 26 de marzo de
1993.
IV
CONSIDERACIÓN PREVIA
B. Consideraciones de la Corte
15. La Corte recuerda que de conformidad con el artículo 35.1 del Reglamento, el caso será
sometido a su jurisdicción mediante la presentación del Informe de Fondo, el cual deberá
contener la identificación de las presuntas víctimas. Por consiguiente, corresponde a la
Comisión identificar con precisión y en la debida oportunidad procesal a las presuntas
víctimas16, salvo en las circunstancias excepcionales previstas en el artículo 35.2 del referido
Reglamento, de acuerdo con el cual, cuando se justifique que no fue posible identificar a
alguna o algunas presuntas víctimas, por tratarse de casos de violaciones masivas o
colectivas, el Tribunal decidirá oportunamente si las considera o no como tales, de acuerdo
con la naturaleza de la violación17.
16. De esa cuenta, en aplicación del citado artículo 35.1 del Reglamento, al no concurrir
15
Debido a las circunstancias excepcionales ocasionadas por la pandemia COVID-19, esta Sentencia fue
deliberada y aprobada durante el 143° Período Ordinario de Sesiones, el cual se llevó a cabo de forma no presencial
utilizando medios tecnológicos de conformidad con lo establecido en el Reglamento de la Corte.
16
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148, párr. 98, y Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de marzo de 2021. Serie C No. 423, párr. 23.
17
Cfr. Caso Masacres de Río Negro Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de septiembre de 2012. Serie C No. 250, párr. 48, y Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador,
supra, párr. 23.
7
alguna de las excepciones que recoge el artículo 35.2, la Corte concluye que no es viable
incluir a otras presuntas víctimas distintas a las identificadas en el Informe de Fondo, es decir,
a los señores Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea.
V
PRUEBA
17. La Corte recibió diversos documentos presentados como prueba por la Comisión y las
partes junto con sus escritos principales (supra párrs. 4, 7 y 8). Como en otros casos, este
Tribunal admite aquellos documentos presentados oportunamente (artículo 57 del
Reglamento)18 por las partes y la Comisión, cuya admisibilidad no fue controvertida ni
objetada, ni cuya autenticidad fue puesta en duda19.
18. Por otra parte, los representantes presentaron, junto con sus alegatos finales escritos,
distintas notas de prensa que, según indicaron, estarían relacionadas con los hechos del caso.
El Estado, al presentar sus observaciones, señaló que dichos “recortes periodísticos” resultan
“irrelevantes” y su “agregación es extemporánea”, por lo que solicitó que no sean admitidos.
La Comisión manifestó no tener observaciones al respecto. La Corte reitera que no es
admisible la prueba remitida fuera de las debidas oportunidades procesales, salvo en los casos
de las excepciones establecidas en el artículo 57.2 del Reglamento, a saber: fuerza mayor,
impedimento grave o si se tratare de un hecho ocurrido con posterioridad a los citados
momentos procesales20. De esa cuenta, son inadmisibles, por extemporáneas, aquellas notas
de prensa remitidas hasta el momento de presentación de los alegatos finales escritos, cuyas
fechas de publicación sean anteriores a la presentación del escrito de solicitudes y
argumentos.
19. Por último, cabe señalar que las notas de prensa aportadas oportunamente por la Comisión
y las partes21, así como el material audiovisual aportado por los representantes22, son admitidos
y serán apreciados, de acuerdo a la jurisprudencia de este Tribunal, cuando recojan hechos
públicos y notorios o declaraciones de funcionarios del Estado, o cuando corroboren aspectos
relacionados con el caso, siempre que sea posible constatar su fuente y fecha de publicación23.
Por tanto, la Corte decide admitir los documentos que se encuentren completos o que, por lo
18
La prueba documental puede ser presentada, en general y de conformidad con el artículo 57.2 del Reglamento,
junto con los escritos de sometimiento del caso, de solicitudes y argumentos o de contestación, según corresponda,
y no es admisible la prueba remitida fuera de esas oportunidades procesales, salvo en las excepciones establecidas
en el referido artículo 57.2 del Reglamento (a saber, fuerza mayor, impedimento grave) o salvo si se tratara de un
hecho superviniente, es decir, ocurrido con posterioridad a los citados momentos procesales.
19
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párr.
140, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de junio
de 2021. Serie C No. 426, párr. 39.
20
Cfr. Caso Barbani Duarte y otros Vs. Uruguay. Fondo, Reparaciones y costas. Sentencia de 13 de octubre de
2011. Serie C No. 234, párr. 17, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr. 40.
21
Cfr. Anexo 3 al Informe de Fondo (expediente de prueba, tomo I, folios 6 y 7); anexos III.A, III.B, III.C, III.D,
III.E, III.G, V.C, V.D, V.F, VI.C, VI.D, VIII.A, X.A, XIII y XXI al escrito de solicitudes y argumentos (expediente de
prueba, tomo IV, folios 6314 a 6378, 6380 a 6397, 6399 a 6414, 6416 a 6443, 6445 a 6453, 6457 a 6468, 6493 a
6495, 6499 a 6500, 6504 a 6512, 6867 a 6870, 6872 a 6873, 8321 a 8441, 8461 a 8512, 8715 a 8745 y 9202 a
9290), y anexos 2.1 a 2.5 al escrito de contestación (expediente de prueba, tomo V, folios 9465, 9467, 9469, 9471
y 9473).
22
Cfr. Anexo XVI al escrito de solicitudes y argumentos (expediente de prueba, tomo IV).
23
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo, supra, párr. 146; Caso Terrones Silva y otros Vs. Perú.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2018. Serie C No. 360,
párr. 144, y Caso Roche Azaña y otros Vs. Nicaragua. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 3 de junio de 2020. Serie
C No. 403, párr. 13.
8
menos, permitan constatar su fuente y fecha de publicación, y los valorará tomando en cuenta el
conjunto del acervo probatorio, las observaciones de las partes y las reglas de la sana crítica24.
20. La Corte estima pertinente admitir las declaraciones rendidas ante fedatario público25 y
en audiencia pública26 en la medida en que se ajusten al objeto que fue definido por la
Presidencia en la Resolución mediante la cual ordenó recibirlas, y al objeto del presente caso27.
VI
HECHOS
21. Con base en el marco fáctico determinado por la Comisión y las pruebas aportadas, la
Corte establecerá los hechos del presente caso, los que serán precisados en el orden siguiente:
a) marco normativo aplicable; b) designaciones de los señores Carlos Fernández Gadea y
Bonifacio Ríos Avalos como ministros de la Corte Suprema de Justicia; c) juicio político contra
los señores Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea; c.1) acontecimientos previos al
juicio político contra las presuntas víctimas; c.2) procedimiento ante la Cámara de Diputados;
c.3) procedimiento ante la Cámara de Senadores; c.4) destitución de los señores Bonifacio
Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea; d) acciones de inconstitucionalidad promovidas por las
presuntas víctimas; d.1) Acuerdos y Sentencias No. 951 y 952 de la Sala Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia; d.2) Resolución No. 1 del Congreso Nacional; d.3) Resolución No.
2382 de la Corte Suprema de Justicia; d.4) recursos de aclaratoria promovidos respecto de
los Acuerdos y Sentencias No. 951 y 952, y e) proceso penal contra los señores Bonifacio Ríos
Avalos y Carlos Fernández Gadea.
Artículo 258. De la integración y de los requisitos. La Corte Suprema de Justicia estará integrada por nueve
miembros. Se organizarán en salas, una de las cuales será constitucional. Elegirá de su seno, cada año, a
su Presidente. Sus miembros llevarán el título de Ministro. Son requisitos para integrar la Corte Suprema
de Justicia, tener nacionalidad paraguaya natural, haber cumplido treinta y cinco años, poseer título
universitario de Doctor en Derecho y gozar de notoria honorabilidad. Además, haber ejercido
24
Cfr. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 8 de marzo de
1998. Serie C No. 37 párr. 76 y Caso Roche Azaña y otros Vs. Nicaragua, supra, párr. 13.
25
La Corte recibió las declaraciones rendidas ante fedatario público de Alexei Porres Piovet, Hilario Benjamín
Fernández Bogado, Carmelo Juan Gregorio Benítez Cantero, Felipe Santiago Paredes, Luis Alberto Zarate Chávez,
Hugo Ruiz Díaz Balbuena, Luis Adolfo Ramón Lezcano Claude, María Concepción Villalba viuda de Fernández, Myrian
Concepción Areco Amaral, Bader Rachid Lichi, Amelio Ramón Calonga Arce, Arnaldo Martínez Prieto, Oscar
Buenaventura Llanes Torres, Sindulfo Blanco, Juan Francisco Recalde Burgos (expediente de prueba, tomo VIII,
affidávits, folios 13427 a 13605), Carlos Sebastián Acha Mendoza y Juan Carlos Ramírez Montalbetti (expediente de
prueba, tomo IX, affidávits, folios 13607 a 13618). Asimismo, fueron recibidos los peritajes ante fedatario público de
Roberto P. Saba (expediente de prueba, tomo VI, peritaje, folios 13276 a 13304) y Carlos Alberto Arestivo (expediente
de prueba, tomo VIII, affidávits, folios 13412 a 13425).
26
En audiencia pública, la Corte escuchó las declaraciones de Bonifacio Ríos Avalos, Jesús María Fernández
Villalba, Edmundo Rolón y Marcelo Duarte Manzoni. En la misma audiencia fueron rendidos los dictámenes periciales
de Jorge Alejandro Amaya y José Ramón Cossío Díaz. Asimismo, la Corte recibió el peritaje escrito de Jorge Alejandro
Amaya (expediente de prueba, tomo VII, peritaje escrito, folios 13305 a 13409).
27
Los objetos de las declaraciones se encuentran establecidos en la Resolución de la Presidenta de la Corte de
11 de diciembre de 2020.
28
Constitución de la República del Paraguay, promulgada el 20 de junio de 1992. Disponible en:
http://digesto.senado.gov.py/archivos/file/Constituci%C3%B3n%20de%20la%20Rep%C3%BAblica%20del%20Par
aguay%20y%20Reglamento%20Interno%20HCS.pdf.
9
efectivamente durante el término de diez años, cuanto menos, la profesión, la magistratura judicial o la
cátedra universitaria en materia jurídica, conjunta, separada o sucesivamente.
Artículo 264. De los deberes y de las atribuciones. Son deberes y atribuciones del Consejo de la
Magistratura: 1) proponer las ternas de candidatos para integrar la Corte Suprema de Justicia, previa
selección basada en la idoneidad, con consideración de méritos y aptitudes, y elevarlas a la Cámara de
Senadores para que los designe, con acuerdo del Poder Ejecutivo; […].
23. Asimismo, la Constitución paraguaya dispone en los artículos 225 y 261 lo relativo al
juicio político al que pueden ser sometidos los ministros de la Corte Suprema de Justicia, en
los términos siguientes:
Artículo 225. Del procedimiento. El Presidente de la República, el Vicepresidente, los ministros del Poder
Ejecutivo, los ministros de la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General del Estado, el Defensor del
Pueblo, el Contralor General de la República, el Subcontralor y los integrantes del Tribunal Superior de
Justicia Electoral, sólo podrán ser sometidos a juicio político por mal desempeño de sus funciones, por
delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes. La acusación será formulada por la
Cámara de Diputados, por mayoría de dos tercios. Corresponderá a la Cámara de Senadores, por mayoría
absoluta de dos tercios, juzgar en juicio público a los acusados por la Cámara de Diputados y, en su caso,
declararlos culpables, al sólo efecto de separarlos de sus cargos. En los casos de supuesta comisión de
delitos, se pasarán los antecedentes a la justicia ordinaria.
Artículo 261. De la remoción y cesación de los ministros de la Corte Suprema de Justicia. Los ministros de
la Corte Suprema de Justicia sólo podrán ser removidos por juicio político. Cesarán en el cargo cumplida
la edad de setenta y cinco años.
24. Además de los preceptos constitucionales antes referidos, esta Corte no fue informada
en cuanto a que, al momento de los hechos, existiera normativa que regulara el trámite del
juicio político.
26. El señor Bonifacio Ríos Avalos nació el 5 de junio de 1956 en la ciudad de Coronel Oviedo,
Paraguay. Es abogado, notario y escribano público, doctor en ciencias jurídicas y catedrático
universitario33. Fue designado como ministro de la Corte Suprema de Justicia del Paraguay el
6 de mayo de 199934. El 6 de febrero de 2003 fue electo como presidente de dicho tribunal,
29
Cfr. Hoja de vida de Carlos Fernández Gadea (expediente de prueba, tomo IV, anexo II.A al escrito de
solicitudes y argumentos, folios 6249 a 6251).
30
Cfr. Petición inicial de Carlos Fernández Gadea (expediente de prueba, tomo II, trámite ante la Comisión, folio
567), y certificado de los legajos laborales de Carlos Fernández Gadea, expedido por la Directora de Personal de la
Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay el 17 de agosto de 2010 (expediente de prueba, tomo V,
anexo 1 al escrito de contestación, folio 9458).
31
Cfr. Acta No. 1 de la sesión ordinaria de 7 de febrero de 2002 de la Corte Suprema de Justicia de la República
del Paraguay (expediente de prueba, tomo IV, anexo XI.A al escrito de solicitudes y argumentos, folios 8518 y 8519).
32
Cfr. Certificado del acta de defunción de Carlos Fernández Gadea (expediente de prueba, tomo IV, anexo II.C
al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6284).
33
Cfr. Hoja de vida de Bonifacio Ríos Avalos (expediente de prueba, tomo IV, anexo II.B al escrito de solicitudes
y argumentos, folios 6264 a 6268).
34
Cfr. Resolución No. 240 de la Cámara de Senadores de la República del Paraguay de 6 de mayo de 1999
(expediente de prueba, tomo I, anexo 1 al Informe de Fondo, folio 2), y Decreto No. 2998 de la Presidencia de la
10
correspondiente al periodo “[de] febrero [de] 2003 a febrero de 2004”35.
27. Si bien por cierto no es determinante, no deja de ser significativo respecto del posterior
acuerdo político, que el 6 de septiembre de 2003 el entonces Presidente de la República, por
su propio peso institucional y atendiendo al respaldo con que contaba en el Poder Legislativo,
según notas de prensa, emitió un discurso en la localidad de Santa Rosa del Aguaray,
departamento de San Pedro, en el que se refirió al Poder Judicial. La información periodística
indicó lo siguiente:
Duarte Frutos señaló que llegó a la Presidencia de la República para lograr que haya justicia para todos y
terminar con “la justicia que cierra sus ojos frente a los patrones[,] a los poderosos y abre sus ojos y echa
la ley implacable contra los pobres y los desheredados de la Patria”. En medio de un cerrado aplauso de
los cientos de campesinos que asistieron al acto, el mandatario advirtió en un tono enfático que va a
cambiar la justicia “y si hace falta vamos a pulverizar un Poder Judicial corrupto, que no quiera adecuarse
a los sueños y a los deseos del pueblo paraguayo”36.
29. Los días 25 y 27 de octubre de 2003 presentaron sus renuncias, ante la Cámara de
Senadores, los ministros Jerónimo Irala Burgos38 y Raúl Sapena Brugada39. El último
República del Paraguay de 14 de mayo de 1999 (expediente de prueba, tomo IV, anexo XI.B al escrito de solicitudes
y argumentos, folios 8523 y 8524).
35
Cfr. Acordada No. 266 de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay de 6 de febrero de 2003
(expediente de prueba, tomo I, anexo 2 al Informe de Fondo, folio 4), y acta No. 1 de la sesión ordinaria de 6 de
febrero de 2003 de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de prueba, tomo IV, anexo
XI.B al escrito de solicitudes y argumentos, folio 8522).
36
Cfr. Nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 7 de septiembre de 2003, titulada “Nicanor
amenazó ‘pulverizar’ el Poder Judicial si hace falta” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de
solicitudes y argumentos, folio 6346). Véase también, nota de prensa publicada en el periódico “Noticias” el 8 de
septiembre de 2003, titulada “Reacciones encontradas en relación a ‘pulverizar al Poder Judicial corrupto’” (expediente
de prueba, tomo I, anexo 3 al Informe de Fondo, folio 6); nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 8
de septiembre de 2003, titulada “Castiglioni apoya la ‘pulverización’” (expediente de prueba, tomo I, anexo 3 al
Informe de Fondo, folio 7), y nota de prensa publicada en el periódico “Noticias” el 8 de septiembre de 2003, titulada
“Causan polémicas las palabras de Nicanor en torno a la justicia” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al
escrito de solicitudes y argumentos, folio 6328).
37
Cfr. Inter alia, nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 28 de agosto de 2003, titulada “El
Ejecutivo y el Congreso buscarán consensuar el cambio de la Corte” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al
escrito de solicitudes y argumentos, folio 6362); nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 8 de
septiembre de 2003, titulada “Negociación política apunta a la salida de 7 miembros de la Corte” (expediente de
prueba, tomo I, anexo 3 al Informe de Fondo, folio 7); nota de prensa publicada en el periódico “ABC” el 1 de octubre
de 2003, titulada “El Presidente convoca a minicumbre para impulsar renovación de la Corte” (expediente de prueba,
tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6357); nota de prensa publicada en el periódico “La
Nación” el 14 de octubre de 2003, titulada “Ejecutivo y Congreso resolvieron llevar a juicio político a la Corte”
(expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6349), y nota de prensa
publicada en el periódico “Noticias” el 23 de octubre de 2003, titulada “Corte: oposición definió seis nombres para
juicio político” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6319).
38
Cfr. Renuncia del ministro Jerónimo Irala Burgos de 25 de octubre de 2003 (expediente de prueba, tomo I,
anexo 5 al Informe de Fondo, folio 11).
39
Cfr. Renuncia del ministro Raúl Sapena Brugada de 27 de octubre de 2003 (expediente de prueba, tomo I,
anexo 4 al Informe de Fondo, folio 9). Véase también, nota de prensa publicada en el periódico “Última hora” el 28
de octubre de 2003, titulada “Sapena e Irala renuncian a la Corte para evitar el juicio” (expediente de prueba, tomo
IV, anexo III.D al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6432).
11
mencionado indicó en su carta de renuncia lo siguiente:
[L]uego de una serie de negociaciones entre los presidentes de los partidos políticos, se hizo pública la
lista de [m]inistros que seríamos objeto de juicio político. A pesar de que varios protagonistas de la
mencionada negociación sostuvieron que nos darían la oportunidad de ejercer el derecho a la defensa en
juicio político, no puede dejar de considerarse que en otras declaraciones se habló reiteradamente de
destitución. En estas circunstancias, cualquier defensa que esgrima será inútil. Cabe recordar que he
accedido a esta alta investidura como el único candidato colorado de consenso de todos los partidos
políticos, condición que he honrado con mi imparcialidad. Los últimos acontecimientos demuestran que
dicho consenso ya no existe, lo cual hace necesaria mi renuncia por cuestiones éticas.
30. Asimismo, el 17 de noviembre del mismo año presentó su renuncia el ministro Felipe
Santiago Paredes, quien, en su carta de renuncia, indicó que “[c]onsider[aba] inaceptable [su]
sometimiento a un juicio político selectivo, subjetivo, sin garantías, con Sentencia contraria
ya pactada políticamente y anunciada”40.
40
Cfr. Renuncia del ministro Felipe Santiago Paredes de 17 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo
IV, anexo V.C al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6491).
41
Cfr. Resolución No. 134 de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 18
de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 6 al Informe de Fondo, folios 13 y 14). En la misma
Resolución se designó una “Comisión Acusadora” compuesta por cuatro diputados para que “conjunta, separada,
alternativa, indistinta o sucesivamente, y ejerciendo la representación de la […] Cámara de Diputados, sost[uviera]
la […] acusación ante la […] Cámara de Senadores”. Para el efecto, se otorgó a dicha Comisión Acusadora facultades
“para la presentación de escritos, exámenes de documentos, interposición de recursos, ofrecimiento, control e
impugnación de pruebas […] y, en fin, cuantos más actos y diligencias resultar[a]n necesarias”.
42
La Comisión Acusadora designada por la Cámara de Diputados expuso en la sesión del 26 de noviembre de
2003, ante la Cámara de Senadores, que los casos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 12, 13 y 15 correspondían al ministro
Carlos Fernández Gadea; los casos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 10, 12, 13, 14 y 15, al ministro Luis Lezcano Claude, y los
casos 1, 2, 3, 7, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19 y 20, al ministro Bonifacio Ríos Avalos. En cuanto al caso 8,
dicha Comisión señaló que correspondía “únicamente a responsabilidades del [m]inistro [Felipe Santiago] Paredes”,
quien renunció previo a la formulación de la acusación. Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de
Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 26 de noviembre de 2003 (expediente de prueba,
tomo V, anexo 4.3. al escrito de contestación, folios 10167, 10176, 10184 y 10191).
43
A ese respecto, la Resolución No. 134 dispuso: “c) Establecer que la exposición de motivos que acompaña a
la presente Resolución forma parte de la misma y, en consecuencia, disponer su remisión y la de los demás
antecedentes y recaudos documentales pertinentes a la […] Cámara de Senadores de la Nación en calidad de anexo
y fundamento de la acusación que se formula”. Cfr. Resolución No. 134 de la Cámara de Diputados del Congreso
Nacional de la República del Paraguay de 18 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 6 al Informe
de Fondo, folios 13 y 14).
44
La transcripción incluye los casos respecto de los cuales se tramitó el juicio político ante la Cámara de
Senadores, luego de que la Comisión Acusadora designada por la Cámara de Diputados desistiera de varios de los
casos incluidos en la “Exposición de motivos” que formaba parte de la Resolución No. 134 (infra párr. 36). Cfr. Versión
taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 3 de
12
Caso 1: [d]eclaración del vitaliciado [sic] de sus propios miembros, violación de los deberes de excusación
previstos en el Código Procesal Civil. […] Los Acuerdos y Sentencias [No.] 222 y 223, ambos de fecha 5
de mayo de 2000, dictados por la Corte Suprema de Justicia resolvieron hacer lugar […] la[s] acci[o]n[es]
de inconstitucionalidad promovida[s] contra la Resolución [No.] 421 de fecha 5 de noviembre de 1999,
dictada por la Cámara de Senadores […].
Caso 14: [c]aso M[undy Recepciones] o de las “Croquetas de Oro”. […] La Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia […] dict[ó] en fecha 28 de febrero de 2002 el Acuerdo y Sentencia [No.] 62 que
resolviera rechazar la [a]cción de [i]nconstitucionalidad presentada por la I[taipu] Binacional […]45.
33. Los cinco cargos previamente transcritos corresponden a los que finalmente fueron
ratificados por la Comisión Acusadora designada por la Cámara de Diputados ante la Cámara
de Senadores, y todos ellos se refieren a decisiones judiciales.
34. El 25 de noviembre de 2003 la Cámara de Senadores emitió la Resolución No. 122, por
la que estableció el “[procedimiento para la tramitación del juicio político]” contra los ministros
de la Corte Suprema de Justicia Carlos Fernández Gadea, Luis Lezcano Claude y Bonifacio Ríos
Avalos. La Resolución incluyó, en lo pertinente, la regulación siguiente:
Artículo 4º.- La Cámara de Senadores sesionará como Tribunal, previo juramento de sus miembros, […]
el miércoles 26 de noviembre del año en curso […]. Cada acusación no podrá durar más de una hora y
treinta minutos, y deberá realizarse en forma particular o individual. […] Cada defensa no podrá durar
más de tres horas. […]
Artículo 6º.- En la sesión extraordinaria del miércoles 3 de diciembre del corriente a las 08:00 horas, el
Tribunal resolverá la admisión o el rechazo de cada prueba ofrecida. […]
diciembre 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.5. al escrito de contestación, folios 10344, 10345, 10352 a
10356).
