Tema 4
Tema 4
Tema 4
1.1.1.-APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO
1.1.2.-CONDICIONES
1.1.3.-ELEMENTOS
1.2.-PROCESOS DE INTERACCIÓN.
2.-ELEMENTOS INTERPERSONALES.
3.-ELEMENTOS DIDÁCTICOS.
3.1.-PLANIFICACIÓN.
3.1.1.-PROGRAMACIÓN
5.-BIBLIOGRAFIA.
O.- INTRODUCCION.
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La puesta en marcha de la Reforma del Sistema Educativo por la LOCE ha
introducido, desde el punto de vista curricular dos novedades importantes respecto a la
situación actual vigente.
Lo que existen son diversas teorías, tanto en el ámbito de estudio de los procesos
escolares de enseñanza-aprendizaje, que comparten principios o postulados
constructivistas y que coinciden en señalar que el desarrollo y el aprendizaje son
básicamente el resultado de un proceso de construcción, que el hecho humano no puede
entenderse como el despliegue de un programa inscrito en el código genético ni
tampoco como el resultado de una acumulación y absorción de experiencias.
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Se puede afirmar ( Gómez, Y. y Mauri, T., 2002) que los fines de la enseñanza
representan un síntesis de las pretensiones perfectivas del hombre. Son propósitos
amplios y generales que a modo de declaración de principios engloban de una forma
unitaria todo lo que representa el proceso educativo en el hombre (tales como "el
perfeccionamiento integral de las facultades específicamente humanas", "un hombre
profundamente humano y socialmente integrado"..). Su función consiste en orientar y
aglutinar cualquier actividad educativa, ofreciendo pautas y directrices en la
formulación de unos objetivos más específicos e inmediatos.
Han sido muchos los constantes esfuerzos realizados por los investigadores para
conocer -entre otras cosas- en qué consiste el aprendizaje y qué hace el alumno cuando
aprende, tal y como pudimos comprobar en el tema 2 , y por lo que no nos
adentraremos en este aspecto.
Actualmente, para explicar y entender mejor cómo se aprende e ir, por tanto,
profundizando en cómo se tendría que enseñar, adoptamos y nos situamos en un
paradigma constructivista, según el cual pensamos que:
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preexistente a su enseñanza-aprendizaje en la escuela. Los alumnos construyen
objetos de conocimiento que de hecho están ya construidos.
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Esta coincidencia es sin duda sorprendente en la medida en que las prácticas
educativas, tanto escolares como extraescolares, constituyen un ámbito de conocimiento
y de actividad profesional más bien propenso a polémicas y a puntos de vista
encontrados.
No se agotan, sin embargo, con estas referencias, los antecedentes del concepto
de aprendizaje significativo tal y como es utilizado actualmente en el discurso y en la
práctica pedagógica. Así, en una tradición de pensamiento distinta de las anteriores
encontramos, por ejemplo, los estudios e investigaciones sobre la curiosidad epistémica
y de la actividad exploratoria en el marco de las teorías de la motivación. Dado que,
según los postulados de la teoría de la activación (aurosal) formulada por Hebb y
Berlyne en los años setenta, la motivación por explotar, descubrir, aprender y
comprender está presente en mayor o menor grado en todas las personas, la actividad
exploratoria se convierte en un poderoso instrumento para la adquisición de nuevos
conocimientos.
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Quizás, es en la crítica que los autores humanistas dirigen al "aprendizaje
extrínseco" y en las alternativas que proponen al mismo donde se encuentra un mayor
paralelismo con el concepto de aprendizaje significativo. Maslow (1968) denomina
aprendizaje extrínseco a la adquisición de contenidos externos a la persona, impuestos
culturalmente. Según Maslow, la mayor parte de las teorías del aprendizaje y de los
modelos educativos reposan sobre una concepción extrínseca del aprendizaje, ignorando
sistemáticamente los valores, fines, sentimientos y actitudes del alumno. Frente a este
tipo de aprendizaje, hay otro, que surge directamente de las experiencias personales. Es
a través de estas experiencias (aprendizajes intrínsecos), como aprendemos más sobre
nosotros mismos y llegamos a descubrir y reconstruir nuestra propia identidad .
