Actos Procesales
Actos Procesales
Actos Procesales
Acto jurídico realizado por las partes (públicas o privadas) o el juez (o en su caso, el
tribunal) en el proceso, que tiene efectos en la relación jurídica procesal.
Aunque los actos procesales pueden estudiarse uno a uno individualmente considerados,
esa consideración aislada les privaría de algo que es esencial al proceso: el que los actos se
presentan siempre concadenados, de modo que, como decía Guasp, cada acto es
presupuesto de admisibilidad del siguiente (salvo el último) y es también condición de la
eficacia del acto precedente (salvo el primero). Aparece así el procedimiento como serie de
concadenada de actos o, como decía Carnelutti, la coordinación de varios actos autónomos
con vistas a la producción de un efecto jurídico final.
La doctrina suele conceptuar el acto procesal diferenciándolo del hecho procesal, siendo
decisiva la nota de la voluntariedad humana. Así, en general, puede afirmarse que acto
procesal es toda actividad encaminada a lograr la finalidad que se propone el proceso. Pero
a efectos de delimitar que concreto tipo de actividad merece aquélla calificación, se hace
necesario precisar:
1) Que ha de tratarse de una actividad humana, esto es, de una manifestación de voluntad
del órgano jurisdiccional o de las partes que, además, tenga repercusión en el proceso, bien
porque se ha realizado dentro del mismo (p. e., el demandado contesta a la demanda), bien
porque aún realizado fuera, luego ha de desplegar su eficacia en él por afectar al objeto
sobre el que versa (p. e., las diligencias preliminares encaminadas a preparar el juicio, o la
transacción). No obstante, ha de matizarse que esa repercusión en el proceso ha de ser
directa e inmediata, no a través de otros actos (p. e., no serían actos procesales, el poder
notarial otorgado a procurador, que no necesariamente ha de ir encaminado a la apertura de
un proceso judicial).
2) Que, a sensu contrario, no son actos procesales, por ausencia de voluntad humana, los
hechos del mundo exterior que tienen repercusión en el proceso, tales como: el transcurso
del tiempo (que, p. e., puede determinar la caducidad de la acción, o la firmeza de la
resolución), la muerte de alguna de las partes o del Juez (que, p. e., puede provocar la
sucesión procesal o la sustitución del juez) o la fuerza mayor (que, p. e., provoca la
suspensión de los plazos).
En cuanto a las clases de actos procesales, en atención a su origen, se suele distinguir entre
actos del órgano jurisdiccional y actos de las partes. A su vez, dentro de los primeros, ha de
diferenciarse entre los actos del Juez o Tribunal, los actos del Secretario y los actos del
resto de personal que integra el órgano judicial.
ACCIÓN PENAL
La acción penal es el instrumento en derecho que debe ejercitarse para iniciar un proceso
judicial en la jurisdicción penal.
La acción penal es aquella que se origina a partir de un delito y que supone la imposición
de un castigo al responsable de acuerdo a lo establecido por la ley. De esta manera, la
acción penal es el punto de partida del proceso judicial
Los orígenes de la acción penal se remontan a los tiempos en que el Estado se hizo acreedor
del monopolio del uso de la fuerza; al inaugurar la acción penal, ésta reemplazó a la
venganza personal y a la autodefensa, al ser el Estado quien asume la defensa y el
resarcimiento de sus ciudadanos.
Cuando una persona física o jurídica es víctima de un delito, mediante la acción penal
llevará ante el juez la situación para que juzgue los hechos. ¿Cómo se materializa esta
acción? Esta acción se interpondrá a través de una querella.
Una vez se comete un delito o falta nace la acción penal para castigar al culpable. No tiene
una pretensión como en la civil, exclusivamente su función es la acusación por la comisión
de un delito.
Pero igualmente, aunque una persona no sea la víctima del delito, puede interponer una
acción penal, incluso el propio Estado, si observa la comisión de una acción delictiva. En
este caso la acción se materializa a través de una denuncia.
Una vez fijada esta acción se fija el objeto del conflicto y sobre el que decidirá el juez sin
poder cambiar. No se fija la acción según el delito cometido. Es decir, no existe acción por
robo con fuerza o por hurto, sino que lo que se fija en la acción es el hecho cometido
(lesiones, muerte, etc.).
En el proceso penal se puede interponer acciones civiles, en busca de que se indemnice a la
víctima.
Una de las características principales de la acción penal es que son irrenunciables. Es decir,
una vez que se inicia el proceso penal no se puede desistir, al contrario de lo que ocurre con
el proceso civil.