45
Cfr. Resolución No. 134 de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 18
de noviembre de 2003 y Exposición de motivos (expediente de prueba, tomo V, anexo 5.1. al escrito de contestación,
folios 10556, 10558 a 10560, 10562 a 10569, 10571 a 10582, 10593 a 10595).
13
Artículo 8º.- En la última sesión extraordinaria, que se realizará el viernes 12 de diciembre del corriente,
a las 08:30 horas: a) el pleno de la [h]onorable Cámara de Senadores deliberará en forma pública sobre
los extremos alegados por las partes y sobre las pruebas producidas; y, b) seguidamente se procederá a
la votación nominal correspondiente; si se reúne el número mínimo de votos requerido por la Constitución
Nacional para al efecto, los acusados serán declarados culpables y separados ipso jure de sus cargos. En
los casos de supuesta comisión de delitos, se pasarán los antecedentes a la justicia ordinaria; caso
contrario, se procederá al archivo de las actuaciones46.
35. El 26 de noviembre de 2003 dio inicio el juicio político ante la Cámara de Senadores,
constituida “en tribunal”, oportunidad en la que la Comisión Acusadora designada por la
Cámara de Diputados presentó la acusación contra los tres ministros47. Durante la sesión del
1 de diciembre del mismo año fueron presentadas las defensas de los ministros acusados y
las partes ofrecieron las pruebas respectivas48.
37. Por su parte, durante la sesión del 10 de diciembre de 2003, la Comisión Acusadora y la
defensa de cada uno de los ministros acusados formularon sus respectivos alegatos orales53.
46
Cfr. Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 25
de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo IV, anexo VI.B al escrito de solicitudes y argumentos, folios 6863
a 6865).
47
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 26 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.3. al escrito de contestación, folios
10165 y 10166).
48
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 1 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.4. al escrito de contestación, folios
10203 a 10341).
49
En consecuencia, la Comisión Acusadora desistió de los casos 3, 6, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 15, 16, 17, 18, 19 y
20. Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 3 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.5. al escrito de contestación, folio
10345).
50
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 3 de diciembre 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.5. al escrito de contestación, folios 10345,
10345, 10350 a 10353 y 10356 a 10360).
51
Ante el planteamiento de la Comisión Acusadora, el presidente de la Cámara de Senadores declaró que “se
toma[ba] nota de[l] desistimiento”. Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso
Nacional de la República del Paraguay de 3 de diciembre 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.5. al escrito
de contestación, folios 10344, 10345, 10350 y 10351).
52
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 3 de diciembre 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.5. al escrito de contestación, folios 10352
a 10360), y Resolución No. 128 de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de
3 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo IV, anexo VI.A al escrito de solicitudes y argumentos, folios
6566 a 6570).
53
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 10 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.6. al escrito de contestación, folios
10367 a 10483).
14
38. En la sesión del 12 de diciembre de 2003 la Cámara de Senadores, constituida “en
tribunal”, deliberó “sobre los extremos alegados por las partes y sobre las pruebas
producidas”. Al inicio de la sesión, el presidente de la Cámara informó que había sido recibida
la renuncia del ministro Luis Lezcano Claude, para lo cual se dio lectura a la correspondiente
nota de renuncia54.
39. Después de la deliberación, los miembros de la Cámara procedieron a votar “si [los
acusados] [era]n o no culpables por el mal desempeño de funciones”. La votación dio como
resultado, en el caso del señor Carlos Fernández Gadea, “44 votos por el sí, y una ausencia”,
y en el caso del señor Bonifacio Ríos Avalos, “43 votos [por el sí], una abstención y una
ausencia”55.
40. El mismo día la Cámara dictó la Resolución No. 134 por la que “[separó de sus cargos
de ministros de la Corte Suprema de Justicia a los doctores Carlos Fernández Gadea y Bonifacio
Ríos Avalos]”56.
41. El 27 de noviembre de 2003 las presuntas víctimas promovieron, por separado, acciones
de inconstitucionalidad contra la Resolución No. 122 de 25 de noviembre de 2003, emitida por
la Cámara de Senadores, por medio de la cual estableció el “[procedimiento para la tramitación
del juicio político]”57.
54
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 12 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.7. al escrito de contestación, folios
10486 a 10546).
55
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 12 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.7. al escrito de contestación, folios
10547 a 10550).
56
Cfr. Resolución No. 134 de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 12
de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 8 al Informe de Fondo, folios 77 y 78). En la misma
Resolución “se tomó nota” de la renuncia del ministro Luis Lezcano Claude, para los efectos de “su exclusión […] de
la nómina de los enjuiciados”.
57
Cfr. Escrito de interposición de acción de inconstitucionalidad contra la Resolución No. 122 de la Cámara de
Senadores de 27 de noviembre de 2003, promovida por Carlos Fernández Gadea, y escrito de interposición de acción
de inconstitucionalidad contra la Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores de 27 de noviembre de 2003,
promovida por Bonifacio Ríos Avalos (expediente de prueba, tomo II, trámite ante la Comisión, folios 335 a 339 y
813 a 819). Las presuntas víctimas argumentaron, entre otras cuestiones, que la Resolución No. 122 vulneró el
derecho de defensa porque el plazo para preparar su defensa se limitaba a dos días hábiles y la presentación de esta
no podía exceder de tres horas.
58
Cfr. Escrito de interposición de acción de inconstitucionalidad contra la Resolución No. 134 de la Cámara de
Senadores de 12 de diciembre de 2003, promovida por Carlos Fernández Gadea, y escrito de interposición de acción
de inconstitucionalidad contra la Resolución No. 134 de la Cámara de Senadores de 12 de diciembre de 2003,
promovida por Bonifacio Ríos Avalos (expediente de prueba, tomo II, trámite ante la Comisión, folios 398 a 419, y
884 a 903). Las presuntas víctimas argumentaron, entre otras cuestiones, que la Resolución No. 134 vulneró los
derechos al debido proceso y a la defensa, y alegaron la falta de independencia e imparcialidad del órgano que los
cesó de sus cargos, lo que habría afectado el principio de independencia judicial.
15
43. Durante el trámite de las acciones de inconstitucionalidad promovidas, distintos
ministros de la Corte Suprema de Justicia, así como integrantes de otros tribunales, se
inhibieron de conocer los planteamientos59.
45. Al resolver, la Sala declaró “la nulidad de las Resoluciones” impugnadas y, “en
consecuencia”, dispuso la “reposición” de los señores Ríos Avalos y Fernández Gadea,
respectivamente, “en su[s] cargo[s] de [m]inistro[s] de la […] Corte Suprema de Justicia de
la República del Paraguay, quien[es] deber[ía]n ocupar inmediatamente la[s] vacancia[s]
existente[s] […] en es[e] máximo organismo del Poder Judicial”62.
[L]a prohibición [–]para oponer incidentes, recusaciones, cuestiones previas y recurso alguno[–]
establecida en el Art. 2º de la citada resolución administrativa del Senado de la Nación, notoriamente
conculca la garantía de defensa para ser juzgado por magistrados imparciales […]. En la disposición del
Art. 4[º] del mismo acto administrativo impugnado, expresa en su parte final, que “cada defensa no podrá
durar más de tres horas”. Y bien sabemos que toda limitación al derecho a la defensa, atenta contra el
principio cardinal de la inviolabilidad de la defensa […]. En estas condiciones, surge en forma patente e
inequívoca, que el acto normativo de carácter procesal, establecido en la R[esolución No.] 122, del
25/11/03, dictada por la [h]onorable Cámara de Senadores, es notoriamente inconstitucional 63.
59
Cfr. Inter alia, inhibiciones de los ministros Antonio Fretes y Víctor Núñez Rodríguez, que constan en el
expediente de las acciones de inconstitucionalidad promovidas por Bonifacio Ríos Avalos contra las Resoluciones No.
122 y 134 de la Cámara de Senadores de la República del Paraguay (expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al
escrito de contestación, folios 10723, 10727, 10787, 10917 y 10937), e inhibiciones de los ministros Antonio Fretes
y Víctor Núñez que constan en el expediente de las acciones de inconstitucionalidad promovidas por Carlos Fernández
Gadea contra las Resoluciones No. 122 y 134 de la Cámara de Senadores de la República del Paraguay (expediente
de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de contestación, folios 11809, 11851, 12039 y 12063).
60
Según se indica en cada fallo, las acciones planteadas por el señor Bonifacio Ríos Avalos fueron acumuladas
mediante providencia de 24 de agosto de 2007. Por su parte, las acciones promovidas por Carlos Fernández Gadea
fueron acumuladas mediante providencia dictada también el 24 de agosto de 2007. Cfr. Acuerdo y Sentencia No. 951
de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República del
Paraguay, y Acuerdo y Sentencia No. 952 de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de prueba, tomo I, anexo 10 al Informe de Fondo,
folios 102 y 132).
61
Cfr. Acuerdo y Sentencia No. 951 de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Paraguay, y Acuerdo y Sentencia No. 952 de 30 de diciembre de 2009,
dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de
prueba, tomo I, anexo 10 al Informe de Fondo, folios 84 a 148).
62
Cfr. Acuerdo y Sentencia No. 951 de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Paraguay, y Acuerdo y Sentencia No. 952 de 30 de diciembre de 2009,
dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de
prueba, tomo I, anexo 10 al Informe de Fondo, folios 84 a 148). En dichas decisiones, la Sala dispuso, además:
“[oficiar] […] al […] Ministro de Hacienda, a los efectos presupuestarios y de aportes jubilatorios correspondientes”.
63
Cfr. Acuerdo y Sentencia No. 951 de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Paraguay, y Acuerdo y Sentencia No. 952 de 30 de diciembre de 2009,
dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de
prueba, tomo I, anexo 10 al Informe de Fondo, folios 107 y 138).
16
Constitucional argumentó, entre otras cuestiones:
[E]n todas las exposiciones no se atribuyó hechos concretos a los destituidos […]. Los sentenciantes no
han tenido por acreditado ningún hecho; el fallo no est[á] fundado en su aspecto fáctico ni jurídico. […]
La sentencia, en este caso, está fundada en la voluntad autocrática de los “votantes” (antes que
juzgadores), pues ellos no explicaron el porqué se ha procedido de esa manera, lo que torna
inevitablemente arbitraria a dicha decisión o sanción[.] […] [Q]ueda demostrado categóricamente que la
remoción del 2003 no fue por motivos jurídicos sino estrictamente políticos. Es cierto que un “juicio
político” puede obedecer a “motivaciones políticas”, y generalmente obedece a ellas; empero, lo que no
se puede o no se debe consentir es que se invoquen “motivaciones jurídicas” para el enjuiciamiento, y se
concluya el juicio condenando o sancionando [a] alguien por “razones políticas” […]. [E]l juzgamiento en
el subjudice de los [m]inistros de la Corte Suprema de Justicia por las opiniones vertidas en los fallos ut
supra individualizados, se ha tratado no solamente de un grave error cometido contra la inmunidad judicial
reconocida por la propia Constitución, para todos los magistrados judiciales, sino también, porque el fallo
impugnado podría significar hasta un “[a]tentado contra la [i]ndependencia del Poder Judicial” […]64.
48. El 2 de enero de 2010 el Congreso Nacional emitió la Resolución No. 1, mediante la cual
“[repudió y rechazó el contenido y los términos de los Acuerdos y Sentencias No. 951 y 952
de la Corte Suprema de Justicia, Sala Constitucional, de fecha 30 de diciembre de 2009]”. La
Resolución indicó, inter alia, lo siguiente:
Artículo 3º.- Repudiar enérgicamente el contenido de los Acuerdos y Sentencias [No.] 951 y 952,
respectivamente, del 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia […].
Artículo 4º.- Rechazar por ser nula de nulidad absoluta el contenido de dicha resolución por haber sido
dictada en una evidente extralimitación de funciones por el Poder Judicial [sic] […].
Artículo 5°.- Advertir a los [m]inistros de la Corte Suprema de Justicia, al Consejo de la Magistratura, al
Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y al Poder Ejecutivo que, en caso de admitir la validez de la
sentencia [sic], incurrirán en causales de juicio político, además de las responsabilidades penales en las
que incurrirán por actuar como cómplices de los firmantes de la sentencia mencionada65.
49. El 5 de enero de 2010 la Corte Suprema de Justicia, actuando como “órgano de gobierno”
y con fundamento en sus “atribuciones de superintendencia sobre todos los organismos del
Poder Judicial”, emitió la Resolución No. 2382, por medio de la cual declaró que los Acuerdos
y las Sentencias No. 951 y 952 “dictados por los [m]iembros del Tribunal de Cuentas como
integrantes de la Sala Constitucional […] carec[ía]n de validez jurídica” (supra párr. 44), a la
vez que dispuso “[s]uspender en sus funciones” a dichos funcionarios. Para el efecto, la Corte
Suprema consideró, entre otras cuestiones, que, al emitir las citadas decisiones, los
magistrados que las suscribieron “no observaron el orden jurídico de la República y vulneraron
principios cardinales del sistema jurídico”66.
64
Cfr. Acuerdo y Sentencia No. 951 de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Paraguay, y Acuerdo y Sentencia No. 952 de 30 de diciembre de 2009,
dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de
prueba, tomo I, anexo 10 al Informe de Fondo, folios 108, 110, 111, 140, 141 y 142).
65
Cfr. Resolución No. 1 del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 2 de enero de 2010 (expediente
de prueba, tomo I, anexo 11 al Informe de Fondo, folios 150 y 151).
66
Cfr. Resolución No. 2382 de la Corte Suprema de Justicia de 5 de enero de 2010 (expediente de prueba, tomo
I, anexo 12 al Informe de Fondo, folios 153 a 155).
17
Resolución fuera emitida en respuesta a alguna impugnación o acción promovida.
51. El 4 de enero de 2010 el Fiscal General del Estado promovió recursos de aclaratoria
contra los Acuerdos y las Sentencias No. 951 y 952 del 30 de diciembre de 2009. Al promover
los recursos, requirió, entre otras cosas, que se indicara “cuál sería el órgano estatal que
tendría que ocuparse en efectivizar” las órdenes de reposición de los señores Ríos Avalos y
Fernández Gadea como ministros de la Corte Suprema de Justicia67.
52. El 1 de febrero de 2010 Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea promovieron,
por separado, recursos de aclaratoria respecto del Acuerdo y la Sentencia No. 951, y el
Acuerdo y la Sentencia No. 952, respectivamente. En sus recursos, argumentaron que la Sala
Constitucional “ha[bía] omitido pronunciarse sobre las costas procesales […], por tanto,
resulta[ba] relevante el pronunciamiento […] a fin de suplir la omisión existente”68.
54. En lo que concierne a los recursos de aclaratoria promovidos por el Fiscal General del
Estado y el señor Fernández Gadea contra el Acuerdo y la Sentencia No. 952, en las
actuaciones del expediente respectivo no consta que hayan sido resueltos70.
18
Para el efecto, argumentó, entre otras cuestiones, que “las notificaciones de referencia no
[había]n [sido] ordenadas” por dicha Sala, y que “[e]l Acuerdo y Sentencia notificado[s] ya
no t[enían] efecto jurídico por haber sido declarada su invalidez por Resolución N[o]. 2382 de
fecha 5 de enero de 2010 […] resolución que ha[bía] adquirido estado de firmeza”71.
E. Proceso penal contra los señores Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández
Gadea
56. El 17 de diciembre de 2003 algunos miembros del Congreso Nacional “p[usieron en]
conocimiento del Ministerio Público” los hechos concernientes al juicio político tramitado contra
las presuntas víctimas, y solicitaron a dicha institución “el estudio de las denuncias formuladas
por la Cámara de Diputados ante la Cámara de Senadores […] a los efectos de determinar si
exist[ía]n méritos suficientes para iniciar procesos penales”72.
57. Por su parte, el 1 de noviembre de 2005 el Juez Penal de Garantías del Cuarto Turno
dictó Resolución mediante la cual “[desestimó] la denuncia presentada” y “[dispuso] el
archiv[o] de los autos”73.
VII
FONDO
58. El presente caso concierne a la alegada violación de distintos derechos en relación con
el juicio político que culminó con la remoción de los señores Bonifacio Ríos Avalos y Carlos
Fernández Gadea de los cargos de ministros de la Corte Suprema de Justicia de la República
del Paraguay. Para el efecto, esta Corte procederá al análisis correspondiente, en el siguiente
orden: a) derecho a las garantías judiciales en relación con las obligaciones de respetar y
garantizar los derechos, y alegadas violaciones a la protección de la honra y de la dignidad, y
a la igualdad ante la ley, y b) derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial, en
relación con las obligaciones de respetar y garantizar los derechos.
VII.1
DERECHO A LAS GARANTÍAS JUDICIALES EN RELACIÓN CON LAS OBLIGACIONES
DE RESPETAR Y GARANTIZAR LOS DERECHOS74, Y ALEGADAS VIOLACIONES A LA
PROTECCIÓN DE LA HONRA Y DE LA DIGNIDAD, Y A LA IGUALDAD ANTE LA LEY75
59. La Comisión alegó que solo son compatibles con la Convención, los juicios políticos
contra juezas y jueces “en los que se cumple con las garantías del debido proceso”. Indicó
71
Cfr. Resolución A.I.N. No. 1932 de 11 de octubre de 2019, dictada por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia, que consta en el expediente de las acciones de inconstitucionalidad promovidas por Bonifacio
Ríos Avalos contra las Resoluciones No. 122 y 134 de la Cámara de Senadores de la República del Paraguay
(expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de contestación, folios 11769 y 11770).
72
Cfr. Escrito de 17 de diciembre de 2003 remitido por miembros del Congreso Nacional al Fiscal General del
Estado (expediente de prueba, tomo IV, anexo IX.A. al escrito de argumentos y solicitudes, folios 8451 y 8452).
73
Cfr. Resolución identificada como A.I. No. 1755 de 1 de noviembre de 2005, dictada por el Juez Penal de
Garantías del Cuarto Turno en la causa No. 1-1-2-1-2004-1697, caratulada “Luis Lezcano Claude y otros s/ hecho
atípico” (expediente de prueba, tomo IV, anexo IX.B. al escrito de argumentos y solicitudes, folios 8454 a 8460).
74
Artículo 8 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.
75
Artículos 11 y 24 de la Convención Americana.
19
que el procedimiento instado contra las presuntas víctimas “no cumplió con el principio de
independencia judicial”, pues, entre otras cuestiones, posibilitó “que […] fueran procesadas
por el sentido de sus decisiones”.
60. Los representantes señalaron que el principio de independencia judicial fue seriamente
afectado al someter a miembros de la Corte Suprema de Justicia a juicio político por las
resoluciones dictadas en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales.
61. El Estado expuso que el juicio político no “avasalla la independencia de poderes […],
sino que procura la perfección del funcionamiento del principio de separación de poderes”.
Refirió que dicho instrumento “respeta un esquema en el cual las personas sujetas al juicio
político son notificadas de los cargos en su contra, ofrecen y producen prueba, son oídas y
formulan descargo[s]”.
64. El Estado refirió que el procedimiento a seguir para el juicio político está determinado
en la Constitución, y que la Resolución No. 122, por la cual se estableció el “cronograma del
procedimiento para el juicio político”, completó la normativa constitucional.
65. La Comisión indicó que la Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores establecía
que no se admitirían recusaciones, lo que impidió que las presuntas víctimas cuestionaran la
imparcialidad de la autoridad sancionadora, “garantía que tenía una especial relevancia”, pues
aquellas “argumentaron que el juicio político tenía un fundamento discriminatorio”. Agregó
que “no descarta que hayan existido acuerdos políticos relacionados con el resultado que
tomaría el juicio político”.
66. Los representantes alegaron que existía un “pacto previo de destitución y distribución
de los cargos en el Poder Judicial”, lo que se tradujo en la “condena anticipada” de las
presuntas víctimas. Agregaron que la prohibición de recusación posibilitó que intervinieran
miembros de la Cámara de Senadores que habrían estado impedidos de actuar por “razones
personales”.
67. El Estado señaló que el juicio político configura una “instancia administrativo-
constitucional de valoración política”, cuya decisión se adopta de manera colectiva, por lo que
no resultan aplicables las “excusaciones o recusaciones”. Agregó que no fue aportada prueba
que acredite que habrían existido “reuniones, arreglos, pactos y decisiones tomadas antes de
los hechos”.
68. La Comisión argumentó que no cuenta con elementos de prueba suficientes para
20
determinar la forma en que los plazos previstos en la Resolución No. 122 afectaron, en la
práctica, el derecho a ser oído y el derecho de defensa.
69. Los representantes alegaron que se vulneró el derecho a ser oído, en tanto la
comunicación previa de la acusación no fue realizada en un plazo razonable, ni se otorgó
tiempo suficiente para el descargo y la obtención de las pruebas correspondientes. Indicaron
que, durante el procedimiento, “por más que dejaron hablar a los abogados [defensores], no
fueron escuchados, porque había un pacto anterior de destitución”.
70. El Estado señaló que la aplicación de la Resolución No. 122 no violó las garantías
judiciales, pues desde la notificación de la acusación a las presuntas víctimas, hasta la
presentación de sus defensas, contaron con 18 días para prepararse. Refirió que los acusados
invirtieron, para sus alegatos, más tiempo del previsto en la mencionada Resolución.
71. La Comisión señaló que la Resolución por la que se destituyó a las presuntas víctimas
no contenía motivación y se limitó a indicar que había sido aprobada la moción para
removerlos por mal desempeño, haciendo relación de la cantidad de votos emitidos, lo que
impidió conocer las razones que motivaron la decisión, incluida la forma en la que la conducta
de las presuntas víctimas se adecuó a la falta disciplinaria imputada.
72. Los representantes alegaron que la Resolución que dispuso la remoción de las
presuntas víctimas carecía de motivación de hecho y de derecho. Señalaron que “[l]a falta de
motivación fáctica y jurídica invalid[ó] absolutamente la [R]esolución”.
73. El Estado indicó que la Resolución No. 134 de la Cámara de Senadores “no puede leerse
in abstracto[,] sino que debe hacerse en conjunto con el debate”, en tanto dicha Resolución
“es s[o]lo la parte operativa de un conjunto de considerandos que surgen del debate
parlamentario y que exponen la motivación de la medida que se adopt[ó]”.
74. La Comisión alegó que el principio de independencia judicial exige aplicar la garantía
de recurrir el fallo, conforme al artículo 8.2 h) de la Convención, a los procesos de destitución
de jueces. En el caso concreto, las presuntas víctimas no contaron con un recurso jerárquico
para obtener la revisión del fallo sancionatorio.
75. Los representantes señalaron que la Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores,
al prohibir la posibilidad de recurrir la decisión que fuera emitida en el juicio político, violó un
derecho fundamental que “no se puede negar”.
76. El Estado argumentó que el juicio político no prevé la revisión del aspecto valorativo de
la decisión de separación del cargo, lo que surge de la jurisprudencia internacional y la doctrina
sobre la materia.