Su interés no reside, pues, tanto en las soluciones que aporta como en la nueva
perspectiva que conduce a adoptar en el estudio de los procesos de enseñanza-
aprendizaje
La mayoría de las veces, sin embargo, lo que sucede es que el alumno es capaz
de atribuir únicamente significados parciales a lo que aprende: el concepto aprendido -o
la explicación, o el valor, o la norma de la conducta, o el procedimiento de resolución
de problemas- no significa exactamente lo mismo para el profesor que lo ha enseñado
que para el alumno que lo ha aprendido, no tiene las mismas implicaciones ni el mismos
poder explicativo para ambos, que no pueden utilizarlo en igual extensión, en suma, no
posee para ellos la misma fuerza como instrumento de comprensión y de acción sobre la
parcela de la realidad a la que se refiere. Quiere decir esto que la significatividad del
aprendizaje no es una cuestión de todo o nada, sino más bien de grado; En
consecuencia, en vez de proponernos que los alumnos realicen aprendizajes
significativos, quizás sería adecuado intentar que los aprendizajes que llevan a cabo
sean, en cada momento de la escolaridad, lo más significativos posible.
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Lo dicho, subraya el carácter abierto y dinámico del aprendizaje escolar y
plantea el problema de la dirección o direcciones en las que debe actuar la enseñanza
para que los alumnos profundicen y amplíen los significados que construyen mediante
su participación en las actividades de aprendizaje.
Pero, ¿qué quiere decir exactamente que los alumnos construyen significados?.
Una primera aproximación, sin lugar a duda la más conocida, es la que proporcionan
Ausubel y sus colaboradores (Ausubel, Novak y Hanesian, 1983; Novak, 1982).
Según Novak (1982), la teoría de Ausubel, sobre todo tal como se presentaba
en su libro de 1968, constituye un fructífero modelo del aprendizaje para guiar la
educación. La idea central de su teoría es lo que él define como aprendizaje
significativo: "proceso por el que se relaciona nueva información con algún aspecto ya
existente en la estructura cognitiva de un individuo y que sea relevante para el material
que se intenta aprender".
Ausubel y sus colaboradores sotenían que construimos significados cada vez que
somos capaces de establecer relaciones "sustantivas y no arbitrarias" entre lo que
aprendemos y lo que ya conocemos. Así, la mayor o menor riqueza de significados que
atribuiremos al material de aprendizaje dependerá de la mayor o menor riqueza y
complejidad de las relaciones que seamos capaces de establecer.
Según Coll, para que un niño aprenda de una manera no mecánica ni puramente
imitativa es necesario que asimile, seleccione, procese, interprete y relaciones aquellas
actividades y contenidos que se le plantean, mediante una actividad estructurante que
le obligue a revisar aquellos contenidos y les aporte un grado más elevado de
estructuración, complejidad, detalle y claridad.
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El alumno, para aprender, tiene que realizar un importante trabajo de cognición,
de análisis y de revisión de sus conocimientos, a fín de conseguir que los nuevos
aprendizajes que hagan le resulten realmente significativos y le aporten un nivel más
elevado de competencia (Coll, 2002).
1.1.2.- CONDICIONES:
Según Ausubel y sus colaboradores, las condiciones que debe reunir el nuevo
aprendizaje para que se produzca un aprendizaje significativo o constructivo son las
siguientes (Coll,C. y otros,2003):
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compromisos entre todos (maestro, alumno, padres, psicopedagogo..), que
ayuden a mejorar la situación (Bassedas y otros, 2001).
Lo dicho hasta aquí basta para darse cuenta de que el aprendizaje significativo
de un de un contenido implica inevitablemente su memorización comprensiva, es
decir, cuando un alumno realiza un aprendizaje significativo y no puramente mecánico,
quiere decir también que lo memorizará de una manera comprensiva y lo integrará en
sus conocimientos para utilizarlo o recordarlo en el momento en que lo necesite para
actuar o para adquirir otros conocimientos nuevos. Se habla entonces, según Coll (Coll,
1986), de la funcionalidad de los aprendizajes realizados, en el sentido de que pueden
utilizarse totalmente o parcialmente cuando las circunstancias lo hagan necesario para
resolver problemas o situaciones determinadas o para poder aprender e integrar nuevos
contenidos.