La acción penal puede ir dirigida a una o varias personas, también puede ser dirigida frente
a las personas jurídicas.
Hasta que el juez no resuelva el proceso iniciado por esta acción no se podrá iniciar otro
nuevo proceso con los mismos hechos y las mismas personas. Igualmente, una vez que el
juez dicte sentencia firme, no se podrá volver a juzgar a la misma persona por el mismo
hecho y la misma víctima.
Persigue la protección del bien jurídico vulnerado. Por ejemplo, una acción penal que tiene
como objeto la muerte de una persona, ve vulnerado el bien jurídico de la vida.
La legitimación de quién puede iniciar el proceso penal, al contrario de lo que sucede con el
proceso civil donde el actor que inicia el proceso es la parte del conflicto en el proceso
penal hay más opciones:
Acción popular: Cualquier persona que conozca de la comisión del delito pero no es la
víctima, podrá interponer esta acción contra la persona que lo ha cometido.
Ministerio fiscal: El estado a través del ministerio fiscal puede interponer esta acción para
ser parte en este proceso.
Ofendida o víctima: La víctima del delito podrá interponer esta acción para ver
restablecido sus derechos vulnerados.
La acción penal, por lo tanto, supone un ejercicio de poder por parte del Estado y un
derecho a la tutela para los ciudadanos que sufren las consecuencias de un delito cometido
contra su persona.
En un sentido filosófico, la acción penal es una de las formas que tiene el Estado
para reestablecer la paz social que fue alterada por la comisión de un delito. La promoción
de una acción penal puede ser ejercida tanto por el poder estatal como por particulares.
Una vez iniciada una acción penal, su primera etapa consiste en la investigación (la
búsqueda de pruebas), la persecución (el ejercicio de la acción ante el tribunal competente)
y la acusación (se exige un castigo). Durante el juicio, cada uno de estos pasos es
concretado y, en base a la acción, el juez se encarga de dictar la resolución conforme a lo
estipulado por las leyes vigentes.
TIPOS Y FORMAS
Existen dos tipos de acción penal, la pública y la privada. La primera hace referencia a lo
que concierne al ministerio público, sin perjuicio de la participación de la víctima y la
segunda le corresponde a la víctima específicamente.
Existe, además, un tipo de acción que recibe la clasificación de acción pública penal a
instancia privada que existe cuando el ejercicio de la acción pública depende
estrictamente de una instancia privada, en tal situación el ministerio público debe presentar
una instancia para poder representar dicha acción.
Los hechos que pueden perseguirse por la acción privada son las violaciones de la
propiedad, la injuria o infamación que afecte a un individuo o la violación de la propiedad
industrial.
Por su parte, la instancia privada puede perseguir las vías de hecho, los golpes y heridas que
dejen lesiones, las amenazas, los robos sin armas y sin violencia, las estafas y las
falsificación de escrituras o documentos, entre otros. En este caso, la acción nace cuando la
víctima presenta una denuncia y, a partir de ese momento, se comienza con la
persecución de los imputados.
Cuando el hecho punible ha sido llevado a cabo contra un incapaz o un menor por parte de
alguno de sus padres o tutores, que serían teóricamente sus representantes, por evidentes
razones es el ministerio público el que ejerce la acción.
Existen casos en los que la acción penal puede extinguirse, como cuando fallece el
imputado o la víctima (siempre y cuando sus herederos no continúen con la acción), se
ofrece la amnistía, se abandona la acusación, se vence el plazo de la suspensión condicional
del procedimiento penal o prescripción o desistimiento de la instancia privada (si es que de
ella depende la acción pública).
Es importante señalar también que la acción civil puede ejercerse de forma simultánea con
la penal, siempre y cuando se respeten las normas pautadas en el código procesal penal. A
veces se las trata de forma conjunta y otras, por separado en los tribunales civiles; en este
último caso se paraliza el ejercicio hasta que se dicta un veredicto.
En nuestro ordenamiento jurídico, la acción penal esta regulada en el Código Procesal
Penal, en el TÍTULO II que trata de las Acciones Procesales en los Capítulos, I, II, III, IV,
V, a partir del artículo 51 y siguientes.
Artículo 53.- Clasificación. Son delitos de acción privada, los delitos de calumnia e injurias
graves. Son delitos de acción pública a instancia particular, los delitos de violación cuando
la víctima sea mayor de dieciocho años, estupro y acoso sexual. Los delitos no incluidos en
los dos párrafos anteriores, son delitos de acción pública.