77. La Comisión alegó que la norma invocada de “mal desempeño de sus funciones” es
sumamente vaga, lo que posibilitó que la acusación incluyera una serie de decisiones
jurisdiccionales protegidas por el principio de independencia judicial.
78. Los representantes alegaron que, si bien la figura del “mal desempeño” está prevista
21
en la Constitución, tal concepto no se encuentra tipificado en el ordenamiento jurídico, lo que
puede dar lugar a actuaciones arbitrarias, como sucedió en el presente caso.
79. El Estado argumentó que “la alegada vaguedad del concepto de mal desempeño no
tiene como consecuencia que se trate de una caja de sorpresas”, pues “hay un camino
consolidado por la jurisprudencia y la doctrina […] que resulta conocido por la comunidad y,
obviamente, por los peticionarios en razón de su profesión”.
80. Los representantes argumentaron que el juicio político creó una opinión negativa, a
nivel judicial y social, contra las presuntas víctimas, lo que incluyó acusaciones publicadas en
los medios de comunicación. Señalaron que el hecho de haber remitido las acusaciones al
fuero penal, motivó “una larga y penosa investigación”. Todo ello provocó graves sufrimientos
a nivel personal y familiar.
81. El Estado señaló que los hechos que fundamentan la violación alegada fueron
descartados por la Comisión en la etapa de admisibilidad. En la etapa de fondo del trámite
ante la Comisión, tales hechos no fueron valoradas. Solicitó que se “rechace[n] los alegatos
referidos” a dichas violaciones. La Comisión no se pronunció al respecto.
82. Los representantes alegaron que el Estado discriminó a las presuntas víctimas, “por
motivos políticos”, en dos momentos: a) al separar a un grupo de ministros de sus cargos por
fallos que también habían sido firmados por otros ministros que no fueron sometidos a juicio
político, y b) al impedir, mediante la Resolución No. 122, que recurrieran la decisión del juicio
político, “que era un derecho de todas las demás personas en el territorio del Estado”.
83. El Estado señaló que los hechos referidos a la violación del artículo 24 de la Convención
tampoco fueron considerados por la Comisión en su Informe de Fondo, por lo que deben ser
rechazados. La Comisión no se pronunció al respecto.
B. Consideraciones de la Corte
76
Cfr. Inter alia, Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
enero de 2001. Serie C No., párrs. 73 a 75; Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párrs. 145 y 156; Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
agosto de 2008. Serie C No. 182, párrs. 43 a 45, 84 y 138; Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párrs. 67, 68, 70 a 81; Caso
Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de
2011. Serie C No. 227, párrs. 97 a 100; Caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239, párr. 186; Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros)
Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No.
22
constante, el Tribunal ha señalado que se trata de uno de los “pilares básicos de las garantías
del debido proceso”77, por lo que cuando se afecta en forma arbitraria la permanencia de las
juezas y los jueces en sus cargos, se vulnera el derecho a la independencia judicial consagrado
en el artículo 8.1 de la Convención78.
86. Asimismo, la Corte ha afirmado que uno de los objetivos principales que tiene la
separación de los poderes públicos es, precisamente, la garantía de la independencia de las
autoridades judiciales79. También ha destacado que el ejercicio autónomo de la función judicial
debe ser garantizado por el Estado tanto en su faceta institucional, esto es, en relación con el
Poder Judicial como sistema, como en su vertiente individual, es decir, en relación con la
persona de la jueza o el juez específico. El objetivo de la protección radica en evitar que el
sistema judicial, en general, y sus integrantes, en particular, se vean sometidos a posibles
restricciones indebidas en el ejercicio de su función por parte de órganos ajenos al Poder
Judicial, o incluso por parte de quienes ejercen funciones de revisión o apelación80.
87. De esa cuenta, existe una relación directa entre la dimensión institucional de la
independencia judicial y el derecho de las juezas y los jueces a acceder y permanecer en sus
cargos en condiciones generales de igualdad81. A partir de lo anterior, la Corte ha señalado
que de la independencia judicial se derivan las siguientes garantías en torno a la función de
las autoridades judiciales: (i) a un adecuado proceso de nombramiento; (ii) a la estabilidad e
inamovilidad en el cargo, y (iii) a ser protegidas contra presiones externas82.
266, párrs. 144 a 154; Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 188 a 198;
Caso Argüelles y otros Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2014. Serie C No. 288, párr. 147; Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de octubre de 2015. Serie C No. 302, párrs. 190 a 199; Caso Valencia Hinojosa
y otra Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2016.
Serie C No. 327, párr. 105; Caso Acosta y otros Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 25 de marzo de 2017. Serie C No. 334, párr. 171; Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero de 2018. Serie C No. 348, párr. 207; Caso Colindres
Schonenberg Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de febrero de 2019. Serie C No. 373,
párrs. 68 y 69; Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
febrero de 2019. Serie C No. 374, párrs. 75, 83 y 84; Caso Rico Vs. Argentina. Excepción Preliminar y Fondo.
Sentencia de 2 de septiembre de 2019. Serie C No. 383, párrs. 54, 55 y 56; Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 2020. Serie C No. 409, párrs.
104 a 110, y Caso Cordero Bernal Vs. Perú. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 16 de febrero de 2021. Serie
C No. 421, párrs. 71 y 72.
77
Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 68, y Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, supra,
párr. 75. Véanse, Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 10; Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, artículo 14.1; Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, artículo 6.1, y Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos, artículo 26.
78
Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 155, y Caso López
Lone y otros Vs. Honduras, supra, párr. 192.
79
Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 73, y Caso Cordero Bernal Vs. Perú, supra, párr. 71.
80
Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra, párr. 55,
y Caso Cordero Bernal Vs. Perú, supra, párr. 71.
81
Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 154, y Caso López
Lone y otros Vs. Honduras, supra, párr. 194.
82
Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 75; Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr.
70, y Caso Cordero Bernal Vs. Perú, supra, párr. 72.
23
acuerdo con las normas de comportamiento judicial establecidas y mediante procedimientos
justos, objetivos e imparciales, según la Constitución o la ley83. Ello deviene imperativo, en
tanto la libre remoción de las autoridades judiciales fomenta la duda objetiva sobre la
posibilidad efectiva que tienen de ejercer sus funciones sin temor a represalias84.
89. Todo lo anterior se sustenta en el importante rol que las juezas y los jueces desempeñan
en una democracia85, en tanto se constituyen en garantes de los derechos humanos86, lo que
exige reconocer y salvaguardar su independencia, especialmente frente a los demás poderes
estatales87, pues, de otro modo, se podría obstaculizar su labor, al punto de hacer imposible
83
Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 155; Caso López
Lone y otros Vs. Honduras, supra, párr. 192, y Caso Cordero Bernal Vs. Perú, supra, párr. 72.
84
Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra, párr. 44,
y Caso Cordero Bernal Vs. Perú, supra, párr. 72.
85
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 154, y Caso
López Lone y otros Vs. Honduras, supra, párr. 194. Al respecto, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha
declarado que “la independencia del sistema judicial, junto con su imparcialidad e integridad, es un requisito previo
esencial para apoyar el [E]stado de derecho”. Naciones Unidas, Asamblea General, Resolución A/RES/67/1 de 24 de
septiembre de 2002. Por su parte, en 2002, la entonces Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
identificó, entre otros elementos “esenciales de la democracia”, el respeto de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales, y la independencia del poder judicial. Cfr. Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas,
Nuevas medidas para promover y consolidar la democracia, Resolución 58ª sesión, U.N. Doc. E/CN.4/RES/2002/46,
de 23 de abril de 2002, párr. 1. Asimismo, el Consejo de Derechos Humanos ha afirmado que la independencia del
sistema judicial “es un requisito indispensable para proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales,
promover el [E]stado de derecho y la democracia”. Consejo de Derechos Humanos, Integridad del sistema judicial,
A/HRC/37/L.11/Rev.1 (2018), y La independencia e imparcialidad del poder judicial, los jurados y los asesores y la
independencia de los abogados, A/HRC/44/L.7 (2020). En igual sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
ha afirmado que “la independencia judicial es uno de los valores más importantes que sostienen el funcionamiento
eficaz de las democracias”. TEDH, Caso Oleksandr Volkov Vs. Ucrania, No. 21722/11. Sentencia de 9 de enero de
2013, párr. 199.
86
El entonces Relator especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y abogados
afirmó que “[e]n toda sociedad democrática, el juez actúa como guardián de los derechos y libertades fundamentales.
Los jueces y los tribunales garantizan en efecto la protección judicial de los derechos humanos, el ejercicio del derecho
de recurso, la lucha contra la impunidad y el derecho a la reparación”. Comisión de Derechos Humanos, Informe del
Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Sr. Leandro Despouy, Doc. E/CN.4/2004/60,
31 de diciembre de 2003, párr. 30. En igual sentido, sobre la función de las juezas y los jueces como “protectores de
los hechos humanos”, el dictamen pericial de José Ramón Cossío Díaz, rendido en audiencia pública ante esta Corte.
87
Cfr. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile, supra, párr. 145. Al respecto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
ha afirmado que “[l]a misión del poder judicial en un estado democrático es garantizar la existencia misma del
[E]stado de derecho”. TEDH, Caso Harabin Vs. Eslovaquia, No. 58688/11. Sentencia de 20 de noviembre de 2012,
párr. 133. En tal sentido, dicho Tribunal ha indicado que en una sociedad democrática los tribunales deben permanecer
libres de cualquier presión política. Ante ello, su jurisprudencia ha reiterado de manera constante que la independencia
judicial exige, necesariamente, que se garantice la inamovilidad de las autoridades judiciales y que estas cuenten con
“salvaguardas contra presiones externas”, lo que hace necesario considerar “el modo de designación y duración del
mandato” de tales autoridades. Cfr. Inter alia, TEDH, Caso Ringeisen Vs. Austria, No. 2614/65. Sentencia de 16 de
julio de 1971, párr. 95; Caso Le Compte, Van Leuven y De Meyêre Vs. Bélgica [GS], No. 6878/75. Sentencia de 23
de junio de 1981, párr. 55; Caso X Vs. Reino Unido, No. 7215/75. Sentencia de 5 de noviembre de 1981, párr. 53;
Caso Piersack Vs. Bélgica, No. 8692/79. Sentencia de 1 de octubre de 1982, párr. 27; Caso Campbell y Fell Vs. Reino
Unido, No. 7819/77. Sentencia de 28 de junio de 1984, párrs. 78 y 80; Caso Langborger Vs. Suecia [GS], No.
11179/84. Sentencia de 22 de junio de 1989, párr. 32; Caso Stran Greek Refineries y Stratis Andreadis Vs. Grecia,
No. 13427/87. Sentencia de 9 de diciembre de 1994, párr. 49; Caso Bryan Vs. Reino Unido, No. 19178/91. Sentencia
de 22 de noviembre de 1995, párr. 37; Caso Findlay Vs. Reino Unido, No. 22107/93. Sentencia de 25 de febrero de
1997, párr. 73; Caso Papageorgiou Vs. Grecia, No. 97/1996/716/913. Sentencia de 22 de octubre de 1997, párr. 37;
Caso Incal Vs. Turquía [GS], No. 41/1997/826/1031. Sentencia de 9 de junio de 1998, párr. 65; Caso Galstyan Vs.
Armenia, No. 26986/03. Sentencia de 15 de noviembre de 2007, párr. 62; Caso Guja Vs. Moldavia [GS], No.
14277/04. Sentencia de 12 de febrero de 2008, párr. 86; Caso Henryk Urban y Ryszard Urban Vs. Polonia, No.
23614/08. Sentencia de 30 de noviembre de 2010, párr. 45; Caso Khrykin Vs. Rusia, No. 33186/08. Sentencia de 19
de abril de 2011, párr. 30; Caso Fruni Vs. Eslovaquia, No. 8014/07. Sentencia de 21 de junio de 2011, párr. 145;
Caso Oleksandr Volkov Vs. Ucrania, No. 21722/11. Sentencia de 9 de enero de 2013, párr. 103; Caso Maktouf y
Damjanović Vs. Bosnia y Herzegovina [GS], No. 2312/08 y 34179/08. Sentencia de 18 de julio de 2013, párr. 49;
Caso Baka Vs. Hungría [GS], No. 20261/12. Sentencia de 23 de junio de 2016, párr. 108; Caso Denisov Vs. Ucrania
[GS], No. 76639/11. Sentencia de 25 de septiembre de 2018, párr. 60, Caso Guđmundur Andre ÁstrÁđsson Vs.
24
que estén en condiciones de determinar, declarar y eventualmente sancionar la arbitrariedad
de los actos que puedan suponer vulneración a aquellos derechos, así como ordenar la
reparación correspondiente88.
90. Así, desde el caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, esta Corte ha afirmado que la
obligación de garantía, conforme al artículo 1.1 de la Convención, implica el deber de los
Estados de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras a
través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean
capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos89. En el
contexto de ese deber de garantía, la independencia judicial se proyecta como elemento
imprescindible de la organización del aparato gubernamental, sin la cual el Estado no es capaz
de asegurar el libre y pleno ejercicio de los derechos90. Como corolario, la independencia
judicial resulta indispensable para la protección y efectiva garantía de los derechos humanos91.
Islandia [GS], No. 26374/18. Sentencia de 1 de diciembre de 2020, párr. 232, y Caso Xhonxhaj Vs. Albania, No.
15227/19. Sentencia de 9 de febrero de 2021, párr. 298.
88
La Corte ha afirmado que la independencia judicial “no es un ‘privilegio’ del juez o un fin en sí misma, sino que
se justifica para posibilitar que los jueces o juezas cumplan adecuadamente su cometido”. Cfr. Caso Villaseñor Velarde
y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 130.
89
Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo, supra, párr. 166.
90
La entonces Relatora especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y abogados
afirmó que “[l]la efectividad de los derechos humanos depende, en última instancia, de que la justicia se administre
de forma adecuada, es fundamental que el sistema de justicia sea independiente, competente e imparcial para
salvaguardar el [E]stado de derecho”. Cfr. Consejo de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la
independencia de los magistrados y abogados, Sra. Gabriela Knaul, Doc. A/HRC/26/32, 28 de abril de 2014, párr. 3.
Véase también, Comisión de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre la independencia de los
magistrados y abogados, Sr. Param Cumaraswamy, Doc. E/CN.4/1995/39, 6 de febrero de 1995, párr. 100, y
Asamblea General, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Sra.
Gabriela Knaul, Doc. A/69/2/94, 11 de agosto de 2014, párr. 28. Asimismo, el Consejo Consultivo de Jueces Europeos
ha considerado que “[l]a independencia de los jueces es una condición previa al Estado de [d]erecho y una garantía
fundamental para un juicio justo”, pues “[l]os jueces se encargan de decidir en última instancia sobre la vida, la
libertad, los derechos, los deberes y los bienes de las personas”. Cfr. Consejo Consultivo de Jueces Europeos, Informe
No. 1 (2001) a la atención del Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre las normas relativas a la independencia
y a la inamovilidad de los jueces (Recomendación No. R (94) 12 sobre la independencia, la eficacia y el papel de los
jueces y la pertinencia de las normas que establece y de las demás normas internacionales para los problemas
existentes en estos ámbitos), párr. 10.
91
Cfr. El hábeas corpus bajo suspensión de garantías (Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987. Serie A No. 8, párr. 30; Caso Reverón
Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 68, y Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 75.
92
Cfr. Asamblea General de la OEA, Carta Democrática Interamericana, Resolución AG/RES. 1 (XXVIII-E/01) de
11 de septiembre de 2001.
93
Cfr. Principios Básicos de Naciones Unidas relativos a la independencia de la judicatura, adoptados por el
Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en
Milán del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1985, y confirmados por la Asamblea General en sus resoluciones 40/32
de 29 de noviembre de 1985 y 40/146 de 13 de diciembre de 1985, Principios 1, 2, 12 y 18, y Principios de Bangalore
sobre la Conducta Judicial, redactados por el Grupo Judicial de Reforzamiento de la Integridad Judicial, integrado por
presidentes de tribunales supremos y magistrados de tribunales superiores, a invitación del Centro de las Naciones
Unidas para la Prevención Internacional del Delito y en el marco del Programa mundial contra la corrupción, anexados
a la Resolución 2006/23 de 27 de julio de 2006 del Consejo de Derechos Económicos y Sociales de las Naciones
Unidas, principio 1 y aplicación 1.1. Por su parte, el Comité de Derechos Humanos ha indicado que “[l]os Estados
deben adoptar medidas concretas que garanticen la independencia del poder judicial, y proteger a los jueces de toda
forma de influencia política en la adopción de decisiones”. Comité de Derechos Humanos, Observación General No.
25
regional94, la independencia judicial se encuentra proclamada en las constituciones de los
Estados que han reconocido la competencia contenciosa de la Corte Interamericana, ya sea
en forma expresa o mediante la inclusión de específicas salvaguardas dirigidas a su
protección95. En el caso de la República del Paraguay, destacan los artículos 248, 252 y 255
de su Constitución Nacional, cuyo texto establece, en lo pertinente:
Artículo 248. De la independencia del Poder Judicial. Queda garantizada la independencia del Poder
Judicial. […] Los que atentasen contra la independencia del Poder Judicial y la de sus magistrados,
quedarán inhabilitados para ejercer toda función pública por cinco años consecutivos, además de las penas
que fije la ley.
Artículo 252. De la inamovilidad de los magistrados. Los magistrados son inamovibles en cuanto al cargo,
a la sede o al grado, durante el término para el cual fueron nombrados. No pueden ser trasladados ni
ascendidos sin su consentimiento previo y expreso. […]
Artículo 255. De las inmunidades. Ningún magistrado judicial podrá ser acusado o interrogado
judicialmente por las opiniones emitidas en el ejercicio de sus funciones. […]
32, Artículo 14. El derecho a un juicio imparcial y a la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia, 23 de agosto
de 2007, Doc. CCPR/C/GC/32, párr. 19.
94
Cfr. Consejo de Europa, Recomendación No. R (94) 12 del Comité de Ministros de los Estados Miembros sobre
la Independencia, Eficiencia y Función de los Jueces, adoptada el 13 de octubre de 1994, principios I.1., I.2.b. y d.,
y I.3, y Carta europea sobre el estatuto de los jueces, 1998, (DAJ/DOC (98) 23), párr. 1.1. Véase, Consejo Consultivo
de Jueces Europeos, Informe No. 1 (2001) a la atención del Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre las
normas relativas a la independencia y a la inamovilidad de los jueces (Recomendación No. R (94) 12 sobre la
independencia, la eficacia y el papel de los jueces y la pertinencia de las normas que establece y de las demás normas
internacionales para los problemas existentes en estos ámbitos), párr. 60; Informe No. 3 (2002) a la atención del
Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre “Los comportamientos incompatibles y la imparcialidad”, párr. 16,
y Carta Magna de los Jueces (principios fundamentales), adoptada en la 11ª reunión plenaria, Estrasburgo, 17 de
noviembre de 2010, principio 10. Los Principios y Directrices relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia
Jurídica en África establecen que “[l]a independencia de los órganos y funcionarios judiciales […] deben ser respetadas
por el gobierno, sus organismos y autoridades”. Cfr. Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos,
Principios y Directrices relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África, adoptados como parte
del informe de actividades de la Comisión en su 2ª Cumbre y reunión de Jefes de Estado de la Unión Africana,
celebrada en Maputo del 4 al 12 de julio de 2003, principios A.4.a. y l. Véase, además, Estándares Mínimos de
Independencia Judicial, adoptados por la Asociación Internacional de Abogados en 1982; Conferencia de Presidentes
de las Cortes Supremas de Asia y el Pacífico, Declaración de Beijing sobre los Principios relativos a la Independencia
de la Judicatura en la región de LAWASIA, aprobada en 1995 por la VI Conferencia, principio 3; Directrices de Latimer
House para el Commonwealth sobre Supremacía Parlamentaria e Independencia Judicial, adoptadas el 19 de junio de
1998 por representantes de la Asociación Parlamentaria del Commonwealth, la Asociación de Magistrados y Jueces
del Commonwealth y la Asociación de Educación Jurídica del Commonwealth, directrices II, VI y VII; Cumbre
Iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas, Estatuto del Juez Iberoamericano, aprobado en la VI Cumbre
celebrada en Santa Cruz de Tenerife, Canarias, España, los días 23, 24 y 25 de mayo de 2001, artículos 1, 2 y 14;
Principios de Burgh House relativos a la Independencia de la Judicatura Internacional, adoptados por el Grupo de
estudio de la Asociación de Derecho Internacional sobre la práctica y el procedimiento de los tribunales y cortes
internacionales, en asociación con el Proyecto sobre tribunales y cortes internacionales, en 2004, y Declaración de
Principios Mínimos sobre la Independencia de los Poderes Judiciales y de los Jueces en América Latina, Declaración
de Campeche, adoptada por la Federación Latinoamericana de Magistrados en 2008.
95
Cfr. Constitución de la Nación Argentina, artículos 109 y 114, numeral 6; Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia, artículo 178; Constitución de la República Federativa de Brasil, artículos 95 y 103-B, párrafo
4, numeral I; Constitución Política de la República de Chile, artículo 73; Constitución Política de Colombia, artículos
228 y 230; Constitución Política de la República de Costa Rica, artículo 154; Constitución de la República del Ecuador,
artículos 168, numeral 1, y 431; Constitución Política de El Salvador, artículo 172; Constitución Política de la República
de Guatemala, artículo 203; Constitución Política de la República de Haití, artículo 177; Constitución Política de la
República de Honduras, artículos 303 y 307; Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 94;
Constitución Política de la República de Nicaragua, artículo 166; Constitución Política de la República de Panamá,
artículo 207; Constitución Política del Perú, artículos 139, numeral 2º, y 146; Constitución Política de la República
Dominicana, articulo 151; Constitución de la República de Surinam, artículo 10, y Constitución de la República Oriental
del Uruguay, artículo 118.
26
93. Esta Corte también ha conocido de casos relacionados con la destitución de autoridades
judiciales por medio de juicios políticos96, en los que ha analizado las posibles injerencias que
estos podrían ocasionar al principio de independencia judicial.
94. De esa cuenta, en el caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, la Corte hizo específicas
consideraciones que en este Fallo ratifica. Así, este Tribunal precisó el contenido del juicio
político en el marco de un Estado de derecho, e indicó que se trata de una forma de control
que ejerce el Poder Legislativo con respecto a las autoridades superiores del Poder Ejecutivo
y de otros órganos estatales, cuya finalidad es someter a funcionarias y funcionarios de alta
jerarquía a examen y decisión sobre sus actuaciones por parte de la representación popular97.