1.1.3.- ELEMENTOS:
Por tanto, los elementos básicos del aprendizaje constructivo son tres: alumno,
contenido y profesor (Coll, C. y otros 2000). El aprendizaje del alumno va a ser más o
menos significativo en función de las interrelaciones que se establezcan entre estos tres
elementos y de lo que aporta cada uno de ellos -el alumno, el contenido y el profesor- al
proceso de aprendizaje. De este modo, si bien es cierto que el alumno es el responsable
último del aprendizaje, puesto que es él quien construye o no los significados, es
imposible entender el proceso mismo de construcción al margen de las características
propias del contenido a aprender y de los esfuerzos del profesor por conseguir que el
alumno construya significados relacionados con dicho contenido.
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énfasis no reside en la competencia intelectual del alumno, directa o indirectamente
relacionada con su nivel de desarrollo evolutivo, sino más bien en la existencia de
conocimientos previos pertinentes para el contenido a aprender, que dependen, por
supuesto, en parte de dicha competencia intelectual, pero también, y sobre todo, de las
experiencias previas del aprendizaje, tanto escolares como extraescolares.
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eventualmente se modifican no sólo los conocimientos previos de los alumnos, sino
también sus actitudes, expectativas y motivaciones ante el aprendizaje.
Estos esfuerzos han recibido un impulso considerable en los últimos años como
consecuencia de la revitalización, profundización y extensión de las ideas expuestas por
Vigotsky hace ya más de medio siglo. Los planteamientos Vigotskyanos son, sin duda,
el más claro exponente de las consecuencias que tiene, para el análisis de la interacción
profesor-alumno, el hecho de situar la actividad constructiva del alumno en el
entramado de las relaciones sociales e interpersonales en que toma cuerpo.
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Para Vigotsky, la educación es una de las fuentes más importantes del desarrollo
ontogenético en los miembros de la especie humana. El desarrollo que experimentamos
los seres humanos desde el nacimiento hasta la muerte es más bien un producto, y no
tanto un requisito, del aprendizaje y la educación, contrariamente a lo que se postula
desde otros enfoques teóricos. Y es, sobre todo, un producto de las interacciones que se
establecen entre el sujeto que aprende y los agentes mediadores de la cultura, entre los
cuales los educadores (padres, profesores, etc) ocupan un lugar esencial. estas ideas se
traducen en dos postulados nucleares de la explicación Vigotskyana: La ley de doble
formación de los procesos psicológicos superiores y la educación como fuerza creadora
e impulsora del desarrollo.
"En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: Primero, a
nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas
(interpsicológica), y después en el interior del propio niño (intrapsicológica)
(Vigotsky, 1979)".
Dicha ley, no sólo no niega la actividad constructiva, sino que la integra como
uno de los elementos que definen el proceso de interiorización. Por otra parte, esta ley,
referida a los procesos psicológicos superiores -desarrollo del lenguaje, atención,
memoria, razonamiento, formación de conceptos, etc.-, se aplica al conjunto del
desarrollo cultural del niño y es aplicable, por tanto, a la mayor parte de los contenidos
escolares.
El segundo al que aludimos tiene que ver con la educación como fuente de
desarrollo y está directamente relacionado con el primero. De lo dicho respecto a la ley
de la doble formación de los rpocesos psicológicos superiores, se sigue la afirmación de
que el desarrollo cultural del niño tiene un origen social en un doble sentido (Wertsch,
1988): primero, porque las funciones psicológicas superiores -y con ellas todas las
formas culturales- son construcciones sociales; y el segundo, y más interesante para
nuestros propósitos, porque su construcción a nivel individual, su interiorización, se
lleva a cabo a partir de las interacciones que el niño mantiene con los adultos y otros
agentes mediadores de su entorno en las que aparecen dichas funciones. No tiene pues
nada extraño que, en esta linea de razonamiento, se vincule estrechamente la educación
con la interacción, y su capacidad para crear desarrollo con el proceso de
interiorización que conduce del plano interpsicológico al plano intrapsicológico.