Artículo 54.- Intervención de oficio. En los delitos de acción pública a instancia particular,
si la víctima es menor de dieciocho años de edad, incapaz o carece de representante legal, el
Ministerio Público podrá intervenir de oficio cuando:
1. El delito sea cometido por uno de sus parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad o por su representante legal, o,
2. Exista conflicto de intereses de éstos con la víctima. En estos casos, el Ministerio Público
podrá posteriormente ejercer la acción civil en favor de la víctima u ofendido.
A partir del Capítulo II se establecen las Condiciones Legales del Ejercicio del Principio de
Oportunidad de la siguiente manera:
1. La mediación;
2. La prescindencia de la acción;
3. El acuerdo, y,
4. La suspensión condicional de la persecución
1. Las faltas;
2. Los delitos imprudentes o culposos;
3. Los delitos patrimoniales cometidos entre particulares sin mediar violencia o
intimidación, y,
4. Los delitos sancionados con penas menos graves.
Artículo 57.- Mediación previa. En los casos en que la mediación proceda, de previo a la
presentación de la acusación o querella, la víctima o el imputado podrán acudir en procura
de un acuerdo total o parcial ante un abogado o notario debidamente autorizado, o ante la
Defensoría Pública o un facilitador de justicia en zonas rurales, acreditado por la Corte
Suprema de Justicia para mediar.
De lograrse acuerdo total, se deberá hacer constar en un acta que las partes someterán a la
consideración del Ministerio Público, el que dentro del plazo de cinco días deberá
pronunciarse sobre su procedencia y validez. Si transcurrido este plazo no ha recaído
pronunciamiento del Ministerio Público, se tendrá por aprobado el acuerdo reparatorio.
Cuando en criterio del Ministerio Público el acuerdo sea procedente y válido, el fiscal o
cualquier interesado si éste no se ha pronunciado, lo presentará al juez competente
solicitándole ordenar su inscripción en el Libro de Mediación del juzgado, y con ello la
suspensión de la persecución penal en contra del imputado por el plazo requerido para el
cumplimiento del acuerdo reparatorio, durante el cual no correrá la prescripción de la
acción penal.
Si el imputado cumple con tos compromisos contraídos en el acuerdo reparatorio se
extinguirá la acción penal y el juez a solicitud de parte dictará auto motivado, declarándolo
así. En caso contrario, a instancia de parte el Ministerio Público reanudará la persecución
penal.
Si se lograra acuerdo parcial, al igual que en el caso anterior, el acta se anotará en el Libro
de Mediación del juzgado y la acusación versará únicamente sobre los hechos en los que no
hubo avenimiento.
Artículo 58.- Mediación durante el proceso. Una vez iniciado el proceso penal y siempre
que se trate de los casos en que el presente Código autoriza la mediación, el acusado y la
víctima podrán solicitar al Ministerio Público la celebración de un trámite de mediación. De
lograrse acuerdo parcial o total, el fiscal presentará el acta correspondiente ante el juez de la
causa y se procederá en la forma prevista en el artículo anterior. Estos acuerdos pueden
tomar lugar en cualquier etapa del proceso hasta antes de la sentencia o del veredicto en su
caso. Cumplido el acuerdo reparatorio, el juez a instancia de parte decretará el
sobreseimiento correspondiente.
1. La participación en el delito objeto del principio de oportunidad sea menor que aquella
cuya persecución facilita o el delito conexo que se deja de perseguir sea más leve que aquel
cuya persecución facilita o cuya continuación o perpetración evita, y el acusado colabore
eficazmente con la investigación, brinde información esencial para evitar que continúe el
delito o se perpetren otros, ayude a esclarecer el hecho investigado u otros conexos;
2. El acusado haya sufrido, a consecuencia del hecho, daño físico o moral grave que torne
desproporcionada la aplicación de una pena, o cuando concurran los presupuestos bajo los
cuales el tribunal está autorizado para prescindir de la pena, o,
3. La pena o medida de seguridad que pueda imponerse por el hecho o la infracción de cuya
persecución se prescinde, carezca de importancia en consideración a la pena o medida de
seguridad ya impuesta, o a la que se debe esperar por los restantes hechos o infracciones, o
la que se le impuso o se le impondría en un proceso tramitado en el extranjero. En estos
últimos casos podrá prescindirse de la extradición activa y concederse la pasiva.
En todos los casos la decisión se hará constar en resolución fundamentada dictada por el
fiscal competente, la que deberá ser presentada inmediatamente ante el juez que
corresponda a fin de que éste ejerza el respectivo control de legalidad.
