Berlanga RamirezyJuarez Hernandez2020 Paradigmasdeevaluacin - Deltradicionaalsocioformativo
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Resumen
La evaluación ha sido objeto de diversos estudios en la educación, los cuales han propiciado su evolución
gracias a las aportaciones de cada modelo para ir perfeccionando su ejercicio. En el presente ensayo se
abordan los siguientes paradigmas de evaluación: tradicional, democrático, basado en criterios, comprensivo
o interpretativo, para la toma de decisiones, negociación, calidad o institucional, alternativa, de ejecución,
auténtica, progresiva, por competencias y el más reciente, el socioformativo. El objetivo del trabajo es exa-
minar las contribuciones de los paradigmas de evaluación en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Se
encuentra que algunos de los modelos de evaluación se contraponen, pero otros también se complemen-
tan, facilitando la mejora de su aplicación y, por ende, su evolución. La evaluación socioformativa ha tenido
contribuciones sustanciales para la evaluación por competencias, además, responde a las necesidades de
la sociedad del conocimiento.
Abstract
Evaluation has been the subject of various studies in education, which have led to its evolution thanks to
the contributions of each evaluation model to improve its implementation. This essay addresses thirteen
evaluation paradigms: Traditional, Democratic, Criterion-Based, Comprehensive or Interpretive, Decision-
Making Oriented, Negotiation, Quality or Institutional, Alternative, Execution, Authentic, Progressive, Com-
petency-Based, and Socio-formative, the most recent. The aim of this paper is to examine the contributions
of the evaluation paradigms to the teaching - learning process. It has been found that some of the eva-
luation models are opposed but others also complement each other, facilitating the improvement of the
* Máster en Educación basada en competencias por la Universidad del Valle de México. Doctorando del Centro Universitario CIFE. Profesora-
investigadora de la Escuela Normal Superior del Estado de Coahuila, México. Líneas de investigación: educación y evaluación normalista.
[email protected]
**Doctor en Ciencias Biológicas y de la Salud. Profesor-investigador del Centro Universitario CIFE en Cuernavaca, Morelos. México. Líneas de
investigación: instrumentos de evaluación y estadística. [email protected]
–1–
Ma. de la Luz Berlanga Ramírez y Luis Gibran Juárez-Hernández
application of evaluation and, therefore, its evolution. Socio-formative evaluation has made substantial
contributions to evaluation by competencies, and responds to needs of the information society.
Introducción
Cada vez más la sociedad toma conciencia de la importancia de la evaluación. Desde cualquier
ámbito, sea empresarial, organizacional, educativo e incluso, hasta en lo familiar. Asimismo, se
afirma que la evaluación involucra lo que se evalúa, a los sujetos o actores y el contexto en el
que se genera. En el proceso de aprendizaje, la evaluación se ha estudiado desde varias pers-
pectivas con fines y objetivos diversos. Actualmente existen varios paradigmas de evaluación
que proporcionan recursos y plantean metodologías con mayor precisión y claridad, como es el
caso del enfoque socioformativo, modelo de evaluación que logra satisfacer las exigencias pro-
pias de la sociedad del conocimiento puesto que promueve —entre otros aspectos— el trabajo
colaborativo para la resolución de problemas con apoyo de las Tecnologías de la Información y
la Comunicación (TIC), Tecnologías del Empoderamiento y la Participación (TEP), Tecnologías del
Aprendizaje y el Conocimiento (TAC) y, recientemente, Tecnologías para la Socioformación (TS).
Se han realizado diversas investigaciones acerca de la historia de los paradigmas de evalua-
ción (Alcaraz, 2015; Mejía, 2012; Muñoz, 2007; Rivera de Mendoza y Piñero, 2006; Mora, 2004);
sin embargo, es relevante revisar algunas de ellas con el propósito de comprender su evolución
tanto conceptual como metodológica. Partiendo del propósito establecido, el presente artículo
analiza tal evolución y establece las siguientes metas: 1) Examinar los modelos de evaluación
que han influido en el proceso de aprendizaje; 2) Comparar las aportaciones de los paradigmas
de evaluación en relación con las necesidades de la sociedad del conocimiento; y 3) Vincular los
preceptos pedagógicos de los paradigmas de evaluación con el más actual, el enfoque socio-
formativo.
[…] un marco conceptual para la indagación de problemas en el área de la evaluación, buscando res-
puestas originales y creativas basadas en la teoría general de los sistemas y la teoría organizacional que
les es propia, dichas respuestas, los procesos, los procedimientos y las proposiciones concretas, produc-
to de la indagación hecha, no serán validables en y por sí mismas, sino a través de su acción.
En el marco del enfoque de evaluación alternativo subyacen otros dos modelos: evaluación
de ejecución y la auténtica.
