Cuento Yes
Cuento Yes
Cuento Yes
Cuento infantil
De James Halliwel Phillipps, 1820-1889, académico inglés
“Érase una vez, había tres cerditos hermanos que vivían felices en las
profundidades del bosque, pero que un día descubrieron que había un lobo
en los alrededores. Es por ello que decidieron construirse cada uno una
casa que les pudiera servir de refugio.
Cada uno de ellas, con un carácter muy diferente entre sí, se hizo una casa
con distintos materiales. El primero de ellos y más perezoso se hizo una
casita de paja, que terminó rápidamente. El segundo cerdito buscó un
material más fuerte pero que también pudiera utilizar para construir
rápidamente, empleando la madera para la construcción de su casa. El
tercer cerdito, el más trabajador, llegó a la conclusión que lo más seguro
era construir una casa de ladrillos, a pesar de que le costaría mucho más
terminarla.
Una vez los tres hubieron concluido, los tres festejaron y cantaron , entre
ellas canciones como “¿Quién teme al lobo feroz, al lobo, al lobo?”. Oyendo
dichos cánticos, el lobo se acercó y vió a los cerditos, decidiendo
comérselos. Se abalanzó sobre ellos, lo que hizo que los tres se refugiaran
en sus casas. Sin embargo, el lobo no se rindió. Acudió en primer lugar a la
casa de paja, gritando al cerdito que la habitaba que abriera o soplaría y
soplaría hasta la casa derribar. Dado que el cerdo no abrió, el lobo empezó
a soplar, derribando fácilmente la casa. El cerdito corrió a refugiarse a la
casa de su hermano, el que la había de madera. En esta ocasión también
les gritó “¡Soplaré y soplaré y esta casa derribaré!”.
El lobo empezó a soplar con gran fuerza, y pese a necesitar de mucha más fuerza
finalmente logró derribar la casa de madera. Los dos cerditos acudieron a la casa
del hermano más trabajador, resguardándose en ella. Allí el lobo demandó que le
abrieran, o de lo contrario “¡Soplaré y soplaré y esta casa derribaré!”. El lobo sopló
y sopló con todas sus fuerzas, pero la tercera casa era la de ladrillo, muy
resistente, y no cedió. Resuelto a acabar con los cerditos, el lobo vio que esta
casa tenía una chimenea, e intentó colarse a través de ella.
Sin embargo, los cerditos habían encendido el fuego, quemándose el lobo y
aullando este de dolor. El malvado lobo huyó de nuevo al bosque para nunca
regresar. En cuanto a los cerditos, los dos hermanos más perezosos agradecieron
al tercero su trabajo y esfuerzo, aprendiendo una importante lección y creándose
posteriormente cada uno una casa de ladrillo”.