Una vez que el juez haya establecido la procedencia causal de la medida adoptada, se
entregará copia de la decisión del Ministerio Público al beneficiado.
Si no se logra acuerdo, nada de lo que tomó lugar durante las conversaciones puede ser
objeto de prueba o usado en contra del acusado en ese proceso o en cualquier otro. De
lograrse acuerdo, éste será sometido a la consideración del juez competente para su
aprobación o rechazo. En este caso el juez se asegurará de que la aceptación de los hechos
por el acusado sea voluntaria y veraz, y le informará que ella implica el abandono de su
derecho a un juicio oral y público.
Cuando el Ministerio Público solicite mantener el acuerdo bajo reserva, justificando tal
solicitud en el propósito de no afectar otra investigación en curso, el juez podrá así
ordenarlo fijando el plazo de la reserva o la condición que haya de cumplirse, conforme los
términos establecidos en el acuerdo.
Si el juez rechaza los resultados del acuerdo, informará a las partes de su decisión y
permitirá al acusado que retire su aceptación de responsabilidad penal. De persistir el
acusado en aceptar los hechos imputados, el juez le reiterará las implicaciones de su
decisión.
Artículo 63.- Procedencia. Por una sola vez, en delitos imprudentes o menos graves, si el
acusado sin condena previa por sentencia firme, manifiesta conformidad con los términos
de la acusación antes de la convocatoria a Juicio y admite la veracidad de los hechos que se
le imputan, el fiscal podrá proponer al juez la suspensión condicional de la persecución
penal.
El juez, con base en la solicitud descrita, podrá disponer mediante auto la suspensión
condicional de la persecución penal si, en su criterio, el acusado ha reparado el daño
correspondiente, conforme la evaluación del Ministerio Público, o garantiza
suficientemente la reparación, incluso por acuerdos con la víctima. En caso de falta de
acuerdo respecto a la cuantificación de las responsabilidades civiles, la suspensión podrá
otorgarse dejando abierta a la parte afectada la acción civil en sede penal, establecida en el
presente Código.
Artículo 65.- Reglas del régimen de prueba. Las reglas de conductas y abstenciones para
suspender la persecución penal sólo pueden imponerse si se aceptan voluntariamente por el
acusado y pueden ser alguna o algunas de las siguientes:
Sólo a proposición del acusado podrán acordarse otras condiciones de conducta análogas,
cuando se estime que resultan convenientes.
En su resolución, el juez deberá fijar con precisión el o los medios para el cumplimiento
supervisado de las reglas de conducta decretadas, especialmente a través de instituciones
públicas, organismos humanitarios, la colaboración de Facultades de Psicología y otras
entidades con servicios de proyección social.
Artículo 66.- Efectos. Durante el plazo de suspensión del proceso a prueba no correrá la
prescripción de la acción penal. Si el acusado cumple las condiciones impuestas al finalizar
el plazo de prueba, el juez decretará sobreseimiento por extinción de la acción penal.
Cuando el acusado esté sometido a otro proceso y goce de libertad, el plazo seguirá su
curso, pero no podrá decretarse la extinción de la acción penal sino cuando quede firme la
resolución que lo exima de responsabilidad por el nuevo hecho. La revocación de la
suspensión del proceso no impedirá la suspensión condicional de la pena, ni la concesión de
algunas de las medidas sustitutivas de la privación de libertad cuando sean procedentes.
Capítulo IV De las excepciones Artículo 69.- Clases. El acusado, el querellado o sus
abogados pueden oponer las siguientes excepciones:
Artículo 70.- Trámite. Al tener conocimiento de algún motivo que pueda fundar una
excepción, la defensa lo planteará al juez solicitándole convocar dentro del plazo máximo
de cinco días a audiencia pública para su conocimiento y resolución, ofreciendo la prueba
de los hechos que la fundamenten, so pena de inadmisibilidad. De la convocatoria a la
audiencia y del contenido de la solicitud se deberá notificar al Ministerio Público y demás
partes interesadas.
Artículo 73.- Interrupción de la prescripción. Durante el proceso, el cómputo del plazo para
la prescripción se interrumpe con la fuga del acusado o cuando el tribunal declare la
incapacidad del acusado por trastorno mental. En el primero de los casos, una vez habido el
acusado, el plazo comienza a correr íntegramente; en el segundo, una vez declarado el
restablecimiento de la capacidad mental del acusado, el cómputo del plazo se reanudará.
Artículo 74.- Efectos de la prescripción. La prescripción corre, se suspende o interrumpe
separadamente para cada uno de los partícipes en el delito.