En la evaluación de ejecución, los alumnos deben demostrar, construir o desarrollar un
producto que solucione un problema en condiciones definidas y estándares. Por otro lado, la
evaluación auténtica se basa en la actuación de los alumnos en condiciones reales. Mateo y
Martínez (2008) refieren a Khatri y Sweet (1996: 15), quienes sostienen que “los alumnos deben
estructurar las tareas objeto de evaluación, aplicar una información previa, construir respues-
tas y explicar el proceso que los ha llevado a determinada respuesta”. La evaluación auténtica
es propuesta por Herman, Aschbar y Winters (1992) y retomada por Díaz (2010). Este tipo de
evaluación se centra principalmente en el desempeño del alumno y valora los aprendizajes ob-
tenidos de tareas activas y complejas en situaciones de la vida real, por lo que alude a una eva-
luación contextualizada y una enseñanza situada, es decir, se enfoca en el proceso y no en los
resultados, como sucede en la evaluación sumativa. Es importante puntualizar la diferencia entre
la evaluación formativa y la sumativa para discernir la relación de esta con la evaluación auténtica
y con la evaluación basada en competencias. Scriven (1967) establece la distinción entre ambas y
varios autores la aluden. Álvarez (2003: 27) manifiesta que la evaluación formativa consiste en una
actividad cognitiva dado que se auxilia al alumno a “crecer y a desarrollarse intelectual, afectiva,
moral y socialmente”, por lo que la evaluación se coloca al servicio del aprendizaje. En lo que
concierne a la evaluación sumativa, obedece más al cumplimiento de objetivos administrativos
puesto que se centra en los resultados o para certificar el rendimiento académico del alumno al
terminar de cursar una asignatura, como lo indica Moreno (2016).
La evaluación por competencias surge en la época en que se reemplaza la sociedad de la
información con la del conocimiento. Mejía (2012: 32) menciona:
[...] es un paradigma curricular que prevé las necesidades educativas contemporáneas cimentadas en
el desarrollo pleno de los sujetos, la multiculturalidad, el advenimiento masivo de la tecnología, los
cambios climatológicos y sus repercusiones, la deformación sociocultural de los principios de jerarquía
adquisitiva de bienes materiales y la carencia evidente de valores del bienestar común.
Se puede deducir que para efectos de la evaluación por competencias, tras varias aporta-
ciones de teóricos especializados, el axioma de evaluación ha tenido conversiones conceptua-
les; la principal es que dejó de concebirse como objetivo de la misma y ahora se comprende
como un proceso, por lo que coincide con la evaluación formativa. Varios autores han realizado
distintas conceptualizaciones acerca de la evaluación por competencias, sin embargo, de todas
las acepciones actuales, la más aceptada en Iberoamérica y los países europeos es la propuesta
por Tobón(2013). Al respecto, este autor sostiene que la evaluación por competencias es “un
proceso que busca el mejoramiento continuo con base en la identificación de logros y aspectos
por mejorar en la actuación de las personas en la resolución de problemas del contexto” (2013:
24).
La evaluación por competencias se fundamenta en los lineamientos pedagógicos de la
evaluación integral, que radica en valorar el desarrollo cognitivo, procedimental y actitudinal
del alumno, los cuales constituyen los pilares de la Escuela Transformadora, así lo afirma Ia-
franscesco (2005). De igual forma, este autor señala que se basa en los dos principios de la
evaluación auténtica, ya que las competencias se evalúan en la acción y en situaciones reales. El
primer principio se refiere a que no se debe emitir una evaluación con base en lo que los alum-
nos resuelven en una prueba escrita al final del curso, puesto que se limitaría a valorar los saberes
declarativos y factuales; es necesario constatar sobre la marcha el desempeño del alumno ante
circunstancias complejas y contextualizadas. El segundo principio de la evaluación auténtica es
el planteamiento de situaciones cercanas a la vida cotidiana.
La evaluación requerida en la sociedad del conocimiento actual se conforma tanto de la
metodología cuantitativa y cualitativa, pero no de manera análoga, sino que una es resultado
de la otra; se cualifica para cuantificar. Dicho en otros términos, al exponer “La metodología
para evaluar competencias descansa en la premisa de la valoración y estimación cuantitativa y
cualitativa del progreso evidente de competencias diversas según criterios éticos y objetivos”
(Mejía, 2012: 33). Por otra parte, Tobón (2013) aclara que en el nivel de preescolar de la educa-
ción básica, se emplea únicamente la categoría cualitativa.
En relación con aspectos didácticos, Díaz (2010) presenta acciones que facilitan la ejecución
de la evaluación por competencias: definir la situación didáctica al alumno; diseñar actividades
que conduzcan a un proceso evaluador abierto; que propicie la evaluación de competencias en
sus diversas dimensiones, así como también la identificación del grado de los distintos compo-
nentes que conforman la competencia a evaluar, nominándolos indicadores de desempeño.
Además de conocer las vertientes metodológicas de la evaluación por competencias, tan-
to cualitativa como cuantitativa, y sus acciones didácticas, surge la cuestión acerca de cuáles
son los elementos que la comprenden. La respuesta de Tobón (2013) ante esta interrogante es
que son: el aprendizaje esperado a evaluar (SEP, 2018, 2011, 2006); las evidencias pertinentes o
pruebas de ejecución (ensayos, mapas conceptuales, informes de prácticas, informes de ensa-
yos, registros de roles, cartas, pruebas escritas, entre otros); la instrumentación para evaluarlas;
y los niveles de desempeño y acciones de mejoramiento para los actores involucrados en la
educación.