95. De igual forma, tanto en el caso citado, como en los casos de la Corte Suprema de
Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, del Tribunal Constitucional (Camba Campos y
otros) Vs. Ecuador, y Rico Vs. Argentina, la Corte Interamericana afirmó que son aplicables,
en la sustanciación de un juicio político, las garantías del debido proceso que establece la
Convención Americana98. Al respecto, el artículo 8 de la Convención consagra los lineamientos
del debido proceso legal, que se refiere al conjunto de requisitos que deben observarse en las
instancias procesales a efectos de que las personas estén en condiciones de defender
adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos99. En tal
sentido, en su jurisprudencia constante este Tribunal ha señalado que es exigible a cualquier
autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, cuyas decisiones puedan afectar
los derechos de las personas, que adopte dichas decisiones con pleno respeto de las garantías
del debido proceso legal100, y que si bien, en el caso de autoridades distintas a las judiciales,
no les son exigibles las garantías propias de un órgano jurisdiccional, sí deben cumplir con
96
Distintos Estados que han reconocido la competencia contenciosa de la Corte establecen constitucionalmente
la posibilidad de acusar a determinadas autoridades judiciales ante el Poder Legislativo, previendo la destitución de
dichas autoridades como eventual consecuencia del procedimiento. Así, una visión general de sus sistemas
constitucionales permite advertir la clasificación siguiente: 1) Estados que establecen el juicio político contra
autoridades judiciales ante el Poder Legislativo, incluyendo la facultad de este para decidir sobre la destitución de
dichas autoridades: (i) República Argentina, artículos 53, 59 y 60 de la Constitución; (ii) República de Honduras,
artículo 234 de la Constitución; (iii) Estados Unidos Mexicanos, artículos 74, 76, 109 y 110 de la Constitución; (iv)
República del Paraguay, artículos 225 y 261 de la Constitución, y (v) República Oriental del Uruguay, artículos 93,
102 y 103 de la Constitución; 2) Estados que, sin la denominación de juicio político, establecen la facultad del Poder
Legislativo de acusar a autoridades judiciales y decidir sobre la acusación, con la previsión de la facultad de destituir
a tales autoridades como consecuencia del procedimiento: (i) República Federativa de Brasil, artículo 52 de la
Constitución; (ii) Estado Plurinacional de Bolivia, artículos 159 y 160 de la Constitución; (iii) República de Chile,
artículos 48 y 49 de la Constitución; (iv) República de Colombia, artículos 174, 175 y 178; (v) República de Haití,
artículos 184-1, 185, 186 y 189-1; (vi) República Dominicana, artículos 80 y 83 de la Constitución, y (vii) República
del Perú, artículos 99 y 100 de la Constitución; 3) Estados que, sin regular el juicio político o el procedimiento de
acusación, establecen la facultad del Poder Legislativo para destituir a autoridades judiciales: (i) República de El
Salvador, artículo 186 de la Constitución, y (ii) República de Nicaragua, artículo 138 de la Constitución, y 4) Estados
que no prevén el juicio político ni la facultad del Poder Legislativo para destituir a juezas y jueces del Poder Judicial;
(i) República de Costa Rica; (ii) República del Ecuador (la Constitución establece la facultad del Poder Legislativo para
enjuiciar políticamente a los miembros del Tribunal Contencioso Electoral, artículo 131); (iii) República de Guatemala;
(iv) República de Panamá (la Constitución establece, en el artículo 154, la competencia del Poder Legislativo de juzgar
a autoridades judiciales en causas penales, en virtud de lo cual, en el caso de dictar sentencia condenatoria, aplica
las sanciones previstas en el Código Penal), y (v) República de Surinam (la Constitución establece la facultad del
Presidente de la República de suspender en el cargo a autoridades judiciales en determinadas circunstancias, artículo
143).
97
Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 63, y Caso Rico Vs. Argentina, supra, párr. 56.
98
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 77; Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana
Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 158; Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador,
supra, párr. 171, y Caso Rico Vs. Argentina, supra, párr. 56.
99
Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 69; Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 88, y Caso
Moya Solís Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de junio de 2021. Serie
C No. 425, párr. 66.
100
Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 71, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 88.
27
aquellas destinadas a asegurar que la decisión no sea arbitraria101.
96. Asimismo, en el caso Rico Vs. Argentina, la Corte refirió que los juicios políticos, de los
que podría eventualmente derivar la remoción de funcionarias y funcionarios judiciales, “no
son contrarios a la Convención per se, siempre y cuando en el marco de aquellos, se cumplan
las garantías del artículo 8 y existan criterios que limiten la discrecionalidad del juzgador [en
referencia al órgano que tramita y resuelve el juicio político] con miras a proteger la garantía
de independencia”102.
97. A partir de lo anterior, cabe señalar, en primer lugar, que la exigencia de observar las
garantías del debido proceso en el marco de un juicio político instado contra una jueza o un
juez103, hace necesario que las competencias de las autoridades que intervengan en su trámite
y decisión “no se ejer[za]n de manera subjetiva ni con base en discrecionalidad política”104,
en tanto ello podría suponer una afectación arbitraria a la función de las autoridades
judiciales105.
98. En coherencia con ello, aunque el procedimiento del juicio político tenga lugar en el
ámbito de órganos de naturaleza política, cuando se inste contra autoridades judiciales, el
control ejercido por aquellos órganos, más que basado en razones de pertinencia, oportunidad
o conveniencia políticas, debe operar con sujeción a criterios jurídicos, en el sentido que el
procedimiento y la decisión final han de versar sobre la acreditación o no de la conducta
imputada, y si dicha conducta encuadra o no en la causal que motivó la acusación, todo en
observancia de las garantías del debido proceso. Lo anterior no conlleva desnaturalizar o variar
la esencia del control que democráticamente se ha confiado a un órgano como el Poder
Legislativo, sino que persigue asegurar que dicho control, cuando se aplique a juezas y jueces,
refuerce el sistema de separación de poderes y permita un adecuado mecanismo de rendición
de cuentas sin menoscabo de la independencia judicial106.
99. En segundo término, cabe recordar que tanto en el caso del Tribunal Constitucional Vs.
Perú como en el caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, esta
Corte señaló puntualmente que, conforme a la normativa interna vigente para cada caso, le
estaba vedado al Poder Legislativo llevar adelante los respectivos juicios políticos y,
consecuentemente, destituir a los acusados con fundamento en asuntos relacionados con el
ejercicio de la función jurisdiccional. En dicho contexto, la Corte afirmó en ambos casos la
prohibición del órgano a cargo del juicio político –Congreso de la República del Perú y Congreso
Nacional del Ecuador, respectivamente– de revisar actuaciones jurisdiccionales, y concluyó
que las opiniones rendidas en las sentencias de las autoridades judiciales no podían ser el
101
Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de 2006.
Serie C No. 151, párr. 119, y Caso Rico Vs. Argentina, supra, párr. 50.
102
Caso Rico Vs. Argentina, supra, párr. 57.
103
Son contestes en afirmar la exigencia de observar las garantías del debido proceso en el juicio político, los
dictámenes periciales de Jorge Alejandro Amaya y José Ramón Cossío Díaz, rendidos en audiencia pública ante esta
Corte, así como el dictamen pericial escrito de Roberto P. Saba. Cfr. Dictamen pericial suscrito por Roberto P. Saba
(expediente de prueba, tomo VI, affidávits, folio 13282).
104
Cfr. Caso Rico Vs. Argentina, supra, párr. 66.
105
Al respecto, en 2006, el Comité de Derechos Humanos expresó su preocupación al Estado paraguayo por “la
falta de criterios objetivos en relación [con la] destitución de jueces, incluidos los de la Corte Suprema”, situación
que, a decir del Comité, podría “menoscabar la independencia judicial”. Comité de Derechos Humanos, Observaciones
finales del Comité de Derechos Humanos: Paraguay, 24 de abril de 2006, Doc. CCPR/C/PRY/CO/2, párr. 17.
106
La entonces Relatora especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y abogados
afirmó que ante las “tensiones” existentes entre la independencia judicial y la rendición de cuentas de juezas y jueces,
este último concepto “deb[e] ajustarse a las normas internacionales del debido proceso y juicio imparcial”. Cfr.
Consejo de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y
abogados, Sra. Gabriela Knaul, Doc. A/HRC/26/32, 28 de abril de 2014, párrs. 51 y 106.
28
motivo para su remoción107. Incluso, en el último caso citado, se calificó dicho actuar, por
parte del Poder Legislativo, como “evidencia clara de la afectación a la independencia
judicial”108.
100. Con tales precedentes, resulta esencial determinar si dicho criterio, para los casos de
juicios políticos instaurados contra autoridades judiciales, podría configurar un parámetro que,
como salvaguarda de la independencia judicial, limite la discrecionalidad de los órganos a
cargo del procedimiento.
102. En cuanto a la imposibilidad de remover a las juezas y los jueces de sus cargos con
motivo del contenido de las decisiones dictadas en ejercicio de su función jurisdiccional, el
Estatuto Universal del Juez, adoptado por la Unión Internacional de Magistrados, señala que,
“[s]alvo caso de malicia o negligencia grave […], no se puede entablar acción disciplinaria
contra un juez como consecuencia de una interpretación de la ley o de la valoración de hechos
o de la ponderación de pruebas” que haya efectuado en ejercicio de sus funciones112.
103. Con relación a este tema, el Consejo de Europa ha señalado que “[l]a interpretación de
107
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párrs. 76, 80 y 82, y Caso del Tribunal Constitucional
(Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 204 y 206.
108
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 206.
109
Cfr. Principios Básicos de Naciones Unidas relativos a la independencia de la judicatura, adoptados por el
Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en
Milán del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1985, y confirmados por la Asamblea General en sus resoluciones 40/32
de 29 de noviembre de 1985 y 40/146 de 13 de diciembre de 1985, principio 4: “No se efectuarán intromisiones
indebidas o injustificadas en el proceso judicial, ni se someterán a revisión las decisiones judiciales de los tribunales.
Este principio se aplicará sin menoscabo de la vía de revisión judicial ni de la mitigación o conmutación de las penas
impuestas por la judicatura efectuada por las autoridades administrativas de conformidad con lo dispuesto en la ley”.
110
Cfr. Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, Principios y Directrices relativos al Derecho a
un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África, adoptados como parte del informe de actividades de la Comisión
en su 2ª Cumbre y reunión de Jefes de Estado de la Unión Africana, celebrada en Maputo del 4 al 12 de julio de 2003,
principio A.4.f.: “No se efectuarán intromisiones indebidas o injustificadas en el proceso judicial, ni se someterán a
revisión las decisiones judiciales de los tribunales. Este principio se aplicará sin menoscabo de la vía de revisión
judicial ni de la mitigación o conmutación de las penas impuestas efectuada por las autoridades competentes de
conformidad con lo dispuesto en la ley”. Por su parte, el principio A.4.n.2. señala que “[l]os funcionarios judiciales
[...] no serán destituidos del cargo o sometidos a otros procedimientos disciplinarios o administrativos únicamente
debido a que su decisión fue revocada mediante una apelación o revisión de un órgano judicial superior”.
111
Cfr. Consejo de Europa, Recomendación No. R (94) 12 del Comité de Ministros de los Estados Miembros sobre
la Independencia, Eficiencia y Función de los Jueces, adoptada el 13 de octubre de 1994, principio I.2.a.i.: “[L]as
decisiones de los jueces no deben estar sometidas a revisión salvo en los procesos de apelación según lo dispone la
ley”. En igual sentido, la Recomendación CM / Rec (2010) 12 del Comité de Ministros a los Estados Miembros sobre
jueces: independencia, eficiencia y responsabilidades, adoptada el 17 de noviembre de 2010, párr. 16.
112
Estatuto Universal del Juez, adoptado por el Consejo Central de la Unión Internacional de Magistrados, en
Taiwán, el 17 de noviembre de 1999, artículos 7-1. Por su parte, la Federación Latinoamericana de Magistrados ha
declarado que “[s]e debe garantizar a los jueces que por su actividad jurisdiccional, por como decidan los casos a
ellos confiados, no serán ni premiados ni castigados, estando dichas decisiones solo sujetas a la revisión de los
tribunales superiores conforme lo indique el respectivo derecho interno”, y que las autoridades judiciales no deberían
“ser enjuiciad[a]s ni responsabilizad[a]s disciplinariamente por el tenor, contenido ni sentido en que adopten sus
decisiones judiciales”. Declaración de Principios mínimos sobre la Independencia de los Poderes Judiciales y de los
Jueces en América Latina, Declaración de Campeche, aprobada en 2008 por la Asamblea General de la Federación
Latinoamericana de Magistrados.
29
la ley, la valoración de los hechos o la ponderación de las pruebas que realicen los jueces para
determinar los casos no debe dar lugar a responsabilidad civil o disciplinaria, salvo en los
casos de dolo y negligencia grave”, y tampoco “a responsabilidad penal, salvo en los casos de
dolo”113. De igual forma, la Comisión Europea para la Democracia por el Derecho (Comisión
de Venecia) ha considerado que las juezas y los jueces, como medida de protección contra
toda influencia externa, “deberían gozar de una inmunidad funcional[,] pero exclusivamente
funcional (inmunidad contra las actuaciones emprendidas por actos llevados a cabo en el
ejercicio de sus funciones, con la excepción de infracciones intencionales, como aceptar
sobornos)”114.
105. Por su parte, la Relatoría especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los
magistrados y abogados ha efectuado importantes análisis en cuanto a la rendición de cuentas
de las juezas y los jueces, la posibilidad de deducir responsabilidades en su contra y la
salvaguarda de su independencia, a partir de lo cual dicha instancia ha señalado que “las
normas internacionales y regionales establecen que no puede imponerse ninguna medida
disciplinaria contra un magistrado, en razón del contenido de sus decisiones, las diferencias
de interpretación jurídica que pueda haber o la comisión de errores judiciales”116. A ese
respecto, la entonces Relatora especial consideró lo siguiente:
[P]ara salvaguardar la independencia de los operadores de justicia, los mecanismos y los procedimientos
de rendición de cuentas deben tener una aplicación restringida. […] [L]os jueces no deben ser destituidos
o castigados por errores cometidos de buena fe o por discrepar con una determinada interpretación del
derecho. […] Los operadores de justicia deben ser considerados responsables en casos de faltas de
conducta profesional que sean graves e inexcusables y que también desacrediten al poder judicial. Sin
embargo, a fin de garantizar el ejercicio independiente de sus funciones, no deben ser objeto de
procedimientos o sanciones disciplinarios relacionados con el contenido de sus resoluciones, veredictos o
dictámenes judiciales, errores judiciales o críticas a los tribunales117.
106. La Corte advierte, asimismo, que la Convención Americana, en coherencia con los
113
Consejo de Europa, Recomendación CM / Rec (2010) 12 del Comité de Ministros a los Estados Miembros sobre
jueces: independencia, eficiencia y responsabilidades, adoptada el 17 de noviembre de 2010, párrs. 66 y 68.
114
Comisión Europea para la Democracia por el Derecho (Comisión de Venecia). Informe sobre las normas
europeas relativas a la independencia del sistema judicial - Parte I: la independencia de los jueces, adoptado en su
82ª reunión plenaria (Venecia, 12 y 13 de marzo de 2010), párr. 61.
115
Cfr. Inter alia, Comité de Derechos Humanos, Observaciones finales del Comité de Derechos Humanos:
Venezuela, 26 de abril de 2001, Doc. CCPR/CO/71/VE, párr. 13; Observaciones finales sobre el cuarto informe
periódico de la República Bolivariana de Venezuela, 14 de agosto de 2015, Doc. CCPR/C/VEN/CO/4, párr. 15;
Observaciones finales sobre el sexto informe periódico de Costa Rica, 21 de abril de 2016, Doc. CCPR/C/CRI/CO/6,
párr. 31; Observaciones finales sobre el sexto informe periódico del Ecuador, 11 de agosto de 2016, Doc.
CCPR/C/ECU/CO/6, párr. 25, y Observaciones finales sobre el sexto informe periódico de México, 4 de diciembre de
2019, Doc. CCPR/C/MEX/CO/6, párr. 40.
116
Asamblea General. Informe del Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Sr.
Diego García-Sayán, Doc. A/75/172, 17 de julio de 2020, párr. 89. El Relator especial ha señalado, además, que “los
jueces deberían ser inmunes a procesos penales en relación al contenido de sus decisiones o sentencias”. Asamblea
General. Informe del Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Sr. Diego García-Sayán,
Doc. A/72/140, 25 de julio de 2017, párr. 101.
117
Consejo de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y
abogados, Sra. Gabriela Knaul, Doc. A/HRC/26/32, 28 de abril de 2014, párrs. 23, 84 y 87. La entonces Relatora
especial citó en sus análisis, entre otros documentos, las Recomendaciones de Kiev sobre la independencia judicial
en Europa Oriental, el Cáucaso Meridional y Asia Central, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa (OSCE), de junio de 2010, que señalan que “[l]a responsabilidad disciplinaria de los jueces no se extenderá
al contenido de sus fallos o veredictos, incluidas las diferencias en la interpretación jurídica entre los tribunales”.
30
estándares citados, provee una salvaguarda de la autonomía de las juezas y los jueces de este
Tribunal en su artículo 70.2, cuyo texto revela un parámetro de interpretación para garantizar,
desde los términos de la Convención, la independencia judicial. Así, el citado precepto dispone
que “[n]o podrá exigirse responsabilidad en ningún tiempo a los jueces de la Corte […] por
votos y opiniones emitidos en el ejercicio de sus funciones”.
108. De otro modo, las autoridades judiciales se podrían ver sometidas a interferencias
indebidas en el ejercicio de sus funciones, en claro detrimento de la independencia que
necesariamente debe garantizárseles para que cumplan eficazmente su importante rol en un
Estado de derecho.
118
Cfr. Dictamen pericial de José Ramón Cossío Díaz, rendido en audiencia pública ante esta Corte, y dictamen
pericial suscrito por Roberto P. Saba (expediente de prueba, tomo VI, affidávits, folio 13293).
119
Cfr. Resolución No. 134 de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 18
de noviembre de 2003 y Exposición de motivos (expediente de prueba, tomo V, anexo 5.1. al escrito de contestación,
folios 10556, 10558 a 10560, 10562 a 10569, 10571 a 10582, 10593 a 10595).
120
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 3 de diciembre 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.5. al escrito de contestación, folios 10345,
10345, 10350 a 10353 y 10356 a 10360).
31
renuncia del ministro Luis Lezcano Claude121, en virtud de lo cual lo excluyó de la decisión final
dictada122.
111. De esa cuenta, el trámite subsiguiente del juicio político y, en particular, la ulterior
decisión dictada por la Cámara de Senadores versó respecto de los cinco cargos antes citados,
contenidos en la acusación formulada contra las presuntas víctimas.
112. El estudio de cada uno de los cinco cargos referidos da cuenta que todos estos, sin
excepción, incluyeron decisiones dictadas por los acusados en el ejercicio de sus funciones
jurisdiccionales como ministros de la Corte Suprema de Justicia (supra párrs. 32 y 33). En tal
sentido, se trataba de decisiones judiciales que la Cámara de Diputados calificó en la acusación
formulada, en términos generales, como “[violaciones de la Constitución Nacional y de las
leyes, atentados contra el principio de la división y el equilibrio de poderes, abuso de poder y
quiebre de la institucionalidad]”123.
113. Cabe hacer mención que, en el trámite del juicio político, en distintas oportunidades
durante los debates ante la Cámara de Diputados y la Cámara de Senados, se abordó lo
relativo a la facultad del Poder Legislativo para “revisar” las decisiones dictadas por las
autoridades judiciales como parte de la función que les es propia. Así, al proponer el proyecto
de acusación, se argumentó que la pretensión de la Cámara no era revisar dichas decisiones,
sino “evalua[r] si […] ha[bía]n sido dictadas en el marco de la Constitución Nacional y de la
[l]ey”124. Por su parte, durante el debate ante la Cámara de Senadores, se indicó, entre otras
cuestiones, que dicho órgano no pretendía revocar resoluciones judiciales, sino “hac[er]
referencia” a determinados fallos respecto de los cuales se “sosten[ía] que se ha[bía] violado
la Constitución, se ha[bía] violado la [l]ey o se ha[bía]n excedido en sus atribuciones” los
ministros acusados125.
114. En torno a ello, esta Corte reitera que el juicio político y la posterior destitución de las
presuntas víctimas se basó en cargos relacionados con decisiones judiciales que el Congreso
Nacional, por medio de ambas Cámaras, no podía revisar. Aludir a una “evaluación” o a una
“referencia” que tenía como finalidad última determinar si dichas decisiones, en opinión de las
diputadas y los diputados, las senadoras y los senadores, habían sido dictadas conforme a la
normativa constitucional y legal, constituyó, en esencia, una revisión de su contenido, de
forma que el Poder Legislativo se arrogó la potestad de cuestionar el criterio legal y la
interpretación jurídica sostenidas en los votos y opiniones expresadas por las autoridades
judiciales al emitir aquellas decisiones, todo lo cual le está vedado, en congruencia con lo
sostenido en este Fallo (supra párrs. 107 y 108). Lo anterior no obsta a que los miembros de
los otros Poderes del Estado, conforme a la naturaleza de su labor política, emitan críticas u
opiniones respecto de las decisiones judiciales, cuestión que, en tanto no encubra un
mecanismo de presión externa ni determine la remoción de las autoridades judiciales, no
supone un atentado contra la independencia inherente a estas últimas.
121
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 12 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.7. al escrito de contestación, folios
10486 a 10546).
122
Cfr. Resolución No. 134 de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 12
de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 8 al Informe de Fondo, folios 77 y 78).
123
Cfr. Resolución No. 134 de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 18
de noviembre de 2003 y Exposición de motivos (expediente de prueba, tomo V, anexo 5.1. al escrito de contestación,
folio 10562).
124
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 18 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 7 al Informe de Fondo, folio 49).
125
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senados del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 26 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.3. al escrito de contestación, folio
10168).
32
115. A la postre, fue el contenido de tales decisiones judiciales el elemento determinante para
formular la acusación y, ulteriormente, para decidir sobre la destitución de las presuntas
víctimas, lo que, además de conllevar inobservancia de la prohibición expresa que recoge el
artículo 255 de la Constitución paraguaya, configuró una seria afectación a la independencia
judicial, en tanto fueron irrespetadas las garantías de estabilidad y de protección frente a
presiones externas que amparan la función de las juezas y los jueces, y que es deber del
Estado salvaguardar (supra párr. 87).
116. De esa cuenta, con su actuar, el Poder Legislativo afectó en forma arbitraria la
permanencia de los ministros Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea, con lo cual
vulneró la independencia judicial y, de acuerdo a lo sostenido en este Fallo y a la jurisprudencia
reiterada de este Tribunal, perjudicó también el orden democrático126.
117. En consecuencia, la Corte considera que la tramitación del juicio político y la posterior
destitución de las presuntas víctimas con fundamento en decisiones dictadas en ejercicio de
sus funciones judiciales, sin demostrar la arbitrariedad o irracionalidad de estas, conllevó una
violación a la independencia judicial que consagra el artículo 8.1 de la Convención Americana.
118. Esta Corte ha considerado que la garantía de imparcialidad exige que el juez que
interviene en una contienda particular se aproxime a los hechos de la causa careciendo, de
manera subjetiva, de todo prejuicio y ofreciendo garantías suficientes, de índole objetiva, que
permitan desterrar toda duda que el justiciable o la comunidad puedan albergar respecto de
la ausencia de imparcialidad127. Esta garantía implica que los integrantes del tribunal, o de la
autoridad a cargo del procedimiento, no tengan un interés directo, una posición tomada, una
preferencia por alguna de las partes y que no se encuentren involucrados en la controversia128,
sino que actúen única y exclusivamente conforme a –y movidos por– el derecho129.
126
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 155, y Caso
López Lone y otros Vs. Honduras, supra, párr. 192 y 201.
127
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra, párr.
44, y Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile, supra, párr. 118.