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través de la ZDPx convirtiendo en desarrollo real -reconstrucción en el plano
intrapersonal- lo que en un principio es únicamente un desarrollo potencial -aparición
en el plano interpersonal-. Desde el punto de vista del análisis de la interacción
educativa, el problema va a consistir entonces en indagar cómo se produce este paso ,
cuando se produce, de lo interpsicológico a lo intrapsicológico; o más exactamente, en
indagar "cómo la interacción social en el nivel de funcionamiento interpsicológico
puede conducir a la resolución independiente de problemas en el nivel
intrapsicológico" (Wertsch, 1979).
El ajuste de las intervenciones del adulto a las dificultades que encuentra el niño
durante la resolución conjunta de la tarea parece ser un elemento determinante del
impacto de la influencia educativa, de su capacidad para crear ZDPx en la interacción
que se establece entre ambos y de que el proceso de interiorización se produzca de
forma fluida y sin rupturas.
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especial importancia al hablar del profesor y de los alumnos, al discurso educacional,
para entender la interacción que se establece entre profesor/alumno.
-La idea básica es que el aula configura un espacio comunicativo en el que rigen
una serie de reglas cuyo respeto permite que los participantes, es decir, el
profesor y los alumnos pueden comunicarse y alcanzar los objetivos que se
proponen. La peculiaridad de este espacio comunicativo salta a la vista cuando
se analiza el habla producida por los profesores y los alumnos en el aula y se
constata la existencia de unas regularidades que no aparecen en otras situaciones
de comunicación.
Esto se relaiona con la llamada "regla de los dos tercios", según la cual, en
situaciones habituales de clase, durante aproximadamente dos tercios del tiempo alguien
habla, y aproximadamente dos tercios del habla corresponden al profesor y consisten en
preguntas y explicaciones.
Todo ello da lugar a unas estructuras comunicativas típicas cuyo exponente más
conocido es la secuencia IRE identificada por Sinclair y Coulthard: El profesor inicia el
intercambio (Y) a menudo mediante una pregunta, el alumno responde (R) y se produce
a continuación un comentario evaluativo (E) del profesor. El discurso educacional
puede entonces analizarse como una cadena de secuencias de intercambios
comunicativos IRE en torno a los contenidos o a la tarea de aprendizaje.
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La existencia de unas "reglas educacionales básicas" en el habla del aula
(Edwards y Mercer, 1988) exige, por supuesto, que los aprticipantes las conozcan con el
fin de poder intervenir y de poder organizar las actividades. Cuando no es así, cuando
hay un desconocimiento o se producen malentendidos , la comunicación se rompe, el
rpoceso de negociación de significados en torno a lo que se hace y los que se dice
deviene imposible y el proceso de aprendizaje se bloquea. No hay que pensar, sin
embargo, que los intercambios comunicativos se producen de acuerdo con un respeto
absoluto a estas reglas o no se rpoducen. La realidad del aula es mucho más compleja y
sería un error contemplar la interacción entre el profesor y sus alumnos como la
"escenificación" de un guión con un reparto de roles establecido de antemano. Lo que
sucede en el aula, lo que hacen y dicen el rpofesor y sus alumnos es, en gran medida, el
resultado de un verdadero proceso de construcción conjunta. Como afirma Green
(1983), "los contextos de interacción son construidos por las personas al interactuar
(...) -los contextos de interacción- son construidos por las acciones de los participantes
(...)".
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Graham, 1988) a partir de los cuales los aprticipantes realizarán una primera
aproximación a la estructura social y a la estrcutura académica de al actividad.
Pero tan importante, o más si cabe, para el desarrollo de la actividad son los
marcos interpersonales de referencia construidos a través de la acción conjunta y de los
intercambios comunicativos entre el rpofesor y los alumnos. Son ellos los que
determinan la forma que va tomando la estructura social y la estructura académica y su
ecolución a lo largo de la actividad conjunta. Gracias a ellos, los participantes pueden
llegar a atribuir un significado compartido a sus actuaciones y verbalizaciones
respectivas, al contenido de aprendizaje, a los derechos y obligaciones de cada cual y a
los objetivos que se persiguen con la actividad.
Aunque hemos visto que la interacción que se establece entre el profesor y los
alumnos cobra una importancia capital, en la medida que determina la acción
pedagógica, creemos necesario además destacar brevemente la importancia que alberga
la interacción entre educandos.