Otros aspectos relevantes en la evaluación por competencias son, en primer lugar: el ma-
nejo de diversos tipos de evaluación; el empleo de la evaluación por actores (heteroevaluación,
coevaluación y autoevaluación) y, de igual forma, se requiere la evaluación según su temporali-
zación (diagnóstica, procesual y final) y su funcionalidad (formativa). En segundo lugar destaca
el papel de la retroalimentación en el proceso de evaluación, hecha con asertividad; y finalmen-
[...] el currículo sociocognitivo complejo (Tobón, 2011), la quinta disciplina (Senge, 2000, 1994), el pen-
samiento complejo (Morin, 2000a), el paradigma sociocognitivo (Román y Díez, 2000, 1994; Román,
1999, 1998), la formación basada en competencias (Maldonado, 2001), la pedagogía conceptual (Zubi-
ría, 1998) y el aprendizaje estratégico (Pozo y Monereo, 1999).
trabajo colaborativo. Por otra parte, aunque se tengan las circunstancias para generar la eva-
luación socioformativa, antes de ejecutarla, se deben considerar los medios, recursos, claridad
de los criterios y fines, activación de mejoras continuas y procesos colaborativos. Es importante
acentuar que los criterios y fines se dan a conocer al inicio y deben estar sustentados en fuentes,
así lo afirma Zabalza (1997).
Consideraciones finales
La revisión analítica de los modelos de evaluación brindó la oportunidad de conocer las ven-
tajas y desventajas de los paradigmas de evaluación originados en las diferentes etapas que
comprenden la evolución de la evaluación educativa, con base en el recorrido histórico de la
literatura existente (Alcaraz, 2015; Mejía, 2012; Muñoz, 2007; Rivera de Mendoza y Piñero, 2006;
Mora, 2004). Distinguir las cualidades y los inconvenientes de cada modelo de evaluación fa-
cilitó la adquisición de elementos teóricos necesarios para rectificar la repetición de aquellas
debilidades que permanecen en el proceso de evaluación en la actualidad y, a su vez, replantear
acciones de mejora en la evaluación partiendo del enfoque más acorde a las exigencias de la
sociedad del conocimiento y del paradigma socioformativo.
En síntesis, el estudio analítico de los paradigmas de evaluación sirvió para comprender
la evolución de la evaluación y, por lo tanto, se deduce que las aportaciones brindadas por los
diferentes modelos analizados han influido positivamente en su evolución, dado que algunos se
complementan al retomar aquellos preceptos que seguían respondiendo a las exigencias pro-
pias del proceso de enseñanza – aprendizaje; en otros casos se contraponen, y decretan nuevos
principios que facilitan la mejora de la aplicación de la evaluación, como sucede en el caso de
la evaluación sumativa y la formativa. Asimismo, se concluyó que el paradigma de evaluación
que responde de forma más acorde y congruente a las demandas de la sociedad del conoci-
miento es el que promueve el enfoque socioformativo, debido a que incorpora varios axiomas
indispensables para ello, la inclusividad y el desarrollo sostenible (Juárez-Hernández, Tobón,
Salas-Razo, Jerónimo-Cano y Martínez-Valdés, 2019).
También se concluyó que la evaluación socioformativa es uno de los enfoques que más
ha contribuido a la evolución de la evaluación, puesto que reformula elementos teóricos y me-
todológicos que proporcionan mayor claridad y precisión en su aplicación, tanto en el ámbito
educativo como en el organizacional; algunas de sus contribuciones son: la retroalimentación
asertiva, la metaevaluación y la metacognición. No obstante, es necesario reconocer que tam-
bién retoma varios preceptos de los anteriores modelos, en concreto, de la evaluación alterna-
tiva y la auténtica.
Además, se advirtió que la evaluación socioformativa (Tobón, 2017) converge con la eva-
luación formativa (Moreno, 2016) en varios aspectos: el alumno se involucra en el proceso de
evaluación; el docente y el alumno comparten metas; se genera la retroalimentación y la me-
tacognición; se evidencia la progresión del aprendizaje dado que la mejora no se centra en los
resultados sino en el proceso. Aunado a ello, se retomó el planteamiento de la metacognición
desde el enfoque socioformativo a través de la prospección de la estrategia MADFA (Tobón,
2013), que consiste en poner en marcha acciones que propicien la metacognición durante el
desarrollo de competencias y al considerarse todos los procesos que lo comprenden, cogniti-
vos, procedimentales y afectivos.
El enfoque socioformativo, al reformular elementos teóricos y metodológicos, genera nue-
vas inquietudes para continuar la búsqueda de próximos hallazgos sobre el tema. Además, a
través del análisis de la evolución de la evaluación y sus diversos paradigmas, fue posible apre-
ciar que la retroalimentación también ha tenido su propia evolución. Resultaría importante y
oportuno estudiarla más a fondo dado el papel sustancial que desempeña para ejercer una
evaluación adecuada, particularmente en el marco del enfoque socioformativo.
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