Unidad 1. Tema 2. Conocimiento, Sabiduría e Información
Unidad 1. Tema 2. Conocimiento, Sabiduría e Información
Unidad 1. Tema 2. Conocimiento, Sabiduría e Información
Unidad 1
El Internet originalmente, según la visión de Tim Berners-Lee, fue diseñado con la intención de convertirse
en una herramienta de conocimiento. Se creía que la libre difusión de información automáticamente
produciría una sociedad del conocimiento, una especie de nueva Ilustración. Hoy cualquiera se puede dar
cuenta --quizás porque el modelo capitalista ha cooptado la tecnología de la información-- que el Internet no
ha cumplido esta promesa de libertad y bienestar a través de la información. El Internet se parece cada vez
más a un medio de comunicación como la televisión, cuya función esencial es entretener, pasar el rato,
distraernos (al tiempo que se nos venden todo tipo de cosas e, incluso ya, nuestra información nos convierte
en productos). De aquí que se haya creado el compuesto infotainment, la inseparabilidad del entretenimiento
y la información, el signo de nuestros tiempos; la información es reducida fundamentalmente a un
componente de entretenimiento o mera utilidad (top tens para hacernos ricos, guapos, sanos, más
productivos, etc.), pero no tiene lo que Walter Benjamin llamaba un lado épico, de verdad, de sabiduría.
Las diferencias entre las palabras conocimiento y sabiduría se han vuelto un tanto difusas, ya que éstas son
usadas comúnmente como sinónimos sin mucho discernimiento. Una diferencia yace en que conocimiento
contiene el prefijo "con", que significa "junto" y por lo tanto remite a una gnosis dualista, dentro de un
constructo sujeto y objeto, o algo que se obtiene con o del mundo exterior. La palabra sabiduría en español
tiene un origen que denota una percepción, una experiencia directa de la realidad, específicamente un
sabor; podemos decir que la sabiduría es saborear el conocimiento, un acto superior que nace del reposo y
la reflexión del mismo. En inglés la palabra "wisdom" (sabiduría) tiene un origen similar, en este caso su raíz
("wit") tiene el significado de "ver". Esta palabra tiene la misma raíz que el latín "videre" (ver) e incluso que
el sánscrito "veda", (como en los Vedas), sabiduría, visión. Podemos sugerir entonces que el conocimiento
tiene que ver más con la aplicación y recordación de información que se produce colectivamente y que la
sabiduría tiene que ver más con la asimilación de la experiencia, con la capacidad de ver, descubrir e
interpretar la realidad.
"El conocimiento es adquirido, la sabiduría es descubierta (en uno mismo)", dice Charlie Amber de Daily
Zen:
Parece que las personas han empezado a pensar que funcionan como las computadoras. Entre más
información le meten a sus cabezas, mejor... El acceso a esta información puede darle la impresión a
una persona de estar mejor informada, pero esto no la hace más sabia.
Amber resalta un punto importante, que podemos notar como algo que distingue al conocimiento de la
sabiduría: el primero es productivo, busca conocer para hacer; la segunda, es contemplativa, busca conocer
para ser:
Maria Popova, del sitio Brain Pickings, hace una diferencia que nos puede servir para aclarar estas
diferencias. Información es tener unos libros sobre cómo construir un barco, conocimiento es aplicar la
información para construir el barco y sabiduría es lo que permite que navegues el barco sin que se hunda,
e incluso que seas capaz de ir en la dirección correcta y llegar a buen puerto. En este sentido la sabiduría
tiene un aspecto moral que ni la información ni el conocimiento tienen. No sólo hacer lo que es bueno según
la moral o ley de una sociedad, sino saber o ver qué es lo necesario para tu propio crecimiento o evolución.
Hoy en día podemos construir naves especiales que viajan a Plutón y allende, pero no sabemos conducirnos
de tal forma que no destruyamos la Tierra.
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Vivimos en la llamada "era de la Información", donde la cantidad de información existente se duplica en sólo
unos pocos años. Pero un aumento en cantidad no significa un salto cualitativo (como es evidente por el
hecho de una computadora puede hacer muchas cosas, pero no puede resolver tus problemas y hacerte
feliz). Aldous Huxley, en Un mundo feliz, había vislumbrado una sociedad donde la supresión del
pensamiento libre y la inteligencia no ocurría a través de la violencia y la censura, sino sobre todo a través
de la saturación, de la irrelevancia, del exceso de información inane (como ocurre con la cultura del
entretenimiento). Conocemos más cosas, pero sabemos menos. Según Popova:
Vivimos en un mundo donde abunda la información, pero enfrentamos una creciente escasez de
sabiduría. Y lo que es peor, confundimos la una con la otra. Creemos que tener más acceso a la
información produce más conocimiento, y esto resulta en sabiduría. Pero, si acaso, lo opuesto es
verdad --más y más información sin el contexto y la interpretación adecuada sólo confunde nuestro
entendimiento del mundo en vez de enriquecerlo.