También basada en las ideas de Vigotsky sobre la ZDPx, las investigaciones que
se han llevado a cabo en este sentido muestran como la colaboración entre alumnos,
cuando trabajan en una actividad concreta, permite aprender unos de otros incorporando
estrategias y conocimientos nuevos que antes no tenían y esto se produce merced a los
intercambios comunicativos que existen entre ellos y más concretamente a las
representaciones y significados que elaboran.
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Las relaciones personales que se producen en el proceso de enseñanza-
aprendizaje entre profesor/alumno y alumnos/alumnos constituyen las relaciones
interpersonales.
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En 1969 Rosenthal y Jacobson llevan a cabo una investigación -conocida como
el Efecto Pigmalión- de la que se deducen que las expectativas del rpofesor sobre el
rendimiento de sus alumnos puede llegar a afectar el rendimiento efectivo de estos.
Jussim (1986) hace una investigación más "completa" que las anteriores, y
elabora un proceso para explicar cómo influye el nivel de expectativas en el
rendimiento de los alumnos. En este rpoceso podemos distinguir tres fases:
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En el aprendizaje cooperativo, los alumnos están vinculados por un mismo
objetivo y cada uno de elolos sabe y siente que es el grupo quien tiene que alcanzarlo,
los resultados que persigue cada miembro del grupo son beneficiosos para todos, por
que surge la colaboración y ayuda entre ellos.
Las conclusiones a que llegan son que cada enfoque puede ser particularmente
adecuado para la realización de un determinado tipo de aprendizajes. Así, las relaiones
tutoriales, con una igualdad baja, podrían resultar adecuadas para el dominio de
habilidades ya adquiridas pero todavía sin perfeccionar. La colaboración resultaría
positiva para el descubrimiento y el aprendizaje de nuevas relaciones y habilidades. El
aprendizaje cooperativo podría resultar adecuado para ambos dependiendo de su
organización. Concretando, las relaciones personales, se producen pero no se ha
cuantificado ni calificado la influencia sobre el aprendizaje.
Hemos visto a través del desarrollo del tema, que hay tres elemtos básicos en el
aprendizaje constructivo; el alumno, el contenido y el profesor.
El profesor es la persona que tiene que conjugar todos los elementos para
facilitar y ayudar al alumno a conseguir el aprendizaje.
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Los elementos didácticos constituyen la dimensión tecnologizada de todos los
aspectos que se aportan para la realización del proceso de enseñanza-aprendizaje. A
través de este proceso, el alumnado va a desarrollar y conseguir un logro educativo.
3.1.- PLANIFICACION:
3.1.1.- PROGRAMACIÓN:
Por lo que bien enfocada, puede y debe lograr una mejora en la disposición y
realización de las actividades escolares.
El producto de ese proceso es el programa que, lejos de ser una simple lista de
nociones, es la expresión viva y coherente de toda un actuación escolar que facilita y
controla el aprendizaje.
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La mayoría de autores coinciden en subrayar que no existe una ciencia del
programa, sino que más bien se trata de "un ejercicio completo de raciocinio,
proyección y cálculo en el que por medio de apreciaciones sucesivas se llega a un
modelo óptimo".
OBJETIVOS:
ORGANIZACIÓN:
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La temporalización de las actividades.
EJECUCIÓN:
EVALUACIÓN:
El currículum
La programación
La metodología
La evaluación
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En este sentido, puede decirse que la concepción constructivista impone
determinadas condiciones que necesariamente hay que observar, pero en el marco que
éstas confuguran, son posibles y deseables distintas formas de intervenir, pues sólo así
puede ajustarse la ayuda pedagógica al rpoceso de construcción del alumno, a los
progresos que experimenta y a los obstáculos con que tropieza. Ello debe recordar que
dicha intervención merece ser considerada en atención a las peculiaridades -contexto,
características de los alumnos, contenido, recursos...- de cada caso concreto, lo que
aconseja prudencia a la hora de extrapolar determinadas recomendaciones al aula.
