El Acto de Enfermería Es Un Acto de Prudencia
El Acto de Enfermería Es Un Acto de Prudencia
El Acto de Enfermería Es Un Acto de Prudencia
1. INTRODUCCION.
La enfermería es hoy una profesión autónoma. Implica una tarea específica dentro del
ámbito de las carreras de la salud: la gestión del cuidad (Suzanne, C; Kerouc, F., 2002).
Tal es el papel que juega el arte de cuidar en esta actividad profesional, que se le ha
llegado a definir, sin más, como la ciencia del cuidado humano (Jean Watson, CF., 2011).
El cuidado es, de esta manera, el núcleo del acto de enfermería (Jean Watson, CF., 2008).
En su naturaleza, ese acto representa la aplicación de un juicio técnico sobre la
planificación, organización, motivación y control de la provisión de los tratamientos más
oportunos, seguros y eficaces para la recuperación del enfermo (Jean Watson, CF., 2010).
Ahora bien, al igual que la medicina, la enfermería es también una práctica moral. Esto
significa que el cuidado no sólo reviste una dimensión técnica o productiva, artística
podría decirse, sino, sobre todo, un aspecto frenético, lo que se explica por lo siguiente:
la formación y el ejercicio profesional que lleva a cabo el o la enfermera deben estar
basados en la observación de los requisitos que permiten que esa práctica sea considerada
como buena moralmente (Lydia Feito, CF., 2005). Por tanto, el acto de enfermería no
solamente nos permite saber "y hacer lo que se debe en el momento indicado, en el lugar
que debe ser y con las personas indicadas" (Molina, ME; Castaño, R., 2004) sino hacerlo
con miras a la excelencia. No puede olvidarse que no todo lo que se puede hacer
(fácticamente) en un caso concreto se debe hacer en sentido moral.
Si la tarea de enfermería está regida por el ideal de la beneficencia, es claro que la relación
con el paciente ha de tener en cuenta que esa actitud debe determinarse desde la libertad
de decisión del propio enfermo. De ahí que, más allá de las obligaciones de mínimos,
como curar heridas o limpiar quemaduras, el resto de las actividades profesionales de la
enfermera dependan de esa relación de comunicación con el paciente, en la que se
decidirán los procedimientos a realizarse conforme a su expectativa de bienestar (Feito,
CF., 2008), sin que eso signifique, por supuesto, un atentado a los bienes básicos del
individuo.
2. DESARROLLO.
Los actos enfermeros suelen involucrar una gran complejidad. El entramado de elementos
que deben ser ponderados en el acto de enfermería exige del profesional una preparación
técnica del más alto nivel, porque lo que se halla en juego no son una serie de procesos o
tratamientos médico-quirúrgicos, sino la vida y la salud de una persona, con dignidad
intrínseca y valor en sí misma.
Sin intención de ser exhaustivos, y como una herramienta de apoyo a los profesionales de
la enfermería, proponemos a continuación algunos principios o reglas prácticas que
debieran regir la actividad profesional del cuidado. No se trata de los únicos principios
que puedan presentarse. Sólo consideramos los que, en nuestra opinión, son los más
relevantes.
Por este motivo, la cuestión principal a la hora de establecer una base sólida de las normas
éticas para el desarrollo de la investigación científica y de los cuidados de la salud, es
fundamentar y ahondar en el sentido de la dignidad humana. La dignidad del hombre se
funda en su ser personal, en su capacidad para entender, querer y autodeterminarse libre
y conscientemente (Jean Watson, CF., 2008).
De esta manera, la prudencia tiene que ver con el conocimiento. Por eso algunos la llaman
también objetividad36. "Una persona que conoce mal la realidad no puede ser prudente.
Pero no se trata de cualquier conocimiento: se busca conocer no por el simple deseo de
saber, sino para actuar" (Lydia Feito, CF., 2005).
Por último, afirmar que los hombres pueden ser prudentes, entender la prudencia como
razonabilidad y no como mera cautela, es algo de vital importancia. Significa, en el fondo,
reconocer que la acción humana puede ser guiada racionalmente, que cabe discutir acerca
de lo bueno y lo malo dando argumentos racionales y, por tanto, que es posible pensar
que las decisiones que tomamos en la vida diaria, sea en lo personal o en lo profesional,
pueden ser algo más que el resultado de un juego de fuerzas o del simple cálculo de
utilidades (Suzanne, C; Kerouc, F., 2002).
4. CONSIDERACIONES FINALES.
El acto de enfermería, como acto de cuidado, incluye tanto aspectos psicosociales como
aspectos profesionales y técnicos. Incluye, además, el reconocimiento de valores
intrínsecos al ser humano, como el respeto a la vida o la dignidad humana, así como un
esfuerzo del profesional por hacer de su trabajo una vía para el logro de la excelencia
moral.
Aunque, en una primera mirada, el cuidado pudiera percibirse como un asunto sencillo,
"éste constituye un proceso complejo asociado a etapas de la vida, en el que intervienen
diversas valoraciones y emociones de carácter universal y al mismo tiempo de tipo
individual, tantas como las distintas formas de entender la propia existencia". Luego, la
acción de cuidado es verdaderamente efectiva "cuando asume esta complejidad y se
adapta a cada individualidad, para poder devenir una experiencia completa para la persona
cuidada principalmente, pero también para la persona cuidadora".
5. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA.
Bibliografía
Feito, CF. (2008). La ética del cuidado como modelo de la ética enfermera.
Jean Watson, CF. (2008). Le caring. Philosophie et sciences de soins infirmiers. Paris:
Editions Seli Arslam.
Jean Watson, CF. (2010). Gestión del cuidado de enfermería para la atención cerrada.
Jean Watson, CF. (2011). Human Caring Science. A Theory of Nursing. Londres: Jones
and Barlett Learning.
Lydia Feito, CF. (2005). La ética del cuidado como modelo de la ética enfermera.
Barcelona, España: Universidad de Barcelona. Recuperado el 2023
Molina, ME; Castaño, R. (2004). Aprender a cuidar cuidando (Vol. Vol. 22). Recuperado
el 2023