Este es el vago mecanismo que pensamos que opera automáticamente: +información: +conocimiento:
+sabiduría. Pero ni la información necesariamente se convierte en conocimiento ni el conocimiento en
sabiduría. Hay un par de elementos esenciales en todo esto que parecen ser cada vez más escasos: la
atención dirigida y sostenida a voluntad que convierte la información en conocimiento focalizando la misma
dentro de una práctica o disciplina (la atención es algo muy escaso hoy en día, ya que la tecnología
informática está diseñada para secuestrar nuestra atención a través de la hiperestimulación) y la conciencia
reflexiva que da sentido a la información y al conocimiento y lo integra dentro de la continuidad de la
existencia. El conocimiento se vuelve sabiduría cuando es asimilado de tal forma que se convierte en una
forma de vivir, en una vida plena de significado; el conocimiento que no es refinado o purificado por una
conciencia moral para así transformar al individuo, se vuelve estéril intelectualidad, verborragia, sofistería.
Gurdjieff dijo alguna vez que "un cambio de estado de conocimiento, deber ir acompañado de un cambio de
estado de ser". Es aquí donde el conocimiento se convierte en sabiduría, de otra forma deviene mera
información (la relación es siempre dinámica, nunca estática).
Vivimos en la cultura de las opiniones. Hoy en día todos tienen el derecho a una opinión. Y todas las
opiniones deben valer lo mismo, justamente porque la democracia (la religión secular de nuestros
días) tomada literalmente, hasta el absolutismo, implica que no existe la sabiduría, sólo la información, sólo
el promedio estadístico, la igualdad, nadie es mejor que el otro, no importa que unos hayan cultivado su
mente y otros no. Umberto Eco habló sobre esto:
Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el
bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y
ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios.
La opinión es la forma más baja del conocimiento, si es que puede considerarse conocimiento. Platón, en La
república, esquematizó cuatros formas de conocer o relacionarse con la
realidad: noesis, dianoia, pistis y eikasia. Noesis es la aprehensión o intuición directa de principios, esto es
lo que llamaríamos hoy sabiduría o entendimiento y lo cual tiene un nivel filosófico; dianoia es conocimiento
en el plano de la mente discursiva y tiene un nivel sólo científico; estas dos primeras entran en la clasificación
de episteme. Pistises creencia o fe, sentido común práctico; eikasia es conjetura, chisme, opinión; estas dos
últimas entran en la clasificación de doxia (opinión). Creo que queda muy claro cuáles predominan hoy en
día.
En un famoso pasaje del Fedro, Sócrates toma la voz narrativa del rey egipcio que recibe la invención de la
escritura del dios Thoth:
Y ahora tú, precisamente, padre que eres de las letras, por apego a ellas, les atribuyes poderes
contrarios a los que tienen. Porque es obvio lo que producirán en las almas de quienes las aprendan,
al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de
caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos. No es, pues, un elixir de la
memoria lo que has hallado, sino un simple recordatorio. Apariencia de sabiduría es lo que
proporcionas a tus alumnos, que no verdad. Porque habiendo oído muchas cosas sin aprenderlas,
parecerá que tienen muchos conocimientos, siendo, al contrario, en la mayoría de los casos,
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totalmente ignorantes, y difíciles, además, de tratar porque han acabado por convertirse en sabios
aparentes en lugar de sabios de verdad.
El pasaje es complejo ya que, por un lado, es debido a la escritura que podemos tener acceso a las
mentes brillantes de pensadores como Platón, de cuya lectura el conocimiento tiene la posibilidad
de transformarse en sabiduría, como si fuere en realidad un "elixir de la memoria". Por otro lado, si
cambiáramos la tecnología de la escritura en este pasaje por la tecnología de la información, el pasaje
sonaría ominosamente acertado. Quizás siempre existe una tendencia de resistencia inicial en la adopción
de nuevos medios... pero, como decía McLuhan, todos los nuevos medios amplifican ciertas facultades
sensoriales y cognitivas y amputan otras; generalmente nos enfocamos, deslumbrados por lo nuevo, sólo
en lo que amplifican (son sólo los artistas y los filósofos los que perciben lo que perdemos, y cuando los
escuchamos generalmente ya es demasiado tarde). El caso es que cada medio tiene ciertas características
y existe una clara tendencia histórica a que nuestros medios de comunicación estén orientados a una
mayor cantidad de información y una menor cantidad de reflexión e integración (el saboreo) de la misma. La
cultura oral es mucho más limitada en cantidad de bits, pero realiza una curaduría mucho más refinada de
los paquetes de información y al mantener un nivel menos saturado puede aumentar la calidad de la
transmisión. Esto es, al recibir una transmisión oral de un maestro existe una gran riqueza de tonos y
matices en la comunicación (tanto verbal como no verbal) que permiten que la información pueda
experimentarse (saborearse) con una alta definición que facilita su integración, que penetre en todo el
organismo, por así decirlo. Esto último se presta también a momentos de epifanía o realización,
momentos eureka, momentos de satori o iluminación, como ocurre en algunas tradiciones orientales.