En primer lugar, resulta imprescindible que los alumnos puedan atribuirle
sentido a aprender significativamente. Varios factores son determinantes de esa
atribución: La existencia de un clima propicio, de un marco de relaciones en que
predomine la aceptación, la confianza y el respeto mutuos, que genere sentimientos de
seguridad y contribuya a la formación en el alumno y en el profesor de una autoimagen
positiva y ajustada; el autoconcepto de los alumnos, su confianza en la propis
competencia para afrontar los retos que presenta la escuela; su motivación, y la
capacidad del profesor para motivarle...Para que un niño encuentre sentido a lo que
debe hacer, es necesario que conozca lo que debe hacer, que se sienta que él puede
hacerlo y que encuentre interesante hacerlo.
Aunque saber por qué hacemos algo sea necesario para que nos impliquemos en
ello -a no ser que se trate de una imposición; no es éste el caso del que hablamos aquí-
difícilmente nuestra participación será entusiasta si preveemos un posible fracaso. Un
reto tiene sentido para un niño si siente que él, con su esfuerzo y con la ayuda necesaria,
puede abordarlo; su tarea le resultará en este caso gratificante. Pero si no se siente
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suficientemente competente, el resto deja de serlo y se convierte entonces en una carga
abrumadora. Si se tiene en cuenta las aportaciones de los niños, si se parte de aquello en
que su competencia es manifiesta, el riesgo de abrumarle disminuye considerablemente.
proponer tareas, proyestos en los que sea posible intervenir, engancharse desde diversas
posiciones, cada uno desde su propia competencia, parece una buena forma de ayudar a
encontrar sentido a participar activamente en el proceso de aprender, lo que redundará
en el beneficio global del alumno, del grupo y del profesor.
Aún en el caso en que los alumnos sepan qué hacer y se sientan competentes
para llevarlo a cabo, aún es necesario que encuentren interesante hacerlo si se quiere
que se impliquen de la forma que se requiere para aprender de forma significativa.
Motivar a los niños, utilizar aquellos recursos que como el juego, la realización de
proyectos, tiene sentido por sí mismos, puede contribuir sin duda a que "quieran lo que
hagan". Asegurar una distancia óptima entre lo que saben y lo que se les plantea que
conozcan; observarles, escuchar sus propuestas, son medios necesarios para plantear
tareas suceptibles de lograr su motivación.
No se trata de hacer un examen inicial cada vez que se presenta una tarea para
establecer ese bagaje; hablamos de una actitud que lleve, en la presentación, a formular
una serie de cuestiones que permitan a los niños actualizar el conocimiento previo
necesario y al profesor a hacer un balance de los mismos, lo que le permitirá evaluar la
adecuación del contenido y evenctualmete la necesidad de proceder a cambios o
revisiones. Cuando se habla de "formular cuestiones" no se quiere decir que deba
plantearlas sólo el maestro; aunque en las clases lo habitual es que seas éste quien
pregunte, hay que ir prendando en situaciones en las que saben y no saben sus alumnos,
pero además, éstos adoptan la actitud activa necesaria para que el profesor pueda "leer"
lo que ocurre en la clase, y ayudar a cada uno en la medida de lo que necesite.
Tener idea de los conocimientos con que un alumno va abordar una tarea de
aprendizaje es sin duda una condición necesaria para poder prestarle la ayuda
adecuadas. El paso siguiente consiste en ayudarle a relaionar lo uno con lo otro.
establecer relaiones puede ser más fácil o más difícil, y ello no depende de un sólo
factor. Cuanto mayor sea la distancia entre lo conocido y lo nuevo, mayor esfuerzo se
requerirá. pero la dificultad no afecta sólo a cada contenido concreto a cada tarea
considerada particularmente. Parece razonable suponer que a un niño le resultará más
dificil relacionar sus concocimientos previos con los nuevos cuando éstos se presentan
de forma compartimentada y seccionada. El aprendizaje significativo es por definición
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un aprendizaje globalizado en la medida en que se basa en relaiones sustantivas y no
arbitrarias entre el nuevo aprendizaje y lo que el alumno ya sabe. Lo que se quiere
resaltar, es que la posibilidad de relacionar lo que se sabe con lo nuevo, depende
también de cómo se presenta. En la medida que el rpofesor es capaz de formular el
rpoblema o tarea en términos familiares a los alumnos, que remitan a sus experiencias y
aprendizajes previos, estará ayudándoles a establecer relaiones entre lo nuevo y lo
sabido, y propiciando así un buen inicio para favorecer la significatividad de la
situación.