128
Caso Palamara Iribarne Vs. Chile, supra, párr. 146, y Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile, supra, párr. 118.
129
Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra, párr. 56,
y caso Petro Urrego Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio
de 2020. Serie C No. 406, párr. 124.
130
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra, párr.
44, y Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile, supra, párr. 118.
131
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra, párr.
63; Caso Rico Vs. Argentina, supra, párr. 70, y caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 125.
33
120. En lo que respecta a los procedimientos instados contra autoridades judiciales, de los
que eventualmente pueda derivar su remoción, como quedó asentado en este Fallo, la garantía
de inamovilidad que las ampara, en salvaguarda de su independencia, exige que tales
procedimientos se tramiten y decidan con objetividad e imparcialidad, es decir, como lo exigen
las garantías del debido proceso (supra párrs. 95 y 98).
121. En el presente asunto, resalta que los representantes y la Comisión, en sus alegatos, se
refirieron a la existencia de un acuerdo político previo que habría determinado el resultado del
juicio político. El Estado, por su parte, argumentó lo pertinente para negar dicho acuerdo. La
Corte entiende que este hecho particular, además de tener relación directa con el marco fáctico
contenido en el Informe de Fondo de la Comisión, configura un tema controvertido, respecto
del cual las partes han tenido oportunidad de alegar lo pertinente y que resulta de interés
para resolver el caso bajo estudio.
122. A ese respecto, la Corte nota que en la época de los hechos, en medio de
cuestionamientos al Poder Judicial132, distintos actores políticos del Paraguay manifestaron de
forma pública su interés por efectuar cambios respecto de la integración que en ese momento
tenía la Corte Suprema de Justicia133. La fuente principal para deducir dicho interés deriva del
contenido de múltiples notas periodísticas incorporadas al proceso, las cuales, como antes
quedó indicado, son apreciadas por el Tribunal en conjunto con el acervo probatorio, las
observaciones de las partes y las reglas de la sana crítica (supra párr. 19). Así, una
aproximación a lo acontecido permite señalar que las instancias políticas habrían concebido,
como opciones iniciales para lograr los cambios pretendidos, aprobar una normativa, calificada
como excepcional, que permitiera la “jubilación anticipada” de los ministros134, y requerirles
expresamente su renuncia para tales efectos135. Al no lograrse tales propósitos136, la otra
132
Véase, Declaración testimonial de Marcelo Duarte Manzoni, rendida en audiencia pública ante esta Corte, y
declaración testimonial de Carlos Sebastián Acha Mendoza, rendida ante fedatario público (expediente de prueba,
tomo IX, affidávits, folios 13609 y 13610).
133
Cfr. Inter alia, nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 28 de agosto de 2003, titulada “El
Ejecutivo y el Congreso buscarán consensuar el cambio de la Corte” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al
escrito de solicitudes y argumentos, folio 6362); nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 15 de
septiembre de 2003, titulada “Cumbre entre la ANR y Nicanor para analizar cambios en la Corte” (expediente de
prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6365), y nota de prensa publicada en el
periódico “ABC” el 1 de octubre de 2003, titulada “El Presidente convoca a minicumbre para impulsar renovación de
la Corte” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6357).
134
Cfr. Inter alia, nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 9 de septiembre de 2003, titulada “La
ley de jubilaciones es la vía más adecuada” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y
argumentos, folio 6361); nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 10 de septiembre de 2003, titulada
“Analizan otorgar a miembros de la Corte una jubilación excepcional” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.D al
escrito de solicitudes y argumentos, folio 6428); nota de prensa publicada en el periódico “Noticias” el 10 de
septiembre de 2003, titulada “Gobierno analiza instalar método de cambio de la Corte en 30 días” (expediente de
prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6359), y nota de prensa publicada en el
periódico “La Nación” el 17 de septiembre de 2003, titulada “En 30 días se aprobaría ley de jubilación” (expediente
de prueba, tomo IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6353).
135
Cfr. Inter alia, nota de prensa publicada en el periódico “Última hora” el 10 de septiembre de 2003, titulada
“Castiglioni instó a Irala Burgos a renunciar para instar reforma” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.D al
escrito de solicitudes y argumentos, folio 6418); nota de prensa publicada en el periódico “ABC” el 10 de septiembre
de 2003, titulada “Vicepresidente pide de nuevo a Irala Burgos que renuncie” (expediente de prueba, tomo IV, anexo
III.D al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6425); nota de prensa publicada en el periódico “ABC” el 11 de
septiembre de 2003, titulada “Congreso y Ejecutivo piden a miembros de la Corte que renuncien” (expediente de
prueba, tomo IV, anexo III.D al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6419), y nota de prensa publicada en el
periódico “Noticias” el 6 de octubre de 2003, titulada “En nombre del presidente piden a la Corte su ‘retiro voluntario’”
(expediente de prueba, tomo IV, anexo III.D al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6438).
136
Cfr. Inter alia, nota de prensa publicada en el periódico “Última hora” el 14 de octubre de 2003, titulada
“Ministros no renunciarán y PE y oposición preparan juicio” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.D al escrito de
solicitudes y argumentos, folio 6436), y nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 29 de octubre de
2003, titulada “Ministros cuestionados desafían y afirman que no renunciarán” (expediente de prueba, tomo IV, anexo
III.D al escrito de solicitudes y argumentos, folios 6423 y 6424).
34
opción, efectivamente empleada, fue el juicio político137.
123. En línea con lo anterior, la Corte advierte que existe sustento probatorio, consistente en
las versiones taquigráficas de las sesiones de la Cámara de Diputados y de la Cámara de
Senadores, para afirmar que en la época de los hechos existió un “acuerdo político” entre el
Poder Ejecutivo e integrantes de ambos cuerpos del Poder Legislativo, cuyo objetivo era
someter a juicio político a miembros de la Corte Suprema de Justicia y removerlos del cargo.
De esa cuenta, se pudo constatar que durante el trámite del juicio político distintos miembros
de ambas cámaras legislativas se refirieron expresamente a la existencia de un “acuerdo
político”, habiendo señalado que involucraba al Poder Ejecutivo, con mención directa del
entonces Presidente de la República, y a miembros del Congreso Nacional138.
137
Cfr. Inter alia, nota de prensa publicada en el periódico “La Nación” el 14 de octubre de 2003, titulada
“Ejecutivo y Congreso resolvieron llevar a juicio político a la Corte” (expediente de prueba, tomo IV, anexo III.A al
escrito de solicitudes y argumentos, folio 6349), y nota de prensa publicada en el periódico “Noticias” el 5 de
noviembre de 2003, titulada “Duarte Frutos sale a liderar la negociación por los votos” (expediente de prueba, tomo
IV, anexo III.A al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6344).
138
Véanse, además, las declaraciones de Bonifacio Ríos Avalos y Edmundo Rolón, rendidas en audiencia pública
ante esta Corte. Asimismo, las declaraciones testimoniales rendidas ante fedatario público por Hilario Benjamín
Fernández Bogado, Carmelo Juan Gregorio Benítez Cantero, Felipe Santiago Paredes, Luis Alberto Zarate Chávez,
Luis Adolfo Ramón Lezcano Claude, Myrian Concepción Areco Amaral, Bader Rachid Lichi, Amelio Ramón Calonga Arce
y Oscar Buenaventura Llanes Torres (expediente de prueba, tomo VIII, affidávits, folios 13436, 13444, 13445, 13458,
13479, 13487 a 13489, 13511 a 13515, 13526, 13531, 13544 y 13571).
139
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 18 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 7 al Informe de Fondo, folios 28, 33,
34, 35, 57, 62 y 63).
140
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 25 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.2. al escrito de contestación, folios
10152, 10153 a 10155, 10157 y 10159). Incluso, uno de los senadores, en el marco de la discusión sobre la fecha
en que la Cámara celebraría la última sesión del trámite del juicio político, se pronunció en los términos siguientes:
[A]cá ya se dijeron las razones, estos señores están sentenciados y se resolvió hac[e] rato que se vayan,
por lo menos hagámosle saber cuándo [es] que se van a ir. […] [S]e dijo ya que es un acuerdo político, si
hay u[n] acuerdo político ¿qu[é] importancia puede tener toda la acusación, la defensa, las pruebas, si se
reconocen las pruebas, si no se reconocen las pruebas, si esto es un acuerdo político para que se vayan?
Ya que se decidió que se vayan, que sea lo más rápido posible […] y ocupémonos de otras cosas, porque
va a venir después la guerra para ver qui[é]nes [serán] lo[s] que van a venir.
141
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 12 de diciembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.7. al escrito de contestación, folios
35
127. De esa cuenta, es razonable deducir que a partir del acuerdo político se habría definido
la intención de entablar el juicio político contra distintos miembros de la Corte Suprema, tres
de los cuales renunciaron previamente142. A la postre, el referido acuerdo habría sido el
fundamento para decidir sobre la acusación formulada contra otros tres ministros143 y, en
definitiva, para remover de sus cargos a las presuntas víctimas, en el marco del juicio político.
Lo anterior se vio confirmado con la votación efectuada por la Cámara de Senadores al final
de la sesión de 12 de diciembre de 2003, en la que con amplia mayoría y prácticamente de
manera unánime, las senadoras y los senadores decidieron la destitución de las presuntas
víctimas (44 y 43 votos afirmativos, respectivamente, de 45 que integraban la Cámara, sin
votos en contra, una ausencia en ambos casos y una abstención en el caso del señor Ríos
Avalos, supra párr. 39).
128. La Corte Interamericana no cuenta con elementos para colegir cuál habría sido la
motivación precisa que habría impulsado el interés por la renovación de los miembros de la
Corte Suprema, en especial porque en las actuaciones del juicio político y a lo largo del
presente proceso se mencionaron distintas causas144, aunado a que no se aportó información
acerca del momento y el procedimiento utilizado para la sustitución de los ministros que
renunciaron y los destituidos, ni de la existencia de asuntos específicos sometidos al
conocimiento de la Corte Suprema en aquella época, que podrían haber determinado un
interés particular por la sustitución de sus miembros.
129. A partir de lo anterior, es evidente que el procedimiento del juicio político al que fueron
sometidas las presuntas víctimas no observó las garantías del debido proceso legal y, en
particular, no cumplió con la exigencia de imparcialidad de la autoridad a cargo del
10515, 10517, 10524, 10529 y 10538). En ese sentido, uno de los senadores expresó lo siguiente:
[D]ecimos erguidos que no somos políticos vergonzantes, que no amilana nuestro espíritu la pretensión
de que este proceso del juicio político no importaba en su desarrollo porque ya había un pacto político, y
digo que no somos políticos vergonzantes porque reconocemos, lo que es de público conocimiento y
notoriedad, la existencia de un pacto político […].
142
Los ministros Raúl Sapena Brugada y Felipe Santiago Paredes aludieron expresamente en sus cartas de
renuncia al juicio político que sería instado en su contra, no así el ministro Jerónimo Irala Burgos. Cfr. Renuncia del
ministro Jerónimo Irala Burgos de 25 de octubre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 5 al Informe de
Fondo, folio 11); renuncia del ministro Raúl Sapena Brugada de 27 de octubre de 2003 (expediente de prueba, tomo
I, anexo 4 al Informe de Fondo, folio 9), y renuncia del ministro Felipe Santiago Paredes de 17 de noviembre de 2003
(expediente de prueba, tomo IV, anexo V.C al escrito de solicitudes y argumentos, folio 6491).
143
Como ha sido indicado, el ministro Luis Lezcano Claude, también incluido en la acusación que dio inicio al juicio
político, presentó su renuncia, previo a que la Cámara de Senadores debatiera y votara en torno a la destitución de
los ministros acusados (supra párr. 38).
144
Esta disparidad de posibles motivos se refleja, por ejemplo, en lo indicado por uno de los ministros que renunció
previo al inicio del juicio político, quien señaló, en su carta presentada ante la Cámara de Senadores, que su dimisión
obedecía a que “ya no exist[ía]” el “consenso de todos los partidos políticos” que había permitido su acceso al cargo.
Cfr. Renuncia del ministro Raúl Sapena Brugada de 27 de octubre de 2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 4
al Informe de Fondo, folio 9). Asimismo, durante el debate ante la Cámara de Diputados, uno de sus integrantes
expresó que el “motivo real que impuls[aba] e[l] juicio político, no e[ra] otra cosa más, que el retiro de confianza o
la falta de respaldo político a los [m]inistros de la Corte”. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Diputados
del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 18 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo I,
anexo 7 al Informe de Fondo, folio 2960). Por el contrario, en sus declaraciones testimoniales, Marcelo Duarte Manzoni
y Carlos Sebastián Acha Mendoza aludieron, respectivamente, a la situación “sumamente alarmante” en la que se
encontraba el Poder Judicial y al “mal funcionamiento de la justicia”, lo que “er[a] de público conocimiento”.
Declaración testimonial de Marcelo Duarte Manzoni, rendida en audiencia pública ante esta Corte, y declaración
testimonial de Carlos Sebastián Acha Mendoza (expediente de prueba, tomo IX, affidávits, folios 13609 y 13610). A
ello se suman los múltiples señalamientos que tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores se
hicieron para justificar el “mal desempeño” en que habrían incurrido los ministros. Cfr. Inter alia, versión taquigráfica
de la sesión de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 18 de noviembre de
2003 (expediente de prueba, tomo I, anexo 7 al Informe de Fondo, folios 23 a 67), y versión taquigráfica de la sesión
de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 12 de diciembre de 2003
(expediente de prueba, tomo V, anexo 4.7. al escrito de contestación, folios 10489 a 10546).
36
procedimiento. En efecto, al existir una posición tomada de antemano, en virtud del acuerdo
político existente, las y los integrantes de la Cámara de Senadores carecían de imparcialidad
subjetiva para decidir sobre la destitución de los acusados. A criterio de este Tribunal, el juicio
político promovido contra los ministros constituyó simplemente la vía para generar vacantes
en la Corte Suprema de Justicia.
130. Así, este Tribunal no desconoce que, a nivel de las instancias políticas, los acuerdos y
consensos pueden configurar mecanismos eficaces para la toma de decisiones. Sin embargo,
en este caso la independencia judicial exigía, como se ha indicado anteriormente, que las
decisiones adoptadas respetaran las garantías del debido proceso, descartando la
arbitrariedad, en aras de fortalecer el sistema de separación de poderes y evitar una
intromisión indebida en la función jurisdiccional (supra párrs. 95 y 98). Por consiguiente, la
imparcialidad subjetiva del órgano encargado del procedimiento resultaba esencial.
131. Por otro lado, la Resolución No. 122 de la misma Cámara, cuyo contenido estableció el
“[procedimiento para la tramitación del juicio político]”, preveía en su artículo 2º que “[n]o se
admitir[ía]n […] recusaciones”145. En tal sentido, dicha prohibición impidió a los acusados
instar el apartamiento de aquellos miembros del órgano legislativo sobre quienes existían
sospechas de parcialidad. De esa cuenta, sin perjuicio de la falta de imparcialidad subjetiva
que ha sido constatada, en el trámite del juicio político, específicamente en la sesión de 26 de
noviembre de 2003, la defensa de uno de los acusados invocó razones precisas para dudar de
la imparcialidad objetiva de determinados integrantes de la Cámara de Senadores, refiriendo
cómo la imposibilidad de promover recusación en su contra vulneraba las garantías
procesales146.
132. En conclusión, en el trámite y decisión del juicio político se vulneró el derecho a contar
con una autoridad imparcial, dada la existencia de un acuerdo político previo, como también
por la imposibilidad de promover recusaciones contra los miembros de la Cámara de
Senadores, por lo que el Estado violó el artículo 8.1 de la Convención, en perjuicio de los
señores Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea.
134. Por otro lado, la Corte constata que, a pesar de la prohibición expresa contenida en el
artículo 2º de la Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores, en cuanto a que sus
resoluciones “no podr[ía]n ser objeto de recurso alguno”, los señores Ríos Avalos y Fernández
Gadea promovieron distintas acciones de inconstitucionalidad para reclamar la protección
judicial de sus derechos. Por consiguiente, las presuntas víctimas habrían tenido la
oportunidad de esgrimir los reclamos de tutela en torno al procedimiento instado y a la
decisión de removerlas del cargo al promover las acciones judiciales que, a la postre, fueron
conocidas y resueltas por la autoridad competente. De esa cuenta, la Corte considera
innecesario analizar los alegatos concernientes al artículo 8.2 h) de la Convención, pues, dado
145
Cfr. Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 25
de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo IV, anexo VI.B al escrito de solicitudes y argumentos, folios 6863
a 6865).
146
Cfr. Versión taquigráfica de la sesión de la Cámara de Senados del Congreso Nacional de la República del
Paraguay de 26 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo V, anexo 4.3. al escrito de contestación, folios
10204 y 10205).
37
lo acontecido en el caso concreto, el análisis respectivo se impone en lo que atañe a la alegada
violación al derecho a la protección judicial (infra párrs. 145 y siguientes).
135. La Corte recuerda que los representantes de las presuntas víctimas están facultados
para invocar derechos distintos a aquellos señalados por la Comisión, en tanto son las últimas
mencionadas las titulares de los derechos consagrados en la Convención Americana, por lo
que negarles dicha facultad implicaría una restricción indebida a su condición de sujetos del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos. En todo caso, la jurisprudencia ha exigido
que dichos alegatos se basen en el marco fáctico establecido en el Informe de Fondo147.
136. En tal sentido, en lo que atañe al alegato sobre la violación del derecho a la protección
de la honra y de la dignidad, los representantes refirieron que, a raíz del juicio político, se
“cre[ó] una opinión negativa en todos los ámbitos[,] principalmente en el judicial y social”,
respecto de las presuntas víctimas, y fueron divulgadas “acusaciones [en su contra,]
publicadas por todos los medios de comunicación”. Tales argumentaciones corresponden con
hechos que no fueron incluidos en el Informe de Fondo de la Comisión y que, por ende, no
forman parte de la controversia que el Tribunal está llamado a resolver, en tanto hacerlo
supondría una afectación a las garantías procesales de las partes en el contexto del presente
trámite. En efecto, la alusión de opiniones expresadas fuera del procedimiento del juicio
político excede del marco fáctico del presente caso, por lo que deviene improcedente el análisis
pretendido.
137. Asimismo, los representantes señalaron que la alegada violación habría derivado de los
sufrimientos de las presuntas víctimas, a nivel personal y familiar, originados por el juicio
político y por la investigación instada a partir de la remisión de las denuncias en su contra al
fuero penal. Ante ello, se aprecia que los argumentos esgrimidos tienen relación con los
eventuales daños que se habrían causado a las presuntas víctimas, materia que es propia del
análisis sobre reparaciones. Cabe añadir que los representantes reiteraron tales argumentos
en torno, precisamente, a sus pretensiones en materia de reparaciones. Por lo anterior, la
Corte considera que no es procedente realizar el análisis requerido en lo que respecta a la
aludida violación al derecho a la protección de la honra y de la dignidad.
139. Dichos alegatos, a juicio de esta Corte, no permiten efectuar el análisis pretendido, en
tanto no fueron formulados argumentos específicos que permitan apreciar en qué sentido se
habría producido la discriminación invocada, aunado a que no fue informado de manera
precisa quiénes conformaban la Corte Suprema de Justicia en el momento en que fue dictada
cada una de las resoluciones incluidas en la acusación formulada por la Cámara de Diputados
contra las presuntas víctimas, cuál fue la actuación de cada ministra o ministro al dictar, una
a una, aquellas resoluciones, y qué posición asumieron, en su caso, ambos órganos del Poder
147
Cfr. Caso “Cinco Pensionistas” Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de febrero de 2003.
Serie C No. 98, párr. 155; Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 26, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 32.
38
Legislativo frente a tales circunstancias.
140. Los representantes agregaron que la aludida discriminación también se habría producido
por medio de la Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores, al prohibirles recurrir la
decisión dictada en virtud del juicio político, en tanto impidió ejercer “un derecho de todas las
demás personas en el territorio del Estado”. Tal argumento no hace procedente el estudio
sobre la alegada violación del artículo 24 de la Convención, pues, en términos técnicos, se
dirige más bien a cuestionar la inobservancia de las garantías procesales en el trámite del
juicio político. En todo caso, como fue indicado anteriormente (supra párr. 134), dado que las
presuntas víctimas promovieron acciones judiciales para cuestionar el procedimiento y la
decisión final derivada de este, cuyas pretensiones fueron conocidas y resueltas en sede
jurisdiccional, el análisis pertinente se realizará en torno a la violación al derecho a la
protección judicial. Como corolario, la Corte no realizará el estudio pretendido.
VII.2
DERECHOS A LAS GARANTÍAS JUDICIALES Y A LA PROTECCIÓN JUDICIAL,
EN RELACIÓN CON LAS OBLIGACIONES DE RESPETAR Y GARANTIZAR
LOS DERECHOS148
142. La Comisión alegó que las acciones judiciales planteadas por las presuntas víctimas
fueron resueltas más de seis años después, sin que tal demora se justifique en la protección
de sus derechos. Señaló que las Sentencias de 2009, favorables a las presuntas víctimas,
fueron invalidadas por la Corte Suprema de Justicia luego de que el Congreso repudiara
“enérgicamente” dichos fallos, lo que demuestra que no se garantizó un recurso judicial
efectivo y que el Poder Judicial fue objeto de presiones externas. A ello se suma que la
aclaratoria instada por el señor Fernández Gadea no ha sido resuelto.
144. El Estado argumentó que las Sentencias No. 951 y 952, por su contenido, “configuraron
un exceso” que motivó que la Corte Suprema, en ejercicio de sus atribuciones, emitiera la
Resolución No. 2382, mediante la cual declaró su invalidez. Indicó que los hechos demuestran
que fue “desarrollado el recurso disponible y que fuera utilizado por los accionantes contra la
148
Artículos 8 y 25 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento.
39
decisión de la Cámara de Senadores”, aunque el trámite respectivo “se vio muy demorado por
las sucesivas inhibiciones de los magistrados”.
B. Consideraciones de la Corte
145. Esta Corte ha señalado que las garantías judiciales comprendidas en el artículo 8.1 de
la Convención están íntimamente vinculadas al debido proceso legal, el cual “abarca las
condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquellos cuyos
derechos u obligaciones están bajo consideración judicial”149. Por otro lado, el artículo 25 de
la Convención establece la obligación de los Estados Partes de garantizar, a todas las personas
bajo su jurisdicción, un recurso judicial sencillo, rápido y efectivo ante juez o tribunal
competente, contra actos violatorios de sus derechos fundamentales150. Así, los artículos 8,
25 y 1 de la Convención se encuentran interrelacionados en la medida que “[l]os […] recursos
judiciales efectivos […] deben ser sustanciados de conformidad con las reglas del debido
proceso legal, […] dentro de la obligación general a cargo de los […] Estados, de garantizar el
libre y pleno ejercicio de los derechos reconocidos por la Convención a toda persona que se
encuentre bajo su jurisdicción (art. 1.1)”151.
146. También el Tribunal ha considerado que la efectividad de los recursos debe evaluarse en
el caso particular, teniendo en cuenta si “existieron vías internas que garantizaran un
verdadero acceso a la justicia para reclamar la reparación de la violación”152.