Para concluir es pertinente regresar a Walter Benjamin, quien detectó hace unos 90 años este proceso del
reemplazo de la sabiduría a cambio de la información como modelo dominante en nuestra sociedad.
Benjamin entendió que el arte de la narración, el storytelling, el cuento como tal, estaba
desapareciendo. Ante el deseo de ser modernos, ante el encandilamiento de las máquinas y aparatos, ante
la noción del crecimiento infinito, del progreso, se palpaba que "la experiencia [ha] perdido valor". Asimismo,
surgía el individualismo de la mano de la adquisición de bienes de consumo que distinguían a los
ciudadanos; perdía valor la experiencia, la sabiduría de los viejos, el mito, la fábula, la moraleja, el cuento
de hadas. Surgía la novela (literalmente lo nuevo) que dependía del objeto, del libro --en oposición al relato,
que se decía de memoria. La novela "ni viene de ni va hacia la tradición oral", dice Benjamin. Nace del
"individuo solitario" que no recibe consejo ("El consejo zurcido en el tejido de la vida real es la sabiduría",
escribió). La razón por la que el arte de narrar estaba muriendo era "porque el lado épico de la verdad, la
sabiduría, está muriendo", algo que podía entenderse como "un síntoma concomitante de las fuerzas
productivas seculares de la historia". De nuevo, para la productividad lo importante es la información y su
capacidad de ser transformada en capital; no la sabiduría, cuyo valor es incuantificable.
Benjamin sostiene que, en el pasado, lo que llamamos sabiduría era una "inteligencia que venía de lejos"
pero que poseía cierta autoridad, aunque ésta no fuera sujeta a verificarse. El poder o atractivo de
la información, en cambio, es que sostiene poderse verificar al instante. De hecho:
su primer requerimiento es que aparezca de tal forma que sea 'entendible en sí misma'. Generalmente
no es más exacta de lo que era la inteligencia de hace siglos. Pero mientras que la segunda estaba
inclinada a tomar de lo milagroso, es indispensable que la información suene plausible. Es por esto
que prueba ser incompatible con el espíritu de contar historias.
Un caso muy concreto de esto lo vemos todos los días en las noticias en Internet cuando se coloca un
encabezado "Científicos dicen" o "Según la ciencia" y con esto se da un coeficiente de plausibilidad o
verosimilitud que aniquila la sombra mágica de la narrativa, que elimina el espacio de la imaginación. Es
real, limpio, objetivo, contundente. A diferencia del mito que necesariamente coloca al oyente ante un
misterio, la información nos da las cosas digeridas --el trabajo del informador es presentar una
realidad, eliminar lo enigmático. Con esto se crea la ilusión de que accedemos a la realidad, la cual puede
ser definida de manera objetiva, ya que tenemos suficiente información para abarcarla. "Ningún evento hoy
en día nos viene sin antes haber sido pasado por una explicación". El arte de contar historias es,
contrariamente:
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mantener la historia libre de explicación al tiempo que uno la reproduce... Las cosas más
extraordinarias y maravillosas son relatadas con gran precisión, pero las conexiones psicológicas de
los eventos no son forzadas en el lector. Se deja que él las interprete en la forma en la que las entiende,
y así la narrativa logra una amplitud de la cual la información carece.
La información nos conecta con lo nuevo, con lo actual, es noticia. Pero su valor "no sobrevive el momento
en el que era nuevo. Vive sólo en ese momento; debe entregarse completamente a él para explicarse a sí
misma sin perder tiempo", dice Benjamin. A esta inmediatez se contrasta el tiempo expansivo y cualitativo (el
tiempo de Kairos, no el de Cronos) de las narraciones, las cuales pueden ser distendidas y destiladas en
cualquier momento, sin caducar, generando siempre un entendimiento de la existencia. Y aquí también
tenemos la diferencia entre información y conocimiento y sabiduría. Lo que único concierne al final de
cuentas a la sabiduría, lo que es la sabiduría misma, es el conocimiento de lo que trasciende el tiempo. Y
es que, a diferencia de la información, la sabiduría sí tiene el poder de liberar
ACTIVIDADES:
1) ¿Qué significa infotainment? ¿Qué vínculo existe entre la atención o lo sensorial y la reflexión?
2) Detalle el origen de las palabras “conocimiento” y “sabiduría”
3) ¿Cuál es el criterio para definir el valor de una persona o una cosa a partir de la era industrial?
4) Ejemplifique el fenómeno de la hiperestimulación.
5) ¿Qué versión cotidiana tenemos de la libertad e igualdad de expresión?
6) ¿Por qué lo fantástico pierde terreno frente a la información?
7) En un párrafo, presente un ejemplo que distinga la información del conocimiento.
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