Los aspectos que intervienen para alcanzar esta tercera fase son, entre otros:
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logra, con la motivación que manifiesta, señala al primero el camino que debe
proponer. La responsabilidad de un alumno no se inicia, pues, cuando puede él
solo resolver un problema para el que antes requería de la ayuda del profesor, o
cuando ha aprendido una nueva dimensión de un concepto. Aparece durante
todo el proceso, y un indicador de que éste funciona es sin duda la implicación
que muestra el niño, sin la cual la construcción de conocimientos se ve
seriamente comprometida.
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por el modo como se le contrata, basado exclusivamente en criterios culturales
constituidos por los éxitos que obtiene en unos exámenes o concursos. Como si
solaménte valiese por su instrucción y como si la única condición requerida para
enseñar fuese poseer un buen nivel de conocimientos.
Pero, con tal manera de pensar, se olvida su papel de mediador entre la cultura
y el alumno. Este no puede ponerse directamente ante ella; para que la asimile, hace
falta un intermediario, que es el profesor. El papel del docente es obrar de modo que
ninguna noción se presente antes de las demás que se requieran para su comprensión,
elaborar una progresión, adoptar un ritmo, elegir los ejemplos apropiados, prever los
ejercicios de control ,que le permitan ver si le siguen y comprenden, y repartir los
deberes y lecciones.
Por último, proque se supone este papel mediador, se insiste con razón sobre el
inconveniente de las clases muy numerosas y se empobrecen las relaciones y él casi no
puede hablar personalmente a cada uno de los alumnos, ni conocer su ritmo de
asimilación y progresión.
Del mismo modo, han podido constatar (Bassedas y otros, 1991), por ejemplo,
que un alumno concreto que no aprendía ha mejorado mucho su rendimiento cuando el
maestro le ha ofrecido más ayuda y recursos para que aprendiera, pongamos por caso, a
observar sus propias producciones una vez hechas y a intentar mejorarlas, una vez
analizadas; para otro niño, por ejemplo, el hecho de tener la posibilidad de acceder
frecuentemente al profesor para preguntarle dudas mientras está realizando un trabajo
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determinado ha hecho que superara su inseguridad inicial y que se haya vuelto más
capaz y autónomo.
Así, con lo comentado anteriormente, y con lo visto a través del desarrollo del
tema, hemos visto que es el alumno el que construye su conocimiento, pero esto no lo
hace en soledad. La actividad constructiva del alumno ante los contenidos escolares
aparece inmersa en el entremado social, y es el profesor el que actúa de intermediario
entre los contenidos del aprendizaje y la actividad constructivista del alumno.
La intervención del profesor es una ayuda al alumno insustituible para que éste
proceda a la construcción del nuevo aprendizaje, ya que le guía y le proporciona
recursos para conseguirlo.
Capítulo XIII-1: ... "Cualquier reforma educativa que aspire a verse coronada
por el éxito requiere una transformación de algunas de las aputas por las que se
rige el profesorado en la etapa precedente. no en vano se constituye, junto con
los alumnos, en el protagonista de los procesos de enseñanza-aprendizaje. La
reforma de ordenación, la renovación curricular, la dotación de mejores
recursos didácticos y meteriales para las escuelas, las medidas, en general, de
mejora del Sistema Educativo, pasan a través del profesorado, como mediador
esencial de la acción educativa."
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diferencias individuales, de modo que se superen las desigualdades pero se
fomente, al mismo tiempo, la diversidad latente en los sujetos."
Otra forma de ayuda consiste en crear un clima favorable que facilite al alumno
el aprendizaje y desarrollo personal, para ello el rpofesor debe ser auténtico, aceptar y
comprender al alumno, tenerle aprecio y confianza y en definitiva centrar la enseñanza
en el alumno.
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En el proceso de enseñanza-aprendizaje, el profesor es un mediador o
profesional que anima, guía y organiza las experiencias adecuadas al proceso de
aprendizaje de los educandos.
5.- BIBLIOGRAFIA.
31
COLL, C. (1999): "Concepción Constructivista y planteamiento Curricular". En
Cuadernos de Pedagogía, nº 188.
GAGNÉ, R.M. (1971): " Las Condiciones del Aprendizaje". Ed. Aguilar, Madrid.
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