147. Los hechos suscitados en el presente caso exigen efectuar el análisis de los alegatos de
las partes y la Comisión en el orden siguiente: a) la efectividad de las acciones judiciales
promovidas por las presuntas víctimas para reclamar la tutela de sus derechos, en relación
con la independencia judicial, y b) la garantía del plazo razonable en la tramitación y resolución
de las acciones judiciales promovidas por las presuntas víctimas.
148. La jurisprudencia constante de esta Corte ha señalado que, en los términos del artículo
25 de la Convención, es posible identificar dos obligaciones específicas que recaen en los
Estados. Así, la primera obligación consiste en consagrar normativamente y asegurar la debida
aplicación de recursos efectivos ante las autoridades competentes que amparen a todas las
personas bajo su jurisdicción contra actos que violen sus derechos fundamentales o que
conlleven la determinación de los derechos y obligaciones de estas. La segunda, garantizar
los medios para ejecutar las respectivas decisiones y sentencias definitivas emitidas por tales
autoridades competentes, de manera que se protejan efectivamente los derechos declarados
149
Cfr. Garantías judiciales en estados de emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 de 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 28; Caso del Tribunal
Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 73, y Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus
Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de julio de 2020. Serie C No.
407, párr. 216.
150
Cfr. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5
de julio de 2011, Serie C No. 228, párr. 95, y Caso Cordero Bernal Vs. Perú, supra, párr. 71.
151
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de 1987.
Serie C No. 1, párr. 91, y Caso Guerrero, Molina y otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
3 de junio de 2021. Serie C No. 424, párr. 136.
152
Cfr. Caso Goiburú y otros Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de
2006. Serie C No. 153, párr. 120, y Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus Vs.
Brasil, supra, párr. 217.
40
o reconocidos153.
150. En principio, la Corte recuerda que, pese a la prohibición expresa contenida en el artículo
2º de la Resolución No. 122 de la Cámara de Senadores, los señores Ríos Avalos y Fernández
Gadea impugnaron, mediante acciones de inconstitucionalidad, tanto la referida Resolución
No. 122, que estableció el procedimiento para la tramitación del juicio político, como la
Resolución No. 134, que dispuso removerlos de sus cargos. Dichas acciones fueron resueltas
favorablemente por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, mediante los
Acuerdos y las Sentencias No. 951 y 952, dictadas el 30 de diciembre de 2009, por las que
declaró “la nulidad de las Resoluciones” impugnadas y, “en consecuencia”, dispuso la
“reposición” de los señores Ríos Avalos y Fernández Gadea en sus cargos como ministros de
la Corte Suprema de Justicia155.
151. Como corolario, las presuntas víctimas tuvieron acceso a un recurso judicial que les
permitió reclamar la tutela de sus derechos frente a actos del poder público que consideraron
agraviantes a sus derechos, lo que correspondería con la primera obligación que deriva para
los Estados del contenido del artículo 25 de la Convención. No obstante, las decisiones que la
Sala Constitucional dictó no fueron ejecutadas, dados los acontecimientos suscitados con
posterioridad.
152. En efecto, derivado de que los fallos de 30 de diciembre de 2009 resultaron favorables
a las pretensiones de ambos accionantes, el Congreso Nacional156, mediante la Resolución No.
1 de 2 de enero de 2010, se pronunció públicamente en el sentido de “[r]epudiar
enérgicamente” y “[r]echazar por ser nula[s] de nulidad absoluta” las decisiones de la Sala
Constitucional (supra párr. 44). Asimismo, el Poder Legislativo “[a]dv[irtió] a los [m]inistros
de la Corte Suprema de Justicia, al Consejo de la Magistratura, al Jurado de Enjuiciamiento
de Magistrados y al Poder Ejecutivo que, en caso de admitir la validez de la[s] sentencia[s],
incurrir[ía]n en causales de juicio político”157.
153. Ante ello, el 5 de enero de 2010, la Corte Suprema de Justicia emitió la Resolución No.
2382, por la que declaró que los Acuerdos y las Sentencias No. 951 y 952 “carec[ía]n de
validez jurídica”, a la vez que dispuso “[s]uspender en sus funciones a los [m]agistrados” que
las habían dictado, bajo el argumento de que habían actuado “en oposición a la carta magna
153
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 237, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 116.
154
Cfr. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), supra, párr. 24; Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párr. 100, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 117.
155
Cfr. Acuerdo y Sentencia No. 951 de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Paraguay, y Acuerdo y Sentencia No. 952 de 30 de diciembre de 2009,
dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de
prueba, tomo I, anexo 10 al Informe de Fondo, folios 84 a 148).
156
Es decir, en reunión “de ambas Cámaras”, conforme al artículo 183 de la Constitución Nacional de la República
del Paraguay.
157
Cfr. Resolución No. 1 del Congreso Nacional de la República del Paraguay de 2 de enero de 2010 (expediente
de prueba, tomo I, anexo 11 al Informe de Fondo, folios 150 y 151).
41
y al marco legal aplicable”158.
154. El análisis del contexto general de lo acontecido en el presente caso, aunado a las fechas
y momentos específicos en que cada uno de los actos citados fue emitido, y, en particular, el
contenido de la Resolución No. 1 del Congreso Nacional, permiten deducir que la decisión de
invalidar los Acuerdos y las Sentencias favorables a las presuntas víctimas estuvo
condicionada por el enérgico pronunciamiento y las expresas advertencias del Poder
Legislativo.
155. De esa cuenta, a pesar de las decisiones emitidas por la Sala Constitucional, mediante
las cuales acogió las acciones de inconstitucionalidad promovidas y, consecuentemente,
declaró la violación a los derechos de los señores Ríos Avalos y Fernández Gadea, y dispuso
específicas medidas para reparar los agravios ocasionados (supra párrs. 44 y 45), la forma de
proceder del Congreso Nacional y de la Corte Suprema de Justicia hicieron ineficaz la tutela
judicial pretendida y, por ende, los recursos promovidos para acceder a esta.
156. Cabe agregar que el 2 de septiembre de 2019, la Sala Constitucional dictó el Acuerdo y
la Sentencia No. 737, mediante los cuales resolvió los recursos de aclaratoria promovidos por
el Fiscal General del Estado y el señor Ríos Avalos respecto del Acuerdo y la Sentencia No.
951 de 30 de diciembre de 2009, en el sentido de acoger la impugnación del último
mencionado. Días después, el señor Ríos Avalos solicitó que se dispusiera lo necesario para
dar cumplimiento a lo ordenado en el fallo de 2009159. El 26 de septiembre de 2019, la Corte
Suprema de Justicia dio respuesta al requerimiento, para lo cual indicó que las partes habían
sido notificadas de lo decidido160. No obstante, el 11 de octubre del mismo año, la Sala
Constitucional declaró la nulidad de los referidos actos de notificación161.
157. En cuanto a ello, esta Corte ha considerado que un proceso debe tender a la
materialización de la protección del derecho reconocido en el pronunciamiento judicial,
mediante la aplicación idónea de dicho pronunciamiento. Por tanto, la efectividad de las
sentencias depende de su ejecución162. En tal sentido, una sentencia con carácter de cosa
juzgada otorga certeza sobre el derecho o controversia discutida en el caso concreto y, por
ende, tiene como uno de sus efectos la obligatoriedad o necesidad de cumplimiento163. Lo
contrario supone la negación misma del derecho involucrado164.
158
Cfr. Resolución No. 2382 de la Corte Suprema de Justicia de 5 de enero de 2010 (expediente de prueba, tomo
I, anexo 12 al Informe de Fondo, folios 153 a 155).
159
Cfr. Escrito de 19 de septiembre de 2019, presentado por el accionante, que consta en el expediente de las
acciones de inconstitucionalidad promovidas por Bonifacio Ríos Avalos contra las Resoluciones No. 122 y 134 de la
Cámara de Senadores de la República del Paraguay (expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de
contestación, folios 11749 a 11751).
160
Cfr. Resolución de la Corte Suprema de Justicia de 26 de septiembre de 2019, que consta en el expediente de
las acciones de inconstitucionalidad promovidas por Bonifacio Ríos Avalos contra las Resoluciones No. 122 y 134 de
la Cámara de Senadores de la República del Paraguay (expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de
contestación, folios 11749 a 11751).
161
Cfr. Resolución A.I.N. No. 1932 de 11 de octubre de 2019, dictada por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia, que consta en el expediente de las acciones de inconstitucionalidad promovidas por Bonifacio
Ríos Avalos contra las Resoluciones No. 122 y 134 de la Cámara de Senadores de la República del Paraguay
(expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de contestación, folios 11769 y 11770).
162
Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Competencia. Sentencia de 28 de noviembre de 2003. Serie C No.
104, párr. 73, y Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus Vs. Brasil, supra, párr.
242.
163
Caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, párr. 167, y Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo
Antônio de Jesus Vs. Brasil, supra, párr. 242.
164
Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Competencia, supra, párr. 82, y Caso de los Empleados de la Fábrica
de Fuegos de Santo Antônio de Jesus Vs. Brasil, supra, párr. 242.
42
158. Asimismo, el Tribunal ha afirmado que no pueden considerarse efectivos aquellos
recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por las circunstancias
particulares de un caso dado, resulten ilusorios. Ello puede ocurrir, por ejemplo, cuando su
inutilidad haya quedado demostrada por la práctica, porque el Poder Judicial carezca de la
independencia necesaria para decidir con imparcialidad, porque falten los medios para ejecutar
sus decisiones o por cualquier otra situación que configure denegación de justicia165. De esa
cuenta, en virtud del artículo 25.2 c) de la Convención166, la responsabilidad estatal no termina
cuando las autoridades competentes emiten una decisión o sentencia, sino que requiere
además que el Estado garantice los medios para ejecutar las decisiones definitivas, de manera
que se protejan efectivamente los derechos declarados167. En específico, la Corte ha señalado
que la ejecución de las sentencias debe ser regida por aquellos estándares específicos que
permitan hacer efectivos los principios, inter alia, de tutela judicial, debido proceso, seguridad
jurídica, independencia judicial y Estado de derecho168.
159. Por consiguiente, la negativa del Poder Legislativo y de la Corte Suprema de Justicia a
reconocer la validez y los efectos de las sentencias dictadas por la Sala Constitucional, y la
consecuente falta de ejecución de lo ordenado por esta (supra párrs. 44 y 45), determinó que
los recursos judiciales instados por las presuntas víctimas para reclamar la protección de sus
derechos no fueran efectivos.
160. En ese sentido, la Corte Interamericana no puede dejar de resaltar la grave injerencia
en la función de las autoridades judiciales que advierte de la actuación del Poder Legislativo
en el caso concreto. En efecto, el contenido de la Resolución No. 1, además de cuestionar
frontalmente el criterio jurídico que habría determinado el sentido de los Acuerdos y las
Sentencias No. 951 y 952, incluyó una advertencia expresa, con serias consecuencias para
impedir el ejercicio independiente de la función jurisdiccional, lo que de ningún modo puede
compaginar con un régimen democrático de separación de poderes.
165
Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), supra, párr. 24, y Caso Cordero Bernal Vs. Perú, supra, párr. 100.
166
El artículo 25.2 c) de la Convención Americana establece: “Protección judicial. […] 2. Los Estados Partes se
comprometen: […] c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso”.
167
Cfr. Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela, supra, párr. 208, y Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2019. Serie C No. 395, párr. 130.
168
Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador, supra, párr. 105, y Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo
Antônio de Jesus Vs. Brasil, supra, párr. 243.
169
Cfr. La figura de la reelección presidencial indefinida en Sistemas Presidenciales en el contexto del Sistema
Interamericano de Derechos Humanos (Interpretación y alcance de los artículos 1, 23, 24 y 32 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, XX de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 3.d de
la Carta de la Organización de los Estados Americanos y de la Carta Democrática Interamericana). Opinión Consultiva
OC-28/21 de 7 de junio de 2021. Serie A No. 28, párrs. 80 a 82.
43
162. A la postre, el resuelto y amenazante pronunciamiento del Congreso Nacional determinó
una actuación ciertamente cuestionable desde diversos análisis, incluido el procedimental, por
parte de los integrantes de la Corte Suprema de Justicia, cuya intervención contribuyó a
consumar la ineficacia de los recursos judiciales promovidos y, en definitiva, imposibilitó la
tutela de los derechos de las presuntas víctimas en el plano nacional.
163. Para fundamentar lo anterior, basta señalar que a efecto de dictar una Resolución que
invalidó las referidas sentencias judiciales, la Corte Suprema de Justicia estuvo integrada por
ministros que previamente, en las actuaciones procesales correspondientes, habían expresado
estar inhibidos para conocer de las acciones promovidas por las presuntas víctimas (supra
párr. 50)170.
164. Esta Corte no considera que le incumba adentrarse en la discusión acerca de la validez
o no de la Resolución No. 2382 de la Corte Suprema de Justicia, ni tampoco en lo que concierne
a los efectos que esta podría haber conllevado, jurídica y procesalmente hablando, respecto
de los Acuerdos y las Sentencias No. 951 y 952. Sin embargo, los discordantes
pronunciamientos de la Sala Constitucional y de la Corte Suprema permiten reiterar la
ineficacia de las acciones procesales promovidas y, con ello, la falta de fuerza vinculante de
las decisiones judiciales, reflejada en su inejecutabilidad, sin dejar de lado el contexto de
notable afectación a la independencia judicial.
165. Por consiguiente, la Corte concluye que la ineficacia de los recursos judiciales
promovidos por las presuntas víctimas, en un marco de inobservancia de las garantías contra
presiones externas que amparan la función de jueces y juezas, determinó una violación al
derecho a la protección judicial en los términos del artículo 25.2 c), en relación con la
independencia judicial que consagra el artículo 8.1 y las obligaciones de respetar y garantizar
los derechos que prevé el artículo 1.1, todos de la Convención Americana.
166. El Tribunal ha establecido que una demora prolongada en el proceso puede llegar a
constituir, por sí misma, una violación a las garantías judiciales171. La evaluación del plazo
razonable se debe analizar en cada caso concreto, en relación con la duración total del proceso,
desde el primer acto procesal hasta que se dicte sentencia definitiva, incluyendo los recursos
de instancia que pudieran eventualmente presentarse172.
167. Así, la jurisprudencia ha considerado cuatro elementos para analizar si se cumplió con
la garantía del plazo razonable, a saber: a) la complejidad del asunto173; b) la actividad
170
Los representantes incluyeron en sus alegatos otros hechos relacionados con la actuación del Poder Legislativo
y la Corte Suprema de Justicia en el contexto de la emisión del Acuerdo y la Sentencia No. 737 de 2 de septiembre
de 2019, y la Resolución A.I.N. No. 1932 de 11 de octubre de 2019. Sin embargo, esos hechos exceden del marco
fáctico contenido en el Informe de Fondo, motivo por el cual no son analizados en esta decisión.
171
Cfr. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago, supra, párr. 145, y Caso Moya Solís
Vs. Perú, supra, párr. 98.
172
Cfr. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35, párr.
71, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 98.
173
En cuanto al análisis de la complejidad del asunto, la Corte ha tenido en cuenta, entre otros criterios, la
complejidad de la prueba, la pluralidad de sujetos procesales o la cantidad de víctimas, las características del recurso
contenido en la legislación interna y el contexto en el que ocurrió la violación. Cfr. Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua.
Excepciones Preliminares. Sentencia de 27 de enero de 1995. Serie C No. 21, párr. 78, y Caso Olivares Muñoz y otros
Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de noviembre de 2020. Serie C No. 415, párr. 123.
44
procesal del interesado174; c) la conducta de las autoridades judiciales175, y d) la afectación
generada en la situación jurídica de la presunta víctima176. La Corte recuerda que corresponde
al Estado justificar, con fundamento en los criterios señalados, la razón por la cual ha requerido
del tiempo transcurrido para tratar los casos y, en la eventualidad de que este no lo
demuestre, la Corte tiene amplias atribuciones para hacer su propia estimación al respecto177.
168. En lo que atañe a la garantía del plazo razonable, el Tribunal advierte, a partir de los
alegatos de las partes y la Comisión, dos asuntos que merecen análisis en el presente caso.
Por un lado, el transcurso de aproximadamente seis años entre la promoción de las acciones
de inconstitucionalidad por parte de las presuntas víctimas, los días 27 de noviembre, 24 y 26
de diciembre, todos de 2003, y la emisión de los Acuerdos y las Sentencias No. 951 y 952 del
30 de diciembre de 2009. Por el otro, la demora en resolver el recurso de aclaratoria
promovido el 1 de febrero de 2010 por el señor Ríos Avalos y acogido el 2 de septiembre de
2019, y la inexistencia, hasta la fecha, de resolución respecto del recurso de aclaratoria
instado, también en 2010, por el señor Fernández Gadea.
169. Cabe señalar que el Estado justificó la demora de la Sala Constitucional en decidir las
acciones de inconstitucionalidad planteadas por las presuntas víctimas, en “las sucesivas
inhibiciones de los magistrados”.
171. Respecto de la actividad procesal de los interesados, en este caso ambos accionantes,
el estudio de los expedientes revela que su intervención se dirigió, de manera continua y
reiterada en el transcurso de los años, a requerir en múltiples oportunidades la integración
del tribunal y el “urgimiento” por la emisión de las resoluciones correspondientes. Tanto
respecto de las acciones de inconstitucionalidad como, una vez decididas estas, de los recursos
174
Respecto de la actividad del interesado en obtener justicia, la Corte ha tomado en consideración si la conducta
procesal de este ha contribuido en algún grado a prolongar indebidamente la duración del proceso. Cfr. Caso Cantos
Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2002. Serie C No. 97, párr. 57, y
Caso Olivares Muñoz y otros Vs. Venezuela, supra, párr. 123.
175
La Corte ha entendido que, para lograr plenamente la efectividad de la sentencia, las autoridades judiciales
deben actuar con celeridad y sin demora, debido a que el principio de tutela judicial efectiva requiere que los
procedimientos de ejecución sean llevados a cabo sin obstáculos o demoras indebidas, a fin de que alcancen su
objetivo de manera rápida, sencilla e integral. Cfr. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador, supra, párr. 106, y Caso Olivares
Muñoz y otros Vs. Venezuela, supra, párr. 123.
176
En cuanto a la afectación generada en la situación jurídica de la presunta víctima, la Corte ha afirmado que
para determinar la razonabilidad del plazo se debe tomar en cuenta la afectación generada por la duración del
procedimiento en la situación jurídica de la persona involucrada, considerando, entre otros elementos, la materia de
la controversia. Cfr. Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de
Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2019. Serie C No. 394, párr. 148, y Caso Olivares Muñoz y otros Vs. Venezuela,
supra, párr. 123.
177
Cfr. Caso Anzualdo Castro Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
septiembre de 2009. Serie C No. 202, párr. 156, y Caso Olivares Muñoz y otros Vs. Venezuela, supra, párr. 123.
45
de aclaratoria promovidos178.
173. Por último, en cuanto a la afectación generada en la situación jurídica de las presuntas
víctimas, la Corte no cuenta con elementos para analizar este último elemento en el caso
concreto.
174. Conforme a lo antes indicado, la Corte considera que el trámite y la decisión de las
acciones de inconstitucionalidad interpuestas por las presuntas víctimas, así como del recurso
de aclaratoria promovido por el señor Ríos Avalos, demoraron más allá de lo razonable.
175. Mención aparte amerita el hecho de que, hasta la fecha, no haya sido resuelto el recurso
de aclaratoria promovido en su oportunidad por el señor Fernández Gadea contra el Acuerdo
y la Sentencia No. 952. Es decir que, desde la fecha de su planteamiento, el 1 de febrero de
2010, habrían transcurrido más de once años sin una respuesta a su recurso. Cabe añadir
que, con posterioridad al fallecimiento del interesado, “sus herederos” continuaron las
gestiones para obtener una resolución al respecto179, ante lo cual, si bien el órgano
jurisdiccional admitió los distintos escritos presentados e incluso tramitó una recusación
promovida por aquellos180, no dio respuesta a la aclaratoria promovida. Sería factible suponer
que los distintos acontecimientos suscitados explicarían la omisión de una resolución; sin
embargo, no sucedió lo mismo en cuanto a los recursos de aclaratoria instados por el Fiscal
178
Cfr. Inter alia, escritos presentados por el accionante los días 26 de febrero de 2004, 28 de diciembre de 2004,
7 de abril de 2005, 25 de agosto de 2005, 9 de junio de 2006, 9 de agosto de 2006, 16 de agosto de 2007, 1 de
febrero de 2010 y 10 de mayo de 2010, que constan en el expediente de las acciones de inconstitucionalidad
promovidas por Bonifacio Ríos Avalos contra las Resoluciones No. 122 y 134 de la Cámara de Senadores de la
República del Paraguay (expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de contestación, folios 10789, 10791,
10813, 10815, 10921, 10923, 10927, 11445, 11447 y 11461), y escritos presentados por el accionante los días 27
de abril de 2004, 16 de agosto de 2004, 8 de julio de 2005, 27 de febrero de 2006, 28 de julio de 2007, 17 de
diciembre de 2007 y 1 de febrero de 2010, que constan en el expediente de las acciones de inconstitucionalidad
promovidas por Carlos Fernández Gadea contra las Resoluciones No. 122 y 134 de la Cámara de Senadores de la
República del Paraguay (expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de contestación, folios 11841, 11849,
12053, 12057, 12077, 12185 a 12189, 12687 y 12688).
179
Cfr. Escritos presentados los días 28 de diciembre de 2010, 21 de mayo, 5 de junio, 28 de septiembre y 3 de
octubre de 2012; 12 y 20 de junio de 2013, 15 de marzo de 2016, y 17, 19 y 26 de septiembre de 2019, que constan
en el expediente de las acciones de inconstitucionalidad promovidas por Carlos Fernández Gadea contra las
Resoluciones No. 122 y 134 de la Cámara de Senadores de la República del Paraguay (expediente de prueba, tomo
V, anexo 8.4. al escrito de contestación, folios 12699, 12719, 12721, 12722, 12725 a 12733, 12737 a 12745, 12791,
12793, 12873, 12877 y 12887).
180
Cfr. Inter alia, Resolución de 23 de octubre de 2012 de la Corte Suprema de Justicia, e informe de 19 de
noviembre de 2013, rendido ante recusación promovida, que constan en el expediente de las acciones de
inconstitucionalidad promovidas por Carlos Fernández Gadea contra las Resoluciones No. 122 y 134 de la Cámara de
Senadores de la República del Paraguay (expediente de prueba, tomo V, anexo 8.4. al escrito de contestación, folios
12735, 12755 y 12756).
46
General del Estado y el señor Ríos Avalos respecto del Acuerdo y la Sentencia No. 952. Sin
perjuicio de ello, el derecho a la tutela judicial hacía necesario que el órgano jurisdiccional
dictara un pronunciamiento en el que, al menos, señalara si era procedente o no conocer del
recurso y expresara las razones de ello181.
176. Por consiguiente, el Estado vulneró la garantía del plazo razonable que reconoce el
artículo 8.1 de la Convención.
177. A partir de lo considerado, la Corte concluye que el Estado violó los derechos a las
garantías judiciales y a la protección judicial que consagran los artículos 8.1 y 25.2 c) de la
Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de los señores
Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea.
VIII
REPARACIONES
179. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación internacional requiere,
siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in integrum), que consiste en el
restablecimiento de la situación anterior. De no ser esto factible, el Tribunal determinará medidas
para garantizar los derechos conculcados y reparar las consecuencias que las infracciones
produjeron183. Por tanto, la Corte ha considerado la necesidad de otorgar diversas medidas de
reparación, a fin de resarcir los daños de manera integral, por lo que, además de las
compensaciones pecuniarias, las medidas de restitución, rehabilitación, satisfacción y
garantías de no repetición tienen especial relevancia por los daños ocasionados184. Asimismo,
este Tribunal ha establecido que las reparaciones deben tener un nexo causal con los hechos
del caso, las violaciones declaradas, los daños acreditados, así como las medidas solicitadas
para reparar los daños respectivos185.
A. Parte lesionada
181
Los representantes incluyeron en sus alegatos otros hechos relacionados con la falta de acceso de los familiares
del señor Fernández Gadea al expediente de la acción de inconstitucionalidad que este último promovió. No obstante,
tales hechos exceden del marco fáctico contenido en el Informe de Fondo, motivo por el cual tampoco forman parte
del análisis que realiza esta Corte.
182
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie
C No. 7, párr. 25, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr. 163.
183
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párr. 65, y Caso Grijalva Bueno
Vs. Ecuador, supra, párr. 164.
184
Cfr. Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 226, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr.
164.
185
Cfr. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr. 163.
47
181. Este Tribunal considera parte lesionada, en los términos del artículo 63.1 de la
Convención, a quienes han sido declaradas víctimas de la violación de algún derecho
reconocido en dicho instrumento internacional. Por lo tanto, esta Corte considera como parte
lesionada a los señores Bonifacio Ríos Avalos y Carlos Fernández Gadea.
182. Al respecto, el Tribunal recuerda que el señor Fernández Gadea falleció el 20 de junio de
2010 (supra párr. 25). En tal sentido, los representantes aportaron copia de la correspondiente
decisión judicial que declaró, como “herederos” de la referida víctima, a “su cónyuge
supérstite”, señora María Concepción Villalba Quevedo, a sus hijos Carlos Aníbal, José Luis,
Julio Cesar y Jesús María, de apellidos Fernández Villalba, y a su hija Catalina Fernández
Ocampos186. Por consiguiente, la Corte tomará en cuenta dicha información para los efectos
de disponer lo pertinente en cuanto al pago de las respectivas indemnizaciones, sin que ello
suponga incluir como parte lesionada a personas distintas a las señaladas en el párrafo
anterior (supra párr. 16).
B. Medidas de restitución
183. La Comisión solicitó “[r]eincorporar a[l señor] Bonifacio Ríos Avalos, en caso de ser
este su deseo, en un cargo similar al que desempeñaba en el Poder Judicial, con la misma
remuneración, beneficios sociales y rango equiparable a los que le corresponderían […] si no
hubiera sido destituido”. Agregó que “[s]i por razones fundadas no es posible la
reincorporación, [correspondería] pagar una indemnización alternativa.” En cuanto al señor
Carlos Fernández Gadea, señaló que, en virtud de su fallecimiento, “corresponde la
indemnización alternativa en su favor”.
184. Los representantes solicitaron que “se ordene la reincorporación […] en el cargo” del
señor Ríos Avalos, “en la primera vacancia que exista o surja, con la misma remuneración,
beneficios sociales y rango equiparable a lo que le corresponderían […] si no hubiera sido
separado del cargo […], salarios caídos desde el 2004, hasta la actualidad […] así como la
previsión presupuestaria del aporte jubilatorio correspondiente”. Agregaron que “[s]i por
razones fundadas el Estado demuestra que no es posible la reincorporación […] deberá pagar
una indemnización alternativa, además del pago de los salarios caídos hasta la edad […] de
los 75 años”, que es la edad en la que cesan los ministros de la Corte Suprema, conforme al
artículo 261 de la Constitución paraguaya. Con relación al señor Fernández Gadea, solicitaron
“el pago de la indemnización alternativa, que la Corte en equidad considere”, y requirieron
que se ordene el pago de “los salarios caídos hasta la fecha de su muerte”.
185. El Estado alegó que, a la fecha, no existen vacancias en la Corte Suprema de Justicia.
Agregó que la Corte ha señalado que una restitución en el sentido solicitado resulta imposible
en lo que se refiere a la integración de altas cortes.
186
Cfr. Resolución de declaratoria de herederos del señor Carlos Fernández Gadea de 28 de septiembre de 2010
(expediente de prueba, tomo IV, anexo II.D al escrito de solicitudes y argumentos, folios 6287 y 6288).
48
América). Esta suma deberá ser pagada en el plazo máximo de un año, contado a partir de la
notificación de esta Sentencia.
187. En cuanto al señor Carlos Fernández Gadea, la Corte considera que no es procedente
pronunciarse respecto de la solicitud de restitución, en virtud de su fallecimiento previo a que
ese emitiera este Fallo, lo que torna inviable dicha medida de reparación.
188. Cabe agregar que los representantes aludieron a otros conceptos, como el pago de
salarios caídos, que tienen relación con otro tipo de medidas de reparación, en específico, con
el eventual daño material, lo que será analizado oportunamente.
C. Medidas de satisfacción
189. Los representantes solicitaron que se ordene la publicación de esta Sentencia “durante
el término de un año, en los sitios web oficiales del Congreso Nacional, Presidencia de la
República, del Poder Judicial y en la Gaceta Oficial”. El Estado argumentó que la publicación
de la Sentencia constituye una medida “suficiente para remediar las violaciones alegadas”. La
Comisión no se pronunció al respecto.
190. La Corte, en atención a lo manifestado por las partes y como lo ha hecho en otros
casos187, dispone que el Estado publique, en el plazo de seis meses, contado a partir de la
notificación de esta Sentencia, en un tamaño de letra legible y adecuado, y en los idiomas
oficiales del Paraguay, lo siguiente: a) el resumen oficial de la presente Sentencia, elaborado
por la Corte, por una sola vez, en el Diario Oficial, y b) la presente Sentencia en su integridad,
disponible por un periodo de un año, en los sitios web oficial del Poder Legislativo y del Poder
Judicial. El Estado deberá informar de forma inmediata a este Tribunal una vez que proceda a
realizar cada una de las publicaciones dispuestas, independientemente del plazo de un año
para presentar su primer informe, conforme a lo señalado en el punto resolutivo noveno de
este Fallo.
191. La Comisión solicitó “[a]decuar la legislación interna, para asegurar que los procesos
sancionatorios en contra de las y los operadores de justicia sean compatibles con los
estándares en materia de independencia judicial”. Requirió que se “asegur[e] que los procesos
sancionatorios contra jueces y juezas obedezcan a un control jurídico y no a un control
político”, que se “regul[en] debidamente las sanciones aplicables, de manera que cumplan con
el principio de legalidad”, que se “permit[a] que los jueces y juezas puedan contar con un
recurso jerárquico en el marco de todo proceso sancionatorio en su contra” y que “las
autoridades a cargo de los procesos sancionatorios […] motiven sus decisiones”.
192. Los representantes solicitaron, como otras medidas de satisfacción, que se ordene al
Estado “la celebración de un acto público”, en el que “p[ida] disculpas”, así como “colocar una
placa con los nombres de las víctimas […] en reconocimiento y a los efectos de recordar […]
la lucha por la […] independencia del Poder Judicial”. Con relación al señor Fernández Gadea,
solicitaron que se ordene que “el Poder Ejecutivo dicte un Decreto reconociendo que […]
falleció siendo [m]inistro de la Corte Suprema de Justicia”.
193. En cuanto a las garantías de no repetición, solicitaron que se ordene al Estado que “dicte
la Ley de adecuación de la legislación interna, para el juicio político”, la que debería operar
187
Cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C
No. 88, párr. 79, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr. 177.
49
“tanto para los que ejercen cargos políticos, como para los [m]agistrados”. Requirieron que
se disponga la “[r]eform[a] [d]el sistema de juzgamiento de los [m]agistrados judiciales
inferiores eliminando la representación política y el procedimiento de oficio”. Solicitaron que
se ordene al Estado que “incorpor[e] en los planes de estudios […] los derechos y garantías
previstas en la Convención”, y que se disponga “la capacitación de los jueces y otros
funcionarios […] sobre los derechos humanos […], además de incorporar […] cursos y
programa[s] [de] estudios sobre teoría y práctica de la independencia e imparcialidad judicial”.
Por último, solicitaron que se ordene “remitir la Sentencia […] a las [u]niversidades […], para
que […] [se] incorpor[e] en sus programas de estudios.”
194. El Estado señaló que resultaría innecesario ordenar otras medidas de satisfacción
distintas a la publicación de la Sentencia, pues el resto de medidas solicitadas “excede[rían]
las dimensiones del caso”. En lo que concierne a las garantías de no repetición, argumentó
que, al requerir las medidas solicitadas, se “confund[ió] el juicio político a [m]inistros de la
Corte [Suprema de Justicia] con el proceso de destitución de jueces de menor jerarquía”.
Señaló que Paraguay cuenta con la Ley No. 3759/2009 que regula el procedimiento para
enjuiciamiento y remoción de magistrados, y que, además de prever recursos contra la
sentencia definitiva, incluye en su artículo 14 “veinte causales taxativas que definen el mal
desempeño de funciones”. Indicó también que la Resolución No. 825, dictada por la Cámara
de Senadores el 3 de julio de 2015, dispuso que el procedimiento de juicio político regulado
en dicho instrumento “será utilizado en adelante […] en todos los casos”, lo que ha sido
observado en la práctica. Respecto de las acciones en materia de capacitación solicitadas por
los representantes, señaló que no guardan relación con los hechos del caso.
195. En cuanto a las medidas de satisfacción solicitadas por los representantes, la Corte
concuerda con el Estado en cuanto a que la publicación de la presente Sentencia configura per
se una medida adecuada, por lo que no considera necesario ordenar medidas adicionales en
dicho ámbito.
196. Respecto de las garantías de no repetición, la Corte advierte que todo lo relativo al
procedimiento del juicio político o eventual enjuiciamiento y sanción de autoridades judiciales
distintas a las previstas en el artículo 225 de la Constitución Nacional del Paraguay excede del
objeto del presente caso. De igual forma, la Corte recuerda que no fue declarada en este Fallo
la violación por la alegada falta de regulación previa del procedimiento del juicio político ni la
violación del artículo 8.2 h) de la Convención o al principio de legalidad. Por ende, al no existir
nexo causal, no es factible acceder a las medidas requeridas en tales sentidos.
198. Por último, la información aportada por el Estado indica que el procedimiento del juicio
político se encuentra regulado, a partir del año 2015, por medio de la Resolución No. 825 de
la Cámara de Senadores. Dicha legislación no fue aplicada en el presente caso ni analizada en
esta Sentencia. Por tanto, el Tribunal considera que no resulta procedente ordenar la
reparación solicitada en cuanto a la adecuación normativa. No obstante, la Corte estima
pertinente recordar que las distintas autoridades estatales están en la obligación de ejercer
ex officio un control de convencionalidad entre las normas internas y la Convención Americana,
en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales
correspondientes. En esta tarea, las autoridades internas deben tener en cuenta no solamente
el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana,
50
intérprete última de la Convención188.
E. Indemnizaciones compensatorias
199. La Comisión solicitó que el Estado repare integralmente las violaciones declaradas en
el Informe de Fondo, para lo cual debería incluirse el daño material y el daño inmaterial.
200. Los representantes solicitaron, respecto del señor Ríos Avalos, en concepto de lucro
cesante, que se ordene al Estado “el pago de salarios caídos desde la fecha de la decisión de
[su] separación del cargo […] hasta la fecha de su reincorporación”, y en el caso de no
accederse a esta última, “el pago hasta la edad de 75 años”. Indicaron que corresponde, por
salarios caídos, “la suma [de] 5.615.361.268[,00] guaraníes, equivalente en [d]ólares [de los
Estados Unidos de América] [a USD$] 871.635[,00]”, la que se justifica en el informe de
salarios percibidos por los ministros de la Corte Suprema de Justicia en el periodo de 2004 a
2019. Agregaron que, “[e]n concepto de actualización respecto a la evolución del Índice de
Precios al Consumidor […] se reclama el monto resultante de la pericia elaborada por […]
Celso Cañiza Paredes, […] consistente en la suma de guaraníes 7.340.304.834[,00],
equivalente en [d]ólares [de los Estados Unidos de América] [a USD$] 1.139.386[,]66”.
201. En cuanto al señor Fernández Gadea, solicitaron que se ordene el pago de salarios caídos
“desde el 2004 hasta la fecha de su fallecimiento”. Requirieron que sea la Corte la que
determine el monto correspondiente.
202. Agregaron que los cálculos respectivos deberían realizarse conforme a la planilla de
sueldos y demás prestaciones de los ministros de la Corte Suprema, aportada como prueba,
y de acuerdo a la variación del Índice de Precios al Consumidor, publicada por el Banco Central
del Paraguay. Indicaron que el Estado “deberá depositar en la Caja de Jubilaciones y Pensiones
las sumas correspondientes a todos los años no depositados desde el 2004 […] a fin de
asegurar la digna jubilación” respecto de ambas víctimas.
203. El Estado argumentó que no tiene fijado un monto de indemnización bajo el concepto
de lucro cesante; sin embargo, a su juicio, dicho monto no podría calcularse con base en los
anexos aportados por los representantes, sino que debería adecuarse al criterio de equidad
utilizado de manera uniforme por la Corte Suprema de Justicia del Paraguay, “con base en el
[a]rtículo 82 del Código del Trabajo[,] que establece la posibilidad de una indemnización por
equidad equivalente a doce (12) meses de salarios para los casos de despido en los que no
ha podido acreditarse la justa causa”. Solicitó que sea este el criterio de equidad que sea
tenido en cuenta por la Corte. Alegó que la pericia contable ofrecida por los representantes no
es válida por no haberse practicado en el marco del proceso.
204. Asimismo, el Estado indicó que el señor Fernández Gadea se acogió al beneficio
jubilatorio que le fue concedido en 2007 y, desde su fallecimiento, su esposa cobra la pensión
correspondiente. Agregó que el señor Ríos Avalos, quien no ha podido acceder a una jubilación
como magistrado por no reunir la cantidad mínima de aportaciones, sigue registrando aportes
jubilatorios por la Universidad Nacional de Asunción desde diciembre de 2003, por lo que al
realizar el cálculo de la indemnización se “debería deducir los montos percibidos desde
diciembre de 2003 correspondientes a cargos incompatibles con el ejercicio de la
magistratura”.
188
Cfr. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párr. 124, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 139.
51
205. Esta Corte ha desarrollado en su jurisprudencia que el daño material supone la pérdida
o detrimento de los ingresos de las víctimas, los gastos efectuados con motivo de los hechos
y las consecuencias de carácter pecuniario que tengan un nexo causal con los hechos del
caso189. Asimismo, el Tribunal reitera y destaca el carácter ciertamente compensatorio de las
indemnizaciones, cuya naturaleza y monto dependen del daño ocasionado, por lo que no
pueden significar ni enriquecimiento ni empobrecimiento para las víctimas o sus sucesores190.
207. Así, la Corte recuerda que los anexos incorporados por los representantes a su escrito
de solicitudes y argumentos fueron admitidos como prueba documental (supra párr. 17), por
lo que no tiene asidero la objeción del Estado en cuanto a que no fueron cumplidas las normas
procedimentales de la prueba pericial.
209. Esta Corte, para los efectos de fijar el monto indemnizatorio, recuerda que las víctimas
ejercían cargos judiciales en el más alto tribunal de justicia del Paraguay, cuya edad límite de
permanencia, conforme al artículo 261 de la Constitución Nacional, son los 75 años (supra
párr. 23). En todo caso, el Tribunal nota que no fue alegada ni existe prueba en cuanto a
algún tipo de indemnización entregada a las víctimas a raíz de su remoción del cargo.
210. En lo atinente a las pretensiones específicas de los representantes, este Tribunal señala
que la inviabilidad de restituir al señor Ríos Avalos al cargo no incide en la indemnización por
daño material, no solo porque configuran conceptos distintos, sino porque la indemnización
alternativa dispuesta anteriormente busca compensar, precisamente, las consecuencias
derivadas de su no reincorporación (supra párr. 186).
211. Por otro lado, la Corte considera que los distintos alegatos de las partes en torno a los
189
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de 2002.
Serie C No. 91, párr. 43, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr. 185.
190
Cfr. Caso de la "Panel Blanca" (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 25 de mayo de 2001. Serie C No. 76, párr. 79, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 300.
191
Cfr. Documento denominado: “Dictamen pericial sobre actualización de haberes”, suscrito por Celso Cañiza
Paredes (expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.F al escrito de solicitudes y argumentos, folios 8846 a 8860).
192
Cfr. Planilla de salarios y emolumentos correspondientes a los ministros de la Corte Suprema de Justicia,
expedida el 15 de julio de 2019 por la Dirección General de Recursos Humanos de la Corte Suprema de Justicia de la
República del Paraguay (expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.G al escrito de solicitudes y argumentos, folios
8891 a 8894).
52
beneficios jubilatorios de ambas víctimas no fueron expuestos con precisión, ni fueron
esclarecidas sus antagónicas posiciones al respecto. No obstante, el Tribunal advierte que en
los Acuerdos y Sentencias No. 951 y 952, la Sala Constitucional, al disponer la reposición de
ambas víctimas en sus cargos, ordenó “[oficiar] […] al […] Ministro de Hacienda, a los efectos
presupuestarios y de aportes jubilatorios correspondientes”, con el fin de su
“regularización”193.
212. En tal sentido, es pertinente ordenar al Estado que, en cumplimiento de las decisiones
de la referida Sala, proceda a la regularización del régimen de jubilaciones de las dos víctimas
desde el momento de su destitución como ministros de la Corte Suprema, conforme al régimen
salarial y prestacional que correspondería a tales cargos en el transcurso de los años, hasta
la fecha de fallecimiento del señor Fernández Gadea y, en el caso del señor Ríos Avalos, hasta
la fecha de notificación de esta Sentencia. Dicha regularización deberá incluir el monto de las
aportaciones que habrían correspondido tanto al Estado como a cada uno de los exministros
en los periodos mencionados, así como la proyección de los nuevos beneficios jubilatorios
resultantes para el caso de cada una de las víctimas. Tales montos y proyecciones deberán
ser informados, respectivamente, al señor Bonifacio Ríos Avalos y a la señora María
Concepción Villalba Quevedo, quien cobra la pensión correspondiente a su esposo, para los
efectos de que conozcan las sumas de las respectivas aportaciones que tendrían que hacer
efectivas, y, si así lo consideran, que cada quien las realice y juntamente con los aportes
estatales se verifique el nuevo cálculo de los beneficios jubilatorios194. El Estado deberá
proceder conforme a lo aquí indicado, incluido el depósito de sus respectivas aportaciones, si
fuera el caso, en el plazo de un año contado a partir de la notificación de esta Sentencia.
213. Cabe agregar que el alegato del Estado relativo al ejercicio de “cargos incompatibles con
la magistratura”, por carecer de argumentos precisos y fundados, tampoco será considerado.
Paraguay también solicitó que para el cálculo del monto por concepto de lucro cesante se
aplique el “criterio de equidad” empleado por la Corte Suprema de Justicia, relativo al pago,
por concepto de salarios caídos, de una suma equivalente a doce meses de salario. Ante ello,
a juicio de este Tribunal, la aplicación del criterio expresado, dado su carácter de cuota fija y
limitada, no responde al carácter compensatorio de la indemnización por lucro cesante, la que
debe ser determinada para cada caso, en congruencia con el daño ocasionado.
214. Así, en el caso del señor Ríos Avalos, la Corte fija, en equidad, la suma de USD$
400.000,00 (cuatrocientos mil dólares de los Estados Unidos de América), que el Estado
deberá pagar a dicha víctima en concepto de daño material por lucro cesante.
215. En cuanto al señor Carlos Fernández Gadea, la Corte recuerda que falleció el 20 de junio
de 2010. Por tanto, este Tribunal, en atención a la solicitud de los representantes de fijar en
equidad el monto correspondiente, ordena el pago de USD$ 250.000,00 (doscientos cincuenta
mil dólares de los Estados Unidos de América), como indemnización en concepto de daño
material por lucro cesante a favor de dicha víctima, la que el Estado deberá hacer efectiva en
la forma siguiente: a) el cincuenta por ciento (50%) a su cónyuge, señora María Concepción
Villalba Quevedo, y si hubiere fallecido ya, la parte que le corresponda acrecerá la de los hijos
e hija del señor Fernández Gadea, conforme a lo indicado en el inciso siguiente, y b) el restante
cincuenta por ciento (50) se repartirá, por partes iguales, entre sus hijos e hija, Carlos Aníbal,
José Luis, Julio Cesar y Jesús María, de apellidos Fernández Villalba, y Catalina Fernández
193
Cfr. Acuerdo y Sentencia No. 951 de 30 de diciembre de 2009, dictados por la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Paraguay, y Acuerdo y Sentencia No. 952 de 30 de diciembre de 2009,
dictados por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay (expediente de
prueba, tomo I, anexo 10 al Informe de Fondo, folios 115, 116, 146 y 148).
194
Cfr. Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 9 de marzo de 2020.
53
Ocampos, si uno o varios de los hijos o hija hubieren fallecido ya, la parte que le o les
corresponda acrecerá a la de los demás hijos e hija.
216. Los representantes argumentaron que las víctimas, a consecuencia del juicio político,
“sufrieron graves injurias, difamaciones, calumnias, daños y menoscabo a su personalidad”,
en detrimento de su reputación y honra, lo que “amerita una indemnización por daño moral,
cuyo monto en equidad deberá establecer” la Corte. Señalaron que la decisión de destitución
les “caus[ó] un sufrimiento innegable, angustia incomparable y […] graves problemas de
salud” para ambas víctimas. Señalaron que todo lo anterior ha causado “sufrimiento y daños
a toda la familia […], esposa[s] e hijos y lo sigue causando”.
217. Indicaron que el señor Fernández Gadea “falleció como consecuencia de la enfermedad
del cáncer, hecho no aislado[,] pues […] la angustia extrema está asociada al estrés
psicológico, experimentado en forma repetida por largo tiempo”. Así, el momento en que
comenzó a desarrollar problemas de salud fue “exactamente un año después de ser enjuiciado
políticamente”, por lo que resulta “lógico atribuir el desarrollo de la enfermedad a factores
relacionados con la persecución sufrida”.
218. Refirieron que los hechos también repercutieron “gravemente en la salud de Bonifacio
Ríos Avalos”, y afectaron “la salud de [su] esposa”. Agregaron que el señor Ríos Avalos ha
sufrido represalias, como el hecho de haber sido removido de las cátedras que impartía “en la
escuela judicial y en la Universidad Católica de Asunción”.
219. Argumentaron que “[t]odo el proyecto de vida de las víctimas fu[e] truncad[o]”, pues
las víctimas “tenían […] la expectativa cierta de acabar sus días siendo magistrados”.
Señalaron que el proyecto de vida “va íntimamente ligado a las proyecciones familiares,
personales, económicas, […] pues con un cargo como el que ostentaban […] soñaban con
poder brindar la mejor educación a su familia […] y […] cumplir sus sueños”.
220. El Estado señaló que el proyecto de vida de las víctimas no se vio frustrado, pues estas,
al igual que sus familiares, “siguieron trabajando en sus respectivas profesiones u otros oficios
públicos o privados, lo que les ha permitido solventar su modo de vida”. Lo anterior se
demuestra con la hoja de vida señor Ríos Avalos, quien continuó ejerciendo la profesión y se
dedicó a la academia como docente e investigar.
221. Señaló que la alegada expectativa de que acabarían sus vidas como ministros refiere
“una certeza que está lejos de ser el horizonte razonable de una persona que ejerce un cargo
público con responsabilidad política”. En el caso del señor Fernández Gadea, indicó que no
existe nexo causal entre la enfermedad terminal a consecuencia de la cual falleció, y el juicio
político instruido en su contra. Agregó que lo reclamado como daño moral “no guarda
proporción […] con las violaciones alegadas y resulta de ponderaciones […] no demostradas”.
Solicito que, en caso de fijarse reparaciones por dicho concepto, se decida en concordancia
con las observaciones efectuadas y los precedentes sobre el tema.
54
de la víctima o su familia195.
223. Para probar el daño inmaterial provocado al señor Ríos Avalos, los representantes
aportaron un dictamen pericial rendido por médico psiquiatra, quien realizó una entrevista a
la víctima, a dos de sus hijos y a una persona que laboró como su chofer. En dicho dictamen
el perito concluyó que “en la época en que ocurrieron [l]os hechos” del caso, la víctima sufrió
“[t]rastornos de ansiedad caracterizado[s] por inquietud, nerviosismo, opresión del pecho,
aparentemente sin relación con el corazón, dificultad para conciliar el sueño”, causados por el
“intenso estrés” al que fue sometido196. Asimismo, el señor Ríos Avalos, al rendir su
declaración en audiencia pública, se refirió a las consecuencias derivadas del juicio político
instado en su contra y la consecuente remoción del cargo de que fue víctima197.
224. En cuanto al señor Fernández Gadea, en su declaración testimonial, el señor Jesús María
Fernández Villalba se refirió a las angustias y otras afectaciones sufridas por su padre como
consecuencia del juicio político y su posterior destitución198. De igual forma, la señora María
Concepción Villalba viuda de Fernández relató los sufrimientos padecidos por su esposo a
partir de tales hechos199. Por su parte, el testigo Alexei Porres se refirió al estrés, al cuadro
depresivo-ansioso y a otras circunstancias que afectaron a la víctima, las que en calidad de
médico tratante diagnóstico200.
225. En tal sentido, la Corte descarta, como elemento concerniente al daño moral provocado
a las víctimas, el alegado menoscabo a su honra y reputación, pues se trata de argumentos
fundados en hechos ajenos al objeto de este proceso (supra párr. 136). Tampoco son tomadas
en cuenta las referencias a las represalias sufridas y a la remoción del señor Ríos Avalos de
instituciones académicas, pues, de igual forma, no tienen relación con los hechos del caso.
226. En cuanto a la grave enfermedad que padeció el señor Fernández Gadea y que habría
provocado su muerte, el Tribunal advierte que no es posible concluir, más allá del estrés,
ansiedad y angustia sufridas por la víctima, que los hechos acontecidos hayan tenido relación
directa con la enfermedad, o que hubieran incidido en su origen, evolución o agravamiento.
227. Con base en lo anterior y las circunstancias propias del caso, la Corte considera que la
tramitación del juicio político contra las víctimas, el procedimiento aplicado y la decisión de
removerlas de los cargos de ministros de la Corte Suprema de Justicia, así como la falta de
efectividad de las acciones judiciales promovidas y la demora excesiva en su resolución, les
ocasionó daños morales reflejados en la angustia, incertidumbre y sufrimientos padecidos. En
tal sentido, el Tribunal estima que el daño moral derivó también de la situación en que ambas
víctimas se vieron de no poder seguir ejerciendo la actividad laboral y profesional como
funcionarios judiciales, lo que habría ocasionado, como consecuencia, la imposibilidad de
continuar percibiendo la correspondiente remuneración económica. A su vez, este Tribunal
toma en cuenta que lo acontecido afectó las expectativas que, en cuanto a su realización
profesional, tenían ambas víctimas como integrantes de la más alta Corte nacional, cuya
remoción indudablemente incidió en su estado de ánimo y sus perspectivas a futuro.
195
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 84, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr. 190.
196
Cfr. Dictamen pericial suscrito por Carlos Alberto Arestivo (expediente de prueba, tomo VIII, affidávits, folios
13412 a 13425).
197
Cfr. Declaración de Bonifacio Ríos Avalos, rendida en audiencia pública ante esta Corte.
198
Cfr. Declaración testimonial de Jesús María Fernández Villalba, rendida en audiencia pública ante esta Corte.
199
Cfr. Declaración testimonial de María Concepción Villalba viuda de Fernández, rendida ante fedatario público
(expediente de prueba, tomo VIII, affidávits, folios 13498 a 13506).
200
Cfr. Declaración testimonial de Alexei Porres Piovet, rendida ante fedatario público (expediente de prueba,
tomo VIII, affidávits, folios 13427 a 13433).
55
228. Por todo lo anterior, la Corte fija, en equidad, la cantidad de USD$ 25.000,00 (veinticinco
mil dólares de los Estados Unidos de América) por concepto de daño inmaterial para cada una
de las víctimas. En el caso del señor Fernández Gadea, el pago respectivo deberá hacerse en
la forma siguiente: a) el cincuenta por ciento (50%) a su cónyuge, señora María Concepción
Villalba Quevedo, y si hubiere fallecido ya, la parte que le corresponda acrecerá la de los hijos
e hija del señor Fernández Gadea, conforme a lo indicado en el inciso siguiente, y b) el restante
cincuenta por ciento (50) se repartirá, por partes iguales, entre sus hijos e hija, Carlos Aníbal,
José Luis, Julio Cesar y Jesús María, de apellidos Fernández Villalba, y Catalina Fernández
Ocampos, si uno o varios de los hijos o hija hubieren fallecido ya, la parte que le o les
corresponda acrecerá a la de los demás hijos e hija.
229. De esa cuenta, el Tribunal considera que los argumentos expresados por los
representantes con relación a la afectación al proyecto de vida de ambas víctimas se centran
en la interrupción de su desarrollo profesional, lo cual ha sido abordado en los párrafos
anteriores, por lo que resulta innecesario un pronunciamiento adicional en ese sentido. Por
último, la Corte recuerda que las víctimas declaradas como parte lesionada son únicamente
los señores Ríos Avalos y Fernández Gadea (supra párr. 181), por lo que resulta improcedente
analizar los argumentos referidos a cualquier afectación provocada a sus familiares.
F. Costas y gastos
230. Los representantes solicitaron que se ordene al Estado pagar los gastos y costas “por
motivos del juicio político y la presentación de la acción de inconstitucionalidad, así como la
atención de la causa penal abierta con relación a las causales del juicio político, honorarios,
fotocopias[,] notificaciones, certificaciones por escribanías y demás gastos”.
231. Refirieron que el señor Ríos Avalos contrató a distintos profesionales, “habiendo erogado
[…] el pago de honorarios por la suma de 30.000[,00] […] [d]ólares [de los Estados Unidos
de América] al [a]bogado Adolfo Ferreiro y 20.000[,00] […] dólares [de los Estados Unidos de
América] [a]l [a]bogado Roberto Hirsch, más los gastos adicionales de fotocopias,
notificaciones y demás gastos emergentes”, de los que no cuenta con documentos de respaldo
“en razón del tiempo trascurrido”. Asimismo, pagó honorarios por el auxilio profesional en la
causa penal, en cuyo trámite intervinieron como “principales abogados defensores […] Sara
Parquet de Ríos [y] Roberto Hirsch […] a quien se tuvo que abonar la suma de 21.500[,00
d]ólares [de los Estados Unidos de América]”.
232. En cuanto al señor Fernández Gadea, señalaron que erogó “la suma de 40.000[,00
d]ólares [de los Estados Unidos de América] al profesional […] N[icolás] R. G[aona] I[rún], de
acuerdo al pacto cuota [l]itis firmado con [los] herederos hasta la culminación del presente
litigio […], más los gastos y costos que implican […] fotocopias, certificaciones por
escribanías[,] notificaciones, envíos de documentos y otros”.
233. Solicitaron que la Corte “justipreci[e] todo el trabajo profesional, los gastos y costos de
16 años de litigar ante la Comisión Interamericana […], para el pago [de] los honorarios de
los abogados de ambas víctimas […] así mismo de los gastos […] en fotocopias[,]
certificaciones por escribanías, pasajes[,] estadías para audiencias [a]nte la Comisión […] en
Washington [y] en Buenos Aires”. Indicaron que “es muy difícil presentar todos los
comprobantes”, por lo que “la Corte puede hacer un análisis y valoración equitativa” de los
años de litigio a nivel nacional e internacional”. Por último, requirieron que, “por no tener [...]
los comprobantes” respectivos, “por equidad [se] considere [el] reintegro por gastos que se
gener[aron] por trámites ante [la] Corte […] en la suma de U$ 50.000 dólares [de los Estados
Unidos de América] [para] ambas víctimas”.
56
234. El Estado señaló que los representantes pretenden acreditar los pagos efectuados a
abogados en concepto de honorarios profesionales mediante “documentos de producción
unilateral, en lugar de facturas legales”. Asimismo, se solicitó el reembolso de gastos por
fotocopias y notificaciones sin indicar monto ni acompañar comprobantes; en igual sentido,
se reclamaron gastos y costos de 16 años de litigio ante el Sistema Interamericano con
sustento en distintos documentos, pero sin efectuar cálculo estimativo. Solicitó que, en caso
de fijarse indemnización por dicho concepto, se considere que el reclamo no cuenta con
“respaldo documental y varios de los ítems carecen de un nexo causal directo con los hechos
controvertidos”, por lo que no debe accederse a lo pretendido.
235. La Corte ha indicado que las costas y gastos hacen parte del concepto de reparación,
toda vez que la actividad desplegada por las víctimas con el fin de obtener justicia, tanto a
nivel nacional como internacional, implica erogaciones que deben ser compensadas cuando la
responsabilidad internacional del Estado es declarada mediante una sentencia condenatoria.
En cuanto al reembolso de las costas y gastos, corresponde al Tribunal apreciar
prudentemente su alcance, el cual comprende los gastos generados ante las autoridades de
la jurisdicción interna, así como los generados en el curso del proceso ante el Sistema
Interamericano, teniendo en cuenta las circunstancias del caso concreto y la naturaleza de la
jurisdicción internacional de protección de los derechos humanos. Esta apreciación puede ser
realizada con base en el principio de equidad y tomando en cuenta los gastos señalados por
las partes, siempre que su quantum sea razonable201.
237. Los representantes solicitaron la compensación por los gastos en que las víctimas
habrían incurrido con motivo de la tramitación del juicio político instado en su contra, las
acciones de inconstitucionalidad que promovieron y el proceso penal incoado a partir de la
denuncia formulada por distintos miembros del Poder Legislativo, el que culminó con la
Resolución dictada por el Juez Penal de Garantías del Cuarto Turno, mediante la cual desestimó
aquella denuncia (supra párr. 57). Asimismo, requirieron la compensación por los gastos
erogados durante el trámite ante la Comisión y la Corte Interamericanas.
238. Para acreditar los gastos efectuados por el señor Ríos Avalos, los representantes
aportaron los documentos siguientes: a) poder especial otorgado por la víctima a los abogados
Adolfo Ferreiro, Roberto Hirsh y Sara Parquet de Ríos para representarlo durante el trámite
del juicio político y para promover impugnaciones, incluida la acción de inconstitucionalidad203;
b) carta poder otorgada por el señor Ríos Avalos a favor de los abogados Roberto Hirsh y Sara
Parquet de Ríos para actuar en el proceso penal204; c) contrato de servicios y honorarios
201
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie
C No. 39, párr. 82, y Caso Guerrero, Molina y otros Vs. Venezuela, supra, párr. 192.
202
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra, párr. 277, y Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador,
supra, párr. 270.
203
Cfr. Poder especial otorgado el 26 de noviembre de 2004 por Bonifacio Ríos Avalos a los abogados Adolfo
Ferreiro, Roberto Hirsh y Sara Parquet de Ríos para representarlo en el trámite del juicio político ante el Congreso
Nacional y para promover impugnaciones (expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.A al escrito de solicitudes y
argumentos, folios 8823 a 8826).
204
Cfr. Carta poder sin fecha, otorgada por Bonifacio Ríos Avalos a los abogados Roberto Hirsh y Sara Parquet de
Ríos para actuar en la causa penal Nº 1697/2004, caratulada “Luis Lezcano Claude, Bonifacio Ríos Avalos, Carlos
Fernández Gadea y Felipe Santiago Paredes s/ hecho atípico” (expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.B al escrito
de solicitudes y argumentos, folio 8828).
57
profesionales celebrado entre Bonifacio Ríos Avalos y el abogado Roberto Hirsh, para la
defensa en el juicio político y la presentación de acciones de inconstitucionalidad, para lo cual
se pactó el pago de USD$ 20.000,00 (veinte mil dólares de los Estados Unidos de América),
con un “reajuste” de USD$ 30.000,00 (treinta mil dólares de los Estados Unidos de América),
“en caso de ser necesario recurrir ante la Comisión […] o la Corte Interamericana”205; d)
contrato de servicios y honorario profesionales celebrado entre Bonifacio Ríos Avalos y el
abogado Adolfo Ferreiro, para intervenir en su representación en el juicio político y la
presentación de acciones de inconstitucionalidad, para lo cual se pactó el pago de USD$
30.000,00 (treinta mil dólares de los Estados Unidos de América)206; e) documento en el que
se hace constar el pago de USD$ 20.000,00 (veinte mil dólares de los Estados Unidos de
América) al abogado Roberto Hirsh207; f) documento en el que se hace constar el pago de
USD$ 30.000,00 (treinta mil dólares de los Estados Unidos de América) al abogado Adolfo
Ferreiro208; g) presupuesto de honorarios profesionales a pagar al abogado Roberto Hirsh por
su actuación en el proceso penal209, y h) documento en el que se hace constar el pago de
USD$ 10.000,00 (diez mil dólares de los Estados Unidos de América) al abogado Roberto
Hirsh, por su actuación en el proceso penal210.
239. Asimismo, aportaron distintos documentos que estarían relacionados con actuaciones
referidas a las acciones promovidas (inter alia, boletos aéreos, envío de correspondencia, pago
de hospedaje, honorarios por servicios notariales, fotocopias y útiles de oficina), a nivel
nacional e internacional211.
205
Cfr. Contrato de servicios y honorarios profesionales celebrado el 27 de noviembre de 2003 entre Bonifacio
Ríos Avalos y Roberto Hirsh (expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.C al escrito de solicitudes y argumentos, folio
8832).
206
Cfr. Contrato de servicios y honorarios profesionales celebrado el 27 de noviembre de 2003 entre Bonifacio
Ríos Avalos y Adolfo Ferreiro (expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.C al escrito de solicitudes y argumentos,
folio 8833).
207
Cfr. Documento con fecha 12 de diciembre de 2003, en el que se hace constar el pago de USD$ 20.000,00
(veinte mil dólares de los Estados Unidos de América) efectuado por Bonifacio Ríos Avalos al abogado Roberto Hirsh
(expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.C al escrito de solicitudes y argumentos, folio 8831).
208
Cfr. Documento con fecha 12 de diciembre de 2003, en el que se hace constar el pago de USD$ 30.000,00
(treinta mil dólares de los Estados Unidos de América) efectuado por Bonifacio Ríos Avalos al abogado Adolfo Ferreiro
(expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.C al escrito de solicitudes y argumentos, folio 8830).
209
Cfr. Documento con fecha 20 de febrero de 2004, que incluye el presupuesto de honorarios profesionales a
pagar al abogado Roberto Hirsh por su actuación en la causa penal No. 1697/2004, por un monto total de USD$
21.500,00 (veintiún mil quinientos dólares de los Estados Unidos de América), que incluye gastos administrativos
(expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.D al escrito de solicitudes y argumentos, folio 8838).
210
Cfr. Documento con fecha 10 de noviembre de 2005, en el que se hace constar el pago de USD$ 10.000,00
(diez mil dólares de los Estados Unidos de América) efectuado por Bonifacio Ríos Avalos al abogado Roberto Hirsh
(expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.D al escrito de solicitudes y argumentos, folio 8839).
211
Cfr. Documentos varios de gastos y costos (expediente de prueba, tomo IV, anexo XV.H al escrito de solicitudes
y argumentos, folios 8899 a 8956).
212
Cfr. Documento con fecha 5 de noviembre de 2019, en el que hace consta el pacto de cuota litis celebrado
entre los señores Carlos Aníbal Fernández Villalba, Julio César Fernández Villalba y Jesús María Fernández Villalba, y
la señora María Concepción Villalba viuda de Fernández con el abogado Nicolás R. Gaona Irún (expediente de prueba,
tomo IV, anexo XV.E al escrito de solicitudes y argumentos, folios 8842 y 8843).
58
241. Al respecto, esta Corte advierte que la pretensión de compensación de los gastos
erogados por el trámite del proceso penal incoado contra las víctimas no puede ser atendida,
pues si bien dicho proceso se habría originado a partir de una denuncia formulada por
miembros del Poder Legislativo en virtud de los casos incluidos en la acusación que sirvió de
sustento al juicio político, en esta Sentencia no se ha declarado la violación a derecho alguno
derivado del referido proceso penal. Por consiguiente, no existe nexo causal que sustente
dicha petición.
242. En cuanto a los distintos documentos aportados por las partes, su contenido permite
constatar las contrataciones de servicios profesionales de los que ambas víctimas requirieron
para reclamar, a nivel interno e internacional, la tutela de sus derechos. Sin embargo, este
Tribunal carece de los medios para comprobar el pago efectivo de los montos que, según se
consignó en aquellos documentos, habrían sido acordados como honorarios por la prestación
de tales servicios. Tampoco fue aportada información para determinar los parámetros
empleados para la fijación de honorarios en forma global, es decir, tanto para atender los
distintos procesos en sede interna, como los correspondientes ante el Sistema Interamericano.
Aunado a ello, el conjunto de documentos relacionados con las actuaciones llevadas a cabo
tampoco permite constatar el monto de lo efectivamente erogado.
243. Como corolario, la Corte, en atención a las distintas instancias ante las que los señores
Ríos Avalos y Fernández Gadea debieron comparecer y los procesos que fue necesario instar
para reclamar sus derechos, fija en equidad un monto de USD$ 20.000,00 (veinte mil dólares
de los Estados Unidos de América) por concepto de costas y gastos que el Estado deberá pagar
a cada uno. En el caso del señor Fernández Gadea, el pago respectivo deberá hacerse en la
forma siguiente: a) el cincuenta por ciento (50%) a su cónyuge, señora María Concepción
Villalba Quevedo, y si hubiere fallecido ya, la parte que le corresponda acrecerá la de los hijos
e hija del señor Fernández Gadea, conforme a lo indicado en el inciso siguiente, y b) el restante
cincuenta por ciento (50) se repartirá, por partes iguales, entre sus hijos e hija, Carlos Aníbal,
José Luis, Julio Cesar y Jesús María, de apellidos Fernández Villalba, y Catalina Fernández
Ocampos, si uno o varios de los hijos o hija hubieren fallecido ya, la parte que le o les
corresponda acrecerá a la de los demás hijos e hija.
213
Cfr. Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de
septiembre de 2010. Serie C No. 217, párr. 29, y Caso Grijalva Bueno Vs. Ecuador, supra, párr. 195.
59
Funcionamiento del referido Fondo, se otorgó un plazo para que Paraguay presentara las
observaciones que estimara pertinentes. El Estado presentó un escrito el 11 de junio de 2021, en
el cual señaló que las presuntas víctimas, de acuerdo al artículo 2 del Reglamento de la Corte
sobre el Funcionamiento del Fondo, “deben demostrar fehacientemente […] que carecen de
recursos económicos suficientes para solventar los costos de litigio”, por lo que “solicit[ó] la
prudente valoración acerca de la necesidad de que e[l] reintegro sea solventado por el Estado,
atendiendo a las particularidades del caso”.
248. De esa cuenta, la observación formulada por Paraguay se refiere a un asunto analizado y
decidido en su oportunidad procesal, por lo que no corresponde en este Fallo hacer ulteriores
consideraciones al respecto, máxime cuando el Estado, como tampoco lo hizo en su escrito de
contestación, ha omitido formular alegatos específicos dirigidos a cuestionar la aplicación del
Fondo en el caso concreto.
249. Por consiguiente, la Corte ordena al Estado el reintegro a dicho Fondo de la cantidad de
USD$ 685,32 (seiscientos ochenta y cinco dólares con treinta y dos centavos de los Estados Unidos
de América). Este monto deberá ser reintegrado en el plazo de seis meses, contados a partir
de la notificación del presente Fallo.
250. El Estado deberá efectuar el pago de las indemnizaciones por conceptos de restitución,
daño material e inmaterial, y el reintegro de costas y gastos establecidos en la presente
Sentencia a favor del señor Bonifacio Ríos Avalos, directamente a él, dentro del plazo de un
año, contado a partir de la notificación del presente Fallo. En caso de que el beneficiario
fallezca antes de que le sean entregadas las indemnizaciones respectivas, estas se efectuarán
directamente a sus derechohabientes, conforme al derecho interno aplicable.
251. Respecto de las indemnizaciones fijadas a favor del señor Carlos Fernández Gadea por
conceptos de daño material e inmaterial, y el reintegro de costas y gastos, el Estado deberá
pagarlas conforme a lo señalado en los párrafos 215, 228 y 243, dentro del plazo de un año,
contado a partir de la notificación del presente Fallo.
252. El Estado deberá cumplir con las obligaciones monetarias mediante el pago en dólares
de los Estados Unidos de América o su equivalente en moneda nacional, utilizando para el
cálculo respectivo el tipo de cambio de mercado publicado o calculado por una autoridad
bancaria o financiera pertinente, en la fecha más cercana al día del pago.
60
práctica bancaria. Si no se reclama la indemnización correspondiente una vez transcurridos
diez años, las cantidades serán devueltas al Estado con los intereses devengados.
255. En caso de que el Estado incurriera en mora, incluyendo el reintegro de los gastos al
Fondo de Asistencia Legal de Víctimas, deberá pagar un interés sobre la cantidad adeudada
correspondiente al interés bancario moratorio en la República del Paraguay.
IX
PUNTOS RESOLUTIVOS
LA CORTE
DECLARA,
Y DISPONE:
61
7. El Estado pagará las cantidades fijadas en los párrafos 186, 214, 215, 228 y 243 de la
presente Sentencia por conceptos de indemnización como medida de restitución,
indemnizaciones por daño material e inmaterial, y por el reintegro de costas y gastos,
respectivamente, en los términos de los párrafos 250 a 255 del presente Fallo.
9. El Estado, dentro del plazo de un año contado a partir de la notificación de esta Sentencia,
rendirá al Tribunal un informe sobre las medidas adoptadas para cumplir con la misma, sin
perjuicio de lo establecido en el párrafo 190 de la presente Sentencia.
62
Corte IDH. Caso Ríos Ávalos y otro Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
19 de agosto de 2021. Sentencia adoptada en San José, Costa Rica por medio de sesión virtual.
Comuníquese y ejecútese,
63